Adquisiciones matutinas [Libre]

por **Mieri G. Milanova** Miér Jul 15, 2015 5:45 pm

Me desperecé y sacudí en cuanto llegó la hora de despertarme, aun los dorados rayos del astro rey no se podían presenciar allá al horizonte. Me cepillé el cabello y enjuagué el rostro con agua fría para espabilarme, aunque en el transcurso de esto se me helara la sesera. No debí haberla dejado junto a la ventana.

Tras ahogar un estornudo que pudiese haber molestado a mis jefes me puse uno de mis vestidos preferidos, no era muy lujoso, de echo era mas bien un vestido del montón...uno entre tantos. Constaba de una blusa blanca y una falda celeste pálido. Me calcé mis zapatos con sus suelas desgastadas por ir por toda la ciudad y los bosques cercanos y me dispuse a ir al mercado para conseguir algunos productos para la posada.
Cuando di mis primeros pasos en el exterior era sorprendente la poca cantidad de personas que a esas horas solía moverse por las calles, el frescor del aire era revitalizante, podías inspirar una sola bocanada y todo tu interior se refrescaba. Más tarde, llegado el medio día, el panorama sería muy distinto. Mucha mas calor y muchas mas personas.

Así pues me acerqué al puesto más cercano, vendía pescado fresco, recién traído del puerto.
- Disculpe, -dije con mi mas encantadora sonrisa al vendedor- ¿a cuanto tiene los jureles?

por **Nadya** Dom Sep 27, 2015 12:04 am

**Aunque era una mañana tranquila, había amanecido atareada como siempre, muy temprano mucho antes de que el astro Sol saliera a iluminar el horizonte, Nadya se encontraba preparando y cortando las rosas y flores blancas para acomodarlas en pequeños racimos para luego colocarlas en un canasto. Esta era una labor que hacía diariamente para poder subsistir, no le pesaba, pues sentía que era mejor que el trabajo que anteriormente realizaba.

Así que decidió ir a la zona de mercado para poder probar suerte y poder vender algo para el día, ya que todavía no encontraba un buen sitio para vender además que había tenido días anteriores problemas con unos vendedores que le peleaban el sitio.

Llegando al lugar se asombró de cantidad de personas en el sitio, siempre creía que desde temprano habría mucha gente ocupada en sus compras, esto no la desilusionó, al contrario empezó con más ánimos que nunca.

Recorría las calles ofreciendo sus ramos pero no tenía la suerte que esperaba, así que continuó caminando hasta que llegó a la zona donde vendían pescados, armándose de valor suspiró ondo y se acercó a una dama que compraba en ese puesto.

-Disculpe señorita... gusta comprar un ramo de flores...por un franco - Dijo con amabilidad.

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