AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Kindred Chains [privado]
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Kindred Chains [privado]
Algunas oportunidades se presentan de forma fortuita, y en esta ocasión eso fue precisamente lo que sucedió cuando un antiguo conocido de Annabel que se encontraba de paso por la capital francesa le comentó la venta que estaba por realizar de varias propiedades suyas entre las cuales se encontraba una cabaña en el bosque. El comentario llamó de inmediato la atención de la joven pintora y a través de sus abogados no tardó más de un par de semanas el que se realizase el cierre de la compra de la propiedad, quedando el título a su nombre, y por ende, la abierta posibilidad de pasar así una temporada recluida del gentío, asunto que no se dió de inmediato debido a lo que ella llamó simplemente compromisos ineludibles.
Así fue como transcurrieron varios meses hasta la llegada de aquella noche en la cual las pesadillas que frecuentemente le visitaban en el territorio de Morfeo adquirieron un carácter más vívido, provocando que la joven se moviese agitadamente en su lecho y que al despertar abruptamente sus mejillas se encontrasen húmedas por rastro de las lágrimas que les habían recorrido y que descubriese varias marcas en sus brazos producidas durante el sueño. Heridas sangrantes que tiñeron sus sábanas de color carmesí y a las cuales no prestó atención, estas habrían de sanar con bastante rapidez, contrario a otra que en su interior jamás cerraría.
Quizás fue el sacudimiento de su alma lo que provocó que a media noche buscase las maletas en su habitación y que comenzase a empacar. Llamó a una de sus doncellas para solicitarle que despertase al cochero y que le avisase que debía estar listo para transportarle de inmediato. Esa era la razón por la que al llegar la aurora Annabel se encontraba en esa vasta zona verde, de pie frente a la propiedad que nunca vio antes de adquirir y que ahora le serviría de cobijo durante los próximos días.
De ninguna forma le decepcionó, la ubicación era perfecta y al abrir la puerta encontró en su interior lo que esperaba. El lugar estaba amueblado y contaba con suficientes provisiones. Lo recorrió con la mirada en unos segundos, subió las escaleras de madera en un santiamén y se encontró con la que habría de ser su habitación. Sonrió de lado y se asomó a la ventana, adonde el paisaje que observó la dejó extasiada. Se sentó en el alfeizar absorbiéndolo y se mantuvo en muda contemplación del mismo un largo rato.
Más tarde se preparó algo ella misma en la cocina y, habiendo terminado de desempacar, observó los materiales de pintura que acababa de colocar sobre una mesa. Desvió la mirada al exterior a través de la ventana y se decidió a salir, por ahora se le antojaba realizar sólo algunos bocetos. Descubrió entonces como eran los alrededores de la cabaña, observó pájaros y ardillas mientras caminaba, memorizó la localización de árboles y veredas, espantó conejos con su simple presencia y poco después su olfato capturó el olor húmedo antes de que sus ojos verde azules avistasen el arroyo.
Se acercó un poco a las cristalinas aguas y se detuvo a cierta distancia. Se sentó sobre la grama bajo las fuertes y amplias ramas de un árbol que proyectaban su sombra alrededor y colocó el material de dibujo a un lado suyo, sin hacer nada aún y con expresión pensativa. Sentada así sin moverse, mientras las hojas le susurraban bajo la influencia de la brisa de la tarde, parecía Annabel una extensión del alto y frondoso roble.
Así fue como transcurrieron varios meses hasta la llegada de aquella noche en la cual las pesadillas que frecuentemente le visitaban en el territorio de Morfeo adquirieron un carácter más vívido, provocando que la joven se moviese agitadamente en su lecho y que al despertar abruptamente sus mejillas se encontrasen húmedas por rastro de las lágrimas que les habían recorrido y que descubriese varias marcas en sus brazos producidas durante el sueño. Heridas sangrantes que tiñeron sus sábanas de color carmesí y a las cuales no prestó atención, estas habrían de sanar con bastante rapidez, contrario a otra que en su interior jamás cerraría.
Quizás fue el sacudimiento de su alma lo que provocó que a media noche buscase las maletas en su habitación y que comenzase a empacar. Llamó a una de sus doncellas para solicitarle que despertase al cochero y que le avisase que debía estar listo para transportarle de inmediato. Esa era la razón por la que al llegar la aurora Annabel se encontraba en esa vasta zona verde, de pie frente a la propiedad que nunca vio antes de adquirir y que ahora le serviría de cobijo durante los próximos días.
De ninguna forma le decepcionó, la ubicación era perfecta y al abrir la puerta encontró en su interior lo que esperaba. El lugar estaba amueblado y contaba con suficientes provisiones. Lo recorrió con la mirada en unos segundos, subió las escaleras de madera en un santiamén y se encontró con la que habría de ser su habitación. Sonrió de lado y se asomó a la ventana, adonde el paisaje que observó la dejó extasiada. Se sentó en el alfeizar absorbiéndolo y se mantuvo en muda contemplación del mismo un largo rato.
Más tarde se preparó algo ella misma en la cocina y, habiendo terminado de desempacar, observó los materiales de pintura que acababa de colocar sobre una mesa. Desvió la mirada al exterior a través de la ventana y se decidió a salir, por ahora se le antojaba realizar sólo algunos bocetos. Descubrió entonces como eran los alrededores de la cabaña, observó pájaros y ardillas mientras caminaba, memorizó la localización de árboles y veredas, espantó conejos con su simple presencia y poco después su olfato capturó el olor húmedo antes de que sus ojos verde azules avistasen el arroyo.
Se acercó un poco a las cristalinas aguas y se detuvo a cierta distancia. Se sentó sobre la grama bajo las fuertes y amplias ramas de un árbol que proyectaban su sombra alrededor y colocó el material de dibujo a un lado suyo, sin hacer nada aún y con expresión pensativa. Sentada así sin moverse, mientras las hojas le susurraban bajo la influencia de la brisa de la tarde, parecía Annabel una extensión del alto y frondoso roble.
Annabel Hemingway- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 16/01/2015
Re: Kindred Chains [privado]
Por la tarde Zona de bosques Annabel |
Kindred chains
Derrumbó tres árboles medianos con tronco grueso y fuerte los haría leña apenas llegar a su cabaña en lo profundo del bosque el invierno predecía ser duro, había que estar preparados para cualquier situación, más aún necesitaba reforzar las paredes de su cubil, apostado en el sótano. La última transformación le había maniatado en algunos puntos de seguridad que debían ser reparados a prontitud preferentemente antes de la siguiente luna llena.
Los amarró perfectamente uno encima del otro y se los echó al espalda sosteniéndolos con la frente para tener otro punto de apoyo. Caminó por toda la ladera, sorteando montículos, hojarasca y arbustos demasiado frondosos, que le imposibilitarían caminar más rápido hasta llegar a su hogar. El sol estaba en todo lo alto, por lo que calor aquella tarde era francamente insoportable, hasta para un lobo como él. Llevaba un peso enorme y estaba sediento. El río no estaba muy lejos.
