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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

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Mensaje por Doreen Jussieu Sáb Dic 20, 2014 12:57 pm

Mi táctica es mirarte, aprender como eres, quererte como eres
Mi táctica es hablarte y escucharte, construir con palabras un puente indestructible
Mi táctica es quedarme en tu recuerdo, no sé cómo ni sé con qué pretexto pero quedarme en ti.
- Táctica y estrategia.
Mario Benedetti


La voz la había confundido. No supo si se encontraba en un sueño o aquello había sido real. En cuanto el vampiro puso su cuerpo sobre la cómoda cama, la jovencita se perdió en un sueño que a la mañana siguiente resultó reparador. Ni siquiera tuvo imágenes del encuentro al encontrarse tan dormida. No soñó, no tuvo pesadillas, todo había sido negro, cómo si estuviera cayendo por un precipicio. Sin embargo había descansado.

A la mañana siguiente Doreen abrió los ojos con pereza. Tuvo que mover sus manos y formar dos pequeños puños para poder frotar sus orbes. Sólo así pudo aguantar la luminosidad que entraba por la ventana. Cuando cobró por completo la razón salió de la cama de un salto largo. Sus piernas parecían tan largas cómo las de una garza en aquel movimiento tan diestro. Lo primero que hizo fue revisarse el rostro. Empezando por su cabello todo era un desastre. Ladeó la cabeza y observó dos marchitas casi diminutas en la curvatura del mismo. Se estaba curando. La mordida no había sido tan traumatica. Lo que sí la hizo estremecerse fue observar su cama, sus sabanas. Se encontraban teñidas de rojo. Ver eso le recordó la actividad de la noche, sintió calor y luego se dio cuenta que estaba sonrojada al echarse una miradita en en el espejo. Tragó saliva con fuerza y el dolor de sus caderas tanto cómo la extrañeza al caminar, le hicieron tener un golpe fuerte de realidad.

Lloró un largo rato, incluso en medio de la tina sus lagrimas se perdieron con el agua. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para cambiarse. Con rabia y vergüenza retiró las sabanas de la cama y las hizo bolita, las escondió en el armario, y luego salió de su habitación con precaución. Aún no veía a nadie, lo cual la calmó, pero en cuanto llegó a la cocina para prepararse algo, muchas de las miradas pasaron a ella, incluso hubo reacciones de alivio. Sin decir muchas palabras se puso a desayunar. Ingirió alimentos cómo nunca antes, había amanecido más que hambrienta, y con justa razón.

Mandó a pedir a ese hombre que llevaba todas sus cuentas. Le dio instrucciones firmando un acta que daba carta poder, y después reunió a todos sus empleados. Doreen no supo de donde sacó la fuerza pero lo hizo. Los despidió no sin antes demostrarles cuan agradecida se encontraba, cuanto amor les tenía, y que no los iba a dejar sin nada. Una gran suma de dinero tendrían, y la forma de poder conseguir un hogar decente. Gracias a la generosidad de Darcy, un par de negocios lucrativos habían quedado con ella. De los cuales dispuso un par para que sus ahora ex empleados tuvieran ingresos durante toda su vida, hasta su último aliento.

Dio gracias a que la renuencia de los empleados no fuera demasiada. Todos aceptaron las cosas al notar su rostro de preocupación y urgencia. La casa tardaría en saber que hacer con ella. En ese momento se dedicó a guardar algunas cosas. Fueron dos maletas de ropa, y algunas cajas con artículos que le gustaban, cómo un par de libros. No sabía que le esperaría en aquel lugar.

Cuando la noche apareció, Doreen sintió su cuerpo temblar. Para su buena suerte había llegado un carruaje por ella. Le costó un par de lagrimas más el despedirse de ese lugar. Casi consideró el quedarse sin importar el castigo o la muerte que pudieran darle, pero tuvo que optar por irse por el bien de todos. Ella sabía que de desobedecer, existirían otros afectados, no sólo ella, así que existían sacrificios que debían hacerse por la causa, sacrificios que costarían demasiado, que la harían infeliz, pero no más que saber alguien moría por su culpa.

El trayecto a “quien sabe donde” fue algo largo. Se sorprendió por el camino que habían optado, incluso se inquietó por la oscuridad, la serenidad y el silencio. Por un momento se puso a reflexionar, dado cómo era el vampiro, era lo más normal encontrarse en esas condiciones. Tomó varias bocanas de aire para tranquilizarse, incluso recargó su espalda en el asiento del carruaje, cerró los ojos y buscó tararear un poco para cambiar sus pensamientos negativos. Como por arte de magia, lo logró. Llegó con tranquilidad gracias a sus pensamientos, a su fe, y a su alegría propia. Cuando el carruaje estuvo en silencio, sin ejercer movimiento alguno, la joven abrió los ojos observando una gran mansión. Era vieja, pero tenía detalles que le gustaron por lo clásico de ellos. Hizo un par de muecas antes de bajar y entró al lugar. Aún no veía a Averno, lo cual la tenía inquieta.

Por fin había entrado a la estructura. Sintió escalofríos, en ese lugar hacía incluso más frío que fuera de la mansión. Miró hacía un lado, luego hacía otro, y terminó por seguir el sonido de las brazas. Una chimenea se encontraba encendida. Cuando estuvo frente a ella estiró sus manos para que le dieran calor. ¿Viviría el vampiro con alguien?

—  ¿Hay alguien en casa? —  Su voz sonó tranquila, algo que a ella misma le había sorprendido. El sonido de sus palabras se repetían cómo un eco. Doreen decidió que debía dar un paseo. El lugar era enorme, y eso que sólo se encontraba en uno de los salones. Recorrió otro que parecía una sala sencilla, y luego un comedor que al pasar su dedo notó que se encontraba empolvado. Quizás llevaba mucho tiempo sin usarse. Era lo más lógico ¿por qué un vampiro se sentaría en una mesa sino se necesitaba? Negó, se sacudió las manos y siguió caminando. Una puerta la llevó hasta la zona principal, y un sonido la sobresaltó. ¿Y el anfitrión? ¿Qué esperaba? ¿Qué había pasado? —  ¿Averno? —  Susurró quebrándose del miedo, dándose cuenta que ahora respiraba la realidad, su realidad. Ella ya era suya.

Todo era incertidumbre con él, un acertijo por resolver, un sendero a obscuras para avanzar, encontrarlo era tan inesperado cómo lo que sucederá.
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Mensaje por Averno Lun Ene 05, 2015 4:50 pm



"Yo, pues, descubriré también tus faldas delante de tu rostro, y se manifestará tu ignominia"


El vampiro había planeado con total antelación cada detalle de esta noche, podía pensarse que no sería algo difícil o complicado traer a una humana dentro de su morada impenetrable, pero por mala o buena suerte resultaba ser todo lo contrario, una labor aparentemente efímera desembocaba en uno de los hechos más importantes para este ritual, Doreen, "La rubia", "La no virgen", "La aún inocente", aquella muchachita resultaba ser su objetivo final, no había más, cuando termine con ella desaparecería de París, les dejaría una obra extensa y hermosa que tendría años de preparación sí, pero al final sería como siempre, una vida apagándose entre los brazos experimentados del demonio, para suerte de la joven esta aún conservaba mucho dentro de sí que le interesaba al inmortal, detalles profundos y a la vez ligeros, tenía ahora mismo una desbordante curiosidad por notar su actitud hacia con él, sus opiniones después de lo sucedido, su sentir respecto a "estar sola" Realmente sola, pues Averno resultaba ser simplemente un cadáver movible, sin sentimientos, solo con acciones y razones que abordarían a la muchacha noche tras noche, día tras día, había pedido alejamiento total de sus raíces, o de cualquier destello ligero que le recuerde a sus raíces. No tenía dentro de su mente distorsionada y enferma duda alguna de que todos aquellos "cuidadores", "ex revolucionarios" y demás habían perecido en el olvido para pasar a ser simplemente recuerdos que a la larga se esfumarían, apagarían su flama al ser tan poco relevantes, Doreen se olvidaría de ellos, quiera o no quiera hacerlo, los años harían su labor, y Averno también. Claro, no resultaba el único objetivo que tenía respecto a la muchacha, aún faltaba que esta se entregue también a sus deseos más básicos, a lo que la naturaleza humana le rinde tributo en su máxima expresión de manera hipócrita y oculta, a los placeres en general, sexo, comodidad, dinero, derroche, avaricia, poder, aquella muchacha falta de todos aquellos pecados y anhelos debía de tenerlos, le acostumbraría a estos, le demostraría que si puede con estos, y que debe hacerlos parte de sí, que "no pasa nada" Lo malo es relativo y lo bueno también, sí, esto mismo debía dejárselo claro para convencerla con facilidad. Facilidad relativa también pues estaba seguro de que esta labor tomaría bastante tiempo, bastante sudor por parte de la muchacha y también constantes negativas de la misma parte. Meros inicios de sus planes, se verían desarrollados y aplicados a lo largo del tiempo, después de todo los actores debían de reunirse primero antes de realizar la obra. Según su reloj de bolsillo la humana debía ya encontrarse a pocos metros de su domicilio, apartado, alejado de todo lo humano, o de al menos de todo lo que el humano considera humano y decente, exactamente por ello había escogido este lugar, ¿quién se atrevería a hurgar por aquí? Solos seres "valientes" Es decir estúpidos ignorantes que nadie extrañaría, y gente necesitaba que él contrataría, además de otros pobres diablos contratados por las empresas cercanas a la mansión, terrenos agrícolas y ganaderos en general.

Claro esta cercanía equivalía a media hora y hora de viaje en carroza, viaje nada cómodo pues el terreno determinado para el transportes no resultaba para nada el adecuado. Pronto el aroma delicioso para el vampiro se posó sobre sus fosas nasales, reconoció dos latires humanos cercanos a su propiedad, el cochero y la joven, como no es usual en él había dejado sin seguros las entrenadas a la gran casa para que la joven ingrese, en el segundo piso, dentro de la habitación que ahora la joven utilizaría, se encontraba reposando el infame, con los codos sobre las rodillas, las palmas juntas bajo su mentón y observando la puerta abierta que daba una vista muy reducida del corredor, la voz de la joven retumbó en sus oídos a pesar de la distancia. Una sonrisa divertida y lasciva apareció en el rostro del vampiro, se levantó con total tranquilidad y avanzó lentamente por ese corredor de alfombra roja, se posó en total silencio sobre la baranda principal de las escaleras, rápidamente definió a su nueva compañera de vivienda, llevaba varios años sin compartir el lecho, una experiencia antigua mas no nueva volvería a tomar lugar frente a las narices del vampiro - Buenas noches, madame - Pronunció finalmente, expulsó sus palabras en aquel tono oscuro de siempre, tan grave como perturbante, sus piernas se movían hacia abajo, los pies pisaban cada escalón de manera lenta y casi rítmica, los ojos endemoniados del inmortal posados en la figura ajena se podían sentir penetrantes. Tenía consigo varias sorpresas para la joven, poco a poco las iría comentando, seguro varias le parecían agradables y otras no, una suerte azar constante experimentaría la muchacha - Finalmente llegó, justo a la hora planeada, ya sabe que me encanta que cada situación resulte milimétricamente exacta a como la desee, así que no debe sorprenderse - Se encaminó lentamente hacia la espalda de la joven, dando pasos lentos. Posó su palma derecha descubierta y gélida sobre el hombro de la rubia - Debemos poner al día cierto tema, ¿no? - Esa misma palma bajo por su espalda recorriendo la espina dorsal tan solo con las yemas, manera clara de indicar a que tema se estaba refiriendo. Se alejó del cuerpo ajeno para ir hacia el gran portón, con suma facilidad lo cerró, ambas puertas de un solo porrazo, colocó los pesados artilugios o bien llamados trancas, largos palos de metal oxidado que a pesar de los años seguían siendo una férrea "seguridad" anti-robos. Aunque siendo honestos la sola presencia del inmortal resultaba ser el mejor seguro ante cualquier detalle que simbolice amenaza para la "armonía" de este futuro hogar. En cuanto terminó sacudió sus palmas retirando todo rastro ligero de polvo, el interior del lugar había sido limpiado con anticipación no obstante no personalizado, esto se lo dejaría a la joven, le daría una labor femenina, no planeaba volverla una vaga, aunque en general el machismo lo indicara así, Averno no actuaba guiado por este a pesar de que pudiera verse así por algunas de sus actitudes - Entonces - Se afirmó de vuelta con ambas palmas está vez a los hombros ajenos - Bienvenida a casa, Doreen - Una carcajada siniestra acompaño a su última frase, la soltó solo de manera cliché y a modo de broma, no es que resultara aterradora su estancia aquí, ¿o sí?


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Mensaje por Doreen Jussieu Jue Ene 08, 2015 2:18 pm

Lo primero que notó Doreen al ingresar a ese lugar fue el silencio. No escuchaba ni siquiera a los grillos, y de tener algún caballo seguramente se encontraría dormido. Jamás había experimentado tal vacío. Incluso estando en casa podía apreciar los sonidos de los animales, ahí no había nada más que ella, su respiración, su corazón, y el miedo. No lo negaría nunca, le tenía miedo a esa criatura, sin embargo ese mismo ser no viviente le había dado las ganas para seguir de pie y con vida ¿No era irónico? Claro que lo era, además de masoquista. La joven se cuestionó si se encontraba con un vampiro o la muerte misma, pues se decía que segundos antes de morir era cuando más se deseaba vivir. Se encontraba tan confundida.

De algo estaba segura, la carencia de sonido no dudaría eternamente, o al menos su tiempo de vida. Las pisadas ajenas retumbaban de forma amenazante.

Mirarlo era todo una obra de arte. Las criaturas de la noche tenían un imán especial para ser observados, aunque con él existía algo que no sólo te llamaba, sino que te invitaba a pecar con él. El aliento se le contuvo al choque de las miradas, sus ojos claros delinearon el porte masculino desde su rostro, su cabello, sus hombros, hasta su altura. Incluso detalló su calzado fino, y que estaba segura poco importaba de que fuera el material. Suspiró por fin, y respiró como era debido.

La joven palideció un poco más al sentir su tacto. Su cuerpo tembló presa del pánico. Lo que había adjudicado cómo un mal sueño se estaba volviendo real. Recordó entonces aquella noche, la segunda noche en que se habían visto. Los mandatos de él, su rostro de molestia, sus castigos poco comunes, y la forma tan cruel en que la tomó. Ni siquiera en plena guerra se había imaginado de ese forma. No iba a negarlo, en cierto punto su cuerpo cedió al disfrute pero su mente y corazón no. Esas dos zonas privadas jamás las tocaría, siempre serían suyas, y daba gracias a que él no se entrometía a sus pensamientos. Ahí era donde se encontraría la verdadera Doreen, escondida, refugiada, a salvo. De algo estaba más que segura, él buscaría la forma de adentrarse en aquellas zonas, pero era ahí dónde debía mostrar su fortaleza y fuerza interna para no dejarlo vencer. ¡Que días más complicados y profundos les esperaría! ¿Cuántas lagrimas más derramaría y cuantas se aguantaría? Respuestas que sólo el tiempo les daría.

Analizó en silencio también la protección que se le daba a los grandes portones y puertas. Ni siquiera con una buena alimentación y ejercicio sería capaz de librarse de cualquiera de esos sistemas de seguridad. Ella estaba segura que ni siquiera habría terminado de retirar una de las maderas cuando Averno llegaría a su lado, le alejaría de ahí, y le daría una buena lección. ¿De qué sería capaz el vampiro con tal de hacerla entender? Matarla no sería una opción, porque de hacerlo él perdería toda su diversión, pero estaba segura que al menos llegaría a maltratarla hasta casi volverla loca. De sólo pensar aquello se abrazó a ella misma, bajó la cabeza y rezó mentalmente por el perdón de su alma. Si había pecado de forma tan atroz entonces debía pagar, pero le pedía a Dios un poco de misericordia.

Alzó la mirada cuando sintió las manos ajenas en sus hombros. Tragó saliva intentando darse valor con ese gesto tan básico. La carcajada macabra del vampiro la hizo derramar un par de lagrimas que pronto se secó, debía aguantar, tener un poco de dignidad. Ella sola se había metido en ese lío, debía aceptar su vida, ser valiente, fuerte, y demostrar que no era una frágil y simple joven que había escapado de su hogar buscando una historia de amor. Aunque ese último siempre lo buscaría, aun sabiendo la imposibilidad de las cosas, y de su nueva vida.

Gracias — Mencionó con su tono de voz dulce, había sido casi un susurró a causa del miedo y la rigidez que había obtenido desde su llegada. Tosió buscando aclararse la garganta — Aunque está no es mi casa, es suya — Corrigió con el tono de voz un poco más alto que el anterior — De igual forma le agradezco, el lugar está… — No supo que decir, a duras penas había podido ver lo que se encontraba a su alrededor, todo se encontraba muy obscuro, con excepción de algunas lamparas de parafina que le habían guiado hasta ahí. — Muerto — Comentó de forma espontánea sin haber medido sus palabras, aunque no es que estuviera diciendo algo malo. Era la realidad. La casa del vampiro estaba tan carente de vida cómo el dueño.

Mis cosas se encuentran en el carruaje, o eso creo, no son demasiadas cosas, básicamente ropa — Se había traído sus mejores prendas. Cuando Doreen había empezado a tener una vida con aquellos revolucionarios, Darcy le había cambiado sus “trapos” por vestidos finos, más decentes, telas únicas y costosas que mandaba a traer de tierras lejanas. La había tratado cómo una princesa, le había dado lo mejor ¡Ni siquiera se dudaba! Con tremenda fortuna y propiedades que le había dado. Esa ropa había traído. Ropa que aunque eran bienes materiales, le daban recuerdos gratos de una época pasaba en la que había sido feliz. En ese lugar nada podría ser bueno, nada podría quitarle una autentica y verdadera sonrisa. De eso estaba más que segura.

Cómo pudo se movió, giró su cuerpo avanzando por todo lugar que pudiera ver, o intentar hacerlo. Sus pasos eran tan ligeros cómo su peso, y ni siquiera había un poco de ruido. Ella al igual que el vampiro sabía cómo pasar desapercibida. Lograr soltarse la había aliviado un poco. Daba gracias por no haberse caído, tropezado o hecho alguna otra estupidez. Notó que algunos lugares de la casa tenían imperfección. Aquello la hizo arquear una ceja notablemente. ¿Cómo era posible que una criatura tan perfeccionista viviera en un lugar así?

