AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Black Beauty ♥ Privado
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Black Beauty ♥ Privado
Una sola cosa rondaba su mente desde que abrió nuevamente los ojos. La desaparición de aquel extraño que había dejado de serlo desde el primer instante que ella abrió su corazón y su pasado. Le había tomado por sorpresa y nunca supo cómo reaccionar ante la probabilidad de perderlo algún día. Las remembranzas de días ya muertos seguían navegando en la marea de sus pensamientos. Una turbulencia. El transcurrir del día ocurrió de forma habitual, levantarse y salir a recorrer las calles con la esperanza de encontrar algún rastro, algún indicio que le llevara nuevamente a él. A ese chico de semblante frio pero capaz de amar a un mujer como ella, incluso a sabiendas de su pasado y los motivos por los cuales había sido arrastrada hasta ese lugar de mala muerte. Se maldijo así misma por no sentirse lo suficientemente fuerte para pedirle huir con su pequeño, antes que la organización descubriese su secreto.
Terminó un par de tareas domésticas, mismas que le eran asignadas cuando no alcanzaba a cumplir la “cuota” de la noche anterior, un par de horas más tarde comió algo para no morir de hambre, sobras para variar y poco antes del estado taciturno atendió a dos clientes, nada del otro mundo, empezaba a habituarse al ritmo demandante de esta labor. Se dio un baño y decidió camuflarse en la misteriosa oscuridad que Paris ofrecía. Cubrió su delgado cuerpo con indumentaria artificial, aquella que le brindaba el renombre del apellido Vacth y que solo se le permitía utilizar fuera del burdel por consentimiento de la misma organización, las tonalidades sobrias le brindaban el camuflaje perfecto para engañar a los habitantes nocturnos, no buscaba clientes, ni dinero, esa noche buscaba algo más importante. Fue una ráfaga repentina que invadió los pasillos más desolados de su psiquis.
Podría ser, aunque empezaba a hartarse de recibir siempre la misma respuesta. Apresuró el paso mientras las horas agonizantes mantenían ese vaivén en las agujas del reloj, al cabo de unos minutos se vio rodeada de aquella belleza que la capital regalaba de noche a los menos infortunados que no necesitaban de máscaras para probar un sorbo del vino que la libertad les ofrecía. Un par de mujeres, admiradas quizás por su encanto arrebatador se detuvieron ligeramente a admirar, otros más, caballeros en su mayoría regalaban una sonrisa diáfana, un gesto cordial que no se veía dentro de los burdeles. Bajo el espeso maquillaje, Ninon respondía con cortesía a sabiendas que estaba muy lejos de sonreír con honestidad. Las luces amarillentas engullían la atmosfera y pronto ella misma, dejándose cautivar por aquello negado a los de su clase.
Terminó un par de tareas domésticas, mismas que le eran asignadas cuando no alcanzaba a cumplir la “cuota” de la noche anterior, un par de horas más tarde comió algo para no morir de hambre, sobras para variar y poco antes del estado taciturno atendió a dos clientes, nada del otro mundo, empezaba a habituarse al ritmo demandante de esta labor. Se dio un baño y decidió camuflarse en la misteriosa oscuridad que Paris ofrecía. Cubrió su delgado cuerpo con indumentaria artificial, aquella que le brindaba el renombre del apellido Vacth y que solo se le permitía utilizar fuera del burdel por consentimiento de la misma organización, las tonalidades sobrias le brindaban el camuflaje perfecto para engañar a los habitantes nocturnos, no buscaba clientes, ni dinero, esa noche buscaba algo más importante. Fue una ráfaga repentina que invadió los pasillos más desolados de su psiquis.
Podría ser, aunque empezaba a hartarse de recibir siempre la misma respuesta. Apresuró el paso mientras las horas agonizantes mantenían ese vaivén en las agujas del reloj, al cabo de unos minutos se vio rodeada de aquella belleza que la capital regalaba de noche a los menos infortunados que no necesitaban de máscaras para probar un sorbo del vino que la libertad les ofrecía. Un par de mujeres, admiradas quizás por su encanto arrebatador se detuvieron ligeramente a admirar, otros más, caballeros en su mayoría regalaban una sonrisa diáfana, un gesto cordial que no se veía dentro de los burdeles. Bajo el espeso maquillaje, Ninon respondía con cortesía a sabiendas que estaba muy lejos de sonreír con honestidad. Las luces amarillentas engullían la atmosfera y pronto ella misma, dejándose cautivar por aquello negado a los de su clase.
Última edición por Ninon Laurent el Jue Abr 14, 2016 3:06 pm, editado 1 vez
Olympe Sinclair- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 57
Fecha de inscripción : 21/10/2015
Re: Black Beauty ♥ Privado
Una vez más es de noche en París, una vez más estoy en la oscuridad, una vez más me encuentro en la más completa soledad… sin él. Cuántos años habían transcurrido ya desde aquel fatídico día, cuántos años habían pasado sin que otro hombre tocara mi gélido corazón. No debía pensarlo, no debía bajar los muros que había construido. La inmortalidad era mi eterno tormento, era un eterno sufrimiento y mi castigo por haber creído que podía ser feliz…
Ese día había dormido en un ataúd, bajo las catatumbas de la gran iglesia, después de todo ¿a quién podía importarle si llegaba o no a aquel recinto en el que habitaba? Esta vez no había tenido las ganas de rodearme de aquellos vanos lujos que utilizaba para llenar el profundo vacío que sentía en mí. Salí de aquel lugar con el mismo porte de una Condesa, después de todo ese es mi disfraz.
