AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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El abismo de la traicion || Privado
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El abismo de la traicion || Privado
por Walter Bastien Courcelle Sáb Nov 15, 2014 8:21 pm
“Porque cada época es un sueño que agoniza o un sueño que está por nacer”
—Arthur O'Shaughnessy
—Arthur O'Shaughnessy
En este tiempo era fácil conseguir modelos que estuvieran dispuestos a posar por pocos francos, normalmente me aprovechaba de aquella simpleza y naturalidad de la persona humilde para retratarlas en mis obras. Lo que conseguía siempre llegaba a emocionarme como artista y satisfacerme como alguien que sabe ahorrar. Aunque en ocasiones era necesario para la vida social retratar eventos de sociedad, rostros reconocidos y famosos, me encantaba mostrar la cruda realidad de nuestros tiempos. Los verdaderos rostros de nuestra sociedad, que eran los que día a día hacían funcionar al mundo. Yo no era un revolucionario, tampoco buscaba ser amigos de los pobres, solamente me aprovechaba del momento y de lo que pudiera servirme para mi beneficio.
Claro, yo siempre egoísta, lo era desde muy pequeño, a veces culpo a mis abuelos que me dieron todo sin medida, aunque sabiendo bien, que el único culpable aquí era su mismo servidor. Adoraba los nuevos retos, los trabajos osados que casi nadie podría llegar a crear por miedo del rechazo de la sociedad. Yo había aprendido desde muy joven se nos debíamos arriesgar, siempre todo por el todo sin pensar mucho en las consecuencias; por eso es que tengo esta maldición. Por haberme entregado sin medir bien los efectos de mis actos. Había siempre alguno de los dos resultados, un éxito o un fracaso, no había alteración alguna, solamente se debía seguir adelante, sin importar que.
Los preparativos estaban listos, ese día tenía una cita singular, con un cliente, que había solicitado que fuera personalmente hasta sus aposentos para poder retratar uno de sus más grandes tesoros; o así lo había descrito él, la primera vez que lo conocí. Desde muy temprano había estado organizando los preparativos, No era extraño verme tan concentrado en mi trabajo, y aun más, cuando había un momento de hostilidad en mi vida, era una forma de distracción, el muro que necesitaba, para que su reino no se derrumbara. Mi experiencia me había enseñado que era mejor huir cuando una mujer estaba enojada y aun mas si llegaba a estar en estado de lactancia.
La puerta sonó — Pase — ordene sin mirar quien exactamente entraba a mi recinto sagrado. Estaba concentrado en arreglar los pinceles y el lienzo en su lugar. Por sus pasos recatados supe que era una de mis empleadas; resultaba ser una de las dos niñeras de los trillizos. —Señor, los niños ya están listos para dormir, solamente están esperando su despedida para llevarlos a la cama — proclamo la joven con cierta timidez y sumisión. La escuchaba, pero no dejaba de moverme de aquí para allá en aquella grande estancia.
— ¿Dónde está ella?— Pregunte sin girarme. La empleada pareció tener una especie de espasmo al procesar la pregunta. El sol comenzaba a ponerse. Tenía apenas unas pocas velas regadas en lugares estratégicos, los cuales comenzaban a ser mi único punto de iluminación, realmente no las necesitaba, gracias a mi grata condición. Deje mi maleta preparada, les daría un beso de las buenas noches a mis hijos y me iría a reunir con el nuevo cliente. — ¿Ha salido y dejado nuevamente a sus hijos? — la mujer me confirmo con un pequeño movimiento de su cabeza que mis sospechas eran ciertas. Chasquee mi lengua y comencé a caminar hacia la puerta para ir hacia la habitación de los niños.
Al abrir la puerta de la habitación, allí estaban ellos, cada uno en una elegante cuna, tallada especialmente para ellos. Eran dos hermosos y fuertes varones y una delicada y dulce fémina, los cuales apenas tenían unos tres meses de edad, no sabían de los infortunios de sus padres y de los problemas que la vida le habían puesto en frente a nuestro joven matrimonio. Mucho menos estarían al tanto de mi aventura con Patricia Montalvo, la cual había salido en cinta unos dos meses antes de mi casamiento con Shannon, lo que había dado fruto a otro hermanito para aquellos trillizos. Patricia parecía no tener intenciones de arruinar la relación entre nosotros dos, pero es difícil ocultar la verdad de una mujer que puede ver más allá de estos planos y la bruja rápidamente pudo enterarse de mi aventura. Era eso lo que mantenía la tempestad en el hogar que estábamos tratando de formar, era la segunda semana desde su descubrimiento y nuestra relación parecía ir de mal en peor.
