Día Final ( libre )

por **Brönte d'Auxerre** Sáb Oct 17, 2015 11:14 pm

Durante siglos los vampiros se mantuvieron ocultos, como criaturas de las sombras, convivían en la noche con los humanos sin que estos se dieran cuenta. Pero eran una raza codiciosa y aspiraron a la supremacía. Eran depredadores, su misma esencia se basaba en la caza y en la dominación de sus presas, incluso entre ellos mismos habían salvajes reyertas que terminaban con numerosas familias de no- muertos extinguidas.

Su salvajismo, así como las numerosas muertes que causaban a su paso, hizo que los humanos comenzaran a comprender que había "algo" entre ellos que era peligroso, casi maligno, o al menos, así lo consideraron los primeros cazadores que renunciaron a su papel de presa y comenzaron a enfrentarlos para darle muerte.

Esto causó una guerra silenciosa entre inquisidores, cazadores y vampiros, en las que no pudo evitarse el terminar siendo una lucha entre seres sobrenatuales y humanos. Pronto, criaturas como los licántropos o los brujos fueron descubiertos, incluso los fantasmas o los cambiaformas surgieron como nuevas criaturas exóticas a las que dar muerte. Pero como toda guerra, fue difícil mantenerla en secreto, hasta que todos comprendieron que aquellas criaturas de los cuentos, eran completamente ciertas y caminaban entre ellos.

Quinientos años después de que la guerra comenzase, el mundo, tal y como todos lo conocían, había desaparecido en el 2780. Ahora sólo existía una guerra constante en la que sólo podías fiarte de ti mismo, ya que todas las razas luchaban unas contra otras para evitar lo que todos temían; la extinción.

Sin embargo, habían criaturas como él, que habían existido mucho antes de que las personas supieran siquiera la diferencia entre fantasía y realidad. Ya era antiguo antes de que comenzasen las cacerías entre humanos y vampiros, así que caminaba entre aquel mundo conflictivo, con la mera intención de vivir con tranquilidad todo lo que sucedía a su alrededor.

No le importaba si se exterminaban los vampiros y él con ellos, a lo único que temía era a su locura, ese monstruo inhumano en el que se había convertido desde que ya no tenía la posibilidad de aprender las características positivas que existían en la humanidad. Ya no recordaba qué se sentía al caminar bajo el sol. Una absoluta tristeza, pensó mientras metía sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón y seguía caminando entre los restos de lo que parecía una batalla importante, teniendo cuidado de no pisar los cadáveres de licántropos a medio convertir y lo que parecían humanos o cazadores.

por **Tabitha Denveraux** Miér Nov 18, 2015 10:54 am

Había pasado mucho tiempo desde que aquella guerra comenzara. Distaba mucho de aquellos días tranquilos en los que, lo único en lo que te tenías que preocupar, era en buscar a algún humano al cual poder hincarle el diente y beber su sangre. Los tiempos cambiaban y, cada vez, era más duro y más difícil sobrevivir.
Recordaba como había una ‘pequeña’ lucha entre los de su especie, los cazadores y los inquisidores. Habían querido cambiar los roles y, después de siglos, comenzaron a revelarse contra nosotros. De ser cazados, a cazar.
Los licántropos, sin embargo, siempre habían sido enemigos naturales… pero los cazadores y los inquisidores fueron una total revelación. Una, que causó muchas muertes.

Pocos sabían que, incluso los inquisidores, estaban cazando ambas razas. Ya era bastante complicado tener que luchar contra ambos por aquel entonces, no podías fiarte de ningún humano porque no sabías si podía estar metido en alguno de los bandos. Poco a poco el mundo se convirtió en un campo de batalla, entre seres sobrenaturales y humanos.

Toda coexistencia entre vampiros y humanos cambió drásticamente. Era cierto que sabíamos ocultarnos de los humanos muy bien y no dejar ningún tipo de rastro. Durante siglos pasamos desapercibidos entre ellos, conviviendo como si fuéramos un humano más. Nos escondíamos de día, nos mezclábamos entre la gente y cazábamos de noche. Todo ese poder que habíamos tenido durante siglos se fue mermando poco a poco. Los humanos comenzaron a sospechar y poco a poco se entrenaron para cazarnos. Los vampiros fuimos, al principio, los más afectados, los más perseguidos… y los más cazados.
Luego poco a poco, como si de piezas de dominó se tratara… fueron cayendo las demás razas.

Así fue como empezó una de las peores guerras que había visto en todos los siglos que tenía. Al principio fue una lucha entre sobrenaturales contra humanos… y, poco a poco, aquello fue cambiando. Era una lucha de “todos contra todos” en las que no importaba si eras aliado o enemigo. Todos se convirtieron en enemigos y fue mucho más duro y difícil poder seguir con vida.
Hacía siglos la mayor preocupación de un vampiro era alimentarse… hoy en día, la mayor preocupación era mantenerse con vida.

Suspiré algo cansada mientras veía los cuerpos y cadáveres en el suelo. La guerra jamás terminaría salvo que solamente quedara uno, porque no te podías fiar de nadie. Contemplé aquella desoladora imagen y me mordí el labio, jamás pensé que podríamos llegar a algo como esto. Jamás pensé que tendría que luchar incluso con los míos para seguir viviendo. Era una situación dura de la que lo único que podías hacer, era levantarte y seguir adelante, aunque no te quedara nada para ello.

Recorrí con cuidado el campo de batalla mientras miraba si podía recoger algo para defenderme, después de todo lo que había visto y pasado, lo mejor era llevar algún arma para defenderse. Encontré una pistola en el suelo en medio de dos cadáveres, y me agaché a cogerla cuando escuché pasos que sonaban cerca. No me lo pensé dos veces y antes de que pudieran verme me acerqué a una especie de barricada, salté dentro y me quedé quieta. Vestía completamente de negro para que no fuera fácil detectarme y camuflarme con la oscuridad de la noche, me asomé un poco, lo justo para ver a un hombre en medio de aquel campo de batalla.

