AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
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De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
Francia - París - Medianoche en un burdel.
El burdel estaba concurrido para la medianoche, las velas ardían acompasando lo que allí se vivía, era uno de esos sábados en los que la gente de dinero venia a invertir los suficientes francos como para costear un alquiler y la mayoría de los alli presentes éran inquilinos asi que eran mas que bienvenidos estos.
Sweet había llegado al lugar hacia apenas dos o tres meses y dentro de los conocidos podía mencionar a Leonora una chica que con su edad ya podía darse como conocedora del ambiente y de los gustos de sus clientes, solía practicar la sumisión como ella lo llamaba y se sabía que era la mejor, habia accedido a auspiciarle de maestra en algunas de las peticiones mas raras que podia tener una prostituta y de allí que se habia creado una cierta amistad entre ambas. Una de esas largas madrugadas tendidas en las áreas de descanso le había confesado de su reciente conquista, un prostituto que le había movido el piso con solo pasar una noche juntos. Lo curioso era que este tambien trabajaba en el mismisimo burdel haciendo que la aventura sea mucho mas divertida aun.
-Como es eso Leo, cuéntamelo! - incitó a su compañera mientras estas apretaba un cojín contra ella ocultando un rubor que bien sabía no le era para nada propio de su forma de ser. Era extraño verla así, lo que sea que hacia este chico estaba rozando lo divino.
- ¡Oh Sweet, no tienes ni idea! ¿Sabes acaso que es el sadomasoquismo? - preguntó y la novata no tuvo más que negar lentamente y con algo de vergüenza . Apenas si sabia como abrir las piernas y hacer una felatio a los hombres, el resto le eran juegos aun por conocer.
- Tienes que probar alguna vez... Ryley me ha dominado como ninguno, saca mi máxima expresión de sumisión, ¡¡oh si vieras como se mueve en la cama!! - jadeó y se arrojó contra la cama - Esta noche lo veré en mi cuarto, hemos acordado tener este tipo de encuentros casuales, mientras nadie nos vea nada pasará - concluyó y se sumió en su sueño, pero una idea nacía en el interiór de la prostituta. Un deseo.
La idea rondó en si mente varias veces, de todas formas, terminada una de las visitas pudo ver como estos dos se escurrían en el cuarto de Leonora. No conocía lo que era ser voyeur hasta entonces, cuando detrás de la puerta aprovechaba a escuchar sus candentes conversaciones y a veces incluso espiaba por la rendija. Esto sucedió varias veces hasta que en una de ellas fue encontrada in fraganti tras la puerta. Había quedado exhausta por las labores de esa noche así que entre jadeos y susurros se habia quedado dormida al lado de la puerta del cuarto siendo así sorprendida por Ryley cuando este salió de la habitación despues de unas horas de lujuria. Era conocido para entonces y ya había mantenido con él alguna charla antes meramente laborales. La expresión en la cara del hombre confirmaba que no esperaba encontrarla en esa situacion tan rara ¿Qué hacia allí escuchando los jadeos de ambos?
- Ryley! - susurró con sorpresa después de sentir su presencia al lado y con ojos aun medios dormidos lo observó con el reflejo de la habitación tras él sonrojandose al notar que entendía que estaba haciendo allí sentada contra la pared.
¿Y ahora que mentiría?
El burdel estaba concurrido para la medianoche, las velas ardían acompasando lo que allí se vivía, era uno de esos sábados en los que la gente de dinero venia a invertir los suficientes francos como para costear un alquiler y la mayoría de los alli presentes éran inquilinos asi que eran mas que bienvenidos estos.
Sweet había llegado al lugar hacia apenas dos o tres meses y dentro de los conocidos podía mencionar a Leonora una chica que con su edad ya podía darse como conocedora del ambiente y de los gustos de sus clientes, solía practicar la sumisión como ella lo llamaba y se sabía que era la mejor, habia accedido a auspiciarle de maestra en algunas de las peticiones mas raras que podia tener una prostituta y de allí que se habia creado una cierta amistad entre ambas. Una de esas largas madrugadas tendidas en las áreas de descanso le había confesado de su reciente conquista, un prostituto que le había movido el piso con solo pasar una noche juntos. Lo curioso era que este tambien trabajaba en el mismisimo burdel haciendo que la aventura sea mucho mas divertida aun.
-Como es eso Leo, cuéntamelo! - incitó a su compañera mientras estas apretaba un cojín contra ella ocultando un rubor que bien sabía no le era para nada propio de su forma de ser. Era extraño verla así, lo que sea que hacia este chico estaba rozando lo divino.
- ¡Oh Sweet, no tienes ni idea! ¿Sabes acaso que es el sadomasoquismo? - preguntó y la novata no tuvo más que negar lentamente y con algo de vergüenza . Apenas si sabia como abrir las piernas y hacer una felatio a los hombres, el resto le eran juegos aun por conocer.
- Tienes que probar alguna vez... Ryley me ha dominado como ninguno, saca mi máxima expresión de sumisión, ¡¡oh si vieras como se mueve en la cama!! - jadeó y se arrojó contra la cama - Esta noche lo veré en mi cuarto, hemos acordado tener este tipo de encuentros casuales, mientras nadie nos vea nada pasará - concluyó y se sumió en su sueño, pero una idea nacía en el interiór de la prostituta. Un deseo.
La idea rondó en si mente varias veces, de todas formas, terminada una de las visitas pudo ver como estos dos se escurrían en el cuarto de Leonora. No conocía lo que era ser voyeur hasta entonces, cuando detrás de la puerta aprovechaba a escuchar sus candentes conversaciones y a veces incluso espiaba por la rendija. Esto sucedió varias veces hasta que en una de ellas fue encontrada in fraganti tras la puerta. Había quedado exhausta por las labores de esa noche así que entre jadeos y susurros se habia quedado dormida al lado de la puerta del cuarto siendo así sorprendida por Ryley cuando este salió de la habitación despues de unas horas de lujuria. Era conocido para entonces y ya había mantenido con él alguna charla antes meramente laborales. La expresión en la cara del hombre confirmaba que no esperaba encontrarla en esa situacion tan rara ¿Qué hacia allí escuchando los jadeos de ambos?
- Ryley! - susurró con sorpresa después de sentir su presencia al lado y con ojos aun medios dormidos lo observó con el reflejo de la habitación tras él sonrojandose al notar que entendía que estaba haciendo allí sentada contra la pared.
¿Y ahora que mentiría?
Última edición por Sweet Von Teese el Jue Dic 10, 2015 10:24 pm, editado 6 veces
Sweet Von Teese- Prostituta Clase Baja
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
La vida en el burdel era algo a lo que Ryley se había acostumbrado rápidamente. Si bien había tenido otra clase de trabajos, ningún otro le había brindado la retribución monetaria que vender satisfacción sexual le ofrecía y aunque las demás personas juzgaran a los prostitutos y prostitutas, para Ryley, era solo un trabajo más. Un trabajo además donde había descubierto que los lazos que unían a quienes trabajaban ahí, eran mucho más resistentes que los que unían, por ejemplo, a su familia.
El prostituto entablaba relaciones fácilmente y siempre estaba dispuesto a ayudar a aquellos o aquellas que pidieran su ayuda, pero en especial, disfrutaba de la compañía y presencia de Leonora. Ella había llegado después de él al burdel y su compañía se había tornado como la de ninguna otra mujer para Ryley. Si bien tenía a su hermana Vanessa, Leonora abarcaba un área en la vida del hombre que nadie de su familia era capaz de llenar. La prostituta le encantaba en todos los sentidos, le fascinaba hasta el hecho de que fuera tan obsesiva en el detalle de usar antifaces, no para divertir a los clientes sino para divertirse ella misma. Si bien ambos usaban sus cuerpos para satisfacer los deseos de otras personas, siempre les quedaba ese apetito sexual que solo se satisfacía cuando terminaban estando juntos. Para el Ende, recorrer la piel de Leonora cada vez que le era posible resultaba un placer magnifico al cual no podía negarse. Durante el tiempo que llevaba en aquel lugar, había aprendido toda clase de maneras de complacer a sus clientas, pero no existía nadie más peculiar de complacer que a Leonora.
Los encuentros entre ambos debían ser ya conocidos entre los compañeros de trabajo, pero aún así, todos mantenían el asunto con una discreción que era conveniente para todos, por lo que hasta ese momento no había existido problema alguno en la manera en que ambos llevaban aquella extraña relación. Varias noches eran aquellas en las que pasaba largo rato en el cuarto que era en el que Leonora atendía a sus clientes, entregado a la tarea de brindar y recibir placer de aquella mujer de los antifaces. Una noche en particular, después de haber dado rienda a sus deseos con Leonora dejo a la prostituta sumida en el mundo de los sueños, para que al salir de aquella habitación, se topara con otra que también se encontraba en el mismo estado que dejaba a Leonora.
Sweet era una de las chicas que había llegado al burdel de manera más reciente y aunque con ella había charlado una o dos veces, la verdad es que no le conocía muy bien, así que al encontrarle dormida a las afueras del cuarto de Leonora le hizo a él sonreír de manera divertida.
– Sweet, no sabía que eras de las que disfrutaba siendo espía – dijo con tono divertido, mientras que las mejillas de las joven se tornaban de un color rozado, contrastando con su piel clara y sus cabellos rubios, lo que provoco que Ryley terminara por reír esta vez más en serio – Vamos, no te quedes ahí que puedes enfermar – le ofreció una de sus manos para ayudarle a levantarse – Y si tenías curiosidad por aprender algo, solamente tenias que decirlo – la realidad era que no le importaba explicar o mostrar a sus compañeras lo que podía lograrse con buena experiencia entre dos cuerpos.
