AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Revelaciones || Libre
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Revelaciones || Libre
Contemplaba sentada como la noche era privada de su poder en aquel lugar. Como, las luces reflejaban en las vidrieras y el color amarillo anaranjado que describían las velas, era teñido de matices rojos, verdes y más amarillo si cabe.
- Este lugar es mágico... - susurré mientras dejaba reposar mi nuca sobre el respaldo de madera y mi pelo se esparcía por detrás del mismo libre de toda atadura.
Después del museo del Louvrè, aquel lugar era el que más me gustaba visitar: Notre Dame. Sentía la magnificencia del lugar colándose por cada uno de mis poros y colmándome de su grandeza.
A lo lejos, se oía el murmullo de una mujer que rezaba arrodillada en su banco. Seguramente estaría pidiendo a su Dios que la ayudará con algo. Pensar que aún la religión tenía poder lejos de su brazo armado.
En mi tiempo de doncella, había visitado la iglesia cada domingo, sin falta. Había sido una devota del señor más allá de los placeres mundanos de los cuales solía disfrutar. Pero, desde el abrazo inmortal, había obviado ese hábito. Más aún después de ser perseguida por la inquisición.
Por suerte, aquellos tiempos ya habían pasado y allí no era más que una persona más envuelta en la sociedad. Gracias a eso, podía haber retomado esa costumbre.
Me levanté y caminé despacio, moviéndome por los rincones de aquel espacio, contemplando los frescos, las pinturas. Aunque todo tuviera un corte religioso, eso no quitara que el que lo hubiera pintado, no fuera un artista.
Estaba terminando mi paseo alrededor de los bancos cuando escuché una tos que provenía de uno de los cubículos de madera que había pegados a la pared. Me decidí y entre en uno de ellos. Frente a mi: la rejilla y una barra acolchada con terciopelo.
Me arrodillé sobre la misma.
- Ave Maria Purísima - dije a modo de saludo.
- Sin pecado concebida - oí la contestación desde el otro lado. Una voz adulta y cansada.
- Perdoneme padre porque he pecado - seguí la conversación.
- Confiesa hija mía y Dios te perdonará - siguió diciendo - ¿Cuales de tus acciones se han salido de los senderos del señor?
La confesión siempre me había calmado el espíritu. Más el alma creó que partió de mi cuerpo el día que abracé a la muerte. Aún en vida, mis confesiones siempre estaban medidas y muchos de mis pecados seguían ocultos después de salir de las dependencias eclesiásticas. Creo que mi pureza se evadió en cuanto decidí salir de casa de mi madre.
- He mentido padre - dije.
- Todos lo hacemos hija mía. El pecado no es mentir, si no las razones por la cual no decimos la verdad - añadió él antes de que continuara.
- También he pecado de lujuria. He tenido pensamientos impuros, pensamientos que no he podido controlar - seguí.
- El instinto es una parte de nosotros. Y como tal, va a luchar por doblegar nuestra voluntad y hacernos primarios, animales. Debes controlar esos pensamientos: Realizar encuentros fuera del matrimonio es un gran pecado - comenzó a explicarme como si yo no supiera que es una cosa u otra - Si no crees tener fuerzas para hacerlo, deberas apartarte de ese hombre
.
- No es un hombre, padre. Es una doncella - se hizo el silencio al otro lado - Siento el deseo de acariciar su piel.
Silencio de nuevo.
- ¿Padre? - pregunté con inocencia.
- ¡Debes apartarte de esa mujer! - dijo más rudo de manera brusca - ¡Eso es intolerable!
- Por eso vengo aquí... por eso buscó su absolución... - dije con la voz más aguda - Yo no quiero ser así.
Al parecer mis palabras habían hecho efecto en él pues vi su mano moverse tras la rejilla recitando algo en latín.
- Marcha en paz hija mía - dijo en un tono más sereno.
Sonreí ante la estupidez que acababa de hacer y salí del confesionario.
- Este lugar es mágico... - susurré mientras dejaba reposar mi nuca sobre el respaldo de madera y mi pelo se esparcía por detrás del mismo libre de toda atadura.
Después del museo del Louvrè, aquel lugar era el que más me gustaba visitar: Notre Dame. Sentía la magnificencia del lugar colándose por cada uno de mis poros y colmándome de su grandeza.
A lo lejos, se oía el murmullo de una mujer que rezaba arrodillada en su banco. Seguramente estaría pidiendo a su Dios que la ayudará con algo. Pensar que aún la religión tenía poder lejos de su brazo armado.
En mi tiempo de doncella, había visitado la iglesia cada domingo, sin falta. Había sido una devota del señor más allá de los placeres mundanos de los cuales solía disfrutar. Pero, desde el abrazo inmortal, había obviado ese hábito. Más aún después de ser perseguida por la inquisición.
Por suerte, aquellos tiempos ya habían pasado y allí no era más que una persona más envuelta en la sociedad. Gracias a eso, podía haber retomado esa costumbre.
Me levanté y caminé despacio, moviéndome por los rincones de aquel espacio, contemplando los frescos, las pinturas. Aunque todo tuviera un corte religioso, eso no quitara que el que lo hubiera pintado, no fuera un artista.
Estaba terminando mi paseo alrededor de los bancos cuando escuché una tos que provenía de uno de los cubículos de madera que había pegados a la pared. Me decidí y entre en uno de ellos. Frente a mi: la rejilla y una barra acolchada con terciopelo.
Me arrodillé sobre la misma.
- Ave Maria Purísima - dije a modo de saludo.
- Sin pecado concebida - oí la contestación desde el otro lado. Una voz adulta y cansada.
- Perdoneme padre porque he pecado - seguí la conversación.
- Confiesa hija mía y Dios te perdonará - siguió diciendo - ¿Cuales de tus acciones se han salido de los senderos del señor?
La confesión siempre me había calmado el espíritu. Más el alma creó que partió de mi cuerpo el día que abracé a la muerte. Aún en vida, mis confesiones siempre estaban medidas y muchos de mis pecados seguían ocultos después de salir de las dependencias eclesiásticas. Creo que mi pureza se evadió en cuanto decidí salir de casa de mi madre.
- He mentido padre - dije.
- Todos lo hacemos hija mía. El pecado no es mentir, si no las razones por la cual no decimos la verdad - añadió él antes de que continuara.
- También he pecado de lujuria. He tenido pensamientos impuros, pensamientos que no he podido controlar - seguí.
- El instinto es una parte de nosotros. Y como tal, va a luchar por doblegar nuestra voluntad y hacernos primarios, animales. Debes controlar esos pensamientos: Realizar encuentros fuera del matrimonio es un gran pecado - comenzó a explicarme como si yo no supiera que es una cosa u otra - Si no crees tener fuerzas para hacerlo, deberas apartarte de ese hombre
.
- No es un hombre, padre. Es una doncella - se hizo el silencio al otro lado - Siento el deseo de acariciar su piel.
Silencio de nuevo.
- ¿Padre? - pregunté con inocencia.
- ¡Debes apartarte de esa mujer! - dijo más rudo de manera brusca - ¡Eso es intolerable!
- Por eso vengo aquí... por eso buscó su absolución... - dije con la voz más aguda - Yo no quiero ser así.
Al parecer mis palabras habían hecho efecto en él pues vi su mano moverse tras la rejilla recitando algo en latín.
- Marcha en paz hija mía - dijo en un tono más sereno.
Sonreí ante la estupidez que acababa de hacer y salí del confesionario.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
Sin duda una de las cosas que más me gustaban de París, era Notre Dame. No había otra igual, aunque había oído rumores de que por Vietnam tenían una Notre Dame, mucho más pequeña y sencilla que la que se alzaba ante mis ojos, estaba segura. Pero nada podía compararse con tal bella construcción.
Había visto como evolucionaba siglo tras siglo, como la iban construyendo y cómo cada vez era más bella y más perfecta. No solamente por el estilo gótico del que se caracterizaba, que además era uno de los que más me gustaban, sino por todo lo que era en sí. Los arcos, los arbotantes para reforzar la estructura, las maravillosas vidrieras que adornaban toda la catedral, las bóvedas que daban la sensación de que tocaban casi el mismo cielo, los cuadros y las impresiones que habían en su interior… Sí, Notre Dame en sí era maravillosa, perfecta y preciosa.
Mirarla y contemplarla de aquella forma me hacía regresar al pasado, a ese momento donde tan solo era una simple humana, con preocupaciones vanas y mundanas. Me hacía recordar que, muchas veces, me había parado ante la puerta de la catedral mientras la construían, pensando que debía de ser muy bella cuando finalizaran las obras. Por aquel entonces jamás llegué a pensar que podría estar de nuevo parada en su puerta, contemplándola finalizada, alzándose majestuosa.
Suspiré por un momento, disipando esos pensamientos. Hacía que me pusiera nostálgica en cierta forma, cuando era humana había acudido fielmente a misa junto a mi familia. Era algo que todo el mundo hacía si no quería temer a la ira divina… eso hizo que sonriera de lado. Ira Divina, ¡Ja! Si muchos supieran que, en realidad, no servía de mucho rezar a un Dios… que no importaba cuán devoto fueras, ni lo estrictamente que cumplieras los mandamientos… se darían cuenta que habían estado rezando, toda su vida, en vano.
Después de convertirme en vampiro había cambiado mi perspectiva sobre lo divino, sobre la vida y sobre la muerte. Antes era totalmente devota y que acudía a rezar todos los domingos… ahora, sin embargo, no pensaba dedicarle ni un solo de mis pensamientos a rezar, porque no creía que existiera ese Dios como nos decían. Porque de ser así, dudaba mucho que quisiera que matáramos a sus fieles para alimentarnos.
Dejando de lado esos pensamientos de nuevo y me centré en la catedral. Me adentré sin pensármelo mucho en su interior y, de nuevo, me maravillé con lo bella que era. Había poca gente dado que era de noche, pero podía distinguirse perfectamente a la gente rezando y como entraban al confesionario.
En una de mis vueltas por sus alrededores, pasé cerca de uno de los confesionarios donde había una mujer confesándose. Y no es que quisiera prestar atención a sus palabras, simplemente cuando pasé por allí oí algo que… me hizo sonreír. Me alejé de allí siguiendo con mi recorrido dirigiéndome a la puerta por donde había entrado. Fue entonces, cuando estaba cera de uno de los bancos, que oí el grito que pegó el cura ante lo que le había confesado la mujer. No pude evitar sonreír mientras observaba a la mujer que salía de allí. En cuanto la miré más detenidamente, me di cuenta de que era un vampiro al igual que yo.
Me quedé parada donde estaba mientras observaba que la mujer avanzaba hacia la salida y que pasaría por mi lado. Cuando lo hizo no pude evitar reírme entre dientes, decirle tal cosa al cura… estaría escandalizado por días, seguramente.
-Casi le causas un ataque al corazón a ese cura –dije en un tono más bajo, sabiendo que solamente ella podría escucharlo- Hubiera dado lo que fuera por ver su cara cuando le confesaste tales… pecados. –Me giré para mirarla y sonreí- Perdona mi atrevimiento, no era mi intención escuchar vuestra confesión.
Había visto como evolucionaba siglo tras siglo, como la iban construyendo y cómo cada vez era más bella y más perfecta. No solamente por el estilo gótico del que se caracterizaba, que además era uno de los que más me gustaban, sino por todo lo que era en sí. Los arcos, los arbotantes para reforzar la estructura, las maravillosas vidrieras que adornaban toda la catedral, las bóvedas que daban la sensación de que tocaban casi el mismo cielo, los cuadros y las impresiones que habían en su interior… Sí, Notre Dame en sí era maravillosa, perfecta y preciosa.
Mirarla y contemplarla de aquella forma me hacía regresar al pasado, a ese momento donde tan solo era una simple humana, con preocupaciones vanas y mundanas. Me hacía recordar que, muchas veces, me había parado ante la puerta de la catedral mientras la construían, pensando que debía de ser muy bella cuando finalizaran las obras. Por aquel entonces jamás llegué a pensar que podría estar de nuevo parada en su puerta, contemplándola finalizada, alzándose majestuosa.
Suspiré por un momento, disipando esos pensamientos. Hacía que me pusiera nostálgica en cierta forma, cuando era humana había acudido fielmente a misa junto a mi familia. Era algo que todo el mundo hacía si no quería temer a la ira divina… eso hizo que sonriera de lado. Ira Divina, ¡Ja! Si muchos supieran que, en realidad, no servía de mucho rezar a un Dios… que no importaba cuán devoto fueras, ni lo estrictamente que cumplieras los mandamientos… se darían cuenta que habían estado rezando, toda su vida, en vano.
Después de convertirme en vampiro había cambiado mi perspectiva sobre lo divino, sobre la vida y sobre la muerte. Antes era totalmente devota y que acudía a rezar todos los domingos… ahora, sin embargo, no pensaba dedicarle ni un solo de mis pensamientos a rezar, porque no creía que existiera ese Dios como nos decían. Porque de ser así, dudaba mucho que quisiera que matáramos a sus fieles para alimentarnos.
Dejando de lado esos pensamientos de nuevo y me centré en la catedral. Me adentré sin pensármelo mucho en su interior y, de nuevo, me maravillé con lo bella que era. Había poca gente dado que era de noche, pero podía distinguirse perfectamente a la gente rezando y como entraban al confesionario.
En una de mis vueltas por sus alrededores, pasé cerca de uno de los confesionarios donde había una mujer confesándose. Y no es que quisiera prestar atención a sus palabras, simplemente cuando pasé por allí oí algo que… me hizo sonreír. Me alejé de allí siguiendo con mi recorrido dirigiéndome a la puerta por donde había entrado. Fue entonces, cuando estaba cera de uno de los bancos, que oí el grito que pegó el cura ante lo que le había confesado la mujer. No pude evitar sonreír mientras observaba a la mujer que salía de allí. En cuanto la miré más detenidamente, me di cuenta de que era un vampiro al igual que yo.
Me quedé parada donde estaba mientras observaba que la mujer avanzaba hacia la salida y que pasaría por mi lado. Cuando lo hizo no pude evitar reírme entre dientes, decirle tal cosa al cura… estaría escandalizado por días, seguramente.
-Casi le causas un ataque al corazón a ese cura –dije en un tono más bajo, sabiendo que solamente ella podría escucharlo- Hubiera dado lo que fuera por ver su cara cuando le confesaste tales… pecados. –Me giré para mirarla y sonreí- Perdona mi atrevimiento, no era mi intención escuchar vuestra confesión.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
La noche esperaba más allá de las puertas de la catedral y sus brazos fríos y acogedores anhelaban de nuevo un encuentro conmigo. Me despedí de la vidrieras, de los altares y los púlpitos, de los frescos y la cristiandad en general mientras encauzaba mis pasos hacia fuera.
Sonreía por como se había tornado la noche, por la idea que me había surgido a la hora de entrar en el confesionario y confesarle unos cuantos de mis múltiples "pecados". Obviamente eran mis pecados más humanos aunque no por eso más normales.
Iba caminando cuando me percaté de una nueva presencia en el lugar. Una joven apoyada, como si estuviera esperando a alguien. Observé un poco con más detenimiento sus facciones y, mis sentidos aumentados, me descubrieron el rostro de la muerte tras las facciones suaves de una dama normal y corriente.
Al parecer la muerte sentía atracción por aquel recóndito lugar que destacaba en la gran ciudad de París.
Agaché la cabeza y caminé hasta que estuve a su altura. Fue entonces cuando habló de lo que había pasado dentro del habitáculo, entre el sacerdote y yo, dando evidencias de que había estado espiando nuestra conversación. Tampoco es que el parroco hubiera sido muy discreto con sus reacciones ante mis palabras.
- Está mal husmear en conversaciones ajenas. Más aún cuando además son parte del secreto de confesión - le dije en un tono más bien bromista para que no se lo tomará mal.
Luego en respuesta a su otra afirmación no me quedó más remedio que contestarle.
- Creeme que le he hecho más bien que mal - le dije mientras pasaba a su lado - Seguramente su mente este trabajando en la idea que me le he comentado - añadí.
De todos es sabido que los más retorcidos y pecaminosos solían ser aquellos que decían ser parte de la pura casta eclesiástica. No había más que ver a aquellos que habían montado la inquisición y sus justificaciones a la hora de ejecutar interrogatorios con la intención de conseguir un culpable.
- Mi nombre es Catalina ¿Con quién tengo el placer de conversar? - dije a modo de presentación - Si desea pasear un rato, yo lo haré por la orilla del río.
Sonreía por como se había tornado la noche, por la idea que me había surgido a la hora de entrar en el confesionario y confesarle unos cuantos de mis múltiples "pecados". Obviamente eran mis pecados más humanos aunque no por eso más normales.
Iba caminando cuando me percaté de una nueva presencia en el lugar. Una joven apoyada, como si estuviera esperando a alguien. Observé un poco con más detenimiento sus facciones y, mis sentidos aumentados, me descubrieron el rostro de la muerte tras las facciones suaves de una dama normal y corriente.
Al parecer la muerte sentía atracción por aquel recóndito lugar que destacaba en la gran ciudad de París.
Agaché la cabeza y caminé hasta que estuve a su altura. Fue entonces cuando habló de lo que había pasado dentro del habitáculo, entre el sacerdote y yo, dando evidencias de que había estado espiando nuestra conversación. Tampoco es que el parroco hubiera sido muy discreto con sus reacciones ante mis palabras.
- Está mal husmear en conversaciones ajenas. Más aún cuando además son parte del secreto de confesión - le dije en un tono más bien bromista para que no se lo tomará mal.
Luego en respuesta a su otra afirmación no me quedó más remedio que contestarle.
- Creeme que le he hecho más bien que mal - le dije mientras pasaba a su lado - Seguramente su mente este trabajando en la idea que me le he comentado - añadí.
De todos es sabido que los más retorcidos y pecaminosos solían ser aquellos que decían ser parte de la pura casta eclesiástica. No había más que ver a aquellos que habían montado la inquisición y sus justificaciones a la hora de ejecutar interrogatorios con la intención de conseguir un culpable.
- Mi nombre es Catalina ¿Con quién tengo el placer de conversar? - dije a modo de presentación - Si desea pasear un rato, yo lo haré por la orilla del río.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
Al parecer no era la única que había querido entrar en un lugar tan sagrado como aquel, aunque mi intención no era escuchar los pecados que confesaba la gente para purgarlos ante los ojos de dios. Había escuchado su confesión, sí… pero no fue algo que buscara ni que hiciera apropósito. Lo que menos me esperaba al entrar a aquel majestuoso lugar era encontrarme a un ser de la noche en su interior... Quizás no hubieran muchos vampiros que se sintieran atraídos ante lo que representaba aquel lugar, pero era maravilloso fueras o no creyente. Nunca me cansaría de contemplar la catedral, ni dejar de admirar lo bella que era tanto por dentro como por fuera.
Miré a la mujer más detenidamente ahora que estaba más cerca. Por un momento me arrepentí de haberle confesado que había escuchado su confesión al cura, pero me di cuenta de que más que una reprimenda, había un tono burlón cuando lo dijo, no pudiendo evitar que alzara un costado de mis labios, sintiéndome algo más aliviada. Era verdad que las confesiones son privadas, algo que solo se quedaba entre el confesor y el confesado… por lo que, internamente, agradecí que se lo tomara a buenas.
-De nuevo perdonad mi atrevimiento, de veras que no quería escucharos. Sé que la confesión es algo de carácter privado –no pude evitar sonreír ante su siguiente comentario- Estoy segura de que todavía tiene ese pensamiento en mente –no me había parado a sondear sus pensamientos, pero estaba segura de que después de cómo había reaccionado esos pensamientos ocupaban su mente. –Aunque he de decir, que quizás no todos se hubieran atrevido a confesar tales… secretos. No es algo que esté muy bien visto. A mí, en particular, es algo que no me importa. Dios dijo que nos amáramos los unos a los otros, y como todos somos hijos de Dios… no creo que realmente importe quién sea la otra persona –me mordí el labio, había dicho algo atrevido ya que no estaba muy bien visto, aunque realmente no sabía el porqué.
La seguí poniéndome a su lado y en ese momento caí en que no me había presentado.
-Un placer conoceros, Catalina. Yo soy Sunshine, pero podéis llamarme Sun –le sonreí e hice una leve inclinación con la cabeza- Me encantaría dar ese paseo contigo, Catalina.
Miré a la mujer más detenidamente ahora que estaba más cerca. Por un momento me arrepentí de haberle confesado que había escuchado su confesión al cura, pero me di cuenta de que más que una reprimenda, había un tono burlón cuando lo dijo, no pudiendo evitar que alzara un costado de mis labios, sintiéndome algo más aliviada. Era verdad que las confesiones son privadas, algo que solo se quedaba entre el confesor y el confesado… por lo que, internamente, agradecí que se lo tomara a buenas.
-De nuevo perdonad mi atrevimiento, de veras que no quería escucharos. Sé que la confesión es algo de carácter privado –no pude evitar sonreír ante su siguiente comentario- Estoy segura de que todavía tiene ese pensamiento en mente –no me había parado a sondear sus pensamientos, pero estaba segura de que después de cómo había reaccionado esos pensamientos ocupaban su mente. –Aunque he de decir, que quizás no todos se hubieran atrevido a confesar tales… secretos. No es algo que esté muy bien visto. A mí, en particular, es algo que no me importa. Dios dijo que nos amáramos los unos a los otros, y como todos somos hijos de Dios… no creo que realmente importe quién sea la otra persona –me mordí el labio, había dicho algo atrevido ya que no estaba muy bien visto, aunque realmente no sabía el porqué.
La seguí poniéndome a su lado y en ese momento caí en que no me había presentado.
-Un placer conoceros, Catalina. Yo soy Sunshine, pero podéis llamarme Sun –le sonreí e hice una leve inclinación con la cabeza- Me encantaría dar ese paseo contigo, Catalina.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
La mujer escuchó atentamente lo que le estaba diciendo y sonrió. Era fácil hacer reir a alguien de los mios con actos que, en ojos de una persona normal y humana, resultarían aberrantes, lujuriosos y copletamente inmorales. En el fondo y aunque quisieramos negarlo en ocasiones: con los que mejor nos comunicabamos y, con los que finalmente terminabamos más arraigados era con los vampiros. Los humanos tenían todo aquello que echabamos de menos, toda la belleza que la vida confiere a un cuerpo, a una mente. Pero lo efímero de sus vidas hacía que todo se marchitara, que todo poco a poco se fuera apagando, hasta finalmente morir.
- Es más que probable que esos pensamientos estén ocupando su mente - le comenté pues mi visión parecía mucho más retorcida que la de aquella mujer - Pero el problema no lo tendrá en este momento, metido en su cubículo, sólo y sin nada más que su Dios para escuchar sus plegarias - ciertamente, ahora sólo podía dar vueltas a lo que había dicho una voz a través de una rejilla pues, ni siquiera había asomado la cabeza entre la cortina de tela para vislumbrar quien había sido - El problema real vendrá cuando mañana, mientras esté recitando su sermón a sus feligreses, vea a esas dos jovenes que siempre vienen juntas, dándose la mano en su iglesia. Entonces si que tendrá un problema - me tapé la boca mientras reía para evitar la evidencia de mis colmillos - Quizás incluso debajo del altar.
Intenta justificarse mostrándose comprensiva con aquellas personas que diferimos en gustos en cuestión de sexo. No puedo hacer otra cosa que intentar restarle importancia: Era un vampiro, para mi eso era completamente secundario.
- Tengo 300 años, eso para mi ya no es un pecado. Tampoco es que sea un día a día - volví a sonreir - Y no hace falta que te expliques. Todos tenemos gustos diferentes y atracciones dispares. De echo, ese tema es el que menos toco desde que estoy vagando después de la muerte. Pero es un remanente que me queda en la cabeza de cuando estaba viva. Un buen recuerdo digamos.
Decide acompañarme y me alegra que haya tomado esa decisión. La noche es larga y, en soledad, sólo podía acabar en los mismos lugares de siempre, repetir las mismas horas y los mismos momentos.
- Permítame entonces - dije mientras cogía su brazo enganchándolo al mio y saliendo fuera.
El aire era helado más allí del refugio de la iglesia y el rio amezaba con helarse noche tras noches. El cielo estaba completamente tapado por nubes blancas que amenazaban con descargar nieve si no había nada que se lo impidiera.
- Sunshine... un nombre que he escuchado pocas veces - le admití de buen grado - Y ¿Cúal es su historia Mademoiselle Sun?
- Es más que probable que esos pensamientos estén ocupando su mente - le comenté pues mi visión parecía mucho más retorcida que la de aquella mujer - Pero el problema no lo tendrá en este momento, metido en su cubículo, sólo y sin nada más que su Dios para escuchar sus plegarias - ciertamente, ahora sólo podía dar vueltas a lo que había dicho una voz a través de una rejilla pues, ni siquiera había asomado la cabeza entre la cortina de tela para vislumbrar quien había sido - El problema real vendrá cuando mañana, mientras esté recitando su sermón a sus feligreses, vea a esas dos jovenes que siempre vienen juntas, dándose la mano en su iglesia. Entonces si que tendrá un problema - me tapé la boca mientras reía para evitar la evidencia de mis colmillos - Quizás incluso debajo del altar.
Intenta justificarse mostrándose comprensiva con aquellas personas que diferimos en gustos en cuestión de sexo. No puedo hacer otra cosa que intentar restarle importancia: Era un vampiro, para mi eso era completamente secundario.
- Tengo 300 años, eso para mi ya no es un pecado. Tampoco es que sea un día a día - volví a sonreir - Y no hace falta que te expliques. Todos tenemos gustos diferentes y atracciones dispares. De echo, ese tema es el que menos toco desde que estoy vagando después de la muerte. Pero es un remanente que me queda en la cabeza de cuando estaba viva. Un buen recuerdo digamos.
Decide acompañarme y me alegra que haya tomado esa decisión. La noche es larga y, en soledad, sólo podía acabar en los mismos lugares de siempre, repetir las mismas horas y los mismos momentos.
- Permítame entonces - dije mientras cogía su brazo enganchándolo al mio y saliendo fuera.
El aire era helado más allí del refugio de la iglesia y el rio amezaba con helarse noche tras noches. El cielo estaba completamente tapado por nubes blancas que amenazaban con descargar nieve si no había nada que se lo impidiera.
- Sunshine... un nombre que he escuchado pocas veces - le admití de buen grado - Y ¿Cúal es su historia Mademoiselle Sun?
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
El que haya podido perdonar mi atrevimiento a la hora de escuchar su confesión, y el ver el buen humor con que se lo había tomado, fue algo que me hizo sonreír fugazmente. Realmente, no había querido escuchar algo tan privado como eso y mucho menos escuchar nada a escondidas. Estaba segura de que si habría sido otra raza no se lo hubiera tomado tan bien como lo había dicho Catalina, claro que en ese supuesto, estaba convencida también de que de haber sido otra raza… no lo hubiera comentado jamás. Habría sido algo que hubiera quedado para mí y que jamás habría expresado hacia la otra persona.
Durante unos cuantos segundos no pude en mi mente dejar de darle vueltas a aquella situación y a la cara que se debió de quedar a aquel cura tras su confesión.
Lo que sí que me hizo reír, sin reparo alguno durante unos segundos, fue su ‘confesión’ sobre la confusión del cura al dar el sermón y al ver a las dos jóvenes que había mencionado ella pensara, de forma directa, que una de las dos había acudido la noche antes a él para confesarle que tenía pensamientos impuros con una mujer. Pese a todo y aunque no sabía si lo que había confesado había sido algo personal que confiera a su vida, o algo inventado, la maldad y lo retorcido, en cierta parte, que había tras ese acto hizo que sonriera aún más.
-Querida, es una verdadera lástima que mañana no podamos estar aquí para ver al cura en tal apuro al darse cuenta de lo que has comentado –sí, podía visualizar fácilmente al cura sobre el altar dando el sermón por la mañana intentando controlar su expresión al darse cuenta de todo- Es retorcido a la par que mezquino… y me gusta. –La contemplé durante unos segundos pensando en lo que había dicho- Tienes razón, después de sobrevivir a la muerte y contemplar el mundo con otros ojos y desde otra perspectiva… muchas de las cosas que antaño teníamos por tabú, e incluso pecado, carecen de todo valor y sentido.
Ni siquiera me dio tiempo a dar un par de pasos cuando sentí que con su mano cogía mi brazo enganchándolo al suyo, dando por comenzado el paseo. Simplemente la seguí hacia el exterior de la catedral sin poder evitar que la comisura de mi labio se alzara ante su gesto. Era cierto que nos acabábamos de conocer, pero tenía la sensación de que iba a ser una noche muy diferente a las demás, y en el que ambas pasaríamos un rato muy agradable mientras hablábamos y conocíamos a la otra persona mientras las horas pasaban y la noche llegaba a su fin.
Al salir de la catedral pude notar el viento contra mi rostro, helado como lo estaba yo, que azotaba esa noche haciendo que los humanos tuvieran que resguardarse del frío que azotaba la ciudad, y es que el invierno era demoledor por la noche cuando la el sol dejaba de calentar con su resplandor y su cálida luz, una que llevaba siglos sin notar en mi piel. Podías ver a pocas personas por la calle a esas horas, salvo las prostitutas que ejercían su trabajo y los hombres que, de taberna en taberna, se emborrachaban hasta perder el juicio.
Tuve que soltar una leve carcajada ante el comentario de mí nombre. Era cierto que en todo lo que llevaba de vida no lo había oído nombrar mucho.
-Irónico, ¿no cree? Una vampira que por nombre tiene lo que puede ser letal para ella y que podría matarla con facilidad… la luz o el brillo del sol –Algunos vampiros que había conocido a lo largo de mí vida habían encontrado irónico mi nombre y me habían preguntado, a veces, porqué no me lo cambiaba… a lo que siempre respondía que era ahí donde residía toda la gracia. Cuando mis padres pensaron en ponerme el nombre jamás llegaron a pensar que su hija se convertiría en vampiro, y que jamás volvería a ver la luz del sol- Oh, mi historia no es demasiado interesante en verdad… pero os la resumiré si gustáis saberla. Nací hace 800 años, soy mitad francesa y mitad española, nací en París y me críe toda mi vida en una granja. La noche en que me convirtieron yo había salido por la noche de casa a dar un paseo a caballo, cuando regresé mi familia estaba muerta y el hombre que los había matado todavía seguía en la casa. Huí de lo que los había matado pensando que era un asesino… pero no duró mucho mí huída, me atrapó con bastante rapidez y facilidad. –Miré hacia el horizonte con la luz de las farolas iluminando las calles recordando ese momento como si hubiera sucedido tan sólo unas horas atrás- Recuerdo que pensé que iba a matarme, que todo acabaría pronto… y de repente un pinchazo, un dolor agudo y la sangre abandonando mi cuerpo... –hice una pequeña pausa, entrecerrando un poco los ojos ante el recuerdo- pero no me mató, dijo que era demasiado hermosa y bella como quitarme la vida. Así fue como me convirtió en vampiro. Desde entonces he recorrido el mundo conociendo cada rincón, cada cultura, cada país… he disfrutado quitando vidas por puro placer, me deleité con los placeres que la carne podía ofrecerme y no dudé, durante un solo segundo, de disfrutar de la nueva vida que me habían regalado. Y no me arrepiento de nada, en absoluto. –A grandes rasgos, era un buen resumen- Como veis mi vida no ha sido muy interesante –sonreí mirándola- ¿Qué hay de vos, Catalina? Decidme, ¿cuál es vuestra historia? Si queréis compartirla, por supuesto.
Durante unos cuantos segundos no pude en mi mente dejar de darle vueltas a aquella situación y a la cara que se debió de quedar a aquel cura tras su confesión.
Lo que sí que me hizo reír, sin reparo alguno durante unos segundos, fue su ‘confesión’ sobre la confusión del cura al dar el sermón y al ver a las dos jóvenes que había mencionado ella pensara, de forma directa, que una de las dos había acudido la noche antes a él para confesarle que tenía pensamientos impuros con una mujer. Pese a todo y aunque no sabía si lo que había confesado había sido algo personal que confiera a su vida, o algo inventado, la maldad y lo retorcido, en cierta parte, que había tras ese acto hizo que sonriera aún más.
-Querida, es una verdadera lástima que mañana no podamos estar aquí para ver al cura en tal apuro al darse cuenta de lo que has comentado –sí, podía visualizar fácilmente al cura sobre el altar dando el sermón por la mañana intentando controlar su expresión al darse cuenta de todo- Es retorcido a la par que mezquino… y me gusta. –La contemplé durante unos segundos pensando en lo que había dicho- Tienes razón, después de sobrevivir a la muerte y contemplar el mundo con otros ojos y desde otra perspectiva… muchas de las cosas que antaño teníamos por tabú, e incluso pecado, carecen de todo valor y sentido.
Ni siquiera me dio tiempo a dar un par de pasos cuando sentí que con su mano cogía mi brazo enganchándolo al suyo, dando por comenzado el paseo. Simplemente la seguí hacia el exterior de la catedral sin poder evitar que la comisura de mi labio se alzara ante su gesto. Era cierto que nos acabábamos de conocer, pero tenía la sensación de que iba a ser una noche muy diferente a las demás, y en el que ambas pasaríamos un rato muy agradable mientras hablábamos y conocíamos a la otra persona mientras las horas pasaban y la noche llegaba a su fin.
Al salir de la catedral pude notar el viento contra mi rostro, helado como lo estaba yo, que azotaba esa noche haciendo que los humanos tuvieran que resguardarse del frío que azotaba la ciudad, y es que el invierno era demoledor por la noche cuando la el sol dejaba de calentar con su resplandor y su cálida luz, una que llevaba siglos sin notar en mi piel. Podías ver a pocas personas por la calle a esas horas, salvo las prostitutas que ejercían su trabajo y los hombres que, de taberna en taberna, se emborrachaban hasta perder el juicio.
Tuve que soltar una leve carcajada ante el comentario de mí nombre. Era cierto que en todo lo que llevaba de vida no lo había oído nombrar mucho.
-Irónico, ¿no cree? Una vampira que por nombre tiene lo que puede ser letal para ella y que podría matarla con facilidad… la luz o el brillo del sol –Algunos vampiros que había conocido a lo largo de mí vida habían encontrado irónico mi nombre y me habían preguntado, a veces, porqué no me lo cambiaba… a lo que siempre respondía que era ahí donde residía toda la gracia. Cuando mis padres pensaron en ponerme el nombre jamás llegaron a pensar que su hija se convertiría en vampiro, y que jamás volvería a ver la luz del sol- Oh, mi historia no es demasiado interesante en verdad… pero os la resumiré si gustáis saberla. Nací hace 800 años, soy mitad francesa y mitad española, nací en París y me críe toda mi vida en una granja. La noche en que me convirtieron yo había salido por la noche de casa a dar un paseo a caballo, cuando regresé mi familia estaba muerta y el hombre que los había matado todavía seguía en la casa. Huí de lo que los había matado pensando que era un asesino… pero no duró mucho mí huída, me atrapó con bastante rapidez y facilidad. –Miré hacia el horizonte con la luz de las farolas iluminando las calles recordando ese momento como si hubiera sucedido tan sólo unas horas atrás- Recuerdo que pensé que iba a matarme, que todo acabaría pronto… y de repente un pinchazo, un dolor agudo y la sangre abandonando mi cuerpo... –hice una pequeña pausa, entrecerrando un poco los ojos ante el recuerdo- pero no me mató, dijo que era demasiado hermosa y bella como quitarme la vida. Así fue como me convirtió en vampiro. Desde entonces he recorrido el mundo conociendo cada rincón, cada cultura, cada país… he disfrutado quitando vidas por puro placer, me deleité con los placeres que la carne podía ofrecerme y no dudé, durante un solo segundo, de disfrutar de la nueva vida que me habían regalado. Y no me arrepiento de nada, en absoluto. –A grandes rasgos, era un buen resumen- Como veis mi vida no ha sido muy interesante –sonreí mirándola- ¿Qué hay de vos, Catalina? Decidme, ¿cuál es vuestra historia? Si queréis compartirla, por supuesto.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
soledad, la soledad era el peor aliado de cualquier persona. La soledad era necesaria, incluso había veces que era un sentimiento anhelado, necesitado. Pero también era un sentimiento de doble filo, el final de la Corea si tenías la desdicha de regocijarse el ella con demasiado interés.
El problema de la sociedad residía en que no solía ver más allá de sus narices. Se quedaba en las capas externas de realidad. En lo que "aparentaba ser". Esa era la visión que se tenía ante el clero. Todo el mundo veía a los sacerdotes como ejemplos a sentir, como personas modelo, que jamás llevaba a cabo actos deplorables o pecaminosos. Que equivocados estaban...
- No es necesario estar allí para imaginarlo - dije en respuesta pues tenía claro cual era el efecto de todo lo que había dicho y sobre todo, elmodo en el que el clerigo lo había tomado - ¿Crees retorcido sacar a la luz algo que inconscientemente siempre está en la cabeza del hombre? Yo lo veo también como un acto de bondad. ¿Porqué? Pues simplemente por que cuando lo piense siempre podrá echarme la culpa a mi por haberlo mencionado. También así puede llamarme diabla, demonia, bruja y todo lo que quiera sin sentirse en ningún momento culpable - en referencia a la inmortalidad y lo que suponía, sólo pude resolver de un modo - Hay que dar un poco de chispa a todo. Si no fuera por estos momentos, moriríamos de aburrimiento.
Ante mi gesto, en cierto modo atrevido pues nos acabábamos de conocer, no pareció mostrar recelo. Tampoco es que la estuviera tomando de manera violenta. Era más bien un formalismo que solía hacer para evitar que fuera a la inversa. Si, era maniática con el contacto físico y odiaba ser rozada ni tan siquiera, si no era por propia voluntad. De ahí que tomará la iniciativa en la situación.
El tema de su nombre me hizo sonreír. Realmente era una paradoja llamarse amanecer cuando ni tan siquiera éramos capaces de poder verlo.
- Más que gracioso, parece una mala broma del destino. No obstante los nombres, más allá de definirnos y diferenciarnos los unos de los otros, no tienen mayor utilidad - contesté restándole importancia - Aún así, será una anécdota que recordaré bastante tiempo - le dediqué una mirada sonriente.
Al hablar de su historia puedo ver similitudes a la mía en cierto modo. También me sorprende su edad, mucho mayor a la mía. Desde que había llegado a esa ciudad, eran más los que me superaban en edad que los que eran más jóvenes que yo. No era que me molestará, sólo me sorprendía.
Preguntó por la mía y dejé un poco que mi mirara se perdiera en el horizonte mecida por el sonido del río que quedaba a nuestro lado.
- Pues mi historia... soy de España y tengo 300 años. Nací bastarda y criada por mi madre. Cuando tuve una edad aceptable, entre en la corte del rey como doncella y poco a poco me fui instaurando en el lugar - había sido una época digna de ser recordada lo mirara por donde lo mirara - El problema de las cortes es que las jóvenes son objeto del deseo y la falta de escrúpulos de algún que otro. No fue mi caso, me mantuve férrea a mis principios y enfadé a la persona equivocada - al consejero del rey - El una fiesta fui atraída por uno de los nuestros y entonces, se me fue arrebatada la vida.
- Intenté permanecer en mi tierra natal pero la inquisición se fue volviendo más dura y más efectiva - podía sentir el calor del fuego de aquella noche a mis espaldas - Dieron con mi refugio y me tuve que exiliar y, bueno, aquí estoy.
- Aún no llevó demasiado tiempo por aquí y no se como funcionan la cosas entre vampiros franceses - le comenté de un modo sincero - ¿Hay algo que deba saber?
El problema de la sociedad residía en que no solía ver más allá de sus narices. Se quedaba en las capas externas de realidad. En lo que "aparentaba ser". Esa era la visión que se tenía ante el clero. Todo el mundo veía a los sacerdotes como ejemplos a sentir, como personas modelo, que jamás llevaba a cabo actos deplorables o pecaminosos. Que equivocados estaban...
- No es necesario estar allí para imaginarlo - dije en respuesta pues tenía claro cual era el efecto de todo lo que había dicho y sobre todo, elmodo en el que el clerigo lo había tomado - ¿Crees retorcido sacar a la luz algo que inconscientemente siempre está en la cabeza del hombre? Yo lo veo también como un acto de bondad. ¿Porqué? Pues simplemente por que cuando lo piense siempre podrá echarme la culpa a mi por haberlo mencionado. También así puede llamarme diabla, demonia, bruja y todo lo que quiera sin sentirse en ningún momento culpable - en referencia a la inmortalidad y lo que suponía, sólo pude resolver de un modo - Hay que dar un poco de chispa a todo. Si no fuera por estos momentos, moriríamos de aburrimiento.
Ante mi gesto, en cierto modo atrevido pues nos acabábamos de conocer, no pareció mostrar recelo. Tampoco es que la estuviera tomando de manera violenta. Era más bien un formalismo que solía hacer para evitar que fuera a la inversa. Si, era maniática con el contacto físico y odiaba ser rozada ni tan siquiera, si no era por propia voluntad. De ahí que tomará la iniciativa en la situación.
El tema de su nombre me hizo sonreír. Realmente era una paradoja llamarse amanecer cuando ni tan siquiera éramos capaces de poder verlo.
- Más que gracioso, parece una mala broma del destino. No obstante los nombres, más allá de definirnos y diferenciarnos los unos de los otros, no tienen mayor utilidad - contesté restándole importancia - Aún así, será una anécdota que recordaré bastante tiempo - le dediqué una mirada sonriente.
Al hablar de su historia puedo ver similitudes a la mía en cierto modo. También me sorprende su edad, mucho mayor a la mía. Desde que había llegado a esa ciudad, eran más los que me superaban en edad que los que eran más jóvenes que yo. No era que me molestará, sólo me sorprendía.
Preguntó por la mía y dejé un poco que mi mirara se perdiera en el horizonte mecida por el sonido del río que quedaba a nuestro lado.
- Pues mi historia... soy de España y tengo 300 años. Nací bastarda y criada por mi madre. Cuando tuve una edad aceptable, entre en la corte del rey como doncella y poco a poco me fui instaurando en el lugar - había sido una época digna de ser recordada lo mirara por donde lo mirara - El problema de las cortes es que las jóvenes son objeto del deseo y la falta de escrúpulos de algún que otro. No fue mi caso, me mantuve férrea a mis principios y enfadé a la persona equivocada - al consejero del rey - El una fiesta fui atraída por uno de los nuestros y entonces, se me fue arrebatada la vida.
- Intenté permanecer en mi tierra natal pero la inquisición se fue volviendo más dura y más efectiva - podía sentir el calor del fuego de aquella noche a mis espaldas - Dieron con mi refugio y me tuve que exiliar y, bueno, aquí estoy.
- Aún no llevó demasiado tiempo por aquí y no se como funcionan la cosas entre vampiros franceses - le comenté de un modo sincero - ¿Hay algo que deba saber?
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
Después de saber el porqué le había comentado al párroco aquel secreto que lo había escandalizado, dentro del confesionario, lo que sin duda no me esperaba era el porqué lo había echo. Pudiera ser que aquel hombre tuviera en su mente aquellos pensamientos pecaminosos sobre ese par de chicas que, como Catalina había comentado, se cogían de la mano e iban siempre juntas.
Pero lo que me sorprendió fue su respuesta ante el porqué lo había echo. Sin embargo, pese a todo, con el paso del tiempo había aprendido que ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Que cada uno puede hacer las cosas de la manera en que crea que son correctas… pero que, al fin y al cabo, solamente es una visión más de las cosas. Cada uno le dará una interpretación y juzgarán, según sus creencias, si en realidad es bueno o malo. Qué solamente son puntos de vista diferentes, y que cada cual en el suyo, tiene toda la razón.
Si hubiera sido yo quien le hubiera dicho tales cosas al párroco, sin duda alguna, no habría sido un acto de bondad como habría sido ella. Hubiera sondeado en sus pensamientos y, de ser cierto –incluso aunque no lo fuera- habría dicho y echo lo mismo que ella. Salvo en la parte de la parte de bondad, porque lo hubiera echo precisamente para que al día siguiente hubiera tenido problemas al ver a las dos jóvenes como cada día en aquella iglesia. En cuanto a lo último coincidía con ella plenamente.
-En eso debo de daros la razón, madam. Son muchos años los que hemos vivido y los que aún nos queda por vivir. Y si todo fuera siempre lo mismo, al final, acabaríamos muriendo de aburrimiento –sonreí divertida por ello, ya que no era algo factible- Me alegra ver que piensa al igual que yo, que hay que darle más emoción y chispa a la vida. Todavía nos queda mucho por vivir, contemplar, descubrir y conocer… Y en todo ese tiempo no concibo la vida sin diversión.
Hice una pequeña pausa en la que me reí ante su comentario de mí nombre. Cierto era que no era un nombre muy común, y su forma de verlo fue lo que precisamente hizo que me riera. Yo llegaba a lo mismo que ella en cuanto a que los nombres solamente era algo que solíamos utilizar para diferenciarnos los unos de los otros, y que por llevarlo no implicaba nada más.
-Muy cierto, de ahí la ironía que me produce cada vez que me presento a alguien de nuestra especie –no había sido la primera vez que me miraban de forma sardónica ante la mención del mismo- Y el porqué me divierte, en cierta parte, decirlo. He visto muchas reacciones diferentes a lo largo de mí vida con mí nombre. Para los humanos no tiene mayor importancia… pero para los nuestros sí, y he visto todo tipo de reacciones diferentes. Sin embargo, como bien habéis dicho, el nombre solamente es una utilidad para diferenciarnos… y de ahí que tampoco haya querido cambiarlo o mentir sobre ello. Creo que es otra cosa irónica a la que añadir a mí lista –me reí entre dientes ante aquello.
Después me quedé callada escuchando su historia mientras seguíamos caminando al lado del río. Pese al frío que hacía esa noche, aunque nosotras no pudiéramos notarlo, el silencio era roto solamente por el sonido del agua recorriendo el río, y ahora, por la historia que Catalina me estaba contando.
Cuando la vi mejor por primera vez después de salir de aquel confesionario, y saber que era una igual a mí, pude ver que no era tan vieja como quizás lo podría ser yo. Pero tampoco esperaba que nos separaran quinientos años. Eso hacía que recordara todo lo que había vivido y el tiempo que hacía que me había convertido en vampira.
Estuve atenta a su historia escuchando cada detalle de la misma, mientras me intentaba imaginar a una Catalina siendo niña, sirviendo en la corte, sin saber lo que la vida le tenía preparada. También me podía imaginar la depravación que las mujeres, y niñas, habían podido sufrir ante los hombres de la corte. Era algo que siglo tras siglo quedaba patente en muchos sitios.
No podía imaginarme a quién habría podido enfadar tanto, pero seguramente debía de ser alguien de mucho poder por sus palabras.
Y de nuevo, inevitablemente, la presencia de la muerte había cumplido con su función; engatusar a una joven humana indefensa para quitarle la vida. Siempre sería así hasta el fin de los días, siempre la muerte encontraría la forma de ganar sobre la vida e imponerse.
-Fue una época muy dura en aquel entonces. Había oído rumores sobre lo que la Inquisición estaba haciendo en España, y lo que podría hacerles a los seres que encontrara en su camino –no quería imaginar los horrores que muchos habrían tenido que soportar a manos de la Inquisición- Por aquel entonces estaba lejos recorriendo Europa, pero las noticias que llegaron eran aterradoras. Me alegro que lograrais salir con vida, Catalina… os lo digo de corazón –sonreí de lado por eso pero sin que pensara que lo estaba diciendo en broma, ya que era muy cierto- De ser así jamás nos habríamos conocido y ahora no estaría dando un paseo por el río. Vuestra historia también ha sido dura, algo más a tener en común.
En cuanto su pregunta hacia a cómo funcionaban las cosas… me encogí de hombros. Hacía poco que había llegado a la ciudad y apenas había tenido tiempo de averiguarlo. Tampoco es que me importase mucho, en verdad.
-Ahí debéis de perdonarme, pero creo que no os seré de ayuda. Veréis, mi gran pasión ha sido recorrer el mundo y hasta hace apenas unas semanas así ha sido. He llegado hace apenas unos días de nuevo a París, y creo que desde la última vez que estuve aquí han cambiado mucho las cosas. Me temo que debemos de averiguarlo. Además, sois a la primera de mi especie que me encuentro en la capital aunque sé, de buena manera, que no somos las únicas que pasean por sus calles… ni, me temo, seremos las últimas.
Pero lo que me sorprendió fue su respuesta ante el porqué lo había echo. Sin embargo, pese a todo, con el paso del tiempo había aprendido que ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Que cada uno puede hacer las cosas de la manera en que crea que son correctas… pero que, al fin y al cabo, solamente es una visión más de las cosas. Cada uno le dará una interpretación y juzgarán, según sus creencias, si en realidad es bueno o malo. Qué solamente son puntos de vista diferentes, y que cada cual en el suyo, tiene toda la razón.
Si hubiera sido yo quien le hubiera dicho tales cosas al párroco, sin duda alguna, no habría sido un acto de bondad como habría sido ella. Hubiera sondeado en sus pensamientos y, de ser cierto –incluso aunque no lo fuera- habría dicho y echo lo mismo que ella. Salvo en la parte de la parte de bondad, porque lo hubiera echo precisamente para que al día siguiente hubiera tenido problemas al ver a las dos jóvenes como cada día en aquella iglesia. En cuanto a lo último coincidía con ella plenamente.
-En eso debo de daros la razón, madam. Son muchos años los que hemos vivido y los que aún nos queda por vivir. Y si todo fuera siempre lo mismo, al final, acabaríamos muriendo de aburrimiento –sonreí divertida por ello, ya que no era algo factible- Me alegra ver que piensa al igual que yo, que hay que darle más emoción y chispa a la vida. Todavía nos queda mucho por vivir, contemplar, descubrir y conocer… Y en todo ese tiempo no concibo la vida sin diversión.
Hice una pequeña pausa en la que me reí ante su comentario de mí nombre. Cierto era que no era un nombre muy común, y su forma de verlo fue lo que precisamente hizo que me riera. Yo llegaba a lo mismo que ella en cuanto a que los nombres solamente era algo que solíamos utilizar para diferenciarnos los unos de los otros, y que por llevarlo no implicaba nada más.
-Muy cierto, de ahí la ironía que me produce cada vez que me presento a alguien de nuestra especie –no había sido la primera vez que me miraban de forma sardónica ante la mención del mismo- Y el porqué me divierte, en cierta parte, decirlo. He visto muchas reacciones diferentes a lo largo de mí vida con mí nombre. Para los humanos no tiene mayor importancia… pero para los nuestros sí, y he visto todo tipo de reacciones diferentes. Sin embargo, como bien habéis dicho, el nombre solamente es una utilidad para diferenciarnos… y de ahí que tampoco haya querido cambiarlo o mentir sobre ello. Creo que es otra cosa irónica a la que añadir a mí lista –me reí entre dientes ante aquello.
Después me quedé callada escuchando su historia mientras seguíamos caminando al lado del río. Pese al frío que hacía esa noche, aunque nosotras no pudiéramos notarlo, el silencio era roto solamente por el sonido del agua recorriendo el río, y ahora, por la historia que Catalina me estaba contando.
Cuando la vi mejor por primera vez después de salir de aquel confesionario, y saber que era una igual a mí, pude ver que no era tan vieja como quizás lo podría ser yo. Pero tampoco esperaba que nos separaran quinientos años. Eso hacía que recordara todo lo que había vivido y el tiempo que hacía que me había convertido en vampira.
Estuve atenta a su historia escuchando cada detalle de la misma, mientras me intentaba imaginar a una Catalina siendo niña, sirviendo en la corte, sin saber lo que la vida le tenía preparada. También me podía imaginar la depravación que las mujeres, y niñas, habían podido sufrir ante los hombres de la corte. Era algo que siglo tras siglo quedaba patente en muchos sitios.
No podía imaginarme a quién habría podido enfadar tanto, pero seguramente debía de ser alguien de mucho poder por sus palabras.
Y de nuevo, inevitablemente, la presencia de la muerte había cumplido con su función; engatusar a una joven humana indefensa para quitarle la vida. Siempre sería así hasta el fin de los días, siempre la muerte encontraría la forma de ganar sobre la vida e imponerse.
-Fue una época muy dura en aquel entonces. Había oído rumores sobre lo que la Inquisición estaba haciendo en España, y lo que podría hacerles a los seres que encontrara en su camino –no quería imaginar los horrores que muchos habrían tenido que soportar a manos de la Inquisición- Por aquel entonces estaba lejos recorriendo Europa, pero las noticias que llegaron eran aterradoras. Me alegro que lograrais salir con vida, Catalina… os lo digo de corazón –sonreí de lado por eso pero sin que pensara que lo estaba diciendo en broma, ya que era muy cierto- De ser así jamás nos habríamos conocido y ahora no estaría dando un paseo por el río. Vuestra historia también ha sido dura, algo más a tener en común.
En cuanto su pregunta hacia a cómo funcionaban las cosas… me encogí de hombros. Hacía poco que había llegado a la ciudad y apenas había tenido tiempo de averiguarlo. Tampoco es que me importase mucho, en verdad.
-Ahí debéis de perdonarme, pero creo que no os seré de ayuda. Veréis, mi gran pasión ha sido recorrer el mundo y hasta hace apenas unas semanas así ha sido. He llegado hace apenas unos días de nuevo a París, y creo que desde la última vez que estuve aquí han cambiado mucho las cosas. Me temo que debemos de averiguarlo. Además, sois a la primera de mi especie que me encuentro en la capital aunque sé, de buena manera, que no somos las únicas que pasean por sus calles… ni, me temo, seremos las últimas.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
Era agradable la compañía al compás de la brisa nocturnan parisina. Una brisa cargada de frio y desolación. Las personas que aún quedaban por la calle, iban tan abrigadas que apenas era posible ver más allá de las telas que les cubrían y protegían del frio. Además de eso, pocos eran los que se atrevían a caminar por el desolado invierno en la oscuridad... Eran noches difíciles para encontrar un alimento estable y no levantar demasiado las sospechas de los demás.
- He visto mucha gente perecer a causa de la monotonía, de la falta de esa chispa de la que le hablo, de la falta de emoción - seguía hablando de nosotros como si fuera necesario hacer una descripción de nuestra especie. Tenía claro que era más fácil que ella se hubiera repetido más de una vez todo lo que le estaba diciendo que que no lo hubiera oído nunca - Incluso yo, en ocasiones, he sentido la necesidad de jugar con los límites de nuestra vida - declaré sin tapujos y sin rodeos que alguna vez había jugado con el dolor autoinflingido - El problema es que es un camino demasiado tortuoso - alguna que otra vez había salido malparada - Y las secuelas no se curan tan rápido si no tienes cuidado.
Se rie de mi observación acerca de su nombre y de como el destino, a veces, juega a esos juegos de lógica y mala idea. No puedo evitar sonreir mostrando mis dientes afilados y preparados para hundirse en cualquier carne. Luego, consciente de lo que acababa de hacer, acabé la sonrisa tapándome la boca para evitar sobresaltos de alguien que desviara la mirada hacia nuestra posición.
- Es un nombre bonito más allá de lo que quiera significar - hice una pausa pensando en como continuar de un modo "elegante" - También se podría decir que es un anhelo para los nuestros volver a verlo algún día - creo que todos lo habíamos pensado alguna vez - Creo que, mientras estamos con vida, hay muchas cosas que escapan de nuestro día a día, como lo maravilloso que es ver ponerse el Sol en el horizonte, llenando de matices anaranjados y violaceos el cielo - apenas tenía un recuerdo del mismo en mi cabeza - Es algo que nos damos cuenta una vez que ya lo hemos perdido.
Hablar de la inquisición, de sus prácticas, de todo lo que hacían y decían que no hacían, me ponía en cierto modo tristre. El recuerdo de un pasado mejor, de un hogar al que podía llamar mío. De una expulsión, de las prisas, de las persecuciones, de las heridas y la guerra contra un número tan amplio que ni tan siquiera nosotros podíamos enfrentar. Un recuerdo de amigos, de conocidos cercanos que sabías que estarían dispuestos a ponerse en medio de una estaca que fuera directa a tu corazón. Un recuerdo de noches llanas, acentos dulces y cambiantes, montañas verdes y frondosas. Los castillos y la luna coronándolos a todos. Un recuerdo...
La mirada se me tiñó de añoranza y desdén. De lejanía y pérdida. Sólo, al final de la misma, pude encontrar media sonrisa que le dediqué a la vampira que me acompañaba, seguido de una mirada a la lejanía.
- Es mejor no vivirlo - comencé a decir - El ser humano encuentra justificaciones a sus actos más allá de lo que algunas mentes pueden llegar a concibir - la depravación de la mente humana no era comparable ni tan siquiera con la de uno de los nuestros - Pueden matar y luego ir a celebrarlo. Pueden imputar un cargo que no existe sólo por el mero hecho de que estás en su camino. Matan sólo porque eres diferente, no se preocupan ni tan siquiera de preguntarte si, al herirte, sientes dolor. No, simplemente lo provocan y esperan que sea suficiente para que no vuelvas a levantar los párpados - había visto perecer a algunos a mi lado y verlos reducidos a cenizas en cuestión de minutos - Nosotros somos los monstruos por hacer lo que nuestra naturaleza nos dicta... ¿Qué son ellos entonces?
Su desconocimiento de la ciudad me defraudó en cierto modo. Esperaba haber encontrado un guía que me descubriera lugares más escondidos, lugares desconocidos y perdidos en los que poder maravillarme al igual que lo había hecho con la catedral de Notre Dame. No obstante, busqué de lo malo lo bueno y deseé descubrirlos a su lado, al menos aquella noche.
- Pues quizás debamos dejarnos llevar por nuestros pasos y ver a donde nos conducen - dije de manera optimista - Creo que ambas decubriremos cosas nuevas si es que dice que Paris ha cambiado tanto desde que lo dejó.
Luego, en referencia a los de nuestra especie. No pude hacer otra cosa que corroborar lo que acababa de decir.
- Debo decirle que es cierto: ni somos las únicas, ni somos pocos - intenté explicarme - Me he encontrado con algunos de los nuestros por aquí y debo decir que son bastante más cercanos y amigables que en muchos otros sitios. No hay que ver más que el ejemplo claro - le dije refiriéndome a ella en concreto - Lo que no me queda claro aún es como se organizan o si es que lo hacen de algún modo - añadí presa del desconocimiento - También hay seres de más razas y... algunas no son tan amigables.
- He visto mucha gente perecer a causa de la monotonía, de la falta de esa chispa de la que le hablo, de la falta de emoción - seguía hablando de nosotros como si fuera necesario hacer una descripción de nuestra especie. Tenía claro que era más fácil que ella se hubiera repetido más de una vez todo lo que le estaba diciendo que que no lo hubiera oído nunca - Incluso yo, en ocasiones, he sentido la necesidad de jugar con los límites de nuestra vida - declaré sin tapujos y sin rodeos que alguna vez había jugado con el dolor autoinflingido - El problema es que es un camino demasiado tortuoso - alguna que otra vez había salido malparada - Y las secuelas no se curan tan rápido si no tienes cuidado.
Se rie de mi observación acerca de su nombre y de como el destino, a veces, juega a esos juegos de lógica y mala idea. No puedo evitar sonreir mostrando mis dientes afilados y preparados para hundirse en cualquier carne. Luego, consciente de lo que acababa de hacer, acabé la sonrisa tapándome la boca para evitar sobresaltos de alguien que desviara la mirada hacia nuestra posición.
- Es un nombre bonito más allá de lo que quiera significar - hice una pausa pensando en como continuar de un modo "elegante" - También se podría decir que es un anhelo para los nuestros volver a verlo algún día - creo que todos lo habíamos pensado alguna vez - Creo que, mientras estamos con vida, hay muchas cosas que escapan de nuestro día a día, como lo maravilloso que es ver ponerse el Sol en el horizonte, llenando de matices anaranjados y violaceos el cielo - apenas tenía un recuerdo del mismo en mi cabeza - Es algo que nos damos cuenta una vez que ya lo hemos perdido.
Hablar de la inquisición, de sus prácticas, de todo lo que hacían y decían que no hacían, me ponía en cierto modo tristre. El recuerdo de un pasado mejor, de un hogar al que podía llamar mío. De una expulsión, de las prisas, de las persecuciones, de las heridas y la guerra contra un número tan amplio que ni tan siquiera nosotros podíamos enfrentar. Un recuerdo de amigos, de conocidos cercanos que sabías que estarían dispuestos a ponerse en medio de una estaca que fuera directa a tu corazón. Un recuerdo de noches llanas, acentos dulces y cambiantes, montañas verdes y frondosas. Los castillos y la luna coronándolos a todos. Un recuerdo...
La mirada se me tiñó de añoranza y desdén. De lejanía y pérdida. Sólo, al final de la misma, pude encontrar media sonrisa que le dediqué a la vampira que me acompañaba, seguido de una mirada a la lejanía.
- Es mejor no vivirlo - comencé a decir - El ser humano encuentra justificaciones a sus actos más allá de lo que algunas mentes pueden llegar a concibir - la depravación de la mente humana no era comparable ni tan siquiera con la de uno de los nuestros - Pueden matar y luego ir a celebrarlo. Pueden imputar un cargo que no existe sólo por el mero hecho de que estás en su camino. Matan sólo porque eres diferente, no se preocupan ni tan siquiera de preguntarte si, al herirte, sientes dolor. No, simplemente lo provocan y esperan que sea suficiente para que no vuelvas a levantar los párpados - había visto perecer a algunos a mi lado y verlos reducidos a cenizas en cuestión de minutos - Nosotros somos los monstruos por hacer lo que nuestra naturaleza nos dicta... ¿Qué son ellos entonces?
Su desconocimiento de la ciudad me defraudó en cierto modo. Esperaba haber encontrado un guía que me descubriera lugares más escondidos, lugares desconocidos y perdidos en los que poder maravillarme al igual que lo había hecho con la catedral de Notre Dame. No obstante, busqué de lo malo lo bueno y deseé descubrirlos a su lado, al menos aquella noche.
- Pues quizás debamos dejarnos llevar por nuestros pasos y ver a donde nos conducen - dije de manera optimista - Creo que ambas decubriremos cosas nuevas si es que dice que Paris ha cambiado tanto desde que lo dejó.
Luego, en referencia a los de nuestra especie. No pude hacer otra cosa que corroborar lo que acababa de decir.
- Debo decirle que es cierto: ni somos las únicas, ni somos pocos - intenté explicarme - Me he encontrado con algunos de los nuestros por aquí y debo decir que son bastante más cercanos y amigables que en muchos otros sitios. No hay que ver más que el ejemplo claro - le dije refiriéndome a ella en concreto - Lo que no me queda claro aún es como se organizan o si es que lo hacen de algún modo - añadí presa del desconocimiento - También hay seres de más razas y... algunas no son tan amigables.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
Mientras dábamos aquel paseo a la orilla del río la luz que reflejaban e iluminaban las farolas, haciendo que las calles parisinas fueran algo menos sombrías, de vez en cuando quedaban algo enturbiadas por los finos copos de nieve que, sin previo aviso, comenzaban a caer por la ciudad.
Aunque mi piel estaba mucho más helada y fría que aquellos diminutos copos de nieve no pude evitar echar una mirada al cielo, viendo más claramente como los copos caían con algo de gracia hasta topar con el suelo… o quedarse posando sobre la ropa, creando un fino manto a su alrededor. Otra clara señal más que nos recordaba lo que éramos, ni siquiera aquellos copos podían acercarse a lo heladas que estaríamos, Catalina y yo, por el resto de nuestra vidas.
Le lancé una rápida mirada cuando confesó que había visto morir a gente por falta de esa chispa de la que hablábamos, pero me fijé un poco más ella, solo un poco, cuando dijo que se había infligido daño, solamente por lo comentado anteriormente. Y no pude evitar reflejar mi sorpresa durante unos segundos. Era cierto que como vampiros teníamos demasiado tiempo para vivir, para pensar y para experimentar… pero no me hacía a Catalina de aquella forma, me era algo difícil imaginármela infligiéndose daño.
Como vampiros sabíamos muy bien cuáles eran los límites que uno podía cruzar, y lo que no debíamos de hacer para seguir viviendo.
-Debió de ser más cauta, señorita de Aragón. Es bien cierto que en cuanto al dolor se refiere tenemos una amplia gama, mucho más grande que la de un humano. Soportamos mejor ciertas cosas y, como bien decís, curar ciertas heridas puede ser… complicado –hice una leve pausa, recordando una herida de un tiempo pasado que casi me costó la vida. –No quiero que piense que se lo digo a modo de regaño, para nada –era cierto, cada uno podía hacer con su vida lo que quisiera. No era quién para decirle qué debía o no hacer, tampoco la estaba juzgando… más bien intentaba entender ese ‘modo’ de vivir que tuvo- Como los seres que somos, y con el tiempo que tenemos por vivir, es cierto que podemos buscar otras formas de o bien entender el dolor, o reavivar esa llama de la que hablábamos. Siempre hay que ser cautos, no por vos, sino porque no sabemos lo que nos acechan sin darnos cuenta.-hice una pausa y le sonreí levemente, observando que nadie reparara demasiado en nosotras –Es algo irónico, y triste, que tengamos que morir para darnos cuenta de que deberíamos de haber apreciado todos los matices de nuestra vida. Algo como ver amanecer, siendo vivos, nos resultaba demasiado trivial y cotidiano que nos olvidábamos de lo hermoso que resultaba verlo –Negué con la cabeza- Dicen que ‘no aprecias lo que uno tiene hasta lo que pierde’… creo que es una frase muy acertada. Nos dejamos llevar por preocupaciones que ahora carecen de todo valor y sentido, nos empeñamos en disfrutar de la vida cuando realmente no lo hacemos. Algo como ver salir el sol jamás fue algo importante, y sin embargo ahora nos morimos por querer ver uno de nuevo.
Era raro como las cosas que más dabas valor e importancia en vida, carecían de toda ella tras la muerte. Las prioridades como comer seguían siendo las mismas, aunque con matices diferentes… pero las demás cosas cambiaban y adquirían un nuevo significado. Dejé volar mi imaginación, representando aquel paisaje que Catalina estaba relatando y no pude evitar sonreír. Irónico.
Sobre lo siguiente que dijo no pude estar más de acuerdo con ella, ya que pensaba lo mismo.
-Es más fácil culpar a los demás que admitir la propia culpa. Nos dicen que somos demonios por matar y sacrificar vidas humanas para que podamos seguir viviendo. Ellos matan animales para poder comer, pero no son monstruos. Matan a personas sin ningún tipo de razón o motivo pero, sin embargo, los malos seremos siempre nosotros. –Me encogí de hombros, era algo que jamás podríamos cambiar- Son más felices pensando que somos nosotros los culpables de todo, y los que acechan en las sombras… cuando no se dan cuenta de que ellos son peores que nosotros. Se ocultan tras una máscara que les impide ver realmente lo que son. –había oído muchas historias, dentro y fuera de la iglesia, de matanzas que los hombres cometían sin ningún tipo de reparo. Mataban, asesinaban, violaban, quemaban… pero nunca eran los malos, siempre obraban en pos del bien.
-Será para mí un honor descubrir cómo ha cambiado París y los secretos que nos puede ofrecer en su descubrimiento. –le lancé una rápida mirada- Cierto que no somos pocos, aunque no he tenido la ocasión de encontrarme con muchos de los nuestros en mi estancia. Sin embargo… sí que he oído sobre otros seres que hay que tener en algo riesgo, ya que vienen buscando nuestra cabeza. Hay algunos que parece no incomodar tratar con nosotros, y otros que lo único que buscan es cazarnos. Debemos llevar cuidado, no sabemos qué secretos se ocultan en las sombras… y me temo que no son nada buenos –Seguí andando observando que, cada vez, había menos gente por la calle- Sin embargo, será mucho más placentero y divertido descubrirlo con vos. En cuanto a cómo se organizan… creo que hay una jerarquía, pero no estoy del todo segura. Si me enterase de algo más, os lo haría saber si así gustáis –le sonreí mientras seguíamos andando sin rumbo fijo- ¿Qué me decís, Catalina… nos aventuramos a ver lo que nos depara la noche?
Aunque mi piel estaba mucho más helada y fría que aquellos diminutos copos de nieve no pude evitar echar una mirada al cielo, viendo más claramente como los copos caían con algo de gracia hasta topar con el suelo… o quedarse posando sobre la ropa, creando un fino manto a su alrededor. Otra clara señal más que nos recordaba lo que éramos, ni siquiera aquellos copos podían acercarse a lo heladas que estaríamos, Catalina y yo, por el resto de nuestra vidas.
Le lancé una rápida mirada cuando confesó que había visto morir a gente por falta de esa chispa de la que hablábamos, pero me fijé un poco más ella, solo un poco, cuando dijo que se había infligido daño, solamente por lo comentado anteriormente. Y no pude evitar reflejar mi sorpresa durante unos segundos. Era cierto que como vampiros teníamos demasiado tiempo para vivir, para pensar y para experimentar… pero no me hacía a Catalina de aquella forma, me era algo difícil imaginármela infligiéndose daño.
Como vampiros sabíamos muy bien cuáles eran los límites que uno podía cruzar, y lo que no debíamos de hacer para seguir viviendo.
-Debió de ser más cauta, señorita de Aragón. Es bien cierto que en cuanto al dolor se refiere tenemos una amplia gama, mucho más grande que la de un humano. Soportamos mejor ciertas cosas y, como bien decís, curar ciertas heridas puede ser… complicado –hice una leve pausa, recordando una herida de un tiempo pasado que casi me costó la vida. –No quiero que piense que se lo digo a modo de regaño, para nada –era cierto, cada uno podía hacer con su vida lo que quisiera. No era quién para decirle qué debía o no hacer, tampoco la estaba juzgando… más bien intentaba entender ese ‘modo’ de vivir que tuvo- Como los seres que somos, y con el tiempo que tenemos por vivir, es cierto que podemos buscar otras formas de o bien entender el dolor, o reavivar esa llama de la que hablábamos. Siempre hay que ser cautos, no por vos, sino porque no sabemos lo que nos acechan sin darnos cuenta.-hice una pausa y le sonreí levemente, observando que nadie reparara demasiado en nosotras –Es algo irónico, y triste, que tengamos que morir para darnos cuenta de que deberíamos de haber apreciado todos los matices de nuestra vida. Algo como ver amanecer, siendo vivos, nos resultaba demasiado trivial y cotidiano que nos olvidábamos de lo hermoso que resultaba verlo –Negué con la cabeza- Dicen que ‘no aprecias lo que uno tiene hasta lo que pierde’… creo que es una frase muy acertada. Nos dejamos llevar por preocupaciones que ahora carecen de todo valor y sentido, nos empeñamos en disfrutar de la vida cuando realmente no lo hacemos. Algo como ver salir el sol jamás fue algo importante, y sin embargo ahora nos morimos por querer ver uno de nuevo.
Era raro como las cosas que más dabas valor e importancia en vida, carecían de toda ella tras la muerte. Las prioridades como comer seguían siendo las mismas, aunque con matices diferentes… pero las demás cosas cambiaban y adquirían un nuevo significado. Dejé volar mi imaginación, representando aquel paisaje que Catalina estaba relatando y no pude evitar sonreír. Irónico.
Sobre lo siguiente que dijo no pude estar más de acuerdo con ella, ya que pensaba lo mismo.
-Es más fácil culpar a los demás que admitir la propia culpa. Nos dicen que somos demonios por matar y sacrificar vidas humanas para que podamos seguir viviendo. Ellos matan animales para poder comer, pero no son monstruos. Matan a personas sin ningún tipo de razón o motivo pero, sin embargo, los malos seremos siempre nosotros. –Me encogí de hombros, era algo que jamás podríamos cambiar- Son más felices pensando que somos nosotros los culpables de todo, y los que acechan en las sombras… cuando no se dan cuenta de que ellos son peores que nosotros. Se ocultan tras una máscara que les impide ver realmente lo que son. –había oído muchas historias, dentro y fuera de la iglesia, de matanzas que los hombres cometían sin ningún tipo de reparo. Mataban, asesinaban, violaban, quemaban… pero nunca eran los malos, siempre obraban en pos del bien.