Este lugar es muy viejo, tiene algunos detalles que parecen están a punto de caerse — Se puso de puntitas frente a una pared, estiró con delicadeza su mano y movió una especie de papel que estaba despegándose. La estiró y notó algo que la hizo temblar. Rastros de sangre. Con lentitud se volteó a mirarlo — Supongo que no es necesario para usted vivir en un lugar seguro y pulcro — Se relamió los labios con tranquilidad. Se dio cuenta que su boca y garganta estaban secas, tenía mucha sed pero se aguantó — ¿Qué es de su interés? ¿Qué tema desea tratar, mi señor? — Doreen no se había olvidado de ese detalle, ella ahora era de él, le pertenecía, y por lo tanto necesitaba mostrarle y dirigirse a él con total respeto. En ocasiones por el miedo parecía flaquear pero pronto se recuperaba. Ella aprendía más que bien. — He comido bien, de forma correcta, y dormí lo que se me indicó. No falté a ninguna norma — Comentó intentando hacerle ver que sí podía ser obediente, y que no debía castigarla. ¡No quería castigos! No quería que se acercara a ella, algo completamente imposible de esperar.
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Mensaje por Averno Miér Ene 21, 2015 4:51 am



"No hay nada más emocionante para alguien que una oportunidad de perder, sobre todo si es alguien que comienza con una aparente apariencia de control,
para luego ser roto. Es maravilloso."



Ahí se encontraba la musa de su actual inspiración, aquello podría sonar romántico sin embargo la convicción exuberante y burbujeante del vampiro no resultaba para nada con un fin similar alguno a un aspecto romántico si quiera en su mínima parte. Como siempre cuando la muchacha se encontraba tenía esa facilidad de palabra para responder ante él, aunque tan solo pronunciara minimalistas palabras frente a la rubia esta tenía quizás un impulso nervioso innato por contestar largo y tendido o al menos así lo sentía el inmortal, realmente resultaba entretenido para Averno pues podía notar ese presente respeto tácito que la niña sentía y a su vez el miedo inminente que le recorría la sangre. Con su ya acostumbrado silencio inicial dejo que la muchacha explorara cual niña pequeña que resultaba ser finalmente, una carcajada notoria volvió a escapar al notar la reacción de la muchacha respecto a lo que había encontrado, a pesar de estar seca y tener varios meses él podía olerla perfectamente, para ser exactos, los restos casi inexistentes del antiguo dueño de esta casa, un anciano que se negó a vender y a internarse en un asilo, fácilmente el vampiro pudo hipnotizarlo, hacerle firmar contra su voluntad y luego hacer que lo desalojen, no obstante siempre resultó más simple colocar su nombre falso en el testamento de aquel hombre que por suerte no poseía hijos y su esposa se encontraba enterrada justamente en la parte de atrás de la gran casi mansión, en el jardín que se encontraba lleno de flores de distintos colores, sin duda la parte más "iluminada" del lugar. El caballero mencionado pues se encontraba también dentro de la tumba que ahora su mujer le compartía, una doble función para esa alma miserable e inservible debido a su edad, ahora podía seguir siendo un fiel amante y ser el abono de la flora del vampiro. Debido a que una humana ocuparía ahora este lugar se encontraba medianamente preparado para tenerle presente - La curiosidad en este lugar puede ser más peligrosa de lo esperado y matar más que a simples gatos, aunque bueno, en su caso sería tan solo la muerte de otro animal que dícese pensante es - Una clara manera de referirse a la joven y una clara advertencia también - El tema importante, ese que ronda su cabeza y que en su vientre aún alberga mieles - Pronunció el inmortal mientras que avanzaba hacia la cocina donde vertió líquido incoloro que resultaba ser simple agua purificada sobre un vaso de cristal antiguo que ya estaba limpio desde antes de la llegada de la hembra humana. Desde la cocina los ojos marrones del castaño se posaron en la figura femenina - Tiene total libertad para andar por la casa, los pisos son de libre transito y las habitaciones también así como los baños, no obstante dos zonas se encuentran prohibidas para usted - Justo al terminar esa palabra dejó el baso de agua entre las palmas de la muchacha, antes de haber regresado al salón había realizado las señas pertinentes al cochero para que trajera las pertenencias de la fémina, las que se sumarian a las que él mismo había comprado para ella, caras, exóticas y sobre todo también eróticas, manera divertida y deliciosa de explotar esa parte que deseaba explotar en ella - ¿La razón y cuales son? Ahora se lo diré - Le dejó sin decir más nada para caminar hacia la entrada de la cocina, una puerta secundaria siendo la terciaria la que iba a parar al jardín y los establos. Recibió las maletas de la joven y cerró la puerta en la cara al hombre que sabía tan solo debía irse y no volver.

Con parsimonia envidiable colocó los contenedores sobre el suelo frente a la mujer, le quitó el vaso de las palmas y lo colocó sobre una de las tantas mesas unitarias antiguas de madera- En un futuro le mostraré el sótano, un lugar muy oscuro donde suelo pasar el día, ¿qué contiene el sótano? A su tiempo lo sabrá y lo gozará, por ahora...su mente volará - Susurró lentamente mientras sujetaba de vuelta las maletas para elevarlas del piso - Y el segundo lugar mencionado es mi estudio, el cuál se encuentra al final del pasillo del segundo piso y se diferencia en que se ingresa a él tan solo yendo directo, a diferencia de los cuartos y los baños que están a los lados del pastillo, la alfombra roja es su guía, no se perderá y no se preocupe, podrá entrar quizás a mi despacho solo conmigo presente y por razones que así lo ameriten para mi, guardo información muy valiosa, libros antiguos con idiomas que no comprenderá y que fácilmente pueden romperse ante cualquier husmeo ligero que pueda dar - A su vez en realidad guardaba también miles de pruebas y recuerdos de sus tantas fechorías y rituales que por supuesto con recelo guardaba y no compartía, por ejemplo en este momento su bastón de nogal se encontraba sobre el escritorio, motivos de sobra existían para que la rubia no metiera sus narices - Pierda cuidado también por el lugar, el segundo piso está impecable y bien decorado, sobre todo las habitaciones, la principal fue renovada con exigente y apresurada pero impecable necesidad para que la ocupe, en ella encontrará también nuevas pertenencias, no solo ropa si no también joyas, algunas muy antiguas que quizás a la nobleza antigua pertenecieron, no presto mucha atención a esos detalles, fueron pagos de algunos trabajos de exagerado antaño - Realmente lo material carente de valor para él más que para coleccionar no servía si consigo no guardaba un significado especial tal como lo hacía su característico bastón - He contratado ya con más calma a diferentes especialistas para devolver lo que usted llama "vida" a este lugar, dejaré esto a su supervisión, como es hembra disfrutará de estas labores y confió en su buen gusto así que no preocupo por la decoración, mientras ordene a los hombres que poseen los conocimientos seguramente pronto esto lucirá como el lugar en el que siempre soñó vivir que permita corregir, es su casa, pues lo mío es ahora suyo, lo que no interfiere para nada en que usted sea mía - Avanzó hacia las escaleras lentamente y se viró para observarle de vuelta - Lo veo, su sangre huele bien y me llama, y notó en sus mejillas un buen color natural, un nutricionista pronto nos visitará y así podrá guiarse en lo que comer junto al cocinero asignado, lastimosamente muchos humanos rondaran el lugar hasta que este todo terminado pero cuando las reparaciones del lugar terminen tan solo el cocinero estará mientras así lo desee, si quiere usted misma cocinar para usted y ser la cena también sabe que no tengo problema alguno - No la convertiría en una princesa mimada porque su interés no resultaba rozar esos ideales. Pasó las dos maletas con facilidad y como si cargara dos hojas de papel entre sus dedos para así tomar de la palma a la humana y guiarle lentamente peldaño a peldaño por la escalera, una vez en el pasadizo del segundo piso le guío hasta la habitación que ahora ostentaría hasta el final de los días, acabados barrocos, alfombra blanca pulcra, una cama nueva en perfectas condiciones, sabanas perfectamente blancas y con bordados dorados, unas cuantas pinturas, un tocador similar al que ella poseía y un cuarto de baño personal, la cama resultaba ser matrimonial pero dado que el vampiro no dormía a duras penas la compartirían para aquella actividad. Dejo ambas maletas sobre el borde de la cama y acto seguido señaló el armario - Sus regalos ahí se encuentran y en el tocador las joyas mencionadas, tan solo tenga cuidado de no pincharse al abrir la caja de estas - Pues algunos aretes antiguos poseían filudas partes para perforar la piel de las orejas, algo común - Adelante, siga explorando, luego será mi turno de - Una carcajada más selló aquel trato.
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Mensaje por Doreen Jussieu Mar Ene 27, 2015 1:14 am

La carcajada del vampiro retumbaba con fuerza en las paredes de aquella gran mansión. Aquello era muy tétrico, aunque no podía aceptar que le resultaba más, sí la original, o el eco que se formaba. Todo estaba silencioso, y por eso aquella interrupción lograba ponerla nerviosa, miedosa. Su piel se erizaba, su cuerpo temblaba, y se daba cuenta que perdía las ganas de respirar; sólo cuando de verdad le faltaba el aire se convenció en volver a adentrar aire a sus sistema respiratorio. Ni siquiera la muerte le daba tanto pavor cómo él. Por esa razón se cuestionaba sí era peor ser de él, o morir. Debía sentirse fabuloso dominar de esa manera a alguien, pero no debía ser tan importante tratándose de una simple humana.

Se dio cuenta que todo a su alrededor lo veía y apreciaba con rapidez, sin embargo el mirarlo, escucharlo, y poder sentirlo, eso parecía una eternidad. No comprendía porqué el tiempo se volvía infinito, tampoco porque todo le parecía una gran tortura. En ese instante él no la estaba dañando, sin embargo comprendía que a cada paso que daban, a cada palabra que le otorgaba, la sentencia se remarcaba. No existía escapatoria alguna, no habría ya vuelta atrás.

Lo más cruel de todo, es que ella no podía apagar aún la llama de la esperanza. Quería creer que podía existir una liberación, y con eso retomar su existencia, su vida.

A Doreen le sorprendió que la criatura la guiara. Le sorprendió más su tacto delicado. No es que hubiera sido con anterioridad un salvaje (la mayoría del tiempo, claro), pero no se imaginaba que fuera del sexo llegar a tener delicadezas y consideraciones para con su persona. La extrañeza del momento la hizo distraerse un poco de la observación, percatarse de aquel detalle la atrajo a la realidad. Sino deseaba perderse, y mucho menos entrar a una zona prohibida, lo mejor que debía hacer era memorizar todo. Cada minúsculo detalle debía ser aprendido. Sus piernas pasaron de ser rígidas a deslizarse con suavidad, y ya no le dolían por la tensión, su cuerpo experimentó el gran deseo de saber que todo había en aquel lugar, pero estaba también segura que tendría el tiempo suficiente. Le gustaban las alfombras rojizas de los pasillos. Las paredes con colores claros y detalles oro le parecieron excéntricos. Quiso detenerse por unos momentos a comprobar sino era ese fino y costoso material, para su mala suerte Averno no dejaba de avanzar, tendría que esperarse.

Las pulsaciones de su corazón no parecían estar sólo en el órgano vital de la joven, podía sentirla también en sus piernas, en su abdomen, en sus brazos, en su cuello y en los oídos. Se mordió el labio inferior inquieta al notar en donde se encontraban. Atravesar esa puerta que la llevaba a su ahora habitación la hizo pasar del calor al frío. Aunque claramente se encontraba en la mansión del inmortal, podría tener un pedazo de lugar que sería simplemente suya. A ratos, claro. Suspiró y notó sabanas gruesas, blancas, limpias, y con detalles cafés. Había mucha madera fina, muchos metales costosos. Era incluso más pretenciosa que la habitación anterior que había tenido. Se sintió abrumada, recordó entonces su pequeño cuarto humilde, aquel en la casa de sus padres en medio de un prado. Nunca se imaginó que llegaría a tener algo así.

La presencia de Averno se hizo mínima en aquel instante. Sus pasos la llevaron por los rincones de ese lugar. Detalló a la perfección con sus manos la cabecera de la cama, también habían algunas piedras incrustadas, ¿Había sido de alguien importante tiempo atrás? Hizo una mueca, probablemente así era. Después de eso acarició un poco la tela de la cama. ¡Era deliciosa! Deseaba acostarse sobre ella, pero no debía ser perezosa así que iba a seguir explorando.

No debió… — Susurró con suavidad al abrir los cajones donde se encontraban las joyas. Eran grandes, pequeñas, circulares, cuadradas; de todo tipo. Ella sabía que no debía decir eso, que no lo hacía por complacerla del todo, o por darle de esos regalos ostentosos que enamoran a las mujeres. Ella ahora pasaba a ser de él, y por obvias razones debía ser la muñeca perfecta, con los detalles perfectos. Si iba a ser la acompañante de la criatura, entonces debía ser lo esperado, brillar, deslumbrar, ser el trofeo dorado para presumir y desear, pero que con evidencia no se podía tener porque le pertenece y pertenecía a Averno.

Usted dice que algunos idiomas no los comprenderé, pero desde que escapé de casa aprendí un par — Se encogió de hombros. Cuando se encontraba con los revolucionarios, habían algunos que venían de otros lados, claro que algunos se habían llegado por mera conveniencia, sin embargo gracias a ellos había aprendido a hablar fluido otros idiomas — Aunque no haya tenido las oportunidades que las personas de clase alta, o criaturas inmortales que pueden ver más, soy una joven lista, aprendo con facilidad — Aquello lo decía con humildad, no pretendía sonar pretenciosa. No se trataba de una joven que reconociera lo bueno de sí, por lo que también se sorprendió de puntualizar aquello.

¿Entonces todo está a disposición de mis deseos en remodelación? —Su sonrisa se había ensanchado, y por primera vez desde que entraron a la habitación lo volteó a ver — Me gusta el arte, así que es muy probable que la decoración va a tender mucho en eso — Suspiró acercándose un poco más a él. — ¿Puedo tener una biblioteca? ¿Un jardín? ¿Podemos tener un establo grande con muchos caballos? ¿Puedo tener una habitación personal para pintar? — Sí, estaban siendo muchas preguntas, ella lo sabía, pero necesitaba saber todo aquello, si el vampiro deseaba que se sintiera en su casa, entonces podría darle esos lujos ¿no? — ¿Desea que se arreglé alguna zona para usted? — Porque sí ella iba a tener el privilegio de decorar a su antojo, también tenía que ser complaciente con él. Al final la rubia se colocó frente a él. Si se encontraban encerrados en esa habitación con tanta rapidez sería por algo ¿No? Lo imaginaba, pero igual deseaba desechar la idea.

¿Siempre será así? — Preguntó con su tono de voz dulce. Con aquella bondad que no podía desaparecer de su cuerpo, de su forma de ser. Sus ojos claros observaban a su verdugo con temor. Lo cierto es que también una parte de ella (una muy desagradable), sentía envidia y admiración. Lo primero por la fuerza, el poder que él tenía, y lo segundo por la determinación. — ¿Disfrutará de mi cuerpo está noche? ¿Cómo serán las noches de mi vida junto a su eternidad? — Pregunta que no tendría una respuesta con palabras, sino con hechos que al amanecer ella sola se contestará.
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Mensaje por Averno Vie Feb 06, 2015 7:25 pm



Tal como había esperado el vampiro aquella "sorpresa" por decirlo de alguna manera amable había logrado satisfacer el aura de vanidad y de lujos que toda mujer posee y debe realzar sin dudar, ¿algo que ella sabría? Según él no, no obstante podía darle alguna sorpresa la humana y se vería capaz de explotar dentro de ella esta cualidad que no necesariamente debe resultar correcta para el bienestar humano o la moral y por esto mismo lo hacía. Averno no espero que la muchacha se animara de pronto a realizar tantos y variados pedidos respecto a la mansión, pensó que simplemente se conformaría con poder dar la batuta respecto a la remodelación de los interiores y los exteriores, no obstante no vio problema alguno con permitir que la joven tuviera una respuesta favorable a sus demandas, realmente tenía el espacio y los medios necesarios para llevar a cabo lo solicitado y en nada interfería con sus planes respecto a ella, al contrario, seguramente resultarían favorables para estos, claro que no serviría todo en bandeja de plato para ella, suficiente con la ya entregado, pensó. La mirada del vampiro finalmente se posó de vuelta en el rostro de la muchacha, en silencio y sin responder sujetó la cadera de la rubia con una sola mano, al principio negó, no obstante resultaba ser solo un sucio truco, una mentira insensible, gran novedad, de su parte, al cabo de un rato la mirada seria se apaciguó ligeramente, pero no demasiado obviamente - No veo problema alguno en acceder a sus deseos, puede tener la biblioteca y la habitación para pintar, no hay problema con ello, no obstante será la encargada de sus propios caprichos, el jardín y el establo lamento decirle que ya contamos con ellos así que no deberá de esforzarse demasiado - El vampiro se separó de la muchacha y caminó hacia la ventana más cercana para observar fuera - Si fuera más pausada y observadora habría divisado desde esta misma ventana sus deseos ya realizados - Señaló primero el jardín lleno de rosas rojas y luego el establo que se encontraba levemente separado de la propiedad por razones obvias en realidad, mal aroma, higiene, etc. - Por otro lado debo decir que no necesito nada extra para mi, como ya le dije, el estudio más grande ya me pertenece con justa razón y el sótano estará cerrado, sin ser expuesto al escrutinio ni a una remodelación, es lo único necesario para mi - Concluyo el vampiro respecto a ese tema. No buscaba que su espacio se viera invadido o sujeto a cambios que él mismo no llevara a cambio con sus propias manos, así de exigente resultaba ser con estos temas, le dejaba realmente el resto de la mansión porque no le importa en lo absoluto y sabía que de tenerla a su gusto esta disfrutaría mejor su estancia y estaría cómoda, eficaz manera para eliminar con eficacia por completo aquel sentimiento de sentirse fuera de foco y de extrañar algún lugar pasado.

