AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Bad Blood || Privado
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Bad Blood || Privado
Nada quedaba ahora que todo lo que en antaño le ataba en su tierra natal, en un abrir y cerrar de ojos los regocijos y vivencias que alimentaban su corazón jovial se había esfumado de sus manos. De la nada le fue arrebatado todo y sin embargo poseía una fortaleza digna de aplaudir para continuar adelante y unas raíces bien cimentadas para no perder el suelo. Las memorias otroras en su mente se desvanecían mientras las tonalidades policromas en el atardecer poco a poco cedían a la venidera oscuridad. Se encontraba dando un paseo vespertino antes de la puesta de sol, una mano dentro del bolsillo del pantalón y la otra sopesaba un par de francos que había recién adquirido en una lectura previa. Sin embargo sabía que no sería suficiente para pasar una buena noche.
Trataba de maquinar una estrategia perfecta para no tener que soportar un asalto o algo peor, algún ataque de seres sobrenaturales, esas efigies que tanto aborrecía. Poco a poco con pasos mezquinos se abrió lugar entre el tumulto de personas que aún deambulaban como ovejas sin pastor en ese rincón alejado de las portentosas mansiones y petrificadas muecas pertenecientes a la realeza y clase alta. Matías se reía de tales títulos puesto que estaba consciente que dentro de esos disfraces, corría una misma sangre, un mismo color carmesí. Los murmullos incesantes de los transeúntes le turbaban en ocasiones de sus pensamientos propios, necesitaba un lugar más sereno para descansar. La noche estaba despejada, pero gris. El cielo encapotado se cernía triste sobre un París frio y somnoliento.
Escuchaba el susurro de las personas a lo lejos. No le importó. Cerró los ojos unos instantes y pensó que sería de él estando en algún otro lugar. Sonrió ligeramente al recordar momentos plenos con su entonces familia. Estaba tan rendido que por unos segundos olvidó todo y se quedó inmóvil. Cuanto tiempo había pasado. Las horas avanzaban y morían hacia un nuevo día, otro día que llegaría sin ninguna particularidad. ¿Cuánto tiempo duraría esa tranquilidad? No mucho seguramente, fue como un tirón, un relámpago en la noche que resonó a las orillas. Últimamente sus habilidades iban in crecendo y percibió algo a las afueras de aquella carpa ajena donde planeaba pasar la noche, no estaba seguro de que era, pero su corazón latía un poco de prisa. ¿Quién o qué era? Esa mancha negra que se derramaba sobre el papel de sus pensamientos.
Trataba de maquinar una estrategia perfecta para no tener que soportar un asalto o algo peor, algún ataque de seres sobrenaturales, esas efigies que tanto aborrecía. Poco a poco con pasos mezquinos se abrió lugar entre el tumulto de personas que aún deambulaban como ovejas sin pastor en ese rincón alejado de las portentosas mansiones y petrificadas muecas pertenecientes a la realeza y clase alta. Matías se reía de tales títulos puesto que estaba consciente que dentro de esos disfraces, corría una misma sangre, un mismo color carmesí. Los murmullos incesantes de los transeúntes le turbaban en ocasiones de sus pensamientos propios, necesitaba un lugar más sereno para descansar. La noche estaba despejada, pero gris. El cielo encapotado se cernía triste sobre un París frio y somnoliento.
Escuchaba el susurro de las personas a lo lejos. No le importó. Cerró los ojos unos instantes y pensó que sería de él estando en algún otro lugar. Sonrió ligeramente al recordar momentos plenos con su entonces familia. Estaba tan rendido que por unos segundos olvidó todo y se quedó inmóvil. Cuanto tiempo había pasado. Las horas avanzaban y morían hacia un nuevo día, otro día que llegaría sin ninguna particularidad. ¿Cuánto tiempo duraría esa tranquilidad? No mucho seguramente, fue como un tirón, un relámpago en la noche que resonó a las orillas. Últimamente sus habilidades iban in crecendo y percibió algo a las afueras de aquella carpa ajena donde planeaba pasar la noche, no estaba seguro de que era, pero su corazón latía un poco de prisa. ¿Quién o qué era? Esa mancha negra que se derramaba sobre el papel de sus pensamientos.
