Esclavos de la noche | Privado

por **Malachai Vlahovic** Jue Abr 28, 2016 3:21 am

"Maybe you think that you can hide
I can smell your scent from miles
just like animals"

Caminar de noche sin rumbo alguno por las calles de la capital francesa se ha vuelto una más que una costumbre, una obsesión. Tanto que a veces mis hábitos se asemejan más a los de quienes menos me agradan. Vampiros. Este mal hábito está haciendo de mi propenso a encuentros no deseados. Esta es la hora de las bestias y me sorprende que para este momento no me haya topado con ninguno de aquella clase. Lo cierto es que no puedo evitar ser encantado por la serenidad de la luna, aquella que sólo ha sido salvaje conmigo, aquella que me transforma en poder y descontrol cada que se encuentra en la cúspide de su esplendor.

Dejando mis cavilaciones de lado me doy cuenta que me encuentro cerca del lugar en el cual mi hermano fue brutalmente asesinado. Me detengo en seco. Siento una fuerte opresión en el pecho, el dolor no se ha ido aún y no espero que se vaya, es mi más fiel y vejatorio compañero, el único que me acompañará hasta el día de mi muerte. Lo mejor es que tome otra dirección; que me aleje tanto como pueda de mi pasado antes de que me alcance, pues aún con la sangre del perpetrador de tan inexorable acto en mis manos. Cada noche espero encontrármelo de nuevo, como un interminable bucle de horror.

Una vez me encuentro encaminado en otra dirección la opresión en mi pecho se hace más fuerte, crece con cada paso que doy, y cada vez que inhalo siento que mi corazón se hace más pesado. Si fuera un dolor físico, sería el más brutal de todos, considerando que no hay muchas cosas que en verdad hacen a mi cuerpo sentir penar. Mi instinto trata de decirme algo, pero para cuando descubro el misterioso aviso ya es demasiado tarde. Quizá mi obsesión ciega hacia la luna y los paseos nocturnos por las zonas más desoladas de la capital, podrían asimilarse como la estupidez de un humano incauto que busca encontrar el enigma de los esclavos de la noche. Cualquiera que sea la cuestión, lo cierto es que un vampiro me sigue. Su aroma le delata, su esencia ha quedado grabada en mi mente.

Mis pasos comienzan a ralentizarse, así como poco a poco la adrenalina de apodera de mi cuerpo. De forma fugaz, un ente salta por encima de mí, sus dientes sólo tienen un objetivo, mi cuello. Quizá el agitado latir de mi corazón ha aumentado sus ansias del líquido que corre por mis venas, mala idea. Con rapidez instintiva agarro el cuello de la criatura y le estrello contra una pared. La emoción ha sido tal que mis uñas se han convertido en garras y mis caninos han aflorado.

— ¡Ni siquiera lo pienses, vampiro! —Escupo en tono despectivo.

Entonces me encuentro con el rostro de mi enemigo, la tenue luz de un faro alumbra la pared contra la cual le he acorralado, pero no necesito de ello, mis ojos son lo suficientemente capaces de apreciar sus facciones. Se trata de una mujer, quizá el rostro más bello que he visto en años, tanto que por un momento me olvido de que ha tratado de drenarme toda la sangre del cuerpo. Es hermosa, pero es un monstruo, no estoy seguro si deba darle mi piedad. El vampiro que asesinó a mi hermano no tuvo compasión y seguramente ella no la tendría conmigo.

— Debería elegir mejor a sus víctimas, señorita —Suelto el agarre de su cuello, mis atributos de lobo ya se han escondido, ahora lo único que le puedo ofrecer es una mirada fría — Esa mordedura pudo ser letal para ambos.

por **Enaylen Chavanell** Dom Mayo 01, 2016 12:08 pm

Un siglo de eterna monotonía; es como si la raza humana no pensara en evolucionar jamás. El vestido corta mi circulación, si tuviese propiamente una, haciéndome por un instante envidiar la muy ligera forma de vestir de los cazadores. Los bailes, las presentaciones, posar como una muñeca sin vida junto a Klaus y Marko...no existe eternidad que se ajuste a esta forma de vida. Sin embargo no he de quejarme del todo pues ser poderosa indudablemente lo compensa, debe de hacerlo.

