Diablo Guardián - Privado

Su vida jamás había sido sencilla, curioso y quizás gracioso considerando de dónde provenía: Los gitanos eran considerados un pueblo, una etnia, una tribu o hasta una secta, pero ninguna palabra podía realmente englobar la cultura milenaria que estos cargaban en sus hombros; sus costumbres y/o tradiciones siempre parecían extrañas a ojos ajenos, sus palabras y formas de expresarse no obedecían a idioma o regla predispuesta por la humanidad, hasta su apariencia era muy distinta a cualquiera de las que se tuviese rastro. Siempre se les había inculcado que debían de respetar su pasado, abrazarlo como vestigios de una era gloriosa y mirar hacia el futuro sin perder en el camino parte de su identidad, Los gitanos eran fuertes, independientes, pero por sobre todo, eran indomables, sus espíritus jamás conocían cadenas que pudiesen frenarlos, los límites sólo los imponían ellos mismos, sin importar muchas veces lo que ello costase.

Sevil no se destacaba de entre los demás de su clase, desde pequeño como todo niño había sido instruido en las costumbres, leyendas y forma de vivir de su gente, no era ajeno a ningún tipo de ritual o conmemoración que pudiese existir, al contrario, siempre parecía bastante animado y dispuesto a dejarse moldear a imagen y semejanza de los suyos; más con el paso del tiempo, el joven comenzó a demostrar interés en expandir su mente, alcanzar nuevos horizontes y grados de grados de conocimiento, se negaba a ser clasificado y limitarse a tener un sólo camino, tenía un hambre, hambre de aventuras y experiencias, de poder explotar hasta el límite sus habilidades e impulsar su mente hasta rincones que no creía posibles pudiesen existir. Su férreo espíritu y su implacable fuerza de voluntad lo motivaron a dejar atrás todo lo que conocía y quería, sin embargo eso no significaba que podría olvidar sus orígenes o quién era, algo así jamás se podía renegar y menos suprimir, sobre todo cuando estaba grabado hasta en la más mínima célula de su cuerpo.

Su vida era la de un Nómada, iba y venía cuando quería o era necesario, muchas veces podría haberse asentado y dejado de moverse, pero en su interior el movimiento significaba vida, y para él, toda vida era importante, por lo cual no era de extrañar que la suya fuese la primera en dar el ejemplo, así fue como su destino actual se alzaba en ruidosas y sobre pobladas calles, monumentos y estructuras que ostentaban delicadeza y opulencia, personas completamente atadas a los placeres terrenales que la vida podía ofrecer, en otras palabras, se encontraba en París, en una época donde nada era lo que parecía, al menos, para él todo tenía la cualidad de mutable o moldeable, según se le pudiese clasificar. Solía pasear por la ciudad sin prisa ni rumbo fijo, aún llevaba poco tiempo en el lugar y debido a los negocios que tenía muchas veces se encontraba atado a un sólo lugar, por lo cual era imperativo para él conocer la tierra o piedra que pisaba, las paredes que podían rodearle y por sobre todo, las estructuras
que conformaban la ciudad donde él se desenvolvía; su figura estaba completamente erguida mientras sus ahora traslúcidos ojos oscilaban de un lado a otro en las paredes, la luz no dominaba el interior de la Catedral, pero era suficiente para bañar el lugar y permitir admirar las estructuras y pinturas que allí se encontraban, nada parecía importarle más, se encontraba bastante atraído por la combinación de colores y formas que ante él se alzaban, tanto era su hipnotismo que no se percató de que estaba retrocediendo, cuando su mente buscaba un objetivo y se centraba, nada más parecía existir, ni siquiera los cánticos que hacían eco en el lugar parecían afectarle, claro está, su cuerpo era tangible y por eso logró salir de su estupor cuando al girarse chocó de frente contra un cuerpo que más tarde reconoció como una persona-Discúlpeme..no presté atención al moverme-aventuró disculpándose, ciertamente no estaba consciente de nada más que observar, por lo cual no había reparado si podía molestar a alguien o como ahora, interponerse en su camino-Espero no haberle hecho daño..o algo-comentó nuevamente, su rostro era relajado, ni siquiera el más mínimo músculo parecía contraerse.