Flores Heladas || Lin

por **Catalina De Aragón** Miér Dic 02, 2015 3:18 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Aunque no eran mucho más de las seis de la tarde, al ser tan entrado el invierno, la noche había caído sobre el Paris de 1800.

Hacía frio y una nevada leve había coloreado el suelo de las calles con esa alfombra blanca que, más tarde, se tornaría en hielo. Era una paradoja que, algo que a priori se veía tan bonito y tan alegre, pudiera convertirse en un arma al pasar el tiempo y bajo las condiciones adecuadas. En cierto modo, aquella metáfora me recordaba a mi misma: no es que fuera la mujer más bella que se movía por aquellas calles, tampoco la más atractiva pero, dentro de lo que era mi rostro, también podía ser un monstruo que se lanzaba sin pensar a su presa con tal de conseguir aquello que deseaba.

Había pasado un mes desde el último encuentro que había tenido con Lin y, desde entonces, no había vuelto a tener contacto con ella. Había quedado en que la escribiría, que nos volveríamos a ver y hablaríamos de todo lo que había sucedido aquella noche en "Le Nit". Pero, hasta hacía poco más de dos días, no me había sentido con fuerzas para afrontar un nuevo encuentro y quizás un desenlace a todo lo que había pasado.

Envié un mensaje a su casa, aún a sabiendas que podía encontrarlo su madrastra y que eso le trajera aún más problemas de los que tenía dada su condición y situación. La cité en aquel lugar, a esa hora en concreto, con la intención clara de acabar, de zanjar ese tema y pasar a mi vida solitaria y alejada de sentimientos que me confunden, que me hacen decir y hacer tonterías que no se parecen en nada a lo que yo acostumbraba a hacer. De sentimientos que me hacen más humana, más vulnerable...

El problema es que, desde que me había sentado ahí a esperar, la cabeza me daba demasiadas vueltas. No sabía como afrontaría el volverla a ver o que palabras iban a salir de mi boca cuando su olor me llenara de nuevo de recuerdos pasados.

Pasó una pareja y la miré de soslayo, pensando en que quizás, si no hubiera sido tan estúpida, esa pareja podríamos haber sido Lin y yo -"¡¡Estúpida!!"- me dije mientras agachaba la cabeza buscando alguna brizna de hierba que pudiera luchar por sacar su verde entre la nieve que cada vez era un poco más espesa.

Caían copos del cielo y con ellos, yo sólo podía esperar.

por **Catalina De Aragón** Jue Dic 24, 2015 1:49 am

La situación se había tornado completamente diferente, rara me atrevería a decir. Por regla general, los miembros de mi especie eran frios, despiadados y sin ningún tipo de sentimientos. Insensibles me atrevería a decir. El problema es que, todos en el fondo habíamos sido humanos anteriormente y, por consiguiente, los sentimientos habían sido experimentados por todos y cada uno de nosotros. Tanto así que, para no mostrar debilidad, estos eran aparcados en algún punto recóndito de nuestras mentes en el que perecían a causa del tiempo.

Pero eran sentimientos perdidos, no olvidados. Al parecer, nada de lo que ocurre en el pasado se termina de perder. Sólo es necesario encontrar el punto de inflexión, el momento concreto que te hace sacarlo de nuevo a flote y, por consiguiente, iniciar de nuevo el dolor en tu pecho.

Mi madre... era lo único que había tenido seguro en el pasado. La única persona que realmente me había amado incondicionalmente y a la única que siempre, en todo momento, me había abierto y sabía todo sobre mi.

Todo no...

Recordé el cambio, la muerte abrazándose a mi y robándome la vida poco a poco. El ansia. Mi primera víctima... Eso jamás pude contárselo. Tanto así que no volví a visitarla desde aquel momento hasta que pasé y ví la casa habitada por otra gente.

Sólo cuando sentí la mano de Lin sobre mi mejilla, me di cuenta de que una lágrima se había escapado de la prisión de mis ojos. Sonrié tiernamente su gesto y después de ello respiré hondo intentando apaciguar alguna lágrima intrépida más que notaba ascender por mi interior.

- Creo que es la única persona que puedo decir que me ha amado - contesté a sus intentos de animarme - He pasado por tan malos momentos en mi vida... - no era mentira pues desde mi renacimiento, prácticamente todo habían sido penurias - Echo mucho de menos sus caricias y su abrazo que siempre conseguía calmar todo nerviosismo - alguna vez había ido a casa desde la corte con la intención de dejarlo todo y volver a su lado. Ella, sin embargo, siempre se había esforzado en que creciera y siguiera adelante. Que no tuviera miedo de nada y de nadie - Nunca me quitaré la espina de haber dejado de ir a verla, de no haber estado el día que su respiración cesó - la corte me había absorbido tanto que había espaciado mucho más mis visitas hasta que dejé de ir.

- Perdona, bastante tienes ya con todo lo que te está ocurriendo para que yo, además, lo aderece con mis penalidades - le dije a modo de disculpa - Sigamos contemplando belleza - le indiqué mientras seguía hacia delante.

por **Lin Deforest** Dom Dic 27, 2015 9:23 pm

Le escuchó hablar sobre su madre con atención, las flores a su alrededor habían pasado a un segundo plano, Lin estaba absorbida en el relato de Catalina, intentando imaginar con detalle todo lo que decía. Era un tema bastante delicado para hablar, pero Lin siempre había creído que era mejor ser honesto y expresar las dolencias del corazón. Durante mucho tiempo ella había callado sus sentimientos y había sonreído aparentando que todo estaba bien, pero conforme había crecido y madurado, se había dado cuenta que no aceptar ese dolor sólo le traía más dolor y frustración. Era bueno que Catalina hablara sobre su madre y Lin estaba ahí para escucharle sin importar que.

-No tienes porqué disculparte, tu tienes tus problemas y yo tengo los míos, así como el resto del mundo – Exclamó cuando Catalina había terminado de hablar – No me molesta que hables de tu pasado, ¿No somos amigas? Para eso son las amigas ¿no? Para escuchar sin juzgar – Acotó con voz firme. Volvió su vista a las flores y tomó a Catalina del brazo de la forma en como harían las parejas.

