Re: La ninfa y el demonio || Privado

por **Karen Nygard** Lun Nov 10, 2014 8:43 pm

La taberna había resultado ser el mejor lugar que pudo encontrar para analizar al menos un poco su nuevo botín. El libro que tan ansiosamente hojeaba era nada más y nada menos que uno acerca de nigromancia; él cual consiguió de manera un poco arriesgada en una tienda de antigüedades.

El color rojo de la pasta le llamo desde que paso por el escaparate de la tienda; Yuri también había percibido algo interesante en aquel libro y por eso se habían decido a entrar a la tienda. La hechicera fue recibida por una mujer ya de apariencia anciana que de inmediato le invito a ver todo lo que quisiera y por supuesto, a adquirir alguna cosa que fuera de su agrado. Vanya paseo de manera casual por la tienda, teniendo en cuenta de que su único objetivo era hacerse del libro sin parecer que iba exactamente por él. La anciana le seguía con la mirada y la rusa sabía a la perfección el motivo; la mujer también era una bruja, por eso fue que Vanya dedujo que se acerco a ella justo en el momento en que tomaba el libro entre sus manos y hojeaba las primeras páginas.
– Ese libro, es solo parte de la decoración. No esta a la venta – Una sonrisa amable le fue dirigida a Vanya, que sintió arder en su interior la ira y las ganas de ofrecer todo su dinero a aquella vieja con tal de tener en su poder un libro más. No era capaz de dejar escapar la posibilidad aunque remota, de encontrar la manera de traer a Yuri de regreso. Con la misma sonrisa que la vieja le ofrecía fue que dejo el libro de regreso en su lugar y cuando la mujer le dio la espalda, lo tomo nuevamente antes de salir corriendo con velocidad de aquella tienda.

No fue consciente de si la mujer daba aviso a otros de que le robaban, o si había tenido la oportunidad de hacerle algo antes de que saliera de aquel lugar, pero igual el riesgo valía completamente la pena. Después de creer alejarse lo suficiente; Yuri, su querido hermano hizo acto de presencia solo para decirle que era una tonta por arriesgarse de esa manera y de forma poco inusual, los hermanos terminaron peleando así que seguramente Vanya tendría la noche para ella misma, dudaba en serio que Yuri fuera a perdonarla tan pronto por ponerse en peligro por él.

Con las ansias de comenzar a descubrir los secretos ocultos en el libro de color rojo que prometía tanto, termino por entrar en una taberna y ocupar una de las mesas más solitarias, lo suficiente como para que nadie le impidiera disfrutar de un trago al tiempo que examinaba la adquisición. Las primeras hojas no le brindaban información que desconociera, todo lo que leía ya lo sabía por otros libros pero estaba segura de que nunca estaba algo de sobra, siempre podía encontrarse algo nuevo, esperando por ser descubierto por ella y para pasar de un libro a la pequeña libreta que cargaba para sus anotaciones personales.

No sabía exactamente cuanto tiempo llevaba en la taberna, pero para cuando comenzó a sentirse realmente incomoda sabía que quien fuera que la observaba, ya llevaba un buen rato haciendolo. Los ojos de la rusa se enfocaban únicamente en la lectura del libro aunque cada vez le resultara más complicado concentrarse con esa penetrante energía que parecía estar atravesándola por completo. Suspiro, fastidiada de aquella sensación y dirigió la mirada así como su molesto gesto en dirección a esa extraña fuerza solo para descubrir a un hombre. La mirada fija y esa manera de mantenerla aún a pesar de que ella lo observara fue lo que le hizo sonreír de manera ligera. Cerro el libro de manera automática, mientras que sus ojos se mantenían sobre los ajenos simulando un juego que no pretendía perder. En medio de esas miradas, el hombre hizo una seña para que se acercara que Vanya no pudo rechazar y después de guardar el pequeño libro donde estuviera a salvo, se dirigió a la mesa del desconocido.

