AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Exordiu [PRIVADO]
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Exordiu [PRIVADO]
Las enemistades silenciosas y ocultas son más terribles que las abiertas y declaradas…
El Conde Rosenthal, desde el punto más alto, pareciese ser situado a la esfera de un maquiavélico, considerando al mundo, al ir observando las acciones de los hombres, toda clase de injusticias y de todas las formas de locura que el mundo ofrece, desde distintas perspectivas y enfoques. Y todo, ¿A causa de qué? De que en su camino siempre fue amenazado por quienes luchan por exceso de poder, mientras que el, en un tiempo se daba aires de superioridad sin olvidar a quien le servía y todo por la libertad del pueblo y su seguridad, representando a la comunidad bajo la apariencia del mal, y lo que es malo bajo la apariencia del bien; portando el honor siempre. Y todo hasta que fue traicionado, atacado donde más le dolía; su familia. El, nunca los consideró de otra manera, muy a pesar de saber que no pertenecía al linaje Rosenthal.
Y ahí es donde comenzó todo, una batalla que se refleja en venganza, escalando más y cada vez más a la cima. Queriendo cumplir con su promesa de salvaguardar el linaje, hacer pagar a cada uno de la peor manera. Deben de temer, porque así como fue un soldado imperial, ahora viste de un título de poder, ¿Que sí fue tomado de una cruel manera? Pues era el principio de su venganza, arrebató al hijo del poder al cual lo maldijo con la luna llena y lo ha esclavizado poniéndolo en contra de su nación. Que sea un peón más para su jugada, pues hizo que la mujer del rey lo envenenara. Y que ahora, va tras la corona por quien tomo el trono. Quiere limpiar a su Rumania, asesinar cada vampiro, licántropo, humanos que obedecieron al antiguo rey. Pero, esto sería dar un paraíso, lo que realmente estaba haciendo es que entre ellos mismos se devoren. Que el pueblo sea quien termine con su rey, para así, dar fin a la escoria que en el país yacía.
Y por ello hubo alianza con la Duquesa, el conde busca armar la guerra, golpear al rey hasta que sangre. Esto fue el motivo por el cual se encuentra caminando en los adentros de la residencia imperial, le estaban ofreciendo el camino hacia el salón donde fue citado para dicha reunión. Aunque todo comenzó a ser extraño, pudo averiguar que la Duquesa quien supuestamente le cito, no se hallaba en la residencia y era de esperarse ya que anteriormente habían entablado una alianza, y no existía motivo alguno para un reciente encuentro.
Entonces, ¿Cuál fue el motivo por citar al Conde? Había optado por seguir, llegar al final de este embollo. Ya estaba preparado para ser atacado, púes el labor que está realizando es de alta traición —De esa manera lo destacarían los demás, porque para él, solo es regresar el daño— Y en cuanto las puertas fueron abiertas, lo primero que sus pupilas obtuvieron fue aquel inmortal que en un pasado se habían retado y por cuestiones de orgullo, en ese entonces, aquel era solo un soldado que luchaba por su ideal, y compartía el sentimiento de batalla en el campo, ya que eran y seguirán siendo soldados, los cuales por las circunstancias ambos ya no morirían por algún mandato del monarca sin declarar objeciones, en el pasado había una obediencia solo para proteger al pueblo, y que ahora vestidos de un título de nobleza, cambio todo. Aunque solo fueron unas cuestiones, porque tenía la misma mirada.
Y simplemente el Conde se detuvo, manteniendo la mirada fija en él — Y nos volvemos a encontrar, pero esta vez fue, ¿previsto o fortuito? Señor Wolfram o mejor dicho, Barón de Esztergom? ...
Se entonó con grado de respeto muy a pesar de la jugada cimentada, estaba en absoluto acuerdo que en la guerra todo se vale.
Y ahí es donde comenzó todo, una batalla que se refleja en venganza, escalando más y cada vez más a la cima. Queriendo cumplir con su promesa de salvaguardar el linaje, hacer pagar a cada uno de la peor manera. Deben de temer, porque así como fue un soldado imperial, ahora viste de un título de poder, ¿Que sí fue tomado de una cruel manera? Pues era el principio de su venganza, arrebató al hijo del poder al cual lo maldijo con la luna llena y lo ha esclavizado poniéndolo en contra de su nación. Que sea un peón más para su jugada, pues hizo que la mujer del rey lo envenenara. Y que ahora, va tras la corona por quien tomo el trono. Quiere limpiar a su Rumania, asesinar cada vampiro, licántropo, humanos que obedecieron al antiguo rey. Pero, esto sería dar un paraíso, lo que realmente estaba haciendo es que entre ellos mismos se devoren. Que el pueblo sea quien termine con su rey, para así, dar fin a la escoria que en el país yacía.
Y por ello hubo alianza con la Duquesa, el conde busca armar la guerra, golpear al rey hasta que sangre. Esto fue el motivo por el cual se encuentra caminando en los adentros de la residencia imperial, le estaban ofreciendo el camino hacia el salón donde fue citado para dicha reunión. Aunque todo comenzó a ser extraño, pudo averiguar que la Duquesa quien supuestamente le cito, no se hallaba en la residencia y era de esperarse ya que anteriormente habían entablado una alianza, y no existía motivo alguno para un reciente encuentro.
Entonces, ¿Cuál fue el motivo por citar al Conde? Había optado por seguir, llegar al final de este embollo. Ya estaba preparado para ser atacado, púes el labor que está realizando es de alta traición —De esa manera lo destacarían los demás, porque para él, solo es regresar el daño— Y en cuanto las puertas fueron abiertas, lo primero que sus pupilas obtuvieron fue aquel inmortal que en un pasado se habían retado y por cuestiones de orgullo, en ese entonces, aquel era solo un soldado que luchaba por su ideal, y compartía el sentimiento de batalla en el campo, ya que eran y seguirán siendo soldados, los cuales por las circunstancias ambos ya no morirían por algún mandato del monarca sin declarar objeciones, en el pasado había una obediencia solo para proteger al pueblo, y que ahora vestidos de un título de nobleza, cambio todo. Aunque solo fueron unas cuestiones, porque tenía la misma mirada.