Última edición por Matías Fariello el Lun Mayo 02, 2016 3:29 pm, editado 2 veces
Hyun Queneau- Condenado/Hechicero/Clase Alta
- Mensajes : 118
Fecha de inscripción : 22/09/2013
Re: Bad Blood || Privado
Le observaban como un extraño, como un enemigo que sin temor alguno traspasa los limites que sabe existen para mantenerle fuera. Elías no temía a los gitanos, esos mortales que en un intento por alejar a quienes les dañaban, inventaban historias sobre ellos mismo y sobre lo que eran capaces de hacer. El licántropo de sobra sabía que no todo eran simples mentiras, aún así, no les demostraba miedo porque tanto ellos como él, formaban parte de las historias que se usan para aterrorizar a los niños por la noche. La naturaleza que desde hacía tiempo poseía el cazador, era detectada casi por todos los gitanos que aún se mantenían despiertos y le observan con el terror y la curiosidad que se siente por las cosas prohibidas.
Elías no se encontraba en aquel lugar sin razón, estaba ahí buscando a Matías, un chico gitano con quien tiempo atrás se topara en los bosques. Aquel muchacho poseía un espíritu indomable pese a las heridas de un pasado complicado y era por esas ganas de seguir adelante que el cazador ahora le buscaba, el muchacho era justo lo que necesitaba para ayudarle en una de sus cacerías y claro, Elías no pensaba pedírselo de gratis. A cambio de la ayuda del gitano, planeaba pagarle muy bien pero claro, antes debía encontrarlo y convencerlo, aunque convencerlo sería más bien arrastrarlo a su lado a donde quiera que fuera.
Seguir el rastro de un mortal no era realmente complicado, todos y cada uno de ellos dejaban pruebas suficiente de su presencia en un lugar, pruebas que descubiertas por alguien hábil, llevarían al paradero de cualquiera. Así que Elías hacía uso no solo de sus habilidades como licántropo, sino también de lo aprendido durante años para llegar hasta una carpa donde podía reconocer el aroma del joven Matías. Con la falta de tacto de siempre, el licántropo aquel llegó a su destino y sin importarle si alteraba o no Matías, ingreso de manera agresiva a la carpa.
– Levántate flojo, no tenemos tiempo que perder. Necesito tu ayuda ahora – su voz sonó demandante y la petición aquella era más una exigencia que nada.
Elías no se encontraba en aquel lugar sin razón, estaba ahí buscando a Matías, un chico gitano con quien tiempo atrás se topara en los bosques. Aquel muchacho poseía un espíritu indomable pese a las heridas de un pasado complicado y era por esas ganas de seguir adelante que el cazador ahora le buscaba, el muchacho era justo lo que necesitaba para ayudarle en una de sus cacerías y claro, Elías no pensaba pedírselo de gratis. A cambio de la ayuda del gitano, planeaba pagarle muy bien pero claro, antes debía encontrarlo y convencerlo, aunque convencerlo sería más bien arrastrarlo a su lado a donde quiera que fuera.
Seguir el rastro de un mortal no era realmente complicado, todos y cada uno de ellos dejaban pruebas suficiente de su presencia en un lugar, pruebas que descubiertas por alguien hábil, llevarían al paradero de cualquiera. Así que Elías hacía uso no solo de sus habilidades como licántropo, sino también de lo aprendido durante años para llegar hasta una carpa donde podía reconocer el aroma del joven Matías. Con la falta de tacto de siempre, el licántropo aquel llegó a su destino y sin importarle si alteraba o no Matías, ingreso de manera agresiva a la carpa.
– Levántate flojo, no tenemos tiempo que perder. Necesito tu ayuda ahora – su voz sonó demandante y la petición aquella era más una exigencia que nada.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 22/11/2013
Re: Bad Blood || Privado
Sumergido en esas espesas aguas de su pasado, Matías pensó que en aquella noche lograría encontrar un poco de calma, alejado del bullicio y la artificialidad que la capital le regalaba todos los días. Su encuentro previo con esa mujer de nombre Sashenka le dejó muchas incógnitas en su cabeza, muchas más de las que ya poseía desde su llegada a Paris. Y es que el parecido de sus historias parecía darle al joven una respuesta por demás tacita a las interrogantes. El gitano era demasiado orgulloso para aceptar que aquella media hermana perdida podría ser ella, se resistía a la idea por el hecho de saber que ello conllevaría a una serie de confesiones, de las cuales no quería ser participe por no mostrar su lado más débil. Suspiró de mala gana y cayó en la cuenta de que esta nueva presencia le erizaba los vellos del brazo. Sólo un sujeto había causado ese efecto en él y no se trataba de alguien mortal.