-¡Quieto! –grité observándole desde mi posición, apuntándole sin haber comprobado si había munición o no- No des ni un paso más. –Vampiro o no, no iba a fiarme para nada.

por **Brönte d'Auxerre** Dom Ene 17, 2016 9:35 pm

Su mente deambuló a aquella parte de su pasado en la que había estado interno en el manicomio, aquel oscuro recuerdo era una de las razones de que él fuese alguien tan estrictamente comedido en todos los aspectos. Le gustaría poder olvidarse de todo lo que había tenido que soportar gracias a los duros métodos que usaban aquellos médicos de la época, pero era imposible.

Algunos de sus congéneres habían tenido la suerte de olvidarse de parte de su pasado cuando se convirtieron en vampiro, pero había algo distinto en él, como si todos sus miedos y horrores sólo se hubiesen intensificado al convertirse. Quizás era precisamente esa la razón por la que había sido elegido por su maestro, porque a pesar de su aspecto y actitud, en su interior había una bestia que ocasionaba caos y destrucción.

Quizás fuera algo perverso el considerar todo aquel escenario que le rodeaba, cuerpos muertos e inertes , como un chiste digno de sus torturadores del pasado. Si todos aquellos médicos le hubiesen oído decir que había estado paseando entre cuerpos de muertos, mientras se cuestionaba si debía cambiarse de zapatos o simplemente quemarlos por toda la sangre seca que había pisado, seguramente hubiera recibido el castigo de la máscara de hierro, seguido de una buena golpiza para cerrar la mente a tantas imaginaciones. Pero lamentablemente para ellos, era cierto. La humanidad se estaba auto-destruyendo y nadie parecía poder frenarlo.

- Como quieras, aunque tengo prisa. - Se detuvo y levantó sus manos con un movimiento lento, sabiendo que deliberadamente estaba aceptando el dominio de otra persona que ni siquiera conocía. Debía recordarse que ya no importaba el aceptar o no las órdenes de los demás, ya que los únicos que podían hacerlo, habían desaparecido. O al menos eso creía, ya que llevaba un siglo sin ver a ningún familiar. Estaba solo consigo mismo, y eso, a veces, era suficiente.

por **Tabitha Denveraux** Miér Feb 17, 2016 5:35 pm

El hecho de que aquella guerra diera comienzo no fue sino una gran falta que cometimos durante mucho tiempo, que dejamos de mirar y que finalmente nos acabó explotando en la cara. Nos habíamos creído, durante mucho tiempo, que éramos los reyes de la Tierra. Dueños y señores de todo aquello cuánto queríamos, y podíamos, poseer. Que nuestra eternidad era algo que nos haría mucho más fuertes con el paso del tiempo… y acabó siendo nuestra perdición.

Nos creímos que éramos dioses menores, vagando por la Tierra eternamente pero con el poder de otorgar muerte o vida a nuestro antojo. Nos dejamos llevar por lo que tras siglos y siglos habíamos conseguido, nos cegamos en la sangre, el poder y la riqueza que descuidamos el que nos descubrieran. Al final el secreto se convirtió en un secreto a voces, nuestra raza fue la primera que ‘salió a la luz’, y luego todas las razas que los humanos habían pensado que se trataban de simple leyendas, de cuentos de terror que antaño el único propósito que tenían era de infundir miedo… se convirtieron en realidad.
Nos descuidamos, y por ello, nos cazaron. Al igual que habíamos echo durante miles de años con los humanos, ellos nos la devolvieron sin ningún tipo de contemplación.

El resultado saltaba a la vista; una guerra en la que no había ningún aliado y todos eran enemigos. Esa guerra que debió de unir a todas las razas fue también el motivo de su disputa y de su rencor, aún más creciente, por haber sido descubiertos.
No los culpaba, tampoco. Nos habíamos cegado en que éramos eso, inmortales… que nos olvidamos que en algún momento podíamos caer. Y caímos, duramente.
Por eso mientras apuntaba con mi arma a aquel hombre, que supe que era un vampiro en cuanto estuvo más cerca de mí, no dejé de pensar en lo que era y representaba para mí; un enemigo… y problemas.

Enarqué una ceja mientras lo veía levantar las manos lentamente, rindiéndose ante mí domino, uno que no tenía demasiado claro y del que debía de estar atenta por que las tornas podían cambiar, y podía ser yo la que en un futuro estuviera en su situación. Estaba cubierta para un posible ataque… pero ni siquiera sabía si el arma estaba cargada o no. Sus palabras fue lo que me descolocaron, ¿tenía prisa? No quedaba mucho del mundo que antaño habíamos conocido así que, no me lo creía del todo.

-¿Qué tienes prisa, dices? Permíteme que lo dude –Me levanté irguiéndome sin dejar de apuntarle, calibrando qué era lo que debía de hacer a continuación -Aun falta mucho para la puesta del sol, y este sitio está completamente vacío. Así que, salvo que hayas quedado con alguien en un lugar bastante lejano… no, dudo que tengas prisa –le seguí apuntando sin quitarle ojo de encima -Date la vuelta, mantén tus manos en la cabeza, y arrodíllate. No hagas ni un solo movimiento o te juro que tendrás un bonito agujero en tu cabeza –sonreí de lado, debía de comprobar que no llevaba ningún arma escondida y… de momento, era la que llevaba ventaja.

por **Brönte d'Auxerre** Jue Feb 18, 2016 8:18 pm

Con las palmas en alto, mirando fijamente a la mujer que seguía pareciendo pensar qué demonios iba a hacer con él, no pudo evitar pensar que ese siempre había parecido ser el problema. Nadie sabía qué hacer con él, ya tenía fama de extraño antes, pero muchos lo calificaban aún ahora como una criatura que no se movía por parámetros normales. Mientras que todos parecían estar pensando en atacar o defenderse, él simplemente pasaba en medio de las luchas, para continuar su camino, sin interferir en ellas. En realidad, le daba igual el resultado.