Y simplemente el Conde se detuvo, manteniendo la mirada fija en él — Y nos volvemos a encontrar, pero esta vez fue, ¿previsto o fortuito? Señor Wolfram o mejor dicho, Barón de Esztergom? ...
Se entonó con grado de respeto muy a pesar de la jugada cimentada, estaba en absoluto acuerdo que en la guerra todo se vale.
Sokolović Rosenthal- Vampiro/Realeza
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Re: Exordiu [PRIVADO]
“Let my enemies devour each other.”
― Salvador Dalí
― Salvador Dalí
El otrora soldado, general del regimiento más aguerrido del naciente Imperio, se jactaba de hacerlo todo de frente. No le gustaban los intermediarios, ni las medias tintas. Se hacía o no se hacía, pero nunca a medias. Sin embargo, la política lo había moldeado más astuto en aspectos de llevar a la presa directo a la trampa. No siempre iba a poder hacerlo con su rotundidad, su fuerza o su encanto, y era inteligente, un estratega nato, aprendió rápido el oficio del embustero.
Kaspar era caudillo de su propia causa. Pero no dejaba de serle fiel al territorio que lo vio nacer. Su primer respiro lo dio mientras Otto I era coronado primer emperador, sentía que su historia estaba ligada a la de su tierra. Luchó por ella, murió por ella y regresó a una vida maldita por ella también. Y aun así, sus motivaciones lograban ser inciertas, en el mejor de los casos.
Estaba en el lugar acordado, la residencia imperial. Aguardando paciente detrás de un escritorio y en un salón amplio y decorado con pinturas que contaban la historia de su natal Sajonia. Estaba de pie, con las manos recargadas sobre la madera barnizada del mueble, su anillo de matrimonio destellando mustio a la luz de la luna. Escuchó los pasos acercarse, y sin querer, tensó el cuerpo. Sabía a qué se iba a enfrentar. Todo había sido una serendipia de acontecimientos que se precipitaron, pero que terminaron siendo beneficiosos. En un principio, cuando tuvo que actuar como lo hizo, no sabía a quién llamaba a las armas, para combatir contra él, o para aliarse —todo dependía del resultado de aquel encuentro—, pero lo supo antes de aquella cita. Y sonrió cuando la puerta doble se abrió de par en par.
—Nos volvemos a encontrar —repitió esas palabras. El eco del pasado restalló cerca de sus oídos como un trueno o como un hueso que se rompe—. Un poco de ambas, Conde Rosenthal —mantuvo el mismo trato respetuoso que el otro aventó a la mesa.
—Pero tome asiento, por favor. Será una charla larga —advirtió y uno de los sirvientes tomó aquello como la señal para servir dos copas de vino—. Hablemos de sus intentos de desestabilizar a toda Europa —se sentó al fin y con la mano indicó que tomara el asiento frente a él. Lo dicho, Kaspar no se andaba con rodeos y apenas el mozo desapareció, atacó sin miramientos, sin embargo, sonó como si tal cosa, tan casual que ni siquiera parecía que estaba diciendo eso.
Última edición por Kaspar Furtwängler el Jue Dic 17, 2015 12:11 am, editado 1 vez
Kaspar Furtwängler- Vampiro Clase Alta
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Re: Exordiu [PRIVADO]
«Observa, detalla cada punto ciego, las aristas de este cuarto examina, hay puntos débiles que te entregan la verdad. Solo avanza y nunca retrocedas, recuerda que nunca debes presionar al enemigo hasta acorralarlo, cuando las bestias salvajes están acorraladas luchan con desesperación, ¡Cuánto más cierto es esto de los hombres! Si saben que no tienen opción se batirán hasta la muerte.»Se envolvió en el contenido del pensamiento, fue entrenado de esa manera, no actuaba por impulsos, siempre la razón dominaba y aún más cuando obtuvo en esa mirada confesiones que no eran necesarias traducir.
Cada cuadro, figuras que podrían ser de la ciudad donde el barón creció, las observo como si a una mujer se tratara, desde el tallado de la base, hasta el lienzo plasmado, un desfile de mirada, sin perderse de un detalle. Más el rostro ladeado, negando a su palabrería. ¿Quién se creía que era el Conde, un memo que simplemente aceptaría tales replicas? Claramente en su rostro maquillo una media sonrisa, representando la ironía que le presentan.
—Ya veo, así que está bien informado. En ese caso, no hay necesidad de perder el tiempo con mentiras. ¿Está de acuerdo? —dio unos cuantos pasos para tomar asiento, elevando el pie sobre la pierna. Sentenciando su rectitud frente a él.
—Es una cuestión de vida o muerte, un camino que lleva a la seguridad o a la ruina. Como todo lo que se sufre en un país cuando ya se está en guerra, pero ¿Por qué hablarlo en grandes escalas, barón? Y ¿Por qué cree que mis movimientos perjudicarían su territorio? Quizás, tenga alguna información de la cual no estoy enterado. —Con la mirada sembró la verdad, sin temor a que esta sea descubierta, eso quería, eso anhelaba, ya que esto elevaba la habilidad para atacar. Una mente no sirve sino es usada en el combate, no hay lucha sino hay estrategias. Y eso respetaba, la dificultad, las barreras que se suciten.
—No sé qué del tanto esté enterado, si solo sigue los rumores o cuente con una información confidencial. —movió la falange y los brazos los poso en la madera pulida del asiento. —Hay luchas donde solo se concentran en los que tienen el poder, esta vez solo es en Rumania. Quiero tomar la ciudad de manera entera e intacta, pero no seré yo quien destruya, el pueblo será quien haga y deshaga al rey, no importa que la victoria tarde en llegar, las armas ya no lucirán brillantes y el ardor de los hombres se enfriará si se sitia la ciudad. Puede que usted u otros agoten todas sus fuerzas para evitar este suceso. Pero, ¿Irán contra el pueblo? —Elevó la ceja, mirando un cuadro en específico. — Recuerde que en un tiempo usted luchó por su país. Yo hago lo mismo, pero mis enemigos no simplemente son soldados a quienes uno les puede dar muerte. Aquí estamos hablando de los señores que mueven esos ejércitos.
