AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Un nuevo comienzo para ambos [Cosette Legard]
2 participantes
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
Un nuevo comienzo para ambos [Cosette Legard]
Recuerdo del primer mensaje :
La casa era espléndida. Podía decirse que tenía todo lo que necesitaban. Era espaciosa, tenía unas bellas habitaciones, escalera de madera y un jardín que sabía que su esposa amaría solo por el naranjo. Y eso era lo que realmente lo había llevado a invertir las ganancias de los últimos años en la compra de la propiedad. Si de algo estaba seguro era que quería que su esposa fuera feliz, si ella lo estaba el podía dar por sentada su felicidad eterna porque ella era su faro.
Pretendía salir de la casa actual que solo les traía malos recuerdos, un nuevo comienzo era necesario para ambos. Se lo merecían.
No avisó de nada a Cosette en todo el día, solamente se encargó de avisarle que pasaría por ella a la hora del almuerzo para ir juntos a dar un paseo por el centro. De pronto iban a terminar dando unas vueltas por el lugar y la propuesta implícita allí estaría.
Y así fue que en la fugacidad de la mañana se ocupó de acomodar un poco esa casa que aun no tenía nada más que paredes y algún que otro mobiliario y que esperaba ansiosa convertirse en hogar pronto. Su dueño la había vendido porque se habían mudado a un domicilio mucho más amplio por el crecimiento de la familia, pero para ellos dos y algún niño estaba más que bien… Una punzada caló hondo en su cuerpo al pensar en el niño que no llegó a crecer… debía olvidarlo de una vez…no quería esto para ellos. ¡¡Vete ya!! Era como un fantasma acechándolo en medio de la noche, atormentándolo con susurros. Sacudió su cabeza y observó la brisa a su alrededor. Cerró la puerta tras él y salió camino a la avenida.
A través de la vidriera sonrió al verla a ella moviéndose cual bailarina por el local, acomodando hierbas, limpiando un poco por allí y cerrando cajones por allá. Su corazón rebosó de alegría y a la vez un dejo de nerviosismo por saber que era lo que ella iba a pensar del lugar…
Se aferró a su tapado sabiendo que el clima no era el mejor para dar un paseo pero teniendo en mente que una negativa no iba a sacarlo de sus planes.
La casa era espléndida. Podía decirse que tenía todo lo que necesitaban. Era espaciosa, tenía unas bellas habitaciones, escalera de madera y un jardín que sabía que su esposa amaría solo por el naranjo. Y eso era lo que realmente lo había llevado a invertir las ganancias de los últimos años en la compra de la propiedad. Si de algo estaba seguro era que quería que su esposa fuera feliz, si ella lo estaba el podía dar por sentada su felicidad eterna porque ella era su faro.
Pretendía salir de la casa actual que solo les traía malos recuerdos, un nuevo comienzo era necesario para ambos. Se lo merecían.
No avisó de nada a Cosette en todo el día, solamente se encargó de avisarle que pasaría por ella a la hora del almuerzo para ir juntos a dar un paseo por el centro. De pronto iban a terminar dando unas vueltas por el lugar y la propuesta implícita allí estaría.
Y así fue que en la fugacidad de la mañana se ocupó de acomodar un poco esa casa que aun no tenía nada más que paredes y algún que otro mobiliario y que esperaba ansiosa convertirse en hogar pronto. Su dueño la había vendido porque se habían mudado a un domicilio mucho más amplio por el crecimiento de la familia, pero para ellos dos y algún niño estaba más que bien… Una punzada caló hondo en su cuerpo al pensar en el niño que no llegó a crecer… debía olvidarlo de una vez…no quería esto para ellos. ¡¡Vete ya!! Era como un fantasma acechándolo en medio de la noche, atormentándolo con susurros. Sacudió su cabeza y observó la brisa a su alrededor. Cerró la puerta tras él y salió camino a la avenida.
A través de la vidriera sonrió al verla a ella moviéndose cual bailarina por el local, acomodando hierbas, limpiando un poco por allí y cerrando cajones por allá. Su corazón rebosó de alegría y a la vez un dejo de nerviosismo por saber que era lo que ella iba a pensar del lugar…
Se aferró a su tapado sabiendo que el clima no era el mejor para dar un paseo pero teniendo en mente que una negativa no iba a sacarlo de sus planes.