Las posibilidades de coincidir una vez más con los rostros de algunas personas resultaban una en un millón, nos obstante, durante su corta estancia había aprendido que en esa ciudad todo podía suceder, así que no eran tan descabelladas del todo sus sospechas sobre lo que se cernía a su alrededor. Los pasos ajenos haciendo un ligero ruido en la hojarasca y la tonalidad grave del hombre confirmaron sus sospechas. Ese licántropo que había conocido un par de meses atrás regresaba nuevamente a él, haciendo uso de su ya común voz exigente.
–¡Demonios! Tú otra vez ¿Qué haces aquí? ¿Acaso te has empeñado en seguirme a todos lados?–
Soltó de mala gana ante la interrupción ajena.
Las circunstancias en las cuales se habían conocido no habían sido las mejores, el gitano estaba herido y el licántropo de muy mal humor ante la altanería del chico. Sin embargo esa noche lograron pese a sus personalidades, dar paso a una especie de amistad y camaradería. El pasado de ambos resultaba estar lleno de pérdidas y dolo y eso había bastado para tenderse la mano uno al otro cuando lo necesitasen. Se levantó de mala gana y salió de la carpa.
–Sabes que no eres bien visto por estos territorios– susurró mientras caminaba a lado del sobrenatural –¿Dime ahora que en estas metido?–
Inquirió colocándose frente a Elías. Si Matías había aceptado con anterioridad brindarle su ayuda, al menos necesitaba saber las razones por las cuales se arriesgaría por el otro.
Las posibilidades de coincidir una vez más con los rostros de algunas personas resultaban una en un millón, nos obstante, durante su corta estancia había aprendido que en esa ciudad todo podía suceder, así que no eran tan descabelladas del todo sus sospechas sobre lo que se cernía a su alrededor. Los pasos ajenos haciendo un ligero ruido en la hojarasca y la tonalidad grave del hombre confirmaron sus sospechas. Ese licántropo que había conocido un par de meses atrás regresaba nuevamente a él, haciendo uso de su ya común voz exigente.
–¡Demonios! Tú otra vez ¿Qué haces aquí? ¿Acaso te has empeñado en seguirme a todos lados?–
Soltó de mala gana ante la interrupción ajena.
Las circunstancias en las cuales se habían conocido no habían sido las mejores, el gitano estaba herido y el licántropo de muy mal humor ante la altanería del chico. Sin embargo esa noche lograron pese a sus personalidades, dar paso a una especie de amistad y camaradería. El pasado de ambos resultaba estar lleno de pérdidas y dolo y eso había bastado para tenderse la mano uno al otro cuando lo necesitasen. Se levantó de mala gana y salió de la carpa.
–Sabes que no eres bien visto por estos territorios– susurró mientras caminaba a lado del sobrenatural –¿Dime ahora que en estas metido?–
Inquirió colocándose frente a Elías. Si Matías había aceptado con anterioridad brindarle su ayuda, al menos necesitaba saber las razones por las cuales se arriesgaría por el otro.
Última edición por Matías Fariello el Lun Mayo 02, 2016 3:28 pm, editado 1 vez
Hyun Queneau- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2013
Re: Bad Blood || Privado
Entrando de manera abrupta a la carpa del joven Matías, el licántropo no pedía de favor que le acompañara a una misión, de hecho llegaba exigiendo al gitano que se levantara y lo siguiera, como si aquel muchacho tuviera alguna deuda pendiente que lo haría levantarse e ir tras Elías sin hacer preguntas, algo que evidentemente no sucedió.
– Si, yo de nuevo y levántate de una buena vez – cruzó los brazos – no te quedes acostado como un inútil – escuchar las preguntas del joven le hizo reír – No eres tan importante como para que vaya a estarte siguiendo y si quieres saber a que vine, cámbiate y sal de una buena vez de esta mugrienta carpa – sin decir entonces más, salió. Elías se encontraba seguro de que aquel muchacho no se resistiría a la curiosidad de saber que era lo que le había llevado hasta él, algo que confirmo en el momento que Matías salía de la carpa. – Bien, ahora vámonos.