Así que lentamente bajó las manos y se cuestionó si realmente ella le dispararía, probablemente sí, nadie en su sano juicio vería un vampiro en primer lugar y no se libraría de la posibilidad de cocerlo a balazos antes de que fuera demasiado tarde. Lo cual era inteligente, incluso en su caso. Ya que una cosa era que no le importase el resultado de las batallas, pero igualmente necesitaba alimentarse y todos sabían en qué consistía su dieta. Rica y cálida sangre de un ser viviente.

- ¿ Has visto el suelo ? Prefiero darme el tiro yo mismo, antes que ensuciarme con toda esa suciedad. - Su rostro se contrajo con un asco absoluto, pues a pesar de estar en guerra, él lucía como si fuese a tomar el té tranquilamente en una noche sin luna. Como si aún fuera varios años atrás, cuando podías pasear tranquilamente por aquellas calles deshechas. Era una lástima, según lo que recordaba, aquel lugar había sido una plaza con una fuente, incluso el sonido de los niños riendo en sus últimas horas de juego le eran aún fascinantes. Su mente tenía recuerdos muy vívidos, para bien o mal de su propio dueño.

- No tengo ningún interés en tu persona, así que te propongo el proseguir por nuestro camino sin que nada hubiera pasado. Yo deseo seguir hacia el camino que dejas atrás, y tú venir hacia donde yo estoy.- Se aclaró la garganta como si fuera un profesor hablando con su alumna y le señaló con su cabeza en rastro de cadáveres, como si fuese un lugar bonito por el que transcurrir hacia quién sabía donde. Al fin y al cabo, todo era igual. Calles asediadas por comunidades que se refugiaban y luchaban juntas, otras abandonadas y algunas, tristemente como aquella en la que estaban, sólo tenían cadáveres.

por **Tabitha Denveraux** Miér Mar 09, 2016 10:57 am

En ningún momento le quité el ojo atenta a cualquier movimiento que viera más brusco de lo normal, atenta para apretar el gatillo en caso de que hiciera algún gesto, movimiento que no me gustara. No iba a vacilar con aquello… después de todo lo que había pasado en aquellas últimas décadas, en que todo se había ido al traste, no había opción a la duda. Le seguí apuntando con el arma, con el cuerpo fijo y rígido a la espera de lo que pudiera hacer el otro. Me maldecía el no haber comprobado si había balas en el cargador, no sabiendo si aquella leve ventaja, lo era, o podría ser mi perdición. Era una balanza y todavía no sabía muy bien en cual de ambas opciones se podría decantar. Esperaba que fuera a mi favor y quedase, aunque fuera, solo una en la recámara. Con eso me sobraba para seguir ejerciendo ese pequeño dominio que tenía sobre él.

Alcé una ceja ante sus palabras añadiendo un touché mentalmente ante la idea de que no se iba a arrodillar… ciertamente, si yo estuviera en su situación y viendo cómo estaba el pavimento tampoco me habría arrodillado. El decoro podía mucho más que la orden, pero igualmente, no iba a rendirme por ello. En verdad si lo observaba de forma más detenida podía ver que, a diferencia de con mi ropa, parecía que él fuera a algún lado porque tuviera alguna cita… yo, sin embargo, iba completamente de negro. Él parecía hecho un pincel. Aunque, igualmente, aquella orden era más por mi seguridad que por otra cosa.

-Podría ser compasiva contigo y ahorrarte el hecho de pegarte tú el tiro, pero igualmente, acabarás manchado quieras o no. No es mí problema que te vayas a ensuciar, al igual que no he sido yo quién ha decidido vestirse como si el mundo no se hubiera ido a la mierda, y las calles estuvieran limpias y arregladas como en otra época –me encogí de hombros- no es algo que me importe, ni que me incumba. Me muevo más por mi protección y supervivencia… creo que podrás vivir otra noche si te manchas… un poquito- sonreí de lado divertida por aquello y quité el seguro ante sus palabras de dejarle marchar.- Me temo que no puedo hacer eso, aunque me des tú palabra de que no me harás nada… ¿quién me dice que no estarías mintiendo? Hoy en día no puedes fiarte ni de tu propia sombra, mucho menos me voy a fiar de tu palabra aunque seas uno de los míos… me temo, que no es un trato que sea aceptable –miré el camino por el que había venido él y me pregunté si había encontrado alguien de quien alimentarse.

Hoy en día era muy difícil encontrar sangre fresca, la población cada vez iba menguando más y más. La gran rivalidad que se había apoderado del mundo había llegado a cotas insospechadas, y ya era un todos contra todos. Había grupos de resistencia que dominaban ciertos sectores de la ciudad, lugares que evitaba a toda costa porque no había garantía de que salieras con vida. En el todos contra todos que se había formado durante los años, nadie respetaba ni siquiera a los de su propia especie. Lo único que ansiaban era sobrevivir, no importaba a costa de qué fuera.

Salí de aquella barricada en la que me había quedado cuando me di cuenta de que otro ser rondaba cerca sin dejar de apuntarle en ningún momento, no quería que pensara que le daba carta blanca en mí presencia, y tampoco sabía si tenía bala o no. Y no iba a comprobarlo mirando el cargador, porque aquello solamente le daría el momento ideal para ser yo la que fuera… asaltada. Me acerqué hasta él sin dejar de apuntarle y lo rodeé para quedar a su espalda, quedando por el camino que él había venido.