El prostituto entablaba relaciones fácilmente y siempre estaba dispuesto a ayudar a aquellos o aquellas que pidieran su ayuda, pero en especial, disfrutaba de la compañía y presencia de Leonora. Ella había llegado después de él al burdel y su compañía se había tornado como la de ninguna otra mujer para Ryley. Si bien tenía a su hermana Vanessa, Leonora abarcaba un área en la vida del hombre que nadie de su familia era capaz de llenar. La prostituta le encantaba en todos los sentidos, le fascinaba hasta el hecho de que fuera tan obsesiva en el detalle de usar antifaces, no para divertir a los clientes sino para divertirse ella misma. Si bien ambos usaban sus cuerpos para satisfacer los deseos de otras personas, siempre les quedaba ese apetito sexual que solo se satisfacía cuando terminaban estando juntos. Para el Ende, recorrer la piel de Leonora cada vez que le era posible resultaba un placer magnifico al cual no podía negarse. Durante el tiempo que llevaba en aquel lugar, había aprendido toda clase de maneras de complacer a sus clientas, pero no existía nadie más peculiar de complacer que a Leonora.
Los encuentros entre ambos debían ser ya conocidos entre los compañeros de trabajo, pero aún así, todos mantenían el asunto con una discreción que era conveniente para todos, por lo que hasta ese momento no había existido problema alguno en la manera en que ambos llevaban aquella extraña relación. Varias noches eran aquellas en las que pasaba largo rato en el cuarto que era en el que Leonora atendía a sus clientes, entregado a la tarea de brindar y recibir placer de aquella mujer de los antifaces. Una noche en particular, después de haber dado rienda a sus deseos con Leonora dejo a la prostituta sumida en el mundo de los sueños, para que al salir de aquella habitación, se topara con otra que también se encontraba en el mismo estado que dejaba a Leonora.
Sweet era una de las chicas que había llegado al burdel de manera más reciente y aunque con ella había charlado una o dos veces, la verdad es que no le conocía muy bien, así que al encontrarle dormida a las afueras del cuarto de Leonora le hizo a él sonreír de manera divertida.
– Sweet, no sabía que eras de las que disfrutaba siendo espía – dijo con tono divertido, mientras que las mejillas de las joven se tornaban de un color rozado, contrastando con su piel clara y sus cabellos rubios, lo que provoco que Ryley terminara por reír esta vez más en serio – Vamos, no te quedes ahí que puedes enfermar – le ofreció una de sus manos para ayudarle a levantarse – Y si tenías curiosidad por aprender algo, solamente tenias que decirlo – la realidad era que no le importaba explicar o mostrar a sus compañeras lo que podía lograrse con buena experiencia entre dos cuerpos.
Ryley Lezarc- Cazador Clase Alta
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
Sus piernas aun estaban dormidas y rígidas y su mente armaba miles de historias posibles mientras ella buscaba incorporarse torpemente. No podía ver a los ojos a Ryley ¿Qué podía mentirle que sonara convincente ante esta situación?
Había planeado cualquier tipo de excusa en caso que la encontrara cercana a la puerta, pero ninguna de ellas era si ella estaba dormida al momento que la viera.
- Ryley, yo...eh - se tocó sus labios silenciando sus palabras, su mirada fija en sus pies, no tenía el tupé de verlo de frente aun. No aun. Quizá nunca más.
Recordó que Leonora estaba dentro de la habitación, en un gesto rápido, con algo de urgencia observó dentro de la pieza finamente decorada y la vio tendida en la cama, desnuda y dormitando pacíficamente. Tomando el pomo de la puerta con firmeza la cerró buscando hacer el menor ruido posible. En el burdel era difícil despertar a uno de los empleados porque solían estar acostumbrados a los ruidos fuertes y molestos, llantos, gemidos y golpes. Pero la puerta era uno de esos que siempre tenías que estar atento en caso que uno de los clientes quisiera aprovechar la situación y no pagar como correspondía por los servicios.
- No le digas nada, por favor - No tuvo más chances que mirarlo a los ojos, sentía sus mejillas arder bajo el maquillaje y los polvos de su cara. Se moría de vergüenza, pero al menos tenía que humillarse para eso. Leonora la iba a humillar el resto de la semana sino. No se iba a molestar, pero obviamente la tomaría por una niña tonta y apenas llevaba poco tiempo aquí y ella era lo más cercano a una amiga que podía tener dentro del burdel. El ruego urgente se vio afectado por una sonrisa en el rostro de Ryley, tan lozano y perfecto era ese prostituto...
Desde que había empezado con esta profesión había pensado en los hombres como cosas que se podían manipular y que le daban dinero además. Trataba de seducirlos, de cumplir con los objetivos y dejarlos. Se sabía una niña con poca experiencia, pero al menos desde siempre se le habían dado bien las masturbaciones. Posiblemente era su máximo orgullo hasta entonces. Había aprendido a hacerlo de tal forma que al menos le habían dado las gracias varias veces o habían dejado algo de propina por ello. Con este muchacho no podría haber hecho lo mismo, manipularlo era casi imposible, era demasiado confiado de sí mismo como para lograrlo.
De vuelta a la realidad Ryley reía, posiblemente con malicia o como un juego. Sweet tomó sus manos entre las suyas y le susurró con impaciencia - ¡¡¡Por favor!!! - aun tenia voz de niña, solía irritarla a veces que su cuerpo se desarrollara mas no su voz.
- Ryley, mi curiosidad es sobre todo, discúlpame. Deseo aprender, Leonora es mi modelo a seguir...- respondió con ternura y apuro, intuía que él comprendería sus motivos. Leonora era su modelo, ella era todo lo que quería ser cuando sea más grande. Y además ella se acostaba con el prostituto más lindo en su cama. Su mirada era cautivante por mas juguetona que fuera tenía cierto toque malicioso que cualquiera envidiaría.
- Por favor – insistió en un susurro nuevamente, estaba cautiva de su decisión, tenía las fichas puestas en la verdad a sabiendas que posiblemente su poca relación pudiera dificultar las cosas.
Había planeado cualquier tipo de excusa en caso que la encontrara cercana a la puerta, pero ninguna de ellas era si ella estaba dormida al momento que la viera.
- Ryley, yo...eh - se tocó sus labios silenciando sus palabras, su mirada fija en sus pies, no tenía el tupé de verlo de frente aun. No aun. Quizá nunca más.
Recordó que Leonora estaba dentro de la habitación, en un gesto rápido, con algo de urgencia observó dentro de la pieza finamente decorada y la vio tendida en la cama, desnuda y dormitando pacíficamente. Tomando el pomo de la puerta con firmeza la cerró buscando hacer el menor ruido posible. En el burdel era difícil despertar a uno de los empleados porque solían estar acostumbrados a los ruidos fuertes y molestos, llantos, gemidos y golpes. Pero la puerta era uno de esos que siempre tenías que estar atento en caso que uno de los clientes quisiera aprovechar la situación y no pagar como correspondía por los servicios.
- No le digas nada, por favor - No tuvo más chances que mirarlo a los ojos, sentía sus mejillas arder bajo el maquillaje y los polvos de su cara. Se moría de vergüenza, pero al menos tenía que humillarse para eso. Leonora la iba a humillar el resto de la semana sino. No se iba a molestar, pero obviamente la tomaría por una niña tonta y apenas llevaba poco tiempo aquí y ella era lo más cercano a una amiga que podía tener dentro del burdel. El ruego urgente se vio afectado por una sonrisa en el rostro de Ryley, tan lozano y perfecto era ese prostituto...
Desde que había empezado con esta profesión había pensado en los hombres como cosas que se podían manipular y que le daban dinero además. Trataba de seducirlos, de cumplir con los objetivos y dejarlos. Se sabía una niña con poca experiencia, pero al menos desde siempre se le habían dado bien las masturbaciones. Posiblemente era su máximo orgullo hasta entonces. Había aprendido a hacerlo de tal forma que al menos le habían dado las gracias varias veces o habían dejado algo de propina por ello. Con este muchacho no podría haber hecho lo mismo, manipularlo era casi imposible, era demasiado confiado de sí mismo como para lograrlo.
De vuelta a la realidad Ryley reía, posiblemente con malicia o como un juego. Sweet tomó sus manos entre las suyas y le susurró con impaciencia - ¡¡¡Por favor!!! - aun tenia voz de niña, solía irritarla a veces que su cuerpo se desarrollara mas no su voz.
- Ryley, mi curiosidad es sobre todo, discúlpame. Deseo aprender, Leonora es mi modelo a seguir...- respondió con ternura y apuro, intuía que él comprendería sus motivos. Leonora era su modelo, ella era todo lo que quería ser cuando sea más grande. Y además ella se acostaba con el prostituto más lindo en su cama. Su mirada era cautivante por mas juguetona que fuera tenía cierto toque malicioso que cualquiera envidiaría.
- Por favor – insistió en un susurro nuevamente, estaba cautiva de su decisión, tenía las fichas puestas en la verdad a sabiendas que posiblemente su poca relación pudiera dificultar las cosas.
Sweet Von Teese- Prostituta Clase Baja
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
Era evidente que Sweet estaba buscando una explicación para darle, las dudas en su voz le hicieron notarlo. Ryley no buscaba una explicación para justificarle, ni siquiera pedía que ella le diera, una pero eso no eliminaba que encontrara divertido el hecho de que ella fuera aún tan pudorosa respecto a como se manejaban las cosas en aquel lugar. Si bien la relación de Leonora y Ryley era de las más conocidas por los demás empleados, la realidad era que existían muchas más relaciones de esa índole. En un lugar como el burdel, donde solo podías contar con tus compañeros de trabajo para salir de los problemas, era perfectamente normal que surgieran dependencias de toda clase y para Sweet, esas cosas debían ser novedades.
Ante su mirada la prostituta se apresuro a cerrar la puerta, poniendo de esa manera una barrera entre ellos y la agotada Leonora; todo antes de hacer una petición a Ryley.
– De mi parte puedo prometerte que no diré nada, el problema es que – soltó una risita divertida, mientras levantaba la mirada de la joven que aún se hallaba en el suelo y notaba que algunos otros empleados les observaban por las puertas entre abiertas de las demás habitaciones – no somos los únicos que sabemos de esta situación, así que es muy probable que Leonora termine por enterarse de lo ocurrido – pensar que eso no iba a pasar era jugar a ser un par de ingenuos – aunque si te hace sentir más tranquila, mis labios están completamente sellados – después de esas palabras, guiño un ojo a la joven.
