AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The fallen angel (Lucifer)
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The fallen angel (Lucifer)
THE FALLEN ANGEL
Aquel había sido un día agitado como los anteriores, parecía que hubieran mil cosas por hacer en París. Nunca se imaginó que vivir en una ciudad sería tan diferente a su pueblo natal en donde el estilo de vida era miucho más lento y tranquilo. Desde que se había instalado en la pequeña parroquia del orfanato no había tenido un minuto de descanso, le daba la impresión que los anteriores sacerdotes no habían hecho mucho por la comunidad, ¡La parroquia inclusive tenía unas cuantas tejas rotas y cuando llovía se entraba el agua casi hasta el púlpito!. No podía creer aquella locura. Tenía que encargarse el mismo de todo.
Pero esa noche en especial se encontraba aún más cansado de lo normal, durante la tarde había coordinado un entierro, por lo que había tenido que encargarse de la eucaristía y también del velatorio. El difunto era un hombre viejo, de casi 70 años, proveniente de una familia pobre, toda su familia había estado presente en el entierro, sus hijos y nietos habían llorado por horas mientras el ataúd era cubierto con tierra. Los entierros siempre le ponían triste, sin importar si conocía o no a los familiares o al mismo difunto, siempre le daba una sensación nostálgica ver como la familia y los amigos se reunían para despedirse de sus seres queridos.
Él nunca tendría una familia propia, nunca sabría lo que significaba ser padre y pasar su apellido a sus retoños. Era una sensación extraña ver esa manifestación de sentimientos que para él eran ajenos.
Una vez concluido el entierro había decidido quedarse un rato más en el cementerio, la noche había caído y el enterrador había terminado con sus labores y le había dejado sólo. El silencio del lugar acompañado por una densa neblina que se había instalado a su alrededor le hizo sentir una inusitada clama interior. No se dio cuenta de cuanto tiempo pasó allí de pie bajo ese enorme sauce llorón ahora sin hojas gracias al invierno, observando la tumba recién cavada con la mirada perdida en ningún punto en específico, hasta que la sensación de ser observado de repente lo sobrecogió.
- ¿Hay alguien ahí? - Preguntó con voz firme, a lo mejor algún familiar seguía rondando el lugar.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/04/2011
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Re: The fallen angel (Lucifer)
El ser humano era asombrosamente frágil. Basaban la plenitud de sus vidas en las emociones que decidían sus acciones, arriesgando incluso su propia existencia por el bien de un ser amado. Madres falleciendo en el parto, maridos mutilados en la guerra, hombres y mujeres muriendo de hambre por dar el único trozo de pan que tenían al desafortunado hijo que tuvieron durante una noche de romance. El amor... una variable que Lucifer no lograba descifrar, por lo que se convertía en lo que más llamaba su atención.
Había dos lugares en los que empaparse de aquella emoción más que en otro lado. El hospital era uno de ellos, tal vez en el que más ejemplos obtenía. Ese extraño momento en el que una madre, esposa, marido o hijo presenciaba los últimos minutos del ser querido. Podía ver sus rostros compungidos mientras la llama se apagaba, tratando de mostrar una fortaleza que no sentían. ¿Por qué? era parte del no saber de Lucifer. ¿Por qué mantenerse fuerte por fuera cuando era evidente que por dentro les consumía el dolor? Solo deslizándose en sus mentes podía escuchar cómo cada uno de ellos vendería su alma por salvar la vida del otro.
El cementerio era el otro lugar. El final del recorrido. Nuevamente allí se percibía ese sentimentalismo que rallaba lo absurdo. Humanos reunidos para una última despedida, el último momento en el que estarían al lado del cuerpo de quien habían amado. Todos ellos aferrándose a la esperanza de que aquel momento durara para siempre y no tener que llegar a una casa vacía donde permanecían los recuerdos como ecos fantasmales. El llanto, máxima explosión de emoción después del orgasmo.
Lucifer disfrutaba con las emociones escenificadas, pero sobretodo, con las que eran fingidas. Porque el ser humano era muy intrincado, pero también falso. Como ente diabólico, disfrutaba buscando esa hipocresía que castigar, jugando con ellos para hacerles perder la cabeza y que confesaran su verdadero yo. Si el diablo tenía un hobbie era precisamente ese.
Así que ahí estaba, oculto en las sombras del cementerio paladeando los últimos resquicios del hombre que dijo ser amigo del difunto. Desenmascararle fue tan sencillo que resultó aburrido, por lo que se fijó en otro foco de atención: el cura. No había más doble moral en la Tierra que aquella que vestían los religiosos. Este no fue la excepción, observándole detenidamente supo que no era tan santo como él mismo creía ser, por lo que una vez vacío el cementerio empezó la partida.
Primer movimiento: acercamiento.
Salió de la oscuridad para anunciar su presencia, luciendo una escueta sonrisa bailando en su rostro, con la mirada penetrante del depredador. - Discúlpeme padre si le he sorprendido. No era mi intención provocarle turbación - sus ropas elegantes y una actitud relajada eliminaban el peligro de la ecuación. - Permítame que me presente, mi nombre es Lucifer, estuve en el entierro aunque algo más apartado. No quería que el honorado esta tarde perdiera su momento de protagonismo.
Había dos lugares en los que empaparse de aquella emoción más que en otro lado. El hospital era uno de ellos, tal vez en el que más ejemplos obtenía. Ese extraño momento en el que una madre, esposa, marido o hijo presenciaba los últimos minutos del ser querido. Podía ver sus rostros compungidos mientras la llama se apagaba, tratando de mostrar una fortaleza que no sentían. ¿Por qué? era parte del no saber de Lucifer. ¿Por qué mantenerse fuerte por fuera cuando era evidente que por dentro les consumía el dolor? Solo deslizándose en sus mentes podía escuchar cómo cada uno de ellos vendería su alma por salvar la vida del otro.
El cementerio era el otro lugar. El final del recorrido. Nuevamente allí se percibía ese sentimentalismo que rallaba lo absurdo. Humanos reunidos para una última despedida, el último momento en el que estarían al lado del cuerpo de quien habían amado. Todos ellos aferrándose a la esperanza de que aquel momento durara para siempre y no tener que llegar a una casa vacía donde permanecían los recuerdos como ecos fantasmales. El llanto, máxima explosión de emoción después del orgasmo.
Lucifer disfrutaba con las emociones escenificadas, pero sobretodo, con las que eran fingidas. Porque el ser humano era muy intrincado, pero también falso. Como ente diabólico, disfrutaba buscando esa hipocresía que castigar, jugando con ellos para hacerles perder la cabeza y que confesaran su verdadero yo. Si el diablo tenía un hobbie era precisamente ese.
Así que ahí estaba, oculto en las sombras del cementerio paladeando los últimos resquicios del hombre que dijo ser amigo del difunto. Desenmascararle fue tan sencillo que resultó aburrido, por lo que se fijó en otro foco de atención: el cura. No había más doble moral en la Tierra que aquella que vestían los religiosos. Este no fue la excepción, observándole detenidamente supo que no era tan santo como él mismo creía ser, por lo que una vez vacío el cementerio empezó la partida.
Primer movimiento: acercamiento.
Salió de la oscuridad para anunciar su presencia, luciendo una escueta sonrisa bailando en su rostro, con la mirada penetrante del depredador. - Discúlpeme padre si le he sorprendido. No era mi intención provocarle turbación - sus ropas elegantes y una actitud relajada eliminaban el peligro de la ecuación. - Permítame que me presente, mi nombre es Lucifer, estuve en el entierro aunque algo más apartado. No quería que el honorado esta tarde perdiera su momento de protagonismo.
Lucifer Morningstar- Vampiro Clase Alta
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Re: The fallen angel (Lucifer)
No se había imaginado que lo estaban observando. Un hombre salió de entre las sombras y Diodore no pudo más dar un respingo. Lucía ropas elegantes , demasiado elegantes para el contexto, el difunto venía de una familia humilde, se notaba en las ropas de sus familiares así como el féretro de madera barata ¿Porqué un hombre con ese porte claramente de clase alta se encontraba asistiendo al funeral?, Diodore no pudo evitar sentir un dejo de desconfianza frente al desconocido.
-¿Lu...cifer? - Exclamó con sorpresa ¿Que tipo de padres le ponían a su hijo Lucifer? Se preguntó, era la primera vez en toda su vida que conocía a alguien que hubiese sido nombrado precisamente como el ángel caído – Mi nombre es Diodore, puede llamarme Padre Dio – Le indicó forzándose así mismo a mostrar una sonrisa, aunque no le salió muy amplia, se sentía nervioso y no podía evitar que se notara un poco en su semblante.