Echó la carga abajo haciendo un ruido sordo. Limpió su frente sudorosa con el antebrazo, se sacó la camisa, acercó los pasos al agua dulce y empapó su camisa y el pañuelo; mismo que utilizó para refrescarse el pecho los hombros y la espalda. Más tarde se aventuró a beber de ella, no había que ponerse reacios era agua al fin y al cabo. Se antojaba un chapuzón, pero el tiempo apremiaba. Lo último que hizo, fue meter la cabeza para luego sacarla y fue en ese inter cuando "la vió".
Del otro lado de la ladera del río, a unos metros más allá, la figura de una joven mujer rompía con la anatomía del lugar. Frunció oel ceño ¿qué hacia una mujer sola en el medio de la nada? Olfateó el aire para encontrar una posible respuesta, que no tardo mucho en encontrar. Ella era una loba como él.
Shax era un lobo muy temperamental y territorial. Aunque se tratase de una dama no era muy agradable sentir y ver en los alrededores, la presencia de una criatura sobrenatural; aunque ella parecía estar enfrascada en alguna clase de actividad, pintura o algo parecido. Todo el iría bien si ella no se movía de su lugar, no reparando en él. Sólo era cuestión de retomar la marcha hasta su cómoda y acogedora cabaña.
Derrumbó tres árboles medianos con tronco grueso y fuerte los haría leña apenas llegar a su cabaña en lo profundo del bosque el invierno predecía ser duro, había que estar preparados para cualquier situación, más aún necesitaba reforzar las paredes de su cubil, apostado en el sótano. La última transformación le había maniatado en algunos puntos de seguridad que debían ser reparados a prontitud preferentemente antes de la siguiente luna llena.
Los amarró perfectamente uno encima del otro y se los echó al espalda sosteniéndolos con la frente para tener otro punto de apoyo. Caminó por toda la ladera, sorteando montículos, hojarasca y arbustos demasiado frondosos, que le imposibilitarían caminar más rápido hasta llegar a su hogar. El sol estaba en todo lo alto, por lo que calor aquella tarde era francamente insoportable, hasta para un lobo como él. Llevaba un peso enorme y estaba sediento. El río no estaba muy lejos.
Echó la carga abajo haciendo un ruido sordo. Limpió su frente sudorosa con el antebrazo, se sacó la camisa, acercó los pasos al agua dulce y empapó su camisa y el pañuelo; mismo que utilizó para refrescarse el pecho los hombros y la espalda. Más tarde se aventuró a beber de ella, no había que ponerse reacios era agua al fin y al cabo. Se antojaba un chapuzón, pero el tiempo apremiaba. Lo último que hizo, fue meter la cabeza para luego sacarla y fue en ese inter cuando "la vió".
Del otro lado de la ladera del río, a unos metros más allá, la figura de una joven mujer rompía con la anatomía del lugar. Frunció oel ceño ¿qué hacia una mujer sola en el medio de la nada? Olfateó el aire para encontrar una posible respuesta, que no tardo mucho en encontrar. Ella era una loba como él.
Shax era un lobo muy temperamental y territorial. Aunque se tratase de una dama no era muy agradable sentir y ver en los alrededores, la presencia de una criatura sobrenatural; aunque ella parecía estar enfrascada en alguna clase de actividad, pintura o algo parecido. Todo el iría bien si ella no se movía de su lugar, no reparando en él. Sólo era cuestión de retomar la marcha hasta su cómoda y acogedora cabaña.
Shax Orthon- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 29/10/2015
Localización : Bosque
Re: Kindred Chains [privado]
El sol reinaba en el cielo con tal majestuosidad que incluso las nubes se apartaron de el permitiendo que sus rayos dorados iluminaran toda la escena que la vista de Annabel alcanzaba a abarcar a su alrededor. Por un largo momento permaneció inmóvil, algo adormecida, posiblemente por todo el trajín del día y por la serenidad del lugar.
Transcurrieron así varios minutos hasta que finalmente el pequeño cosquilleo que poco a poco comenzó a manifestarse en su interior le indujo a ponerse de pie y a inclinarse a recoger el caballete para colocarlo firmemente sobre el verde pasto. Tomó igualmente el lienzo que extendió sobre el bastidor y observó la blanca superficie mientras sostenía el carboncillo entre sus finos dedos.
En ese momento no buscaba inmortalizar una pintura sino entretenerse con algo más sencillo pero con significado. Y fue en ese instante en que buscando uno el olor llegó hasta sus fosas nasales, indicándole que ya no estaba sola. Alzó la mirada buscando a quien pudiera haberse presentado pues inmediatamente identificó que no se trataba de cualquiera sino de un sobrenatural como ella, lo cual no le causó una alegría en particular.
Hasta ese día no había tenido tratos cercanos con ningún lobo por el simple hecho de que no sentía inclinación a hacerlo. La licantropía la había obtenido con fines claros y entre ellos no estaba presente el de convivir con otros de su especie. Annabel ni siquiera creía en esa definición: "su especie". El que otros estuvieran influenciados por la luna y contasen con habilidades similares a las de ella no les convertía automáticamente en seres afines.
Su mirada identificó rápidamente al dueño del aroma al otro lado del arroyo y se detuvo sobre él. El licántropo la estaba mirando directamente, pero no fue precisamente eso lo que capturó su atención sino la manera en que se fundía de manera perfecta con su entorno. Su negro cabello contrastaba con el brillo que producian las húmedas gotas humedeciendo tanto cabeza como el firme torso, y en la inmovilidad en que se mantenía la artista encontró inesperadamente ese algo que valía la pena dibujar por lo que el carboncillo siguió el mandato de sus dedos para inmediatamente realizar rápidos trazos sobre el lienzo.
-No te muevas.- expresó en voz alta, mientras el color de sus verde azules ojos se tornaba más intenso al concentrar su atención y alternar la mirada entre lo que hacía y el inesperado modelo que contemplaba al otro lado de las cristalinas aguas, como si este no hubiese aparecido al azar sino de forma específica para que ella le retratase.
Transcurrieron así varios minutos hasta que finalmente el pequeño cosquilleo que poco a poco comenzó a manifestarse en su interior le indujo a ponerse de pie y a inclinarse a recoger el caballete para colocarlo firmemente sobre el verde pasto. Tomó igualmente el lienzo que extendió sobre el bastidor y observó la blanca superficie mientras sostenía el carboncillo entre sus finos dedos.
En ese momento no buscaba inmortalizar una pintura sino entretenerse con algo más sencillo pero con significado. Y fue en ese instante en que buscando uno el olor llegó hasta sus fosas nasales, indicándole que ya no estaba sola. Alzó la mirada buscando a quien pudiera haberse presentado pues inmediatamente identificó que no se trataba de cualquiera sino de un sobrenatural como ella, lo cual no le causó una alegría en particular.