No me di cuenta que las horas comenzaban a correr, la noche tocaba la puerta y los niños parecían fastidiados de estar mucho tiempo despierto. Era momento de que se dejaran guiar por Morfeo al mundo de los sueños, las criadas me observaban, mientras yo meticulosamente acomodaba a los tres, pasando por cada una de sus cunas, verificando su estado. Termine dándole el último beso en la frente al varón menor, antes de dejarlo en manos de las niñeras, las cuales terminarían de dormirlos — Cuiden bien a los niños — fue lo único que dije antes de salir de la habitación.
Era hora de tomar el carruaje hacia la mansión del vampiro…
Walter Bastien Courcelle- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 58
Fecha de inscripción : 03/10/2013
Re: El abismo de la traicion || Privado
por Draegan Mar Nov 25, 2014 1:33 am
-¿Por qué cada sueño que nace, agoniza lentamente bajo el peso de su época?- pregunta el vampiro mientras se anuda el moño de seda blanca entorno al cuello. De pie frente al gran espejo con marco de plata, se encuentra aquél diablo observando de vez en vez la delicada figura que yace inmóvil en el sofá. –jejje esa es una pregunta para los muertos, los muertos saben lo que esconde cada época. Los vivos son ignorantes de los cambios que provocarán cada pequeña gripe, cada estornudo y cada barba sin remojar; están limitadoss al tiempo presEnte como caballitos con anteojeras. ¿Entiendes lo que te digo?- el vrolok se acomoda el cabello con las manos.
Esta noche el vampiro luce un traje muy elegante de color gris, las mangas y el cuello tienen bordados azules que suman elegancia a éste “duque”. Las ropas de enterrador quedaron muy atrás en el cementerio, aguardando a que su amo las despierte nuevamente. El íncubo se ha lavado y perfumado para la ocasión a la usanza francesa, no se distingue en él rastros de la pelea reciente. Ni tierra, ni sangre, ni olor a azufre, tan propio de los humanos que practican la magia. –Te diré que como no-muerto que soy la respuesta a la dicha incógnita me vino como una epifanía mientras me preparaba un pan tostado. Sí, así fue que me encontré con este pan abandonado por sus dueños anteriores, lo metí en el horno y después de untar alguna mantequilla, di la primera mordida.- el wampir hace un gesto de asco. –Nooo, noo fue nada agradable! El panesucho tenía moho, una delgadícima capa que amargaba el sabor. Entonces comprendí la respuesta a la pregunta que había escuchado de los labios de mi última cena.- hace una pausa, dedicándole a través del reflejo, una larga mirada a la mujer en el sofá. –Los sueños nacidos en las cabezas de las personas empiezan como algo bello, suave, tierno, jugoso. Igual que un pan. ¿Pero qué ocurre luego? ¡Qué cada época tiene sus décadas, sus veintenas y sus centenas! y la dulce idea puesta a la ventana, empieza a llenarse de suciedad, los ratones la mordisquean y la deforman. Los años lo machacan y rechacan. Así que si me preguntas ¿Por qué cada sueño que nace, agoniza lentamente bajo el peso de su época? La respuesta es simple… Si se deja cualquier sueño vivir el tiempo suficiente, se convertirá tarde o temprano en una pessadillaaa, irreconocible a los ojos de su soñador jeje- el ángel negro gira sobre sus talones para encarar a la mujer atada de pies y manos entre los cojines de terciopelo del sillón. Ella es una bruja y podría usar sus poderes para escapar… pero previendo eso el nosferatu le ha hecho tragar una droga, mientras estaba inconsciente, para adormecerla y aletargar sus poderes. La misma droga ha paralizado el cuerpo de la mujer, impidiéndole cualquier movimiento, incluso hablar le resultara imposible hasta dentro de unos momentos. El atarla sólo ha sido mera precaución. –Igual que tu pequeña mía estarás irreconocible a los ojos de tu soñador.-
