AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Estrepitosos Encuentros || Libre
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Estrepitosos Encuentros || Libre
El sol estaba en lo alto y aunque el tiempo pasaba a prisa para aquel que iba caminando era todo lo contrario, para él todo transcurría de manera lenta, pero no era el tiempo que transcurría de aquella manera si no eran sus pasos los que eran conducidos con extrema parsimoniosa calma ¿por qué? Para disfrutar del paisaje, aunque uno congelado.
La gran extensión de tierra que tenía la propiedad de la que él provenía no podía quedarse corta al poder que ostentaban los dueños de dichas tierras, pero, lo que valía la pena era el tomar un paseo por la belleza que poseían, los prados y los bosques en todo su esplendor y calma, los pequeños riachuelos y el lago que había sido creado para disfrute y pesca de sus socios, visitantes e incluso de los mismos empleados; pero para aquel que siempre admiraba ello en esta ocasión le parecía aburrido y monótono dar un paseo a pie por aquellos terrenos.
Esta vez, y por esta ocasión volvió a las andanzas de siempre, vestido como un empleado más , un obrero o simple granjero se dejó ver por las calles sonriendo alegremente, en el silencio absoluto solo observando cómo se divertían o vivían las otras criaturas de este basto mundo; sus ojos se quedaron prendidos sobre los niños que jugaban en la calle libremente, su mente divagaba sobre ello en busca de recuerdos de aquel tipo, pero eran en vano, porque nunca hubieron.
Al pasar por entre los niños uno de ellos le arrojó el balón el cual detuvo con las manos, entre sonrisas se acercaron a jugar con aquel que pintaba más como uno de la misma clase, lamentablemente no lo era y por ello quizás con toda libertad arrojó el balón hacia una de las casas, que por la pinta que tenía parecía ser de clase alta y por el ruido que ocasionaba el balón perdido y la fuga de los niños significaba que habría problemas y delos grandes.
Caminó como si nada a aquella casa, como si no sintiera que hubiera peligro alguno; llamó a la puerta quitándose aquel gorro que tanto le gustaba usar –Buena Tarde, ¿disculpe? – preguntó mirando por la ventana a donde el balón ingresó estrepitosamente.
La gran extensión de tierra que tenía la propiedad de la que él provenía no podía quedarse corta al poder que ostentaban los dueños de dichas tierras, pero, lo que valía la pena era el tomar un paseo por la belleza que poseían, los prados y los bosques en todo su esplendor y calma, los pequeños riachuelos y el lago que había sido creado para disfrute y pesca de sus socios, visitantes e incluso de los mismos empleados; pero para aquel que siempre admiraba ello en esta ocasión le parecía aburrido y monótono dar un paseo a pie por aquellos terrenos.
Esta vez, y por esta ocasión volvió a las andanzas de siempre, vestido como un empleado más , un obrero o simple granjero se dejó ver por las calles sonriendo alegremente, en el silencio absoluto solo observando cómo se divertían o vivían las otras criaturas de este basto mundo; sus ojos se quedaron prendidos sobre los niños que jugaban en la calle libremente, su mente divagaba sobre ello en busca de recuerdos de aquel tipo, pero eran en vano, porque nunca hubieron.
Al pasar por entre los niños uno de ellos le arrojó el balón el cual detuvo con las manos, entre sonrisas se acercaron a jugar con aquel que pintaba más como uno de la misma clase, lamentablemente no lo era y por ello quizás con toda libertad arrojó el balón hacia una de las casas, que por la pinta que tenía parecía ser de clase alta y por el ruido que ocasionaba el balón perdido y la fuga de los niños significaba que habría problemas y delos grandes.
Caminó como si nada a aquella casa, como si no sintiera que hubiera peligro alguno; llamó a la puerta quitándose aquel gorro que tanto le gustaba usar –Buena Tarde, ¿disculpe? – preguntó mirando por la ventana a donde el balón ingresó estrepitosamente.
Markus Rousseau M.- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 15/02/2014
Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
Había llevado casí todo el día en entregar recados de parte de mi jefa, ultimamente ya no me dejaba en el taller para hacer patrones los cuales se me facilitaban cada día más, esperaba poder salir de ahí para moverme por mi cuanta, no había pasado mucho tiempo en el talle para darme a conocer entre las clientas de mi todavía patrona, ¿sera dificil la vida ? así sola, mientras estaba haciendo mis ultimas entregas tocando de puerta en puerta iba ideando mi plan macabro, independizarme totalmente, salir de yugo de mi apoderada para poder probar suerte y ver si mis creaciones eran dignas de las damas parisinas.
Mientras caminaba apretaba el envoltorio contra mi pecho, y daba cada tanto pasos acelerados para luego bajarles de ritmo, el mismo compas que daban mis ideas y mientras mas pensaba como idearlas mas velocidad imprimia a mi caminar, podía notar como el vuelo de mi vestido se levantaba en un contoneo gracil, la verdad me gustaba como se movía por las sombras que proyectaba.
A lo largo de mi recorrido pude notar un grupo de niños que jugaban con un balón, el cual debo decir casi me pasa a dar en la cabeza, por Dios que agradesco tener buenos reflejos por que pude agacharme para librar tremendo golpe, algo que sin duda causo efuria entre los chiquitines ya que cuando pase a su lado echaron a reír divertidos, les devolvi la sonrisa y sali disparada antes de que el jeugo empesara nuevamente, no a muchos pasos de ahí estaba la ultima casa de la entrega.
Toque nerviosa mientras arreglaba un poco el paquete, no tuve que esperar mucho por que una mujer de aspecto cansado me abrio y sin mirarme mucho me quito el paquete de las manos " Espera aquí " dijo ella con la voz pastosa y se alejo arrastrando los pies con un ligero quejido, sin duda la mujer estaba lastimada de sus piernas parecía dolerle mucho al caminar. Opte por hacer caso y quedarme quieta esperando, como de costumbre, la dueña de la casa o la dama que necesitaba aquel hermoso vestido tendría que probarselo, verlo, si había algo que no le gustara me llamaría para darme indicaciones de no ser asi me daría el pago y mi visita quedaría concluida, afortunadamente ya no pedían tantas correcciones, así que esperaba poder partir rapido y disfrutrar de lo que quedaba de la tarde.
( balonazo)
Gire el rostro al escuchar el golpe seco contra la pared, por instinto, y debo recalcar que fue solo por eso me atrevi a abrir la puerta, digo ya estaba ahí minimo tendría que ver que había pasado, ¿no?
–Buena Tarde, ¿disculpe?
Me quede medio muda por que al abrir la puerta aparecio un joven demasiado atractivo, creo que cuando reaccione tartamudee, pero ya no recuerdo.
-E-eh, Buena tarde...
Me quede abrazando la puerta como si esta estuviera apunto de caer y yo la detuviera, solo que era al contrario yo me estaba sosteniendo de la puerta y no al reves, justo cuando hiba a abrir mi boca para preguntarle qeu deseaba aparecio la viejesita de aspecto cansado.
-!Muchacha, de demonio ¡ !¿que crees que crees que haces ?¡
Gruño mientras me apartaba dando dos pasos hacia afuera tratando de alejarme de su frenetico ataque de ira.
Mientras caminaba apretaba el envoltorio contra mi pecho, y daba cada tanto pasos acelerados para luego bajarles de ritmo, el mismo compas que daban mis ideas y mientras mas pensaba como idearlas mas velocidad imprimia a mi caminar, podía notar como el vuelo de mi vestido se levantaba en un contoneo gracil, la verdad me gustaba como se movía por las sombras que proyectaba.
A lo largo de mi recorrido pude notar un grupo de niños que jugaban con un balón, el cual debo decir casi me pasa a dar en la cabeza, por Dios que agradesco tener buenos reflejos por que pude agacharme para librar tremendo golpe, algo que sin duda causo efuria entre los chiquitines ya que cuando pase a su lado echaron a reír divertidos, les devolvi la sonrisa y sali disparada antes de que el jeugo empesara nuevamente, no a muchos pasos de ahí estaba la ultima casa de la entrega.