Hasta ese día no había tenido tratos cercanos con ningún lobo por el simple hecho de que no sentía inclinación a hacerlo. La licantropía la había obtenido con fines claros y entre ellos no estaba presente el de convivir con otros de su especie. Annabel ni siquiera creía en esa definición: "su especie". El que otros estuvieran influenciados por la luna y contasen con habilidades similares a las de ella no les convertía automáticamente en seres afines.
Su mirada identificó rápidamente al dueño del aroma al otro lado del arroyo y se detuvo sobre él. El licántropo la estaba mirando directamente, pero no fue precisamente eso lo que capturó su atención sino la manera en que se fundía de manera perfecta con su entorno. Su negro cabello contrastaba con el brillo que producian las húmedas gotas humedeciendo tanto cabeza como el firme torso, y en la inmovilidad en que se mantenía la artista encontró inesperadamente ese algo que valía la pena dibujar por lo que el carboncillo siguió el mandato de sus dedos para inmediatamente realizar rápidos trazos sobre el lienzo.
-No te muevas.- expresó en voz alta, mientras el color de sus verde azules ojos se tornaba más intenso al concentrar su atención y alternar la mirada entre lo que hacía y el inesperado modelo que contemplaba al otro lado de las cristalinas aguas, como si este no hubiese aparecido al azar sino de forma específica para que ella le retratase.
Annabel Hemingway- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 16/01/2015
Re: Kindred Chains [privado]
Por la tarde Zona de bosques Annabel |
Kindred chains
-No te muevas -le dijo la mujer del otro lado del río. Instintivamente, Shax volteó hacia ambos lados de la ladera, tratando de encontrar a otra persona, a la cual ella se estuviese refiriendo; sin embargo, al parecer, solamente se encontraban ellos dos. Indudablemente se estaba refiriendo a su persons, aunque la situación era un poco bizarra. Por instinto, por observación y por el modo en que la mujer estaba sentada, dedujo que se trataba de una artista pintor. Ella parecía plasmar algo activamente, que solamente ella podía observar. Sintió mucha curiosidad, sin embargo no hizo ningún comentario. Se quedó quieto, colocando ambas manos sobre su cintura en posición de: Espera a que algo ocurra.
Mantenerse en una misma postura no era algo agradable y era demasiado cansado, pero ¿qué podía hacer? ¿darle la espalda? ¿marcharse y fingir que nada ocurría?¿olvidarse de la situación? ¿cargar los árboles sobre su espalda y retirarse su casa? quizás fuese lo mejor que pudiera acontecer, lo mejor que pudiera hacer, pero vamos que él era un hombre Y ella una hermosa mujer que desprendía un aroma agradable. No solía tener ciertas visiones de mujeres lindas muy a menudo en aquel aislamiento auto impuesto (algo con lo que tenía y que vivir que no le disgustaba del todo) De vez en vez, tener una visión diferente de su vida y rutina diaria, no era para nada desagradable.
Al notar que la chica seguía enfrascada en su trabajo y que solamente observaba y regresaba su lienzo, observaba y regresaba, lo estaba poniendo nervioso. Un nervio controlable y no peligroso, porque estas alturas, si la mujer hubiera querido marcar un poco el territorio, ya se habrían enfrascado en una pelea. Pensándolo con detenimiento, sopesando las posibilidades, intentó acercarse unos pasos hacia delante para observar su reacción.
-No te muevas -le dijo la mujer del otro lado del río. Instintivamente, Shax volteó hacia ambos lados de la ladera, tratando de encontrar a otra persona, a la cual ella se estuviese refiriendo; sin embargo, al parecer, solamente se encontraban ellos dos. Indudablemente se estaba refiriendo a su persons, aunque la situación era un poco bizarra. Por instinto, por observación y por el modo en que la mujer estaba sentada, dedujo que se trataba de una artista pintor. Ella parecía plasmar algo activamente, que solamente ella podía observar. Sintió mucha curiosidad, sin embargo no hizo ningún comentario. Se quedó quieto, colocando ambas manos sobre su cintura en posición de: Espera a que algo ocurra.
Mantenerse en una misma postura no era algo agradable y era demasiado cansado, pero ¿qué podía hacer? ¿darle la espalda? ¿marcharse y fingir que nada ocurría?¿olvidarse de la situación? ¿cargar los árboles sobre su espalda y retirarse su casa? quizás fuese lo mejor que pudiera acontecer, lo mejor que pudiera hacer, pero vamos que él era un hombre Y ella una hermosa mujer que desprendía un aroma agradable. No solía tener ciertas visiones de mujeres lindas muy a menudo en aquel aislamiento auto impuesto (algo con lo que tenía y que vivir que no le disgustaba del todo) De vez en vez, tener una visión diferente de su vida y rutina diaria, no era para nada desagradable.
Al notar que la chica seguía enfrascada en su trabajo y que solamente observaba y regresaba su lienzo, observaba y regresaba, lo estaba poniendo nervioso. Un nervio controlable y no peligroso, porque estas alturas, si la mujer hubiera querido marcar un poco el territorio, ya se habrían enfrascado en una pelea. Pensándolo con detenimiento, sopesando las posibilidades, intentó acercarse unos pasos hacia delante para observar su reacción.
Shax Orthon- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 39
Fecha de inscripción : 29/10/2015
Localización : Bosque
Re: Kindred Chains [privado]
Como si hubiese sido una orden emitida por sus labios en lugar de un murmullo acallado por las aguas del río, que sin interrupción corrían siguiendo su rutinario trayecto y descendían en pequeñas cascadas en algunos puntos salpicando rocas a la orilla del mismo; su modelo permaneció quieto como si supiese exactamente que hacer. Y fue una oportunidad que Annabel aprovechó al máximo. Los largos dedos de la artista, acostumbrados desde hace muchos años a tal menester, se fusionaron con naturalidad con el carboncillo, tornándose la unión de ambos en una maravillosa herramienta que le permitía dibujar a gusto, y estaba tan absorta en ello que no se detuvo a pensar por qué exactamente el lobo permanecía quieto.
Ya se había enderezado el recién llegado en su postura, y visto de esa forma y con su notoria estatura con facilidad asemejaba un gigante griego, asunto fascinante en si mismo. De inmediato le recordó a aquel gigante cazador Orión que según los relatos antiguos había tenido la habilidad de caminar sobre las aguas, aunque aquel hubiese carecido del atractivo salvaje que solo un licántropo podría exhibir. Ah si, quizás no sentía especial predilección por los de "su especie" pero la imagen de este lobo en cuestión sobresalía entre cualquiera que la joven hubiese conocido hasta ese día.
