Presentimientos || Libre

por **Kiara Zając** Jue Feb 19, 2015 3:42 pm

Bella, hermosa y galante, tan hermosa y con espinas
¡Auch! Tu color es rojo porque siempre sacas la sangre de uno
Pero roja como la sangre te ves más hermosa y dolora
Placer y dolor, tentaciones y lágrimas…más bellas no puedes ser

Cálidos vientos que acogen los cabellos de una joven cuyos pasos se han derivado por los callejones, lentos y casi imperceptibles cual caminar de ángel, sus dedos acarician las paredes empedradas de la avenida con una sonrisa. Es un juego de ser la caperucita de un lobo por las noches; la larga capa oscura atrapa sus zapatos lisos siendo arrastra por las grandes piedras que componen la calle. La sonrisa se ensancha a medida que sus pasos le guían al puerto, siente el fresco del mar en su piel blanquecina, se baña en el aroma nocturno que desprende.

La intriga, es el momento perfecto para moverse entre los pocos que habitan en la noche. La figura femenina se pierde lentamente tras las pequeñas embarcaciones, busca su libertad, el poder volar lo más que pueda pero más que nada arrancarse esa necesidad que la lleva a perderse. Suspira en el muelle, como si esperara a alguien. Las estrellas le son la compañía perfecta con sus ojos claros elevándose a los cielos sin perder la dulzura en su mirada.

¿Qué esconde? el deseo de terminar con aquello que la consume. Los minutos pasan y su semblante va cambiando, los lazos que atan aquella capa se desatan dejándola caer por la piel expuesta y cubierta por un vestido negro ¿viuda? No. El vestido se va sintiendo más holgado a medida que su cuerpo cambia hasta quedar sobre el suelo con todas sus prendas de vestir. Un pequeño azulejo de las montañas aparece alzando el vuelo, bañándose en las saladas brisas que le permiten planear.

Un momento hermoso que la ata al presente y al futuro. Sus pequeños ojos cerrados mientras sus alas le guían por el seguro cielo nocturno, o no muy seguro ¿será verdad?

La muñeca se rompe con el ansiado castigo

por **Mark Bass** Jue Feb 19, 2015 4:55 pm

La brisa de los mares trae consigo pronto la esencia de aquel puerto que yace sobre la famosa ciudad del amor. Ante un clima perfecto que se realza con los rayos del sol se puede apreciar varias embarcaciones que van llegando y otras cuántas que van zarpando; todo pareciese ir de la mejor forma, hasta de manera tajante un navío oscuro rompe con toda la paz y quietud al ser perfectamente circulando entre las aguas al romper con las olas y de forma casi instantánea se roba el foco protagónico.

Una figura aun amorfa yace en la punta del navío. Su estatura es alta, sus prendas finas que se conjugan ante un traje grisáceo de camisa albina y sujetada del cuello por una corbata plateada. En su pecho un pañuelo del mismo matiz forja el dibujo de un ser varonil y elegante que con un rostro perfecto pareciese ser quien llevase el control de las marionetas.

Con un reflejo casi instantáneo logra tomar un pañuelo que viaja por los aires, haciendo una mueca de desagrado mientras que sus cabellos cortos de color negro se quedan fijos aun pese al cambio repentino del clima. Su silueta gira de pronto y se ve ya totalmente arribado al lugar, comenzando así a descender del transporte marítimo.

Poco pasa antes de que las nubes empiecen a interponerse entre el sol, el cambio eólico es brusco y la temperatura desciende casi al mismo tiempo que el enigmático ser pisa tierra. Una espada bien sujetada a su cintura sobresale de su soberbia postura y sus ojos azabaches estudian todo a su alrededor, encontrándose entonces con una hermosa chica de vestido negro que yace cerca de él, ahí tirada en el suelo mientras él sujeta el extraño pedazo de tela que arruga en su puño.

Su rostro no dice nada, él se queda quieto... Pero el clima parece alterar a las aves, a los aires e inclusive al mismo mar que se empieza a picar, ¿será el augurio de algo malévolo? ¿o será que algo se ha disparado y no hay vuelta atrás ya?