Toque nerviosa mientras arreglaba un poco el paquete, no tuve que esperar mucho por que una mujer de aspecto cansado me abrio y sin mirarme mucho me quito el paquete de las manos " Espera aquí " dijo ella con la voz pastosa y se alejo arrastrando los pies con un ligero quejido, sin duda la mujer estaba lastimada de sus piernas parecía dolerle mucho al caminar. Opte por hacer caso y quedarme quieta esperando, como de costumbre, la dueña de la casa o la dama que necesitaba aquel hermoso vestido tendría que probarselo, verlo, si había algo que no le gustara me llamaría para darme indicaciones de no ser asi me daría el pago y mi visita quedaría concluida, afortunadamente ya no pedían tantas correcciones, así que esperaba poder partir rapido y disfrutrar de lo que quedaba de la tarde.
( balonazo)
Gire el rostro al escuchar el golpe seco contra la pared, por instinto, y debo recalcar que fue solo por eso me atrevi a abrir la puerta, digo ya estaba ahí minimo tendría que ver que había pasado, ¿no?
–Buena Tarde, ¿disculpe?
Me quede medio muda por que al abrir la puerta aparecio un joven demasiado atractivo, creo que cuando reaccione tartamudee, pero ya no recuerdo.
-E-eh, Buena tarde...
Me quede abrazando la puerta como si esta estuviera apunto de caer y yo la detuviera, solo que era al contrario yo me estaba sosteniendo de la puerta y no al reves, justo cuando hiba a abrir mi boca para preguntarle qeu deseaba aparecio la viejesita de aspecto cansado.
-!Muchacha, de demonio ¡ !¿que crees que crees que haces ?¡
Gruño mientras me apartaba dando dos pasos hacia afuera tratando de alejarme de su frenetico ataque de ira.
Cristin Lemaire- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 26/04/2011
Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
El eco de la voz se perdió cuando los gritos enfurecidos daban por inicio el ataque en contra de aquel solo miraba a la mujer de mayor edad en completo silencio, aceptando el regaño tal como lo hiciera un hijo ante su madre. La mujer le miraba gritando a viva voz con los reclamos del pago de una indemnización por los daños y perjuicios ocasionados en contra de ella y de su morada, peticiones exorbitantes y menosprecio que hacia al joven que no se inmutaba en lo absoluto al contrario mantenía la calma sin expresión en el rostro.
Susto se llevaron los pequeños al ver y ori las exigencias de la anciana que salieron corriendo a esconderse donde ella no las pueda encontrar; sonrisa cálida que emite aquel que había ido a buscar el balón. Asintió con una sola palabra
–Eso es todo lo que va a pedir, entonces ¿me regresa el balón, por favor madame? – reverencia a la señora y la otra joven que ha estado atrás observándolo y que no ha dicho palabra alguna –Pagaré por todos los gastos que le pude haber ocasionado, igual a usted señorita, al parecer el balón la asustado o quizás también la lastimó, no puedo saberlo ya que desde aquí no puedo apreciarlo– la anciana comenzó a reírse ante las palabras del hombre.
Un bastón se avanza para hincarle en el pecho, no era la primera que lo hacían y ya hasta había estado acostumbrado a ello al final, pero lo que no esperó fue el golpe que recibió la cual su brazo detuvo un poco –Como si un pobre diablo como tu pudiera pagar algo tan caro, eres un embustero, llamaré a la policía–al ver la expresión en el rostro de aquel, que por supuesto por su vestimenta parecía un empleado, no comprendí la razón de aquellas palabras –Solo mírate, eres un pobre diablo que no tiene donde caerse muerte, un vago– miró a la muchacha para regañarle dándole una oportunidad a aquel.
–La verdad no entiendo – Volvió a reverencia a la anciana con una sonrisa en su rostro, pero no era una afable, si no tan característica de los miembros de su familia, un poco oscura y siniestra –Pero, puedo sugerirle que en lugar de la policía llame a otra persona, es una mujer es para quien usted dirá que trabajo, por así decirlo. Vive a las afueras de la ciudad, seguro que dará un castigo por el atrevimiento cometido– sonríe y la mujer se niega con aquella expresión en su rostro.
Mira a la joven sonriéndole y a uno de los niños pide llamar, pero antes de terminar el recado deja el apellido de aquella familia en el ambiente, Morel, la anciana reacciona de inmediato con una sonrisa de satisfacción por saber que tendrá más de lo que ha pedido por la insolencia de un sirviente.
Lastimosamente, el sirviente no es aquel que se hace parecer, al contrario, solo que es parte de sus hábitos.
Ingresa a la morada sentándose mirando a la joven –¿por qué no esperamos los tres? seguro que no tarda, hasta mientras ¿puedo servirles algo a las damas? – actúa como si fuera un mayordomo de clase distinguida, pero con esa sonrisa misteriosa que no se borra.
Aunque trate de negarlo, aquella sangre corre por sus venas y todo lo que conlleva ello.
Susto se llevaron los pequeños al ver y ori las exigencias de la anciana que salieron corriendo a esconderse donde ella no las pueda encontrar; sonrisa cálida que emite aquel que había ido a buscar el balón. Asintió con una sola palabra
–Eso es todo lo que va a pedir, entonces ¿me regresa el balón, por favor madame? – reverencia a la señora y la otra joven que ha estado atrás observándolo y que no ha dicho palabra alguna –Pagaré por todos los gastos que le pude haber ocasionado, igual a usted señorita, al parecer el balón la asustado o quizás también la lastimó, no puedo saberlo ya que desde aquí no puedo apreciarlo– la anciana comenzó a reírse ante las palabras del hombre.
Un bastón se avanza para hincarle en el pecho, no era la primera que lo hacían y ya hasta había estado acostumbrado a ello al final, pero lo que no esperó fue el golpe que recibió la cual su brazo detuvo un poco –Como si un pobre diablo como tu pudiera pagar algo tan caro, eres un embustero, llamaré a la policía–al ver la expresión en el rostro de aquel, que por supuesto por su vestimenta parecía un empleado, no comprendí la razón de aquellas palabras –Solo mírate, eres un pobre diablo que no tiene donde caerse muerte, un vago– miró a la muchacha para regañarle dándole una oportunidad a aquel.
–La verdad no entiendo – Volvió a reverencia a la anciana con una sonrisa en su rostro, pero no era una afable, si no tan característica de los miembros de su familia, un poco oscura y siniestra –Pero, puedo sugerirle que en lugar de la policía llame a otra persona, es una mujer es para quien usted dirá que trabajo, por así decirlo. Vive a las afueras de la ciudad, seguro que dará un castigo por el atrevimiento cometido– sonríe y la mujer se niega con aquella expresión en su rostro.
Mira a la joven sonriéndole y a uno de los niños pide llamar, pero antes de terminar el recado deja el apellido de aquella familia en el ambiente, Morel, la anciana reacciona de inmediato con una sonrisa de satisfacción por saber que tendrá más de lo que ha pedido por la insolencia de un sirviente.
Lastimosamente, el sirviente no es aquel que se hace parecer, al contrario, solo que es parte de sus hábitos.
Ingresa a la morada sentándose mirando a la joven –¿por qué no esperamos los tres? seguro que no tarda, hasta mientras ¿puedo servirles algo a las damas? – actúa como si fuera un mayordomo de clase distinguida, pero con esa sonrisa misteriosa que no se borra.
Aunque trate de negarlo, aquella sangre corre por sus venas y todo lo que conlleva ello.
Markus Rousseau M.- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/02/2014
Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
Me había quedado ligeramente muda ya que la "amable" mujer había despotricado contra el joven que en mi opinión muy amable decía que pagaría los gastos que pudo provocar su juego, la verdad no entendía como la gente de clase alta se molestaba por cosas sin sentido parecía que les molestaba que uno respirara el mismo aire que ellos de no ser por tener el mismo color de piel posiblemente me habrían metido a un establo, que no era raro que pasara, este mundo estaba tan corrompido por la misma ideologia fatalista que todo el mundo era tratado igual, claro que si uno lograba simpatizar con alguien de alto estatus su vida podría mejorar muchisimo, algo que ami no me interesaba ya que había crecido con la ideologia de vivir trabajando y ganar con el sudor de mi frente el pan de cada día, no, la vida de alta alcurnia no era para mi. Me dije mientras negaba sonriente ante la pregunta del hombre.
