Anochecer en el jardín botánico - (Julien)

por **Julia Rondizzoni** Dom Ene 04, 2015 7:08 pm

Terminó de leer el último párrafo del libro, la palabra fin, la hizo meditar en cuantas veces, creyó que el sentimiento por ese hombre, a quien aún le costara nombrar, por fin se desvaneciera de su alma, de su memoria. Pero la cruda realidad, era que como un libro inconcluso, su amor por él, tras su encuentro, terminó fortaleciéndose.

Se molestó por pensar en él, pero en realidad, creía que lo conocía, tal vez más que él mismo, - si eso es posible – caviló, sonriendo de costado. Podía intuir al mirarle que algo en su pasado, en esa etapa en la que estuvieron separados, le había causado un mal casi irremediable y creía poder experimentar el dolor que sus ojos irradiaban, porque al fin de cuentas, ella , estaba tan herida como él. Aquel dolor, marcaba su alma, más que la cicatriz que había modificado el rostro de Rêveur. Sonrió acariciando la tapa de cuero de su libro, como si pudiera en aquel gesto acariciar esa marca, darle el cariño y el consuelo que en su corazón siempre había existido para Tristán.

Dejó que toda su frustración escapara en ese suspiro, y tembló al darse cuenta que la briza del jardín había variado, - en que momento, el sol ha descendido?- caviló, mientras pensaba como haría para llegar a su casa, pues esa tarde había decidido caminar hasta el jardín botánico, sin pensar que la noche podía encontrarla lejos de su hogar.

Caminó dirigiendo sus paso a la zona donde solían parar algunos coches de alquiler, pero se encontraba vacío - ¿acaso será porque parece que pronto lloverá? – se preguntó observando el cielo que comenzaba a encapotarse. Miró a todos lados intentando encontrar un refugio donde esperar que la lluvia cesara si el aguacero comenzaba. Pronto distinguió una pequeña cabaña, a orillas del estanque, - debe ser donde guardan los trastos de jardinería, allí puedo refugiarme – se dijo, mientras corría, aferrando su libro con fuerza a su pecho. El aguacero la había empapado antes de llegar a la entrada, suspiró aliviada, la puerta estaba sin cerrojo y pudo entrar, - Hola, ¿hay alguien? - preguntó, cerciorándose de que estaría sola.

Practica como era, pronto había encendido un pequeño fuego en la chimenea y se sentó en una silla a releer un párrafo de su libro. Aunque luego lo cerró con frustración, -no todos lograran vivir amores perfectos, románticos, eternos… no… algunas solo debemos conformarnos con soñarlos… con ser las amigas de quienes alguna vez quisimos… ocultando para todos, la verdad de nuestras almas, la debilidad del corazón –, deseaba llorar, pero temía ser sorprendida, no deseaba que nadie descubriera su verdadera naturaleza, aquella oculta dulzura, su fragilidad. Prefería ser juzgada por la déspota, fría y poco agraciada ama de llaves, - así, nadie podrá lastimarte… nunca más – se dijo, fijando sus ojos en el crepitante fuego.

por **Julien** Dom Ene 04, 2015 10:04 pm

Unas suaves y sencillas notas salían de la melodiosa nueva adquisición del vampiro, había pensado todo el día en ello y no quería perder ni un minuto para poder tomarse el tiempo necesario para ir a practicar en soledad unas cuentas partituras de la ultima composición que había hecho en este tiempo encerrado en su casa frente al piano por días y días. No había tenido ni tiempo ni ganas de nada mas, presentía que estaba entrando a una posible depresión, su corazón muerto ya no se sentía como antes ni siquiera se notaba su presencia, pero a pesar de ello un dolor provenía del lugar donde este debería estar.

El jardín botánico era un espacio en la ciudad de magnifica belleza, pero teniendo en cuenta el aguacero que se venía este iba a estar completamente vacío antes que el sol, que debería de estar escondiéndose, terminara su curso. Había una serie de arboles en el fondo donde podía apoyar las partituras y tocar hasta no tener mas ganas. Toco, no sabía por cuanto tiempo, la música lo hacía perderse en sí mismo, cuando comenzaron a caer las primeras gotas. Miró al cielo solo para constatar que esto iba a demorarse mas de lo normal dificultando las cosas. Tomó las partituras preciadas, las metió dentro de su chaleco algo desgastado y violín en mano se fue a buscar refugio. Aunque no le molestaba la sensación de la lluvia en la cara esta iba a dañar su trabajo.

Sus zapatos comenzaron a embarrarse paso a paso y su chaleco a mojarse, su cabello caía ya desordenado a los costados completamente húmedo hasta que encontró luz dentro de una pequeña casilla y decidió entrar, al menos allí no perdería sus papeles. Resopló y empujó la puerta para darse vuelta y encontrarse a una chica con un libro en sus manos, noto cierto cariño reflejado en ese acto de sostenerlo y la mirada de ella que reflejaba entre disculpa y desconcierto.