Solo se sabe una cosa... El peor de los demonios ha pisado tierra y ante su mirada solo está esa hermosa mujer.

por **Kiara Zając** Vie Mar 06, 2015 10:30 pm

Viento nocturno que se mezcla con la pasión de las olas al descargar su furia contra la madera húmeda y las piedras de acantilado, vistas perfectas desde los altos cielos, la planeación es un arte que las aves son las únicas que puede disfrutar a plenitud de este. Por los cielos oscuros las pequeñas alas despliegan su color azul mezclándose en el penumbroso matiz de la noche junto a las olas.

Segundos que se van trasformando en minutos, transmite a horas el tiempo que se lleva en la libertad de su alma encerrada por jaulas de oro adornadas con pétalos amarillo de los girasoles que la rodean. Cae en picada bañándose en las gotas que salpican a su plumaje, postra su pequeño cuerpo sobre el agua cambiando las plumas por la piel perlada con las pequeñas gotas de rocío marino, fresca moviéndose al ritmo de la marea como si se tratará de una ninfa propia de las profundidades, claros ojos que admiraban las estrellas posarse en su propia inmensidad, cabellos castaños que se volvían negros y nuevamente esos labios rojos que se movían leve.

¿Qué oculta? Aquella mujer se deja llevar por sus ojos fijos en los recuerdos pasados y en segundos aparece el ave girando en espiral alejando las gotas que bañaban su antigua piel, emprende el vuelo a lo más alto, las formas en el cielo se dibujan al alzar el vuelo, practica, rompe, cae, planea, entrena, se deja llevar para al final volver a donde estaba, aquel muelle que la espera con sus ropas. Entre sus dedos las prendas comienzan la laboriosa sesión de retomar la postura correcta sobre el cuerpo femenino, los cordeles atan las telas dejando una figura ceñida de luto con cabellos húmedos y piel fresca de agua de mares profundos y cielos fríos, solo la sonrisa en su rostro surge al sentirse realizada, al menos por esa noche.

El pequeño azulejo deja una pluma a los pies de la mujer de cabellos castaños.

por **Mark Bass** Jue Mar 19, 2015 12:17 pm

Una mirada llena de maldad y dureza se puede ver sobre la tonalidad azabache que envuelve el rostro de aquel cazador. Su mano acaricia el mango de su espada que celosamente es ceñida a su cintura y así, sus pasos empiezan a emprender un camino lejos de aquel barco, por donde un especie de sirviente sale todo apurado y con gritos le aclama, aparentemente queriéndole dar algo que ha olvidado -Aléjate- se escucha decir como respuesta al enigmático ser, quien solo recibe como respuesta un rostro miedoso de su trabajador, ser que toma una bufanda y decide volver al navío, dejando que el de esencia oscura continúe su camino.

La noche ya ha llegado y el astro lunar se postra soberbio sobre el firmamento que cuida los pasos del malévolo, aquel individuo que sabe jugar con el alma y los pensamientos de la gente para poder sacar el mejor provecho de ésta y que así, mantiene su soledad al empezar su recorrido entre los pequeños senderos; su aura es pesada, llena de fuerza pero de una manera atrae la melancolía quizás. Su fama en el mundo oscuro del entretenimiento lo procede y su forma tan tajante de ser le hace quedar en solitario, postrándose en el epicentro del puerto, hasta ahorita... Completamente sólo.

¿Algo o alguien más cruzará su camino con El Oscuro?

por **Kiara Zając** Sáb Mar 28, 2015 1:01 am

Pequeñas gotas de rocío que se alzan cuando los negros cabellos son agitados para dejar aquella cristalinas gotas a sus pies descalzos, toma sus zapatos de cabritilla en la mano llevándoselos lejos de la madera húmeda que solo rechina a sus pasos, el sendero le conduce a la seguridad de la tierra, a la jaula de oro en la que vive o intenta vivir.

