AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
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Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Recuerdo del primer mensaje :
Las cuatro noches habían pasado más lentamente de lo que jamás pude imaginar. Cada noche había pasado como una eternidad, una eternidad llena de dudas y de preguntas que no sabía como responderme.
¿Qué iba a pasar cuando llegara el día? ¿Tendría visiones? ¿Qué pasaría si las tenía? Y lo más importante de todo... ¿recordaría algo de mi pasado?
El miedo había ido inundándome aquellos días, frustrando mi capacidad de pensar con claridad. El miedo a descubrirme a mí mismo me atemorizaba, a descubrir que había sido un monstruo siendo humano... el miedo, sin duda, a no saber qué hacer de mí cuando supiera finalmente quién era.
Después de la charla con aquel chico, todo pareció volverse confuso en mi mente. La propia idea de saberme ayudado por alguien me resultaba chocante. A pesar de todo, intenté entrentenerme los días siguientes buscando alguna fiesta de alta sociedad y un traje para asistir a una de esas. Pero todo fue demasiado fácil, y las preguntas aparecieron de nuevo en mi mente, haciendo que la espere se alargase aún más de lo necesario.
Con todo esto en la cabeza, sin darme cuenta, llegué al lugar de encuentro. La plaza Tertre. Suspiré, ni siquiera me había dado cuenta de que había llegado ya. Me atreví a preguntarle a un señor que hora era, y aún faltaban varios minutos para las nueve de la noche.
Caminé dando vueltas, de una lado para otro, esperando que aquel joven que se había atrevido a ayudarme apareciese, pues por una razón u otro, todo parecía ser más sencillo si alguien que ya sabía quién era y que me había ocurrido, estaba conmigo en un momento así.
Me sacudí el traje varias veces, odiaba aquellas ropas, pero no me quedaba otra que llevarlas si queríamos entrar. Había logrado encontrar un par de invitaciones y solo tendría que darle una de ellas a mi acompañante, y todo estaría listo.
Todo, claro, menos yo.
[Siento si no es gran cosa este inicio xD! El orden sería: Eric, Anuar, Soren...]
Las cuatro noches habían pasado más lentamente de lo que jamás pude imaginar. Cada noche había pasado como una eternidad, una eternidad llena de dudas y de preguntas que no sabía como responderme.
¿Qué iba a pasar cuando llegara el día? ¿Tendría visiones? ¿Qué pasaría si las tenía? Y lo más importante de todo... ¿recordaría algo de mi pasado?
El miedo había ido inundándome aquellos días, frustrando mi capacidad de pensar con claridad. El miedo a descubrirme a mí mismo me atemorizaba, a descubrir que había sido un monstruo siendo humano... el miedo, sin duda, a no saber qué hacer de mí cuando supiera finalmente quién era.
Después de la charla con aquel chico, todo pareció volverse confuso en mi mente. La propia idea de saberme ayudado por alguien me resultaba chocante. A pesar de todo, intenté entrentenerme los días siguientes buscando alguna fiesta de alta sociedad y un traje para asistir a una de esas. Pero todo fue demasiado fácil, y las preguntas aparecieron de nuevo en mi mente, haciendo que la espere se alargase aún más de lo necesario.
Con todo esto en la cabeza, sin darme cuenta, llegué al lugar de encuentro. La plaza Tertre. Suspiré, ni siquiera me había dado cuenta de que había llegado ya. Me atreví a preguntarle a un señor que hora era, y aún faltaban varios minutos para las nueve de la noche.
Caminé dando vueltas, de una lado para otro, esperando que aquel joven que se había atrevido a ayudarme apareciese, pues por una razón u otro, todo parecía ser más sencillo si alguien que ya sabía quién era y que me había ocurrido, estaba conmigo en un momento así.
Me sacudí el traje varias veces, odiaba aquellas ropas, pero no me quedaba otra que llevarlas si queríamos entrar. Había logrado encontrar un par de invitaciones y solo tendría que darle una de ellas a mi acompañante, y todo estaría listo.
Todo, claro, menos yo.
[Siento si no es gran cosa este inicio xD! El orden sería: Eric, Anuar, Soren...]
Invitado- Invitado
Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Antes de que pudiera tan siquiera tener un pensamiento de preocupación por Anuar, el olor de su deliciosa sangre le llenó los sentidos como una corriente desvocada de un río. Quizó morderlo ahí mismo y degustar esa deliciosa sangre que lo volvía loco, pero sus labios pronunciando su nombre, lo trajeron de regreso al mundo de los vivos (metafóricamente claro), parpadeó varias veces como saliéndo de un ensueño, el ruido a su alrededor regresando de nuevo a sus oídos, el mundo materializándose y la gravedad de la situación golpeándole como una bulto de arena.
- A...nuar - Murmuró con un hilo de voz, sentia la boca seca, la voz le había subido por la garganta, carrasposa y lacerante. El chico se desangraba frente a sus ojos y el seguía como un estúpido de pie mirándo sin hacer nada.
- ¡Hombre herido! - Gritó alguien entre la multitud y los grititos de las mujeres no se hicieron esperar. - ¡Kaarkarogf! - Gritó el decano aún desde el palco, intentando abrirse paso entre la gente.
Dios... estoy jodido, jodido de verdad...
Pero perder su trabajo o ser descubierto, era lo que menos le importaba en ese momento, si Anuar moría desangrado, ni la más espantosa de las torturas que pudiera hacerle a Eric. le traería de vuelta al mundo y tendría que enfrentar la terrible soledad de nuevo, le agarró por los costados y le abrazó contra su cuerpo, el olor de la sangre intencificandose por la cercanía, embriagándolo, mareándolo, perdería el control de nuevo y... Jesus, no sabría de que sería capaz.
Anuar le pedía que salvara al bastardo que acababa de medio matarlo ¿Era entonces su amigo? ¿Que relación tenía con ese vampiro como para después de ser mordido estár pensando en su bienestar? Debía confiar en Anuar, se dijo así mismo, cerrándo los ojos, con la nariz contra el cuello del chico, la mejilla manchándosele de sangre, si Anuar le apreciaba... tenía que ser una buena persona. - Te sacaré de aquí, no vaz a morir, has perdido sangre, pero no es tarde -
- A...nuar - Murmuró con un hilo de voz, sentia la boca seca, la voz le había subido por la garganta, carrasposa y lacerante. El chico se desangraba frente a sus ojos y el seguía como un estúpido de pie mirándo sin hacer nada.
- ¡Hombre herido! - Gritó alguien entre la multitud y los grititos de las mujeres no se hicieron esperar. - ¡Kaarkarogf! - Gritó el decano aún desde el palco, intentando abrirse paso entre la gente.
Dios... estoy jodido, jodido de verdad...
Pero perder su trabajo o ser descubierto, era lo que menos le importaba en ese momento, si Anuar moría desangrado, ni la más espantosa de las torturas que pudiera hacerle a Eric. le traería de vuelta al mundo y tendría que enfrentar la terrible soledad de nuevo, le agarró por los costados y le abrazó contra su cuerpo, el olor de la sangre intencificandose por la cercanía, embriagándolo, mareándolo, perdería el control de nuevo y... Jesus, no sabría de que sería capaz.
Anuar le pedía que salvara al bastardo que acababa de medio matarlo ¿Era entonces su amigo? ¿Que relación tenía con ese vampiro como para después de ser mordido estár pensando en su bienestar? Debía confiar en Anuar, se dijo así mismo, cerrándo los ojos, con la nariz contra el cuello del chico, la mejilla manchándosele de sangre, si Anuar le apreciaba... tenía que ser una buena persona. - Te sacaré de aquí, no vaz a morir, has perdido sangre, pero no es tarde -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Escuchaba la débil voz de Anuar hablando con el otro vampiro. Soren, creí entender se llamaba. Él tenía que ser el culpable, él había hecho aquello, había entrado en mi mente con toda libertad, como un ladrón que entra en casa ajena y roba los mayores bienes de otro.
También derbía haber sido él quien me separó de Anuar, y por un momento, no supe si odiarle o agradecérselo. Los dolores iban de más a menos, la intensidad iba bajando poco a poco, y con ello, mi mente pasaba a un segundo plano, poderoso, pero un segundo plano. Poco a poco sentía que volvía a la realidad y aunque las sensaciones de la visión seguían golpeándome, podía ver con claridad lo que todo aquello había causado.
-Soren tienen que irse de aquí.- murmuró la cada vez más débil voz de Anuar.- Sacalo de aquí…vete
Parpadeé varias veces y de forma veloz al escuchar la voz de Anuar. Estaba malherido, muy malherido. La herida del cuello no dejaba de sangrar y aquel otro vampiro parecía paralizado, apenas podía pronunciar el nombre del chico y parecía estar sumido en un estado letárgico. ¡Claro, la sangre!, me percaté finalmente y con dificultad. Que la sangre de un joven vírgen me resultase asquerosamente dulce era lo extraño, pues había oído hablar mil veces de que aquella sangre era la más preciada entre todos los vampiros.
Aquel vampiro tenía ya la nariz en el cuello del chico, y parecía estar deleitándose con aquel olor, aunque también parecía estar luchando contra la idea de morderle.
-Te sacaré de aquí, no vaz a morir, has perdido sangre, pero no es tarde.- ¿eso era lo único que se le ocurría decir? ¡Demonios!
Levantándome con muchísima dificultad, me acerqué tambaleando a ellos y aparté al otro vampiro. Mis fuerzas eran eran mínimas, pero sirvieron para apartarle unos metros del chico.
Con rápidez me saqué el moño que llevaba al cuello y lo usé para colocarlo en su cuello y taponar su herida. Aquello no era suficiente, pero tenía que funcionar, tenía que servir de algo.
-Hay que sacarlo de aquí ya... Soren.- dije entre dientes mirando al otro vampiro.
Aún no sabía bien si podría mantener aquel instantaneo control sobre mi mente, pero tampoco sabía si aquel vampiro podría soportar la tentación que la sangre de aquel chico suponía. No podía darme el lujo de bajar la guardia con mi mente, pero tampoco podía dármelo con Soren.
También derbía haber sido él quien me separó de Anuar, y por un momento, no supe si odiarle o agradecérselo. Los dolores iban de más a menos, la intensidad iba bajando poco a poco, y con ello, mi mente pasaba a un segundo plano, poderoso, pero un segundo plano. Poco a poco sentía que volvía a la realidad y aunque las sensaciones de la visión seguían golpeándome, podía ver con claridad lo que todo aquello había causado.
-Soren tienen que irse de aquí.- murmuró la cada vez más débil voz de Anuar.- Sacalo de aquí…vete
Parpadeé varias veces y de forma veloz al escuchar la voz de Anuar. Estaba malherido, muy malherido. La herida del cuello no dejaba de sangrar y aquel otro vampiro parecía paralizado, apenas podía pronunciar el nombre del chico y parecía estar sumido en un estado letárgico. ¡Claro, la sangre!, me percaté finalmente y con dificultad. Que la sangre de un joven vírgen me resultase asquerosamente dulce era lo extraño, pues había oído hablar mil veces de que aquella sangre era la más preciada entre todos los vampiros.
Aquel vampiro tenía ya la nariz en el cuello del chico, y parecía estar deleitándose con aquel olor, aunque también parecía estar luchando contra la idea de morderle.
-Te sacaré de aquí, no vaz a morir, has perdido sangre, pero no es tarde.- ¿eso era lo único que se le ocurría decir? ¡Demonios!
Levantándome con muchísima dificultad, me acerqué tambaleando a ellos y aparté al otro vampiro. Mis fuerzas eran eran mínimas, pero sirvieron para apartarle unos metros del chico.
Con rápidez me saqué el moño que llevaba al cuello y lo usé para colocarlo en su cuello y taponar su herida. Aquello no era suficiente, pero tenía que funcionar, tenía que servir de algo.
-Hay que sacarlo de aquí ya... Soren.- dije entre dientes mirando al otro vampiro.
Aún no sabía bien si podría mantener aquel instantaneo control sobre mi mente, pero tampoco sabía si aquel vampiro podría soportar la tentación que la sangre de aquel chico suponía. No podía darme el lujo de bajar la guardia con mi mente, pero tampoco podía dármelo con Soren.
Última edición por Eric el Vie Sep 17, 2010 9:05 pm, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Escucho una voz a la lejanía diciendo que habia un herido ¿se refería a el? “torpe Anuar claro que eres tu ¿alguien mas se esta desangrando?” sintió un miedo relativo, sentir su vida pendiendo de un hilo inexistente no era precisamente una buena forma de querer sentirse feliz, sentía que su cuerpo era rodeado por unos brazos que conocía ya a la perfección y que hasta aquel momento se percataba, cuando añoraba.
Se aferro a el dejando correr de forma imprecisa algunas cristalinas lagrimas que terminando de recorrer sus mejillas y resbalando por su mentón caian al suelo como diminutos diamantes que al contacto se rompían en mil pedazos al mismo tiempo con un sordo grito, como si saltar fuese una diversión ¿lloraba? si, por saber el daño que le estaba haciendo, por haberle preocupado, por haber empujado a Eric hasta aquello, por quiza no volverle a ver –lo lamento- murmuro apoyando su frente en el hombro del vampiro de rubios cabellos ¿lo lamentaba? Si, lamentaba quizá haber cometido el acto mas aberrante de todos, no haber pronunciado lo que su corazón sentía.
-Soren lo siento- repitió en un tono apenas y audible escuchando lo que le decía ¿habia perdido sangre? Como si no supiese el aquello sentía como aquel liquido vital le abandonaba el interior, como se drenaba por aquella herida que de forma constante mas no apresurada manchaba sus ropas y ahora las del ojiazul –te iubesc- murmuro sintiendo como alguien mas le apartaba, abrió los parpados concentrándose en saber de quien se trataba, su rostro se compungió de dolor al ver el rostro de Eric, tensando el cuerpo suponiendo que alejaba a Soren con aquella brutalidad para seguir bebiendo de el, no se sentía ya con fuerzas de negarse a nada, su cuerpo se limito a agarrotarse.
Un objeto rodeo su cuello ¿eran acaso las manos de Eric? No…algo apretaba la herida como en un intento de vendaje, le observo unos segundos con los ojos vidriosos y las mejillas húmedas, el rostro palido y las ideas por los suelos, al igual que la sangre que se esparcía ahora por el lugar como un fino rastro de lo que fue –hay que salir- murmuro. Sus ojos dieron un inusual giro quedando en blanco, dejando su cuerpo inerte al instante, como un muñeco de trapo que pendía únicamente del soporte que el vampiro le brindaba, su cuerpo se doblego hacia atrás, su nuca cayo en un estrafalario gesto sobre su espalda, se escucharon los desgarradores gritos de quienes se arremolinaban ya sobre la escena.
