Ahora mira este paisaje... no es que pretenda tocar ¿con las manos? El cielo... [Nimue Bellamy] ◊◊ ACTIVO

Recuerdo del primer mensaje :

Por una vez el día no es del todo gris, París Emhyr lo había definido como un lugar gris y frío. Un otoño diferente a otros lugares, a pesar de que había estado en lugares bien fríos, sus cielos solían están bien despejados, pero París carecía de una cierta luz que solo se encontraba en tierra del sur, incluso en su tierra.

Tumbado sobre la verde hierba que crecía en los alrededores de aquella laguna, Emhyr había perdido la noción del tiempo, no sabía si era por sus meditaciones, o los efectos del fumado opio que había ganado en un juego de cartas.

Sus extremidades extendidas se encontraban, relajado, de vez en cuando sus dedos se movían para notar el tacto de la húmeda, y sus labios exhalaba el humo que tomaba de aquella pipa, aunque ya hacía hora que la pipa había desaparecido en algún lugar que él no recordaba y que el humo dejaba de dibujar extrañas formas en él aire.

Sus pies estaban descalzos, y su abrigo bien extendido sobre el suelo a modo manta donde su cuerpo estaba soportado.

De vez en cuando sus pensamientos se detenían a tan solo describir las sensaciones que en el momento estaba viviendo, en el presente... El sonido de las aguas de la oscura laguna que se balancean en un calmado vaivén, en la leve y fría brisa que hacía que su piel se erizase por un instante, las nubes recorriendo un cielo que a veces se asomaba azulado en aquella mañana...

Todos aquellos pensamientos del ahora, se veía por un motivo, alejar aquellos que tanto le preocupaba.

Hacía una noche que no había vuelto al cementerio con su compañera, y que aquella noche misma noche la había pasado despierto deambulando de un lado a otro como una misera alma en pena, ¿motivo? Se había encontrado con la causante de alguna de sus mordeduras, de nuevo sus labios había saboreados los de ella, una sílfide mortífera y dolorosamente placentera en su tacto.

La odiaba, pero a la vez le obsesionaba, no la amaba, pero ella despertaba sus más oscuros deseos de lujuria basados en aquella mezcla del doloroso placer.

En aquel estado donde la lucidez era de menos, el opio seguía presente en su mente y calmándole, a Emhyr le había parecido oír unas cuantas aves en su revoloteo mañanero entre los cercanos árboles, pero aquello era de menos, el tiempo parecía más lento de lo habitual, incluso cuando alzo por un instante su mano como queriendo alcanzar el cielo, este efecto le pareció mas evidente.

Había que admitir, que Emhyr parecía que estaba huyendo de algo, desde la noche anterior, y así lo era. Necesitaba aclarar sus ideas respecto al mundo, y como consecuencia había terminado en aquel estado entre lo real e irreal, sin establecer algo claro.

De nuevo había vuelto a verla a ella, con aquel cabello rojo y en aquella sala dorada, de nuevo los aullidos y los susurros acusadores “Bruja, bruja”, el fuego acariciaba su cuerpo pálido como si de lengua rojizas se tratasen, no la dañaban sino se balanceaban rozando su piel delicadamente.

Ella alargaba con aquella sonrisa enigmática su mano para rozarle. “Emhyr” le llamaba una y otra vez. Cuando sus dedos rozaron su piel, sus cabellos rojos se volvieron oscuros y su tez morena, el rostro que tenía ante él era el de su propia madre, y sus lagrimas no eran cristalinas, el rojo escarlata invadió su rostro.

Sobresaltado y con la cabeza aletardada Emhyr, despertó del sueño con el corazón acelerado, inclinando su cuerpo, quedando sentado, comenzó a toser.

Cuando terminó de toser, su rostro quedo escondido entre sus manos, por un instante su cabeza aun seguido nublado por los efectos ya casi perdido de la droga.

Ella quedo allí desnuda, ante él, pálida, hermosa como una sílfide de cabellos rojizos, un cuerpo joven. Hacia cuanto que no habia tenido algo intenso con alguien tan joven. Emhyr suspiro ante los pensamientos lascivos que pasaban por su cabeza al contemplarla desnuda, la de cosas que podía hacerle para satisfacer sus mas lujuriosos y oscuros deseos, y los de ella.


Emhyr respondía a cada una de las batallas que ella le proponía con sus labios, con el mismo ardor que ella le proporcionaba, sus manos recorriendo cara rincón de su cuerpo de un modo superficial y efímero, dejando la piel de ella contenida en el deseo, dejando la sensación a mitad y ansiosa de mas.

Tras sus manos sus labios siguieron aquel sendero marcado por sus dedos cálido, hasta que se pararon en las curvas creadas por sus pequeños pechos, su lengua recorrió la punta de estos humedeciendolos y haciendo que la piel de ella se estremeciese por aquella sensación tan excitante.

De repente y con sorpresa Emhyr no supo saber como había cambiado las tornas, y como ella de nuevo se había hecho con el control de la situación.

De nuevo se repitió en la cabeza, de que ella era joven e impaciente, además que parecía que su llama ardían con mas fuerza en él que ninguna otra.

Ella estaba encima de él, tomando la iniciativa en todo momento, a él no le importa que ella hiciese lo que quisiera con él, siempre abierto a lo nuevo.

Un quejido contenido se le escapo entre sus labios tras un largo suspiro al sentirse en el interior de aquel ígneo vientre. Instintivamente él aferro sus manos a sus muslos, cuando comenzó a sentir aquel moviento entusiama que le sumía en el mas profundo placer.

Le pareció que aquel ritmo que ella llevaba iba a consumirlos muy pronto, pero ella relajo un poco el ritmo el cual el se dejo llevar en aquel balanceo de caderas.

Su repsiración se agitaba con cada movimiento, sus dedos se hundían en la piel de ella, y su mente quedaba nublada de todo lo externo, solo se centraba en lo que su cuerpo sentía, en como su piel se fundía con la de ella, el sonido de sus jadeos que hacia que su cuerpo se excitará mas, y aquellos escalofríos que sentía recorrer su espalda.

Ella comenzó a disminuir el ritmo, Emhyr sentía su corazón golpear tan fuerte que quería incluso salir por su boca, tal era el ritmo que en cuanto ella se inclino así la punta de sus pechos rozando su torso, sintió el su propio ritmo se aceleraba junto al de ella.

Los labios se pegaron en los de él, el con los suyos silenció los jadeos de ella, mientras su lengua se abría paso jugueteando con la de ella.

Aquel ritmo disminuía pero para él era insuficiente, él la tomo con fuerza de sus muslos y decidió tomar el control de la situación, con fuerza y sin despegar sus labios de los de ella, la levanta un poco del suelo siendo ella ahora la que quedaba de nuevo tumbada, ahora eran las caderas de él las que aumentaba el ritmo de un modo salvaje, haciendo que el ardor subiese y que a causa de ello su piel morena brillase al causa del sudor que le recubría.

Todo estaba pasando de un modo rápido y placentero. Apenas era consciente de los movimientos que mi cuerpo hacia por puro instinto, presa de la pasión y la lujuria que se habían apoderado de mi por completo. Su labios ardían sobre los míos dejando un sabor amargo en ellos, amargos porque yo quería que ese momento perdurara siempre. Podría haber agotado hasta el ultimo hálito de mi vida realizando aquellos actos lascivos y poco decorosos para un chica de mi edad.