Inhalo con fuerza según camino por los oscuros callejones de París. Bañados por la noche fría y solitaria, ajena pero de algún modo alerta los peligros que ocultan sus sombra, tal como no lo estuve la ultima vez que caminé por una noche como está siendo humana. Los tiempos no son iguales, ya no existe el temor de que no regrese a casa, la preocupación de una dama paseando por ahí bajo la latente preocupación de que puedan hacerle daño pues se encuentra desprotegida, desvalida..., ya no. Me desplazo apacible, a la espera, por qué no, de alguna presa que me devuelva un poco de aliento y saque de la impasible y aburrida monotonía del largo día que he tenido. Sin embargo reconozco que me encuentro ensimismada..., o lo estaba hasta que percibo un olor en particular un ¿lobo tal vez? su esencia se infiltra en mis sentidos como si fuese la mismísima peste negra despertando una aberración que más que natural es personal. No he de aferrarme a sentimientos tan de humanos mas he de admitir que la bestia que habita en mi jamás se ha apaciguado ante la perdida de mis hermanos, tal cual sé tampoco ha ocurrido con Marko.

No lo he pensado, no he tenido de hacerlo o menos detener los pasos que me llevan hacia él. Y ciertamente sé que es cuestión de minutos o incluso segundo para que note mi presencia, es por ello que en cuanto sucede lo inevitable salto sobre él sin embargo tan pronto como lo hago me atrapa y presiona contra la pared. Sus manos alrededor de mi cuelo y...es eso acaso ¿duda lo que veo en sus ojos? Sus garras presionan mi piel ¿que es lo que espera?

Le examino cautiva mientras sus manos me dejan caer de nuevo al suelo, no es que no haya podido pelear en contra sino la extraña respuesta de una criatura tan baja como él...la bestia me ordena atacar ahora que ha bajado la guardia, me recuerda como los lobos que mataron a mis hermanos no titubearon ni retrocedieron pero, ninguno de ellos tampoco hizo lo que esté peculiar licantropo ha hecho. Más que duda es la curiosidad que me detiene.
—No creas, lobito. No me apetece tu sangre en lo absoluto —aliso con las manos mi vestido y doy un mordisco a mi labio inferior abriendo paso a una pequeña y auto suficiente sonrisa—. Pero, es un alivio que lo haya evitado... ¿no?

por **Malachai Vlahovic** Lun Mayo 16, 2016 12:41 am

'No one's here to sleep'

Escudriño en mi mente tratando de evocar la última vez que tuve contacto suficiente con un vampiro como para permitirle dirigirme la palabra. En una idea formulo la imagen de Kim, la vampiresa que logró apaciguar mi efusivo disgusto a de los de su clase; Sin embargo, reevaluando aquella situación, el vino pudo mitigar un poco mi rígido juicio, todo ello considerando que la pelirroja nunca intento suprimir mi vaga existencia de este mundo. El tacto de mi mano con la suave dermis de su cuello es frío, su pálida piel no emana calor alguno pero incluso si lo hiciera, el gélido ambiente no sería el más apropiado para conservarlo; pequeñas gotas de lluvia comienzan a mojar el suelo. Entonces observo el rostro de la chica, aunque veo dibujada en sus labios una sonrisa juguetona no me es complicado deducir que no es admiradora de los licántropos. No le culpo, no obstante, razones para matarme no le he dado, al menos no por ahora.

Es cierto que uno de los suyos fue quien tomó la vida de mi hermano, también es cierto que la bestia que vive en mi gruñe y clama por sangre cada vez que tengo la desgracia de encontrarme con alguno de estos seres, pero no puedo permitir que la criatura rija mis acciones. No estoy seguro de que algún día logre domar al monstruo, pero me tomo el atrevimiento de aprisionarlo tanto como me es posible. Venganza por la muerte de Nikolai ya he obtenido y la mujer frente a mí no tiene nada que ver con ello. Su naturaleza no le hace culpable, o al menos no de los crímenes de los que he sido víctima. No deseo sangre en mis manos esta noche, no cuando la razón del hombre predomina sobre el animal, ya pronto llegará la luna llena y entonces, sólo entonces, los papeles se invertirán.

Tomo aire y luchando contra todo impulso destructivo que me invade, extiendo la mano a la vampira ofreciéndole ayuda para levantarse, aun cuando sé muy bien que no la necesita. Quizá su preciosa apariencia haya removido en mi alguna fibra de compasión, pero para este momento ya he comprendido que los lobos se disfrazan de ovejas y sus brillantes e indolentes ojos azules sólo me informan que no importa que tan hermosa sea su apariencia, la bestia que habita tras aquella fachada es tan peligrosa como la mía.