Mi cabellera relucía a la luz mortecina de las velas, sin un cabello fuera de lugar. Arreglé mis ropas con rapidez, aunque no fuera necesario pues se encontraban en perfecto orden. Debía ocuparme de lo más superfluo o mis recuerdos me acosarían. En aquel instante, un divino ardor infernal me sacó de mis cavilaciones y me trajo de nuevo a la realidad. Aquella sed de sangre reclamaba mi atención y solicitaba que las satisficiera.
Esta noche había decidió darme el tiempo de cazar con lentitud, pues prefería sentir aquella necesidad implorante dentro de mí que cualquier otra cosa. Mientras caminaba observando, admirando y en plan de elegir a aquel desgraciado que saciara mi sed, observé a lo lejos a una hermosa joven de mirada triste. Sus pensamientos llegaron a mi mente y me hicieron sonreír ¡Oh! Querida, yo puedo poner fin a tu tormento, podría hacer por ti lo que nadie ha podido hacer por mí, brindarte descanso eterno.
Ese día había dormido en un ataúd, bajo las catatumbas de la gran iglesia, después de todo ¿a quién podía importarle si llegaba o no a aquel recinto en el que habitaba? Esta vez no había tenido las ganas de rodearme de aquellos vanos lujos que utilizaba para llenar el profundo vacío que sentía en mí. Salí de aquel lugar con el mismo porte de una Condesa, después de todo ese es mi disfraz.
Mi cabellera relucía a la luz mortecina de las velas, sin un cabello fuera de lugar. Arreglé mis ropas con rapidez, aunque no fuera necesario pues se encontraban en perfecto orden. Debía ocuparme de lo más superfluo o mis recuerdos me acosarían. En aquel instante, un divino ardor infernal me sacó de mis cavilaciones y me trajo de nuevo a la realidad. Aquella sed de sangre reclamaba mi atención y solicitaba que las satisficiera.
Esta noche había decidió darme el tiempo de cazar con lentitud, pues prefería sentir aquella necesidad implorante dentro de mí que cualquier otra cosa. Mientras caminaba observando, admirando y en plan de elegir a aquel desgraciado que saciara mi sed, observé a lo lejos a una hermosa joven de mirada triste. Sus pensamientos llegaron a mi mente y me hicieron sonreír ¡Oh! Querida, yo puedo poner fin a tu tormento, podría hacer por ti lo que nadie ha podido hacer por mí, brindarte descanso eterno.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: Black Beauty ♥ Privado
Había sido arrastrada hasta ese rincón de Paris, atraída por la artificialidad que un espacio como aquel regalaba a todos aquellos incautos que se rendían a su iconografía por primera vez. Cuando se esperan cosas nuevas en un lugar como ese. Ninon, a pesar de ser francesa no dejaba de sentirse abrumada por aquellas atmosferas que resultaban del todo comunes para cualquier otro residente de la capital. Ella se consideraba a su misma, una extraña en ese mundo de cristal, pues el encierro en las cuatro paredes del burdel era todo lo que se le permitía ver y únicamente cuando los altos mando de la organización le indicaban, podía salir a dar breves paseos, todos y cada uno de ellos dictaminados y con previas instrucciones. Esa noche arriesgaba quizás demasiado al utilizar su indumentaria de alta cuna, artificios que podían engañar a más de uno, pero su corazón aun estrujado por la incertidumbre sobre el paradero de Alekséi, aguardaba impaciente el verle en aquellos rostros desconocidos.
Sus orbes marrones se movían con frenesí entre aquellos transeúntes. Repentinamente su mirada se topó con la de un pequeño que había tropezado accidentalmente con una mujer de cabellos rubios que caminaba plácidamente en medio de la plazoleta. Ninon se levantó de inmediato y sujetando los ampones pliegues que caían por debajo del corsé tomó delicadamente el bracito del niño para levantarle.
–¿Te encuentras bien?– Miró a la mujer posteriormente –Madame, le ruego disculpe el contratiempo que pudo haberle ocasionado–
Se disculpó ante la extraña aunque el niño no fuese su hijo, era inevitable que escenas como aquella no le recordaran al propio. La angustia se apoderó de su mente haciéndole volar hasta donde la mansión, aquella prisión que les separaba.
Inquirió con una semi cuerva en sus labios. El pequeño abrumado por el trato de la extraña sólo asintió.
–Vamos, arriba pequeño–
A unos cuantos metros el padre del niño se aproximó a donde ambas mujeres estaban no sin antes agradecerle el gesto desinteresado. Ninon sonrió afable y volviendo su atención a la mujer calcó una ligera reverencia.
–Disculpe madame, parece que de algún modo este percance ha irrumpido su caminata–
Estiró la diestra esperando que aquel acto de presentación bastase para no derivar en un mal entendido. El susurro del viento auguraba una velada poco usual hasta el día de hoy en la vida de la prostituta.