-¡Dios!- Sus dedos se detuvieron con tal fuerza que rompieron el carboncillo en cuestión, partiéndole en dos como acto reflejo de sus dedos al notar que el hombre había decidido moverse. Su rostro reflejó cierto aire de irritación. Si había decidido estar quieto, ¿por qué abortar la buena disposición y avanzar en dirección a... ¿ella? No, de hecho, en dirección al río, ya que la corriente natural aún estaba posicionada entre los dos. -¿Ahora nadará?- expresó, sin percatarse de que lo había hecho en voz alta.
El lobo olía a salvaje naturaleza, y su mirada verde azul encontró con rapidez la ajena observándole de vuelta para corroborar en ella la misma apreciación. A pesar de estar separados por varios metros sus sentidos podían captar el aroma que destilaba, los más claros detalles de su rostro y de sus ojos, el color azul rodeado de unas cuantas y muy diminutas manchas grises, como si se hubiese encontrado apenas a escasos centímetros de ella en lugar de estar lejos.
Se cruzó entonces de brazos, sin retirar la mirada. Se veía sereno, e igual se veía ella, aunque en su interior era un maremoto por el simple hecho de había interrumpido abrúptamente su dibujo, o quizás se debía a la nada sutil manera en que sus detalles de lobo invadían sus agudos sentidos sin que lo solicitara. -Qué está haciendo...- Alzó una ceja y aguardó su siguiente movimiento.
Ya se había enderezado el recién llegado en su postura, y visto de esa forma y con su notoria estatura con facilidad asemejaba un gigante griego, asunto fascinante en si mismo. De inmediato le recordó a aquel gigante cazador Orión que según los relatos antiguos había tenido la habilidad de caminar sobre las aguas, aunque aquel hubiese carecido del atractivo salvaje que solo un licántropo podría exhibir. Ah si, quizás no sentía especial predilección por los de "su especie" pero la imagen de este lobo en cuestión sobresalía entre cualquiera que la joven hubiese conocido hasta ese día.
-¡Dios!- Sus dedos se detuvieron con tal fuerza que rompieron el carboncillo en cuestión, partiéndole en dos como acto reflejo de sus dedos al notar que el hombre había decidido moverse. Su rostro reflejó cierto aire de irritación. Si había decidido estar quieto, ¿por qué abortar la buena disposición y avanzar en dirección a... ¿ella? No, de hecho, en dirección al río, ya que la corriente natural aún estaba posicionada entre los dos. -¿Ahora nadará?- expresó, sin percatarse de que lo había hecho en voz alta.
El lobo olía a salvaje naturaleza, y su mirada verde azul encontró con rapidez la ajena observándole de vuelta para corroborar en ella la misma apreciación. A pesar de estar separados por varios metros sus sentidos podían captar el aroma que destilaba, los más claros detalles de su rostro y de sus ojos, el color azul rodeado de unas cuantas y muy diminutas manchas grises, como si se hubiese encontrado apenas a escasos centímetros de ella en lugar de estar lejos.
Se cruzó entonces de brazos, sin retirar la mirada. Se veía sereno, e igual se veía ella, aunque en su interior era un maremoto por el simple hecho de había interrumpido abrúptamente su dibujo, o quizás se debía a la nada sutil manera en que sus detalles de lobo invadían sus agudos sentidos sin que lo solicitara. -Qué está haciendo...- Alzó una ceja y aguardó su siguiente movimiento.
Annabel Hemingway- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 16/01/2015
Re: Kindred Chains [privado]
Por la tarde Zona de bosques Annabel |
Kindred chains
-¿Qué estoy haciendo?- sacudió mi cabello mientras caminaba hacia ella, echándose la camisa al hombro, sorteando las piedras del lecho del río.
Podía decir una y mil mentiras, inventar cualquier cosa, sin embargo bajo su asombro no lo hizo.
-Me dirigo hacia tí. Quiero saber qué estás haciendo. - más valía hacer sincero y directo. No todos los días se presentaba una belleza como ella en medio del bosque. Pudiese tratarse de una visión, una ilusión que su mente creaba. No sería la primera vez desde luego, en diversas ocasiones creyó estar bajo el poderoso influjo de criaturas sobrenaturales, jugando con su psiquis, tratando de sacarlo del camino, aunque sin suerte. La mujer poseía ese aroma característico entre los de su especie -como ya se había dado cuenta desde un inicio- pero Shax no iba a fiarse. Necesitaba cerciorarse que la mujer era de carne y hueso y no un fantasma.
Terminó por acortar las distancias sin haber sido invitado. Los lobos siempre mantenían la guardia en alto y él no iba ser el único ni el último p; estaría preparado para cualquier reacción de la mujer.
Le miró directamente a los ojos, luego el caballete, entrecerró los mismos, y sin despegar la vista del lienzo, esbozó algo parecido a una media sonrisa. La obra que ella estaba realizando, era una copia al carbón de él mismo. Shax no sabía mucho de arte no sabía nada para ser honestos. Sus pupilas se dilataron al hacer contacto directo con el trabajo a medio terminar. Era muy buen dibujo. Demasiado bueno.
- Ente extraño el que has escogido esta tarde para pintar- volvió su mirada a ella --¿Cuánto tiempo llevas observándome? -si su olfato no lo engañaba, no había sido demasiado, por otro lado, podía apreciar muchos detalles que ningún novato podría realizar a humilde opinión. Ella era muy hábil y poseía talento y manos rápidas.
- No es que me moleste - reiteró - Pese a todo me gusta. - señalo su obra sin terminar- -Aún así no estoy acostumbrado hacer modelo de nada .- volvió a expander sus cinco sentidos-. Éste no es un buen lugar. Es peligroso y aunque no dudo que sepas defenderte, he observado algunas manadas de lobos moviéndose por estas tierras. Ten mucho cuidado. Sería una pena encontrarte con la garganta desgarrada.
Shax devolvió sus pasos hacia la ladera del río, la carga aún descansaba del otro lado sobre la tierra, esperando ser llevada a destino.
-Es tiempo de que me marche el deber me llama. Suerte con el cuadro.
-¿Qué estoy haciendo?- sacudió mi cabello mientras caminaba hacia ella, echándose la camisa al hombro, sorteando las piedras del lecho del río.
Podía decir una y mil mentiras, inventar cualquier cosa, sin embargo bajo su asombro no lo hizo.
-Me dirigo hacia tí. Quiero saber qué estás haciendo. - más valía hacer sincero y directo. No todos los días se presentaba una belleza como ella en medio del bosque. Pudiese tratarse de una visión, una ilusión que su mente creaba. No sería la primera vez desde luego, en diversas ocasiones creyó estar bajo el poderoso influjo de criaturas sobrenaturales, jugando con su psiquis, tratando de sacarlo del camino, aunque sin suerte. La mujer poseía ese aroma característico entre los de su especie -como ya se había dado cuenta desde un inicio- pero Shax no iba a fiarse. Necesitaba cerciorarse que la mujer era de carne y hueso y no un fantasma.
