Catalina de Aragón

por **Catalina De Aragón** Sáb Ago 01, 2015 1:51 am

DATOS BÁSICOS

▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲

Catalina de Aragón

▲EDAD▲

300 Reales / Aparentes 25

▲ESPECIE▲

Vampiro

▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲

- NA -

▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲

Clase Media/Alta

▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲

Homosexual

▲LUGAR DE ORIGEN▲

Reino de Aragón

▲HABILIDADES/PODERES▲

Habilidades: Sigilo, sentidos aumentados, buenos reflejos, agilidad, flexibilidad, velocidad y fuerza sobrehumana.
Poderes: Sanación acelerada, Percepción de aura, Bloqueo mental, fortaleza, seducción.

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Fría como cualquier vampiro y distante con los desconocidos. Le encanta cazar, el juego de seducción y romper la voluntad de aquellos que quiere conseguir. Sádica, adora provocar sensaciones en aquellos que hay a su alrededor, sea esta dolor, placer o cualquier otra cosa.

Deslenguada, borde y muy rara en cuanto al contacto físico. Odia que la toquen si ella no lo ha pedido, no saluda, no da besos, no muestra sensaciones siempre y cuando no pretenda conseguir una respuesta en el otro interlocutor.

HISTORIA

Nacimiento

Como cualquier persona, salí de entre las piernas de mi madre. Corría el año 1500 y el mundo estaba bastante loco.

Nací en una pequeña cabaña entre los reinos de Aragón y Castilla. Un lugar que mis abuelos habían conseguido adquirir después de estar toda una vida trabajando de sol a sol. Algo que, por otro lado era lo más normal en aquella época para el estado llano al que pertenecía.

Desde el principio no supe quien había sido mi padre por lo que, pronto dejé de preocuparme por quien me había engendrado ya que tenía que trabajar para poder comer día tras día.

Esto cambió cuando cumplí los 12, lo recuerdo como si fuera ayer. Estábamos cerca del río lavando ropa cuando mi madre me miró y me lo confesó: Mi progenitor no había sido otro que el rey fallecido Felipe "El hermoso". De todos era sabido de los escarceos que se traía le habían traído algún que otro bastardo fuera de la corte y, por ende, también había aparecido yo.

Adolescencia

Desde que llegó a mi esa nueva información, todo mi afán fue entrar en la corte, acercarme un poco a aquello de lo que se me había privado, conocer a mi hermanastro y ahora rey Carlos I. Era obvio que la actual reina Juana no debía saber que de algún modo existía, su locura a causa de los celos le había llevado a perder la cabeza de tal modo que simplemente (y eso que el rey ya había fallecido) pensar que podías ser fruto de su difunto marido, era causa de que te ejecutaran sin ningún tipo de miramiento.

Entrar no fue difícil: unas prendas bonitas, un baño caliente, un poco de perfume y un escote provocador y los ricos hacían que no miraran otra cosa. Así finalmente entre en la corte del rey y me dediqué a la vida en la corte.

Abrazo

Era el año 1525 y ciertamente mi puesto en palacio no había cambiado. Había chicas más jóvenes, más guapas y con menos vergüenza. Los aposentos de los nobles siempre estaban ocupados por alguna chica que quería subir más rápido, tener más comodidades. Yo siempre había sido más puritana o quizás es que no había encontrado a la persona concreta. Por aquel tiempo creía en el amor y en llegar virgen al matrimonio, aunque la gente de mi nivel de mi estado social no alcanzaba a veces ni la madurez antes de necesitar vender su cuerpo a un rico por una hogaza de pan.

Entonces comencé a provocar "accidentes". A lo mejor las chicas se caían desde una ventana, o tropezaban cayendo por las escaleras... cualquier cosa era buena siempre que me quitara a la competencia de encima. Algo que finalmente no me hizo falta...

Eran las fiestas de navidades cuando apareció aquel hombre en la corte. Era alto, oscuro de pelo y pálido de piel. Caminaba como si flotara por el suelo y llevaba unas ropas de un corte que jamás había visto. Desde el principio se fijó en mi y la verdad es que yo no me privé de observarle haciéndome la tonta de vez en cuando. Finalmente me llevó a uno de los rincones de palacio y se alimentó de mi. Desde aquella noche, todas y cada una de las siguientes lo hacía, aparecía en mi habitación y tomaba mi sangre como si fuera suya. Yo, estupida de mi y no siendo realmente consciente de lo que pasaba allí, me fui enamorando de él.

Inquisición

Era una noche de primavera y, como todas las que la precedían, yo esperaba a mi hombre que entrara por la noche y me hiciera gozar con su mordisco. La verdad es que había estado escuchando rumores de vampiros y otro tipo de seres más allá de la lógica humana. Yo sabía que era cierta, lo sentía cada noche y muchas mañanas, gozaba conmigo misma mientras recordaba las sensaciones.

Tardó más de la cuenta y, cuando apareció, estaba prácticamente muerto. No me refiero a más muerto que de costumbre, más bien quiero decir que tenía una herida que sería capaz de matarle.

Le ofrecí mi vida a cambio de que se pudiera salvar él y la tomó, bebió de mi hasta que no quedó una gota de vitae en mis venas y, después quizás por remordimientos, me otorgó su don.

Jamás he sufrido como aquella vez. Sentir como mueres no es agradable, no es una experiencia por la que quieras volver a pasar. Durante unos años, me estuvo instruyendo en las artes que me habían sido otorgadas y estuvimos eludiendo a duras penas a la inquisición que hacía lo propio poro encontrarnos y acabar con nosotros.

Esa noche llegó, y me lo arrebataron. Acabaron de él entre 6 humanos y lo degollaron hasta un punto que resultaba irreconocible. Luego dejaron que se pudriera al sol, que el astro rey acabara con su carne hasta dejarlo convertido en cenizas.

Yo conseguí huir, pero la locura se había apoderado de mi. Me tiré más de 100 años sin contacto con otra persona que no fuera alimento. No comía, devoraba. Y después me dedicaba a hacer esculturas con carne, cuadros con sangre y todo tipo de barbaridades que dejaban mi marca allí donde pisaba.

Me volví una errante, una nómada sin hogar, sin patria y sin ley.

Actualidad

Cuando llegó el año 1800, nada se parecía ya a lo que había conocido en el pasado. Todo había evolucionado, hasta yo lo había hecho. Tenía el suficiente poder adquisitivo para intentar pasar por normal. La inquisición aunque estaba activa, parecía que poco a poco se iba a estancando y que finalmente perecería bajo el poder de la razón.

Adquirí el apellido De Aragón en honor a mi sangre noble y encaucé mis pasos hacia París, una ciudad artística, viva y seguramente un lugar donde encontrar más como yo o quizás aquella pareja que pudiera llenar el hueco que mi creador dejó.

Me mantengo gracias a la venta de arte, de mi arte.

DATOS EXTRA

.- Por regla general suele alimentarse de mujeres, a los hombres suele usarlos como útiles para sus cuadros.

©Facilis Descensos Averni RPG

por **Catalina De Aragón** Lun Ago 03, 2015 2:33 am

¡Terminada!

por **Nigel Quartermane** Miér Ago 05, 2015 11:49 am

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