AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Uncertainty [Privado]
3 participantes
Página 1 de 1.
Uncertainty [Privado]
El que quiera ser el centro de una reunión, mejor que no acuda.
Audrey Hepburn
Pertenecer a la manda no era verdaderamente complicado, era como si de alguna manera hubiera pertenecido desde siempre a ella y nada ni nadie pudiera apartarme de esa creencia. Sin embargo, pese a que era la aprendiz de Charles, eso no quitaba que existiera alguien más. Yo era la Omega, algo que había aceptado desde un inicio y el momento de conocer a la Épsilon del Zorro había llegado.
Desconocía la manera en que se daría el encuentro, pero según lo que Charles había dicho, su Épsilon era de una posesividad única y nadie sería capaz de ocupar su lugar, eso lo tenía en claro, por tanto no creía acertada su manera de ser posesiva para con el Zorro. Yo en ningún momento llegue a desear quitar a nadie de su posición y eso se lo hice saber al Zorro desde el momento en que supe de la existencia de la primera aprendiz; me encontraba conforme con la situación que se tenia para mi y era obvio que no exigiría aquello que no podía tener para mi. Respetaba a Charles y a la manada, por eso no haría nada que les ofendiera. Ahí había encontrado la paz perdida y una oportunidad de recomponerme, de tomar los pedazos de mi alma destrozada y unirlas lentamente hasta formar una nueva yo, mucho más fuerte y más decidida.
Jugaba con un pequeño listón de mi vestido. Aguardando recargada contra un árbol en el lugar donde me había indicado el Zorro que esperara por su llegada. Llegue antes de la hora indicada, pues no me gustaba hacer esperar al Maestre ni un segundo y pese a que él era extremadamente puntual, el tiempo de sobra que tenía para tratar de calmarme, solo conseguir el efecto contrario en mi. Solté el listón y enfoque mi vista a un punto entre los árboles donde podía percibir un aroma conocido, junto a un aroma diferente que no reconocía de la manada. Ese aroma, debía pertenecer a la Épsilon y justo desde ese momento, trate de grabarlo en mis sentidos. La aprendiz más importante de mi maestre también sería parte de los míos y como tal, yo le protegería tanto como me fuera posible, tanto como me fuera permitido por mi propio Maestre.
Con cada segundo la cercanía se volvía mayor y mi corazón se agito en mi pecho, aguardando por lo que sucedería cuando nos encontráramos los tres. ¿Le agradaría yo a la Épsilon? o ¿Tendría que demostrarle que era diga de ser la Omega del Zorro? Todo estaba por descubrirse.
Audrey Hepburn
Pertenecer a la manda no era verdaderamente complicado, era como si de alguna manera hubiera pertenecido desde siempre a ella y nada ni nadie pudiera apartarme de esa creencia. Sin embargo, pese a que era la aprendiz de Charles, eso no quitaba que existiera alguien más. Yo era la Omega, algo que había aceptado desde un inicio y el momento de conocer a la Épsilon del Zorro había llegado.
Desconocía la manera en que se daría el encuentro, pero según lo que Charles había dicho, su Épsilon era de una posesividad única y nadie sería capaz de ocupar su lugar, eso lo tenía en claro, por tanto no creía acertada su manera de ser posesiva para con el Zorro. Yo en ningún momento llegue a desear quitar a nadie de su posición y eso se lo hice saber al Zorro desde el momento en que supe de la existencia de la primera aprendiz; me encontraba conforme con la situación que se tenia para mi y era obvio que no exigiría aquello que no podía tener para mi. Respetaba a Charles y a la manada, por eso no haría nada que les ofendiera. Ahí había encontrado la paz perdida y una oportunidad de recomponerme, de tomar los pedazos de mi alma destrozada y unirlas lentamente hasta formar una nueva yo, mucho más fuerte y más decidida.
Jugaba con un pequeño listón de mi vestido. Aguardando recargada contra un árbol en el lugar donde me había indicado el Zorro que esperara por su llegada. Llegue antes de la hora indicada, pues no me gustaba hacer esperar al Maestre ni un segundo y pese a que él era extremadamente puntual, el tiempo de sobra que tenía para tratar de calmarme, solo conseguir el efecto contrario en mi. Solté el listón y enfoque mi vista a un punto entre los árboles donde podía percibir un aroma conocido, junto a un aroma diferente que no reconocía de la manada. Ese aroma, debía pertenecer a la Épsilon y justo desde ese momento, trate de grabarlo en mis sentidos. La aprendiz más importante de mi maestre también sería parte de los míos y como tal, yo le protegería tanto como me fuera posible, tanto como me fuera permitido por mi propio Maestre.
Con cada segundo la cercanía se volvía mayor y mi corazón se agito en mi pecho, aguardando por lo que sucedería cuando nos encontráramos los tres. ¿Le agradaría yo a la Épsilon? o ¿Tendría que demostrarle que era diga de ser la Omega del Zorro? Todo estaba por descubrirse.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 391
Fecha de inscripción : 10/09/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Uncertainty [Privado]
Aquí el río con olas espumosas murmura,
serpentea y se pierde en oscuros confines;
allí inmóvil el lago es un agua dormida,
con la estrella de Venus adornando su azul.
Alphonse de Lamartine. Aislamiento
serpentea y se pierde en oscuros confines;
allí inmóvil el lago es un agua dormida,
con la estrella de Venus adornando su azul.
