AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
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Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Recuerdo del primer mensaje :
Aquella noche que había asistido a aquella fiesta de la alta sociedad a palacio jamás había pensado que pudiera terminar de aquella manera, y no sólo eso, sino que además había echo plan con Efe para el día siguiente en el que en teoría iba a cocinarme un plato típico Italiano, del cual nunca había probado, y que me moría de ganas por probar. Tampoco había pensado que aquella noche acabaría por decirle lo que tanto tiempo llevaba callando, lo que desde el primer día en que lo vi me hizo sentir con tan sólo posar mis ojos en él.
Esa tez morena que tenía típica seguramente de su país y del cual por eso estaba tan bronceado, su pelo también oscuro a juego con el tono de piel que tenía, su porte elegante, sus labios carnosos y sensuales que incitaban a querer morderlos y besarlos pero… sobre todo, esos ojos verdes de un color precioso que te incitaban a perderte en ellos, sin que tuvieras forma alguna de poder salir de ellos. Eran como una espiral de la cual, si entrabas, jamás llegarías a salir. Todo eso era lo que Efe representaba y por lo que sabía que muchas habían ido tras él. También sabía que buscaban algo más que lo que yo había descrito y sería, seguramente, su cuerpo. Uno del cual no tenía constancia, pero seguramente fuera hermoso a la par que él.
Aquella noche me había prometido que me enseñaría Italia sin siquiera salir de mi cocina, así que, aquel día había ordenado a los señores Haruka que tenían el día libre para hacer lo que quisieran, así no molestarían menos y seguramente no se alarmarían ante la idea de que una mujer estuviera a solas en su casa, con un hombre, donde sin duda alguna pondrían el grito en el cielo y no me dejarían llevar a cabo aquellos planes. Pero sin duda alguna no conocían a Efe como lo hacía yo. Sería incapaz de hacer nada más conmigo que yo no quisiera.
Así que allí estaba sentada en una de las butacas de la cocina apoyada con los codos en la barra mientras esperaba la llegada de aquel hombre. Sabía perfectamente dónde vivía porque me había acompañado un par de veces a mí casa y porque anoche mismo había echo el mismo recorrido. Estaba segura de que no iba a perderse así que lo único que me queda hacer era esperar a que llegara… una espera que se me estaba haciendo eterna.
Conforme pasaban los minutos veía más desesperaba, no habíamos quedado a una hora fija pero habíamos quedado para la cena, eso era lo importante. Y los minutos pasaban, y más me desesperaba, y más nerviosa me ponía conforme pasaba el tiempo. ¿No me daría plantón, verdad? Me mordí el labio ante el pensamiento y negué con la cabeza, no, por supuesto que no… no veía a Efe dándome plantón cuando había sido él quien había decidido aquella idea.
Pero… ¿y si precisamente, había dicho aquello… como una excusa? Me quedé mirando la pared durante unos minutos con aquel pensamiento rondando mí mente sintiéndome, por unos momentos, engañada con esa idea. No quería creerlo pensarlo pero a cada minuto que pasaba lo veía cada vez más y más probable. Pero entonces, ¿por qué había sido él quien lo había propuesto? ¿Por qué jugar conmigo cuando yo, en ningún momento, había dicho que quería algo más allá con él? Kami*, ni siquiera me había insinuado hacia él… no de forma directa, al menos.
Apoyé la cabeza en la barra de la mesa y lancé un suspiro mientras cerraba los ojos y me mordía el labio. Había pasado quizás ya más de hora y media casi y él no había aparecido. Mis tripas rugían pidiéndome algo de comida pero… estaba alicaída. Me sentía triste y decepcionada, engañada. No tenía ganas de nada así que sin pensarlo mucho más, subí arriba y me tumbé en la cama directamente.
Aquella noche me costó quedarme durmiendo durante bastante tiempo y al día siguiente me levanté peor delo que me había acostado, incluso con más hambre de lo normal. La señora Haruka me miró con ojos sospechosos durante todo el día pero no me preguntó nada, algo que agradecí enormemente. Y tal y como había pasado aquella noche en que no supe nada de él, así pasaron un par de días más, en donde con cada día algo dentro de mí se rompía un poco más. Al menos podría haberse pasado para disculparse, era lo mínimo que podía haber echo. Quizás así el dolor fuera menos del que sentía.
*Kami: Dios
La comida para ser perfecta, debe de ir
acompañada de una buena compañía
acompañada de una buena compañía
Aquella noche que había asistido a aquella fiesta de la alta sociedad a palacio jamás había pensado que pudiera terminar de aquella manera, y no sólo eso, sino que además había echo plan con Efe para el día siguiente en el que en teoría iba a cocinarme un plato típico Italiano, del cual nunca había probado, y que me moría de ganas por probar. Tampoco había pensado que aquella noche acabaría por decirle lo que tanto tiempo llevaba callando, lo que desde el primer día en que lo vi me hizo sentir con tan sólo posar mis ojos en él.
Esa tez morena que tenía típica seguramente de su país y del cual por eso estaba tan bronceado, su pelo también oscuro a juego con el tono de piel que tenía, su porte elegante, sus labios carnosos y sensuales que incitaban a querer morderlos y besarlos pero… sobre todo, esos ojos verdes de un color precioso que te incitaban a perderte en ellos, sin que tuvieras forma alguna de poder salir de ellos. Eran como una espiral de la cual, si entrabas, jamás llegarías a salir. Todo eso era lo que Efe representaba y por lo que sabía que muchas habían ido tras él. También sabía que buscaban algo más que lo que yo había descrito y sería, seguramente, su cuerpo. Uno del cual no tenía constancia, pero seguramente fuera hermoso a la par que él.
Aquella noche me había prometido que me enseñaría Italia sin siquiera salir de mi cocina, así que, aquel día había ordenado a los señores Haruka que tenían el día libre para hacer lo que quisieran, así no molestarían menos y seguramente no se alarmarían ante la idea de que una mujer estuviera a solas en su casa, con un hombre, donde sin duda alguna pondrían el grito en el cielo y no me dejarían llevar a cabo aquellos planes. Pero sin duda alguna no conocían a Efe como lo hacía yo. Sería incapaz de hacer nada más conmigo que yo no quisiera.
Así que allí estaba sentada en una de las butacas de la cocina apoyada con los codos en la barra mientras esperaba la llegada de aquel hombre. Sabía perfectamente dónde vivía porque me había acompañado un par de veces a mí casa y porque anoche mismo había echo el mismo recorrido. Estaba segura de que no iba a perderse así que lo único que me queda hacer era esperar a que llegara… una espera que se me estaba haciendo eterna.
Conforme pasaban los minutos veía más desesperaba, no habíamos quedado a una hora fija pero habíamos quedado para la cena, eso era lo importante. Y los minutos pasaban, y más me desesperaba, y más nerviosa me ponía conforme pasaba el tiempo. ¿No me daría plantón, verdad? Me mordí el labio ante el pensamiento y negué con la cabeza, no, por supuesto que no… no veía a Efe dándome plantón cuando había sido él quien había decidido aquella idea.
Pero… ¿y si precisamente, había dicho aquello… como una excusa? Me quedé mirando la pared durante unos minutos con aquel pensamiento rondando mí mente sintiéndome, por unos momentos, engañada con esa idea. No quería creerlo pensarlo pero a cada minuto que pasaba lo veía cada vez más y más probable. Pero entonces, ¿por qué había sido él quien lo había propuesto? ¿Por qué jugar conmigo cuando yo, en ningún momento, había dicho que quería algo más allá con él? Kami*, ni siquiera me había insinuado hacia él… no de forma directa, al menos.
Apoyé la cabeza en la barra de la mesa y lancé un suspiro mientras cerraba los ojos y me mordía el labio. Había pasado quizás ya más de hora y media casi y él no había aparecido. Mis tripas rugían pidiéndome algo de comida pero… estaba alicaída. Me sentía triste y decepcionada, engañada. No tenía ganas de nada así que sin pensarlo mucho más, subí arriba y me tumbé en la cama directamente.
Aquella noche me costó quedarme durmiendo durante bastante tiempo y al día siguiente me levanté peor delo que me había acostado, incluso con más hambre de lo normal. La señora Haruka me miró con ojos sospechosos durante todo el día pero no me preguntó nada, algo que agradecí enormemente. Y tal y como había pasado aquella noche en que no supe nada de él, así pasaron un par de días más, en donde con cada día algo dentro de mí se rompía un poco más. Al menos podría haberse pasado para disculparse, era lo mínimo que podía haber echo. Quizás así el dolor fuera menos del que sentía.
*Kami: Dios
Última edición por Asura Nanami el Lun Jun 27, 2016 9:07 am, editado 1 vez
Asura Nanami- Vampiro Clase Alta
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Es más fácil arder contigo en las llamas del Infierno... que quemarme yo sola
Me tenía acorralada completamente contra la pared y su firme y ardiente cuerpo, uno que me estaba llevando a cotas que jamás había experimentado en mí vida… y que aún me quedaban por experimentar. Sus labios eran como un manjar exótico que me provocaba cada vez que rozaba mi cuerpo o me besaba en los labios, allá donde tocaban producían un leve escalofrío en mí cuerpo… y estos no paraban quietos. Recorrían mí rostro haciendo que cerrara los ojos y me dejara llevar por lo que estaba sintiendo, mientras sentía el cuerpo de Efe pegado al mío de una forma abrumadora, mientras mis brazos habían rodeado su cuello y me dejaba hacer por él, llevándome en todo momento.
Deberíamos de movernos de allí porque no quería que nadie pudiera ni interrumpirnos ni vernos, era algo que tenía muy claro, aquel momento iba a ser solo mío y solamente quería que estuviéramos los dos presentes… aunque sabía que Haruka era demasiado intuitiva y seguramente se habría alejado. La risita que profirió tras mis palabras de movernos me hizo morderme el labio… aquel hombre era una tentación para mí, y seguramente para muchas mujeres. Casi sin esfuerzo alguno pasó una de sus manos bajo mi trasero y… me vi elevada haciendo que tuviera que enroscar mis piernas entorno a su cintura, profiriendo un leve jadeo porque en aquella postura estaba mucho más pegada a él, y su sexo quedaba justo a su altura.