-Será para mí un honor descubrir cómo ha cambiado París y los secretos que nos puede ofrecer en su descubrimiento. –le lancé una rápida mirada- Cierto que no somos pocos, aunque no he tenido la ocasión de encontrarme con muchos de los nuestros en mi estancia. Sin embargo… sí que he oído sobre otros seres que hay que tener en algo riesgo, ya que vienen buscando nuestra cabeza. Hay algunos que parece no incomodar tratar con nosotros, y otros que lo único que buscan es cazarnos. Debemos llevar cuidado, no sabemos qué secretos se ocultan en las sombras… y me temo que no son nada buenos –Seguí andando observando que, cada vez, había menos gente por la calle- Sin embargo, será mucho más placentero y divertido descubrirlo con vos. En cuanto a cómo se organizan… creo que hay una jerarquía, pero no estoy del todo segura. Si me enterase de algo más, os lo haría saber si así gustáis –le sonreí mientras seguíamos andando sin rumbo fijo- ¿Qué me decís, Catalina… nos aventuramos a ver lo que nos depara la noche?
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
La nieve caía con más ímpetu según iban pasando los minutos. Aún así, no era lo demasiado fuerte como para ser considerada una ventisca, pero si para dejar el suelo de las calles cada vez más largo y resbaladizo. En ausencia de coches de caballos, en un rato al amanecer, era probable que todo eso se helará y, los adoquines, se terminarán convirtiendo en una trampa mortal para algún descuidado.
Yo, al bajar un bordillo, patiné y como un acto completamente reflejo e involuntario, busqué apoyo en el brazo de Aún al que me aferré con energía para no perder la verticalidad.
Después de volver a asentar los pies sobre el suelo, solté su brazo y me disculpé agachando un poco la cabeza.
De haber sido humana, lo más probable es que el sonrojo me llegara hasta las cejas. Sin embargo, mi rostro muerto lo siguió estando aún después de una muestra tan evidente de torpeza.
Hablamos de sentir y de como, después de "renacer" todo eso se va perdiendo. Tanto así que, sin un esfuerzo y refuerzo por tu parte, tarde o temprano se termina olvidando. Era gracioso como el cerebro desechaba poco a poco aquello que ya no resultaba útil. Sentir no era necesario para un vampiro, le hacia débil y descuidado. Además de temerario.
Sus palabras eran comedidas aunque tenían cierto aire de crítica. Ella se empeñaba en negarlo pero, interiormente, estaba ese puto a modo de reminiscencia.
- Las heridas que más tardan en curarse no se ven - eran más sentimentales, más de alma que de cuerpo - Pero tranquila por eso, si aún estoy aquí es porque no he perdido tanto la esperanza como para ahondar un poco más en esa sensación - dije entre metáforas - Sólo he probado. Al igual que es algo que he practicado en otros - añadí con la evidencia de que había torturado gente en ocasiones. Incluso alguna de ellas por el mero placer de hacerlo.
El puente que cruzaba por encima del río llevaba a los suburbios y, si seguíamos por el camino que nos encontrábamos, acabariamos en una zona residencial. Al llegar al punto de la elección me paré con la intención de que ella fuera la que le eligiera.
- No creó que sea tan importante y valorable aquello que perdemos, aquello que nuestra propia naturaleza nos restringe. Es más bien que, estamos tan acostumbrado a tenerlo que la falta nos provoca un vacío. Pero en el fondo no es nada que deba ser mencionado pues lo hubiéramos obviado de haber seguido vivos - miré hacia el cielo buscando la Luna que no aparecía pues estaba cubierta de nubes densas y blancas - La propia Luna "amanece" cada noche y no le préstamos atención pues la tenemos ahí. Seguramente si nuestra condena fuera no poder verla, sería igual de importante que ver el sol.
Hablamos de jerarquías, de "hermanos" y de peligros. Da su opinión a raíz de su experiencia y, posteriormente, doy la mía.
- No soy partidaria de jerarquías pues siempre he vivido con libertad de movimiento y sin ningún tipo de restricción - pero no todo era libertinaje - Aunque supongo que los menos moderados necesitarán una guía pues cada vez se hace más evidente nuestra existencia - cada vez la información volaba más rápido y, además, la inquisición se ocupaba de que la gente nos temiera aún más.
- En cuanto a los peligros... tengo una bonita cicatriz aún sin curar que me surca el cuerpo - le expliqué a modo indicativo - Mostrársela sería indecoroso por mi parte pero creame que duele como mil demonios - aún recordaba la pelea con el hombre lobo - Además, desde que llegué aquí, parece que atraigo la atención de los hombre lobo. Es como si pudieran olerme - levanté los hombros en un gesto de incomprensión.
Ante su positivo a conocer la ciudad la sonrío conforme. A la vez, tambien la prevengo pues no está de más.
- Le advierto que, hasta el momento, mi contacto con inmortales en esta ciudad se ha limitado a un día. O más bien dicho, a una noche - ninguno de los que había conocido en París, había repetido - Esperó que podamos aprovechar este eventual encuentro.
Yo, al bajar un bordillo, patiné y como un acto completamente reflejo e involuntario, busqué apoyo en el brazo de Aún al que me aferré con energía para no perder la verticalidad.
Después de volver a asentar los pies sobre el suelo, solté su brazo y me disculpé agachando un poco la cabeza.
De haber sido humana, lo más probable es que el sonrojo me llegara hasta las cejas. Sin embargo, mi rostro muerto lo siguió estando aún después de una muestra tan evidente de torpeza.
Hablamos de sentir y de como, después de "renacer" todo eso se va perdiendo. Tanto así que, sin un esfuerzo y refuerzo por tu parte, tarde o temprano se termina olvidando. Era gracioso como el cerebro desechaba poco a poco aquello que ya no resultaba útil. Sentir no era necesario para un vampiro, le hacia débil y descuidado. Además de temerario.
Sus palabras eran comedidas aunque tenían cierto aire de crítica. Ella se empeñaba en negarlo pero, interiormente, estaba ese puto a modo de reminiscencia.
- Las heridas que más tardan en curarse no se ven - eran más sentimentales, más de alma que de cuerpo - Pero tranquila por eso, si aún estoy aquí es porque no he perdido tanto la esperanza como para ahondar un poco más en esa sensación - dije entre metáforas - Sólo he probado. Al igual que es algo que he practicado en otros - añadí con la evidencia de que había torturado gente en ocasiones. Incluso alguna de ellas por el mero placer de hacerlo.
El puente que cruzaba por encima del río llevaba a los suburbios y, si seguíamos por el camino que nos encontrábamos, acabariamos en una zona residencial. Al llegar al punto de la elección me paré con la intención de que ella fuera la que le eligiera.
- No creó que sea tan importante y valorable aquello que perdemos, aquello que nuestra propia naturaleza nos restringe. Es más bien que, estamos tan acostumbrado a tenerlo que la falta nos provoca un vacío. Pero en el fondo no es nada que deba ser mencionado pues lo hubiéramos obviado de haber seguido vivos - miré hacia el cielo buscando la Luna que no aparecía pues estaba cubierta de nubes densas y blancas - La propia Luna "amanece" cada noche y no le préstamos atención pues la tenemos ahí. Seguramente si nuestra condena fuera no poder verla, sería igual de importante que ver el sol.
Hablamos de jerarquías, de "hermanos" y de peligros. Da su opinión a raíz de su experiencia y, posteriormente, doy la mía.
- No soy partidaria de jerarquías pues siempre he vivido con libertad de movimiento y sin ningún tipo de restricción - pero no todo era libertinaje - Aunque supongo que los menos moderados necesitarán una guía pues cada vez se hace más evidente nuestra existencia - cada vez la información volaba más rápido y, además, la inquisición se ocupaba de que la gente nos temiera aún más.
- En cuanto a los peligros... tengo una bonita cicatriz aún sin curar que me surca el cuerpo - le expliqué a modo indicativo - Mostrársela sería indecoroso por mi parte pero creame que duele como mil demonios - aún recordaba la pelea con el hombre lobo - Además, desde que llegué aquí, parece que atraigo la atención de los hombre lobo. Es como si pudieran olerme - levanté los hombros en un gesto de incomprensión.
Ante su positivo a conocer la ciudad la sonrío conforme. A la vez, tambien la prevengo pues no está de más.
- Le advierto que, hasta el momento, mi contacto con inmortales en esta ciudad se ha limitado a un día. O más bien dicho, a una noche - ninguno de los que había conocido en París, había repetido - Esperó que podamos aprovechar este eventual encuentro.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
Seguimos andando por la rivera del río mientras nos contábamos más cosas sobre nuestra vida pasada, cuando éramos humanas, y después de habernos convertidos. Teníamos algún pensamiento dispar, pero mayormente, coincidía en todo lo que me decía. La transición la teníamos que pasar todos, de una forma u otra, había quienes lo llevaban mejor y otros que, sin embargo, se empeñaban en volver a la vida que tenían. Algo que era imposible.
Sentí el agarre de su brazo sobre el mío cuando casi “patinó” por lo resbaladizo que estaba el suelo al bajar del bordillo. La nieve seguía cayendo sobre París y estaba segura de que cuando amaneciera, dentro de unas horas, sería una vista muy bonita. Era una verdadera lástima que no pudiéramos contemplarla. Sonreí de lado sin querer reírme para no importunarla, ya que no era muy común que un vampiro pudiera perder el equilibrio… pero la fina capa de hielo que se había formado en el suelo no ayudaba para nada. Nuestra vestimenta, tampoco.
-No os preocupéis, de haber sido yo la que patinara estoy segura de que habríais visto cómo me doy de bruces contra el suelo. O bueno, en este caso el que sufriría la mayor parte del golpe sería mi trasero –comenté algo divertida cuando vi que agachaba la cabeza, como si se sintiera avergonzada por ello.
La escuché mientras seguíamos andando por aquel lugar, era la primera vez que me paraba a hablar tanto con otro de mi especie desde que llegué a París. Había conocido a muchos vampiros en mí vuelta al mundo, en aquel recorrido que hice cuando supe que podía vivir eternamente. Siempre me había gustado viajar y aproveché la oportunidad que se ofreció en bandeja… debía de estar muy loca para rechazarlo. Debía de concederle la razón; las heridas que más tardaban en curarse eran aquellas que no se veían. Al fin y al cabo una herida te dolía al momento, y mientras se iba curando… pero una herida interna, psicológica… tardaba muchísimo más en curarse.
Yo misma había pasado por aquello cuando me convirtieron en vampira. Hubo un tiempo en el que estuve con un dolor que jamás llegué que podría experimentar, cuando vi que jamás volvería a ver a nadie de mí familia… que fue asesinada cruelmente la noche en que me convirtieron. Pero también fue muy doloroso saber que la persona que más había amado en la vida, y con la que tenía pensado compartir el resto de mí vida… supiera que había muerto. Jamás pude volver a acercarme a él de nuevo, jamás pude llevar la vida que siempre soné haber tenido… y eso era lo que más dolía. El dolor podía tardar años en curarse, y sabía de gente que no había superado aquel dolor.
-Tenéis toda la razón, Catalina. Creo que nos obsesionamos, en cierta medida, con aquello que no podemos tener que nos olvidamos, completamente, de disfrutar lo que la vida nos regala. Estoy convencida de que como bien habéis dicho, si nuestra maldición fuera no salir de noche… añoraríamos la luna. –hice una leve pausa- deberíamos de disfrutar con que podemos disfrutar de un día más… que es mucho más de lo que otros siquiera tienen –En verdad, pese a la maldición que nos perseguía… no nos dábamos cuenta de que éramos privilegiados por, después de haber muerto, seguir caminando por el mundo. Me reí entre dientes cuando dijo lo de la jerarquía- Yo tampoco soy de jerarquía, la verdad. Desde que me convirtieron he vagado libre por el mundo sin ningún tipo de ataduras, sin deber lealtad a nadie o seguir a nadie. Y pienso que así siga siendo… creo que, a estas alturas, no me veo siguiendo ningún tipo de jerarquía.
La observé durante unos segundos cuando dijo que tenía otra cicatriz y que, desde luego, sería indecoroso que me la enseñara. Claro, estábamos en la calle y seguramente que nos verían muy mal si ella se atrevía a… enseñarme dónde tenía la cicatriz. Pero la creía, si todavía no se había curado significaba que había sido casi mortal. Y cuando terminó de hablar me di cuenta de que se la había echo un licántropo, chasqueé la lengua ante su mención.
-Es una verdadera desgracia que seáis como un imán para los lobos. He de decir que me he encontrado a unos cuantos en mí vida… creo que he peleado solamente con uno. Pero no es algo que esté en mi lista de preferencias –sonreí de lado- Por suerte para mí no me suelo topar mucho con ellos… cosa que agradezco, porque no es una especie que me guste en demasía –Al igual que los Inquisidores, que eran odiados por todos nosotros por la cacería que estaban haciendo- Bueno, he regresado a París hace poco y me he encontrado con pocos de los nuestros. Creo que podemos disfrutar de una velada tranquila, Catalina. Estoy segura de que nos lo pasaremos muy bien.
Sentí el agarre de su brazo sobre el mío cuando casi “patinó” por lo resbaladizo que estaba el suelo al bajar del bordillo. La nieve seguía cayendo sobre París y estaba segura de que cuando amaneciera, dentro de unas horas, sería una vista muy bonita. Era una verdadera lástima que no pudiéramos contemplarla. Sonreí de lado sin querer reírme para no importunarla, ya que no era muy común que un vampiro pudiera perder el equilibrio… pero la fina capa de hielo que se había formado en el suelo no ayudaba para nada. Nuestra vestimenta, tampoco.
-No os preocupéis, de haber sido yo la que patinara estoy segura de que habríais visto cómo me doy de bruces contra el suelo. O bueno, en este caso el que sufriría la mayor parte del golpe sería mi trasero –comenté algo divertida cuando vi que agachaba la cabeza, como si se sintiera avergonzada por ello.
La escuché mientras seguíamos andando por aquel lugar, era la primera vez que me paraba a hablar tanto con otro de mi especie desde que llegué a París. Había conocido a muchos vampiros en mí vuelta al mundo, en aquel recorrido que hice cuando supe que podía vivir eternamente. Siempre me había gustado viajar y aproveché la oportunidad que se ofreció en bandeja… debía de estar muy loca para rechazarlo. Debía de concederle la razón; las heridas que más tardaban en curarse eran aquellas que no se veían. Al fin y al cabo una herida te dolía al momento, y mientras se iba curando… pero una herida interna, psicológica… tardaba muchísimo más en curarse.
