Pensamientos bajo la Lluvia [Iryn Steklov]

por **Emhyr Van Emreys** Lun Sep 20, 2010 12:42 pm

La lluvía comenzaba a caer, entre los humedales verdes de aquellos bastos bosques.
Como lagrimas aquellas finas gotas caían sobre las ropas del encapuchado de ropas extrañas y extranjeras. Era extraño que en la soledad del lugar, ausente de asfalto, de los carros y el bullicio de la ciudad, alguien caminase en la soledad y entre cortinas de niebla espesa, pero allí estaba Emhyr escapando de una sociedad que comenzaba a ansiar la impaciencia, que nada le llenaba.

Para el tiempo había solido correr lento y apacible, pero algo lo perturbaba por dentro, haciendole formar parte de aquella impaciencia colectiva. No era que quisiera vivir la vida de un modo vivir, solo quería sentir con plenitud su dulce gusto con tranquilidad, y no pensar en que el tiempo atropellaba su vida y la acortaba con sus días. Sentía que le quedaba poco si le encontraban, tanto aquellos que le perseguían dentro de su pasado más aquellos que enla actualidad habían aprovechado su mortalidad bebiendo de su sangre y dejándole sin vida y con miles de preguntas a responder.

París era una nueva oportunidad, era la búsqueda de la inmortalidad y de aquellas respuestas y dudas sin resolver. Sabía que todo tipo de criaturas sobrenaturales se movían por aquella lustrosa ciudad.

Por un instante recordo una conversación de sus primeros contactos con personas de aquel lugar, recordo el ofrecimiento de la longevidad de la vida, el convertirse en uan criatura de la noche, no sabía si estaba preparado para ello, pero estaba seguro que lo necesitaba.

La lluvia continuaba filtrandose entre las hojas de los árboles, Emhyr apoyado frente a un tronco, sentado y sin quererlo, se quedo dormido.

por **Iryn Steklov** Lun Sep 20, 2010 1:55 pm

No había escapatoria. No había manera de huir. No había esperanzas. Estaba en París, con sus calles oscuras llenas de gente que disfrutaba haciéndote sufrir, con su ambiente húmedo lleno de lluvias truenos y rayos, con sus asesinos a sueldo, con sus misteriosos homicidios. ¿Por qué precisamente había acabado en París y no en otra ciudad? Realmente, ahora mismo ya no había nada que me obligase a quedarme en aquel frío lugar. Sin embargo... no sé... Supongo que quería quedarme lo más cerca de mis padres ya estuviesen vivos o muertos. Me habían educado para que hiciese aquello y la educación no es algo que una persona pueda tirar por la borda cuando se le antoje.

Mi recorrido fue avanzando desde las afueras de mi palacio hasta acabar en un bosque denso. Creo recordar que ya había estado varias veces en aquel lugar pero nunca las nubes se habían encontrado tan oscuras. Seguramente aquellas manchas de pintura negras de un momento a otro comenzasen a soltar una lluvia fina y ligera en cuestión de segundos.

Para refugiarme de la lluvia, ya que no parecía ser muy peligrosa, me dejé caer en el suelo a los pies del alto tronco de un árbol. Ojalá con forma humana tuviese tanta agilidad como la que adquiría en el momento en el que sufría una transformación. Si así fuese, podría subir con una facilidad impresionante a la copa del árbol y acomodarme en una de sus ramas. Las vistas desde aquel lugar serían increíbles y la delicada brisa que acariciaría mi rostro sería realmente agradable.

En ese momento me prometí a mí misma que en algún momento de mi vida fortalecería mi cuerpo y sería capaz de correr largos caminos, saltar tan alto que casi rozase las estrellas, subirme a los tejados de las casas...

Un ruido cercano hizo que mis sentidos gatunos se activase. Por allí había alguna persona que olía bastante raro.... como si fuese de otra especie desconocida. ¿Cuántas más me quedarían por descubrir? He de decir que en Rusia nunca me había encontrado con una persona que se saliese de lo normal. Con cuidado me levanté y sigilosamente me acerqué a un hombre joven que se encontraba tirado contra el tronco de un árbol. De entre mis labios salió un amplio suspiro, solo era un pequeño humano más.

por **Emhyr Van Emreys** Mar Sep 21, 2010 7:02 am

Ajeno al mundo, incluso a la lluvía que había ralentizado su ritmo y caía con delicadeza deshaciendose en el suelo vegetal, Emhyr continuaba con su sueño tranquilo.

Con el manto prematura que Morfeo le había cubierto, su mente cayo en el abismo de los sueños y aquellos sueños le llevaron a los recuerdos más a lejanos, recuerdos que él era inconciente de poseerlos, ya que su memoria estaba deterioradad a causa del influjo hipnotico y el poder de aquellos inmortales que le habían usado como una mera diversión, como alimento que dejar vivo después, sin dar explicación de por qué, un por qué que Emhyr día tras día se planteaba. ¿Por qué un vampiro iba a dejar a uan víctima con vida noche tras noche, después de deteriorar su aspecto desangrado? Y lo peor de todo, porque a pesar de que él huyese o los buscase, seguía fuese quien fuese visitandole, dejandole medio muerto y con la memoria deteriorada, pero una sensación de placentero dolor e insatisfacción en el cuerpo. ¿Por qué no acababa cons u vida?