Una vez tengo a la mujer a mi altura, sin decir nada me acerco con aire intimidante tanto como lo considero apropiado y le observo fijante a los ojos por unos cuantos segundos. Una vez que la chica me devuelve una expresión semejante distiendo la mirada y la transformo en una un tanto sugestiva mientras dejo salir el inicio de una sutil risa burlesca.

— Tiene usted un rostro muy hermoso —confieso con naturalidad, quizá me tomo muy a pecho eso de decir toda palabra que a mi mente se le ocurre— Soy un caballero y sé cómo tratar a una dama — continuo mientras arreglo los puños de mi camisa, ligeramente desarreglados por el movimiento brusco — Pero le advierto, señorita que si trata de cometer algún disparate igual no dudaré en matarla —doy un paso adelante, cauteloso, lento— Le sugiero que no tiente su suerte, mademoiselle — Tras otro paso igual, mi rostro queda a centímetros del suyo, no tan cerca como para invadir su espacio personal, pero si lo suficiente como para llamar su atención — Sería una pena tener que borrar tan bella imagen de este mundo.

Una vez finalizo mi discurso soy algunos pasos atrás. Mi expresión vuelve a su punto inicial: rígida, fría y amenazante. Me dispongo a seguir mi camino, pero antes le dirijo una última mirada.

— Por el bien de los dos sugiero que evitemos el camino del otro.

por **Enaylen Chavanell** Jue Jun 09, 2016 8:26 pm

Es esto tan tipico ya que resulta aburrido como divertido, o ¿será que de verdad cree tener ventaja alguna? Sin embargo, aunque entretenido aquella longeva sed de venganza y repulsión lucha por salir a flote y no ser tan condescendiente. Las lecciones de quien más que creador ha sido mi acompañante y maestro en el ultimo siglo le susurran canciones de cuna a mis instictos..., a la aberración que siento hacia los de su clase.

Hubiese funcionado si sus palabras identificaran justo cuando deben dejar de fluir fuera de sus labios. Me lleva no más que unos pocos segundos observar su postura y desbaratar sus palabras, más su advertencia si es que puede llamarse así, logra meterse bajo mi piel; y es que aun cuando la sangre corría por mis venas y la mortalidad se regodeaba en alcanzarme, la paciencia no figuraba entre mis virtudes..., irreverente podrían llamarme algunos. Tan pronto como me da la espalda de un movimiento quedo una vez más frente a él, si bien sugestionando el deseo de rasgar su garganta, debatiendo si debo o no medir mis palabras tan solo para terminar soltando una carcajada.
—Oh no, de verdad cree que....—ahora se me hace imposible aguantar la risa. Doy un paso atrás, aun divertida mas sin embargo recupero la compostura tan pronto como la perdí—. Lamento desilusionarle pero soy my capaz de responder por mis "disparates"—dibujo las comillas al aire—, y no es que tenga alguno en mente de todas formas. Gracias por cumplido pero debe usted saber... —doy un paso más cerca, lo suficiente para verle a los ojos, sentir aun más aquella aura que por decadas he repudadiado y no flaquear en el intento.

Me acerco sin esperar ver tanto en un par de ojos más en el mundo pertenecientes a tan semejante criatura, y aunque me aventuro bajo mi propio riesgo ya no es solo la bestia a quien debo controlar, me encuentro a mi misma luchando contra el deseo de indigar que sienten..., que han visto aquellos ojos que afirman ocultar galaxias bajo el mundo que se limitan a expresar. Puedo escuchar a Kyros retumbando en mi cabeza, revoloteando como la conciencia que jamás he deseado, recitando como debo marcharme e ignorar aquel cosquilleo de curiosidad que grita y me sugiere usar mi poder. Pero no.
—...debe saber usted disparate en mente o no, este hermoso rostro no es tan facil de borrar de este mundo; tomelo de alguien que ciertamente lleva un buen tiempo recorriendolo.
Me alejo lo suficiente para retomar la marcha.
—Trata de evitar de igual manera caminos equivocados, lobito. Adiferencia de ti me limito a juzgar aun tenga mis razones..., y no todos los días encuentras a alguien como yo de tan buen humor.

por **Malachai Vlahovic** Miér Jun 22, 2016 3:03 pm

"Born under a Bad Sign"

Quisiera decir que he puesto suficiente atención a las palabras que profiere la vampiresa como para poder retribuirle una respuesta medianamente perspicaz, pero definitivamente ese no es el caso. Por el contrario, algo más allá de su espalda atrapa la atención no sólo de mis ojos certeros sino de mis oídos; lo que sea que se encuentre en la lejanía tiene un andar ligero y bastante cauteloso. Lo suficiente como para no despertar los sentidos de quien contesta con desdén a mis palabras con un odioso pero cautivador toque de flemático sarcasmo. Sólo cuando la vampiresa termina su dicción y se da media vuelta con disposición para marcharse lo que hasta ahora aparentaba ser nada más que una silueta producto de los fantasmas de mi psiquis, toma forma y consistencia.

Estoy consciente que todos los hechos suceden rápidamente a pesar de que ante mis retinas cada acción se presenta a reducida velocidad. La figurilla de un hombre de mediana estatura, cuerpo fornido y aspecto lúgubre apunta una ballesta en la dirección en la que se encuentra la vampiresa y por ende yo. Una ligera punzada de adrenalina basta como para despertar aquel mal que hasta el momento descansaba plácidamente en el lugar más obscuro y recóndito de mi ser. En cuestión de segundos siento como se esparce la esencia de la bestia a través de mis venas acorde como el ritmo de mi corazón se acelera. Instintivamente y sin ser ya dueño de mis acciones, la criatura decide hacer a la vampiresa a un lado y recibir la flecha que hasta el momento estaba destinada para ella. Soy consciente de que ella fácilmente pudo esquivar la saeta con facilidad, no obstante, todos mis actos están a merced de la luna, que en cuarto menguante es lo suficientemente poderosa como para inundar mi cuerpo de vigor, fuerza y ansias de sangre.

La flecha atraviesa mi corazón por completo. Afortunadamente para los rezagos de lógica que quedan en mí, el arma esta forjada en madera, Inofensiva, por lo menos para mí. Sin miramiento alguno retiro la saeta del órgano que mantiene con vida a mi cuerpo y una vez está se encuentra fuera me lanzó sobre el hombre que la disparó. Desafortunadamente para él, no parecía estar preparado para la caza de uno de los míos. Con las garras y colmillos fuera, los ojos iluminados y la furia de la bestia en mí, esta última me compele a desgarrar la garganta del hombre con los caninos mientras a zarpazos despedazo el resto de su ya endeble cuerpo.

Un grito de horror logra que recupere el control mientras siento lo más humano de mi alma quebrantarse. Una mujer, quien atónita observa la escena, es la dueña del desconcertante alarido. No puedo ver su rostro con claridad, la sangre del hombre al que he matado me empaña la vista, me remoja las manos y mancha mis ropas. Despavorida, la mujer, una vez nota que he posado la vista sobre ella, huye con rapidez. Siento mi cuerpo entero temblar y mis sentidos apagarse lentamente y aunque ligeros, escucho los pasos de la vampiresa acercarse lo que me recuerda que le he permitido presenciar como pierdo el control.

—Debería irse — Mascullo tras un suspiro cansino. Siento disgusto por mí mismo, por la bestia que habita en mí.

Los ojos me escocen mientras lucho por retener las lágrimas; dicen que los hombre de verdad no lloran, pero la verdad es que arrancar la vida de un ser vivo nunca fue fácil para mí, nunca lo fue, aunque de vampiros se tratase.

por **Enaylen Chavanell** Mar Jul 12, 2016 10:42 pm

Todo pasa en una sucesión de eventos completamente rápido incluso para mis sentidos. Ciertamente es mucho que se llega a ver en un siglo sin embargo, la forma en que perdió el control logró remover algo en mi que de ser honesta hace más de cien años no sentí, que creí estaba tan muerto como yo. Pero averiguarlo no es prioridad, lo que pasó en cambio ocupa lugar ¿que acaba de pasar?

Al dirigirse a mi noto en sus ojos que lucha por regresar la bestia donde él presume que pertenece, lo sé, es lo que la mayoría hace. No evito preguntarme una y otra vez por qué, por qué me salvo ¿instinto? No lo creo, el suyo ha de residir solo en rasgar mi garganta a la mitad mas su..., incomprensible acto ha dejado una parte de mi atónita. Otra siente que le debe algo..., no disfruto andar por este mundo con deudas.

No es novedad que traten de matar a un vampiro, cazadores hay en abundancia pero, esta tiene algo distinto...muy distinto. Es entonces cuando la preocupación asciende y temo lo peor. No, no puede ser. Hace tanto tiempo pero, no parece en nada a ella..., excepto por aquel colgante que atrapa mi atención. Tal cual el anterior. Recuerdos de una época que deseo mantener tan enterrada como sea posible reviven en mi memoria, la angustia, el temor...
— Créame, es mejor que usted también se marche. De preferencia lo más rápido posible.

Es imprescindible que encuentre a Esmond o Kyros, solo ellos saben más que nadie lo que esto puede significar. Hacía tanto, tanto tiempo que no sentía esta sensación inquietante que de alguna forma es como si fuese nueva en mi ser y que al acostumbrarte al poder, al acostumbrarte al moto de "invencible e inquebrantable", una vez los demonios te pisan los talones, y lo hacen, no sabes como responder..., incluso para mi que he creído por muchos años que son indestructible. Doy una ultima mirada al licantropo, me siento acorralada; lo odio. No soy yo. Conozco esa mirada en particular, la he visto antes en primera persona. Quisiera decirle que le comprendo pero sé que no debo, que lo correcto es perderse en la oscuridad y esperar por lo mejor. Mostrar debilidad no es una de mis aficiones predilectas; aún ese presentimiento que se abre paso por todo mi cuerpo diga que esta no será la ultima vez que nos veamos.

por **Malachai Vlahovic** Mar Jul 26, 2016 9:31 pm

"The monster at the end of this book"

La sangre aún tibia del hombre a quien he arrebatado la vida me recorre los brazos hasta la punta de los dedos. Siento mis manos encalambrase y abruptos temblores tomar posesión de mis dedos sin que pueda hacer mucho para evitarlo. El ferroso aroma del líquido rojizo que cubre mis ropas penetra en mis fosas nasales como el recuerdo de un crimen que nunca estuve dispuesto a cometer, al menos no de forma consiente. El pequeño sonido de las gotas que de mis dedos caen al suelo retumba en mis oídos como un eco salido del mismísimo infierno. Parpadeo reiteradamente aún pasmado por el acto que acabo de cometer. La escena es desastrosa, lo suficiente como para La sangre aún tibia del hombre a quien he arrebatado la vida me recorre los brazos hasta la punta de los dedos. Siento mis manos encalambrase y abruptos temblores tomar posesión de mis dedos sin que pueda hacer mucho para evitarlo. El ferroso aroma del líquido rojizo que cubre mis ropas penetra en mis fosas nasales como el recuerdo de un crimen que nunca estuve dispuesto a cometer, al menos no de forma consiente. El pequeño sonido de las gotas que de mis dedos caen al suelo retumba en mis oídos como un eco salido del mismísimo infierno. Parpadeo reiteradamente aún pasmado por el acto que acabo de cometer.

La escena es bastante desastrosa, lo suficiente como para revolver todo lo que llevo en el estómago. Cierro los ojos con fuerza pues no deseo que mi mirada se encuentre nuevamente con tan bestial acto. Entonces escucho la voz de la vampiresa alzarse sobre la pesadez del ambiente quebrantando el silencio en el que nos sumimos tras mis palabras. Escucho atentamente su discurso, por algún motivo que no termino de entender, siento que recuperó ligeramente la compostura una vez la vampiresa habla. Tiene razón. Desde el momento en el que ultimé la venganza por la muerte de Nikolai, juré ante Dios no volver a eliminar de la faz de la tierra la existencia de otro ser. Supongo que no hay penitencia de calibre semejante como para librar mi alma del averno.

Me levanto del suelo con el espíritu medio muerto, a pesar de tener el poder de la luna en mis manos me siento débil... destrozado. No obstante; la ira se esparce por mi cuerpo como una infección que llena de podredumbre todo lo que llevo dentro. Abro los ojos para encontrarme nuevamente con el bello rostro de la vampiresa. Encuentro insensato de mi parte el más mínimo conforte en una de las criaturas que me he dedicado a despreciar con fervor estos últimos años. De cualquier forma la imagen de aquella mujer, ante los ojos del
hombre, e incluso los de la bestia, es cualquier cosa menos una pesadilla.

— Lamento mucho que haya tenido que presenciar esto — Es lo único que puedo formular sin perder la cordura, mi voz, al igual que mi cuerpo es temblorosa.

Trago saliva. Por la expresión que debo cargar en mi rostro deduzco que ella entiende que no estaré no es mi momento de mayor lucidez. Sin embargo, no importa, nada importa por qué antes de que la vampiresa pueda pronunciar palabra alguna yo ya he saltado sobre el techo de una casa, huyendo tan rápido de la escena como si se tratase del mismo demonio, mi demonio personal.

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