Confused Mind [Priv Löwe]

por **Mauren Morgan** Dom Jun 14, 2015 6:01 pm

"Maurice" ese es mi nombre y una de las pocas cosas que consigo recordar. Aparentemente hace un par de semanas sufrí un accidente, digo aparentemente porque es lo que pude averiguar preguntando en los alrededores, al parecer salte frente a un carruaje y fui pisado por los caballos, de alguna manera me las arregle para salir ileso, desperté en un callejón con sangre seca en mi rostro y cabello, sin embargo no encontré ninguna herida, solo un fuerte dolor de cabeza. Mientras estaba inconsciente me robaron incluso los zapatos por lo que no tengo pistas sobre quien soy, si tengo familia, un hogar o cualquier otra cosa. Los primeros días luego del "accidente" deambule por los calles, hambriento, desorientado y asustado, las personas me alejaban de ellas como si fuera un indeseable animal callejero, mi aspecto era deplorable, con la camisa rasgada y sucia, mi cabello enmarañado, y mi rostro aun conservando las costras de sangre seca.

En hambre me condujo a actuar por instinto, atrape y devore ratas en las callejuelas como si fueran un delicioso manjar, no soy como el resto de las personas, realmente me gusta el sabor de la carne aun tibia y sangrante, eso me trajo confusión y desasosiego, también temor, me asustaba la idea de ser alguna clase de desequilibrado mental, de cometer algún acto despreciable y ser atrapado por las autoridades, incluso empecé a barajar la idea de que era eso exactamente, un psicópata con un fetiche por la carne cruda, pero cuando estas ideas estaban a punto de consumirme y enloquecerme me encontré con algunos gatos callejeros.

Apenas los vi, sentí algo difícil de explicar en mi interior, una sensación de familiaridad y pertenencia, de algún modo soy capaz de entenderlos, ellos no son tan charlatanes como los humanos, no conversan, pero un simple gesto puede guardar un significado profundo. Al inicio me bufaban, pero se acostumbraron a mi presencia y aceptaron entre sus filas, ellos me advierten de los peligros, y comparten conmigo los mejores lugares para cazar ratas gordas. A veces duermo en sus escondites, edificios abandonados, áticos poco visitados, cuando es fácil trepar es posible acceder a toda clase de sitios.

Ocasionalmente incluso sueño que soy como ellos, un gato de verdad, me gustan esos sueños, en ocasiones me veo trepando altos arboles, o revolcándome en la hierba... sin embargo a veces sueño con una enorme casa, los suelos de madera pulida e interminables corredores con puertas a ambos lados, a veces llego a una estancia donde el fuego arde en la chimenea y alguien me espera junto a ella, se trata de un hombre, su rostro oculto por sombras, pero sus ojos tienen un brillo sobrenatural, como gemas que reflejan la luz, cuando tengo estos sueños me despierto inquieto, sintiendo la compulsión de buscar a esta persona, pero luego mi corazón se calma y me doy cuenta que apenas fue una jugarreta de mi mente.

No se quien fui, pero no tengo tiempos ni energía para preocuparme por eso, comer y buscar refugio son mis preocupaciones inmediatas, cazo en las callejuelas, hago pequeños encargos, mis manos a veces se cuelan en algún bolsillo por unas monedas extra, esa es mi vida actual, y no es del todo mala, es lo que pienso cuando desde un tejado me tiendo a ver las estrellas con una hogaza de pan fresco.

por **Löwe Von Meer** Lun Jul 13, 2015 9:38 pm

Sus ojos siguieron a su presa, deslizándose por el cuerpo del inquisidor que lo buscaba agazapado contra una columna. El corazón del humano latía tan rápido, que parecía tener un pájaro cantando dentro de su pecho y la cruz de plata, agitada con cada palpitar, brillaba bajo una de las pocas farolas iluminadas que había en aquel callejón. El cabello rubio del joven había sido el verdadero motivo por el que aquella noche lo había perseguido desde que apareció en su campo de visión.

No era su culpa que estuviera loco y sólo quisiera despedazar a todos aquellos que tuviesen un cabello similar a Maurice. Era frustrante el necesitar siempre de un sustituto, toda comparación con el cambiaformas era odiosa, su amante sería para la eternidad su presa favorita. Pero no lo tenía cerca para castigarlo, así que usaba su imaginación mientras desprendía corazones del cuerpo de jóvenes hermosos. Cada noche hacía que su caza se convirtiera en una extraña redención hacia el intenso sentimiento de culpabilidad que lo hundía en la desesperación del saberse solo.

Se acercó un poco más a su presa por la espalda, dejando que siguiera mirando al lado contrario. Había sido lo suficiente astuto como para usar varias piedras para distraerlo a lo largo del camino que había tomado para acorralarlo justo donde quería. Él ya conocía los lugares perfectos para perpetrar sus crímenes en París sin que hubiera un testigo de ello. Aunque a veces sucedían algunos incidentes que le obligaban a alargar su caza. Sin embargo, esta vez no sería así. Estaba demasiado concentrado en él. Tanto que podía saborear su sangre mientras se inclinaba sobre el cuerpo del joven.

La sensación de familiaridad lo sacudió cuando sus manos silenciaron al hombre tapándole la boca. La sensación agradable de estar en la cima de la cadena alimenticia, así como de la astucia entre dos guerreros, lo hizo sonreír. Cosa que no debió agradar a su víctima, ya que recibió una fuerte patada a cambio. No obstante, no lo soltó, sino que apretó el agarre que ejercía sobre su boca, antes de arrancarle el arma que tenía el otro entre sus manos.