Su corazón bombeaba aun y su respiración se acoplaba lentas y poco pronunciadas seguían, parecía mas bien dormitar como si aquella hubiese sido la acción mas simple para evadir aquel mal, como si realmente el hubiese decidido todo aquello …¿y no habia sido asi?; "bien te decia tu padre...que la culpa siempre era tuya".
Se aferro a el dejando correr de forma imprecisa algunas cristalinas lagrimas que terminando de recorrer sus mejillas y resbalando por su mentón caian al suelo como diminutos diamantes que al contacto se rompían en mil pedazos al mismo tiempo con un sordo grito, como si saltar fuese una diversión ¿lloraba? si, por saber el daño que le estaba haciendo, por haberle preocupado, por haber empujado a Eric hasta aquello, por quiza no volverle a ver –lo lamento- murmuro apoyando su frente en el hombro del vampiro de rubios cabellos ¿lo lamentaba? Si, lamentaba quizá haber cometido el acto mas aberrante de todos, no haber pronunciado lo que su corazón sentía.
-Soren lo siento- repitió en un tono apenas y audible escuchando lo que le decía ¿habia perdido sangre? Como si no supiese el aquello sentía como aquel liquido vital le abandonaba el interior, como se drenaba por aquella herida que de forma constante mas no apresurada manchaba sus ropas y ahora las del ojiazul –te iubesc- murmuro sintiendo como alguien mas le apartaba, abrió los parpados concentrándose en saber de quien se trataba, su rostro se compungió de dolor al ver el rostro de Eric, tensando el cuerpo suponiendo que alejaba a Soren con aquella brutalidad para seguir bebiendo de el, no se sentía ya con fuerzas de negarse a nada, su cuerpo se limito a agarrotarse.
Un objeto rodeo su cuello ¿eran acaso las manos de Eric? No…algo apretaba la herida como en un intento de vendaje, le observo unos segundos con los ojos vidriosos y las mejillas húmedas, el rostro palido y las ideas por los suelos, al igual que la sangre que se esparcía ahora por el lugar como un fino rastro de lo que fue –hay que salir- murmuro. Sus ojos dieron un inusual giro quedando en blanco, dejando su cuerpo inerte al instante, como un muñeco de trapo que pendía únicamente del soporte que el vampiro le brindaba, su cuerpo se doblego hacia atrás, su nuca cayo en un estrafalario gesto sobre su espalda, se escucharon los desgarradores gritos de quienes se arremolinaban ya sobre la escena.
Su corazón bombeaba aun y su respiración se acoplaba lentas y poco pronunciadas seguían, parecía mas bien dormitar como si aquella hubiese sido la acción mas simple para evadir aquel mal, como si realmente el hubiese decidido todo aquello …¿y no habia sido asi?; "bien te decia tu padre...que la culpa siempre era tuya".
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Desde que había conocido a Anuar, el chico lograba llevarlo a extremos inverosímiles de sensaciones y sentimientos. En esa ocación le hacía sentir una espantosa ambiguedad, entre el deseo de beber de esa herida abierta y el dolor que le producía ver sus taimadas lágrimas resbalar por sus mejillas. Y para completar el disonante cuadro, el joven pintor se disculpaba. Soren no tenía idea de porqué le pedía disculpas y lo único que atinó a pensar era que estaba perdiendo el juicio por la falta de sangre ¡Hasta había empezado a hablar en Rumano!. Debía encontrar un diccionario de Rumano, pensó, debía anotar, recordar eso en alguna parte... ¿Pero que hacía pensando en diccionarios en un momento así?.
El movimiento brusco de Eric casi provocó que casi le enseñara los colmillos con fiereza cual depredador que protege a su presa, pero se contuvo, estaban rodeados de gente y algunos gritaban llamando a un doctor. Menudo problema en el que se había metido de un momento a otro, definitivamente ese era su karma cósmico, meterse en problemas innecesarios una y otra vez. Eric usó el pañuelo como un improvisado vendaje, Soren observó sus movimientos intuyendo que el hombre había vuelto a sus sentidos ya que estaba haciendo esa acción en vez de saltar al cuello de Anuar de nuevo como un animal.
Entonces el cuerpo de Anuar había quedado desmadejado en sus brazos, abrió mucho los ojos al ver su cuello colgando inerte como un muñeco. El odio que se había mantenido agazapado bajo la superficie por ese vampiro, le invadió de nuevo y sus ojos fulminaron a Eric con intensidad, como si quisiera destruirlo por completo con una sóla mirada.
- ¿Que sucede aqui? - Un guardia apareció abriéndose paso entre el tumulto, detrás venía el decano de la universidad con expresión consternada - ¡Yo soy médico! - Exclamó un señor bajito y regordete, pero Soren sabía que era lo que le pasaba a Anuar, perderían tiempo si lo revisaba un médico, tenía que llevarlo con... Erkki.
Mierda Erkki. Pero no tenía otra salida. Erkki siempre sabía que hacer. Agarró al chico por los costados y lo alzó cargándolo en brazos, no había tiempo para odios, para preguntas o para consideraciónes.
¡Anuar puede morir joder!.
- Yo le llevaré al hospital - Exclamó con firmesa mirándo a Eric - Sigueme - Le ordenó con el ceño fruncido. Si Eric pretendía escapar después de lo que había hecho, dios, juraba que lo cazaría hasta el fin del mundo y le enterraría una estaca por entre los ojos. El decanó comenzó a llamarle a gritos, pero Soren le ignoró y salió corriéndo hacía la puerta con el cuerpo desmadejado de Anuar entre sus brazos.
El movimiento brusco de Eric casi provocó que casi le enseñara los colmillos con fiereza cual depredador que protege a su presa, pero se contuvo, estaban rodeados de gente y algunos gritaban llamando a un doctor. Menudo problema en el que se había metido de un momento a otro, definitivamente ese era su karma cósmico, meterse en problemas innecesarios una y otra vez. Eric usó el pañuelo como un improvisado vendaje, Soren observó sus movimientos intuyendo que el hombre había vuelto a sus sentidos ya que estaba haciendo esa acción en vez de saltar al cuello de Anuar de nuevo como un animal.
Entonces el cuerpo de Anuar había quedado desmadejado en sus brazos, abrió mucho los ojos al ver su cuello colgando inerte como un muñeco. El odio que se había mantenido agazapado bajo la superficie por ese vampiro, le invadió de nuevo y sus ojos fulminaron a Eric con intensidad, como si quisiera destruirlo por completo con una sóla mirada.
- ¿Que sucede aqui? - Un guardia apareció abriéndose paso entre el tumulto, detrás venía el decano de la universidad con expresión consternada - ¡Yo soy médico! - Exclamó un señor bajito y regordete, pero Soren sabía que era lo que le pasaba a Anuar, perderían tiempo si lo revisaba un médico, tenía que llevarlo con... Erkki.
Mierda Erkki. Pero no tenía otra salida. Erkki siempre sabía que hacer. Agarró al chico por los costados y lo alzó cargándolo en brazos, no había tiempo para odios, para preguntas o para consideraciónes.
¡Anuar puede morir joder!.
- Yo le llevaré al hospital - Exclamó con firmesa mirándo a Eric - Sigueme - Le ordenó con el ceño fruncido. Si Eric pretendía escapar después de lo que había hecho, dios, juraba que lo cazaría hasta el fin del mundo y le enterraría una estaca por entre los ojos. El decanó comenzó a llamarle a gritos, pero Soren le ignoró y salió corriéndo hacía la puerta con el cuerpo desmadejado de Anuar entre sus brazos.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Todo se convirtió de un momento a otro una completa locura. Anuar parecía conocer a aquel vampiro, es más, según sus palabras, ¿lo amaba? Al menos si mis escasos conocimientos del idioma no me fallaban... No podía entender nada, no podía comprender absolutamente nada y mi agotada mente solo me repetía una y otra vez que debía alimentarme.
-Cállate...- murmuré cerrando los ojos, intentando dar ordenes a esa mente que siempre me las había dado, ¿me estaba rebelando?
Como si se tratara de un castigo por mi acto, mi mente volví a repetir aquella tortuosa visión una vez más. Otra vez me inundaba la sensación de miedo, de angustia, de estar a la puertas de la muerte. Me eché la mano al pelo tirando de él para cesar aquella maldita sensación, pero en lugar de pararme a pensar en mi dolor, fijé mi mirada en Anuar. Él sí estaba a las puertas de la muerte y debía hacer algo, yo era el culpable de su sufrimiento. Qué sencillo sería huír y acabar así con todo aquel absurdo, pero no podía hacerlo, no con él. ¿Acaso estaba experimentando aquello que los humanos llamaban "cariño"? ¿Podía un monstruo como yo preocuparse por alguien más que mi propia mente? Aquella sensación de culpa que golpeaba mi estómago me dejaba claro que sí.
Sentía un nudo en la garganta y no sabía que hacer. ¿Ofrecerle disculpas? Vamos Eric, está desangrándose, ¿crees de verdad que tus disculpas van a importarle?. Maldita sea. No podía hacer nada para parar aquello, yo no sabía de medicina, o al menos, no que recordase. Solo era un maldito monstruo que había causado todo aquello.
-Hay que salir.- murmuró Anuar, que cada vez estaba peor.
Maldije una y otra vez el momento en que me atreví a hacerle daño... ¿yo? No, yo no había sido. Yo jamás le habría hecho daño... yo, pero sí ella, mi mente. Ella sí, ella y aquella maldita vampiresa había desencadenado todo aquello. ¿Y qué?, susurró una voz en mi mente, esto es culpa tuya, por dejarte vencer por mí, esto es culpa tuya, desde el principio lo ha sido
-Cállate, maldita sea....- susurré entre dientes cerrando de nuevo los ojos. ¿Por qué? ¿Por qué mi propia mente tenía que maltratarme de aquella manera? ¿Qué demonios había hecho para merecerme todo aquello? ¿Te parece poco lo que le has hecho al chico?
-¡Es culpa tuya, maldita!.- sin darme cuenta estaba hablando solo con mi propia mente, me estaba volviendo loco. -¡Basta, cállate! ¡Cállate o acabaré contigo y conmigo a la vez!
¿Serviría de algo aquello? Seguramente no, pero por un momento el silencio reinó en mi interior, y ahora lo único que se sentía era la culpa y el dolor, aquel dolor intenso que me haría caer allí mismo desfallecido si me dejase. Pero no podía permitirmelo, ¿qué iba a hacer Soren con Anuar? ¿Qué iba a pasar con él? No, no podía permitirlo.
Un fuerte tirón de pelo me sirvió para olvidarme algunos segundos del dolor mental y pasar al físico.
No quería imaginarme que haría Soren conmigo, si realmente conocía a Anuar y eran amigos (o algo más). Yo no podía hacer nada en aquel estado, él mismo me había dejado así, estaba seguro.
Anuar cayó en brazos del otro vampiro como si de una marioneta sin su mano se tratara, como si fuera un débil muñeco de trapo. La cosa iba a peor y yo no sabía que hacer aparte de mantener a raya a mi mente, que no era lo que podía llamarse un "trabajo sencillo". Soren me dedicó una mirada llena de odio y por un momento juraría que los dolores se intensificaron, ¿acaso era cierta mi teoría de que él había hecho todo aquello con mi mente? Olvidate de eso, Anuar se muere... ¡Claro que se muere, bastardo, esto es culpa tuya!. Apreté los dientes apartando la mirada y escuché como alguien preguntaba que pasaba y más tarde decía que era médico. ¿Cómo íbamos a explicar lo ocurrido?
-Yo le llevaré al hospital.- la voz y la forma por la que me miró Soren hizo que me estremeciera por un momento, ¿tenía miedo? Después de todo, si él había sido el culpable de lo de mi mente, era normal que le temiera...-Sigueme.- continuó antes de comenzar a correr hacia la puerta con Anuar en brazos.
Parpadée un par de veces y corrí tras él sin saber a dónde íbamos, pero yo no iba a dejar solo al chico después de aquello, además, seguía sin saber si poder fiarme o no de Soren. Solo tenía clara una cosa, y es que no iba a huir. No podía después de lo que había hecho, pretendía pedir disculpas a Anuar... aunque quizá ya no sirviese de nada.
Corríamos con rumbo desconocido para mí, y no podía evitar mantenerme un par de pasos por detrás de aquel vampiro que me sacaba por lo menos una cabeza. Sí, tenía miedo y no iba a molestarme en evitar aquel sentimiento, porque me había ganado lo que fuera a pasar.
(Me he enrollado un poco hablando de Eric, lo siento...)
-Cállate...- murmuré cerrando los ojos, intentando dar ordenes a esa mente que siempre me las había dado, ¿me estaba rebelando?
Como si se tratara de un castigo por mi acto, mi mente volví a repetir aquella tortuosa visión una vez más. Otra vez me inundaba la sensación de miedo, de angustia, de estar a la puertas de la muerte. Me eché la mano al pelo tirando de él para cesar aquella maldita sensación, pero en lugar de pararme a pensar en mi dolor, fijé mi mirada en Anuar. Él sí estaba a las puertas de la muerte y debía hacer algo, yo era el culpable de su sufrimiento. Qué sencillo sería huír y acabar así con todo aquel absurdo, pero no podía hacerlo, no con él. ¿Acaso estaba experimentando aquello que los humanos llamaban "cariño"? ¿Podía un monstruo como yo preocuparse por alguien más que mi propia mente? Aquella sensación de culpa que golpeaba mi estómago me dejaba claro que sí.
Sentía un nudo en la garganta y no sabía que hacer. ¿Ofrecerle disculpas? Vamos Eric, está desangrándose, ¿crees de verdad que tus disculpas van a importarle?. Maldita sea. No podía hacer nada para parar aquello, yo no sabía de medicina, o al menos, no que recordase. Solo era un maldito monstruo que había causado todo aquello.
-Hay que salir.- murmuró Anuar, que cada vez estaba peor.
Maldije una y otra vez el momento en que me atreví a hacerle daño... ¿yo? No, yo no había sido. Yo jamás le habría hecho daño... yo, pero sí ella, mi mente. Ella sí, ella y aquella maldita vampiresa había desencadenado todo aquello. ¿Y qué?, susurró una voz en mi mente, esto es culpa tuya, por dejarte vencer por mí, esto es culpa tuya, desde el principio lo ha sido
-Cállate, maldita sea....- susurré entre dientes cerrando de nuevo los ojos. ¿Por qué? ¿Por qué mi propia mente tenía que maltratarme de aquella manera? ¿Qué demonios había hecho para merecerme todo aquello? ¿Te parece poco lo que le has hecho al chico?
