Instrucción fallida || Libre

La escolta de la pequeña De Martel se detuvo cerca de aquel burdel demasiado temprano para su gusto, una rueda rota era lo que impedía llegar a los aposentos de su amado rey y el sitio era el menos adecuado para la pequeña Nadia quien sus ojos curiosos repasaba las calles parisinas a pesar del cansancio la chica se veía bastante entera, el físico era de lo más importante que debía cuidar, debía estar presentable en todo momento si quería causar buena impresión en aquel sitio; podría ser solamente una jovencita pero sabía como defenderse y tenía un guardia que la cuidaba siempre, beneficios de ser alguien de la realeza; sin embargo no contaba con que al alejarse del carruaje una chiquilla no más grande que ella corriera cerca de la baronesa y le empujara ligeramente para arrancarle el medallón que colgaba de su cuello; al instante la chica se quejó por el dolor que el tirón le causó y sin esperar a su guardia fue detrás de aquella ladrona esperando que su suerte no fuera de mal en peor, sin embargo no contaba con que la idiota esa se metiera justamente en el sitio que Lady Nadia había jurado no pisar en su vida, no necesitaba más rumores falsos de los que ella misma había creado, no en Francia, no donde podía conseguir alguien digno de ella.

La chica suspiró pesadamente y al mirar mal a los hombres que posaban sus ojos en ella decidió que iría por lo que era suyo, ese medallón aparte de ser una reliquia familiar era su pase para ganarse de nuevo a su rey; no podía perderlo por nada del mundo y traía algunos francos consigo para conseguir su cometido si hacía falta; antes de entrar llamó a uno de sus empleados y le explicó el problema, no entraría a un sitio lleno de hombres en busca de carne fresca sola así que este se ofreció a ayudarle y ambos se introdujeron en el edificio. Podría decir con mentiras que Nadia repudió ese lugar, si bien el olor era sumamente malo el sitio jamás visto antes provocó que las orbes de la baronesa fueran de un sitio a otro deleitándose con lo que ahí ocurría, jamás imaginaba que un sitio de tan bajos recursos se viera tan bien, o quizás solo era la curiosidad por el ambiente lo que hacía que quisiera conocer más allá de lo que sus ojos veían. Sus pasos le llevaron a una mujer pidiéndole explicaciones e indicaciones sobre la chiquilla, una vez dentro no se le escaparía pues su guardia tenía ordenes de revisar todo el lugar si era necesario pero gracias a la amabilidad de la empleada dio con el despacho del que supuso era dueño del lugar y a regañadientes esperando no dañar sus finas ropas subió ágilmente y llamó a la puerta que se encontraba entre abierta escuchando un poco de lo que acontecía ahí; sin tener paciencia alguna se introdujo en aquel sitio intentando acostumbrarse a la luz que ahí había. --Disculpe mi intromisión monsieur pero necesito a esa chiquilla ahora, soy Nadia De Martel y la pu... señorita que está por contratar me ha robado, no quiero darle más molestias pero no creo que sea necesario armar un escándalo ni hacer un drama más grande por una ladrona, ¿verdad?.-- miró al hombre con una sonrisa angelical y coqueta que siempre ocupaba, si necesitaba darle dinero al masculino lo haría pero necesitaba tantear el terreno que pisaba que seguramente no sería muy de su agrado, le había escuchado hablar y no creía tener la suficiente paciencia para tratar con él pero esa reliquia volvería a sus manos si o sí.  

Los ojos de la chica pasaron por cada rincón del burdel sutilmente mientras esperaba que aquel hombre dijera algo; podía sentir los ojos sobre de ella porque vamos, era una chiquilla sin ninguna experiencia en el ámbito sexual pero sabía cuando un hombre le miraba más allá de lo inocente porque eso le gustaba de cierta forma, lo que siguió a continuación hizo que se erizara un poco la piel de la chica, tampoco quería lastimar a la mujer pero quería su collar de vuelta antes que estar en aquel sitio tuviera más problemas; alzó una ceja volviendo su vista directamente al hombre y asintió.-No tengo intenciones de lastimarle o peor aún ir con las autoridades correspondientes y hacer un escándalo de esto, solo quiero lo que me pertenece, creo que no es mucho pedir.- añadió mirando a ambos alternadamente esperando una respuesta.

El olor de aquel sitio era indescriptible, así como la fachada, no estaba en las mejores calles de París eso lo sabía pero por suerte traía suficiente personal para que la protegieran si algo salía mal. Cuando el hombre se sienta la paciencia de Nadia comienza a flaquear, es una chiquilla que obtiene todo sin rogar demasiado, que lo que desea se le cumple y no está acostumbrada a esperar por nada y por nadie así que un suspiro se escapa de sus labios y se sienta a regañadientes y no muy segura de que eso funcionara.-No pretendo negociar por...la chica quiero lo que me robó, tampoco es necesario que tenga tantas amabilidades conmigo, no quiero gastar su tiempo monsieur, dígame el precio y así será, no me importa el que dirán, es su palabra contra la mía.- le recordó con una sonrisa angelical, era inteligente y de eso no cabía la menor duda aunque las palabras del hombre le hacían dudar no quería dar por perdido aquella medalla.-Eso de andar por las ramas no es lo mío, por favor vaya al grano y dígame que quiere, soy condescendiente y sé que fue una falta de respeto entrar aquí así pero si las cosas se hacen mayores no solamente yo tendría problemas si no usted también y su lugar.-no quitó la vista del hombre intentando adivinar las intenciones que este tenía con ella, no bebería nada hasta que eso acabara, Nadia era curiosa sí y conocer aquel mundo del burdel le llamaba pero no podía olvidar quien era.