Yo misma había pasado por aquello cuando me convirtieron en vampira. Hubo un tiempo en el que estuve con un dolor que jamás llegué que podría experimentar, cuando vi que jamás volvería a ver a nadie de mí familia… que fue asesinada cruelmente la noche en que me convirtieron. Pero también fue muy doloroso saber que la persona que más había amado en la vida, y con la que tenía pensado compartir el resto de mí vida… supiera que había muerto. Jamás pude volver a acercarme a él de nuevo, jamás pude llevar la vida que siempre soné haber tenido… y eso era lo que más dolía. El dolor podía tardar años en curarse, y sabía de gente que no había superado aquel dolor.
-Tenéis toda la razón, Catalina. Creo que nos obsesionamos, en cierta medida, con aquello que no podemos tener que nos olvidamos, completamente, de disfrutar lo que la vida nos regala. Estoy convencida de que como bien habéis dicho, si nuestra maldición fuera no salir de noche… añoraríamos la luna. –hice una leve pausa- deberíamos de disfrutar con que podemos disfrutar de un día más… que es mucho más de lo que otros siquiera tienen –En verdad, pese a la maldición que nos perseguía… no nos dábamos cuenta de que éramos privilegiados por, después de haber muerto, seguir caminando por el mundo. Me reí entre dientes cuando dijo lo de la jerarquía- Yo tampoco soy de jerarquía, la verdad. Desde que me convirtieron he vagado libre por el mundo sin ningún tipo de ataduras, sin deber lealtad a nadie o seguir a nadie. Y pienso que así siga siendo… creo que, a estas alturas, no me veo siguiendo ningún tipo de jerarquía.
La observé durante unos segundos cuando dijo que tenía otra cicatriz y que, desde luego, sería indecoroso que me la enseñara. Claro, estábamos en la calle y seguramente que nos verían muy mal si ella se atrevía a… enseñarme dónde tenía la cicatriz. Pero la creía, si todavía no se había curado significaba que había sido casi mortal. Y cuando terminó de hablar me di cuenta de que se la había echo un licántropo, chasqueé la lengua ante su mención.
-Es una verdadera desgracia que seáis como un imán para los lobos. He de decir que me he encontrado a unos cuantos en mí vida… creo que he peleado solamente con uno. Pero no es algo que esté en mi lista de preferencias –sonreí de lado- Por suerte para mí no me suelo topar mucho con ellos… cosa que agradezco, porque no es una especie que me guste en demasía –Al igual que los Inquisidores, que eran odiados por todos nosotros por la cacería que estaban haciendo- Bueno, he regresado a París hace poco y me he encontrado con pocos de los nuestros. Creo que podemos disfrutar de una velada tranquila, Catalina. Estoy segura de que nos lo pasaremos muy bien.
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Re: Revelaciones || Libre
- No os hagáis la torpe conmigo - le dije en respuesta a su añadido intentando quitarme en cierto modo el avergonzamiento que sentía ante semejante falta de decoro y, más aún, habiendo tenido que aferrarme a su brazo para no tener que probar el sabor del hielo frances - No estoy acostumbrada todavía a este clima del que hace gala la ciudad - añadí. Los climas en Francia eran algo más frios pues se encontraba más al norte que mi lugar natal. No obstante, no era tanta la diferencia para que se notara de una manera tan llamativa - O quizás, simplemente, la piedra es diferente aquí que en españa - Así como otras cosas, todo estaba mucho mejor presentando que el lugar del que provenía.
Me agradaba la compañía, la conversación y, en cierto modo: que tuviera una opinión cercana y parecida a la mía hacía que no me sintiera como una loca que ha pasado tantos años sola que ya todo son conjeturas y salidas de tono.
- Me agrada que piense como yo - le añadí haciendo realidad aquello que pasaba por mi cabeza .- Creo que más bien no sabemos encajar aquello que no podemos tener. Más que añorarlo me refiero - sonreí de medio lado ante la añoranza del calido roce del sol que aún vagaba por mi memoria - Todo es bello en su justa medida. Incluso aquello que parece horrible y grotesco, si se mira con otros ojos, se torna completamente diferente. Tanto así que, hasta el arte abstractoo, que muchos no entienden por sus incogluencias, tiene belleza en aquellas personas que ven más allá de lo que la superficie ofrece - pensé, por un momento, que aquello también venía como anillo al dedo en esa situación - Incluso, la belleza superficial, puede esconder los peores peligros - Hice una pausa para poder comenzar a explicarme - Sólo hay que vernos a nosotros. Desprendemos belleza sobrenatural, atracción sobrenatural. Nuestros atributos, nuestra sonrisa, nuestra mirada... todo eso atrae a los seres humanos como la miel a las moscas. Nunca saben lo que hay más allá de lo que se ve hasta una vez que es demasiado tarde para echarse atrás.
La conversación se tornó a otros temás más de nuestro estilo y más metido en todo aquello que sólo se sabía por los que veían el mundo de la noche como nosotras, con los ojos del infierno.
- Quizás, si nuestras reuniones se convierten en algo más que un encuentro esporádico una noche de invierno, tenga el placer de conocer más lobos - reí y me tapé la boca a la vez para evitar que miradas curiosas se percataran de lo prominente de mis colmillos - En cuanto al a compañía.. por mi parte, la verdad, no necesito otra más allá de la suya. Me es grato haberme encontrado con vos.
Me agradaba la compañía, la conversación y, en cierto modo: que tuviera una opinión cercana y parecida a la mía hacía que no me sintiera como una loca que ha pasado tantos años sola que ya todo son conjeturas y salidas de tono.
- Me agrada que piense como yo - le añadí haciendo realidad aquello que pasaba por mi cabeza .- Creo que más bien no sabemos encajar aquello que no podemos tener. Más que añorarlo me refiero - sonreí de medio lado ante la añoranza del calido roce del sol que aún vagaba por mi memoria - Todo es bello en su justa medida. Incluso aquello que parece horrible y grotesco, si se mira con otros ojos, se torna completamente diferente. Tanto así que, hasta el arte abstractoo, que muchos no entienden por sus incogluencias, tiene belleza en aquellas personas que ven más allá de lo que la superficie ofrece - pensé, por un momento, que aquello también venía como anillo al dedo en esa situación - Incluso, la belleza superficial, puede esconder los peores peligros - Hice una pausa para poder comenzar a explicarme - Sólo hay que vernos a nosotros. Desprendemos belleza sobrenatural, atracción sobrenatural. Nuestros atributos, nuestra sonrisa, nuestra mirada... todo eso atrae a los seres humanos como la miel a las moscas. Nunca saben lo que hay más allá de lo que se ve hasta una vez que es demasiado tarde para echarse atrás.
La conversación se tornó a otros temás más de nuestro estilo y más metido en todo aquello que sólo se sabía por los que veían el mundo de la noche como nosotras, con los ojos del infierno.
- Quizás, si nuestras reuniones se convierten en algo más que un encuentro esporádico una noche de invierno, tenga el placer de conocer más lobos - reí y me tapé la boca a la vez para evitar que miradas curiosas se percataran de lo prominente de mis colmillos - En cuanto al a compañía.. por mi parte, la verdad, no necesito otra más allá de la suya. Me es grato haberme encontrado con vos.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
Catalina y yo teníamos pensamientos muy parecidos, ambas éramos muy parecidas pese a que quizás no tuviéramos la misma edad y alguna de las dos llevara más tiempo siendo vampira. Igualmente se la veía una mujer joven que fue trasformada quizá casi con una edad parecida a la mía, aunque a ella lo que le pasó fue todo sucedido en España y de una forma quizá algo más trágica de la mía. Sin embargo no podía dejar de sentirme a gusto en su compañía dado que teníamos muchas cosas en común y que compartíamos.
Hacía tiempo que no confraternizaba con uno de los míos, la última vez había sido hacía mucho tiempo y en un lugar bastante lejano de donde me encontraba ahora. Y el encuentro no había terminado muy bien, había empezado con buen pie y casi habíamos terminado por matarnos el uno al otro. Ahí fue cuando comprendí que debía de volver a mí hogar, ver cómo había cambiado, y darme un tiempo y algo de separación con aquella persona. El cambio sin duda no podría haber ido a mejor, y no solamente por el aspecto que presentaba la ciudad en un cambio totalmente notorio desde la última vez que estuve, sino que en aquellos pocos días en los que me encontraba había topado con una vampira que era muy semejante a mí. Algo realmente extraño.
-No me hago la torpe, Catalina, si hubiera sido yo la que se hubiese resbalada habría probado el frio y duro suelo sin duda alguna –reí levemente mientras seguíamos nuestro camino por la orilla del río- Hace mucho tiempo que visité España, lo hice de forma algo fugaz por los acontecimientos que se imponían en el país –me refería, sobre todo, a aquella caza indiscriminada que había asolado el país- Decidme, ¿cómo es de dónde procedéis? Seguro que es muy distinto de París –lo poco que había visto de España era bastante diferente de la ciudad en donde nos encontrábamos.
Sus siguientes palabras tenían toda la razón y asentí con mí cabeza por ello; la belleza era relativa dependiendo de la persona que lo mirara. Para lo que algunos consideran bello, para otros quizás no lo es. Dependía de la persona que lo mirara, aunque en muchas cosas la gente pudiera llegar a coincidir. Pero sobre todo tenía razón en una cosa… en nosotras. Éramos la viva imagen de la belleza personificada, sin embargo, éramos tan mortíferas como bellas.
-Tenéis razón, el ejemplo más claro de la belleza somos realmente nosotras. Nuestra condición nos confiere una belleza casi mortal, hasta el punto, de que es así como solemos atraer a nuestras presas… no somos más que la misma máscara de la muerte, que se cubre de forma bella y que solamente muestra la horrible verdad cuando ya es demasiado tarde –seguimos andando sin percatarnos realmente de la gente que paseaba también a nuestro alrededor, no había mucha dado las altas horas que eran y el frío que hacía. Pronto se acercaría la primavera y la gente saldría mucho más por la noche, presas fáciles de las que alimentarnos- Yo también me alegro de haber coincidido con vos, hacía tiempo que no me sentía tan bien en compañía de uno de los míos. Los últimos encuentros no salieron tan bien parados como yo realmente pensaba.
Hacía tiempo que no confraternizaba con uno de los míos, la última vez había sido hacía mucho tiempo y en un lugar bastante lejano de donde me encontraba ahora. Y el encuentro no había terminado muy bien, había empezado con buen pie y casi habíamos terminado por matarnos el uno al otro. Ahí fue cuando comprendí que debía de volver a mí hogar, ver cómo había cambiado, y darme un tiempo y algo de separación con aquella persona. El cambio sin duda no podría haber ido a mejor, y no solamente por el aspecto que presentaba la ciudad en un cambio totalmente notorio desde la última vez que estuve, sino que en aquellos pocos días en los que me encontraba había topado con una vampira que era muy semejante a mí. Algo realmente extraño.
-No me hago la torpe, Catalina, si hubiera sido yo la que se hubiese resbalada habría probado el frio y duro suelo sin duda alguna –reí levemente mientras seguíamos nuestro camino por la orilla del río- Hace mucho tiempo que visité España, lo hice de forma algo fugaz por los acontecimientos que se imponían en el país –me refería, sobre todo, a aquella caza indiscriminada que había asolado el país- Decidme, ¿cómo es de dónde procedéis? Seguro que es muy distinto de París –lo poco que había visto de España era bastante diferente de la ciudad en donde nos encontrábamos.
Sus siguientes palabras tenían toda la razón y asentí con mí cabeza por ello; la belleza era relativa dependiendo de la persona que lo mirara. Para lo que algunos consideran bello, para otros quizás no lo es. Dependía de la persona que lo mirara, aunque en muchas cosas la gente pudiera llegar a coincidir. Pero sobre todo tenía razón en una cosa… en nosotras. Éramos la viva imagen de la belleza personificada, sin embargo, éramos tan mortíferas como bellas.
-Tenéis razón, el ejemplo más claro de la belleza somos realmente nosotras. Nuestra condición nos confiere una belleza casi mortal, hasta el punto, de que es así como solemos atraer a nuestras presas… no somos más que la misma máscara de la muerte, que se cubre de forma bella y que solamente muestra la horrible verdad cuando ya es demasiado tarde –seguimos andando sin percatarnos realmente de la gente que paseaba también a nuestro alrededor, no había mucha dado las altas horas que eran y el frío que hacía. Pronto se acercaría la primavera y la gente saldría mucho más por la noche, presas fáciles de las que alimentarnos- Yo también me alegro de haber coincidido con vos, hacía tiempo que no me sentía tan bien en compañía de uno de los míos. Los últimos encuentros no salieron tan bien parados como yo realmente pensaba.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
Volvía a intentar mostrarse humilde aunque, por como se veía físicamente, denotaba que estaba bastante más en forma de lo que yo me encontraba. Con el tiempo, la vida se vuelve sedentaria, pausada y sobre todo: común.
Al principio, durante los primeros años después de convertirme (y después de asumir que mi condición había cambiado y mi modo de vida debía hacerlo también) recordaba salir por las noches, adecentada de un modo más o menos campesino y acechar a las presas como un animal salvaje, en la oscuridad, cobijada por el refugio de un seto alto o un árbol con la edad suficiente como para poder ocultar mi menudo cuerpo tras de el. Los dientes preparados y las manos apoyadas en el rugoso tacto de la madera vieja. frio y aspero. Escuchar los pasos, la respiración, el sonido del corazón bombeando sangre una y otra vez a todos y cada uno de los puntos del cuerpo humano. Una respiración profunda, un giro rápido y un derribo inesperado... rápidamente estaba degustando el sabor de la vitae que derramaba por la comisura de mis labios en una ansia incontrolada por tragar más y más...
Cambia de tema y me habla de mi procedencia: De España. Agradezco por un lado que se haya llevado a cabo ese giro inexperado en la conversación pero, por otro lado, la sola idea de recordarlo, reaviva recuerdos en mi que creía perdidos, olvidados.
-Muy diferente si... - dejé caer las palabras mientras, en mi mente, me trasladaba a aquel lugar. De tal modo que casí podía oler la hierba que me rodeaba en aquella llanura.
- Ciertamente, allí no es como aquí. La diferencia de los lugares es abismal - a menos que hubiera dado un vuelco desde que ya no vivía allí -Todo es más... medieval. Las ciudades, las formas, las casas. Ciertamente no se si me acostumbraré a este modo de vida algún día - sonreí. La verdad es que me sentía algo descolocada con la modernidad de aquella región - Para gente que ha vivido tanto tiempo como nosotras, todos los cambios parecen más pronunciados y acostumbrarnos a ellos nos cuesta aún más ¿no cree? - le pregunté pasándola de algún modo el testigo en la conversación.
