Crisantemos enrojecidos || Privado +18 +21

por **Azazel** Vie Abr 03, 2015 8:46 pm

Noches como esta con la luna en lo más alto del cielo con las campanas de la santa madre iglesia repicando a diestra y siniestra por toda la ciudad, el amargo tinte de un cigarro entre los fríos dedos que calientan la piel pero aun así no la siente, vayan cayendo las cenizas agitadas sobre la tela sedosa de un cuerpo al pie del dueño de aquel cigarro, la fina seda traslucida se va quemando con leve toques de incandescente ceniza que muestra una piel que también recibe el quemazón pero su dueña no emite sonido alguno, ni gemido, ni sentimiento de dolor o protesta solo sigue tirada en el suelo con los brazos extendidos y la ropa a media cintura. El aroma que expide es embriagador, la peste de la muerte.

Su ejecutor al pie de ella llevándose aquel cigarro a la boca dando caladas suaves y rítmicas como si se tratara de un corazón con vida, su propio corazón, sus manos esculcan el cuerpo sin vida de la prostituta con marcas en su cuello y en la parte interna del muslo, eso sin contar lo que el propio sexo de la meretriz contaría. Encontró lo que estaba buscando su cartera con el dinero que le había dado a aquella sexoservidora de las calles de Paris, se lo guarda entre la chaqueta riéndose. Al ponerse de pie patea el vientre de la mujer con sorna y risas cuando retira el cigarro dejando caer más ceniza sobre ella.

Allá va a pasos lentos por las empedradas calles de la ciudad del pecado, los demonios se han levantado con el olor estival del otoño, las pequeñas precipitaciones han dejado una tierra mojada pero fresca para dar paseos. El maestro ha regresado desde las entrañas del inframundo portando las llaves para dar paso a los otros esbirros, pero ¿cómo podría abrirlas? Esas puertas no se abren con su voluntad ¡oh malditas cadenas! que lo atan y a la vez le son las armas más letales de este y el otro mundo.

Camina mirando entre las faldas de algunas joviales carnes que le han servido de aperitivo, no muy llamativas en status pero si jugosas en virtud, la profanación y el final en muerte es lo que les llena. Cerca de una de las esquinas de las calles cerca al Bulevar Saint-Germain uno de los caféses más finos y elegantes de toda la ciudad con delicatesen finos postres a la carta, con una cava tan extensa como la sangre del lugar, se relame porque esta noche los clientes no eran finos caballeros, si no eran damas de sociedad pero estaban mezcladas con el aroma de un inmortal ¿un poco de juego? ¿Una media batalla por el territorio?.

Capricho que forma al entrar en aquel lugar dejando el cigarro muerto en la calle y enciende un nuevo cigarro conforme la campanilla del lugar anuncia su entrada con la mirada de aquellas humanas fijas en el nuevo integrante de la charla –Buena noche damas, espero que mi presencia no moleste su noche de té o de beneficencia o lo que sea que estén planeando hacer, cual perras de los avernos, como esa de ahí– señala con el cigarro a la inmortal que a lo lejos estaba con esa mirada fría digna de una amazonas dispuesta a una pelea mientras que unas humanas se persignan antes sus palabras, otras mujeres lo regañan y otras optan por salir de tal “impropio lugar con tal impropia presencia”, a él poco le interesa esas mujeres es más, él está de cacería desea la sangre de un igual a él. Se adentra en aquel sitio dejando una mirada sobre la inmortal que estaba en una de las mezas, a la barra se ha dirigido de aquel café pidiendo una botella de vino “especial”, con eso daba a entender que pedía sangre, pero no era la que le gustaba aquella fresca con ese picante de vida que le dejan en el paladar.