Cada cuadro, figuras que podrían ser de la ciudad donde el barón creció, las observo como si a una mujer se tratara, desde el tallado de la base, hasta el lienzo plasmado, un desfile de mirada, sin perderse de un detalle. Más el rostro ladeado, negando a su palabrería. ¿Quién se creía que era el Conde, un memo que simplemente aceptaría tales replicas? Claramente en su rostro maquillo una media sonrisa, representando la ironía que le presentan.
—Ya veo, así que está bien informado. En ese caso, no hay necesidad de perder el tiempo con mentiras. ¿Está de acuerdo? —dio unos cuantos pasos para tomar asiento, elevando el pie sobre la pierna. Sentenciando su rectitud frente a él.
—Es una cuestión de vida o muerte, un camino que lleva a la seguridad o a la ruina. Como todo lo que se sufre en un país cuando ya se está en guerra, pero ¿Por qué hablarlo en grandes escalas, barón? Y ¿Por qué cree que mis movimientos perjudicarían su territorio? Quizás, tenga alguna información de la cual no estoy enterado. —Con la mirada sembró la verdad, sin temor a que esta sea descubierta, eso quería, eso anhelaba, ya que esto elevaba la habilidad para atacar. Una mente no sirve sino es usada en el combate, no hay lucha sino hay estrategias. Y eso respetaba, la dificultad, las barreras que se suciten.
—No sé qué del tanto esté enterado, si solo sigue los rumores o cuente con una información confidencial. —movió la falange y los brazos los poso en la madera pulida del asiento. —Hay luchas donde solo se concentran en los que tienen el poder, esta vez solo es en Rumania. Quiero tomar la ciudad de manera entera e intacta, pero no seré yo quien destruya, el pueblo será quien haga y deshaga al rey, no importa que la victoria tarde en llegar, las armas ya no lucirán brillantes y el ardor de los hombres se enfriará si se sitia la ciudad. Puede que usted u otros agoten todas sus fuerzas para evitar este suceso. Pero, ¿Irán contra el pueblo? —Elevó la ceja, mirando un cuadro en específico. — Recuerde que en un tiempo usted luchó por su país. Yo hago lo mismo, pero mis enemigos no simplemente son soldados a quienes uno les puede dar muerte. Aquí estamos hablando de los señores que mueven esos ejércitos.
Sokolović Rosenthal- Vampiro/Realeza
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Re: Exordiu [PRIVADO]
“The true soldier fights not because he hates what is in front of him, but because he loves what is behind him.”
― G.K. Chesterton
― G.K. Chesterton
Aguardó con rostro sereno y ojos atentos. Kaspar sabía cuándo un enemigo era de cuidado, y sin duda Rosenthal lo era. Por eso mismo, no descartaba dar un giro con ese poder de malabarista que tenía, y aliarse, en lugar de enfrentarse. Era lo suficientemente ducho en el arte de la guerra como para no darse cuenta de cuándo convenía hacerlo. Asintió, estando de acuerdo con lo que planteaba su contraparte, sin embargo, lo dejó continuar sin interrumpir. Para poder mover la siguiente pieza, debía tener un mejor panorama de la situación.
—Ah, eso… conde —finalmente abrió la boca con tono calmo. Entrelazó las manos y las descansó por encima del escritorio que los dividía—. Yo no sé en realidad los alcances de sus planes, si le soy sincero, pero usted debe entender mejor que nadie cómo es querer hacer control de daños. Me ha tocado a mí en esta ocasión y agradezco su disposición en hablar. La diplomacia, creo yo, como antiguo soldado, no conduce a nada la mayoría de las veces, pero me gusta creer que esta es una de esas excepciones —sonrió con un gesto satisfecho y se acomodó en su asiento.
—Si usted está luchando por su nación como yo lo hice, y lo sigo haciendo, créame que entonces estamos del mismo lado de la trinchera. Pero por experiencia le digo que no existen batallas tan utópicas como usted plantea. Siempre hay derramamiento de sangre y siempre hay inocentes que mueren. No lo digo para apelar a su corazón, sino para hacerle ver la verdad de las cosas —se puso de pie con movimientos tranquilos. Deslizó las yemas de los dedos en el escritorio antes de avanzar por la habitación y quedarse frente a uno de los cuadros que adornaban las paredes.
—No estamos aquí porque quiera detenerlo. Estamos aquí para aclarar el asunto —continuó, sin mirarlo. Con los ojos clavados en el lienzo enmarcado en madera de espino—. El imperio colinda con Rumanía, así que no deja de ser asunto de la corona románica —lo miró por sobre su hombro—. Pero si le soy sincero, es más un asunto personal. Yo mismo me ofrecí a averiguar qué sucedía. Como usted mismo ha dicho, para no dejarme llevar por rumores, ¿y qué mejor forma de enterarse que de su propia boca? Nuestra historia juntos se remonta a algunos años atrás, pero esto no es revancha, ni saña; me parece que eso mismo nos da licencia de tener un encuentro como este —se giró y regresó sobre sus pasos, pero esta vez no tomó asiento, se quedó de pie, mirando detenidamente a su invitado.
—Y como al parecer usted saca lo mejor de mí —había algo de sarcasmo en su voz, pero no dirigido a Bertok—, y me hace condenadamente sincero, dígame, conde, ¿qué posibilidades ve usted de salir con el triunfo en toda esta cruzada? —La pregunta era contundente como una loza que cae al suelo con estruendo. Una duda genuina, motivada por su deber para con el imperio y sus propias metas personales.
Última edición por Kaspar Furtwängler el Sáb Ene 09, 2016 10:47 pm, editado 1 vez
Kaspar Furtwängler- Vampiro Clase Alta
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Re: Exordiu [PRIVADO]
El Conde hablaba acerca de su pericia, la estrategia que adquirió en cuanto decidió hablarlo, pues aquellas retinas del barón, podrían reflejar una masacre que claramente está vislumbrando de las ajenas, pero siempre las iris del Conde los ven; audaz...devastación total. Empezando esto, simplemente con las pupilas.