Caminando de nuevo entre los gitanos y las carpas, con cada vez más miradas curiosas sobre sus figuras. Era poco común que personas desconocidas entraran de la manera en que el licántropo lo hizo a territorio de gitanos, pero qué más daba, conocía a aquel chiquillo y pese a que sus personalidades eran diferentes, se habían llevado algo bien; quizás tenía más cosas en común de lo que ambos creían.
– ¿Quién es bienvenido realmente en estos territorios? – preguntó al gitano, dirigiéndole una mirada divertida antes de suspirar al verlo obstruirle el paso. Matías era un verdadero muchacho molesto cuando quería y eso era precisamente en lo que se convertía obstruyéndole el paso al licántropo, quien sin tener muchas opciones, observo de un lado a otro antes de comenzar a hablar sobre lo que realmente le había llevado hasta aquel lugar – No estoy en peligro ni problemas, y tú tampoco lo estas si es lo que te preocupa – cruzó nuevamente los brazos – estoy aquí porque necesito encontrar a alguien y tú me sirves perfecto para el trabajo – observo al muchacho frente a él – no te pediré que lo hagas de manera gratuita, voy a pagarte y claro a protegerte de lo que pueda suceder – se mantuvo en silencio unos instantes, buscando la manera de explicarle al muchacho la situación en la que se meterían – Matías, necesito atrapar a un vampiro pero únicamente se alimenta de sangre gitana, piensa que le brinda mayor poder – observaba con atención las expresiones ajenas – ¿Te parece entonces ayudarme como carnada y ganarte una buena cantidad de francos? – la única manera que tenía de persuadirlo era prometiéndole dinero y seguridad, aunque claro, el licanrtropo entendería a la perfección si es que el gitano se negaba a aquella misión que podría hasta considerar como suicida.
– Si, yo de nuevo y levántate de una buena vez – cruzó los brazos – no te quedes acostado como un inútil – escuchar las preguntas del joven le hizo reír – No eres tan importante como para que vaya a estarte siguiendo y si quieres saber a que vine, cámbiate y sal de una buena vez de esta mugrienta carpa – sin decir entonces más, salió. Elías se encontraba seguro de que aquel muchacho no se resistiría a la curiosidad de saber que era lo que le había llevado hasta él, algo que confirmo en el momento que Matías salía de la carpa. – Bien, ahora vámonos.
Caminando de nuevo entre los gitanos y las carpas, con cada vez más miradas curiosas sobre sus figuras. Era poco común que personas desconocidas entraran de la manera en que el licántropo lo hizo a territorio de gitanos, pero qué más daba, conocía a aquel chiquillo y pese a que sus personalidades eran diferentes, se habían llevado algo bien; quizás tenía más cosas en común de lo que ambos creían.
– ¿Quién es bienvenido realmente en estos territorios? – preguntó al gitano, dirigiéndole una mirada divertida antes de suspirar al verlo obstruirle el paso. Matías era un verdadero muchacho molesto cuando quería y eso era precisamente en lo que se convertía obstruyéndole el paso al licántropo, quien sin tener muchas opciones, observo de un lado a otro antes de comenzar a hablar sobre lo que realmente le había llevado hasta aquel lugar – No estoy en peligro ni problemas, y tú tampoco lo estas si es lo que te preocupa – cruzó nuevamente los brazos – estoy aquí porque necesito encontrar a alguien y tú me sirves perfecto para el trabajo – observo al muchacho frente a él – no te pediré que lo hagas de manera gratuita, voy a pagarte y claro a protegerte de lo que pueda suceder – se mantuvo en silencio unos instantes, buscando la manera de explicarle al muchacho la situación en la que se meterían – Matías, necesito atrapar a un vampiro pero únicamente se alimenta de sangre gitana, piensa que le brinda mayor poder – observaba con atención las expresiones ajenas – ¿Te parece entonces ayudarme como carnada y ganarte una buena cantidad de francos? – la única manera que tenía de persuadirlo era prometiéndole dinero y seguridad, aunque claro, el licanrtropo entendería a la perfección si es que el gitano se negaba a aquella misión que podría hasta considerar como suicida.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/11/2013
Re: Bad Blood || Privado
A pesar que las sombras ya reptaban a lo largo y ancho de la región gitana, ambos jóvenes podían ser bien identificados gracias a la característica aura que rodeaba sus fisonomías, resultando ser blancos fáciles para cualquier cazador u otro ser sobrenatural. El gitano, estaba habituado a “trabajar” solo, incluso ahora que había conocido a Sashenka, evitaba en cuanto podía reunirse con ella o visitarle periódicamente. Su pasado estaba plagado de vivencias buenas, apenas nítidas en los pasillos empolvados de su memoria, pero también de amargos momentos, conociendo la perdida y el dolor que estas conllevan. No quería arriesgarse nuevamente a perder a alguien querido, si es que ese adjetivo podía tildarse a la presencia de la joven que había conocido recientemente. Suspiró de mala gana ante la retórica ajena. Sus palabras resultaban cierta de cierto modo, pues Matías caminaba con esa bandera de niño fuerte, capaz de devorar al mundo y desconfiado hasta de su sombra, solo para evitar ser dañado una vez más.