El inmortal se acerca al sillón donde se encuentra ella, sujeta su mentón con cuidado contemplando sus ojos con curiosidad. La mujer se había defendido bien, o tan bien como lo haría una persona que dormita tranquila en su habitación, pero el diablo que había entrado como un soez ladrón a su casa, había sido más rápido y silencioso. La había conducido en un discreto carruaje de alquiler hasta aquella mansión, propiedad de un duque Lord Nosequé quién se hallaba en esos momentos, muy lejos, en su casa de Bath por la temporada. Hacía un par de días que el vampyre se había encargado de todos los criados y ahora la mansión estaba vacía excepto por ellos dos. –Pero descuida pequeña, los sueños que mueren jovenes se vuelven inmortales, porque no son de carne y sangre sino de pensamiento ¡serás inmortal en la mente de tu amante! Ajjajaj- el vampiro la beso con cuidado, como si temiese romperla. Un beso frio. –Pero antes jugaremos un poco con su cabeza ¿si?- propone acomodándola recostada en el sofá, como si fuera a posar para un cuadro. La maneja con delicadeza, como a una muñeca desarticulada. Él mismo se había encargado de bañarla, de enjabonar cada curva de su cuerpo, de lavar la sangre de sus muñecas, heridas producidas al resistirse a su secuestrador. También la había vestido finamente como correspondería a una duquesa: le puso un amplio vestido color verde, a la usanza de aquellos usados por el cisne sin cabeza que una vez fue princesa de Francia; recogió su cabello bajo un sombrero y la maquillo aunque de un modo que contrastaba con sus vestiduras cuidadosamente seleccionadas, el labial estaba corrido, y la pintura de los ojos era demasiado brillante, en cuanto al rosado de sus mejillas era casi grosero. Era como ver a una prostituta disfrazada de reina.
El vampiro se divierte vertiendo unas gotas más de aquella droga en los labios incapaces de rechazarle y desata a la bruja, sabiendo que no será capaz de moverse en varias horas, sólo de hablar... La acomoda recatadamente en el sillón aunque sube su falda hasta medio muslo para terminar con el extraño y bizarro cuadro. –umm ya estas, te llamaremos “la duquesita”. Ahora se buena y quédate aquí, le daremos una sorpresita a tu amado.-
Dicho esto el cadáver-pálido sale de aquella sala y se dirige a la habitación continua.
Entre las cortinas unos ojos obscuros espían, aguardan la llegada del lobo. Se escucha una voz hueca cantar a la nada:
-¿Cuál es? ¿cuál es,
la mejor forma de atrapar a un pintor?
¡Es con un señuelo, un señuelo muy extravagante!
¿y cuál es? ¿cuál es el mejor señuelo para este lobo humano?
¡Un sueño hecho carne!
¡Un sueño que ría, que llore y que sangre!
La voz se extingue dejando al silencio y las sombras reclamar su lugar. Afuera todo es obscuridad, sólo llama la atención a la vista las lucecitas de las contadas velas en la mansión del nuevo amo y señor de esas tierras que espera por su invitado... El reloj marca las 10 menos cinco.