Sus manos aún esperaban por las de ella y una vez que logro sentir las manos femeninas sujetarse a la suyas, le ayudo a ponerse de pie. La voz de Sweet y su impaciencia le hizo volver a sonreír; estar cerca de aquella joven era verdaderamente sencillo y eso era algo agradable; hasta notar los ojos femeninos sobre los suyos le gustaba.
El ofrecimiento para si Sweet deseaba aprender algo más era completamente sincero, además de que no podía negar que todas sus compañeras femeninas en el burdel eran preciosas y la rubia aquella no era la excepción. Para Ryley era todo un placer poder estar en compañía de alguna de ellas y de gozar de eso que llevaba a los clientes a la cama de cada una de ellas. Aunque su ofrecimiento iba con toda buena voluntad, había dudado que fuese aceptado por la joven así que escuchar que deseaba aprender le hizo abrir los ojos más de lo normal y dejar de sonreír.
– Vaya, una joven dispuesta a conocer de que se trata verdaderamente el mundo en el que vivimos; de eso no tienes que disculparte siempre es agradable saber que existen personas comprometidas con lo que aquí hacemos – la sonrisa volvió a aparecer en sus labios, pero esta vez era una mucho más juguetona – Leonora es tu modelo a seguir – sin ningún recato recorrió con la mirada el cuerpo de la prostituta – Pues tienes mucho mejor cuerpo que ella, tu cara luce más inocente y eso es una gran ventaja; no sé para que quieres seguir a Leonora si tu puedes ser mucho mejor que ella – decía aquello porque estaba seguro de que si Sweet se decidía, podía tener a cualquier hombre comiendo de la palma de su mano, atrayendo a clientes por montones y quien sabía, quizás incluso a todos los prostitutos de aquel lugar, incluido él mismo. Una vez que ese pensamiento cruzo su mente, observo fijamente a la prostituta – Yo puedo enseñarte tanto como quieras Sweet, eso si no te molesta que sea quien comparte la cama con tu modelo a seguir – termino de decir aquello y se acerco mucho más a ella – te aseguro que nos puede ir muy bien – susurró cerca del oído de la joven, usando ese encanto que sabía poseía para seducir a las mujeres.
Ante su mirada la prostituta se apresuro a cerrar la puerta, poniendo de esa manera una barrera entre ellos y la agotada Leonora; todo antes de hacer una petición a Ryley.
– De mi parte puedo prometerte que no diré nada, el problema es que – soltó una risita divertida, mientras levantaba la mirada de la joven que aún se hallaba en el suelo y notaba que algunos otros empleados les observaban por las puertas entre abiertas de las demás habitaciones – no somos los únicos que sabemos de esta situación, así que es muy probable que Leonora termine por enterarse de lo ocurrido – pensar que eso no iba a pasar era jugar a ser un par de ingenuos – aunque si te hace sentir más tranquila, mis labios están completamente sellados – después de esas palabras, guiño un ojo a la joven.
Sus manos aún esperaban por las de ella y una vez que logro sentir las manos femeninas sujetarse a la suyas, le ayudo a ponerse de pie. La voz de Sweet y su impaciencia le hizo volver a sonreír; estar cerca de aquella joven era verdaderamente sencillo y eso era algo agradable; hasta notar los ojos femeninos sobre los suyos le gustaba.
El ofrecimiento para si Sweet deseaba aprender algo más era completamente sincero, además de que no podía negar que todas sus compañeras femeninas en el burdel eran preciosas y la rubia aquella no era la excepción. Para Ryley era todo un placer poder estar en compañía de alguna de ellas y de gozar de eso que llevaba a los clientes a la cama de cada una de ellas. Aunque su ofrecimiento iba con toda buena voluntad, había dudado que fuese aceptado por la joven así que escuchar que deseaba aprender le hizo abrir los ojos más de lo normal y dejar de sonreír.
– Vaya, una joven dispuesta a conocer de que se trata verdaderamente el mundo en el que vivimos; de eso no tienes que disculparte siempre es agradable saber que existen personas comprometidas con lo que aquí hacemos – la sonrisa volvió a aparecer en sus labios, pero esta vez era una mucho más juguetona – Leonora es tu modelo a seguir – sin ningún recato recorrió con la mirada el cuerpo de la prostituta – Pues tienes mucho mejor cuerpo que ella, tu cara luce más inocente y eso es una gran ventaja; no sé para que quieres seguir a Leonora si tu puedes ser mucho mejor que ella – decía aquello porque estaba seguro de que si Sweet se decidía, podía tener a cualquier hombre comiendo de la palma de su mano, atrayendo a clientes por montones y quien sabía, quizás incluso a todos los prostitutos de aquel lugar, incluido él mismo. Una vez que ese pensamiento cruzo su mente, observo fijamente a la prostituta – Yo puedo enseñarte tanto como quieras Sweet, eso si no te molesta que sea quien comparte la cama con tu modelo a seguir – termino de decir aquello y se acerco mucho más a ella – te aseguro que nos puede ir muy bien – susurró cerca del oído de la joven, usando ese encanto que sabía poseía para seducir a las mujeres.
Ryley Lezarc- Cazador Clase Alta
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
Se tapó la cara con ambas manos y suspiró resignada...
Ya nada podía hacer, solo había tenido ojos para él mas no vio la mirada de los demás compañeros de trabajo que desde las otras habitaciones observaban la situación con curiosidad algunos y otros con cierta gracia también. Al mirar algunos de ellos gritaron algo incomprensible. Volvió a Ryley con las mejillas coloradas por la vergüenza que aun le generaba todo en el lugar, mas aun ahora. Abochornada.
La había ayudado a levantarse, estaba ganando un poco mas de valor hasta que la sonrisa se había borrado por la propuesta del prostituto, acaso hablaba en serio o solo se estaba burlando de ella. Lo buscó con seriedad en su rostro. Era real la propuesta?
Por su cara una sonrisa perversa la convenció de que así podía ser, la mirada de el destilaba lujuria y las piernas de ella se aflojaron de pronto con una suave sensación de cosquilleo.
Controlate, controlate! se buscó dominar en su interior. Respiró y tomó con ello el aire con cierto coraje.
- Ryley, yo.. que mas podría pedir de ti que tu tiempo. No cuento con demasiado dinero pero podría trabajar mas para tomar clases contigo y que me enseñes - comentó ella con ese tono aniñado involuntario. Estaba desconcertada por la descripción que había dado de ella. Notó un potencial totalmente errado. Obviamente Leonora era la mejor de todas las putas allí y él era el mejor dentro de lo que los hombres podían afirmar, pagaban muy bien por una noche con él. Sentía que estaba a punto de estallar y sentía ademas fiebre en las mejillas.
- Esteee... debe de ser raro no? Esto de relacionarse con compañeros... - preguntó con curiosidad rascándose la nuca, aun le sonaba de lo mas raro entre gente que vivían juntos en el burdel o pasaban varias horas juntos allí trabajando. Pero eso no la desanimaba, tenia cierto recelo por saber que iba a decir Leonora sobre ello. Tenia sus reservas pero no pensaba volverse atrás ahora. Quizá esta fuera su ultima opción para aprender con gente que sabe del tema.
Tomó aire y volvió a enfrentarse a su mirada, ahora mucho mas cerca de ella en cuerpo presente, tanto que podía sentir su fragancia y le gustaba -Bien! - subió un poco el tono para descargar la tensión que había en ella ocasionada solo por su presencia, nunca se hubiera imaginado tal propuesta y quería volver a su habitación, encerrarse allí y sonreirle como una idiota al almohadón. Era una cría, se sonrojaba al pensarlo - Cuando podríamos empezar? Crees que conviene que le comente a Leonora primero? -
Ya nada podía hacer, solo había tenido ojos para él mas no vio la mirada de los demás compañeros de trabajo que desde las otras habitaciones observaban la situación con curiosidad algunos y otros con cierta gracia también. Al mirar algunos de ellos gritaron algo incomprensible. Volvió a Ryley con las mejillas coloradas por la vergüenza que aun le generaba todo en el lugar, mas aun ahora. Abochornada.
La había ayudado a levantarse, estaba ganando un poco mas de valor hasta que la sonrisa se había borrado por la propuesta del prostituto, acaso hablaba en serio o solo se estaba burlando de ella. Lo buscó con seriedad en su rostro. Era real la propuesta?
Por su cara una sonrisa perversa la convenció de que así podía ser, la mirada de el destilaba lujuria y las piernas de ella se aflojaron de pronto con una suave sensación de cosquilleo.
Controlate, controlate! se buscó dominar en su interior. Respiró y tomó con ello el aire con cierto coraje.
- Ryley, yo.. que mas podría pedir de ti que tu tiempo. No cuento con demasiado dinero pero podría trabajar mas para tomar clases contigo y que me enseñes - comentó ella con ese tono aniñado involuntario. Estaba desconcertada por la descripción que había dado de ella. Notó un potencial totalmente errado. Obviamente Leonora era la mejor de todas las putas allí y él era el mejor dentro de lo que los hombres podían afirmar, pagaban muy bien por una noche con él. Sentía que estaba a punto de estallar y sentía ademas fiebre en las mejillas.
- Esteee... debe de ser raro no? Esto de relacionarse con compañeros... - preguntó con curiosidad rascándose la nuca, aun le sonaba de lo mas raro entre gente que vivían juntos en el burdel o pasaban varias horas juntos allí trabajando. Pero eso no la desanimaba, tenia cierto recelo por saber que iba a decir Leonora sobre ello. Tenia sus reservas pero no pensaba volverse atrás ahora. Quizá esta fuera su ultima opción para aprender con gente que sabe del tema.