-¿Qué es lo que tienes que hacer? –pregunté con un hilo de voz mientras él me mordía la barbilla, subía por mí cuello hasta llegar a mí oreja, dejando un sensual mordisco en él y… gemí. Me había encantado cómo había pronunciado mí nombre de aquella forma y solamente podía pensar en cómo sería que dijera mí nombre cuando llegase a la cúspide del placer, aquello me calentó aún más, arqueando mí cuerpo contra el suyo mientras un calor abrasador recorría mí cuerpo- Vámonos arriba –susurré sobre sus labios aferrada con fuerza contra él, era la primera vez que un hombre me cogía así y aquello se sentía demasiado bien. Él no tardó en obedecer a mis palabras y comenzó a andar todavía conmigo entre sus brazos, escondí mí cara que estaba ardiendo en su cuello y dejé un beso y un mordisco mientras le iba indicando.
Me besó en los labios mientras subía por las escaleras y mis manos se perdieron entre su pelo y por su espalda, acariciando esta por encima de la tela aunque quería tocar su piel sin tela de por medio. Le fui guiando hasta que finalmente llegamos a la puerta de mí habitación y él no tuvo otra cosa que dejarme apoyada contra esta, esperando a que yo abriera la puerta. Su cuerpo volvió a pegarse por completo al mío y cerré los ojos… lo sentía pegado a mí por completo, abrazándole con mis piernas por la cintura, notando que tan solo nos separaba un trozo de tela pero que aún así podía notar su sexo contra el mío.
Lo miré tras sus palabras que provocaron que un gemido saliera de mis labios y me sacudí, había sido tan sumamente erótico que me perdí en sus palabras, para luego sentir cómo me besaba de aquella forma y yo traté de seguirle todo lo que buenamente podía el beso, devolviéndoselo con fervor y con pasión. Cielo e infierno, ¿habría algo mejor que aquello? No, definitivamente no, y mucho menos de su mano. Intentaba abrir la puerta para pasar a dentro pero las manos de Efe no se quedaban quietas y comenzaron a deslizar la prenda por mis hombros dejando que cayera por su propio peso.
Comenzó a besar y a recorrer con sus dedos la piel que la prenda dejaba al descubierto mientras yo tenía la cabeza echada hacia atrás y me centraba en disfrutar de lo que él me estaba provocando. Besó mí cuello y pasó a bajar por este hasta que llegó a mis pechos donde besó la piel al descubierto y luego… dejó un mordisco que me hizo jadear y, aún cogida entre sus brazos, di un pequeño brinco y moví mis caderas contra la suya. ¿Qué había sido aquello? Mí cuerpo había reaccionado por sí solo y… me había encantado. ¿Cómo quería que abriera la puerta, mientras me hacía aquello? No podía, el simple hecho de girar el pomo hasta me resultaba demasiado complicado… mí cerebro no coordinaba bien y comenzaba a sumirme en una pequeña niebla, envuelta por el deseo.
Abrí la puerta y no tardó en llevarnos dentro cerrando la puerta y dejándome sobre la cama con la respiración algo agitada por lo que acababa de hacerme. El Yukata que llevaba se había bajado y deslizado lo suficiente como para mostrarle el sujetador que llevaba ya que este se había abierto un poco, pero todavía seguía amarrado. Lo contemplé recorriéndolo por completo parado ante la cama y me mordí un labio. Quería a aquel hombre, después de tanto tiempo, por fin iba a tenerlo como siempre había deseado… aunque la vergüenza pudiera conmigo.
-Éferon –logré murmurar como pude besando sus labios mientras sus manos comenzaban a deslizarse subiendo por mis tobillos hacia mis muslos, mis manos comenzaron a desabrochar la camisa que llevaba… quería tocar su piel, ardía por tocarle y recorrerle sintiendo su piel bajo la yema de mis dedos. Subió por la cara interna de mis muslos y me reí por lo bajo, sus manos me producían cosquillas mientras seguía subiendo. Pegué más mí pecho al suyo mientras no dejaba de besarle terminando de desabrochar los botones y fue cuando sentí su dedo, de forma algo sutil, justo sobre mí sexo. Mí cuerpo dio una sacudida por completo y mí cadera se elevó como si fuera movida por un resorte contra su cuerpo, gemí separándome de sus labios y sentí una corriente eléctrica surcar cada rincón de mí cuerpo. Por Kami, ¿qué había sido aquello? Volví a elevar de nuevo mí cadera aferrando con fuerza sus brazos, volviendo a gemir de nuevo por aquel pequeño roce que me había provocado otro latigazo recorriendo mí cuerpo- ¡Ah! Efe… -comenzaba a sentirme abrumada por la vorágine de sensaciones atravesaban mí cuerpo, perdida completamente por su toque mientras él besaba de nuevo bajando por mí cuello hasta llegar a mis pechos y aproveché para quitarle la camisa que llevaba y, ahora sí, recorrer su espalda sintiendo cada músculo definido bajo mí mano, mordiéndome el labio. Lo miré cuando dijo que no quería romperlo y yo misma, con la respiración agitada, deshice el nudo del Yukata para que pudiera quitármelo. Este cayó sobre la cama como si fuera una manta dejándome en ropa interior, sintiendo mí cuerpo ardiendo y deseoso de más- Quiero… quiero tocarte –le miré a los ojos, tenía que reponerme un poco de lo que su tacto me había producido- Onegai* –susurré sobre sus labios comenzando a recorrer, de forma algo torpe, su pecho con mis manos.
*Onegai: Por favor
Asura Nanami- Vampiro Clase Alta
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Prometo no, te juro...que será la mejor noche de tu vida.
No quería que dejase de sentir su cuerpo, presionando el ajeno. Podía sentir aún sobre la ropa, la definición del cuerpo femenino el cual iba a probar, devorar a conciencia durante toda la noche. El deseo que sentía por él podía apreciarlo en aquellas orbes oscuras como la misma noche que les acompañaba, la misma que sería testigo cubriéndolos a ambos con su manto. Besarla era una delicia, como si acariciase y bebiese los pétalos de una flor en plena mañana, embriagándome por su rocío. Justo a eso sabía la nipona, deliciosa…dulce. Se negaba a dejar un centímetro de piel sin acariciar, ansiaba conocer cada parte de su cuerpo y probarlo, a este paso no se cansaría de hacerlo, le faltaría noche…
Sonrió de medio lado a su petición, quería tocarlo y él que lo tocase. Ronroneó muy cerca de sus labios, dejando un roce prometedor. tomó su muñeca con infinita suavidad, dejándola sobre su pecho y acto seguido, mirarla intensamente. No quería perderse ni un gesto, mientras una de las manos del italiano, partía desde la cara exterior de sus muslos en una caricia hasta que se topó con la ropa interior. Podía deshacerse de aquel trasto con tan solo un gesto pero en este caso era diferente. La primera vez debía de ser perfecta, quería que fuese inolvidable para la que sería siempre su alma de confianza. Ella confiaba en él plenamente y no pensaba fallarle.
Se estremecía al sentir las yemas de sus dedos definir cada uno de sus músculos y él, sutil, deslizó el dedo índice sobre la ropa interior, llegando peligrosamente a una zona que seguramente lo estuviese aclamando a gritos. Le sonrió, convencido, dejando besos fugaces en su mejilla, roces y un susurro acariciador: su nombre entre ronroneos. Estaba tan suave, como una pluma acaricia la piel desnuda, sus dedos no perdieron cuidado. Ejerció presión en su zona, sintiendo el calor y la humedad sobre la ropa. Rugió desesperado, dejando un mordisco en su cuello, sus dedos intentaban colarse debajo de la ropa pero era imposible.
-Déjame tocarte -murmuró abriéndose paso en la ropa interior, no dejar ni tan siquiera rozar su piel cuando comenzó a quitársela como todo experto. A media que la ropa cedía, su desnudez se hacía visible. Era simplemente perfecta, hermosa y virginal. Tendría la suerte de poder tomarla por primera vez. le dedicó una sonrisa de lo más sincera, sus labios a medida que iban descendiendo por su cuello, dejaban un camino de besos y mordiscos que lo hacían desearle aún más.
Las esmeraldas del italiano, no se cerraron en ningún instante, quería que lo tuviese presente en todo momento. Dejó la ropa caer a un lado y a continuación, antes de lanzarse a besarla y recorrerla por entero. La observó detenidamente, como si sus propias orbes la estuviesen tocando por allá donde su mirada se perdía. Qué tentador era verla totalmente ofrecida a él. Sus dedos harían el honor de dibujarla en su tacto. despacio y sin prisa, dos de sus dedos (índice y corazón) delinearon su frente, la nariz y pasó el pulgar por sus labios, entreabriéndolos…acariciándolos lo que provocó que su propia boca se entreabriese. No contento con aquel maravilloso tacto, sus dedos siguieron su camino…atrapando su cuello y ejercer presión una muy deliciosa, las yemas las dejó sentir a conciencia, dibujando sus pechos, estimularlos y tirar ligeramente de su zona más sensibles para que se endureciesen.
Una Venus ante sus ojos verdes, qué suerte poder tocarla….y besarla. Su boca se abrió paso al camino de sus dedos, dejando besos allá por donde éstos la acariciaban. Su plano vientre, le llevaba a seguir bajando…señalando a un lugar en especial del que no pudo dejar pasar desapercibido. Su índice acarició su zona con cuidado, estimulándola dejando que ella se relajase, se ofreciese aún más ante él.
-Ansío saber a qué sabes -antes de perderse en aquel paraíso, sus ojos se clavaron una vez más en los ajenos y sin dejar de mirarla, su lengua acarició de una pasada su sexo, probándola, relamiéndose como si acabase de probar el plato más delicioso. Quería más y no titubeó, se lanzó a probarla a conciencia, buscando tomarla de las nalgas y abrir un tanto más las piernas… estaba simplemente deliciosa y sus orbes, seguían mirándola…volviéndola loca.