- Ha sido divertido, pero tengo hambre y quiero tomar algo antes de volver a casa.- Le dijo como disculpa al hombre. En realidad debería de sentirse feliz, ya que si no fuera por eso, aún estaría haciéndolo correr por París, cerrando las posibilidades de su huída, haciendo que comprendiera que iba a morir y era sólo cuestión de tiempo.

Le arrancó el collar al desconocido, tirándolo al suelo con un movimiento brusco antes de descender sobre la piel de su garganta y desgarrarla con un poderoso mordisco. La cálida sangre se deslizó por sus labios entreabiertos, llenándolo de vitalidad y fuerza. Sus mejillas se tornaron ligeramente sonrosadas, así como su cabello y piel brillaban como si comenzasen a llenarse de vida. De tal forma que, cuando dejó caer el cuerpo sin vida sobre el suelo, sólo sus labios rojos e hinchados parecían realmente fuera de lugar. Como si en vez de matar a una persona, hubiese estado besándola hasta la muerte.

Se apartó del cadáver con tranquilidad, sacando un pañuelo de su abrigo para limpiar la comisura de sus labios. Aunque el movimiento quedó detenido cuando captó la ligera fragancia de alguien que no creyó volver a ver. Se giró con lentitud, mirando hacia arriba, como una criatura cegada repentinamente por la belleza presencia de un Dios con ojos esmeraldas capaces de volver locos a todos aquellos que tuvieran el atrevimiento de mirarle fijamente.

- ¿ Maurice?- Preguntó antes de que su cuerpo se moviera con la rapidez de un rayo, persiguiendo el aroma que había captado. Moviéndose como un objeto que había perdido la consciencia y voluntad de sus acciones.

por **Mauren Morgan** Lun Jul 27, 2015 7:05 pm

Había días en que era imposible sonreír, la alegría no siempre es real y la tristeza puede ser tan solo una ilusión, pero existen estos días en que no puedes reírte por mucho que lo intentes o llorar sin importar cuanto lo desees. Es una noche más fría que de costumbre, el resplandor de la luna no parece ayudar, sólo me hace sentir más desamparado y miserable, el estomago se me contrae al estar vacío, más temprano debí haber gastado las monedas que tenía en la panadería, pero en ese momento no sentía esta hambre tan intensa y preferí guardarlas para cambiarlas por la mañana por un trozo caliente recién salido del horno. Pero hasta que los panaderos dejasen sus camas y encendieran sus hornos faltaban muchas horas y las ratas, muchos más sabias de lo que fui, parecían estar resguardadas y calientes en sus nidos subterraneos, así no puedo dormir lo cual sólo extiende hasta la eternidad el tiempo faltante.

Abrazando mi propio cuerpo desaparezco por una de las callejuelas, mi mejor opción es seguir moviéndome para mantener el calor, una cuantas cuadras más adelante debería haber una taberna que a estas horas siempre esta llena de ebrios de la peor calaña, no es la mejor opción, pero entre sus paredes se que podre resguardarme del frio al menos.

- Tanta hambre... - me lamento casi lloriqueando como un niño malcriado, me he dado cuenta q lo soy, quizás alguna vez fui privilegiado ya q no puedo evitar ser caprichoso e incluso quisquilloso.

por **Löwe Von Meer** Miér Ago 12, 2015 8:40 pm

Su cuerpo persiguió el aroma que se había colado debajo de su piel, anudándose para siempre en sus huesos inmortales para convertirse en un veneno del que no podía escapar. Todo lo que era Maurice lo ataba para siempre en una locura de necesidad y sangre, que parecía incapaz de abandonar. O, lo más cierto fuera decir que él realmente, y a su pesar, no deseaba dejar ir.

Había criado a aquel hombre que ahora era su amante fugado, lo había alimentado y enseñado todas sus artimañas. Incluso a veces debía sufrir ser el objetivo de sus propias enseñanzas macabras. Pero había disfrutado cada segundo de aquella tortuosa aventura en la que ambos se habían embarcado, inocentemente, jamás creyó que le afectaría tanto. Que estúpido había sido. Sólo cuando fue abandonado saboreó la desesperación, la maldad que procedía de los celos y de los deseos insatisfechos. Había matado sólo para callar aquel olor que lo sumía en un recuerdo inalcanzable. O eso creyó hasta ahora.

De pie, completamente inmóvil, se detuvo como un imán que había encontrado la carga negativa que lo ataba imperiosamente a un metal al que debía unirse, hasta que sus huesos y su piel fueran sólo uno. Tembló al ver que, desde los pies hasta el último de sus cabellos rubios, eran reales. Que lo que veía, por primera vez en mucho tiempo, era certero y que no se iría una vez que él alzase su mano y lo tocase.

Lo sabía por su forma de caminar, por el sutil balanceo que hacían sus caderas al moverse incluso cuando no era consciente de que lo estaban observando. Por aquel suave temblor que sacudía aquel frágil y sucio cuerpecillo que aún olía a sangre seca.

- Maurice - Su voz sonó de forma reverencial para disgusto suyo, como una caricia en medio de la noche que evocaba al rumor de sábanas de seda y gemidos de placer. Su boca se abrió para tomar aire y poder barrer así una súplica de que se detuviera, el infierno se congelaría antes de que él volviera a mostrarse débil con aquella criatura que le había empujado a la peor de sus pesadillas.