La gente a su alrededor ni se inmutó, pues era normal que entre amigas o hermanas se cogieran del brazo, sin embargo Lin sintió un cosquilleo recorrer su cuerpo por la cercanía y le gustó esa sensación de caminar a su lado.

-Yo nunca conocí a mi madre – Comenzó a decir un poco sonrojada – Mi padre me contó que había viajado a China por cuestión de negocios, en uno de sus viajes conoció a mi madre, una concubina del Emperador JianQin – No le había contado a nadie esa historia, su padre le había hecho jurar que mantendría en secreto todo lo relacionado a su familia materna – Al ser una concubina ella no podía estar con ningún otro hombre a parte del Emperador... entonces ya te imaginarás el problema que causó el embarazo, mi padre me contó que ella escondió el embarazo y el nacimiento, pero según las leyes de China, si era descubierta, sería asesinada por traición así como al bebe... por esta razón, mi madre pidió a mi padre que me trajera con él a Francia, ya que ella no podía criarme en el Palacio Imperial sin que fuera evidente nuestro parecido – Hizo una pausa y se mordió el labio – Mi padre me pidió que guardara este secreto hasta mi tumba... pues podría poner en peligro la vida de mi madre y la mía misma -

por **Catalina De Aragón** Mar Dic 29, 2015 1:45 am

El camino se había vuelto más empedrado e incómodo. Seguramente no fueran más que imaginaciones mías, fruto de la pesadez que producía el recuerdo, fruto de las penurias y la tristeza que eran reavivadas y evocadas por unos recuerdos que, a mis ojos, parecían sacados de un relato antiguo. Habían pasado 300 años...

Me disculpé, no podía hacer otra. Pero ¿Realmente estaba pidiendo perdón a Lin o se lo estaba pidiendo a mi madre una vez más allá donde estuviera?

Sentí el cumplido de Lin y el contacto, agradeciendo ambos con una sonrisa. Caminamos un poco más y cuando páramos en el siguiente punto del paseo, dejé reposar mi cabeza sobre su hombro, aspirando el aroma que su pelo desprendía.

- Ya se que no debía disculparme y que las amigas están para este tipo de cosas pero... - dejé escapar un aire inutil que aún quedaba contenido en mi pecho antes de continuar - Pero no estoy acostumbrada a hablar de estas cosas abiertamente. Tampoco a tener amigas... cercanas - dije en última instancia a sabiendas de que, a veces, nos costaba vernos como tal.

Sentí la presión en la voz de Lin mientras hablaba de su madre, de su historia. La verdad es que la dos parecíamos haber tenido pasados tortuosos y relacionados con la realeza, sólo que en diferentes momentos de la historia.

- Entiendo y puedes tener por seguro que tu secreto está a salvo conmigo - le dije intentando que sintiera confianza y que no habría traición por mi parte - Mi padre... era un rey - dije finalmente descubriendo una parte de mi que me costaría explicar - Mi madre una de las doncellas... - dejé ahí la frase pues llevaría a más preguntas que prefería guardar para más tarde.

- ¿Nunca te has planteado viajar a conocerla? - pregunté ingenuamente - Quizás se me escapa alguna cosa y es una respuesta que debería conocer.

por **Lin Deforest** Mar Dic 29, 2015 2:21 am

Parpadeó rápidamente con sorpresa cuando Catalina dijo que su padre era un rey, ¿Sería el actual Rey de España? Tenía que ser, Catalina tenía edad como para que fuera hija del rey actual, pero ella había hablado en pasado, como si ya estuviera muerto o le hubieran quitado el título y la corona. Se llenó de curiosidad y decenas de preguntas se remolinaron en su cabeza, pero como su compañera no había continuado hablando sobre él, prefirió esperar.

No debía ser un tema fácil de tocar, Lin lo sabía, los secretos familiares eran complicados y difíciles de tratar. Esperaría a que Catalina pudiera contarle en su momento, cuando lo sintiera apropiado.

-Gracias, por eso te cuento, se que puedo confiar contigo – Comentó con una sonrisa, ya no le estaba prestando atención a su alrededor, las flores, las plantas tropicales y los demás visitantes pasaron a ser un murmullo y sólo manchas borrosas que le tenían sin cuidado.

-No... nunca – Respondió meneando con la cabeza – Mi padre me ha hecho prometerme que no lo haría – Exclamó vehementemente – Aunque no te voy a negar que me encantaría, pero mi padre dice que nos parecemos demasiado, que le da la impresión de ver a mi madre cuando era más joven y teme que alguien pueda atar los cabos- Continuó, parecía una idea alocada pues había pasado mucho tiempo – Teme que corramos peligro las dos y aunque me parece algo exagerado... no pienso desobedecer a mi padre, él... sabe lo que es mejor para mi – Finalizó.

Había cierto deje de tristeza en la última frase, como si ella quisiera descubrir por si misma que era lo mejor para su vida y no simplemente seguir los deseos de su padre.

por **Catalina De Aragón** Mar Dic 29, 2015 9:45 pm

Había confesado una parte de mi misma que no conocía nadie. Al menos ningún mortal pues había conocido inmortales a los que tarde o temprano, siempre habían terminado tocando el tema de la familia y el pasado. Tampoco es que me quedara muy Claro el porque lo había hecho. Simplemente había surgido probablemente como fruto de la sinceridad de la que había hecho gala mi acompañante.

Sonreí tristemente hacia su comentario de la confianza y estreché nuestro lazo un poco más, apenas un segundo. Suficiente para sentir si calidez y regocijarme en el.

- No soy digna de la confianza que me profesáis - dije simplemente mientras mi mente daba vueltas alrededor de la palabra confianza.

En mi cabeza iba de la mano con otra palabra: sinceridad. Y eran una pareja que no podía vivir la una son la otra. El problema es que mi sinceridad estaba completamente cubierta con pinceladas de mentiras simplemente para parecer coherentes.