Pero, también resultaba genuina la solidaridad y el acto de reciprocidad hacia otro si se viese inmiscuido en peligros latentes.
–Cierra la boca–
Espetó para igualar sus pasos acompasados al ritmo ligeramente más alífero que el licántropo empleaba. Elías poseía métodos propios para lograr su cometido y había sido ese detallo uno de los otros puntos que unían nuevamente a ambos. La diferencia de edades no resultaba un obstáculo mayor, pues entre frases y sonrisas de medio lado sabían que esa noche sería una de las primeras en las cuales uno prestaría ayuda hacia el otro. Matías plasmó una tenue línea en su rostro, derribando por unos instantes la fachada habitual de pocos amigos.
–De acuerdo–
Asintió.
Detuvo su caminar a mitad de la maleza, alejados ligeramente del resto de las carpas. En un espacio declarado como territorio de tregua entre los habitantes de la tribu y cualquier otro ser sobrenatural que a esas horas solían deambular en búsqueda de alimento. Los orbes de Matías, se mantuvieron estáticos, estudiando cada rasgo en la fachada ajena. Bajo otras circunstancias se hubiera negado rotundamente. Empero, algo dentro de él le dictaminaba confiar en las palabras del licántropo importándole poco el riesgo que dicha misión conllevaba.
Chasqueó la lengua.
–Esos malditos, creen que pueden sentirse superiores, tomando lo que no les pertenece–
Hablaba con conocimiento de causa. Después de todo su tribu había muerto a manos de un ser como el que ahora le ofrecía una tarea y colaboración poco usual.
–De eso se trata– caviló un par de segundos.
Si la misión resultaba exitosa, se libraría de robar y dormir en las calles por un par de semanas. No estaba del todo de acuerdo, pero mejor ofrecimiento no lo tendría. De eso estaba seguro.
–El tiempo es valioso no quiero pasar toda la noche en búsqueda de ese mal nacido. Vamos, estamos perdiendo el tiempo–
Continuó marchando.
–Es por acá ¿Cierto?–
Pero, también resultaba genuina la solidaridad y el acto de reciprocidad hacia otro si se viese inmiscuido en peligros latentes.
–Cierra la boca–
Espetó para igualar sus pasos acompasados al ritmo ligeramente más alífero que el licántropo empleaba. Elías poseía métodos propios para lograr su cometido y había sido ese detallo uno de los otros puntos que unían nuevamente a ambos. La diferencia de edades no resultaba un obstáculo mayor, pues entre frases y sonrisas de medio lado sabían que esa noche sería una de las primeras en las cuales uno prestaría ayuda hacia el otro. Matías plasmó una tenue línea en su rostro, derribando por unos instantes la fachada habitual de pocos amigos.
–De acuerdo–
Asintió.
Detuvo su caminar a mitad de la maleza, alejados ligeramente del resto de las carpas. En un espacio declarado como territorio de tregua entre los habitantes de la tribu y cualquier otro ser sobrenatural que a esas horas solían deambular en búsqueda de alimento. Los orbes de Matías, se mantuvieron estáticos, estudiando cada rasgo en la fachada ajena. Bajo otras circunstancias se hubiera negado rotundamente. Empero, algo dentro de él le dictaminaba confiar en las palabras del licántropo importándole poco el riesgo que dicha misión conllevaba.