Camino sin dejar de observar aquel par de ojos que le habían llevado a interesarse en un inicio y de manera despreocupada tomo asiento en la mesa y suspiro.
– ¿Siempre observas de manera tan descarada a todas las mujeres? Es una grosería hacer eso – enarco la ceja y sonrío –existen otras maneras de atraer la atención de alguien – Agradecía que Yuri se encontrara molesto; si su hermano estuviera presente en esos momentos, le arruinaría por completo la diversión.

por **Vaughn Rosenstock** Miér Ene 07, 2015 12:19 am

No iba a dejar de observarla. El brujo no se privaba de esos placeres. Si tenía placer visual no se lo negaría, sin importar si le agradaba o no a la persona con la que se encontraba. Se trataba de alguien descarado, de un hombre cínico que había ido a tomar una copa, pero también buscaba poder llevarse a una mujer a la cama. O quizás dos. No se negaría de ninguna de las dos maneras. Lo que más le agradó fue notar la energía que manaba de la exquisita figura femenina. Se notaba que había algo en ella. No se necesitaba demasiado para captar que era una igual a él, en el aspecto de energía y magia, nunca se le compararían, y tampoco asemejarían, por más de una cosa, iniciando por el sexo. Ellas el sexo débil, o así decían algunos, porque él lo sabía, lo entendía, si los hombres se dejaban engañar por un par de caderas, terminarían perdidos, y ni siquiera la magia más poderosa los podría sacar de ese embrujo. El cantoneo ajeno para caminar le resultaba llamativo, y también excitante, por esa razón sintió que en su entrepierna algo comenzaba a despertar. Interesante, no cualquier mujer le lograba hacer aquello.

La sonrisa cínica y descarada del hombre se amplió incluso más. Se relamió los labios. La forma en que le había hablado le hizo sentirse más que enojado, entretenido. Se acomodó el cuello de la camisa antes de tomar el vaso del trago.

— No, no a todas, no llegué a creer que usted se consideraba igual que el resto, creo que mi visión me falló, me gustan las hembras únicas — Alzó la copa para ella, de esa forma dejaba en claro que estaba brindando por ella, por el encuentro que estaban teniendo — Las groserías dependen de quien las vea ¿no lo cree? Por ejemplo, para mi sería una grosería no verla cómo si quisiera llevármela a la cama, así que me comporté como era debido — Dio dos palmadas en el espacio que se encontraba a su lado, clara seña que la estaba invitando a tomar asiento con él. Incluso el más tonto se daría cuenta. — ¿Prefiere pasar desapercibida? Creí que a las mujeres les gustaba ser apreciadas — Negó — No creí tener tantas equivocaciones hoy — Chasqueó la lengua.

— ¿Para que necesito otro tipo de atenciones para llevar tu interés? No te quiero para casarme, si te encuentras en un bar de esta manera es seguro que no, no seas una mujer honrada, y que tampoco sigas los protocolos — Negó rodando los ojos observando a su alrededor — Las brujas buenas tampoco acuden a este tipo de lugares, así que cuéntame, qué te trae por aquí, parecías entretenida — La observó con el semblante sereno y luego sonrió divertido — Soy curioso como un niño, siempre quiero saber, cuéntame de ti, empezando por tu nombre, claro, si puedes compartirme tal información, sino ya veré como la consigo sin necesidad de obligarte — Movió sus cejas de forma sugerente.

por **Karen Nygard** Dom Ene 18, 2015 12:01 am

Se merecía un poco de diversión, de vez en cuando se aburría de solamente estar buscando el conocimiento en los libros, por eso era que ante la mirada masculina optaba por apartar el libro y enfocarse en lo que parecía ser mucho más prometedor. La mirada ajena parecía estar atravesando su cuerpo, recorriendo cada parte de la anatomía femenina como si pudiese ver por entre su ropa. Vanya se acercó a él sin detenerse a cuestionar si lo que llevaba a cabo era lo más apropiado, pero la idea de después platicarle a Yuri todo aquello solo para que rabiarara le empujo a caminar hasta la mesa del hombre y tomar asiento.