No quería que dejase de sentir su cuerpo, presionando el ajeno. Podía sentir aún sobre la ropa, la definición del cuerpo femenino el cual iba a probar, devorar a conciencia durante toda la noche. El deseo que sentía por él podía apreciarlo en aquellas orbes oscuras como la misma noche que les acompañaba, la misma que sería testigo cubriéndolos a ambos con su manto. Besarla era una delicia, como si acariciase y bebiese los pétalos de una flor en plena mañana, embriagándome por su rocío. Justo a eso sabía la nipona, deliciosa…dulce. Se negaba a dejar un centímetro de piel sin acariciar, ansiaba conocer cada parte de su cuerpo y probarlo, a este paso no se cansaría de hacerlo, le faltaría noche…
Sonrió de medio lado a su petición, quería tocarlo y él que lo tocase. Ronroneó muy cerca de sus labios, dejando un roce prometedor. tomó su muñeca con infinita suavidad, dejándola sobre su pecho y acto seguido, mirarla intensamente. No quería perderse ni un gesto, mientras una de las manos del italiano, partía desde la cara exterior de sus muslos en una caricia hasta que se topó con la ropa interior. Podía deshacerse de aquel trasto con tan solo un gesto pero en este caso era diferente. La primera vez debía de ser perfecta, quería que fuese inolvidable para la que sería siempre su alma de confianza. Ella confiaba en él plenamente y no pensaba fallarle.
Se estremecía al sentir las yemas de sus dedos definir cada uno de sus músculos y él, sutil, deslizó el dedo índice sobre la ropa interior, llegando peligrosamente a una zona que seguramente lo estuviese aclamando a gritos. Le sonrió, convencido, dejando besos fugaces en su mejilla, roces y un susurro acariciador: su nombre entre ronroneos. Estaba tan suave, como una pluma acaricia la piel desnuda, sus dedos no perdieron cuidado. Ejerció presión en su zona, sintiendo el calor y la humedad sobre la ropa. Rugió desesperado, dejando un mordisco en su cuello, sus dedos intentaban colarse debajo de la ropa pero era imposible.
-Déjame tocarte -murmuró abriéndose paso en la ropa interior, no dejar ni tan siquiera rozar su piel cuando comenzó a quitársela como todo experto. A media que la ropa cedía, su desnudez se hacía visible. Era simplemente perfecta, hermosa y virginal. Tendría la suerte de poder tomarla por primera vez. le dedicó una sonrisa de lo más sincera, sus labios a medida que iban descendiendo por su cuello, dejaban un camino de besos y mordiscos que lo hacían desearle aún más.
Las esmeraldas del italiano, no se cerraron en ningún instante, quería que lo tuviese presente en todo momento. Dejó la ropa caer a un lado y a continuación, antes de lanzarse a besarla y recorrerla por entero. La observó detenidamente, como si sus propias orbes la estuviesen tocando por allá donde su mirada se perdía. Qué tentador era verla totalmente ofrecida a él. Sus dedos harían el honor de dibujarla en su tacto. despacio y sin prisa, dos de sus dedos (índice y corazón) delinearon su frente, la nariz y pasó el pulgar por sus labios, entreabriéndolos…acariciándolos lo que provocó que su propia boca se entreabriese. No contento con aquel maravilloso tacto, sus dedos siguieron su camino…atrapando su cuello y ejercer presión una muy deliciosa, las yemas las dejó sentir a conciencia, dibujando sus pechos, estimularlos y tirar ligeramente de su zona más sensibles para que se endureciesen.
Una Venus ante sus ojos verdes, qué suerte poder tocarla….y besarla. Su boca se abrió paso al camino de sus dedos, dejando besos allá por donde éstos la acariciaban. Su plano vientre, le llevaba a seguir bajando…señalando a un lugar en especial del que no pudo dejar pasar desapercibido. Su índice acarició su zona con cuidado, estimulándola dejando que ella se relajase, se ofreciese aún más ante él.
-Ansío saber a qué sabes -antes de perderse en aquel paraíso, sus ojos se clavaron una vez más en los ajenos y sin dejar de mirarla, su lengua acarició de una pasada su sexo, probándola, relamiéndose como si acabase de probar el plato más delicioso. Quería más y no titubeó, se lanzó a probarla a conciencia, buscando tomarla de las nalgas y abrir un tanto más las piernas… estaba simplemente deliciosa y sus orbes, seguían mirándola…volviéndola loca.
Éferon Gianetti- Prostituto Clase Alta
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Morir de placer entre tus brazos
Todo era totalmente confuso para mí y no sabía muy bien lo que tenía que hacer o qué era lo que debía o no hacer… estaba turbada en aquellos momentos, así que me relajé en disfrutar de Efe y dejarme llevar por él, era el experto de los dos y estaba segura de que me conduciría mejor que nadie por aquella senda que jamás había explorado ni recorrido, pero que esa noche, iba a cerrar con broche de oro al estilo italiano. Porque sí, sabía que si debía de pasar tenía que ser con él, con nadie más, porque era el único que me producía esas sensaciones y la seguridad de querer seguir adelante con todo aquello.
Mis labios bailaban contra los suyos en cada beso y me dejaba llevar explorando su boca, queriendo tomar el control de vez en cuando todo lo que él me dejara, quería tener la sensación aunque fuera efímera de que yo también podía mandar… que no era tan torpe como pensaba que era y no quería que él tuviera esa sensación. Sus manos no dejaban de recorrer mí cuerpo entre caricias que me estaban encantando, hasta que lo vi sonreír casi hasta reírse por mí petición de que quería tocarlo. Cogió mí muñeca y dejó mí mano en su pecho… por lo que daba a entender que me dejaba tocarlo.
Mí mano comenzó a pasease con lentitud por todo su pecho, incluso llevé la otra mano también para abarcar más espacio y tocar más su piel. No quería perderme ningún detalle de su contorno, de cómo mí mano se adataba a cada músculo cuando lo delineaba… primero empezando por su pecho donde lo recorrí entero, incluso bajé hasta su cintura en un ritmo lento y conciso… mí ritmo. Quería disfrutar al máximo y que mis dedos guardaran, de alguna forma, aquel cuerpo de bronce esculpido. No me atreví a pasar de la cintura, en parte, porque todavía llevaba el pantalón puesto… así que como si lo estuviera abrazando o envolviendo llevé mis manos a su espalda y la recorrí entera.
Ahí podía notar mucho más cómo cada músculo se definía en cada movimiento, porque él no se había quedado quieto y seguía acariciándome y recorriéndome con sus dedos por todo mí cuerpo, bajando por mí pecho que recorrió a conciencia haciendo que algún que otro suspiro y jadeo se escapara de mis labios, haciendo que en cada movimiento notara mucho más los músculos definidos de su espalda. Recorrí sus costados con mis manos hasta terminar en sus hombros y lo miré, me había gustado, ahora quería besar por donde mis manos habían pasado.
Volvió a llevar un dedo a mí sexo y mí cadera se arqueo hacia él como acto reflejo emitiendo un gemido, cerrando los ojos por ello durante unos segundos. Aquella zona era la más sensible que notaba cuando él me acariciaba y quería que siguiera haciéndolo a pesar de que me daba vergüenza decírselo, y notaba cómo aquella zona también me pedía que lo tocara a gritos silenciosos, mordió mí cuello y reí levemente por aquel gesto rodeando su cuello con uno de mis brazos. Alcé una ceja ante su pregunta y me mordí el labio… ¿por qué tenía que pedir permiso? Yo misma me había entregado a aquel hombre, y lo que más ansiaba era tocarle precisamente.
Pasó a quitarme la última prenda que me quedaba y como acto reflejo me tapé el rostro con ambas manos… mientras sentía que mí cara ardía por la vergüenza que me producía estar completamente desnuda frente a un hombre. Finalmente aparté mis manos de su rostro y lo vi sonriendo, algo que me hizo sonreír también, aunque la vergüenza inicial seguía ahí todavía. Besé sus labios inclinándome hacia él y comenzó a descender por mí cuerpo entre besos y mordiscos, produciéndome escalofríos y cosquillas conforme iba bajando.
Volvió a mirarme y esta vez sus dedos recorrieron mí cuerpo, mordí uno de ellos cuando los pasó por mis labios y cerré los ojos cuando siguió bajando centrándome en lo que me hacían sentir. Recorrió mis pechos y suspiré ante sus caricias y jadeé cuando tiró de mis pezones haciendo que abriera los ojos para mirarle por aquello. Mí cuerpo entero me demandaba que se centrara en una zona en concreto, que ardía porque hiciera algo en ella… y sabía que así iba a ser. Hizo el mismo camino con sus labios y, cuando llegó a mí vientre lo miré… estaba tan cerca que me producía escalofríos tenerlo de aquella forma.
Pareció que me escuchó porque llevó un dedo a aquella zona y… jadeé, ondeando mí cuerpo, al tiempo que cerraba los ojos y me dejaba llevar por sus caricias. Había anhelado aquel toque y por fin él me estaba calmando lo que aquella zona me pedía. Sus palabras me hicieron abrir los ojos de golpe, mirarlo y enarcar una ceja. ¿Qué había dicho?
-¿Qué es lo que…? –no me dio tiempo a decir nada más, porque pasó su lengua por todo mí sexo haciendo que mí cadera se arqueara de forma algo violenta, y de forma involuntaria, y un gemido cargado de deseo brotara de mí pecho. Por Kami, ¿qué me estaba haciendo?- Efe –gemí sin saber muy bien qué hacer o qué decir mientras mí cuerpo ardía y me pedía más de aquello. Él no paró, me cogió aún mejor haciendo que mis piernas se abrieran mucho más, me miró de aquella manera y… gemí. Volví a gemir de nuevo mientras sentía sus manos y sus brazos anclándome a la cama y a como estaba él situado, mientras me perdía entre mareas y olas de puro deseo y placer, placer que recorría mí cuerpo con cada lamida, haciendo que gimiera y me moviera sin poder evitarlo. Me estaba llevando a la locura máxima mientras sentía que mí cuerpo cada vez sentía y acumulaba más placer, como si fuera una olla a presión y sentía que iba a explotar como siguiera así- ¿Qué me estás haciendo? –logré murmurar en un hilo de voz, totalmente perdida en las sensaciones que me provocaba pero sintiendo que me gustaba demasiado aquello, y verle ahí mientras me hacía aquello y me miraba... era totalmente sexy. Sentía que iba a morir, con él entre mis piernas, y que me estaba conduciendo hacia un lugar que no supe que existiría ni mucho menos, lo que podía provocar-
Siento que voy a morir -murmuré bajito mientras no sabía muy bien lo que pasaba en mí cuerpo.