Sentí como el césped acariciaba mi espalda, mientras que mi cuerpo seguía unido al de Emhyr.El sonido de nuestros cuerpos al chocar hacían crecer en mi interior aún más aquel deseo de ser suya. Sus movimientos dejaban entrever al hombre que en realidad era. alguien que debía manejar la situación, un hombre movido por aquellas pasiones de la vida que no dudaba en satisfacer fuera con quien fuese.

Mis manos se posaron en su espalda, atrayendo su cuerpo aún más al mi, sintiendo bajo aquel roce la fina capa de sudor que empezaba a envolver su cuerpo y sin duda alguna también el mio.Envolví mis piernas a su cintura.Cada uno de sus movimientos parecía elevarme poco a poco y cada vez más rápido a una tierra prometida. Me hacían volar en aquel día resplandeciente.

Mis labios no dejaban de saborear los suyos con ansia.Cada penetración de su miembro hacía estremecer hasta el más delicado de mis cabellos. Una sensación extraña y desconocida se abrió paso ante mi, la piel se erizó.Mi cuerpo se curvó levemente mientras me sentía presa de aquel placer que me arrebataba toda razón de existencia.
Sin querer hundí mis uñas en su espalda presa de aquellas sensaciones que estaba experimentando.

-No..pares Emhyr, no pares ahora...-dije entre jadeos.En otra circunstancia me hubiera muerto de vergüenza y posiblemente después me arrepentiría de haber abierto aquella boca insolente que me caracterizaba.Pero en aquel momento nada me importaba más que seguir sintiendo como Emhyr me hacía suya.

No podía dejar escapar aquella oportunidad de sentir lo que nunca había sentido, mi mente se imagina miles de cosas que hacer. Quería comerme el mundo sobre la piel de Emhyr, quería seguir experimentado aquel placer lascivo, quería que el tiempo se detuviese en aquel instante y seguir disfrutando de la lujuria que desprendía aquel chico por los cuatro costados. Quería permanecer en aquel estado de éxtasis producido por su cuerpo.

El piar de los pájaros, el sonido de mi corazón, el choque de nuestros cuerpos, el jadeo que salía levemente de mis labios. Todo estaba inspirándome una melodía frenética. Mis ojos brillaron como aquel astro que se alzaba sobre nosotros.

Sus labios ya no eran caricias, ahora eran devoradores de los suyos, suave pero sin dejar atras su lado salvaje y placentero.

Sus dedos se hundían en la piel de ella, aferrandose a su cuerpo, pegándola mas a él para que el contacto permaneciese mas intenso con cada una de sus embestidas, mas profundo en sus penetraciones.

Ella también parecía corresponder con aquella necesidad, porque ya podía ser llamada como necesidad adictiva, de sentir su cuerpo fundiendose en aquel ardor que ambos habían creado juntos, uniéndose en uno solo, movido por un deseo lujurioso y algo mas allá.

Su respiración aceleraba y los jadeos que no podía evitar dejar escapar de entre sus labios se escapaba entre la celda que ella había creado para atraparlos entre sus labios. De vez en cuando separaba sus labios, de los de ella buscando el ansiado aire que sus pulmones pedía desgarrados por la actividad
tan intensa.

Colocó su rostro junto al de ella, rozandolo a cada momento, de vez en cuando sus ojos ahora brillante y encendido se encontraban con los de ella, él le miraba no solo con lujuría sino como si estuviese hechizado por el cuerpo de ella, como si ella hubiese creado un deseo en su interior que lo hubiese convertido en un adicto a él, y hacia que su cuerpo resistiese y sintiese la necesidad de extasiarla del mismo modo que él se sentía ya extasiado por ella misma.

Sus dedos pasaron de sus muslos a su trasero, y con sus brazos termino por alzarla del mismo suelo aproximandola mas a él, de dandole mas libertad de movimiento, así profundizando con cada penetración mas en su vientre que quemaba y le llevaba al mas placentero de los cielos, a un estado en el que la mente no era nada sino las sensaciones del cuerpos era lo que valía, elevandole por encima de todo.

Ella arqueó su espalda, él la sostuvo con su mano, sintiendo como sus dedos rozaban su largo cabello los cuales se enredaban en ellos sin querer.

Sus sudor se mezclaba en el de ella, motivo todo de él calor que desprendía ambos cuerpos en su conjunto.

Ella había dicho algo, y para él sus palabras se había quedado en la lejanía, su cuerpo estaba extasiado llegando al nirvana conteniendose para no rozar él límite el cual se aproximaba, con la intención de que ella quedase saciada.

Sentía cada vez más como mi cuerpo se convertía en un mero instrumento de placer para mi mente. Quizás estaba actuando de forma demasiado egoísta, solo pensando en el placer propio. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, demasiado intenso como para soportarlo. Una sensación de extasis total que hizo que mi cuerpo quedara a total merced de los caprichos de Emhyr.

Apreté mis labios con fuerza a los de él, sintiendo cada roce de su mano sobre mi piel desnuda, cada embestida de su cuerpo al límite.Quise contener aquel gemido que mis labios pronunció. No era consciente realmente de que podía pasar si nos veían en aquella situación. No me importaba. Cerré los ojos intentando atrapar aquel momento. Sabedora de que en un futuro inminente todo aquello iba a cambiar.

Poco a poco mis piernas fueron deshaciendo la presa que había creado sobre Emhyr, algo más tranquila. Siendo consciente poco a poco de la magnitud de aquel acto tan natural. Después de aquello no tenía oportunidad alguna de huir de él. Su cuerpo, el calor que emanaba de él. Aquel placer que me producía cada una de sus penetraciones. Tenía todo la vida por delante para poder seguir experimentando aquellas cosas con él. O al menos ese era mi deseo.

Mis manos acariciaron su espalda, sonreí sin ocultar la felicidad que me había producido llegar a aquel estado gracias a la persona que había elegido. Podría haber estado allí tumbada a merced de él hasta que el tiempo se nos agotase. Pero abusar de ello llevaba a la monotonía. Y eso era algo en lo que yo no quería caer. Nunca.

Deslicé mi mano por su espalda ascendiendo hasta que mano se poso en su nuca atrayendo su cara hacia la mía para rozar sus labios de un forma tierna.La otra mano se deslizó en sentido contrario, parándose en su cintura y apremiando sus movimientos. Ahora era él el que debía culminar de la forma que más le gustase. Quería hacerle sentir lo mismo que le había hecho conmigo momentos atrás.

Aun que yo sabía que muy difícilmente iba a volver a llegar a aquel estado, iba a dejar que él hiciera conmigo lo que quisiese y más. Sentía que no podía hacer menos. Quería que supiera que más allá del dinero, del estatus social o del placer aún existían personas que hacían caso a los dictados del corazón, por muy arriesgados que estos fueran.

Sus embestidas continuaron a pesar de que ella parecía haber llegado a su cenit, él había aguantado en todo momento esperando a que ella obtuviese aquel placer que le proporcionaba aquel acto.

Él estaba en sus limitaciones, dejandose invadir por al excitación y el extasis, hasta que decidió dejaar de contenerse.

Su cuerpo senguía rozando se con él suyo en aquel calor asfixiante pero que no importaba, en aquel momento. Emhyr continuaba aferrando sus manos en el cuerpo de ella como si no quisiera dejarla escapar en todo momento, atrapandola.

Un quejido convertido en suspiro y él sintió su limite ceder, y como su cuerpo le transportar al mas maravillos de los clímax, porque no solo le movía la atracción física de ella, sino algo mas alla de todo aquello, que hacía sentir que su alma estaba claramente ligada a la de ella. Finalmente se derramo dentro de su vientre, y sintió como la atadura de las piernas de ella se aflojaba.

Sus movientos dejaron de ser intensificados, ralentizaron, hasta llegar a detenerse. Él, sintió como su respiración aun continuaba acelerada al igual que su corazón a pesar de que todo había terminado para ambos.

No se separo de ella, ya que la envolvió entre sus brazos, así apoyando su rostro en su frente, clavando sus ojos castaños en los de ella sin decir nada. Él le sonrió satisfecho. Se sentía feliz, hacia mucho tiempo que no sentía aquello, se sentía completo.

Sus manos cálidas se deslizan por su piel que aun ardía aunque poco a poco sentía que el sudor que cubría su cuerpo se enfría lentamente haciendo que su piel se volviese mas tibia.

El tiempo parecía haberse detenido o al menos para él que continuaba ajeno al mundo exterior, ahora mismo su centro del mundo era ella, sus ojos, su cuerpo, su todo.

Un beso tierno, en sus labios, solo fue lo que él le comunico.

Su cuerpo llegaba al limite.Las embestidas de su cuerpo se habían intensificado de un momento a otro en busca del placer que se escondía tras mi cuerpo. Todo acabó segundos después, cuando sentí en mi interior el calor de su cuerpo, sus músculos empezaron a relajarse.Tanto nuestros corazón como nuestras respiraciones poco a poco volvían a la calma.

Aquel beso solo fue la confirmación que esperaba para no arrepentirme de las decisiones y del camino que estaba eligiendo. En mi rostro se dibujo una amplia sonrisa. Sus ojos reflejaban mi rostro. No podía reconocerme en ellos. Correspondí su beso, con mis manos recorriendo todavía su cuerpo desnudo. No podía creer lo que acaba de suceder.Era demasiado bonito incluso la melodía que saldría aquel día de mi violín sería efímera comparada con lo que de verdad quería expresar, con lo que de verdad sentía. Emhyr empezaba a ser para mi algo demasiado importante. Quizás más de lo que me hubiera gustado.

Recordé aquella sensación de satisfacción que sentí apenas unos segundos atrás. Quería seguir en un futuro experimentándola, con él. No me atrevía a decir aquello que sentía en voz alta por si después de decirlo todo se rompía como un cristal bajo el peso de un piedra.Pose mi mano en su pecho y le eché hacia un lado. Liberándome del peso de su cuerpo exhausto. Miré el cielo azul unos instantes. Después volví mi cara hacia Emhyr, sin dejar de sonreír.

-Sabes, nunca había estado tan segura de lo que quería. Hasta hace un momento.-comencé a decir con la voz en el punto medio entre el cansancio y la viveza.-Y eso me da miedo, temo por si te alejas de mi.Por si en tu locura de perseguir tu sueño te pierdo. - hice una pausa pensando en lo que iba a decir a continuación, pero después de lo ocurrido esperaba que no hiciera falta ninguna palabra más.

Yo siempre había estado con hombres por mi propio interés, siempre a cambio de dinero. Nunca había buscado nada más. Emhyr pese al pasado de lujos que había tenido no podía ofrecerme ni una moneda para sobrevivir un día más. Tampoco me importaba eso, sus besos eran suficientes para que yo misma luchara por aquello que quería. Claro que, aquello que quería era él.

De repente me incorporé, movida por un día un tanto alocada. Me levanté del suelo y me puse a los pies de Emhyr. Mirándole con una sonrisa de niña pequeña.

-Te echo una carrera. La meta el lago.-extendí mi mano para que el se levantara. Sabía que si aceptaba el era más rápido que yo y ganaría, pero eso no era lo que realmente me importaba, solo quería hacer algo que nunca había hecho con nadie. Quería aprovechar los últimos días de Emhyr, de Emhyr en toda su esencia y no de lo que estaba decidido a convertirse.








*Lejos de allí, en un rincón de un callejón. Se encontraba un hombre de cabellos largos y oscuros, con una mirada picara que se había quedado solo en un recuerdo debido a la bebida. Vestía una ropa sucia, y su aspecto era bastante descuidado. En su mano izquierda sostenía una botella. Se apoyó en la pared más cercana, mirando a su alrededor y viendo como el paisaje urbano se transformaba poco a poco en aquel lago. Recorrió con la mirada sus alrededores. Descubrió a lo lejos el pelo envuelto en llamas de una persona que conocía muy bien. Un hombre, moreno hacía contraste con su piel blanca y sus cabellos de fuego.

Un grito de rabia y frustración salio de sus labios. La botella que llevaba en la mano se callo al suelo haciendo que su mente volviera a la realidad. Estaba seguro de lo que había visto. Un sentimiento de perdida inundó su corazón. Se llevó la mano a la frente y unas lágrimas recorrieron su rostro sin sentido. Pero aquel rostro se tornó al instante pícaro y se dibujó en su boca una sonrisa maliciosa. Se incorporó como pude y anduvo por el callejón con unos pasos gráciles y seguros. Hasta desaparecer entre la gente en aquel día soleado de otoño.

Ante su beso vio su respuesta, una respuesta que realmente esperaba, y no le decepciono, ya que a pesar de que su cuerpo comenzaba a enfriarse, no solo por la calma que se había hecho sino por la leve brisa de aquel día tan esplendido, aquel beso le pareció el mas cálido de que había podido beber en toda su vida.

No se movía la lujuria entre sus labios, sino por aquel sentimiento... ¿tal vez llamado "amor"? Si, debía de ser aquello, algo nuevo que Emhyr recibía encantado, embriagado por la satisfacción que causaba, con la sensación de sentir que aquel vacío agónico de soledad se calmaba tan solo por sentir su compañía, parecía que ella había sido aquella pequeña pieza que él le había faltado para volver a encontrar aquella paz robada.

Repentina ella alejo su contacto de él, ya que con aquella señal de su mano sobre su torso él se echo a un lado permitiendole espacio, y dejándose caer. La hierba era fría, y hacia que su piel se erizaba a causa de ello.

Era extraño, separarse un poco de ella, lo era, después de todo aquello que habían compartido hacia un momento, a pesar de que la distancia era mínima a él le pareció tenerla lejana.

-Procuraremos que eso no suceda, procurare sobrevivir. -Le dijo con suavidad, mientras le miraba de con admiración, era cierto ella de algún modo le había encantado con algún extraño hechizo, porque en su cabeza ahora estaba solo ella, y aquello no le había sucedido con otra mujer, todo era siempre un noche donde él se consumía junto a ellas, para luego desaparecer como un espectro antes del amanecer.

¿Solo ella? Por un instante recordó su anterior noche, recordó a Annette, ella también lo tenía hechizado pero no de aquel modo, era un hechizo creado por su condición inmortal, ella tenía ese poder para atraer a sus víctimas, pero al fin y al cabo él se había dado cuenta que ella era un ser lamentado, que lo que mas anhelaba era volver a sentir su humanidad cegaba por manos de su compañero.

Sin quererlo se había distraído con sus pensamiento, Nimue estaba ya de pie, desnuda, en aquel paisaje verde, de cielo azul y de blancas nubes que paseaban tranquilamente dejándose llevar por el velo de la leve brisa. Era hermosa, demasiado, hermosa, a pesar de que ella era mortal parecía una ninfa hermosa o hada, de cabellos rojos, mecida por el viento de la naturaleza.

Él tomo su mano, y levanto sin importarle su desnudez, así siguiéndole hacia el lago. Por un instante recordó cuando le menciono las ganas que tenía de darse un baño junto a ella, no iba a ser caliente pero al menos era un baño.

Justo cuando estuvimos en al pie del lago, me pensé realmente el si quería de verdad o no bañarme en aquellas aguas. No sabía si eran muy profundas o si el agua estaba helada como los témpanos de hielo. Pero yo, que era aventurera decidí por fin entrar en el agua.

El primer contacto hice que abriera la boca de par en par para después cerrarla y morder mi lengua antes de que blasfemara.No, el agua realmente en otoño no era cálida. Menos en París y eso era algo que debía haber supuesto antes de haber hablado.Sonreí pese a que el agua fría me había devuelto aquel mal humor permante en mi antes de conocer a Emhyr. Me adentré en el lago-has que el agua pudo cubrirme hasta la cintura- con el rostro dibujado muecas a cada segundo de inconformidad con la temperatura.Segundos después me zambullí en el agua ajena ya a todo cambio de temperatura. Miré a Emhyr y no pude evitar sonreír. Él me había devuelto aquellas ganas que yo tenía de luchar por algo, pero esta vez, no quería hacer las cosas como las había hecho hasta el momento. Él mecía algo más que una amante ladrona que no podía subsistir sin ayuda. Pero la música era un trabajo digno, ella me había devuelto la vida cuando la creí perdida. Si, compondría y sería famosa por aquellos méritos. Al menos hasta que aquello que quería compartir con Emhyr, la longevidad llegase a mi abriéndome nuevos caminos.

Con esas expectativas irracionales de futuro me encontraba yo, en el lago, nadando al rededor de Emhyr como un buitre en busca de carroña.Pero para que mentirme a mi misma, no buscaba nada más que su cuerpo, aquel cuerpo diferente de los que había podido disfrutar, la sensación de calidez al estar a su lado. El bienestar que él me proporcionaba y aun que quisiera negarme a sentir aquello lo cierto era que no podía evitarlo.

Me acerqué aún más a Emhyr, por la espalda, envolviendo mis brazos al rededor de su cuello y mis piernas a su cintura, como si fuese una niña pequeña- y en realidad comparada con él lo era- le di un beso en su mejilla.

-Háblame de tu pasado ¿Como descubrirte que existían esos seres? Créeme, dudo que te toparas con ellos por arte de magia. Y ahora se que estas cicatrices no son obra y arte de animales, o en cierto modo si, pero no de animales normales. ¿Quién fue? ¿Te acuerdas de como sucedió? ¿Que sentiste? Podría preguntarte miles de cosas, quizás te moleste. Pero realmente quiero saber a que puedo enfrentarme, y sobretodo, con quien voy a estar compartiendo mi vida. Te mentí cuando dije que no me importa tu pasado, Si he estado a tu lado hasta hoy a sido porque me intrigabas. Me intrigabas demasiado.

Ella con aquella mano, iba conduciendole por el interior de aquel lag, sus gestos daban a indicar que el agua estaba helada, Emhyr rió en voz alta, para luego apagar su risa y quejarse cuando sintió el agua helada mojar su cuerpo.

Su piel se erizo, aquel agua entimecía el cuerpo si este no se movía, así que desprendiendose de su mano un instante, lanzado, se apresura en introducir todo cuerpo en aquel agua. Desapareciendo un insante, para luego encontrar el cálido abrazos de aquellos brazos que le había enamorado.

Ella le sonreía el le respondía robandole algun efimero beso, era feliz, demasiado, y en su interior temió que aquella felicidad se esfumase, aunque por otra parte evadirse en ella, aprovechar el momento, era una muy atractiva dentro de aquella vivencia.

Sus piernas rodearon su cuerpo, al igual que sus brazos lo envolvieron, él pudo sentir el contacto mojado de su piel contra la suya, él como respuesta envolvio su cintura apretandola un poco de modo cariñoso, luego se vió bombardeado de preguntas.

Un rato se quedo pensando, una imagen de la noche anterior se cruzo por su mente, el rostro arrependito de aquella vampiro y luego su piel helada recorrer su piel.

Se estremció, con aquellos ojos desviados, luego le sonrio rápidamente a ella, fijando sus ojos a los de ella.

-Bueno... De mi pasado, mas bien de hace poco, casi un año que paso lo que paso... -Silenció. -Yo sabía de ellos por los mitos, pero no los había visto, hasta que hace un par de años, pues no se si uno o varios se alimentaba de mi noche tras noche, no recuerdos sus caras. -Mintió, ya que no los recordaba, pero en la noche anterior esa cara se había revelado. -Es dificil recordar, ya que ello tienen un poder extraño que te atrapa en una atracción casi suicida, no sientes dolor solo un extraño placer, y cuando te abandonan es cuando si aparece el dolor punzante y es cuando crees que vas a morir una noche tras otra, incluso... Llegas a desearlo.. La verdad recuerdo mejor, mis años en Turquía y mis viajes, que aquello

Escuché su relato corto y lleno de lagunas. Yo, que siempre me había caracterizado por poseer un carácter critico frente a las personas había olvidado por completo analizar o al menos intentarlo con Emhyr. Mientras el pronunciaba sus palabras intentaba descifrar aquella mirada desviada que parecía contemplar una escena como un espectador.Su sonrisa, me corroboró aquellas sospechas de que en realidad, él no quería sincerarse con él tema. ¿Vergüenza tal vez?¿ Miedo a que yo me alejara? Dudaba que fuera cualquier da las dos opciones que me planteé. Lo cierto era que, con aquel nuevo sentimiento me había dado cuenta de que no necesitaba analizar a las personas como había hecho hasta entonces. Podía creer en ellas si así lo deseaba y omitir todas las señas que me verificaban que algo ocultaban. Yo había decidido omitir aquella información con Emhyr, por mi propia felicidad más que por la suya.

Sonreí ante aquella sonrisa que ahora - tras aquella cavilación - parecía demasiado forzada. Decidí de nuevo apartar de mi aquella actitud que había tenido durante diez años de mi vida para volver a ser quien de verdad era y no solo un reflejo de la realidad.Me obligué a comportarme como hasta el momento, sin mostrar preocupación y sintiéndome expectante ante la idea de conocer su historia. O al menos la historia que él quería contar.

-Pues, sinceramente, espero no sentir nunca ese placer. Más que nada porque no quiero volver a enfrentarme a un ser semejante otra vez. Tienen demasiada fuerza, y si son listos y no lo pongo en duda. No creo que solo te hagan daño físicamente. Si una persona mortal puede jugar contigo con facilidad no quiero ni imaginar lo que sería capaz de hacer alguien que ha vivido siglo tras siglo.-Y si, aquello era lo que realmente pensaba sobre aquello seres. Los había empezado a odiar, o más bien a sentir celos lo que me llevaba a no querer tener nada que ver con eso seres sobrenaturales. Eso si que eran hijos del diablo y no yo como afirmaba el monje del monasterio.

-Seguro que ese placer en realidad solamente es sugestión. Es lo que Tu y solamente Tu quieres sentir, me niego a creer que algo de ese calibre pueda darme la satisfacción que he sentido por ejemplo hace apenas unos minutos. Aun que supongo que me dirás : "No tienes ni idea, nunca lo has experimentado"- dije aquella última frase intentando adoptar el tono de voz de mi compañero, burlándome un poco de él.

-Pero en fin, lejos de esos debates que si te digo la verdad no me importan en absoluto, están tus viajes. Yo nunca he salido de París, bueno, ignoro si antes de tener conciencia he estado en otro lugar.¿En que lugares has estado? Háblame de ellos, pero no quiero saber nada de la soledad en la que has vivido, si no de las maravillas que has podido ver en esos lugar. Al fin y al cabo, no todo puede que sea malo. ¿O si?