Tomó aire y volvió a enfrentarse a su mirada, ahora mucho mas cerca de ella en cuerpo presente, tanto que podía sentir su fragancia y le gustaba -Bien! - subió un poco el tono para descargar la tensión que había en ella ocasionada solo por su presencia, nunca se hubiera imaginado tal propuesta y quería volver a su habitación, encerrarse allí y sonreirle como una idiota al almohadón. Era una cría, se sonrojaba al pensarlo - Cuando podríamos empezar? Crees que conviene que le comente a Leonora primero? -
Sweet Von Teese- Prostituta Clase Baja
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
¿Qué tan inocente y novata podía llegar a ser Sweet? Porque cada una de las palabras que salían de la boca de la rubia le sorprendían cada vez más. El ofrecimiento de Ryley no había sido absolutamente por nada relacionado con dinero, sino más bien con la curiosidad que le despertaba ella y que desde hacía ya un buen tiempo, no despertaba ninguna de sus compañeras. Leonora había sido la ultima en provocarle aquello y con aquella castaña ya llevaba un buen tiempo. Tras escucharle decir que trabajaría mucho más duro para poder tomar clases con él, el prostituto rió nuevamente.
– En ningún momento hemos estado hablando de dinero Sweet,, ayudarte ha sido un ofrecimiento enteramente mío que no deberás compensar con nada, bueno, solo con tu compañía – Ryley tenía también que atender a sus clientas pero entre todo eso era perfectamente capaz de hacerse un tiempo para ayudar a la rubia, quien parecía necesitarle mucho más que cualquiera de sus clientas y todo porque aún carecía de los conocimientos para usar su encanto natural. Muchas de las prostitutas debían fingir, ser alguien que no eran para atraer la atención de los hombres y sin embargo Sweet, había logrado embelesar a muchos sin darse cuenta siquiera de lo que hacía por eso era que él se encontraba seguro de que apenas un ligero empujón le sería suficiente a la rubia como para terminar desplazando a Leonora.
– Te parece raro porque apenas vas iniciando, de hecho a todos nos lo parece al inicio pero vas acostumbrándote a esto y es mejor que uno de los compañeros te ilustre, siempre nos brindamos apoyo, no solo en ocasiones como esta sino siempre que nos necesitemos – De una manera un tanto retorcida y perversa, todos y cada uno de los servidores sexuales que se encontraban en el burdel, formaban una familia. Ryley siempre había creído que si no se ayudaban y defendían entre ellos, nadie más lo haría. Solo entre ellos eran capaces de entender las necesidades que los orillaban a tomar un trabajo de aquella índole y al parecer, no era el único que pensaba de esa manera – Así que no debes ponerte nerviosa y tomar todo esto lo más natural posible – decía el prostituto, levantando una de sus manos y acariciando suavemente el brazo de Sweet; quizás esa no era la mejor manera de tranquilizar a nadie, pero Ryley no buscaba dejarla tranquila.
Le gustaban las reacciones de la rubia, incluso aquellas respuestas llenas de animo que más que nada eran solamente para ella misma darse valentía.
– Esa es la manera en la que debes responder aquí, llena de energía y ganas de aprender cosas nuevas – una sonrisa divertida apareció en sus labios y la respuesta a los cuestionamientos de la prostituta vinieron de manera casi inmediata de los labios de Ryley – Podemos empezar cuando tu quieras, de hecho yo diría que cuanto más pronto mejor – la mano que acariciaba el brazo de Sweet fue hasta la mano de la joven, mano que tomo entre la suya como si eso fuera lo más normal del mundo y para él, lo era – ¿Comentarle a Leonora? – le miro con cierta extrañeza – Pero Sweet, yo no le pertenezco a Leonora y no importa lo que ella sepa o no. Los momentos que pasemos juntos serán solamente nuestros y ella va a enterarse pero no es necesario que le comentes nada – y tras decir esas palabras volvió a sonreírle – Entonces… ¿Vamos a tu habitación? De esa manera podemos ir adelantando conocimientos – y podía sonar sumamente descarado después de que le vieran salir de la habitación de otra de sus compañeras, pero simplemente Ryley no podía contenerse de disfrutar de su trabajo y menos de los beneficios que le traía.
– En ningún momento hemos estado hablando de dinero Sweet,, ayudarte ha sido un ofrecimiento enteramente mío que no deberás compensar con nada, bueno, solo con tu compañía – Ryley tenía también que atender a sus clientas pero entre todo eso era perfectamente capaz de hacerse un tiempo para ayudar a la rubia, quien parecía necesitarle mucho más que cualquiera de sus clientas y todo porque aún carecía de los conocimientos para usar su encanto natural. Muchas de las prostitutas debían fingir, ser alguien que no eran para atraer la atención de los hombres y sin embargo Sweet, había logrado embelesar a muchos sin darse cuenta siquiera de lo que hacía por eso era que él se encontraba seguro de que apenas un ligero empujón le sería suficiente a la rubia como para terminar desplazando a Leonora.
– Te parece raro porque apenas vas iniciando, de hecho a todos nos lo parece al inicio pero vas acostumbrándote a esto y es mejor que uno de los compañeros te ilustre, siempre nos brindamos apoyo, no solo en ocasiones como esta sino siempre que nos necesitemos – De una manera un tanto retorcida y perversa, todos y cada uno de los servidores sexuales que se encontraban en el burdel, formaban una familia. Ryley siempre había creído que si no se ayudaban y defendían entre ellos, nadie más lo haría. Solo entre ellos eran capaces de entender las necesidades que los orillaban a tomar un trabajo de aquella índole y al parecer, no era el único que pensaba de esa manera – Así que no debes ponerte nerviosa y tomar todo esto lo más natural posible – decía el prostituto, levantando una de sus manos y acariciando suavemente el brazo de Sweet; quizás esa no era la mejor manera de tranquilizar a nadie, pero Ryley no buscaba dejarla tranquila.
Le gustaban las reacciones de la rubia, incluso aquellas respuestas llenas de animo que más que nada eran solamente para ella misma darse valentía.
– Esa es la manera en la que debes responder aquí, llena de energía y ganas de aprender cosas nuevas – una sonrisa divertida apareció en sus labios y la respuesta a los cuestionamientos de la prostituta vinieron de manera casi inmediata de los labios de Ryley – Podemos empezar cuando tu quieras, de hecho yo diría que cuanto más pronto mejor – la mano que acariciaba el brazo de Sweet fue hasta la mano de la joven, mano que tomo entre la suya como si eso fuera lo más normal del mundo y para él, lo era – ¿Comentarle a Leonora? – le miro con cierta extrañeza – Pero Sweet, yo no le pertenezco a Leonora y no importa lo que ella sepa o no. Los momentos que pasemos juntos serán solamente nuestros y ella va a enterarse pero no es necesario que le comentes nada – y tras decir esas palabras volvió a sonreírle – Entonces… ¿Vamos a tu habitación? De esa manera podemos ir adelantando conocimientos – y podía sonar sumamente descarado después de que le vieran salir de la habitación de otra de sus compañeras, pero simplemente Ryley no podía contenerse de disfrutar de su trabajo y menos de los beneficios que le traía.
Ryley Lezarc- Cazador Clase Alta
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
Intentó respirar profundamente buscando que Ryley no lo notara y soltando el aire lentamente. Aun no se lo creía, no habia visto este mundo en los meses que llevaba en el burdel y se le daba como algo prohibido y por ello exitante.
La prostituta asintió a sus palabras cabisbaja por haberle ofrecido un pago cuando él lo iba a haceer solo como una marca de compañerismo y sonó mal al preguntarselo de tal forma, pero él no parecia haberlo tomado a mal, por suerte contaba con su comprension. No iba a ponerse nerviosa e iba a tomarlo como lo mas natural del mundo aunque sabia que eso para ella conllevaba algo mas que unas clases, una carica en su brazo que buscaba calmarla era una llamarada de recorria su cuerpo ya sintiendo de antemano los dedos del prostituto sobre su cuerpo. No eran solo unas clases para ella.
La propuesta de comentarle a Leonora habia sido iniciativa de su lado moralista, se notaba. Inconcientemente Sweet solo pensaba en ella misma y las posibilidades que tenia con Ryley, sus piernas estaban flotando sobre el piso y creía que no iba a poder moverse de allí, lo tenía muy cerca y sus caricias no hacian mas que avivar la llama que ya estaba encendida desde hacia un tiempo.
¿Ahora? ¿Había dicho ahora?...
Lo pensó o lo soño, solo logró tartamudear un -Si cla- claro... no habría problema - y sin poder contenerse le sonrió, no pensaba que iba a ser tan pronto ni que estuviera ya dispuesto. Su aroma se colaba entre su ropa y esperaba estar lo mas tranquila posible porque no sabia como podia ser en la intimidad con él. Fuera de la cama sus relaciones eran mas tranquilas incluso se la podia ver bastante sumisa e introvertida, pero cambiaba cuando salia ese gato interior ávido de accion. Buscó respuestas a esas conductas y asumió que se debían a su pronto inicio en la vida sexual y los abusos que no sabia lo que eran hasta varios años despues. Pero su familia era muy reservada y esas cosas no se comentaban y morian con las personas que habian sido victimas.
Tomó impulso y rogó porque sus piernas respondieran - Ven vamos - le dijo aun con su mano en la de él conduciendolo a su habitacion en el otro extremo del pasillo sintiendo millones de miradas sobre sus espaldas. Nunca habia hecho esto, se le daba prohibido asi que la adrenalina comenzó a impulsar su cuerpo desde lo mas profundo sintiendo como su corazon latia desbocado ante la idea de tenerlo solo para su disfrute.
Entraron en su territorio, la cama estaba recientemente arreglada con unos cojines y las cortinas descorridas, sobre la mesa de luz habia un libro de kamasutra el cual tomó y mostró a su compañero - Busqué algunas ideas aqui, pero no encontré demasiado ...profesor - dijo y fijó su vista en la de él comenzando a bromear un poco para relajarse un poco. De todas formas eso es lo que iba a ser ... y su tono al decir profesor habia sonado aniñado, siendo ésta de momento su unica arma de seduccion con la que se sabia acreedora. Su mirada aniñada y su cuerpo gentil y pequeño le daban los rasgos de la niña que era aunque lejos de ello estaba a pesar de sus 16 años.
La prostituta asintió a sus palabras cabisbaja por haberle ofrecido un pago cuando él lo iba a haceer solo como una marca de compañerismo y sonó mal al preguntarselo de tal forma, pero él no parecia haberlo tomado a mal, por suerte contaba con su comprension. No iba a ponerse nerviosa e iba a tomarlo como lo mas natural del mundo aunque sabia que eso para ella conllevaba algo mas que unas clases, una carica en su brazo que buscaba calmarla era una llamarada de recorria su cuerpo ya sintiendo de antemano los dedos del prostituto sobre su cuerpo. No eran solo unas clases para ella.