El sonido de embarcaciones que parten y arriban logran que esboce aquella sonrisa de calma y tranquilidad, su andar se ve interrumpido por la pluma que en su otra mano bailotea, su lengua chasquea cual molestia, es realmente la envidia que siente de aquellas aves que pueden volar libres por el cielo nocturno. Se acerca al empedrado que separa la ciudad con el mulle, toma asiento ahí con su cabello que escurre el agua a su espalda, los zapatos en el suelo y la pluma que roza ahora su rostro.

Pluma fría que guarda su ansiado deseo de libertad, sus labios la tocan con ese sentimiento de esperanza y la sonrisa de volver cada noche a intentar el vuelo lejos de la vista de todos y más que nada cerca de su amadas flores en el jardín botánico — Si pudiera estar así pero con mis flores, lástima que no pueda hacerlo, quizás algún día o alguna noche ¿no lo crees? — agita esa pluma con la sonrisa, como si hablara con ella dejando las palabras al viento que se las lleve a donde mejor le plazca — Quizás solo la libertad está en las almas como en el castigo de quien secuestra al ave que se rebela por el vuelo, que sueños que deseos, pero no es la pregunta correcta, quizás no hay quien formule la pregunta — arroja la pluma que se vaya donde desee junto a sus palabras.

En su oscura soledad aun brilla su sonrisa.

por **Mark Bass** Vie Abr 03, 2015 4:03 pm

El nocturno estaba con toda la magnificencia que podía. Sobre el firmamento las estrellas atestiguan el andar sobrio de aquel ente cuya fisionomía ya había empezado a perder forma y bajo la tela del misterio se alejó del muelle, meditando sobre su viaje y recordando los episodios de aquel encuentro poco grato que tuvo con la orden Inglesa; individuos sin falta de visión que terminaron por sucumbir ante el filo de su espada, imbéciles que creía que los humanos podían dominar lo que temían y lo que ignoraban. Esa era la diferencia, humano es solo su raza... Pero su esencia es la del mismísimo Demonio.

-¿Qué será... Esa presencia?- murmuró, giró sus ojos negros por todos lados y vislumbró la silueta de una mujer sobre una banca. Parecía estar hablando y jugando con una pluma que no tardó en alejarse de ella por medio de los efectos eólicos; calmadamente pausó su andar, observó un poco y estudió el ambiente, realmente era muy tarde para que una mujer anduviera sola pero asimismo la ausencia de un varón que le custodie era meramente obvia.

Tranquilamente dirigió su andar hacia dónde se encontraba la fémina, escuchándose sus pasos que retumbaban bajo el fino calzado que llevaba. Su traje bien cuidado, su espada ajustada a la cintura y su fisionomía impecable con la elegancia y soberbia cómo estandarte daban una carta de presentación inminentemente notable. Él solamente se sentó al lado de la mujer, no le vio, no le dijo nada, simplemente se quedó ahí misteriosamente hasta que el viento era el único protagonista, hasta que abrió los labios y dijo...

-Señorita, ¿Cuál es su mayor deseo?-

Su sonrisa tétrica no tardó en aparecer.

por **Kiara Zając** Dom Abr 05, 2015 10:48 pm

Fragancias que adornan el jardín con bellos toques estivales, el viento otoñal no deja de silbar notas de romances en las calles de parís, pero no hay –ni habrá – persona alguna que sepa lo que es el verdadero romance, el amor y la pasión por la libertad aquella que solo en los cielos se puede sentir cuando se es uno mismo ante la bruma nocturna de los callejones. Brisas con el toque de la tristeza a la lejanía se percibe con las cuerdas de una lira que llora amargas notas, los pies fríos que se arrastran por el empedrado muro subiendo y bajando cual atisbo de vida, si lo hace por ello y para ello para sentirse que sigue en la tierra y no en su preciadas nubes.

Frota sus cabellos con el índice zurdo, girando va el cabello hasta atrapar toda la extensión del dedo, suelta y retoma la tarea cuando el viento acaricia su piel una vez más para traerle el aroma salado de su aventura ¡oh! Como desea abrazarse a su amante torrentoso cada noche, pero es un lujo que no se puede dar. ¡Piedad! Para su alma que ruega en canticos la libertad, el dolor que le produce su deseo le satisface, ese oscuro secreto que guarda en su alma sin color, en su vacía existencia es lo único que pude llenarla.