Como siempre el vampiro demostraba no dar puntada sin hilo en cada situación relevante respecto a la humana de doradas hebras, ¿en algún momento se quedaría sin motivos ocultos respecto a ella? Algo que no podía responder en este precioso momento el inmortal pues estaba claro que su cabeza se encontraba en este momento poblada de ideas que chocaban unas con las otras, no obstante a su paso guardarían cierta relación y podía quizás rescatar un poco de cada una de ellas - ¿Sobre esta noche? ¿Sugiere que debería darle un recibimiento más intimo, madame? ¿O lo pregunte por el desagrado a la idea? ¿Cuál será la verdad o su intención? - Seguramente guardaba bajo esa aparente tranquilidad un deseo de volver a ser poseída por él, no lo afirmaba por ego en lo absoluto, simplemente por deducción, aunque no había pensando en esa actividad para esta noche no tendría problema alguno en llevar a cabo - No debería anticipar yo algún acontecimiento de nuestro futuro existir en compañía, ¿no cree? ¿Si dejamos clara cada pauta de lo que será su vida desde esta noche no cree se aburrirá de esta antes de gozarla como se debe? Mejor disfrute de la novedad y del misterio diario de existir, aproveche mientras pueda, yo no tengo esa capacidad que usted por ser inocente y efímera en este mundo sí tiene, la ignorancia y la poca vivencia resulta exquisita para mantener a un ser vivo entretenido - Y bien lo sabe el vampiro, si no fuera así en este preciso momento no estaría con la muchacha que había escogido para precisamente esto, dar variedad y generar experiencias diferentes en su existir - No se preocupe, no ignoro su capacidad para leer, ni la acotación, no obstante que pueda entender ciertos libros no me favorece en lo absoluto tampoco, guardo trazos y papiros que no tengo deseos de que lea, porque simplemente no le incuben, no fueron parte de su historia y ocurrieron antes de que sus abuelos siquiera nazcan, ¿por qué estaría interesada en leer algo así? Si me da un argumento convincente le aseguro que yo mismo le entregaré en la mano unos cuantos de los más antiguos y le dejaré a su suerte tratar de interpretarlos de la manera correcta - No estaba mintiendo al respecto. El vampiro volvió su mirada una vez más hacia la joven - Debería desnudarse ahora y vestir algunas de las prendas que coloqué aquí para usted, resultan más ligeras y no tan exigentes respecto a estrechar y apretujar como las prendas de esta actual sociedad para las mujeres, traen consigo agradables figuras a las damas, no se puede negar, pero resultaban poco saludables, mi conocimiento sobre el cuerpo humano me lo indica así, ¿pero qué se hace no madame? La tendencia define las vidas de ustedes los seres comunes entre sí, espero poder salvarla de esta horrenda realidad a la que seguramente en el fondo no desea pertenecer, ¿verdad? - Se acercó de golpe frente a ella y tomó su rostro para verle de manera intensa - En el fondo desea sobresalir, una parte que no fue herida por la falta de autoestima y el dolor quizás da pataleadas por sentirse deseada y quizás también adorada no necesariamente por sentimientos amorosos o cariñosos que está más que claro, lamentablemente, que aún persisten en usted, pronto curaré ese mal, quiero creer - El vampiro sonrió desafiante, porque ciertamente resultaba ser finalmente una lucha de poder, y él buscaba gobernar. Le soltó y le dio espacio entonces para que se mudara las prendas, no saldría de la habitación, ¿por qué hacerlo? Ser testigo de un evento como este no tenía nada fuera de lo común, su cuerpo también le pertenecía a él.
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Mensaje por Doreen Jussieu Jue Feb 19, 2015 1:45 am

Su naturaleza curiosa, observadora y meticulosa se veía apaciguada por la presencia de aquel hombre que tenía enfrente. ¿Hombre? Ella aún tenía esperanza de encontrar rastros de humanidad en él. Aunque aquello fuera imposible. Notó entonces que esas tres características suyas se borraban al estar a su lado, y todo por no haber notado algo que le encantaba: el jardín. La jovencita se sentía intimidada con él, abrumada, incluso perdida. Perdía la realidad externa, y sólo se enfocaba en aquel que podía compararse con el calor en medio de una helada. Aquello le apretujó el corazón, se lo estrujó, y le hizo sentirse pequeña, un poco más insignificante de lo normal.

Doreen había estado metida en un poso lleno de fango que no la dejaba escalar, pero en medio de eso buscaba poder crecer, aceptarse, y amarse. Se estaba encontrando con su yo valeroso, con su yo amoroso, sin embargo todo se estaba yendo por la borda. Parecía que su destino no estaba aferrado ni enfocado a ella, sino a alguien más. Su ser había nacido para servir, y su desenlace parecía que terminaría así. Eso le dio un gran pesar.

Todo el escenario se estaba volviendo una tormenta. El sol se escondía y los rayos, las nubes, y la lluvia le apagaban la visibilidad. Averno era la oscuridad, y ella la luz.

Aquellos mitos entonces sobre la luz iluminando el camino eran mentira. ¡Una gran mentira! La joven lo estaba comprobando, para su mala suerte, sus destellos se estaban viendo interrumpidos. ¿Qué iba a guiar ahora? Nada, ¿y a quién? A nadie. Ya ni siquiera tenía permitido poder ir a aquel orfanato. ¿O si? Jamás se lo cuestionó a la criatura, de cierta manera no debía cuestionar lo evidente, sin embargo lo haría, siempre existiría un poco de fe en ella, una que nadie quebrantará. Su naturaleza se lo demandaba, ya venía en sus genes, en todo aquello que la componía. ¿Él lo comprendería? La cuestión le daba miedo, por un lado para el vampiro podría ser un reto, uno que se alargaría hasta el último alimento de la rubia, pero por otro lado podría aburrirle, y de esa manera le arrancaría la vida sin pensarlo. En ese momento ya no deseaba morir, quizás necesitaba estar alado de él para poder darse cuenta que necesitaba vivir, y ser libre ¡Demasiado tarde!

No objetó, no cuestionó, ni siquiera hizo un movimiento facial negativo. La joven sintió vergüenza, y sintió ganas de correr, intentar escapar, o mínimo llorar; no lo hizo. Ella estaba comenzando a comprender muchas cosas. La primera razón que apareció dentro de su ser estaba clara. Sus deseos y sentires no importaban más que los de él. Sin chistar si quiera se dio la vuelta. El frío de su cuerpo disminuyó al alejarse de él. Se acercó a uno de los armarios y abrió una de las puertas. No pudo disimularlo, el color de cada una de las prendas, y la textura (al alargar su mano para acariciarla) le parecieron fascinantes. Había tenido prendas de calidad con anterioridad, sin embargo estás de cierta forma describían una parte de ella que existía, que se escondía, y que ella misma no sabía que tenía.

Después de maravillarse con simplicidades, mismas que para ella siempre suelen parecer cosas grandiosas, la joven terminó por escoger un color similar al aceitunado de sus ojos. Lo colocó en uno de los percheros. Era claro que le daría la espalda al vampiro, su desnudes aún le parecía algo sagrado, aunque también le generaba vergüenza. En ocasiones se enojaba consigo misma por ser tan estricta. Quitó los pequeños broches que tenía en su cabello. También los aretes blancos, y con cuidado se retiró los amarres del vestido. Al final lo dejó caer, y se retiró una por una las prendas, incluso las voluptuosas telas de su ropa interior. Alzó la mirada frente a ella. Un pequeño espejo de medio cuerpo se encontraba a su altura, y por ahí, con el rostro enrojecido miró su reflejo, y también lo miró a él. Cómo pudo comenzó a vestirse. Su cuerpo se sintió abrazado, agradecido, y contento por aquella prenda. Se ceñía a su cuerpo, pero ahora solo eran sus curvas, no unas más exageradas. Su belleza natural estaba a la vista, sin arreglos, sin nada más que su propio ser. El que siempre quiso mostrar. Con cuidado se dio la vuelta para verle. Sonrió con timidez y le reverenció en forma de cuestionan, deseaba saber si aprobaba su nuevo vestir.

Está equivocado — Se atrevió a decir. Ni siquiera fue un susurro, Doreen lo decía fuerte y claro. Incluso sus expresiones estaban serias, la verdad salía de sus labios — Yo no deseo sobresalir, ni siquiera deseo ser venerada, el tema del deseo ni siquiera lo conocía. — Suspiró acomodando los pliegues de la falda del vestido — Lo único que deseaba era ser amada, tener un marido trabajador, constante, y dedicado, y tener hijos. Ese era todo mi deseo, uno simple para usted seguramente, básico y aburrido, pero está claro que cada quien tiene deseos diferentes, nunca me vi queriendo atemorizar ni dañar a nadie — Se encogió de hombros. Sin duda ella comprendía que jamás hubiera podido ser un vampiro, ni un hombre lobo, ni nada. Al pensar en la ultima criatura se acarició su costado, el recuerdo de aquella noche, las cicatrices que intentaba ignorar, le parecieron que ardían.

Se dio la vuelta y se sentó frente al tocador, comenzó a cepillar sus cabellos. Por extraña razón parecían más brillantes.

Siempre consideré que era una esponja lista para absorber todo tipo de agua, en este caso conocimiento, sin embargo nunca me ponían lo suficiente, y por eso me estanqué. — Le miró de nuevo a través del espejo — Esos escritos tienen mucho que ver con mi historia, con mi vida actual, si algunos tienen que ver con hallazgos suyos, con episodios de su vida, entonces todo tiene que ver conmigo ¿No lo cree? Todo aquello también cuentan una historia, la suya, lo que hace que sea así, lo que lo llevó a ser así, ¿Por qué no me incumbe entonces? Todo lo relacionado con usted me interesa, y no por temor, sino por fascinación. ¿No cree que eso es suficiente? Entonces me hace creer que no es tan importante ¿No lo cree? Porque se esconde de su propia pertenencia — Negó, incluso chasqueó la lengua. Todo aquello escrito, plasmado, o incluso cuestiones que nada tenían que ver con cosas “terroríficas” le indicaban datos ajenos, momentos que podrían relevarle a ella o cambiarle para siempre.

¿El jardín tiene sólo un tipo de flor? ¿Muchas? ¿Variedad de tamaño o color? — Aquello le interesaba, porque de cierta forma aquella zona le ayudaría, le entregaría un margen terapéutico que le desviaría los pensamientos. Las flores siempre le habían resultado un tema fascinante, más por la calidad de ellas mismas. Si una persona tenía un jardín de cierta manera, le indicaba patrones de la persona. Cualquier diría que ella solo era una amante del amor, de los sueños e ilusiones. Lo cierto es que ella era una artista, y en su interior aprendía a ver la vida, y la forma en que los demás la miraban por sus modos y gustos.

¿Por qué no puedo saber más de usted, Averno? ¿Aún recuerda lo que es ser humano? ¿Recuerda lo que vivió en ese entonces? — Se imaginaba que el pasado de la criatura había sido difícil, incluso peor de lo que ella pudiera llegarlo a pasar. ¿O no?
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Tengo la convicción de que no existes, y sin embargo te oigo cada noche → Privado  Empty Re: Tengo la convicción de que no existes, y sin embargo te oigo cada noche → Privado

Mensaje por Averno Lun Feb 23, 2015 10:41 pm



La humana digna a su papel femenino realmente personificaba la contradicción con su actuar, aunque incansablemente se describía y a sus anhelos como: "tranquilos, aburridos, simples, poco interesantes, etc." Y sin embargo la muchacha se empecinaba por descubrir del pasado, por descubrir sucesos incluso que nadie a conocido antes, y sobre todo, tratar de hurgar en un ser como él,  una persona tan simple, tan modesta, tan corta y resumida a complacerse con situaciones comunes y corrientes realmente no deseaba tener este tipo de búsquedas de conocimiento, Doreen tan solo podía notarse razonable respecto al estereotipo de mujer que ella cree representar y realmente no le culpa, ni le considera hipócrita por esto, es simplemente un mal que poseen los seres humanos, una incapacidad incurable de no poder conocer realmente lo que son capaces de realizar o lo que son capaces de desear por diferentes factores y motivos que afectan o afectaron su vida, sobraba entonces para la humana tener que mencionarlos.  Estaba seguro que ese dormido espíritu en la muchacha no solo afloraría, si no también rompería los límites propios que él había trazado, y un claro ejemplo de este podría ser respecto a los libros por ejemplo.  Quizás que la joven se desnudara con tanto innecesario recato le dio una chispa al vampiro, y le animó también a soltar aquel reto que seguramente terminaría superando, siempre y cuando no le decepcionara, él tenía claro que el intelecto de la joven podía desarrollarse de la manera correcta y finalmente cumplir la labor - Seré permisivo con ciertos libros, podrá intentar leer, y no leerá un libro nuevo, es decir, no avanzara del primero hasta que halla logrado identificar no solo el significado de las letras que lee si no también deberá de expresar la enseñanza o lo aprendido en ese libro, solo entonces le dejaré pasar al siguiente y por supuesto, leerá en mi presencia, ya que no puede ingresar al estudio siempre y cuando yo no le invite primero, y claro, está de más decirle, si ingresa de día yo lo sabré, hasta la alfombra delatara sus pisadas no autorizadas - No resultaba ser una amenaza en lo más mínimo, por el contrario estaba siendo honesto y por así decirlo inclusive amable al advertirle a la joven que cualquier pillería de su parte sería descubierta por el inmortal que no fácilmente podía dejarse engañar, nunca había ocurrido algo así y no permitiría que ocurriera tampoco. El inmortal se levantó de su cómoda posición en aquel sofá pequeño, se aproximó a la joven cortando toda distancia, le hizo levantarse tras haber terminado esta acicalarse, en este punto la irritación del inmortal se veía ya despierta, ¿por qué? Por ella, se preguntó en ese instante, ¿quién o qué le había logrado llevar a pensar que ella podría si quiera haberse ganado el atrevimiento de mencionar esas últimas palabras finales? Una situación que para nada resultaba ser de su incumbencia, y que de ninguna utilidad le sería desde su punto de vista, la mente derretida en ese aspecto por culpa de su locura tampoco podría dar una respuesta adecuada a esas preguntas desagradables y de mal gusto. El inmortal elevó la falda extensa de aquel vestido que la muchacha ahora llevaba encima, y claramente solo lo llevaba - Vino preparada esta noche, ¿por alguna razón en especial? - Podía notarse como un comentario coqueto dado que se encontraba justamente escudriñando con la mirada su pelvis desnuda y lisa sin rastro alguno de vello, no obstante tan solo buscaba avergonzarla y hacerla sentir levemente atrevida - No voy a satisfacerle esta noche, aunque lo extrañe, al menos no después de estas muestras de insensatez - ¿Se estaría dando cuenta ya? Soltó la prenda.

Esta cubrió nuevamente la zona intima de la jovenzuela - No tengo pasado, y no tengo nada que responder respecto a las inadecuadas preguntas finales que realizó, como ordenanza, evite responder o preguntar cualquier similar a lo que acaba de mencionar, por su bienestar en especifico. Es su primera noche aquí, así que cumpliré con dar un recorrido sin hacerle visitar el sótano por su pequeño desliz, espero que este muy agradecida con mi personalidad benevolente en extremo - La palma del vampiro embistió de inmediato y con notable brusquedad el trasero duro de la joven, un pequeño ruido de choque se genero a pesar de la pomposa prenda que le cubría - Le mostraré el jardín yo mismo - Estrujó la carne ajena clavando las uñas pero sin perforar la tela debido a que sus propios guantes le cubrían aquella uñas afiladas - Espero que siga igual de comunicativa, pero no igual de transgresora, después de todo ya sabe que no es bueno abusar de la probabilidad, menos cuando ya le favoreció en la mayoría de ocasiones - La sonrisa divertida del vampiro fue la señal invisible para ella, su mano soltó la carne de aquel glúteo y se pasó al brazo de la rubia para guiarle.  Mientras ellos caminaban por el pasadizo y pronto tomaban la escalera, en algún lugar de la mente del inmortal ser se generaba aquella pequeña presunción, lo anterior, el azote cuasi confianzudo, ¿significaba justamente algo parecido a ello? Su duda pronto se vio apartada justo en el momento en que abría las puertas traseras para poder caminar hacia el trasero jardín, no borrada, pero sí pasada a un plano secundario para solucionarse después - Como verá - Paseó sus orbes siempre inquietantes y profundas por toda la extensión - Tan solo rosas - Avanzó más hasta estar frente a los innumerables rosales, soltó a la joven para inclinarse levemente y  luego acariciar los pétalos rojizos de las flores - Siempre han sido un agradable adorno, y fieles compañeras, dan un toque único a ciertas situaciones. Su final - Observó a la muchacha - Estará adornado por estas mismas que tiene al frente, fueron sembradas solo para usted, en vida y en muerte, ¿qué le parece la idea? - Aquella sonrisa retorcida una vez más se mostró en el vampiro, había pasado un buen tiempo desde que este se la mostraba a la muchacha, y no es que hubiera pretendido ocultarla o algo así, es que simplemente el tema tratado con ella no había sido oportuno para despertar esta reacción tan familiar en el castaño ser. Al cabo de unos segundos el ancestral ser se colocó en su posición original a un costado de la joven - Será su deber cuidar de ellas, ahora que ya sabe lo importantes que resultan ser para usted y el papel que cumplen en todo esto - Tras haber pronunciado aquellas palabras una fuerte brisa de viento impacto en ambos erguidos cuerpos, el faldón de la muchacha se vio escurrido en la posición favorable hacia el soplido - El otoño nos amenaza, bueno, a usted - Estaba muy seguro que la joven no tenía deseos de pensar en sus últimas palabras alejada de este jardín por ello retiró de su cuerpo el extenso abrigo negro y lo vistió en la espalda femenina, este por supuesto se vio en contacto con el pasto verde, no obstante lo relevante se encontraba en que cubría perfectamente esa necesidad de calor que el débil e inservible cuerpo humano anhelaba sobre todo durante las noches frías. No mencionó palabra alguna después de aquello, esperaba una respuesta que valiera la pena escuchar de parte de la joven, ¿qué tanto tendría que decir luego de haber escuchado eso? Más interesante resultaba para él finalmente poder gozar de su reacción.


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Mensaje por Doreen Jussieu Mar Feb 24, 2015 9:12 pm

Quizás la vida le había otorgado demasiados golpes, tal vez la tristeza la había embargado en reiteradas veces, quizás el caerse le había enseñado que uno podía anhelar lo alto, y luchar por ello, sin embargo jamás había deseado tanto poder cumplir un reto, al menos no de esa forma. Doreen había desafiado a sus padres, se había escapado de casa con tal de buscar lo que tanto había añorado: amor. Cuando se encontró en medio del bosque su reto había sido mantenerse con vida, después al llegar a Paris, encontrar techo, buena comida, y al final simplemente sobrevivir. Nadie nunca le había enseñado o desafiado de forma intelectual y académica. Aquello sin duda era nuevo, y además de eso, le llenaba de placer, curiosidad, y esperanza. Alimentar la mente, ya sea humana, o inmortal, podía dar grandes ventajas, una vida de calidad, por ejemplo.