Una sonrisa juguetona apareció en los labios de la bruja y se mordió el labio antes de observar al hombre nuevamente. Aquel era un ejemplar único, exquisito y eso se veía a simple vista.
– No es que me considere igual a las demás, simplemente que en mi experiencia, lo hombres suelen observar cualquier par de caderas que ven pasar cerca y si no lo he tomado más que como parte del resto eso se debe a que no estoy segura del tipo de – solo una risita – hembras que le gustan – de cierta manera y de una forma muy particular se sentía halagada por aquellas sinceras palabras masculinas. Tampoco era capaz de negar que no le parecía del todo una grosería que aquel hombre le mirase, de hecho, podía dejar que él mirara tanto como quisiera de ella pero eso sería, más delante.

La manera tan clara de hablar de aquel hombre le provocaba curiosidad. Generalmente Vanya buscaba el conocimiento entre los libros, en letras que era capaz de comprender mediante la lectura y sin embargo aquel espécimen masculino le permitía experimentar una curiosidad diferente.
– Así que de esa manera me esta mirando – hizo alusión a la manera en que el hombre aseguraba desear llevársela a la cama – pues lo siento, yo no suelo entender simplemente a base de miradas. Entiendo mucho mejor con palabras y actos, así que gracias por dejarme en claro ese punto – un nuevo gesto le llevo a levantarse del sitio donde se encontraba sentada, demostrando de esa manera que él no era el único que se hallaba interesado en el otro y sin más, la bruja se sentó a un lado de aquel cuerpo masculino, quedando muy cerca. Cualquiera que les mirase, juraría de hecho que eran conocidos de antes, cuando en realidad apenas llevaban unos minutos en contacto – Me gusta ser apreciada, siempre que quien lo haga resulte tan interesante como usted porque vera, no todos los hombres lo son. Usted tiene la ventaja de ser interesante y atractivo – aseguro sin duda alguna en su voz.

Enarco la ceja ante aquellos comentarios. “Las brujas buenas” así que sin más pensaba soltar las cartas de la naturaleza de ambos, sin ninguna sutileza. Pues si las cosas iban a ser de esa manera, que lo fueran.
– Si me encuentro en este lugar es porque esta bruja que evidentemente no es buena, no tenía ningún otro sitio al cual entrar para poder verificar algunas cosas que – levanto su mano y con el dedo indice le delineo el mentón – no son de su interés – y aún con esa respuesta, le pedían información respecto a quien era de manera general. Negó divertida y sonrió al ver aquella manera en que el hombre se dirigía a ella – Puedo compartir información sobre mi, si no pensara hacerlo no hubiese aceptado la invitación para venir hasta aquí ¿no lo cree? – suspiro entonces, sin apartar su mirada de la ajena – Mi nombre es Vanya Corman y me encontraría encantada de saber ¿Cómo es que te llamas tu? y ¿Qué es lo que haces en este sitio? – si bien los hombres iban a lugares como aquel por un solo motivo, Vanya sentía esa curiosidad que no podía apaciguarse hasta que fuera capaz de decir que conocía a aquel brujo, o al menos varias facetas de él.

por **Vaughn Rosenstock** Sáb Feb 07, 2015 2:53 am

No lo negaría, le satisfacía de sobremanera el acertar a lo que creía ver. Sin duda alguna su interlocutora era una joven con carácter, que no era una niñita buena, y que sabía lo que quería, y lo buscaba. Eso le da ventajas. A él le fastidiaba en demasía estar rodeado de mujeres puritanas, le aburría, le caían mal. El hecho de no disfrutar la vida con todo y la primitiva base humana, le resultaba una burla a lo que eran. Los humanos estaban tan acostumbrados a esas leyes, a esos protocolos y formas de ser tan monótonas, él no seguía esas reglas, nunca lo haría, por eso iba a construir un futuro donde él gobernaría, licántropos, vampiros, y cambiantes estarían bajo su poder. Nadie podría dudarlo, cuando el hechicero se proponía algo, lo cumplía, de eso no existía duda alguna. Entonces sí, estaba encantado con su elección aquella noche. Se divertiría, saldría de su rutinaria vida para poder darse un poco de placer, y lo mejor de todo es que sabía su hermano lo aprobaba.

Vaughn sintió la energía de su hermano avanzar a su alrededor. El aire frío que chocaba contra su figura le indicaba que aquel fantasma aprobaba la presencia femenina. Entre ellos se entendían. Muchas veces el hechicero había alejado a la muerte de él gracias a ese que esperaba posteer un cuerpo.