Habló de su deseo frustrado de viaje a conocer a su madre y de como su padre le había disuadido de esa idea por diversas razones. También notaba en su voz la obediencia mezclada por la curiosidad. Algo que demostraba unbalma libre capaz de tomar sus propias decisiones.

- Entiendo que tu padre siempre deseará lo mejor para ti - comenté bajo mi punto de vista - Pero poco a poco deberás introducir tus propios criterios en esa conducta. Tomar las riendas de tu vida - además, en esas riendas, se encontraba la relación que podían llegar a tener.

Me sentí mal. Mal por seguir fingiendo algo que no era. Mal por tomar su brazo y hablar de sentimientos mientras guardaba muchísimos secretos. Incluso me sentía mal por el hecho de pensar que en mi casa, mi propio terreno, era el lugar indicado para la resolución de todo aquello.

El camino se partía en dos: un paseo amplio y un estrecho camino que se internaba en un tupido follaje que parecía la entrada a una selva. Poco más adelante, se abría un claro con un banco vacío. No era algo peculiar el trayecto por allí ya que parecía algo así como una zona virgen, poco cuidada. Por lo que era el mejor sitio.

- Sientate Lin - dije muy sería pensando en todo lo que venía a continuación - No puedo esperar para hablar de alguna cosa - continué diciendo - Además de que mi hogar es mi propio terreno y las cosas que debo decir podrían violentarte.

La confesión se me atragantaba en la garganta mientras daba pequeños paseos a izquierda y derechas. Era tan difícil de explicar... o quizás no tanto la explicación si no más bien la compresión.

- Ante todo quiero que sepas que, después de esto que te voy a contar, algo siendo la misma y mis sentimientos hacia ti siempre han sido sinceros y reales - además de esto, también había otra frase de necesidad imperativa que tenía que añadir - Y que jamás te haría daño.

Los pasos se volvieron ligeramente más rápido mientras mi miraba vacilaba entre Lin y la arena que levantaba en mis pequeñas idas y venidas. Finalmente tomé aire y me quedé en el sitio donde estaba.

- Soy consciente de tu devoción por la fe cristiana y como te influye en tu vida - lo abarcaría por ahí aunque no fuera lo que mejor me viniera - A los ojos de ellos... yo soy un demonio - dije finalmente mientras resbalaba con mis ojos de nuevo al suelo.

por **Lin Deforest** Jue Dic 31, 2015 1:20 am

Agradeció con una sonrisa y un gesto suave la comprensión de Catalina, sus palabras le hacían sentir que no estaba sola y que podía confiar sus ideas y tener una opinión a parte de los miembros de su familia que la ayudara a tomar decisiones propias. También quería llegar a un punto en su vida en el que ella decidiera por si misma el rumbo de su vida, aunque le parecía muy distante.

Lo siguiente la puso nerviosa, nada bueno venía después de que alguien te pidiera que te sentaras para hablar. Se sentó con el corazón palpitándole cada vez más rápido conforme las palabras iban saliendo de la boca de su interlocutora. ¿Hacerme daño? Pensó por unos instantes ¿Es que acaso estaba en peligro a su lado? No comprendía aquello, lo único en lo que podía pensar era en que, al ser de clases diferentes su seguridad peligraba, pero eso era algo que ya había asumido desde el momento en el que había deseado volver a salir con ella.

Entonces Catalina dijo que era considerada un demonio. Lin se quedó sin palabras, no supo que decir, porque se sintió muy confundida. ¿Significaba que ella no seguía la fe Cristiana? ¿Que había pecado?, la mujer Asiática ladeó la cabeza con expresión desconcertada, no había miedo en su semblante, sólo intriga.

- ¿Quieres decir que no eres Cristiana? - Preguntó luego de una pausa – Hay personas en la iglesia que consideran a los no creyentes como pecadores y blasfemos... pero llamarles demonios... creo que demonio es un termino demasiado exagerado – Concluyó con ambas manos puestas muy decentemente sobre sus piernas – Por más pecados que hayas cometido, no creo que se pueda considerarte un demonio – Agregó con aire inocente.

por **Catalina De Aragón** Jue Dic 31, 2015 2:41 am

Vi como el semblante de Lin no cambiaba a terror, no se tornaba asustada, ni tan siquiera nerviosa. Seguramente, pensé, había sido demasiado críptica o demasiado poco concreta en primera instancia como para que hubiera llegado a una conclusión más sobrenatural y menos terrenal.

Esperé pacientemente a que explicara lo que había entendido y suspiré pensando que no había conseguido avanzar hacia donde pretendía: me había mantenido estanca y sólo había generado más dudas que nada.

- No era eso - refiriéndome al tema de mi pertenencia o no al cristianismo - Aunque, debo decir que, hace tiempo en la corte, era una devota que no dejaba domingo sin dedicar el tiempo necesario al oficio. Después de eso, jamás he vuelto a pisar una iglesia si no es para maravillarme con su arte - le expliqué - De echo, la misma que menciono anteriormente, es la responsable de mi exilio. Es la ejecutora de la decisión que me ha traído hasta aquí - hice una pausa sopesando mis palabras que seguramente ya hubieran mellado un poco en sus intrigas.

Di un par de vueltas más pensando en como enfocarlo. Finalmente, me vino a la cabeza una frase que un sabio dijo una vez: La distancia más corta entre dos puntos, siempre es la línea recta. Por lo tanto, era mejor asumir que iba a confesar y confesarlo.

- Disculpa mi patosidad a la hora de expresarme - pedí perdón antes de continuar - En 300 años nunca había hecho esto antes.

Me dejé de rodeos finalmente. Ahora sólo podía encomendar mi destino a la suerte.

- Habrás leído muchas historias y leyendas que hablan de monstruos nocturnos, de animales que toman forma humana... - le comencé a decir - Algunas son ciertas y otras no son más que cuentos.

La miré pues quería que no dudará de la veracidad de mis palabras.

