|| Nuestro Efímero Pedazo de Eternidad +18 || Fleur Blanche ||

por **Achilles** Dom Oct 26, 2014 12:39 pm

Recuerdo del primer mensaje :

La madrugada yace en el pináculo de su momento cuando el astro lunar despide aquellos rayos platinados que iluminan un sendero callado y desolado. Los aires que son fríos cuelan ligeras cortinas de polvo que se acompañan del sonido de unos pasos provenientes de una escena oscura donde aparentemente el andar es lento y la luz de uno de los focos públicos no es suficiente para iluminar a los protagonistas.

-Pronto llegaremos al que será nuestro hogar- Unas palabras rompen con la incógnita al mostrar dos siluetas amorfas que al toque con la luz de las calles parisienses se puede visualizar a una pareja que consta de una hermosa mujer de rasgos asiáticos y ropas maltrechas; como espejo, yace un altivo varón de ropas finas y de facciones perfectas. Vistiendo solo a camisa y corbata pues su saco yace cubriendo la fisionomía femenina.

Conforme los segundos pasan la pareja se acerca a una de las viviendas mejor acomodadas en la ciudad. Carente de sirvientes pero siendo una edificación imponente. Tres pisos, gran jardín principal, muros que surcan su perímetro y una reja que no tarda en interponerse entre los dos jóvenes –Ven, aquí es- susurra de nuevo el de ojos grises, siendo él mismo quien abra la puerta para darle paso a su bella acompañante.

Rápidamente cruzan el pórtico hasta llegar a la puerta, sin embargo, antes de esto el de piel blanca toma con ambas manos el rostro de la fémina, susurrando –Ahora empieza nuestra vida juntos… Tu decisión es quedarte a mi lado, pero también si deseas irte lo podrás hacer. Aquí no hay cadenas, solo cuidados para ti… Quiero que seas feliz- una sonrisa efímera se esboza de su rostro para entonces besar la frente de la asiática y así, la puerta del recinto es abierta.

Dando lugar al comienzo de una nueva vida.
Una para ambos.

por **Achilles** Miér Nov 05, 2014 8:58 am

Con toda calma los dedos del inmortal empezaron a acariciar las piernas de la hermosa asiática como ligeros cosquilleos mientras se disponía a darle repetidos besos en sus carnosos labios, tirando del inferior de estos con suavidad a la par de irse embriagando con la esencia tan pura que despedía la mujer que le había robado un alma que ya creía perdida, pero que ahora es entera y totalmente para ella.

-Lin te trae buenos recuerdos.. Fleur no estoy seguro.. Puedes elegir otro si así lo deseas. Te llames como te llames, siempre serás tú y te amo por eso- le dictaminó una vez que su mano derecha le hizo una suave caricia en su nariz. Con toda calma y acompañado de un suspiro, Achilles siente como su piel fría choca con la tibia de ella, su cuerpo poco a poco se va colocando sobre ella mientras decide llevarle un camino de besos que nacen desde su oreja y van viajando a través de su cuello, sus senos y vientre. Esta vez de arriba hacia abajo.

De pronto, ambas manos toman las piernas de la preciosa chica, volteándola boca abajo en la cama para luego ser él quien se disponga a dar un suave masaje en su espalda, dando besos detrás de su nuca y espalda de manera aleatoria y efímera conforme cada presión muscular se lleva a cabo en busca de que la preciosa musa se relaje –Quiero consentirte- confiesa con susurro, postrando sus manos en la espalda baja de su mujer para así empezar a presionarle ovaladamente con sus pulgares en la zona.

Las rodillas del sabio le sirvieron como soporte, colocándose a los costados de la doncella y sentándose con cuidado en sus muslos para evitar lastimarle con su peso. La respiración del castaño se vuelve un poco agitada y su pecho delata esto debido a la excitación que resurge en él. La verdad es que tenerle desnuda y a su merced es algo que lo enloquece, tanto que su miembro totalmente engrosado y alargado empieza a rozar el trasero de su amada.

por **Fleur Blanche** Miér Nov 05, 2014 3:18 pm

Asintió a las palabras del mayor con una tímida sonrisa, sintiéndose feliz de escucharlas. Pocas cosas le habían hecho sentir algo bueno que aún perdurara en su memoria, y sin embargo, sabía que estos instantes que compartiera con Achilles, jamás los olvidaría, pasara lo que pasara.- Podemos elegir uno juntos... uno que sólo tú conozcas y marque el inicio de mi nueva vida, nuestra nueva vida. -Murmuró mientras se daba la vuelta y quedaba boca abajo sobre el colchón.

Pronto sintió el peso del cuerpo ajeno, que se notaba evitaba recaer todo sobre ella para no molestar ni hacerle daño alguno. Era tan diferente el cómo la trataba el vampiro a como la habían estado tratando durante años... cada gesto por su parte, era un regalo, un deseo que no sabía tenía hecho realidad, una súplica silenciosa escuchada.

Las manos del contrario fueron viajando sobre su piel, primero como unas dulces caricias, provocando cosquilleos por cada rincón que rozaron, erizando el vello invisible de su piel con cada descarga que provocaba el contacto entre los cuerpos de ambos. Luego se intensificó con la presión adecuada, atendiendo a sus zonas más cansadas. Desde luego que la consentía, como nadie hizo ni haría jamás. Sólo él podía tratarla así, de ahora al fin de sus días.