Besé sus labios de nuevo, aquello si que se podía denominar placer, un placer que deseaba sentir incluso hasta en el momento que mi muerte fuera inminente. Aquello era el opio que mi cuerpo necesitaba. Aquello y nada más.

A Emhyr le extraño que ella no quisiera insistir en el tema, ella era joven y curiosa, tal vez hubiese notado que él había omitido bastante dentro de su relato, que no deseaba hablar de aquel tema, después de su reencuentro en la noche anterior, después de haber terminado entre los brazos de aquella vampiro, sintiendo su piel gélida rozar la suya en el lecho caliente.

Considero, que había cedido de un modo débil al pecado de la carne, y aquello le hacía sentirse un poco culpable, porque había caído como un necio solo por descargar la frustración y el desconcierto que aquella chupasangre creaba en él, y había creado en aquellos últimos años de persecución de quimeras.

Ella le sonreía, y él le miro agradecido sin quererlo, parecía se comprensible con él, incluso cambió el tema por completo.

-Ellos tienen esa capacidad, los que son mas ancianos tiene el poder de controlar nuestra acciones, de cambiar nuestras sensaciones, de hacernos sentir placer en vez del dolor verdadero. Pueden hechizarnos, y ellos hicieron aquello conmigo, convirtiéndome en un adicto. -Él rió cuando escucho su imitación. -Ojala a ti nunca te ocurra esto, no te lo deseo, ni a ti ni a nadie.

Mientras ella le preguntaba por sus viajes el se quedo meditativo, pensando en los lugares que había visitado, miles de historias podría contarse de aquellos, pero él no sabía cual elegir. Por ello decidió que ella lo hiciese por él.

-Además de Turquía y España, he viajado por oriente lugares los desiertos de Arabia, la India... También zonas mas escondidas de Europa, como Grecia, Italia, Rumanía... Incluso cuando fui a España pase por algunas zonas del norte Africano, en barco viaje... Tendría tanto que contarte de cada lugar, son curiosas sus costumbres, pregunta si deseas, no sabría que contarte de ellos.

Pensé durante unos instantes que era aquello que deseaba saber. Pero al querer saberlo todo no supe muy bien que preguntar formular. Medité mientras mi mirada se perdía en aquellos ojos que me habían robado la razón. Y aun que mi mente intentaba alejarse de los peores pensamientos respecto a él la verdad es que no podía apartar aquella duda de saber si todo lo que decía era cierto o no.

Me zambullí en el agua, intentando olvidar por un instante todo aquello. Sentir como el aire me faltaba y poco a poco mi mente se perdía entre las sombras de las aguas. Quería que aquel lago me tragase para que yo con mi lengua viperina , dejase de preguntar cosas por el simple hecho de estar celosa por una cosa sin sentido. Algo que ni yo misma llegaba a comprender. Salí de nuevo a la superficie, el aire me faltaba, al salir vi de nuevo como el día resultaba ser esplendido. Dejé todo lo malo que había en mi bajo las aguas de lago. Floté al lado de Emhyr. El silencio se veía interrumpido por la naturaleza. Al final creí tener las preguntas adecuadas, y mejor dicho, tenía las preguntas adecuadas formuladas de la forma adecuada.

-Bueno, no me cabe duda de que tu persona es aventurera, ya sea por obligación o por devoción. Pero tus viajes al fin y al cabo si me otorgas aquello que anhelas yo los podría realizar y podría ver aquello que tu viste. No me corre prisa saber de otros lugares. Pero, Turquía...o no mejor dicho. ¿Como vivías en Turquía? ¿Como eran las cosas allí? ¿Echas de menos estar allí? ¿Echas de menos esa vida?- todavía dentro de mi al recordar que él había vivido entre privilegios hacía que me sintiera fuera de lugar.

Nadé a su alrededor, observando no solo el paisaje si no a él también. Algo me decía que debía prestar a partir de ahora atención a todo lo que nos rodeaba. Si lo contado era cierto, podríamos estar en peligro cada segundo. Nos podrían vigilar y asaltar en cualquier momento. Pero pese a ello sonreía constantemente, intentando de nuevo volver a comportarme como era en realidad y no como me habían enseñado a ser.

-Emhyr, tampoco hace falta que me lo cuentes ahora. Tienes mucha vida por delante, y si eres hombre de palabra yo también. Quizás te sea incomodo hablar de tu pasado. Eres un hombre excepcional. Te hago preguntas, sin embargo tu no me formulas ninguna. ¿Qué pasa? ¿A caso ser una mediocre no tiene interés alguno para su señoría? -de nuevo intentaba adoptar el tono de voz de una persona madura y superior a mi nivel social. Se me daba bastante bien comportarme como un bufón, sobretodo cuando las situaciones no eran favorables para mi.

Ella repentinamente se había separado de su contacto, él hizo un leve gesto de coger atraparla pero ella ya había desaparecido bajos las aguas, hasta que de la nada su cabellos rojo volvió a aparecer cerca de él, rodeandole, nadando a su alrededor. Él permaneció quieto dejandole que ella le acechara o mas bien le observará de aquel modo.

Ella formulaba sus preguntas, Emhyr las repetía detenidamente en su mente, recordando el pasado que parecía estar demasiado alejado, tanto que le daba a veces la sensación que esa vida pasada no había sido suya, sino de otra persona diferente, ajena al presente al que él ahora se exponía.

Él negó un instante con una engimática sonrisa, en silencio, mientras desaparecía entre las aguas.

Buceó hacia ella, rodeando con su brazo su cintura, de un modo que no la aferraba sino rozandola y girando su mano entorno a ella. Luego si decidió aferrarla ya traerla a él, ya que este a ver su pálida piel tan apetecible le concedió un pequeño mordisco cariñoso, antes de volver a soltarla.

De nuevo emergió frente a ella, sonriendolo de un modo pícaro.

-No soy de tantas preguntas como usted señorita. -Le dijo, mientras le daba un pequeño golpe en la nariz con sus dedos de un modo tierno, al igual que su mirada que situaba de ese modo. -La verdad, mis repsuesta a sus preguntas vendras correspondidas con la misma cantidad de preguntas, tal vez menos, pero siempre me guardo esa correspondencia para la situación adecuada.

Por un instante, Emhyr miro el cielo azulado, con aquella escasa manchas blaquecinas viajan en él de un modo parsimónico, después se fijo que en el agua en el que estaba se veía con toda claridad el reflejo de aquello que les rodeaba creando nuevos paísajes acuáticos y eso le hizo tener una idea.

Sigiloso nado rodeandola, hasta quedar a su espalda paraluedo atraparla entre sus brazos intentando pillarla por sorpresa. De nuevo una mordida en su clavícula cuando la aferro, seguida un un cálido beso en la misma sona, para luego recorrer su cuello y su mejilla.

-No echo de menos esa vida, la verdad, echo de menos algunas personas que formaban parte de ella. -Ahora se había decidido de contestar sus preguntas. -Seguro que piensas que mi vida estaba colmada de lujos, cuando yo vivía allí, que vivía como un rey, y no te equivocas del todo. Vivía de un modo demasiado acomodado, rodeado del lujo, pero también tenía msi obligaciones-Pauso. -Tenía que llevar una educación a la altura en la que me encontraba, literaturas, matemáticas filosofía, latín, griego, astrología, equitación, saber empuchar una cimitarra... Y además, tenía que atender a mi prometida. Si puede que te sorprenda pero yo siempre he tenido una prometida, por supuesto no la elegí y no llegue a casarme con ella.
>>Pero no toda mi vida fue lujos, ya que a los 7 años me mandaron a ser formado como jenízaro, un jenízaro alli son como soldados de élites.Así que el lujo se termino, y toco la parte de pasar hambre, dolor,quebraderos de cabeza, y entregarse a la influencia de uan religión que la verdad no correspondía a mis ideales y al celibato. Si también he llevado uan vida de monje, aunque no lo parezca. Y creo que el resto de la historia podría saberla... A los 15 años termino todo, me quede sin nada, y no pude volver a saborear el lujo y privilegios mas...