Última edición por Albert Legard el Lun Oct 19, 2015 1:54 pm, editado 4 veces
Albert Legard- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 12/02/2015
Localización : Paris
Re: Un nuevo comienzo para ambos [Cosette Legard]
La situación era compleja, había cosas que la mente del hechicero no podía resolver por sí sola en cuanto a decisiones, Cosette era la indicada para esos momentos, ella siempre tenía la respuesta mas asertiva y la más conservadora. Él por el contrario solía meter la pata donde no debía y asi fue como termino de ser lo que era hoy. Había tenido suerte de encontrar una mujer como Cosette a su lado, alguien que pudiera frenarlo cuando estaba por derrapar.
- A mí también - le aterraba pensar en probar los usos de la magia negra, podrían intentar empezar por algunas cosas simples, hechizos tranquilos que no contemplaban el uso de otras fuerzas. Además coincidía en los motivos rápidos de la venta de la casa en un precio conveniente. Se acerco a ella una vez mas y la contuvo en sus brazos, sin perder de vista el objeto de análisis.
- Quizá si...- comentó buscando mantener sus nervios relajados, para no sucumbir a pesadillas de nuevo. Se acercó al caballito y sintió un escalofrío recorrer su espalda al adentrarse en el cuarto. Los hechizos con plantas le resultaban más cómodos, la herboristería era lo de ellos, algo que había practicado por años con fines beneficiosos para la humanidad. Aunque había algunos otros que lo habían ayudado en sus viajes. Pero ninguno contemplaba la posesión de almas en objetos inanimados si es que sus suposiciones eran acertadas, claro está. Se acercó al caballito aun en su lugar y tomó una tiza de su bolsillo y comenzó a trazar un círculo en el piso de madera, unas cuantas líneas cruzándolo hasta que el símbolo cobró forma. Uno de protección, simple, lo dibujaba en las habitaciones para sentirse seguro y sobre el cual colocó al juguete en medio y extendiendo sus manos comenzó a recitar oraciones en latín en voz baja.
Pero nada pasaba. El círculo permanecía intacto al igual que el caballo de madera que no se sacudía. Continuó un poco más con el conjuro, pero no tenía agua bendecida para saber si había un ente del inframundo allí. Así que se autoproclamo mensajero de la palabra y fue recién allí que el caballo dio media vuelta sobre su base quedando de frente a Albert.
Sus oraciones entonces subieron de tono, fuera el viento golpeaba la ventana donde Cosette se acercó aunque no era desmesurado él la miro a modo de advertencia y como si hubiera sabido y no previsto tal movimiento el vidrio estalló a su lado. Albert palideció y cesó sus acciones saliendo del ensimismamiento para acercarse a su esposa y ver cómo estaba, sus manos alrededor de su rostro y los fragmentos de la ventana por el suelo de madera.
- A mí también - le aterraba pensar en probar los usos de la magia negra, podrían intentar empezar por algunas cosas simples, hechizos tranquilos que no contemplaban el uso de otras fuerzas. Además coincidía en los motivos rápidos de la venta de la casa en un precio conveniente. Se acerco a ella una vez mas y la contuvo en sus brazos, sin perder de vista el objeto de análisis.
- Quizá si...- comentó buscando mantener sus nervios relajados, para no sucumbir a pesadillas de nuevo. Se acercó al caballito y sintió un escalofrío recorrer su espalda al adentrarse en el cuarto. Los hechizos con plantas le resultaban más cómodos, la herboristería era lo de ellos, algo que había practicado por años con fines beneficiosos para la humanidad. Aunque había algunos otros que lo habían ayudado en sus viajes. Pero ninguno contemplaba la posesión de almas en objetos inanimados si es que sus suposiciones eran acertadas, claro está. Se acercó al caballito aun en su lugar y tomó una tiza de su bolsillo y comenzó a trazar un círculo en el piso de madera, unas cuantas líneas cruzándolo hasta que el símbolo cobró forma. Uno de protección, simple, lo dibujaba en las habitaciones para sentirse seguro y sobre el cual colocó al juguete en medio y extendiendo sus manos comenzó a recitar oraciones en latín en voz baja.