Se adelantó y caminó con decisión hacia el cambiaformas, acorralándolo con eficacia contra una de las paredes del callejón, mientras sus ojos comenzaban a brillar como esferas demoníacas que hablaban del odio que cargaba en su interior, siempre esperando a que el muchacho hiciera algo que le permitiera arrancarle la piel con sus propias uñas.

- ¿ Creíste de verdad que podías escapar de mí?- Su mano se movió cerca de su cabeza, directa hacia la pared sobre la que el rubio apoyaba su espalda, para dejar cinco surcos profundos en los ladrillos. Deseaba desesperadamente morderlo y comérselo, asegurarse de que jamás alguien se atrevería a tocarlo o mirarlo.

- Voy a atarte a mí, uniré tus huesos a los míos y usaré tu piel como cuerda.- Gruñó en medio de su locura, aunque sus piernas osaron rozarse de forma tenue contra las del cambiaformas, como si su cuerpo no pudiese evitar aquella atracción animal entre ellos, cediendo a la necesidad de tocarlo.

por **Mauren Morgan** Dom Ago 23, 2015 9:56 am

Esto sólo se ponía mejor a cada momento, de estar hambriento y con frio, a estar muerto, todo sencillamente mejorando...

Trague saliva mientras me cuestionaba mentalmente quien era este sujeto y lo que podría haberle hecho para que estuviese tan furioso, lastimosamente mi cerebro se negaba a colaborar y en cambio no paraba de pensar sobre lo placentero que podría ser si el se apretaba un poco más contra mi, o lo hermosos que eran sus ojos cuando brillaban con esa letal furia de ahora.

- Escucha... no es necesario ponernos violentos – dije apelando a que hubiese algún vestigio de cordura en el y estuviese dispuesto a solucionar esto sin cortar mi cuello – lo que sea, podemos arreglarlo charlando – o al menos charlando podría conseguir tiempo, un valioso tiempo que me daría la oportunidad de buscar un modo de salir de esto con mis huesos y mi piel intactos – si te calmas, aquí cerca hay un bar, no tenemos porque estar aquí congelándonos el trasero si podemos estar más cómodos y a mi no me caería mal un poco de vino, estoy seguro que para ti es igual - mañana iba a odiarme por esto, pero tendría que gastar mis valiosas monedas en una ofrenda de paz, cualquier hombre es más accesible con un poco de alcohol en las venas - yo invito – aclare solo por si acaso.

Mientras aguardaba su respuesta el tiempo se hacia infinito, no era fácil vivir en Paris siendo un pobre diablo, pero era demasiado pronto para renunciar a mi vida, menos de esta manera, atacado en un callejón, sabiendo que mi cuerpo acabaría en una fosa común sin lapida que tan siquiera indicara que alguna vez existí.

por **Löwe Von Meer** Sáb Sep 12, 2015 8:34 pm

¿ Aquel cambiaformas se había golpeado la cabeza y había perdido todo contacto con la realidad?. No podía comprender siquiera lo que estaba diciéndole. Lo cual no era difícil ya que sus ojos se deslizaban lentamente hacia sus labios, a aquellos pétalos rosáceos que había besado una y otra vez. Lo recordaba todo. Cada roce que le había dado con ellos, cada palabra emitida y el temblor que le habían ocasionado el sentir sus ronroneos sobre la piel. Pero él parecía haberlo olvidado todo, ni siquiera podía captar el más mínimo interés hacia su cuerpo. Mientras él se quemaba en el calor que emitía su cuerpo vivo contra el suyo frío y muerto, aquel joven rubio sólo hablaba de salvar diferencias en un maldito bar.

- ¿Agresivo?- Gruñó la palabra como si esta se le hubiese quedado atascada en la garganta y sólo quisiera escupirla sobre el rostro de aquel que lo había vuelto loco. Había gritado su nombre sólo para recibir una pinta por ello.

- ¿ Quieres morir? Sabes perfectamente que estoy siendo demasiado amable contigo después de huir de mí. – Sus labios se contrajeron para soltar un siseo peligroso y aterrador, empujando su cuerpo contra el de él, obligándose a no ceder sólo por notar lo delgado que estaba. Había memorizado tanto su cuerpo que sabía cuándo había siquiera bajado unos gramos. Siempre le había preocupado su constitución delgada, así como sus estrechas caderas, por eso siempre se preocupaba de alimentarlo. Cediendo a sus caprichos, usando sus propias manos para llevar sus alimentos a la boca de aquel descarado.

- ¿ Crees que una maldita cerveza va a hacer que olvide a mi amante? – Sus ojos se convirtieron en dos rendijas peligrosas y llenas de odio. Sin poderlo evitar, le agarró de su cabello y, con un gruñido furioso, descendió hasta sus labios, dándole un beso cargado de rabia y deseo. Pero sobretodo de miedo, de ese sentimiento que lo acosaba como a un perro.

- Dímelo Maurice, ¿ Va una cerveza a devolverme lo que me quitaste?.- Le susurró antes de morderle el labio para hacerle un corte profundo que sabía que no duraría mucho allí. Sanaría con rapidez ante sus ojos, mientras él continuaría con una herida abierta que se infectaba día a día.

por **Mauren Morgan** Dom Oct 25, 2015 6:28 pm

“AMANTE!” era un grito dentro de mi cabeza, cuando y como sucedió eso seguía siendo un misterio para mi, pero sus labios… aquel beso que arranco de mi boca y sus colmillos cortando, todo era tan familiar, tan correcto que sólo pude creer en él.

