Testigo Publico | Libre

Era una de esas noches cálidas, de esas que tenías que aprovecharlos al máximo, el cielo se miraba tan despejado con estrellas tan brillantes como luciérnagas, no había humedad como los días anteriores, y de hecho, se podía escuchar como la brisa movía las hojas de los arboles con cierta gentileza, me gustaba esa sensación en mi cabello. Me asome por la orilla de la azotea, miraba como los peatones caminaban debajo de mí, ocupados con sus propios asuntos, me abrumaba bastante pensar demasiado en las personas, ¿a dónde iban? ¿quiénes eran?, por lo que me limitaba a preocuparme por mis propios problemas.

Por suerte el edificio donde vivía tenía dos callejones, uno al costado izquierdo y uno detrás, por lo que podía bajar y subir a la azotea trepando por las paredes sin ser visto por los transeúntes. Parecía que nadie tenía trabajo el día de hoy, había demasiada gente y mucho movimiento por todas las calles, era un lugar concurrido, a mi esas cosas no me molestaban, me hacía sentir normal, que era parte de la humanidad, había tanta gente que me podía mezclar fácilmente entre ellos, de hecho, no me gustaba llamar la atención, entre más me mezclara con la multitud mejor. Por suerte también era mi día libre, el dueño de la herrería dijo que no tendría tanto trabajo el día de hoy, por lo que él se podía hacer cargo solo, era el momento ideal para ir a dar una larga caminata al bosque, me acerque a la orilla de la azotea y  di un paso hacia al frente, dejándome caer desde unos siete metros de altura hacia el callejón trasero, no era nada, es como bajar un pequeño escalón.
Tome la ruta más cercana al bosque, la noche parecía tranquila, si no fuera porque sentí como un escalofrió recorría toda mi espalda, pare por un momento entre toda la multitud y eché un vistazo hacia atrás, sentía como alguien me observaba mas no podía ver quien, pero, ¿me venía siguiendo? y si es así ¿desde cuándo?. Sin duda alguien me seguía y no con buenas intenciones, si no, no se molestaría en esconderse y simplemente hablaría conmigo.

Seguí caminando pero esta vez con cierta cautela, si tan solo no se escondiera cuando yo le buscara podría ver su aura y ver que intenciones tiene, mas no es el caso,  en eso escuche un disparo y de inmediato mire como impactaba con el poste de madera que estaba a mi lado, sin duda era para mí. La multitud en pánico empezó a correr hacia todas direcciones, y yo no era la excepción, corrí a toda velocidad hacia un mercado que se encontraba cercas, donde había más gente todavía. La multitud confundida y asustada hacia más difícil las cosas, en eso encontré un estrecho callejón, donde apenas cabía una persona, decidí esconderme ahí a esperar que las cosas se calmaran. –¿cazadores?- me pregunte a mí mismo mientras suspiraba, ¿quién me querría muerto?, no me había metido con nadie como para que me quisiera matar de esa manera tan explícita, había escuchado rumores de personas que se dedicaban a la caza de criaturas extrañas, pero no creí que fueran ciertas, no es que les tuviera miedo, pero un enfrentamiento en medio de un lugar público solo me haría ver mal a mí y me descubriría ante todos. Ahora lo que tenía que hacer  era salir de ahí o antes posible sin ser visto. No quería atacar a nadie, no estaba en mis planes y espero que esta persona no me obligue a usar la  fuerza bruta.

Que la nuit est chaude ce soir, n'est ce pas vrai?

Estaba andando, rodeando hombres, mujeres y niños. La joven no tenía ningún destino previsto, sólo pasearse por donde el viento sopla. Cada vez era la misma cosa, una dama contaba a su amiguita su reacción ante el último vestido diseñado por los estilistas más populares de la Ville Lumière u otro que gritaba sobre sus clientes para comprar más de sus productos. En fin, cada uno a lo suyo. Parecen tan independientes pero no lo son, sobre todo cuando ocurre un accidente o caen enfermos. Léonne andaba, discretamente, casi invisible. Observando cada uno de los individuos que pasaban ante ella, viendo sus auras y olerlas. Uno de sus pasatiempos preferidos eran jugar a "¿quién es quién?".

El destino la llevó hacía el camino del bosque, hogar de los vegetales y de la naturaleza. Pero... *click* ese ruido no pertenecía a esa última, pertenecía a una carga de arma. Aunque era casi sordo, Léonne pudo oírlo, se giró y vio a un hombre vestido de una capa apuntando discretamente la multitud.
Curiosidad y curiosidad. La vampira hecho un vistazo a la multitud, buscando la pobre víctima. Ah non, pobre no, peligrosa diría. Un perrito gigante que iba en dirección del bosque, Léonne se dio cuenta al instante que era uno de esos cazadores quien le apuntaba.

Primer dizparo.