Esta noche el vampiro luce un traje muy elegante de color gris, las mangas y el cuello tienen bordados azules que suman elegancia a éste “duque”. Las ropas de enterrador quedaron muy atrás en el cementerio, aguardando a que su amo las despierte nuevamente. El íncubo se ha lavado y perfumado para la ocasión a la usanza francesa, no se distingue en él rastros de la pelea reciente. Ni tierra, ni sangre, ni olor a azufre, tan propio de los humanos que practican la magia. –Te diré que como no-muerto que soy la respuesta a la dicha incógnita me vino como una epifanía mientras me preparaba un pan tostado. Sí, así fue que me encontré con este pan abandonado por sus dueños anteriores, lo metí en el horno y después de untar alguna mantequilla, di la primera mordida.- el wampir hace un gesto de asco. –Nooo, noo fue nada agradable! El panesucho tenía moho, una delgadícima capa que amargaba el sabor. Entonces comprendí la respuesta a la pregunta que había escuchado de los labios de mi última cena.- hace una pausa, dedicándole a través del reflejo, una larga mirada a la mujer en el sofá. –Los sueños nacidos en las cabezas de las personas empiezan como algo bello, suave, tierno, jugoso. Igual que un pan. ¿Pero qué ocurre luego? ¡Qué cada época tiene sus décadas, sus veintenas y sus centenas! y la dulce idea puesta a la ventana, empieza a llenarse de suciedad, los ratones la mordisquean y la deforman. Los años lo machacan y rechacan. Así que si me preguntas ¿Por qué cada sueño que nace, agoniza lentamente bajo el peso de su época? La respuesta es simple… Si se deja cualquier sueño vivir el tiempo suficiente, se convertirá tarde o temprano en una pessadillaaa, irreconocible a los ojos de su soñador jeje- el ángel negro gira sobre sus talones para encarar a la mujer atada de pies y manos entre los cojines de terciopelo del sillón. Ella es una bruja y podría usar sus poderes para escapar… pero previendo eso el nosferatu le ha hecho tragar una droga, mientras estaba inconsciente, para adormecerla y aletargar sus poderes. La misma droga ha paralizado el cuerpo de la mujer, impidiéndole cualquier movimiento, incluso hablar le resultara imposible hasta dentro de unos momentos. El atarla sólo ha sido mera precaución. –Igual que tu pequeña mía estarás irreconocible a los ojos de tu soñador.-
El inmortal se acerca al sillón donde se encuentra ella, sujeta su mentón con cuidado contemplando sus ojos con curiosidad. La mujer se había defendido bien, o tan bien como lo haría una persona que dormita tranquila en su habitación, pero el diablo que había entrado como un soez ladrón a su casa, había sido más rápido y silencioso. La había conducido en un discreto carruaje de alquiler hasta aquella mansión, propiedad de un duque Lord Nosequé quién se hallaba en esos momentos, muy lejos, en su casa de Bath por la temporada. Hacía un par de días que el vampyre se había encargado de todos los criados y ahora la mansión estaba vacía excepto por ellos dos. –Pero descuida pequeña, los sueños que mueren jovenes se vuelven inmortales, porque no son de carne y sangre sino de pensamiento ¡serás inmortal en la mente de tu amante! Ajjajaj- el vampiro la beso con cuidado, como si temiese romperla. Un beso frio. –Pero antes jugaremos un poco con su cabeza ¿si?- propone acomodándola recostada en el sofá, como si fuera a posar para un cuadro. La maneja con delicadeza, como a una muñeca desarticulada. Él mismo se había encargado de bañarla, de enjabonar cada curva de su cuerpo, de lavar la sangre de sus muñecas, heridas producidas al resistirse a su secuestrador. También la había vestido finamente como correspondería a una duquesa: le puso un amplio vestido color verde, a la usanza de aquellos usados por el cisne sin cabeza que una vez fue princesa de Francia; recogió su cabello bajo un sombrero y la maquillo aunque de un modo que contrastaba con sus vestiduras cuidadosamente seleccionadas, el labial estaba corrido, y la pintura de los ojos era demasiado brillante, en cuanto al rosado de sus mejillas era casi grosero. Era como ver a una prostituta disfrazada de reina.
El vampiro se divierte vertiendo unas gotas más de aquella droga en los labios incapaces de rechazarle y desata a la bruja, sabiendo que no será capaz de moverse en varias horas, sólo de hablar... La acomoda recatadamente en el sillón aunque sube su falda hasta medio muslo para terminar con el extraño y bizarro cuadro. –umm ya estas, te llamaremos “la duquesita”. Ahora se buena y quédate aquí, le daremos una sorpresita a tu amado.-
Dicho esto el cadáver-pálido sale de aquella sala y se dirige a la habitación continua.
Entre las cortinas unos ojos obscuros espían, aguardan la llegada del lobo. Se escucha una voz hueca cantar a la nada:
-¿Cuál es? ¿cuál es,
la mejor forma de atrapar a un pintor?
¡Es con un señuelo, un señuelo muy extravagante!
¿y cuál es? ¿cuál es el mejor señuelo para este lobo humano?
¡Un sueño hecho carne!
¡Un sueño que ría, que llore y que sangre!
La voz se extingue dejando al silencio y las sombras reclamar su lugar. Afuera todo es obscuridad, sólo llama la atención a la vista las lucecitas de las contadas velas en la mansión del nuevo amo y señor de esas tierras que espera por su invitado... El reloj marca las 10 menos cinco.
Draegan- Vampiro Clase Alta
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