Filoso silencio que se corta como espada ante la presencia de un hombre, la voz de este la aleja de sus pensamientos borrándole la sonrisa del rostro y logrando que abra sus ojos al ahora, al momento y al tiempo, ladea la cabeza para verle con una mirada sin emoción ni razón regresándola en segundos al mar — Señor no es educado irrumpir a una dama en sus pensamientos y susurros pueden comentar que es un vil secuestrador o una ser que por las noches deambula en busca de jóvenes para sus demostraciones paganas — sonríe con el ladeo de su cabeza casi reposada en su hombro izquierdo — Más mi deseo señor es aquel que nadie puede otorgarme, nadie en este, ni otro, ni cualquier mundo podría entregarme. La libertad, ya le he dicho mi deseo ahora digame ¿cuál es su deseo?— suspira con quietud con su cabello entre los labios mordiéndolo una de sus tantas manías que posee cuando alguien la aborda de esa manera, ignorando al hombre pero teniendo presente las notas del viento,

por **Mark Bass** Miér Abr 08, 2015 12:13 pm

Su cuerpo se mantuvo totalmente quieto, las palabras de la bella mujer viajaban cómo perfectas notas que alumbraban el sendero del Averno que se abría para dar paso al peor de los Demonios que jamás se había creado en el infierno y que esa noche estaba vestido no con piel de oveja sino con un fino traje que aseguraba la sobriedad así cómo el poderío social y económico que le precedía -Secuestrador de jóvenes para mis demostraciones paganas- citó sin más, su sonrisa tétrica no tardó en volverse una carcajada que resonó cuál eco oscuro, trayendo consigo la posición ideal de las nubes contra el Astro Lunar, dejando cómo resultado un halo de luz platinada que abrigaba ambos cuerpos sentados en la banca.

-La libertad puede venir en varias maneras, mi ingenua señorita- giró su rostro por fin, de pronto unos ojos azabaches se clavaron en los de la mujer que mantenía la maña de morder su cabello -Puedo matar a sus padres y será libre de decisiones... Puedo matar a su jefe y será libre de su empleo... Puedo matar al mundo y entonces será un espíritu libre... Pero dígame, antes de hacer toda una masacre.... ¿Qué clase de libertad es la que desea?- afiló sus dientes, se mostraron perfectos y blancos, pareciese que era solamente el esclavo de la virilidad hecha hombre, sus gestos, su paciencia, esa invitación a la tentación que empieza con la curiosidad.

-Porque mi deseo es... Ayudarle y cumplir con lo que usted más desea-

por **Kiara Zając** Mar Mayo 05, 2015 2:35 pm

Las melodías suaves que con la brisa se esparcen por toda la ciudad como si fuera un mal soneto aquellos deseos se desbordan en los labios rosáceos de la frágil mujer que en apariencia se muestra indiferente ante la presencia masculina, bella flor que busca el vuelo en las plumas caídas de un ave que se aleja en el horizonte, la mirada oscura se dirige ahí, a donde el mar se une al cielo formando todo una mancha negra, negra como su alma solitaria y sombría. Golpes suaves de los tobillos a la fría piedra que crea el asiento ideal, cruza las piernas para jugar con su propio cuero, sus dedos inquietos dejan el cabello fino y delgado para jugar con la tela del vestido ligeramente humedecido por las gotas que aún permanecían en su cuerpo, ocultos tras la mirada, sus labios se mueven y se curvan lentamente ante la respuesta ya conocida por los caballeros, solo sonríe en agradecimiento por su ofrecimiento — Lo que más deseo está allá, en los cielos como en el infierno, es algo que nadie puede darme, ni usted señor libertador —