Chasqueó la lengua.
–Esos malditos, creen que pueden sentirse superiores, tomando lo que no les pertenece–
Hablaba con conocimiento de causa. Después de todo su tribu había muerto a manos de un ser como el que ahora le ofrecía una tarea y colaboración poco usual.
–De eso se trata– caviló un par de segundos.
Si la misión resultaba exitosa, se libraría de robar y dormir en las calles por un par de semanas. No estaba del todo de acuerdo, pero mejor ofrecimiento no lo tendría. De eso estaba seguro.
–El tiempo es valioso no quiero pasar toda la noche en búsqueda de ese mal nacido. Vamos, estamos perdiendo el tiempo–
Continuó marchando.
–Es por acá ¿Cierto?–
Última edición por Matías Fariello el Lun Mayo 02, 2016 3:27 pm, editado 1 vez
Hyun Queneau- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2013
Re: Bad Blood || Privado
Demasiado confiado para su propio bienestar. Tal parecía que sin importar las ocasiones en las que se viera envuelto en problemas, Matías no cambiaría para nada su manera de ser; algo que llevaba al lobo a cuestionarse ¿Cuánto tiempo podía realmente vivir aquel gitano si seguía con esas actitudes? No le pronosticaba una larga vida, eso definitivo, aún así, mientras él estuviera cerca se encargaría de que aquel mocoso viviera al menos un día más.
– No calles a tus mayores – y aguardando porque le igualara el paso, Elías le golpeo ligero en la cabeza – Gitano igualado – susurró por lo bajo, continuando con su andanza – pon atención a lo que estoy diciendo en lugar de ir peleando conmigo, que cualquier detalle que te de podría salvarte el pellejo – en momentos como aquel, se preguntaba por qué era que tenía que soportar a Matías, recordando casi al instante que era el único gitano que conocía, por tanto, era necesario para su misión.
Que el chiquillo aquel aceptara acompañarlo a pesar de los peligros, le parecía una buena señal a Elías, algo que le llevaba a creer que el joven salvaje aún podía hacer cosas útiles para los demás y no únicamente meterse en problemas. Lentamente, las carpas de los gitanos comenzaron a quedar tras de ellos, siendo ese el momento donde el licántropo le explico de que se trataba todo realmente al muchacho. La mirada de Elías se mantenía fija en los orbes ajenos, tratando de ver si es que en ellos veía temor o decisión por ayudarle, siendo la segunda opción la que encontró escrita en aquellos ojos. Una ligera sonrisa apareció en los labios del licántropo y con un asentimiento de cabeza cruzo los brazos a la altura del pecho.
– Escucha, no quiero que entres en esta misión si crees que es peligroso o que no recibirás lo suficiente por ello – dijo, recibiendo como respuesta palabras seguras de parte del gitano – Bien, entonces vamos – no existió contrato, ni siquiera un apretón de manos, porque ambos sabían que sus palabras eran suficientes para cerrar un trato entre ambos. Así pues, continuaron su camino, en dirección a la zona boscosa cercana al campamento gitano. Aquel sitio era después de todo el área de caza predilecta del vampiro.
El gitano y el licántropo se internaron poco a poco en el bosque, dejando detrás de ellos las miradas curiosas sobre sus auras y los murmullos sobre lo que sucedía o iba a suceder.
– Recuerda Matías, simplemente serás la carnada así que no vayas a hacerte el valiente y meter la pata sintiéndote un héroe – le advertía aquello porque si caía en manos del enemigo, Elías no iba a permitir que se le escapara la presa, aunque eso supusiera heridas graves para el gitano o incluso la muerte – cerca de aquí hay un claro – comenzó a explicar – en ese lugar será donde tú vas a estar mientras que yo me mantendré tan cerca como me sea posible ya que no quiero que se de cuenta de que estamos de cacería – explicaba el plan para que de verdad, el gitano pensara las cosas dos veces antes de aceptar.