Alphonse de Lamartine. Aislamiento
Era un bello día de primavera; el cielo era de un azul intenso, mientras en la distancia nubes que parecían de algodón se movían lentamente por el horizonte, como si les fatigara encontrar su destino; las flores despedían sus más suaves aromas, en tanto que los árboles, cuyas hojas reverdecían, eran mecidos con delicadeza por una leve brisa crepuscular. Los jardines de la casa patronal de la familia Del Balzo exhibían una belleza abrumadora. Por eso el Mayordomo había elegido ese lugar, porque esperaba encontrar paz allí. Una de las criadas había preparado la mesa del jardín, depositando allí distintos manjares, tal y como el Noir le había indicado; el resto de la servidumbre había tomado el día libre y nadie sino él recorría el vasto jardín familiar.
Pero nada de ello había aplacado los nervios del viejo “Zorro”, quien se movía de un lado a otro, lo mismo que un barco que va a la deriva.Había ensayado muchas veces lo que iba a decirle a su amada Épsilon, pero temía que ella no lo entendiera; ¿y cómo iba a entenderlo si él mismo no comprendía su propio proceder?, ¿por qué, en tantos años, nunca le dijo que él tenía esa otra familia que era los miembros de la Manada? Tal vez, la única explicación yaciera en ese filamento de egoísmo del que nunca se había podido desprender. Pese a su infinita sabiduría y generosidad, nunca fue capaz de compartir el amor de la pequeña Del Balzo.
Pero ahora había adoptado a una nueva discípula; otra Felina para variar.
No pudo seguir devanándose los sesos, porque entonces hacía ingreso a la casa solariega su amada doncella.
— Maestre. — corrió Jîldael, preocupada por el rápido llamado con que había sido convocada — ¿Por qué turbáis mi corazón de este modo? ¿Acaso algo os atormenta? —
La Cambiante, como cada vez que él la convocaba a su lado, se había hincado y le había besado los callosos dedos, en símbolo de respeto. Era un gesto que ella sólo le ofrecía a Charles, pues era el único por quien sentía una profunda admiración. Pensar en ello no tranquilizó al Can; por el contrario, agitó aún más a su espíritu atribulado.
— Caminad conmigo, Épsilon, pues debo contaros una larga historia. ¿Nunca os habéis preguntado por el motivo de vuestro apodo? ¿Por qué no Beta? ¿Por qué no sólo aprendiz?... —
Así inició la tormenta; a medida que las palabras salían de su boca, ella parecía distanciarse de él a pasos agigantados. No supo Charles si lo peor había sido ocultarle a la Manada o si confesarle la existencia de Camila. Ella había guardado un silencio acusador, delatado por las lágrimas de decepción que nunca llegó a derramar; apenas él terminó de hablar, ya ella se perdía en los bosques colindantes a la residencia familiar. No volvió sino hasta tres noches después, sumida en el silencio obstinado con que pretendía castigar a su Maestre, pero no fue capaz de hacerlo; y era que ella lo amaba por sobre todas las cosas.
— No volveréis a mentirme de este modo. — le exigió al tiempo que se perdía en sus brazos.
Después de mucho pensarlo, la Pantera había concluido que su Maestre tenía razón y accedió a la petición de Charles de conocer a su compañera de instrucción. La aristócrata comprendía el verdadero significado de ser discípula y quería estar a la altura del aprendizaje que le daba el Canino. Así las cosas, ambos se dirigían a un punto, entre el bosque y la casa de Sho en donde la otra Felina esperaba el ansiado encuentro. Jîldael, por el contrario, no podía compartir el mismo entusiasmo, pero al menos prometió comportarse con propiedad. La joven se había vestido con ropas sencillas, pero elegantes, pues el tono de la tela combinaba perfectamente con el color de sus ojos y el corte del vestido, además de darle frescor, destacaba los mejores atributos de la muchacha.
Por otra parte, Camila lucía fresca y joven (aunque no se notara, ella doblaba la edad de Jîldael), cuyas ropas le permitían moverse libremente, dando cuenta de su educación social, mucho más libre que los rígidos protocolos que habían reprimido durante años a la hija de Jean.
Ambas mujeres se miraron con cautela, pero ninguna mostró los dientes. Si llegaban a la tarde sin matarse, Charles podía darse por bien pagado.
El “Zorro” alzó la vista a los cielos y se encomendó cuando las dos mujeres decidieron charlar en privado. ¿Qué podía salir mal entre dos gatas peleando por un perro viejo?
Todo.
***
Pero nada de ello había aplacado los nervios del viejo “Zorro”, quien se movía de un lado a otro, lo mismo que un barco que va a la deriva.Había ensayado muchas veces lo que iba a decirle a su amada Épsilon, pero temía que ella no lo entendiera; ¿y cómo iba a entenderlo si él mismo no comprendía su propio proceder?, ¿por qué, en tantos años, nunca le dijo que él tenía esa otra familia que era los miembros de la Manada? Tal vez, la única explicación yaciera en ese filamento de egoísmo del que nunca se había podido desprender. Pese a su infinita sabiduría y generosidad, nunca fue capaz de compartir el amor de la pequeña Del Balzo.
Pero ahora había adoptado a una nueva discípula; otra Felina para variar.
No pudo seguir devanándose los sesos, porque entonces hacía ingreso a la casa solariega su amada doncella.
— Maestre. — corrió Jîldael, preocupada por el rápido llamado con que había sido convocada — ¿Por qué turbáis mi corazón de este modo? ¿Acaso algo os atormenta? —
La Cambiante, como cada vez que él la convocaba a su lado, se había hincado y le había besado los callosos dedos, en símbolo de respeto. Era un gesto que ella sólo le ofrecía a Charles, pues era el único por quien sentía una profunda admiración. Pensar en ello no tranquilizó al Can; por el contrario, agitó aún más a su espíritu atribulado.