— No puedo tomarme de halago que digas que soy único, interesante, etc, etc, porque evidentemente lo sé ¿no lo crees? — Le movió las cejas, se estaba comportando de forma petulante, pero no importaba, así era él, una criatura que conocía la parte buena y mala de su persona, pero estaba seguro de algo, él era importante, único, y nadie se asemejaría a como era. ¡Nadie! Él y su hermano habían hecho cosas que nadie imaginaba, y encima de ello, lograrían hacer temer a cualquiera. Buscaba atemorizar, porque de esa manera se controla más a los demás. El miedo ocasiona poder, el miedo ocasiona riquezas. El miedo lo es todo cuando se quiere estar muy por encima del resto.

— No es mucha ciencia el saber que hago aquí. Me tomé el día libre, quería una copa fuera de casa, y encontrar a una mujer atractiva para llevármela a la cama, tengo ganas de follar hasta el cansancio. ¿Qué dices? Tu boca parece estar dispuesta a adornar mi miembro, y tu cuerpo a subir y bajar sobre mi, tienes una buena estatura, te puedo manejar con facilidad — Amplió la sonrisa. ¿Para que se iría por la tangente? Era evidente lo que quería, con quien lo quería, y en el momento que lo quería. Alzo la mano para pedir otra de la bebida que estaba tomando. Tomar un par de copas siempre elevaba un poco más el libido, él deseaba estimularla a ella. Lo tendría a ella, y estaba seguro que no sólo esa noche, sino en más de una ocasión.

por **Karen Nygard** Sáb Feb 21, 2015 10:19 pm

Que hombre con quien se había topado. Cada palabra que salía de sus labios, intrigaba mucho más a Vanya y estaba de sobra decir que le hacía querer saber mucho más acerca de lo que le llevaba a ser tan confiado, tan arrogante pero tan atractivo y claro, seductor. Era en parte su forma de hablar, de mirarla, la seguridad; una mezcla bastante peculiar, la que le hacía diferente al resto.

Se rió divertida cuando él aseguro saber todo aquello que le había dicho. Definitivamente pertenencia a un grupo de hombres con los que nunca antes la rusa se había topado y él, era el espécimen correcto para comenzar a examinar a los de esa clase.
– Claro, puedo comprenderlo. Aunque fingiré creer que se lo ha tomado como un halago, no trate de arruinarme eso porque ya lo sepa ni porque seguramente otra mujer se lo dijese antes, sino que será un halago simplemente por el hecho de que se lo he dicho yo – si pensaba comenzar a sacar sus aires de importancia, más le valía estar preparado para los que se daría la bruja. No estaba segura con que clase de mujeres se había topado él antes, pero si de algo estaba segura era que nunca se había enfrentado a una mujer como él.

Cuando algo llamaba la atención de Vanya, tal como él lo estaba haciendo en ese momento, ella no descansaba hasta obtener todas las respuestas y no escatimaba en acciones, dinero o cualquier cosa que le ayudara en su cometido.

La sinceridad masculina salir a relucir nuevamente cuando parte de sus preguntas fueron respondidas por aquel brujo. Ella no era esa clase de mujeres que se avergonzaban por seguir los instintos más básicos de la naturaleza humana, muchos menos por simplemente escucharlos. Que dijera aquellas cosas, no garantizaba que de verdad fuera a actuar, aunque a ella le encantaba pensar en que podía actuar y eso, satisfacer a ambos por lo que veía.
– Has respondido a una de mis preguntas, pero aún no me has dicho la que quería saber de verdad – sonrió de medio lado – después de todo, la otra ya la sospechaba y creo que saber el nombre que tocara gemir es mucho más importante ¿No crees tu? – aguardo a que la bebida del hombre llegara y sin pedir permiso alguno porque de seguro a él no le importaba, la tomo para beber algo de lo que contenía – Pero también debo decirte, que tu manera de pedir las cosas es terrible – suspiro como si sufriera terriblemente – Esa clase de cosas solo se preguntan a las brujas buenas – le miro fijo – A brujas como yo, simplemente te las llevas de este horrendo lugar sin preguntar tonterías o – se encogió de hombros – te las ingenias para hacérselo en lugares como este – coloco una mano en la mesa y recargo su mentón en la palma de ella, observando al brujo aquel – Así que, ¿Dónde es que tienes planeado follarme? o ¿Quieres que sea yo quien te diga que hacer? – termino por preguntar entre risas.