-Bien, este es el trato; ahora te vas a dar la vuelta y te vas a largar por el camino que te he dejado libre. No mires atrás y… bueno, no recibirás el tiro que tanto he ansiado darte –mis palabras no dejaban réplica alguna, simplemente esperaba que siguiera lo que había dicho y… cada uno podría seguir su camino- Y por si lo estás pensando no, no tienes modo de saber si cumpliré con mí parte del trato. Simplemente no te he disparado, es garantía suficiente –iba a decirle algo más cuando escuché un ruido procedente de nuestro lado, o más bien, un grito. Giré mi cabeza en dirección de donde provenía el ruido y vi que era un humano, seguramente uno que estarían patrullando las calles en busca de… bueno, en busca de seres como nosotros. En cuanto nos tuvo localizado vi que en su mano derecha portaba una pistola, con la que ya nos estaba apuntando… pero fui más rápida que él, apuntándole con la que tenía entre mis manos… dándole de lleno en la sien. Disparé dos veces, de las cuales solamente salió una de las balas… con lo que quería decir que tenía pistola, sí… pero sin munición. Miré de nuevo al vampiro que estaba delante de mí y solo pensé una cosa: mierda.

por **Brönte d'Auxerre** Miér Abr 13, 2016 10:14 am

El que se calificase como compasiva, sólo por el hecho de pegarle un tiro, podría considerarse una falta absurda de vocabulario. Pero no se olvidaba de la doble intención con la que era dicha aquella frase, precisamente al haber sido él quien había pedido precisamente la bala con tal de no mantenerse en aquella suciedad. Lo peor era que le hacía gracia, hacía tiempo que no disfrutaba de una conversación con otra persona ya que normalmente había disparos antes de que siquiera pudiera conocer a la otra persona, eso si no tenía en cuenta las numerosas ocasiones en las que él solía asesinar a la otra parte sin siquiera un saludo entre ambos. Quizás el fin del mundo había erradicado toda falta de educación por su parte, una verdadera lástima por supuesto.

- Su amabilidad me abruma tanto como su afilada lengua - Le contestó con ironía, levantando una de sus cejas al ver que seguía criticando sus acciones, incluso su manera de vestir. Había renunciado a las conversaciones, incluso a la posibilidad de relacionarse con alguno de sus congéneres sin la necesidad de tener que asesinarlo para no encontrar un enemigo futuro con el suficiente poder como para acabar con su vida en un descuido. De alguna forma, podía prescindir de muchas cosas "humanas" salvo de su higiene. Su fobia a la suciedad seguía patente en él, haciendo que destacase siempre por su presencia en las batallas, no importaba lo que hicieran los otros, él tenía entre sus habilidades innatas de vampiro, una que podría considerarse extraterrestre por su poca practicidad; el asesinar o luchar sin siquiera ensuciar su ropa.

Era obvio que aquella joven no era estúpida, lo que sin duda hacía que aún se mantuviera con vida, ya que estaban en una época sangrienta en la que los niños se educaban con un arma en la mano o cualquiera de sus habilidades sobrenaturales destinadas a defenderse o contraatacar. Era como volver a una era primigenia donde la diferencia entre cazador y presa era nimia.

- Si sigues hablando de meterme un tiro, voy a reaccionar de una forma poco cortés. - Y era una forma muy amable de decirle que iba a rebanarle la garganta con sus propios colmillos. Lo que no quería era recibir una bala en el corazón antes de que pudiera moverse, y era el único motivo por el que aún mantenía sus piernas firmemente juntas y tensas sobre el suelo. Odiaba esa ligera sensación de tenerlo todo bajo control, pero no le preocupaba aquella chica, al menos aún no. Si hubiera disparado antes, ya estarían luchando precisamente porque era una amenaza. Pero aún parecía dispuesta a dejarlo ir, motivo suficiente para ser "amable" con ella.

El sonido que emergió por encima de sus palabras, hizo que girase su rostro hacia el lugar del que provenía. Acto seguido, la mujer reaccionó a ello con tal rapidez, que le hizo sonreír, pues eso indicaba que era lo suficiente antigua como para llegar a moverse casi como si fuera un rayo. El delicioso sonido del cargador protestando contra el empuje de un gatillo que no tenía una bala que martillar, le ocasionó un estremecimiento de placer que le recorrió el cuerpo con la misma rapidez, casi, con la que su cuerpo se movió hacia el cadáver del humano. Tomó el arma del suelo y apuntó hacia la mujer con una mirada pícara y risueña.

- Creo que estabas diciendo algo sobre no garantizar el dispararme por la espalda, ¿ Qué venía después ?- Sus palabras sonaron con cierta dureza, mostrando su irritación sobre el hecho de que hubiera sido amenazado sin que hubiera hecho nada para merecerlo.

por **Tabitha Denveraux** Mar Mayo 03, 2016 10:28 am

No sabía cómo podía acabar todo aquello pero desde luego que no tenía pinta de acabar muy bien… bueno, siempre y cuando aquel vampiro hiciera caso de lo que le estaba diciendo y no pusiera ningún tipo de pega. Era yo la que empuñaba un arma mientras él estaba desarmado y era una situación ventajosa en mí favor que no iba a perder oportunidad de aprovechar. En aquellos momentos y conforme estaba el mundo no podías fiarte ni de tú sombra, porque no se sabía los planes ocultos que tuviera la otra personas y no iba a arriesgarme a aquellas alturas de la vida. No después de haber pasado todo lo que había visto en los últimos años, notando como ya era un todos contra todos sin pararse a mirar si eran de los tuyos, o no. Ya no habían “de los tuyos”, si tenías suerte, podías reunir un grupo de gente reducido que te ayudar en la supervivencia… o estabas jodido.

Sus palabras sobre mí amabilidad y mí afilada lengua me hicieron reírme mientras lo observaba tras aquella barricada siendo como un escudo entre ambos en donde si algo pasaba podría esconderme, aunque no por mucho tiempo. Sonreí de lado ante aquello notando la ironía en su tono y lo observé durante unos segundos, vestido de aquella forma mientras me preguntaba por qué si no quería ensuciarse estaba de aquella forma.

-Y porque apenas he empezado, sino te abrumaría de otra forma muy diferente. Y te encantaría –sí, ironía total también. Me daba exactamente igual lo que pensara o sintiera, en aquellos momentos solo miraba por lo que podía pasar en aquellos momentos. Hacía mucho tiempo que no me encontraba con otro vampiro y, el último encuentro, no había sido muy agradable. Este había intentado matarme y no le faltó mucho para conseguirlo… el resultado había sido algo desastrosos para mí pero me había recuperado y repuesto, como siempre. Como había echo durante toda mí vida y en aquella época aquello podía discernir entre la vida y la muerte.