— Caminad conmigo, Épsilon, pues debo contaros una larga historia. ¿Nunca os habéis preguntado por el motivo de vuestro apodo? ¿Por qué no Beta? ¿Por qué no sólo aprendiz?... —
Así inició la tormenta; a medida que las palabras salían de su boca, ella parecía distanciarse de él a pasos agigantados. No supo Charles si lo peor había sido ocultarle a la Manada o si confesarle la existencia de Camila. Ella había guardado un silencio acusador, delatado por las lágrimas de decepción que nunca llegó a derramar; apenas él terminó de hablar, ya ella se perdía en los bosques colindantes a la residencia familiar. No volvió sino hasta tres noches después, sumida en el silencio obstinado con que pretendía castigar a su Maestre, pero no fue capaz de hacerlo; y era que ella lo amaba por sobre todas las cosas.
— No volveréis a mentirme de este modo. — le exigió al tiempo que se perdía en sus brazos.
Después de mucho pensarlo, la Pantera había concluido que su Maestre tenía razón y accedió a la petición de Charles de conocer a su compañera de instrucción. La aristócrata comprendía el verdadero significado de ser discípula y quería estar a la altura del aprendizaje que le daba el Canino. Así las cosas, ambos se dirigían a un punto, entre el bosque y la casa de Sho en donde la otra Felina esperaba el ansiado encuentro. Jîldael, por el contrario, no podía compartir el mismo entusiasmo, pero al menos prometió comportarse con propiedad. La joven se había vestido con ropas sencillas, pero elegantes, pues el tono de la tela combinaba perfectamente con el color de sus ojos y el corte del vestido, además de darle frescor, destacaba los mejores atributos de la muchacha.
Por otra parte, Camila lucía fresca y joven (aunque no se notara, ella doblaba la edad de Jîldael), cuyas ropas le permitían moverse libremente, dando cuenta de su educación social, mucho más libre que los rígidos protocolos que habían reprimido durante años a la hija de Jean.
Ambas mujeres se miraron con cautela, pero ninguna mostró los dientes. Si llegaban a la tarde sin matarse, Charles podía darse por bien pagado.
El “Zorro” alzó la vista a los cielos y se encomendó cuando las dos mujeres decidieron charlar en privado. ¿Qué podía salir mal entre dos gatas peleando por un perro viejo?
Todo.
***
Última edición por Charlemagne Noir el Jue Feb 12, 2015 4:37 pm, editado 2 veces
Charlemagne Noir- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 48
Fecha de inscripción : 04/11/2012
Localización : A los pies de Épsilon, siempre protegiéndola
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Uncertainty [Privado]
¿Me aceptarás como soy?
¿Lo harás?
JONI MITCHELL, California
Las figuras se volvieron cada vez más claras y ante los ojos de la felina aparecía el Zorro. Una sonrisa ilumino el rostro de Camila, quien apreciaba cada día con mayor intensidad al Maestre y todo aquello que le había enseñado en los tiempos que se encontraban juntos; a pesar de la felicidad que significaba para ella poder conocer finalmente a la Épsilon, estaba enterada gracias al Maestre de la voluntariedad de la dama, de que quizás su encuentro no sería sencillo para nada y aún así, Camila estaba dispuesta a dar todo de si. La felina ya había dejado en claro que en ningún momento trataría de competir con la Épsilon. Acepto ser la segunda para el Can y ayudarle en lo que fuera necesario con respecto a la aprendiz principal y eso, no iba a cambiar por nada del mundo.
No pudo evitar observar el vestido que lucía la otra gata. En sus ropas estaba más que claro que ambas eran de lugares diferentes a pesar de compartir la condición de cambiantes felinas; aunando a eso el hecho de que Jîldael lucía más joven y un tanto más distante desde la perspectiva de Camila, por eso se sintió un tanto cohibida y dirigió su mirada hasta Charles en un gesto que estaba destinado a buscar un poco la protección del Maestre. El Zorro no hizo más que mirarle, pero en esos ojos la De Rose podía encontrar la paz que necesitaba y la valentía para tomar la iniciativa de ser ella quien rompiera el hielo entre ambas felinas.
De sus labios salió primero que nada un saludo al Zorro, para después centrarse en una presentación formal con la Épsilon. Jîldael respondió a su saludo, a las palabras de cortesía de ambas y por supuesto, acepto la invitación de Camila para que ambas pudieran caminar. En ese pequeño paseo irían sin Charles, todo porque de esa manera es que finalmente podrían conocerse las verdaderas caras, las intenciones de ambas y los recelos que pudieran tener para con la otra.
Conforme se alejaban de la presencia del Zorro, el corazón de Camila palpitaba cada vez más veloz y ambas se hallaban sumidas en un silencio que amenazaba con devorarlas si es que alguna no se dignaba a comenzar a hablar. Además de eso, la De Rose se encontraba nerviosa. No deseaba preguntar algo que fuera mal interpretado por Jîldael, ni tampoco deseaba decir algo que la pudiese ofender. La nueva aprendiz de verdad que estaba esforzándose por llevar aquella reunión a éxito, aunque las cosas no parecían ir de esa manera. Y no fue sino hasta que el aroma de Charles se volvía más lejano, que los labios de Camila se abrieron para romper el silencio incomodo que se formaba entre ambas.