Se sintió sumamente emocionada, en sus rasgos finos se notó. Sus ojos se iluminaron como lamparas en medio de una noche oscura, sus labios habían vuelto a su tono rosáceo, sus mejillas se copiaron al tono anterior. Parecía una flor adentrada a un recipiente con agua. Se acrecentaba su vitalidad, y además de noto, se notaba hermosa, radiante, y única. ¿Por qué ella no podía ver eso? ¿Por qué simplemente se pisoteaba una y otra vez sin parar?

Doreen no comprendía lo valiosa que ella era, no por encontrarse con él, sino simplemente por ser ella. Era un diamante en bruto, y quizás por esa razón Averno la había escogido, por aquello que notaba, ese potencial apagado, marchito y a punto de morir. ¡Pero él no lo permitiría! Él gozaría de ella, la moldearía a su antojo, pero la haría vivir.

Aquel miedo que el vampiro había generado en ella se ocultó. Doreen había parecido una pobre rata escondiéndose del humano. Cuando en realidad ninguno de los dos era tal cosa ¡Muy mala comparación!. El peor error de un ser mortal es negarse a conocer lo desconocido, y encima de todo, aborrecerlo, temerlo, y huir de lo que pudiera pasar. Se dio cuenta que estaba volviéndose así, una chica demasiado común y corriente (o quizás más de lo normal), ella comprendía que debía asustarse de vez en cuando, a fin de cuentas no existía quien la levantara cuando cayera, y mucho menos le curaría las heridas, pero su naturaleza aventurera, misma que había creído perder, se asomó aquella noche recordándole que gracias a ese escape, se encontraba en ese momento, en ese presente, y que debía asumir las consecuencias con dignidad. En su interior, una voz cargada de orgullo le impulsó a seguir de pie, y sobretodo, a demostrarle a su dueño que podía con eso y más.

Se prometió que Averno jamás se arrepentiría de haberla escogido. Para lo que fuera que la hubiera elegido.

No soy una persona que disfrute del masoquismo, mi señor, así que no debe preocuparse por si me adentro o no a los lugares prohibidos, no me considero alguien desobediente, sé seguir bien algunas reglas, aunque no lo parezca — Resultaba casi imposible para ella interrumpir sus sentimientos, por ejemplo, y no desear llegar a ser amada. Esos detalles le resultaban un tormento no hacerlo, debía aprender de ellos, o simplemente tragárselos, no decirle a él lo que deseaba y anhelaba, aunque la rubia sabía de sobre que él podría saberlo con solo leer su cuerpo. — No entiendo… ¿Por qué tenía tan descuidado el lugar? — No es que fuera feo, sin embargo se notaba le faltaba manos, y mucho cuidado. El vampiro le resultaba un ser elegante y pulcro, ¿por qué no su hogar? Quizás los vampiros no se preocupaban por su entorno tanto por su apariencia. O quizás sólo fuera él de esa manera. Tendría que averiguar.

Lo cierto es que con Averno lo bueno suele durar tan poco como un suspiro. Él sabía controlarla, le daba pequeños rastros de felicidad, pero con prontitud se los arrebataba, sin duda de esa forma la joven no llegaba a sentir tanta confianza siempre. Para la jovencita aquel cambio de emociones tan drástico, la hacían sentir mal. La adrenalina sabía y bajaba varias veces en el día y eso la debilitaba. Además, no haber comido bien por mucho tiempo le sentaba mal. Su salud no era la mejor, eso era evidente, por eso quizás el vampiro le había ordenado alimentarse bien, dormir lo suficiente, y realizar ejercicio con frecuencia. ¿Los vampiros lo notarían por el olor o por la sangre? ¿Por ambos? ¿Por otras cosas? Ella se dio cuenta que su sangre generaba un extasíes especial en la criatura, ¿sería deliciosa para él? ¿Habría sido la mejor sangre que pudo probar? Su ego se infló, la distrajo de la vergüenza que estaba pasando. Su desnudes le resultaba inconcebible. Se sentía fea, y las marcas de su figura la ponían incluso peor. Su mirada bajó en señal de sumisión, pero al mismo tiempo subió buscando rastros de desaprobación o aprobación por su nueva intimidad expuesta. No había relieve oscuro, sólo la piel misma.

¿Usted de verdad creía que deseaba ser tomaba? — En su voz se notaba la vergüenza, ¿qué clase de desvergonzada la creía de buenas a primeras? Había llorado al despertar al recordar que él se había llevado su virtud sin miramientos. ¡La había hecho sangrar! Incluso le hizo perder el aliento y desear morir por la tosquedad. — No, mi señor, yo no lo deseo, no puedo desearlo con tanta facilidad, usted lo sabe, mi mente sería más débil de lo que cree si cambiara de parecer de un momento a otro. La carne se deja llevar, pero el corazón y el pensamiento no. —Se encogió de hombros con naturalidad. La joven nunca había sido tonta, y sus ideales fueron tan firmes que casi perdió la vida en la revolución. Su cuerpo era el dominado ¿su mente lo llegaría a ser? Sus sentimientos se esconderían.

Cosas que uno no espera venir, mucho menos sentir. Un golpe en los glúteos que te hace recordar que eres una especie de objeto para alguien. El color rojizo el empapó las mejillas, y también el cuerpo. Aquello le recordó aquel encuentro sexual. El primero.

¿Por qué rosas? — Cuestionó la chica al observar atenta el jardín. Lo cierto es que Doreen no era muy fiel siguiente de esas flores, pero eran enormes (para el tamaño común), y su color estaba tan vivo como el de su propia sangre. Comprendía de cierta manera porque la criatura las había escogido. Doreen observó al vampiro por un momento, y después a las rosas, en las cuales se perdió un par de minutos. Se imaginó a Averno siendo un hombre bueno. Aquella mente tan privilegiada le habría hecho lograr grandes cosas en la humanidad, no pudiendo interrumpir su pensamiento, imaginó que su humanidad había sido muy cruel, y por eso llegaba a ser de esa forma en ese momento. La cara del vampiro la llevó a su memoria, sin importar que estuviera a su lado. Era un ser de entrada edad, pero poseía un atractivo singular. ¿Cuántas señoritas se habrían enamorado de él sin importar su maldad? Imaginaba una gran cantidad, pero ella no entraría en ese número, y muchas otras tampoco entraron, porque él no amaba, y nunca lo haría, y porque su crueldad alejaba incluso a la más loca de sentir algo por él, algo distinto que no fuera el miedo. Le volvió a mirar — Se sorprenderá de lo buena que soy con las manos — Susurró con un tono tan inocente que aquello parecía una buena broma, porque si se volvía a escuchar aquella frase, el doble sentido aparecía por todos lados. — Las flores se me dan muy bien — Completó su frase.  No notó el abrigo, y tampoco notó el frío, no notó nada más que las flores, y el palpitar de su corazón — Incluso en otoño e invierno las flores pueden dar vida y color — Lo recordaba, en su tierra natal, ella había sabido ganarse unos francos más a causa de esa maravillosa acción.

Debo reconocer que con usted hago, veo, y aprendo cosas que jamás imaginé. Primero el reto intelectual, ahora la comparación con una flor. Sé que nada tiene que ver con el romanticismo — Se acomodó el abrigó porque su pecho empezaba a sufrir la realidad fría del ambiente — Sin embargo una flor es pura, olorosa y colorida en su naturaleza, en su habitad. Cuando se corta comienza esa transición, ese estado de perfección a putrefacción. ¿Es así como pasará conmigo? — Aquello no necesitaba una respuesta, al menos no una clara, la evidencia la tenía enfrente. Se sentía halagada y abrumada. Así como una rosa recién cortada, Doreen se encontraba, y es que el primer paso ya estaba dado. Su virginidad era el corte del tallo.

“Mi luz se está apagando gracias a su oscuridad” — Se dijo la joven. Retumbó el pensamiento en su cabeza, y se repitió como un eco molesto

Si tan sólo pudiera iluminar aquello que carece de visión… — Comentó. Claramente hablaba de ellos. El contraste. Lo opuesto. No existía la luz sin la oscuridad, o la inversa, pero ellos también desaparecen si uno predomina, y la negrura tenebrosa del inmortal la dominaría.
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Mensaje por Averno Miér Feb 25, 2015 9:10 pm



El camino trazado por Averno finalmente había sido tomado de la manera correcta por aquella inocente humana que realizaba sus recientes pininos entre toda la oscura atmosfera del inmortal, la humana utilizaba bien sus neuronas, trazaba analogías, simbolismos y quizás buscaba parecidos donde realmente no hallaría nada, normal pues la jovencita no sabía que él se refería a que su lecho de muerte estaría adornado por los pétalos de estas mismas rosas que se encontraban admirando con tanta alegría pero a la vez con seriedad y ojo clínico por causa suya. El inmortal dejo sin contestación incluso aquellos murmullos que a toda regla lucían completamente relevantes para la situación que se estaba desarrollando entre estos dos personajes, cada uno más enredado que el otro. El vampiro caminó lentamente con su camisa blanca expuesta hacia el lado izquierdo de la propiedad, ambas palmas tras su coxis, derrochando una tranquilidad y un fino aire señorial, siempre el actuar del vampiro podía notarse limitado respecto al ser que tuviera en frente, no obstante en este caso no debía fingir, ni evitar mostrarse como realmente resulta ser, el trato con Doreen resultaba diferenciarse notablemente en cuanto a otros rituales que él hubiera llevado acabo y por ende más elaborado y variado, con una doble tentativa a salir muy mal, pero a su vez también con la gran oportunidad de decantar en una satisfacción totalmente diferente y nueva para el vampiro, después de todo resultaba Doreen ser la primera humana que conocía por completo el nivel de maldad y esa mente retorcida al punto de adueñarse de otro ser y de buscar adaptarlo al molde en el cuál el crea correcto. También conocía el gran dejo de oscuridad que llevaba sobre sus hombros pues lo había experimentado y sobrevivido, pero para ella estos descubrimientos realmente no resultaban ser más que la punta del iceberg, aún quedaba demasiado que desempolvar de un ser como Averno, no obstante él no se mostraría adrede, ni tampoco se escondería, parte de su tarea resultaba probar que tan avispada podía llegar a ser la humana, y si su mente frágil y no explotada en su totalidad llegaría a conocer los variados enredos y laberintos de una mente perturbada, rostizada, recreada y constantemente variada pues al igual que la historia, la siquis del vampiro resultaba incansable y con un ritmo infinito que jamás se detendría del todo, podía quizás variar levemente, pero aquellos grandes saltos que ocurren cada cierto tiempo tan solo se verían amplificados en cuanto situaciones realmente provechosas ameriten esto, Averno no podía simplemente ignorar un beneficio cuando estuviera frente de él, pero sí podía realizar una especie de campaña de destilación en la cuál tan solo dejaba pasar a los puntos más relevantes. Su ideal de ser un desconocido eterno para todo ser viviente o no viviente, ya en este punto la mentalidad referente a este tema había cambiado, Doreen podría conocer un poco de él, y más allá de lo que pudiera captar tan solo dependería de su propia inteligencia emocional.

El inmortal poseía una propia, pero se encontraba enferma y limitada hasta ciertos aspectos que por suerte resultaban verse remplazados por la lógica, la razón, el tanteo y el constante estado de examinación en el cuál tenía a todos los seres que le rodearan o se toparan con él - Antiguamente ni si quiera los ganaderos invertían su tiempo en estas tierras, el ser humano desde sus inicios tendió por concentrarse en el centralismo, dónde el terrateniente o el rey estuviera, ahí todo florecía, los negocios, tanto legales como ilegales, últimamente el humano aprendió a expandir sus fronteras, por obligación, su número aumentó y fueron poblando grandes extensiones de terreno, es grato a pesar de estar cerca a un pantano, que se pueda gozar de tranquilidad, paz y espacio abierto, libre de seres indecentes que tan solo buscan contaminar la visión y el campo auditivo con sus bravatas. Espero que sepa disfrutar de lo privilegiada que es a pesar de encontrarse lejos de aquella ciudad, lejos de su negocio y del mundo criollo - Aferró la baranda de manera con su palma izquierda, su visión fija en los establos - Los caballos son jóvenes y sanos, recientemente amaestrados, justo como usted - Giró el vampiro una vez más hacía la joven - La diferencia entre los seres humanos y los animales está en que los primeros razonan inteligentemente a un nivel superior, y los segundos no, pero finalmente siguen siendo humanos, al menos desde mi óptica, sois lo mismo, solo que más útiles dependiendo de la actividad, en su mayoría de ellas más útiles - Negó de golpe - La oscuridad es tan solo la ausencia de luz, así como el frío es la ausencia del calor, puede sentirse lo único capaz de iluminar esta propiedad si eso le hace sentir mejor, yo por mi parte la veré como la encargada de que la gran casa se mantenga, para mi no fue necesario hacerlo, nunca la ocupé para recibir a nadie, muy diferente a mi aspecto, manera de vestir o de comportarme, factores necesarios que siempre utilice y utilizaré para desenvolverme en este mundo controlado por humanos - La única manera de coexistir es mezclarte, algo sabido desde siempre por él - Pero siempre cuidaré el no volverme similar, porque significaría ser inferior a lo que ya soy, y como en todo, la superación es siempre el paso adecuado - Hizo silencio para tomar una rosa y cortar el tallo, realmente largo, acercó este y lo enredó finalmente entre los cabellos largos de la muchacha - Puedo ser romántico caballero - susurró a la par que rodeó su cintura - Puedo endulzar los más amargos oídos y asustar a la más fiera de todas las bestias, debe comprender que para mi, y dentro de mi, no existe aquello llamado límite, yo puedo perfectamente comprender lo que pase por su mente en este punto ya sin tener la necesidad de leerla, tengo muy claro que no desea entregar su cuerpo a mi nuevamente en este preciso momento pues aún se encuentra luchando con la idea de que aquel sexo sin amor es insano, pero también sé que reconoce lo placentero que resulta ser el gozo de la carne - De inmediato le soltó quebrando esa aura de cercanía que había creado.  

Una vez más le dio la espalda - No puedo responder, no sé que pasará con usted en términos extensos y variados, su vida, los años de su vida, sus no infinitos pero si innumerables segundos de respiración, es cierto, yo seré su arquitecto, pero finalmente son las obras de los artistas e ingeniosos las que deslumbran a su público, por su carácter, su belleza, su arte y relevancia, usted misma decidirá de alguna manera si se pudre o si reluce, yo sé algo que usted sabe, yo seré su fin, ¿pero qué podría molestarle de esto? Su vida humana tendrá un fin como la de cualquier otro, en este caso yo seré dueño de este final - Y se encargaría de que llegara en el momento que menos lo deseara llegar, de esto si estaba seguro el inmortal y lo tenía ya trazado como paso final de un plan que a dejado un vacío inmenso entre inicio y desenlace, debía de ser porque este nudo original no podría predecirse con tan notable facilidad, o porque simplemente los participantes de esta obra no habían definido del todo aun su carácter ni su rol especifico. Atípico sí, pero real finalmente y útil, necesario, el inmortal no realizaba actividad si no tenía un fin determinado y provechoso para él, se lo acababa de dejar claro a la joven, la casa no le servía radiante ni eternamente bella, podía prevalecer lejos de la luz bajo estos muros ya sea sucios y polvorientos o brillantes y majestuosos, el termino "práctico" podía ser utilizado en el actuar del vampiro, no obstante él lo llevaba definitivamente más allá.  Es así como justamente invertiría esta única noche para enseñarle a la humana todo lo necesario para poder vivir aquí, para no tener que desgastar ni un solo minuto de su futuro en adoctrinar respecto al lugar - Tenemos vecinos, a varios kilómetros, siguiendo los caminos rurales hacia el norte, el sur y el oeste, dos granjas y una fabrica, suelen trabajar con madera y químicos comunes que con el oxigeno no suelen causar gran impacto, así que su salud no se verá afectada en lo absoluto, la vegetación del lugar sabrá proteger sus pulmones mejor incluso que en la misma ciudad, como clara recomendación y orden, no vaya sola demasiado lejos de los límites del lugar, aún cuando tenga contratados trabajadores por las cercanías, ni ellos mismos son de fiar y podrían quizás desear a la agradable joven y exageradamente hermosa para ellos, los humanos son bestias de deseos banales, muy diferentes a usted respecto a sexo, y sobre todo si se trata de gente ignorancia con inadecuada cultura, estoy seguro que si algún asaltante de caminos la toma una noche por estar demasiado lejos de nuestra zona en todo momento estará deseando encontrarse entre mis brazos que tanto teme que desnuda entre los de este - ¿Podía quizás sonar demasiado exagerado o intimidante? Podía, pero realmente el ancestral sujeto tan solo utilizaba la verdad como única guía, ella debía cumplir simplemente y estaría bien.


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Mensaje por Doreen Jussieu Sáb Feb 28, 2015 8:10 pm

Doreen se estaba volviendo un retrato sin colores. Había entrado al mundo de una criatura oscura, y se moldearía a su semejanza, aunque no a su igual. De esa forma comprendió que las pinceladas dadas para ella, se iban borrando, deslavando, y que nada a su alrededor ya tenía color, excepto su interior, pero eso no se podía observar con los ojos mundanos. Su vida no había extinguido, tampoco sus pensamientos, y mecho menos sus sentimientos, menos sus acciones, sin embargo las consecuencias de lo que pudiera hacer traería grandes daños a ella, y por esa razón, todo lo anterior mencionado se tenía que controlar. Que difícil sería para ella, aunque si se comparaba con algo, bien podría irse por el camino de un títere, eso era ella, y Averno su titiritero, uno más grande que cualquier otro, porque él no necesitaba cuerdas para poder controlar y dar un espectáculo.

No sintió tristeza, no había porque sentirlo, de hecho había salido limpiada del polvo que llevaba esos sentimientos. El tener que estar alerta le quitaba la carencia de ánimos, se sentía en ocasiones extasiada por la incertidumbre, pero no sabía por completo la joven que hacer, y mucho menos, que sentir. Se encontraba demasiado confundida.