Reí entre dientes ante su siguiente comentario y salí del lugar donde estaba acercándome a él, era yo la que tenía la pistola, era yo la que portaba un arma, era yo la que en aquellos momentos tenía el poder sobre él, le gustara o no. Si hacía algo que no veía conveniente o pensaba que podría afectar a mí vida… solo me bastaba para apretar el gatillo y dispararle. Por muy rápido que fuera dudaba que pudiera esquivar la bala, así que, por el momento mandaba yo.

-¿Es una amenaza? –enarqué una ceja poniéndome delante de él sin dejar de apuntarlo mientras lo observaba. ¿Se atrevía a amenazarme en aquella situación?– Creo que no estás en condiciones de amenazarme, por si no te ha quedado claro la que tiene una pistola aquí soy yo, y no tú –lo siguiente que le dije fue que se alejara por el camino por donde yo había venido y que no se girara salvo que quisiera recibir un tiro. Todo parecía que iba perfecto hasta que un grito me alertó, un humano se acercaba hacia nosotros y no lo dudé; utilicé la pistola para matarlo de forma rápida y para mí desgracia me di cuenta de que me había quedado sin balas. El vampiro a mí lado se movió de forma rápida y fue hasta el humano para coger su pistola y, esta vez, apuntarme a mí con ella.

Mierda, mierda y más mierda. ¿Cómo no había revisado cuando cogí el arma el cargador para ver cuántas balas tenía? Aquello podría haberme salvado la vida y ahora las tornas habían cambiado. Hice una mueca antes sus palabras y chasqueé la lengua mientras notaba cómo el se podía regocijar ante aquella situación. Ahora él mandaba, él tenía el arma y a mí me tocaba obedecer si no quería que la que acabara con una bala, fuera yo. Lo miré durante unos segundos y me mordí el labio, maldito cabrón, me había devuelto mis palabras con creces. Estaba jodida.

-Venía el que me largaba por donde habías venido y tú hacías lo propio –me mordí la lengua de decirme algo más, porque no quería que me disparara y quizás con aquello lo conseguía. Iba a hacerlo, iba a darme la vuelta y marcharme de aquel lugar arriesgándome a que me disparara por la espalda, aquello era una amenaza que solía funcionar. Justo en el momento en que iba a girarme… oí ruidos de gente que se acercaba, y no solo uno, varios. Seguramente aquel hombre que había matado con el disparo a la cabeza fuera alguien de avanzadilla para comprobar el lugar y, el resto, fuera detrás mientras era el otro quien corría todo el riesgo. No pude evitarlo, reí entre dientes divertida con la situación porque de seguir ahí mucho más tiempo íbamos a morir, ambos– Bueno, creo que las tornas han cambiado un poco. Según lo veo yo tenemos dos opciones; o cada uno se aleja e intenta sobrevivir a los que se aproximan por ahí –señalé con mí cabeza el lugar, sin dejar de mirarlo- o me dejas ayudarte para que no nos maten. Sinceramente, prefiero no morir esta noche y menos por una panda de humanos –hice una leve pausa en la que lo miré a los ojos- Has comprobado que sé disparar así que no tenemos mucho tiempo –puse mis manos en mis caderas- o busco algo que nos sirva y nos los cargamos… o morimos a sus manos. Prefiero matar a que me maten, no sé tú. ¿Qué elegirás, compañero? –otra ironía más puesto que no lo consideraba mí compañero, pero en aquellos momentos, era lo único que teníamos.

por **Brönte d'Auxerre** Mar Jul 12, 2016 9:21 pm

El aire agitó su pelo oscuro, meciendo aquellas ondas que solían estar siempre bien peinadas hacia uno de los lados para evitar que se inmiscuyeran delante de sus ojos. Parecía que se había despeinado al correr por el arma, aquello lo irritaba. Todo para enfrentar a una mocosa que probablemente siquiera había vivido unos cuantos años de esplendor antes de que comenzase la Gran Cacería.

No es que fuese un movimiento con una denominación propia, pero para él era la forma más correcta de llamar a toda aquella codicia que los había llevado a la perdición. Parecía gracioso saber que su raza estaba rozando casi la extinción, se creyeron el depredador más grande, sin considerar que los humanos, como cualquier forma de vida más simple, se reproducían con una rapidez alarmante. Eran una deliciosa plaga, pero una plaga al fin y al cabo. Como un virus que se negaba a mantenerse bajo control por las defensas.

- Tu elocuencia me mata - Sus ojos danzaron con una risa que se negaba a lanzar al aire, era suficiente con que ella supiera que estaba bajo su poder, sin que pudiera hacer nada para cambiar aquella desventaja que se había provocado ella misma cuando comenzó a parlotear sobre dispararlo. Lo que más disfrutaba era su rostro, parecía estar vomitando la misma oferta que él le dio cuando ella era la que tenía en sus manos la posibilidad de mantenerlo con vida.

Ignoró cualquier otra oferta, ya que en realidad, él lo único que quería era llegar al lugar al que se dirigía antes de que tuviera un cañón apuntando a su cabeza. Iba a decirle que comenzara a caminar lejos de él, cuando escuchó algo que le hizo rodar los ojos.

- ¿Es una maldita broma?. Eres peor que un gato negro, contigo podrían habernos matado a todos en una semana. - Gruñó y se movió con cuidado hacia ella, sabiendo que tenía razón, aunque no había bajado la guardia. Lo último que quería era que le clavara un trozo de madera por la espalda, antes de que pudiera siquiera ver quiénes eran su última visita.

Retrocedió con cuidado, sin darle la espalda, mientras hacía girar el tambor de la pistola, por el sonido parecía que sólo tenía cinco balas a su disposición. ¿Qué iba a hacer?. Se suponía que no iba a manchar uno de los pocos trajes que mantenía a salvo de todo aquel asunto del apocalipsis, pero no parecían entender que el que el mundo se fuera a la mierda, no era sinónimo de vivir como cerdos, sin un poco de gusto por la moda. Era su mayor pesadilla, iba a joder su mejor traje, quizás muriese lleno de sangre ajena, al lado de una mocosa desagradable y desconocida, despeinado.