–Mi nombre es Ninon–
Sus orbes marrones se movían con frenesí entre aquellos transeúntes. Repentinamente su mirada se topó con la de un pequeño que había tropezado accidentalmente con una mujer de cabellos rubios que caminaba plácidamente en medio de la plazoleta. Ninon se levantó de inmediato y sujetando los ampones pliegues que caían por debajo del corsé tomó delicadamente el bracito del niño para levantarle.
–¿Te encuentras bien?– Miró a la mujer posteriormente –Madame, le ruego disculpe el contratiempo que pudo haberle ocasionado–
Se disculpó ante la extraña aunque el niño no fuese su hijo, era inevitable que escenas como aquella no le recordaran al propio. La angustia se apoderó de su mente haciéndole volar hasta donde la mansión, aquella prisión que les separaba.
Inquirió con una semi cuerva en sus labios. El pequeño abrumado por el trato de la extraña sólo asintió.
–Vamos, arriba pequeño–
A unos cuantos metros el padre del niño se aproximó a donde ambas mujeres estaban no sin antes agradecerle el gesto desinteresado. Ninon sonrió afable y volviendo su atención a la mujer calcó una ligera reverencia.
–Disculpe madame, parece que de algún modo este percance ha irrumpido su caminata–
Estiró la diestra esperando que aquel acto de presentación bastase para no derivar en un mal entendido. El susurro del viento auguraba una velada poco usual hasta el día de hoy en la vida de la prostituta.
–Mi nombre es Ninon–
Olympe Sinclair- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 57
Fecha de inscripción : 21/10/2015
Re: Black Beauty ♥ Privado
La observé por largo rato, contemplé su belleza mortal. Su piel parecía tersa y ansiaba tocarla, su cabellera era larga y bien cuidada. Su olor ¡Oh! Su olor llegaba a mí desde la distancia, me rodeaba, me provocaba… Los humanos y su capacidad para enamorar a los vampiros, por el simple hecho de estar vivos.
Una vorágine de imágenes invadía mi mente. De pronto el mundo dejó de existir, todo a mi alrededor eran susurros sin importancia. No me di cuenta en qué momento ocurrió, pero los pensamientos de la joven me tenían entretenida. Su encierro, su pesar, su sufrimiento... a veces me pregunto hasta qué punto puede llegar mi masoquismo.
La mujer anhelaba ver a un niño pequeño y su corazón estaba acongojado por ello. Esa sería la excusa perfecta para conocerla. Caminé y me paré en un punto estratégico, ya había visto a un pequeño mortal que corría sin fijarse hacía donde iba. Esperé el momento y todo salió como esperaba, el pequeño tropezó conmigo y el instinto materno de la bella humana salió a relucir.
La voz de la joven resonó en mis oídos era tan delicada y dulce. No me detuve a mirar al niño, pues la que tenía mi atención era ella. Al terminar la insignificante y cotidiana escena, me dirigí a ella con mi mejor acento italiano, luego de escuchar sus disculpas.
-Mia cara, no os preocupéis. Dejad de disculparos ha sido un accidente en que vos no estáis involucrada.
La humana extendió su mano hacia mí, la tomé con delicadeza y la besé en el dorso. Le dirigí una mirada cortés y exclamé:
–Hermoso nombre, digno de su portadora – me encantaba presentarme como de la realeza, pero en esta ocasión quería estar a la altura de la mujer, sin presunción – Encantada de conoceros. Yo soy Cassandra.
Una vorágine de imágenes invadía mi mente. De pronto el mundo dejó de existir, todo a mi alrededor eran susurros sin importancia. No me di cuenta en qué momento ocurrió, pero los pensamientos de la joven me tenían entretenida. Su encierro, su pesar, su sufrimiento... a veces me pregunto hasta qué punto puede llegar mi masoquismo.
La mujer anhelaba ver a un niño pequeño y su corazón estaba acongojado por ello. Esa sería la excusa perfecta para conocerla. Caminé y me paré en un punto estratégico, ya había visto a un pequeño mortal que corría sin fijarse hacía donde iba. Esperé el momento y todo salió como esperaba, el pequeño tropezó conmigo y el instinto materno de la bella humana salió a relucir.
La voz de la joven resonó en mis oídos era tan delicada y dulce. No me detuve a mirar al niño, pues la que tenía mi atención era ella. Al terminar la insignificante y cotidiana escena, me dirigí a ella con mi mejor acento italiano, luego de escuchar sus disculpas.
-Mia cara, no os preocupéis. Dejad de disculparos ha sido un accidente en que vos no estáis involucrada.
La humana extendió su mano hacia mí, la tomé con delicadeza y la besé en el dorso. Le dirigí una mirada cortés y exclamé:
–Hermoso nombre, digno de su portadora – me encantaba presentarme como de la realeza, pero en esta ocasión quería estar a la altura de la mujer, sin presunción – Encantada de conoceros. Yo soy Cassandra.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: Black Beauty ♥ Privado
No era la primera vez que la perplejidad de sus ideologías nublaba su razón, aunque nunca había significado un impedimento para mostrar una sonrisa o un par de palabras de aliento a aquellos que se acercaban en búsqueda de un roce suyo. No era la belleza de su rostro lo que embelesaba a más de un caballero con quien compartía su cuerpo en aquellas cuatro paredes, sino la languidez que se asía a la oscuridad de sus orbes, un ligero matiz de nostalgia. En el momento que ella se aproximó, pudo vislumbrar por completo su rostro, sin ápices de imperfección, la cabellera rubia que coronaba su cabeza y la claridad con la que sus ojos le escudriñaban, se sintió ligeramente intimidada con aquel saludo. Con los caballeros resultaba sin duda un poco más fácil, no obstante solo pudo asentir y apreciar el susurro que acarreaban sus oraciones proliferadas con un bello acento meridional.