Ni siquiera pudo disfrutar de las pizcas de miedo. Aunque sabía que Averno le daría un fin, lo cierto es que siempre supo que tendría un fin. De la manera que fuera lo tendría, y de eso no había como salvarse ¿por qué tener miedo de algo que pasaría? ¿Algo que con o sin él era inevitable? Aquello era inevitable. ¿Para que sufrir cuando se podía gozar?

¿En realidad se podría gozar? Claro, en el acto sexual se podía, pero de eso no se hablaba, sino de la plenitud, la vida a lado del vampiro.

Ella habría jurado que si Averno hubiera actuado como un caballero desde un principio, probablemente se habría enamorado de él. Porqué ¿para que mentir? El caballero podría ser todo lo soñado por una mujer, siempre y cuando actuara. Verle directamente a los ojos, perderse en aquella mirada, que le tomaran de la cintura, que le dijeran palabras dulces. Todo aquello y más, sin embargo cualquier podría mentir, esconder las intenciones, y al final dañar de una manera atroz. Agradecía que no le hubiera mentido, que su sinceridad hubiera ido de la mano de la realidad. Averno era cruel, malo, tenebroso, incluso podría decirse que despiadado, sin embargo no mentía, era transparente, o al menos con ella, y por eso le agradecía.  Se sintió por un momento embelesada por él, quiso abrazarlo, perderse en su aroma, decirle que jamás se iría de su lado por deseo, pero no, nada de eso lo podría hacer, así que simplemente asintió a lo que dijo.

¿Qué tanta oscuridad cree que se necesita para apagar mi luz, señor? — Cuestionó al sentí como se separaba de ella. Por un momento se sintió verdaderamente sola. La cercanía del inmortal, sumada a las palabras que le había recita lograron que se sintiera apegada y agradecida por tenerlo. Averno no le mentía, y ella no sólo lo sabía, sino que había visto en innumerables veces, los abusos de hombres a mujeres, ya fuera por necesidad sexual o violenta. Cada cabeza era un mundo distinto. En un principio ella habría jurado que lo que la criatura que tenía enfrente le había hecho, no era nada más y nada menos que una violación, pero no había sido así, porque ella lo había sabido desde un principio, además, una parte de ella deseaba en demasía poder ser tomada, romper sus ideologías y aprender a vivir, aunque se cuestionaba si de verdad aquello era vivir, o simplemente era lujuria, deseo; un pecado en todo el sentido de la palabra. El sexo le resultaba incomodo, le resultaba vacío y sin motivos por no tener amor, aunque no negaba el placer que había sentido.

Creo, o al menos tengo en el pensamiento, que le quedó claro que soy una joven obediente, o al menos prudente. Jamás pensé en irme más allá de lo permitido, no deseo que vaya detrás de mi, mucho menos que me castigue — Sus dedos se elevaron a la altura de su oreja y acariciaron los pétalos rojizos de la flor que le habían colocado — Aunque parezca una joven frágil sé defender, aprendí un poco de combate, además, sobreviví una mordedura de licántropo, debería darme un poco de crédito — Comentó, aunque en ese instante se le escapó una especie de risa complice, mezclada con una broma evidente. El cuerpo de Doreen se había relajado, sus hombros no se le notaban tensos en una linea, más bien ya tenían esa forma perfecta, los brazos caían, y se podía apreciar mejor su belleza — ¿No le parezco entonces lo suficientemente bella? ¿Cree que mi belleza sólo la disfruta el humano? — Chasqueó la lengua, su ego había bajado cuatro escaleras en picada; había dolido.

Con cuidado se movió por los jardines. Aspiraba el aroma fresco del lugar, aunque el pantano se encontraba cerca, no se sentía ningún tipo de olor desagradable, lo cual le hizo sonreír. Doreen era una joven que se fijaba demasiado en eso, la limpieza, el buen olor. No es que fuera vanidosa, simplemente su manía propia. Los olores frescos y dulzones la caracterizaban, daban una chispa de ternura y amor que no cualquiera comprendía, quizás se trataba de su marca personal. ¿Quién lo sabría? Inhaló un par de veces más hasta hartarse de la acción. Disfrutó también del aire acariciar su figura. Se sentía bien.

Se detuvo a pensar, se dio cuenta que si hacía las cosas como se debían, si le cumplía a él como mujer, y si respetaba los limites dentro de la casa, aquello podría llegar a ser su hogar. La oferta no le pareció despreciable. No estaría sola, estaría acompañada por lo que le restara de vida. Cruel o no, aquello le daba esperanza.

Se detuvo de su andar,, incluso de sus pensamientos. Se giró para verlo por un instante y luego le sonrió. Algo extraño incluso para ella.

¿Podríamos seguir el recorrido? — Preguntó con esa voz inocente, con la mezcla de esperanza, y con la resignación de alguien que conoce su condena, y sabe que no puede hacer nada al respecto — Quisiera ver las condiciones de los equinos — Susurró. Sin pensarlo Doreen se encontraba alado de su señor, de su amo. Enredó su brazo en el ajeno y tiró de la figura imponente del hombre. Con cuidado comenzaron a caminar por los senderos. Se sorprendía de la cantidad de rosas que se encontraban en ese lugar. Aquello logró que su piel se erizara. Ver las rosas le hacían ver parte de su vida, pensar en la muerte de las flores, ocasionaba también pensar en la muerte propia. Prefirió desviar la mirada. Poner atención al frente. Al cabo de unos minutos silenciosos llegaron al lugar. La tranquilidad que reinaba se había interrumpido, era evidente que los caballos temían a su dueño. La joven soltó a su señor por un momento. Soló asomo su cabeza para notar las condiciones, el espacio y la cantidad. ¡Eran preciosos! O al menos a simple vista se lo parecían. El vampiro habría invertido demasiado en ellos seguramente. A la mañana siguiente los iría a ver sola. — Creo que usted tiene un gusto excelente — Su comentario fue sin haberlo pensado. Enredó su brazo de nuevo con el de Averno y regresó al camino de vuelta a la casa. A la entrada trasera, justo donde habían estado antes.

Doreen había hecho el primer cumplido a su señor. ¿Él lo habría notado? Ella no se habría dado cuenta. Simplemente lo dijo, sin pensarlo, de forma honesta. Aquello le había salido del corazón. Al igual que él, la joven era más que sincera.

¿Hay alguna otra cosa que quiera mostrarme? ¿O desea que yo lo descubra sola? — Preguntó adentrándose de nuevo a la casa. Le soltó para avanzar más tranquila, al llegar a una sala de estar con la chimenea encendida, Doreen se percató de lo helada que se encontraba, incluso pegó las manos al fuego. Quizás aquello era bueno, su amo era frío por la muerte que le acompañaba. Esa temperatura ya sería también la suya.
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Mensaje por Averno Miér Mar 04, 2015 3:47 pm

Averno, un ser totalmente capaz de darse cuenta de los sentimientos y sensaciones que la humana experimentaba tan solo actuaría prudentemente respecto a cada palabra dicha, a cada acción y ante cualquier reacción que la muchacha pudiera ofrecer a continuación, incluso sus preguntas, podían notar quizás ridículas o demasiado poéticas, ¿cómo apagar la luz? ¿Realmente existía una manera de lograr aquello? La odisea del inmortal nació justamente con ese fin, aunque convencido de lograrlo, mientras intercambiaba horas al lado de la humana notaba como esta tan solo se iba acoplando a cada situación, a cada frase, dudaba, sufría, temía, sí, pero la muchacha parecía sorprendentemente anteponerse, no se quebraba con el destino que le esperaba, no se echaba a llorar, ¿quizás porque ya había llorando lo suficiente y todas las lagrimas de su cuerpo se acabaron? Estaba consiente de que esto no podía darse, su conocimiento casi perfecto del cuerpo humano le dotaba de razón. Doreen sin lugar a dudas resultaba ser más fuerte de lo que él incluso había pensando, ahora compartía un error fatal con ella, el de subestimar a otro ser, o si quiere llamarse de otra manera, medirlo mal. La reacción inicial del vampiro al ser sujetado por la joven fue la de elevar las cejas y un deseo de apartarle, simplemente porque él no fue quién dio inicio a la acción, no obstante fiel a su notable capacidad se controló y entonces caminó, en silencio observó su propiedad, un lugar bello, elegante, digno de un terrateniente poderoso, de un ser adinerado y con un gran poder adquisitivo, lo que antiguamente, muy antiguamente podría ser considerado un Lord influyente con tierras, legado y respeto casi innato, no obstante Averno no resultaba ser nada parecido, en el fondo se sabía que no resultaba ser así, raíces oscuras que jamás verían la luz pues es la naturaleza de estas. Podía creer la joven que él le estaba ignorando, que no le prestaba más atención, incluso cuando esta resultaba haber soltado un claro elogio hacia su existencia, un gusto, sí, Averno gozaba perfectamente de la maldad con fundamento, de aniquilar a los seres siempre y cuando una razón y un significado le fueran otorgados tras su acción, así mismo como tener cautiva a Doreen en todo sentido de la palabra, aparentemente aquella capacidad de ir fuera del molde aún no despertaba en él y probablemente deseaba que no fuera a suceder, siempre mantener un código, un modus operandi, una estratagema que tuviera puerto de salida y de llegada, en más de mil años así había logrado ser quién es, tener lo que posee, y ser capaz de realizar lo que toda su capacidad interminable, según él, le permite. La humana había quedado sin duda maravillada con el lugar, no había prueba posible que indicara lo contrario, el inmortal estaba consiente de que la joven ya dentro de su difusa mente y su problemática realidad estaba asumiendo que este lugar le traería sin lugar a dudas comodidad y que sería su estancia a futuro.

Había conseguido lo más básico por el momento, pero el pilar importante de todo su "plan", la aceptación, la adaptación que el ser humano posee es increíble y a su vez fundamental, los humanos incomodos en cierto lugar suelen volverse tristes, infelices e insatisfechos, situación que les orilla a cambiar esta realidad, buscando otro lugar, o tratando de mejorar su nivel de vida, el hematófago no tenía tiempo para que Doreen lo tuviera tratando de incurrir en alguna de estas actividades, realmente resultaba satisfactorio para él, y daba por sentado que esta noche finalmente podía marcarse como aprovechada y con el fruto respectivo, solo entonces su gesto se serenó levemente y también estuvo dispuesto así a romper su silencio, una vez más entre el jardín y la propiedad - ¿La luz prevalece? Se apaga momentáneamente, puede ser por un periodo largo o un periodo corto, dicen que incluso ni los inmortales pueden llegar a ser infinitos, en ese caso la ausencia de luz en su interior tampoco, quizás incluso en el último segundo de vida que tenga o cuando ya muerta, aún conservará su luz, no podría afirmarlo o negarlo, no considero que exista el cielo o el infierno, es más, me animaría a mencionar que lo segundo está aquí mismo, en la tierra, y para muchos humanos, incluso la vida misma puede llegar a ser el peor castigo divino que un supuesto ser superior les a otorgado a los seres. El día que solo posea oscuridad, ese día entonces yo habré triunfado y cumplido mi cometido, aunque deba perseguirla después de su muerte, me aseguraría de que incluso su espíritu sea un ente negativo, ¿quiere apostar contra mi? No necesita mencionarlo, tan solo cuestionarse y sentir por dentro lo que lleva sintiendo desde el primer momento en que se cruzó con la realidad que le impuse en el rostro. El resultado final tan solo será cuestión de tiempo, de una espera larga, de paciencia, y de experimentar cada paso de esta transición - No se podía ser más claro respecto a un tema tan turbio, enredado e inconcluso, él tenía sus piezas, ella también, debían cada uno ir armando el rompecabezas, invisible, abstracto, pero superior y relevante en todo sentido, después de todo el tema trataba sobre la existencia de la rubia joven y del ritual sofisticado y renovado del inmortal que se adentraba lo más fiel a sus reglas dentro de una dimensión nunca antes experimentada. ¿Algo negativo? No, todo lo contrario, estimulante, un reto, la mejor diversión, el entretenimiento que en mil años había estado buscando, aquella sensación rotunda de monotonía de la cuál casi siempre lograba escapar, estaba seguro, demasiado confiado en que esta desaparecería por largos años, todo gracias a Doreen, ¿Y cómo él lo agradecería? Muy fiel a su manera, ¿con tratos especiales? Quizás, pero no como ella esperaba, no como aquel caballero azul de fina estampa que le ayudaría a engendrar a sus vástagos y le haría feliz con su humanidad misma.

Sin decir palabra le llamó con la palma derecha, después de haberse apartado de ella unos cuantos pasos, ya en el salón principal tomó asiento en el sofá unitario, el único de ese salón, le pertenecía a él, solo a él, una manera muy simbólica de marcar terreno y respeto incluso dentro de su propia propiedad - Su pregunta y su afirmación, se acoplan entre sí para que yo no tenga que responder realmente algo muy elaborado, su atractivo, y mi gusto excelente, ¿creo qué está bien claro, verdad? - Se carcajeó - Creo que puede descubrir por sí sola la cocina y el área de aseo, que justamente se encuentra al lado de las habitaciones para el personal, quizás a futuro cuando esté todo arreglado en la mansión pueda contratar a una doncella para que le ayude con el cuidado del lugar y sus necesidades, pero por ahora debe centrarse en lo ya indicado, en darle ese toque "vivo" al resto de las estancias que no lo tienen - Le dio el tiempo suficiente, la muchacha podía mentir sus narices cual ratón escurridizo por el lugar, la cocina resultaba estar en un estado mediocre, mediocre para él significaba en capacidad de usarse, pero no en las mejores condiciones, por ello debía ser lo primero en rehabilitarse, por razones obvias en realidad, ella necesitaba alimentarse bien y mantener una rutina activa, solo entonces podría mantenerse en pie y firme ante el ritmo de vida que llevaría siendo la fuente del inmortal. Esto resultaba ser una ironía, llevaba muchos años sin beber necesariamente de la misma humana con frecuencia siquiera, ahora sería diario, renovación, palabra envuelta en varios aspectos - Asumí que estaría hambrienta esta noche, el día de mañana por la mañana vendrán a recomponer lo máximo posible la cocina, debe estar ahí para decidir lo que querrá tener ahí y de la manera más cómoda para que pueda disfrutar de su sustento diario y de paso yo del mío. En esta ocasión yo lo haré primero, luego le mostraré su cena, la cuál su olfato asumo no a podido encontrar, esta escondida pero en buen estado, así que podrá disfrutarla - Una vez más aquel dedo índice que parecía tener magia para dictar ordenes llamó a la humana, esta vez hacia su regazo, tal como le había dicho, ahora mismo deseaba probar de su sangre y por supuesto, lo haría.
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Mensaje por Doreen Jussieu Jue Mar 05, 2015 7:06 pm

Por un momento vio la realidad. Se dio cuenta que nunca su situación mejoraría, muy por el contrario, conforme pasara el tiempo se iría marchitando, y terminaría sin vida igual que aquella rosas que había visto en el patio. Doreen observó en su interior, imaginó que su mente y sus sentimientos eran dos floreros de porcelana, pero no sólo eso, cada uno de ellos estaba roto, en muchas partes, se juró que podría volver a pegar cada pieza, sin embargo sabía que eso ya no sería posible, los trozos rotos se volverían polvo, mismo que pulverizaría con el tiempo su dueño. Después de ese pequeño chequeó individual lo analizó a él, y se dio cuenta que las piezas de Averno también se encontraban rotas. Algo en común que no había visto era eso. Ambos se encontraban destruidos en el interior. Obviamente de forma distinta, y con visiones de vida diferente, pero a fin de cuentas rotos.

Aquello le hizo sentir sorpresa, jamás creyó encontrar un punto en común con la criatura inmortal. O quizás tenían más de lo pensado, o ninguno. Daba igual, eran diferentes, y eso no se discutía. Con el simple hecho de saber que él era el fuerte, ya con eso se dejaba en claro el rumbo de la situación. Averno mandaría, la gozaría, le ordenaría. Ella ahora era su juguete, de eso no había duda. Lo que llegaba a causarle terror, era saber hacía donde iba el juego. ¿De verdad ella deseaba saberlo? No, claro que no, deseaba seguir pensando en ese punto en común de ambos, dado que no había nada más que eso. Quizás si se aferraba a esa idea todo estaría bien. O peor. Seguramente peor, nada con él podía mejorar. O quizás sí, su alimentación, sus horas de sueño, y su estado físico.

Pensar en tener que estar en forma para aquella actividad la hizo respirar con disimulo, y sintió como su respiración se aceleró, el acto sexual no era lo malo, por el contrario, le resultó placentero, sin embargo el pecado era lo que le ponía mal.

Ella debía aceptar que le habían enseñado bien, y aunque pareciera débil, sus ideales eran firmes, por eso era fuerte. Más de lo que muchos imaginaban.

Todo había quedado en silencio. Incluso su mente. Sus palpitaciones se volvieron normales. Se sintió vacía, no sólo por la carencia de personas a su alrededor. En su interior los sentimientos se habían escondido, y sus pensamientos se pausaron. Jamás le había sucedido eso. Tragó saliva con fuerza y miró a su alrededor. Se encontraba aterrada. ¡Jamás volvería a interactuar de forma calidad con nadie! Todo tendría que ser una actuación perfecta, todo carecería de conexiones, de sentimientos. Su futuro no le gustaba, y no es que lo supiera del todo, pero lo imaginaba, bastaba con verlo a él sentado en esa cómoda e imponente silla para llegar a esa conclusión. Lo único que pudo hacer en ese momento es respirar con profundidad un par de veces. Necesitaba enfocarse de nuevo. No debía llorar, eso estaría muy mal. Debía ser fuerte y afrontar lo que llegara a venir con la frente en alto.

Entonces… — Meditó antes de seguir con sus palabras. Sus piernas parecían haber sacado raíces, no deseaban moverse, no quería acercarse, pensar en tenerlo tan cerca de ella le estremecía, su movimiento corporal la delataba. — Decoraré — Articuló con suavidad — Pero… ¿Y si esos hombres son malos sin importar que se encuentren en la casa? Hay luz del sol, eso lo puede poner en peligro — La joven siguió pidiéndole a su cuerpo que se deslizara para llegar al lado de hombre. Aún no le respondía — ¿Podría yo tener un arma en caso de emergencia? — Cuando Doreen había atendido a los revolucionarios, aprendió alguna que otra arte de defensa, incluyendo un par de armas, inclusive espadas, aunque esas no fueran sus favoritas, le resultaba muy pesadas. — Sólo en caso de que sucediera — Repitió. Ella tenía miedo al soltar palabras, no deseaba decir estupideces, no quería ponerlo de mal humor.