– No calles a tus mayores – y aguardando porque le igualara el paso, Elías le golpeo ligero en la cabeza – Gitano igualado – susurró por lo bajo, continuando con su andanza – pon atención a lo que estoy diciendo en lugar de ir peleando conmigo, que cualquier detalle que te de podría salvarte el pellejo – en momentos como aquel, se preguntaba por qué era que tenía que soportar a Matías, recordando casi al instante que era el único gitano que conocía, por tanto, era necesario para su misión.
Que el chiquillo aquel aceptara acompañarlo a pesar de los peligros, le parecía una buena señal a Elías, algo que le llevaba a creer que el joven salvaje aún podía hacer cosas útiles para los demás y no únicamente meterse en problemas. Lentamente, las carpas de los gitanos comenzaron a quedar tras de ellos, siendo ese el momento donde el licántropo le explico de que se trataba todo realmente al muchacho. La mirada de Elías se mantenía fija en los orbes ajenos, tratando de ver si es que en ellos veía temor o decisión por ayudarle, siendo la segunda opción la que encontró escrita en aquellos ojos. Una ligera sonrisa apareció en los labios del licántropo y con un asentimiento de cabeza cruzo los brazos a la altura del pecho.
– Escucha, no quiero que entres en esta misión si crees que es peligroso o que no recibirás lo suficiente por ello – dijo, recibiendo como respuesta palabras seguras de parte del gitano – Bien, entonces vamos – no existió contrato, ni siquiera un apretón de manos, porque ambos sabían que sus palabras eran suficientes para cerrar un trato entre ambos. Así pues, continuaron su camino, en dirección a la zona boscosa cercana al campamento gitano. Aquel sitio era después de todo el área de caza predilecta del vampiro.
El gitano y el licántropo se internaron poco a poco en el bosque, dejando detrás de ellos las miradas curiosas sobre sus auras y los murmullos sobre lo que sucedía o iba a suceder.
– Recuerda Matías, simplemente serás la carnada así que no vayas a hacerte el valiente y meter la pata sintiéndote un héroe – le advertía aquello porque si caía en manos del enemigo, Elías no iba a permitir que se le escapara la presa, aunque eso supusiera heridas graves para el gitano o incluso la muerte – cerca de aquí hay un claro – comenzó a explicar – en ese lugar será donde tú vas a estar mientras que yo me mantendré tan cerca como me sea posible ya que no quiero que se de cuenta de que estamos de cacería – explicaba el plan para que de verdad, el gitano pensara las cosas dos veces antes de aceptar.
Elías Pharzuph- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/11/2013
Re: Bad Blood || Privado
La primera y única vez que intentó hacer frente a un ser sobrenatural por mano propia, las cosas le resultaron suficientemente mal como para repetir la hazaña. Evitaba constantemente las riñas fuera de los contornos establecidos por la civilización, aunque contradictoriamente consideraba que aquellos rincones de mala muerte eran lugares donde mejor podía dormir. Alejado del bullicio y las conversaciones que le abrumaban en demasía, después de todo estaba habituado a dormir bajo las estrellas o protegido por la construcción caprichosa de algún puente o casona abandonada. Consciente estaba que debía actuar con cautela, aunque nunca espero que esta segunda batalla sería librada a lado de un licántropo.
¿Qué era entonces lo que le orillaba a aceptar dicha sentencia de muerte? No poseían lazos consanguíneos, ni siquiera por Sashenka se hubiera atrevido a encaminarse hacia las fauces de una posible muerte. No obstante Elías representaba un modelo para el gitano, en el sentido que compartían pasados similares, además que en su primer encuentro, el sobrenatural decidiera perdonarle la vida a pesar el carácter impetuoso y arrebatado con el que se había presentado ante él. Las circunstancia no fueron las mejores, sin embargo el chico argentino se atrevió a pensar que quizás algún día pagaría esa deuda, no contaba con que su oportunidad llegaría esa noche.
Cuando las carpas se difuminaron completamente del bosquejo, comprendió que no faltaba mucho para arribar. Suspiró de mala gana mientras escuchaba con atención las instrucciones.
–Ya lo sé, ya lo sé. No tienes que repetirlo una y otra vez–
Aun le costaba trabajo saber que debía acatarse a lo expuesto por el licántropo, puesto que siempre actuaba por cuenta propia.
Los preceptos de su madre le habían enseñado que debía cerrar la boca cuando el otro hablara, de algún modo u otro, podría ser que el destino puso a Elías en su camino para enderezar ese sendero torcido, mismo que perdió años atrás cuando decidió volcar su odio hacia los de su especie. Así como el más joven accionaba debido a lo vivido en un pasado, el otro únicamente necesitaba hallar respuestas.
En la distancia aun podía escuchar a Elías mientras se internaba en aquel claro, ubicado a unos cuantos metros de donde se hallaban. La respiración del chico era pausada y volcó todas sus habilidades en la espesa noche que le rodeaba, alistándose por si el ser nocturno asaltaba de forma imprevista, avanzó un par de pasos más cuando las botas golpearon lo que parecía ser un bulto sobre el suelo, Matías bajó la mirada para hallar con horror el cadáver de un hombre no mayor de 40 años, a lado suyo un par de cadáveres más, cuatro en total. La adrenalina asaltó su raciocinio y al ver de frente, aquel milenario se hallaba bastante entretenido saboreando la última gota de sangre de una joven. A su mente llegaron memorias y la efigie de su media hermana ¿Y si fuese ella?
–¡Maldito bastardo!– Masculló entre dientes –¡Maldito hijo de puta!–
Antes de poder reaccionar, el vampiro terminaba de dejar caer el cuerpo inerte de la chica y se posicionaba a tan solo unos pasos del gitano quien evitó sacar de entre su cinturón una daga, a pesar de sentir que su cabeza iba a estallar sabido estaba que no debía echar a perder la misión.
¿Qué era entonces lo que le orillaba a aceptar dicha sentencia de muerte? No poseían lazos consanguíneos, ni siquiera por Sashenka se hubiera atrevido a encaminarse hacia las fauces de una posible muerte. No obstante Elías representaba un modelo para el gitano, en el sentido que compartían pasados similares, además que en su primer encuentro, el sobrenatural decidiera perdonarle la vida a pesar el carácter impetuoso y arrebatado con el que se había presentado ante él. Las circunstancia no fueron las mejores, sin embargo el chico argentino se atrevió a pensar que quizás algún día pagaría esa deuda, no contaba con que su oportunidad llegaría esa noche.
Cuando las carpas se difuminaron completamente del bosquejo, comprendió que no faltaba mucho para arribar. Suspiró de mala gana mientras escuchaba con atención las instrucciones.
–Ya lo sé, ya lo sé. No tienes que repetirlo una y otra vez–
Aun le costaba trabajo saber que debía acatarse a lo expuesto por el licántropo, puesto que siempre actuaba por cuenta propia.
Los preceptos de su madre le habían enseñado que debía cerrar la boca cuando el otro hablara, de algún modo u otro, podría ser que el destino puso a Elías en su camino para enderezar ese sendero torcido, mismo que perdió años atrás cuando decidió volcar su odio hacia los de su especie. Así como el más joven accionaba debido a lo vivido en un pasado, el otro únicamente necesitaba hallar respuestas.
En la distancia aun podía escuchar a Elías mientras se internaba en aquel claro, ubicado a unos cuantos metros de donde se hallaban. La respiración del chico era pausada y volcó todas sus habilidades en la espesa noche que le rodeaba, alistándose por si el ser nocturno asaltaba de forma imprevista, avanzó un par de pasos más cuando las botas golpearon lo que parecía ser un bulto sobre el suelo, Matías bajó la mirada para hallar con horror el cadáver de un hombre no mayor de 40 años, a lado suyo un par de cadáveres más, cuatro en total. La adrenalina asaltó su raciocinio y al ver de frente, aquel milenario se hallaba bastante entretenido saboreando la última gota de sangre de una joven. A su mente llegaron memorias y la efigie de su media hermana ¿Y si fuese ella?
–¡Maldito bastardo!– Masculló entre dientes –¡Maldito hijo de puta!–
Antes de poder reaccionar, el vampiro terminaba de dejar caer el cuerpo inerte de la chica y se posicionaba a tan solo unos pasos del gitano quien evitó sacar de entre su cinturón una daga, a pesar de sentir que su cabeza iba a estallar sabido estaba que no debía echar a perder la misión.
Hyun Queneau- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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