– No sé que tanto es lo que te ha contado Charles sobre mi y sobre la manada; suele guardarse tanto para si que debo admitir, me encuentro nerviosa de pensar que pudo traerte hasta este lugar sin que supieras realmente quién o qué era yo – los ojos de la cambiante se centraban en el paisaje, buscando en los bosques la tranquilidad que dentro de ella no podía surgir. Era complicado saber que pensaban otras personas, pero en la mirada de Jîldael podía notar que todo aquello no la volvía del todo feliz. Camila era una felina que formaba parte de caninos, que de cierta manera se acostumbraba a convivir con otros más de lo usual; cosa de la que no estaba del todo segura de su acompañante de paseo – pero deseo de corazón que sepas que cualquier duda que poseas respecto a mi, la responderé con gusto y tampoco debes preocuparte por el “Zorro” y mi relación con él – sonrió para si misma – sé muy bien mi lugar en su vida y aunque no te lo dijera, también sé mi lugar en la tuya – si de algo se encontraba segura, era que aquella otra felina era el centro de Charles y por tanto, el de ella.
¿Lo harás?
JONI MITCHELL, California
Las figuras se volvieron cada vez más claras y ante los ojos de la felina aparecía el Zorro. Una sonrisa ilumino el rostro de Camila, quien apreciaba cada día con mayor intensidad al Maestre y todo aquello que le había enseñado en los tiempos que se encontraban juntos; a pesar de la felicidad que significaba para ella poder conocer finalmente a la Épsilon, estaba enterada gracias al Maestre de la voluntariedad de la dama, de que quizás su encuentro no sería sencillo para nada y aún así, Camila estaba dispuesta a dar todo de si. La felina ya había dejado en claro que en ningún momento trataría de competir con la Épsilon. Acepto ser la segunda para el Can y ayudarle en lo que fuera necesario con respecto a la aprendiz principal y eso, no iba a cambiar por nada del mundo.
No pudo evitar observar el vestido que lucía la otra gata. En sus ropas estaba más que claro que ambas eran de lugares diferentes a pesar de compartir la condición de cambiantes felinas; aunando a eso el hecho de que Jîldael lucía más joven y un tanto más distante desde la perspectiva de Camila, por eso se sintió un tanto cohibida y dirigió su mirada hasta Charles en un gesto que estaba destinado a buscar un poco la protección del Maestre. El Zorro no hizo más que mirarle, pero en esos ojos la De Rose podía encontrar la paz que necesitaba y la valentía para tomar la iniciativa de ser ella quien rompiera el hielo entre ambas felinas.
De sus labios salió primero que nada un saludo al Zorro, para después centrarse en una presentación formal con la Épsilon. Jîldael respondió a su saludo, a las palabras de cortesía de ambas y por supuesto, acepto la invitación de Camila para que ambas pudieran caminar. En ese pequeño paseo irían sin Charles, todo porque de esa manera es que finalmente podrían conocerse las verdaderas caras, las intenciones de ambas y los recelos que pudieran tener para con la otra.
Conforme se alejaban de la presencia del Zorro, el corazón de Camila palpitaba cada vez más veloz y ambas se hallaban sumidas en un silencio que amenazaba con devorarlas si es que alguna no se dignaba a comenzar a hablar. Además de eso, la De Rose se encontraba nerviosa. No deseaba preguntar algo que fuera mal interpretado por Jîldael, ni tampoco deseaba decir algo que la pudiese ofender. La nueva aprendiz de verdad que estaba esforzándose por llevar aquella reunión a éxito, aunque las cosas no parecían ir de esa manera. Y no fue sino hasta que el aroma de Charles se volvía más lejano, que los labios de Camila se abrieron para romper el silencio incomodo que se formaba entre ambas.
– No sé que tanto es lo que te ha contado Charles sobre mi y sobre la manada; suele guardarse tanto para si que debo admitir, me encuentro nerviosa de pensar que pudo traerte hasta este lugar sin que supieras realmente quién o qué era yo – los ojos de la cambiante se centraban en el paisaje, buscando en los bosques la tranquilidad que dentro de ella no podía surgir. Era complicado saber que pensaban otras personas, pero en la mirada de Jîldael podía notar que todo aquello no la volvía del todo feliz. Camila era una felina que formaba parte de caninos, que de cierta manera se acostumbraba a convivir con otros más de lo usual; cosa de la que no estaba del todo segura de su acompañante de paseo – pero deseo de corazón que sepas que cualquier duda que poseas respecto a mi, la responderé con gusto y tampoco debes preocuparte por el “Zorro” y mi relación con él – sonrió para si misma – sé muy bien mi lugar en su vida y aunque no te lo dijera, también sé mi lugar en la tuya – si de algo se encontraba segura, era que aquella otra felina era el centro de Charles y por tanto, el de ella.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 391
Fecha de inscripción : 10/09/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Uncertainty [Privado]
“Debemos desconfiar unos de otros. Es nuestra única defensa contra la traición”.
Tennessee Williams.
Tennessee Williams.
En tan solo unas horas, su vida había cambiado para siempre. Y, por primera vez, no le gustó el cambio.
Así que todos esos años, no era ella la única en la vida del “Zorro”; durante todo ese tiempo había tenido una vida paralela; una especie de familia a la que debía amor, tiempo y lealtad. Para peor de la Felina, ello había incluido varios discípulos antes y después de ella; al fin comprendía qué hacía Charles en París cuando su padre lo encontró para entrenarla. Pero, si se habían leído desde el primer momento y jamás se guardaron secretos entre ellos, ¿por qué él nunca le habló de todas esas cosas? ¿Por qué lo hizo entonces, en vez de seguir guardando el secreto? La respuesta era tan obvia que le dio de lleno en la cara: había una nueva discípula y deseaba conocer a la Cambiante aristócrata.