Laceran los ojos, nace en los músculos la preocupación en busca de cabezas, discurrir en las ganancias y en la pérdida que se genera. Es deficiente que la fiebre que se transforma, para pelear hay que saber ser un letal monstruo, preparado hasta para morir, porque victoria no es aquella que se obtiene con facilidad, eso es el comienzo de la derrota, hay que ser más astutos que el contrincante, cavilar en atacar y el como te atacaran. Así, es como lo vislumbra; planteó esparcir los rumores, alterar al ganado para saber cómo desplazarlos en su cimiento adecuado.
De esta forma observaba al barón, veía cómo podría sacar provecho de ello, bien dijo: todo en la guerra se vale. Y habló, dijo la verdad, pero su fin no era mantenerlo al tanto, mas bien, ver su reacción, dejar que opinara como otros que simplemente se enfocarán si tienen algo de provecho, y si no, evitar la situación. — Le doy mi palabra que no será necesaria su intervención, los daños serán menores y habrá más beneficio en este “atentado” —Nego, sin interrumpir, hablaba y él escuchaba como el anteriormente permitió.. Más marcó diferencia en sus palabras.
—No existe utopía en el combate, en la razón de lucha, solo son manías exactas, que si se llevan bien a cabo, todo será perfecto. La mente es grandiosa, y brillante es aquel que en sus actos desprende su inteligencia. No se necesita asir de sentimiento alguno, conmiseración, congoja, venganza, daño a la multitud, sino para quedar victoriosos es dar a la mera cabeza, derrotar quien ha cimentado más no qué cimento. —Sus movimientos le incitaban a seguir, atento a su habla, a cada movimiento. — La sangre se derramara, claro esta, pero solo será sangre real. —Ja, callo con lo último, interpretando el cuadro acorde a su expresión.
Por lo que remojó su garganta del vino, un trago y su embriaguez era espléndido cuando se trataba de calmar su vileza pura. Todo en la vida pende de ello.
Al menos el barón no sería un enemigo más, más eso no quería decir que bajaría la retaguardia. — Debo decir que, el único “riesgo” que existe en cuanto a las tierras románicas, es el título del rey. Todos querrán ese cargo, pero como usted mismo y anteriormente he mencionado, es un asunto personal, ha recalcado que no está al tanto de todo. Lo único que le puedo mencionar, es que la posición solo le corresponde al heredero. No un miembro del que se hizo pasar por Rey, y él cuál es mi objetivo, sino a alguien más. —la comodidad de sus piernas era satisfactoria, plácido y acogedor se encontraba.
—Si le interesa este asunto, usted mismo sabrá buscar la respuesta, indague sobre el sucedido al anterior rey y vera que mis palabras son impecables de la veracidad. — A pesar de que en años pasados fueron enemigos en combate, ahora, simplemente quedó en un respeto, al grado de que solo inclino la cabeza como muestra a sus palabras. Y sonrió, una pulcra de pericia plena.
—Baron, ya he mostrado mis movimientos, solo falta que mis cartas sean descubiertas, y con la seguridad le digo, que me llevare mi botín. —su única victoria es no salirse del juego cuando ya haya hecho pagar por la memoria de su linaje, el recuperar el honor en la corte real porque del pueblo ya se lo está ganando. Y entregar la corona al único viviente de la tragedia. Se sentará a deleitar el fin del presente, Justo como ahora, que se complace de conversar.
Laceran los ojos, nace en los músculos la preocupación en busca de cabezas, discurrir en las ganancias y en la pérdida que se genera. Es deficiente que la fiebre que se transforma, para pelear hay que saber ser un letal monstruo, preparado hasta para morir, porque victoria no es aquella que se obtiene con facilidad, eso es el comienzo de la derrota, hay que ser más astutos que el contrincante, cavilar en atacar y el como te atacaran. Así, es como lo vislumbra; planteó esparcir los rumores, alterar al ganado para saber cómo desplazarlos en su cimiento adecuado.
De esta forma observaba al barón, veía cómo podría sacar provecho de ello, bien dijo: todo en la guerra se vale. Y habló, dijo la verdad, pero su fin no era mantenerlo al tanto, mas bien, ver su reacción, dejar que opinara como otros que simplemente se enfocarán si tienen algo de provecho, y si no, evitar la situación. — Le doy mi palabra que no será necesaria su intervención, los daños serán menores y habrá más beneficio en este “atentado” —Nego, sin interrumpir, hablaba y él escuchaba como el anteriormente permitió.. Más marcó diferencia en sus palabras.
—No existe utopía en el combate, en la razón de lucha, solo son manías exactas, que si se llevan bien a cabo, todo será perfecto. La mente es grandiosa, y brillante es aquel que en sus actos desprende su inteligencia. No se necesita asir de sentimiento alguno, conmiseración, congoja, venganza, daño a la multitud, sino para quedar victoriosos es dar a la mera cabeza, derrotar quien ha cimentado más no qué cimento. —Sus movimientos le incitaban a seguir, atento a su habla, a cada movimiento. — La sangre se derramara, claro esta, pero solo será sangre real. —Ja, callo con lo último, interpretando el cuadro acorde a su expresión.
Por lo que remojó su garganta del vino, un trago y su embriaguez era espléndido cuando se trataba de calmar su vileza pura. Todo en la vida pende de ello.
Al menos el barón no sería un enemigo más, más eso no quería decir que bajaría la retaguardia. — Debo decir que, el único “riesgo” que existe en cuanto a las tierras románicas, es el título del rey. Todos querrán ese cargo, pero como usted mismo y anteriormente he mencionado, es un asunto personal, ha recalcado que no está al tanto de todo. Lo único que le puedo mencionar, es que la posición solo le corresponde al heredero. No un miembro del que se hizo pasar por Rey, y él cuál es mi objetivo, sino a alguien más. —la comodidad de sus piernas era satisfactoria, plácido y acogedor se encontraba.