La sonrisa que la engalana como las rosas con espinas en el jardín botánico, así mueve sus dedos simulando la corriente del viento que momentos atrás bañó sus alas, ¡oh santos en las alturas, que pecado se puede cometer para encontrar la libertad ansiada!, más sopesa en su alma las palabras de libertad y la perspectiva con la que habla el hombre, riéndose por las veces que ella mismo dio libertad a sus captores en varias ocasiones hasta el día que encontraron la mayor libertad posible. Ladea la cabeza hacia la derecha observando el mar y su belleza — Matar a mis padres no me dará libertad en decisiones, porque aun tendría que decidir qué hacer con sus cuerpos, con su dinero, con su propiedad o deudas, incluso el donde tendría que ir a vivir — se levanta cual bailarina de ballet con delicados pasos acercándose al hombre, su diestra se posa en la mejilla masculina, sus ojos se fijan en los del hombre con sus labios moviéndose cual sonata en el aire — Por qué haría tal masacre mi señor, si solo soy un ave que vuela a escondidas y busca su libertad, una que no se haya matando, una que no se haya en este mundo una que solo se puede encontrar aquí — los dedos atrevidos se posan sobre el corazón masculino, la tela la estruja entre sus dedos con esa sonrisa en forma coqueta.

por **Mark Bass** Miér Mayo 13, 2015 10:49 am

Con simpleza y sobriedad el Cazador sacó un puro de entre sus ropas, colocándolo en su boca mientras la mujer hablaba. Rápidamente tomó un fósforo y lo encendió para así darle actividad a su vicio más exquisito además del whisky -Me agradan y sorprenden sus palabras, bella mía- dijo sin más, cómo si cada una de las metáforas de la fémina pasaran de largo por sus oídos -Especialmente la parte en la que debe esconder los cadáveres de sus padres- rio un poco, algo raro en él y por ello se evidenció su humor tan negro cómo sus ojos.

No hizo más, absorbía y exhalaba el humo del puro cómo si no fuese gran cosa hasta que la chica decidió acercarse y tocarle el rostro así cómo su traje, provocando que su mirada se clavara en la de ella sin dar muestra de que esa acción fue algo positivo o negativo -Tantas palabras sin una sola respuesta... Algo me dice que ni usted misma sabe lo que desea, ¿no es así?- se quedó ahí sin hacer mucho, guardando un poco de su puro para no echarle el humo en la cara y por lo tanto no incomodarle.

-Mark Bass.. Pero puede llamarme Mefistófeles, así es cómo se me conoce en mi patio de juegos-

por **Kiara Zając** Vie Mayo 22, 2015 2:29 pm

Ojos claros que se mezclan con la oscura y densa mirada de un cazador, la sonrisa cándida en sus labios solo advierte el humor que provoca aquel hombre, quien juega con sus palabras. Desciende las manos por la fila de botones bien acomodados de aquella fina tela blanquecina, sus dedos y apenas sienten la soga que sujeta el cuello del hombre, esboza una risita al ver aquel color marcándose sobre la tela. Más y más descienden sus dedos hasta el vientre donde las retira para llevarlas a su pecho acariciando los botones de su vestido, la pobre alma regresa a su asiento desenredando su largo cabello, producto del agua y el viento que juega con este. La peli negra alza la vista directo al mar viendo como la corriente agita los navíos con la sutileza y a la vez bravía forma.

Vuelve a posar los ojos sobre el trajeado dudando en que sea digno de él de conocer realmente sus deseos, alza los hombros quitándole importancia a la “suposición” ajena, ya estaba más que acostumbrada a oírla de toda clase de caballeros en todo lugar y circunstancias. Pero entonces optó por mostrar sus cartas, las mismas que solo se muestran cuando el sol aparece en el firmamento — Si no me encargo de los cuerpos de mi padre ¿entonces quién? ¿usted?, pero mi señor usted ni siquiera se ha dado cuenta que en mis palabras encierro mis deseos, según usted, su deseo es ayudar ¿cómo? Teniendo que decirle, no es acaso el trabajo de Mefistófeles conocer los deseos de las almas y hacerlas pecar en su sucio patio de juegos, si yo se lo dijera ¿Cómo me ayudaría? — leve sonrisa se muestra en sus labios cuando sus finos dedos trenzan las hebras negras — Un placer conocerlo señor Mark Bass, puede llamarme Kiara o simplemente “pequeña avecilla inquieta” — rie mordiéndose el labio inferior cuando sus uñas rasgan la piel de su níveo cuello hasta jugar con la tela del vestido.