-¿Era usted conocido del difunto? - Preguntó con inocencia, no creía que fuera un familiar y se le ocurrió que quizás era un millonario excéntrico de esos que gustan de donar dinero a familias pobres, a lo mejor había ido al entierro con esa intención – Soy el nuevo sacerdote de la capilla del orfanato, aún no estoy del todo familiarizado con el barrio y sus gentes, perdóneme si no recuerde su nombre en la lista de los asistentes a la eucaristía -
Pero estaba seguro que no habría olvidado a alguien llamado 'Lucifer'.
-¿Lu...cifer? - Exclamó con sorpresa ¿Que tipo de padres le ponían a su hijo Lucifer? Se preguntó, era la primera vez en toda su vida que conocía a alguien que hubiese sido nombrado precisamente como el ángel caído – Mi nombre es Diodore, puede llamarme Padre Dio – Le indicó forzándose así mismo a mostrar una sonrisa, aunque no le salió muy amplia, se sentía nervioso y no podía evitar que se notara un poco en su semblante.
-¿Era usted conocido del difunto? - Preguntó con inocencia, no creía que fuera un familiar y se le ocurrió que quizás era un millonario excéntrico de esos que gustan de donar dinero a familias pobres, a lo mejor había ido al entierro con esa intención – Soy el nuevo sacerdote de la capilla del orfanato, aún no estoy del todo familiarizado con el barrio y sus gentes, perdóneme si no recuerde su nombre en la lista de los asistentes a la eucaristía -
Pero estaba seguro que no habría olvidado a alguien llamado 'Lucifer'.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: The fallen angel (Lucifer)
Una sonrisa mezcla de orgullo y diversión cruzó su rostro mientras sus ojos brillaban traviesos, todo ello camuflado bajo un velo de cordial serenidad y distancia mesurada. - ¿Le sorprende mi nombre, padre? - Encontrarse ante un cura siempre era motivo de celebración, y más cuando el religioso en cuestión lucía tan puritano y encadenado a la doctrina como el que tenía en ese instante ante él. - Diodore... el regalo de Dios. Me pregunto si se trata de una mera coincidencia o nuestro encuentro ha sido orquestrado por el destino del que ni siquiera yo me siento libre.
El nerviosismo del padre alimentaba el ego de Lucifer, que con las manos a la espalda para evitar verse más amenazador de lo que su altura y sus ojos eran, no dejaba de observar a Diodore con un hambre voraz naciendo en su interior. - ¿Conocido? Sí, de algún modo podría decirse que sí... - Se quitó el sombrero restándole altura a su aspecto, quería mantenerle tan sumiso como estaba, no asustarle. No dejaría que aquel "regalo" saliera corriendo cual conejo amenazado. - No se preocupe, padre, estoy seguro que de haber leído mi nombre en su lista se acordaría perfectamente... No asistí a la eucaristia, debí atender unos... asuntos, pero jamás me perdería una despedida emocional.
Le mostró el camino hacia la iglesia con un ademán de mano, cediéndole el paso adornado con una sonrisa amable. - Por favor, permítame que le acompañe a su destino, no son horas para andar solo en estos lares. Uno nunca sabe qué se esconde en la oscuridad, pero estoy seguro que ambos somos conscientes de que cada vez hay más falta de respeto hacia lo sagrado... - Esperó hasta que inició su andar para seguirle, caminando a su lado sin dejar de mirarle de reojo. - Dígame, padre, ¿por qué se hizo siervo del Señor? ¿No sentía deseos - y remarcó con sibilante lujuria la palabra deseo - por exprimir al máximo la vida?
El nerviosismo del padre alimentaba el ego de Lucifer, que con las manos a la espalda para evitar verse más amenazador de lo que su altura y sus ojos eran, no dejaba de observar a Diodore con un hambre voraz naciendo en su interior. - ¿Conocido? Sí, de algún modo podría decirse que sí... - Se quitó el sombrero restándole altura a su aspecto, quería mantenerle tan sumiso como estaba, no asustarle. No dejaría que aquel "regalo" saliera corriendo cual conejo amenazado. - No se preocupe, padre, estoy seguro que de haber leído mi nombre en su lista se acordaría perfectamente... No asistí a la eucaristia, debí atender unos... asuntos, pero jamás me perdería una despedida emocional.
Le mostró el camino hacia la iglesia con un ademán de mano, cediéndole el paso adornado con una sonrisa amable. - Por favor, permítame que le acompañe a su destino, no son horas para andar solo en estos lares. Uno nunca sabe qué se esconde en la oscuridad, pero estoy seguro que ambos somos conscientes de que cada vez hay más falta de respeto hacia lo sagrado... - Esperó hasta que inició su andar para seguirle, caminando a su lado sin dejar de mirarle de reojo. - Dígame, padre, ¿por qué se hizo siervo del Señor? ¿No sentía deseos - y remarcó con sibilante lujuria la palabra deseo - por exprimir al máximo la vida?
Lucifer Morningstar- Vampiro Clase Alta
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Re: The fallen angel (Lucifer)
-Si... la verdad es que si me sorprendió – Contestó avergonzado al ser descubierto. Nunca había sido bueno ocultando sus emociones y generalmente la gente podía adivinar sus emociones con sólo mirarlo. No quería ofender a Lucifer ni quería poner prejuicios sobre su nombre que a lo mejor no llegaban al caso, pero la curiosidad lo mataba, deseaba saber porqué sus padres habrían escogido tan peculiar nombre para un niño.
-No creo que sea coincidencia – Murmuró con tono inocente, se estaba tomando las cosas de manera literal – siempre encontrarás a un sacerdote en un entierro – Se encogió de hombros, Diodore no parecía comprender el doble sentido de las palabras. Lucifer le explicó que no había asistido a la eucaristía y se ofreció a acompañarlo de regreso a la capilla del orfanato. Estaban un tanto lejos del lugar, sin embargo el cementerio tenía su propia iglesia, quizás ese amable hombre quería ir a esa. ¿Necesitaba confesarse?.
La siguiente pregunta lo tomó por sorpresa, normalmente no le hacían ese tipo de preguntas, especialmente no un extraño, se quedó unos momentos callado, organizando sus ideas.
-Fueron varias cosas las que me llevaron a convertirme en sacerdote – Comenzó caminando despacio, no tenía mucho afán y debían atravesar el cementerio primero, el sitio lograba transmitirle cierta paz, el silencio de los muertos a veces era mejor que el bullicio de los vivos – Vengo de Bayeux es un pequeño pueblo al norte del país, mi familia era realmente pobre, eramos 5 bocas que alimentar así que ya se imaginará las dificultades que pasamos – Comentó, dudaba que Lucifer pudiera imaginarse esas dificultades pues no parecía haber experimentado nunca la miseria o el hambre – Por tal razón mis padres me llevaron a una Abadía cuando tenía 10 años, para que me entrenaran como sacerdote – Sorteó un par de tumbas que estaban en el camino antes de continuar – No creo que mis padres estuviesen conscientes de el tipo de vida y sacrificios que este estilo de vida conlleva, pero sabían que, al menos en la Abadía tendría garantizado un techo y comida -
Sabía que sus padres sólo querían lo mejor para él y para sus hermanos, y cuando se es pobre y se lucha a diario por sobrevivir, cualquier opción es válida para conseguir un pedazo de pan.
- ¿Ha experimentado algo así alguna vez? Digo... estar en una situación de vida o muerte, en la que tiene que hacer cualquier cosa por sobrevivir? - Le preguntó antes de responder a la otra pregunta sobre sus deseos.
-No creo que sea coincidencia – Murmuró con tono inocente, se estaba tomando las cosas de manera literal – siempre encontrarás a un sacerdote en un entierro – Se encogió de hombros, Diodore no parecía comprender el doble sentido de las palabras. Lucifer le explicó que no había asistido a la eucaristía y se ofreció a acompañarlo de regreso a la capilla del orfanato. Estaban un tanto lejos del lugar, sin embargo el cementerio tenía su propia iglesia, quizás ese amable hombre quería ir a esa. ¿Necesitaba confesarse?.
La siguiente pregunta lo tomó por sorpresa, normalmente no le hacían ese tipo de preguntas, especialmente no un extraño, se quedó unos momentos callado, organizando sus ideas.
-Fueron varias cosas las que me llevaron a convertirme en sacerdote – Comenzó caminando despacio, no tenía mucho afán y debían atravesar el cementerio primero, el sitio lograba transmitirle cierta paz, el silencio de los muertos a veces era mejor que el bullicio de los vivos – Vengo de Bayeux es un pequeño pueblo al norte del país, mi familia era realmente pobre, eramos 5 bocas que alimentar así que ya se imaginará las dificultades que pasamos – Comentó, dudaba que Lucifer pudiera imaginarse esas dificultades pues no parecía haber experimentado nunca la miseria o el hambre – Por tal razón mis padres me llevaron a una Abadía cuando tenía 10 años, para que me entrenaran como sacerdote – Sorteó un par de tumbas que estaban en el camino antes de continuar – No creo que mis padres estuviesen conscientes de el tipo de vida y sacrificios que este estilo de vida conlleva, pero sabían que, al menos en la Abadía tendría garantizado un techo y comida -
Sabía que sus padres sólo querían lo mejor para él y para sus hermanos, y cuando se es pobre y se lucha a diario por sobrevivir, cualquier opción es válida para conseguir un pedazo de pan.