- Bien, con una condición, intenta no matarme mientras jugamos al aquelarre feliz. - La miró de reojo y le dedicó una de sus brillante sonrisas, antes de tenderle una mano, como si fuera lo más normal mantener la educación antes de un tiroteo. Pero su mano no estaba desnuda, sino que tenía un pañuelo cubriendo su palma, para que ella no pudiera tocar su piel. No quería ni pensar cuándo había sido la última vez que había usado una pastilla de jabón.

Se concentró en sus nuevos compañeros de viaje y buscó algo tras lo que esconderse, podría usar el factor sorpresa si era rápido y disparaba primero. Todo ello, contando con que no lo divisasen en su escondite; un trozo metálico de algo que parecía un coche. Aunque cualquiera sabía, ya que no era la primera vez que veía los restos de algo que había sido precisamente una especie de golum mecánico. Los brujos habían perfeccionado el hechizo judío del hombre de barro, para hacerlo de metal. Algo jodidamente doloroso cuando te tocaba intentar que no te ensartara de un sólo puñetazo. Sólo esperaba que aquella mujer no hiciera nada estúpido, lo último que quería era jugar al caballero andante.

por **Tabitha Denveraux** Dom Jul 24, 2016 2:26 pm

Estaba jodida. Corrección; estábamos jodidos. En plural, porque aunque él fuera quien tuviera el arma con balas suficientes como para disparar seguramente no le llegara para lo que venía. Y por mucho que me jodiera a mí, la única opción que teníamos era precisamente pactar una especie de tregua, solo por un momento, mientras luchábamos por un bien común que era el mantenernos con vida. Hacía mucho tiempo que luchaba con alguien a mí lado y no las tenía todas conmigo de que aquel hombre, con su perfecto traje que seguramente acabaría manchado, me cubriera las espaldas.

De ser yo la que tuviera el arma de nuevo, no lo haría. No después de que me hubieran amenazado sin motivo alguno y aparente, pero en aquellos tiempos, no podías discernir quién era amigo y quién era enemigo. Seguramente todos fuéramos enemigos de todos, por lo que no confiaba en nadie. Pero por aquella vez deberíamos de hacerlo, al menos si cada uno quería seguir su camino y sobrevivir a aquella noche.

Miré su mano que extendió durante unos segundos tras sus palabras, donde me tachaba como un infortunio que no debía de estar con nadie pues mí mala suerte le alcanzaría, y observé el pañuelo que la cubría. ¿Qué narices estaba haciendo? ¿Qué se pensaba, que podría trasmitirle algún tipo de virus o enfermedad? Rodé los ojos ante aquello y acepté la mano que me tendía, firmando “la paz” tan sólo mientras nos encargábamos de los recién llegados.

-Los gatos negros no llevan la mala suerte consigo, son los demás quienes creen que así es, y además… pasamos bastante desapercibidos en la oscuridad –justo lo que pretendía hacer en esos precisos momentos; ser como una sombra que no se veía hasta el último momento, momento en el cual ya era demasiado tarde. Su sonrisa me hizo reír entre dientes ante sus palabras de que no le matara, y negué con la cabeza- Si no lo he hecho antes, no voy a hacerlo algo. Mucho menos por la espalda, tengo mis principios –y tras decir aquello corrí a esconderme sabiendo que debía de buscar algo con lo que atacar a distancia. Él llevaba la pistola y corría menos riesgo, yo en cambio, tenía las de perder ya que no poseía un arma de largo alcance.

Entre todos los escombros que vi, a la otra parte de donde se había ido él, encontré lo que quedaba de un coche algo aplastado, tumbado de un lado, pero lo suficientemente grande y alto como para cubrirme sin problemas. Me senté en el suelo y apoyé mí espalda contra los bajos mientras veía a mí alrededor qué era lo que podía coger como arma, algo que pudiera servirme para lanzarlo y que surtiera el efecto que buscaba; matar.

No sabía cuántas balas le quedaban en la pistola y tampoco cuantos se estaban acercando en ese momento, pero por el ruido que se escuchaba podían ser bastantes. Él también se había refugiado y yo me asomé en ese momento para ver cuántos eran, sin dejarme ver demasiado. Entre la noche, mí pelo oscuro, la ropa oscura por completo hacía su función y pasaba mucho más desapercibida.

Conté que quizás eran entre seis y siete, quizás alguno más y no sabíamos si habría alguien en la retaguardia. Volví a mirar a mí alrededor y no viendo nada que pudiera serme útil, finalmente me encontré con un trozo de hierro, un tubo circular y algo fino que estaba tirado por el suelo y que quizás pudiera servirme. Lo cogí y lo miré, pesaba más bien poco, era ligero, y podría utilizarlo como lanza. Lo malo era que la punta era plana, así que lo único que se me ocurrió fue, con la fuerza que poseía, con ambas manos, hacer presión en el borde hasta formar un pico, aplastando ambos lados para que quedara más puntiagudo. El hierro se moldeó bajo mis manos y quedó de pico como había pensado. Debía de buscar más cosas que estuvieran cerca, seguramente entre los escombros habría algo que pudiera serme de utilidad, pero debía de llevar cuidado, eran muchos y si salía en el momento menos oportuno podrían matarme con bastante facilidad, y era algo que no quería.