Pero nada pasaba. El círculo permanecía intacto al igual que el caballo de madera que no se sacudía. Continuó un poco más con el conjuro, pero no tenía agua bendecida para saber si había un ente del inframundo allí. Así que se autoproclamo mensajero de la palabra y fue recién allí que el caballo dio media vuelta sobre su base quedando de frente a Albert.
Sus oraciones entonces subieron de tono, fuera el viento golpeaba la ventana donde Cosette se acercó aunque no era desmesurado él la miro a modo de advertencia y como si hubiera sabido y no previsto tal movimiento el vidrio estalló a su lado. Albert palideció y cesó sus acciones saliendo del ensimismamiento para acercarse a su esposa y ver cómo estaba, sus manos alrededor de su rostro y los fragmentos de la ventana por el suelo de madera.
Albert Legard- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 12/02/2015
Localización : Paris
Re: Un nuevo comienzo para ambos [Cosette Legard]
Cuando pensaba que abandonarían la casa en busca de ayuda, Albert volvió dentro de la habitación y comenzó a dibujar con una tiza sobre el suelo. Cosette arrugó el ceño y le siguió, expectante de lo que iría a hacer. Reconocía los símbolos que estaba pintando, pero no era capaz de saber los conjuros que los acompañaban. Ella no se dedicaba a esas cosas, su magia era muy simple en comparación con la de otros hechiceros que había llegado a conocer. Salvo los conjuros de sanación que había aprendido a lo largo de su vida, poderosos y realmente útiles en ocasiones, podía considerarse una mera aprendiz en lo demás. Las plantas, esa era su pasión y su don innato. Con ellas podía hacer cualquier cosa, hasta matar.
Intentando no molestar pero sin perder ningún detalle, caminó alrededor del dibujo hasta quedar junto a la ventana de la habitación. El silencio era tenso y apenas se atrevía a respirar. No movía ni un sólo músculo para que la madera del suelo no crujiera bajo sus pies. Albert comenzó el conjuro acompañándolo de movimientos de las manos, pero no parecía que aquello estuviera funcionando. Ella le miró un segundo y después al caballito, que seguía quieto sobre el suelo. Apretó los labios y fijo la vista en el juguete, sin parpadear.
Y, finalmente, se movió. Giró bruscamente mirando al hechicero, que intensificó sus oraciones. Una mirada de advertencia por parte de él alertó a la bruja lo suficiente como para escuchar el sonido del viento que soplaba en la calle. Estaba tan concentrada en lo que pasaba en el interior que no se estaba percatando de la fuerza que se agitaba en el exterior. Un fuerte sonido tras ella la obligó a encogerse y cubrirse el rostro. Seguido, notó una corriente de aire frío chocando contra su cuerpo y las manos de Albert alrededor de su rostro.
—Estoy bien —dijo, apartándose hacia la ventana. Miró a través del cristal roto—. ¿Qué ha sido eso? ¿Qué se supone que estabas haciendo? —Estaba asustada.
Volvió a su lado pisando los cristales por el camino. Los apartó con el pie dejándolos a un lado y se pasó la mano por el cabello.
—Vámonos de aquí, Albert. No sé qué es eso exactamente, aunque soy capaz de hacerme una idea. —Le miró serio. Si él quería quedarse y arreglar el problema ella le esperaría en su casa actual. Cada vez le gustaba menos aquello—. Hablaremos con alguien que haya hecho esto antes. Mi madre conocía a un hombre que quizá pueda ayudarnos.
Salió de la habitación sin pisar el dibujo del suelo. El caballo seguía quieto en el suelo, aparentemente inofensivo. Salió al pasillo y cuando llegó a las escaleras dio media vuelta, asomándose al umbral de la puerta.
—Si quieres hacer algo más aquí, te esperaré en el jardín trasero. Aprovecharé para examinar el naranjo de cerca. Pero, por favor, no tardes.
Lanzó un beso al aire y se dispuso a bajar las escaleras con bastante celeridad. El ambiente de la casa empezaba a viciarse, aunque, probablemente, sería sólo en su imaginación.