Le devolvi la sonrisa algo nerviosa y baje el rostro para ocultar el evidente sonrojo que coloreaba amis mejillas ya que en realidad me daba algo de pena, suspire mientras notaba que nuestra querida viejesita era bastante gruñona quien contesta ante la invitación de servicio por parte del joven.
-Quitate de confianzas mozo, y tu niña tendras que esperar más por el pago, ve y dile a tu señora que no tendra el pago hasta el lunes temprano.
¡Oh no! Nege mientras me levantaba rapídamente tratando de convenser ala señora a que me pagase por los vestidos entregados, la Madam no me permitiria llegar sin el pago justo, y muy seguramente yo tendría que pagar por esos costosos vestidos y horrorosos.
-Oh mi señora por favor no me puede hacer eso, mi Madam no me dio autorización.
Comenze a tallarme las manos neviosa pero la mujer estaba necia en querer pagame cuando ella deseara.
-No niña no seas tonta, vete ahora no te pagare, vete de aquí antes de que me hagas enojar más-
Cerre los ojos tratando de encontrar una salida rapida, y por amor al cielo que no fuera estupida, solo atine a decir que me regresara los vestidos, y cuando quisiera pagarlos vendría de nuevo a entregarlos, eso la hizo enfurecer lo suficiente como para sacarde del lugar con cero elegancia, a penas si fue consiente de que había un testigo pero estaba tan contrariada por lo que me diría la Madam que seguramente me correria de mi trabajo, pero me echo cual vil perro ala calle, los niños que jugaban momentos antes quedaron en silencio esperando tal vez que echara a llorar ya que sali de una manera espectacular.
Sacudi mi vestido y me talle las cienes, algo tendría que hacer si era necesario me quedaría ahí hasta que me pagara, de otra forma no podía regresar con la Madam-
Le devolvi la sonrisa algo nerviosa y baje el rostro para ocultar el evidente sonrojo que coloreaba amis mejillas ya que en realidad me daba algo de pena, suspire mientras notaba que nuestra querida viejesita era bastante gruñona quien contesta ante la invitación de servicio por parte del joven.
-Quitate de confianzas mozo, y tu niña tendras que esperar más por el pago, ve y dile a tu señora que no tendra el pago hasta el lunes temprano.
¡Oh no! Nege mientras me levantaba rapídamente tratando de convenser ala señora a que me pagase por los vestidos entregados, la Madam no me permitiria llegar sin el pago justo, y muy seguramente yo tendría que pagar por esos costosos vestidos y horrorosos.
-Oh mi señora por favor no me puede hacer eso, mi Madam no me dio autorización.
Comenze a tallarme las manos neviosa pero la mujer estaba necia en querer pagame cuando ella deseara.
-No niña no seas tonta, vete ahora no te pagare, vete de aquí antes de que me hagas enojar más-
Cerre los ojos tratando de encontrar una salida rapida, y por amor al cielo que no fuera estupida, solo atine a decir que me regresara los vestidos, y cuando quisiera pagarlos vendría de nuevo a entregarlos, eso la hizo enfurecer lo suficiente como para sacarde del lugar con cero elegancia, a penas si fue consiente de que había un testigo pero estaba tan contrariada por lo que me diría la Madam que seguramente me correria de mi trabajo, pero me echo cual vil perro ala calle, los niños que jugaban momentos antes quedaron en silencio esperando tal vez que echara a llorar ya que sali de una manera espectacular.
Sacudi mi vestido y me talle las cienes, algo tendría que hacer si era necesario me quedaría ahí hasta que me pagara, de otra forma no podía regresar con la Madam-
Cristin Lemaire- Humano Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 26/04/2011
Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
No había cambio notable en el rostro de aquel que solo sonríe a las damas y las reverenciaba como pidiendo disculpas, en tal postura como la de un mayordomo de aquellos que solo están para servir a sus amos, pero las realidades de todo eso eran opuestas, primero por sus vestimentas y segundo que nada era cierto, lo único real eran sus modales y quizás un poco su apatía hacia las personas.
Sentado en el más absoluto silencio quedo, sumido completamente esperando a que aquella mujer apareciera, mientras podía observar con cuidado y detalle las relaciones de las personas, unas que eran muy diferentes a los que él solía frecuentar o tratar; más no fueron distintos del todo, solo el estatus y la condición era lo que cambiaba porque con la mismo desprecio y manera despectiva con que la joven era tratada y el castigo que tendría luego lo veía en muchos esclavos de su propiedad, pero no esclavos cualquiera si no de aquello que no pueden abandonar la siniestra mansión; además de los “huéspedes” o “invitados” que suelen tener y cuyos “acompañantes” si resultan ser esclavos.
Sus pensamientos se brotaron en torno a ello dejándose escuchar con la mirada fuirosa de la mujer de edad –Pero ¿Quiénes no somos esclavos? Incluso los tres lo somos– era de esperarse que la mujer reaccionaría de mala manera y antes de que esta terminara rompiéndole algún bastón en la cabeza se puso de pie cubriendo con su cuerpo el de la joven rubia –No me mal entienda madame, lo que trato de decir es que la joven no tiene la culpa y usted debe pagarle, pero es esclava usted de lo que ha pasado aquí por mi culpa y por tanto no quiere darle el justo dinero– la mujer quedó muda unos momentos y con ello logró sonreír un poco aquel hombre.
Carraspea un poco sin dar la mirada a la joven, dándole el tiempo para que se tranquilice mientras él se hacía cargo de la situación, al menos se responsabilizaba –Como esto ha sido culpa mía, también tomaré la responsabilidad de ella, si me lo permite madame– mira sobre su hombre a la joven con una ligera sonrisa –¿Cuánto le dijo su señora que es por las prendas de la madame? A eso sume una cantidad para usted por los daños ocasionados por mi persona, cuando llegue ella podremos…– no terminó la frase cuando el relinchar de un caballo negro paro en la puerta.
Rojos cabellos que ondean como flamas fuertes y aguerridas se dejan ver en una coleta alta, las ropas de un jinete y la sonrisa sobre los labios rosáceos mientras las botas hacen el eco de sus pasos al ingresar –Como siempre querido, metiéndote en problemas – sin ser invitada ingresa colocando la mano frente a la anciana cortándole la palabra; con aquella naturalidad toma asiento mirando la ventana –Agradece que sea yo y no él o de lo contrario estarías muerto. Entonces ¿De cuento es el monto a pagar?– una de sus cejas fina y bien delineada se enarca mirando a aquel que solo sonríe reverenciando a aquella mujer de cabellos rojos.
Se acerca a la dama tomando la mano para dejar un beso en el dorso de aquella blanca piel –Señorita Morel, lamento las interrupciones que ocasioné, el monto es alto esta vez, además de que debo pagar por otros daños a la jovencita de aquí– indica con la mirada a la joven rubia y la pelirroja la mira de pies a cabeza sonriendo –Entonces, el monto final, querido– en ningún momento deja salir el nombre del hombre –Por el daño a la madame, serán unos ochocientos francos, eso contempla el vidrio y los daños morales y psicológicos que ocasioné, a la dama de los vestidos, bueno ella tendrá que decirnos el precio, señorita Xaziel – la risa que deja escapar la pelirroja mientras observa al hombre.
Un juego entre ambos parientes, que observan a la mujer colocándose junto a ella, como si la protegieran.
Sentado en el más absoluto silencio quedo, sumido completamente esperando a que aquella mujer apareciera, mientras podía observar con cuidado y detalle las relaciones de las personas, unas que eran muy diferentes a los que él solía frecuentar o tratar; más no fueron distintos del todo, solo el estatus y la condición era lo que cambiaba porque con la mismo desprecio y manera despectiva con que la joven era tratada y el castigo que tendría luego lo veía en muchos esclavos de su propiedad, pero no esclavos cualquiera si no de aquello que no pueden abandonar la siniestra mansión; además de los “huéspedes” o “invitados” que suelen tener y cuyos “acompañantes” si resultan ser esclavos.