Terminó por acortar las distancias sin haber sido invitado. Los lobos siempre mantenían la guardia en alto y él no iba ser el único ni el último p; estaría preparado para cualquier reacción de la mujer.
Le miró directamente a los ojos, luego el caballete, entrecerró los mismos, y sin despegar la vista del lienzo, esbozó algo parecido a una media sonrisa. La obra que ella estaba realizando, era una copia al carbón de él mismo. Shax no sabía mucho de arte no sabía nada para ser honestos. Sus pupilas se dilataron al hacer contacto directo con el trabajo a medio terminar. Era muy buen dibujo. Demasiado bueno.
- Ente extraño el que has escogido esta tarde para pintar- volvió su mirada a ella --¿Cuánto tiempo llevas observándome? -si su olfato no lo engañaba, no había sido demasiado, por otro lado, podía apreciar muchos detalles que ningún novato podría realizar a humilde opinión. Ella era muy hábil y poseía talento y manos rápidas.
- No es que me moleste - reiteró - Pese a todo me gusta. - señalo su obra sin terminar- -Aún así no estoy acostumbrado hacer modelo de nada .- volvió a expander sus cinco sentidos-. Éste no es un buen lugar. Es peligroso y aunque no dudo que sepas defenderte, he observado algunas manadas de lobos moviéndose por estas tierras. Ten mucho cuidado. Sería una pena encontrarte con la garganta desgarrada.
Shax devolvió sus pasos hacia la ladera del río, la carga aún descansaba del otro lado sobre la tierra, esperando ser llevada a destino.
-Es tiempo de que me marche el deber me llama. Suerte con el cuadro.
Shax Orthon- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 29/10/2015
Localización : Bosque
Re: Kindred Chains [privado]
El lobo le respondió. En realidad Annabel no procuraba entablar conversación con él. Una cosa era dibujarle, encontrar en él un modelo inesperado, y otra que se acercase tal y como lo estaba haciendo. Ya había rodeado el río y, tal como se lo imaginaba, era bastante veloz. En escasos minutos estuvo a pocos pasos de ella. Lo observó y se percató de que visto así era aún más alto, aunque también ella lo era, al contar con una constitución delgada y un par de piernas largas y ágiles, a pesar de lo cual la superaba en estatura.
No le agradó particularmente que de una vez se acercara directamente al lienzo e inspeccionara lo que hacía. -Esta inconcluso... por lo que no se puede apreciar bien.- Aunque no fuese una pintura en regla, ni estuviese buscando inmortalizar un retrato, era bastante quisquillosa con que alguien más viese algo suyo inacabado. -Esto es algo que surgió en el momento, cuando lo vi.- Seguía cruzada de brazos, un poco a la defensiva. El hombre era un licántropo después de todo y nunca se sabía que podías esperar de uno.
Alzó una ceja cuando dijo que le gustaba el dibujo. -Si es así... podría considerar que lo termine.- Lo observó un instante, no es que esperase que aceptase repentinamente, al parecer iba con prisa y algo acababa de murmurar acerca de no ser modelo. -No se necesita mucho, solo tiene que permanecer de pie e inmóvil, tal y como estaba hace un momento.- Sonrió leve, bajando la guardia. Quizás estaba siendo demasiado temperamental, el hombre parecía amable e incluso le estaba transmitiendo algo de información.
-Se suponía que no había lobos por los alrededores...- murmuró, arrugando el entrecejo. Al menos eso era lo que le habían asegurado al venderle la cabaña, que no había ningún tipo de depredadores salvajes ni sujetos extraños en esas tierras. -Si ese es el caso, también usted debe cuidarse.- rebatió. Estaba acostumbrada a que pensaran que no podía defenderse debido a que era mujer, noción que no podía estar más lejos de la realidad.
Rápidamente enrolló el lienzo y plegó el caballete, alzándolo con un brazo. -No me caería mal tener algo de leña.- Había notado toda la que tenía junto al río y efectivamente, carecía de ella. -No tengo en mi cabaña y sería una pena que me encuentre congelada debido a la inclemencia del clima.- Alzó la voz enfatizando lo último al dirigirse a su espalda, ya que el hombre se marchaba.
Caminó de prisa y ligero para alcanzarle y amoldarse a su paso antes de que decidiera ignorarla. -No pretendo que me la regale, le puedo pagar lo que considere justo por ella.- Su mirada se fijó en los brazos fuertes y curtidos a medida que otra idea se abría paso en su mente. -Quizás incluso podría ayudarme con algunas reparaciones, parece estar acostumbrado al trabajo.-
No le agradó particularmente que de una vez se acercara directamente al lienzo e inspeccionara lo que hacía. -Esta inconcluso... por lo que no se puede apreciar bien.- Aunque no fuese una pintura en regla, ni estuviese buscando inmortalizar un retrato, era bastante quisquillosa con que alguien más viese algo suyo inacabado. -Esto es algo que surgió en el momento, cuando lo vi.- Seguía cruzada de brazos, un poco a la defensiva. El hombre era un licántropo después de todo y nunca se sabía que podías esperar de uno.
Alzó una ceja cuando dijo que le gustaba el dibujo. -Si es así... podría considerar que lo termine.- Lo observó un instante, no es que esperase que aceptase repentinamente, al parecer iba con prisa y algo acababa de murmurar acerca de no ser modelo. -No se necesita mucho, solo tiene que permanecer de pie e inmóvil, tal y como estaba hace un momento.- Sonrió leve, bajando la guardia. Quizás estaba siendo demasiado temperamental, el hombre parecía amable e incluso le estaba transmitiendo algo de información.
-Se suponía que no había lobos por los alrededores...- murmuró, arrugando el entrecejo. Al menos eso era lo que le habían asegurado al venderle la cabaña, que no había ningún tipo de depredadores salvajes ni sujetos extraños en esas tierras. -Si ese es el caso, también usted debe cuidarse.- rebatió. Estaba acostumbrada a que pensaran que no podía defenderse debido a que era mujer, noción que no podía estar más lejos de la realidad.
Rápidamente enrolló el lienzo y plegó el caballete, alzándolo con un brazo. -No me caería mal tener algo de leña.- Había notado toda la que tenía junto al río y efectivamente, carecía de ella. -No tengo en mi cabaña y sería una pena que me encuentre congelada debido a la inclemencia del clima.- Alzó la voz enfatizando lo último al dirigirse a su espalda, ya que el hombre se marchaba.