Asura Nanami- Vampiro Clase Alta
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Piérdete conmigo...esta noche.
Sentía cómo su cuerpo se estremecía, le buscaba y lo encontraba. El hecho de que se atreviese a unirse a su juego, cuando apoyó la mano sobre su propio pecho, la piel le quemó…arrancándole un jadeo necesitado. Necesitaba que ambos se diesen por ambas partes, todo, todo y más. Ya no había que retraerse, los dos se buscaban de la misma forma, explorando el cuerpo del otro, intentando volverse locos y él , iba despacio, que disfrutase todo lo que él estaba dispuesto a darle y más.
Le encantaba su inocencia, el hecho de que se sonrojase, se tapase el rostro…le arrancaba una risa de lo más provocadora que indirectamente rozaba la piel ajena. No dejaba de probar cada parte de su cuerpo, de cuidarlo y acariciarlo como si fuese lo más valioso. Quería que se sintiese única, le desease y lo estaba consiguiendo, el claro ejemplo eran sus ojos oscuros fijos en el verde del italiano. Se mordió el labio inferior, al apreciar como los dedos suaves de la joven delineaban cada músculo de su espalda y su cuerpo, buscaba el ajeno… rozándose contra sí, notase cómo se encontraba por su culpa y lo que le esperaba de aquí en adelante.
Disfrutaba con aquella tortura, comprobar y apreciar cómo el cuerpo ajeno se retorcía con sus atenciones. De todos los platos elaborados y catados, ella era lo que más le había gustado del menú. Las manos del italiano, se deslizaron deseosas de aferrar sus nalgas , le mostrase aquello que tanto le llamaba. Quería derretirla, sintiese aquel climax de un modo diferente, su boca experta se encargaría de ello, buscando más… tentándola a cada lamida. Rió cuando notó como su cuerpo se arqueaba, llegando a lo más alto. No se detuvo hasta que lo vio considerable y tal como bajó por el cuerpo de la nipona, sus labios volvieron a crear un camino de besos, mordiscos y lamidas hasta apoyar su frente contra la de ella.
-Quiero volverte loca, eso es lo que estoy haciendo -su cuerpo se dejó vencer contra el ajeno, como si intentase encajar y ambos empezasen a bailar el primer baile de esa noche. Enredó sus dedos con los propios, acercándolos a sus labios y besar cada uno de ellos, tratándola como se merecía. Sus caderas, buscaron más… guiándose hasta notar como despacio y sin prisa entraba en ella. los labios del moreno, fueron en su búsqueda. La besó de forma más pausada, con mimo y cariño, se olvidase de todo. Fue delicado, se tomó su tiempo hasta que sintió como estaba dentro de ella y suspiró contra sus labios.
Al principio, sería un poco doloroso pero él se encargaría de borrar ese dolor. Sus caderas empezaron a moverse acompasadas a los labios que tomaban los de la nipona como si fuese lo más frágil, sus narices se rozaron , creando una sincera caricia de cariño y poco a poco, el vaivén de sus caderas fue aumentando, queriendo llevarla a lo máximo. Apretó con fuerza sus manos, siguió besando sus labios y su cuerpo totalmente atrapando al de aquella hermosa joven, su amiga, confidente…y amante.
-Asura.-murmuró con los labios entreabiertos, aumentando el ritmo, desesperándose por las sensaciones y el placer que le causaba el hecho de estar bailando con ella esa noche. No iba a soltarla, seguía aferrado a ella, una de sus manos, le dedicó una suave caricia en sus costados…hasta llegar a una de sus nalgas y atraerle aún más hacia él.
Sentía cómo su cuerpo se estremecía, le buscaba y lo encontraba. El hecho de que se atreviese a unirse a su juego, cuando apoyó la mano sobre su propio pecho, la piel le quemó…arrancándole un jadeo necesitado. Necesitaba que ambos se diesen por ambas partes, todo, todo y más. Ya no había que retraerse, los dos se buscaban de la misma forma, explorando el cuerpo del otro, intentando volverse locos y él , iba despacio, que disfrutase todo lo que él estaba dispuesto a darle y más.
Le encantaba su inocencia, el hecho de que se sonrojase, se tapase el rostro…le arrancaba una risa de lo más provocadora que indirectamente rozaba la piel ajena. No dejaba de probar cada parte de su cuerpo, de cuidarlo y acariciarlo como si fuese lo más valioso. Quería que se sintiese única, le desease y lo estaba consiguiendo, el claro ejemplo eran sus ojos oscuros fijos en el verde del italiano. Se mordió el labio inferior, al apreciar como los dedos suaves de la joven delineaban cada músculo de su espalda y su cuerpo, buscaba el ajeno… rozándose contra sí, notase cómo se encontraba por su culpa y lo que le esperaba de aquí en adelante.
Disfrutaba con aquella tortura, comprobar y apreciar cómo el cuerpo ajeno se retorcía con sus atenciones. De todos los platos elaborados y catados, ella era lo que más le había gustado del menú. Las manos del italiano, se deslizaron deseosas de aferrar sus nalgas , le mostrase aquello que tanto le llamaba. Quería derretirla, sintiese aquel climax de un modo diferente, su boca experta se encargaría de ello, buscando más… tentándola a cada lamida. Rió cuando notó como su cuerpo se arqueaba, llegando a lo más alto. No se detuvo hasta que lo vio considerable y tal como bajó por el cuerpo de la nipona, sus labios volvieron a crear un camino de besos, mordiscos y lamidas hasta apoyar su frente contra la de ella.
-Quiero volverte loca, eso es lo que estoy haciendo -su cuerpo se dejó vencer contra el ajeno, como si intentase encajar y ambos empezasen a bailar el primer baile de esa noche. Enredó sus dedos con los propios, acercándolos a sus labios y besar cada uno de ellos, tratándola como se merecía. Sus caderas, buscaron más… guiándose hasta notar como despacio y sin prisa entraba en ella. los labios del moreno, fueron en su búsqueda. La besó de forma más pausada, con mimo y cariño, se olvidase de todo. Fue delicado, se tomó su tiempo hasta que sintió como estaba dentro de ella y suspiró contra sus labios.
Al principio, sería un poco doloroso pero él se encargaría de borrar ese dolor. Sus caderas empezaron a moverse acompasadas a los labios que tomaban los de la nipona como si fuese lo más frágil, sus narices se rozaron , creando una sincera caricia de cariño y poco a poco, el vaivén de sus caderas fue aumentando, queriendo llevarla a lo máximo. Apretó con fuerza sus manos, siguió besando sus labios y su cuerpo totalmente atrapando al de aquella hermosa joven, su amiga, confidente…y amante.
-Asura.-murmuró con los labios entreabiertos, aumentando el ritmo, desesperándose por las sensaciones y el placer que le causaba el hecho de estar bailando con ella esa noche. No iba a soltarla, seguía aferrado a ella, una de sus manos, le dedicó una suave caricia en sus costados…hasta llegar a una de sus nalgas y atraerle aún más hacia él.
Éferon Gianetti- Prostituto Clase Alta
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Llévame hasta el cielo, o hasta las estrellas, pero llévame de tus brazos
Sabía que una vez estuviera desnuda delante de Efe, el tapar mí rostro por la vergüenza, no serviría para nada. De hecho eso hizo le hizo arrancar una risa de sus labios mientras sentía la respiración de él entrecortada por la risa, quitando mis manos de mí rostro para poder mirarle. Era la primera vez que me mostraba desnuda ante un hombre, y me sentía insegura. No sabía exactamente qué era lo que tenía que hacer, cómo debía de tocar… estaba muy perdida, tanto, que temía que él pensara que no quería tocarle cuando no era así.
Mis manos recorrieron todo su pecho, sus brazos, sintiendo los músculos de su cuerpo bajo el tacto de mí mano, luego pasé a su espalda bajando por ella… recorriéndola sin prisa alguna mientras él me besaba y me hacía suspirar con cada beso, cada mordisco juguetón que dejaba en mí cuerpo. No bajé mucho más de sus caderas, porque no me atrevía, me daba mucha vergüenza y no sabía si iba a poder superar esa barrera y atreverme a recorrer más su cuerpo. Ya sentía su miembro duro rozarse de vez en cuando y eso me ya me producía suficiente vergüenza… como para atreverme a acariciarlo.
Porque él también pegaba su cuerpo contra el mío, también buscaba mí cuerpo y cada vez que hacía eso su miembro se rozaba, dejándome claro que estaba listo y preparado… pero aún así, no lo toqué. Me daba mucha vergüenza y no sabía cómo debía de hacerlo, y tener que pedirle que me enseñara… qué ingenua era, seguramente, él habría estado con otras mujeres que no les hacía falta preguntar nada… en cambio, yo, parecía una niña pequeña que estaba descubriendo el nuevo mundo. Y así podría ser, seguramente.
Gemí cuando su lengua siguió lamiendo mí sexo dejándome envolver por las olas del placer que recorrían mí cuerpo, sus manos aferraban mí trasero pegándome más a él, haciendo como una cárcel entre sus brazos de la cual no podía escapar. Mí cuero se elevaba, temblaba y buscaba más todavía la lengua de Efe, que se afanaba de una forma magistral mientras yo sentía que iba a morir en algún momento por lo que estaba sintiendo. Mí respiración era errática, mis latidos descontrolados… y mí cuerpo parecía flotar entre nubes, tensándose y doliendo… doliendo del placer que estaba sintiendo.
La sensación de que iba a morir se extendió por todo mí cuerpo como una gran oleada, mis manos aferraron con fuerza la sábana de la cama y me dejé llevar sabiendo que él era quien sabía de los dos, y confiaba plenamente en él. Lo que me estaba haciendo sentir no tenía nombre, no podía describirlo ni llamarlo de ninguna forma porque jamás había experimentado algo así… pero sentía que iba a explotar, cada vez lo notaba más, mi cuerpo se revolvía más, ardía más y notaba que no podía aguantar más.