Sus pensamientos se brotaron en torno a ello dejándose escuchar con la mirada fuirosa de la mujer de edad –Pero ¿Quiénes no somos esclavos? Incluso los tres lo somos– era de esperarse que la mujer reaccionaría de mala manera y antes de que esta terminara rompiéndole algún bastón en la cabeza se puso de pie cubriendo con su cuerpo el de la joven rubia –No me mal entienda madame, lo que trato de decir es que la joven no tiene la culpa y usted debe pagarle, pero es esclava usted de lo que ha pasado aquí por mi culpa y por tanto no quiere darle el justo dinero– la mujer quedó muda unos momentos y con ello logró sonreír un poco aquel hombre.
Carraspea un poco sin dar la mirada a la joven, dándole el tiempo para que se tranquilice mientras él se hacía cargo de la situación, al menos se responsabilizaba –Como esto ha sido culpa mía, también tomaré la responsabilidad de ella, si me lo permite madame– mira sobre su hombre a la joven con una ligera sonrisa –¿Cuánto le dijo su señora que es por las prendas de la madame? A eso sume una cantidad para usted por los daños ocasionados por mi persona, cuando llegue ella podremos…– no terminó la frase cuando el relinchar de un caballo negro paro en la puerta.
Rojos cabellos que ondean como flamas fuertes y aguerridas se dejan ver en una coleta alta, las ropas de un jinete y la sonrisa sobre los labios rosáceos mientras las botas hacen el eco de sus pasos al ingresar –Como siempre querido, metiéndote en problemas – sin ser invitada ingresa colocando la mano frente a la anciana cortándole la palabra; con aquella naturalidad toma asiento mirando la ventana –Agradece que sea yo y no él o de lo contrario estarías muerto. Entonces ¿De cuento es el monto a pagar?– una de sus cejas fina y bien delineada se enarca mirando a aquel que solo sonríe reverenciando a aquella mujer de cabellos rojos.
Se acerca a la dama tomando la mano para dejar un beso en el dorso de aquella blanca piel –Señorita Morel, lamento las interrupciones que ocasioné, el monto es alto esta vez, además de que debo pagar por otros daños a la jovencita de aquí– indica con la mirada a la joven rubia y la pelirroja la mira de pies a cabeza sonriendo –Entonces, el monto final, querido– en ningún momento deja salir el nombre del hombre –Por el daño a la madame, serán unos ochocientos francos, eso contempla el vidrio y los daños morales y psicológicos que ocasioné, a la dama de los vestidos, bueno ella tendrá que decirnos el precio, señorita Xaziel – la risa que deja escapar la pelirroja mientras observa al hombre.
Un juego entre ambos parientes, que observan a la mujer colocándose junto a ella, como si la protegieran.
Markus Rousseau M.- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/02/2014
Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
Sonreí algo reconfortante si debo decir me parecio la acción del joven hacía mi, había algo en su forma de hablar tan propia que me dio la ligera impresión que estaba jugando conmigo y con la mujer que nos atendia, parecía no importarle el que tuvieran que venir a pagar los desperfectos además de que no vi un ligero asomo de temor por ello, me resulto francamente intrigante. Su porte y su manera de hablar tan propia, recorde ami propio hermano quien a pesar de ser alguien bastante amable solia pasar de ves en cuando que su boca se teñia con palabras que no reflejaban lo que era en verdad.
Lo deje hacerse el dueño de la situación pues de manera muy audaz estaba controlando todo incluso ala mujer quien comenzaba a caer en el influjo de su encantadora manera de hablar, algo que en verdad me parecio muy gracioso así que volvi mi cuerpo para que la anciana no me viera y notara la enorme sonrisa que se dibujaba en mi rostro, fui testigo de la inolvidable entrada de la mujer a caballo, audaz fue lo primero que pense al verla, con aquel porte de dama de sociedad y distinción que me hizo seguirla con la mirada, el cabello rojo y la actitud, ¡Valgame el señor! toda una belleza.
No pude evitar compararme con la dama, era 100 veces mucho mas hermosa y su actitud decía " adorame ", no pude evitar que ante este pensamiento una nueva risa silenciosa se escapara de mis labios, al escuchar al joven hablar senti una punzada de temor, ¿Sería bueno que alguien mas me pagara ? ¿Digo sería justo ? lo malo era que estaba tan enfrascada en este pensamiento que dije al costo de los vestidos a pagar, algo que se supone no aceptaria, ante todo debía pagar quien haría uso de ellos mas nadie mas.
-seiscientos francos madame.
Mi voz salio temerosa y de inmediato arrepentida me mordi el labio inferior ante mi subita declinación por aceptar el pago del la joven y hermosa pareja.
-Tal vez debería espera ala Madame, no creo que tarde ...
Me dirigi esta vez ala joven belleza de cabello rojo, no quería propiciar algún castigo a tan amable hombre si después de haberme ayudado con la anciana todavía tenía que pagar mi parte en todo este embrollo, en resumidas cuentas tenía que hayar la forma de solucionarlo sin afectar a mi joven nuevo conocido.
-No quiero probocar algún problema al joven aquí presente.
Bajela cabeza tratando de haber hablado con claridad pues muchas veces no sabía si llegaba a expresarme correctamente, lo cierto era que la anciana incluso ya había desaparecido los vestidos así que no había mucho mas que hacer, solo esperar.
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Lo deje hacerse el dueño de la situación pues de manera muy audaz estaba controlando todo incluso ala mujer quien comenzaba a caer en el influjo de su encantadora manera de hablar, algo que en verdad me parecio muy gracioso así que volvi mi cuerpo para que la anciana no me viera y notara la enorme sonrisa que se dibujaba en mi rostro, fui testigo de la inolvidable entrada de la mujer a caballo, audaz fue lo primero que pense al verla, con aquel porte de dama de sociedad y distinción que me hizo seguirla con la mirada, el cabello rojo y la actitud, ¡Valgame el señor! toda una belleza.
No pude evitar compararme con la dama, era 100 veces mucho mas hermosa y su actitud decía " adorame ", no pude evitar que ante este pensamiento una nueva risa silenciosa se escapara de mis labios, al escuchar al joven hablar senti una punzada de temor, ¿Sería bueno que alguien mas me pagara ? ¿Digo sería justo ? lo malo era que estaba tan enfrascada en este pensamiento que dije al costo de los vestidos a pagar, algo que se supone no aceptaria, ante todo debía pagar quien haría uso de ellos mas nadie mas.
-seiscientos francos madame.
Mi voz salio temerosa y de inmediato arrepentida me mordi el labio inferior ante mi subita declinación por aceptar el pago del la joven y hermosa pareja.
-Tal vez debería espera ala Madame, no creo que tarde ...
Me dirigi esta vez ala joven belleza de cabello rojo, no quería propiciar algún castigo a tan amable hombre si después de haberme ayudado con la anciana todavía tenía que pagar mi parte en todo este embrollo, en resumidas cuentas tenía que hayar la forma de solucionarlo sin afectar a mi joven nuevo conocido.
-No quiero probocar algún problema al joven aquí presente.
Bajela cabeza tratando de haber hablado con claridad pues muchas veces no sabía si llegaba a expresarme correctamente, lo cierto era que la anciana incluso ya había desaparecido los vestidos así que no había mucho mas que hacer, solo esperar.
__________________
- Spoiler:
- Por favor disculpame, tuve mucho trabajo y me era imposible tener un minuto de calma para contestar, no vuelve a pasar lo siento ¡¡¡
Cristin Lemaire- Humano Clase Media
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Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
Una frase, una solo bastó para cambiar el rostro de aquel hombre que quedó de pie junto a la mujer de cabellos de fuego; la risa que soltó aquella mientras empujaba a quien se suponía era su empleado dejaba entrever que había entre los dos una relación estrecha. Y claro, dentro de aquella familia las relaciones eran complicadas y casi llegaban a rallar en lo insano e impropio, amor y odio, protección y deseos de destruir, verdades y mentiras. Cada uno por su lado y la vez juntos ¿Qué clase de vida familiar podría ser aquella?.