—Si le interesa este asunto, usted mismo sabrá buscar la respuesta, indague sobre el sucedido al anterior rey y vera que mis palabras son impecables de la veracidad. — A pesar de que en años pasados fueron enemigos en combate, ahora, simplemente quedó en un respeto, al grado de que solo inclino la cabeza como muestra a sus palabras. Y sonrió, una pulcra de pericia plena.
—Baron, ya he mostrado mis movimientos, solo falta que mis cartas sean descubiertas, y con la seguridad le digo, que me llevare mi botín. —su única victoria es no salirse del juego cuando ya haya hecho pagar por la memoria de su linaje, el recuperar el honor en la corte real porque del pueblo ya se lo está ganando. Y entregar la corona al único viviente de la tragedia. Se sentará a deleitar el fin del presente, Justo como ahora, que se complace de conversar.
Sokolović Rosenthal- Vampiro/Realeza
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Re: Exordiu [PRIVADO]
“Only the dead have seen the end of war.”
― Plato
― Plato
Era un juego de precisión. Y aunque Rosenthal tenía intereses mucho mayores invertidos en él, Kaspar sentía que su deber era no dar tregua. Después de todo, era el más aguerrido de los soldados sajones. Que se cubrió con gloria y con la sangre de sus enemigos, como Sigfried con la sangre del dragón Fafner. Se giró pero sólo escuchó desde la distancia. Con la posición marcial bien estudiada. Achicó los ojos al escuchar los planes e ideales del conde, pero no dijo nada. Lo dejó terminar. Como había mencionado, aquello era un acto diplomático, no una declaración de guerra.
—¿Quiere acaso usted que dude del rey al que sirvo? —Al fin preguntó y la voz sonó más álgida de lo que pretendía. Era bien sabido que ante todo, Kaspar era fiel, un guerrero que no traiciona y que traerá la cabeza de los enemigos del señor al que esté sirviendo. Esa era su única motivación. Su razón no era cuestionar.
Se acercó al fin, pero no se sentó. Recargó una mano en el escritorio y con la otra tomó la copa para luego darle un trago largo, vaciando su contenido. El alcohol, de todos modos, no hacía mella en ninguno de ellos dos. Se quedó en silencio un rato, meditando, poniendo en la balanza lo que acababa de escuchar y lo que él mismo buscaba y necesitaba.
—Créame cuando le digo que si estamos hoy aquí. Si usted está hablando con un miembro de la corte de tan poca monta como lo soy yo —estaba consciente de su estatus respecto a la corona y no iba a mentirse al respecto—, es precisamente porque no quiero delatar sus planes. Me entiende, ¿verdad? No es asunto mío lo que usted pretende hacer, pero la política me ha corrompido como a todos, y debo tener visión. Debo ver qué es lo que me conviene y al imperio también —terminó dando un corto suspiro y sentándose al fin. El juego de palabras fue deliberado, poniéndose primero a él, y luego a su nación.
—Es porque lo conozco como enemigo que me gustaría tenerlo como amigo en esta ocasión. No pongo en duda que logrará su cometido. Lo he visto obrar, sé de qué es capaz —sonrió, pero la barba ocultó un poco aquel gesto—. No puedo hablar por toda la corona, pero si por la baronía de Esztergom que es donde tengo potestades. Me gustaría saber, pero está en su derecho de no decirme si así lo considera, quién lo está apoyando. Dudo que esté solo en esta importante cruzada. Como a usted, no levantaré ningún dedo acusador en dirección de sus aliados. Tiene mi palabra —hizo una ligera reverencia con la cabeza para acentuar lo que acababa de decir. Y su palabra era inquebrantable, el honor era lo más valioso para Furtwängler.
—Por otro lado. Aunque algunos kilómetros lejos, Esztergom puede resultar un sitio estratégico. Va a necesitar un bastión, pero no aún sé si se lo voy a proporcionar por voluntad propia o usted lo tomará por la fuerza. ¿Cuál de las dos será, conde Rosenthal? —Ese fue el ofrecimiento velado. No decía aún que lo apoyaría, de todos modos el otro no había mostrado interés en ello. Si acaso, era la jugada de Kaspar para proteger su territorio, viendo cómo estaban las cosas.
Por otro lado, una necesidad trepó desde la punta de sus pies hasta el último cabello rojo de su cabeza, como una marabunta voraz que se lo lleva todo. Como si el suelo sagrado que estaba pisando así se lo comunicara. No sólo tenía que alinearse estratégico ante la situación, sino que resultaba que sus ansias de batalla florecían después de muchos años de estar dormidas. Creía en las palabras de conde, creía que sólo sangre real se derramaría, pero ¿la de quién? A Bertok se le olvidaba que por las suyas también fluía sangre azul.
Última edición por Kaspar Furtwängler el Dom Feb 07, 2016 1:39 am, editado 1 vez
Kaspar Furtwängler- Vampiro Clase Alta
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Re: Exordiu [PRIVADO]
¿Duda? ¿Que era exactamente eso? A menudo esa palabra siempre era empleada en el Conde, pues un reinado no se hace encomendado en los demás, al contrario. Si uno desea llegar a la cima, es reconociendo que entre todos se va a competir, pero eso no quiere decir que no sean optimistas en sí mismos. ¿Cómo debería tomarlo el Conde? Él cuestionó, y era algo que de cierta índole, le hizo gracia.— ¿Dudar? Todo en un batallón se desconfía hasta por una misión, por eso nos hace ser hombres de guerra, porque sabemos con precisión a qué bando irle, y aun así, si se halla una pizca de duda, esa se va convirtiendo en solo un instinto más, esa es la naturaleza que cargaremos queramos o no.
Comento con aires prescindibles, no esperaba nada de él, pero le importaba la posición que tomaría. — Ha malinterpretado mis palabras, no estoy aquí para que quiera hacerlo dudar de su rey, ni mucho menos a cambiar su objetivo al haberme citado. Está en usted el confiar o no, el pensar en el motivo de ser mi aliado u oponente…—Sembró la realidad de las cosas, su único afán por haber ido a su encuentro era el observar de su reacción, sin buscarse un aliado más, o un enemigo. Pero la respuesta era obvia, solo el estar alarmante de cuál sería el caso.
