The gaps between stories. ||Flashback|| [Privado]|| CERRADO

por **Haskell Oswald** Mar Nov 24, 2015 4:55 am

-¡Oh Fred, Fred te amo, huyamos juntos, seamos felices!-Aquello era lo que gritaba Haskell mientras corría como un loco en dirección a la ansiada salida, si era capaz de poner un píe fuera de la casa estaría salvado, no habría manera de atraparle, conocía cada recoveco, cada esquina y cada escondite; además, era bastante más rápido que su hermana pero tenía menos reflejos para esquivar muebles, los muebles siempre se ponían en medio. Si Clara lo pillaba, sobretodo ahora que sostenía su diario entre los dedos como si de un objeto precioso se tratase, podía darse por muerto, ejecutado, comida para las aves, a-ca-ba-do.

En realidad nunca había pretendido coger su diario, ni leer entre sus páginas confirmando aquello que él ~~y medio Lancashire~~ ya sabía. Todo comenzó cuando, por la mañana como ya era habitual, su padre se dispuso a darle a sus hijos la lección de religión correspondiente; aquel ritual era importante, desde que eran pequeños habían mantenido el respeto por ese momento, habían bebido de aquellas palabras y, uno más que OTRA, habían encontrado consuelo en esas escrituras. Si bien era cierto que en cuanto a ideales religiosos, Haskell era parecido a su padre, esa llama ferviente de fe se había ido apagando en los últimos meses; por cada golpe que recibía, un trocito de aquel Dios del que maravillas había hablado se desvanecía, por eso, tan pronto como tuvo oportunidad se escabulló de la sala y con todo el sigilo del mundo, emprendió su huída hacia una de las ventanas de la zona superior.

Por favor que siga leyendo, por favor que siga leyendo, por favor que...Pensaba cada vez que, de puntillas, avanzaba un paso hacia la libertad. Lo siguiente que pasó era bastante predecible, su intento de fuga fue descubierto, Haskell echó a correr y entró en la habitación de Clara sabiendo que desde allí sería más fácil llegar fuera. La cama se puso en medio, Haskell tropezó y acabó tirándolo todo, despatarrado en el suelo como si se hubiese bebido hasta el agua de la letrina y desparramado con él, un cuadernillo apenas visible entre el desastre. Nunca supo por qué lo cogió ni qué le llevó a leerlo pero dos horas más tarde estaba de vuelta en casa y más cantarín que nunca.

Adoptó entonces, al final de su frenética carrera contra Clara una postura dramática y melancólica y suspiró tan fuerte que casi se ahoga.-¿Encontraré alguna vez al hombre que me quiera por lo salvaje y bruta que soy? ¡Ah, qué desdicha, qué desgracia, moriré sola y redicha!-Claro está que eso no lo ponía en el cuaderno, pero Haskell decidió que si debía morir en aquellas circunstancias, lo haría a lo grande.

por **Clara Oswald** Vie Nov 27, 2015 4:31 pm

- ¡Estás muerto! -. Vociferó Clara desde el otro lado del pasillo, preparándose para lanzarle la primera bota-. ¡Muerto! -. Y así, con una fuerza que no sabía de dónde le venía, aunque probablemente fuera por estar tan enfadada, lanzó la bota, impactando contra su hermano.

- Eres un imbécil - Apenas podía contener las lágrimas. Haskell no tenía ningún derecho a coger su diario, y menos a leerlo, leerlo en alto ¿y si padre los escuchaba? No la dejaría volver a salir con Frederick, aunque sólo fueran amigos. Y bastante tenía ya con que cada dos por tres éste le dijera que Fred sólo quería una única cosa de ella.

- ¡Devuélvemelo! -. Corría hacia él con la velocidad de un rayo, y justo antes de llegar y empezar a golpearlo en el pecho, le lanzó la bota que le quedaba.
Arremetía contra su hermano, él era bastante más alto que ella por ese entonces, así que dirigía los golpes al pecho y a los brazos, hasta que finalmente apoyó las manos en sus hombros y golpeó allí abajo, donde más le iba a doler.

por **Haskell Oswald** Vie Nov 27, 2015 4:45 pm

Haskell intuyó que se había pasado de la raya tan pronto como vio las lágrimas de los ojos de Clara, emitió un gruñido de dolor cuando la bota impactó de lleno en su estómago.- ¡Eh, la violencia no es la solución!-

Mil campanas parecían haber sonado cuando el muchacho cayó al suelo con un quejido más agudo de lo habitual y sus manos alrededor de su amado instrumento. La mato, en cuanto me levante del suelo la asesino y no habrá persona humana que la encuentre jamás. Pensó mientras se incorporaba con más de un improperio y cogía a Clara cargándosela al hombro.- No grites o te dejo caer desde lo alto de la ventana.- Gruñó antes de salir fuera de la casa donde la bajó.