Caminó de prisa y ligero para alcanzarle y amoldarse a su paso antes de que decidiera ignorarla. -No pretendo que me la regale, le puedo pagar lo que considere justo por ella.- Su mirada se fijó en los brazos fuertes y curtidos a medida que otra idea se abría paso en su mente. -Quizás incluso podría ayudarme con algunas reparaciones, parece estar acostumbrado al trabajo.-
Annabel Hemingway- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/01/2015
Re: Kindred Chains [privado]
Por la tarde Zona de bosques Annabel |
Kindred chains
De varias zancadas alcanzó el otro lado del río, donde descansaba el árbol que más tarde se convertiría en leña. La mujer, levantó sus cosas resguardandolas bajo su brazo, y le siguió sus pasos hablando de negocios. Situación que le hizo dudar, porque necesitaba francos para terminar de hacer las teparaciones pertinentes, para que en la próxima luna llena, estuviese listo para la transformación y bien sujeto del suelo y paredes.
-¿Qué clase de reparaciones? -A pesar de que él se encargaba de sufragar los desperfectos que ocasionaba cuando se convertía en una fiera indomable, no se consideraba apto para otro tipo de menesteres que conllevara utilizar herramientas que no supiese utilizar o no fuese demasiado diestro. Pero dada la necesidad, estaría completamente deseoso de aprender y obtener una remuneraciön económica de por medio.
-¿Está muy lejos de aquí?- inquirió alzando una ceja, observándola recelosamente.
Lo dudaba porque aunque ella fuese una loba y supiese cuidarse la espalda, las mujeres de su misma condición, poseían la característica de ser recelosas con su espacio y no se aventuraban más allá de lo necesario, para ponerse en peligro. Ahora bien, ella era una artista, bien podría necesitar amplitud territorial para evitar ser interrumpida.
También estaba el hecho de que llevaba una carga sumamente valiosa, que le había tomado un par de horas encontrar en la espesura del bosque. El grueso árbol de tronco que llevaba consigo, era parte fundamental. No podía - ni aunque quisiese - dejarlo abandonado a la ladera del río, para que otra criatura más astuta se hiciera con él de buenas a primeras.
De varias zancadas alcanzó el otro lado del río, donde descansaba el árbol que más tarde se convertiría en leña. La mujer, levantó sus cosas resguardandolas bajo su brazo, y le siguió sus pasos hablando de negocios. Situación que le hizo dudar, porque necesitaba francos para terminar de hacer las teparaciones pertinentes, para que en la próxima luna llena, estuviese listo para la transformación y bien sujeto del suelo y paredes.
-¿Qué clase de reparaciones? -A pesar de que él se encargaba de sufragar los desperfectos que ocasionaba cuando se convertía en una fiera indomable, no se consideraba apto para otro tipo de menesteres que conllevara utilizar herramientas que no supiese utilizar o no fuese demasiado diestro. Pero dada la necesidad, estaría completamente deseoso de aprender y obtener una remuneraciön económica de por medio.
-¿Está muy lejos de aquí?- inquirió alzando una ceja, observándola recelosamente.
Lo dudaba porque aunque ella fuese una loba y supiese cuidarse la espalda, las mujeres de su misma condición, poseían la característica de ser recelosas con su espacio y no se aventuraban más allá de lo necesario, para ponerse en peligro. Ahora bien, ella era una artista, bien podría necesitar amplitud territorial para evitar ser interrumpida.
También estaba el hecho de que llevaba una carga sumamente valiosa, que le había tomado un par de horas encontrar en la espesura del bosque. El grueso árbol de tronco que llevaba consigo, era parte fundamental. No podía - ni aunque quisiese - dejarlo abandonado a la ladera del río, para que otra criatura más astuta se hiciera con él de buenas a primeras.
Shax Orthon- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 29/10/2015
Localización : Bosque
Re: Kindred Chains [privado]
Aún caminaba manteniéndose al mismo ritmo de andar del licántropo y observándole de reojo mientras así lo hacía. Al parecer no le iba a responder a sus observaciones, ya que no dijo nada cuando le propuso que continuase posando como modelo. Suspiró. Al parecer se había topado con un lobo no muy expresivo, como lo indicaba su andar presuroso y su expresión seria e impávida. Aunque quizás era precisamente por eso por lo que acababa de encontrárselo en medio del bosque. A menos que el hombre tuviese familia, seguramente pasaba bastante tiempo en su propia compañía. ¿Por qué otra razón pasaría el tiempo alguien en esta zona excepto el mero deseo de pasar desapercibido de la sociedad y aislarse de todo? Si lo sabría ella...
-¿Exactamente qué es lo qué sabe de los lobos? ¿Qué rumbo suelen seguir o qué tan seguido les han visto?- No le era suficiente con saber que "quizás" se toparía con ellos, prefería estar bien enterada de todo y actuar conforme se requería. No había adquirido la propiedad para pasar una temporada cuidándose las espaldas, por el contrario, la idea de alejarse de la ciudad consistía en salir al aire libre, pasar un tiempo relajado sin cualquier tipo de preocupación, y tampoco le agradaba la idea de poner ningún tipo de trampa. Les admiraba en cierta forma, aunque había que admitir que nunca se había topado con uno frente a frente, mucho menos con una manada entera.
-Hay que acondicionar un poco la cabaña.- dijo en respuesta a su pregunta. -Hay tablas flojas en el suelo del interior y en el porche, manchas en el techo que anuncian la posibilidad de goteras, gabinetes de cocina algo flojos... alfombras que hay que reemplazar...- Entrecerró los ojos al mirarlo. -Si me acompaña usted mismo podría echarle un vistazo, así no sólo podría ver de lo que le hablo sino que podría descubrir otros detalles que hubiese pasado por alto.- Con las prisas tanto en adquirir la propiedad como en llegar a la misma, aún no se había preocupado de buscar a alguien que estuviese capacitado para ayudarle con todo lo mencionado por lo que si él estuviese dispuesto a realizar el trabajo, le caería de perlas.
-Soy Annabel Hemingway.- dijo interrumpiendo el andar del lobo al plantarse directamente frente a él, tan abrúptamente que el hombre casi dio de frente con el rostro femenino. Se estaba aburriendo de mirarle el perfil y la espalda mientras hablaban, aparte de que decían que se puede conocer el carácter de una persona mirándole a los ojos.
Su mirada se fijó en la de él buscando precisamente eso, saber cuál era el carácter del lobo, aparte de lo que resaltaba a la vista y que ya había detectado. -Me gustaría conocer el nombre de la persona a quien le estoy solicitando la madera además de sus servicios.- Acomodó de mejor manera el caballete bajo su brazo izquierdo y aguardó, con la mano derecha extendida hacia a él para formalizar la presentación.
-¿Exactamente qué es lo qué sabe de los lobos? ¿Qué rumbo suelen seguir o qué tan seguido les han visto?- No le era suficiente con saber que "quizás" se toparía con ellos, prefería estar bien enterada de todo y actuar conforme se requería. No había adquirido la propiedad para pasar una temporada cuidándose las espaldas, por el contrario, la idea de alejarse de la ciudad consistía en salir al aire libre, pasar un tiempo relajado sin cualquier tipo de preocupación, y tampoco le agradaba la idea de poner ningún tipo de trampa. Les admiraba en cierta forma, aunque había que admitir que nunca se había topado con uno frente a frente, mucho menos con una manada entera.