Se dio cuenta que sola estaba labrando su castigo, el no acercarse con prontitud, aunque hubieran pasado escasos minutos no estaba bien, se convenció de su fuerza, de su valor, y de tener al menos un par de días más con vida. Con mucho esfuerzo sus piernas avanzaron. Se sintió alegre por eso, incluso se acomodó con recato en el regazo de la criatura. ¡Parecía que lo deseara! Deseo más que mandato. Tenía que empezar con el pie derecho, iba por buen camino, no deseaba retroceder. Necesitaba complacerle esa noche, esa primera noche. Si empezaban bien, entonces todo lo demás seria bueno para ambos.

Un poco de compañía durante el día me vendría bien, una femenina, una con la que pueda hablar cosas que con usted no — Susurró estirando su mano. Doreen había visto varias pelusas pegadas en la ropa del vampiro, se dedicó a desprender cada una de ellas. Lo cierto es que le encantaba verlo tan pulcro, ese era uno de los detalles que le llamaban la atención de él, aunque claro, nunca se lo diría, o al menos eso creía. — Sería bueno… — Esa idea la había puesto de muy buen humor. La jovencita fue subiendo su mirada hasta toparse con los ojos ajenos. Cuando ambas miradas chocaron se sintió temblar — Señor… No comprendo si lo que veo es vacío, maldad, locura, agresión en su mirada — Se quedó quieta — Quizás sea todo una mezcla — Se sentía empecinada en comprender aunque fuera un poco, no se su interior, pero al menos saber que más había en él. Se sentía confundida, pero no debía cuestionar, quizás Averno con el tiempo, y su buen comportamiento le daría respuestas, o pistas. Quizás en sus últimos minutos de vida le revelaría todo. Esa sería una buena esperanza, un buen motivo para poder seguir viva, y a su lado.

Con cuidado recogió su cabello hacía un lado. No se sostuvo esta vez, por extraña razón confiaba en que no dejaría que le ocurriera nada, a menos que fuera gracias a él. La joven ladeó también el rostro hacía el lado contrario a él. Su cuello quedó expuesto por completo. Las marcas de la noche anterior habían desaparecido, su piel se encontraba lista para él. ¿Por qué su cuerpo le traicionaba? ¿Por qué tenía que ceder ante él de forma tan sencilla? Su deseo estaba embelesado por él. Su ego también. Se sentía deseada y deseada por un hombre, pero no era un hombre, era un vampiro; un monstruo.

Beba de mi… — Susurró, ella sabía que dolería, pero con rapidez el placer legaría. Aquello era tan confuso, tan extraño y al mismo tiempo tan adictivo.

Esa era la verdad, sin importar la maldad, el dolor, el daño y el deseo de salir corriendo, ella también tenía una nueva adicción, una que no sabía, que no comprendería con tanta rapidez.

Averno su adicción.
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Mensaje por Averno Vie Mar 06, 2015 9:29 pm



Aparentemente el poco tiempo que la humana había compartido con él le estaba sirviendo de algo, ¿quizás le estaba compartiendo ese lado paranoico a la muchacha? El lado paranoico hace una clara referencia a desconfiar de todos en general, sin importar a quien se mire, sin importar de quién se trate, realmente la clave exitosa del éxito, imponer fidelidad con medio es efectivo, imponer fidelidad con cariño de igual manera lo es, atraes a diferentes tipos de público es verdad, no obstante ninguno de estos dos métodos realmente resultaban ser los adecuados para existir indefinidamente, en su libro así estaba estipulado, incluso con Doreen, él jamás duerme, y menos ahora con una humana en casa, ¿por qué? Porque hasta el ser más insignificante en términos de fuerza puede llegar a destruirle si le clava una estaca en el inerte corazón o si le arranca la cabeza o le prende fuego, no es que no contemplara en su mente la posibilidad de que Doreen intentara huir acabando con su existencia, sí, resultaba consiente de la que la joven resultaba ser de ese estilo de muchacha que prefería seguir siendo lo que es a tener que acabar con la existencia incluso de un ser como él, no obstante esta paranoia citada con anterioridad le orillaba sin dudar a establecer un plan estricto respecto a su protección hasta para con ella. No le daría armas a Doreen, sería lo más estúpido, bastaba con que ella rompiera la pata de algún mueble viejo, la tallara de manera mediocre y ahí mismo tenía su único requerimiento para la libertad, sabía agradecer que su muchacha tuviera ya dentro de la mente aquel grado de malicia, aquella necesidad de protección que indudablemente seguro se vio acrecentada al tratar con él, pero el único encargado de la protección del lugar y de sus habitantes sería él y solo él – Es inteligente al pensar que los trabajadores que contrataré pueden intentar algo, ya sea robar, o intentar asaltar su integridad, por ello yo me encargaré de hacer la contratación, los trabajos tan solo será realizados desde las siete de la noche hasta las once, les pagaré el triple o el cuádruple de lo común si es necesario para seguir mano de obra durante este horario tan peculiar, el dinero no es relevante, y cada ser tiene un precio, los pobres usualmente son comprados con francos, los nobles con poder y los honestos con respeto y fidelidad, pierda cuidado – No es que hubiera olvidado su sed en lo absoluto, la piel nívea de la joven le tentaba de manera constante, es cierto, Averno es un vampiro, carta canta, la sangre resultaba ser su mayor tentación, su mayor vicio, el único quizás que competía con su deseo por terminar de manera maravillosa una vida, no obstante se mezclaban ambas. Las falanges del inmortal se deslizaron por la parte superior de los hombros ajenos – El hombre sabio da un paso a la vez, hablaremos de una doncella de vuelta cuando terminemos primero con el lugar, no es que fuera una mala idea, una dama de alta alcurnia como lo será usted, sin duda merece tener quién le sirva, pero por ahora, será solo usted – Susurró a la par que sus yemas acariciaban las clavículas pronunciadas, lentamente, disfrutando de la dureza de aquellos enriquecidos de calcio.

Dureza que podía significar nada si gustara de aplicar fuerza – No podría permitir que se manche este fino vestido – Por ello retiro los lazos que le mantenían firmes a los hombros y logró bajar el escote de la prenda oscura cual carbón hasta una altura sugerente del pecho - Con cuidado, no es necesario que pierda la razón ahora mismo, no pienso tomar su cuerpo esta noche, no tengo un motivo, ¿cómo justificaría yo esta acción? ¿Por simple deseo carnal? Aquel salvajismo del instinto humano se lo dejo a usted, que lo goza seguramente con prepotencia en su interior – Como si gozara de torturar sus sentires tras haber dejado casi expuestos los senos de la joven el inmortal bajo sus palmas hasta las piernas, piernas de niña, por los suaves y firmes, pero de adulta por lo bien desarrolladas, ¿un poco contradictorio? Sin duda. Recorrió con suavidad original con sus falanges y yemas, repaso un terreno ya conocido al pie de la letra, todo lo que comprendía la existencia de Doreen al menos en anatomía dentro de su cabeza se encontraba ya catalogado, dispuesto a dispararse cuando así lo viera necesario, una especie de memoria inmediata – Siento que simplemente no es capaz de controlar sus impulsos, y no se confunda, no demostrarlo o reprimirlo no significa realmente poder sobre ello, si por dentro se encuentra ansiosa entonces está perdida, yo puedo verlo perfectamente, y no es transparente como un cristal, no del todo, a tratado de reforzar su coraza desde la última vez que la destruí - ¿Y eso estaba correcto? Podría, al menos mantendría al hematófago con una labor constante por realizar, lo cual tan solo lo volvía más entretenido. Justo en el punto en el cuál Averno exponía esos muslos cálidos y delicados como plumas, él mismo colocaba sus labios contra aquel cuello que ahí extendido se encontraba, pleno, a disposición, ni si quiera un concejal se entregaba así para el beneplácito de su señor. Resultaba innegable el hecho de que Averno disfrutara sobre manera de aquel control y posesión absoluto. Primero la humedad se apoderó de la zona que sería mordida, la lengua, tan solo el inicio de esta, y unos ojos viciosos como siempre que cautelosos otorgaban la máxima atención al cuerpo que tan cerca le rozaba – Debe prometer que luego de invertir su sangre no caerá rendida, la noche no puede acabar tan pronto, y menos si así no lo indico – Nótese que no mencionó perdida, pues para él, el hecho de que la humana le fuera alimento no resultaba perdida para ella, ni para él, ¿un honor? Sí, la parte egocéntrica digna o quizás superior a la del Cesar de hace unos años sin duda le influenciaba pensar aquello. Un leve suspiro fue expedido de entre las fauces del vampiro, este que tan solo anunciaba la aparición de sus colmillos, entrada en escena que la humana no podía percatar. En cuestión de un parpadeo o quizás menos ambos se vieron perforando la carne, aferrando esa vena tan relevante. Las palmas del vampiro aferradas justamente a esos muslos, ¿por deseo propio? Sí y también como simple consideración otorgada a la humana, le ahorraba el hecho de tener que sostenerse, de invertir fuerza, de gastar su energía vital en ello, tal como le había indicado antes, debía mantenerse lo más lúcida posible, para él, para su noche, para la primera noche juntos en esta propiedad que sin duda sería relevante en toda su trama.
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Mensaje por Doreen Jussieu Sáb Mar 07, 2015 12:00 am

Por un momento temió. No del maltrato del vampiro, tampoco de su imposición y control. Temió de su cuerpo, de su debilidad, del poco cuidado que le había dado antes. Un día bien alimentaba no alejaba todo el descuido anterior. La joven claramente se encontraba con menos kilos de lo usual. Siempre fue delgada, pero mantenía curvas y formas divinas, sin embargo la depresión que había tenido por largo tiempo le causó claras consecuencias. Incluso su piel era más pálida, y su cabello no tan brillante. Probablemente otorgarle sangre a él le llevaría a enfermarse, a debilitarse. ¿la alimentación le ayudaría? ¿Él se habría dado cuenta de esos detalles? Seguramente, pero lo poco que ella conocía a su amo, es que todo lo tenía previsto, calculado. No existía margen de error con él, ni siquiera con una humana como ella. Temió de nuevo. ¿Podrían los métodos de él ser los mejores? ¿La ayudaría a no caer en la enfermedad? Quizás si ella decaía la desecharía pronto.

Muchas preguntas comenzaron a darle vueltas dentro de su cabeza. Sin embargo con la ayuda de la respiración se controló.

Cualquier ser humano probablemente estaría nublado en pensamientos debido a lo que estaba a punto de ocurrir.  Cualquiera se sentiría insultado por ser un costal de alimento para una criatura cruel. Sin embargo ella no, se daba tiempo incluso de reflexionar en medio de la tormenta, y sentía nervios de emoción al ser escogida. Porque sin duda la joven había sido elegida por una razón. Doreen se dio cuenta que estaba cambiando ligeramente su pensamiento. Ya no se sentía tan poca cosa, de hecho se sentía especial, única. Algo contradictorio tomando en cuenta la situación a la que había caído. La jovencita de rubias hebras se sintió pecado, y por primera vez se dio cuenta que el pecado quizás no era tan malo. ¿Por qué sería malo reconocerse como alguien que valga la pena? ¿No decían en la iglesia que debía uno amarse para poder darle amor a su prójimo? Se había perdido demasiado tiempo de la vida.

Reflexionó entonces: Averno era dueño de su muerte, pero también la había hecho nacer, la estaba haciendo comprender la vida. La había hecho vivir.

Doreen notó también que Averno la obligaba a mirar más allá de lo obvio. Le había arrancado una especie de venda. Ahí apareció una contradicción en su interior. ¿Le agradecía o le aborrecía? Lo cierto es que ella había iniciado un proceso de iluminación desde que escapó de casa. Desde ahí todo había cambiado. Quizás todo era parte de ese momento. El escape era una preparación, la mordida de aquel licántropo, la señora a la que conoció y le dio asilo. Milo, Darcy y Sybelle una etapa de enseñanza y supervivencia, etc. Cada paso trazado por ella le habían llevado hasta allí. Ella había deseado vivir en un cuento, que su mundo hubiera sido distinto a lo pensado, que existiera emociones intensas en cada uno de sus días, necesidad de protección, y un compañero. Todo aquello y más había deseado, pero quizás sus deseos fueron escuchados a grandes rasgos, y por eso se encontraba frente al monstruo, no al principie, frente a la mansión oscura, no la iluminada, y el acompañante eterno, no el amoroso que te dejaba un felices para siempre. Todo era consecuencia de los actos pasados, y por eso ella se encontraba ahí. Se merecía eso, y más.

La joven pensaba mucho, descubría nuevos pasillos de aquel laberinto, de aquel acertijo llamado Averno. Se aclaraba en su existencia, en su propio interior, pero se dio cuenta que también estaba aferrada a sus ideales, a las enseñanzas que le dieron, y a sus sentires. Más de eso último aunque se empeñara en esconderlos o suprimirlos. Ella siempre sería buena, creería en el amor, desearía una familia, ayudaría al prójimo, pero sobretodo, ella siempre desearía amar, y ser amada. Esos imposibles le hicieron sentirse rota por dentro, y llegar a recordar aquello en común que la ganchaba a él. Quizás sólo le faltaba poder presenciar o experimentar algo más ruin para poder llegar a comprender la maldad, la locura, y la necesidad de atemorizar a otras criaturas, inclusive si eran menos fuertes. ¡Quién lo sabia! Nadie. Y ella sería la que menos llegaría a descifrar eso. Doreen no quería ser mala, y  mucho menos matar, ni siquiera a su verdugo personal.

Se aferró más a la tela que cubría el cuerpo de la criatura. Sintió el impulso de subir la tela de su vestido para cubrir la piel expuesta. Tragó saliva, y se mordió los labios, sabía lo que estaba a punto de ocurrir, sabía que la desgracia llegaría, y sabía que expondría más de su interior dándole de beber. Porque Doreen no era tonta. La sangre no sólo era un medio de alimentación, también era revelar secretos, establecer una conexión, quedarse expuesta y desnuda (aunque a otro nivel). Temblorosa movió su rostro hasta encontrarse con esa mirada soberbia, con esos ojos que mostraban lujuria, dominación y sentencia. Sus esperanzas de ser liberada después de haber sido el juguete ajeno se rompieron. El contacto visual había hecho que ambos firmaran una especie de contrato, pacto, o como se quisiera llamar. No había vuelta atrás, se pertenecían, y no de una forma amorosa, sino algo más profundo, algo que no se podía explicar. Quizás si moría él la recordaría, o quizás no. Al morir lo descubrirían.

Su piel se estremeció al sentir aquellos dedos, esas manos, la lengua… ¡Esa lengua! Sí, sentía deseo por ella. ¿y qué había de malo? Era humana, sentía, había despertado su vida sexual, pecaba gracias a esos detalles. La incrustación de los colmillos le resultó dolorosa, y ese quejido erótico y doloroso apareció, bastó un par de segundos para transformarse en placer, uno que excitaba de forma enferma cada parte de su ser. Sintió mareó, también que su respiración se le agitaba, ¿así sería siempre? Las interrogantes aparecían, le temblar con fuerza. Sintió vergüenza al notar sus pezones endurecidos. ¿Cómo sería entregarle la última gota de sangre? Seguro algo enfermizo, enfermizo y glorioso. La simple idea la hizo gemir.

Gruñó al sentirse interrumpida, y luego buscó las manos ajenas para sentir el frío del inmortal. ¡Eso la mantendría con vida! La llevaría de vuelta a la realidad.

Espero que se encuentre satisfecho… — Susurró, su voz sorpresivamente no tembló, y las frases no se cortaron, pero la tonalidad fue baja — Ahora necesito poder alimentarme para mantenerme de pie un rato más — Debía mantener la mente en alto, debía mostrar que no era débil, que la había subestimado, que era una guerrera fuerte, aventurera y arriesgada. Ella necesitaba que él lo notara. Con cuidado Doreen se sostuvo de los hombros ajenos para moverse. Se estaba poniendo de pie, de manera bastante torpe en realidad. Tropezó en el trayecto, su pecho chocó contra el rostro ajeno y sintió vergüenza, aunque también mucha morbosidad. Se disculpó soltando una risita nerviosa. Con algo de esfuerzo se puso de pie. Al mantenerse estática cerró los ojos, tomó varias bocanas de aire, y al pasar un par de segundos volvió a abrir los orbes. Sonrió satisfecha al notarse normal, tranquila. Parecía que llevaba meses llevando aquella rutina, aunque fueran sólo dos veces anteriores las que él bebió de ella. — ¿Y la cocina? — Sonrió. En los ojos de la jovencita se notó el brillo del triunfo al pasar aquella prueba. Ella misma se encontraba sorprendida de su fortaleza. ¡Bien hecho, Doreen!

Por un momento creí que tomaría mi cuerpo, pensé que lo deseaba también — Comentó un poquito más segura de sí.  ¿Por qué morderse la lengua? Si, le daba vergüenza, si era tímida, sí, sentía que estaba pecando, sin embargo todo ella le pertenecía a él, y nadie más volvería a tocarle, mirarle, o desearle como mujer, así que debía intentar ser menos cerrada al expresarse, al hablar; Doreen haría su máximo esfuerzo.

Sin esperar más tiempo comenzó a andar. ¿Por dónde quedaría la cocina? Miró hacía un lado, ahí se encontraban las escaleras, al girar el rostro la puerta principal, volvió a girar y se encontraba una puerta enorme y gruesa, el pasillo por donde habían salido. Quedaban pocos espacios por explorarse.

¿Irá conmigo? — Preguntó girándose a verlo por un instante. Los pasos de la joven empezaron a sonar, su figura se perdía en la oscuridad del lugar, al igual que su interior, mismo que estaba siendo consumido por él.