-¡Kami! –dije cerrando los ojos, arqueando mí cuerpo y… estallé. Mí cuerpo entero explotó entre olas de placer que me hicieron gemir con fuerza, apretar más fuerte la sábana entre mis manos y elevar mí cadera sintiendo la respiración de Efe justo en mí sexo. Lo que pasó fue indescriptible, mí cuerpo vibró y un placer descomunal me invadió por completo dejando laxo mí cuerpo cayendo sobre la cama, con gotas de sudor. Cogí aire e intenté normalizar mí respiración mientras en mí cuerpo aún notaba aquel placer en menor medida. ¿Aquello era un orgasmo? Ahora entendía, mucho más, por qué la gente buscaba algo como aquello… porque yo lo acababa de sentir, y ya quería más- Efe –murmuré en un susurro… sin saber muy bien qué debía de hacer ahora, mientras él hacía un camino ascendente de besos, mordiscos y lamidas hasta mis labios y apoyar su frente en la mía. Sonreí mirándole mientras todo mí cuerpo volvía poco a poco a la normalidad- Pues lo has logrado –cerré los ojos unos momentos disfrutando de aquello acariciando su rostro.
Pero él no tenía pensado parar, sentí su cuerpo pegado completamente al mío y su miembro rozar mí sexo haciendo que diera una leve sacudida. Tomó mis dedos enlazándolos con los suyos y abrí mis ojos para mirarlo cuando comenzó a besarlos, con mimo, con dedicación… arrancándome una sonrisa del rostro. Fue entonces cuando sentí que su miembro se iba adentrando en mi interior, despacio, poco a poco… hasta que al final, estuvo por completo dentro de mí. Dolió, había dolido mientras entraba y al hacerlo del todo no pude evitar soltar un leve quejido, quedándome quieta ante la intrusión mientras él en todo momento había besado mis labios hasta que yo me había separado cuando lo noté dentro de mí.
No pude evitarlo y una lágrima se escapó de mis ojos, no solo porque me había dolido un poco aunque sabía que Efe había hecho lo posible para que no fuera así y había sido delicado, sino porque también, era algo que había deseado durante mucho tiempo. Desde que lo vi por primera vez supe que, si alguien debía de ser el primero, sería él. Lo miré a los ojos cuando comenzó a moverse dándole a entender que siguiera, que estaba bien, mientras sus manos no me soltaban y me besaba de una forma delicada al compás de cómo se movía en mí interior.
El primer jadeo salió de mis labios cuando ya estaba acostumbrada a tenerlo dentro de mí y sus caderas se movían con cuidado, mordí su labio inferior mientras el dolor había quedado olvidado y el placer comenzaba a abrirse paso de nuevo. Comenzó a aumentar el ritmo y sus labios me besaron con más ritmo al compás de sus caderas, apreté el agarre de mis manos y dejé que me besara por el cuerpo mientras los jadeos escapaban de mis labios y el placer crecía poco a poco.
Lo miré cuando pronunció mí nombre resultándome de lo más sexy y sonreí para luego gemir al notar como comenzaba a aumentar más el ritmo de sus caderas, y más aún mientras el placer se extendía por mí cuerpo y mis caderas, también, se movían buscando la suya. Me soltó una mano y bajó bordeando mí cuerpo hasta llegar a una de mis nalgas y pegarme más contra él, haciendo que gimiera por ello echando la cabeza hacia atrás. Llevé mis piernas entorno a su cintura y gemí, de nuevo, al comprobar que de esa forma lo notaba mucho más en mí interior. La mano que tenía libre la llevé a su espalda y comencé a arañarla conforme las olas de placer sacudían mí cuerpo, como si fuera un estanque que tuvieran que llenar, hasta que explotara como lo había hecho la vez anterior.
-Éferon –gemí su nombre en sus labios aferrándome a él con mis piernas, besando sus labios mientras mi cuerpo ahora respondía mejor contra el suyo y se movía buscando aún más que se hundiera en mí interior. Quería que me regalara otro orgasmo y me llevara a la cima, quería saber lo que era que llegara estando dentro de mí, perdida en las sensaciones que me provocaba sentirlo como entraba y salía de mí interior.
Asura Nanami- Vampiro Clase Alta
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Quemémonos juntos en las llamas del infierno, bailando un baile infinito.
Probarla tal como lo estaba haciendo era simplemente delicioso. Sus dedos no dejaban ni un centímetro de piel por acariciar, recorrer y sus labios, dibujaban a conciencia su cuerpo dejando marcados sus labios de manera invisible por todo el cuerpo ajeno. Le encantaba el sabor de su piel, parecido aquel tiramisú, dulce e intenso. Su paladar selectivo, se deleitaba en cada rincón de piel que se le ofrecía y degustaba con verdadero apetito. Le encantaba dejar dulces mordiscos en las piernas, una vez se hubo extasiado de probar su orgasmo.
Su cuerpo buscaba el ajeno irremediablemente, un simple roce no calmaba su sed de ella. La expresión que utilizó cuando estalló entre sus brazos, le hizo reír por lo bajo de lo más divertido. La curiosidad por esa joven era insaciable, el deseo aún más. Buscaba más de ella, volverla loca, gritase su nombre y le pidiese más, no lo olvidase, él se encargaría de ello y la trataría como merecía.
Como premio al oír que lo había logrado, le regaló un beso cargado de pasión, enredando su lengua, buscando beber de la fuente que era para él los labios de la nipona. Rió contra sus labios, rozándole éstos, relajándole para comenzar con el baile. el baile sería lento al principio, elegante y sigiloso, cuidando el más mínimo detalle. Quería que fuese ameno y placentero como lo sería para él. Su cuerpo se encendía a cada roce, aquel olor a flores de loto, su piel tan suave como sus pétalos.
Piel que se deleitó a acariciar a conciencia, como si fuese la flor más delicada y él al quien le había sido regalada. Sus orbes esmeraldas, no se apartaron de ella ni un instante. Deseaba ver cada gesto, movimiento de su cuerpo bajo el propio. El momento en el que se sintiese del todo dentro de ella era crucial, no quería dañarla y ante esa lágrima no dudó en recogerla con sus labios, moverse despacio, necesitando hacerlo más y más deprisa. Escondió su rostro en el cuello ajeno, dejando besos, mordiscos…bajando hasta tomar uno de sus pechos, devorarlos… beber de ellos y lo mismo hizo con el otro. Sus movimientos cada vez eran más acelerados, como un demonio entre sus piernas en donde solo esperaba que disfrutase.
El hecho de oír su nombre le aventuraba a seguir de forma más profunda. Hizo él mismo que giraran en la cama para que quedase sobre ella y empezase a moverse sobre él, a su antojo que fuese ella quien marcase el ritmo. Con la respiración entre cortada, la miró fijamente a los ojos, besando y lamiendo su labio inferior, incitándola…estaban en la cumbre y quería que esta vez ella fuese quien iniciase los primeros pasos de baile.
-Vuélveme loco, haz que tampoco lo olvide, marca el ritmo como quieras de igual modo…me matarás de placer -palabras susurradas al oído, preparado y dispuesto a todo. la imagen que le ofrecía la nipona era simplemente deliciosa, sus dedos se enredaron en algunos de sus mechones, la mano libre la tomó del cuello con suavidad…dedicando una caricia de lo más deliciosa , bajando entre sus pechos. Dibujando formas sin sentido en la piel de su vientre… volviendo a subir y ser su boca quien imitase aquel movimiento…esperando.
Probarla tal como lo estaba haciendo era simplemente delicioso. Sus dedos no dejaban ni un centímetro de piel por acariciar, recorrer y sus labios, dibujaban a conciencia su cuerpo dejando marcados sus labios de manera invisible por todo el cuerpo ajeno. Le encantaba el sabor de su piel, parecido aquel tiramisú, dulce e intenso. Su paladar selectivo, se deleitaba en cada rincón de piel que se le ofrecía y degustaba con verdadero apetito. Le encantaba dejar dulces mordiscos en las piernas, una vez se hubo extasiado de probar su orgasmo.
Su cuerpo buscaba el ajeno irremediablemente, un simple roce no calmaba su sed de ella. La expresión que utilizó cuando estalló entre sus brazos, le hizo reír por lo bajo de lo más divertido. La curiosidad por esa joven era insaciable, el deseo aún más. Buscaba más de ella, volverla loca, gritase su nombre y le pidiese más, no lo olvidase, él se encargaría de ello y la trataría como merecía.
Como premio al oír que lo había logrado, le regaló un beso cargado de pasión, enredando su lengua, buscando beber de la fuente que era para él los labios de la nipona. Rió contra sus labios, rozándole éstos, relajándole para comenzar con el baile. el baile sería lento al principio, elegante y sigiloso, cuidando el más mínimo detalle. Quería que fuese ameno y placentero como lo sería para él. Su cuerpo se encendía a cada roce, aquel olor a flores de loto, su piel tan suave como sus pétalos.
Piel que se deleitó a acariciar a conciencia, como si fuese la flor más delicada y él al quien le había sido regalada. Sus orbes esmeraldas, no se apartaron de ella ni un instante. Deseaba ver cada gesto, movimiento de su cuerpo bajo el propio. El momento en el que se sintiese del todo dentro de ella era crucial, no quería dañarla y ante esa lágrima no dudó en recogerla con sus labios, moverse despacio, necesitando hacerlo más y más deprisa. Escondió su rostro en el cuello ajeno, dejando besos, mordiscos…bajando hasta tomar uno de sus pechos, devorarlos… beber de ellos y lo mismo hizo con el otro. Sus movimientos cada vez eran más acelerados, como un demonio entre sus piernas en donde solo esperaba que disfrutase.
El hecho de oír su nombre le aventuraba a seguir de forma más profunda. Hizo él mismo que giraran en la cama para que quedase sobre ella y empezase a moverse sobre él, a su antojo que fuese ella quien marcase el ritmo. Con la respiración entre cortada, la miró fijamente a los ojos, besando y lamiendo su labio inferior, incitándola…estaban en la cumbre y quería que esta vez ella fuese quien iniciase los primeros pasos de baile.