por **Mark Bass** Lun Jun 01, 2015 5:11 pm

La noche que se mantenía serena así cómo íntima para ambos personajes de pronto se comenzó a tornar fría con unos vientos que se iban colando entre los dos jóvenes -Pero que respuesta tan más acertada... Y sobre todo me sorprende el hecho de que sepa la esencia misma de mi nombre- el puro de aquel cazador no tardó en acabarse, brindándole la oportunidad de exhalar lo último que quedaba para así arrojar la colilla al suelo y pisarla para que ésta se apagase por completo.

Poco a poco el de mirada oscura fue analizando cada palabra de la joven, la digirió y entonces negó con su cabeza bajo una sonrisa un tanto tétrica -Pido saber que es lo que desea no porque no sepa hacer mi trabajo, sino porque simplemente quería ver si usted misma lo sabía. No todos tienen la fortuna de nosotros, el poder saber que desea realmente- Bass acomodó bien su corbata pues aun podía sentir cómo la chica le acariciaba y aunque sabía que no significaba otra cosa más que una burla hacia él, no podía pasar por alto el hecho de que es una hermosa mujer y que sabe ser muy "inquieta".

-Es todo un placer, Kiara... Y ahora que ambos nos presentamos cómo es debido quisiera tomar la oportunidad de decir que he estado en los lugares más lujosos de toda Europa y no tome esto cómo mera arrogancia o intento mediocre para impresionarla... Sino cómo una pregunta, la cuál consiste en saber si comparte mi pensamiento...- detuvo sus palabras y emanó un suspiro, visualizó las nubes caminando entre las estrellas, las olas del mar rompiéndose en la orilla con el sonido que esto trae y un olor fresco, húmedo y sencillo... Todo era tan calmado y a su vez tan rebelde, tan oscuro.

-¿No es esta la mejor vista?-

por **Kiara Zając** Lun Jun 22, 2015 6:32 pm

El suspiro del viento era como la melodía perdida de una pieza de arte que solo pocos pueden apreciar sus sonidos y a la vez los que ofrece que es el poder perderse entre ellas hasta los confines del tiempo, pero todo es tan efímero y delgado que no se sabe cuándo se acabará la magia del momento, del viento, de la noche. Sonrisa perlada que se esboza al momento que aquel trajeado que respondía al nombre de “Mark” mencionaba y traía a la mesa de juegos el tema de las vistas nocturnas, sus claros ojos se posan sobre el cielo hasta el horizonte donde se mezcla con el mar, oscuro y denso lleno de peligros que le gustaría revelar; suspira profundamente, cambiando la cándida sonrisa por una más picara acorde a su propia naturaleza.

El labio siente la presión de los dientes dejando la huella de aquella muestra de deseo, una imprenta que se borra al soltarse de su carcelero y es ahí que permite a sus ojos posarse sobre el rostro del trajeado, los cabellos de él que aun con el viento no se han levantado como los de ella, sonríe con agrado asintiendo — Mi señor, son las mejores vistas, el cielo nocturno fulgurando con la luz de las estrellas y el sonido de las olas que acallan los gemidos de las almas, aunque hay mejores vistas como el color de los cuerpos cuando tocan el límite ¿cuál es su mejor vista? Ha visto el mundo en su libertad no en la jaula, debe conocer más que yo mi señor entonces algo que me encantaría conocer — ríe cubriendo sus labios como si hubiera cometido un delito con sus palabras — Creo que he revelado mis deseos más ocultos — una pequeña risilla se escapa de aquellos labios inquietos — Yo sé muy lo que mi alma, mente y cuerpo desean… ¿y usted, cree que puede cumplir todos los deseos? Mark — juega con su lengua al llamarlo por su nombre y no con la cortesía implícita que suele usar.

por **Mark Bass** Lun Jul 20, 2015 3:42 pm

Mientras estaban solos ahí ante tan magnificencia de paisaje, el Cazador no pudo evitar perderse por unos segundos entre las brisas, el cielo estrellado y la oscuridad nocturna que provocaron en él un trance que fue acompañado por las palabras de la hermosa mujer.