por Invitado Dom Abr 05, 2015 9:46 pm

La ira gobierna este cuerpo sin vida una vez mas siendo ella la culpable de tal sentimiento embriagante, una vampira con algunos milenios siempre tan arrepentida y llena de melancolía, tan llena de culpas en esta vida eterna: estúpida, oprimida y manipularle, asquerosa e insignificante. Una reina marchita que de no ser necesaria en este juego de ajedrez para mover al rey habrá desaparecido hace tanto... tiempo. –Un café Virginia, un... café. Inundado con lo que nos alimentamos noche a noche ¿Te atreves a burlarte de mi?– cada palabra es pronunciada en un perfecto reproche y asco a la presente mencionada entonando un acento ruso nato al recargar la barbilla en mis nudillos mirando con expresivo odio a la mujer que me acompaña –Esta solicitud se la cobrare caro a tu amado esposo, y porque no... A Santhiago también.– las sentencia a sido dada y ni el insignificante comentario arrogante del hombre que huele a muerte inmuta mi conversación. –¿Qué logra ver en una muñeca como tu aquel señor de la guerra?... eres tan común. No comprendes ni por un momento tomar el lugar que te corresponde. Anda "querida" desquitate frente a la audiencia.– gloriosa a tono bajo insisto a la burla de lo que se no se atreve a hacer.

–Quédate ahí– susurro dejando ver la elegante e imponente figura de mi cuerpo cubierta de Joyas exuberantes y un vestido entallado extraño a la época al levantarme y plantar cara frente a él barriendo con la mirada el vampiro frente a mi –¿Osas dirigirte a mi? En acto burdo intentar provocarme... neófito.– sin pestañear, ni suspiros, mas no hacen falta –Esto pasa cuando dejas que los recién nacidos nos miren– Miro a la pelirroja temblar por ira o miedo a lo que pueda y esta a punto de suceder –No te enseñaron a quien debes obediencia ¿Verdad "suka"?– resalto con juego la palabra en ruso ordeno al hombre de aura rojiza. Neófito no es, idiota si.

Sentencio en silencio a Virginia a no moverse señalándola con el indice.

–¿Me estas mirando sin permiso de nuevo"suka"?– las finas y distinguidas damas se alborotan aterrorizadas. Virginia me llama y la mando a callar con otro ademan encolerizada aun mas con la mujer resarcirse con él mirando con la mirada perdida, profunda y fría sus piernas infligiendo el adecuado mas no suficiente dolor sin llegar a romperle las piernas como me encantaría disfrutar ver, dejando que caiga a mis pies como debió estar desde que acometió siquiera posar la mirada en mi –Me llamaras Moy Sen'ora, así te presentas ante mi y... Agradece que no continué– acostumbrada ordeno señalando la pocición en la que esta, más que preguntar ofreciendo en ademan el espectáculo a mi acompañante.

No soy una diosa, ni una emperatriz, ni una muñeca como esa estúpida e insignificante escoria de mujer que me acompaña. No. Yo soy la que mueve los hilos, susurra y ordena a la diosa, a la emperatriz y mueve las articulaciones de las muñecas. Yo soy Nerishka Frachowiak y ningún inmortal esta a mi altura, ninguno incluyendo a la cabecilla que posee como lider al impuro clan de los Morel.

por **Azazel** Mar Jul 21, 2015 8:23 pm

Prepotencia, aquella mujer exudaba litros y litros de ello viéndose como la mil puta de la noche, como si fuera la mujer más deseada y sensual del lugar, como si fuera la maldita dueña de todo el maldito infierno, pero ¡Joder! Los mismos esbirros del inframundo tenían unas caderas deliciosas. En todo su parloteo no le preste la atención debida no me interesaba esa boca, o quizás sí pero para otras cosas. El cigarro apenas sostenido de los labios se ladea la cabeza para medio “mostrar” cierto interés en la aquella incubo de los avernos, sonrío al a ver a la otra vampira tratar de detenerla y siendo ¿humillada?, no controlada, si aquella maldita perra le gustaba el control.