- Espera… cálmate – apele pues su furia parecía quemar dentro de el – somos amantes, correcto? Que fue lo que te quite? Era algo valioso? – el era un camino hacia mi verdadero yo, hacia el Maurice antes del accidente y la amnesia – en verdad deberíamos hablar, si me escuchas con paciencia te explicare todo – ofrecí esperando que lo que sea que alguna vez nos unió aun existiera, su beso al menos no parecía ser indiferente – Se que estas furioso, pero todo tiene una explicación, basta con que me escuches.

Si el se calmaba, si el me escuchaba, si sus ojos dejasen de desconcentrarme… ambos teníamos una oportunidad, cualquier cosa que el pudiera decirme, algo, una pista para encontrarme a mi mismo, mis recuerdos, una vez recordara le devolvería lo que sea que hubiese tomado, aun si se trataba de un tesoro valioso, nada valía tanto como la vida y yo quería la mía intacta.

por **Löwe Von Meer** Mar Nov 17, 2015 2:18 pm

Su garganta emitió un gruñido bajo y amenazante de nuevo, toda alusión a que se calmase sólo conseguía lo contrario, provocando que quisiera simplemente llenarlo de mordiscos y heridas en todo su cuerpo. Quizás terminaría arrancándole la ropa en medio de la calle y poseyéndolo. Era una forma más rápida de calmar la distracción que ocasionaba cada palabra que le decía.

- Por supuesto, un ladrón como tú jamás osaría tomar algo que carezca de valor. - Lo soltó lentamente, antes de alejarse de su cuerpo para recomponer la poca dignidad que le quedaba. Sólo pensar lo cerca que estaban, emitía un calor capaz de quemarlo por dentro. Siempre había sido así, aunque no estaba acostumbrado a ser el único que se quemase. Saberlo tan tranquilo ante sus caricias sólo le servía de bofetón para acercarse a la realidad.

- Perfecto, si quieres hablar hagámoslo. Pero no me culpes si esta noche sea la última vez que nos vemos.- Alisó sus ropajes con sus manos, notando un intangible temblor en ellas. Le sorprendía lo profundamente que había caído. Ya no podía seguir de rodillas ante Maurice, era una criatura astuta que necesitaba ser domada. Sólo esperaba que no le dijera las palabras necesarias para convertir toda aquella necesidad mezclada de odio y un amor perverso, en meras cenizas. Nunca antes había saboreado el final de una relación, como en aquel instante.

- Tienes cinco minutos, úsalos bien.- Le advirtió antes de entrecerrar sus ojos para estudiarlo con astucia, preparado para escuchar la respuesta a la pregunta que llevaba atormentándolo durante meses; ¿ Por qué ?.

por **Mauren Morgan** Sáb Dic 05, 2015 7:11 pm

- Me di un golpe muy fuerte en la cabeza – aquello sonaba muy estupido, incluso a mis propios oídos – mi mente esta confusa desde entonces, recuerdo algunas cosas, como mi nombre, pero todo lo demás ha desaparecido o carece de sentido – lo mire expectante, buscando cualquier pista en sus gestos sobre que pensaba de lo que le estaba diciendo – yo... le devolveré lo que haya tomado apenas pueda recordar lo que hice con ello, pero si en verdad sabes algo sobre mi, por favor dímelo, ¿Tengo familia? ¿Dónde vivo? Cualquier cosa podría servirme – era una suplica desesperada, probablemente las personas ni siquiera se tomaban un momento para pensar en ello, perder tu identidad, desconocer quien eres era una completa pesadilla sin final.

El tenía el poder de negarme aquello que tanto deseaba saber, estaba en sus manos darme una pista que pudiese ayudarme a recuperar lo perdido, sin embargo si su rabia en mi contra era lo bastante fuerte su simple silencio bastaría para causarme un gran daño.

- Tal vez piensas que sólo estoy inventando esto para no devolverte lo que robe, pero aun así, por favor dímelo, necesito saberlo – la posibilidad de que me negara esa información fue un golpe de agua fría, no podía dejar que se marchara sin decirme, era quizás mi única oportunidad de descubrir mi identidad – le prometo que regresare lo robado, o cualquier otra cosa que desee – ofrecí al tiempo que lo aferraba por la manga.

por **Löwe Von Meer** Sáb Ene 16, 2016 9:50 pm

Un golpe. Esa era la escusa más pobre que había escuchado, realmente debía habérselo dado, pues incluso su amante sabía que debía tener mayor credibilidad en sus explicaciones que aquel balbuceo desesperado sobre no recordar nada. Es más, si lo pensaba bien, su Maurice ya lo abría arañado o mordido si realmente lo recordase, no porque hubiera hecho nada malo, sino porque el orgullo de aquel gato le impedía reconocer que necesitaba notar que era importante para su amo. Al menos lo suficiente como para sentir su frío aliento sobre la nuca cada vez que hacía una ruindad de las suyas, ellos era como dos fragmentos de un mismo ser, condenados a perseguirse mutuamente hasta convertirse en uno de nuevo. No podían estar separados, pero tampoco podían permanecer traquilamente el uno junto al otro, siempre había algo que se interponía entre ellos.