-Hay que acondicionar un poco la cabaña.- dijo en respuesta a su pregunta. -Hay tablas flojas en el suelo del interior y en el porche, manchas en el techo que anuncian la posibilidad de goteras, gabinetes de cocina algo flojos... alfombras que hay que reemplazar...- Entrecerró los ojos al mirarlo. -Si me acompaña usted mismo podría echarle un vistazo, así no sólo podría ver de lo que le hablo sino que podría descubrir otros detalles que hubiese pasado por alto.- Con las prisas tanto en adquirir la propiedad como en llegar a la misma, aún no se había preocupado de buscar a alguien que estuviese capacitado para ayudarle con todo lo mencionado por lo que si él estuviese dispuesto a realizar el trabajo, le caería de perlas.
-Soy Annabel Hemingway.- dijo interrumpiendo el andar del lobo al plantarse directamente frente a él, tan abrúptamente que el hombre casi dio de frente con el rostro femenino. Se estaba aburriendo de mirarle el perfil y la espalda mientras hablaban, aparte de que decían que se puede conocer el carácter de una persona mirándole a los ojos.
Su mirada se fijó en la de él buscando precisamente eso, saber cuál era el carácter del lobo, aparte de lo que resaltaba a la vista y que ya había detectado. -Me gustaría conocer el nombre de la persona a quien le estoy solicitando la madera además de sus servicios.- Acomodó de mejor manera el caballete bajo su brazo izquierdo y aguardó, con la mano derecha extendida hacia a él para formalizar la presentación.
Annabel Hemingway- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 16/01/2015
Re: Kindred Chains [privado]
Por la tarde Zona de bosques Annabel |
Kindred chains
Mientras tomaba rumbo a casa, escuchaba a la señorita hablar, hablar, hablar y hablar; no es que me molestaste tener su compañía, el problema era, yo que no estaba acostumbrado a "socializar" en mi territorio, mucho menos con una mujer como ella, que presumiblemente -por su manera de referirse hacia a mí y su vestimenta, pertenecía a una clase muy superior a la mía. No podía comprender, como alguien de su estatus, estuviese intercambiando algunas palabras conmigo, sumado a que ambos éramos criaturas muy independientes y recelosas de nuestros espacios. Ahora bien, estaba el hecho, de que siempre había una excepción a la regla. Muy probablemente me encontraba frente a una, y observando que estaba muy interesada a que le echase un vistazo a su recién adquirida propiedad, que al juzgar por los detalles, estaba hecha trizas, decidí depositar el tronco del árbol hacia un costado y observarle frente a frente.
En verdad era una mujer atrevida y decidida. No iba a dejarme ir tan fácilmente hasta obtener respuestas sobre mí. No tenía otra alternativa que atender su atención para conmigo.
-Mi nombre es Shax Orthon-. Limpié mi mano con un paliacate antes de estrechar la suya. -Vivo en una cabaña no muy lejos de aquí, cerca del acantilado. Llevaba éste tronco para reparar algunos destrozos...- rectifiqué - Algunas anomalías en mi vivienda. Pero...- divisé el panorama hacia varias direcciones para constatar que estuviésemos solos - Creo que lo mejor sería establecer a profundidad la clase de daño y las posibles reparaciones de su vivienda. Aunque debo dejarle en claro una cosa - Le miré fijamente. Me gustaba hacerlo cuando se trataban de asuntos muy importantes -. Soy autodidacta y si bien creo que mi trabajo es destacable, no soy un profesional, si me entiende. Soy un hombre de campo autosuficiente. Nada más. Si usted cree que puedo serle de utilidad, con gusto trataré de ayudar a remediar su problema.
Estaba sorprendido conmigo mismo,había hablado más de lo usual en ése momento, que en todo lo que llevaba de la semana. He dicho yo no era un hombre sociable, y la mayor parte del tiempo pasaba tiempo en soledad. Estaba rompiendo mis propoas reglas.
-En cuanto a su pregunta - suspiré - Suelen de deambular manadas de lobos regularmente. No tienen una temporada fija para caminar sobre estos pastos, pero son peligrosos cuando están juntos. Si piensa pasar mucho tiempo sola, le recomiendo que trate de llamar lo menos posible la atención, y cerrar perfectamente bien puertas y ventanas.
Torcí el gesto. No era un panorama alentador, pero más valía decir los hechos tal cual sin ablandar la situación. Tenía que estar consciente del problema en el que podría meterse.
---
Disculpa la demora.
Mientras tomaba rumbo a casa, escuchaba a la señorita hablar, hablar, hablar y hablar; no es que me molestaste tener su compañía, el problema era, yo que no estaba acostumbrado a "socializar" en mi territorio, mucho menos con una mujer como ella, que presumiblemente -por su manera de referirse hacia a mí y su vestimenta, pertenecía a una clase muy superior a la mía. No podía comprender, como alguien de su estatus, estuviese intercambiando algunas palabras conmigo, sumado a que ambos éramos criaturas muy independientes y recelosas de nuestros espacios. Ahora bien, estaba el hecho, de que siempre había una excepción a la regla. Muy probablemente me encontraba frente a una, y observando que estaba muy interesada a que le echase un vistazo a su recién adquirida propiedad, que al juzgar por los detalles, estaba hecha trizas, decidí depositar el tronco del árbol hacia un costado y observarle frente a frente.
En verdad era una mujer atrevida y decidida. No iba a dejarme ir tan fácilmente hasta obtener respuestas sobre mí. No tenía otra alternativa que atender su atención para conmigo.
-Mi nombre es Shax Orthon-. Limpié mi mano con un paliacate antes de estrechar la suya. -Vivo en una cabaña no muy lejos de aquí, cerca del acantilado. Llevaba éste tronco para reparar algunos destrozos...- rectifiqué - Algunas anomalías en mi vivienda. Pero...- divisé el panorama hacia varias direcciones para constatar que estuviésemos solos - Creo que lo mejor sería establecer a profundidad la clase de daño y las posibles reparaciones de su vivienda. Aunque debo dejarle en claro una cosa - Le miré fijamente. Me gustaba hacerlo cuando se trataban de asuntos muy importantes -. Soy autodidacta y si bien creo que mi trabajo es destacable, no soy un profesional, si me entiende. Soy un hombre de campo autosuficiente. Nada más. Si usted cree que puedo serle de utilidad, con gusto trataré de ayudar a remediar su problema.
Estaba sorprendido conmigo mismo,había hablado más de lo usual en ése momento, que en todo lo que llevaba de la semana. He dicho yo no era un hombre sociable, y la mayor parte del tiempo pasaba tiempo en soledad. Estaba rompiendo mis propoas reglas.