De nuevo silencio, su rostro se puso serio y pensativo, este miraba el reflejo del agua. De repente el reflejo comenzo a tornarse de un color dorado, como si pequeñas piezas de oro estuviese formando parte de un gran mosaico, incluso diferentes colores que formaban figuras humanas de otros tiempo.

-Te mentí en solo echar de menos personas de mi pasado, también echo de menos algunos lugares, cierto palacio de paredes doradas y arruinado... Algun día volvere, o mas bien volveremos.

Una sonrisa complice le dedico, mientras volvía a besar su rostro.

-Ahora me toca a mí preguntar, que not e ofenda lo que vaya a preguntar. Tengo curiosidad en tu historia con tu compañero, aquel que tiene ese don, ¿cómo lo conocistes? ¿Cómo es?

Escuché aquel relato, jugueteando con él mientras nadábamos, derrochando pequeñas muestras de amor bajo aquel cielo despejado. Aquella historia era como cabía de esperar. Su vida llena de lujos se había convertido en la vida de un miserable ser olvidado por todos y perseguido por muchos. Sentí lástima. Las personas como él no se merecían una vida llena de dificultades. Tal vez lo más sensato en su historia hubiera sido que se hubiera casado, hubiera cumplido como hombre de su nivel social y aun que hubiera sido desterrado, hubiera sido mejor para él que olvidase aquel pasado que en cierto modo le perseguía en forma de inmortalidad. En el fondo no me sentí muy diferente a él, la pérdida había llegado a nuestras vidas, transformando algo que hubiera sido bello y productivo en algo repleto de soledad y amargura.

Dejé que terminara de decir todo aquello. Un sentimiento de tristeza invadió todo mi ser. Había intentado olvidar por todos los medios posibles aquella etapa de mi vida, un nudo se hizo en la garganta y una sonrisa amarga asomó en mis labios. Sabía que después de su confesión tocaba la mía. Pero algo que consiguió cambiar mi visión de las cosas fue aquel comentario sobre volver juntos a una tierra desconocida para mi. Nadé hacia él y junté mis labios con los suyos. Armándome de todo valor para poder contar aquello que muchas noches me robaba el sueño y que desde el primer día me había obligado a llevar aquella vida. Separé nuestros labios, sin embargo mis brazos rodearon su cuello. Emhyr era como un punto de apoyo para una persona al borde de la muerte.

-De mi vida. ¿Qué puedo decirte yo? Verás, nací y desde ese momento ya me condenaron a esta vida. No se quienes son mis padres, tampoco es que ahora me importe. He crecido hasta los siete años en un monasterio. Según las monjas de allí una de ellas me recogió y se convirtió en mi madre, mi abuela , mi maestra y yo en su vida. El hombre encargado del monasterio estaba totalmente en contra de mi presencia allí. La mona que me cuidó tuvo que abandonarme a mi suerte y casi al borde de la muerte. Lo único que recuerdo es como aquel cura no paraba de repetir que mi aspecto era el de una bruja y que él debía seguir las normas impuestas por la Santa Inquisición española, casi muero entre llamas, y de ahí la cicatriz que tengo que me califica como bruja. Aun que realmente yo no se de brujería.

>>Pues bien, después de aquello me abandonaron mi suerte, desnuda y hambrienta recorrí las calles de París, hasta que al poco tiempo de estar en la calle. Calé, que es así como se llama mi compañero, me encontró. Era un muchacho muy avispado, tiene diez años más que yo. Ahora que me doy cuenta tiene tu edad. Recuerdo que me dijo que él me había visto en sus sueños y que sin duda no merecía morir de aquel modo. Los años siguientes creo que fueron los mejores de mi vida. Me enseñó a leer y a escribir, tenía una carreta donde los dos dormíamos en un pequeño sofá. Yo le cuidaba como si fuese mi esposo pese a la diferencia de edad y de que ninguno creíamos en los lazos matrimoniales. No teníamos trabajo, pero los dos detestábamos a los nuevos ricos que vivían con toda clase de lujo mientras que nosotros observábamos como a nuestro alrededor el mundo decaía cada vez más. Robábamos. Aquella era nuestra vida. Yo con el tiempo empecé a querer a aquel hombre, me había salvado y estaba en deuda con él. - suspiré antes de continuar con aquel extenso relato.-Tres noches antes de que te encontraras conmigo tuvimos una fuerte discusión. Maté a un hombre por salvar su vida. Yo llegué a la conclusión de que él solo quiso manchar mis manos, usar mi cuerpo sen vez del de una cortesana. Me fui, sabiendo que mi vida había sido toda una mentira. He estado siguiendo sus pasos desde entonces, y siento lástima d e él, se a convertido en una sobra de lo que era apenas hace unas semanas. No puede reconocer en él a aquel chico que me salvó la vida. Creí que iba a morir sola ,que ese era mi destino.Pero entonces te encontré en aquel callejón, donde pensé que iba a morir como me merecía. Salvaste no solo mi vida, también mi alma. Emhyr, no sabes lo mucho que has hecho sin darte cuenta. Empezaste siendo un juego, un misterio sin resolver, una diversión que me mantenía viva solo por el echo de que me resultaba atractivo tu misteriosa forma de comportarte. ahora creo saber porqué huí de ti aquel día. Después de vagar sola dos veces en la vida tras ser feliz, temía que pasara lo mismo.

Quedé en silencio, todavía abraza a él, mirando el reflejo en el agua que separaba su cuerpo del mio. Obviamente había omitido cosas, cosas sin importancia, como el hecho de haber sido esclava de hombres a cambio de monedas. Eran cosas que él podía llegar a imaginarse. Tampoco quise describir como era en realidad Calé, un hombre fantástico bajo aquel rostro pícaro y atractivo.Una persona muy critica e inteligente, embaucadora e interesada.

Una carcajada salió de mis labios. Me aparté el pelo de la cara y miré a Emhyr con una sonrisa.

-Ya ves, mi vida jamás tuvo ningún lujo. Pero si tiene tesoros que son irreemplazables. Tu por ejemplo, eres demasiado valioso como para arriesgarme a perderte. O aquella mujer que me salvó la vida, son cosas que jamás se olvidan y lo que realmente hace que mi vida siga valiendo la pena. Solo los recuerdos buenos y no los malos. Aun que a veces he de confesarte que preferiría no haberte visto jamás. Ahora tengo más miedo de perderte que a la muerte. Y eso no se hasta que punto puede llegar a ser bueno para mi.

Emhyr cuando finalizo con sus palabras, supo desde el principio que había sentido curiosidad por el tema de su compañero desde las primeras veces que lo nombro.

Quería saber el motivo de aquel abandono, o al menos aquella discursión que le había dejado en soledad. Debía de haber sido grave, ya que sino no se hubiese producido la separeción, además Emhyr pudo suponer que no solo el compañerismo o el trabajo en equipo era lo que al menos a ella le vinculaba con él, debía haber o aun había algo mas.

Más le confirmó esa idea, cuando ella cambio su rostro a la tristeza, cuando iba a comenzar su relato. Ella besó sus labios, y el respondió animándola, sus brazos se tornaron en su cuello, y él con una sonrisa suave tomo su cadera para acercarla a su cuerpo, mientras ella hablaban.