-Buenas Noches Mademoiselle - comentó sin moverse de la puerta y haciendo una simple reverencia con la cabeza, su violín a un costado goteando y sus cabellos aun pegados a la cara.

por **Julia Rondizzoni** Jue Ene 29, 2015 8:45 am

Tan ensimismada estaba en sus pensamientos que no sintió que el picaporte de la puerta hacia ruido y ésta se abría. Fue el viento que hizo descender las llamas hasta casi extinguirlas, el que la sacó de sus cavilaciones. Sorprendida por el cambio de temperatura, giró en parte su torso y pudo contemplar como un hombre de estatura elevada, delgado, de cabellos renegridos, se dedicaba a cerrar la puerta, para luego girar y encontrarse con la figura de Kelsey.

Existen gestos, que nos delatan el verdadero carácter, y aunque la joven ama de llaves, siempre intentaba mostrarse fuerte y hasta un poco antipática, no supo muy bien porque, pero al verle le sonrió con un dejo de pena y disculpa. Tal vez el hecho de verlo tan empapado, intentando resguardar un objeto que se notaba era muy valioso para él. O tal vez los ojos entre melancólicos y misteriosos, no lograba encontrar el porqué, solo podía llevarse por su intuición y ésta le decía que posiblemente ese ser, al igual que ella, se refugiaba en su mundo interno para no ser herido, - ba… tal vez es solo una tontería, pero es lo que siento – se justificó.

- Buenas noches… pareciera que la tormenta nos ha encontrado a medio camino de donde deberíamos estar a éstas horas – dijo, más para ella que para el extraño. Volvió a sonreírle y con una mano señaló una silla que, si así lo quería el hombre, podía acercarla a la chimenea y así disfrutar del calor que de ella emanaba. – debería secar su ropa, estamos en otoño y podría pescarse una pulmonía – le dijo, por cortesía, aunque también pensó que por su tez, extremadamente pálida, parecía que ya estaba enfermo, aunque no tosiera, ni temblara por el frío que seguramente provocarían sus ropas empapadas, al contacto de la piel y el viento que helaba el tejido, daba la impresión de que no se encontraba bien.

Pensar en ello, la puso un poco incomoda y se retrepo en el asiento. Una mueca que pretendió ser una nueva sonrisa, acompaño el recorrido que hizo con la mirada por toda la habitación, intentando buscar tal vez algún botiquín, o algunos medicamentos dejados por viajeros, por si debía ayudarlo, antes de salir por ayuda, si se encontraba enfermos, debería ir a buscar a uno de los encargados del jardín botánico y llevarlo al hospital lo antes posible.

por **Julien** Lun Feb 09, 2015 11:05 pm

Se sorprendió de ser invitado a sentarse, bien sabido era que un vampiro nunca era bienvenido en casi ningún lado. Pero estaba conforme con ello, al menos aquí podría esperar a que la lluvia amainara y la dama no parecía molesto con ello, es mas parecía ser una persona sencilla, modesta pero con modales. El lugar era pequeño y contaba con una chimenea, unas banquetas y algunos libros mas agrupados en una repisa hecha a mano con algunos tablones de madera.

Suspiró acomodándose en el asiento cercano al fuego que ella le indicó. No había forma que tomara calor con el fuego, el único fuego que nutria su vida de momento era la sangre caliente, pero estaba feliz de sentir ese cálido tornasol a su lado mientras el crepitar de las ramas oficiaba de música natural. Tenía la capacidad de escuchar música en todos lados, las voces, el agua de la cascada, el crepitar del fuego era algo que también disfrutaba como música.

Levantó la vista para observarla y le sonrió.
- Muchas gracias Mademoiselle. Soy un violinista, vengo a veces a tocar aquí al jardín porque el lugar es realmente inspirador aquí, el aire, los arboles, todo es maravilloso. Salvo cuando llueve, porque arruina mis obras...- comentó sacando sus últimas anotaciones y colocándolas a un costado donde el calor iba a secarlas sin quemarlas. Vio que se agazapaba en ella misma.

- Me temo que no tengo abrigo para ofrecerle - afirmó con pena mientras ella lo miraba con cautela quizás. No era una persona específicamente denominada sociable, pero la situación ameritaba. De seguro solo iban a tener allí un par de minutos largos antes que la lluvia cesara y le diera espacio para volver a la mansión.