Intentando no molestar pero sin perder ningún detalle, caminó alrededor del dibujo hasta quedar junto a la ventana de la habitación. El silencio era tenso y apenas se atrevía a respirar. No movía ni un sólo músculo para que la madera del suelo no crujiera bajo sus pies. Albert comenzó el conjuro acompañándolo de movimientos de las manos, pero no parecía que aquello estuviera funcionando. Ella le miró un segundo y después al caballito, que seguía quieto sobre el suelo. Apretó los labios y fijo la vista en el juguete, sin parpadear.
Y, finalmente, se movió. Giró bruscamente mirando al hechicero, que intensificó sus oraciones. Una mirada de advertencia por parte de él alertó a la bruja lo suficiente como para escuchar el sonido del viento que soplaba en la calle. Estaba tan concentrada en lo que pasaba en el interior que no se estaba percatando de la fuerza que se agitaba en el exterior. Un fuerte sonido tras ella la obligó a encogerse y cubrirse el rostro. Seguido, notó una corriente de aire frío chocando contra su cuerpo y las manos de Albert alrededor de su rostro.
—Estoy bien —dijo, apartándose hacia la ventana. Miró a través del cristal roto—. ¿Qué ha sido eso? ¿Qué se supone que estabas haciendo? —Estaba asustada.
Volvió a su lado pisando los cristales por el camino. Los apartó con el pie dejándolos a un lado y se pasó la mano por el cabello.
—Vámonos de aquí, Albert. No sé qué es eso exactamente, aunque soy capaz de hacerme una idea. —Le miró serio. Si él quería quedarse y arreglar el problema ella le esperaría en su casa actual. Cada vez le gustaba menos aquello—. Hablaremos con alguien que haya hecho esto antes. Mi madre conocía a un hombre que quizá pueda ayudarnos.
Salió de la habitación sin pisar el dibujo del suelo. El caballo seguía quieto en el suelo, aparentemente inofensivo. Salió al pasillo y cuando llegó a las escaleras dio media vuelta, asomándose al umbral de la puerta.
—Si quieres hacer algo más aquí, te esperaré en el jardín trasero. Aprovecharé para examinar el naranjo de cerca. Pero, por favor, no tardes.
Lanzó un beso al aire y se dispuso a bajar las escaleras con bastante celeridad. El ambiente de la casa empezaba a viciarse, aunque, probablemente, sería sólo en su imaginación.
Cosette Legard- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 64
Fecha de inscripción : 08/12/2014
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un nuevo comienzo para ambos [Cosette Legard]
El rostro afilado del brujo se serenó al ver que su esposa estaba bien. Había sido una locura intentar eso solo ¿Qué le había pasado? Dentro de su cabeza un susurro había dicho que esto era lo que tenía que hacer, que iba a salir victorioso.
Era mejor dejar las cosas como estaban, demasiados problemas tenía ya con haber comprado una casa en esas condiciones sin hacer una detallada inspección antes. Suspiro y su resignación se hizo carne. Su esposa se levantó y salió de la habitación. Siempre amorosa ella no se mostraba enojada por el atrevimiento del hechicero y a lo que la expuso en ese momento, por el contrario ofrecía soluciones.
- Discúlpame amor…- le dijo cuando terminó de recapitular lo que había pasado – Va a ser mejor que salgamos de aquí, mañana hablaré con el dueño otra vez- en el fondo quería saber de dónde venía todo este rollo con el caballo, los muebles que habían dejado en la casa y ver cómo recuperar la inversión. Tenía ganas de dejar la casa anterior pero esta, no era la indicada en estas condiciones. La presencia se le reía en la cara, estaba allí firme como la madera del caballo juzgándolo por sus acciones, y eso le molestaba.
Siguió a Cosette escaleras abajo - ¿Dónde encuentro a este hombre que conoce tu madre? – cuando llegaron abajo tomó el abrigo de ella y se lo acercó. - Si quieres ir a ver el árbol prefiero acompañarte – su rostro enjuto había palidecido claramente y no era producto del frío. Sus ánimos lo obligaban a volver solo y enfrentar a lo que sea que estuviera arriba, usando todo el arsenal que tenía a mano, pero después veía la mirada de ella y todo se le pasaba. Ya no era el Albert de antes, los años lo habían ablandado, lo habían reducido a un ser que acepta y se resigna a las realidades que le tocan vivir.