- Esto es una maldición. - Murmuró antes de pasar una de sus manos por el rostro, alejándose varios pasos para poder tener tiempo de pensar realmente en algo que no fuera querer asesinarlo. Aunque sus ansias de muerte no terminaban allí, ya que también deseaba suicidarse por haber llegado a ése punto en que se sabía insuficiente ante aquella situación. ¿ Qué iba a hacer si era verdad ?. ¿ Había perdido para siempre a su amante ?. Rió con cinismo antes de revolver su pelo con cierta desesperación, caminando despacio ante Maurice, evitando en todo momento elevar el rostro hacia él para que no pudiese ver su expresión.

- Yo sé todo sobre ti. Tu infancia, tus miedos, tus alimentos favoritos, tus intereses, cada una de tus expresiones. Incluso la forma en la que tu cuerpo tiembla, extendiendo un sonrojo delicioso por tu pálida piel, antes de encontrar la liberación del orgasmo. - Sonrió y le miró con tristeza, sabiendo que acababa de darse cuenta de que había perdido algo más importante que su orgullo, pues así como el viento desnudaba los árboles despojándolos de sus hojas, el destino le había arrancado la personalidad de Maurice, dejándole aquel tronco seco y lleno de miedos.

- Devuélveme lo que te has llevado de mí, devuélveme a mi amante. - Su voz fue un susurro cargado de dolor, antes de que sus piernas le fallasen, doblándose sin fuerza para dejarle caer ante aquella criatura que se parecía al hombre que había amado. Quería seguir pensando que no era cierto, negando la realidad, pero él sabía que aquel joven no le mentía, pues aunque no era su Maurice, seguía teniendo los mismos gestos desesperados cuando su voz se teñía de verdad. Era el mismo sonido que provocaba su boca cuando antaño le pedía que se quedara a su lado, evitando así el que saliese a buscar otro alimento en la noche que pudiera ocupar su lugar.

Gruñó y dejó que su garganta soltase un alarido que llevaba conteniendo en su pecho por vergüenza, pero ahora que sabía que lo había perdido, ¿qué importaba?.

por **Mauren Morgan** Dom Feb 07, 2016 6:45 pm

“CORRER!” en pensamiento se presento poderosamente en mi mente, ahora que estaba afectado por la verdad a tal punto que se veía como si algo en su interior se hubiese roto, era mi oportunidad, la oportunidad de vivir otro día, sin embargo mis pies no se movieron, sólo estaría corriendo hacia una vida vacía, sería un hombre sin pasado y quizás también sin futuro.

- No puedo prometer nada – dije cuestionándome si estaba tomando la decisión correcta – pero tal vez… solo tal vez pueda recuperar mi memoria, con tu ayuda – aun asi no sabía si la persona que había sido lo amaría o lo detestaría, existía la posibilidad de que me hubiese alejado aun antes de olvidar todo sobre aquel hombre que decía ser mi amante – quizás ahora quieras tomar un poco de vino conmigo, puedes contarme todo lo que sepas que parezca importante acerca de mi, asi mis recuerdos podrían volver.

Por supuesto no sería tan fácil, tendría jaquecas al intentar forzar los recuerdos a través de la obscuridad en mi mente, y tal vez aun asi tomaría meses empezar a vislumbrar mi pasado, pero el era un camino, y lo utilizaría para llegar a mi verdadero yo.

por **Löwe Von Meer** Jue Mar 24, 2016 9:22 pm

Cuanto más hablaba, más quería que callara su lengua para siempre. No deseaba ver aquella boca que conocía tan bien hablándole como si fuera un completo extraño. Creyó que el ser abandonado le había dolido, pero era precisamente esa indiferencia, la ausencia de todo sentimiento hacia él, lo que realmente le destruía. Prefería matarlo con sus propias manos y terminar aquello que no debió dejar siquiera ocurrir.

- Por supuesto, no quiero hacer otra cosa que hablar con mi amante sobre quién es, cómo es y lo que hace. – Levantó su mirada hacia él, mostrando una energía oscura que lo movía aun cuando su interior estaba desbastado. Las mariposas que una vez había sentido recorrerle bajo la piel, ahora eran miles de espinas quebrantándole aquella tez pálida que le recorría todo el cuerpo.

- Opto por algo más fuerte que el vino, yo no puedo emborracharme, pero quizás te siente bien. – Se levantó con un movimiento fluido y sacudió sus pantalones para distraer su mente, mientras intentaba no ceder a aquel impulso de vengarse de Maurice, haciendo un amante a su medida. Porque si de algo tenía conciencia, a pesar de todo aquel enredo, era precisamente que no pensaba perderlo. Aquel hombre era suyo, de pies a cabeza. Cada uno de sus cabellos, suspiros y ronroneos.

- Pero te lo advierto, eres mío. Incluso si tu mente no me recuerda, tu cuerpo despertará con una mera caricia. – Le ofreció una sonrisa cruel y cínica antes de girarse para salir de aquel callejón.

– Si vienes conmigo, no te dejaré ir Maurice. Así lo quieras o no. Tú decides. – Y siguió caminando como si no le doliese saber que tenía tras su espalda a la única persona que había amado, la única a la que amaría, ya que no volvería a pasar por aquel dolor nunca más.

por **Mauren Morgan** Jue Mar 24, 2016 10:27 pm

Una persona más cuerda hubiese tomado esa única oportunidad de huir, sin embargo me encontré caminando detrás suyo, siguiéndolo a una distancia prudencial pese a que ya de por si sólo seguirlo era imprudente. Él dijo que éramos amantes, no parientes, conocidos, amigos o cualquier otra cosa, sino amantes…

Trague saliva en tanto consideraba todo lo que eso implicaba, me conocía a un nivel íntimo, sólo un momento atrás aseguro que era capaz de despertar mi cuerpo con un mero toque, mi imaginación se desbordo haciendo q mi sangre se calentara y las mejillas se me enrojecieran a causa de todas las posibilidades que mi mente era capaz de barajar a partir de una declaración tan simple.