- Igual no hay mejor abrigo que una buena lectura - terminó al ver que aun sostenía firme el libro a su lado - ¿Que lee? - preguntó con curiosidad marcada en sus rasgos ahora, sintiéndose mas cómodo, tanto que se dispuso a desprenderse del abrigo para dejarlo secando junto a las hojas que ahora eran sostenidas por el violín algo golpeado por la lluvia a considerar por las gotas que llevaba en el frente.

por **Julia Rondizzoni** Mar Mar 10, 2015 5:58 pm

Sonrió al escucharlo, y pensó que los músicos solían ser tan solitarios como ella, - ¿acaso no suelen tocar en los cementerios? – Caviló, recordando la triste música que algunas tardes solía escuchar al pasar por la puerta del campo santo, - El jardín en verdad es un lugar inspirador – dijo como para aportar un comentario, aunque se sintió un poco extraña, el sujeto que estaba allí sentado junto al fuego, poseía un magnetismo, una esencia sibilina. Tal vez fuera su mirada, penetrante, o su voz misteriosa, pero en Kelsey provocaba sentimientos contrapuestos. Por un lado quería que la lluvia terminara pronto, tomar un coche y llegar a su hogar sana y salva, porque por momentos el hombre le provocaba repelús. Pero por otra parte, deseaba conocer aquel misterio, descubrir, comprender, ya que sentía una afinidad basada en esa extraña necesidad de encerrarse en uno mismo.

Observó cómo colocaba las hoja de papel en un lugar que las fuera secando, algunas se notaban bastantes deterioradas por la lluvia. Se lamentó por ello, ya que si él era un compositor, gran parte del trabajo realizado en aquel día estaría destruido. Dirigió su mirada a las manos, tan blancas, al igual que su rostro y a pesar del suave escalofrío que se apoderó de ella por un segundo, le sonrió con franqueza, - no se preocupe, no tengo tanto frío y como bien dice, una buena compañía o una excelente lectura, mantienen el cuerpo apacible -.

Sus manos jugaron con el libro que mantenía en su regazo, - pues en verdad, es un libro de poemas de Robert Burns, ya sabe, el que escribió, “…Mi corazón es angustia, y lágrimas caen de mis ojos; Hace largo, largo tiempo que la alegría me es extraña; Olvidado y sin amigos soporto mil montañas, Sin una voz dulce que suene en mis oídos…” – se encogió de hombros - no se usted, pero a veces, me siento así… olvidada entre mil montañas -.

por **Julien** Miér Mar 18, 2015 8:06 am

Se notaba que era una persona de bien y que no tenía problemas con el hecho de que estuviera ocupando un espacio en esta intimidad por así decirlo. De alguna forma lo aceptaba y por además se preocupaba por el bienestar del vampiro, cosa que nadie hacia hace ya mucho tiempo. Le era extraño recordar los momentos vividos como si hubieran sido ayer, hoy la bruma se cernía sobre la mayoría de los recuerdos de la vida cotidiana, aunque si recordaba a sus sirvientes los cuales solía tomar de amigos en su infancia y luego en su madurez no marcaba diferencias con ellos. Las clases era algo impuesto solo por la sociedad para dividir a los pueblos. La gente seguía siendo gente tuviera más o menos francos en los bolsillos.

- Un sabio este señor Burns, no he tenido el placer de conocerlo a pesar que su cabeza corre como la mía por lo que comenta - asiente pensativo, y tenía que aceptar que últimamente una desolación lo embargaba al pensar en la vida que tenia ahora y en la que ya no volvería a recuperar, lo que había pasado hasta el momento, y además lo que había perdido en el camino desde amores a enemigos. Todo se confabulaba por momentos en su contra dentro de su propia cabeza. Ya hacían días le venía dando vueltas al asunto y a las palabras de los vampiros que había conocido en el Theatre des Vampires, ellos parecían ver el mundo de otro modo, mas como un parque de juegos o algo así, disfrutando de cada momento como si fuera una obra teatral, dramatizando y dejándose llevar por su forma de ser: unos viles demonios salidos del infierno mismo cobrándose las vidas de gente inocente. No podía permitírselo, y allí estaba el mayor de sus dilemas: ¿Como ser un vampiro con tanto sentido moralista dándole vueltas? No pensaba abandonar sus convicciones pero la sangre lo llamaba por más que buscara ocultar el grito que provenía de algún extraño lugar en sus tripas.

- Si Mademoiselle, creo que todos nos sentimos a veces así, olvidados entre mil montañas. Pero... Que buscamos nosotros para no ser olvidados?- se preguntó en su filosofía y buscó respuestas, no sabía si ella lo había notado pero algo tenían en común, posiblemente se llamaba soledad, aunque no la conocía tanto para confirmarlo aun. Aunque quería saber un poco más, acerca de su búsqueda.

- ¿Usted a que se dedica ahora y que es lo que espera que le depare su futuro?- pregunto incisivo cargándose sobre sus rodillas y con una centelleante mirada sobre la mujer que tenia frente a él. Ella despertó de momento su curiosidad y el crepitar del fuego hacia mucho más amena la charla, le daba ese toque de confianza.

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