Doreen había encontrado por fin la cocina. Su estomago gruñía como una criatura salvaje deseando ser controlada. ¿Por qué se sentía extraña y al mismo tiempo ella misma? ¡Insana confusión!
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Mensaje por Averno Sáb Mar 28, 2015 9:06 am



Resultó correcta su duda, Averno se encontraba satisfecho tras beber de ella, podía decirse que siempre lo estaba luego de gozar de aquel carmín ajeno que pertenece y se contiene tan solo dentro de la anatomía de aquella humana tan indefensa ante sus ojos, puede que antes los de ella no lo sea o quizás sí, después de todo la perspectiva estaba siempre para desviar a la mentes y cada una por su cauce decidir, Averno tenía como siempre claras sus afirmaciones. Se cuestionó no obstante por un segundo si el inconsciente de Doreen resultaba tan poderoso como para obligarle a expulsar palabras de su interior que en realidad no quiere decir, las que de cierta manera tan solo debería pensar, el inmortal se carcajeó sin dudar tras haber reflexionado sobre lo escuchado – Tiene razón, debe alimentarse madame, de lo contrario no podrá mantener este ritmo de vida, me complace estar en consciencia de que lo que indico lo lleva presente y trata de llevarlo al pie de la letra, no le quito mérito pues no suelo exigir poco – Volvió a carcajear para finalmente acercarse hacia el cuerpo ajeno y desde atrás colocar las palmas de manera confianzuda sobre cadera y espalda de la joven – Le guiaré a la cocina, se alimentara, y descansará, así no tendrá que fingir que no siente mareos o que su cuerpo tambalea, no obstante ya que lo mencionó, no dejaré pasar aquel detalle interesante que parece no poder contener dentro de sí, ¿adivina cuál es? – La sonrisa de siempre apareció en el rostro del vampiro, aunque podría decirse que esta misma podía ahora mismo y solo ahora denotar un leve dejo de picardía, no fingida, real. Resulta entonces ser un hecho inusual, sin lugar a duda, pero el inmortal no es que le fuera a dar importancia, o incluso no es que fuera a darse cuenta de ello pues resultaba un acto meramente automático que no expresaba una acción pensada con antelación. El inmortal señaló el único estante pulcro, en toda regla de la palabra, de la cocina, el plato de porcelana fina se encontraba cubierto, la cena constaba específicamente de pavo y verduras, llevaba ahí solo un poco más tiempo del que Doreen en la gran propiedad, por ende se encontraba en buen estado aún y listo para ser degustado, aunque ya dependía del gusto de la humana, quizás la carne fría de pavo podía no resultar gustándole, pero resultaba comestible y sana, y Averno tan solo veía los pros finales en una actitud humana ajena a él, quizás de manera egoísta pues el disfrutaba alimentándose más que cualquier mortal, ¿pero qué sería de Averno si no tuviera aquella parte egoísta? Nada de esto podría estar ocurriendo si no fuera por esta y también por aquella enfermiza - Adelante, no está envenenado, mi agudo olfato lo ratifica – Sonrió una vez más para luego dirigirse a la sala una vez más y tomar asiento en la extensa mesa que resultaba completamente innecesaria para un solo miembro de la casa y para dos también, no obstante se encontraba en perfecto estado, un mantel bordado en blanco perfectamente definido y pulcro, unos cuantos candelabros y mas nada pues no había necesidad – La alimentación humana es demasiado compleja, la naturaleza les puso una trampa injusta, ¿no cree? El balance perfecto de los alimentos, calorías, carbohidratos, proteínas y demás. Estoy seguro que la persona promedio no tiene ni idea de lo que consume o cuánto consume, si lo que consumen realmente resulta sano y favorable para ellos, estoy seguro que el que no se encuentre en los huesos y ni en obesidad notable puede creerse completamente sano y bien alimentado y no necesariamente lo está – Esperó que la muchacha tomara asiento para poder continuar su charla, ¿por qué había dado esta introducción sobre aspectos biológicos de la humanidad? Pronto daría la respuesta a la pregunta. Con el mentón elevado como siempre le observó por encima, cualquiera podría decir que se trataba de una mascota, hasta le alimentaba y vigilaba que lo hiciera, una vez más, todo es cuestión de perspectivas – No solo la alimentación humana resulta complicada, ¿lo sabe, verdad? Para que me crea, le daré un claro ejemplo, usted – Se carcajeó extenso.

Estaba claro que lo disfrutaba, y como no quedaba demasiado por mostrar de su nuevo hogar a la dama, podía entonces darse el gusto para simplemente entretenerse con la mente ajena, un gusto culposo que jamás iba a dejar – La sexualidad de la humanidad también resulta complicada para algunos, por creencias algunas prácticas sexuales merecen la muerte, son inmorales o van en contra de la naturaleza humana, me resulta curioso, todos creen tener la razón al respecto, ¿cuál es la naturaleza humana realmente? En el ámbito político autores afirman que el hombre por naturaleza está hecho para sacar provecho y disfrutar de las oportunidades que se le brinden y no les suele importar abusar de los débiles, ¿cree usted qué esto se traslade a cualquier estándar humano? – Los ojos del inmortal se pasearon por la figura ajena – Volviendo al tema relevante de la cena, su manera de ver el sexo también es compleja, y para su mala suerte le delata, ¿cómo una primeriza inexperta podría ser complicada en este tema? Estoy seguro que se lo está preguntando, es simple, cuando aborda el tema sin ningún estímulo que no sea su “conciencia” tiene un punto de vista firme, no obstante cuando levemente alboroto sus hormonas simplemente su propia voz le traiciona – Le observó directamente a los ojos - ¿No me cree? – Lamió el escaso carmín pegoteado a sus colmillos sin desviar esa mirada - ¿Pensó qué iba a tomar su cuerpo? ¿O la idea nació en su mente? ¿Y de pronto lo imaginó? ¿Y qué experimentó tras ese sencillo pensar? No puede simplemente culpar a mis acciones de sus reacciones, recuerde que el humano por mala suerte, es un ser que vive de estímulos y reacciones frente a otros, y de estas mismas parte su accionar, si en algún momento de cercanía piensa en fornicación, déjeme decirle entonces que realmente desea que ocurra, no se preocupe no obstante, llegará un punto en el que aceptará finalmente que esta situación que usted misma experimenta no está equivocada o es inmoral, seguro utiliza para sí misma términos más simples como, “está mal” No lo sé – Después de todo leer su mente no resultaba el accionar más concurrido, lo había decidido así desde hace tiempo, no veía ahora mismo tampoco la necesidad, Doreen resultaba un libro abierto desde que la conoció, lo único que cambio en el estatus de este libro fue su dueño, sin embargo este se ha mantenido hermosamente ilustrado y caligrafiado como lo encontró. Los futuros cambios a gusto del nuevo tutor aún no se impregnaban del todo, o al menos no de ese “el todo” que este quisiera, aún sus huellas estaban demasiado frescas para su gusto y por ende su rauda cruzada tan solo iría con el tiempo ganando más potencia. Aprovecharía de la mejor manera los días venideros pues estarían completamente solos, luego los preparativos para la remodelación general de la propiedad empezarían y luego de esto se llevarían a cabo, seres por ahí dando vueltas, tan solo interrumpiendo sus dictados y deseos insanos respecto a la humana, sin embargo el inmortal no desesperaba por aquello, pues en realidad también resultaba parte de su bien elaborado camino respecto a la damisela de rubios cabellos – Estoy seguro que luego de cenar disfrutará de colocarse una suelta prenda para poder descansar en sus aposentos, y estará cómoda en ellos, no obstante me pregunto si logrará acostumbrarse a tener un ser rondando las habitaciones o activo en una en específico cerca de usted, dormir es una pérdida de tiempo, no obstante no le recrimino que lo haga, es más, le exhorto a que lo haga, después de todo es necesario para los humanos hacerlo, pero un ser como yo no tiene excusa para malgastar su existencia, sobre todo cuando se encuentra en preparativos importantes, aún no es momento de lo que sepa, pero pronto lo sabrá, ya que obviamente será parte de – No hay tiro que no resulte bien apuntado para él. Al cabo de unos minutos el vampiro se levantó de su silla – Termine – Indicó que no se detuviera por ello, caminó hacia los cuadros primero, después a los rincones más descuidados y sucios de la zona circundante a la mesa – Será mucho trabajo, no obstante los humanos son útiles herramientas para este tipo de imprevistos – Se giró y avanzó hacia la mesa, esperaría que ella culminara e hiciera lo que tuviera que hacer luego, suponía que limpiaría y bebería algo de agua.
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Mensaje por Doreen Jussieu Dom Mar 29, 2015 6:26 pm

¿Por qué si ya la había visto desnuda, la había tocado, e incluso se adentró en su carne, la joven seguían sintiendo miedo en su interior con aquella cercanía? No lo comprendía. Tener las manos ajenas sobre su figura llegaba a alterarle, incluso su piel se erizaba al grado de sentir picazón. Aquello era extra, sin embargo no por eso le molesta ¿O si? La interrogante final sin duda daba más de qué hablar, porqué Doreen se estaba tomando muy en serio el hecho de ser ya de él.

Con todo y mareó se volteó a verle, sus ojos se abrieron con sorpresa al notar aquella sonrisa pizpireta y sincera. En su interior todo se removió, quizás encontrarse a lado de la criatura no sería todo dolor, miedo y angustia. Si ella ponía de su parte, si de verdad mostraba empeño, quizás ambos podrían disfrutar de aquel encuentro, de aquella vida humana (porqué tan sólo sería el soplo de la mortalidad de la joven). La idea le dio un poco de esperanza, sus siguientes años no tendrían que ser una desgracia. Ella buscaría la manera de poder servirle como era debido, aunque claro, existía el gran inconveniente relacionado con sus ideales, y también con lo que llegaba a sentir. Doreen podría llegar a dar muchos cambios en su vida, muchos de ellos más positivos que negativos, sin embargo algo tenía ella muy en claro, lo que llegara a creer, y a sentir, eran temas delicados, mismos que le impedían realizar tareas impuestas del todo bien. Aquello serían una lucha interna, pero también externa en la practica.

Su camina sin duda olía de forma deliciosa, tanto que su estomago gruñó. El plato seguía cálido. Con sus manos frías y temblorosas tomó los cubiertos, y poco a poco cortó pedazos prudentes para llevárselos a la boca. El primer bocado le supo a gloria. Las verduras se encontraban bien cocinadas, ¿y el pavo? Ni se diga. Sin duda la criatura se esmeró, o al menos buscó lo mejor para poder llenarle el estomago. Se sintió agradecida, y después de tragar aquello que masticó, le sonrió con calidez, sin apartarle la mirada. Doreen se sintió tranquila, y también sintió ganas de abrazarlo para poder agradecerle de forma más cercana, sin embargo supo que eso no era correcto, y que aquel ser odiaba las muestras de afecto. Se limitaría a quedarse con las ganas.

Mi manera de ver la sexualidad no es tan compleja como parece — Sus mejillas tomaron un color carmesí que la hizo ver incluso más hermosa de lo que ya era. Doreen poseía una belleza particular, no sólo física, también sentimental, y si le sumaban su hambre por el aprendizaje y el conocimiento, sin duda era un diamante en bruto listo para ser pulido, quizás él había visto aquello de ella, quizás por eso la había escogido de entre el mar de mujeres que había en París. ¿Ella aceptaría que podía llegar a ser todo eso y más? De aceptarlo muchas cadenas se le caerían de encima, sin embargo para aceptar tales cosas, aún faltaba mucho para trabajar en ella. Su seguridad y autoestima apenas y había crecido un escalón al estar con él.

A mi me enseñaron a que las relaciones sexuales sólo podrían ser concebidas en el matrimonio, y por el deseo y planeación de tener familia, tener hijos, sólo por eso — Se llevó otro bocado a la boca, masticó, y repitió la acción un par de veces más, de verdad se encontraba hambrienta. — Después la iglesia me comentó de algunos castigos divinos si rompía esas reglas — Se limpió las comisuras con una servilleta, y después siguió comiendo, no esperaba que el vampiro dijera mucho, y ella no hablaba de corrido porque el tema la ponía nerviosa, en aprietos, y la delataba en muchas cosas. En su interior, la joven buscaba las respuestas más sinceras para poder darle.

Mi señor — Su plato después de un rato ya se encontraba limpió. — Sé que no tiene caso mentir, tampoco decir cosas a medias, sería muy hipócrita de mi parte, más aún cuando conoce mis reacciones físicas — Tomó un poco de agua para intentar pasar esos deliciosos sabores que aún tenía en la boca y no la dejaban concentrarse bien — Debo confesar que la actividad que tuvimos me dio un placer nunca antes conocido, y aprendí de mi cuerpo, de mi, también reconozco que pensé iba a tomar mi cuerpo porqué su mirada parece deseosa de mi, quizás solo me imaginó a causa del miedo, sin embargo, la idea de volver a ser tomada por usted, me hace tener dudas de mi misma, de lo que yo creía o no — Suspiró con profundidad — Porque… — Tartamudeó un momento — Pensar que podría tocarme… Me hace erizarme… — Confesó aquello con total franqueza, con asombro de sus propias palabras, y al final poniéndose de pie de la mesa. Tomó el plato, y también el vaso lleno, el último lo tomó mientras avanzaba de vuelta a la cocina. Abrió la cañería, y lavó los cubiertos con el plato. Al final terminó su agua. Cuando giró y lo vio, bajó la mirada intimidada, por la cercanía, por la vigilancia constante, y por lo que acababa de confesar.

Doren caminó hacía el con calma, estiró su mano para tomarle la ajena, y después caminó con el vampiro para poder sentirse con tranquilidad al llegar a su nueva habitación. Observó aquel espacioso lugar, miró todo lo que pudo, y al final le soltó la mano, terminó por acercarse al armario, y sacó algo que le pareció una prenda para dormir. Sintió la tela entre sus dedos, mismo que le hizo sonreír, era tan suave, tan delicada; tan erótica. La chica le miró de reojo, y después se adentró al baño para cambiarse. No tener que usar ropa interior le hacía sentir desnuda, y la tela al rozar sus senos le eructaron los pezones. La chica se cruzó de brazos al salir, y avanzó hasta la cama, la cual jaló las sabanas y acomodó las almohadas para poder en unos momentos llegar a acostarse. La joven simplemente se sentó, miró hacía el piso alfombrado, y después cruzó las piernas, una encima de la otra sobre el colchón.

¿Está también es su habitación? — Cuestionó. No había visto más puertas, y le resultó la alcoba principal por el gran tamaño. Claro que ella estaba consciente que su dueño no dormía — Quizás me guste tener una presencia rondando, usted no dejaría que algo me pasara, eso me da seguridad — Aseguró, con cuidado movió su cuerpo para liberar el otro extremo de la cama.

Doreen estaba consciente que quizás lo siguiente podría llegar a darle una negativa dolorosa, pero se armó de valor.

¿Me haría compañía hasta quedarme dormida? — Una pregunta inocente, sin dobles intenciones, con un anhelo creciente. Ella no podría conciliar el sueño con rapidez, y mucho menos en soledad. El lugar aún no le resultaba familiar, aún no podría llamarle hogar, necesitaba poder sentirse acompañada para no perder la tranquilidad. Con cuidado adentró sus piernas en las sabanas. Todo aquello que hacía, lo hacía sin intenciones de retirarle la mirada de encima. Doreen temía que al parpadear, o al desviar la mirada por unos segundos, el vampiro no estaría más. Su presencia ayudaba de una manera que se recriminaba, porque en realidad no comprendía. — Por favor, mi señor… No me deje sola esta noche, se lo suplico — Bajaba la poca guardia que tenía por aquel pedido.

La joven de verdad añoraba aquello. No deseaba estar sola en una cama que no era suya, que era nueva, y que necesitaba poder llegar a reconocerla como suya, pero sino estaba con él, entonces aquello le costaría incluso el doble.
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Mensaje por Averno Mar Abr 14, 2015 7:01 pm



Incluso Averno necesitaba meditar, encontrar dentro de aquella maraña que se puede catalogar como “él mismo”, una respuesta a sus propias intrigas, siempre más profundas de lo que a simple vista puedan aparentar ser, no obstante, retorcidas y oscuras en complejidad como pueden notarse también a simple vista, ¿y acaso no es oscuro, impreciso y a la vez desafiante el hecho de empezar a construir peldaño a peldaño la torre que representaría así el existir de Doreen? Retorcido sin duda, complicado también, y endemoniadamente entretenido, tanto así que incluso más de mil años de experiencia y acontecimientos podían tornarse risueños ante tan suculenta idea, si el inmortal resultaba capaz de sentir aquello que llaman los humanos “excitación emotiva”, pues seguramente él estaría pasando por esto. Siempre esa sensación de estar nadando contra un corriente que en el fondo sabe que va a poder superar y que no va a terminar ahogado en sus supremas intenciones. ¿Por qué razón? La misma de siempre, la “sinrazón”, aquella que se alberga dentro de la mente distorsionada del vampiro, aquella que le acarreó a cometer mil y un barbaries, a satisfacer su necesidad de manera casi natural, no obstante siempre guiada por un fin y un deseo, en sus inicios podría decirse que fue muy visceral y también que aún hoy lo es, no obstante con los siglos el tacto del inmortal se ha desviado para bien o para mal, hacia actividades que en su mayoría no requieren tratos tan poco ortodoxos como lo son el descuartizar, masacrar o devastar, y que se tenga en tela de juicio y como precedente por el honor de esta criatura, que él no posee hoy por hoy reticencia alguna para volver a llevar a acabo tales actos, simplemente que en una buena cantidad de tiempo no ha habido suficientes razones que le desemboquen a perpetrar actos repetitivos como este. Si tuviera una buena razón para terminar con Doreen justo ahí de frente donde la tiene, lo haría, de la forma más brutal y asquienta posible si su deseo así lo dictara, no obstante no veía cabida en su propia lógica frustrada al hecho de que en este preciso momento Doreen pudiera darle más placer de esta manera que estando viva y desarrollando su propia esencia, esencia que él mismo moldearía y degustaría día con día, noche con noche, entiéndase entonces que esto podría cambiar, en un año, en diez, en veinte o en treinta, o quizás en una semana, el equilibrio en temas como este para Averno resultaba liviano y poco conservador, en su cabeza todo se encontraban pendiendo de un hilo, a veces tirando de un lado más fuerte que del otro, otras veces medianamente igualados los extremos, y ojo que esto no resulta ser para una desventaja, es simplemente la manera más “fiel” si se le quiere llamar así, de intentar describir lo que por la siquis del inmortal rige y dirige. Doreen en este caso sería el sujeto que va a encontrarse por el resto de su vida sometido a esta voluntad tan revuelta y complicada, oscura o injusta, ciertamente no resultaba relevante ya en este punto de la historia, con todas las cartas aparentemente sobre la mesa y el desenlace en su comienzo, uno largo sin duda. Justo cuando la joven muchacha reconocía que el placer empezaba a tomar parte de su vida el inmortal estaba dispuesto a expresarse, no obstante vio que no había necesidad, ella misma respondía lo que él deseaba escuchar sin necesidad de haber tenido que preguntarlo, la palabra perfección parecía estar rondando la morada de una manera más significativa de lo usual. El inmortal se levantó y guiando la marcha doble acompañó a la joven hasta la habitación, él no tenía pensando terminar la velada aún, no obstante se hallaría razonable respecto al cansancio del cuerpo humano que aquella joven poseía.