-¡Es culpa tuya, maldita!.- sin darme cuenta estaba hablando solo con mi propia mente, me estaba volviendo loco. -¡Basta, cállate! ¡Cállate o acabaré contigo y conmigo a la vez!
¿Serviría de algo aquello? Seguramente no, pero por un momento el silencio reinó en mi interior, y ahora lo único que se sentía era la culpa y el dolor, aquel dolor intenso que me haría caer allí mismo desfallecido si me dejase. Pero no podía permitirmelo, ¿qué iba a hacer Soren con Anuar? ¿Qué iba a pasar con él? No, no podía permitirlo.
Un fuerte tirón de pelo me sirvió para olvidarme algunos segundos del dolor mental y pasar al físico.
No quería imaginarme que haría Soren conmigo, si realmente conocía a Anuar y eran amigos (o algo más). Yo no podía hacer nada en aquel estado, él mismo me había dejado así, estaba seguro.
Anuar cayó en brazos del otro vampiro como si de una marioneta sin su mano se tratara, como si fuera un débil muñeco de trapo. La cosa iba a peor y yo no sabía que hacer aparte de mantener a raya a mi mente, que no era lo que podía llamarse un "trabajo sencillo". Soren me dedicó una mirada llena de odio y por un momento juraría que los dolores se intensificaron, ¿acaso era cierta mi teoría de que él había hecho todo aquello con mi mente? Olvidate de eso, Anuar se muere... ¡Claro que se muere, bastardo, esto es culpa tuya!. Apreté los dientes apartando la mirada y escuché como alguien preguntaba que pasaba y más tarde decía que era médico. ¿Cómo íbamos a explicar lo ocurrido?
-Yo le llevaré al hospital.- la voz y la forma por la que me miró Soren hizo que me estremeciera por un momento, ¿tenía miedo? Después de todo, si él había sido el culpable de lo de mi mente, era normal que le temiera...-Sigueme.- continuó antes de comenzar a correr hacia la puerta con Anuar en brazos.
Parpadée un par de veces y corrí tras él sin saber a dónde íbamos, pero yo no iba a dejar solo al chico después de aquello, además, seguía sin saber si poder fiarme o no de Soren. Solo tenía clara una cosa, y es que no iba a huir. No podía después de lo que había hecho, pretendía pedir disculpas a Anuar... aunque quizá ya no sirviese de nada.
Corríamos con rumbo desconocido para mí, y no podía evitar mantenerme un par de pasos por detrás de aquel vampiro que me sacaba por lo menos una cabeza. Sí, tenía miedo y no iba a molestarme en evitar aquel sentimiento, porque me había ganado lo que fuera a pasar.
(Me he enrollado un poco hablando de Eric, lo siento...)
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Salió del palacio royal ignorando gritos y exclamaciones de la gente, estaba seguro que luego de aquel desplante que le había hecho a la condeza, no tendría oportunidad de seguir dando clases en la Universidad, estaba casi seguro que lo hecharían del trabajo, en otro momento pensar en renuciar a la única motivación que tenía en la vida, le haría caer en una profunda depresión, pero en ese momento de tensión absoluta, con la adrenalina brotando de su piel como un sudor tóxico, todas esas cosas carecían de significado sólo para dejarle un pensamiento en mente. Llevar a Anuar al hospital.
Saltó con agilidad hasta la corniza de un techo cercano, cuando estuvo fuera de vista de los transeuntes en un callejón y comenzó a correr por los tejados sin mirar hacía atrás, si Eric se retrazaba en seguirle el paso, no era su problema, mucho menos cuando tenía tanta urgencia. Mientras corría comenzó a concentrarse en llamar telepáticamente a Erkki, una punzada de dolor le atravesó la cabeza como si se hubiera metido un puñal por las orejas, había usado muchas ténicas mentales esa noche, detección de auras, manipulación de los sentidos, visiones y ahora intentaba la telepatía que si bien no era fácil, era aún más compleja si mientras la hacías tenías que saltar techos y mantener el equilibrio.
Se concentró con fuerza, ignorando el dolor latente en enviar un simple mensaje a Erkki, la telepatía no era como un telegrafo o como una carta en la que te ponías a contar detalles o chismes, además de conectarte neuronalmente con el objetivo en cuestión tenías que generar los conceptos en su mente para que el mensaje tuviera sentido. Se concentró entonces en 3 cosas: "Ayuda, Anuar, Sangre". Esperaba que Erkki lo hubiera captado todo antes de llegar, así ahorrarían tiempo.
5 minutos después estuvo frente al hospital, deteniéndose en el borde de la corniza, sin girarse para encarar a Eric le advirtió - Conozco a un doctor en el hospital, es de total confianza, es mi mentor, entrarémos por el techo, él sabrá como curarle - Finalizada la frase, retrocedió unos 6 pasos y corrió hacía el borde dando un tremendo salto digno de un atleta olímpico y se agarró de unos cables donde se colgaba ropa, deslizándose agilmente para caer limpiamente en el techo del hospital. Se giró hacía la puerta que daba con las escaleras para bajar hacía los consultorios y el rostro familiar de Erkki le recibió con una expresión que más bien parecía quererlo matar, que ayudarle con su problema.
Saltó con agilidad hasta la corniza de un techo cercano, cuando estuvo fuera de vista de los transeuntes en un callejón y comenzó a correr por los tejados sin mirar hacía atrás, si Eric se retrazaba en seguirle el paso, no era su problema, mucho menos cuando tenía tanta urgencia. Mientras corría comenzó a concentrarse en llamar telepáticamente a Erkki, una punzada de dolor le atravesó la cabeza como si se hubiera metido un puñal por las orejas, había usado muchas ténicas mentales esa noche, detección de auras, manipulación de los sentidos, visiones y ahora intentaba la telepatía que si bien no era fácil, era aún más compleja si mientras la hacías tenías que saltar techos y mantener el equilibrio.
Se concentró con fuerza, ignorando el dolor latente en enviar un simple mensaje a Erkki, la telepatía no era como un telegrafo o como una carta en la que te ponías a contar detalles o chismes, además de conectarte neuronalmente con el objetivo en cuestión tenías que generar los conceptos en su mente para que el mensaje tuviera sentido. Se concentró entonces en 3 cosas: "Ayuda, Anuar, Sangre". Esperaba que Erkki lo hubiera captado todo antes de llegar, así ahorrarían tiempo.
5 minutos después estuvo frente al hospital, deteniéndose en el borde de la corniza, sin girarse para encarar a Eric le advirtió - Conozco a un doctor en el hospital, es de total confianza, es mi mentor, entrarémos por el techo, él sabrá como curarle - Finalizada la frase, retrocedió unos 6 pasos y corrió hacía el borde dando un tremendo salto digno de un atleta olímpico y se agarró de unos cables donde se colgaba ropa, deslizándose agilmente para caer limpiamente en el techo del hospital. Se giró hacía la puerta que daba con las escaleras para bajar hacía los consultorios y el rostro familiar de Erkki le recibió con una expresión que más bien parecía quererlo matar, que ayudarle con su problema.
Última edición por Soren Kaarkarogf el Sáb Sep 18, 2010 12:33 pm, editado 3 veces
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Había terminado de atender un parto de emergencia. Se suponía que no le tocaba hacer ese tipo de trabajos pues él era un psiquiatra, pero esa noche de luna llena a las mujeres humanas les había dado por dar a luz ¡todas al mismo tiempo!, 5 partos simultaneos y apenas dos cirujanos disponibles. Mientras se limpiaba los restros de placenta que se le habían quedado metidos entre las uñas, sintió la fuerte presión de la mente de Soren abriéndose paso en su cabeza. - Joder y ahora que lio se habrá metido... - Murmuró rodando los ojos y cerrándolos para concentrarse en recibir el mensaje.
Anuar otra vez.
Genial. Lo que me faltaba para completar la noche, una mujer pariendo a un ruidoso muchachito y el muchachito de Soren para atender.
Dió un par de instrucciones a sus ayudantes de turno, para que no le molestaran en el consultorio las siguientes horas y subió hasta el último piso donde meses atrás había atendido al pintor en cuestión. En el camino preparó la sangre para la transfución, el mensaje había sido claro y consiso. Llevaba mucho tiempo comunicandose así con Soren, habían llegado un punto en el que no era necesario hablar para decir lo que sentían, por lo que cuando le vió aparecer en las escaleras, no se sorprendió de ver al chico inconsciente en sus brazos y manchado de escarlata por el cuello. Lo que si le sorprendió fue ver a un 3 en la fiesta. Alzó una ceja reparando al hombre, que debido a las circustancias, suponía era otro vampiro.
- Nunca podré librarme de ti - Comentó cinicamente como saludo.
- Para toda la eternidad - Respondió Soren con una media sonrisa que se disolvió al instante por la urgencia - Por favor... - Agregó en tono suplicante.
- ¿Y quien es el nuevo amiguito? - Comentó comenzando a caminar hasta su consultorio guiándoles, abriéndo la puerta e indicándole a Soren dejar a Anuar en la camilla - últimamente me sorprendes con tus habilidades sociales Soren - Agregó sardónico, sacando una inyección con una aguja de metal enorme, tomó el brazo del humano y le chuzó la vena, conectando el precario dispositivo a la bolsa con sangre - Tienes suerte, me iba a beber está última bolsa para la cena - Rió con su propia broma mostrando los colmillos - Por cierto, Doctor Erkki Aliranta, un placer monsieur - Finalizó dirigiéndose a Eric.
Anuar otra vez.
Genial. Lo que me faltaba para completar la noche, una mujer pariendo a un ruidoso muchachito y el muchachito de Soren para atender.
Dió un par de instrucciones a sus ayudantes de turno, para que no le molestaran en el consultorio las siguientes horas y subió hasta el último piso donde meses atrás había atendido al pintor en cuestión. En el camino preparó la sangre para la transfución, el mensaje había sido claro y consiso. Llevaba mucho tiempo comunicandose así con Soren, habían llegado un punto en el que no era necesario hablar para decir lo que sentían, por lo que cuando le vió aparecer en las escaleras, no se sorprendió de ver al chico inconsciente en sus brazos y manchado de escarlata por el cuello. Lo que si le sorprendió fue ver a un 3 en la fiesta. Alzó una ceja reparando al hombre, que debido a las circustancias, suponía era otro vampiro.
- Nunca podré librarme de ti - Comentó cinicamente como saludo.
- Para toda la eternidad - Respondió Soren con una media sonrisa que se disolvió al instante por la urgencia - Por favor... - Agregó en tono suplicante.
- ¿Y quien es el nuevo amiguito? - Comentó comenzando a caminar hasta su consultorio guiándoles, abriéndo la puerta e indicándole a Soren dejar a Anuar en la camilla - últimamente me sorprendes con tus habilidades sociales Soren - Agregó sardónico, sacando una inyección con una aguja de metal enorme, tomó el brazo del humano y le chuzó la vena, conectando el precario dispositivo a la bolsa con sangre - Tienes suerte, me iba a beber está última bolsa para la cena - Rió con su propia broma mostrando los colmillos - Por cierto, Doctor Erkki Aliranta, un placer monsieur - Finalizó dirigiéndose a Eric.
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Después de un rato corriendo, Soren saltó hasta la cornisa del tejado más cercano para correr así a gran velocidad. Maldita sea, saltar y correr era lo último que podía hacer después de lo de aquella noche. Pero lo hice, salté para poder seguir su paso e intenté correr a su velocidad, pero estaba claro que mis fuerzas estaban a niveles muy inferiores a los suyos.
En 5 minutos estábamos frente al hospital, y justo allí se detuvo, y sin ni siquiera mirarme, dijo en tono de advertencia: Conozco a un doctor en el hospital, es de total confianza, es mi mentor, entrarémos por el techo, él sabrá como curarle. Y dando unos pasos atrás, corrió hacia el borde del tejado para, de un gran salto, deslizarse por las cuerdas de un tendedero y caer en el techo del hospital. Suspiré, yo no tenía fuerzas ni para la mitad. Dar aquel maldito salto me costó horrores, y al caer al suelo no pude evitar gemir de dolor. Pero no tenía tiempo, debía seguir a Soren, y así lo hice. Llegamos a unos consultorios donde un hombre de gran altura miraba al vampiro con más ganas de acabar con él que de ayudarlo.
- Nunca podré librarme de ti.- dijo cinicamente aquel hombre, claramente vampiro.
- Para toda la eternidad.- respondió Soren con una media sonrisa que desapareció en pocos segundos - Por favor... - dijo en tono suplicante.
- ¿Y quien es el nuevo amiguito?.- inquirió caminando por los corredores hasta su consultorio, abriendo la puerta y señalando una camilla donde Soren dejó a Anuar. -últimamente me sorprendes con tus habilidades sociales Soren.- en otra ocasión su sarcástico humor me habría hecho reír, pero ni era el momento, ni el lugar. Dicho esto, sacó una inyección con una aguja de metal tan grande que por un momento pensé lo que debía de doler aquello, cogió el brazo de Anuar y encontrando la vena de Anuar, lo conectó a la bolsa de sangre. -Tienes suerte, me iba a beber está última bolsa para la cena.- él mismo se rió ante su propia broma, mostrando los colmillos, y finalmente se dirigió a mí. -Por cierto, Doctor Erkki Aliranta, un placer monsieur
Fruncí el ceño confuso, ¿qué debía hacer, estrechar su mano?
-Eric...- susurré agotado y sin apartar la mirada de Anuar.
Esto es culpa tuya, y lo sabes, sabes que es culpa tuya, maldito bastardo..., cerré los ojos molesto ante las palabras de mi propia mente y desvié la mirada hacia Soren, para mirarle con frialdad.
-Si no te hubieras metido en mi mente podría haberlo controlado... ¡podría tener la situación controlada!.- quizá estuviera mintiendo, pero si la visión no hubiera sido tan nítida, estaba seguro de que no me habría vuelto tan débil, y la posibilidad de atacar a Anuar no habría pasado por mi mente. -¿Quién demonios te crees para meterme en mi mente y manipular así mis recuerdos?
Estaba tan nervioso que no sabía ni la mitad de lo que decía. Los nervios, la culpa, el miedo, el dolor... eran demasiadas cosas para mí y no podía soportarlo todo. No podía soportar la idea de que alguien que me había ayudado muriese por mi culpa. ¿Por mi culpa? No... había sido él, él y su control mental, estaba seguro. No Eric, tú y solo tú
-¡Cállate, cállate, CÁLLATE!.- grité desesperado rompiendo el silencio de la sala y echándome las manos a la cabeza para tiramr del pelo. -Cállate...- repetí en un susurro caminando hasta una pared para apoyarme en ella y cerrar los ojos. -Cállate...