–Principiante– mascullo cuando dejo que el cigarro muera entre los labios soltando la colilla al suelo justo cuando los zapatos ha terminado con el poco humo que quedaba. La sonrisa perlada con aquellos colmillos blanquecinos que se mostraban directo a todos los presentes, aquella mujer era fuego y suponía que estaba acostumbrada a tener a todos los hombres que quisiera a sus pies o entres sus piernas, claro ella manejándolos, pero solo era un atisbo de tantas perras malditas que s ven por las calles incluso entre los mismos mortales. ¡Oh sí! Aún seguía siendo ese neófito que se aburría pronto de su comida, no había mujer en el cielo, tierra o infierno que pudiera lograr que las puertas se desesperen por abrir o quizás sí pero no lo quería admitir. Y ahí estaba ella haciendo lujo de su vocabulario y ordenes que no me interesaban seguir, es más alce los dedos pidiendo algo más fuerte para beber.

El frio de la decepción volví a latir entre mis venas recién llenas de sangre, ahí iba ese deseo de dejar que las puertas se abrieran, má cuando la mujer cortó la distancia entre nosotros, un nuevo cigarro en mi mano que se guía a la boca para restarle respeto e interés a esa “mujer” giré mirándole riéndome con toda la sorda que tenía, el descaro, cinismo o lo que quieran poner pero era una risa de esas en la que te burlas cuando alguien te da una orden –Mira “Teef– pero antes de dar contestación a su osadía el dolor que comenzaba a expandirse en mi cuerpo sobre todo en las piernas, fue todo lo que necesite, esa pequeña chispa que estaba esperando para dar todo en una maldita guerra. No pude aguantarme la risa aun con ese sufrimiento en mis extremidades, ¡oh que hermoso sentir! Debía dejar de jugar con las viejas añejadas como ella y plantarle el reto de frente. Nuevamente me reía como si disfrutara el dolor y quizás sí, lo hacía y lo sigo haciendo me regodea el dolor y la miseria humana por eso me embebo en sus placeres y pecados como un dios para ellos.

–Eso es todo lo que tienes Teef, es tu mejor golpe, vaya que eres una decepción y así te das de “perfide duivel”, no le llegas ni a los talones a los rastreadores del infierno, esas si son buenas en el arte del dolor, tal como tu amiguita de ella– la expresión de dolor junto a la de la risa era todo lo que se podía oír, claro eso y los sobresaltos de damas distinguidas de la sociedad alta que veían ese horror pero no por mucho, ella me llamaba neófito, le mostraría lo que el neófito podía hacer. Regresé aquel golpe pero a un lugar quizás muy usado por ella, si, ahí entre sus piernas Inflingi el dolor del metal al rojo vivo metiéndose entre sus piernas incrustándose en esa piel blanca que debía tener calándose por su columna vertebral en segundos, requería de concentración pero para esa hora ya estaba mas que concentrado en un solo objetivo derribar al adversario y luego reclamar el trofeo.

–La próxima vez que quieras jugar asegúrate de que el jugador no sea un neófito bastardo como yo, mejor préstame a tu amiguita de allá esa vampira se ve que es mejor hembra que tú y vete a jugar con tus caballeros de clase alta, Teef– esa palabra la acaricio con mi lengua tocando los colmillos para que sonara como si le escupiera a la cara. Tenía que reconocerlo tenía un buen cuerpo para joderlo toda la noche y JODER que estaba buena para la lujuria pero por vez primera en muchos años esa no fue la puerta que se abrió, si no fue el mismo AMON que dejó salir todo lo que tenía guardado. –Es hora de jugar perra– y así comenzaba las puertas a vibrar deseando abrirse todas junto a la mentira y caos porque así podría liberar el maldito apocalipsis sobre los presentes.

Es el momento de dejar que la Quinta puerta se abriera llenando a sus hermanas, bañándolas en sangre tan contaminada que apestaría en sus propios adentros.

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