Miré hacia donde estaba aquel hombre y apoyé aquel tubo de hierro fino dándole a entender que ya tenía arma, arrojadiza claro está, y sonreí de lado. No iba a ser yo la primera que empezara a matar… si éramos listos y utilizábamos el factor sorpresa, podríamos cargárnoslos a todos sin que tuviéramos mayor problema. El caso era que, comunicarnos iba a ser un poco difícil sin que pudieran pensar que había alguien rondando, y en cuanto se dieran cuenta de que uno de los suyos estaba muerto, tirado en el suelo, sabrían que no estaban solos y no tardarían en empezar a buscarnos. Debíamos de ser más rápidos, y listos, que ellos. Así que esperé a que mi compañero comenzara con aquel macabro baile, donde aquellos hombres acabarían muertos, y cada uno podría continuar por su camino sin preocupación alguna.

por **Brönte d'Auxerre** Dom Ago 14, 2016 10:12 pm

La había llamado gato negro, pero escuchando todos aquellos corazones trotando, debía ser algo mucho peor. Seguro que algunos de sus hermanos debían estar disfrutando en el infierno, no en vano hubieron muchos D'Auxerre alguna vez, todos unidos por un apellido que conformaba un orgulloso clan. Entre ellos, cargaba con los recuerdos de los que había llegado a conocer, aún ahora, cada vez que escuchaba el nombre de Sebastien, escupía en el suelo. No quería encontrárselo de nuevo. Pues esa sería la última noche para alguno de los dos, probablemente.

Desvió sus ojos a la vampiresa, buscando si estaba preparada para comenzar a defenderse, tenían que ser precisos. La rapidez en los ataques sólo llevaba a los errores por dejar algún elemento sin contemplar antes de actuar. Y él no era uno de esos hombres que actuase sin pensar, al menos no si estaba aún lejos de su locura. Había momentos en los que sus fobias desaparecían y eso sólo quería decir dos cosas: sexo o muerte.

Sonrió al ver que tenía una barra de hierro, le quedaba bien con esa personalidad hostil que tenía. No había visto antes a una joven tan descarada y dispuesta a pelear. Lo normal era que las mujeres evitasen hacer una lucha con alguien al que ni siquiera conocen, mucho más si no se ha dado cuenta aún de que están presentes. A veces, ignorar otra presencia, te ahorra el salir herido, morir o simplemente tener que cargar con una criatura débil. Ir solo por aquel paraje siempre desierto y pestilente de muerte, era mejor. El tener lazos con otros, sólo hacía que tuvieras puntos débiles.

- Esa mujer debe enloquecer a la gente- Susurró para sí, pensando que hacía mucho tiempo que no trataba tantos temas personales, al menos no cuando estaba de caza. Así que se concentró en las personas que comenzaba a divisar aún a una distancia segura para ellos. Apuntó con su arma y la sostuvo con firmeza entre los hierros.

Cuatro disparos se sucedieron con una distancia de cinco segundos entre ellos, dejando cuatro cuerpos caídos, entre el grupo de ocho personas. Quedaban cuatro enemigos y ahora, sabían dónde estaban. Así que sonrió mientras dejaba el arma descargada en el suelo. Era hora de buscar algo más efectivo con lo que pelear, pero primero debía asegurarse de no dañar su ropa. Así que se quitó el abrigo, la chaqueta y el chaleco, enrollándolos y dejándolos ocultos entre los hierros.

Le hizo una señal a la chica de que esperase, aún no sabía si eran humanos, brujos, cambiaformas, licántropos o algo peor, congéneres. Así que debían dejar unos minutos para ver cómo actuaban, aún no sabían dónde estaban escondidos. Así que se deslizó con cuidado entre los restos, arrancando dos trozos de acero. Estaba tan afilado que eso sólo le hizo afirmar su teoría de que eran los restos de un golem. Eso era motivo de felicidad, ya que tenían siempre aceros similares a espadas. Los balanceó y sonrió. Estaba preparado para lo que viniera.

por **Tabitha Denveraux** Miér Sep 14, 2016 5:53 am

El primer movimiento de aquel hombre llegó cuando comenzó a disparar el arma que tenía, cuatro disparos que dieron de forma certera a cuatro de los hombres que venían en el grupo. Esos cayeron al suelo mientras los otros intentaban averiguar de dónde procedían los disparos, algo que no podían saber ya que ambos estábamos muy bien escondidos y camuflados, y esperaba que siguiera siendo así. No sabíamos a qué nos estábamos enfrentando y esperaba que fueran solamente un grupo de humanos, era con lo que más probabilidades tendríamos de salir con vida y que nos podríamos cargar con mayor facilidad.

Miré de nuevo al vampiro y me di cuenta de que me hizo una seña para que esperáramos, seguramente, estaría pensando lo mismo que yo en ver a qué nos enfrentábamos. Aquel mundo se había vuelto mucho más difícil desde que todo pasó y desde que era un “todos contra todos” No podías fiarte de nada ni de nadie, incluso aunque fuera alguien de tu misma especie… ya no existía la confianza y la traición era lo que más estaba de moda.
Observé escondida todavía con aquel arma que había “fabricado” a ver si aquellos hombres se levantaban o no, pero no lo hacían así que asumí que debían de ser humanos. Pero, ¿y el resto lo sería?

A veces había grupos muy dispares que componían de diferentes razas y era difícil distinguirlos, pero aquellos cuatro hombres que había matado debían de ser humanos porque no se habían levantado. El resto del grupo se había juntado formando un círculo, preparados con las armas, y buscando de dónde había provenido el ataque. Todos estaban atentos con sus armas lista para atacar en cuanto vieran algo moverse, así que de forma rápida me levanté y lancé aquella tubería que había afilado la punta a modo de lanza que dio contra uno de los hombres que había en el círculo, tirándolo al suelo. Para cuando quisieron buscarme ya me había escondido, pero igualmente comenzaron a disparar sus armas por si acaso daban con el que lo había lanzado.

Me había quedado sin armas y cuando miré de vuelta al vampiro me di cuenta de que él se había aprovisionado de nuevo, tendría que buscar algo que utilizar para matar pero en donde me encontraba no había nada, así que utilizando mí técnica de la ilusión les hice creer que algo se movía por el lado contrario de donde estábamos ubicados nosotros, haciendo que todos comenzaran a disparar en aquella dirección distraídos mientras yo me moví deprisa sin hacer ruido entre los escombros, y me escondí cerca de donde estaba el vampiro. Una llamarada llamó mi atención y miré escondida dándome cuenta de que de los tres que quedaban había un brujo entre ellos… genial, era el que más peligro representaba.