Quería cerrar los ojos para siempre, quería acabar ya con todo aquello, pero eso sería dejarme vencer por mi mente... ¿y no sería lo más fácil? Lo fácil parecía no ser una opción para mí...
En 5 minutos estábamos frente al hospital, y justo allí se detuvo, y sin ni siquiera mirarme, dijo en tono de advertencia: Conozco a un doctor en el hospital, es de total confianza, es mi mentor, entrarémos por el techo, él sabrá como curarle. Y dando unos pasos atrás, corrió hacia el borde del tejado para, de un gran salto, deslizarse por las cuerdas de un tendedero y caer en el techo del hospital. Suspiré, yo no tenía fuerzas ni para la mitad. Dar aquel maldito salto me costó horrores, y al caer al suelo no pude evitar gemir de dolor. Pero no tenía tiempo, debía seguir a Soren, y así lo hice. Llegamos a unos consultorios donde un hombre de gran altura miraba al vampiro con más ganas de acabar con él que de ayudarlo.
- Nunca podré librarme de ti.- dijo cinicamente aquel hombre, claramente vampiro.
- Para toda la eternidad.- respondió Soren con una media sonrisa que desapareció en pocos segundos - Por favor... - dijo en tono suplicante.
- ¿Y quien es el nuevo amiguito?.- inquirió caminando por los corredores hasta su consultorio, abriendo la puerta y señalando una camilla donde Soren dejó a Anuar. -últimamente me sorprendes con tus habilidades sociales Soren.- en otra ocasión su sarcástico humor me habría hecho reír, pero ni era el momento, ni el lugar. Dicho esto, sacó una inyección con una aguja de metal tan grande que por un momento pensé lo que debía de doler aquello, cogió el brazo de Anuar y encontrando la vena de Anuar, lo conectó a la bolsa de sangre. -Tienes suerte, me iba a beber está última bolsa para la cena.- él mismo se rió ante su propia broma, mostrando los colmillos, y finalmente se dirigió a mí. -Por cierto, Doctor Erkki Aliranta, un placer monsieur
Fruncí el ceño confuso, ¿qué debía hacer, estrechar su mano?
-Eric...- susurré agotado y sin apartar la mirada de Anuar.
Esto es culpa tuya, y lo sabes, sabes que es culpa tuya, maldito bastardo..., cerré los ojos molesto ante las palabras de mi propia mente y desvié la mirada hacia Soren, para mirarle con frialdad.
-Si no te hubieras metido en mi mente podría haberlo controlado... ¡podría tener la situación controlada!.- quizá estuviera mintiendo, pero si la visión no hubiera sido tan nítida, estaba seguro de que no me habría vuelto tan débil, y la posibilidad de atacar a Anuar no habría pasado por mi mente. -¿Quién demonios te crees para meterme en mi mente y manipular así mis recuerdos?
Estaba tan nervioso que no sabía ni la mitad de lo que decía. Los nervios, la culpa, el miedo, el dolor... eran demasiadas cosas para mí y no podía soportarlo todo. No podía soportar la idea de que alguien que me había ayudado muriese por mi culpa. ¿Por mi culpa? No... había sido él, él y su control mental, estaba seguro. No Eric, tú y solo tú
-¡Cállate, cállate, CÁLLATE!.- grité desesperado rompiendo el silencio de la sala y echándome las manos a la cabeza para tiramr del pelo. -Cállate...- repetí en un susurro caminando hasta una pared para apoyarme en ella y cerrar los ojos. -Cállate...
Quería cerrar los ojos para siempre, quería acabar ya con todo aquello, pero eso sería dejarme vencer por mi mente... ¿y no sería lo más fácil? Lo fácil parecía no ser una opción para mí...
Última edición por Eric el Dom Sep 19, 2010 10:30 am, editado 1 vez
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Se recostó en el escritorio observando como Erkki checaba el pulso de Anuar contando las pulsaciones por minuto, esa era la segunda vez que Anuar se encontraba recostado en esa camilla, anteriormente mordido por un hombre lobo, ahora por un vampiro, Erkki comenzó a checar las pupilas de sus ojos, levantándo sus parpados y posteriormente le abrió la boca observándo su interior. Se había olvidado inclusive del otro vampiro hasta que este habló, había desesperación en su voz, le reclamaba por lo que había hecho y de un momento a otro pareció entablar una agitada discución consigo mismo.
Soren no dijo nada ni le interrumpió. No era la primera vez que hablaba con una persona que tenía diferentes creaturas viviendo dentro de su cuerpo, sabía muy bien que la mente era una cosa complicada e inexplicable, llena de misterios, un espacio en el que el razocinio y las reglas convencionales simplemente no se aplicaban. Dejó escapar un suspiro cuando el hombre se quedó en silencio, sintiéndose un poco más en sus cabales, sabiéndo que Anuar estaba en buenas manos.
- Lo que hice no fue una movida inteligente de mi parte - Declaró con expresión cansina - Por lo cual, espero acepte mis disculpas - Agregó observando de soslayo al inconsciente joven en la camilla - Cuando observé su aura... no pude evitar preocuparme por la seguridad del joven Dutuescu... pero tal parece que el resultado fue bastante infortunado - Giró de nuevo su rostro hacía Eric. Se había metido en la mente de él sin permiso y ahora que las cosas comenzaban a calmarse, comenzaba a aborrecerse por haberse entrometido en algo tan íntimo.
Después de la tormenta llega la calma, según decían, salía del ojo del huracán para observar la desastroza devastación y los escombros esparcidos por todas partes.
- Me he dejado llevar por mis impulsos - Agregó y Erkki giró su rostro alzando una ceja al escuchar aquello - Supongo que luego de escuchar como el joven intentaba protegerle aún luego de haber sido atacado... usted debe ser importante para él y si es así... no tengo ningún derecho... - Se detuvo, ya no sabía ni lo que estaba diciendo.
(( Eric, puedes seguir tu, porque por ahora Erkki se dedicará atender a Anuar ))
Soren no dijo nada ni le interrumpió. No era la primera vez que hablaba con una persona que tenía diferentes creaturas viviendo dentro de su cuerpo, sabía muy bien que la mente era una cosa complicada e inexplicable, llena de misterios, un espacio en el que el razocinio y las reglas convencionales simplemente no se aplicaban. Dejó escapar un suspiro cuando el hombre se quedó en silencio, sintiéndose un poco más en sus cabales, sabiéndo que Anuar estaba en buenas manos.
- Lo que hice no fue una movida inteligente de mi parte - Declaró con expresión cansina - Por lo cual, espero acepte mis disculpas - Agregó observando de soslayo al inconsciente joven en la camilla - Cuando observé su aura... no pude evitar preocuparme por la seguridad del joven Dutuescu... pero tal parece que el resultado fue bastante infortunado - Giró de nuevo su rostro hacía Eric. Se había metido en la mente de él sin permiso y ahora que las cosas comenzaban a calmarse, comenzaba a aborrecerse por haberse entrometido en algo tan íntimo.
Después de la tormenta llega la calma, según decían, salía del ojo del huracán para observar la desastroza devastación y los escombros esparcidos por todas partes.
- Me he dejado llevar por mis impulsos - Agregó y Erkki giró su rostro alzando una ceja al escuchar aquello - Supongo que luego de escuchar como el joven intentaba protegerle aún luego de haber sido atacado... usted debe ser importante para él y si es así... no tengo ningún derecho... - Se detuvo, ya no sabía ni lo que estaba diciendo.
(( Eric, puedes seguir tu, porque por ahora Erkki se dedicará atender a Anuar ))
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Quería dejarme caer allí mismo, ¿qué importaba lo que pasara después? Todo se había estropeado ya, todas las ideas que había tenido sobre la fiesta habían tenido un final inesperado, el peor final de todos. O bueno, quizá no, a fin de cuentas Anuar aún estaba vivo. Suspiré cansado pasándome las manos por los ojos, ¿qué iba a hacer ahora? Esperar era demasiado difícil para alguien que no tiene fuerzas y mantiene una constante batalla consigo mismo. Las fuerzas fallaron, y poco a poco mi cuerpo fue deslizándose por la pared, y para cuando me di cuenta, estaba apoyado sobre mis propias rodillas. Me reí debilmente y me tapé los ojos alzando la cabeza. Aquel constante dolor no cesaba, ni las preguntas sin respuesta.
-Lo que hice no fue una movida inteligente de mi parte.- al escuchar la voz de aquel vampiro hice un esfuerzo por abrir los ojos. -Por lo cual, espero acepte mis disculpas.- continuó mirando ahora a Anuar. ¿Qué?. - Cuando observé su aura... no pude evitar preocuparme por la seguridad del joven Dutuescu... pero tal parece que el resultado fue bastante infortunado.- su rostro se fijó entonces en mí, como si estuviera esperando algo. -Me he dejado llevar por mis impulsos.- oí que decía, pero estaba demasiado ocupado por un momento sacando fuerzas para levantarme. -Supongo que luego de escuchar como el joven intentaba protegerle aún luego de haber sido atacado... usted debe ser importante para él y si es así... no tengo ningún derecho...
Cuando su voz dejó de hablar, no pude evitar echarme a reír. Me reí durante unos segundos y me detuve lentamente, dedicándole una fría mirada aprentado los dientes.
-Que acepte tus disculpas....- susurré entre dientes y me reí friamente. Caminé lentamente hacia él, y al situarme frente a él, levanté la cabeza para mirarle directamente a los ojos. -Esperas que acepte tus disculpas....- fruncí el ceño furioso y agarré el cuello de su camisa. No podía levantarle en el aire ni mucho menos, pero si amanazarle de aquel modo. -¡Prentedes que acepte tus discupas cuando casi mato a Anuar!.- le solté empujándole suavemente y cerré los ojos echándome una mano a la frente.
No podía pegarle, no podía. En el fondo, le entendía. Lo había hecho para proteger a Anuar, y a fin de cuentas yo era un vampiro... ¿tenía todo aquello algún sentido? No era capaz de unir cabos ni de pensar, no estaba en mi mejor momento y mi mente no dejaba de repetirme que la culpa de todo aquello era solamente mía. Cerré fuerte los ojos apretando los dientes, ¿por qué no me iba ya? Anuar estaba bien, Soren no parecía querer matarme... ¿qué me ataba a seguir allí? Era una tontería seguir allí... pero si era una tontería para mi mente, significaba que algún sentimiento había de por medio. ¿Pena? ¿Culpa? O simplemente ¿cariño? Me reí friamente, Te estás volviendo loco...
-Lo que hice no fue una movida inteligente de mi parte.- al escuchar la voz de aquel vampiro hice un esfuerzo por abrir los ojos. -Por lo cual, espero acepte mis disculpas.- continuó mirando ahora a Anuar. ¿Qué?. - Cuando observé su aura... no pude evitar preocuparme por la seguridad del joven Dutuescu... pero tal parece que el resultado fue bastante infortunado.- su rostro se fijó entonces en mí, como si estuviera esperando algo. -Me he dejado llevar por mis impulsos.- oí que decía, pero estaba demasiado ocupado por un momento sacando fuerzas para levantarme. -Supongo que luego de escuchar como el joven intentaba protegerle aún luego de haber sido atacado... usted debe ser importante para él y si es así... no tengo ningún derecho...
Cuando su voz dejó de hablar, no pude evitar echarme a reír. Me reí durante unos segundos y me detuve lentamente, dedicándole una fría mirada aprentado los dientes.
-Que acepte tus disculpas....- susurré entre dientes y me reí friamente. Caminé lentamente hacia él, y al situarme frente a él, levanté la cabeza para mirarle directamente a los ojos. -Esperas que acepte tus disculpas....- fruncí el ceño furioso y agarré el cuello de su camisa. No podía levantarle en el aire ni mucho menos, pero si amanazarle de aquel modo. -¡Prentedes que acepte tus discupas cuando casi mato a Anuar!.- le solté empujándole suavemente y cerré los ojos echándome una mano a la frente.
No podía pegarle, no podía. En el fondo, le entendía. Lo había hecho para proteger a Anuar, y a fin de cuentas yo era un vampiro... ¿tenía todo aquello algún sentido? No era capaz de unir cabos ni de pensar, no estaba en mi mejor momento y mi mente no dejaba de repetirme que la culpa de todo aquello era solamente mía. Cerré fuerte los ojos apretando los dientes, ¿por qué no me iba ya? Anuar estaba bien, Soren no parecía querer matarme... ¿qué me ataba a seguir allí? Era una tontería seguir allí... pero si era una tontería para mi mente, significaba que algún sentimiento había de por medio. ¿Pena? ¿Culpa? O simplemente ¿cariño? Me reí friamente, Te estás volviendo loco...
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
-¡Prentedes que acepte tus discupas cuando casi mato a Anuar!.-
Se quedó mirándo al vampiro cuyos ojos transmitían una espantosa angustia. Escuchando sus palabras, sintiéndo sus manos cerradas fuertemente en su camiza, Soren se dio cuenta de cuan lejos había llegado y de que no tenía ni idea del grave error que había cometido. Habia visto muchas almas atormentadas en el pasado ciertamente Eric era una de ellas. Le contempló en silencio sin poder responder a su reclamo, porque no tenía palabras, nada de lo que dijera cambiaría lo que había hecho, no podía regresar al pasado para remediarlo, ya le había pedido disculpas y no encontraba otra cosa que decir.
- Os gustará saber, que el humano no corre peligro - Interrumpió la voz del doctor quien seguía dándoles la espalda - Recobrará el conocimiento en cualquier momento, no ha perdido demasiada sangre, más bien el chico es delicado... con lo delgado que está, no es de extrañar que se haya desmayado con tan poca pérdida de sangre - Explicó girándose para observarles a ambos. Soren se sintió miserable e impotente. ¿Que clase de amigo era que no podía tan si quiera cuidar bien de él?
- Gracias Erkki - Exclamó con honestidad - Si no fuera por ti... siempre estás salvándole... no se como recompensarte - Agregó y el doctor se acercó depositándole una mano en el hombro, su expresión se había suavizado bastante, eso era buena señal, pensaba Soren, la última vez había intentado matar a Anuar...