- Yo soy la prueba fehaciente de que algunas son ciertas - una pausa más - Soy un vampiro.

por **Lin Deforest** Dom Ene 03, 2016 9:12 pm

Al parecer había malinterpretado las palabras de Catalina, por lo que Lin escuchó lo siguiente y de repente se quedó muy estática con la confesión. Lo primero que se le vino a la mente era que Catalina estaba bromeando, especialmente porque no se imaginaba a Catalina una mujer que creyera en esas leyendas creadas para asustar a los niños. Luego de esa primera impresión, recordó que, Catalina no era muy dada a hacer bromas y se había mostrado siempre bastante seria y centrada.

Tragó saliva e inevitablemente el miedo creció en su cuerpo como una especie de marea imparable, se llevó las manos a la boca para ahogar alguna palabra inapropiada que pudiese salir en ese estado de shock en el que estaba entrando. Olvidó por completo que Catalina había dicho que nunca le haría daño, en ese momento sólo podía sentir el miedo.

Pareció que se iba a quedar callada para siempre, pero al cabo de unos minutos logró adecuar las palabras.

-No puede ser posible – Tenía que ponerlo en duda, no podía aceptar aquello así no más, en el fondo deseaba que fuera una broma de mal gusto – ¡Me estás tomando del pelo!- Agregó con una voz que sonó como una queja – No puedes ser un...una...Vampiresa... - Murmuró – ¡Si luces tan humana! - Concluyó meneando la cabeza.

Su cerebro se negaba a creer aquello así no más, necesitaba pruebas, Catalina lucía como una mujer cualquiera, un rostro demasiado pálido si, una belleza demasiado fina, pero ¿Cuantas doncellas con belleza excepcional no habían en la ciudad? Aquello no comprobaba nada.

La idea de Vampiro que tenía en su mente, distaba completamente de lo que era Catalina. Simplemente no lo podía creer.

por **Catalina De Aragón** Lun Ene 04, 2016 12:29 am

No me sentí sorprendida de la reacción de Lin. No esperaba otra cosa.

En primer lugar, lo que era resultaba increíble pues, las leyendas nunca suelen ser real. El segundo impulso ya podía ser dispar: Algunos sentirían temor y otros (los que menos al menos por mi experiencia) algún tipo de admiración extraña basada en la futil idea de la inmortalidad. En última instancia, refiriéndome a aquellos que sentían temor, las reacciones podían ser dos: Que saliera corriendo al instante o que se mantuviera petrificada en su sitio.

En un principio, viendo el rostro de Lin, pensé que se había quedado parada por el miedo. Luego su rostro cambió y, en su mente, la incredulidad, la lógica y la idea de realidad, comenzó a apartar del camino las dudas generadas por la incomprensión del momento, de la verdad.

Chasqueé la lengua ante la dificultad de la confesión, ante la necesidad de ser más concreta, más explícita. Cuando eres un vampiro, ves las señales en otros vampiros, aprendes a "reconocerlos" entre la gente normal. Por eso, tener que demostrarlo se me hacía tan difícil: Pensaba que se había mostrado ciega para no ver las señales.

- Entiendo que es difícil de ver, aún más de creer... - comencé a decir mientras mi mente divagaba sobre como continuar - Cuando se vive en el desconocimiento, en lo que la sociedad quiere que "creas". Todo lo que escapa a la realidad, a lo " normal", hace que nuestro cerebro intente buscar una respuesta lógica. En caso de que no la haya, procede a la negación.

Debería abrir campos, arrojar más verdades para apoyar mi postura, para que mi confesión adquiriera solidez.

- La inquisición si persigue brujas de verdad. Al igual que vampiros y todos los seres que salen de la franja de lo "humano" - seguramente, al ser tan devota, estaría a favor de ese hecho - Pero, aunque nuestra naturaleza nos impulse a hacer daño a otras personas, no todos son o menos dicho: No todos somos malos.

Seguramente ya se hubiera forjado un velo de rechazó en su cabeza. No obstante, era mejor que lo supiera a que siguiera viviendo en la ignorancia. Pero, ante su no conformidad, debería mostrarle que no la estaba mintiendo.

- Entiendo que tu cabeza te diga que es irreal. Pero intentaré demostrárselo - busqué su mirada intentando transmitirle calma - Si me lo permites.

Caminé despacio hacia ella pues le daría todas las pruebas que tuviera en mis manos para demostrarlo. Aunque aquello acabara con todo lo que habíamos compartido.

- Se que no ha pasado desapercibido mi palidez, la piel helada o la ausencia de vaho en mis respiraciones aunque el frío sea demencial - me separaban un par de metros mientras seguía avanzando hacia ella con pasos cortos - Tampoco que nunca tengo frío o que sólo salgo de noche - me puse casi a su altura y tomé su mano para llevarla a mi pecho mientras mis ojos seguían sobre ella - Mi corazón no late desde hace casi 300 años...

Dejé de nuevo su mano y me aparté, no quería violentarla.

- Entenderé tu rechazó, es lo normal. Pero no podía seguir fingiendo ser algo que no soy. Mis sentimientos si son reales, es por ello que te cuento esto cuando jamás antes lo he confesado - le daba la espalda. Prefería no saber que cara estaba poniendo - Te he abierto las puertas de mi vida, de mi hogar y de mi alma, si es que se puede decir que nos queda algo de ella después de tanto tiempo - hice una pausa desviando la mirada al suelo - Sólo te pido que sigan siendo sólo tuyas, al igual que mis secretos pues hay demasiadas personas que me matarían.

por **Lin Deforest** Mar Ene 05, 2016 8:37 pm

Catalina comenzó a hablar explicando sobre como la inquisición no sólo cazaba brujas, luego explicó que no todos eran 'malos', aquello era extraño de asimilar, hasta el momento Lin había conocido sólo una faceta benévola de Catalina, había sido amable con ella, se había preocupado por su bienestar y le había escuchado durante horas hablar sobre sus cosas personales como haría una amiga real, humana. ¿Era esa la parte 'buena' de la que ella hablaba? Entonces los vampiros no eran como en los cuentos, asesinos que habitaban las sombras con la única intención de beber tu sangre y condenar tu alma.