Averno comprendía perfectamente la actitud de la joven, no se veía para él, invadida por el miedo absurdo a la soledad o la inseguridad que pudiera darle este recinto, simplemente los humanos resultaban tener siempre problemas referentes a los cambios, un hogar nuevo, una habitación nueva, una cama nueva, la palabra cambio ya marcaba la siquis de la humana y estaría latente por mucho tiempo, no obstante dependería exclusivamente de ella el hecho de decidir cuándo dejar de cambiar, cuando algo fuera diferente a lo que ella piensa, siente o cree y cuando algo es simplemente lo que es, ¿complicado? Tal vez - No le teme las bestias de los cuentos que aparecen en la noche, esto porque ya conoce a las verdaderas fieras. Sabe también que ningún ser humano podría si quiera estar parado frente a esta propiedad sin ser detectado y reducido, las bases lógicas de su incomodidad respecto a este lugar simplemente descansan en que no se acostumbra, ¿qué problema, no? Los humanos le brindan importancia a ciertos aspectos que tan solo resultan ser una complicación, así como mienten de manera asquerosa y citan a poderes sublimes que en realidad no afectan en nada el diario, ¿no? Después de todo, esta noche dormirá pensando en aquella noche ya citada por usted con anterioridad, donde experimentó, disfrutó y perdió la razón. Dormirá perfectamente bien, muy tranquila y despertará reconfortada, pues ya sabe que ningún castigo divino recaerá sobre usted, porque lo divino y lo real no se mezclan, se oponen entre sí con furia incontrolable, esa es la realidad, Doreen – El inmortal avanzó hacia un costado de la cama, justo donde se encontraba aquella mecedora de madera, trabada, tomo asiento el vampiro en completo silencio y le observó llevar a cabo toda la pantomima para finalmente llegar a depositarse del todo entre las sábanas finas y suaves – Vigilaré su sueño esta primera noche no por su deseo, se hará por el mío, y es que en realidad no deseo culminar con nuestro primer encuentro en este lugar, no obstante no le necesito despierta, así que puede dormir, debe, lastimosamente es un requisito de ser humano, el tener que descansar para poder seguir siéndolo e incluso no perder la razón – Mentes frágiles después de todo, una realidad que él jamás olvida y que nadie debería negar - Mucho tiempo habrá para que le enseñe como es el mundo, el de verdad, no el que le han contado, no aquella visión reducida de lo que se supone debió hacer con su vida, yo no le voy a mentir, yo seré generoso en compartir con usted todo lo que aprendí en más de mil años, incluso mis artes más macabras si es que siente preparada, no obstante yo decidiré lo que usted estará destinada a realizar con todo ese conocimiento que no resulta gratuito después de todo. ¿O podría usted creer que un ápice de generosidad honesta podría salir de mí? A diferencia de usted – Carcajeó en tono ronco, no pretendió hacer ruido en lo absoluto puesto buscaba que el ambiente se tornara preciso para que la joven finalmente descanse y así él pudiera continuar su meditación respecto a ella y sobre todo, observarle como un ser inerte durante sus largas horas de sueño, analizar aquel subconsciente que puede mostrar ligeras pistas durante el sueño, incluso hasta estos detalles Averno los tendría en consideración con la humana – Descanse madame, es hora – Susurró finalmente el inmortal para luego cruzar sus dedos imitando una leve pirámide, su mirada fija en la cama, en el bulto sobre la cama que desencajaba con esta, en la figura de la humana bajo las sábanas que como siempre lucía esplendida para lo que a sensación física se refiere. A la humana no le había mencionado absolutamente nada respecto a cuándo volverían a consumar aquel acto que para ella resultaba sagrado, y esto fue claramente a posta, estaba consiente él de que en la mente ajena esto se quedaría rondando, no obstante no lo pediría, no sin influencia. Un nuevo futuro día dictaría, claro, cuando el sol se oculte y Averno se muestre.
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Mensaje por Doreen Jussieu Dom Abr 19, 2015 10:25 pm

Por un tonto momento, Doreen sintió ganas de sentirse cobijada, atendida y querida. No le gustaban las noches de soledad aunque estuviera acostumbrada a ellas. Cuando vivía en aquella mansión que Darcy le había regalado, la jovencita sabía que aunque no compartieran el lecho, la casa se encontraba rodeada de amor, y eso le ayudaba a conciliar el sueño. Deseó que Averno la quisiera un poquito, que le demostrara que le importaba con un simple abrazo de buenas noches. Deseó tantas cosas, de un momento a otro sintió su respiración agitarse por culpa del dolor que se había alojado en su pecho. La realidad la golpeó, él nunca la querría, a él nunca le importaría, simplemente era su nuevo proyecto de entretenimiento y diversión. Aunque ella sabía que no iba a padecer, ni mucho menos pasar hambre, aquello no llenaba su tan sentimental forma de ser. Más valía que se fuera acostumbrando pronto, porque sino terminaría por sufrir a cada segundo más y más.

Antes de recostarse por completo, la joven le escuchó hablar, prestó atención y le miraba con atención. Ella sabía muy bien que la criatura no gustaba de verla bajar la mirada, de no verle a los ojos, y siendo su primera noche, lo que menos deseaba era ponerlo de mal humor. Todo había salido bien, o al menos eso parecía. No deseaba un castigo, no cuando su interior se volvía oscuro, triste, húmedo y solitario.

La jovencita asintió a la orden. Recargó su cuerpo en la cama, y su cabeza la descansó en la suave almohada. Se estiró un poco de forma disimulada, miró el techo unos segundos para después cerrar los ojos. Se sentía inquieta, incluso podía percibir con intensidad la mirada ajena, eso ocasionó que su piel se erizara. Con cuidado se cubrió el cuerpo, las sabanas eran sedosas, además de muy ligeras, pero al mismo tiempo calurosas, por lo que en breves se tapó sólo hasta llegar al borde de sus senos. Así se mantuvo quieta un rato, pero el saberse observaba le alejaba de quedarse dormida. Con tranquilidad movió el cuerpo y dio la espalda a su ahora amo, no es que quisiera dársela, pero esa pose era su favorita, la mejor manera de descansar para ella. Su silueta se remarcaba, la rubia era una belleza que ella misma no comprendía, y que le costaría aceptar.

Fueron largos los minutos para la joven. No sólo se trataba de la incomodidad de ser observada, sino también de los pensamientos que iban y venían en su interior. Primero se dedicó a recordar canciones que le gustaban, después intentó poner sus ojos en blanco, y al final recordó que sino dormía el tiempo suficiente podría enfermarse, y no rendir como era debido. De nuevo pensar en castigos la hicieron temblar, y al final terminó por quedarse dormida, y no sólo de forma ligera, sino profunda. Se hundió en el mar profundo de sus pensamientos, de la oscuridad; los sueños aparecieron.

Doreen siempre tiene sueños buenos. La gran mayoría van de la mano de sus deseos más grandes. En un principio sueña con una familia completa, con alguien que le llame mamá, y con un amor que la acompañe hasta el final de sus días, sin embargo esa noche su sueño no comenzó ahí. Se encontraba en medio de la nada, donde las flores mostraban sus colores más vivaces sin importar la noche. La joven observaba a lo lejos a Averno, y él le sonreía con naturalidad; sin crueldad. Eso no implicaba que hubiera amor entre ellos, simplemente que le tenía por lo menos un poco de respeto, que la llegaría a cuidar, y que no permitiría que sufriera. ¡Simples sueños! Nada más, una convivencia cordial.

En medio del sueño la joven se dio cuenta que no le desagradaba alimentarlo, y que su seguridad personal subía mucho de nivel al saberse el sabor favorito de toda la existencia del vampiro. Incluso con movimientos burlescos lo invitaba a beber de su ser. Aquel sueño mantenía tranquila la figura retozando en la cama. Incluso se le veía respirar con una tranquilidad extraña. Doreen irradiaba paz, bondad, ternura y felicidad en sueños, incluso despierta, pero se remarcaba más a la hora de dormir. De esa forma el miedo no llegaba a invadirla.

Se podía notar la sonrisa de ángel que poseía, y que también la maldad no la invadía del todo. Sin embargo nunca puede existir una noche perfecta para ella, de hecho ni siquiera la añoraba, porque desde su escape todo había cambiado. La marca que poseía en su cuerpo parecía querer cobrar vida, y la pesadilla aparecía, una y otra vez. Aunque por cada sueño las situaciones eran terribles, y todas iban de la mano de una escena cruel, donde la joven se encontraba bañada en sangre en medio de sus propios pedazos: la descuartizaban.

No, por favor… — El rostro de aquel hombre lobo siempre aparecía. Ella lo conocía, incluso la había buscando un par de veces, sin embargo siempre huía. Doreen poseía un miembro increíble provocado por ese ser, y es que ella sabía que de encontrarla terminaría su trabajo, ese que iba de la mano de las pesadillas. Varios quejidos aparecieron de entre sus labios, su cuerpo se había bañado en una capa ligera de sudor. Minutos más tarde pudo vencer la pesadez del cansancio físico, sus ojos se abrieron con prontitud, miró hacía a su alrededor. Las velas se encontraban ya apagadas. La joven sin duda había perdido la orientación de su realidad, no recordaba donde se encontraba, y mucho menos quien la acompañaba. Gracias al sudor sintió mucha sed. Movió su cuerpo, primero retiró las sabanas que la protegían y al final buscó un vaso de agua a su lado. Tenía la costumbre de poner uno al dormir por esas ocasiones, y para su sorpresa lo encontró, bebió con tranquilidad, aunque una gota se escurrió de entre sus labios y viajó por su mentón, su cuello y se perdió entre sus pechos. No importaba eso, al final se tranquilizó y se volvió a sentar.

Cuando Doreen encontró su propia tranquilidad, la joven sintió aquella mirada profunda de nuevo. Con cuidado se giró e intento acostumbrarse a la oscuridad absoluta en la que él se encontraba. Parecía como si la criatura absorbiera la luz de la luna que se colaba. Sin duda Averno era su oscuridad, misma que consumía a la luz propia.

Antes de poder hablar y decir algo al respecto, la joven carraspeó un poco. En seguida intentó sonreír, y se quitó el cabello del rostro.

Casi diario tengo pesadillas con la noche en que el hombre lobo casi me come —Explicó, aunque Doren estaba segura que Averno lo comprendió desde un principio. — No sé porque no puedo quitármelas, por el día no pienso en ello, pero por la noche es complicado — Volvió a beber un poco de agua — ¿Cuánto tiempo dormí? — La joven se sentía descansada, o al menos un poco, por lo que intuía que fueron un par de horas  — ¿No se aburrió de verme? — La curiosidad relucía sin duda, un rasgo de la joven, algo que seguramente sería imposible de erradicar. — ¿De verdad ustedes ya no duermen? — Comentó la joven con cierto aire de tristeza. Sin dudarlo se recostó de nuevo, más segura al sentirlo en aquella habitación.  

Doreen sentía que perdía el tiempo al dormir, que no lo aprovechaba ni le daba a él aprovecharse un poco más de ella por esas necesidades humanas. Por primera vez deseo no ser una tan frágil, tan vulnerable, tan ella.


Última edición por Doreen Caracciolo el Dom Mayo 24, 2015 11:33 pm, editado 1 vez
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Tengo la convicción de que no existes, y sin embargo te oigo cada noche → Privado  Empty Re: Tengo la convicción de que no existes, y sin embargo te oigo cada noche → Privado

Mensaje por Averno Sáb Mayo 09, 2015 11:31 am



Según la humana le iba a costar dormir, realmente dudaba que ella siquiera entendiera a la perfección lo que es realmente intentar dormir, recuerda que hace miles de años lo intentó, paso casi diez horas intentando conciliar el sueño, no obstante sus ideas le rebosaban en la cabeza, su cuerpo inquieto pero inamovible parecía temblar sin hacerlo, la idea de estar desperdiciando su tiempo infinito le sacaba de quicio, aun así logró hacerlo, y en su sueños sus víctimas aparecieron, su pasado, su presente y también las imaginaciones del futuro, aunque habrá sido tan solo un par de horas el inmortal descubrió que aquella actividad no le significaba nada beneficioso, incluso podía decirse que fue molesto tener que revivir pasajes o gozar experiencias ya masticadas por él, un ser perturbado no necesita de más turbación en su mente, y el subconsciente ese que parece siempre apagado durante el sueño aparentemente se rebela, lo cual al inmortal le desagrada, pues escapa de su control y para él la falta de control resulta un grave pecado, incapaz de tolerar, incapaz de aceptar y de si quiera convivir junto a este unos segundos, no había manera de que gratuitamente se someta todos los días a perder la capacidad de ser quién es por unas horas sin tener una estricta necesidad de hacerlo, ¿por qué y para qué? Despierto eternamente gozaba de manera continua de su existir, ese que tanto ensalza y proclama como el superior ante todos los otros. Dormir fue un error, y no comete errores, o al menos no admite hacerlo, dos veces es homólogo de imposible. Mientras él rememoraba y a la vez se reprochaba en silencio, la humana parecía estar pasando justamente por algo parecido, efectivamente le costaba dormir, no obstante no estaba ni cerca de igualarle, hasta en esto resultaban diferentes, aunque podía decirse de alguna manera que ella tenía ventaja al respecto, y de otra manera que él la tenía, una vez más dependiendo del punto de vista desde el cuál se mire. Se mantuvo en completo silencio y también inmóvil sobre su asiento, cualquier podría tachar la situación de enfermiza, ¿qué tenía de productivo observar a una persona caer en su letargo? Solo Averno podría responder esa pregunta en su interior, una vez obtuviera ciertos mensajes no enviados a conciencia de parte de la humana. Los minutos pasaron, para él ínfimos, y finalmente la joven durmió, lo notó de inmediato ante el cambio de su respiración y el latido de su corazón, ahora se preguntaba que sucesos atormentarían su mente, sin entrar en ella lo averiguaría, el inmortal se levantó de su silla para pasarse al otro lado de la habitación, donde, debido a la posición tomada por la humana podía verle el rostro, las palmas y los brazos, los indicadores por excelencia de lo que uno siente y desea expresar, incluso aunque intente ocultarlo de los demás, Averno tenía completamente estudiado este detalle respecto a los humanos y cualquier otro ser con anatomía similar, por ello mismo el controlaba tanto esto en la suya propia. Aparentemente Doreen no sufría de malos sueños y no parecía mostrar demasiada actividad cerebral incluso al inicio de sus sueños, apenas y se movía, parecía un ser tranquilo, incluso mucho más manso que cuando está despierto, lo cual le vino a mal guante, no esperaba que una persona como Doreen pudiera dormir con tranquilidad, algo no estaba del todo bien en ese sueño apacible, no obstante se mantuvo recio en su postura de no ingresar en la mente ajena, paciencia, aquella palabra siempre tarde o temprano bota algún resultado, bueno o malo.

Y como si las dudas del inmortal se cumplieran cuál profecías falsas de vidente, Doreen mostraba evidencias de no poder dormir de manera gratificante, ¿miedo? ¿Terror? ¿Asco? Presumió, una pesadilla, Averno disfrutó entonces tener la razón, le tocaría descubrir sus profundos miedos, esos que están ocultos incluso de uno mismo, esta noche comprobó que los tenía como suponía, suficiente para él. Sin hacer mayor aspaviento regresó a su asiento y simplemente esperó, observando la puerta de cuarto, sin cerrar los ojos, manteniendo el aroma de la humana entre sus fosas nasales y su sabor entre sus fauces por horas y horas. Se mantuvo de esta manera hasta que su reloj biológico le indicaba el momento perfecto para alejarse de las ventanas, se levantó el vampiro y avanzó hacia la puerta, aparentemente Doreen había decidido interrumpir su sueño también y no de la manera más tranquila, notó claramente los efectos de la pesadilla en el cuerpo ajeno – El amanecer llega, las ventanas oscuras retrasan unos cuantos minutos lo inevitable, y el resto de la casa pronto también cederá ante la luz del sol – Abrió la puerta finalmente – La única manera de vencer el miedo es enfrentarlo, y dicen que solo los idiotas no tienen miedo, bueno, yo discrepo con la segunda afirmación, no se le debe temer a lo que no es superior a ti, menos si demuestras con creces ser superior a ese miedo, por ello toca batirse a duelo con el mismo para hacerlo – Hizo una pausa y le miró – Debería limpiar su rostro y bajar a la cocina a tomar el desayuno, le acompañaré una hora más, después le dejaré sola, podrá acomodarse, observar lo que desee mejorar del lugar y pensar, tengo más que claro que desea mucho tiempo a solas pensar en todo y en nada – Dicho esto el inmortal se retiró dejando a la humana el espacio necesario para que se alistara para así poder empezar un nuevo día, en su nuevo modo de vida. Averno se hizo de productos alimenticios para humanos, los suficientes para tres días sin que perezcan, así que no dudaba de que la humana encontraría al bajar con qué alimentarse y que sea correcto para un desayuno, por su parte tomó asiento en la mesa principal que seguía montada con la misma clase de la noche anterior, seguramente Doreen la limpiaría cuando él se retirara, ese lado ordenado y pulcro en la humana podía verse, otros detalles más también que se guardaría para más adelante. Averno tenía en mente la consolidación del negocio que venía planeando hace meses, los papeles en regla y todos los sobornos necesarios o los controles mentales que realizó para finalmente obtener sus permisos de funcionamiento, compartiría con la humana detalles ligeros y luego le haría la introducción respectiva y le traspasaría los conocimientos necesarios, no hoy, pero pronto, este asunto resultaba relevante, el de obtener ganancias y justificar sus bienes, lo tomaba con pinzas no obstante no se desvivía por ello, a diferencia del tiempo y el cuidado que sí le daba a vigilar a la joven y a enrumbarla por ese camino que él trazo como el más correcto y el más agradable para sí y para ella también, ¿cómo sabía lo segundo? Porque su voluntad es la ajena, ella ya lo tiene claro, así que no hay problemas al respecto, bueno, uno tal vez, su humanidad, la que se encargaría de apagar lentamente, desde lo más básico hasta lo más entreverado, el negocio de los seguros resultaba ser una pequeña probada, un comienzo para toda esta larga marcha que no terminaría hasta que ella termine de existir.
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