-En cuanto a su pregunta - suspiré - Suelen de deambular manadas de lobos regularmente. No tienen una temporada fija para caminar sobre estos pastos, pero son peligrosos cuando están juntos. Si piensa pasar mucho tiempo sola, le recomiendo que trate de llamar lo menos posible la atención, y cerrar perfectamente bien puertas y ventanas.
Torcí el gesto. No era un panorama alentador, pero más valía decir los hechos tal cual sin ablandar la situación. Tenía que estar consciente del problema en el que podría meterse.
---
Disculpa la demora.
Shax Orthon- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 29/10/2015
Localización : Bosque
Re: Kindred Chains [privado]
Mantuvo la mirada fija en el hombre mientras este le devolvía el saludo, estrechando la mano que ella le había extendido. -Shax Orthon... Shax es un nombre inusual. ¿Puedo preguntar qué significa? No parece francés.- retiró su mano lentamente. La breve presión del saludo le corroboraba lo que resaltaba a simple vista, estaba frente a un hombre fuerte, tal y como ya lo anunciaba su complexión. A Annabel le resultó interesante observar el aura ajena mientras conversaba con él. Era la primera vez que se le presentaba la oportunidad de conversar tan de cerca con un licántropo y notaba que esta cambiaba con frecuencia al igual que lo hacía lo que atinaba a ver en su rostro. En un principio le pareció que no le caía muy en gracia que le hablara y aún tenía la misma impresión. A decir verdad, comenzaba a poner en duda que fuera buena idea ofrecerle el trabajo por lo que le sorprendió gratamente que sus siguientes palabras revelasen interés en el mismo.
-Créame que si no creyera que me será de utilidad ni siquiera me tomaría la molestia de proponerle el trabajo. No soy alguien que pierde el tiempo y soy bastante quisquillosa con mis cosas por lo que no pondría una propiedad mia en manos de cualquiera. Habiendo dicho eso desde que lo vi al otro lado del río noté un par de cosas; que levantaba ese fardo de leña como si fuese una pluma, por lo que presumo que no le asustará el trabajo arduo. Asimismo ha decidido recorrer camino con la leña sobre sus hombros en lugar de conseguirse una carreta o algún otro medio que le aligere la jornada lo cual únicamente corrobora mi apreciación previa. Así que si le parece, en lugar de debatir más al respecto le guiaré hacia mi cabaña y así podrá ver usted mismo lo que hay que hacer. No le pediré que se involucre en asuntos que considere que están fuera de su alcance o en los cuales no pueda ser competente. Como dije, no estoy para hacerle perder el tiempo ni a mi ni a usted.-
Zanjado el asunto, comenzó a caminar a buen ritmo, apenas esbozando una pequeña mueca al escuchar la nueva advertencia sobre los lobos. -¿Usted cierra puertas y ventanas cuando les ve deambular cerca?- Lanzó una mirada de reojo hacia él. En lo que a ella respecta, no planeaba seguir el consejo. No era una blanca paloma ni sentía temor. El temor lo había perdido hacía mucho, el que teme se protege a si mismo o a otros, y ella ya no tenía por quien preocuparse además de que no le mortificaba su bienestar propio.
No pronunció más palabras, acomodó el caballete bajo su brazo y aceleró la marcha, segura de que su acompañante no tendría problema en mantenerse al paso. -En realidad es mi primer día en esta zona pero si mi orientación no me falla no ha de estar usted localizado demasiado lejos de mi propiedad.- Sintió curiosidad por la cabaña del lobo y por la ubicación de la misma, encontrándose esta tan aislada en el corazón del bosque como lo estaba la de ella.
-Por allá.- señaló, después de que hubo pasado un rato en el que caminaron debajo de las copas de los numerosos árboles, abriéndose paso entre estos y los pequeños animales como conejos y ardillas que decidían esconderse en cuanto escuchaban sus pasos. -Al parecer la mayoría de los habitantes del bosque intuyen nuestra naturaleza y nos ven como una amenaza...- comentó con expresión meditativa. Afortunadamente no todos los seres vivos eran tan precavidos ni todo aquel que existía veía lo que resaltaba a la vista... o en su defecto, lo que ella era...
-Créame que si no creyera que me será de utilidad ni siquiera me tomaría la molestia de proponerle el trabajo. No soy alguien que pierde el tiempo y soy bastante quisquillosa con mis cosas por lo que no pondría una propiedad mia en manos de cualquiera. Habiendo dicho eso desde que lo vi al otro lado del río noté un par de cosas; que levantaba ese fardo de leña como si fuese una pluma, por lo que presumo que no le asustará el trabajo arduo. Asimismo ha decidido recorrer camino con la leña sobre sus hombros en lugar de conseguirse una carreta o algún otro medio que le aligere la jornada lo cual únicamente corrobora mi apreciación previa. Así que si le parece, en lugar de debatir más al respecto le guiaré hacia mi cabaña y así podrá ver usted mismo lo que hay que hacer. No le pediré que se involucre en asuntos que considere que están fuera de su alcance o en los cuales no pueda ser competente. Como dije, no estoy para hacerle perder el tiempo ni a mi ni a usted.-
Zanjado el asunto, comenzó a caminar a buen ritmo, apenas esbozando una pequeña mueca al escuchar la nueva advertencia sobre los lobos. -¿Usted cierra puertas y ventanas cuando les ve deambular cerca?- Lanzó una mirada de reojo hacia él. En lo que a ella respecta, no planeaba seguir el consejo. No era una blanca paloma ni sentía temor. El temor lo había perdido hacía mucho, el que teme se protege a si mismo o a otros, y ella ya no tenía por quien preocuparse además de que no le mortificaba su bienestar propio.
No pronunció más palabras, acomodó el caballete bajo su brazo y aceleró la marcha, segura de que su acompañante no tendría problema en mantenerse al paso. -En realidad es mi primer día en esta zona pero si mi orientación no me falla no ha de estar usted localizado demasiado lejos de mi propiedad.- Sintió curiosidad por la cabaña del lobo y por la ubicación de la misma, encontrándose esta tan aislada en el corazón del bosque como lo estaba la de ella.
-Por allá.- señaló, después de que hubo pasado un rato en el que caminaron debajo de las copas de los numerosos árboles, abriéndose paso entre estos y los pequeños animales como conejos y ardillas que decidían esconderse en cuanto escuchaban sus pasos. -Al parecer la mayoría de los habitantes del bosque intuyen nuestra naturaleza y nos ven como una amenaza...- comentó con expresión meditativa. Afortunadamente no todos los seres vivos eran tan precavidos ni todo aquel que existía veía lo que resaltaba a la vista... o en su defecto, lo que ella era...
- off:
- No hay problema.
Annabel Hemingway- Licántropo Clase Alta
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