A veces creía que el haber perdido a su primogénito lo había sumido en una brecha de la que aun no había salido. Siempre pensando en los demás no se había puesto a pensar que él también estaba en el mismo pozo, sumido en la misma oscuridad.
Era mejor dejar las cosas como estaban, demasiados problemas tenía ya con haber comprado una casa en esas condiciones sin hacer una detallada inspección antes. Suspiro y su resignación se hizo carne. Su esposa se levantó y salió de la habitación. Siempre amorosa ella no se mostraba enojada por el atrevimiento del hechicero y a lo que la expuso en ese momento, por el contrario ofrecía soluciones.
- Discúlpame amor…- le dijo cuando terminó de recapitular lo que había pasado – Va a ser mejor que salgamos de aquí, mañana hablaré con el dueño otra vez- en el fondo quería saber de dónde venía todo este rollo con el caballo, los muebles que habían dejado en la casa y ver cómo recuperar la inversión. Tenía ganas de dejar la casa anterior pero esta, no era la indicada en estas condiciones. La presencia se le reía en la cara, estaba allí firme como la madera del caballo juzgándolo por sus acciones, y eso le molestaba.
Siguió a Cosette escaleras abajo - ¿Dónde encuentro a este hombre que conoce tu madre? – cuando llegaron abajo tomó el abrigo de ella y se lo acercó. - Si quieres ir a ver el árbol prefiero acompañarte – su rostro enjuto había palidecido claramente y no era producto del frío. Sus ánimos lo obligaban a volver solo y enfrentar a lo que sea que estuviera arriba, usando todo el arsenal que tenía a mano, pero después veía la mirada de ella y todo se le pasaba. Ya no era el Albert de antes, los años lo habían ablandado, lo habían reducido a un ser que acepta y se resigna a las realidades que le tocan vivir.
A veces creía que el haber perdido a su primogénito lo había sumido en una brecha de la que aun no había salido. Siempre pensando en los demás no se había puesto a pensar que él también estaba en el mismo pozo, sumido en la misma oscuridad.
Albert Legard- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 12/02/2015
Localización : Paris
Re: Un nuevo comienzo para ambos [Cosette Legard]
—Yo también prefiero que me acompañes, en realidad —le confesó cuando Albert mostró la intención de volver al jardín trasero—. No me gusta nada lo que has hecho ahí arriba. Esa magia es muy peligrosa, Albert. Hay que saber bien lo que se hace, si no, nos puede golpear de vuelta.
Le miró fijamente, no con reproche, sino con preocupación. Lo máximo que podía llegar a hacer ella era colocar distintas plantas por la casa, de esas que contaban las leyendas que protegían a los habitantes de los malos espíritus. Se rió sólo de pensarlo. Aquello eran sólo leyendas y cuentos, bonitos, sí, pero nada más que eso. Los espíritus eran algo mucho más complicado, menos terrenal. Y peligroso, muy peligroso.
—No lo sé con certeza —se refería al conocido de su madre—. Hace mucho que no le veo por París, aunque, creo recordar que no vivía aquí. Puedo revisar la agenda de mi madre, puede tener alguna dirección a la que poder ir. —Suspiró. Veía difícil poder dar con aquel hombre, pero debía intentarlo—. Deja que indague un poco. Cuando lo encuentre iremos a visitarle.
Esperaba no tardar demasiado en dar con él. Albert había asegurado que hablaría con el antiguo dueño de la vivienda, pero la compra estaba hecha. No creía que les devolvería el dinero porque los dos creyeran que había algo oscuro habitandola. Era su palabra contra la de ellos, teniendo en cuenta que, demostrar algo así, estaba ligado con los caprichos del espíritu en cuestión. Si no quería aparecer, no había nada que el matrimonio pudiera hacer.
Salió por la puerta trasera y el aire fresco volvió a azotarle el rostro. Se subió los cuellos del abrigo y escondió el rostro en ellos, agradeciendo el calor que éste le daba. Cruzó los brazos a la altura del pecho escondiendo las manos bajo ellos y se acercó a paso ligero hasta el arbolito. No lo había podido ver antes, pero algunas hojas habían empezado a salir. Todavía eran pequeños capullos muy apretados de un color verde pálido. Pronto empezarían a abrirse, y después les seguirían las deliciosas flores de azahar. Cosette ansiaba ver ese momento y disfrutarlo tanto al amanecer como al anochecer, cuando el aroma era mucho más intenso. Esos dos momentos del día eran los favoritos por los amantes de las plantas. Eran las horas en las que se podía captar mejor los aromas de las flores.
