Un, dos. Tres pasitos [Privado-Alondra]

por **Ishbel de Dianceht** Mar Mar 29, 2016 10:04 am

El niño que no juega no es niño, pero el hombre que
no juega perdió para siempre al niño
que vivía en él y que le hará mucha falta.
Pablo Neruda

Un paso, dos… tres pasitos.

Un paso, dos pasitos… tres y cuatro pasitos.

De la mano de una de sus doncellas, la pequeña futura duquesa Escocesa caminaba alegre y sonriente por las calles francesas, mientras en su mente una y otra vez parecía contar los pasos que daban. Un paso, dos pasitos, tres y cuatro pasitos más, aquello era lo único que pensaba acompañando a la doncella a comprar. Faltaba fruta y en vez de encargarse la cocinera o la ama de llaves de ir a comprar, con el deseo intenso de la pequeña de ir a caminar y a ver el mercado, en ausencia de su madre una de sus doncellas había accedido, siempre obviando que la pequeña no podría separarse nunca de ella.

“Tres pasitos, cuatro pasitos… “

—¡Y salto! —dijo la pequeña saltando y riendo.

La doncella que la acompañaba se sorprendió y regañándola con la mirada apretó más su mano en la de ella, asegurándose de que así de tenerla bien agarrada, no podría escaparse ni irse a ningún otro lado. Ya le habian avisado de que tuviera cuidado, Diana era muy inquieta y a pesar de su aire inocente y la dulzura que transmitía, también era una copia exacta de Danna y como tal; amaba las aventuras. La pequeña la miró y dejando de saltar, simplemente se dejó arrastrar en lo que sus ojos caían en cada una de las paradas que iba viendo y con la mirada brillante, deseaba poder acercarse a cada una de aquellas para ver que piedras mágicas y otras cosas, contenían.

—Estate quieta Diana, no podemos estar parando en todas las paradas— se quejó finalmente la doncella, tras haberse parado como unas seis veces ya anteriormente por capricho de la pequeña.

—Pero…quiero un collar, para darselo a mamá —dijo Diana peleándose con su agarre para liberarse.—¡Y quiero ese!

La joven suspiró y negó.

—Tu madre debe de estar por aquí cerca seguramente, solo espérate a que la veamos y entonces, puedes ir con ella a comprarle el collar. ¿Qué te parece?

Diana la miró y asintió a regañadientes siguiéndola hacia una parada de telas en las que pararon para comprobar unos pedidos. En todo momento la pequeña permaneció de su mano, pero en cuanto por la calle vio a un pequeño grupo de niños jugando, aprovechando que la señorita estaba ocupada, se liberó de su mano y echo a correr en silencio hacia los niños para jugar.

Desde su partida de Escocia que no encontraba niños con los que jugar.