—También aclaro que no he venido con afán de ganarme algo a cambio, con o sin usted estoy llevando a cabo mi bosquejo, tanto es así, que no se preocupe, sé que es fiel a su único rey, por ello no pido que calle este encuentro, por algo empecé con los rumores, quizás hasta el rey ya se esté preguntando si tuve el cinismo de presentarme a su palacio. — ¿Cómo podría decir lo que estaba presenciando? Un arte sublime, a él observando, jugando con las sensaciones. Tan cruel era el Conde que con el gesto mínimo se amenizaba.
—Por el respeto que hay entre nosotros, es que me he tomado la libertad de confiarle mi plan, pero también estoy corriendo el riesgo de que esto llegue a los oídos del Rey. Comprendo su punto de vista, el querer defender sus tierras, todo eso es comprensible, pero ¿Hasta qué punto está dispuesto a llegar? Usted habla por su imperio, yo solo hablo por el honor, barón. Ya que, le daré como regalo un secreto: Perderé el título de Conde cuando mi plan llegue a su fin, pero lo entregare por el simple capricho de cederlo como premio mayor de mi victoria.
Elevo la copa a la altura de su rostro, viendo a través del cristal la figura del barón. — Ya que cada quien está por su auténtica visión e intereses, me pregunto, ¿A qué conclusión ha llegado? ¿Le conviene o no mis planes?
Se tornaba una atractivo diálogo, y era estimable, pues no solo en guerra era el mejor su “compañero” —Lo que usted escoja no será motivo por perderle mi respeto, se lo ha ganado en el campo de batalla, que por un simple desacuerdo no cambiarán las cosas. Pero como usted comprenderá, hablar de mis aliados sería clavar mis propias estacas. ¿No lo cree? …—Con el último trago, el licor se terminó, bajando la copa que cruza sus brazos, con la mira en el blanco. Él, respondiendo a su inclinación.
—Está por demás decirle que no voy contra su reinado, esta lucha solo es entre el rey de Rumanía y el único Rosenthal que ha sobrevivido. Y la sangre real que correrá por mis manos, es solo la de él y ciertos vástagos que han sido usados como peones. Usted no es uno de ellos. ¿No estará pensando que quizás esté en la mira, o si?...Le doy mi palabra que ni a usted, ni a su familia los pondré en peligro alguno.
Fue sincero, dedicando una sonrisa que pronto fue disecada. Realmente el barón tenía el don de atraer su atención. —Seré honesto, había pensado sobre el bastión, pero llegue a la conclusión de que no tomaré esa región, porque sería involucrarlo, y estoy seguro que eso usted no desea. Si, lo iba a plantear en cuanto me enteré de la invitación a su palacio, pero no fue necesario. Todo está cimentado en el lugar donde todo empezó. En la Rumanía, ni un paso más, ni un paso menos de lo que es en realidad.
Secretos en sus tierras eran dispersas, y ahí debía ser el alumbrado de un Conde peleando por lo que una vez fue suyo. Por ello, era el único para derrotar aquello que le destruyo su patrimonio, vida, y honor...
Comento con aires prescindibles, no esperaba nada de él, pero le importaba la posición que tomaría. — Ha malinterpretado mis palabras, no estoy aquí para que quiera hacerlo dudar de su rey, ni mucho menos a cambiar su objetivo al haberme citado. Está en usted el confiar o no, el pensar en el motivo de ser mi aliado u oponente…—Sembró la realidad de las cosas, su único afán por haber ido a su encuentro era el observar de su reacción, sin buscarse un aliado más, o un enemigo. Pero la respuesta era obvia, solo el estar alarmante de cuál sería el caso.
—También aclaro que no he venido con afán de ganarme algo a cambio, con o sin usted estoy llevando a cabo mi bosquejo, tanto es así, que no se preocupe, sé que es fiel a su único rey, por ello no pido que calle este encuentro, por algo empecé con los rumores, quizás hasta el rey ya se esté preguntando si tuve el cinismo de presentarme a su palacio. — ¿Cómo podría decir lo que estaba presenciando? Un arte sublime, a él observando, jugando con las sensaciones. Tan cruel era el Conde que con el gesto mínimo se amenizaba.
—Por el respeto que hay entre nosotros, es que me he tomado la libertad de confiarle mi plan, pero también estoy corriendo el riesgo de que esto llegue a los oídos del Rey. Comprendo su punto de vista, el querer defender sus tierras, todo eso es comprensible, pero ¿Hasta qué punto está dispuesto a llegar? Usted habla por su imperio, yo solo hablo por el honor, barón. Ya que, le daré como regalo un secreto: Perderé el título de Conde cuando mi plan llegue a su fin, pero lo entregare por el simple capricho de cederlo como premio mayor de mi victoria.
Elevo la copa a la altura de su rostro, viendo a través del cristal la figura del barón. — Ya que cada quien está por su auténtica visión e intereses, me pregunto, ¿A qué conclusión ha llegado? ¿Le conviene o no mis planes?
Se tornaba una atractivo diálogo, y era estimable, pues no solo en guerra era el mejor su “compañero” —Lo que usted escoja no será motivo por perderle mi respeto, se lo ha ganado en el campo de batalla, que por un simple desacuerdo no cambiarán las cosas. Pero como usted comprenderá, hablar de mis aliados sería clavar mis propias estacas. ¿No lo cree? …—Con el último trago, el licor se terminó, bajando la copa que cruza sus brazos, con la mira en el blanco. Él, respondiendo a su inclinación.
—Está por demás decirle que no voy contra su reinado, esta lucha solo es entre el rey de Rumanía y el único Rosenthal que ha sobrevivido. Y la sangre real que correrá por mis manos, es solo la de él y ciertos vástagos que han sido usados como peones. Usted no es uno de ellos. ¿No estará pensando que quizás esté en la mira, o si?...Le doy mi palabra que ni a usted, ni a su familia los pondré en peligro alguno.