- Yo te creé - Exclamó Erkki - Pero eso no significa que tengas que hacer las cosas a mi manera - Giró su rostro hacía Eric - No lo culpo Monsieur, este idiota tiene la capacidad de crear una catastrofe nacional en cuestión de minutos - Esta vez una sonrisa desprovista de sarcasmo se formó en los labios del doctor - Regresaré en un rato, debo checar otros pascientes, supongo que tienen asuntos pendientes por hablar -
Erkki salió del consultorio y el silencio que se formó hizo que Soren se removiera incómodo y se acercara con pasos duditativos a la camilla donde Anuar lucía como un niño tranquilamente dormido, los rastros de sangre seca en su cuello se habían vuelto de un café oscuro.
- Quizás debamos comenzar por el principio - Murmuró dejando escapar un largo suspiro - Soren Kaarkarogf, profesor de historia del Arte y literatura de la Colege de Paris... ¿Y usted es? -
Se quedó mirándo al vampiro cuyos ojos transmitían una espantosa angustia. Escuchando sus palabras, sintiéndo sus manos cerradas fuertemente en su camiza, Soren se dio cuenta de cuan lejos había llegado y de que no tenía ni idea del grave error que había cometido. Habia visto muchas almas atormentadas en el pasado ciertamente Eric era una de ellas. Le contempló en silencio sin poder responder a su reclamo, porque no tenía palabras, nada de lo que dijera cambiaría lo que había hecho, no podía regresar al pasado para remediarlo, ya le había pedido disculpas y no encontraba otra cosa que decir.
- Os gustará saber, que el humano no corre peligro - Interrumpió la voz del doctor quien seguía dándoles la espalda - Recobrará el conocimiento en cualquier momento, no ha perdido demasiada sangre, más bien el chico es delicado... con lo delgado que está, no es de extrañar que se haya desmayado con tan poca pérdida de sangre - Explicó girándose para observarles a ambos. Soren se sintió miserable e impotente. ¿Que clase de amigo era que no podía tan si quiera cuidar bien de él?
- Gracias Erkki - Exclamó con honestidad - Si no fuera por ti... siempre estás salvándole... no se como recompensarte - Agregó y el doctor se acercó depositándole una mano en el hombro, su expresión se había suavizado bastante, eso era buena señal, pensaba Soren, la última vez había intentado matar a Anuar...
- Yo te creé - Exclamó Erkki - Pero eso no significa que tengas que hacer las cosas a mi manera - Giró su rostro hacía Eric - No lo culpo Monsieur, este idiota tiene la capacidad de crear una catastrofe nacional en cuestión de minutos - Esta vez una sonrisa desprovista de sarcasmo se formó en los labios del doctor - Regresaré en un rato, debo checar otros pascientes, supongo que tienen asuntos pendientes por hablar -
Erkki salió del consultorio y el silencio que se formó hizo que Soren se removiera incómodo y se acercara con pasos duditativos a la camilla donde Anuar lucía como un niño tranquilamente dormido, los rastros de sangre seca en su cuello se habían vuelto de un café oscuro.
- Quizás debamos comenzar por el principio - Murmuró dejando escapar un largo suspiro - Soren Kaarkarogf, profesor de historia del Arte y literatura de la Colege de Paris... ¿Y usted es? -
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
No escuché ninguna respuesta de su parte, y eso solo me hizo sentirme más frustrado. ¿Debía irme ya? Quizá su silencio era solo una señal de que yo ya sobraba allí. Suspiré y abrí los ojos lentamente, agotado, cada vez más. ¿Por qué no me dejaba caer ya? ¿Por qué no me dejaba vencer por mi mente? Una vez más, una menos, ¿alguien lo notaría?
Quizá solo tenía miedo de lo que pudiera pasar si me dejara vencer. Parecía pues, que después de todo lo sucedido aquella noche, solo había experimentado un aumento en el miedo a las visiones.
-Os gustará saber, que el humano no corre peligro.- la voz del doctor resonó en el cuarto y masajeé el puente de mi nariz lentamente, buscando un alivio para el dolor de cabeza. -Recobrará el conocimiento en cualquier momento, no ha perdido demasiada sangre, más bien el chico es delicado... con lo delgado que está, no es de extrañar que se haya desmayado con tan poca pérdida de sangre.- continuó, girándose hacia nosotros.
-Gracias Erkki.- dijo la voz de Soren con un deje de honestidad. -Si no fuera por ti... siempre estás salvándole... no sé como recompensarte.- suspiré, sin ánimo de oír la conversación. La culpa me carcomía demasiado.
- Yo te creé.- dijo ahora la voz de Erkki. -Pero eso no significa que tengas que hacer las cosas a mi manera.- su rostro se volvió de pronto hacia mí. -No lo culpo Monsieur, este idiota tiene la capacidad de crear una catastrofe nacional en cuestión de minuto.- una sonrisa de dibujó entonces en sus labios. -Regresaré en un rato, debo checar otros pascientes, supongo que tienen asuntos pendientes por hablar.
¿Que tendría yo que hablar con aquel vampiro? ¿Sobre qué tal se estaba paseando por los rincones de mi mente?
Cuando Erkki salió del consultorio, Soren se acercó lentamente hacia la camisa de Anuar, donde éste aún descansaba, con su herida ya cerrada.
-Quizás debamos comenzar por el principio.- murmuró tras dejar escapar un largo suspiro. -Soren Kaarkarogf, profesor de historia del Arte y literatura de la Colege de Paris... ¿Y usted es?
-¿Acaso no lo sabes ya?.- murmuré molesto acercándome a él, levantando la mirada para fijar mis ojos en los suyos. -Me llamo Eric, lo demás, debes de saberlo tú mejor que yo... ¿me equivoco?.- fruncí ligeramente el ceño y agarré su camisa apretando el puño. -Páralo... tú lo has empezado, haz que pare.- me habría gustado que mi voz sonase de otra manera, pero sonó como una súplica más que una amenaza. Solté su camisa y suspiré agotado, aún tenía pequeñas repeticiones de mi visión, y por mucho que lo intentara, la sola idea de pensar en ella y sobre lo que en ella había visto, me causaba un profundo miedo. -¿Por qué lo hiciste?.- le pregunté finalmente clavando una fría mirada en sus ojos. Quería un por qué, una razón con sentido. No me servía ya la excusa de ser vampiro, eso no me servía para explicar la saña con la que había actuado. O al menos, yo lo veía así. Quizá simplemente lo pensaba porque había sido la visión más dolorosa de todo mi nueva y maldita vida, pero no podía evitar pensar que algo le había llevado a actuar así.
Apreté los dientes ante la debilidad que inundaba mi cuerpo, y como un auto reflejo apoyé una de mis manos en la camilla donde reposaba Anuar.
Quizá solo tenía miedo de lo que pudiera pasar si me dejara vencer. Parecía pues, que después de todo lo sucedido aquella noche, solo había experimentado un aumento en el miedo a las visiones.
-Os gustará saber, que el humano no corre peligro.- la voz del doctor resonó en el cuarto y masajeé el puente de mi nariz lentamente, buscando un alivio para el dolor de cabeza. -Recobrará el conocimiento en cualquier momento, no ha perdido demasiada sangre, más bien el chico es delicado... con lo delgado que está, no es de extrañar que se haya desmayado con tan poca pérdida de sangre.- continuó, girándose hacia nosotros.
-Gracias Erkki.- dijo la voz de Soren con un deje de honestidad. -Si no fuera por ti... siempre estás salvándole... no sé como recompensarte.- suspiré, sin ánimo de oír la conversación. La culpa me carcomía demasiado.
- Yo te creé.- dijo ahora la voz de Erkki. -Pero eso no significa que tengas que hacer las cosas a mi manera.- su rostro se volvió de pronto hacia mí. -No lo culpo Monsieur, este idiota tiene la capacidad de crear una catastrofe nacional en cuestión de minuto.- una sonrisa de dibujó entonces en sus labios. -Regresaré en un rato, debo checar otros pascientes, supongo que tienen asuntos pendientes por hablar.
¿Que tendría yo que hablar con aquel vampiro? ¿Sobre qué tal se estaba paseando por los rincones de mi mente?
Cuando Erkki salió del consultorio, Soren se acercó lentamente hacia la camisa de Anuar, donde éste aún descansaba, con su herida ya cerrada.
-Quizás debamos comenzar por el principio.- murmuró tras dejar escapar un largo suspiro. -Soren Kaarkarogf, profesor de historia del Arte y literatura de la Colege de Paris... ¿Y usted es?
-¿Acaso no lo sabes ya?.- murmuré molesto acercándome a él, levantando la mirada para fijar mis ojos en los suyos. -Me llamo Eric, lo demás, debes de saberlo tú mejor que yo... ¿me equivoco?.- fruncí ligeramente el ceño y agarré su camisa apretando el puño. -Páralo... tú lo has empezado, haz que pare.- me habría gustado que mi voz sonase de otra manera, pero sonó como una súplica más que una amenaza. Solté su camisa y suspiré agotado, aún tenía pequeñas repeticiones de mi visión, y por mucho que lo intentara, la sola idea de pensar en ella y sobre lo que en ella había visto, me causaba un profundo miedo. -¿Por qué lo hiciste?.- le pregunté finalmente clavando una fría mirada en sus ojos. Quería un por qué, una razón con sentido. No me servía ya la excusa de ser vampiro, eso no me servía para explicar la saña con la que había actuado. O al menos, yo lo veía así. Quizá simplemente lo pensaba porque había sido la visión más dolorosa de todo mi nueva y maldita vida, pero no podía evitar pensar que algo le había llevado a actuar así.
Apreté los dientes ante la debilidad que inundaba mi cuerpo, y como un auto reflejo apoyé una de mis manos en la camilla donde reposaba Anuar.
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
¿Qué habia después de la muerte? “Memorias y deseo de cosas que no existen, accesos de alegría, impulsos de llorar” ¿Qué hacia en aquellos instantes recordando una poesía? Sus memorias por las de Eric porque a el ya de nada le servían mas parecía querer olvidar que preocuparse en seguirlas teniendo presente, mas daño le hacia soñar recordar vívidamente que intercambiarlas por aquellas que parecían merecer mas la pena, por que su cuerpo yacía inerte sobre los brazos de alguien mas no asi su mente se habia desvanecido en la nada misma seguía procesando información mas ahorrando fuerzas aparentes al dejarle en aquel letargo que lentamente pasaba al sueño eterno.
Seria acaso que la muerte no era mas que un estado quizá quedase asi eternamente con los pensamientos el hilo y solo su cuerpo sufriendo la atrocidad del corazón que ya no late, quizá dejaría de pensar en algun momento y entraría a aquel mundo celestial como alma y no como cuerpo aunque bien sabia y suponía que su lugar no era el cielo sino el averno, aquel que los artistas y religiosos pintaban como consumido por el fuego, quizá sencillamente no habia nada después de la muerte.
¿Qué habia antes de la muerte? Un dolor que le habia obligado a doblegarse, un desgarro sobre su cuello eso habia cuando minimo antes de todo lo que ahora era, habia dos vampiros y una fiesta de sociedad a la que el habia insistido en asistir ese era su antes y su ahora se limitaba a un monton de pensamientos incoherentes que pretendían ceñirse a su mente para mantenerle activa no deseaba perecer de aquella forma no quería que su tremula mano se ciñese por ultima vez a la mano de Soren, no deseaba marcharse y ya porque…¿Quién le recordaría?
Gritaba, un grito que nadie escuchaba unas lagrimas que no corrian, un dolor que nadie conocida “despierta inútil ¡despierta!” su rostro viro dejando escapar un gemido en el mundo ”real” porque sus pensamientos tenían lugar en otro plano uno que parecía existir solo en su cabeza quizá eso era la muerte vivir dentro de uno mismo…se negaba a aquello el iba a despertar se iba a disculpar y terminaría lo que habia pensado, le ayudaría a Eric a recordar, le diría a Soren todo…si esque despertaba no habría ya palabras no pronunciadas.
Una paz incontenible le embriago el cuerpo haciéndole sentir nuevamente mas pesado, entreabrió los parpados con esfuerzo sigilosamente, observando como manchones difusos aquellos dos cuerpos, aquellos dos que suponía quienes eran, no asi e atrevió a pronunciar palabras alguna mas bien cerrando los parpados nuevamente ¿Qué ocurria con el? Ya antes habia visto la muerte de forma estrafalariamente cercana, y en aquella ocasión la se habia mofado de ella sin sentir un ápice de temor ahora, ahora que estaba mucho mas lejos de ella que en aquella ocasión el miedo le habia carcomido quizá, porque ahora suponía tener algo porque seguir en pie.
{tuve mucho tiempo libre y me aburria...}
Seria acaso que la muerte no era mas que un estado quizá quedase asi eternamente con los pensamientos el hilo y solo su cuerpo sufriendo la atrocidad del corazón que ya no late, quizá dejaría de pensar en algun momento y entraría a aquel mundo celestial como alma y no como cuerpo aunque bien sabia y suponía que su lugar no era el cielo sino el averno, aquel que los artistas y religiosos pintaban como consumido por el fuego, quizá sencillamente no habia nada después de la muerte.
¿Qué habia antes de la muerte? Un dolor que le habia obligado a doblegarse, un desgarro sobre su cuello eso habia cuando minimo antes de todo lo que ahora era, habia dos vampiros y una fiesta de sociedad a la que el habia insistido en asistir ese era su antes y su ahora se limitaba a un monton de pensamientos incoherentes que pretendían ceñirse a su mente para mantenerle activa no deseaba perecer de aquella forma no quería que su tremula mano se ciñese por ultima vez a la mano de Soren, no deseaba marcharse y ya porque…¿Quién le recordaría?
Gritaba, un grito que nadie escuchaba unas lagrimas que no corrian, un dolor que nadie conocida “despierta inútil ¡despierta!” su rostro viro dejando escapar un gemido en el mundo ”real” porque sus pensamientos tenían lugar en otro plano uno que parecía existir solo en su cabeza quizá eso era la muerte vivir dentro de uno mismo…se negaba a aquello el iba a despertar se iba a disculpar y terminaría lo que habia pensado, le ayudaría a Eric a recordar, le diría a Soren todo…si esque despertaba no habría ya palabras no pronunciadas.
Una paz incontenible le embriago el cuerpo haciéndole sentir nuevamente mas pesado, entreabrió los parpados con esfuerzo sigilosamente, observando como manchones difusos aquellos dos cuerpos, aquellos dos que suponía quienes eran, no asi e atrevió a pronunciar palabras alguna mas bien cerrando los parpados nuevamente ¿Qué ocurria con el? Ya antes habia visto la muerte de forma estrafalariamente cercana, y en aquella ocasión la se habia mofado de ella sin sentir un ápice de temor ahora, ahora que estaba mucho mas lejos de ella que en aquella ocasión el miedo le habia carcomido quizá, porque ahora suponía tener algo porque seguir en pie.
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Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
- Sólo se su nombre - Murmuró incómodo al escuchar sus reclamos por haber incursionado en lugares que no debía, pero lo siguiente le desconcertó un poco. ¿Que parara?, ¡pero si hacía mucho tiempo que había canselado la técnica!, habían perdido contacto visual en el momento en el que había bajado corriendo desde el palco y le había separado de Anuar, con todo el revuelo causado, no había podido concentrarse en continuar atacándole. - Monsieur Eric... ya no estoy haciendo nada... no estoy en su mente - Aclaró sin poder evitar la sorpresa. Su nueva pregunta le hizo fruncir el ceño.
- He actuado sin pensar, le he atacado porque temía que fuera peligroso... pero no puedo controlar las visiones o sensaciones de mis victimas... sólo provocarlas - Explica sintiéndose cada vez más incómodo con el asunto - Pocas veces puedo ver o sentir esas ilusiones... no se porque, pero la conexión fue realmente fuerte, quizás no fue del todo gracias a mi técnica, quizás exista algo en su mente queriendo salir - El vampiro parecía realmente asustado y perturbado, no podía determinar si era joven o viejo, porque era diíficil saberlo por su físico, sin embargo su mente había sido relativamente fácil de manipular, lo que indicaba que el neonato era más joven que él.
- A juzgar por la situación... usted es un vampiro joven Eric, más joven que yo y por supuesto que Erkki, las técnicas mentales funcionan mejor en mentes más débiles - Se apresuró a agregar - No... estoy queriéndo decir que usted sea más débil que yo... pero comprenderá que la sangre con el tiempo se fortaleze y nos hace menos vulnerables a este tipo de ataques - Explicó llevándose una mano para rascarse la nuca.
- Se que he hecho algo estúpido y quizás las cosas habrían terminado de manera muy distinta si yo no hubiese interferido... pero ese joven... - Murmura, su voz volviéndose débil con el paso de los minutos - Este joven - Agregó tomando la muñeca de Anuar entre las suyas - Se ha vuelto demasiado importante para mi... logra que pierda el control que he perfeccionado a lo largo de cientos de años -
- He actuado sin pensar, le he atacado porque temía que fuera peligroso... pero no puedo controlar las visiones o sensaciones de mis victimas... sólo provocarlas - Explica sintiéndose cada vez más incómodo con el asunto - Pocas veces puedo ver o sentir esas ilusiones... no se porque, pero la conexión fue realmente fuerte, quizás no fue del todo gracias a mi técnica, quizás exista algo en su mente queriendo salir - El vampiro parecía realmente asustado y perturbado, no podía determinar si era joven o viejo, porque era diíficil saberlo por su físico, sin embargo su mente había sido relativamente fácil de manipular, lo que indicaba que el neonato era más joven que él.
- A juzgar por la situación... usted es un vampiro joven Eric, más joven que yo y por supuesto que Erkki, las técnicas mentales funcionan mejor en mentes más débiles - Se apresuró a agregar - No... estoy queriéndo decir que usted sea más débil que yo... pero comprenderá que la sangre con el tiempo se fortaleze y nos hace menos vulnerables a este tipo de ataques - Explicó llevándose una mano para rascarse la nuca.
- Se que he hecho algo estúpido y quizás las cosas habrían terminado de manera muy distinta si yo no hubiese interferido... pero ese joven... - Murmura, su voz volviéndose débil con el paso de los minutos - Este joven - Agregó tomando la muñeca de Anuar entre las suyas - Se ha vuelto demasiado importante para mi... logra que pierda el control que he perfeccionado a lo largo de cientos de años -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
-Sólo sé su nombre.- murmuró, haciendo me riese irónicamente un momento. -Monsieur Eric... ya no estoy haciendo nada... no estoy en su mente.- agregó de pronto, y un escalofrío subió por mi brazo. Busqué su mirada y solo encontré la sorpresa en su rostro. ¿Cómo?, dije un susurro casi inaudible. ¿Como que no estaba haciendo nada? ¡¿Como que ya no estaba en mi mente?! ¡¿Qué demonios estaba pasando entonces?! ¿Por qué demonios dolía tanto...? Comenzaba a perder los estribos. Y los nervios.
Cerré los ojos agarrando con fuerza la sábana de la camilla donde aún reposaba Anuar. Tenía que calmarme, comenzaba a sentir una peligrosa vorágine de sentimientos que se mezclaban entre sí y aumentaban aquel punzante dolor que me atravesaba la cabeza de un lado a otro. Aquel dolor que recorría hasta el último recoveco de mi mente, matando poco a poco las conexiones entre los nervios principales y sus nervios funcionales.
-He actuado sin pensar, le he atacado porque temía que fuera peligroso... pero no puedo controlar las visiones o sensaciones de mis victimas... sólo provocarlas.- apreté los labios frunciendo ligeramente ante la molestia que causó su voz al resonar en mi mente. Luchaba por entender lo que estaba diciendo, pero comenzaba a ser imposible oírle ante aquella cantidad de sentimientos encontrados en mi mente. -Pocas veces puedo ver o sentir esas ilusiones... no se porque, pero la conexión fue realmente fuerte, quizás no fue del todo gracias a mi técnica, quizás exista algo en su mente queriendo salir.- ¿algo que quería salir? ¿otra parte de mí tan perturbada como mi propia mente? ¿Un maldito psicópata? ¿Alguien perturbado que viviría en mi cabeza y acabaría conmigo? Si es que eso no sucedía ya... -A juzgar por la situación... usted es un vampiro joven Eric, más joven que yo y por supuesto que Erkki, las técnicas mentales funcionan mejor en mentes más débiles.- hice un gran esfuerzo por agitar la e intentar asimilar lo que decía, ¿vampiro joven había dicho?. - No... estoy queriéndo decir que usted sea más débil que yo... pero comprenderá que la sangre con el tiempo se fortaleze y nos hace menos vulnerables a este tipo de ataques.
Abrí lentamente los ojos, y lo primero que se toparon estos fueron mis manos, que no dejaban de temblar. Solté asustado la sábana de la camilla. Parpadeé varias veces al ver la magnitud de los temblores, estaban fuera de sí, completamente.
Y parecía no ser lo único en mí que estaba fuera de control. Mi mente comenzaba a descontrolarse de forma exagerada, repitiendo una y otra las palabras que había oído en mi visión. Me estaba volviendo loco en pequeñas dosis de dolor. Volví a cerrar los ojos e hice el esfuerzo de hablar, pero ya era imposible.
¿Por qué no estaba ya buscando alguna víctima para que su sangre me ayudase a cesar todo aquello? ¿Tanto me preocupaba lo que pudiera hacerle aquel vampiro a Anuar?
- Se que he hecho algo estúpido y quizás las cosas habrían terminado de manera muy distinta si yo no hubiese interferido... pero ese joven... -murmuró con voz cada vez más débil, y me decidí a hacer un esfuerzo para mirarle. - Este joven.- comenzó tomando la mano de Anuar.- Se ha vuelto demasiado importante para mi... logra que pierda el control que he perfeccionado a lo largo de cientos de años -
Me quedé completamente en silencio, mirándole sin saber qué hacer o qué decir, ni siquiera sabía si podría hacer o decir algo.
-T-tengo... creo... que tengo 163 años....- murmuré con dificultad y una voz temblorosa. -¿Crees... que aún puedo ser considerado un vampiro joven...?.- me reí amargamente y cerré los ojos con fuerza de nuevo.
Basta, Eric, basta..., me susurré a mi mismo, pero lo único que recibí a cambio fue un escalofrío que recorrió mi columna dejándome completamente paralizo. Dolía, dolía a rayos. Apreté los dientes y me tapé los ojos desesperado. ¿Por qué no paraba ya? ¿Por qué no podía sacarlo de mi cabeza de una vez? Se me escapó una amarga risa al pensar que si para recordar mi pasado tenía que sufrir todo esto, definitivamente renunciaba de mi idea.
Un grito ahogado se escapó de mi boca y cubrí mis orejas con ambas manos. Era ella. ¡Ella! Ella y su maldita voz perturbándome por completo. Apreté fuerte en las sienes, aquello solo había logrado aumentar el dolor.
-Basta por favor, basta...
Fue lo último que oí antes de caer al suelo como si me hubiese desmayado, con los ojos en blanco, como cuando sufría visiones, y en posición fetal. Temblando como un niño a media noche cuando la tormenta llama a su ventana, como una mujer atemorizada ante la amenaza de muerte de un hombre, como un hombre al encontrarse con la misma muerte.
Como un loco que finalmente, perdía toda la capacidad de control sobre si mismo. Se había acabado. Ellas habían ganado.
Cerré los ojos agarrando con fuerza la sábana de la camilla donde aún reposaba Anuar. Tenía que calmarme, comenzaba a sentir una peligrosa vorágine de sentimientos que se mezclaban entre sí y aumentaban aquel punzante dolor que me atravesaba la cabeza de un lado a otro. Aquel dolor que recorría hasta el último recoveco de mi mente, matando poco a poco las conexiones entre los nervios principales y sus nervios funcionales.
-He actuado sin pensar, le he atacado porque temía que fuera peligroso... pero no puedo controlar las visiones o sensaciones de mis victimas... sólo provocarlas.- apreté los labios frunciendo ligeramente ante la molestia que causó su voz al resonar en mi mente. Luchaba por entender lo que estaba diciendo, pero comenzaba a ser imposible oírle ante aquella cantidad de sentimientos encontrados en mi mente. -Pocas veces puedo ver o sentir esas ilusiones... no se porque, pero la conexión fue realmente fuerte, quizás no fue del todo gracias a mi técnica, quizás exista algo en su mente queriendo salir.- ¿algo que quería salir? ¿otra parte de mí tan perturbada como mi propia mente? ¿Un maldito psicópata? ¿Alguien perturbado que viviría en mi cabeza y acabaría conmigo? Si es que eso no sucedía ya... -A juzgar por la situación... usted es un vampiro joven Eric, más joven que yo y por supuesto que Erkki, las técnicas mentales funcionan mejor en mentes más débiles.- hice un gran esfuerzo por agitar la e intentar asimilar lo que decía, ¿vampiro joven había dicho?. - No... estoy queriéndo decir que usted sea más débil que yo... pero comprenderá que la sangre con el tiempo se fortaleze y nos hace menos vulnerables a este tipo de ataques.
Abrí lentamente los ojos, y lo primero que se toparon estos fueron mis manos, que no dejaban de temblar. Solté asustado la sábana de la camilla. Parpadeé varias veces al ver la magnitud de los temblores, estaban fuera de sí, completamente.
Y parecía no ser lo único en mí que estaba fuera de control. Mi mente comenzaba a descontrolarse de forma exagerada, repitiendo una y otra las palabras que había oído en mi visión. Me estaba volviendo loco en pequeñas dosis de dolor. Volví a cerrar los ojos e hice el esfuerzo de hablar, pero ya era imposible.
¿Por qué no estaba ya buscando alguna víctima para que su sangre me ayudase a cesar todo aquello? ¿Tanto me preocupaba lo que pudiera hacerle aquel vampiro a Anuar?
- Se que he hecho algo estúpido y quizás las cosas habrían terminado de manera muy distinta si yo no hubiese interferido... pero ese joven... -murmuró con voz cada vez más débil, y me decidí a hacer un esfuerzo para mirarle. - Este joven.- comenzó tomando la mano de Anuar.- Se ha vuelto demasiado importante para mi... logra que pierda el control que he perfeccionado a lo largo de cientos de años -
Me quedé completamente en silencio, mirándole sin saber qué hacer o qué decir, ni siquiera sabía si podría hacer o decir algo.
-T-tengo... creo... que tengo 163 años....- murmuré con dificultad y una voz temblorosa. -¿Crees... que aún puedo ser considerado un vampiro joven...?.- me reí amargamente y cerré los ojos con fuerza de nuevo.
Basta, Eric, basta..., me susurré a mi mismo, pero lo único que recibí a cambio fue un escalofrío que recorrió mi columna dejándome completamente paralizo. Dolía, dolía a rayos. Apreté los dientes y me tapé los ojos desesperado. ¿Por qué no paraba ya? ¿Por qué no podía sacarlo de mi cabeza de una vez? Se me escapó una amarga risa al pensar que si para recordar mi pasado tenía que sufrir todo esto, definitivamente renunciaba de mi idea.
"Vamos Eric, saca a ese chico malo que hay en ti..."
Un grito ahogado se escapó de mi boca y cubrí mis orejas con ambas manos. Era ella. ¡Ella! Ella y su maldita voz perturbándome por completo. Apreté fuerte en las sienes, aquello solo había logrado aumentar el dolor.
-Basta por favor, basta...
Fue lo último que oí antes de caer al suelo como si me hubiese desmayado, con los ojos en blanco, como cuando sufría visiones, y en posición fetal. Temblando como un niño a media noche cuando la tormenta llama a su ventana, como una mujer atemorizada ante la amenaza de muerte de un hombre, como un hombre al encontrarse con la misma muerte.
Como un loco que finalmente, perdía toda la capacidad de control sobre si mismo. Se había acabado. Ellas habían ganado.
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Sore no se movió ni un centímetro mientras observaba al vampiro debatirse y compujirse de dolor. Estaba extrañamente calmado, extrañamente tranquilo aunque cualquier persona con un poco de sentido común estaría preocupado, asustado y afectado por la actitud de evidente demencia de Eric, cualquier persona si, pero no Soren, un vampiro que conocía muy bien esos malos juegos mentales en donde la cordura y la demencia se perdían abrazadas en una línea invisible. Erkki era un maestro en esas artes y aunque para cualquiera, Erkki era sólo un loco ridiculo más, Soren sabía muy bien que la mente no se podía encasillar en locura o demencia, porque la verdad absoluta era que no existía un límite entre ambas, el límite era creado por la sociedad y sus prejuicios, eras programado para llenar espectativas de otros y de esa manera aprendías a vivir.
Y por supuesto, ser vampiro te permitía comprender cosas que estando vivo nunca podrias, abrías tu mente a un nuevo mundo de posibilidades en donde el caos adquiria un nuevo orden. Teoría del caos, que bonito que sonaba.
- Indudablemente joven - Murmuró sin sonreír - Yo tengo 291 y el Doctor Aliranta va por los 329...Intuyo entonces que no conoce muchos vampiros Monsieur, pero puedo asegurarle que algunos alcanzan los milenios... la mayoría se suicida antes - Se encogió de hombros como si estuviera hablando del color de su camisa. Entonces le vio revolverse y hablar consigo mismo hasta caer al suelo.