“Deja de pensar tantas tonterías!” me ordene a mi mismo tratando de mantener la concentración, era un asunto serio, ese tipo en verdad planeaba que me ocupara de sus necesidades y…

“YA BASTA!” me amoneste mentalmente una vez más ante las imágenes tan graficas que mi cerebro era capaz de producir, ni siquiera tenía idea de lo pervertido que podía llegar a ser, necesitaba detener mi mente de irse de viaje a la tierra de las fantasías, era importante mantenerme atento, por mucho que el hubiese dicho, y que mi entrepierna quisiese estar de acuerdo, no sabía nada a su respecto, que tuviese un aroma para hacer agua la boca, que su rostro de “Voy a matarte lento y doloroso” me resultara sexy o que su voz fuese como la caricia de la seda no era garantía de que estaría a salvo con el. Como ya había considerado antes, tal vez no era sólo por perder mi memoria nos habíamos separado, tal vez era uno de esos tipos que disfrutan lastimar a otros, o su aspecto elegante ocultaba a un embaucador, un asesino, un mentiroso… muchos factores debían ser considerados.

por **Löwe Von Meer** Sáb Abr 02, 2016 10:40 pm

Caminó en silencio, dejando que el sonido de los pasos de Maurice llenasen su mente de un clac clac, que le iba otorgando más seguridad a medida que pasaban los minutos y no escuchaba un grito seguido de una carrera presurosa. Casi podía reír al imaginarlo huyendo de él. Casi.

Sabía que habían muchas tabernas cerca del lugar, algunas lo suficiente libertinas como para crear un ambiente agradablemente tenso entre ambos, que le hiciese meterse dentro de sus pantalones con mayor rapidez. Pero era de todo menos estúpido, Maurice no era uno de esos hombres fáciles de contentar, el sexo sólo dejaría que estuviera sin pensar en un huir, lo que durasen los orgasmos. Tenía que pensar en algo mejor, como en darle poca información, la suficiente para que recuperase la memoria, pero no tanto como para que fuera capaz de separarse de su lado creyéndose lo suficientemente completo como para vivir sin depender del vampiro opresor y posesivo que podía llegar a ser.

- Adelante. - Dijo al llegar a la calle en la que se encontraba una taberna lo suficientemente tranquila, como para que hablasen sin tener que preocuparse de partirle la mandíbula a alguien por escuchar lo que no debía o mirar lo que, definitivamente, no iba a dejar que viera.

- Me gustan las bebidas fuertes, pero con sabor y aroma - Le susurró con malicia, sabiendo que había dicho Maurice que invitaba. Algo caro que le dejase sin dinero, era lo mejor para hacer que volviera a seguirlo al salir de la taberna. Casi le gustaría decirle que hiciera lo que indudablemente le gritaría el instinto de supervivencia, pero él no tenía nada altruista en su interior.

Rió y se adentró en el local, abriéndose paso entre las mesas para elegir la que otorgaba mayor privacidad para ambos, ignorando a todos los demás como si no existieran.

por **Mauren Morgan** Sáb Abr 09, 2016 11:32 pm

Lo odie, en tanto me obligaba a acercarme al tabernero para desprenderme de mi poco dinero odie a ese sujeto por obligarme a gastar mis valiosas monedas en algo que pudiese beber.

- Whisky – le dije al propietario entregando no sin sentir en mi alma un terrible dolor las pocas monedas que traía conmigo.

El tabernero observo las monedas con un gesto casi de desprecio el cual no fue distinto cuando sus ojos se elevaron hasta la altura de mi rostro. Cerré los puños y temblé ligeramente por la rabia, quizás para el no era mucho, tal vez sólo era una miseria, pero era mi dinero, todo el que tenía y que bien podría convertirse en hogazas de pan si no estuviera en aquel lio tan extraño, tratando de recobrar mi pasado a la vez que procuraba no ser asesinado por un ex amante enfadado.

- Aquí tienes – dijo sacando de debajo del mostrador una botella sin etiqueta, llena solo hasta la mitad, para luego poner junto a esta un par de vasos que no se veían demasiado limpios.

Agarre la botella y solo uno de los vasos para ir hasta la mesa donde el psicópata de los ojos claros aguardaba por mi, coloque el vaso delante suyo con más fuerza de la necesaria y luego lo llene con la bebida.

- Disfrútalo – le dije dejando la botella a su alcance para luego sentándome en el extremo opuesto de la mesa.

Me cruce de brazos y lo observe esperando a que bebiera aquel meado que pretendía ser un whisky y así se consumara aquel rencor que empezaba a crecer en mi interior. Tomando eso en cuenta no era extraño que las cosas entre nosotros no hubiesen terminado bien, estaba descubriendo que además de todo era una persona rencorosa y que no necesitaba demasiados motivos para detestar a alguien, siendo así, a este paso casi podía garantizar q odiaría a ese tipo antes de que el mes se acabara.