La propuesta de comentarle a Leonora habia sido iniciativa de su lado moralista, se notaba. Inconcientemente Sweet solo pensaba en ella misma y las posibilidades que tenia con Ryley, sus piernas estaban flotando sobre el piso y creía que no iba a poder moverse de allí, lo tenía muy cerca y sus caricias no hacian mas que avivar la llama que ya estaba encendida desde hacia un tiempo.
¿Ahora? ¿Había dicho ahora?...
Lo pensó o lo soño, solo logró tartamudear un -Si cla- claro... no habría problema - y sin poder contenerse le sonrió, no pensaba que iba a ser tan pronto ni que estuviera ya dispuesto. Su aroma se colaba entre su ropa y esperaba estar lo mas tranquila posible porque no sabia como podia ser en la intimidad con él. Fuera de la cama sus relaciones eran mas tranquilas incluso se la podia ver bastante sumisa e introvertida, pero cambiaba cuando salia ese gato interior ávido de accion. Buscó respuestas a esas conductas y asumió que se debían a su pronto inicio en la vida sexual y los abusos que no sabia lo que eran hasta varios años despues. Pero su familia era muy reservada y esas cosas no se comentaban y morian con las personas que habian sido victimas.
Tomó impulso y rogó porque sus piernas respondieran - Ven vamos - le dijo aun con su mano en la de él conduciendolo a su habitacion en el otro extremo del pasillo sintiendo millones de miradas sobre sus espaldas. Nunca habia hecho esto, se le daba prohibido asi que la adrenalina comenzó a impulsar su cuerpo desde lo mas profundo sintiendo como su corazon latia desbocado ante la idea de tenerlo solo para su disfrute.
Entraron en su territorio, la cama estaba recientemente arreglada con unos cojines y las cortinas descorridas, sobre la mesa de luz habia un libro de kamasutra el cual tomó y mostró a su compañero - Busqué algunas ideas aqui, pero no encontré demasiado ...profesor - dijo y fijó su vista en la de él comenzando a bromear un poco para relajarse un poco. De todas formas eso es lo que iba a ser ... y su tono al decir profesor habia sonado aniñado, siendo ésta de momento su unica arma de seduccion con la que se sabia acreedora. Su mirada aniñada y su cuerpo gentil y pequeño le daban los rasgos de la niña que era aunque lejos de ello estaba a pesar de sus 16 años.
Sweet Von Teese- Prostituta Clase Baja
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
No existían limites en aquel lugar. La vida y todo cuanto se hacía dentro del burdel era parte de otro mundo completamente diferente, uno donde no existían los limites reales, solo los que cada uno estuviese dispuesto a trazar. Por parte de Ryley, los limites eran inexistentes. Su hermana Vanesa sabía a la perfección a lo que se dedicaba su hermano y aunque en un inicio no estuvo muy contenta de saberlo, acepto que aquello era algo en lo que se ganaba bien y que además, ese trabajo volvía feliz a su hermano. Siendo pues su hermana la única que le importaba y quien más le apoyaba en todo, el prostituto no temía hacer tanto como quería.
Después de haber dejado algunas cosas claras con Sweet, fue que se lanzo directo a lo que deseaba, a irse con ella y demostrarle que con suficiente practica podía ser mucho mejor que Leonora y cualquier otra mujer que mostrara su cara por el burdel. Aquella joven era una tentación para cualquiera y por eso era que Ryley planeaba seducirle y no dejarle escapar de él jamás. Con una sonrisa en el rostro y sin dejar de mirarle, esperaba una respuesta de parte de ella, llegando hasta sus oídos palabras a medias y en un tono más bajo de lo que el prostituto había esperado. Una carcajada divertida salió de los labios de él.
– Así me gusta y es obvio que no tendremos problemas, ya te he dicho que es algo que se hace con regularidad aquí – Volvía a decirle aquello para que Sweet dejara a un lado sus temores – Concéntrate desde este momento solo en nosotros – no quería que nada interviniera entre ambos. Cuando la mano femenina se aferro a la suya y le guió en dirección a su habitación, Ryley le siguió de manera obediente, observando aquella manera en la que ella caminaba y como es que su cuerpo se movía seductoramente al hacerlo.
Apenas cruzaron el umbral al cuarto de Sweet y la prostituta soltó la mano de Ryley, quien cerró la puerta para quedar finalmente los dos a solas, justo como él quería. Los ojos masculinos recorrieron aquel cuarto, mientras que sus pies le acercaban lentamente hasta donde se encontraba la fémina, quien no demoró en mostrarle un libro. Una sonrisa divertida le fue dedicada a Sweet y el libro abandono la mano femenina.
– Interesante material de lectura el que tienes– su vista fue del libro a la joven quien le miraba como si no supiera que era lo que estaban haciendo en aquella habitación, algo que definitivamente ayudaba a seducir a cualquier hombre – no has encontrado demasiado porque esto no se aprende leyéndolo – dijo antes de dejar el libro en la mesa, aprovechando eso para que la distancia entre ambos terminara por desaparecer casi por completo – esas cosas se aprenden con la práctica – dijo aquello antes de acercarse y besarle como si su vida dependiera de ello. Decir que no había deseado hacerlo desde la primera vez que la vio hubiera sido una mentira, así que teniéndole tan cerca como en esos momentos, iba a aprovechar cada segundo para disfrutarle en todos los sentidos.
Después de haber dejado algunas cosas claras con Sweet, fue que se lanzo directo a lo que deseaba, a irse con ella y demostrarle que con suficiente practica podía ser mucho mejor que Leonora y cualquier otra mujer que mostrara su cara por el burdel. Aquella joven era una tentación para cualquiera y por eso era que Ryley planeaba seducirle y no dejarle escapar de él jamás. Con una sonrisa en el rostro y sin dejar de mirarle, esperaba una respuesta de parte de ella, llegando hasta sus oídos palabras a medias y en un tono más bajo de lo que el prostituto había esperado. Una carcajada divertida salió de los labios de él.
– Así me gusta y es obvio que no tendremos problemas, ya te he dicho que es algo que se hace con regularidad aquí – Volvía a decirle aquello para que Sweet dejara a un lado sus temores – Concéntrate desde este momento solo en nosotros – no quería que nada interviniera entre ambos. Cuando la mano femenina se aferro a la suya y le guió en dirección a su habitación, Ryley le siguió de manera obediente, observando aquella manera en la que ella caminaba y como es que su cuerpo se movía seductoramente al hacerlo.
Apenas cruzaron el umbral al cuarto de Sweet y la prostituta soltó la mano de Ryley, quien cerró la puerta para quedar finalmente los dos a solas, justo como él quería. Los ojos masculinos recorrieron aquel cuarto, mientras que sus pies le acercaban lentamente hasta donde se encontraba la fémina, quien no demoró en mostrarle un libro. Una sonrisa divertida le fue dedicada a Sweet y el libro abandono la mano femenina.
– Interesante material de lectura el que tienes– su vista fue del libro a la joven quien le miraba como si no supiera que era lo que estaban haciendo en aquella habitación, algo que definitivamente ayudaba a seducir a cualquier hombre – no has encontrado demasiado porque esto no se aprende leyéndolo – dijo antes de dejar el libro en la mesa, aprovechando eso para que la distancia entre ambos terminara por desaparecer casi por completo – esas cosas se aprenden con la práctica – dijo aquello antes de acercarse y besarle como si su vida dependiera de ello. Decir que no había deseado hacerlo desde la primera vez que la vio hubiera sido una mentira, así que teniéndole tan cerca como en esos momentos, iba a aprovechar cada segundo para disfrutarle en todos los sentidos.
Última edición por Ryley Lezarc el Dom Dic 06, 2015 10:13 pm, editado 1 vez
Ryley Lezarc- Cazador Clase Alta
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
Se había mostrado reticente en un principio, quizá por vergüenza, pudor o algo así si es que eso cabía en las descripciones de una puta que incluso había tenido sexo con uno de sus primos.
Coincidió en sentir que era Ryley la razón de la demora en tomar esa decisión y llevarla adelante, aun no sabía cómo iba a ser después, cómo saludarlo al otro día, qué decirle después que eso pasara, como saludara a Leo… aun era muy pronto para ello. Su compañero tenia la sencillez de quien sabe exactamente lo que hace, una confianza en sí mismo envidiable para cualquiera y además contaba con eso que bloqueaba a cualquier mujer que eran las palabras correctas en el momento indicado. Si había algo que la llevara mas allá, eso era una voz dulce en susurros, era miel en sus oídos.
Él era más alto que ella , por lo que apenas se acercó tuvo que elevar la mirada para ver sus ojos y no perderse en una fotografía de su cuerpo perfecto. Ryley aprovechó el momento y en un arrebato terminó por besarla. No fue una sorpresa para Sweet, que automáticamente se aferró a su cuerpo por detrás recorriéndolo por la espalda sintiendo su fortaleza. Le encantaba resistirse un poco, siempre lo hacía, porque esto sembraba la semilla de la lujuria que no se demoraba en dar sus frutos y estos habían comprobado que eran mucho mejores si ella como mujer que era ofrecía una considerable resistencia. Inmiscuyó sus dedos entre las ropas de él para llegar a su cintura. Su piel era cálida y suave, podía sentir la fragancia viva en sus labios. Devolvió ese beso con la misma intensidad que él le había dado y se dejó besar el cuello también entregándose por completo a esas sensaciones que le provocaba. Su corazón no dejaba de latir desbocado mientras este la recorría haciendo que se pierda poco a poco esa tensión que se había generado en ellos dos.
Ya con más confianza y anhelo lo condujo hasta la cama, y dejándolo allí tendido, dejó de besarlo solo para poder tomar distancia y quitarse el corset que la aprisionaba y quedar en ropa interior, su cuerpo volvió a apoyarse sobre él a horcajadas para besarlo esta vez desde arriba.