Unas hogueras de llamas altas y con danzantes lenguas intentaban acabar con la oscuridad del cielo nocturno de aquellas playas, los canticos tribales, los cascabeles en los tobillos de las jovenes que celebraban la noche mágica de san juan quedaban lejanas en cuanto las sensaciones, Emhyr tenía la visión borrosa, solo sentía aquellos labios desconocidos besar los suyos, besar su piel en dolor y la sangre que emanaba, pero el dolor pedía más en un ciego abismo de atracción e hipnosis que le llevaba a la muerte lenta... Sentir aquel abrazo frío morfifero, el ferreo sabor de la sangre bajo la lengua, cual óbolo para el barquero... Y unos ojos teñidos en el escarlatas, unos ojos que entraban en contradicción de atracción y miedo...

Emhyr sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, y el sueño fue arrebatado para llevarle a la realidad.

Confuso miro el lugar donde se encontraba, no estaba en España, recordo que estaba en París y que todo aquello soñado había quedado en el pasado...
Y que ahora se veía rodeado por un abundante bosque, por la lluvía que no dejaba de fluir entre lagrimas en el cielo y alguien que le observaba. ¿Un gato?

Emhyr silencioso se quedo mirando aquel felino, bajo su capucha, su mano dejo quedo quieta y se ahueco dejando que las gotas se agua se acumularan en ella.

por **Iryn Steklov** Dom Sep 26, 2010 4:26 am

Mi cuerpo pequeño y blanco como la nieve se sentó justo en frente de aquel hombre de joven edad. ¿Cuántos serían exactamente los años de vida que tenía? No es que aquella pregunta me interesara realmente pero ahora mismo, que me encontraba como un gato, era caz de fijarme en aquellos pequeños detalles sin importancia.

Mi pelaje claro fue mojándose lentamente por la lluvia que caía desde el cielo. No me gustaba, no me gustaba el frío que calaba por mis huesos. Tampoco me gustaba que la tierra húmeda y encharcada manchase mi cuerpo. Sin embargo, no tenía más remedio que aguantarme. Principalmente por el hecho de que en aquel preciso instante mi idea no era lo más acercada a transformarme en una humana de nuevo.

Me tumbé sobre la hierba llena de pequeñísimas gotas que se pegaron a mi cuerpo. Cerré los ojos un momento y al abrirlos los clavé en el humano allí presente. Mis ojos gatunos a diferencia de los humanos, eran de un color claro y verdoso. Hipnotizantes.

Mi cola comenzó a moverse ligéramente de un lado a otro acariciando el aire con cada una de sus ondulaciones. Esperé algún movimiento de mi acompañante en silencio para mantenerme oculta de miradas acusadoras.

por **Emhyr Van Emreys** Lun Sep 27, 2010 11:09 am

Lenta caía los pedazos de liquido cristalino, la mano de Emhyr fue poco a poco convirtiéndose en un recipiente para él agua, hasta que llego el momento en el que el agua desbordaba, así rápidamente situó su otra mano para enormecer el recipiente cristalino.

Por un instante el encapuchado distrajo su atención fuera del felino, que continuaba caminando a sus anchas entre los finas cortinas de agua.

Un gesto, y la capucha quedo volcada hacia atrás descubriendo su rostro de tez morena, y rasgos llenos de un exotismo oriental. Aquel hombre, era extranjero, su físico ya lo hacía notar aquel detalle.

Lentamente, y con el recipiente de aquel líquido transparente vertiéndose, Emhyr mojo su rostro, agradeciendo la frialdad del agua y su claridad pura. Era un modo para su parecer, de despertar del todo sus sentidos previamente dormidos.

De nuevo su atención se desvió hacia el blanco felino tumbado, destacable en la verde y húmeda hierba. Sus ojos se encontraron, y Emhyr noto el rasgo de inteligencia del animal.

Sigilosos se acerco hacia donde se encontraba, y con dedos al principio tímidos, una caricia le concedió, cuando prudentemente recorriendo el pelaje suave y albo del felino.

por Contenido patrocinado

Pensamientos bajo la Lluvia [Iryn Steklov]

Pensamientos bajo la Lluvia [Iryn Steklov]

Re: Pensamientos bajo la Lluvia [Iryn Steklov]

Re: Pensamientos bajo la Lluvia [Iryn Steklov]

Re: Pensamientos bajo la Lluvia [Iryn Steklov]

Re: Pensamientos bajo la Lluvia [Iryn Steklov]

Re: Pensamientos bajo la Lluvia [Iryn Steklov]