Mientras más hablaba, más sentido cobraba lo que decía. Era como si todo hubiese sido un enorme rompecabezas cuyas piezas Lin no había podido poner en orden, quizás por su inocencia y por su deseo de creer en las demás personas sin poner en duda sus intenciones. Ahora que ella explicaba esas características físicas y sus hábitos nocturnos, de repente el rompecabezas se completaba y la figura comenzaba a tener lógica. Si se detenía a analizarlo, nunca la había visto probar bocado, sólo había bebido vino y no parecía afectarle la cabeza, además del hecho de que hubiesen sido atacadas esa noche por esos lobos ¿La estaban buscando a ella?.

Le aterró el hecho de no poder sentir el latido de su corazón. ¡Estaba muerta! Esa mujer que le estaba hablando frente a ella, era un cadáver reanimado con algún tipo de magia siniestra y demoníaca. ¡Eso era lo que era! ¡Por eso la inquisición les perseguía! Porque eran abominaciones que atentaban contra la obra de Dios.

Se quedó muda sólo escuchándola hablar, pues en su garganta se había formado un nudo que era incapaz de desatar, tenía la lengua paralizada y en su cabeza cientos de preguntas se formulaban sin que pudiera tan ni siquiera articular una.

- ¿Condenaré mi alma si seguimos juntas? - Fue lo único que salió de su boca, estaba en un estado de calma inusual, no había gritado ni había salido corriendo acusándola de blasfemia, el frío le había paralizado de tal forma que inclusive lucía tranquila. Por el sólo hecho de que le gustaba otra mujer, ya estaba cometiendo un pecado, pero ¿Querer a un ser de la noche? ¿Estaba atentando contra los designios de Dios?.

por **Catalina De Aragón** Miér Ene 06, 2016 5:39 am

Pude notar como su rostro iba cambiando mientras la certeza se le iba haciendo más evidente. Mientras las pruebas, que poco a poco iban siendo más fiables y que constataban mejor el dato que le había revelado, hacían que las dudas poco a poco se fueran disipando.

Sentí su lejanía, su repulsión. Bueno, no la sentí como tal. Más bien las vi a través de los colores de su aura, más allá incluso de su propio entendimiento. Ella sentía cosas dispares, cosas mezcladas. Yo, sin embargo, lo veía todo claro. Sólo necesitaba atar cabos ya con la información que la había dado.

Lo evidente parecía ser: La había perdido. ¿Porqué? Era sencillo de explicar. Ella era completamente devota a la ley de Dios. Y, ante los ojos de los feligreses, yo era una aberración, un producto del demonio. Un ser hambriento, muerto por dentro, que vivía robando la vida a otros.

Pero si su Dios, como les había escuchado alguna vez, era tan todopoderoso, creador de todo. ¿No seríamos también producto de su creación? Y, aunque hubiéramos sido producto del demonio... ¿Acaso este no había sido creado por el mismo Dios? Quizás, en un momento dado, buscó el equilibrio y esa fue su forma d e llevarlo a cabo. También un método para controlar a sus propias creaciones.

Su pregunta me pilla un poco por sorpresa pues es nueva para mi. ¿Su alma se condenaría si seguíamos juntas? No sabía lo que era era este condenada aunque, todosbaquelos que hablaban de los míos decían que ya lo estábamos. ¿Estaria ella también entonces?

- No se Lin - le contesté - Ojalá pudiera responderte pero no puedo - era demasiado metafísica incluso para mi - ¿Quién condena? ¿Dios, el sacerdote de la iglesia?¿Aquel otro que hay que sobornar para que lleve a cabo el entierro de un esclavo? Depende de quien lo haga podrás recibir juicios diferentes - hice una pausa en la que intenté ahondar en el interior de sus ojos - Sólo puedes tu emitir ese juicio - suspiré dejando un vaho en el ambiente frío - Yo no deseaba ocultarte más esto - sonreí tristemente - Estoy preparada para el rechazó. No te preocupes.

por **Lin Deforest** Jue Ene 07, 2016 12:04 am

No lo sabía. Lin esperaba encontrar una respuesta menos ambigua, pero que Catalina no tuviera la respuesta la hacía lucir mucho más humana, casi indefensa. Y lo que decía tenía mucho sentido, Lin había creído ciegamente en todo lo que decía la iglesia, pero había descubierto recientemente que no todos los sacerdotes eran lo,s hombres sabios y santos que ella esperaba que fueran, por el sólo hecho de dedicarse al sacerdocio, esto no garantizaba que fueran buenas personas.

¿Porque no dejaban a los negros entrar a la iglesia? ¿Acaso la casa de Dios no tenia las puertas abiertas para todos quienes quisieran escuchar la palabra del altísimo?.

Lin había visto con sus propios ojos la discriminación de clases habiendo crecido en la más rica de todas. Pero no podía evitar cuestionarse de que tipo de vida habría llevado si su padre no hubiese tenido el valor de criarla bajo el apellido Deforest. ¿Habría terminado como pobre sirvienta o como una cortesana vendiendo su cuerpo para poder comer?, la realidad era cruel y la iglesia no hacía nada al respecto por cambiar aquello. Sólo algunos sacerdotes y monjas que se dedicaban a cuidar de los enfermos y los más desfavorecidos seguían las enseñanzas bíblicas al pie de la letra.

Lin desvió la mirada al suelo y notó que sus manos estaban temblando agitadamente, intentó controlarlas empuñándolas y llevándolas al pecho.