Miré al vampiro y me mordí el labio, el combate cuerpo a cuerpo quedaba descartado porque tenían armas de fogueo y contaban además con un hechicero que podía hacernos mucho daño. Teníamos que buscar algo que nos sirviera para poder luchar contra ellos, no teníamos munición y deberíamos de encontrar algo que nos ayudara en aquella lucha si queríamos salir con vida, y morir no era una opción que contemplara.

por **Brönte d'Auxerre** Vie Nov 18, 2016 10:59 pm

La situación estaba empeorando y no había mucho que se pudiera hacer para solucionarlo. No tenían armas cuyo alcance pudiera terminar con la amenaza desde aquella distancia que los separaba, eso sin contar que tenían un brujo y quién sabía si tenía la habilidad suficiente como para despertar un golum lo suficientemente grande como para matarlos. Así que sólo quedaba la forma tradicional de salir de aquel lugar con vida: un ataque frontal y cuerpo a cuerpo.

Entrecerró los ojos al notar que por alguna razón aquellos hombres comenzaban a disparar hacia otro lado. No había escuchado nada que hiciera que se pusieran a la defensiva. Deslizó los ojos hacia la vampiresa que se acercaba a él y suspiró. Al parecer sí que tenían algo útil, y eran, precisamente, los poderes de aquella mujer. Quizás, con mucha suerte, no fuera un gato negro que realmente atrajese la mala suerte.

- No tenemos muchas opciones de sorprenderlos, así que vamos a tener que abalanzarnos sobre ellos de la mejor forma posible.- Le indicó el lado contrario al del brujo, para que pudiera entender el plan.

- Lo principal es librarnos del que tiene más poder, así que crea una distracción que me dé la posibilidad de salir y cortarle la cabeza. - La miró de nuevo y se encogió de hombros.- Más vale que consigas algún arma mientras voy matando a algunos de ellos, porque necesito que alguien me cubra la espalda. Un disparo de alguien con puntería y estás sola.

No sabía si debía realmente fiarse de ella y ser el primero en salir, pero estaba claro que entre ellos, el único que sabía usar dos espadas con la suficiente habilidad como para matar a dos personas antes de que se dieran cuenta de que estaban en una trampa, era precisamente él. Sólo le quedaba esperar que fuera lo suficiente inteligente como para correr tras él y recoger las armas de los que iba matando. Era mejor ir quitándose enemigos, atacándolos por la espalda.

- Ni se te ocurra fallar, tengo un sitio al que quiero ir. - La reprendió antes de centrarse en el grupo, preparándose para correr en cuanto ella creara el señuelo.

por **Tabitha Denveraux** Mar Ene 10, 2017 2:30 pm

Estaba claro que si queríamos salir con vida debíamos de confiar el uno en el otro, era lo único que nos quedaba para salir con vida y poder seguir con nuestros caminos. La distracción que había creado había sido suficiente para poder acercarme a él y trazar un nuevo plan ya que yo me había quedado sin ningún tipo de armas y él, por el contrario, tenía dos espadas que podíamos utilizar… pero aquello tenía un fallo enorme, y era que era para utilizarlas cuerpo a cuerpo y en distancias cortas. Ellos, sin embargo, tenían armas de fogueo con las que nos barrerían antes siquiera de poder acercarnos.

Así que no me quedó de otra que pensar en algo para distraer al brujo, de todos, era el que más peligro podría causar con alguno de sus ataques. El resto eran más fáciles pese a que llevaban armas de fogueo… pero del brujo no podías esperar nada bueno. Lo miré durante unos segundos sintiendo sus ojos sobre mí, mirándome, como si estuviera midiendo que fuera capaz o no de poder crear una distracción lo suficientemente buena como para que hasta el hechicero se lo creyera. No iba a hacer falta, tras tantos siglos incluso hasta los hechiceros caían presa de aquella habilidad que poseía y que había perfeccionado.

-Tendrás la distracción que necesitas para acercarte a él y poder matarlo, eso te lo garantizo. Así que no falles cuando llegue la hora –sonreí de lado por aquello- conseguiré algún arma para cubrirte mientras tú te encargas del hechicero. En cuanto tenga un arma el resto me los puedo ir cargando sin problema alguno –el plan consistía en la ilusión que debía de crear, y en confiar el uno en el otro pese a que no nos conocíamos de nada. Rodé los ojos cuando me dijo que no fallara y miré hacia el grupo de cuatro personas pensando qué era lo que podría crear para que todos se centraran en ello- Prepárate, por que tú también vas a ser partícipe de lo que va a ocurrir… así que recuerda; no son reales.

No supe por qué, pero la idea que tenía en mente era lo que mejor se me ocurría para poder distraerlos a todos. Sabía de sobra que iba a ser un buen señuelo y que los mantendría ocupados el tiempo suficiente para acercarnos mientras los liquidábamos y salvábamos nuestras vidas que se habían visto truncadas por aquel altercado. Lo miré una vez, sonreí, y me concentré en lo que quería que visualizaran. Iba a ser un señuelo múltiple porque, a diferencia de los demás, no iba a estar solamente predominado por una persona… sino por varias.

Un aullido se pudo escuchar desde lo lejos y sonreí al saber que había captado la atención de aquellos que, ahora, miraban hacia donde el aullido había sonado. Un primer hombre salió de uno de los lados, el que estaba al otro lado del brujo, y aulló delante de ellos mientras se acercaba corriendo hacia donde estaban, y sus ropas se hacían girones y su cuerpo se iba transformando… pero no duró demasiado, en cuanto el primer disparo sonó la ilusión cayó al suelo. Más hombres salieron del lado contrario, como si les hubieran pillado por sorpresa, y una manada ya de lobos se abalanzó sobre ellos creando la distracción perfecta para poder acercarnos sin llamar la atención, mientras luchaban sin saberlo, con lobos imaginarios creados por una ilusión.

-Ahora es el momento perfecto, ¡vamos, no perdamos tiempo! –no sabía cuánto tardarían en darse cuenta de que todo era mentira, mientras los lobos iban cayendo como si realmente estuvieran allí, pero de paso sus balas las iban gastando y eran balas que no iban contra nosotros.

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