por **Vaughn Rosenstock** Jue Mar 19, 2015 10:31 pm

Nunca se equivocaba, aquello que veía, lo que claramente le llamaba la atención, jamás le dejaba pasar un mal rato. El brujo tenía un buen ojo clínico. Le gustaba la tranquilidad, sí, y la mayor parte de su tiempo lo invertía en el fantasma de su hermano, pero aceptaba que era bueno juzgando a las personas, y por eso, el poco contacto que poseía con ellos siempre le resultaba enriquecedor y gratificante. Su ego subía en cantidades exponenciales cuando reafirmaba su buen gusto. En esa ocasión quedaba más que claro con la imagen de aquella bruja rubia. Era hermosa, y además de todo poseía una lengua viperina que él ansiaba por probar en otras maneras. Lo poco que quedaba de su bebida se lo tomó de un jalón, saboreó con cuidado de sus labios, y luego pasó su lengua con sugerencia. Le estaba recalcando sus palabras.

El joven la miró los siguientes minutos en silencio. Fueron largos tomando en cuenta la adrenalina que comenzaba a acrecentar en ese instante. Entre ellos existía una carga clara de tensión, pero no negativa, sino pasional. ¿Cuántas veces eso ocurría? Muy pocas. En realidad jamás le había pasado con anterioridad, lo cual le ponía un poco irritable. Las situaciones fuera de su conocimiento generaban incertidumbre.

— Seguramente tú actitud logró que algunos se echaran para atrás ¿verdad? — Sonrió. El silencio entre su pequeña burbuja lo rompió. Por un momento lo que parecía estar en soledad, pareció ser invadido por todos aquellos que en realidad siempre estuvieron. El brujo sacó una cantidad generosa de francos y los dejó caer en la mesa. Se puso de pie y tomó del brazo a la joven, la hizo levantarse, la hizo tomar sus cosas, y salir de ahí junto con él. No dejó si quiera que pudiera protestar un poco, no estaba para esas tonterías. — Te voy a enseñar a guardar silencio sino sabes cumplir con lo que dices — Artículo ejerciendo más fuerza conforme los minutos pasaban.

No dijo más. y tampoco siguió el camino convencional al que seguro los llevaría por los tramos iluminados y conocidos de la ciudad. Vaughn rodeó el local donde se encontraban. Con poca delicadeza empujó a la bruja contra la estructura. Tomó ambas manos ajenos con una y las mantuvo inmóviles por encima de su cabeza. Con su mano libre se apresuró a alzar la tela del vestido ajeno. Sus dedos apretujaron la carne blanca y suave de la joven, para ser más precisos, sus nalgas. La boca del brujo por lo pronto ya había tomado sin recato la ajena. El tenía ganas de tirársela en ese momento, y quizás no se encontraban en una comida cama. pero sería el mejor polvo de la mujer, y quizás de él. Todo dependía de ella.

por **Karen Nygard** Lun Mar 23, 2015 8:57 pm

Efectivamente aquel brujo tenía razón en que ella no era una bruja buena y la verdad es que no tenía la más mínima intención de serlo, mucho menos en esos momentos cuando la noche pasaba a ser mucho más prometedora de lo que lo fue antes. Tenía el libro que había buscado y además, a su lado estaba un hombre sumamente atractivo y con una manera de hablar tan segura como poco delicada; eso le gustaba a la rusa.