- ¿Realmente somos bellas? - le pregunté. Yo la verdad, me miraba en el espejo y no veía nada especial en mi - Vamos, a ciencia cierta vos lo sois - le dije, pues su atractivo, a ojos de alguien que apreciaba la belleza femenina, no pasaba por alto - Pero muchas veces pensamos en que la atracción que siente la gente hacia nosotros es más por lo que ven. ¿No cree que quizás nuestra condición desprenda algo que les atrae? Un olor, una sensación, un estado emocional... Es extraño, pero es cierto a la vez que se sienten atraidos por nosotros. No es que no me guste, nada más lejos de la realidad. Pero a veces, con tanto tiempo, me hago demasiadas preguntas - volví a sonreir con la mirada perdida un poco en el suelo mientras el sonido del agua se hacía más fuerte debido a que se había levantado un poco de aire.
Me sentí alagada ante la última expresión de la vampiro que me acompañaba. Parecía cómoda como yo lo estaba con el encuentro, la compañía y la conversación. Quizás se pudiera repetir más adelante o quizás incluso en más de una ocasión.
- ¿Qué os ha ocurrido en otros encuentros? - pregunté un poco sin pensar si me estaba entrometiendo o no.
Al principio, durante los primeros años después de convertirme (y después de asumir que mi condición había cambiado y mi modo de vida debía hacerlo también) recordaba salir por las noches, adecentada de un modo más o menos campesino y acechar a las presas como un animal salvaje, en la oscuridad, cobijada por el refugio de un seto alto o un árbol con la edad suficiente como para poder ocultar mi menudo cuerpo tras de el. Los dientes preparados y las manos apoyadas en el rugoso tacto de la madera vieja. frio y aspero. Escuchar los pasos, la respiración, el sonido del corazón bombeando sangre una y otra vez a todos y cada uno de los puntos del cuerpo humano. Una respiración profunda, un giro rápido y un derribo inesperado... rápidamente estaba degustando el sabor de la vitae que derramaba por la comisura de mis labios en una ansia incontrolada por tragar más y más...
Cambia de tema y me habla de mi procedencia: De España. Agradezco por un lado que se haya llevado a cabo ese giro inexperado en la conversación pero, por otro lado, la sola idea de recordarlo, reaviva recuerdos en mi que creía perdidos, olvidados.
-Muy diferente si... - dejé caer las palabras mientras, en mi mente, me trasladaba a aquel lugar. De tal modo que casí podía oler la hierba que me rodeaba en aquella llanura.
- Ciertamente, allí no es como aquí. La diferencia de los lugares es abismal - a menos que hubiera dado un vuelco desde que ya no vivía allí -Todo es más... medieval. Las ciudades, las formas, las casas. Ciertamente no se si me acostumbraré a este modo de vida algún día - sonreí. La verdad es que me sentía algo descolocada con la modernidad de aquella región - Para gente que ha vivido tanto tiempo como nosotras, todos los cambios parecen más pronunciados y acostumbrarnos a ellos nos cuesta aún más ¿no cree? - le pregunté pasándola de algún modo el testigo en la conversación.
- ¿Realmente somos bellas? - le pregunté. Yo la verdad, me miraba en el espejo y no veía nada especial en mi - Vamos, a ciencia cierta vos lo sois - le dije, pues su atractivo, a ojos de alguien que apreciaba la belleza femenina, no pasaba por alto - Pero muchas veces pensamos en que la atracción que siente la gente hacia nosotros es más por lo que ven. ¿No cree que quizás nuestra condición desprenda algo que les atrae? Un olor, una sensación, un estado emocional... Es extraño, pero es cierto a la vez que se sienten atraidos por nosotros. No es que no me guste, nada más lejos de la realidad. Pero a veces, con tanto tiempo, me hago demasiadas preguntas - volví a sonreir con la mirada perdida un poco en el suelo mientras el sonido del agua se hacía más fuerte debido a que se había levantado un poco de aire.
Me sentí alagada ante la última expresión de la vampiro que me acompañaba. Parecía cómoda como yo lo estaba con el encuentro, la compañía y la conversación. Quizás se pudiera repetir más adelante o quizás incluso en más de una ocasión.
- ¿Qué os ha ocurrido en otros encuentros? - pregunté un poco sin pensar si me estaba entrometiendo o no.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
Pronto deberíamos de tomar algún rumbo para no seguir vagando por aquel lugar, aunque no me importaba seguir el curso del río hasta que nos diéramos cuenta de que ya deberíamos de partir para escondernos del sol, aquel lugar estaba algo más abandonado de lo normal por las horas que eran y el sitio donde nos encontrábamos… no me molestaba en absoluto la soledad, pero seguramente no se vería tan raro que pasear por las calles de la ciudad, notando más el ambiente que había de los transeúntes.
La miré cuando comenzó a hablar de su lugar de origen, en cierta medida, no había hecho mucha mención al lugar y yo no quise preguntarle por más porque notaba que era algo que le costaba hacer… y no iba a obligarla. Por lo que me había dicho España presentaba un aspecto algo más medieval, sí que era cierto que había podido notar las diferencias entre París y las demás ciudades que había visitado. En algunas casi no habían tantos avances como lo había en la ciudad y era algo que me desconcertaba… señal de que parís crecía a otr ritmo y nivel diferente del resto.
-Creo que aún tengo mucho tiempo por delante para visitar España, esperaré para ir a verla cuando las cosas estén más calmadas allí y cuando comience con su época de apogeo, creo que todavía no ha llegado y sería interesante ver las diferencias que muestra ahora a después… el tiempo corre de nuestra parte, así que dejaré que siga corriendo –sonreí de lado por aquello, los años pasaban con mayor rapidez y apenas te dabas cuenta de ello, sobre todo cuando te acostumbrabas. Coincidía con ella, yo misma había visto los cambios que había presentado París a mí partida y posteriormente a mí regreso- Estoy de acuerdo contigo, cualquier mínimo cambio lo notamos enseguida y a veces nos cuesta adaptarnos… pero dicen que es cuestión de tiempo, y eso es algo que nos sobra a ambas –reí entre dientes y dejé que analizara y comentara sobre la siguiente frase- ¿Por qué no deberíamos de serlo? Somos bellas, ya no importa que seamos vampiras o no… lo somos. Es cierto que el serlo nos dota de más belleza mortecina, algo que sin duda hace que atraigamos más a nuestras presas… nuestro olor, nuestro rostro, nuestros gestos, nuestras palabras… son solamente miel para las abejas que quieran ir en busca de ella, algo por lo que se dejan seducir y sin duda caen finalmente. Yo pienso que ambas somos hermosas, más allá de nuestra máscara de muerte que portamos –la miré un segundo y seguí caminando, soltando un suspiro cuando me hizo aquella pregunta- Creí que todo iba bien hasta que me di cuenta de que estaba siendo traicionad por uno de los míos que me estaba vendiendo a la inquisición. Por poco escapé de ello y las siguientes veces que me he encontrado con alguno de nuestra especie no le he dado el beneficio de la duda. Hay algunos inmortales que no les importa la compañía de otro, pero hay algunos que nos utilizan para salvar sus vidas y tener una vía de escape. Aún tengo pendiente esa cuenta con ese vampiro, y no pienso dejar que esta vez se escape como quiera.
La miré cuando comenzó a hablar de su lugar de origen, en cierta medida, no había hecho mucha mención al lugar y yo no quise preguntarle por más porque notaba que era algo que le costaba hacer… y no iba a obligarla. Por lo que me había dicho España presentaba un aspecto algo más medieval, sí que era cierto que había podido notar las diferencias entre París y las demás ciudades que había visitado. En algunas casi no habían tantos avances como lo había en la ciudad y era algo que me desconcertaba… señal de que parís crecía a otr ritmo y nivel diferente del resto.
-Creo que aún tengo mucho tiempo por delante para visitar España, esperaré para ir a verla cuando las cosas estén más calmadas allí y cuando comience con su época de apogeo, creo que todavía no ha llegado y sería interesante ver las diferencias que muestra ahora a después… el tiempo corre de nuestra parte, así que dejaré que siga corriendo –sonreí de lado por aquello, los años pasaban con mayor rapidez y apenas te dabas cuenta de ello, sobre todo cuando te acostumbrabas. Coincidía con ella, yo misma había visto los cambios que había presentado París a mí partida y posteriormente a mí regreso- Estoy de acuerdo contigo, cualquier mínimo cambio lo notamos enseguida y a veces nos cuesta adaptarnos… pero dicen que es cuestión de tiempo, y eso es algo que nos sobra a ambas –reí entre dientes y dejé que analizara y comentara sobre la siguiente frase- ¿Por qué no deberíamos de serlo? Somos bellas, ya no importa que seamos vampiras o no… lo somos. Es cierto que el serlo nos dota de más belleza mortecina, algo que sin duda hace que atraigamos más a nuestras presas… nuestro olor, nuestro rostro, nuestros gestos, nuestras palabras… son solamente miel para las abejas que quieran ir en busca de ella, algo por lo que se dejan seducir y sin duda caen finalmente. Yo pienso que ambas somos hermosas, más allá de nuestra máscara de muerte que portamos –la miré un segundo y seguí caminando, soltando un suspiro cuando me hizo aquella pregunta- Creí que todo iba bien hasta que me di cuenta de que estaba siendo traicionad por uno de los míos que me estaba vendiendo a la inquisición. Por poco escapé de ello y las siguientes veces que me he encontrado con alguno de nuestra especie no le he dado el beneficio de la duda. Hay algunos inmortales que no les importa la compañía de otro, pero hay algunos que nos utilizan para salvar sus vidas y tener una vía de escape. Aún tengo pendiente esa cuenta con ese vampiro, y no pienso dejar que esta vez se escape como quiera.
Tabitha Denveraux- Vampiro Clase Media
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Re: Revelaciones || Libre
Por un momento sentí que mi conversación aburría a aquella dama pues caminabamos sin rumbo y no parecía demasiado feliz. Al menos por lo que mostraban sus facciones. Estaba cómoda con esa dama, no obstante no tenía muy claro como encauzar la conversación para mantenerla un rato más a mi lado y no perecer de nuevo en la soledad de la noche.
Las referencias a mi tierra natal no eran demasiado agradables, tampoco notables. Había dejado tanto allí que el hecho de recordarlas dolía como si me clavaran puñales en el pecho sin ningún tipo de intención que otra que hacer daño. La gente, los amigos, la familia que un día vivió... Aquello no se parecía ni remotamente a lo que había dejado atrás. Pero, en aquella vida sólo podías mirar hacia delante, hacía detrás no quedaba otra cosa que no fuera oscuridad.
La escuché contestar cuando hube terminado de mi pequeña exposición y agradecí que diera algún gancho más por el que continuar conversando. Quizás también deseara mantener esa comunicación, esa unión que habíamos formalizado de manera informal.
- Si algún día desea marchar para allí y aún gozamos de la comunicación entre nosotras: No dude en decírmelo para que pueda hacer de compañía si es su deseo - añadí a su respuesta aunque luego me mordí la lengua por si había sido demasiado pretenciosa en ese comentario y quizás estaba fuera de lugar - Perdone las libertades que a veces me tomo - me disculpé mirando hacia otro lado.
- Decían que la belleza era efímera en los círculos de la corte en la que me movía. Somos todo lo contrario a lo que dice el populus - contesté acompañando su sonrisa y mirándola de soslayo - ¿Hay alguien que haya cautivado vuestro corazón? - me atreví a preguntar ya que estabamos hablando un poco de todo.
Su historia no hizo otra cosa que sorprenderme dado lo raro que podía resultar para un vampiro que otro de su especie lo vendiera. A menos que fuera para su propio beneficio claro está. Tampoco alcanzaba a entender que beneficio se podría sacar de unas personas que sólo deseaban acabar con los de mi especie. ¿Acaso aquel que hizo el trato pensaba que iba a tener otro destino? Sólo ganaría algo de tiempo en el mejor de los casos.
- Entiendo entonces la desconfianza y también la necesidad de venganza. En mi caso alguien nos vendería también pero no alcanzamos a saber quien fue - aún sentía el calor de las llamas en mi piel mientras salíamos despavoridos del que había sido nuestro hogar en aquella época - Sólo tuve que abandonar España y huir donde fuera. Se quedaron buenos compañeros en el camino. Demasiados buenos y que aún no he encontrado modo de sustituir, por muchas personas que conozca.
Las referencias a mi tierra natal no eran demasiado agradables, tampoco notables. Había dejado tanto allí que el hecho de recordarlas dolía como si me clavaran puñales en el pecho sin ningún tipo de intención que otra que hacer daño. La gente, los amigos, la familia que un día vivió... Aquello no se parecía ni remotamente a lo que había dejado atrás. Pero, en aquella vida sólo podías mirar hacia delante, hacía detrás no quedaba otra cosa que no fuera oscuridad.
La escuché contestar cuando hube terminado de mi pequeña exposición y agradecí que diera algún gancho más por el que continuar conversando. Quizás también deseara mantener esa comunicación, esa unión que habíamos formalizado de manera informal.
- Si algún día desea marchar para allí y aún gozamos de la comunicación entre nosotras: No dude en decírmelo para que pueda hacer de compañía si es su deseo - añadí a su respuesta aunque luego me mordí la lengua por si había sido demasiado pretenciosa en ese comentario y quizás estaba fuera de lugar - Perdone las libertades que a veces me tomo - me disculpé mirando hacia otro lado.
- Decían que la belleza era efímera en los círculos de la corte en la que me movía. Somos todo lo contrario a lo que dice el populus - contesté acompañando su sonrisa y mirándola de soslayo - ¿Hay alguien que haya cautivado vuestro corazón? - me atreví a preguntar ya que estabamos hablando un poco de todo.
Su historia no hizo otra cosa que sorprenderme dado lo raro que podía resultar para un vampiro que otro de su especie lo vendiera. A menos que fuera para su propio beneficio claro está. Tampoco alcanzaba a entender que beneficio se podría sacar de unas personas que sólo deseaban acabar con los de mi especie. ¿Acaso aquel que hizo el trato pensaba que iba a tener otro destino? Sólo ganaría algo de tiempo en el mejor de los casos.
- Entiendo entonces la desconfianza y también la necesidad de venganza. En mi caso alguien nos vendería también pero no alcanzamos a saber quien fue - aún sentía el calor de las llamas en mi piel mientras salíamos despavoridos del que había sido nuestro hogar en aquella época - Sólo tuve que abandonar España y huir donde fuera. Se quedaron buenos compañeros en el camino. Demasiados buenos y que aún no he encontrado modo de sustituir, por muchas personas que conozca.
Catalina De Aragón- Vampiro Clase Media
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