-¿Pero tú estás mal de la cabeza? Cómo se te ocurre darme AHÍ. ¿Me quieres dejar sin instrumento verdad? Lamento que Fred no te de lo que quieres pero no seas envidiosa.- Se mordió el labio dejando escapar un largo suspiro, así solo iba a empeorar las cosas.

por **Clara Oswald** Vie Nov 27, 2015 5:01 pm

Como al parecer las palabras no tenían mucho efecto en el IMBÉCIL de su hermano –a pesar de que Clara siempre había creyó que lo habían encontrado en una bota cuando era un bebé- decidió que ya había tenido suficiente por esta vez y –volviendo a sacar una fuerza que no iba con ella- le dio un magnífico bofetón en la mejilla, con la mano abierta, que se oyó hasta en la bahía de Westmister.

Haskell la había humillado, enfadado hasta un nivel cósmico e invadido lo único que era sólo de Clara, su diario. La única mota de privacidad que ella tenía en esa casa. Todo estaba dentro, sus pensamientos, preocupaciones, divagaciones y algún otro cuento que escribía cuando las musas la acompañaban. Y, por supuesto, todo lo que sentía y deseaba con respecto a Fred.
Tomó pues su diario con ambas manos, recogió sus botas, conteniéndose para no darle a su hermano con el talón en la cabeza, y se dirigió hacia la casa.
Tenía los pies helados a causa de ir descalza, así que fue directamente frente a la chimenea, se sentó en el confortable sillón de su padre y acercó los pies al fuego.

Se mantenía aferrada a sus cosas, tanto a los botines como a su diario. Lloraba en silencio para no darle el placer a Haskell de oírla. Ahora mismo lo odiaba, incluso pensaba en contárselo a padre sólo para que le diera una buena tunda a su hermano, aunque aquello suponiera no volver a ver al aspirante a médico.

por **Haskell Oswald** Sáb Nov 28, 2015 3:07 am

Se le ocurrieron un montón de cosas que decirle a su hermana mientras avanzaba hacia el sofá donde estaba sentada aferrada a sus botas y diario como si de su vida dependiese. Sí, se le habían ocurrido un montón de cosas hasta que la vio llorar.

Vale, era un tipo duro, y tenía muy malas ideas que combinaban perfectamente con su falta de remordimientos. Pero Haskell no podía perdonarse hacer llorar a Clara; se sentó a un poco de distancia de la chica dado que aún con la intención de disculparse, quería evitar con todas sus fuerzas recibir otro golpe de bota ~~en su masculinidad~~ o algo peor.

- Clara... - No era bueno en este tipo de situaciones, normalmente no se disculpaba y probablemente no recibiría otra cosa que no fuese un bufido por parte de la chica, pero no podía dejar las cosas así.- Siento haber abierto tu diario, no he leído gran cosa ~~porque la mayoría ya me lo sé~~ y no quería leerlo. Y sí, sí, he sido un imbécil y lo siento.- Dijo lo último con todo el pesar de su corazón, lo de insultarse no iba con él.

Sacó de detrás de su espalda un ramito de Asteres que había cogido por precaución al entrar en casa y lo dejó en su regazo al darse la vuelta para marcharse, no tenía sentido quedarse con ella, solo conseguiría llevarse un golpe con el ramo.- Si quieres hablar estaré arriba ya sabes dónde.

por **Clara Oswald** Sáb Nov 28, 2015 8:43 am

- En esta casa -. Comenzó-. No puedo tener nada para mí, y ahora ya ni siquiera me quedan mis secretos. Estoy harta, cansada, y no veo el momento de marcharme, por mí este hogar puede arder hasta los cimientos. Que arda todo, que todo lo queme, que no quede nada. Porque nada hay para nosotros aquí, Haskell. Para ninguno de los dos. Ni para mamá tampoco.

Ella se había acostumbrado a aquél ambiente tan gris, iluminado sólo por la sonrisa de Ellie. Era verdad que Clara no solía recibir palizas por parte de su padre, todo se quedaba en una reprimenda de un par de horas, diez Padre Nuestro y, usualmente, un bofetón.
Pero para su hermano era muy diferente, lo que usaba padre con él era mano dura de la peor. Una vez lo tuvo castigado en el patio trasero, de rodillas en el fango, con los brazos extendidos y la lluvia calándole hasta los huesos. Después de ese inhumano castigo Haskell pasó una semana en cama, con una neumonía que casi se lo lleva con el Creador. Esa fue una de las pocas veces en las que Clara había oído discutir a sus padres. Su madre lloraba y gritaba, se oyeron platos caer, y finalmente el silencio. Ellie no se separó de su hijo mientras éste estuvo en la cama.

Quería marcharse de ahí, pero no tenía ningún sitio a dónde ir. ¿Podría irse con Freddie cuando él emprendiera su viaje? Le vendría bien la compañía femenina, él apenas sabía freír un huevo, por no hablar de coser. A su amigo siempre se lo habían hecho todo. Y, qué demonios, era un hombre, no tendría que hacer esas cosas por sí mismo, siempre tendrá a una mujer que se lo haga. Clara no estaba a favor de ese tipo de roles, pero eso era lo que le habían enseñado. Y si todo a lo que podía aspirar era a aquél final, mejor que fuera con Frederick.

Pero abandonar la casa significaría abandonar también a su hermano y a su madre, y no se veía con corazón de hacerlo.

por **Haskell Oswald** Dom Dic 06, 2015 5:13 am

Haskell escuchó el discurso de su hermana con algo así como una losa en el corazón, su instinto de protegerla le impedía afrontar la idea de que fuera tan infeliz. Hacía lo imposible porque fuese él el que se llevaba las peores reprimendas, en su opinión, él debería haber sido el mayor. No por cuestiones familiares sino porque así podría haberla cuidado desde el principio; y ella habría podido ser feliz, y quizás su madre hubiera podido ser feliz.

No dijo nada cuando vio que se sumía en sus pensamientos, Clara lo había pasado muy mal, y todo por culpa de su padre; vale, sí, él había estado a punto de morir un par de veces dada la dureza de los castigos del patriarca, la vez que estuvo una semana en cama luchando por sobrevivir, Clara no había emitido sonido alguno hasta que le vio mejorar; la parte femenina de la familia vivía sumida en el silencio, sólo sonriendo cuando veía a Fred o se dedicaba a gritarle a los niños cosas sobre los buenos modales.

-Algún día te sacaré de este infierno; a ti y a madre.- Comenzó a decir con los dientes apretados y la voz tremendamente cansada, llena de rencor- Algún día saldremos de aquí y encontraremos un lugar mejor. Tú podrás ser y hacer lo que desees, madre vivirá tranquila y yo... ya me encontraré alguna utilidad de eso estoy seguro.

Solo tengo que aguantar un poco más, pensó para sí dirigiendo la mirada hacia donde guardaba todos sus ahorros; estaban bien escondidos, de manera que la más exhaustiva de las búsquedas no pudiera encontrarlos. No era mucho, pero pronto sería suficiente para poder salir de aquella casa. Y eso era lo más importante.

por **Clara Oswald** Dom Dic 06, 2015 11:39 am

Clara quiso decir algo, pero no llegó a hablar. La única forma de la que saldremos todos de esta casa será con los pies por delante, en una caja de pino.

No fue así, gracias a Dios. Haskell huyó unos meses después de tener aquella conversación, luego lo siguió Fred. Y Clara pudo marcharse al cumplir 27, con mucha, mucha insistencia y rechazando a todos los candidatos que su padre le traía para desposarla. Su madre, la cual seguía en la vieja casa familiar, logró convencer a Dave, quién ya no veía expectativas en casar a su hija. “Por lo menos servirá para educar a esos muchachos franceses en la cristiandad”, dijo su padre. Pero no, Clara no daría lecciones sobre religión, a no ser que o padres o pupilos así lo demandaran.

Una vez Haskell y Fred se hubieron marchado ella dedicó los años a estudiar, a estudiar de todo, desde latín a matemáticas, pasando por lo que ella más amaba, la literatura. Y así, entre una montaña de libros se decidió por París.

por **Haskell Oswald** Dom Dic 06, 2015 4:30 pm

Al no recibir respuesta alguna, el chico acabó por suspirar; sentía algo en su interior, llámalo intuición, llámalo sus intestinos volviendo a su sitio después de la "paliza" de su hermana, pero estaba seguro de que su tiempo entre aquellas paredes se acababa y rezaba, sí rezaba por que Clara y su madre estuvieran en su viaje también.

Un último castigo acabaría haciéndole abandonar su hogar, aquella fue la última vez que Haskell soportó los "latigazos" en la espalda, y aquella fue la última vez que gritó de dolor. Normalmente se contenía, sabía que ambas podían oírlo y no quería hacérselo pasar mal; pero en aquel último castigo la voz del muchacho hizo temblar las paredes.

No lloró, y apenas si pudo despedirse; cuando la noche hubo caído, el sonido de unos pasos a la carrera fue el único indicio de que ya no estaba y que no volvería más. Estarán bien, se dijo, seguro que están bien. Yo soy la causa de sus problemas, padre se suavizará si yo no estoy.

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