Una risa divertida salir de sus labios, aún se mantenía recargada en su mano y sin despegar la mirada de él. Por su parte ella había dejado las cartas claras sobre como era y estaba él la decisión de seguir adelante o apartarse del camino de Vanya porque algo que no le gustaba a la bruja, era perder el tiempo en cosas o personas inútiles. Aún así, tenía un muy buen presentimiento de aquel hombre.
– Mi actitud logró alejar a todos aquellos que unidamente son un estorbo, ¿Para qué les voy a dar un entrada si al final van a terminar huyendo? – suspiro – les dejo a su elección el continuar o apartarse de manera inteligente – le sonrió con picardía – Y además que quiero saber que es lo que tu harás – El tiempo se detuvo porque ninguno de los dos se movía, aunque en realidad, el tiempo seguía corriendo a la espera de que alguno hiciera cualquier clase de movimiento pero ella no planeaba ser la primera. Con diversión observo como el brujo lanzaba los francos suficientes para pagar la bebida y quizás algo extra de dinero como para que no existiera queja alguna y hecho eso, sujeto ale brazo de Vanya con fuerza y apenas dando el tiempo suficiente como para que la bruja tomara sus cosas, le guió con cierta brusquedad hacía la salida.

Ese salvajismo que exhibía el hombre le fascinaba; a tal punto llegaba eso que le hizo sacar una sonrisa aquella amenaza de que le mostraría a guardar silencio. El punto es que no necesitaría mostrarle nada porque ella no era de las recatadas brujas o mujeres con las que quizás aquel sujeto estaba acostumbrado a encontrarse.
– Yo espero que esto no sea simplemente una actuación de macho ofendido que después me deje creyendo que he desperdiciado mi tiempo contigo – señalo mientras apenas rodeaban aquel lugar y se lanzaba cual depredador sobre ella. La rusa noto con deleite como es que sus manos eran forzadas a mantenerse inmóviles y la manera en la que la mano firme del brujo recorría su pierna hasta llegar a lo que parecía ser su destino inicial. Respondió con la misma intensidad y deseo a aquel beso, haciendo que su lengua danzara con la ajena. ¿Cómo podía ella negarse a aquella evidente atracción que existía entre ambos? Quizás pudiera, pero la verdad es que no tenía el menor deseo de hacerlo y por eso fue que deslizo una de sus piernas hasta situarla a la altura de la cadera del brujo para acercarle más a ella, haciendo también que de esa manera la nalga que apretujaba se acoplara mejor, al igual que todo el cuerpo de ella.

En situaciones así, Vanya adoraba no tener nada de bueno.

por **Vaughn Rosenstock** Miér Abr 01, 2015 7:31 pm

El brujo había conocido todo tipo de mujeres, algunas incluso recatadas, pero otras salvajes, y en alguna que otra ocasión, prostitutas sumisas que se dejaban hacer lo que fuera por un par de francos. Vaughn se las conocía a todas, incluso las había podido clasificar, ponerlas en listas como si se trataran de objetos que sólo servían para su placer, porque en realidad así era, sin embargo el hombre no podía meter en ningún lado la categoría de Vanya, y fue por esa razón que su libido subió incluso más de lo que ya lo hacía. La sensaciones eran únicas, y es que para él primero estaba su misión, y después de eso su satisfacción, su hermano siempre rondaba cerca, y por eso en ocasiones no disfrutaba al cien, pero algo ocurría que aquella noche el fantasma de su gemelo no rondaba a sus alrededores

Así como la bruja era poco común, también el escenario. Las mujeres resultaban ser mojigatas, y todas buscaban una cama para poder ser folladas, sin embargo ella tampoco tenía pero al respecto. Se sentía sin duda emocionado, como cuando niño, como hace tiempo no recordaba estar. No es que ella fuera un juguete nuevo, pero por primera vez había podido encontrar a una mujer digna, a alguien de altura. El brujo volvió a tomar con furia los labios de la bruja, sin pensarlo dos veces sus manos tomaron las piernas ajenas y la hicieron enredarse en su cintura. Así avanzó con ella mientras el beso fogoso y pasional seguía. Gruñó sobre los labios femeninos, él hombre estaba hambriento de ella. ¡La deseaba!