- Bien ¿Cuál es la primera lección de hoy? – preguntó con una pequeña sonrisa en su rostro, se regocijó de ver como este recorría su cuerpo con una mirada sagaz.
Coincidió en sentir que era Ryley la razón de la demora en tomar esa decisión y llevarla adelante, aun no sabía cómo iba a ser después, cómo saludarlo al otro día, qué decirle después que eso pasara, como saludara a Leo… aun era muy pronto para ello. Su compañero tenia la sencillez de quien sabe exactamente lo que hace, una confianza en sí mismo envidiable para cualquiera y además contaba con eso que bloqueaba a cualquier mujer que eran las palabras correctas en el momento indicado. Si había algo que la llevara mas allá, eso era una voz dulce en susurros, era miel en sus oídos.
Él era más alto que ella , por lo que apenas se acercó tuvo que elevar la mirada para ver sus ojos y no perderse en una fotografía de su cuerpo perfecto. Ryley aprovechó el momento y en un arrebato terminó por besarla. No fue una sorpresa para Sweet, que automáticamente se aferró a su cuerpo por detrás recorriéndolo por la espalda sintiendo su fortaleza. Le encantaba resistirse un poco, siempre lo hacía, porque esto sembraba la semilla de la lujuria que no se demoraba en dar sus frutos y estos habían comprobado que eran mucho mejores si ella como mujer que era ofrecía una considerable resistencia. Inmiscuyó sus dedos entre las ropas de él para llegar a su cintura. Su piel era cálida y suave, podía sentir la fragancia viva en sus labios. Devolvió ese beso con la misma intensidad que él le había dado y se dejó besar el cuello también entregándose por completo a esas sensaciones que le provocaba. Su corazón no dejaba de latir desbocado mientras este la recorría haciendo que se pierda poco a poco esa tensión que se había generado en ellos dos.
Ya con más confianza y anhelo lo condujo hasta la cama, y dejándolo allí tendido, dejó de besarlo solo para poder tomar distancia y quitarse el corset que la aprisionaba y quedar en ropa interior, su cuerpo volvió a apoyarse sobre él a horcajadas para besarlo esta vez desde arriba.
- Bien ¿Cuál es la primera lección de hoy? – preguntó con una pequeña sonrisa en su rostro, se regocijó de ver como este recorría su cuerpo con una mirada sagaz.
Sweet Von Teese- Prostituta Clase Baja
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
La relación con su actual amante Leonora era bastante agradable. Ambos obtenían lo que deseaban, se complementaban de una manera increíble y aunque parecía ser una relación de gran seriedad ante los ojos de sus compañeros del burdel, la realidad era que para Leonora, Ryley era solo el hombre que le cumplía los caprichos y con quien pasaba un buen rato. Fue quizás la certeza de saber que nunca sería para Leonora más que un compañero de cama lo que empujo al Ende a hacer una proposición tan repentina a Sweet, proposición que ahora les dejaba a solas en el cuarto de la fémina y con miles de teorías por parte de los compañeros que les vieron desaparecer dentro de aquella habitación.
No existía en aquella habitación más material de estudio que los cuerpos de ambos, aspecto que fue dejado en claro en el momento en que el Ende tomó un libro que resultaba completamente inútil y lo coloco en la mesita de noche de Sweet, ocasionando al hacerlo que ambos cuerpos se encontraran mucho más cerca de lo que hasta aquellos momentos habían estado. Incitado por el agradable aroma que Sweet despedía, esa mirada de pureza y los deseos reprimidos por ella, Ryley terminó por besarle con desespero, acercando el cuerpo de la prostituta al suyo tanto como era posible y siendo en ese momento las ropas que ambos llevaban un simple estorbo para la finalidad que ambos tenían en mente.
Las delicadas manos femeninas recorrían su cuerpo, el beso era respondido con la misma intensidad con que él lo daba y eso solo sirvió para encender más la llama del deseo en Ryley, quien se dejó guiar hasta la cama, no sin dejar de admirar la delicadeza del cuerpo de Sweet. La aparente debilidad del cuerpo de la prostituta era algo que también agradaba al Ende y el sentir aquel novedoso cuerpo sobre él fue un despertar a nuevas sensaciones.
Cuando todo en tu vida era dar y recibir placer, regularmente sucedía que te acoplabas a las cosas, sabías que iba a suceder y de un momento a otro se llegaba a ese punto donde se perdía completamente el interés. Leonora había sido una novedad que generó interés en su momento pero la relación iba deteriorándose poco a poco y al tener a Sweet con aquella cara de no romper ni un solo plato y sus manos recorriendo el cuerpo masculino y sus labios besando los del cortesano, Ryley supo que se convertiría en algo más que el encuentro de una sola noche. Regocijándose con aquella idea, las manos del prostituto fueron a los muslos de su compañera de cama para luego pasar a las caderas femeninas.
– Resistencia – una sonrisa ilumino el rostro de Ryley – Vamos a ver que tanto puedes resistir Sweet – y de un ágil movimiento, los papeles se invirtieron y el prostituto quedo sobre el cuerpo de su acompañante, aprovechando aquella situación dejo su torso desnudo para después inclinarse, recorriendo lentamente parte de la piel de Sweet con su lengua, desde el vientre y hasta detenerse en su cuello – ¿Te parece esa idea? – susurró en el oído femenino. Sujeto entonces las manos de la prostituta para llevarlas por sobre la cabeza de la fémina y mordió su labio inferior antes de volver a hablar – pero primero hace falta que desaparezca toda la ropa – soltó las manos femeninas entonces, todo para deslizar las suyas camino hasta la ropa interior de la prostituta, ropa que se encargaría de pronto hacer desaparecer.
No existía en aquella habitación más material de estudio que los cuerpos de ambos, aspecto que fue dejado en claro en el momento en que el Ende tomó un libro que resultaba completamente inútil y lo coloco en la mesita de noche de Sweet, ocasionando al hacerlo que ambos cuerpos se encontraran mucho más cerca de lo que hasta aquellos momentos habían estado. Incitado por el agradable aroma que Sweet despedía, esa mirada de pureza y los deseos reprimidos por ella, Ryley terminó por besarle con desespero, acercando el cuerpo de la prostituta al suyo tanto como era posible y siendo en ese momento las ropas que ambos llevaban un simple estorbo para la finalidad que ambos tenían en mente.
Las delicadas manos femeninas recorrían su cuerpo, el beso era respondido con la misma intensidad con que él lo daba y eso solo sirvió para encender más la llama del deseo en Ryley, quien se dejó guiar hasta la cama, no sin dejar de admirar la delicadeza del cuerpo de Sweet. La aparente debilidad del cuerpo de la prostituta era algo que también agradaba al Ende y el sentir aquel novedoso cuerpo sobre él fue un despertar a nuevas sensaciones.
Cuando todo en tu vida era dar y recibir placer, regularmente sucedía que te acoplabas a las cosas, sabías que iba a suceder y de un momento a otro se llegaba a ese punto donde se perdía completamente el interés. Leonora había sido una novedad que generó interés en su momento pero la relación iba deteriorándose poco a poco y al tener a Sweet con aquella cara de no romper ni un solo plato y sus manos recorriendo el cuerpo masculino y sus labios besando los del cortesano, Ryley supo que se convertiría en algo más que el encuentro de una sola noche. Regocijándose con aquella idea, las manos del prostituto fueron a los muslos de su compañera de cama para luego pasar a las caderas femeninas.
– Resistencia – una sonrisa ilumino el rostro de Ryley – Vamos a ver que tanto puedes resistir Sweet – y de un ágil movimiento, los papeles se invirtieron y el prostituto quedo sobre el cuerpo de su acompañante, aprovechando aquella situación dejo su torso desnudo para después inclinarse, recorriendo lentamente parte de la piel de Sweet con su lengua, desde el vientre y hasta detenerse en su cuello – ¿Te parece esa idea? – susurró en el oído femenino. Sujeto entonces las manos de la prostituta para llevarlas por sobre la cabeza de la fémina y mordió su labio inferior antes de volver a hablar – pero primero hace falta que desaparezca toda la ropa – soltó las manos femeninas entonces, todo para deslizar las suyas camino hasta la ropa interior de la prostituta, ropa que se encargaría de pronto hacer desaparecer.
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
Supo de inmediato que el libro no serviría mas que como apoya vasos, era una pena… para el libro.
Su respiración se agitaba con cada beso y el sentir el cuerpo de Ryley pegado al de ella no colaboraba demasiado. El sentimiento de prohibido generaba esa intensidad en el medio. Las prácticas comunes en el lugar no eran algo que Sweet tenía como propias y por ello esto tenía un tinte mucho mas erótico que otras relaciones. El sentimiento de engaño estaba latente en medio, el fin no era ninguno y eso la hacía sentirse aun mas puta de lo que era con los clientes.
El calor del cuerpo de él bajo sus piernas le agradaba, hasta que todo se invirtió y él terminó por quitarse la parte superior de la ropa dejándola frente a un espectáculo envidiable del cual no se resistió a tocarlo para sentir que eso era real y sus dedos recorrieron su duro torso.
El cuerpo del hombre sobre ella presionaba sus caderas contra la cama, el acolchado era suave y podía sentirlo en los muslos, su boca comenzó a describir círculos en su vientre que automáticamente se encendió como una fogata con el alcohol. No podía detenerlo, sus dedos se enlazaron en sus finos cabellos rubios mientras su cuerpo se contorneaba en base al movimiento de su lengua sobre su cintura.
Sus manos fueron hábilmente controladas luego, posándolas sobre su cabeza en una prueba de resistencia. Si se trataba de un cliente asiduo no había forma de negar que podría superar esa prueba con creces, en el caso del Ende, solo pretendía mantenerse a la raya del avance de este sin estallar en gemidos antes que esta comenzara. Las expectativas que tenia puesta en ese hombre eran enormes además de ser alguien totalmente sensual en sus gestos lo imaginaba de la misma forma en la cama y la demora en esa entrega la volvía loca por dentro por mucho que evitara mostrarse de tal forma, su arrebato no hacia mas que confirmar que se sentía atraída por el hombre que ahora la dominaba por completo. Internamente el fuego no hacia mas que propagarse desde sus zonas mas sensibles hacia las extremidades causándole algunos escalofríos.