–Le agradezco madame–
Volvió a plasmar una línea tenue sobre sus labios antes de indicarle con un ademán que la acompañase a dar una breve caminata antes de volver.
–El gusto es mío, si es de su agrado puede acompañarme en una breve charla por unos minutos–
Al término de aquel encuentro debería volver nuevamente a su realidad, desmaquillar el rostro y el corazón para continuar en su rutina, un par de horas encubierta en esa indumentaria que le era proporcionada de vez en cuando no le vendría mal. Caminando a lado de la rubia, Ninon perdía de vez en cuando su atención en los distractores que les rodeaban. La luz taciturna que apenas les brindaba cobijo y un perfume terso, proveniente quizás de muchas otras damas de alta cuna o del follaje que se esparcía en la escasa enramada como parte de la iconografía del lugar, carraspeó la garganta antes de regresar sus ojos a la italiana.
–Me atrevo a decir que no es residente y espero disculpe mi imprudencia si he cometido un error en mi aseveración, lo deduzco por el acento que engalana el término de cada una de sus palabras– suspiró –Cómo usted seguramente ya dedujo, soy francesa y si me pregunta que es aquello que más me gusta de la capital, no sabía con exactitud la respuesta, simplemente me siento atraída por el encanto de este lugar, sus calles, sus residentes, sus historias–
Llevó su diestra hacia su pecho, como impidiendo que el dolor ahogara los latidos gráciles de su corazón.
–¿Qué le trajo a Paris madame?–
–Le agradezco madame–
Volvió a plasmar una línea tenue sobre sus labios antes de indicarle con un ademán que la acompañase a dar una breve caminata antes de volver.
–El gusto es mío, si es de su agrado puede acompañarme en una breve charla por unos minutos–
Al término de aquel encuentro debería volver nuevamente a su realidad, desmaquillar el rostro y el corazón para continuar en su rutina, un par de horas encubierta en esa indumentaria que le era proporcionada de vez en cuando no le vendría mal. Caminando a lado de la rubia, Ninon perdía de vez en cuando su atención en los distractores que les rodeaban. La luz taciturna que apenas les brindaba cobijo y un perfume terso, proveniente quizás de muchas otras damas de alta cuna o del follaje que se esparcía en la escasa enramada como parte de la iconografía del lugar, carraspeó la garganta antes de regresar sus ojos a la italiana.
–Me atrevo a decir que no es residente y espero disculpe mi imprudencia si he cometido un error en mi aseveración, lo deduzco por el acento que engalana el término de cada una de sus palabras– suspiró –Cómo usted seguramente ya dedujo, soy francesa y si me pregunta que es aquello que más me gusta de la capital, no sabía con exactitud la respuesta, simplemente me siento atraída por el encanto de este lugar, sus calles, sus residentes, sus historias–
Llevó su diestra hacia su pecho, como impidiendo que el dolor ahogara los latidos gráciles de su corazón.
–¿Qué le trajo a Paris madame?–
Olympe Sinclair- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 57
Fecha de inscripción : 21/10/2015
Re: Black Beauty ♥ Privado
No suelo aproximarme mucho a los humanos pues me resultan infinitamente aburridos. Sus vidas solían ser sosas, ignoraban casi todas las maravillas que les rodeaban y jamás podían apreciar toda la belleza que tenían en su entorno como el sol, el calor del su propio cuerpo, entre otras cosas que no detallaré, pero que a los vampiros se nos impide disfrutar.
A pesar de todo, no puedo evitar la atracción que me producen los humanos. Por supuesto, la belleza que yo veo en ellos nada tiene que ver con su apariencia, este cariño que surge en mi interior se da por el simple hecho de que están vivos. Solo un inmortal puede apreciar la belleza de la vida como ninguna otra criatura puede hacerlo.
En fin, esta noche una bella mortal me proponía un paseo y algo en ella me intrigaba, más allá de su sangre, pues su mirada acongojada develaba un tormento. Asentí de forma positiva a su petición y comencé a caminar con ella.
Era bastante educada y cortés en su forma de hablar, era sensible y esa preocupación que había demostrado, pues no parecía muy común. Eran pocas las personas que, en esta época, ayudaban a alguien sin pretender obtener un beneficio.
No se equivoca, Madame Ninon – le dirigí una sonrisa cordial- Soy originaria de la bella Italia y a pesar de que ya llevo tiempo en tierras francesas, aún se me complica disimular el acento. Le comprendo perfectamente, París suele tener un encanto indescriptible por la cual muchos somos atraídos.
Medité un momento antes de desviar el tema a lo que me interesaba.
Por lo he podido observar, es usted amante de los niños – Era común que a edades tempranas las mujeres tuvieran hijos, por lo que me atreví a preguntar - ¿tiene usted alguno o tiene planes de? Lo digo porque tiene usted una belleza que haría caer a cualquier hombre a sus pies y no me sorprendería que ya tuviera una familia.
A pesar de todo, no puedo evitar la atracción que me producen los humanos. Por supuesto, la belleza que yo veo en ellos nada tiene que ver con su apariencia, este cariño que surge en mi interior se da por el simple hecho de que están vivos. Solo un inmortal puede apreciar la belleza de la vida como ninguna otra criatura puede hacerlo.
En fin, esta noche una bella mortal me proponía un paseo y algo en ella me intrigaba, más allá de su sangre, pues su mirada acongojada develaba un tormento. Asentí de forma positiva a su petición y comencé a caminar con ella.
Era bastante educada y cortés en su forma de hablar, era sensible y esa preocupación que había demostrado, pues no parecía muy común. Eran pocas las personas que, en esta época, ayudaban a alguien sin pretender obtener un beneficio.
No se equivoca, Madame Ninon – le dirigí una sonrisa cordial- Soy originaria de la bella Italia y a pesar de que ya llevo tiempo en tierras francesas, aún se me complica disimular el acento. Le comprendo perfectamente, París suele tener un encanto indescriptible por la cual muchos somos atraídos.
Medité un momento antes de desviar el tema a lo que me interesaba.
Por lo he podido observar, es usted amante de los niños – Era común que a edades tempranas las mujeres tuvieran hijos, por lo que me atreví a preguntar - ¿tiene usted alguno o tiene planes de? Lo digo porque tiene usted una belleza que haría caer a cualquier hombre a sus pies y no me sorprendería que ya tuviera una familia.
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: Black Beauty ♥ Privado
Bajo el efecto reluciente de las farolas, el rostro de Ninon adquiría una belleza exquisita, como si la dolencia de sus días no restara a la perfección natural que exudaba en sus movimientos. Quizá, debido a que desde pequeña aprendió a sacar partido a sus encantos de forma inconsciente, su madre no dudaba en reprochárselo a cada instante, aunque en ese entonces la joven de orbes castaños no comprendía del todo semejante actitud. Con el paso de los días se había habituado a la fealdad que imperaba en el encierro de las cuatro paredes, por lo tanto en ese mismo instante se permitió abrir sus alas frágiles para explorar ese recóndito lugar de la capital. Aunque la noche se había establecido casi por completo, aun había parejas tomadas de la mano transitando las calles, mujeres, ancianos e incluso familias completas. Era esa particularidad lo que dolía de forma inexplicable en su mente y corazón.
Volvió sus orbes a la mujer que le acompañaba.
–Italia… un paraíso en la tierra –
Su conocimiento sobre aquel lugar, se limitaba a lo que sus amantes le relataban en conversaciones escuetas después de sus encuentros. La facilidad de palabra en ella permitía mostrarse interesada en sus vivencias y no era para menos, puesto que esa habilidad era su única cuerda salvavidas para no morir en medio de esa organización criminal.
–No tiene por qué disimular su acento madame, es perfecto–
Sonrió y avanzó un par de pasos más, sin decir palabra alguna. El silenció acaeció en medio de las bellas féminas y aquel discurso de la rubia llegó como una puñalada en su espalda. Se resistía a hablar de su hijo o Alekséi con extraños, incluso en sus horas de soledad se exigía a sí misma no dar entrada a esos pensamientos. Pero debía afrontar aquel dolor ¿De qué otra forma hallaría fortaleza sino encarando a sus demonios personales?
Asintió con una sonrisa, aunque lejos estaba de sentirse feliz.
–Ha acertado madame, soy madre de un bello ángel, con ojos enormes y una sonrisa que me desarma en cuanto le veo correr hacia mis brazos–
El concepto de familia como tal, resultaba ajeno en su vocabulario. Desde niña nunca logró aterrizar esa idea como algo positivo tomando en cuenta la educación que recibió por parte de su madre, la ausencia de su padre a quien nunca conoció y la existencia de su medio hermano. De este modo Alekséi y su pequeño eran lo más cercano a lo descrito por su oyente.
–Le agradezco el cumplido madame, pero usted seguramente sabe de lo que hablo ¿O me equivoco?–
Suponiendo que la italiana se encontraba en la misma situación.
Volvió sus orbes a la mujer que le acompañaba.
–Italia… un paraíso en la tierra –
Su conocimiento sobre aquel lugar, se limitaba a lo que sus amantes le relataban en conversaciones escuetas después de sus encuentros. La facilidad de palabra en ella permitía mostrarse interesada en sus vivencias y no era para menos, puesto que esa habilidad era su única cuerda salvavidas para no morir en medio de esa organización criminal.
–No tiene por qué disimular su acento madame, es perfecto–
Sonrió y avanzó un par de pasos más, sin decir palabra alguna. El silenció acaeció en medio de las bellas féminas y aquel discurso de la rubia llegó como una puñalada en su espalda. Se resistía a hablar de su hijo o Alekséi con extraños, incluso en sus horas de soledad se exigía a sí misma no dar entrada a esos pensamientos. Pero debía afrontar aquel dolor ¿De qué otra forma hallaría fortaleza sino encarando a sus demonios personales?
Asintió con una sonrisa, aunque lejos estaba de sentirse feliz.
–Ha acertado madame, soy madre de un bello ángel, con ojos enormes y una sonrisa que me desarma en cuanto le veo correr hacia mis brazos–
El concepto de familia como tal, resultaba ajeno en su vocabulario. Desde niña nunca logró aterrizar esa idea como algo positivo tomando en cuenta la educación que recibió por parte de su madre, la ausencia de su padre a quien nunca conoció y la existencia de su medio hermano. De este modo Alekséi y su pequeño eran lo más cercano a lo descrito por su oyente.
–Le agradezco el cumplido madame, pero usted seguramente sabe de lo que hablo ¿O me equivoco?–
Suponiendo que la italiana se encontraba en la misma situación.
Olympe Sinclair- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 57
Fecha de inscripción : 21/10/2015
Re: Black Beauty ♥ Privado
Caminaba junto a la hermosa mortal sin rumbo, sin sentido y solo dejándonos llevar por el viento. La luz tenue de las farolas concedía a la brisa un aire cálido y le brindaban a la hermosa y melancólica mortal un aspecto más dulce, meditabundo y taciturno. Extrañamente, eso me confería una paz bastante particular que también iba ligado al tono suave de su voz.
Pero pobre criatura, podía ver en sus pensamientos que desde hace bastante tiempo su vida se había visto cubierta por una sombra de pesares. Atormentada y tratando ahora de fingir lo que no era. No la culpaba, después de todo, de vez en cuando se necesita una vía de escape para olvidar todo aquello que nos aqueja o acongoja.
Un paraíso que actualmente se ve invadido por la guerra – sonreí apenas- irónicamente una guerra que viene de Francia. Pero bueno, es algo normal en estos días, casi todos los países deben pasar por sus crisis.
Pude percibir en el aura de la mujer el dolor que le provoca el tema de los niños, podía vislumbrar la cara de un pequeño en sus recuerdos. No entiendo que me impulsaba a querer saber más, no era simple y burda curiosidad. Necesitaba ayudarla, quizás era mi conciencia tratando de redimir todos mis pecados o simplemente la nostalgia de la noche.
No, mio caro, no he tenido la fortuna de conocer a un ángel como el que acabas de describir – No deseaba pensar en aquellas noches junto a Patrick o todas las fantasías que imagino realizar a su lado y que le fueron arrancadas para siempre.
Me detuve de nuestro andar solo para mirar a los ojos a mi compañera y exclamar – Disculpe, si me introduzco en terrenos que posiblemente no desee adentrarse, pero a pesar de tener tal motivación algo me dice que se le priva de la felicidad ¿me equivoco?
Pero pobre criatura, podía ver en sus pensamientos que desde hace bastante tiempo su vida se había visto cubierta por una sombra de pesares. Atormentada y tratando ahora de fingir lo que no era. No la culpaba, después de todo, de vez en cuando se necesita una vía de escape para olvidar todo aquello que nos aqueja o acongoja.
Un paraíso que actualmente se ve invadido por la guerra – sonreí apenas- irónicamente una guerra que viene de Francia. Pero bueno, es algo normal en estos días, casi todos los países deben pasar por sus crisis.
Pude percibir en el aura de la mujer el dolor que le provoca el tema de los niños, podía vislumbrar la cara de un pequeño en sus recuerdos. No entiendo que me impulsaba a querer saber más, no era simple y burda curiosidad. Necesitaba ayudarla, quizás era mi conciencia tratando de redimir todos mis pecados o simplemente la nostalgia de la noche.
No, mio caro, no he tenido la fortuna de conocer a un ángel como el que acabas de describir – No deseaba pensar en aquellas noches junto a Patrick o todas las fantasías que imagino realizar a su lado y que le fueron arrancadas para siempre.
Me detuve de nuestro andar solo para mirar a los ojos a mi compañera y exclamar – Disculpe, si me introduzco en terrenos que posiblemente no desee adentrarse, pero a pesar de tener tal motivación algo me dice que se le priva de la felicidad ¿me equivoco?
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: Black Beauty ♥ Privado
En ocasiones parecía estar soñando despierta. Sus grandes orbes marrones se perdían en el vaivén infinito de muchas cosas que le daban alas hacia realidades imposibles, sueños construidos sobre la arena y castillos de cristal que desaparecían entre sus dedos como la lluvia. Desde niña, mostraba un lado de inocencia que le permitía escaparse a otros espacios mientras se hablaba con ella, no era que ignorara por completo a su interlocutora, simplemente el don de empatía que poseía por los desvalidos y su desgracia propia le orillaban a preocuparse por aquellos que no tenían mejores oportunidades, aun cuando su situación pudiera ser algo incluso peor. No le resultó nada difícil imaginar aquel panorama descrito por la bella mujer a su lado. Por palabras de Alekséi conocía parte del horror que significaba estar envuelto en temas bélicos y nuevamente en ella se cernía la sombra de la angustia por lo pequeños.
–Lamento mucho escuchar aquello madame ciertamente son eventualidades donde ninguna parte resulta triunfante, en estados de guerra no los hay. Solo nos espera aguardar por día mejores, donde podamos caminar con mayor tranquilidad sabiendo que no tenemos, padres, hermanos, hijos participando en ello–
Encogió ligeramente los hombros y dedicó una semi curva a su acompañante.
Avanzaban con pasos mesurados, dedicando de vez en cuando una mirada de soslayo a la belleza que la capital les regalaba a dichas horas. Arrugó ligeramente el entrecejo cuando ella respondió nuevamente.
–Dios mío, parece que no puedo mantener una conversación con usted sin decir cosas indebidas, le ruego me disculpe–
Suspiró mientras acomodaba un par de mechones oscuros sobre su cabeza y detuvo su andar cuando Cassandra lo demandó.
Desde ese ángulo Ninon y la mujer se hallaban en una posición privilegiada en aquella plazoleta, donde se alcazaba a ver perfectamente cada detalle cincelado en la misma. Se sobresaltó ligeramente al escucharle hablar de dicho modo. Sintió una preocupación inminente, puesto que no resultaría extraño que algún subordinado de la organización donde alguna vez trabajó Alekséi mandara a espiarle. ¿Qué tanto le conocía? ¿A que venía dicho cuestionamiento? El semblante sosegado de la francesa cambió apenas terminó de digerir el cuestionamiento ajeno.
–La felicidad resulta ser un término complejo madame, existen muchas cosas que nos brindan un acercamiento a dicho sentimiento el mío sería pasar tiempo con mi hijo y si debo acuñar un impedimento a ese objetivo sería la rutina demandante que en ocasiones me separa de él–
Hablaba con razones bien construidas, pues no había nada que aborreciera más que apartarse del pequeño.
–¿Y usted madame? ¿Existe algo que atesore de dicho modo?–
Escudriñó el rostro ajeno aguardando una respuesta.
–Lamento mucho escuchar aquello madame ciertamente son eventualidades donde ninguna parte resulta triunfante, en estados de guerra no los hay. Solo nos espera aguardar por día mejores, donde podamos caminar con mayor tranquilidad sabiendo que no tenemos, padres, hermanos, hijos participando en ello–
Encogió ligeramente los hombros y dedicó una semi curva a su acompañante.
Avanzaban con pasos mesurados, dedicando de vez en cuando una mirada de soslayo a la belleza que la capital les regalaba a dichas horas. Arrugó ligeramente el entrecejo cuando ella respondió nuevamente.
–Dios mío, parece que no puedo mantener una conversación con usted sin decir cosas indebidas, le ruego me disculpe–
Suspiró mientras acomodaba un par de mechones oscuros sobre su cabeza y detuvo su andar cuando Cassandra lo demandó.
Desde ese ángulo Ninon y la mujer se hallaban en una posición privilegiada en aquella plazoleta, donde se alcazaba a ver perfectamente cada detalle cincelado en la misma. Se sobresaltó ligeramente al escucharle hablar de dicho modo. Sintió una preocupación inminente, puesto que no resultaría extraño que algún subordinado de la organización donde alguna vez trabajó Alekséi mandara a espiarle. ¿Qué tanto le conocía? ¿A que venía dicho cuestionamiento? El semblante sosegado de la francesa cambió apenas terminó de digerir el cuestionamiento ajeno.
–La felicidad resulta ser un término complejo madame, existen muchas cosas que nos brindan un acercamiento a dicho sentimiento el mío sería pasar tiempo con mi hijo y si debo acuñar un impedimento a ese objetivo sería la rutina demandante que en ocasiones me separa de él–
Hablaba con razones bien construidas, pues no había nada que aborreciera más que apartarse del pequeño.
–¿Y usted madame? ¿Existe algo que atesore de dicho modo?–
Escudriñó el rostro ajeno aguardando una respuesta.
Olympe Sinclair- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 57
Fecha de inscripción : 21/10/2015
Re: Black Beauty ♥ Privado
Me resultaba infinitamente gracioso pensar que esta noche actuaba como una humana, estaba aquí sin preocuparme de una muerte ya fuera la mia o la de alguien más. Sentí el dulce calor que emanaba el cuerpo de mi interlocutora y me sentía agusto, que raro, su sangre emitía una ténue canción para mi, pero no me insitaba a vaciar el cuerpo junto a mi, solo a apreciar de él.
Sonreí ante el comentario preocupado de la joven, era gracioso ver cómo se angustiaba por cosas que a mi ya me resultaban banales. Sí, había querido mucho a mi país en su época, pero ahora era casi irrelevante en dónde me econtrara, yo ya no hacía parte de este mundo y para mi todo era un juego. Ahora no era más que una actriz que fingía ser parte de la sociedad.
Pensandolo bien, esta chica me simpatizaba de cierta manera, así que dejaría los juegos a un lado y sería más directa. Después de todo, si puedo actuar como humana ¿por qué no actuar como bruja? Veríamos que pasaba.
Signorina, no os había comentado que tengo dotes de bruja – sonreí divertida, ya había sondeado su mente y tenía la información necesaria - ¿qué opinarías si yo le pudiera dar un tiempo casi ilimitado con vuestro hijo?
Ignoré la pregunta que la dama me había hecho, solo para mirarla seriamente a los ojos y acaricie sutilmente su larga y cedosa caballera.
¿Confiarías en mi para recuperar su felicidad? ¿Creeís en la magia?
Sonreí ante el comentario preocupado de la joven, era gracioso ver cómo se angustiaba por cosas que a mi ya me resultaban banales. Sí, había querido mucho a mi país en su época, pero ahora era casi irrelevante en dónde me econtrara, yo ya no hacía parte de este mundo y para mi todo era un juego. Ahora no era más que una actriz que fingía ser parte de la sociedad.
Pensandolo bien, esta chica me simpatizaba de cierta manera, así que dejaría los juegos a un lado y sería más directa. Después de todo, si puedo actuar como humana ¿por qué no actuar como bruja? Veríamos que pasaba.
Signorina, no os había comentado que tengo dotes de bruja – sonreí divertida, ya había sondeado su mente y tenía la información necesaria - ¿qué opinarías si yo le pudiera dar un tiempo casi ilimitado con vuestro hijo?
Ignoré la pregunta que la dama me había hecho, solo para mirarla seriamente a los ojos y acaricie sutilmente su larga y cedosa caballera.
¿Confiarías en mi para recuperar su felicidad? ¿Creeís en la magia?
Cassandra Albrioni- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 272
Fecha de inscripción : 13/03/2011
Re: Black Beauty ♥ Privado
Nunca se había cerrado a la posibilidad de tratar con todo tipo de gente. Porque en su actuar esperaba hallar respuestas y de ese modo escapar de la jaula de oro que significaba morir en vida en el burdel. Aquella mujer de espesa dorada cabellera parecía ser alguien noble, alguien que re había rendido a la magnificencia de Paris. Un sueño inalcanzable para muchos extraños, pero demasiado cruel para ser considerado un paraíso por los residentes que trataban de no hundirse en la rutina demandante. Ninon sonreía ante lo expresado por Cassandra y no fue hasta que ella tomó la palabra que la francesa sintió como su fachada de mujer de alta cuna quedaba reducida a girones. Su semblante permitió que la verdadera Ninon se mostrara. Una madre, una mujer que buscaba con desesperación salidas para ese laberinto tortuoso.
–Madame yo–
Suspiró y trato de mantener la cordura para no mostrarse tan vulnerable.
–¿Tiempo ilimitado dice?–
Un ápice de esperanza se reflejó en los ojos de la francesa. Era inevitable no verse enfrascada en un torbellino de contradicciones. Por un lado podría estar siendo presa de un engaño, pues la razón absoluta en este momento dictaminaba que no confiara del todo en la mujer, quien seguía siendo una completa extraña. Pero por el otro, dejó que su ilusión volara alto y así pensar que fuera un sueño hecho realidad. ¿Si eso pudiese ser posible? ¿y si Cassandra pudiese ser el puente entre lo inalcanzable y su deseo ferviente por ver al pequeño sin restricción alguna?
–¿Madame, me temo que eso es algo casi imposible es decir ¿Cómo podría lograr algo así?–
Sintió el tacto en sus cabellos. Parpadeó para ver a través del iris ajeno y quiso realmente que aquello fuese cierto. De verdad quiso creer en ella. ¿Por qué una extraña le vendría a hablar de confianza? Justo en el momento en el cual Ninon trataba de mostrarse fuerte ¿Era tan obvio para otra persona ver en ella su desesperación?
–¿No sé de qué modo podría ayudarme, no me malinterprete por favor madame ¿Pero cómo podría lograr que lo imposible sea todo lo contrario? –
¿De qué estaba hablando? La naturalidad en su retórica le permitió volar hacia un futuro distinto por un par de minutos, mientras la bóveda se mantenía inerte, mientras la vida y el tiempo seguían transcurriendo a su alrededor.
–¿Yo…me temo que hace tiempo dejé de creer en esas cosas– dijo con pesadez –¿Conoce a mi hijo madame? Dígame ¿Lo conoce? ¿Qué sabe de él?–
–Madame yo–
Suspiró y trato de mantener la cordura para no mostrarse tan vulnerable.
–¿Tiempo ilimitado dice?–
Un ápice de esperanza se reflejó en los ojos de la francesa. Era inevitable no verse enfrascada en un torbellino de contradicciones. Por un lado podría estar siendo presa de un engaño, pues la razón absoluta en este momento dictaminaba que no confiara del todo en la mujer, quien seguía siendo una completa extraña. Pero por el otro, dejó que su ilusión volara alto y así pensar que fuera un sueño hecho realidad. ¿Si eso pudiese ser posible? ¿y si Cassandra pudiese ser el puente entre lo inalcanzable y su deseo ferviente por ver al pequeño sin restricción alguna?
–¿Madame, me temo que eso es algo casi imposible es decir ¿Cómo podría lograr algo así?–
Sintió el tacto en sus cabellos. Parpadeó para ver a través del iris ajeno y quiso realmente que aquello fuese cierto. De verdad quiso creer en ella. ¿Por qué una extraña le vendría a hablar de confianza? Justo en el momento en el cual Ninon trataba de mostrarse fuerte ¿Era tan obvio para otra persona ver en ella su desesperación?
–¿No sé de qué modo podría ayudarme, no me malinterprete por favor madame ¿Pero cómo podría lograr que lo imposible sea todo lo contrario? –
¿De qué estaba hablando? La naturalidad en su retórica le permitió volar hacia un futuro distinto por un par de minutos, mientras la bóveda se mantenía inerte, mientras la vida y el tiempo seguían transcurriendo a su alrededor.
–¿Yo…me temo que hace tiempo dejé de creer en esas cosas– dijo con pesadez –¿Conoce a mi hijo madame? Dígame ¿Lo conoce? ¿Qué sabe de él?–
Olympe Sinclair- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 57
Fecha de inscripción : 21/10/2015
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