Fue la primera vez que la Del Balzo se quedó sin palabras. Fue la primera vez que le pidió a Charles un tiempo a solas el que ocupó para vagar como pantera por los alrededores mientras su corazón se aquietaba; y se tardó tres días en aquietarse; más de una vez, pensó que no podría perdonar a Charlemagne Noir, pero entonces recordaba todas las veces que él la defendió de la ira de su padre, cómo salvó su vida cuando mataron a Jean, sus enseñanzas para sobrevivir después y, sobre todo, las incontables veces en que él la acunó para calmar una mala noche. Se dio cuenta entonces de que Charles la había herido, pero no se comparaba ni remotamente con todo el amor que el Canino le había dado.
Y por eso volvió. Porque lo amaba incondicionalmente, y la única forma de probarlo era volviendo con él pese a su secreto; pero le puso condiciones: él nunca volvería a mentirle de ese modo; un abrazo entrañable selló el pacto entre ambos, sin que Jîldael supiera que imponía sobre su Maestre una soga terrible que lo apretaría hasta el día de su muerte. Mas él no dijo nada ni ella se dio cuenta.
Vino entonces el asunto ése de reunirse con la otra discípula, la Omega. La Felina disfrutaba imaginando que era fea, torpe, inculta y sin poder alguno. Pero la realidad estaba a punto de abofetear su cruel arrogancia; Jîldael aumentó la medida de su castigo en el momento en que eligió enrostrarle a la desconocida su posición social y su lugar en la vida del “Zorro”; por supuesto, nada de ello era necesario, pero ella insistió. Eligió ropas sencillas, pero elegantes; el color de la tela de su vestido combinaba perfecto con el color de sus ojos, mientras que el corte destacaba sus mejores atributos físicos. Se colgó el relicario de su madre, se puso el anillo familiar y se acicaló apenas con un poco de perfume. Partieron entonces, al encuentro de Camila de Rose, la nueva discípula de su Maestre.
Charles estaba aliviado; parecía haberse quitado un enorme peso de encima; mas la joven no podía compartir ese entusiasmo; lucía en realidad como el gato al que obligan a cambiar de casa sin preguntarle si está de acuerdo o no. Unas horas después, a medio camino de la casa de Sho que ella tan bien conocía. Allí estaba la otra mujer; y la bofetada a su arrogancia le dio de lleno en el rostro.
Era mucho más joven de lo que esperaba, y lucía una belleza salvaje y libre, propia de las mujeres que no necesitan cumplir con expectativas ni roles sociales; sus ropas eran simples, y de una tela inferior, pero incluso así, la extraña lucía increíblemente hermosa. Un rubor de vergüenza cubrió su rostro y saludó a la mujer con una leve inclinación de cabeza, con rostro pálido y actitud acre, mientras accedía a la invitación de la otra para caminar mientras platicasen.
Fue cuando la tuvo a su lado que percibió ese olor tan característico que casi se declaró ofendida.
— ¡Sois una Cambiante Felina! — exclamó sorprendida, sin poder contener los celos que se le apretaban en el pecho.
Camila la observó con cansancio, como si todo ello, además de incómodo, fuera totalmente inútil:
— No sé qué tanto es lo que te ha contado Charles sobre mí... — comenzó la mujer y Jîldael supo que estaba nerviosa y que deseaba sobre todo agradarle, no tanto por ella misma como por las expectativas que Charles tenía en ambas. Quizás por ello ignoró abiertamente la exclamación de Jîldael —, pero deseo de corazón que sepas que cualquier duda que poseas respecto a mí, la responderé con gusto y tampoco debes preocuparte por el “Zorro” y mi relación con él... —
Jîldael tuvo que comerse sus palabras; por supuesto que no debía preocuparse por Camila, después de todo, Jîldael era la única persona que había permanecido tanto tiempo junto a Charles. Pero se guardó sus malas palabras y aceptó la invitación de la Rose a preguntar las dudas que la pudieran aquejar.
— Agradezco vuestra gentil intención, Camila de Rose. Ya veo que compartimos la condición de Cambiante Felina. Sabed que yo soy una pantera y tengo muy mal carácter. Me gusta mi espacio y mis cosas y no me gusta que extraños se metan en medio, mucho menos otros gatos. Espero que eso esté muy claro; mientras vos no intervengáis en mi relación con Charles, sois libre de ir y venir del modo en que así lo queráis. Somos de clases sociales diferentes, pero no temáis por ello; he debido sobrevivir comiendo sólo ratas y bebiendo agua de alcantarillas, así que el lujo, para mí, es una pérdida de tiempo en la que no me gasto. Eso nos lleva a la única pregunta que realmente deseo haceros: si vuestra relación es con mi Maestre, ¿por qué os importa tanto mi opinión al respecto? ¿Qué esperáis de mí, en consecuencia? —
No. Jîldael no iba a hacerle las cosas fáciles a Camila, pero podría tolerarla en su vida y, quizás, con el tiempo llegare a aceptarla e incluso a tratarla con afecto y respeto. Eso siempre que Camila supiera lidiar con su terrible carácter.
Era un largo camino para las dos. ¿En qué pensaba Charles cuando decidió tener dos gatos en su vida, ah?