Su carácter, su forma de ser tan fría, calculadora y dominante... Su elegancia, su soberbia, esa imagen de Señor Omnipotente que aterroriza con tan solo mirar... Todo eso por un momento se puso en pausa y cómo nunca antes emitió una sincera carcajada -Bingo- susurró.

Asintió el rostro y volteó hacia la fémina. Admiró cómo se mordía el labio y eso le provocó cierta curiosidad -En efecto, he conocido muchos lugares en el mundo...- volvió a reír cuándo ella admitió que en efecto, ese era su deseo más grande y no tardó en preguntarle si podría cumplirlo o llenarle, a lo que el de cabellos negros respondió -No lo sé- se colocó de pie y ajustó bien su traje, se colocó frente a ella y extendió su mano.

-¿Quieres saber si puedo hacerlo? Toma mi mano y vámonos ahora mismo a dónde tú desees...- la seriedad volvió a él y sin alguna clase de malicia anexó -Si es del otro lado del mundo ahí está mi barco, si es algo en ésta mismas tierras mi transporte nos espera.. ¿Quieres una aventura? Una aventura tendrás- rompiendo con el hielo, comenzando a tutearla y esperando por ver que tanto anhela viajar por el Mundo.

por **Kiara Zając** Miér Jul 22, 2015 7:34 pm

Vvientos agitantes que raudos y violentos se cruzaban entre aquellos seres que de pie se hallan tan juntos pero lejos a la vez, los ojos puesto sobre la mano extendida que invita a la perdición de la aventura, una que suena como una tentativa a la perdición, su mente medita sobre ello sin dejarse de morder aquellos labios, aquella parte fina y rosácea que se humedece ante la atención forzosa que se prolongaba en la meditación. Sus largas pestañas se blanden lentamente elevando la mirada y encontrarse con los ojos penetrantes de aquel hombre.

Un suspiro abandona aquellos labios que se liberan de la presión, sus pasos se mueven como si de un vals se tratase, tocan la punta de aquellos negro calzado masculino, su mano se extiende y en un susurro su voz apenas audible ayudada por aquellas ráfagas para llevar el mensaje — Le daré la voluntad, mi señor, la aventura de lo desconocido esperan mis ojos ver, así que séase su voluntad, Mi señor Mefistófeles. Muestrame aquello que conoces ¿dónde? Donde tú quieras no importa yo voy con ojos vendados— una sonrisa aflora silencio con el brillo de lo oculto sobre su aquel rostro — Solo diré que cuando el sol salga aquella que de noche vea no estará — susurra lentamente sobre los labios ajenos con la sonrisa de complicidad.

por **Mark Bass** Jue Jul 30, 2015 1:19 pm

El cazador con calma observa cómo la hermosa mujer decide colocarse de pie, tomar su mano y luego mantener una distancia muy recortada. Sus ojos negros se clavan en los ajenos y después pasan a notar cómo se muerde el labio, algo que sin duda le hace estremecer cómo raramente algo en la vida puede llegar a provocar en él. ¿Qué es eso? ¿Humanidad?...

-Entonces vayamos lejos de aquí, una noche no me basta- Se queda quieto, luego en forma de caricia toca la mejilla de la fémina a la cuál sin más decide robarle un beso muy calmado, uno que solo une ambos labios bajo lo efímero de un deleite que quedará marcado en el alma oscura del señor oscuro, individuo que ha bajado la guardia por solo un segundo.