- No creo que pueda resistir mucho de esta forma Ryley… - comentó con voz felina, disfrutando de los juegos que este le planteaba y a los que estaba totalmente de acuerdo en ser partícipe.
“Toda la ropa “, aun permanecía algo vestida, él nunca la había visto desnuda y ella tampoco a él. ¿Qué encontraría bajo esas ropas? Solo esperaba gritar poco esa noche. No sea cosa de alertar de esa forma a todo el burdel de sus clases privadas. Ende parecía tener otras ideas…
Su respiración se agitaba con cada beso y el sentir el cuerpo de Ryley pegado al de ella no colaboraba demasiado. El sentimiento de prohibido generaba esa intensidad en el medio. Las prácticas comunes en el lugar no eran algo que Sweet tenía como propias y por ello esto tenía un tinte mucho mas erótico que otras relaciones. El sentimiento de engaño estaba latente en medio, el fin no era ninguno y eso la hacía sentirse aun mas puta de lo que era con los clientes.
El calor del cuerpo de él bajo sus piernas le agradaba, hasta que todo se invirtió y él terminó por quitarse la parte superior de la ropa dejándola frente a un espectáculo envidiable del cual no se resistió a tocarlo para sentir que eso era real y sus dedos recorrieron su duro torso.
El cuerpo del hombre sobre ella presionaba sus caderas contra la cama, el acolchado era suave y podía sentirlo en los muslos, su boca comenzó a describir círculos en su vientre que automáticamente se encendió como una fogata con el alcohol. No podía detenerlo, sus dedos se enlazaron en sus finos cabellos rubios mientras su cuerpo se contorneaba en base al movimiento de su lengua sobre su cintura.
Sus manos fueron hábilmente controladas luego, posándolas sobre su cabeza en una prueba de resistencia. Si se trataba de un cliente asiduo no había forma de negar que podría superar esa prueba con creces, en el caso del Ende, solo pretendía mantenerse a la raya del avance de este sin estallar en gemidos antes que esta comenzara. Las expectativas que tenia puesta en ese hombre eran enormes además de ser alguien totalmente sensual en sus gestos lo imaginaba de la misma forma en la cama y la demora en esa entrega la volvía loca por dentro por mucho que evitara mostrarse de tal forma, su arrebato no hacia mas que confirmar que se sentía atraída por el hombre que ahora la dominaba por completo. Internamente el fuego no hacia mas que propagarse desde sus zonas mas sensibles hacia las extremidades causándole algunos escalofríos.
- No creo que pueda resistir mucho de esta forma Ryley… - comentó con voz felina, disfrutando de los juegos que este le planteaba y a los que estaba totalmente de acuerdo en ser partícipe.
“Toda la ropa “, aun permanecía algo vestida, él nunca la había visto desnuda y ella tampoco a él. ¿Qué encontraría bajo esas ropas? Solo esperaba gritar poco esa noche. No sea cosa de alertar de esa forma a todo el burdel de sus clases privadas. Ende parecía tener otras ideas…
Sweet Von Teese- Prostituta Clase Baja
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
Para que complicarse la vida estudiando libros, si el verdadero aprendizaje se encontraba en la practica; algo que Ryley había aprendido desde sus empleos anteriores y siendo únicamente comprobado, en aquel burdel. Todas sus compañeras eran de mentalidad sumamente abierta respecto a las relaciones entre ellos y quizás era la inocencia que Sweet transmitía en ese aspecto lo que a él le tentó lo suficiente como para ahora estar recorriéndole el cuerpo con lentitud, en el interior del cuarto de la prostituta. Ella le invitó a ayudarle a descubrir aquel mundo que aún era incapaz de ver y por supuesto, estando sobre el cuerpo femenino, Ryley no podía estar más contento de haber aceptado aquel trato.
Parte de la ropa del prostituto abandono su cuerpo y las manos femeninas recorrieron el torso masculino, provocando en él una sonrisa de satisfacción. Para ser la primera ocasión que Sweet tenía esa clase de contacto con compañeros de trabajo, parecía serle demasiado fácil. La prostituta no fue la única en deleitarse pues rápidamente Ryley comenzó a recorrer aquella esbelta pero bien proporcionada figura, decidiendo en el trayecto que era necesario agregar algo más de diversión a todo el asunto. Con habilidad, observo las expresiones de su compañera de esa noche y le sonrió al escucharla con esa voz tan retadora y juguetona que no se creía capaz resistir demasiado.
– Sweet, ni siquiera hemos comenzado y ya arrojaste la toalla – chasqueo la lengua – yo creo que eres capaz de soportar más de lo que crees – porque si ella pensaba que esa noche se la pondría fácil, estaba equivocada. Estar con ella podía ser una oportunidad única en su estilo y no pensaba desaprovecharla para nada, por el contrario, pensaba demostrar a Sweet que pasar las noches a su lado valdrían completamente la pena.
Prometiendo pues a la prostituta una noche que no podría olvidar fácilmente, Ryley se dirigió a lo que quedaba de ropa en ella, sin perder oportunidad de acariciar cada fragmento disponible de piel en el camino; cuando retiro la parte superior, enfocó después su completa atención a lo único que le impedía ver por completo la figura desnuda de la prostituta. Descendieron entonces sus manos por los costados femeninos hasta la fina prenda que cubría una de las zonas más sensibles de la prostituta, la cual, sujeto y dedicándole una mirada a Sweet, Ryley comenzó a descender sin despegar sus labios de la piel femenina y al hacerlo, retiraba también la prenda que cubría la zona donde él planeaba llegar. Con una sonrisa en el rostro y mirada victoriosa, retiro por completo aquella tela que él consideraba nada más que un estorbo. Observar aquel cuerpo completamente desnudo frente a si provoco que una oleada de deseo y excitación lo recorrieran; con ella a su completa disposición y de aquella manera, podía comprender porque atraía a tantos clientes. La mujer poseía no solo un atractivo casi virginal en sus actitudes, su cuerpo además era una completa tentación, invitando a ser tocado y corrompido de cualquier manera.
Se inclino sobre ella, besando con vehemencia aquellos labios hermosos y sujetando las manos femeninas, las llevó hasta su pantalón, invitando a su compañera a deleitarse también con su cuerpo.
Parte de la ropa del prostituto abandono su cuerpo y las manos femeninas recorrieron el torso masculino, provocando en él una sonrisa de satisfacción. Para ser la primera ocasión que Sweet tenía esa clase de contacto con compañeros de trabajo, parecía serle demasiado fácil. La prostituta no fue la única en deleitarse pues rápidamente Ryley comenzó a recorrer aquella esbelta pero bien proporcionada figura, decidiendo en el trayecto que era necesario agregar algo más de diversión a todo el asunto. Con habilidad, observo las expresiones de su compañera de esa noche y le sonrió al escucharla con esa voz tan retadora y juguetona que no se creía capaz resistir demasiado.
– Sweet, ni siquiera hemos comenzado y ya arrojaste la toalla – chasqueo la lengua – yo creo que eres capaz de soportar más de lo que crees – porque si ella pensaba que esa noche se la pondría fácil, estaba equivocada. Estar con ella podía ser una oportunidad única en su estilo y no pensaba desaprovecharla para nada, por el contrario, pensaba demostrar a Sweet que pasar las noches a su lado valdrían completamente la pena.
Prometiendo pues a la prostituta una noche que no podría olvidar fácilmente, Ryley se dirigió a lo que quedaba de ropa en ella, sin perder oportunidad de acariciar cada fragmento disponible de piel en el camino; cuando retiro la parte superior, enfocó después su completa atención a lo único que le impedía ver por completo la figura desnuda de la prostituta. Descendieron entonces sus manos por los costados femeninos hasta la fina prenda que cubría una de las zonas más sensibles de la prostituta, la cual, sujeto y dedicándole una mirada a Sweet, Ryley comenzó a descender sin despegar sus labios de la piel femenina y al hacerlo, retiraba también la prenda que cubría la zona donde él planeaba llegar. Con una sonrisa en el rostro y mirada victoriosa, retiro por completo aquella tela que él consideraba nada más que un estorbo. Observar aquel cuerpo completamente desnudo frente a si provoco que una oleada de deseo y excitación lo recorrieran; con ella a su completa disposición y de aquella manera, podía comprender porque atraía a tantos clientes. La mujer poseía no solo un atractivo casi virginal en sus actitudes, su cuerpo además era una completa tentación, invitando a ser tocado y corrompido de cualquier manera.
Se inclino sobre ella, besando con vehemencia aquellos labios hermosos y sujetando las manos femeninas, las llevó hasta su pantalón, invitando a su compañera a deleitarse también con su cuerpo.
Ryley Lezarc- Cazador Clase Alta
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
Soltó el aire con placer al escuchar su respuesta. Se volvería loca esa noche. Todas las cosas que sabía de Ryley a través de las palabras de Leonora y de las noches que en secreto los había escuchado, le eran traídas a la mente en forma de estimulo adicional a todos los placeres que parecía impartir de manera absolutamente cruel el prostituto.
Su mirada ya la penetraba, pudo contemplar el momento exacto en que estos ojos se le clavaban seductores al momento de quitarle la única ropa interior que mantenía puesta. Terminado su cometido con creces de dejarla desnuda en la cama se dedicó a contemplarla evaluativo. Ella solo quería disfrutarlo un poco mas. Sus movimientos felinos desacomodaban las sabanas bajo su cuerpo. Lo buscó solo para ver como este volvía a subirse, besándola y tomando sus manos para dirigirla directo a su entrepierna.
Sweet toqueteó la única forma que tenia de saber si estaba complacido con la imagen que tenia frente, o al menos conforme con la aventura que emprendían. Para su fortuna se vio correpondida. Lo besó con una intensidad palpable. Con ambas manos frotó su masculinidad por completo hasta perder la respiración entre medio de sus lenguas entrelazadas.