***
Así que todos esos años, no era ella la única en la vida del “Zorro”; durante todo ese tiempo había tenido una vida paralela; una especie de familia a la que debía amor, tiempo y lealtad. Para peor de la Felina, ello había incluido varios discípulos antes y después de ella; al fin comprendía qué hacía Charles en París cuando su padre lo encontró para entrenarla. Pero, si se habían leído desde el primer momento y jamás se guardaron secretos entre ellos, ¿por qué él nunca le habló de todas esas cosas? ¿Por qué lo hizo entonces, en vez de seguir guardando el secreto? La respuesta era tan obvia que le dio de lleno en la cara: había una nueva discípula y deseaba conocer a la Cambiante aristócrata.
Fue la primera vez que la Del Balzo se quedó sin palabras. Fue la primera vez que le pidió a Charles un tiempo a solas el que ocupó para vagar como pantera por los alrededores mientras su corazón se aquietaba; y se tardó tres días en aquietarse; más de una vez, pensó que no podría perdonar a Charlemagne Noir, pero entonces recordaba todas las veces que él la defendió de la ira de su padre, cómo salvó su vida cuando mataron a Jean, sus enseñanzas para sobrevivir después y, sobre todo, las incontables veces en que él la acunó para calmar una mala noche. Se dio cuenta entonces de que Charles la había herido, pero no se comparaba ni remotamente con todo el amor que el Canino le había dado.
Y por eso volvió. Porque lo amaba incondicionalmente, y la única forma de probarlo era volviendo con él pese a su secreto; pero le puso condiciones: él nunca volvería a mentirle de ese modo; un abrazo entrañable selló el pacto entre ambos, sin que Jîldael supiera que imponía sobre su Maestre una soga terrible que lo apretaría hasta el día de su muerte. Mas él no dijo nada ni ella se dio cuenta.
Vino entonces el asunto ése de reunirse con la otra discípula, la Omega. La Felina disfrutaba imaginando que era fea, torpe, inculta y sin poder alguno. Pero la realidad estaba a punto de abofetear su cruel arrogancia; Jîldael aumentó la medida de su castigo en el momento en que eligió enrostrarle a la desconocida su posición social y su lugar en la vida del “Zorro”; por supuesto, nada de ello era necesario, pero ella insistió. Eligió ropas sencillas, pero elegantes; el color de la tela de su vestido combinaba perfecto con el color de sus ojos, mientras que el corte destacaba sus mejores atributos físicos. Se colgó el relicario de su madre, se puso el anillo familiar y se acicaló apenas con un poco de perfume. Partieron entonces, al encuentro de Camila de Rose, la nueva discípula de su Maestre.
Charles estaba aliviado; parecía haberse quitado un enorme peso de encima; mas la joven no podía compartir ese entusiasmo; lucía en realidad como el gato al que obligan a cambiar de casa sin preguntarle si está de acuerdo o no. Unas horas después, a medio camino de la casa de Sho que ella tan bien conocía. Allí estaba la otra mujer; y la bofetada a su arrogancia le dio de lleno en el rostro.
Era mucho más joven de lo que esperaba, y lucía una belleza salvaje y libre, propia de las mujeres que no necesitan cumplir con expectativas ni roles sociales; sus ropas eran simples, y de una tela inferior, pero incluso así, la extraña lucía increíblemente hermosa. Un rubor de vergüenza cubrió su rostro y saludó a la mujer con una leve inclinación de cabeza, con rostro pálido y actitud acre, mientras accedía a la invitación de la otra para caminar mientras platicasen.
Fue cuando la tuvo a su lado que percibió ese olor tan característico que casi se declaró ofendida.
— ¡Sois una Cambiante Felina! — exclamó sorprendida, sin poder contener los celos que se le apretaban en el pecho.
Camila la observó con cansancio, como si todo ello, además de incómodo, fuera totalmente inútil:
— No sé qué tanto es lo que te ha contado Charles sobre mí... — comenzó la mujer y Jîldael supo que estaba nerviosa y que deseaba sobre todo agradarle, no tanto por ella misma como por las expectativas que Charles tenía en ambas. Quizás por ello ignoró abiertamente la exclamación de Jîldael —, pero deseo de corazón que sepas que cualquier duda que poseas respecto a mí, la responderé con gusto y tampoco debes preocuparte por el “Zorro” y mi relación con él... —
Jîldael tuvo que comerse sus palabras; por supuesto que no debía preocuparse por Camila, después de todo, Jîldael era la única persona que había permanecido tanto tiempo junto a Charles. Pero se guardó sus malas palabras y aceptó la invitación de la Rose a preguntar las dudas que la pudieran aquejar.
— Agradezco vuestra gentil intención, Camila de Rose. Ya veo que compartimos la condición de Cambiante Felina. Sabed que yo soy una pantera y tengo muy mal carácter. Me gusta mi espacio y mis cosas y no me gusta que extraños se metan en medio, mucho menos otros gatos. Espero que eso esté muy claro; mientras vos no intervengáis en mi relación con Charles, sois libre de ir y venir del modo en que así lo queráis. Somos de clases sociales diferentes, pero no temáis por ello; he debido sobrevivir comiendo sólo ratas y bebiendo agua de alcantarillas, así que el lujo, para mí, es una pérdida de tiempo en la que no me gasto. Eso nos lleva a la única pregunta que realmente deseo haceros: si vuestra relación es con mi Maestre, ¿por qué os importa tanto mi opinión al respecto? ¿Qué esperáis de mí, en consecuencia? —
No. Jîldael no iba a hacerle las cosas fáciles a Camila, pero podría tolerarla en su vida y, quizás, con el tiempo llegare a aceptarla e incluso a tratarla con afecto y respeto. Eso siempre que Camila supiera lidiar con su terrible carácter.