-Gracias por confiar en mi – Murmuró al fin, su cabeza era un mar tormentoso de preguntas e ideas - ¿Por eso te alejaste de mi después de aquella noche? - Preguntó recordando la noche en el bar, el vino, su intento de besarla e ir más allá y las negativas de Catalina, de repente le fue más claro el porqué de su negación. No se limitaba sólo al hecho de que fueran mujeres, tenía que ver con su condición – Intentabas protegerme... ¿verdad? Por eso dijiste todas esas cosas para alejarme... - Continuó, estaba sacando sus propias conclusiones, pero en su mente aquello tenía mucho sentido – No se que decir... es demasiada información de repente -

por **Catalina De Aragón** Jue Ene 07, 2016 1:10 am

El rostro de Lin cambió por instantes. ¿Acaso todo lo que le acababa de decir había podido cambiar, de algún modo, la concepción que tenía sobre mi?¿Sobre lo que yo era y representaba?. No, era más probable que se hubiera planteado otras cosas, más normales en su vida, más cotidianas.

Las resoluciones que le hacía era posible que no hicieran otra cosa que plantearle más preguntas. Unas preguntas que antes no habían tenido cabida en su pensamiento pues se alejaban demasiado de lo que tenía concebido como "normal". Sus relaciones, en las clases que se movía, no eran personas que pudieran ser "echadas" de ningún lado. Al igual que nadie les prohibía la entrada a ningún lugar por su condición social.

La verdad es que, después de tanto tiempo, debería de saber que el mundo era injusto. Más aún si nos centramos en la visión de que Lin es un alma pura. Una que ha sentido ciertas tentaciones que escapan de lo que consideran "bueno" pero pura al fin y al cabo. Al igual que inocente... era demasiado buena y confiada para desenvolverse en la sociedad actual. Tenía suerte de que no hubiera dado con nadie que pretendiera hacerla daño de verdad. O con algún otro vampiro con menos principios...

¡Dios, sólo de pensarlo se me agitaba el estomago!¿Qué la habrían llegado a hacer?

No es que me estuviera justificando o reforzando el hecho de que yo no era igual. En el fondo si lo era: tomaba la sangre de otro, había matado, y había hecho un poco lo que se me había antojado hasta aquel momento. La diferencia requería en que, por primera vez en mucho tiempo, alguien había conseguido que sintiera algo más que instinto (Aunque los sentimientos de atracción también tenían parte de eso) y por eso estaba en aquella tesitura. ¿Era por la añoranza de sentir o por la necesidad de estar al lado de Lin? Creo que jamás podría responder a esa pregunta en esas condiciones. No sin seguir adelante.

Aunque el miedo se hacía evidente en el temblor de sus manos, sus palabras denotaban otro ritmo, uno que se alejaba del pavor. Uno que intentaba lidiar con la información que la había dado sin salir espantada de allí. Me preguntó cosas, motivos de reacciones pasadas y me acerqué. Me senté a su lado pero no la miré, no quería que se sintiera violentada o intimidada por mi mirada además de por mi cercanía. Puse las manos sobre la madera fria y las cerré entorno a ella.

- Son muchos años como podrás comprender - comencé a explicarme
- Muchos años sin sentir, sin recordar lo que era estar viva - metaforicamente hablando - Has conseguido despertar tantas sensaciones en mi... - las palabras sonaban cargadas de nostalgia. Como si fuera algo que ya quedara en el pasado, que ya hubiera perdido - La atracción que siento por ti me da miedo. No quiero que sufras, no quiero hacerte daño. No quiero privarte de una vida normal por mi propio egoismo. No quiero ser egoista - agaché un poco la cabeza y unos mechones de pelo se desprendieron precipitándose sobre mi rostro - Se lo que soy a tus ojos, no esperaba ser otra cosa. Pero no podía marcharme sin más. No, me importas demasiado.

por **Lin Deforest** Sáb Ene 09, 2016 1:08 am

Nunca creyó que estaría en una situación tan complicada en su vida. Desde pequeña había creído que su vida seguiría ese curso predecible y normal de todas las doncellas criadas en la clase alta. Era una vida llena de abundancia en la que no se debía luchar por nada, en la que no habían riesgos a correr y en la que desde muy pequeña sabía cual era su destino: Ser cortejada por caballeros, casarse con un hombre de alta posición, tener hijos y repetir las mismas tradiciones que sus antepasados en la familia.

Haber conocido a Catalina le había abierto un universo de posibilidades, todas ellas alejadas del destino que siempre creyó que tenía en la familia Deforest. Era la primera vez que se veía tentada a pecar y no sólo eso, era la primera vez que ponía en duda la naturaleza del pecado y las mismas sagradas escrituras.

¿Estaba preparada para aceptar algo tan diferente en su vida?

Escuchar que Catalina e preocupaba por ella de esa forma la conmovió. Aún no comprendía lo que significaba ser una Vampiresa, las cosas que ella tenía que pasar a diario, pero sentía que su cariño era especial y la hacía sentir reconfortada.

- No se nada sobre los... vampiros a parte de las historias que he escuchado por ahí, por eso me es difícil comprender tu estilo de vida - Dijo al fin luego una larga pausa - No voy a mentirte y negar que tengo miedo... no miedo de que me hagas daño físicamente... sinceramente si hubieras querido hacerlo durante todo este tiempo, ya lo habrías hecho en cualquier otra oportunidad - Meneó la cabeza suavemente - No...no dudo de tus intenciones y...creo en tu palabra - Esta vez giró el rostro para buscar el de ella y mirarla a los ojos - Pero no es fácil para mi aceptar todo esto... necesito tiempo... necesito conocer más sobre ese lado tuyo que hasta esta noche me habías ocultado para poder comprender... -

por **Catalina De Aragón** Sáb Ene 09, 2016 5:25 pm

La noche ya estaba cerrada en el cielo cuando las verdades habían hecho gala de presencia. Unas verdades duras, sorpresivas y bastante llamativas para mi acompañante que, después de lo raro que debía sentirse al experimentar respuestas románticas hacia una mujer, había descubierto que esa ocultaba una verdad aún más terrorífica si cabe.

Era cierto que, la respuesta inmediata de muchas personas (creyeran o no en aquello que les estaba contando) hubiera sido salir corriendo y no parar hasta que les hubieran fallado las fuerzas. Así que, que aún siguiera allí demostraba dos cosas: La primera que era una mujer valiente. Y la segunda que realmente sentía algún tipo de atracción por mi.