La hechicera se giró entonces hacia la casa y la miró con pena. La ventana rota era lo que más llamaba la atención de toda la fachada. Esos cristales habría que cambiarlos si finalmente se quedaban con ella. Se dio cuenta de que esa era la casas que ella quería. Esa y no otra.
—Nos desharemos de lo que sea que sea eso—le dijo, agarrándose del brazo de su esposo y pegándose a él—. Me gusta mucho esta casa. Y este jardín… —miró a su alrededor—. Es maravilloso, y perfecto para que jueguen niños —comentó, como si no le diera importancia al asunto, aunque sabía que si la tenía para él—. Henri hubiera disfrutado aquí, ¿verdad?
Por primera vez, no habló del niño con esa tristeza que la sumía en un pozo sin fondo. Hablar de él la entristecía, como a cualquier madre que pierde a un hijo, pero el hecho de hablar de él le ayudaba a superarlo.
Le miró fijamente, no con reproche, sino con preocupación. Lo máximo que podía llegar a hacer ella era colocar distintas plantas por la casa, de esas que contaban las leyendas que protegían a los habitantes de los malos espíritus. Se rió sólo de pensarlo. Aquello eran sólo leyendas y cuentos, bonitos, sí, pero nada más que eso. Los espíritus eran algo mucho más complicado, menos terrenal. Y peligroso, muy peligroso.
—No lo sé con certeza —se refería al conocido de su madre—. Hace mucho que no le veo por París, aunque, creo recordar que no vivía aquí. Puedo revisar la agenda de mi madre, puede tener alguna dirección a la que poder ir. —Suspiró. Veía difícil poder dar con aquel hombre, pero debía intentarlo—. Deja que indague un poco. Cuando lo encuentre iremos a visitarle.
Esperaba no tardar demasiado en dar con él. Albert había asegurado que hablaría con el antiguo dueño de la vivienda, pero la compra estaba hecha. No creía que les devolvería el dinero porque los dos creyeran que había algo oscuro habitandola. Era su palabra contra la de ellos, teniendo en cuenta que, demostrar algo así, estaba ligado con los caprichos del espíritu en cuestión. Si no quería aparecer, no había nada que el matrimonio pudiera hacer.
Salió por la puerta trasera y el aire fresco volvió a azotarle el rostro. Se subió los cuellos del abrigo y escondió el rostro en ellos, agradeciendo el calor que éste le daba. Cruzó los brazos a la altura del pecho escondiendo las manos bajo ellos y se acercó a paso ligero hasta el arbolito. No lo había podido ver antes, pero algunas hojas habían empezado a salir. Todavía eran pequeños capullos muy apretados de un color verde pálido. Pronto empezarían a abrirse, y después les seguirían las deliciosas flores de azahar. Cosette ansiaba ver ese momento y disfrutarlo tanto al amanecer como al anochecer, cuando el aroma era mucho más intenso. Esos dos momentos del día eran los favoritos por los amantes de las plantas. Eran las horas en las que se podía captar mejor los aromas de las flores.
La hechicera se giró entonces hacia la casa y la miró con pena. La ventana rota era lo que más llamaba la atención de toda la fachada. Esos cristales habría que cambiarlos si finalmente se quedaban con ella. Se dio cuenta de que esa era la casas que ella quería. Esa y no otra.
—Nos desharemos de lo que sea que sea eso—le dijo, agarrándose del brazo de su esposo y pegándose a él—. Me gusta mucho esta casa. Y este jardín… —miró a su alrededor—. Es maravilloso, y perfecto para que jueguen niños —comentó, como si no le diera importancia al asunto, aunque sabía que si la tenía para él—. Henri hubiera disfrutado aquí, ¿verdad?
Por primera vez, no habló del niño con esa tristeza que la sumía en un pozo sin fondo. Hablar de él la entristecía, como a cualquier madre que pierde a un hijo, pero el hecho de hablar de él le ayudaba a superarlo.