Frente a la mujer de avanzada edad con una reverencia muy educada se despidió de ella sonriéndole como si lo hiciera un joven a su abuela –Creo que la señora no considera que el precio sea justo en relación con el de la joven, señorita Morel– mira a la mujer que sin pedir permios toma asiento con una mueca que muestra la meditación pero luego sonríe abiertamente con esa frialdad y poca expresión en su rostro –El precio no importa, si desea más puedo darle mil francos o quizás dos mil francos, pero eso si debe dejar de atormentar y tratar con aquella forma amarga a las personas, es detestable y me molesta mucho – al ponerse pie se acercó a la mujer que comenzó con insultos al joven por meterse en sus pensamientos; la mujer enseguida se fue a entregarle el dinero pero cuando la anciana estiró la mano, la otra dejó deja caer las bolsas al suelo, mirándole con desprecio –Que detestable de una mujer que trate así– la sinceridad de ella y su expresión que es vacía de emociones se hizo presente, es decir el verdadero rostro de aquella mujer.
Sal de la casa lanzando una bolsa con dinero al hombre –Si vas a salir de casa, al menos asegúrate en traer dinero, no te comportes como él y crean que soy su sirvienta – regresa la mirada a la joven sonriéndole –Primo– con aquel susurro se aleja de ahí tal como vino pero por un camino diferente. El hombre hace una reverencia a las mujeres viendo a la anciana quien pensó que tendría la ayuda de aquel, pero no, simplemente se quedó sonriéndole en silencio hasta que se borró la sonrisa del rostro –Lamento eso, pero la señorita siempre actúa de esa manera cuando algo no le agrada, no puedo culparla por ello– extiende la mano a la joven entregándole la bolsa de dinero.
Con la espalda a la anciana que vociferaba entre susurros maldiciones e improperios, optó por ignorarle –No se preocupe no me causará problema alguno, la familia para la que trabajo es muy agradable– sonríe tomando la mano de la doncella para dejar un beso en su dorso junto a un susurro –Aunque tampoco son mis jefes, sino algo más difícil– la mirada parece distante aunque la sonrisa es agradable.
El juego iba develándose poco a poco.
Frente a la mujer de avanzada edad con una reverencia muy educada se despidió de ella sonriéndole como si lo hiciera un joven a su abuela –Creo que la señora no considera que el precio sea justo en relación con el de la joven, señorita Morel– mira a la mujer que sin pedir permios toma asiento con una mueca que muestra la meditación pero luego sonríe abiertamente con esa frialdad y poca expresión en su rostro –El precio no importa, si desea más puedo darle mil francos o quizás dos mil francos, pero eso si debe dejar de atormentar y tratar con aquella forma amarga a las personas, es detestable y me molesta mucho – al ponerse pie se acercó a la mujer que comenzó con insultos al joven por meterse en sus pensamientos; la mujer enseguida se fue a entregarle el dinero pero cuando la anciana estiró la mano, la otra dejó deja caer las bolsas al suelo, mirándole con desprecio –Que detestable de una mujer que trate así– la sinceridad de ella y su expresión que es vacía de emociones se hizo presente, es decir el verdadero rostro de aquella mujer.
Sal de la casa lanzando una bolsa con dinero al hombre –Si vas a salir de casa, al menos asegúrate en traer dinero, no te comportes como él y crean que soy su sirvienta – regresa la mirada a la joven sonriéndole –Primo– con aquel susurro se aleja de ahí tal como vino pero por un camino diferente. El hombre hace una reverencia a las mujeres viendo a la anciana quien pensó que tendría la ayuda de aquel, pero no, simplemente se quedó sonriéndole en silencio hasta que se borró la sonrisa del rostro –Lamento eso, pero la señorita siempre actúa de esa manera cuando algo no le agrada, no puedo culparla por ello– extiende la mano a la joven entregándole la bolsa de dinero.
Con la espalda a la anciana que vociferaba entre susurros maldiciones e improperios, optó por ignorarle –No se preocupe no me causará problema alguno, la familia para la que trabajo es muy agradable– sonríe tomando la mano de la doncella para dejar un beso en su dorso junto a un susurro –Aunque tampoco son mis jefes, sino algo más difícil– la mirada parece distante aunque la sonrisa es agradable.
El juego iba develándose poco a poco.
- Off::
- Señorita no se preocupe por el tiempo que demore, soy paciente para esperar respuestas.
Markus Rousseau M.- Licántropo Clase Alta
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Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
Estaba y al mismo tiempo no en aquel lugar, de alguna forma extraña yo había salido de contexto solo era una espectadora que estaba siendo testigo de alguna clase de acuerdo entre personas de clase, de pronto todo parecía estar moviéndose a otro nivel o algo por el estilo incluso la forma de hablar de la dama recién llegada era propia de una dama de altura, no solo era bella como había pensado si no que tenía la distinción para hacerse escuchar y le cayó la boca ala viejecita necia, sin duda recibí mi paga lo cual agradecí profundamente mientras hacía una reverencia a aquella dama que se dejó caer como un ángel dispuesto a guillotinar al culpable. Permanecí quieta hasta que la anciana me indico de forma "cortes" que me marchara, así lo hice puesto que ya no tenía nada que hacer ahí, tome con cuidado los francos para guardarlos perfectamente mientras miraba de forma curiosa como se despedían aquellos singulares personajes.
El joven se me acerco con suma delicadeza propia de un caballero tomo mi mano y después de aquel beso, en que mis sentidos se aceleraron por completo puesto que aunque había recibido esa clase de cortesías no solo era bello recibirlas, no sabía cómo reaccionar ante ellas y fui traicionada ya que mi cuerpo se dispuso a dejarme en evidencia ya que el color que subió a mis mejillas era claramente visible, por lo que lleve la otra mano a una de ellas como si pudiera cubrir de alguna forma de vanidad, retrocedí tratando de recomponerme "Por dios santo Cristin Es solo un beso " me dije mentalmente tratando de reprenderme por mi forma de actuar tan...¿infantil? al menos eso les parecía a mis compañeras de trabajo quienes no esperaban el momento de hecharme en cara mi falta de tantas cosas.
-Bueno, deben amarlo mucho si acuden a usted cuando lo pide, es alguien muy afortunado señor- Le devolví la sonrisa mientras lo miraba a detalle parecía estar también en otro mundo, su forma de hablar y sugerir aquella idea no parecía de un hombre de clase inferior, lo que hizo que ampliara mi sonrisa a una más amable y cariñosa, era como un cómplice al darse cuenta del tremendo plan.
- ¿Agradezco su ayuda, pero como puedo pagarle? - Me acerque a él, al menos en mi familia se me había dicho que nadie daba nada gratis, no quería meterme en más problemas de lo que podría manejar y francamente, aunque temía de mi Madame me reprendiera me daba más terror meterme en otros líos.
El joven se me acerco con suma delicadeza propia de un caballero tomo mi mano y después de aquel beso, en que mis sentidos se aceleraron por completo puesto que aunque había recibido esa clase de cortesías no solo era bello recibirlas, no sabía cómo reaccionar ante ellas y fui traicionada ya que mi cuerpo se dispuso a dejarme en evidencia ya que el color que subió a mis mejillas era claramente visible, por lo que lleve la otra mano a una de ellas como si pudiera cubrir de alguna forma de vanidad, retrocedí tratando de recomponerme "Por dios santo Cristin Es solo un beso " me dije mentalmente tratando de reprenderme por mi forma de actuar tan...¿infantil? al menos eso les parecía a mis compañeras de trabajo quienes no esperaban el momento de hecharme en cara mi falta de tantas cosas.
-Bueno, deben amarlo mucho si acuden a usted cuando lo pide, es alguien muy afortunado señor- Le devolví la sonrisa mientras lo miraba a detalle parecía estar también en otro mundo, su forma de hablar y sugerir aquella idea no parecía de un hombre de clase inferior, lo que hizo que ampliara mi sonrisa a una más amable y cariñosa, era como un cómplice al darse cuenta del tremendo plan.
- ¿Agradezco su ayuda, pero como puedo pagarle? - Me acerque a él, al menos en mi familia se me había dicho que nadie daba nada gratis, no quería meterme en más problemas de lo que podría manejar y francamente, aunque temía de mi Madame me reprendiera me daba más terror meterme en otros líos.