Pero su miedo se hizo voz en sus labios aunque contenido. Su desconocimiento más allá de lo que la hubieran contado o leído hacia que navegara por un mar de ignorancia que poco a poco, si estaba a mi lado, iria descubriendo.

Era obvio que no todo lo que escuchara le gustaría. Es más, algunas cosas las repelerá. Pero sólo por intentarlo merecía la pena.

- Siendo te sincera: Si no tuvieras miedo no serias humana - comencé a decir - La historia se ha cebado con aquellos que son como yo culpabilizandonos de muchas cosas - seguí criticando un poco lo que el mundo había hecho con nuestras leyendas - Hay cosas que son ciertas y otras no. Una de las ciertas es mi alimento... - dejé claro desde un principio - Pero ya te he dicho que jamás te haría daño y es cierto - añadí a modo de tranquilizador - En cuanto a lo del tiempo. Lo entiendo y tendrás el que desees. Podrás preguntar lo que quieras y será contestado.

Agaché un poco la mirada antes de seguir.

- También puedes marcharte si es tu deseo...

por **Lin Deforest** Miér Ene 13, 2016 11:58 pm

Algunas cosas eran ciertas y otras no, Lin moría de curiosidad por saber que era cierto y que era inventado por la iglesia. Descubrió que a pesar del miedo ,la curiosidad la tentaba aún más. Al escuchar lo del alimento, se llevó la mano enguantada a la boca para ahogar un grito. De repente fue consciente de que Catalina bebía sangre humana y la sóla idea la escandalizó. ¿Tendría que matar a sus victimas al beber de ellas? Se preguntó y dudo en decirlo en voz alta, no creía que estuviera preparada para afrontar la respuesta de aquella pregunta.

- ¿Que pasa si sales al sol? - `Preguntó al fin, Catalina le había dicho que podía preguntar lo que quisiera - Es cierto lo que dicen que el sol puede quemar la piel de los vampiros?- Agregó, le parecía aterradora la idea de que Catalina pudiera morir tan fácilmente de esa forma. Vivir la eternidad ocultándose del sol le parecía de lo más triste, eso significaba que ella no podría nunca disfrutar de las actividades diurnas que sólo son posibles si está el astro rey.

- ¿Puedes transformarte... en un murciélago? - Se sintió un poco tonta preguntando eso, pues le parecía imposible que un cuerpo de un humano pudiese adoptar la forma de otro ser por arte de magia, pero si era posible beber sangre, seguro que transformarse en un animal no era tan descabellado - ¿Cuantos años tienes exáctamente? - Continuó con la pregunta - De repente siento que... no te conozco en lo absoluto... toda esta nueva parte de ti que desconozco es como si fueras otra persona completamente... - Murmuró, no se sentía triste por ello, más bien sentía una mezcla de curiosidad y miedo a lo desconocido.

No se había dado cuenta el tiempo que había pasado hasta que un hombre con uniforme azul se acercó a los grupos de personas para explicarles que pronto cerrarían el jardín.

por **Catalina De Aragón** Jue Ene 14, 2016 12:42 pm

Al parecer, la curiosidad también parecía ser vívida en Lin pues su mirada se debatía entre la opción de horrorizarse y saber más de mi, de mi vida, de mi modo de actuar y moverme. También pude ver su sorpresa al ser consciente de que mi alimento era real, de que la sangre de un humano, incluso su sangre, podría servirme en caso de necesidad. Por suerte para mi, no resultaba demasiado "horrible" a sus ojos o hubiera salido corriendo hacía ya rato.

Cuando en vez de decir algo que me dejara en evidencia su disconformidad por la situación, me hace una pregunta referente a mi condición, me deja un poco fuera de lugar. Si, era cierto que la había dicho que me preguntara lo que considerara oportuno y que la iba a contestar. Tampoco es que tuviera nada que ocultar: Ya le había dicho lo que era. Pero si era cierto que tampoco es que le estuviera diciendo nada nuevo. Simplemente estaba pasando del mitos al logos.

- ¿El Sol? - la miré intentando ver todo lo que su rostro podía transmitirme - Si, todo lo que dicen es cierto. Aunque creo que ya te has dado cuenta por las horas a las que me suelo mover ¿No? - sonreí un poco mientras pensaba si me acercaba a ella o simplemente me mantenía a una distancia prudencial. Tampoco es que quisiera que se violentara, no se en que condiciones nos encontrábamos en esos momentos - Me quema, me abrasa, me mataría en cuestión de minutos... me convertiría en polvo - dije intentando explicarme de un modo concreto - Aparte de que, en el estado que me encuentro, es casi el mayor dolor físico que se me puede provocar - Quizás estaba dando demasiada información.

- No - reí ante su pregunta sobre las transformaciones - Al menos yo no se hacerlo - recalqué - Es cierto que cada uno de nosotros nace con diferente "habilidades" - expliqué -Pero todavía no he conocido a nadie que lo haga.

Sobre mi edad, la verdad es que era algo que seguramente si la sorprendiera. Esperaba al menos que no fuera otra de las cosas que la alejaran de mi. ¿Qué estaba pensando?¡Claro que la iban a alejar de mi!

- 300 años llevo morando por este mundo - dije evadiendo su mirada por vergüenza y miedo a ver su expresión ante aquella revelación - Son muchos años ya... quizás demasiados - y para terminar, añadí - Quizás ahora, cosas que te he contado de mi vida, tomen otro sentido.

Cuando habló de no conocerme una oscuridad cayó sobre mi rostro como una lápida que se yergue sobre tu espalda para finalmente caer sobre ella.