Cerró los ojos, relajándose con el tierno masaje que le proporcionaba su hombre, ralentizando su pulso y respiración, acompasándolos con los movimientos circularse de los pulgares ajenos. Dejó escapar un tranquilo y apacible suspiro, justo antes de notar el sexo del mayor rozarse con sus nalgas. No podría confundir esa parte de la anatomía de Achilles con ninguna otra, no sólo por la diferencia de temperatura, sino porque parecía buscar el roce con ella de una manera distinta, insistente y apasionada. Se mordió el labio y giró el rostro para mirarle de soslayo, intentando que no se tiñeran de color sus mejillas con poco éxito.

por **Achilles** Lun Nov 10, 2014 11:39 am

Poco a poco el vampiro siguió hundiendo sus manos contra la espalda y parte baja de esta en el cuerpo de su amada Fleur. La presión evidentemente buscando liberarla de todo el estrés así como llenarla de mimos estaba cumpliendo con su propósito, por lo que al escuchar las palabras de la musa, éste le responde –Si ese es tu deseo lo discutiremos luego…- su espalda se arqueó y empezó a llenarla de besos, empezando en su cintura, subiendo por toda su espina dorsal hasta estacionarse tras su nunca, mordiendo luego el lóbulo de su oreja al susurrar –Quiero hacerte el amor-

De pronto, el miembro grueso y alargado del vampiro poco a poco empieza a abrirse paso una vez más a través de la cavidad de la musa. Sintiéndose atrapado por sus paredes húmedas y tibias bajo la unión de ambos cuerpos en uno solo.

Un gemido sale desde su garganta y sus manos le toman de las caderas para así recostarse sobre ella sin interrumpir la unión de los cuerpos, empezando un movimiento de vaivén que le brinda la exquisitez de sentir como la pasión se desborda y el placer empieza a dominar su inmortal cuerpo, estallando en miles de sensaciones que le hacen roncar cual toro contra la oreja de Fleur, mordisqueándola por inercia así como acariciándole de forma lujuriosa todo su cuerpo.

Los movimientos son suaves, las siluetas de estos dos amantes se roban el protagonismo al verse dibujadas en las paredes debido al reflejo de los rayos lunares que entraban por la ventana. Las embestidas suaves que mueven con toda calma el cuerpo femenino así como la cama evidencian esa pasión que suelta Achilles en cada caricia, cada beso y cada segundo compartido con la mortal que lo ha vuelto prisionero de sus besos.

por **Fleur Blanche** Miér Nov 12, 2014 11:50 am

Asintió despacio, temiendo que si despegaba los labios para responder, un gemido de placer por el masaje recibido en sus hombros, espalda y zona abdominal, así como por el conocimiento de esa prominente erección rozándose contra ella, escapara de sus labios.

Los ojos de la asiática se abrieron ligeramente al escuchar la manera en que el mayor le decía que quería hacerle el amor. Ni si quiera había soñado alguna vez con que le dijeran algo semejante. Se había resignado a vivir como prostituta, pasando de mano en mano como una jarra de cerveza. Y sin embargo, allí estaba, en una mansión enorme, bajo un hombre que la colmaba de atenciones y caricias. Podría estallar allí mismo de felicidad, y sin embargo la excitación la retenía en el mundo físico, presa de aquel fuerte cuerpo que la reclamaba y al que ella se quería entregar.

En cuanto la erección se coló entre los muslos de ella y le presionó el sexo, empezando a penetrarla, dejó de ser capaz de contenerse y jadeó con fuerza, encogiendo los brazos que hasta hace nada permanecían estirados junto a su cuerpo. Levantó un poco el torso, colando las manos bajo éste y se sostuvo con los antebrazos sobre el colchón.

Giró un poco el rostro, queriendo mirar al vampiro que la poseía de manera tan intensa a pesar de ser cuidadoso en aquella ocasión. Del ser que la llenaba por dentro y calentaba no sólo su cuerpo, sino su corazón. Su respiración agitada buscaba una manera de calmarse y como pudo reclamó un beso de los finos y ansiados besos de su amado Achilles. Quería compartir con él cada instante, cada recuerdo de ahora en adelante. Arrugó la ropa de cama entre los dedos y apretó las nalgas, queriendo otorgarle mayor placer.

por **Achilles** Miér Nov 19, 2014 12:23 pm

Casi como un desespero el vampiro empezó a tomarle fuertemente de sus caderas cada vez que se adentraba y salía de ella. Su espalda se encorvó de tal forma que besaba la parte baja de Fleur, subiendo por su espina dorsal con varios besos y quedándose en su nuca para sentir como cada vez era más profunda esa unión entre los dos.

Sus ojos se cerraron y un suspiro salió de su garganta cuando de pronto la velocidad empezaba a ir subiendo gradualmente. Aquella disciplina que tres mil años le habían brindado solo sirvió en ese momento para no dejar salir ese lado animal y poseer el cuerpo de su amada con toda la pasión que guardaba dentro de su frio cuerpo. Esta vez sería diferente, le haría ver que tanto la ama y eso sería entregándose de una forma tan pura como la que estaban experimentando.

Con toda suavidad se separa de ella para entonces voltearla y de esta forma arrojarse a sus brazos, quedando frente a frente mientras ella quedaba resguardada entre sus brazos y acostada sobre la cama. Sus manos ayudan a separar las piernas de la asiática y de esta manera vuelve a adentrarse en ella, envolviendo su miembro con la humedad y calidez del sexo ajeno, extasiando cada centímetro de su cuerpo que refleja un efímero titubeo una vez que el ritmo empieza a crecer, llevándole a besarle con pasión.

Ahondando en cada beso, mordiéndole el labio inferior entre cada respiración y tomándole con demanda de la cintura el vampiro decide ir alimentando ese placer al llevar la pasión por delante y embestir a su ferviente amante con más fuerza, sintiendo ese cosquilleo sublime al tener los senos de ella rebotando por el efecto de esto así como las respiraciones que su musa suelta, llenándolo de una excitación que fácilmente puede ser percibida.

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