Estiró la cabeza hacia atrás, liberándose de esa prisión que eran sus besos para respirar como era debido, sus manos soltaron su agarre y fueron directo a sus muslos acercándolos a su entrepierna desnuda, aceptándolo por completo. Estaba extasiada por esos tratos. De los clientes solo recibía embestidas, se había acostumbrado a relaciones fuertes, asi que cuando alguien se mostraba respetuoso con su cuerpo, este parecía recuperar la confianza de una ninfómana.
- Dime que deseas que te haga… terminaré teniendo un orgasmo aquí mismo Ryley… - comentó en su oído con desesperación, el tiempo parecía apremiarla con una pulsión latente en sus zonas erógenas, difícil de controlar.
Su mirada ya la penetraba, pudo contemplar el momento exacto en que estos ojos se le clavaban seductores al momento de quitarle la única ropa interior que mantenía puesta. Terminado su cometido con creces de dejarla desnuda en la cama se dedicó a contemplarla evaluativo. Ella solo quería disfrutarlo un poco mas. Sus movimientos felinos desacomodaban las sabanas bajo su cuerpo. Lo buscó solo para ver como este volvía a subirse, besándola y tomando sus manos para dirigirla directo a su entrepierna.
Sweet toqueteó la única forma que tenia de saber si estaba complacido con la imagen que tenia frente, o al menos conforme con la aventura que emprendían. Para su fortuna se vio correpondida. Lo besó con una intensidad palpable. Con ambas manos frotó su masculinidad por completo hasta perder la respiración entre medio de sus lenguas entrelazadas.
Estiró la cabeza hacia atrás, liberándose de esa prisión que eran sus besos para respirar como era debido, sus manos soltaron su agarre y fueron directo a sus muslos acercándolos a su entrepierna desnuda, aceptándolo por completo. Estaba extasiada por esos tratos. De los clientes solo recibía embestidas, se había acostumbrado a relaciones fuertes, asi que cuando alguien se mostraba respetuoso con su cuerpo, este parecía recuperar la confianza de una ninfómana.
- Dime que deseas que te haga… terminaré teniendo un orgasmo aquí mismo Ryley… - comentó en su oído con desesperación, el tiempo parecía apremiarla con una pulsión latente en sus zonas erógenas, difícil de controlar.
Sweet Von Teese- Prostituta Clase Baja
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
Ryley había aprendido maneras de complacer a las clientas aún sin estar el de humor para el sexo, sin embargo, el prostituto siempre tenía deseos por sus compañeras, esas mujeres que con sus habilidades en la cama eran capaces de hacer que cualquier hombre cayera a sus pies. Ende ya sabía lo que era estar con la mayoría de las chicas que trabajan en el burdel pero Leonora era sin duda alguna la más especial de todas o eso pensó hasta el momento en que sus ojos se posaron sobre la blanca piel de Sweet y sus dedos recorrieron la suavidad de la misma. La rubia aquella a quien deseara en secreto era sin duda alguna más de lo que espero. Observando los ojos femeninos y notando la necesidad escrita en ellos, Ryley supo también porque todos los que pasaban la noche con la rubia decían que era maravillosa y adictiva.
Invitando entonces a la rubia a explorar su cuerpo, Ryley sonrió. Creía el prostituto que como aquella era la primera experiencia de Sweet con un compañero de trabajo actuaría de manera más puritana, pero las caricias ofrecidas por la rubia lo llevaron a darse cuenta de que sin duda alguna Sweet únicamente tenía la cara de un ángel pero el tacto de un demonio. Dejó que ella le tocará tanto como fuera necesario, aumentado eso el deseo del prostituto por el cuerpo femenino. Le besaba con desespero, con la necesidad creciente no únicamente de tocarla sino de estar en ella. Fue de hecho la rubia quien con sus movimientos llevó el cuerpo de Ryley a fundirse con el suyo.
El prostituto disfruto en demasía la manera en que el cuerpo de Sweet lo recibía, la forma tan certera que ella tenía de acoplarse a los movimientos de él y como era capaz de hacerlo olvidarse de todo a su alrededor, algo que aún no era capaz de experimentar con Leonora. Si bien la prostituta de las mascaras le otorgaba noches de sexo fuera de lo convencional, era la rubia con la que estaba ahora quien lograba quitarle el aliento. Un jadeo salió de los labios de Ryley al escuchar la manera tan sensual en que Sweet le susurraba al oído.
– Sorpréndeme – susurró también él en el oído ajeno, solo para después morder suavemente su lóbulo, aferrarse a su cuerpo y girar con ella, quedando entonces el debajo de aquel cuerpo de diosa que Sweet poseía y el cual se veía mucho mejor desde aquella posición. No quería decirle que hacer, quería verla hacer lo que su cuerpo le indicara pues hasta aquellos momentos todo estaba saliendo muy bien y la manera en que ambos cuerpos se movían ejecutando a la perfección aquella placentera danza lo demostraba.
Invitando entonces a la rubia a explorar su cuerpo, Ryley sonrió. Creía el prostituto que como aquella era la primera experiencia de Sweet con un compañero de trabajo actuaría de manera más puritana, pero las caricias ofrecidas por la rubia lo llevaron a darse cuenta de que sin duda alguna Sweet únicamente tenía la cara de un ángel pero el tacto de un demonio. Dejó que ella le tocará tanto como fuera necesario, aumentado eso el deseo del prostituto por el cuerpo femenino. Le besaba con desespero, con la necesidad creciente no únicamente de tocarla sino de estar en ella. Fue de hecho la rubia quien con sus movimientos llevó el cuerpo de Ryley a fundirse con el suyo.
El prostituto disfruto en demasía la manera en que el cuerpo de Sweet lo recibía, la forma tan certera que ella tenía de acoplarse a los movimientos de él y como era capaz de hacerlo olvidarse de todo a su alrededor, algo que aún no era capaz de experimentar con Leonora. Si bien la prostituta de las mascaras le otorgaba noches de sexo fuera de lo convencional, era la rubia con la que estaba ahora quien lograba quitarle el aliento. Un jadeo salió de los labios de Ryley al escuchar la manera tan sensual en que Sweet le susurraba al oído.
– Sorpréndeme – susurró también él en el oído ajeno, solo para después morder suavemente su lóbulo, aferrarse a su cuerpo y girar con ella, quedando entonces el debajo de aquel cuerpo de diosa que Sweet poseía y el cual se veía mucho mejor desde aquella posición. No quería decirle que hacer, quería verla hacer lo que su cuerpo le indicara pues hasta aquellos momentos todo estaba saliendo muy bien y la manera en que ambos cuerpos se movían ejecutando a la perfección aquella placentera danza lo demostraba.
Ryley Lezarc- Cazador Clase Alta
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Re: De Burdeles y Gemidos - Flashback (Ryley +18)
Era verdad que se venia, ya hasta parecía sentir el calor de las velas rozando su cuerpo. Las suaves y profundas embestidas contra su cuerpo la tentaban a mover sus caderas en círculos con el simple fin de satisfacerse mas, Ryley era delicado en todo, era cuidadoso en cada movimiento, y parecía tomar nota de cada posición que a ella le gustaba.
Era envidiable. Tenía mucho que aprender, estaba segura que podía satisfacer a ambos sexos por igual.
Él la subió, sus pechos contraídos se agitaron al sentir su miembro hundirse más profundo en su mojada entrepierna. Con esa tierna mirada nadie podría decir que estaba por tener un orgasmo fuerte. Su cuerpo se tensionaba de sólo sentirlo. Pero aún había más, quería prolongarlo aún mas así este sería más intenso. Unas leves contracciones en su vientre le pedían que se moviera o sucumbiría. Se meneaba sobre las faldas del joven que gemía y pedía ser sorprendido, como si eso fuera posible. Se aferró a si pecho, a sus piernas mientras cabalgaba primero de manera constante y luego más intensa. Sus pechos saltaban y su cabello se agitaba alborotado por su rostro mientras unas gotas de sudor comenzaban a cubrir su cuerpo.
Lo veía venir. Un fuego que se propagaba desde sus partes bajas y se extendía hasta las extremidades, agitándola. Tomó aire y su cuerpo se contrajo, retorciéndose y resistiendo la fuerza de sus piernas en torno a Ryley. Y se estremeció, grito y luego gimió repetidas veces sin poder controlarlo, sus labios se contraían. Su boca encontró la de Ende, y sus movimientos sobre su miembro se ralentizaron mientras sus gemidos llenaban los oídos del prostituto.
- Dame más, por favor. No pares...- dijo intentando mantener su voz a tono. El estaba dispuesto y su cuerpo cosquilleaba por dentro pidiendo más.
Era envidiable. Tenía mucho que aprender, estaba segura que podía satisfacer a ambos sexos por igual.
Él la subió, sus pechos contraídos se agitaron al sentir su miembro hundirse más profundo en su mojada entrepierna. Con esa tierna mirada nadie podría decir que estaba por tener un orgasmo fuerte. Su cuerpo se tensionaba de sólo sentirlo. Pero aún había más, quería prolongarlo aún mas así este sería más intenso. Unas leves contracciones en su vientre le pedían que se moviera o sucumbiría. Se meneaba sobre las faldas del joven que gemía y pedía ser sorprendido, como si eso fuera posible. Se aferró a si pecho, a sus piernas mientras cabalgaba primero de manera constante y luego más intensa. Sus pechos saltaban y su cabello se agitaba alborotado por su rostro mientras unas gotas de sudor comenzaban a cubrir su cuerpo.
Lo veía venir. Un fuego que se propagaba desde sus partes bajas y se extendía hasta las extremidades, agitándola. Tomó aire y su cuerpo se contrajo, retorciéndose y resistiendo la fuerza de sus piernas en torno a Ryley. Y se estremeció, grito y luego gimió repetidas veces sin poder controlarlo, sus labios se contraían. Su boca encontró la de Ende, y sus movimientos sobre su miembro se ralentizaron mientras sus gemidos llenaban los oídos del prostituto.
- Dame más, por favor. No pares...- dijo intentando mantener su voz a tono. El estaba dispuesto y su cuerpo cosquilleaba por dentro pidiendo más.
Sweet Von Teese- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 22/01/2014
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