La multitud se estaba alborotando, era el pánico total. Desorden y miedo reinaban en este sitio de Paris. El licántropo aterrado escapo por un callejón, Léonne lo siguió por simple diversión. Quería ver cual de los dos sería el muerto o el asesino, a lo mejor lo ayudará o no. Mientras que las personas corrían como cucarachas, la vampira se subió a una casa, siguiendo el perseguido. Lo vio esconderse, esperando algún momento oportuno para su siguiente acción. Desde el tejado lo estaba mirando pero de repente tuvo la idea de bajar de la casa y de aportar una ayudita al licántropo.
Avanzó hacía él utilizando su poder de ilusión para nublar su apariencia, Léonne se parecía ahora a una  oscura nube. Salto a su lado y su apariencia volvió a la normalidad. Léonne miraba la calle que estaba delante de ellos, una perfecta salida para escapar.


Miro sus uñas antes de observar el rostro del hombre que estaba a su lado.

Nota::

Me quedaba quieto, recargado sobre la pared, me avergonzaba y a la vez me enojaba el hecho de sentirme como un animal acorralado, di un puñetazo a la pared y solté una que otra maldición, me quedaba sin opciones y el tiempo se agotaba, tendría que mudarme de ciudad, quizás de país, no quería mostrar mis manos llenas de sangre a medio parís.

No… no es el momento de estupideces, si lo que quiere esa persona es morir entonces no me deja opción, será siendo hora que el mundo me conozca como la verdadera bestia que llevo dentro. Empecé a concentrarme, miraba al vacío mientras visualizaba mi próxima jugada, la reacción que generaría y las consecuencias que esto traería consigo. Parecía que el tiempo se había ralentizado, de pronto los quejidos y gritos de la multitud ya no me molestaban, solo escuchaba un zumbido, mi respiración se hacía profunda al igual que mis sentidos, podía sentir la vibración de cada paso, cada tropiezo, asome la mitad de mi rostro hacia la multitud, ahí se encontraba, una persona cubierta con un traje marrón, parada en medio de toda esa conmoción, sin duda era él o ella.
Estaba a punto de salir a confrontarle, si no fuera porque una figura salió de las sombras, un oscuro escalofrió recorrió mi espalda, muy diferente al anterior, no era humano, ese olor no era de uno, un olor familiar al decir verdad, esa sombra se acercó, afirmándome que se trataba de un cazador. De pronto el tiempo volvió a la normalidad, me hizo reaccionar de aquel trance, me sorprendió que pudiera acercarse tanto sin si quiera notarlo antes. Rápidamente observe su rostro   justo después de haberle escuchado, se trataba de una mujer, expresión seria, tez blanca.

-….Vampiro- le decía con cierta sorpresa, ¿Qué hacía en este lugar? ¿Acaso busca hacerme daño?  Su mirada me apuntaba a otra dirección, mire a donde me señalaba, era una calle al fondo, justo en frente de mí, había pocas personas, pues la multitud ya había escapado de la zona, en eso regrese mi mirada hacia ella, no me daba la impresión de ser una amenaza, al menos no por el momento  –Promete no matar al cazador, una noticia así soltaría el terror en el vecindario- le dije mientras empezaba a correr hacia aquella dirección. Justo al fondo había un edificio abandonado de cuatro pisos, las ventanas estaban tapadas con tablones de madera, el concreto se miraba deteriorado y con grietas, incluso había hierba creciendo de este, además estaba oscuro, se trataba de un almacén viejo, donde antes se guardaba los granos de diferentes cosechas, si aquel cazador me estaba siguiendo era el lugar perfecto para tenderle una emboscada y descubrir de quien se trataba.

-...Vampiro-

Una sonrisa se dibujó sobre el rostro de Léonne, los seres sobrenaturales se reconocían entre ellos eso es cierto. De costumbre los licántropos y los vampiros no se llevaban bien pero a veces había excepciones. La vampira alzo la mirada hacía el cielo nocturno, oyendo los pasos del cazador, silenciosos pero rápidos. El tiempo faltaba.
-Promete no matar al cazador, una noticia así soltaría el terror en el vecindario- Solto una pequeña risa al oír lo siguiente. Pero si ya el vecindario estaba aterrado y confundido. Pero eso no es una justificación para no eliminar la amenaza. El hombre empezó a correr hacía aquella calle, Léonne se levantó y con un paso se desplazó rápidamente hasta llegar a su lado...
-El terror ya está presente.- Justo después subió sobre un muro camuflando su apariencia y corrió sobre los techos siguiendo el licántropo.


Se dirigía hacía un almacén viejo, arruinado y desierto. ¿Acaso quería tender una emboscada ? Pues aquel lugar era perfecto para ello, desierto y grande. La vampira hecho un vistazo hacía el cazador, ese último seguía el licántropo pero esta vez corriendo. Como se sentía el hombre-lobo ? Esa sensación ser esta vez la presa y no el cazador, ese instinto de supervivencía... Léonne miró de nuevo el almacén sonriendo. Subió directamente al último piso entrando por la ventana.
El lugar era muy oscuro, ni un ruido, ni una vida. El aire se mezclaba con el polvo y se oían algunas grietas crecer. Se sentó al lado de una ventana, esperando tranquilamente los dos individuos, mirando la luna que iluminaba la ciudad. De repente el viento se levantó y su largo cabello se movía junto a él.

-Que juego tan divertido.-