En cuando escucho aquello de que la tachaban como bruja, Emhyr pensó por un instante en su madre. Nunca creyó que ella tuviese el don, a pesar de que ciertas personas de su sociedad la mirasen por recelo por sus extrañas costumbre, él siempre lo vió como una supertición, al igual que sueños premonitorios, vistos por él como algo que ocurría por casualidad, cuando estos se cumplían.

Cuando comenzó a hablar de aquel llamado Calé, de su relación con él, no sabía porque, pero Emhyr sintió unos ciertos celos revolver su interior, eso debía de ser celos, pero ¿por qué? Él no estaba allí, y él confiaba plenamente, tal vez sería porque él se había llevado los mejores momento de la vida de ella, y Emhyr hubiese querido haberlos conocido, haberla visto en aquella etapa, aunque ahora estab dispuesto a crear para ella una nueva en la que la felicidad fuese el principal objetivo, a pesar de los multiplos obstáculos a los que sabía se iba a enfrentar.

Emhyr se puso serio repentino, pensando que aquel chico era egoísta que era un necio por haber renunciado a ella, por haberle abandonado de aquel modo.

-Sigo pensando, que ojala me encuentre con tu compañero...

Afirmo mas para sí mismo que para ella, mientras le sonreía agradecido, no sabía que él había cambiado su vida de aquel modo, y para bien, al final y todo él iba a poder traer algo bueno a los demás y más a una mujer, ya que con las que antes había estado solo le había dado un momento cálido para luego marcharse sin dejar rastro, sin repetir ningun momento ni ningun encuentro.
Él nunca había deseado aferrarse a alguien, por miedo a perderlo, pero con ella iba hacer una gran excepción.

-No te preocupes, ya comprobaremos hasta que punto esto es sano o no, ya ves, yo por mi parte si no hubiese visto algo en tí, simplemente te hubiese invitado a que pasaras la noche en la pensión de otro modo y luego em hubiese marchado sinq ue supieras mas de mí, como siempre he echo, y mirame aquí, sin poder dejar de aferrarme a tí, con miedo a que huyas cuando me convierta en lo que em convertiré en la próxima luna llena.

El último detalle tenía al intención de esconderlo, pero sin querer se le escapo.

Su abrazo me reconfortó.Me sentía feliz en contacto con su cuerpo, aún cuando el agua no era del todo cálida, yo sentía la calidez de su cuerpo, que emanaba como el agua de un manantial y llegaba hasta a mi. Me sentí feliz, me había quitado aquel peso que me suponía encerrar en mi recuerdo aquella historia, más que triste, cruel y despiadada. Me sentí como el creyente que iba a confesarse y se sentía aliviado después de narrar sus pecados. Pese a ello, sentí en mi interior la tristeza que el recordar suponía y no pude evitar hacerme nuevas preguntas. ¿Estaría bien la monja que había cuidado de mi ?¿Por qué no recordaba su nombre? ¿Y Calé? ¿Que habría sido de él? Aun que me había separado de él, sentía un afecto muy grande hacia su persona. Me había cuidado durante mucho tiempo y eso era algo que no iba a poder olvidar. Aunq ue me parecía una falta de respeto hacia Emhyr recordarlo como una persona importante.

Escuché sus palabras, al principio sonriendo. Emhyr desmostaba una cierta hostilidad hacía Calé incluso sin haberle conocido. Supuse que eso era culpa mía por hablar de él.

-Pues sinceramente, no me apetece que os encontréis.- sentencié de una forma autoritaria. No quería volver hablar de Calé, ni verle. Y mucho menos que ellos se encontraran. ¿Qué podía suceder? Conocía a mi ex compañero como la palma de mi mano, nada bueno podía salir del encuentro.

Continué escuchando sus palabras sin retirar la sonrisa de mis labios. Sonrisa que se desvaneció hasta escuchar su última frase.¿La próxima luna llena? Me separé de él mirándole con los ojos llenos de miedo, temiendo la perdida de su persona. Me parecía inevitable perderle, pero me negaba a que fuese tan pronto.

-¿Qué?- pregunté incrédula ante sus palabras.-¿La próxima luna llena? Emhyr...pero..¿Por qué no me lo has dicho antes? ¿Cuando se supone que me iba a enterar? ¡Eh! ¡Dímelo! ¿Me enteraría cuando estuvieras muerto por culpa de la locura que quieres cometer?-los dientes me rechinaban de pura rabia.-¿Cuanto falta para la luna llena? ¿QUIEN lo va a hacer?

Mi rabia comprendí que no se debía a la noticia, si no a la incertidumbre de quien sería la persona de hacer aquello.¿Lo habían acordado? ¿Que clase de persona deseaba convertir a otra en un monstruo? Le miré algo enfada.


-Quiero estar presente cuando eso pase.- sentencié de un modo firme y sincero. Si algo iba a pasar prefería estar de cuerpo presente.No me gustaba el misterio, no cuando jugaba con mi integridad. - No voy a dejar que pases solo por eso. ¿Y si te pasa algo? No me lo perdonaría, no se lo personaría a quien quiera que sea que va a hacerte eso. No me opongo, pero si acabas como todos los personajes de esas leyendas fantasiosas quiero saber quien a sido el culpable. Tendría una razón nueva de vivir, pero al menos no te seguiría hacia la muerte.¿Me estás oyendo Emhyr?¿Quien es?Déjame ir contigo.

Su rostro cambio en cuento él le nombró aquello de la "luna llena", Emhyr borró también su gesto feliz e internamente blasfemo.

Ella se deshizo de sus brazos, Emhyr desvió su mirada distraía al reflejo azul del agua, de nuevo unas nubes blancas se rompieron la homgeneidad del aquel azul, él agua re removió a causa de sus propios movimientos.

La seriedad se mostro, mientras ella le habla, su rostro continuaba dirigido hacia el reflejo, pero sus ojos de vez en cuando estudiaban los gestos de ella de reojo.

De repente todo él se volvió a ella, en cuanto ella dijo aquello, él negó con la cabeza.

-Imposible, no estarás en ese momento, es demasiado peligroso, ella me lo advirtió. Si me pasa algo, ya te enterarás ella te lo dirá, yo hablaré con ella para que te busque y te lo digas, no sería su culpa. Sé los riesgos, y ella me advirtió.

Cuando se refería a ella, se refería a su futura Hacedora. Emhyr pensó que era mejor explicarselo de un modo ordenado y que ella comprendiese, convencerla de que se quitase la idea de estar presente.

Su gesto se suavizo, y de nuevo él nado hacia ella buscando su contacto.

-Te lo iba a decir pero cuando sucediera, solo iba a desaparecer una noche como ayer, porque sabía que si lo sabías iba a pasar esto. -Pausó. -En aquellos días que no nos vimos, conocí a una chica, muy normal en apariencia, aunque yo note que era diferente.
>>Descubrí su verdadera máscara, es licántropo, no sabía que en París había, le pregunte por ellos, y me habló de cual terrible es la maldición, que es dificil dominarla, pero al menos no se necesita vivir de sangre humana, tiene longevidad no inmortalidad, ¿me entiendes? No viviría eternamente, solo alargaría mi vida mas que la un humano, mas luego me hablo de aquel sentimiento de unidad de manada, ellos se mueven en manadas, no estaría solo, ella me ayudaría a comprender y aprendiendo de eso, yo puedo aplicar lo mismo contigo si lo deseas. Aunque en aquel momento yo creía que no iba a volver a verte.
>>Le rogué que ella me hiciese como ella, me costo convencerla, pero accedió y acordamos un día y un lugar, un lugar donde ella me morderá convirtiendome, un lugar donde ella perderá la razón e irá a por mí, un lugar tan laberintico que me permitirá sobrevivir esa noche si juego bien mis cartas y ella no me encuentra. Y yo no voy a permitir que estes allí me verás al día siguiente, y si quieres te presentaré a mi Hacedora, aunque no se si conviene, porque no se si ella me dejará convertirte, siendo un novato, tendrás que ser paciente, si quieres seguirme.