Así avanzó hasta poder divisar un par de arboles frondosos. No había luz más que la de la luna que caía sobre ambos, y de forma muy tenue gracias a las hojas agrupadas. La criatura se puso primero de rodillas, y después acomodó a la bruja en el suelo, recostada sobre el pasto mitad café, mitad verde. Se río al contemplarla de esa manera, Le dio la vuelta con fuerza, y observó los amarres del corsé, los cuales comenzó a desabrochar, hasta que por fin retiró la prenda. Sin recató terminó por desnudarla, así, de espaldas, y le levantó las nalgas sólo para acariciarlas, al final dio una nalgada con fuerza a la zona, el color blanco desapareció, y un erótico tono rojizo se hizo presente.

— Las mujeres deberían de ser más recatadas, tener un poco de dignidad ¿Qué pasa contigo? ¿Te dejas follar así por cualquier desconocido? — El brujo frotó con fuerza su entrepierna entre las nalgas de la rubia, con prontitud comenzó a quitarse la ropa — Veamos que tanto lo deseas — Así deslizó sus dedos hasta hundir dos en su cavidad, notó la humedad, al poco tiempo retiró los dedos y terminó por meterlos a su boca.

¿El sabor? Delicioso, o más bien, él no podía describirlo en realidad.

por **Karen Nygard** Jue Abr 23, 2015 11:58 pm

Fingir no estaba en su manera de manejarse y con aquel hombre, además de que no deseaba hacerlo tampoco era como que pareciera algo que pudiera hacerse. Le siguió interesada en saber si es que solo era un engreído con interesantes charlas y nada de decisión o si era verdaderamente todo lo que estaba prometiendo ser. Afortunadamente para la bruja, aquel hombre no le decepciono en lo absoluto y si bien el lugar no era nada típico, poco importaba el sitio cuando dos personas se deseaban de la manera en la que ellos.

Estando en aquel lugar, Vanya podía escuchar más allá de donde ellos se encontraban las voces y pasos de las personas que iban y venían de un sitio a otro. Cualquier otra mujer en su situación se hubiese sentido inmediatamente cohibida al saberse tan expuesta y vulnerable, pero ella no iba a fingir ser una santurrona cuando en realidad no lo era. La rusa estaba dispuesta a dejarse llevar y si les veían o les escuchaban daba exactamente lo mismo porque eso no le haría detenerse y más valía que ahora que comenzaba a demostrar que verdaderamente no era únicamente palabrería, aquel brujo no se atreviera a detenerse.

Se mantenía cerca, notando el calor que despedía el cuerpo ajeno y cuando le levanto las piernas se aferro a él fuertemente. Notaba como se movían, pero ella estaba demasiado ocupada saboreando aquellos labios, dejando su marca en ellos y dando ligeros tirones a los labios masculinos que no fue sino hasta que quedo en el pasto que termino por sonreír al brujo. Aquel lugar era quizás más decente de muchos otros de los sitios en los que Vanya se había metido y eso le hizo reír.
– Me has traído a un sitio de primera – le dijo acercándole de la cadera a ella y rozando la parte baja de su cuerpo con cuanto tenía contacto con aquel brujo.

Con ferocidad y movimientos certeros, la bruja termino por quedar desnuda y no sé sentía nada cohibida al respecto. La rusa se sabía agraciada y con un cuerpo que más de una envidiaría así que ¿Por qué no exhibirlo y hacerlo el instrumento principal de una noche pasional? La nalgada que recibió le hizo sonreír nuevamente y negó con diversión ante las preguntas ajenas.
– Sabes tan bien como yo que no querías que tuviera dignidad porque eso te hubiera arruinado la noche, y no me dejo follar por cualquiera, solo se lo permito a aquellos que creo que lo merecen, así que siéntete afortunado – no solo él se rozaba con ella, sino que la misma Vanya se movía para tentarlo más, provocando de esa manera que su mismo cuerpo reaccionara y recibiera con deleite aquel par de dedos que entraban en ella.

Era un tanto desesperada cuando las cosas prometían y no llegaban cuando lo deseaba, así que apenas aquel par de dedos le abandonaron, se movió hasta quedar de frente a él.
– Es de muy mala educación hacer esperar a una mujer – le susurro de manera seductora mientras que sus manos se encargaban de su pantalón y apenas pudo liberar el miembro masculino, Vanya comenzó a mover su mano mientras que le besaba el cuello.

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