- El dolor es necesario Monsieur Eric - Declaró sin moverse del lugar - Es necesario que sienta que está al límite, al borde de la locura, que esos demonios interiores se poderen de todo por unos instantes, porque sólo así puede traspasar el umbral y entenderlo - Esta vez caminó un par de pasos y se agachó a su lado - Esta es una lucha que sólo usted puede luchar... pero puedo ayudarle -
- ¿Ayudarle tú? Por favor, si haces un desastre tan sólo intentando calentar una olla con agua - La voz del doctor resonó en el consultorio, Erkki como buen vampiro se había deslizado silenciosamente y se encontraba recostado en el marco de la pared - Deja que me encargue yo - Exclamó con la sonrisa de alguien que disfrutaba infinitamente de la situación, lo cual era bastante inapropiado.
Y por supuesto, ser vampiro te permitía comprender cosas que estando vivo nunca podrias, abrías tu mente a un nuevo mundo de posibilidades en donde el caos adquiria un nuevo orden. Teoría del caos, que bonito que sonaba.
- Indudablemente joven - Murmuró sin sonreír - Yo tengo 291 y el Doctor Aliranta va por los 329...Intuyo entonces que no conoce muchos vampiros Monsieur, pero puedo asegurarle que algunos alcanzan los milenios... la mayoría se suicida antes - Se encogió de hombros como si estuviera hablando del color de su camisa. Entonces le vio revolverse y hablar consigo mismo hasta caer al suelo.
- El dolor es necesario Monsieur Eric - Declaró sin moverse del lugar - Es necesario que sienta que está al límite, al borde de la locura, que esos demonios interiores se poderen de todo por unos instantes, porque sólo así puede traspasar el umbral y entenderlo - Esta vez caminó un par de pasos y se agachó a su lado - Esta es una lucha que sólo usted puede luchar... pero puedo ayudarle -
- ¿Ayudarle tú? Por favor, si haces un desastre tan sólo intentando calentar una olla con agua - La voz del doctor resonó en el consultorio, Erkki como buen vampiro se había deslizado silenciosamente y se encontraba recostado en el marco de la pared - Deja que me encargue yo - Exclamó con la sonrisa de alguien que disfrutaba infinitamente de la situación, lo cual era bastante inapropiado.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Ciertamente disfrutaba de la vida tranquila, pero su trabajo en el hospital psiquiatrico no era precisamente todo lo tranquilo que pudiera desear, quizás se hacía viejo y era tiempo de retirarse, resopló, llevándose una mano en la cintura, debía limpiar el desastre de Soren como siempre, 291 años y ese chico aún no podía cuidar de si mismo. ¡Dios pero que desorden! Un humano desmayado en la camilla y un vampiro temblando en el suelo como un bebe recién nacido - Haste a un lado - Le indicó a Soren - Vete a cuidar a tu pintorsillo y déjalo en manos del profesional -
- Profesional... - Bufó Soren poniéndose de pie y caminando hasta la camilla donde yacía Anuar - Sólo estás más jodido que nosotros -
- Cuidadito con esa boca sucia Soren - Exclamó sin volver a mirarlo - Disculpe usted Monsieur Eric, estos chicos van llegando a una edad en la que no se aguantan así mismos - Sonrió de nuevo enseñando los colmillos - Bien, veamos que tenemos aquí - Depositó su mano derecha en la frente de Eric activando los ojos del caos, una técnica que había perfeccionado a lo largo del tiempo y que Soren aún no aprendía a dominar.
Y entonces la conocida sensación de desquilibrio lo embargó, el suelo bajo sus pies se desmaterializó y flotó ingrávido sólo anclado al cuerpo de Eric, aunque decir que estaba anclado a su cuerpo era una cuestión metafórica, pues en esa dimención psiquica el contacto no existía, mucho menos el cuerpo, era más apropiado aseverar que ahora se encontraba conectado a su mente. En cuestión de segundos tuvo las visiones, la habitación, los gritos, la mujer, reconció el ataque y comprendió el horror y angustia de Eric. Presionó un poco con su mente y entonces, la figura de Erkki apareció 'dentro' de la visión.
Ahora era parte de la visión de Eric, estaba junto a él en esa habitación como un ente real, lívido en esos recuerdos perdidos en su subconsciente.
- ¡Hola! - Exclamó con una voz demasiado jovial para la situación - Vamos Monsieur, acepte esto como lo que es - Agregó comenzando a caminar hacía la puerta de esa habitación - Un recuerdo, una pequeña cosa perdida en la inmensidad de su cabeza, tan ínfima que puede controlarla a su antojo, pero primero, debe liberarse y dejárla salir - Puso la mano en la puerta y la abrió lentamente - ¿Se atreve a cruzar esta puerta conmigo? - Comentó tentativamente - Las cosas no volverán a ser igual una vez cruzado el umbral... -
- Profesional... - Bufó Soren poniéndose de pie y caminando hasta la camilla donde yacía Anuar - Sólo estás más jodido que nosotros -
- Cuidadito con esa boca sucia Soren - Exclamó sin volver a mirarlo - Disculpe usted Monsieur Eric, estos chicos van llegando a una edad en la que no se aguantan así mismos - Sonrió de nuevo enseñando los colmillos - Bien, veamos que tenemos aquí - Depositó su mano derecha en la frente de Eric activando los ojos del caos, una técnica que había perfeccionado a lo largo del tiempo y que Soren aún no aprendía a dominar.
Y entonces la conocida sensación de desquilibrio lo embargó, el suelo bajo sus pies se desmaterializó y flotó ingrávido sólo anclado al cuerpo de Eric, aunque decir que estaba anclado a su cuerpo era una cuestión metafórica, pues en esa dimención psiquica el contacto no existía, mucho menos el cuerpo, era más apropiado aseverar que ahora se encontraba conectado a su mente. En cuestión de segundos tuvo las visiones, la habitación, los gritos, la mujer, reconció el ataque y comprendió el horror y angustia de Eric. Presionó un poco con su mente y entonces, la figura de Erkki apareció 'dentro' de la visión.
Ahora era parte de la visión de Eric, estaba junto a él en esa habitación como un ente real, lívido en esos recuerdos perdidos en su subconsciente.
- ¡Hola! - Exclamó con una voz demasiado jovial para la situación - Vamos Monsieur, acepte esto como lo que es - Agregó comenzando a caminar hacía la puerta de esa habitación - Un recuerdo, una pequeña cosa perdida en la inmensidad de su cabeza, tan ínfima que puede controlarla a su antojo, pero primero, debe liberarse y dejárla salir - Puso la mano en la puerta y la abrió lentamente - ¿Se atreve a cruzar esta puerta conmigo? - Comentó tentativamente - Las cosas no volverán a ser igual una vez cruzado el umbral... -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Cuando logré volver a abrir los ojos, todo estaba oscuro. Los temblores de mi cuerpo habían desaparecido y el dolor que recorría mi espalda parecía haberse centrado ahora en mi cabeza. Dolía, dolía lo suficiente como para echarme la mano a la cabeza y masajear con suavidad el puente de mi nariz. Recorrí el lugar con la mirada. Vacía. Estaba de pie, en ninguna parte, en un espacio completamente negro. Oscuro, vacío. Cerrado. Posiblemente, todo aquello fuera una metáfora de lo que era mi mente: un gran vacío negro.
Una voz resonó en el lugar, una voz demasiado conocida para mí. Mi voz, mi fuerte y grave voz. Alcé la mirada para ver quién podía estar hablando con mi propia voz, y me encontré ante mi un... ¿alter ego? Así lo llamarían los latinos, o eso creí pensar. Era simplemente yo, el "ego" de mi visión, aquel hombre al que la vampiresa mordía hasta dejar prácticamente muerte. Caminó hacia mí con paso firme y negué con la cabeza susurrando un "no" casi inaudible. Pero aquel hombre, aquel otro yo, parecía estar dispuesto a todo para llevarme con él, y tomando mi brazo con fuerza tiró de mí hacia una dirección indeterminada.
-¡No! ¡Suéltame, no iré contigo...!.- grité de forma débil intentando soltarme, pero su mano apretó con tanta fuerza mi brazo que por un momento creí que lo había roto. Grité de dolor y el eco del lugar se encargó de repetirlo una y otra vez.
-Vamos..- exclamó sin más, mirándome friamente y tirando de mi con fuerza.
Pero sin embargo mi cuerpo seguía allí, sin ninguna consciencia de lo que ocurría en mi mente. Se oyó un grito procedente de mi boca.
Caminamos durante un rato, y todo comenzó a tomar forma. Aquel lugar era familiar, odiosamente familiar. Era la habitación donde había sucedido la visión. La mano de aquel hombre soltó mi brazo con desprecio y volvió por el mismo camino por donde habíamos venido. ¿Qué clase de sueño era aquel? ¿Era la visión de mi propio infierno? ¿Estaba ya muerto? ¿Había sucedido por fin?
Y entonces lo supe: aquello era el infierno. Ante mí apareció la vampiresa, la misma que parecía haberme mordido más de cien años atrás. Sus fríos ojos azules se clavaron en los míos, amenazantes, y arqueando los labios en una sonrisa diabólica, sus colmillos aparecieron resplandecientes bajo sus carnosos y rojos labios. Un escalofrío recorrió toda mi espalda y un fuerte dolor en el cuello me invadió de pronto. Tan intenso y repentino, que mi mano se fue directa a mi cuello.
-No... ¡n-no te acerques...!
Mi voz sonaba cada vez más débil, cada vez más distante, temblorosa. Comencé a retroceder hasta chocarme con una pared. No te acerques..., repetí con debilidad dejando que mi cuerpo se deslizase por la pared y quedase sentado en el suelo. Encogí las piernas y me llevé las manos a la cabeza tembloroso. ¡Aléjate, maldita!, alcancé a gritar sin lograr mirarla.
Si oír su voz, si veía su pálida piel, si clavaba mi mirada en sus ojos... sufría. Sufría, y mi cabeza dolía de forma intensa, con un dolor inexplicable.
- ¡Hola!.- se oyó de pronto en el lugar. Era el doctor Aliranta. Erkki, creí recordar que se llamaba. Alcé la cabeza tembloroso para mirarle. Todo en la habitación se había detenido, como en un cuadro que inmortaliza por siempre una imagen. -Vamos Monsieur, acepte esto como lo que es.- dijo caminando hacia la puerta de la habitación. ¿Cómo debía aceptar todo aquello? ¿Como mi propia muerte, mi propio fin?. -Un recuerdo, una pequeña cosa perdida en la inmensidad de su cabeza, tan ínfima que puede controlarla a su antojo, pero primero, debe liberarse y dejárla salir - su mano se posó en el pomo de la puerta y la abrió lentamente. -¿Se atreve a cruzar esta puerta conmigo?- me cuestionó con voz tentadora.-Las cosas no volverán a ser igual una vez cruzado el umbral... -
¿A qué se refería con que las cosas no volverían a ser igual si cruzaba el umbral? ¿Qué había al otro lado de la puerta? ¿Más recuerdos?
-¡No!.- grité asustado ante la idea de tener que enfrentarme a más recuerdos aquella noche.
¿No? ¿Cómo que no, Eric? ¿A qué estás jugando?, susurró una voz en mi interior. Llevaba toda la vida esperando poder recordar algo, algo con sentido, algo que dijese algo de mí, y ahora que lo había conseguido, ¿me asustaba? No podía dejarme vencer por el miedo, no podía seguir ocultándome, escondiéndome tras aquella falsa máscara de frialdad y carente de sentimientos. No podía seguir así, necesitaba saber quién era, darle sentido a mi vida... ¿pero y todas las preguntas? ¿y todos mis miedos a ser un monstruo? ¿Qué haría si cruzaba la puerta?
No podía permitirme el lujo de que aquello siguiese adelante. Aquello tenía que ser una batalla vencida de mi mente, una vana ilusión creada por mi mente para tomar el control completo de mi cuerpo y rematarme. Metafóricamente hablando, claro, si mi mente tomaba el control, yo solo sería la voz de la conciencia, esa voz carente de sentido para un monstruo transtornado y fuera de control. No puedo permitirlo, susurré agotado, buscando fuerzas en algún rincón de mi cuerpo y levantándome para caminar tembloroso hacia Erkki.
-No... no sé que habrá, no sé que va a pasar... pero no quiero quedarme aquí, no quiero ser el títere de una mente transtornada...
No me atreví a decir más, estaba nervioso, asustado, y pensar era una tarea demasiado laboriosa para mí en aquellos momentos. Miré a Erkki con pesadez y me decidí a dar un par por delante de él, poniendo un pie en el borde de la puerta. No había nada al otro lado, no se veía nada. Todo era oscuro, sin sentido, como un vacío al que lanzarse sin saber que habrá al final. Esperaba que no fuera un pozo sin fondo que terminase de matarme.
(Disculpad la tardanza y el pedazo de texto que me ha salido xD Espero sea entendible... la parte en cursiva correspondería a lo que Eric está viendo, la otra (la rosita xD), la que sucede en la consulta...)
Ven, Eric, deja que te lleve a un sitio
Una voz resonó en el lugar, una voz demasiado conocida para mí. Mi voz, mi fuerte y grave voz. Alcé la mirada para ver quién podía estar hablando con mi propia voz, y me encontré ante mi un... ¿alter ego? Así lo llamarían los latinos, o eso creí pensar. Era simplemente yo, el "ego" de mi visión, aquel hombre al que la vampiresa mordía hasta dejar prácticamente muerte. Caminó hacia mí con paso firme y negué con la cabeza susurrando un "no" casi inaudible. Pero aquel hombre, aquel otro yo, parecía estar dispuesto a todo para llevarme con él, y tomando mi brazo con fuerza tiró de mí hacia una dirección indeterminada.
-¡No! ¡Suéltame, no iré contigo...!.- grité de forma débil intentando soltarme, pero su mano apretó con tanta fuerza mi brazo que por un momento creí que lo había roto. Grité de dolor y el eco del lugar se encargó de repetirlo una y otra vez.
-Vamos..- exclamó sin más, mirándome friamente y tirando de mi con fuerza.
Pero sin embargo mi cuerpo seguía allí, sin ninguna consciencia de lo que ocurría en mi mente. Se oyó un grito procedente de mi boca.
Caminamos durante un rato, y todo comenzó a tomar forma. Aquel lugar era familiar, odiosamente familiar. Era la habitación donde había sucedido la visión. La mano de aquel hombre soltó mi brazo con desprecio y volvió por el mismo camino por donde habíamos venido. ¿Qué clase de sueño era aquel? ¿Era la visión de mi propio infierno? ¿Estaba ya muerto? ¿Había sucedido por fin?
Y entonces lo supe: aquello era el infierno. Ante mí apareció la vampiresa, la misma que parecía haberme mordido más de cien años atrás. Sus fríos ojos azules se clavaron en los míos, amenazantes, y arqueando los labios en una sonrisa diabólica, sus colmillos aparecieron resplandecientes bajo sus carnosos y rojos labios. Un escalofrío recorrió toda mi espalda y un fuerte dolor en el cuello me invadió de pronto. Tan intenso y repentino, que mi mano se fue directa a mi cuello.
-No... ¡n-no te acerques...!
Mi voz sonaba cada vez más débil, cada vez más distante, temblorosa. Comencé a retroceder hasta chocarme con una pared. No te acerques..., repetí con debilidad dejando que mi cuerpo se deslizase por la pared y quedase sentado en el suelo. Encogí las piernas y me llevé las manos a la cabeza tembloroso. ¡Aléjate, maldita!, alcancé a gritar sin lograr mirarla.
Si oír su voz, si veía su pálida piel, si clavaba mi mirada en sus ojos... sufría. Sufría, y mi cabeza dolía de forma intensa, con un dolor inexplicable.
- ¡Hola!.- se oyó de pronto en el lugar. Era el doctor Aliranta. Erkki, creí recordar que se llamaba. Alcé la cabeza tembloroso para mirarle. Todo en la habitación se había detenido, como en un cuadro que inmortaliza por siempre una imagen. -Vamos Monsieur, acepte esto como lo que es.- dijo caminando hacia la puerta de la habitación. ¿Cómo debía aceptar todo aquello? ¿Como mi propia muerte, mi propio fin?. -Un recuerdo, una pequeña cosa perdida en la inmensidad de su cabeza, tan ínfima que puede controlarla a su antojo, pero primero, debe liberarse y dejárla salir - su mano se posó en el pomo de la puerta y la abrió lentamente. -¿Se atreve a cruzar esta puerta conmigo?- me cuestionó con voz tentadora.-Las cosas no volverán a ser igual una vez cruzado el umbral... -
¿A qué se refería con que las cosas no volverían a ser igual si cruzaba el umbral? ¿Qué había al otro lado de la puerta? ¿Más recuerdos?
-¡No!.- grité asustado ante la idea de tener que enfrentarme a más recuerdos aquella noche.
¿No? ¿Cómo que no, Eric? ¿A qué estás jugando?, susurró una voz en mi interior. Llevaba toda la vida esperando poder recordar algo, algo con sentido, algo que dijese algo de mí, y ahora que lo había conseguido, ¿me asustaba? No podía dejarme vencer por el miedo, no podía seguir ocultándome, escondiéndome tras aquella falsa máscara de frialdad y carente de sentimientos. No podía seguir así, necesitaba saber quién era, darle sentido a mi vida... ¿pero y todas las preguntas? ¿y todos mis miedos a ser un monstruo? ¿Qué haría si cruzaba la puerta?
No podía permitirme el lujo de que aquello siguiese adelante. Aquello tenía que ser una batalla vencida de mi mente, una vana ilusión creada por mi mente para tomar el control completo de mi cuerpo y rematarme. Metafóricamente hablando, claro, si mi mente tomaba el control, yo solo sería la voz de la conciencia, esa voz carente de sentido para un monstruo transtornado y fuera de control. No puedo permitirlo, susurré agotado, buscando fuerzas en algún rincón de mi cuerpo y levantándome para caminar tembloroso hacia Erkki.
-No... no sé que habrá, no sé que va a pasar... pero no quiero quedarme aquí, no quiero ser el títere de una mente transtornada...
No me atreví a decir más, estaba nervioso, asustado, y pensar era una tarea demasiado laboriosa para mí en aquellos momentos. Miré a Erkki con pesadez y me decidí a dar un par por delante de él, poniendo un pie en el borde de la puerta. No había nada al otro lado, no se veía nada. Todo era oscuro, sin sentido, como un vacío al que lanzarse sin saber que habrá al final. Esperaba que no fuera un pozo sin fondo que terminase de matarme.
(Disculpad la tardanza y el pedazo de texto que me ha salido xD Espero sea entendible... la parte en cursiva correspondería a lo que Eric está viendo, la otra (la rosita xD), la que sucede en la consulta...)
Última edición por Eric el Jue Sep 23, 2010 10:15 am, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Entrar en la mente de una persona no era sencillo, había que tener un total control y entendimiento de la realidad en la que se vivía, de lo contrario era muy fácil volverse loco y no poder distinguir entre lo real y lo onírico. Erkki no era un gurú en esas materias existencialistas, pero tenía experiencia en el campo, sus técnicas mentales le habían salvado el pellejo más de una vez en batallas pasadas, además de ayudarle a comprender y aceptar la realidad.
- La mente es un ente complejo y subestimado por la mayoría - Comentó pasándo através de la puerta que había abierto para Eric - Vivimos en el mundo que creemos real y latente allá afuera, pero ignoramos el universo de conexiones existente aquí en este plano dimensional - Caminó por el corredor oscuro hacía una fuente de luz verdoso - No tenemos control de lo que aquí se manifiesta, tampoco entendimiento del mismo... pero eh aprenido algo en mi larga existencia -
Se detuvo llevándose las manos a la espalda y girándo ligéramente la cabeza para observar a Eric un par de pasos tras de él. - Si luchas contra ella nunca ganas... porque no existen cosas como perder o ganar aquí - Cerró los ojos unos instantes y continuó - Este lugar no obedece las leyes de la física, tampoco las leyes de la moralidad o la ética, lo que vez aquí es consciencia pura... sin límites -
Comenzó a caminar de nuevo, haciéndo caso omiso a los sonidos e imágenes que se formaban a su alrededor, cosas que sólo tenían sentido para Eric porque eran su subconsciente, las ignoró y continuó caminando con paso tranquilo mientras hablaba.
- Y como no existen los límites... no hay razón para no poder controlarlo, el entendimiento de esta realidad y la aceptación de la misma es el primer paso para que tu 'yo' consciente y tu 'yo' inconsciente vallan de la mano - Se llevó una mano al mentón y agregó - No es un paso fácil y puede tardar años, pero eres inmortal, así que... tomate tu tiempo -
La luz se hizo mucho más fuerte, Erkki se detuvo justo en el borde, un ruido espantoso de voces inconexas se escuchaba, la mente atormentada del vampiro, gritos agonizantes desde su interior. - Cuando regresemos al mundo real - Le advirtió con una sonrisa - Es cuando comenzará tu verdadera lucha por aceptar esto que has visto -
- La mente es un ente complejo y subestimado por la mayoría - Comentó pasándo através de la puerta que había abierto para Eric - Vivimos en el mundo que creemos real y latente allá afuera, pero ignoramos el universo de conexiones existente aquí en este plano dimensional - Caminó por el corredor oscuro hacía una fuente de luz verdoso - No tenemos control de lo que aquí se manifiesta, tampoco entendimiento del mismo... pero eh aprenido algo en mi larga existencia -
Se detuvo llevándose las manos a la espalda y girándo ligéramente la cabeza para observar a Eric un par de pasos tras de él. - Si luchas contra ella nunca ganas... porque no existen cosas como perder o ganar aquí - Cerró los ojos unos instantes y continuó - Este lugar no obedece las leyes de la física, tampoco las leyes de la moralidad o la ética, lo que vez aquí es consciencia pura... sin límites -
Comenzó a caminar de nuevo, haciéndo caso omiso a los sonidos e imágenes que se formaban a su alrededor, cosas que sólo tenían sentido para Eric porque eran su subconsciente, las ignoró y continuó caminando con paso tranquilo mientras hablaba.
- Y como no existen los límites... no hay razón para no poder controlarlo, el entendimiento de esta realidad y la aceptación de la misma es el primer paso para que tu 'yo' consciente y tu 'yo' inconsciente vallan de la mano - Se llevó una mano al mentón y agregó - No es un paso fácil y puede tardar años, pero eres inmortal, así que... tomate tu tiempo -
La luz se hizo mucho más fuerte, Erkki se detuvo justo en el borde, un ruido espantoso de voces inconexas se escuchaba, la mente atormentada del vampiro, gritos agonizantes desde su interior. - Cuando regresemos al mundo real - Le advirtió con una sonrisa - Es cuando comenzará tu verdadera lucha por aceptar esto que has visto -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: Il quarto giorno... [Anuar & Soren]
Y entonces la mente le gano al cuerpo, como una marioneta de nadie se dejo vencer, moviéndose a voluntad ajena aunque mas bien propia ¿era en verdad que varias personalidad vivian en el mismo cuerpo? ¿o era solo un cuerpo con una misma personalidad, fraccionada por los años? Quizá simple demencia ¿eran tan locos aquellos que lograban mantenerse en pie aun con un ajeno dentro de ellos? ¿o eran tan cuerdos para lograr hacerlo? Cual fuese el caso no era su vida, el sabia que podia llegar a ser diferente dependiendo la persona, variando la ocasión mas no asi dejaba de ser el…quizá, cordura o demencia, dos términos demasiado sobrevalorados y demasiado dispersos, no valia la pena catalogar a las personas en tales adjetivos en realidad, no valia la pena catalogar a nadie, la esencia y el ser no podia ser etiquetas y ya iba mucho mas alla de eso, mucho mas.
Sus mano se cernió sobre la que le sujetaba reconociendo aquel frio tacto aun sin siquiera ser sus ojos los que observaban, aunque el ver estaba de mas conocía aquella tacto como si lo hubiese llevado consigo toda la vida, lo conocía y lo añoraba, se maldecía por haberle dejado aquella noche en el café y se maldecía aun mas por nunca haberle ido a buscar, nunca dicho de forma relativa pues no habían pasado sino algunos días, algunos días que parecieron eternidades, eternidades que a Soren no le afectarían mas que a su mortal vida, restaban tiempo tiempo que era necesario y no debía ser desperdiciado, como la sangre vertida instantes atrás, arrugo suavemente el entrecejo revolviéndose sobre la camilla.
Un golpe seguido de un silencio, un golpe seguido de un abismo, un golpe tras otro, en un ritmo constante ¿eran tambores? Entreabrió los parpados cansadamente, sintiéndose desfallecer con el cuerpo liviano y el raciocinio nublado, como por una plasta de incertidumbre que habia empañado su ser, se llevo una mano a las mejillas ¿era acaso agua lo que de ellas corria? No, solo restos de un lastimero llanto ¿hacia cuanto no desperdiciaba sentimientos en ello? “Desde que te fuiste de casa…” se quito de un manotazo el rastro de sal que habia quedado impregnado sobre su tersa y pálida piel ahora de un rojo pegado y opaco en algunas zonas.
Se alzo sobre la camilla sentandoce con algo de esfuerzo, ladeando el cuerpo hacia enfrente y hacia atrás en un intento de equilibrio mal logrado, la cabeza le daba vueltas al grado de darle nauseas, observo el lugar percatarse en primera instancia con el cercano cuerpo del vampiro ojiazul a un lado de la camilla, el corazón se le achico por unos instantes dejando de escuchar aquellos golpecillos realizados casi por un ajeno, sus labios se entreabrieron divagando, oscilantes cuales tintineantes hojas en una dia airoso de otoño, con su marchito color rompiendo sus agarres –lo lamento- formularon sus labios aun contra sus deseos ¿lo sentía?¿que sentía realmente? Las irreprochables ansias de lanzarse sobre el y fundir sus cuerpos como uno solo, quería sentir aquella frivolidad manar de su cuerpo, se lamentaba si, de causarle tantos problemas.
Su mente ordeno lo sucedido, habia sido participe de un fiesta a la cual el no estaba invitado sino se habia colado, le habia causado problemas aun cuando era lo que menos deseaba, suspiro bajando la mirada sintiendo su cuerpo extrañamente pesado de repente, como si el mismo peso le fuese a vencer.
Sus mano se cernió sobre la que le sujetaba reconociendo aquel frio tacto aun sin siquiera ser sus ojos los que observaban, aunque el ver estaba de mas conocía aquella tacto como si lo hubiese llevado consigo toda la vida, lo conocía y lo añoraba, se maldecía por haberle dejado aquella noche en el café y se maldecía aun mas por nunca haberle ido a buscar, nunca dicho de forma relativa pues no habían pasado sino algunos días, algunos días que parecieron eternidades, eternidades que a Soren no le afectarían mas que a su mortal vida, restaban tiempo tiempo que era necesario y no debía ser desperdiciado, como la sangre vertida instantes atrás, arrugo suavemente el entrecejo revolviéndose sobre la camilla.
Un golpe seguido de un silencio, un golpe seguido de un abismo, un golpe tras otro, en un ritmo constante ¿eran tambores? Entreabrió los parpados cansadamente, sintiéndose desfallecer con el cuerpo liviano y el raciocinio nublado, como por una plasta de incertidumbre que habia empañado su ser, se llevo una mano a las mejillas ¿era acaso agua lo que de ellas corria? No, solo restos de un lastimero llanto ¿hacia cuanto no desperdiciaba sentimientos en ello? “Desde que te fuiste de casa…” se quito de un manotazo el rastro de sal que habia quedado impregnado sobre su tersa y pálida piel ahora de un rojo pegado y opaco en algunas zonas.
Se alzo sobre la camilla sentandoce con algo de esfuerzo, ladeando el cuerpo hacia enfrente y hacia atrás en un intento de equilibrio mal logrado, la cabeza le daba vueltas al grado de darle nauseas, observo el lugar percatarse en primera instancia con el cercano cuerpo del vampiro ojiazul a un lado de la camilla, el corazón se le achico por unos instantes dejando de escuchar aquellos golpecillos realizados casi por un ajeno, sus labios se entreabrieron divagando, oscilantes cuales tintineantes hojas en una dia airoso de otoño, con su marchito color rompiendo sus agarres –lo lamento- formularon sus labios aun contra sus deseos ¿lo sentía?¿que sentía realmente? Las irreprochables ansias de lanzarse sobre el y fundir sus cuerpos como uno solo, quería sentir aquella frivolidad manar de su cuerpo, se lamentaba si, de causarle tantos problemas.
Su mente ordeno lo sucedido, habia sido participe de un fiesta a la cual el no estaba invitado sino se habia colado, le habia causado problemas aun cuando era lo que menos deseaba, suspiro bajando la mirada sintiendo su cuerpo extrañamente pesado de repente, como si el mismo peso le fuese a vencer.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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