Cristin Lemaire- Humano Clase Media
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Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
La palabra que profería la joven en cuanto a la retribución por el acto desinteresado de aquel que la miraba sin entender realmente, allá iba buscando entre sus recuerdos viejos y más frescos aquello a lo que se refería la doncella, más, solo pudo encontrar las palabras de su igual y familiar aunque desde otro punto de vista. Enarco una ceja realmente sin llegar a comprender el sentido de lo expresado anteriormente, trataba de ponerlas en un contexto más entendible, pero no lo logró al final.
Tomó entre sus manos la mano delicada de la joven admirando sus dedos –¿Pagar? ¿Por qué? ¿Por mi ayuda? ¿Por no estar en deuda? ¿Orgullo? ¿Amabilidad? – suelta la mano de la joven y en unos segundos de silencio la voz de la razón se deja escuchar –no quiero ofenderla, señorita, al contrario pero realmente no entiendo ¿por qué me pagaría? Si el que ha cometido la falta he sido yo, por mi causa casi no recibe el dinero, es más hasta la estaban maltratando por el enojo de aquella anciana, entonces ¿no soy yo quien debería pagarle?– su sinceridad es más que mostraba por las palabras así como una lógica distinta.
Los niños se acercan hacia el joven que le sonríe entregándoles el balón –Vayan a jugar otro lado, o terminaran siendo regaños por peores monstruos que habitan en esas casas, quizás deban ir allá, ¿recuerdas cómo llegar allá? Llévalos, ahí podrán jugar siempre sin temor a nada– les ha enviado a donde vive, aquella extensa propiedad, regresa la vista a la dama invitándola con la mano –Como dije e insisto, soy yo quien debe pagarle por los daños, así que permítame acompañarle a su hogar o a donde se dirija, seré como su empleado por hoy– la sincera sonrisa que emite cuando se coloca aquella cachucha –Realmente aquella familia no diría que se preocupan los unos por los otros, quizás sería solo un cincuenta por ciento y el otro cincuenta quieren destruirse ¿es algo normal eso? Sobre todo las dos mujeres que viven ahí, son como un par de brujas y arpías pero son amables– ríe sabiendo que si aquella mujer de cabellos rojos le escucha estará muerto para la cena.
Tomó entre sus manos la mano delicada de la joven admirando sus dedos –¿Pagar? ¿Por qué? ¿Por mi ayuda? ¿Por no estar en deuda? ¿Orgullo? ¿Amabilidad? – suelta la mano de la joven y en unos segundos de silencio la voz de la razón se deja escuchar –no quiero ofenderla, señorita, al contrario pero realmente no entiendo ¿por qué me pagaría? Si el que ha cometido la falta he sido yo, por mi causa casi no recibe el dinero, es más hasta la estaban maltratando por el enojo de aquella anciana, entonces ¿no soy yo quien debería pagarle?– su sinceridad es más que mostraba por las palabras así como una lógica distinta.
Los niños se acercan hacia el joven que le sonríe entregándoles el balón –Vayan a jugar otro lado, o terminaran siendo regaños por peores monstruos que habitan en esas casas, quizás deban ir allá, ¿recuerdas cómo llegar allá? Llévalos, ahí podrán jugar siempre sin temor a nada– les ha enviado a donde vive, aquella extensa propiedad, regresa la vista a la dama invitándola con la mano –Como dije e insisto, soy yo quien debe pagarle por los daños, así que permítame acompañarle a su hogar o a donde se dirija, seré como su empleado por hoy– la sincera sonrisa que emite cuando se coloca aquella cachucha –Realmente aquella familia no diría que se preocupan los unos por los otros, quizás sería solo un cincuenta por ciento y el otro cincuenta quieren destruirse ¿es algo normal eso? Sobre todo las dos mujeres que viven ahí, son como un par de brujas y arpías pero son amables– ríe sabiendo que si aquella mujer de cabellos rojos le escucha estará muerto para la cena.
Markus Rousseau M.- Licántropo Clase Alta
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Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
Mire un tanto confundida a mi ahora rescatador, con las manos al frente y juntas tratando de ocultar mi nerviosismo al mirarlo con más detenimiento note la franqueza de sus palabras, observe como tomaba mi mano entre las suyas, mucho más grandes y de una calidez increíble ¡qué extraño hombre! me hizo sentir ligeramente apenada por lo que sin darme cuenta del todo mordí mi labio inferior mientras comenzaba a sonreír con ligereza.
-Bueno, me hace sentir apenada, es cierto que parte de la culpa la tuvo usted, pero ...es usted extraño ...cualquier otro hubiera preferido marcharse y no absorber los problemas de otro. - Calle, pues me di cuenta de que comenzaba a hablar con demasiada libertad, exponiendo un punto que el joven tal vez no había notado.
Me acerque al notar su mano y observe divertida como hablaba con aquellos niños, sin duda era un joven ¿bueno ? sería prudente para mi decir tal cosa de un completo extraño ? ahora mismo no importaba era realmente agradable, no solo por ayudarme si no porque parecía serlo en realidad- Usted habla y solo me dice en ello que quiere ocultar el amor que siente por ellas, al menos eso me parece - dije divertida mientras cubro mi sonrisa la cual ha salido demasiado encantadora gracias al pequeño descubrimiento, este joven se me hace de lo más interesante, tan diferente de la gente que conozco.
-Me llamo Cristin, Cristin LEmaire ¿Cuál es su nombre?
Cristin Lemaire- Humano Clase Media
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Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
Caminó con la joven con una sonrisa en el rostro aunque luego esa sonrisa se transformó a un rostro de duda y desconcierto por las palabras que dejaba al joven entre los dos, él solo pudo mirarle por unos momentos tratando de entender aquello recordando lo que su pariente, la mujer de cabellos de fuego, siempre le comentaba en la cena, si era cierto él siempre pecaba en ello por ser el ángel del silencio y jinete de muerte .
Soltó la mano de la joven reverenciándola como disculpa –Es verdad que asumo la responsabilidad y la culpa, pero ¿Es ello un pecado?, sé que lo es para todos pero para mi sería pecado si no tomo lo que es mío o considero así, al menos así me han enseñado ¿será que siempre estuvieron mal?, o quizás es por el lugar en donde trabajo que me he acostumbrado a ello, ya sabe un empleado debe acatar lo que sus amos dicen y por ello quizás se me ha pegado muchas costumbres ajenas– medita un tanto porque aquello no es tan ajeno, aunque opta por mantenerlo oculto de la vista de todos, deja de un lado las cosas para sonreírle tomando la mano nuevamente y dejar un beso en el dorso de la jovencita como un gesto de saludo y cordialidad –Es un enorme placer, signorina Lemaire– con una sinceridad deja el saludo pero luego de ello la pregunta que le seguía no sabía como contestar, claro estaba que siempre debía mantener un perfil bajo.
Retira la cachucha de su cabeza imitando un gesto muy elocuente y de caballerosidad ante la dama –Mi nombre, es el de un simple empleado de la gran mansión Morel, pero si es para su gusto saberlo– mira a la joven a los ojos sonriéndole pero manteniendo la serenidad y algo de seriedad, para hacer creíble su mentira –Agustín, a sus órdenes y para servirle signorina– se incorpora colocándose la cachucha nuevamente.
Soltó la mano de la joven reverenciándola como disculpa –Es verdad que asumo la responsabilidad y la culpa, pero ¿Es ello un pecado?, sé que lo es para todos pero para mi sería pecado si no tomo lo que es mío o considero así, al menos así me han enseñado ¿será que siempre estuvieron mal?, o quizás es por el lugar en donde trabajo que me he acostumbrado a ello, ya sabe un empleado debe acatar lo que sus amos dicen y por ello quizás se me ha pegado muchas costumbres ajenas– medita un tanto porque aquello no es tan ajeno, aunque opta por mantenerlo oculto de la vista de todos, deja de un lado las cosas para sonreírle tomando la mano nuevamente y dejar un beso en el dorso de la jovencita como un gesto de saludo y cordialidad –Es un enorme placer, signorina Lemaire– con una sinceridad deja el saludo pero luego de ello la pregunta que le seguía no sabía como contestar, claro estaba que siempre debía mantener un perfil bajo.
Retira la cachucha de su cabeza imitando un gesto muy elocuente y de caballerosidad ante la dama –Mi nombre, es el de un simple empleado de la gran mansión Morel, pero si es para su gusto saberlo– mira a la joven a los ojos sonriéndole pero manteniendo la serenidad y algo de seriedad, para hacer creíble su mentira –Agustín, a sus órdenes y para servirle signorina– se incorpora colocándose la cachucha nuevamente.
Markus Rousseau M.- Licántropo Clase Alta
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Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
Cristin sonrió con el encanto que era tan natural en ella y noto como el otro le soltaba la mano, lo que hizo que ella alargara la suya en su busca, aquella calidez le había agradado bastante, pero el notar la incertidumbre que había plantado con su comentario, negó - No creo que sea un pecado, pero vos debéis tener cuidado, este mundo no es muy gentil con gente buena como vos, sería una pena que pasara por un mal momento - Había ladeado el rostro dejando que sus cabellos cayeran de manera grácil sobre su fino rostro, acepto nuevamente la mano que le tomaba y ruborizándose al borde de la vergüenza al notar como volvía a besar su mano, ella trato de no dar mucha importancia y ocultar su sonrojo, pues no quería parecer una niña, vaya, jamás alguien se había tomado aquella caballerosidad con ella y ahora no quería echarlo a perder con aquel gesto infantil ¿verdad?
Por ello sonrió de vuelta y se inclinó haciendo una educada reverencia propia claro de una dama - el placer es todo mío Monsieur- Su voz salió encantadora propia del buen momento que le hacía pasar aquel joven caballero, pues, aunque dijera que no lo era él se estaba comportando como uno. Había cierta forma en que hablaba, ¿o sería su voz grave? La que le hacía sentir tal calidez dentro de su pecho que podría jurar que le agradaba, de forma que no pudo explicarse, ya que no lo conocía, pero había hecho tal gesto por ella por la amabilidad con la que fue educado, sin duda se sintió sumamente agradecida y mucho más afortunada por tener tal suerte.
-Agustín por favor, llámame Cristin - Le volvió a enmarcar su sonrisa para comenzar a caminar junto a él -Dígame, ¿tiene familia? disculpe si estoy siendo descortés al preguntar, pero usted se me hace tan agradable- levanto sus manos para juntarlas por el frente y ladear el rostro para verlo, quería ver su reacción ante su pregunta, quería conocerlo si había que ser sincera, quería saber todo de él. ¿Estaba siendo muy desvergonzada?
Por ello sonrió de vuelta y se inclinó haciendo una educada reverencia propia claro de una dama - el placer es todo mío Monsieur- Su voz salió encantadora propia del buen momento que le hacía pasar aquel joven caballero, pues, aunque dijera que no lo era él se estaba comportando como uno. Había cierta forma en que hablaba, ¿o sería su voz grave? La que le hacía sentir tal calidez dentro de su pecho que podría jurar que le agradaba, de forma que no pudo explicarse, ya que no lo conocía, pero había hecho tal gesto por ella por la amabilidad con la que fue educado, sin duda se sintió sumamente agradecida y mucho más afortunada por tener tal suerte.
-Agustín por favor, llámame Cristin - Le volvió a enmarcar su sonrisa para comenzar a caminar junto a él -Dígame, ¿tiene familia? disculpe si estoy siendo descortés al preguntar, pero usted se me hace tan agradable- levanto sus manos para juntarlas por el frente y ladear el rostro para verlo, quería ver su reacción ante su pregunta, quería conocerlo si había que ser sincera, quería saber todo de él. ¿Estaba siendo muy desvergonzada?
Cristin Lemaire- Humano Clase Media
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Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
Eran ciertas las palabras que expresaba la joven, las personas no eran buenas y siempre abusaban de los inocentes o ignorantes hasta exprimirlos y arrojarlos en las oscuras celdas hasta la muerte, el conocía mejor que nadie esos casos e incluso participaba en ellos de maneras tan crueles como amables, ella tenía razón el mundo no es un lugar muy gentil y amable con nadie.
Observó a la joven unos momentos al expresar su nombre, era mentira que él se llamase de esa manera y aun con remordimientos sobre la falacia contada no podía decir su identidad por lo que no tuvo más salida que sonreír a la joven dama envolviendo sus manos entre las de ella como si fuera de igual condición que la joven –Tiene un bello nombre, signorina, su nombre tiene varios significados y todos ellos nos lleva a una seguidora de cristo, un bello ángel que sigue las buenas enseñanzas, pero es un buen nombre para una joven tan dulce y buena como usted, signorina– nuevamente deja un beso en el dorso de la dama reverenciándola tal cual lo haría un mozo ante su señora.
El tema de su familia era complejo y hasta cierto punto no podía engañar, aunque quizás si podría mantener algo de su máscara con algo de verdad, tosió ligeramente como si aclarara su garganta –Mis padres murieron hace tiempo y quedé a cargo de unos familiares y ellos me enviaron aquí para servir a la familia, que es conocida de dónde vengo y a donde voy– invitó a la dama con su mano para acompañarla hasta su lugar de trabajo, con una mirada que pide no importunar por su acción –¿Usted trabaja con sus padres o para ellos, o quizás para otra persona? Me pregunto ¿por qué lo haría, si usted es una bella dama que podría estar trabajando como dueña de algún establecimiento o administrándolo, tal vez modista por las manos delicadas que tiene así como el buen gusto que lleva ¿Por qué hacer este tipo de trabajos, signorina?– pregunta muy curioso observando a la joven directo a los ojos.
Observó a la joven unos momentos al expresar su nombre, era mentira que él se llamase de esa manera y aun con remordimientos sobre la falacia contada no podía decir su identidad por lo que no tuvo más salida que sonreír a la joven dama envolviendo sus manos entre las de ella como si fuera de igual condición que la joven –Tiene un bello nombre, signorina, su nombre tiene varios significados y todos ellos nos lleva a una seguidora de cristo, un bello ángel que sigue las buenas enseñanzas, pero es un buen nombre para una joven tan dulce y buena como usted, signorina– nuevamente deja un beso en el dorso de la dama reverenciándola tal cual lo haría un mozo ante su señora.
El tema de su familia era complejo y hasta cierto punto no podía engañar, aunque quizás si podría mantener algo de su máscara con algo de verdad, tosió ligeramente como si aclarara su garganta –Mis padres murieron hace tiempo y quedé a cargo de unos familiares y ellos me enviaron aquí para servir a la familia, que es conocida de dónde vengo y a donde voy– invitó a la dama con su mano para acompañarla hasta su lugar de trabajo, con una mirada que pide no importunar por su acción –¿Usted trabaja con sus padres o para ellos, o quizás para otra persona? Me pregunto ¿por qué lo haría, si usted es una bella dama que podría estar trabajando como dueña de algún establecimiento o administrándolo, tal vez modista por las manos delicadas que tiene así como el buen gusto que lleva ¿Por qué hacer este tipo de trabajos, signorina?– pregunta muy curioso observando a la joven directo a los ojos.
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Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
Cálido
Si había una palabra para describir a ese joven delante de ella era esa, tanto su forma de andar tan valentonada y dueño de si, esa mirada que irradiaba seguridad, su potente voz varonil que parecía demostrar la confianza que tenía en sí, aquel hombre era lo más parecido a lo que siempre había pensado Cristin que sería un caballero, ignoraba el por qué le daba la impresión que parecía tan solitario.
No pudo evitar que el color en sus mejillas se apaciguara, pues las atenciones brindadas por el joven señor solo hacían acrecentar tal coloración, ella sonrió, de igual manera dulce y encantadora mientras trataba de acomodar su cabello por detrás de su oreja, escucho aquello, justo en ese momento se dio cuenta el por qué parecía tan solitario, el por qué su mirada parecía fría, y sintió tantos deseos de abrazarle, de consolarle, aunque apenas lo acabara de conocer se le hacía tan irreal la manera en que a su vista el pareciera tan conocido, si, sentía como si lo conociera de siempre y era algo extraño pues jamás hasta ese día o había visto.
