Vamos a intentar pasarlo bien||Privado||

por **Anastasia Fouged** Mar Sep 09, 2014 10:53 am

Vamos a intentar pasarlo bien

| Septiembre | Madrugada | París |

|Playa| Privado | 00:30 | Edmon

Había fiesta en la playa de gente joven, gente "pobre" por decirlo de alguna manera ya que obviamente nosotros no teníamos el dinero que tenían los ricos para hacer fiestas de lujo en las casas contratando gente etc eso encima era mucho más aburrido nosotros sabíamos divertirnos mucho más sin duda. Me habían dicho unos amigos que la fiesta era a las 00:00 que iba a ver alcohol fuego y buen ambiente, yo obviamente decidí ir ya que habia terminado mi turno en el Burdel podía permitirme un descanso y divertirme ¿no? Me cambie antes de venir para ponerme algo mas cómodo, un vestido blanco corto y escotado, aquí no tenía porque vestir con finura ni nada por el estilo estaba en mi ambiente, en mi mundo y me vestía como quería.El pelo lo tenía suelto pero tenía una corona de flores puesta que pegaba perfectamente con el vestido y el ambiente. Cuando llegué a la playa empecé a ver el fuego que habían echo con madera para poder alumbrar todo y se veía a muchisima gente, de todo había prostitutas que conocía, gitanos, gente de mi barrio en general gente humilde a la cual conocía a casi todo el mundo. Me quité los tacones para sentir la arena en mis pies, era una sensación que me encantaba, ademas que los tacones cuando llevabas mucho tiempo son odiosos y fui hacía donde estaba todo el mundo.Empecé a saludar sonriendo mientras iba en busca de algo de beber sin duda lo necesitaba, necesitaba alcohol en las venas bueno tampoco tanto pero...si un whisky.Llegué a donde estaba Matt y le dije que me diera un Whisky cargado con hielo y me dio el vaso pero al instante me lo bebí de un trago, sentí como el ardor pasaba por mi garganta pero era algo que daba placer que me gustaba sentirlo ¿había dicho que necesitaba beber? pues lo repito.Le dije que me lo rellenará y eso hizo, aunque me dio una advertencia pero pase olímpicamente de ella no era nadie para decirme si beber o no, además que yo ya era mayorcita. Cuando me dio el vaso empecé a caminar al rededor del fuego para verlo, me encantaba ver las llamas consumirse, no era piromana ni nada por el estilo simplemente me relajaba ver el fuego y encima era tan irónico que estuviera a lado del mar, dos elementos opuestos, aunque bueno los polos opuestos se atraen ¿no? bueno o al menos eso dicen yo tampoco era muy científica

p l z ☯

por **Darren O'Reilly** Mar Sep 30, 2014 9:12 am

El mar había sido siempre una de esas pocas cosas a las que Edmond, en su milenaria vida, le había dado el valor y respeto merecido. El inmenso océano es imponente, oscuro y peligroso, características mismas que casi cualquiera le otorgaría al vampiro, y era quizás por ello que lo apreciaba, porque lo veía como a su igual. Además, era capaz de brindarle múltiples placeres. Las hermosas playas le obsequiaban a su vista un paisaje que admirar, sus cálidas o frías aguas un refugio para muchas diversiones o simplemente un solitario lugar donde analizar sus preocupaciones. Esa noche en particular se estarían haciendo compañía, solos y a la vez rodeados de tanta gente.

A las orillas de la playa se llevaba a cabo una gran fiesta, adolescentes y adultos jóvenes, en su mayoría gente de clase humilde, aunque había algunos que, como él, siendo de clases sociales superiores, se camuflaban para pasar el rato. Él, por su parte, no había llegado allí para obtener diversión, de hecho había ido al mar con intensiones de tener un momento a solas, pero el destino como cosa rara le había jugado una mala pasada. Para cuando se dio cuenta lo que allí ocurría, hizo un par de paradas en el centro, buscando ropa adecuada para una fiesta playera nocturna.

En ese momento pasaban de la medianoche, el lugar estaba abarrotado de gente, todos conglomerados alrededor de la fogata, bailando, charlando con amigos, bebiendo. Mientras tanto, el solitario vampiro vestido únicamente por un ligero pantalón blanco de algodón y una camisa de igual color y material la cual llevaba abierta por completo dejando a la vista su piel de tonalidad bronceada y el oscuro vello que cubre su pecho. Con ojo vigilante observaba todo a su alrededor: el chico de las bebidas, dos rubias ebrias que comenzaban a coquetearse, una pelirroja prácticamente desnuda que se insinuaba descaradamente a un moreno que a su vez le coqueteaba a un chico pelinegro.

Dejo de mirar por unos 30 segundos, el tiempo necesario para tener en sus labios un cigarrillo encendido, y volvió a pasar la mirada ahora en reversa. La pelirroja se iba echando chispas de la fiesta mientras su amigo moreno le dedicaba una caricia y una sonrisa al pelinegro, las rubias se rozaban con timidez y torpeza los labios, se notaba era la primera vez que intentaban un acto lésbico y aquello distrajo la atención del vampiro por más tiempo del necesario, observándolas luego jugar entre sí con sus lenguas. ¿Sabían esas rubias lo duros que tenían a más de uno en aquel campamento, él incluido? Alejó su mente de aquella visión y volvió hacia el chico de las bebidas.

Una preciosa morena estaba a su lado, le pedía que le sirviera, se bebía el trago a fondo y pedía repetición. El chico de las bebidas le dada una advertencia y ella se alejaba sin prestarle la más mínima atención. Era guapa, mucho; pechos perfectos, caderas anchas, cintura delgada, un color caramelo precioso en su piel. Si las rubias lesbianas lo habían puesto duro, esta preciosa morena seguro que le terminaría de subir la temperatura a su cuerpo. Ella se encontraba en el estrecho entre la playa y la fogata, dando una mirada a la última, perdida en sus pensamientos y, sin saberlo, dándole la espalda al vampiro, ofreciéndole una visión perfecta de su trasero y su delicada espalda.

La joven vestía también de blanco, un vestido demasiado corto y demasiado escotado acorde con su trabajo, llevaba su trago en una mano y sus tacones en la otra; él por su parte sólo llevaba su trago en las manos y su cigarrillo en los labios. Con paso lento se acercó a ella hasta detenerse a su lado pero ella parecía estar metida en sus propios pensamientos. Decidió darle su tiempo, dejar que ella notara su presencia por sí misma en lugar de quedar como el acechador, la bestia que acorrala a su presa, aunque en realidad así fuese.

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