Era un largo camino para las dos. ¿En qué pensaba Charles cuando decidió tener dos gatos en su vida, ah?
***
Jîldael Del Balzo- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 200
Fecha de inscripción : 09/09/2011
Localización : Junto a mi Maestre... aquí o allá...
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Uncertainty [Privado]
El temor engendra temor.
La fuerza engendra fuerza.
Cheryl Strayed
Charles le daba tanto que Camila no poseía nada que le hiciera sentir que verdaderamente estaba compensando todo lo recibido por el “Zorro” sin embargo, se esforzaba. Conocer a Jîldael era uno de esos momentos en los que sentía que podía hacer algo por el maestre, aunque quizás solo fueran meras ideas suyas. Aún así, el encuentro se daba y las dos mujeres se encontraban. Después de los saludos y las formalidad fue cuando ambas se alejaron de la presencia masculina, aquello era un rito más que normal entre las féminas y para Camila, era la oportunidad perfecta de poder charlar debidamente con la aprendiz Épsilon.
En sus andares se notaba la naturaleza de ambas, esa manera felina de caminar que sin embargo no fue notada de inmediato por Jîldael, quien hasta estar a un lado de la De Rose se percato y le hizo saber su condición de cambiante. Aquello no era de sorprenderse, al menos no para Camila. El “Zorro” y los miembros de la manada fueron claros en el momento en que le hicieron saber que era la única mujer que salía de las normas establecidas desde hacía mucho tiempo. Nunca en la historia de la manada se había aceptado a un cambiante felino, ella era la primera. Precisamente por ese detalle, que seguramente había sido compartido con la Épsilon, era que le sorprendía el saber la verdadera naturaleza de la Omega. Pese a la sorpresa en la voz de Jîldael, ella no dijo o hizo gesto alguno para aceptar aquello que era obvio. No estaba ahí para actuar como una gata celosa, pese a que eso parte de la naturaleza de ambas mujeres, sin embargo, la De Rose había hecho promesas importantes y su convivencia con otros sobre naturales, sobre todo últimamente los pertenecientes a la manada, hacían que ella dejara un poco de lado esas características tan propias de su raza. Aquello no quería decir que no sintiese celos de lo bonita y de buena cuna que lucía Jîldel; o que no sintiera una punzada al ver la manera en la que Charles le miraba como si su Épsilon fuese lo más importante del mundo. Aún así, era consciente de que no podía competir con ella y lo mejor era entonces, que aprendiera a quererle y apreciarle lo suficiente como para saber porque el “Zorro” se preocupaba tanto por ella.
Dio carta abierta a la otra felina para preguntar tanto como le fuera posible, pues estaba dispuesta a responder a todas sus inquietudes y dudas. Aceptaría incluso los celos de Jîldael y no se enredaría demasiado con ellos. Ambas estaban ligadas por el mismo Maestre y aunque las rivalidades eran comunes siempre en esas clases de relaciones, Camila prefería que todos se ayudasen a sobrellevar cualquier situación que apareciera en la vida de ellos.
Nuevamente la Épsilon le recordó de su condición de cambiante felina y la De Rose no pudo más que mirarle y sonreír antes de hablar.
– Tienes razón, compartimos esa condición y es por eso que puedo comprender perfectamente lo que me dices; no busco invadir tu espacio y mucho menos meterme entre tus cosas, yo estoy aquí porque las circunstancias me llevaron hasta el “Zorro” y él ha sido el único que me ayudo en los momentos más cruciales de mi existencia hasta ahora – y era cierto. Cuando se encontró perdida, él le ayudo a salir adelante y por eso estaría eternamente agradecida con él. Asintió cuando Charles fue mencionado por parte de la otra gata – Me ha quedado claro, pero igual creo que tienes que saber, que Charles ya me hablo antes de los términos de nuestra relación Maestre - Omega y no tienes porque pensar que voy a meterme en esa relación. Tu eres la Épsilon y como tal, tienes mi respeto al igual que el “Zorro” – lo que termino por tranquilizar a Camila, fue la manera en la que ella comenzó a hablar un poco sobre las clases de ambas y eso le hizo suspirar de verdadero alivio – Eso me saca del mayor apuro en el que me sentía – admitió – Temía no tener nada que ofrecerles a ambos pero veo que entonces, no deberes preocuparme por eso.
Finalmente la ultima pregunta fue algo que no espero en el inicio de la conversación, pero era un punto que sin duda se tocaría tarde o temprano, así que si era temprano, que mejor.
– La verdad es que en un inicio fue simple curiosidad. Quería conocer a la Épsilon del “Zorro” esa maravillosa felina a quien suele mencionar y que siempre ha estado presente en nuestras conversaciones, pero mientras más pasaba el tiempo y más cerca estaba de Charles, pude notar lo importante que eres para él – la mirada de Camila busco la ajena y le sonrío – Por eso es que me importa, porque tu eres importante para él y en consecuencia te has vuelto de cierta manera importante para mi – se encogió de hombros, sin estar del todo segura si es que se estaba expresando de una manera correcta – y no espero nada. Unicamente quiero poder conocerte y encontrar esa mujer que el Mestre tanto valora en ti – respondió con sinceridad, pues desde que aceptara ser aprendiz Omega del “Zorro” su vida se había ligado a Jîldael y la felina, era alguien a quien no podía simplemente ignorar.