Lentamente se separa y luego decide observar hacia los lados, dejando salir un hondo suspiro que no tarda en convertirse en un nuevo diálogo -Cómo dije, una noche no me basta... Quiero llevarte a un lugar que quizás no conoces y estoy seguro que no conocerás de igual forma a si vas conmigo- con cuidado saca de su bolsillo un reloj de oro, observando la hora para entonces hacer unos rápidos cálculos en su mente y así adjuntar -Aquí cuándo el crepúsculo esté en lo más alto, tomaremos un barco y te llevaré a éste sitio-

Da un paso al frente, quedando a un lado de su oído dónde susurra -No respondas, aquí te esperaré. Si para cuándo el sol salga no llegas, sabré que decisión tomaste.. No te diré el lugar, no te diré cuánto tiempo nos iremos o cuándo volveremos.. Solamente te pregunto.. ¿Quieres ésta aventura conmigo?- Dando entonces un paso atrás para retirar su bufanda, colocándosela alrededor del cuello a la bella mujer.

por **Kiara Zając** Sáb Ago 22, 2015 5:46 pm

Suave fragancia que roza los labios ajenos, delicada y dulce miel que se impregna sobre la carne húmeda de los labios. El rocío de la noche quedó marcado en aquel beso como sello del pacto que acababan de cerrar. Aquel trato sería la perdición, un viaje sin retorno al abismo del tártaro, un vuelo que no tenía un retorno fijado. Sus ojos se posan fijos sobre los penetrantes ojos del trajeado, sonríe liberando sus labios de su prisión; observa cuidado los movimientos, aunque sutiles, que realiza el cazador de almas y solo puede sonreír.

Largos dedos acarician la fina tela de aquella bufanda, recorren con delicadeza, cierra los ojos y de aquellos labios rosáceos aparece sin permiso un suspiro entre gemido al dejar que sus uñas se mezclen con la bufanda ajena. Ojos cándidos que se abren con la sonrisa, una reverencia muy acorde a los modales más exquisitos — Una aventura es lo que busco, aventuras por las noches antes que el sol me obligue a partir, Mi señor Mefistófeles, he aquí la esclava del señor hágase su voluntad en mi — una risa emite, una risa de burla al mezclar las palabras santas con sus intenciones poco adecuadas — Aquello último no creo, pero estaré aquí con ojos vendados para mayor sorpresa, justo con esto par que usted pueda reconocerme — señala la bufanda dejando un beso sobre la tela, se acerca al caballero dejando un beso en cada mejilla y en la ultima un susurro — No importa el lugar, ni el regreso, incluso la compañía, solo importa lo que ocurrirá por unas horas, si es el cielo o el infierno dependerá de su alma Mi señor Mefistófeles — deja un roce entre ambos labios junto a la pequeña sonrisa de satisfacción.

por **Mark Bass** Lun Ago 24, 2015 3:33 pm

Cómo pocas veces a lo largo de su vida, aquel hombre de ojos negros vio fijamente a la dama quién al responderle provocó que una sonrisa se dibujara en el rostro de Mark Bass. Era un suceso para la historia, era simplemente aquel ápice de segundo en el que el mayor de los demonios, el mismo encargado de manejar negocios que involucraban el pecado y la tentación, aquel asesino de criaturas, humanos, mujeres y hombres... Sonrió y lo hizo feliz.

-Aquí estaré, entonces- dijo con una voz clara y profunda, gruesa con la omnipotencia de un ser que con ansias esperaba la mañana siguiente. Tomó con delicadeza la mano de la chica, la apretó suavemente cómo queriendo confirmar que no se trataba de una ilusión o alguna especie de trampa provocada por alguien más... Ella existía, ella provocó en él algo y ahora se encargaría de vivir una aventura al lado de esa misteriosa mujer.

Giró su cuerpo una vez que ella partió, luego frunció el ceño y regresó a la imagen misma de un sobrio ser, aquel que con elegancia caminó regreso al barco y sin muchas palabras se dirigió al capitán quien estaba en el borde del transporte -Mañana saldremos al amanecer... Zarparemos hacia Inglaterra- sin mucho que esperar salvo un "si" por parte de su subordinado, Mefistófeles volvió a girarse y partió hacia uno de sus hogares, caminando lentamente con una sonrisa bien oculta y ante él un murmullo -… A mi hogar-

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