-Vuélveme loco, haz que tampoco lo olvide, marca el ritmo como quieras de igual modo…me matarás de placer -palabras susurradas al oído, preparado y dispuesto a todo. la imagen que le ofrecía la nipona era simplemente deliciosa, sus dedos se enredaron en algunos de sus mechones, la mano libre la tomó del cuello con suavidad…dedicando una caricia de lo más deliciosa , bajando entre sus pechos. Dibujando formas sin sentido en la piel de su vientre… volviendo a subir y ser su boca quien imitase aquel movimiento…esperando.
Éferon Gianetti- Prostituto Clase Alta
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Arder en una hoguera de pasión y tocar el cielo
Todo se mezclaba en mí interior como un remolino del cual no sabía muy bien distinguir qué era lo que estaba pasando. Las manos de Efe se movían por todo mí cuerpo mientras su rostro estaba todavía entre mis piernas haciendo que perdiera la cordura que me quedaba, elevando mí cadera en busca de más de forma inconsciente, tensando mí cuerpo y apretando con fuerza las sábanas en mis manos ante lo que me estaba haciendo sentir. Era indescriptible, el calor subía abrasando todo mí cuerpo hasta que… finalmente estallé. Pero él no se quedó quito, dejó mordiscos en mis piernas, subió hasta mis labios y me besó de aquella forma que lo único que pude hacer fue jadear ante el beso y enredar mis dedos en su pelo, perdida por completo en las sensaciones que provocaba, mientras intentaba controlar mí respiración los latidos de mí corazón.
Comenzó a recorrerme el cuerpo con sus manos de una forma sutil pero que sentía con bastante plenitud, mientras sus labios rozaban los míos y se reía haciendo que mordiera su labio inferior perdida todavía en ese mar de sensaciones. Sus ojos no se apartaron de los míos y lo miré de forma fija en todo momento, sintiendo como se introducía lentamente en mí interior, despacio, poco a poco… hasta que estuvo por completo dentro de mí. Quitó la lágrima que escapó y cerré los ojos mientras me acostumbraba a esa intrusión, y comenzó a moverse.
Aunque sabía que lo estaba haciendo con cuidado no podía negar que aquello dolía un poco, aunque sabía que era normal ya que era la primera vez y había escuchado conversaciones de algunas jóvenes que decían eso mismo, que al principio dolía un poco pero luego… el placer se iba intensificando. Y como fuera solamente la mitad de lo que había sentido… casi no podía esperar para que aquello pasara.
Pronto poco a poco el dolor cedió y dio paso a un placer que comenzaba a crecer de nuevo en mí interior, esta vez, de una forma totalmente diferente. Efe se movió algo más deprisa moviendo sus caderas y gemí sobre sus labios, para luego él comenzar a besar y morder mí cuello, bajando hasta tomar uno de mis pechos que me hizo gemir sin dejar de moverse, entrando y saliendo de mí interior. Una de mis manos estaba enredada en su pelo, la otra vagaba por su espalda dejando pequeñas marcas cuando el placer venía como una oleada, pasó al otro pecho y arqueé mí cadera en busca de la suya dejándome llevar por completo.
Mis piernas rodearon su cintura y lo apreté contra mí buscando que aquello fuera mucho más profundo, mientras él aumentaba el ritmo y hacía que echara hacia atrás mí cabeza gimiendo sin poder evitarlo, notando como el placer poco a poco se extendía por mí cuerpo con mayor medida que como lo había hecho antes. Se movía tan rápido que era imposible que la cama no hiciera aquellos ruidos, mientras el ruido que nuestros cuerpos provocaban al chocarse me estaba volviendo loca.
Giró quedando ahora él bajo y dejándome a mí arriba, concediéndome una pequeña pausa mientras recobraba el aliento, me miró de aquella forma jugando con mis labios y mordí el inferior mientras él acariciaba mí pelo y mí nuca de forma suave. Sus palabras hicieron que me sonrojara, ¿qué me moviera yo? No tenía ni idea de cómo tenía que hacerlo y eso me daba vergüenza… pero no podía dejar que él lo hiciera todo, en verdad, yo también quería sentir la experiencia de moverme sobre él… aunque al principio me costara. Dejó un recorrido con su mano que me hizo jadear y lo miré, comenzando a moverme de forma lenta subiendo y bajando sobre él.
Al principio fui demasiado torpe pese al placer que aquello me producía, subía y bajaba sobre él con algo de miedo puesto que no sabía si lo estaba haciendo bien o no. Mis manos estaban en su pecho, una de ellas lo recorrió por entero y la otra fue a su nuca, hasta subir a su pelo, y enredar allí mí mano. Poco a poco fui encontrando un ritmo que me era más cómodo, le iba cogiendo el ritmo a aquello y a cómo tenía que hacerlo. Besé sus labios mientras aumentaba más el ritmo siendo más y más rápido, subiendo y bajando sobre él gimiendo cada vez que bajaba.
Llevé una de sus manos a uno de mis pechos y esa vez fui yo quien dejó un camino desde sus labios hasta su pecho, mordí uno de sus pezones y gemí notando como de nuevo el orgasmo inundaba mí cuerpo. Fui a sus labios y lo besé aferrándome a él como pude mientras sentía cómo mí cuerpo comenzaba a temblar.
-Efe… no… no puedo… -notaba que estaba a punto de llegar pero sin embargo me faltaba algo de fuerza, lo miré esperando que él me ayudara con aquello mientras me seguía moviendo. No sabía lo que tenía que hacer.
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
No hay mayor placer…que tu castigo.
La visión que se presentaba ante sus orbes verdes, era simplemente increíble, maravillosa. La exótica nipona, bailando a su antojo sobre él, uniéndose a aquel baile prohibido. Era preciosa, el deseo que sentía por ella se intensificaba y crecía por momentos al igual que sus movimientos. A medida que todo se iba intensificando, necesitaba más, mucho más pero ante todo, iba a hacerle pasar la mejor noche de su vida, la de su primera vez, no podía excederse ni dañarla si no tratarla como la flor que era. Su flor de loto.
Se incorporó en la cama, deslizando los dedos por su cabello, siseando entre gemidos al oírle decir que no podía. Sonrió con ternura, mostrándole otra cara del italiano. Sus orbes, fijos en ella, sus dedos enredados en el fino cabello de la joven y ambos cuerpos aún en contacto. Movió un tanto las caderas, jadeando contra sus labios, necesitaban más…y ambos terminarían perdiendo al otro. se mordió el labio inferior, antes de acercarse a sus labios, calmándola a su manera. Besó con sumo cuidado sus labios, perdiéndose en ellos, haciendo el beso más apasionado.
Sus caderas, empezaron a moverse al mismo ritmo del beso. Las manos del italiano, se deslizaron despacio por su espalda, delineando su espina y llegar al mismo punto de partida. Ambas manos tomaron su trasero, hundiendo sus dedos en la carne y aumentar el ritmo. Mordía su boca entre gemidos, los labios traviesos del italiano bajaron por su cuello, delineándolo, mordiscos efímeros y tentadores. Culminó sus atenciones en aquellos pechos, succionando ambos pezones y volverse loco entre sus piernas.
Ambos sentados, no le impedía moverla a su antojo, ayudándola como ella misma había pedido. Susurró su nombre, antes de llegar al orgasmo, apretándola con fuerza por las nalgas para llegar y provocarle solo placer, llegase y tocase el climax. Rió en su cuello, aún dentro de ella. su rostro, se acomodó en su cuello , dejando besos y abrazarla por la cintura dejándose vencer en ella, acurrucándose como un niño en su cuerpo.
-Asura… -buscó su mirada, preocupado, temía haberle hecho daño -¿Estás bien? porque si no lo estás…podría recompensártelo como…tú quisieras, podrías castigarme y en eso sí que no te podría ayudar….tendrías que ser tú quien castigase a este italiano travieso… mal bambino -mordió su mentón,dejándose vencer en la cama con ella encima.
Provocó que él quedase encima y antes de que dijese nada, le robó un beso y otro… riendo contra sus labios, volvió a quedar boca abajo, a su merced…quiso aprovechar aquel movimiento para robarle un sincero beso.
-¿Me castigarás? Ardo en deseos en saber la respuesta y más…el castigo que tienes pensado, puedes…hacerme lo que quieras, como desees…esta noche…soy tuyo -ronroneó en su oído, mordiendo su lóbulo, mirándola a los ojos intensamente…
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Si esto es el cielo... no quiero salir de él
El ritmo que estaba imponiendo poco a poco era uno más rápido con el que me empezaba a sentir bastante cómoda pero que, sin embargo, no era suficiente para poder llegar a experimentar lo que había sentido hacía unos cuantos minutos, cuando él me había hecho llegar al orgasmo de aquella manera, aún podía recordar la visión y la sensación mientras recorría mí sexo y aquello hizo que gimiera mientras me seguía moviendo. Al final tuve que pedirle ayuda porque me sentía tan torpe y sin saber qué hacer exactamente que prefería pedirle ayuda, aunque eso me produjera de nuevo un rubor en mis mejillas.
Se incorporó en la cama pero no me quitó de encima, enredó sus dedos en mí pelo y aquella sonrisa hizo que un escalofrío me recorriera el cuerpo mientras me seguía moviendo sobre él. Su cadera comenzó a moverse y gemí sintiendo sus labios sobre los míos, labios que besé mientras sentía la delicadeza que ponía en el beso… como si fuera de cristal y pudiera romperme en cualquier momento. Rodeé su cuello con mis brazos sintiendo sus dedos descender por mí espalda hasta llegar a mí trasero, que apresó con fuerza, haciendo que soltara un jadeo en el beso y lo mirara. Qué pillo que era.
Su ritmo fue aumentando también de forma paulatina mientras yo seguía moviéndome creando que ambos nos buscáramos en todo momento como si estuviéramos sincronizados, nos compenetrábamos de tal forma que parecía casi imposible… pero no lo era. Gemí y dejé un mordisco en su labio inferior mientras él buscaba mí cuello dejando besos y mordiscos mientras yo sentía que ardía por dentro de todo lo que estaba sintiendo. Comenzó a bajar hasta que llegó a mis pechos y eché la cabeza hacia atrás cuando comenzó a succionar mis pezones, arqueando mí espalda hacia él dándole más libertad en aquello.
Los movimientos cada vez eran más rápidos, lo sentía entrar y salir de mí cuerpo cada vez con mayor rapidez y me estaba haciendo que me volviera completamente loca. Los músculos de mí cuerpo comenzaron a tensarse y un calor se empezó a formar en mí vientre mientras seguía moviéndome sobre él, dejándome ayudar sintiendo sus dedos apretarse en mí trasero con fuerza mientras me dominaba en los movimientos y me ayudaba. Era surrealista, jamás llegué a pensar que ese momento pasaría y que estuviera disfrutando tanto como lo estaba haciendo.
Los gemidos escapaban sin control de mis labios mientras sentía que, de verdad, iba a acabar ardiendo como siguiéramos haciendo aquello. Un remolino se empezaba a extender por mí cuerpo y yo solamente pensaba en sentir lo mismo que había sentido antes, pero lo que no supe en ningún momento… fue en que iba a ser tan devastador. Cuando finalmente alcancé el orgasmo arrasó con todo, dejándome completamente quieta y arrancando un gemido tan fuerte de mis labios que dudaba que no lo hubieran escuchado. Mí cuerpo se tensó y el placer recorrió cada rincón de mí cuerpo. ¿Aquello era lo que se sentía cuando llegabas al orgasmo? Era muchísimo mejor que el había sentido antes, más fuerte, más potente… nacía de mí sexo y se extendía por todo mí cuerpo como un tsunami que comenzó a arrasarlo todo a su paso. La respiración se cortó y sentí más que nunca los latidos acelerados de mí corazón, sobre Efe, mientras sentía que él también llegaba al orgasmo y me llenaba de él… una sensación completamente extraña y que, si alguien me hubiera dicho que describiera, no habría sido exactamente así. Me gustó, me gustó la idea de que lo hubiera hecha y me sentí completamente realizada con aquello.
Se recostó contra mí pecho y agaché mí rostro dejando un beso en su cabeza, apoyando mí mejilla en ella mientras intentaba recobrar la respiración y enredando uno de mis dedos en su pelo, cerrando los ojos mientras sentía las olas de aquel orgasmo desvanecerse poco a poco por mí cuerpo, en una lenta retirada. Me besó por el cuello y comencé a reírme por ello entre dientes, se separó para mirarme y le sonreí. Qué tierno que era, se preocupaba demasiado por mí… pero no tenía por qué hacerlo.
-No tienes que recompensarme nada, Efe, de verdad. Ha sido mejor de lo que imaginaba y pensaba y… no habría podido ser más perfecto. Gracias, de verdad –por todo realmente, por cómo me había tratado, por cómo me había hecho sentir. Me incliné y dejé un beso en sus labios algo más largo para terminar por morderle su labio inferior. Comenzaba a notar una ligera molestia pero… sería algo completamente normal cuando nunca había hecho nada como aquello. Reí separándome de sus labios y lo observé tras sus palabras dejando que se recostara y me dejara encima de nuevo, con mí cuerpo completamente pegado al suyo y todavía sintiéndolo dentro de mí. Lo miré enarcando una ceja, ¿quería que lo castigara? Me reí dejando que me besara de nuevo y mordí su cuello unos segundos para luego mirarlo a él- ¿Castigarte? ¿Crees que ahora tengo ganas de castigarte, Efe? –me reí sin poder evitarlo cuando quedó boca abajo sobre mí y, con rapidez, pasé una de mis manos a su nunca, me aparté de él e hice que quedara en la cama boca abajo y me senté en su espalda mientras me reía divertida- Así que, quieres un castigo ¿eh? Tranquilo, la noche aún es joven, Éferon… puedo hacer muchas cosas contigo que tengo en mente –mordí una de sus orejas, sentada sobre la zona baja de su espalda, pero pegando mí pecho a su espalda divertida- A ver, a ver… ¿qué se me puede ocurrir? –le mordí el cuello divertida por aquello- ¿Quizás… cosquillas? –comencé a hacerle cosquillas ahora que lo tenía a mí merced, a ver si era suficiente castigo. Sino tendría que pensar en algo más.
Asura Nanami- Vampiro Clase Alta
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Un juego prohibido que no tiene fin.
El momento en el que se unieron en la danza, fue simplemente perfecto. Un baile único y especial que solo le dedicaría una sola vez. La primera vez siempre era especial, él mismo la recordaba así, imposible de olvidar. Su fama le precedía, le gustaban las mujeres, mucho y no había estado con un par. No llevaba la cuenta pero todas y cada una con las que había estado, tenían algo diferente e inolvidable para el italiano. Sonrió al tenerla sobre él, moviéndose como la diosa que era, dándoselo completamente todo y disfrutando al máximo de cada movimiento, beso y caricia.
Llegó a la cumbre del orgasmo, como si un rayo le recorriese por entero y terminase fulminándolo entre los brazos de la joven. Aún así, no dejaba de moverse, deseaba que se intensificase el orgasmo. Las miradas se cruzaron y el italiano le dedicó una de sus sonrisas tiernas. Sonrió de medio lado, mirándole fijamente a los ojos, con una mano apoyada en su mejilla y la otra recorriendo su espalda aún desnuda.
Maldita chica, acababa de apresarlo en la cárcel de su cuerpo, boca abajo. Rió contra la almohada, girando el rostro y buscarla con la mirada, sin éxito. Le tentó la posición, la manera en la que su cuerpo se movía sobre el propio. El castigo no podía sonar mejor y el hecho de que le saliese con hacerle cosquillas, le arrancó una sonora carcajada, no podía creerlo ¿en serio?.
-¿Cosquillas? Yo había pensado otra cosa…como por ejemplo -no le dio tiempo, sus costados eran su punto débil y ella atacaría, ya lo sabía de antemano. Rió moviéndose inquieto bajo el cuerpo de la nipona, riendo como un niño feliz y contento que se conformaba con tan poco. -Eso no vale -rió, intentando revolverse y ser ella quien quedase en su posición. Su manera de hacer cosquillas iba a ser muy diferente…
Le tomó de las muñecas, apresándola contra el peso de su cuerpo y su rostro, bajó despacio por su cuello, dejando besos y mordidas a su paso. Su risa acariciaba la piel de ella y no se detuvo hasta tomar uno de sus pechos, su zona más sensible. Sopló sin tocarla, mirándole fijamente a los ojos…
-¿Cosquillas? -murmuró ronroneando contra el lugar, sonriendo de esa forma picara y traviesa, volvía a jugar… no se había cansado, eso lo había dejado más que claro.
Éferon Gianetti- Prostituto Clase Alta
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Tocar el cielo con tus manos, una vez más
Mí momento de gloria de tenerlo bajo mí cuerpo, con él boca abajo, haciéndole cosquillas mientras lo observaba riéndose como un niño pequeño duró más bien poco, muy poco a decir verdad. Comenzó a revolverse sin dejar de reírse, había encontrado un punto flaco en su cuerpo que eran sus costados, donde se revolvía aún más y donde se reía con mayor intensidad. Yo por mí parte también me estaba riendo como él, era sumamente divertido verlo de aquella forma con su cuerpo moviéndose por lo que mis manos le hacían.
Pero como había dicho había durado poco, porque en una de esas había logrado girarse y me había dejado de nuevo bajo la prisión de su cuerpo. Y no tenía queja alguna, me gustaba sentirlo encima de mí y que me mirara de aquella forma. Podía notar su respiración entrecortada por la risa y no pude evitar reírme mientras lo miraba de forma fija por ello… había sido divertido, pero sabía también que el momento había pasado y ahora seguramente fuera él quien me castigara por ello. Seguramente hasta me mostrara lo que tenía pensado en mente y que a mí no me había ocurrido, o al menos, no se me había ocurrido por el momento. Todavía quedaba mucha noche, todavía había muchas cosas que podíamos hacer y no tenía prisa alguna.
-Sí que vale, en cierta forma, es una forma de castigo en sí misma… sobre todo para los que tienen una zona que es debilidad, ¿no crees, Efe? –me reí divertida por aquello observándole hasta que sentí que aprisionaba mis muñecas encima de mí rostro, y bajó el suyo hasta mí cuello comenzando a dejar pequeños mordiscos y besos por toda la zona sintiendo su respiración contra mí piel mientras, ahora, era él quien se reía. Siguió bajando y algún que otro jadeo se escapó de mis labios cuando apresó uno de mis pechos de nuevo con su boca, haciendo que mí cuerpo se arqueara de forma inevitable contra el suyo. Me mordí el labio sin dejar de mirarlo, estaba jugando con trampa, sabía perfectamente lo que me provocaba y lo estaba aprovechando a su favor- No tengo cosquillas Efe, puedes comprobarlo cuando quieras –le reté sin dejar de mirarle, sintiendo que yo también tenía ganas de más de él y de su cuerpo, no había sido suficiente y estaba convencida de que la próxima vez sería mucho mejor. La vergüenza inicial ya había pasado, y tras aquella vez, ya sabía mucho mejor como debía de actuar- Pero, ¿por qué no lo compruebas por ti mismo? –elevé mí cadera contra la suya, buscándolo en todo momento y haciendo que un gemido escapara de mis labios- Quizás te he mentido y si tengo… cosquillas –sonreí tras aquello e intenté liberarme de la cárcel de sus manos entorno a mis muñecas, pero era misión imposible- No tienes por qué tenerme así, Efe, gustosa me dejo que hagas lo que quieras y lo sabes bien. Además, ¿no íbamos a tomar el postre… aquí? Quiero llenarte de chocolate, seguro que estás delicioso –me lamí los labios ante aquel pensamiento mientras esperaba su respuesta.
Asura Nanami- Vampiro Clase Alta
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
La debilidad debe esconderse si no se desea en tu contra.
¿Si tenía alguna debilidad? Difícil porque él en sí era una. El italiano podía ser la tentación de cualquiera. Sus orbes verdes, se clavaron en ella como si nada más existiese, observando cada parte de su cuerpo mientras ella hablaba, riendo finalmente por aquella pregunta sin respuesta. Se deleitó en mirarla, siguiendo el camino de sus ojos con sus manos, acariciando sus piernas solo con las yemas de los dedos. Y no fueron solo sus manos, sus labios siguieron el camino de éstos por su cuello, buscando su boca, respirando del manjar de aquellos labios tan deliciosos.