- ¿Cómo nos conocimos? – pregunte para iniciar aquella conversación de la cual dependía mi presente y futuro - ¿A que me dedico? ¿De dónde soy realmente?

por **Löwe Von Meer** Jue Abr 14, 2016 9:39 pm

Reconoció perfectamente aquella mirada y actitud desafiante, su desagrado nunca le había resultado indiferente, sino más bien conocido. El carácter de Maurice, aunado con su mala costumbre de intentar controlar y poseer cada milésima parte de su esencia, los enfrentó en más de una ocasión, convirtiendo su relación en un cúmulo de encuentros y desencuentros pasionales que se sucedían unos contra otros, como el ineludible curso de la marea. A veces calma, otras tormentosa.

Pero siempre habían permanecido uno junto al otro, pues a pesar de sus discusiones, siempre encontraban aquella llama que los quemaba, terminando por buscarse para intentar subsanar aquella insana necesidad que tenían. ¿Cómo podía siquiera explicarle cuán profunda y angustiosa era su hambre?. ¿Lograría alguna vez poder hacerle entender lo que ambos habían tenido y que, ni siquiera podía describirse con palabras?.

-Gracias - Le respondió mientras abría la botella y se servía del contenido, bebiendo directamente del borde de la botella, dejando abandonado el vaso en un extremo de la mesa. Sus ojos azules buscaron los jade, perdiéndose en aquella magnífica tonalidad, mientras bebía, sorbo a sorbo, haciendo que su garganta ondulase con una acuciante y repentina sed.

Maurice era su primer amor y reaccionaba ante él, con la brutalidad y fogosidad que adquieren las relaciones que importan. Aquellas que son forjadas a fuego en alguien que ni siquiera conoce el significado de conciencia o altruísmo.

- Es una historia muy larga, pero todo inició con un robo. - Esbozó una sonrisa ladeada al recordar aquel momento, dejando la botella sobre la mesa, cerca de Maurice para que pudiera beber de ella si así quería. - Me intentaste robar un reloj, en ese entonces eras a penas un cachorro, así que te dije que como castigo, vendrías conmigo.

De alguna forma estaba siendo totalmente sincero, como si no soportase la mera idea de que alguna de sus palabras pudieran cambiar mínimamente a aquel que había sido su amante.

- Te dedicas a satisfacerme. Eres mío, en todo lo que ello pueda conllevar la palabra. - Suspiró mientras se colocaba mejor sobre el asiento, aflojando el nudo de su corbata de forma distraída para poder explicar mejor cada una de sus preguntas.- Eres mi amante, aunque te agrada enfadarme. Digamos que disfrutas de que te castigue cada vez que tus acciones me llevan al límite de la locura. Eres travieso, malcriado, descarado y terriblemente consciente de tu belleza. Pero para los demás, eres mi sirviente de cámara, pues la naturaleza de nuestra relación, por alguna razón no parece ser capaz de ser formalizada en esta absurda sociedad.

Y quizás le estaba dando demasiados detalles, así que guardó silencio durante unos instantes antes de volver a hablar.

- Eres inglés, no conoces a tus padres, vivías en la calle y te recogí. Eres sumamente inteligente, aunque no sueles cultivar tu mente en nada que no te sea beneficioso.- Rió con suavidad.- Tienes un magnífico pensamiento a la altura de Maquiavelo.

por **Mauren Morgan** Mar Mayo 24, 2016 7:06 pm

- Dices que me conoces desde que era un "cachorro", no es así? - Me esforzaba por asimilar lo que el decía, estaba ansioso por recuperar mi pasado, pero no desesperado al punto de aceptar cualquier historia por lo cual mucho de lo que dijo no me cuadraba. - ¿Qué edad tienes? No me pareces tener más años que yo – fruncí el ceño mientras consideraba las posibilidades, habían personas que se conservaban muy bien aun con la edad, pero a menos que al momento de conocernos el fuese un niño o un adolescente difícilmente podría verse tan bien a estas alturas – Tal vez... deberías hablarme de ti, a que te dedicas, donde vives y... creo que seria un gran detalle... que me dijeras tu nombre – me resulto difícil pedirle eso, sin poder explicar el motivo, me sentía avergonzado por no recordarlo.

Tome el vaso que el sirvió y le di un trago, si eso era lo mejor q podían servir allí, no quería probar lo peor, se me asomaron unas lagrimas mientras aquello pasaba quemándome la garganta, "Dios! Quien demonios podía beber aquello?".

por **Löwe Von Meer** Jue Jun 23, 2016 11:52 am

Su perspicacia le hizo sonreír, siempre había sabido que su amante era inteligente, pero sus preguntas le estaban enseñando un lado muy atractivo de Maurice. Toda esa inocencia y preocupación por cada una de sus palabras era similar a una época anterior a la temida adolescencia.

- Tengo alrededor de mil años, siglo arriba, siglo abajo. - Le respondió con tranquilidad, parpadeando de forma lenta, como si quisiera capturarlo con una mirada cargada de intensidad.

- Soy general de las fuerzas navales francesas, vivimos en una mansión en las afueras de París y, Löwe, me llamo Löwe Von Meer. - Respondió con rapidez a Maurice, cediendo al impulso de responder ante la expresión de dolor que mostró al tomar el alcohol.

Se movió con tal rapidez que ni siquiera un suspiro hubiera sido más rápido que él. Sus dedos acariciaron su mejilla, intentando aliviar las lágrimas que parecían aflorar. Los deslizó por su barbilla, para terminar en su garganta.

