Noche de Sangre [Évani Rivoire]

por **Al Andaluz Janssen** Dom Sep 07, 2014 1:09 am

Ya era media noche, y las calles de la ciudad se encontraban muy silenciosas, dentro de una pequeña y humilde casa una mujer solitaria todavía no podía dormir, estaba arreglando algunas cosas antes de poder descansar, desde la tarde se había puesto a componer los objetos de su difunta madre pero por su embarazo todo se estaba realizando con más lentitud que lo acostumbrado y por ese motivo ya era tan tarde.

“todavía me falta guardar las cajas que están afuera.. ¿y si lo hago en el día?, pero mi madre les guardaba con mucho afán a de tener algo valioso para ella... será mejor terminar bien todo” – pensó la mujer mientras estaba sentada un momento para descansar.

Pasando unos minutos, se levantó con algo de dificultad y con una lámpara en mano, salió de la casa para empezar a recoger unas cajas que estaban en el suelo del patio, pero había algo más ahí.

Se empezó a escuchar un ruido por las azoteas, Al se detuvo y se quedó un momento estática observando el posible lugar donde se estuchó el ruido sin poder observar algo.

-¿alguien en el techo?... ¿a estas horas? Es imposible- susurró mientras cargaba una de las cajas y la metía a la casa, volvió a salir sin dejar de mirar el techo y continuó ahora metiendo unas botellas vacías que usaba para practicar unos cuantos golpes en unas cajas, cerrándolas con un cordón para poder manejarlas más fácilmente, fue que sintió la pesadez de unos ojos observándola pero no sabía de dónde provenía.

-¿Qué rayos está pasando? ...- susurró mientras unos escalofríos recorrían su cuerpo y un miedo empezaba a invadirla, se había abrazado el abdomen como protegiéndolo ya que su bebé era el único familiar que estaba con ella (ya que sus padres estaban muertos y su amado se encontraba lejos en ese momento) y ya no quería tener más muertes.

por **Évani Rivoire** Mar Sep 09, 2014 6:00 am

Fiel a las enseñanzas de Max, me encontraba en una andar sigiloso en busca de alguien que me sirviera de alimento, lo cual no fue una tarea fácil. Debido a los inquisidores y cazadores que ahora pululaban en la ciudad, era complicado el alimentarse con frecuencia en una sola zona, por lo que me veia obligada frecuente a buscar nuevos barrios para evitar sospechas. Tras un buen rato de caminar por entre las sombras pude alimentarme de un joven que salía de realizar sus labores. ¿Que si aún sentía lo cargos de conciencia que conllevaban aquellos actos? Claro que si, pero ya me había hecho a la idea de que esta sería una forma de vida ineludible, y si no quería morir de inanición tenía que dejar mis juicios morales para después. Bebí lo suficiente para sentirme satisfecha sin llegar a terminar con su existencia, luego arrastré el cuerpo inconsciente a unas banquetas en medio de una plazuela para que fuera encontrado y llevado a un lugar seguro. Max me regañaría por hacer algo como eso sin duda.

Mientras dejaba que los remordimientos hicieran presa de mi-como era usual- decidí dar una vuelta. Sería imposible el ir a casa y obtener un momento de paz. Siempre dejaba que mis pensamientos me llevaran a imaginar a la víctima con una familia, podía hacerme a la idea de que alguien le buscaría y lloraría. Creía que en un momento, alguien iba a ir a por mi para hacerme los reclamos del caso; pero hasta ahora me había asegurado de ser lo suficientemente cuidadosa como para evitar que cualquiera de mis actos dejara evidencia que me inculpara. Ahora me encontraba vagando por un barrio escasamente concurrido, no tenía nada especial para mi, hasta que sentí un aroma muy familiar. Aquello me desconcertó. No solía cruzarme con nada que me trajera recuerdos de mi vida reciente, sobre todo porque prefería evitarlos. Sin embargo conforme avanzaba podía percibir esa esencia de manera más insistente. Me subí a un tejado aledaño para analizar desde otra perspectiva la escena. Desde esa nueva posición, fué sencillo notar el origen de aquel aroma. Una mujer. Rápidamente volvieron a mi mente aquellos días de "entrenamiento" con Max dirigiendo mis acciones, me indicaba lo que debía hacer para dejar a mis víctimas con vida. ¿Se imaginaría ella que tuvo mucha suerte aquella noche? Pero había algo extraño en la mujer. A pesar de mi excelente visión tardé unos segundos en notar su estado actual de gravidez. Uhmmm...¿sería prudente acercarme a ella?. No podía perder nada.

De un brinco me puse en pie a varios metros de ella. No sabía lo que me impulsaba a hacer eso, curiosidad o simple estupidez tal vez. Me fuí acercando a ella muy despacio-Buenas noches...-Usé un tono amable para evitar que se asustara aún más-¿Te asusté?-Con voz fingidamente inocente, dí unos pasos más hacia ella. Mirándole con cautela para ver si había alguna reacción agresiva. No esperaba que me recordara, pero no quería correr más riesgos.

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