Escuche sus palabras y no pude evitar montar en cólera. me separé de él y dirigí una mirada cargada de rabia hacia él. Sentí que mi mente solo se preocupaba por dos cosas: Emhyr y ella. O mejor dicho. Solo en una: la desconfianza. Tuve que morderme la lengua para no gritar dentro del agua. Quise patalear, alejarme de allí pero en vez de eso intenté respirar hondo y tranquilizarme. Miré de nuevo a Emhyr algo más calmada.

-Si te pasa algo y la veo delante te juro que la mato Emhyr, juro por lo más sagrado que la mato. Y su longevidad va a acabar manchando mis manos y mi cuchillo. Es que...¿Qué hacías tu con un mujer anoche? ¡Me tenias preocupada! ¿Y lo único que sabes hacer es irte en busca de la muerte?

Suspiré intentando calmar mis nervios, no solía perderlos con facilidad, pero la noticia había sido tan brutal que pensé que iba a estallar si contenía las palabras que se amontonaban en mi mente. Recapitulé la información que me había proporcionado, meditando cada posibilidad. Intentando no desviar mucho el tema hasta dejar al descubierto los celos incontrolables que sentía d aquella mujer.¡Encima de todo una mujer! ¿Pero por qué una mujer y no un hombre? Furcias, para mi todas habían sido y seguirían siendo unas furcias, y yo me incluía también.

-No te vas a librar de mi tan fácilmente la próxima luna llena. Y lo sabes. Estaré presente te guste o no. Y que sepas que si tengo que vivir con ella en manada prefiero morirme antes que estar en el mismo lugar donde esté ella. Y si por alguna casualidad yo no estoy presente, más vale que seas precavido y no le digas que venga a avisarme, o te juro que la mato Emhyr, es que la mato. Y no, no me vengas con el cuento de que es tu decisión, porque mi decisión también es arriesgar mi vida por seguirte allá donde vayas. Eso supone estar presente cuando se produzca el cambio. Te guste o no. He dicho.

Mis palabras habían sonado rudas y malhumoradas, pronto me di cuenta de que había actuado mal. Me maldije a mi misma en mi fuero interno.Me acerqué de nuevo a él nadando y abrazándole con fuera. Suspiré, mis nervios se iban calmando poco a poco con el contacto de su cuerpo.

-Lo siento, pero entiéndeme, ¿Y si te pasase algo? ¿Y si no me lo hubieras dicho? No me podría despedir de ti.Te vería marchar por última vez sin saber hacía donde te diriges. Y luego encontrarme a alguien y me de una mala noticia.¿Acaso pensaste en los problemas que suponía no contarme esto? - le dije casi en un susurro. Después besé su cuello desnudo empapado por el agua.

De nuevo retrocedía en su búsqueda de ella, sin poder evitarlo miro hacia un lado algo herido por sus palabras, ella no comprendía el riesgo y no estaba dispuesto a meterla en aquel liço, confiaba completamente en Adrianne.

Adrianne le estaba abriendo los brazos a un nuevo mundo, le estaba dando el acceso a su pequeña familia, a un mundo tan diferente donde la soledad era lo de menos, a no ser que tu mismo fuese quien lo eligiese. Emhyr no sabía como iba a tomarse aquello, ya que era una persona solitaria, que no se aferraba a nadie ni a nada, ningun lugar le ataba, ya que temía destruirlo.

Y ahora por una vez estaba sintiendo las ligaduras que con fuerza se ataban a Nimue, y eso le hacía volver a sentir el temor, pero por una vez se arriesgaría, pero no del modo en el que ella estuviese a riesgo de muerte, como era exponerla a la noche de su conversión.

Su mirada herida continuaba pero él la miraba suave tranquilizante, intento calmarla tomandola de los hombros suavemente, mientras ella soltaba aquellos nervios con sus palabras. Ella de repente se abrazo a él, Emhyr con fuerza la aferro contra su cuerpo.

-No vas a estar allí. No vas a saber el cuando ni el donde va ocurrir, no te lo diré para evitar que intentas estar ahí. -Dijo rotundamente, mientras acaricaba su cabellos humedo y rojizo con suavidad, sus palabras sonaban susurrante. Sabía que ella se iba a enojar pero estaba dispuesto a soportar aquello. -No me pasará nada, volveré, lo sé.

Un beso sobre su cabeza y apoyó su frente contra la de ella, sus ojos castaños con aquel toque exótico le miraron con profundidad.

-Hubiese sido mejor no hubieses sabido nada, al menos si no volvía, pensaría que te había abandonado y no en la muerte. Prefiero tu odio antes de que unas lágrimas de tristeza, derramadas inútilmente por mí.

Silencio de nuevo.

-Anda, salgamos de aquí empieza a hacer frío.

Taré en tranquilizarme pero lo hice. Sus manos acariciaban mi pelo mientras que sus palabras hacían lo mismo con mis oídos. Quise replicar. Quise decirle que estaría allí, le gustase o no. Pero me mordí la lengua. No me gustaba discutir, por culpa de las discusiones había perdido mucho en la vida. Me separé de él y asentí. Introduje todo mi cuerpo dentro del agua, buceando para que él no notase las lágrimas que se acumulaban en mi rostro. De nuevo el agua fría y la falta de aire había acabado con todo aquello que rondaba por mi mente. Estaba bien todo como estaba. si el no quería que fuese no iría, o al menos eso era lo que intentaría hacer.

Salí del agua sin mucho entusiasmo, él día aun que seguía tan hermoso como hacía unos momentos a mi me parecía el más gris de todos. Sentí el cosquilleo de una leve brisa acariciar mi cuerpo mojado al salir del agua. Tirité debido al cambio de temperatura. No miré hacia atrás. Caminé lo más rápido que pude, con el corazón encerrado en un puño, hasta el lugar donde se encontraba la ropa. Comencé a vestirme con un nudo en la garganta. El miedo a la perdida se acentuaba a cada segundo que pasaba. Tenía la certeza de aquel día tan esplendido sería el primero y el único que tendría en otros diez años seguramente. Una vez vestida atuse mi cabello para sacudir las gotas de agua que había en él. miré a Emhyr. El sol brillaba en su piel morena. Sonreí con tristeza, pensando que quizás le perdería incluso mucho antes de poder tenerle plenamente.

-Esta bien, no iré. Si pasa algo tampoco lo quiero saber, no quiero que ella venga a decirme nada. Prefiero vivir en la ignorancia antes de saber quien a sido la causante del que seguro será un final trágico., confíes en ella o no. Yo no estoy tan segura de que todo salga bien. Prefiero saber que ha pasado algo y no tener motivos para mi propia destrucción a manos de un ser de cuentos urbanos.

Me senté en el suelo, mirando como el agua del lago volvía a la normalidad después de haber estado nosotros en ella. Jugueteé con la hierbe entre mis dedos intentando no pensar en un final trágico.

-Debería irme.- comente en voz baja.-No creo que se conveniente permanecer cerca de nadie cuanto estoy enfadada.-añadí con una sonrisa.