Cosette Legard- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 64
Fecha de inscripción : 08/12/2014
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un nuevo comienzo para ambos [Cosette Legard]
Bajó la mirada, no podía decirle nada, una vez mas se había dejado llevar por esos impulsos que tenía. Como en el muelle, cuando escapó luego de la muerte de Henri, al no poder mostrarse débil frente a su mujer. El consuelo lo había hallado en el mar, aunque también a sus propios demonios. Fue una de las pocas veces que sintió miedo de sus propios poderes, algo oscuro rondaba en torno a su sombra. Un poder que le prometía mas, que lo seducía, pero al que una parte de su ser no quería sucumbir, mientras la otra a gritos se entregaba.
Cerró los ojos y abrazó a Cosette, no quería volver a pasar por ello, había sido una locura. Ella era su cable a tierra una vez mas.
Basta de idioteces, se gritó a si mismo, internamente.
Rendido, totalmente desmoralizado asintió como un niño – Tienes razón, está bien – y no dijo nada mas, como siempre ella era la mas plantada, la mas certera.
Cerró su abrigo y siguió con hombros caídos y desgarbados a su mujer hacia el jardín ¿Por qué las cosas tenían que salirle mal? ¿No habían tenido suficiente ya? Había invertido todo el dinero en esa casa, una casa a la que hubiera llamado hogar, pero ahora solo le restaba hablar con el vendedor, intentar racionalizar con este e implorar a su Dios que este le devolviera el dinero.
Suspiró con tristeza, su mirada siguió a la de su esposa, solo esperaba que ella rematara todo, y le diera su veredicto. Mientras respondía tan confiada como siempre, una luz de esperanza iluminó su sombrío rostro, una sonrisa leve se asomó por este, no todo estaba perdido…
- Henri – comentó cuando una lagrima intentaba asomar por sus ojos – Él lo hubiera disfrutado, es cierto… - se imaginó a su pequeño columpiándose en el árbol, corriendo a su alrededor e incluso armando fogatas en familia. Mientras pasaba esto por su mente, una sombra pasaba como un vendaval entre ellos, un tempestuoso viento que salió de la misma ventana superior.
Cerró los ojos y abrazó a Cosette, no quería volver a pasar por ello, había sido una locura. Ella era su cable a tierra una vez mas.
Basta de idioteces, se gritó a si mismo, internamente.
Rendido, totalmente desmoralizado asintió como un niño – Tienes razón, está bien – y no dijo nada mas, como siempre ella era la mas plantada, la mas certera.
Cerró su abrigo y siguió con hombros caídos y desgarbados a su mujer hacia el jardín ¿Por qué las cosas tenían que salirle mal? ¿No habían tenido suficiente ya? Había invertido todo el dinero en esa casa, una casa a la que hubiera llamado hogar, pero ahora solo le restaba hablar con el vendedor, intentar racionalizar con este e implorar a su Dios que este le devolviera el dinero.
Suspiró con tristeza, su mirada siguió a la de su esposa, solo esperaba que ella rematara todo, y le diera su veredicto. Mientras respondía tan confiada como siempre, una luz de esperanza iluminó su sombrío rostro, una sonrisa leve se asomó por este, no todo estaba perdido…
- Henri – comentó cuando una lagrima intentaba asomar por sus ojos – Él lo hubiera disfrutado, es cierto… - se imaginó a su pequeño columpiándose en el árbol, corriendo a su alrededor e incluso armando fogatas en familia. Mientras pasaba esto por su mente, una sombra pasaba como un vendaval entre ellos, un tempestuoso viento que salió de la misma ventana superior.
Albert Legard- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 51
Fecha de inscripción : 12/02/2015
Localización : Paris
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» ¿Negocios?¿placer?¿o por qué no ambos? Si... mucho mejor ambos ~#The World War of the Black Swans: flashback +18
» Un nuevo comienzo... París, un nuevo objetivo
» Un nuevo comienzo, un nuevo final
» Un nuevo comienzo
» Un Nuevo Comienzo {Libre}
» Un nuevo comienzo... París, un nuevo objetivo
» Un nuevo comienzo, un nuevo final
» Un nuevo comienzo
» Un Nuevo Comienzo {Libre}
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour