Poor is the man whose pleasures depend on the permission of another... ~Libre~

Reí ante su actuación y volví a coger el vaso de bourbon, había pocos inmortales que no fuesen arrogantes y narcisistas. Vi como el humo azulado de su cigarro nos.envolvía prácticamente a los tres. Rocé con la mano los surcos que había hecho en la barra y sonreí.

—No se preocupe Baruch, no juzgo a la gente por sus pensamientos, primero les doy la oportunidad de defenderse —dije cuando otra vez su tenue voz llegó a mi mente.

Entonces Baruch cogió las manos de Eclipse y las besó, luego repitió el procedimiento con las mías. Sonreí de medio lado y alcé una ceja levemente, me resultaba divertido y curioso aunque no dejaba de llamarme la atención. Fijé la mirada en Eclipse y le sonreí mientras le pasaba con un movimiento de muñeca mi vaso de bourbon y lo señalaba con la cabeza dándole a entender que era para ella.

La conexión entre los vampiros era inconfundible, solo un ciego no lo vería, me daba envidia en cierto punto, pero bueno, si no tengo opción... el alcohol sera mi compañero esta noche. Seguí bebiendo hasta que el joven me interrumpió para besar mi mano, esa acción solo me provocaba ansiedad, cuando por fin retiro sus labios de mi delgada, fría y temblorosa mano, yo solamente fruncí el ceño de resultado. Me da asco que me toquen, o no se si asco pero me provoca una sensación que me pone patas arriba por dentro, definitivamente aborrezco que me toquen. —No hay cuidado... dije con una sonrisa algo falsa.

Tome el vino que tanto me ofrecía Galia y deje que estos dos tortolitos se decidan ir de una vez juntos a casa. Pero de pronto de sorbo en sorbo la mente comenzo a darme vueltas, las voces se hacían más pesadas. Maldita sea, me estoy quedando ebria. —¿Me disculpan? c-creo... que debo retirarme, no me siento muy bien. dije mientras me levantaba torpemente de mi asiento y me dirigia hacia la salida.

Cuando por fin ya estaba afuera había un viento que te azotaba la cara, ¿acaso iba a llover?, mierda, definitivamente la noche estaba en contra. —¿donde estaba mi casa? pensé atontada mientras caminaba por una plaza a oscuras.

-Oh, mademoiselle Galia, qué comprensiva es usted...- dije- No como el sol...que jamás para de salir para exterminarnos...-y sonreí.

-¿Cuándo fue la última vez que estuve en París...?- pensé-Ah, sí, cuando Luís XIV aun reinaba...¿Pues no estuve yo un buen rato riéndome con Moliere?
- Le diría que las ciudades cambian poco...pero la gente lo hace mucho-contesté-Siempre son diferentes...- Y aparté la mirada. Notaba que eclipse estaba algo nerviosa.

Había dejado de beber y se iba dirección a la calle...-uhm...esto.... Quería decir algo para frenarla, pero, bueno, supuse que tendría sus motivos para irse...Aunque no lo comprendía muy bien...parecía que el alcohol le había hecho efecto.

-Parece que cada vez somos menos...- bromeé para tratar de combatir el silencio...

Una risa melodiosa surgió de mi garganta ante las palabras de Baruch, aunque observaba a Eclipse también ya que parecía que el acohol "no le había sentado bien". Mientras tanto, el ambiente en el local se volvía más intenso, electrizado y perverso y eso me gustaba.

—Señor Baruch, tiene usted unos pensamientos muy...curiosos, sin embargo, prefiero que usted mismo me narre su historia ¿Me equivoco si le situo en el norte de Europa?— dije alzando una ceja y sonriendo. En ese instante escuché el murmurllo inteligible de Eclipse, se marchaba. La vi salir por la puerta con dificultad, en ese estado no podría volver a su casa.

—Tiene razón Baruch, cada vez somos menos.— dije y fije la mirada en la puerta. Capté algunos pensamientos de Eclipse y me centré en ellos para tratar de persuadirla. "Vas a dar media vuelta en dirección al cabaret, vas a entrar y vas a volver a sentarte" —hablé a través de su mente, no podía negar que me preocupaba la joven.

La brisa asotaba mi rubio cabello que yacía sujeto en mi cabeza, la mente me daba vueltas, mis ojos estaban cansados, sin más opción me sujete de un poste de luz para mantener mi equilibrio. Mientras intentaba recordar como llegar a casa una voz resonó en mi mente, y como si estuviese poseída, otra vez, me dirigía hacia el lugrube cabaret otra vez.

En mi camino me chocaba con las personas que irían a sus casas a dormir o a cogerse a su esposa o prostituta hasta más no poder, por otra parte, las nubes del cielo color grisaseo invadieron París, liberando rayos, centenares de rayos, y pocos minutos más tarde... una tormenta. Por suerte apenas me he mojado, por que en un abrir y cerrar de ojos ya estaba entrando en el cabaret.

Y como lo ordenó la voz, me senté como niña obediente, claramente con el ceño fruncido, algo cabreada del control mental de alguno de estos dos colmilludos. Para mi suerte, Dios no quería que yo estuviese allí más tiempo, o al menos eso creía, pues la luz se corto totalmente, dejando la gran habitación a oscuras. —Esta es mi oportunidad, debo escapar. pensé mientras me levantaba sigilosamente en la oscuridad.

Los gritos en el cabaret me aturdían los oídos, al parecer comenzó el salvajismo del ser humano, aprovechando la situación para provocar violaciones, robos, saqueos, un desperdicio de tiempo. —Me dais asco, ojala todos aquí volváis con una enfermedad venera. pensé mientras volvía a caminar por la puerta con el ceño fruncido.
Gracias a mis habilidades de esclava de sangre no se me dificultaba el echo de poder ver en la oscuridad, pero desafortunadamente ellos podían hacerlo. Incluso me aterraba el punto de sacarlos de sus estribos y que me matasen en plena noche de tormenta de París.
En mi rumbo hacía la puerta dos sujetos altos, muy altos, me tomaron de los hombros.
—¿A donde vas belleza? ninguna prostituta se va a ir de este lugar sin pasar por nuestros varoniles miembros primero.
—No soy prostituta. dije en tono seco mientras intentaba atravesarlos, pero me volvieron a bloquear el paso.
—Me retracto, ninguna mujer se va a ir de este lugar sin pasar por nuestros varoniles miembros primero. dijo uno de los hombres con una sonrisa arrogante que me saco de quicio gracias también al alcohol que yo llevaba encima.
Sin más preámbulo, golpee a uno de ellos en el estomago con gran fuerza, similar a la de un vampiro. Este mismo se llevó las manos al vientre por el dolor que le provoque, para luego dirigir su mirada hacía mi, tenia las venas sobre saltadas, la cara roja, los puños cerrados, y su ceño fruncido. Lo había cabreado bastante.

—¡¡Te romperé la cara, perra!! dijo el hombre que golpeé. Y en un abrir y cerrar de ojos me estampó una bofetada que hizo que me sostuviera de la barra, y de repente mi labio comenzó a sangrar.
Por otra parte, el bravucón número dos, osea, su compañero, fue hacía Galia. Gran error. Este mismo la tomo del brazo y comenzó a llevarla a rastras, apara luego ponerla sobre la mesa con brutalidad. Unos segundos más tarde el bravucón que me había golpeado me toma de la cintura mientras yo intentaba luchar contra sus manotas que me pusieron sobre la barra de manera descarada.

En un abrir y cerrar de ojos se había producido el caos dentro del Cabaret. En la oscuridad veía a varios personajes que trataban de liarse a puñetazos unos contra otros, y todos contra Eclipse, Galia o conmigo. Utilicé toda mi capacidad de Seducción para evitar que me tocasen un pelo: Ninguno de los hombres o mujeres allí presentes me hicieron nada...-Me quieren demasiado...- pensé sonriente...
Como una exhalación me coloqué entre Eclipse y aquel grandullón que pretendía abofetearla y amoratarla más de lo que estaba...
-¡NO...!- Grite ordenándole que parase...Cuando elevó su brazo para tratar de descargarlo sobre la pobre muchacha, quedó congelado-Escucha...Escúchame. Céntrate en mi voz, olvida todo lo demás- otro hombre, que se acercaba por un lado, parece que también tenía planes para mí y trataba de atacar. Me aparté y atenacé su puño con mi mano, lo flexioné y se lo coloqué en la clavícula. Apreté más fuerte y ...Crack!...el hombro había salido dislocado...Seguí hablando. Traté de aumentar mi capacidad de Seducción.
Ahora eres mío-dije clavándole la mirada al grandullón de antes-Si digo que tomes un cuchillo para cortarte el cuello lo harás, si digo que te acerques para que pueda morderte lo harás- El hombre asintió. El del hombro dislocado estaba atenazado de dolor en el suelo. También tenía planes para él.-Acércate y muestra tu cuello...- lo hizo sin rechistar.

Le mordí. En menos de un minuto no tenía fuerzas ni para sonrojarse. En menos de dos, ya estaba muerto y yo ahíto.
Me acerqué al otro hombre que estaba en el suelo....-Para tí tengo algo especial...- le dije, y sonreí macabramente. Le tomé del otro brazo, y repetí la operación que hice con el primero: Llevé la muñeca hasta el hombro, pasándolo por detrás de la espalda, y estiré bien fuerte- Así...como una sábana! bién estiradita...- y me reí por la ocurrencia. Era el turno de las piernas. Tomé la derecha y presioné con mi pie sobre la articulación del menisco...¡Clack!...El maldito no paraba de aullar...
-¡Muérdete la lengua y escúpela...- dicho y hecho. Con un alarido, aquella cosa rojiza y ensangrentada salió de su boca...-¿Quién le comió la lengua al gato...?- reí.

El pobre tonto se desmayó del dolor. Aproveché y acabé chupándole toda la sangre que pude...
-¡Ya esta bien por hoy!- me dije. Tomé un pañuelo y me sequé los labios. Seguí sonriendo un poco, porque, la verdad, no me esperaba estar tan a gusto en un Cabaret-Y yó que había venido a pasar el rato...je!

Podía ver perfectamente en medio de aquella oscuridad como si estuviese a plena luz del día. Vi como Eclipse quería marcharse pero unos hombres no la dejaban en paz, uno de ellos le pegó en la cara y me levanté para ir en su ayuda cuando el otro vino a por mí, me tomó del brazo pensando que no podría indentificarle y sonreí. - "Quizá pueda divertirme un poco más esta noche".- pensé y le rodeé el cuello con los brazos, mostrándome cariñosa, el hombre sonrió y entonces aproveché y en un movimiento rápido clavé los colmillos en su cuello, bebiendo de él hasta desangrarlo. Me aparté del cadáver dejándolo caer al suelo y sonreí de forma macabra con la cara llena de sangre a causa de la brutalidad con que lo había matado, no podía negar que una parte de mía era muy sádica y me atraía sumamente la idea a la vez que me aterrorizaba a partes iguales.

Me acerqué a Baruch que se había encargado de matar a otros dos y por el camino me limpié la sangre de la cara y miré a Eclipse que parecía algo asustada pero se recompuso enseguida.
- Creo que no hay nada más bello que el caos humano.- dije sonriendo satisfecha por la diversión y recorrí el cabaret con la mirada, contemplando la batalla que se estaba librando allí. Había hombres violando a prostitutas, peleandose entre ellos, robando, incluso matando. Desde luego era una atuéntica locura y era... divertido.

Como esos cuentos antiguos, el joven se dio por salvarme. Bravo. Mi heroe. Y Galia por otra parte, se las arreglo sola como yo tenía esperado que lo hiciese.
Cuando logré volver a ponerme de pie, me pare junto a Galia a observar el espectáculo que la noche nos daba, lo cual solo me hizo preguntarme tantas cosas, tales como ¿Quién será el primero en decir adiós? ¿y quién será el primero que peleará aquí? ¿o el primero que se dormirá? ¿quién será el ultimo que se marchara? ¿y  quién será el ultimo en olvidar este lugar? o incluso, ¿a olvidar ami? no me gusta el olvido, nunca me ha gustado, a veces quisiera ser un retrato, de esos que perduran para siempre en el tiempo, de esos que te dejan sin aliento. Pero no puede ser así, estoy destinada a vivir toda mi vida como una esclava de sangre, y no esta mal, no me quejo, adoro a mi amo, con sus demonios y sus luces.

¿Por qué siempre cuando estoy ebria me siento filosófica? que fastidio. —Caballeros, si no les molesta, ¡ENSERIO QUIERO VOLVER A CASA! grité, y luego me precaté de que lo estaba haciendo, y volví a reincorporarme a mi postura. —¿podrían dejarme ir sin usar su control mental en mi, por favor? dije con los ojos abiertos como platos por cada palabra. Quizá asi entiendan mi juicio.
De todas formas, maldita sea, quiero sangre, necesito sangre, ¿amo donde estas cuando te necesito?

Miré a la joven-uhm...bueno, por mí, no hay problema- dije volviéndome a sentar cerca de la barra. Qué joven tan impetuosa...- pienso mientras sonrío ¿Qué ocurrirá a partir de ahora? Aquella vampira era sublime, pero, quedarme solo con ella me imponía...Notaba, sin embargo que no se trataba de una vampira de "viejo cuño",pero sin embargo, tenía un elemento de peligrosidad que me hacía sentir inquieto.

-En fin, querida..Au Revoir- dije , levantándome del asiento, y besando a Eclipse su mano...-puede que nos veamos más adelante- y me incorporé, dando una honda calada al cigarro encendido.

Tomé un vaso, y aprovechando la inconsciencia del camarero,que se encontraba en el suelo, y lo llené hasta arriba de whisky. Tomé un par de tragos...-Qué bien ha venido esta pequeña batalla...- pensé mientras me relamía los labios...

Me encogí de hombros ante la decisión de Eclipse y volví a la barra dónde me senté junto a Baruch. Sus pensamientos llegaban a mi mente con más claridad y algunos me hacían sonreír por su ingenio, pero por lo general hacía como que no los oía.

Vi como el vampiro se servía un buen vaso de whisky y sonreí. Alargué la mano y se lo quité para darle un pequeño sorbo antes de devolverselo. —Es usted un... ser peculiar—digo mirándole y luego fijo la mirada en el cabaret que sigue sumido en el caos y en los gritos.

¿Y quién no lo es...?- respondí a su pregunta mientras volvía a tomar el vaso de alcohol-Piense que somos dos muertos que se alimentan de sangre, y que estamos aquí,charlando amigablemente,como si nada...Y verá qué curioso puede llegar a ser todo esto- Y sonreí-Además...no hay nada más peculiar que las personas...Es decir, al fín y al cabo Peculiaridad e Individualidad son intercambiables ¿No cree?- No quería tampoco que me tomase por un filósofo- Míreme a mí...doscientos años vivos, y sigo diciendo imbecilidades como si fuera un niño de teta...
La miraba-Perdóneme...Llega un punto en el que el hastío es tal que me es necesario emitir cualquier tontería que se me pasa por la cabeza con tal de divertirme...a ciertas personas les incomoda, consideran que puedo llegar a ser demasiado sincero...Quizás por eso los muertos no hablan...- y me reí-De todas maneras...si yo soy peculiar ¿Cómo se calificaría usted misma? ¿Im-peculiar, A-peculiar, Des-peculiar...? Yo diría que, desde luego, no Infra-peculiar, Supra-peculiar tal vez...