- Cuidado. Yo puedo sobrevivir al veneno, tú no. - Su cuerpo había esquivado la mesa y abandonado su asiento, para cernirse, de pie, sobre él. Su rostro estaba tan cerca que podía verse la tonalidad fluctuante de sus ojos azules.

- Tengo mejores cosas en mi casa. Como jamón, carne, huevos, pan recién horneado y vino. - Sus palabras eran un susurro seductor, lleno de sentimiento.

por **Mauren Morgan** Sáb Jun 25, 2016 11:05 pm

Se movió tan rápido que fue imposible seguirlo con mis ojos, en sólo un instante se cernía sobre mí, sus dedos bailaban sobre mi piel peligrosamente sobre mi garganta. Trague saliva con dificultad, mi boca parecía seca, el miedo se abrazaba a mi espalda hasta dejarme frío.

“Amante” él dijo que era eso, su amante, pero luego de escucharlo y ver lo rápido que era tenía algunas cosas claras, la primera, él estaba loco, nadie podía vivir por tanto tiempo, ningún humano al menos, lo segundo, él era tan letal como hermoso lo cual me llevaba a la tercera cosa, si me iba con él, si le permitía llevarme a su casa, estaría a su merced. Por supuesto no podía permitir tal cosa, por miserable que fuera mi existencia, “vivo” era más atractivo que “muerto”, lo cual me dejaba claro lo que debía hacer.

Sonreí, cruce los dedos esperando verme tan crédulo y estupido como él parecía creer que era, necesitaba que creyera que me tenía en sus manos, que se relajara y bajará la guardia. Sus dedos rozaron mi piel una vez más lo cual tomé como la señal para actuar, lo mordí, tal vez con más brutalidad de la que yo mismo hubiese esperado, mis dientes eran afilados por lo cual el sabor de su sangre me lleno la boca al instante, sin liberarlo de mis dientes me apodere de la botella y la estrelle contra su cabeza, vidrio y whisky llovieron por todas partes.

No espere a ver los daños, tampoco a saber quién gritaba entre los ebrios y malandrines que se reunían en aquel lugar a beber sus escasos salarios o el botín de sus fechorías, apenas mis dientes soltaron su carne me disparé en dirección a la calle, atravesé la puerta derribando a un tipo que estaba a punto de entrar al bar y corrí, tan rápido como era capaz.

por **Löwe Von Meer** Vie Jul 15, 2016 4:19 pm

La sensación de sus dientes sobre su piel fue demasiado para él, sobretodo cuando la sangre comenzó a manar, a consecuencia del desgarro que le había hecho en el labio. Sin embargo no era el dolor lo que se había despertado, sino una erección tan salvaje como incomprensible. Sus pupilas se dilataron con la misma rapidez con la que lo haría un humano al sentir la droga estrellándose contra su organismo. Su sangre burbujeó con la sensación de la caza. Era el mismo nerviosismo que sentía antes de lanzarse contra un licántropo, salvo que esta vez, era su amante y eso, lo hacía aún mucho mejor.

Podría profundizar en esos sentimientos sádicos, o masoquista si se veía desde el acto que había despertado su miembro, pero lo cierto era que él siempre había sido así. Salvaje e indomable. Le encantaba luchar contra Maurice, porque a pesar de lo mucho que intentaba atarlo a su cama con descabelladas posturas y juegos sexuales, siempre parecía encontrar un hueco por el que huir y así despertar a su vikingo dormido. Era su posesión siendo irascible, aquello lo llevaría a la locura. Pero debía admitir que también hacía que siguieran juntos.

No sabes lo que estás haciendo, pensó antes de que la botella se golpease tan duramente contra su cráneo que se tambaleó antes de caer hacia un lado, derrumbando la mesa con él. Las risas de los hombres que estaban allí bebiendo se alzaron mientras Maurice huía, dejándolo atrás, aunque si hubiera girado durante unos segundos su cabeza, habría podido ver los ojos azules de Löwe fijos en él, aclarándose, iluminándose en dos esferas que lucían inhumanas de lo claras que eran.

- Oh, sí ... - Murmuró levantándose, agitando su cabeza para que los trozos de cristales se cayeran al suelo. Como miles de estrellas brillando fugazmente antes de revotar en el suelo, para ser pisadas después por los zapatos costosos y brillantes de Löwe. Iba a hacer que aquel mocoso los limpiase una y otra vez. La imagen de Maurice, arrodillado a sus pies, cepillando sus zapatos, le hizo lanzar una sonrisa tan obscena, que algunos borrachos se sonrojaron antes de apartar la mirada con incomodidad, como si les preocupase el estar respondiendo a las acciones de un hombre.

Suspiró y se movió como una estela, persiguiendo a Maurice por las calles de París. Sabía que era rápido, pero él lo era aún más. Y ahora que lo había encontrado, no lo dejaría escapar. Rió cuando su mano agarró las prendas que protegían su cuerpo del frío. No le sorprendió escuchar cómo se rasgaban por la brusquedad y rapidez de su movimiento.

- ¿Crees que eso iba a detenerme?- Tiró de su pelo para que su cuello quedara expuesto y lo besó antes de morderlo con crueldad. Sus dientes penetraron su piel con un chasquido y su sangre se derramó con tal suavidad por su garganta que no le importó gruñir con satisfacción. El aroma lo enardecía tanto como el sabor. Ése era el poder de Maurice, hacerle estallar en segundos, quemándolo vivo, mientras lo arrastraba con él a aquella locura que sentían.

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