- ¿Ha experimentado algo así alguna vez? Digo... estar en una situación de vida o muerte, en la que tiene que hacer cualquier cosa por sobrevivir? - Le preguntó antes de responder a la otra pregunta sobre sus deseos.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: The fallen angel (Lucifer)
La inocencia e ingenuidad del padre le provocó una leve risa jocosa, regodeándose en su interior ante el encuentro con tal pedazo de bondad en su camino, mirando por un instante al cielo rebelándose una vez más contra Dios. Mas no dijo nada, aquella pureza sería el alimento de su ego aquella noche.
Caminó a su lado sin prisa y mostrando serenidad, escuchando a medias la historia de paseo hacia la iglesia. Lucifer solía aburrirse con las vivencias insulsas de hombres como ese, sin embargo se quedó con los detalles que pudiera usar en su contra, empezando a tejer mentalmente la telaraña en la que lo acorralaría para hacerlo completamente suyo. Antes siquiera de que el cura se diera cuenta, estaría comiendo de la manzana que tan sibilina serpiente iba a entregarle.
-Es posible - respondió de forma enigmática sin querer detenerse a pensar en ello. Astennu dormía profundamente en su interior desde hacía siglos, milenios incluso, plantearse siquiera el responder aquella pregunta podría despertarlo y aquello era algo que, sin ser consciente, no dejaría que sucediera. - Los humanos provocan todo tipo de odiseas en los demás esperando hacer el bien, sin pensar en las consecuencias que sus actos conllevan. Seguro que lo ha oído alguna vez: el camino al infierno está lleno de buenas intenciones. - Le miró de reojo con una sutil y misteriosa sonrisa. - ¿Alguna vez le preguntaron si era aquello lo que deseaba? Pregúntese si fueron ellos quienes se sacrificaron... o fue usted, en contra de su voluntad, quien tuvo que sacrificarse para que la consciencia de sus padres pudiera estar tranquila...
Dejó unos minutos de silencio para que pensara en sus palabras, esperando que la duda anidara en él antes de seguir hablando. - Debió ser duro crecer bajo el duro yugo de una doctrina plagada de incongruencias. Siéndole negado desde tan joven el placer de la libertad... Pero ahora es un hombre adulto, independiente, ya no le debe nada a nadie así que, responda a mi pregunta padre ¿no quiere exprimir su vida y vivirla como realmente lo desea?
Caminó a su lado sin prisa y mostrando serenidad, escuchando a medias la historia de paseo hacia la iglesia. Lucifer solía aburrirse con las vivencias insulsas de hombres como ese, sin embargo se quedó con los detalles que pudiera usar en su contra, empezando a tejer mentalmente la telaraña en la que lo acorralaría para hacerlo completamente suyo. Antes siquiera de que el cura se diera cuenta, estaría comiendo de la manzana que tan sibilina serpiente iba a entregarle.
-Es posible - respondió de forma enigmática sin querer detenerse a pensar en ello. Astennu dormía profundamente en su interior desde hacía siglos, milenios incluso, plantearse siquiera el responder aquella pregunta podría despertarlo y aquello era algo que, sin ser consciente, no dejaría que sucediera. - Los humanos provocan todo tipo de odiseas en los demás esperando hacer el bien, sin pensar en las consecuencias que sus actos conllevan. Seguro que lo ha oído alguna vez: el camino al infierno está lleno de buenas intenciones. - Le miró de reojo con una sutil y misteriosa sonrisa. - ¿Alguna vez le preguntaron si era aquello lo que deseaba? Pregúntese si fueron ellos quienes se sacrificaron... o fue usted, en contra de su voluntad, quien tuvo que sacrificarse para que la consciencia de sus padres pudiera estar tranquila...
Dejó unos minutos de silencio para que pensara en sus palabras, esperando que la duda anidara en él antes de seguir hablando. - Debió ser duro crecer bajo el duro yugo de una doctrina plagada de incongruencias. Siéndole negado desde tan joven el placer de la libertad... Pero ahora es un hombre adulto, independiente, ya no le debe nada a nadie así que, responda a mi pregunta padre ¿no quiere exprimir su vida y vivirla como realmente lo desea?
Lucifer Morningstar- Vampiro Clase Alta
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Re: The fallen angel (Lucifer)
Le escuchó hablar a asintó sobre el dicho, por supuesto que le había escuchado antes y compartía esa opinión pues había sido testigo de muchas situaciones similares cuando llevaba la parroquia de su pueblo junto con el sacerdote más viejo que era a su mentor, había escuchado las confesiones de muchas personas y por lo tanto había corroborado que lo que Lucifer decía era cierto. Al parecer ese hombre que acababa de conocer estaba realmente interesado en conocer los motivos por los cuales continuaba con esa vida célibe.
Le escuchó y se tomó unos momentos para pensar una buena respuesta, comenzaba a sentirse como si estuviera en un examen y recordó aquellas épocas de juventud en la que hacía enfadar constantemente a los Curas y monjes de la abadía por sus respuestas impertinentes.
-Si pudiera regresar en el tiempo y preguntarle a mi yo de 10 años ¿Que es lo que deseas?, estoy seguro de que la respuesta sería, una tarta de zarzamora – Comenzó a responder con una sonrisa – En esa época no tenía claro que rumbo quería darle a mi vida por lo que no hubiera sabido escoger otra cosa distinta de haber tenido la oportunidad, ahora que soy adulto veo las cosas desde otra perspectiva, por supuesto – Le indicó y a lo lejos se empezó a ver la iglesia del cementerio entre la neblina grisasea.
- Tiene razón al afirmar que es una vida dura y no todo el mundo tiene el espíritu para enfrentarla – Comentó cuando Lucifer hizo referencia a su entrenamiento como sacerdote – Pero a pesar de todo las adversidades, no logró imaginar como sería mi vida si no hubiese tomado este camino ¿Habría terminado en las calles como un mendigo y ladrón? ¿Me habría casado,tendría 3 hijos y una esposa adorable? - Se encogió de hombros – No tengo idea, pero si estoy seguro de algo y es que no me arrepiento de dedicar mi vida al servicio de los demás -
Su voz sonaba orgullosa cuando hablaba de su trabajo en la comunidad, le gustaba saber que como sacerdote podía influenciar a las personas y ayudarles a mejorar, le gustaba escuchar los problemas de otros y dar consejos, deseaba sentirse útil.
- ¿Y usted a que se dedica? - Preguntó al fin.
Le escuchó y se tomó unos momentos para pensar una buena respuesta, comenzaba a sentirse como si estuviera en un examen y recordó aquellas épocas de juventud en la que hacía enfadar constantemente a los Curas y monjes de la abadía por sus respuestas impertinentes.
-Si pudiera regresar en el tiempo y preguntarle a mi yo de 10 años ¿Que es lo que deseas?, estoy seguro de que la respuesta sería, una tarta de zarzamora – Comenzó a responder con una sonrisa – En esa época no tenía claro que rumbo quería darle a mi vida por lo que no hubiera sabido escoger otra cosa distinta de haber tenido la oportunidad, ahora que soy adulto veo las cosas desde otra perspectiva, por supuesto – Le indicó y a lo lejos se empezó a ver la iglesia del cementerio entre la neblina grisasea.
- Tiene razón al afirmar que es una vida dura y no todo el mundo tiene el espíritu para enfrentarla – Comentó cuando Lucifer hizo referencia a su entrenamiento como sacerdote – Pero a pesar de todo las adversidades, no logró imaginar como sería mi vida si no hubiese tomado este camino ¿Habría terminado en las calles como un mendigo y ladrón? ¿Me habría casado,tendría 3 hijos y una esposa adorable? - Se encogió de hombros – No tengo idea, pero si estoy seguro de algo y es que no me arrepiento de dedicar mi vida al servicio de los demás -
Su voz sonaba orgullosa cuando hablaba de su trabajo en la comunidad, le gustaba saber que como sacerdote podía influenciar a las personas y ayudarles a mejorar, le gustaba escuchar los problemas de otros y dar consejos, deseaba sentirse útil.
- ¿Y usted a que se dedica? - Preguntó al fin.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: The fallen angel (Lucifer)
La hipocresía eclesiástica le gustaba tan poco como la exagerada be-atería, sin embargo, ambos extremos en el mundo de los creyentes eran víctimas perfectas para el júbilo disfrute de Lucifer. Sonrió con cortesía compartiendo con el cura la pequeña broma sobre la inocencia de un niño. - ¿Pero ya no es un infante, verdad, padre? - Comentó de forma retórica con un brillo malicioso danzando en sus profundos ojos negros. Controlado por fuera, pero regocijándose por dentro. El cura era más puro de lo que esperaba, único en su especie, tanta mojigatería le estaba excitando el ego.
-Ooh padre, tantos caminos hubieran sido posibles con solo cambiar un pequeño detalle en el camino. Escuché a un antiguo filósofo decir que el batir de alas de una mariposa era capaz de provocar una catástrofe sin igual... - Le miró de reojo con una escueta sonrisa traviesa. - De modo, padre, que se dedica plenamente a ayudar a los demás, a entregarles todo cuanto puede ofrecer... Nunca dejaría a un creyente necesitado apartado en el camino, ¿verdad? - Aunque su tono hablara con inocencia, su expresión escondía algo más oscuro.
Volvió a mirar al frente y seguir su andar ante la pregunta del religioso, pensando en qué retorcida respuesta podría ofrecerle que se mantuviera en el rango de la verdad. - Soy juez, abogado y policía a la vez. Extraño, le entiendo, pero no tan complicado en realidad. Usted se encarga de mostrar el buen camino a la gente... yo me encargo de recoger a los que se han salido de esa senda...
Al llegar a la iglesia sus pies se detuvieron y observaron el humilde edificio con crítica en los ojos. No tenía miedo de entrar, nada podía pasarle, pues no eran más que piedras amontonadas ofreciendo cobijo. Los humanos seguían sin comprender que Dios estaba en todas partes, que no hiciera caso a sus ruegos era otro tema. Se giró y miró al cura a los ojos, dando un solo paso que lo ubicó a escasos centímetros del rostro del religioso.
-Dígame, padre... - susurró sin pestañear, sonriendo ligeramente endemoniado, usando su don de persuasión para tirarle de la lengua con la sinceridad más abierta que jamás demostraría. - ¿Qué es lo que más desea en el mundo...? ¿Cuál es su deseo oscuro, pecaminoso, que hierve en su interior deseando ser saciado...? - Adoraba aquella parte, saber que los humanos eran incapaces de evitar decir la verdad cuando él jugaba con ellos.
-Ooh padre, tantos caminos hubieran sido posibles con solo cambiar un pequeño detalle en el camino. Escuché a un antiguo filósofo decir que el batir de alas de una mariposa era capaz de provocar una catástrofe sin igual... - Le miró de reojo con una escueta sonrisa traviesa. - De modo, padre, que se dedica plenamente a ayudar a los demás, a entregarles todo cuanto puede ofrecer... Nunca dejaría a un creyente necesitado apartado en el camino, ¿verdad? - Aunque su tono hablara con inocencia, su expresión escondía algo más oscuro.
Volvió a mirar al frente y seguir su andar ante la pregunta del religioso, pensando en qué retorcida respuesta podría ofrecerle que se mantuviera en el rango de la verdad. - Soy juez, abogado y policía a la vez. Extraño, le entiendo, pero no tan complicado en realidad. Usted se encarga de mostrar el buen camino a la gente... yo me encargo de recoger a los que se han salido de esa senda...
Al llegar a la iglesia sus pies se detuvieron y observaron el humilde edificio con crítica en los ojos. No tenía miedo de entrar, nada podía pasarle, pues no eran más que piedras amontonadas ofreciendo cobijo. Los humanos seguían sin comprender que Dios estaba en todas partes, que no hiciera caso a sus ruegos era otro tema. Se giró y miró al cura a los ojos, dando un solo paso que lo ubicó a escasos centímetros del rostro del religioso.
-Dígame, padre... - susurró sin pestañear, sonriendo ligeramente endemoniado, usando su don de persuasión para tirarle de la lengua con la sinceridad más abierta que jamás demostraría. - ¿Qué es lo que más desea en el mundo...? ¿Cuál es su deseo oscuro, pecaminoso, que hierve en su interior deseando ser saciado...? - Adoraba aquella parte, saber que los humanos eran incapaces de evitar decir la verdad cuando él jugaba con ellos.
Última edición por Lucifer Morningstar el Lun Mayo 02, 2016 5:08 am, editado 1 vez
Lucifer Morningstar- Vampiro Clase Alta
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Re: The fallen angel (Lucifer)
Parecía más bien un filósofo pensaba Diodore mientras le escuchaba hablar, no se esperaba que dijera que era un abogado o un juez, en todo caso hablaba de forma muy culta y se notaba que era un hombre educado y estudiado, su trabajo además sonaba muy interesante, seguramente estaba cargado de acción y aventura por lo que un sentimiento de envidia lo sobrecogió.
- Suena interesante, imaginaba por su atuendo que era un hombre con un cargo importante, veo que no me equivoco - Comentó cuando le reveló su trabajo. Llegaron a la capilla que resultaba muy humilde en comparación con la imponente Catedral de Notredame, aún no conocía al sacerdote que se encargaba de sa capilla pues pasaba la mayor parte de su tiempo en el orfanato ya que había demasiadas cosas por hacer. Era como si el anterior sacerdote hubiese dejado descuidadas un montón de tareas necesarias.
Cuando estuvieron allí, Lucifer se acercó bastante a su rostro y en ese momento fue como si no existiera otra cosa que los ojos oscuros y esa voz insinuante imposible de ignorar que de repente se metió en su cabeza haciéndole sentir extrañamente nervioso, era una mirada casi inhumana, una mirada que no había visto en otra persona antes.
- Deseo... deseo... viajar por el mundo - Murmuró casi en trance, de repente se encontró hablando sin pensar, como si estuviera haciéndolo de forma automática - Quiero vivir aventuras, viajar en barco, conocer otras culturas... otros dioses - Se detuvo, parecía como si su mente intentara en vano poner resistencia al encanto de las palabras de Lucifer - Sentirme libre... conocer el amor... - Volvió a callarse, sus tupidas cejas se habían juntado formando una expresión compungida, se llevó las manos al pecho - Desearía haberle dicho la verdad a Cyrille... - Cerró los ojos, su corazón se aceleró y sintió como la sangre se le subía a la cabeza. Se había ruborizado al recordar a su mejor amigo en la abadía, a quien secretamente había deseado besar.
- Suena interesante, imaginaba por su atuendo que era un hombre con un cargo importante, veo que no me equivoco - Comentó cuando le reveló su trabajo. Llegaron a la capilla que resultaba muy humilde en comparación con la imponente Catedral de Notredame, aún no conocía al sacerdote que se encargaba de sa capilla pues pasaba la mayor parte de su tiempo en el orfanato ya que había demasiadas cosas por hacer. Era como si el anterior sacerdote hubiese dejado descuidadas un montón de tareas necesarias.
Cuando estuvieron allí, Lucifer se acercó bastante a su rostro y en ese momento fue como si no existiera otra cosa que los ojos oscuros y esa voz insinuante imposible de ignorar que de repente se metió en su cabeza haciéndole sentir extrañamente nervioso, era una mirada casi inhumana, una mirada que no había visto en otra persona antes.
- Deseo... deseo... viajar por el mundo - Murmuró casi en trance, de repente se encontró hablando sin pensar, como si estuviera haciéndolo de forma automática - Quiero vivir aventuras, viajar en barco, conocer otras culturas... otros dioses - Se detuvo, parecía como si su mente intentara en vano poner resistencia al encanto de las palabras de Lucifer - Sentirme libre... conocer el amor... - Volvió a callarse, sus tupidas cejas se habían juntado formando una expresión compungida, se llevó las manos al pecho - Desearía haberle dicho la verdad a Cyrille... - Cerró los ojos, su corazón se aceleró y sintió como la sangre se le subía a la cabeza. Se había ruborizado al recordar a su mejor amigo en la abadía, a quien secretamente había deseado besar.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: The fallen angel (Lucifer)
La sonrisa de Lucifer se amplió rasgando su rostro de forma grotesca y sádica mientras el religioso caía de boca en su influjo. Ladeó la cabeza sin perder el contacto visual con sus ojos, manteniéndolo sometido por su poder a la espera de que escupiera cada uno de los pecados contenidos por aquella cabeza casta. Pasó del aburrimiento por un deseo vanal como lo era viajar, a la más alta excitación cuando un nombre masculino, acompañado de un tinte rojizo, escapó de sus labios. - ¿Quién es Cyrille, pade...? - Abrió un poco más los ojos para seguir sometiéndole. - ¿Quién es ese hombre que apresura el latir de su corazón y tiñe de lujuria sus pensamientos...?
Lentamente, y sin dejar de mirarle, se fue quitando los guantes que metió en uno de los bolsillos de su abrigo. Alzó la mano para acariciarle la mejilla, dibujando sus labios con el pulgar sin borrar la sonrisa. - Padre, padre, padre... - susurró con mal contenido regodeo, negando sutilmente con la cabeza mientras chasqueaba la lengua exagerando su negativa. - No hay nada mejor para sentirse libre que confesar todos sus pecados... ¿hace mucho que no lo hace? - Su rostro volvió al estado de relajada serenidad para no despertar la desconfianza del cura una vez dejó de someterle. Aprovechando el momento de confusión por el que estaría pasando, le tomó la mano y rodeó sus hombros con el otro brazo, acompañándole al interior de la pequeña capilla. - Vamos, hagamos un quid pro quo. Usted se libera confesándome sus pecados y yo haré lo mismo. Aunque no tenga certificado como sacerdote, siempre se me ha dado bien escuchar.
Caminó con él hasta los bancos que quedaban a la derecha del altar, el lugar más apartado desde donde la imagen del crucifijo no estorbaba a la vista. Se sentó tirando ligeramente de él para que hiciera lo mismo, soltando finalmente su mano. - Todos necesitamos decir en voz alta ciertas cosas para no caer en las brasas del infierno personal... ¿no cree? Un punto de vista externo puede ayudarle.
Lentamente, y sin dejar de mirarle, se fue quitando los guantes que metió en uno de los bolsillos de su abrigo. Alzó la mano para acariciarle la mejilla, dibujando sus labios con el pulgar sin borrar la sonrisa. - Padre, padre, padre... - susurró con mal contenido regodeo, negando sutilmente con la cabeza mientras chasqueaba la lengua exagerando su negativa. - No hay nada mejor para sentirse libre que confesar todos sus pecados... ¿hace mucho que no lo hace? - Su rostro volvió al estado de relajada serenidad para no despertar la desconfianza del cura una vez dejó de someterle. Aprovechando el momento de confusión por el que estaría pasando, le tomó la mano y rodeó sus hombros con el otro brazo, acompañándole al interior de la pequeña capilla. - Vamos, hagamos un quid pro quo. Usted se libera confesándome sus pecados y yo haré lo mismo. Aunque no tenga certificado como sacerdote, siempre se me ha dado bien escuchar.
Caminó con él hasta los bancos que quedaban a la derecha del altar, el lugar más apartado desde donde la imagen del crucifijo no estorbaba a la vista. Se sentó tirando ligeramente de él para que hiciera lo mismo, soltando finalmente su mano. - Todos necesitamos decir en voz alta ciertas cosas para no caer en las brasas del infierno personal... ¿no cree? Un punto de vista externo puede ayudarle.
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Re: The fallen angel (Lucifer)
No había hablado de Cyrille con nadie ¡Ni con el mismo Cyrille! Aquel era un secreto que pensaba, se llevaría a la tumba, aún así allí se encontraba sin poder controlar lo que pensaba o decía, completamente a la merced de Lucifer.
-Cyrille era mi mejor amigo, estudiamos juntos en la Abadía más de 10 años atrás – Respondió en un tono casi monótono, muy a su pesar y aunque tuviese esa sensación de estar haciendo algo que no debía, continuó hablando - Eramos muy unidos, compartíamos todo, fue un gran apoyo para mi... sin embargo... yo siempre... quizá besarle... - Lucifer le había acariciado la mejilla en un acto extraño que ninguna otra persona había hecho antes.
Parpadeó con expresión perpleja y de repente pareció consciente de lo que había dicho, se llevó ambas manos a la boca como si de alguna forma así pudiese remediar las palabras que habían salido segundos atrás. ¡No podía creer que le había confesado algo tan personal a un completo extraño! Pero lo había hecho y mientras este le conducía a la capilla, Diodore no dejaba de pensar en porqué lo había hecho. Se habían sentado en una banca y la cercanía del hombre le hizo sentir algo incómodo y cohibido, normalmente no se acercaba tanto a las personas. Intentó alejarse un poco en la banca y miró al mayor de soslayo.
-No siento que hablar de estas cosas sea para nada liberador – Comentó intentando calmar su agitado corazón – No me siento más tranquilo... de hecho... de alguna forma ponerlo en palabras... lo hace más real... y eso es más aterrador – Comentó colocándo ambas manos sobre la sotana que cubría sus piernas, hablar de Cyrille hacía que sus sentimientos hacía él se volvieran más reales, si los mantenía en su mente parecían mucho más intangibles.
- Agradezco su ofrecimiento... es cierto que a veces tener un punto de vista externo ayuda a que uno encuentre su propio camino – Asintió, como sacerdote ese era parte de su trabajo, él escuchaba a otros y les aconsejaba, ahora se encontraba en la posición opuesta. - ¿No le... disgusta escuchar mi historia? Por favor, no piense que soy un depravado o un homosexual... no es como parece – Murmuró sin poder sostenerle la vista a Lucifer.
-Cyrille era mi mejor amigo, estudiamos juntos en la Abadía más de 10 años atrás – Respondió en un tono casi monótono, muy a su pesar y aunque tuviese esa sensación de estar haciendo algo que no debía, continuó hablando - Eramos muy unidos, compartíamos todo, fue un gran apoyo para mi... sin embargo... yo siempre... quizá besarle... - Lucifer le había acariciado la mejilla en un acto extraño que ninguna otra persona había hecho antes.
Parpadeó con expresión perpleja y de repente pareció consciente de lo que había dicho, se llevó ambas manos a la boca como si de alguna forma así pudiese remediar las palabras que habían salido segundos atrás. ¡No podía creer que le había confesado algo tan personal a un completo extraño! Pero lo había hecho y mientras este le conducía a la capilla, Diodore no dejaba de pensar en porqué lo había hecho. Se habían sentado en una banca y la cercanía del hombre le hizo sentir algo incómodo y cohibido, normalmente no se acercaba tanto a las personas. Intentó alejarse un poco en la banca y miró al mayor de soslayo.
-No siento que hablar de estas cosas sea para nada liberador – Comentó intentando calmar su agitado corazón – No me siento más tranquilo... de hecho... de alguna forma ponerlo en palabras... lo hace más real... y eso es más aterrador – Comentó colocándo ambas manos sobre la sotana que cubría sus piernas, hablar de Cyrille hacía que sus sentimientos hacía él se volvieran más reales, si los mantenía en su mente parecían mucho más intangibles.
- Agradezco su ofrecimiento... es cierto que a veces tener un punto de vista externo ayuda a que uno encuentre su propio camino – Asintió, como sacerdote ese era parte de su trabajo, él escuchaba a otros y les aconsejaba, ahora se encontraba en la posición opuesta. - ¿No le... disgusta escuchar mi historia? Por favor, no piense que soy un depravado o un homosexual... no es como parece – Murmuró sin poder sostenerle la vista a Lucifer.
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Re: The fallen angel (Lucifer)
Y el cordero cayó de lleno en las garras del lobo disfrazado de pastor, desconocedor de que su inocencia estaba en juego en manos del diablo. Estar en el interior de la iglesia era todo un desafío para Padre, es lo que Lucifer pensaba, pero más declaración de guerra fue elegir aquel lugar para llevar al sacerdote por el camino del pecado. No pudo evitar lanzar una mirada de provocación al Cristo crucificado engalanada con una sonrisa traviesa, que camufló perfectamente en una expresión vagamente preocupada cuando volvió a mirar al cura.
-No lo considere aterrador, padre, es algo que lleva encerrado muy dentro de sí desde, al parecer, muchos años. Creo que liberarse de ello le ayudará a no sentirse por más tiempo atormentado por ese deseo juvenil... - Le cogió la mano con una sonrisa amable, acunándola entre las suyas para transmitir cercanía y una total disposición para escuchar. - No debe agradecer nada, al fin y al cabo es usted quien ha entregado su vida al total servicio de los demás. Merece la recompensa que la humildad propia de la vida consagrada a Dios no le permite aceptar.
La palabra depravado sonó cual música celestial en sus oídos. Así es como quería verle, cautivo por la depravación y la lujuria, cometiendo la sodomía que mancharía para siempre su alma pura. - Como bien sabe soy miembro de la alta sociedad, la avaricia por dinero y poder no es el único pecado en el que viven la mayoría. Si usted supiera, padre, la de pecadores que transitan estas calles parisinas no vería tan grave su propia experiencia. - Alargó una mano para rozarle el mentón y hacer que le mirara a los ojos, manteniendo la sonrisa amable y considerada. - Hábleme, padre, cuénteme qué pensamientos tiene con ese joven Cyrille que tanto le ha atormentado hasta día de hoy.
-No lo considere aterrador, padre, es algo que lleva encerrado muy dentro de sí desde, al parecer, muchos años. Creo que liberarse de ello le ayudará a no sentirse por más tiempo atormentado por ese deseo juvenil... - Le cogió la mano con una sonrisa amable, acunándola entre las suyas para transmitir cercanía y una total disposición para escuchar. - No debe agradecer nada, al fin y al cabo es usted quien ha entregado su vida al total servicio de los demás. Merece la recompensa que la humildad propia de la vida consagrada a Dios no le permite aceptar.
La palabra depravado sonó cual música celestial en sus oídos. Así es como quería verle, cautivo por la depravación y la lujuria, cometiendo la sodomía que mancharía para siempre su alma pura. - Como bien sabe soy miembro de la alta sociedad, la avaricia por dinero y poder no es el único pecado en el que viven la mayoría. Si usted supiera, padre, la de pecadores que transitan estas calles parisinas no vería tan grave su propia experiencia. - Alargó una mano para rozarle el mentón y hacer que le mirara a los ojos, manteniendo la sonrisa amable y considerada. - Hábleme, padre, cuénteme qué pensamientos tiene con ese joven Cyrille que tanto le ha atormentado hasta día de hoy.
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Re: The fallen angel (Lucifer)
Escuchó atentamente a Lucifer con la mirada baja aún avergonzado por lo que había dicho de Cyrille, seguía sin comprender como había podido confesar algo así, pero conforme escuchaba a su interlocutor, comenzó a pensar que quizás tuviera razón y era mejor desahogarse al respecto. A lo mejor si sacaba todo eso que tenía guardado desde hacía tantos años en su interior, podría superarlo y desaparecería en el aire para dejar de atormentarlo.
-Me imagino que habrá visto cosas muy escandalosas entonces – Murmuró sintiéndose menos cohibido y más tranquilo al escuchar a Lucifer, habían pecados mucho más grandes, como por ejemplo matar o violar, también creía que el adulterio era mucho más severo. Sin embargo la iglesia se empeñaba en erradicar la homosexualidad y castigaba severamente a quienes la practicaban, por lo que Diodore no se atrevía tan siquiera ni a pensar en ello.
-Bueno... como le he dicho el era mi mejor amigo, compartíamos todo ya que teníamos la misma edad y la vida en la Abadía era difícil, por lo que nos apoyábamos mucho el uno al otro casi como hermanos – Suspiró con aire nostálgico – Me hace sentir sólo... tan sólo recordar a Cyrille, hace poco que he llegado a París... así que no tengo muchos amigos como podrá imaginar – Le explicó, sin embargo no se imaginaba que volvería a tener un amigo como Cyrille, esa misma intensidad de sentimiento parecía imposible de reproducir dos veces en la vida – En todo caso... cuando tenía 16 o 17, no recuerdo bien... comencé a sentir esa atracción... a veces me sorprendía así mismo mirándolo en la distancia... - Meneó la cabeza cerrando los ojos y empuñando las manos con fuerza.
- ¿Ha estado usted en una situación así? - Le preguntó desviando la mirada hacía sus manos – Se ha sentido así por... ¿otro hombre? - Las palabras casi no le salieron de la garganta.
-Me imagino que habrá visto cosas muy escandalosas entonces – Murmuró sintiéndose menos cohibido y más tranquilo al escuchar a Lucifer, habían pecados mucho más grandes, como por ejemplo matar o violar, también creía que el adulterio era mucho más severo. Sin embargo la iglesia se empeñaba en erradicar la homosexualidad y castigaba severamente a quienes la practicaban, por lo que Diodore no se atrevía tan siquiera ni a pensar en ello.
-Bueno... como le he dicho el era mi mejor amigo, compartíamos todo ya que teníamos la misma edad y la vida en la Abadía era difícil, por lo que nos apoyábamos mucho el uno al otro casi como hermanos – Suspiró con aire nostálgico – Me hace sentir sólo... tan sólo recordar a Cyrille, hace poco que he llegado a París... así que no tengo muchos amigos como podrá imaginar – Le explicó, sin embargo no se imaginaba que volvería a tener un amigo como Cyrille, esa misma intensidad de sentimiento parecía imposible de reproducir dos veces en la vida – En todo caso... cuando tenía 16 o 17, no recuerdo bien... comencé a sentir esa atracción... a veces me sorprendía así mismo mirándolo en la distancia... - Meneó la cabeza cerrando los ojos y empuñando las manos con fuerza.
- ¿Ha estado usted en una situación así? - Le preguntó desviando la mirada hacía sus manos – Se ha sentido así por... ¿otro hombre? - Las palabras casi no le salieron de la garganta.
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Re: The fallen angel (Lucifer)
Escuchaba atentamente sin despegar la mirada del cura, analizando cada movimiento, desde el más sutil pestañeo a la tensión en sus dedos, y cada palabra que salía de sus labios, así como las pausas. Vio enseguida que se contenía, que no contaba todo tal cual ocurrió, solo un breve resumen pasando por encima los detalles... y los detalles era precisamente lo que buscaba Lucifer. Necesitaba ahondar en su recuerdo, hacerle sacar hasta la más mínima sombra de aquel pecado que lo atormentaba.
Sonrió ante su pregunta con un leve asentimiento de cabeza. - Verá, padre, su visión religiosa dista bastante de la que yo tengo... Soy creyente, pues no me queda más remedio - después de todo se consideraba el mismísimo Lucifer rey del averno, si él "existía" era evidente que había un padre superior -. ¿No dicen las escrituras que nuestro Dios es un ser de amor? Lo que usted me está explicando no es más que una demostración de amor, el que sentía o siente por ese Cyrille. ¿Es el amor un pecado? De ser así, Shakespeare tiene razón: el infierno está vacío y todos los demonios están aquí, pues todos pecan al amar. Comprendo su lucha interna, se ha criado bajo el duro yugo de una educación estricta y puritana basada en el NO.
No se reconocía a sí mismo hablando de aquel modo, tener que retorcer sus palabras para no dar el verdadero significado de estas o asustar al religioso. Amor... no creía en el amor, solo en la lujuria, pero si quería llevar a Diodore a su terreno debía medir bien sus palabras. - Pregúntese primero... ¿es su "organización", llamada Iglesia, justa en todos los sentidos? ¿No se enriquecen los altos cargos mientras las calles se llenan de mendigos y familias que pasan hambre? La hipocresía es un pecado peor incluso que el de un hombre amando a otro igual... ¿No habla la Bíblia de apedrear a mujeres? Sin embargo eso no sucede porque nos parece una atrocidad... ¿verdad?
Se puso en pie, observando la cruz colgada sobre el altar. - Padre, el hombre es quien creó la religión y la interpreta como mejor le convenga para sacar beneficio - se giró para verle -. Pero usted es fiel a la esencia verdadera de lo que la fe representa, ¿verdad? No deje que el hombre diga qué es pecado y qué, no.
Sonrió ante su pregunta con un leve asentimiento de cabeza. - Verá, padre, su visión religiosa dista bastante de la que yo tengo... Soy creyente, pues no me queda más remedio - después de todo se consideraba el mismísimo Lucifer rey del averno, si él "existía" era evidente que había un padre superior -. ¿No dicen las escrituras que nuestro Dios es un ser de amor? Lo que usted me está explicando no es más que una demostración de amor, el que sentía o siente por ese Cyrille. ¿Es el amor un pecado? De ser así, Shakespeare tiene razón: el infierno está vacío y todos los demonios están aquí, pues todos pecan al amar. Comprendo su lucha interna, se ha criado bajo el duro yugo de una educación estricta y puritana basada en el NO.
No se reconocía a sí mismo hablando de aquel modo, tener que retorcer sus palabras para no dar el verdadero significado de estas o asustar al religioso. Amor... no creía en el amor, solo en la lujuria, pero si quería llevar a Diodore a su terreno debía medir bien sus palabras. - Pregúntese primero... ¿es su "organización", llamada Iglesia, justa en todos los sentidos? ¿No se enriquecen los altos cargos mientras las calles se llenan de mendigos y familias que pasan hambre? La hipocresía es un pecado peor incluso que el de un hombre amando a otro igual... ¿No habla la Bíblia de apedrear a mujeres? Sin embargo eso no sucede porque nos parece una atrocidad... ¿verdad?
Se puso en pie, observando la cruz colgada sobre el altar. - Padre, el hombre es quien creó la religión y la interpreta como mejor le convenga para sacar beneficio - se giró para verle -. Pero usted es fiel a la esencia verdadera de lo que la fe representa, ¿verdad? No deje que el hombre diga qué es pecado y qué, no.
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Re: The fallen angel (Lucifer)
Le escuchó atentamente, pocas veces tenía la oportunidad de entrar en conversaciones filosóficas con alguien y era la primera vez que confesaba haberse sentido atraído por Cyrille en una forma más mundana y no sólo bajo el manto de la inocente amistad. Pero las palabras de Lucifer cobraban sentido en su cabeza, todo lo que decía seguía una lógica que él no podía evitar encontrar valedera, su cerebro usaba la razón para entender aquellos conceptos, pero al mismo tiempo la fé le obligaba a creer ciegamente en cosas que inclusive para la razón fueran ilógicas.
Una extraña contradicción se estaba formando en su interior. Si Jesus había venido a dar un mensaje de amor, ¿Porqué era pecado que el hubiese sentido ese amor tan grande por su mejor amigo?
-Es verdad – Murmuró cuando Lucifer habló de la hipocresía de la iglesia – Este es un tema que tampoco he hablado con nadie... pero cuando llegué a París pude notar que los cardenales y arzobispos de Notredame lucen mucho más elegantes y sus túnicas están adornadas con joyas... en el pueblo donde me crié, sólo había un sacerdote viejo, quien me prácticamente terminó de criarme luego de que saliera de la Abadía... las cosas eran muy diferentes allí – Le explicó recordando como ellos nunca habían recaudado grandes sumas de dinero y ni siquiera habían tenido varias túnicas para vestir en las misas, vivían una vida humilde acorde a las escrituras.
- Quieres decir que... debo hacer lo que considere correcto sin importar lo que la iglesia piense? - Preguntó al fin con expresión pensativa.
Una extraña contradicción se estaba formando en su interior. Si Jesus había venido a dar un mensaje de amor, ¿Porqué era pecado que el hubiese sentido ese amor tan grande por su mejor amigo?
-Es verdad – Murmuró cuando Lucifer habló de la hipocresía de la iglesia – Este es un tema que tampoco he hablado con nadie... pero cuando llegué a París pude notar que los cardenales y arzobispos de Notredame lucen mucho más elegantes y sus túnicas están adornadas con joyas... en el pueblo donde me crié, sólo había un sacerdote viejo, quien me prácticamente terminó de criarme luego de que saliera de la Abadía... las cosas eran muy diferentes allí – Le explicó recordando como ellos nunca habían recaudado grandes sumas de dinero y ni siquiera habían tenido varias túnicas para vestir en las misas, vivían una vida humilde acorde a las escrituras.
- Quieres decir que... debo hacer lo que considere correcto sin importar lo que la iglesia piense? - Preguntó al fin con expresión pensativa.
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Re: The fallen angel (Lucifer)
Cerca estuvo de estropear el ambiente cuando una maliciosa sonrisa adornó sus labios en el lapso de una milésima. Ver la mezcla de duda, confusión y esperanza en el rostro del pequeño hombre ante él era una victoria asegurada, pero no estaría ganada hasta hacerle caer finalmente en el círculo del pecado. Regresó con serenidad a su lado, observándole con aquella falsa bondad que adornaba siempre sus sonrisas.
-La iglesia la ha creado el hombre, padre, así como sus normas y directrices, con el único fin de mantener al pueblo sometido, atemorizado por las represalias divinas si no hacen lo que se les ha dicho. La fe y la salvación se limitan simplemente al bien y al mal... y usted ya sabe dónde está la línea que divide ambos lados, ¿no es así? - Tomó asiento de nuevo, cruzando las piernas y pasando un brazo por detrás del cura, apoyándolo en el respaldo del banco. - Lujuria, gula, soberbia... los pecados que llaman capitales y que harán arder las almas en el más oscuro rincón del infierno, han sido creados también por el hombre poderoso. No les interesa un pueblo con sueños de grandeza, un pueblo homosexual que no se reproduzca, un pueblo reclamando el hambre... en definitiva, los poderosos no quieren un pueblo que sepa lo que quiere y luche por obtenerlo.
La mano que yacía apoyada en su muslo se alzó para agarrar la del cura, mientras la otra le acarició la mejilla con el dorso de los dedos. - ¿Qué quiero decir? Que viva la vida llenándola de amor... ¿Es a caso el sexo algo dañino para el ser humano? Au contraire, padre. El sexo es la máxima exaltación del amor. El sexo nos produce felicidad, eleva nuestra alma. Si se pone límites basados en lo que dice un libro creado por los hombres jamás vivirá su vida con plenitud y, llegado el momento en el que la Muerte llame a su puerta... será demasiado tarde para arrepentirse. Así que disfrute y no sienta pena.
-La iglesia la ha creado el hombre, padre, así como sus normas y directrices, con el único fin de mantener al pueblo sometido, atemorizado por las represalias divinas si no hacen lo que se les ha dicho. La fe y la salvación se limitan simplemente al bien y al mal... y usted ya sabe dónde está la línea que divide ambos lados, ¿no es así? - Tomó asiento de nuevo, cruzando las piernas y pasando un brazo por detrás del cura, apoyándolo en el respaldo del banco. - Lujuria, gula, soberbia... los pecados que llaman capitales y que harán arder las almas en el más oscuro rincón del infierno, han sido creados también por el hombre poderoso. No les interesa un pueblo con sueños de grandeza, un pueblo homosexual que no se reproduzca, un pueblo reclamando el hambre... en definitiva, los poderosos no quieren un pueblo que sepa lo que quiere y luche por obtenerlo.
La mano que yacía apoyada en su muslo se alzó para agarrar la del cura, mientras la otra le acarició la mejilla con el dorso de los dedos. - ¿Qué quiero decir? Que viva la vida llenándola de amor... ¿Es a caso el sexo algo dañino para el ser humano? Au contraire, padre. El sexo es la máxima exaltación del amor. El sexo nos produce felicidad, eleva nuestra alma. Si se pone límites basados en lo que dice un libro creado por los hombres jamás vivirá su vida con plenitud y, llegado el momento en el que la Muerte llame a su puerta... será demasiado tarde para arrepentirse. Así que disfrute y no sienta pena.
Lucifer Morningstar- Vampiro Clase Alta
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Re: The fallen angel (Lucifer)
No había tenido la oportunidad de conocer a una persona que no creyera en la palabra de la iglesia o en la Biblia misma cuando vivía en su pueblo natal, la mayoría de personas eran increíblemente devotas y no cuestionaban nada de lo que se les pedía. Diodore solía ser uno de ellos, cuando estudió para ser sacerdote, tampoco había cuestionado el porqué de las reglas y las prohibiciones, él se había enfocado en convertirse en un excelente siervo del señor y ayudar al prójimo desinteresadamente. Escuchar hablar a Lucifer era interesante y casi le daba la impresión de que quería alejarlo del camino a propósito.
- Es cierto que hay corrupción en la iglesia - Aceptó al fin luego de pensar en las palabras del Vampiro - Algunos sacerdotes realmente no siguen las enseñanzas y han tergiversado el mensaje para acomodarlo a lo que les convenga - Desvió la mirada hacía la estatua de Jesús en la cruz que tenían frente a ellos en el altar y la contempló unos segundos antes de continuar - Pero yo no soy esa clase de persona... no busco acomodar la religión a lo que me convenga -
Dejó escapar un suspiro y meneò la cabeza, Lucifer hablaba del sexo como si fuera algo demasiado importante y a lo mejor lo era para muchos, pero no para Diodore quien había aprendido a encontrar el estímulo intelectual y espiritual más satisfactorio que el carnal.
- No puedo contradecirle al respecto del sexo... pues como sabrá nunca lo he probado - Comentó con sinceridad, no le avergonzaba admitir que era virgen en todo sentido - Pero no me hace falta, este es el camino que he escogido y deseo entregar mi vida al servicio de los demás - Se giró y le dedicó una sonrisa transparente - Soy feliz así -
- Es cierto que hay corrupción en la iglesia - Aceptó al fin luego de pensar en las palabras del Vampiro - Algunos sacerdotes realmente no siguen las enseñanzas y han tergiversado el mensaje para acomodarlo a lo que les convenga - Desvió la mirada hacía la estatua de Jesús en la cruz que tenían frente a ellos en el altar y la contempló unos segundos antes de continuar - Pero yo no soy esa clase de persona... no busco acomodar la religión a lo que me convenga -
Dejó escapar un suspiro y meneò la cabeza, Lucifer hablaba del sexo como si fuera algo demasiado importante y a lo mejor lo era para muchos, pero no para Diodore quien había aprendido a encontrar el estímulo intelectual y espiritual más satisfactorio que el carnal.
- No puedo contradecirle al respecto del sexo... pues como sabrá nunca lo he probado - Comentó con sinceridad, no le avergonzaba admitir que era virgen en todo sentido - Pero no me hace falta, este es el camino que he escogido y deseo entregar mi vida al servicio de los demás - Se giró y le dedicó una sonrisa transparente - Soy feliz así -
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Re: The fallen angel (Lucifer)
La frustración por haber elegido mal las palabras solo se hizo visible en sus ojos, en la mirada estrecha que dirigió al cura al darse cuenta de ello. Eso le pasaba por querer apresurarse, por creer que ya lo tenía en el saco.
Mantuvo la sonrisa aún cuando en su mente se maldecía por haber elegido "sexo" en lugar de "amor". Pero el amor era tan aburrido... solo estropeaba las cosas. El amor creaba celos, discusiones, todo un abanico de tensiones entre ambas partes que terminaba por quebrar la complicidad del placer. Lucifer no creía en el amor, ni siquiera recordaba haber creído en él alguna vez.
-¿Y qué hay de ese joven Cyrille? Ha admitido que lo amaba, pero su vida abnegada al señor le impidió darse una oportunidad con él... ¿no se arrepiente de ello? Podría tener la misma vida que lleva ahora, ayudando al prójimo, pero a su lado... tal vez incluso habiendo formado una familia... - Le miró fingiendo una pena que no sentía. - ¿Quién sabe? Usted ya no lo sabrá porque dejó ir esa oportunidad, ese sentimiento, por lanzarse a la palabra de Dios.
Cortó la distancia entre ambos, quedando a escasos centímetros de su rostro, y su mirada se volvió tan oscura y penetrante como minutos antes afuera en el camino. Nuevamente impuso su poder sobre el cura obligándole a acceder a sus demandas. - Sea sincero, padre, ¿no siente ningún deseo carnal? Un beso... una caricia... sentir la piel de otro acariciando la suya...
Mantuvo la sonrisa aún cuando en su mente se maldecía por haber elegido "sexo" en lugar de "amor". Pero el amor era tan aburrido... solo estropeaba las cosas. El amor creaba celos, discusiones, todo un abanico de tensiones entre ambas partes que terminaba por quebrar la complicidad del placer. Lucifer no creía en el amor, ni siquiera recordaba haber creído en él alguna vez.
-¿Y qué hay de ese joven Cyrille? Ha admitido que lo amaba, pero su vida abnegada al señor le impidió darse una oportunidad con él... ¿no se arrepiente de ello? Podría tener la misma vida que lleva ahora, ayudando al prójimo, pero a su lado... tal vez incluso habiendo formado una familia... - Le miró fingiendo una pena que no sentía. - ¿Quién sabe? Usted ya no lo sabrá porque dejó ir esa oportunidad, ese sentimiento, por lanzarse a la palabra de Dios.
Cortó la distancia entre ambos, quedando a escasos centímetros de su rostro, y su mirada se volvió tan oscura y penetrante como minutos antes afuera en el camino. Nuevamente impuso su poder sobre el cura obligándole a acceder a sus demandas. - Sea sincero, padre, ¿no siente ningún deseo carnal? Un beso... una caricia... sentir la piel de otro acariciando la suya...
Lucifer Morningstar- Vampiro Clase Alta
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Re: The fallen angel (Lucifer)
¿Pero que locuras estaba insinuando Lucifer? ¿Tener una relación con Cyrille? ¿Formar una familia? la sóla idea de aceptar su gusto por otro hombre y pensar en llevar una vida con él era completamente ilógico y descabellado para él. Sentirse atraído por otro hombre estaba mal y probablemente Dios le castigaría en el juicio final si llegaba a actuar sobre ese deseo.
No, él debía controlar cualquier impulso carnal, especialmente si el objeto de deseo era un hombre. Aquello iba en contra de todo lo que pregonaba la misma iglesia, pensar en llevar ese estilo de vida inconcebible.
Se sentía aliviado de haber 'dejado pasar la oportunidad' como Lucifer había dicho pues no quería tan siquiera imaginar en las consecuencias que eso acarrería, iba a responder al respecto cuando Lucifer le hizo una nueva pregunta, sintió de nuevo esa extraña sensación como si estuviera a punto de caer desmayado, una especie de mareo que duró unos segundos y entonces las palabras salieron de su boca sin control.
- Quisiera saber que se siente besar - Susurró, no entendía porqué estaba diciendo eso, pero no podía parar de hablar - A veces en las noches cuando el deseo se ha acumulado y es imposible de contener, me acaricio para sintir algo de alivio... aunque no pienso en nada concreto... sólo la idea de lo que se sentiría un beso... -
Terminó de hablar y de repente fue consciente de que le había confesado a ese hombre como se masturbaba. Las mejillas se le encendieron de tal forma que creyó que la cabeza le iba a explotar de un momento a otro.
No, él debía controlar cualquier impulso carnal, especialmente si el objeto de deseo era un hombre. Aquello iba en contra de todo lo que pregonaba la misma iglesia, pensar en llevar ese estilo de vida inconcebible.
Se sentía aliviado de haber 'dejado pasar la oportunidad' como Lucifer había dicho pues no quería tan siquiera imaginar en las consecuencias que eso acarrería, iba a responder al respecto cuando Lucifer le hizo una nueva pregunta, sintió de nuevo esa extraña sensación como si estuviera a punto de caer desmayado, una especie de mareo que duró unos segundos y entonces las palabras salieron de su boca sin control.
- Quisiera saber que se siente besar - Susurró, no entendía porqué estaba diciendo eso, pero no podía parar de hablar - A veces en las noches cuando el deseo se ha acumulado y es imposible de contener, me acaricio para sintir algo de alivio... aunque no pienso en nada concreto... sólo la idea de lo que se sentiría un beso... -
Terminó de hablar y de repente fue consciente de que le había confesado a ese hombre como se masturbaba. Las mejillas se le encendieron de tal forma que creyó que la cabeza le iba a explotar de un momento a otro.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 10/04/2011
Localización : El orfanato
Re: The fallen angel (Lucifer)
Los ojos de Lucifer se oscurecieron como dos pozos abismales, clavados fijamente sobre la figura trémula del inocente padre. El lobo sobre el cordero. Su pecho se hinchó ante la revelación, y aunque detestaba haber tenido que usar de nuevo su poder, sin duda el resultado valía lo suficiente la pena para haber recurrido a ello. Observó la incertidumbre y la vergüenza en los ojos ajenos, bebiendo de aquellas emociones que alzaban su ego más narcisista. Él había logrado aquellas emociones.
Le agarró la mano alzándole de aquel banco polvoriento para pegarle a su cuerpo, como si en cualquier momento fueran a bailar ante el altar. Su mirada no se apartó de sus ojos, no le tenía preso bajo su influjo, pero sin duda la profundidad que aguardaba en aquella oscura mirada le mantendría en vilo sin capacidad mental para moverse. - Permítame entonces, padre, concederle el deseo de saber. De probar. Permítame ser el primero en abrirle las puertas a este mundo por el que tanta curiosidad siente... que hasta en la noche recurre a la intimidad del silencio para acallar su deseo. - Le acarició el labio inferior con el pulgar enguantado, impidiendo así que el frío de su piel despertara al humano de su ensoñación.
No fue inmediato, mucho menos apresurado. Dejó que sus palabras llegaran con claridad a la mente del cura y que el significado de estas fuera recorriendo su cuerpo en expectativa antes de, finalmente, sellar sus labios con un beso nada casto. Dulce al principio, apenas una caricia superficial, para enseguida asomar la punta de su lengua como una serpiente hambrienta y abrirse paso por entre sus labios para apoderarse de la cueva húmeda de su presa. Una mano firme en su nuca le permitió inclinarlo para profundizar, encorvado sobre él en una clara imagen de la dominación de la inocencia.
Le agarró la mano alzándole de aquel banco polvoriento para pegarle a su cuerpo, como si en cualquier momento fueran a bailar ante el altar. Su mirada no se apartó de sus ojos, no le tenía preso bajo su influjo, pero sin duda la profundidad que aguardaba en aquella oscura mirada le mantendría en vilo sin capacidad mental para moverse. - Permítame entonces, padre, concederle el deseo de saber. De probar. Permítame ser el primero en abrirle las puertas a este mundo por el que tanta curiosidad siente... que hasta en la noche recurre a la intimidad del silencio para acallar su deseo. - Le acarició el labio inferior con el pulgar enguantado, impidiendo así que el frío de su piel despertara al humano de su ensoñación.
No fue inmediato, mucho menos apresurado. Dejó que sus palabras llegaran con claridad a la mente del cura y que el significado de estas fuera recorriendo su cuerpo en expectativa antes de, finalmente, sellar sus labios con un beso nada casto. Dulce al principio, apenas una caricia superficial, para enseguida asomar la punta de su lengua como una serpiente hambrienta y abrirse paso por entre sus labios para apoderarse de la cueva húmeda de su presa. Una mano firme en su nuca le permitió inclinarlo para profundizar, encorvado sobre él en una clara imagen de la dominación de la inocencia.
Lucifer Morningstar- Vampiro Clase Alta
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