Fue sincero, dedicando una sonrisa que pronto fue disecada. Realmente el barón tenía el don de atraer su atención. —Seré honesto, había pensado sobre el bastión, pero llegue a la conclusión de que no tomaré esa región, porque sería involucrarlo, y estoy seguro que eso usted no desea. Si, lo iba a plantear en cuanto me enteré de la invitación a su palacio, pero no fue necesario. Todo está cimentado en el lugar donde todo empezó. En la Rumanía, ni un paso más, ni un paso menos de lo que es en realidad.
Secretos en sus tierras eran dispersas, y ahí debía ser el alumbrado de un Conde peleando por lo que una vez fue suyo. Por ello, era el único para derrotar aquello que le destruyo su patrimonio, vida, y honor...
Sokolović Rosenthal- Vampiro/Realeza
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Re: Exordiu [PRIVADO]
“Listen up - there's no war that will end all wars.”
― Haruki Murakami, Kafka on the Shore
― Haruki Murakami, Kafka on the Shore
Se quedó observando largamente a Rosenthal. Debía admitir que como rival, no había podido conseguir a alguien mejor. ¿De qué le servía un enemigo débil y tonto? No, Bertok era todo lo que podía esperarse y más. Alguien con quien Kaspar podía mejorar todos los días. Sin preguntar, tomó la botella de vino nuevamente y sirvió líquido en ambas copas, ahora que estaban de nuevo vacías. Pareció que estaba prolongando el momento de dar una respuesta, incluso prestó atención a sus manos, pero no dejó de escuchar. Más de una cosa lo tomó desprevenido, pero no lo reflejó ni en su gesto ni en sus ademanes, que se mantuvieron serenos y controlados.
—Sé que esto que escucho debería tranquilizarme. Todo. Pero Conde, lo conozco y por eso mismo, no puedo evitar sentirme algo inquieto. Yo haré lo que tenga que hacer. Llegaré hasta donde tenga que llegar, sin interferir, si eso le preocupa. Lo que hoy aquí hemos hablado no llegará a oídos del rey. Si él, por otros medios se entera, es porque ha confiado en las personas equivocadas, pero me ha visto actuar en el pasado, sabe que no soy un hombre sin palabra —tomó al fin la copa recién rellenada y bebió un sorbo.
—Entiendo que no quiera revelarme nombres, pero confieso que eso me traería más sosiego al respecto. Todo me suena tan… bueno, digamos que es más fácil apuntar un arma cuando se sabe quién atacó. Pero así es como disparar a las sombras. Como sea… si pido confianza en mi palabra, desde luego estoy dispuesto a pagar con la misma divisa. Confío en usted, Conde Rosenthal, aunque el sentido común me dice que no lo haga —sonrió ladino.
—Y si le soy sincero, me siento algo decepcionado. Esperaba volver a vivir una batalla, pero ese es asunto personal. Agradezco que trate de mantener esta guerra dentro de los límites de Rumanía. Sólo me quedará ver todo a la distancia —habló con un tono casi utópico. De algún modo y sin palabras, le estaba pidiendo que no lo decepcionara—. Sé que sus intereses son muchos y que si está dispuesto a tales sacrificios, como renunciar al condado, es porque en verdad viene a ganar —le concedió. Esa era la forma de Kaspar de pronunciar un halago, siendo un soldado antes que cualquier cosa.
—Pareciera que hemos caminado en círculos todo este tiempo, pero ha sido una reunión bastante productiva. No sé alarme si alineo tropas en mi baronía. Lo haré a discreción para no llamar la atención de otros nobles y por pura precaución, usted entiende… si mis planes fueran otros, no se los estaría contando —no dejaba de ser alguien frjado en batalla y ese era su instinto primario. Pausó y pareció recordar algo—, ¡ah! Claro, hablando de eso, agradezco que haya venido de manera tan franca, es una cualidad que ya no se encuentra tan fácilmente —en verdad estaba agradecido, pero también sospechaba del otro. Como le había dicho, por propia seguridad y practicidad, confiaba en sus palabras, pero sabía de lo letal que podía llegar a ser Rosenthal. No iba a dar un paso en falso, nunca lo había hecho y no iba a comenzar esa tarde.
—Bien, me pregunto si tiene algo más que agregar —entrelazó las manos y quedó a la espera.
Kaspar Furtwängler- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 65
Fecha de inscripción : 17/10/2015
Localización : París
Re: Exordiu [PRIVADO]
Acogido, se suma al licor una vez más, era gustosa la compañía, el ambiente y su interlocutor era una fuente conveniente. Muy considerable. Cómo explicar la dicha que le llenaba al mirar, escuchar y ser parte de un diálogo que solo la astucia radica quizás en términos distintos. Expuesto todo, las intenciones y el resultado, más las causas aún se ponían en vista. El objetivo dado y obsequiado por el de frente. Muy lúcido, perspicaz se adapta a la complejidad que resultaba ser su plan, lo había embellecido sin ataques, ni luchas externas. Pero en el transcurso de la ejecución de su prometido, no habrá alguna, pero después de ello. Debían alistarse, pues no todos estaban de acuerdo de devolverle el trono al legítimo.
Interviniendo, mezclando la hazaña ya no a los enemigos que se respetan, sino convertirlos en especie de aliados, pues todos buscan un fin. Y en ese instante, solo era conocer si debía confiarse de él y que rol desempeña si en batalla se hallan más adelante.
Complacido con su réplica, brinda por él, por sus fortaleza. Alzando la copa, al fin con la idea de que puede pertenecer a su batallón cuando lo requiera.
— Como lo esperaba de usted, barón. Es un verdadero honor, tenerlo como representante de la baronía. Elogio su carácter y su forma de pensar. Expreso mi confianza, y con sinceridad no dudo de sus palabras.— Y ahí nació el valor para considerarlo como su par.
Sabía que Furtwängler no bajaría la guardia, eso siempre lo supo, pues para depender de vidas, debía de seguir protegiéndolas. Por ello, no hizo comentario alguno. Estaba en acuerdo, como al mencionar en la equivocación de personas al confiarles esta rebelión. Pero no era cierto aquello, era lo que realmente esperaba, confiar a algunos para que divulgaran lo que hace el Conde y distraer con sus alarmas.