La fuerza engendra fuerza.
Cheryl Strayed
Charles le daba tanto que Camila no poseía nada que le hiciera sentir que verdaderamente estaba compensando todo lo recibido por el “Zorro” sin embargo, se esforzaba. Conocer a Jîldael era uno de esos momentos en los que sentía que podía hacer algo por el maestre, aunque quizás solo fueran meras ideas suyas. Aún así, el encuentro se daba y las dos mujeres se encontraban. Después de los saludos y las formalidad fue cuando ambas se alejaron de la presencia masculina, aquello era un rito más que normal entre las féminas y para Camila, era la oportunidad perfecta de poder charlar debidamente con la aprendiz Épsilon.
En sus andares se notaba la naturaleza de ambas, esa manera felina de caminar que sin embargo no fue notada de inmediato por Jîldael, quien hasta estar a un lado de la De Rose se percato y le hizo saber su condición de cambiante. Aquello no era de sorprenderse, al menos no para Camila. El “Zorro” y los miembros de la manada fueron claros en el momento en que le hicieron saber que era la única mujer que salía de las normas establecidas desde hacía mucho tiempo. Nunca en la historia de la manada se había aceptado a un cambiante felino, ella era la primera. Precisamente por ese detalle, que seguramente había sido compartido con la Épsilon, era que le sorprendía el saber la verdadera naturaleza de la Omega. Pese a la sorpresa en la voz de Jîldael, ella no dijo o hizo gesto alguno para aceptar aquello que era obvio. No estaba ahí para actuar como una gata celosa, pese a que eso parte de la naturaleza de ambas mujeres, sin embargo, la De Rose había hecho promesas importantes y su convivencia con otros sobre naturales, sobre todo últimamente los pertenecientes a la manada, hacían que ella dejara un poco de lado esas características tan propias de su raza. Aquello no quería decir que no sintiese celos de lo bonita y de buena cuna que lucía Jîldel; o que no sintiera una punzada al ver la manera en la que Charles le miraba como si su Épsilon fuese lo más importante del mundo. Aún así, era consciente de que no podía competir con ella y lo mejor era entonces, que aprendiera a quererle y apreciarle lo suficiente como para saber porque el “Zorro” se preocupaba tanto por ella.
Dio carta abierta a la otra felina para preguntar tanto como le fuera posible, pues estaba dispuesta a responder a todas sus inquietudes y dudas. Aceptaría incluso los celos de Jîldael y no se enredaría demasiado con ellos. Ambas estaban ligadas por el mismo Maestre y aunque las rivalidades eran comunes siempre en esas clases de relaciones, Camila prefería que todos se ayudasen a sobrellevar cualquier situación que apareciera en la vida de ellos.
Nuevamente la Épsilon le recordó de su condición de cambiante felina y la De Rose no pudo más que mirarle y sonreír antes de hablar.
– Tienes razón, compartimos esa condición y es por eso que puedo comprender perfectamente lo que me dices; no busco invadir tu espacio y mucho menos meterme entre tus cosas, yo estoy aquí porque las circunstancias me llevaron hasta el “Zorro” y él ha sido el único que me ayudo en los momentos más cruciales de mi existencia hasta ahora – y era cierto. Cuando se encontró perdida, él le ayudo a salir adelante y por eso estaría eternamente agradecida con él. Asintió cuando Charles fue mencionado por parte de la otra gata – Me ha quedado claro, pero igual creo que tienes que saber, que Charles ya me hablo antes de los términos de nuestra relación Maestre - Omega y no tienes porque pensar que voy a meterme en esa relación. Tu eres la Épsilon y como tal, tienes mi respeto al igual que el “Zorro” – lo que termino por tranquilizar a Camila, fue la manera en la que ella comenzó a hablar un poco sobre las clases de ambas y eso le hizo suspirar de verdadero alivio – Eso me saca del mayor apuro en el que me sentía – admitió – Temía no tener nada que ofrecerles a ambos pero veo que entonces, no deberes preocuparme por eso.
Finalmente la ultima pregunta fue algo que no espero en el inicio de la conversación, pero era un punto que sin duda se tocaría tarde o temprano, así que si era temprano, que mejor.
– La verdad es que en un inicio fue simple curiosidad. Quería conocer a la Épsilon del “Zorro” esa maravillosa felina a quien suele mencionar y que siempre ha estado presente en nuestras conversaciones, pero mientras más pasaba el tiempo y más cerca estaba de Charles, pude notar lo importante que eres para él – la mirada de Camila busco la ajena y le sonrío – Por eso es que me importa, porque tu eres importante para él y en consecuencia te has vuelto de cierta manera importante para mi – se encogió de hombros, sin estar del todo segura si es que se estaba expresando de una manera correcta – y no espero nada. Unicamente quiero poder conocerte y encontrar esa mujer que el Mestre tanto valora en ti – respondió con sinceridad, pues desde que aceptara ser aprendiz Omega del “Zorro” su vida se había ligado a Jîldael y la felina, era alguien a quien no podía simplemente ignorar.
Thalie De Rose- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 391
Fecha de inscripción : 10/09/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Temas similares
» ¿What's going on with me? ¿And who are you? [Privado]
» When the sun goes down || Privado
» The Best of Me | Privado
» ~~ Red ~~ Privado
» Ya no más...*Privado*
» When the sun goes down || Privado
» The Best of Me | Privado
» ~~ Red ~~ Privado
» Ya no más...*Privado*
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour