¿Quien eres tú y que haces aquí? || Privado.

por **Bismarck** Dom Ene 17, 2016 8:52 pm

Observó como el hombre le apuntaba, acusándolo de una cosa que él, ni siquiera estaba enterado. –Eres un mugroso ratero. –El culpable bajo la cabeza al escuchar tales acusaciones, no dijo nada porque era, según él, su aun jefe. -¡Largo de mi negocio! No te quiero ver. –No podía decir nada, simplemente asintió con su cabeza, era una verdadera injusticia lo que estaba haciendo con el pobre hombre, él no había robado aquel producto, ni siquiera sabía que había, pero alguien más le hecho toda la culpa, que fácil fue hacer eso, puede ser que aunque se haga una persona de clase baja y eso que es una persona con dinero, sí, mucho dinero, pero no por ello será una persona deshonrada, nunca en sus veinticinco años de vida que tiene le ha robado alguien ni una migaja de pan, nada, y ahora viene a echarle la culpa como si nada ¡Que injusticia! Debo de decir. Su boca no se abrió ni para defenderse, dio media vuelta y salió de la dichosa tienda de abarrotes que se encontraba en el centro de parís, mordió su labio inferior para no soltar palabrotas que después se iba a repetir por decirlas.

Oficialmente se ha quedado sin trabajo, no logro defenderse como la persona que es, aunque de todos modos si abogara por sí mismo no le iban a creer, como viene diciendo desde que paso eso: Que injusta es la vida con una persona pobre –Aclarando que él no es una persona así, pero se hace pasar como una, pero ha visto las injusticias que hacen las personas que tiene dinero y se creen que es el ombligo del mundo- pues ni modo, así son las personas, así es la vida tan cruel y así es el dilema de las clases sociales.

Pero antes de cerrar la puerta alcanzo a escuchar un “Que ratera es esta gentuza, la vida es cruel para unos, aunque no por ello tiene que robar, y tampoco no tiene la culpa por no a ver nacido en una cuenta de oro, bastardo” trago grueso, apretando la mandíbula y haciendo que le doliera sus dientes por el gran apretón, bastardo será usted hijo de perra, pensó el hombre, caminando por las calles de parís, las conocía como las palmas de su mano, sí señores, tiene amigos que le ayudan –Ellos creen que Bismarck es como ellos, de clase baja-

El joven hechicero hace tiempo descubrió que es tan difícil para uno de clase baja encontrar trabajo o simplemente hacer algo, no le dan una oportunidad, ni siquiera lo miran, mugroso, con ropa que apenas le cubren ¡Maldita sociedad! pero… ¿Por qué se hace pasar por uno? Una larga y bastante aburrida historia que, no todos lo sabe y tampoco todos lo sabrán; es su mayor secreto que tiene. Ya que él no es una persona que le cuenta sus problemas a cualquiera, simplemente lo dejaremos pasar, este tema, aun no nos corresponde ¿o sí?

Ahora, para bajar todo el enfado que acumulo con respecto a su despido, tiene un lugar sumamente especial, donde raramente las personas de parís van, así que sin pensarlo dos veces, se dirige a el, a su adorable bosque.

No tarda mucho en llegar, ya que se fue corriendo, necesitaba que el aire golpeara su rostro y despejarlo un poco, a funcionando, Bismarck, se siente un poco más relajado.

-¡Libre soy!- Gritó, solo unos pájaros salieron volando asustado, pero el necesitaba desahogarse. –Hijo de perra, algún día me vengare, bastardo, cabron. –Gritó más fuerte, nadie lo escuchaba aunque eso el pensaba….

Hasta que escucho ruido y se puso en alerta

-¿Quién es? –Pregunto…

por **Denisse Marchessault** Miér Ene 27, 2016 7:58 am

Su padre, siempre su querido, aburrido y predecible padre. Denisse amaba a su Le papá, pero había veces en que éste se comportaba simplemente insoportable. Como esa mañana en la que apenas el sol se deslizaba por el ventanal de su habitación, la doncella había entrado a despertarla, - ¿acaso no sabes que estuve ejercitando hasta hace apenas unas hora? - suspiró frustrada, mientras la joven sirvienta se disculpaba, - es que su padre dice que debemos dejar toda la casa reluciente - los ojos de la dulce muchacha mostraban cansancio apenas comenzar la mañana, - y de seguro les ha despertado a las cinco de la mañana para que comiencen con sus tareas - ambas se miraron y rieron. Cada una en su estrato social, sabían muy bien como era el caracter del señor Marchessault. Tras desperezarse, saltó de la cama para ir a quitarse el sueño que se amontonaba en su cabeza. Debía terminar una comedia que le habían encargado para el teatro.

Mientras se bañaba, pensó donde podría ir a inspirarse para así escribir. Pero por mas que pensó una y otra vez, ningún lugar le parecía el adecuado. Toda la mansión estaba alborotada por la fiesta que se daría el día siguiente y los invitados que llegarían por la noche. Así que luego de cambiar sus vestiduras por unas muy sencillas que sacara del vestuario de una obra teatral. Se dirigió a caballo a un lugar que de seguro no la irían a buscar.

Poco fue el tiempo que se demoró en llegar y adentrase en el bosque. Dejó su caballo atado en una rama baja de un añoso árbol y se dispuso a caminar un poco. Los conocimientos que le habían inculcado, le ayudaron a no perderse, pues fue dejando marcas, y observando detenidamente hacia donde se encontraba el norte, dirección geográfica que debía seguir si deseaba volver a donde dejara su montura.

Unos pasos apresurados, una agitación acelerada, la pusieron sobre aviso, alguien se dirigía hacia donde ella estaba y lo más prudente sería que no la pudiera ver. se escondió detrás de unos arbustos y esperó a que el hombre se acercara. le escuchó gritar y maldecir, lo que hizo que tuviera que contener la risa, pues muchas veces ella también sentía la necesidad de gritar de ese modo, en especial cuando la frustración la embargaba. Mas el ruido que provocó había alertado al individuo. Como le había enseñado su maestro de caza, buscó una piedra y la tiró lejos de ella.

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Re: ¿Quien eres tú y que haces aquí? || Privado.