Mientras escucha, sus falanges se separan, tomando con una la copa y la eleva, inclinándola en la boca para ofrecer un sorbo más a su gusto. Habla de confiar, pero debía hacerlo, puesto que es el primero a quien la verdad dice, y da prestigio por compartir batallas. Pero así como el dio su palabra, que no revelaría a sus aliados, por ello callo. De su boca no saldrán los nombres.
—No debe porque pensar en ello, en todo caso, si necesita de alguien. Apunte hacia mí, todo lo que suceda recaerá a mi persona. Me expuse hasta llegar a ser el único afectado si es que pierdo esta batalla. Y así como hombre, le digo que confíe en lo que veredicte su discernimiento.
Una mirada elegante, alucinada por la belleza que obtuvo después de su habla. Él quería volver a sentir la lid, volver a los viejos tiempos, que eso le fascino. — Nunca habrá tiempos de paz, no se decepcione tan rápido, la guerra se presentará tarde que temprano. Hoy fue por mí, mañana por usted. Recuerde que cuando se vislumbra una pelea, despierta follones, tendrá que ser cuidadoso. Y mantener en guardia sus murallas.
El Conde compartió su pensamiento, era muy evidente que después de su causa, muchos despiertan, queriendo alzarse por el cambio del reinado. Y peor, de quien cree que es un traidor.
—Es lo mejor que puede hacer, pero en este círculo, se habló de ciertas realidades que permiten resolver ciertas implicaciones, pero que al final, se logró surgir mayor fuerza. Recordaré siempre su postura.
Y de un movimiento, vació la copa, era poco contenido de licor, que su boca lo disfruto. Había concluido su llegada mas no el interés, lo tendría en la mira, pues es valioso a su favor.
Por lo tanto, se levantó del asiento.— Todo es cuestión de saber dónde se está. Si tu liderazgo desconoce esa premisa, todos te olvidarán demasiado pronto — va caminando hacia él.— En la misma medida que uno va naciendo en épocas olvidadas, se va perdiendo el respeto por muchas cosas. Eso hace que los viejos sean prudentes y sinceros...
—...Sería todo lo que puedo decir, estaría demás decir que ha sido un verdadero placer el poder conversar.
Quedo a su frente, ejecutando un leve inclinamiento.— Agradezco su atención y espero volver a reunirnos. Y las circunstancias dirán de qué manera será.
Finalizo, dando su despedida, al momento que se giró hacia la puerta, y emprender los pasos. Concluyó con una resolución.
Interviniendo, mezclando la hazaña ya no a los enemigos que se respetan, sino convertirlos en especie de aliados, pues todos buscan un fin. Y en ese instante, solo era conocer si debía confiarse de él y que rol desempeña si en batalla se hallan más adelante.
Complacido con su réplica, brinda por él, por sus fortaleza. Alzando la copa, al fin con la idea de que puede pertenecer a su batallón cuando lo requiera.
— Como lo esperaba de usted, barón. Es un verdadero honor, tenerlo como representante de la baronía. Elogio su carácter y su forma de pensar. Expreso mi confianza, y con sinceridad no dudo de sus palabras.— Y ahí nació el valor para considerarlo como su par.
Sabía que Furtwängler no bajaría la guardia, eso siempre lo supo, pues para depender de vidas, debía de seguir protegiéndolas. Por ello, no hizo comentario alguno. Estaba en acuerdo, como al mencionar en la equivocación de personas al confiarles esta rebelión. Pero no era cierto aquello, era lo que realmente esperaba, confiar a algunos para que divulgaran lo que hace el Conde y distraer con sus alarmas.
Mientras escucha, sus falanges se separan, tomando con una la copa y la eleva, inclinándola en la boca para ofrecer un sorbo más a su gusto. Habla de confiar, pero debía hacerlo, puesto que es el primero a quien la verdad dice, y da prestigio por compartir batallas. Pero así como el dio su palabra, que no revelaría a sus aliados, por ello callo. De su boca no saldrán los nombres.
—No debe porque pensar en ello, en todo caso, si necesita de alguien. Apunte hacia mí, todo lo que suceda recaerá a mi persona. Me expuse hasta llegar a ser el único afectado si es que pierdo esta batalla. Y así como hombre, le digo que confíe en lo que veredicte su discernimiento.
Una mirada elegante, alucinada por la belleza que obtuvo después de su habla. Él quería volver a sentir la lid, volver a los viejos tiempos, que eso le fascino. — Nunca habrá tiempos de paz, no se decepcione tan rápido, la guerra se presentará tarde que temprano. Hoy fue por mí, mañana por usted. Recuerde que cuando se vislumbra una pelea, despierta follones, tendrá que ser cuidadoso. Y mantener en guardia sus murallas.
El Conde compartió su pensamiento, era muy evidente que después de su causa, muchos despiertan, queriendo alzarse por el cambio del reinado. Y peor, de quien cree que es un traidor.
—Es lo mejor que puede hacer, pero en este círculo, se habló de ciertas realidades que permiten resolver ciertas implicaciones, pero que al final, se logró surgir mayor fuerza. Recordaré siempre su postura.
Y de un movimiento, vació la copa, era poco contenido de licor, que su boca lo disfruto. Había concluido su llegada mas no el interés, lo tendría en la mira, pues es valioso a su favor.
Por lo tanto, se levantó del asiento.— Todo es cuestión de saber dónde se está. Si tu liderazgo desconoce esa premisa, todos te olvidarán demasiado pronto — va caminando hacia él.— En la misma medida que uno va naciendo en épocas olvidadas, se va perdiendo el respeto por muchas cosas. Eso hace que los viejos sean prudentes y sinceros...
—...Sería todo lo que puedo decir, estaría demás decir que ha sido un verdadero placer el poder conversar.
Quedo a su frente, ejecutando un leve inclinamiento.— Agradezco su atención y espero volver a reunirnos. Y las circunstancias dirán de qué manera será.
Finalizo, dando su despedida, al momento que se giró hacia la puerta, y emprender los pasos. Concluyó con una resolución.
Sokolović Rosenthal- Vampiro/Realeza
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