- Es por eso que te estoy contando todo esto, para que puedas conocerme... Aunque eso suponga que te alejes de mi.

por **Lin Deforest** Sáb Ene 16, 2016 7:27 am

El sol podía quemarla, tal cual como hablaban las leyendas, Lin recordó a un sacerdote que habló sobre criaturas malditas que habían sido privadas de la luz del sol por sus pecados y que sólo podían caminar en las sombras pues en su interior ya no quedaba bondad sino oscuridad, si era cierto que Catalina no podía salir a la luz del sol, ¿Significaba que su alma estaba maldita como había dicho el sacerdote?.

Sobre la transformación, al parecer eran sólo invenciones, pero cabía la posibilidad de que otros pudieran. Un momento, ¿Otros?, ¡habían otros como ella! de repente Catalina fue consciente de ello, había estado viviendo en un mundo de ilusiones y mentiras, existían otras criaturas conviviendo con los humanos en esa ciudad sin que nadie lo sospechara ¿Cuantos vampiros habría encontrado en su camino sin darse cuenta?.

- ¡300 años! - Exclamó casi en un grito y se apresuró a bajar la voz - Pero tu rostro... te vez tan joven... - Murmuró sin dejar de observarle el rostro, alargó una mano y tocó la mejilla de la vampiresa, ya antes había tocado su piel, pero esta vez era distinto, sentía como si estuviera tocando a otra persona. Alejó la mano y se la llevó al pecho - Agradezco que confíes en mi... es extraño, llevamos poco de conocernos, pero siento que en este poco tiempo he vivido más experiencias que en toda mi vida -

En ese momento un hombre vestido de uniforme azul, probablemente uno de los guardias del jardín se acercó a ellas y con un gesto elegante les indicó que el establecimiento iba a cerrar y debían salir como los demás visitantes. Lin se paró sobresaltada y se dio cuenta de que el jardín estaba completamente sólo, las últimas parejas estaban saliendo por la puerta principal, al parecer ellas eran las únicas que quedaban. El hombre se quedó esperando, como si su trabajo fuera escoltarlas la salida y asegurarse de que nadie se quedara dentro.

- Se nos ha ido el tiempo volando - Comentó Lin intentando parecer calmada y tomó a Catalina del brazo para guiarla a la salida.

por **Catalina De Aragón** Lun Ene 18, 2016 5:49 am

Nunca habría pensando que me encontraría algún día en esa situación, en esa tesitura. En mi cabeza nunca se había barajado la idea de que me plantaría una noche frente a alguien y le diría: Pues si, mira. Soy un vampiro.

Y sin embargo, allí estaba, haciendo partícipe a aquella joven de las cosas que habían escapado a su observación. Enseñándola que había un mundo oculto que distaba mucho de ser pacífico y sencillo. Un mundo donde las criaturas de la noche moran a sus anchas y en el cual acechan a sus presas. Tampoco quería desvelarle mucho más. Nobera necesario que supiera de la existencia de "más" criaturas legendarias. Aunque seguramente, después de esta revelación, sólo le fuera necesario ir atando cabos.

Cuando gritó ante mi edad, me sobresalté. No esperaba violar la calma y el tono neutro, más adecuado a un susurro. Más que nada por que no quería que nadie más fuera protagonista en aquella conversación.

- Si... - me limité a decir mientras veía su mano acercarse a mi rostro.

Disfruté de ese contacto entornando un poco la cabeza y entrecerrando los ojos. También, sin querer, sonreí levemente.

- El momento del cambio plasma nuestro ser como algo imperecedero. No cambiamos, no crecemos, no envejecemos - comencé a responder a su escepcismo - Soy igual que cuando se me fue arrebatado el aliento. No puedo sufrir cicatrices, ni siquiera puedo cortar mi cabello - y añadí para terminar - Soy como una escultura fría, que nunca cambia.

No fui consciente de la presencia del hombre hasta que casi estaba encima nuestro. También me sorprendió ser las únicas que quedaban en el lugar. La conversación era tan profunda que había perdido la noción del tiempo.

Sentí la mano de Lin apoyándose en mi brazo y apoyé la otra sobre la suya mientras empezábamos a andar hacia la salida.

- Gracias por no tenerme miedo - le dije sinceramente - Es algo que me hace feliz.

Caminé hasta el exterior y una vez allí abroché el abrigo pues el frío era mayor traspasado el umbral. Aunque, realmente, no me hiciera falta.

- Entiendo que para ti es muy tarde aunque, para mi acaba de empezar la noche y durará hasta mañana al alba - pensar en una separación me entristecía. Aunque, el hecho de que siguiera allí, era ya una victoria.

por **Lin Deforest** Mar Ene 19, 2016 2:35 am

Lin reflexionó sobre sus palabras. Catalina era una escultura fría imperecedera en el tiempo, eso era lo que era. Sonaba aterrador y triste, pero al mismo tiempo, Lin sabía que esa escultura fría era capaz de sentir, podía preocuparse por otros y podía inclusive llegar a amar.

Salieron del jardín y el frío del invierno los recibió con su abrazo gélido filtrándose rápidamente por entre las ropas de ella, se llevo ambas manos al abrigo y lo abotonó muy cerca de su cuello para evitar que más aire se filtrara. Cuando el hombre se hubo alejado y estuvieron solas de nuevo Lin se giró hacía ella.

- No te voy a mentir al decirte que no he sentido miedo - Comentó desviando la mirada al suelo, como si estuviera buscando un coraje invisible - La verdad esta revelación no es fácil de asimilar y me provoca temor... sin embargo, a pesar de lo terrible que pueda sonar... hasta ahora me has mostrado que eres una persona en la que puedo confiar - La mirada de Lin volvió a subir hasta depositarse en el rostro de Catalina - Ahora entiendo el porqué tenías tus reservas sobre nuestra... relación -

Todo parecía mucho más claro ahora y aunque Lin tuviera muchas dudas respecto a la naturaleza de Catalina, tenía claro que, no había sido rechazada deliberadamente sino que Catalina estaba pensando en el bienestar y en el futuro de ella.

- Si te digo que necesito un tiempo para reflexionar sobre todo esto ¿Me creerás? - Dijo al fin, ya se habían separado una vez y volver a hacerlo le parecía bastante triste.

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Flores Heladas || Lin

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