Le detuvo apenas mientras invadida por aquella historia que ingenua tomo por parte del joven, se acercó y al bajar la mirada le dio un fuerte abrazo al cual apenas si sus delgados brazos alcanzaron a cerrarse por su cintura - Lo siento mucho, no debí preguntar - El calor del cuerpo ajeno fue mucho más por lo que se aparato casi de inmediato, dadose cuenta de su atrevido movimiento - debe disculparme, no debí.
Sonrió mientras se dejaba guiar - Bueno, mi familia vive lejos de aquí, mi madre es modista de ella aprendí tengo un padre y un hermano que hacen todo tipo de trabajos, me parece que ellos y usted se llevarían bien, me enviaron aquí a trabajar, ganar algo de experiencia misma que creo estar logrando -al devolverle la mirada sonrió con mas entusiasmo meritas parecía que hablar de su familia se daba más seguridad y confianza, se escuchaba incluso orgullosa y alegre.
Si había una palabra para describir a ese joven delante de ella era esa, tanto su forma de andar tan valentonada y dueño de si, esa mirada que irradiaba seguridad, su potente voz varonil que parecía demostrar la confianza que tenía en sí, aquel hombre era lo más parecido a lo que siempre había pensado Cristin que sería un caballero, ignoraba el por qué le daba la impresión que parecía tan solitario.
No pudo evitar que el color en sus mejillas se apaciguara, pues las atenciones brindadas por el joven señor solo hacían acrecentar tal coloración, ella sonrió, de igual manera dulce y encantadora mientras trataba de acomodar su cabello por detrás de su oreja, escucho aquello, justo en ese momento se dio cuenta el por qué parecía tan solitario, el por qué su mirada parecía fría, y sintió tantos deseos de abrazarle, de consolarle, aunque apenas lo acabara de conocer se le hacía tan irreal la manera en que a su vista el pareciera tan conocido, si, sentía como si lo conociera de siempre y era algo extraño pues jamás hasta ese día o había visto.
Le detuvo apenas mientras invadida por aquella historia que ingenua tomo por parte del joven, se acercó y al bajar la mirada le dio un fuerte abrazo al cual apenas si sus delgados brazos alcanzaron a cerrarse por su cintura - Lo siento mucho, no debí preguntar - El calor del cuerpo ajeno fue mucho más por lo que se aparato casi de inmediato, dadose cuenta de su atrevido movimiento - debe disculparme, no debí.
Sonrió mientras se dejaba guiar - Bueno, mi familia vive lejos de aquí, mi madre es modista de ella aprendí tengo un padre y un hermano que hacen todo tipo de trabajos, me parece que ellos y usted se llevarían bien, me enviaron aquí a trabajar, ganar algo de experiencia misma que creo estar logrando -al devolverle la mirada sonrió con mas entusiasmo meritas parecía que hablar de su familia se daba más seguridad y confianza, se escuchaba incluso orgullosa y alegre.
Cristin Lemaire- Humano Clase Media
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Re: Estrepitosos Encuentros || Libre
Un rayo de dolor atravesó su pecho al sentir aquella solidaria muestra de un afecto, de una consolación. Un abrazo que dejó un trago amargo en su garganta pero que en el fondo aliviaba algo su solitaria vida. Estoico quedó al caminar con la joven, apenas y oía los ruidos de la calle así como la voz de la propia señorita pues su menté se quedó congelada en aquel momento aun sintiendo en su cuerpo la sensación pura y dulce de aquella atención.
No era que no tuviese ese tipo de afectos de sus familiares, de la parte femenina, era el hecho de haber sido un gesto espontáneo sin pedirlo o sin esperar algo a cambio, un gesto que lo ha tomado por sorpresa al lobo. Meditó un momento la situación, era cierto que sus padres habían muerto por la traición de alguien, es verdad que sus tíos lo tomaron como hijo, pero era mentira que venía a servir a su familia, él estaba para ayudar en aquello que fuera lo más beneficioso para ellos, ¿podría ser un trabajo? Si, podría considerarse como tal. Pero ¿por qué daba tanta vuelta al asunto?. Los ojos de la señorita lo estaban llevando por un camino que antes no había imaginado o siquiera pensando en tomar, la culpa.
Suspiró al tomar la mano de la joven entre las suyas como un gesto de pura amabilidad, pero era de disculpa –No tiene que lamentarse, eso paso hace mucho tiempo tanto que hasta he olvidado los rostros de ellos solo los recuerdo por las pinturas que hay en casa, pinturas familiares– un leve susurró afloró en aquel momento, quizás con la sonrisa a la dama en un momento de debilidad para contar la verdad –Ya veo, al parecer en todas las familias siempre envían a alguien a conseguir algo para el bienestar de todos– emulaba las palabras de la joven con su propia vida.
Caminaron hasta una parte alejada del camino, pocas casas quedaban viéndose a lo lejos los lindes de los bosques y un largo camino. Negó con la cabeza un poco soltando la mano de la joven, sus ojos se entrecerraron un momento con esa lejanía que tenía en su mirada. Reverenció a la dama como todo un caballero lo haría –Debe disculparme, Signorina, no creo que sus padre y hermano se llevarían bien conmigo, al contrario se sentirían incómodos con mi presencia por una razón– sus ojos se clavan en los claros ojos de la joven –Mi nombre y origen no es el de un humilde campesino o trabajador de mansión, aunque no niego que trabajo para una familia no puedo decir que sea de manera ajena– sonríe apenas señalando el lejano camino a la mansión oscura de los Morel acercándose a la mujer para recibir su castigo por su falta de sinceridad –Puede golpear mi rostro si así desea, pero no puedo engañar a alguien que no tiene nada que ver con los negocios familiares. Me disculpo, por mi falta de cortesía al mostrar mi trabajo y habitualidad– cierra los ojos, quieto, esperando la bofetada de manos de la dama.
No era que no tuviese ese tipo de afectos de sus familiares, de la parte femenina, era el hecho de haber sido un gesto espontáneo sin pedirlo o sin esperar algo a cambio, un gesto que lo ha tomado por sorpresa al lobo. Meditó un momento la situación, era cierto que sus padres habían muerto por la traición de alguien, es verdad que sus tíos lo tomaron como hijo, pero era mentira que venía a servir a su familia, él estaba para ayudar en aquello que fuera lo más beneficioso para ellos, ¿podría ser un trabajo? Si, podría considerarse como tal. Pero ¿por qué daba tanta vuelta al asunto?. Los ojos de la señorita lo estaban llevando por un camino que antes no había imaginado o siquiera pensando en tomar, la culpa.
Suspiró al tomar la mano de la joven entre las suyas como un gesto de pura amabilidad, pero era de disculpa –No tiene que lamentarse, eso paso hace mucho tiempo tanto que hasta he olvidado los rostros de ellos solo los recuerdo por las pinturas que hay en casa, pinturas familiares– un leve susurró afloró en aquel momento, quizás con la sonrisa a la dama en un momento de debilidad para contar la verdad –Ya veo, al parecer en todas las familias siempre envían a alguien a conseguir algo para el bienestar de todos– emulaba las palabras de la joven con su propia vida.
Caminaron hasta una parte alejada del camino, pocas casas quedaban viéndose a lo lejos los lindes de los bosques y un largo camino. Negó con la cabeza un poco soltando la mano de la joven, sus ojos se entrecerraron un momento con esa lejanía que tenía en su mirada. Reverenció a la dama como todo un caballero lo haría –Debe disculparme, Signorina, no creo que sus padre y hermano se llevarían bien conmigo, al contrario se sentirían incómodos con mi presencia por una razón– sus ojos se clavan en los claros ojos de la joven –Mi nombre y origen no es el de un humilde campesino o trabajador de mansión, aunque no niego que trabajo para una familia no puedo decir que sea de manera ajena– sonríe apenas señalando el lejano camino a la mansión oscura de los Morel acercándose a la mujer para recibir su castigo por su falta de sinceridad –Puede golpear mi rostro si así desea, pero no puedo engañar a alguien que no tiene nada que ver con los negocios familiares. Me disculpo, por mi falta de cortesía al mostrar mi trabajo y habitualidad– cierra los ojos, quieto, esperando la bofetada de manos de la dama.
Markus Rousseau M.- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/02/2014
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