-No tendrás cosquillas pero sé lo que necesitas, lo que deseas… y quieres…que vuelva a ocurrir ¿no es así? -rió contra la piel de su cuello, dejando un mordisco más sentido y volver a buscar su mirada, enterrando su nariz en el hermoso cabello castaño -No creo eso, ¿quieres que lo compruebe o…? -movió las caderas al compás de la joven, gimiendo a la misma vez… riendo por el atrevimiento de ambos -Mejor que las cosquillas…creeme -mordió su barbilla, dejando escapar un suspiro, terminando por apoyar su frente contra la de él.
El agarre de sus muñecas, lo hizo más fuerte a la par que sus caderas seguían moviéndose deseosas, sus sexos en contacto, buscándose sin control. Un simple movimiento y volvería a entrar en ella. suspiró contra sus labios, jadeando por la excitación y la necesidad. Suspiró largamente, buscando su boca y unirse en beso, intenso y abrasador. Su boca volvió a bajar en un camino de besos y mordiscos, parecía querer comérsela.
-Te gustará más que comerme en chocolate…-no avisó, entró en ella de golpe, tomando sus labios para acallar ambos jadeos y gritos de placer. Sus caderas comenzaron a moverse como si un demonio se tratase, sin poder controlarlo, no soltó sus muñecas, su boca bajó para tomar sus senos y deleitarse con ambos… mientras la veía retorcerse de placer. Rió soltando una de sus muñecas, delineando su costado, hasta tomar una de sus nalgas y atraerla aún más, causándole un placer desconocido.
-Luego…podrás comerme cuando quieras, como desees -y su otra mano imitó a la otra, tomándola de las nalgas y seguir moviéndose con brío, derritiéndose con cada embestida, volviéndose loco sin parar de susurrar su nombre. Se esperó hasta que ella estallase para alargarlo todo lo posible. Rugiendo contra su boca, esta vez todo fue mucho más intenso, lograron tocar el cielo y el infierno al mismo tiempo.
-Y ahora…cómeme -
¿Si tenía alguna debilidad? Difícil porque él en sí era una. El italiano podía ser la tentación de cualquiera. Sus orbes verdes, se clavaron en ella como si nada más existiese, observando cada parte de su cuerpo mientras ella hablaba, riendo finalmente por aquella pregunta sin respuesta. Se deleitó en mirarla, siguiendo el camino de sus ojos con sus manos, acariciando sus piernas solo con las yemas de los dedos. Y no fueron solo sus manos, sus labios siguieron el camino de éstos por su cuello, buscando su boca, respirando del manjar de aquellos labios tan deliciosos.
-No tendrás cosquillas pero sé lo que necesitas, lo que deseas… y quieres…que vuelva a ocurrir ¿no es así? -rió contra la piel de su cuello, dejando un mordisco más sentido y volver a buscar su mirada, enterrando su nariz en el hermoso cabello castaño -No creo eso, ¿quieres que lo compruebe o…? -movió las caderas al compás de la joven, gimiendo a la misma vez… riendo por el atrevimiento de ambos -Mejor que las cosquillas…creeme -mordió su barbilla, dejando escapar un suspiro, terminando por apoyar su frente contra la de él.
El agarre de sus muñecas, lo hizo más fuerte a la par que sus caderas seguían moviéndose deseosas, sus sexos en contacto, buscándose sin control. Un simple movimiento y volvería a entrar en ella. suspiró contra sus labios, jadeando por la excitación y la necesidad. Suspiró largamente, buscando su boca y unirse en beso, intenso y abrasador. Su boca volvió a bajar en un camino de besos y mordiscos, parecía querer comérsela.
-Te gustará más que comerme en chocolate…-no avisó, entró en ella de golpe, tomando sus labios para acallar ambos jadeos y gritos de placer. Sus caderas comenzaron a moverse como si un demonio se tratase, sin poder controlarlo, no soltó sus muñecas, su boca bajó para tomar sus senos y deleitarse con ambos… mientras la veía retorcerse de placer. Rió soltando una de sus muñecas, delineando su costado, hasta tomar una de sus nalgas y atraerla aún más, causándole un placer desconocido.
-Luego…podrás comerme cuando quieras, como desees -y su otra mano imitó a la otra, tomándola de las nalgas y seguir moviéndose con brío, derritiéndose con cada embestida, volviéndose loco sin parar de susurrar su nombre. Se esperó hasta que ella estallase para alargarlo todo lo posible. Rugiendo contra su boca, esta vez todo fue mucho más intenso, lograron tocar el cielo y el infierno al mismo tiempo.
-Y ahora…cómeme -
Éferon Gianetti- Prostituto Clase Alta
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Todavía se me hacía raro acostumbrarme a su mirada, a aquellos orbes verdes que me miraban de aquella forma y que hacían que me derritiera sin poder evitarlo. Todavía no me acostumbraba a que un hombre me viera desnuda y eso, al sentir como el me miraba, hacía que mis mejillas se encendieran sin poder evitarlo, y eso que había hecho mucho más que mirar mí cuerpo desnudo. Sus manos recorrieron mis piernas y sus labios mí cuello hasta acabar en mis labios, besándolo igual que me estaba besando él a mí. Sus palabras eran totalmente provocadoras e incitadoras, alegaba que sabía lo que quería y lo que deseaba… ¿lo sabría? Claro que lo sabría, no había duda alguna de ello.
Me mordí el labio ante su mordisco y ahogué un gemido cuando él también movió su cadera contra la mía, a la misma vez, provocando un escalofrío por todo mí cuerpo. Al contrario de lo que yo pensaba apretó el agarre de mis muñecas y comenzó a mover sus caderas provocando un jadeo por mí parte, y que cerrara los ojos dejándome llevar por aquella deliciosa provocación. Su boca no dejaba de moverse por mí piel, de mis labios a mí pecho, por mí cuello, por mis hombros… mientras sus caderas se movían contra las mías. Reí entre dientes por aquella afirmación de la que no dudaba en absoluto y, antes de que me diera cuenta, había vuelto a entrar en mí.
El grito lo acallaron sus labios mientras él se movía con rapidez sin soltar el agarre de mis muñecas, mientras mí cuerpo iba al encuentro del suyo y jadeaba en cada embiste. Sus labios abandonaron mis labios y pasaron a recrearse en mis pechos, hecho que hizo que jadeara aún más, mordiéndome el labio y cerrando los ojos mientras el placer de nuevo me invadía por los movimientos que Efe estaba haciendo.
Soltó una de mis muñecas y delineó mí cuerpo hasta llegar a mí trasero, donde lo cogió con fuerza pegándome más él sin dejar de moverse en todo momento, casi como si estuviera poseído. Gemí arqueando mí espalda y aferré su pelo ahora que tenía la mano libre con fuerza. Su otra mano hizo lo mismo y al final acabé por envolver su cintura con mis piernas, mientras él me pegaba más a su cadera con sus manos en mí trasero, y yo recorría su espalda con mis uñas y la otra se aferraba a su pelo. Mí nombre susurrado de aquella manera me hizo volverme loca y cogí su rostro con mis manos, mirándolo en todo momento mientras el placer crecía y se extendía por mí cuerpo hasta acabar en un potente y devastador orgasmo que me hizo gemir su nombre, apretando el agarre de mis piernas a su cintura, y pegando su cuerpo al mío arqueando mí espalda. Lo miré con la respiración entrecortada por aquel intenso orgasmo que me había provocado y sonreí tras sus últimas palabras.
-Muy bien –me incliné para devorar sus labios aún con él dentro de mí y me moví creando una fricción entre nuestros sexos que me hizo jadear aún en el beso. Rodé quedando arriba y me moví para que no estuviera en mí interior, y comencé a morder y a besar su cuello completamente encendida, como si aquel orgasmo en vez de aplacarme me hubiera encendido todavía aún más. No era dueña de mis actos y no pensaba con raciocinio… tan solo me dejaba llevar. Bajé por su torso dejando un rastro de besos y mordiscos explorando por primera vez con mí boca su cuerpo, hasta que llegué al punto clave en el que… no supe qué debía de hacer. ¿Cómo le gustaría? ¿Cómo debía de hacerlo? Me encontré perdida y avergonzada de nuevo, entre sus piernas, sin saber cómo actuar. Lo miré y me mordí el labio, decirle aquello no iba a ser fácil- Efe… quiero que me enseñes –trepé por su cuerpo hasta sentarme en su estómago y lo miré- Quiero…. Bueno, ya sabes –miré hacia otro lado totalmente avergonzada por aquello. Con la de mujeres que él habría estado y que, seguramente, ninguna le haya dicho algo como aquello. Lo miré- Enséñame como… como te gusta –tragué saliva- yo también quiero darte placer, pero no sé como hacerlo –me mordí un labio, esperando su respuesta. Era una ingenua total.
Me mordí el labio ante su mordisco y ahogué un gemido cuando él también movió su cadera contra la mía, a la misma vez, provocando un escalofrío por todo mí cuerpo. Al contrario de lo que yo pensaba apretó el agarre de mis muñecas y comenzó a mover sus caderas provocando un jadeo por mí parte, y que cerrara los ojos dejándome llevar por aquella deliciosa provocación. Su boca no dejaba de moverse por mí piel, de mis labios a mí pecho, por mí cuello, por mis hombros… mientras sus caderas se movían contra las mías. Reí entre dientes por aquella afirmación de la que no dudaba en absoluto y, antes de que me diera cuenta, había vuelto a entrar en mí.
El grito lo acallaron sus labios mientras él se movía con rapidez sin soltar el agarre de mis muñecas, mientras mí cuerpo iba al encuentro del suyo y jadeaba en cada embiste. Sus labios abandonaron mis labios y pasaron a recrearse en mis pechos, hecho que hizo que jadeara aún más, mordiéndome el labio y cerrando los ojos mientras el placer de nuevo me invadía por los movimientos que Efe estaba haciendo.
Soltó una de mis muñecas y delineó mí cuerpo hasta llegar a mí trasero, donde lo cogió con fuerza pegándome más él sin dejar de moverse en todo momento, casi como si estuviera poseído. Gemí arqueando mí espalda y aferré su pelo ahora que tenía la mano libre con fuerza. Su otra mano hizo lo mismo y al final acabé por envolver su cintura con mis piernas, mientras él me pegaba más a su cadera con sus manos en mí trasero, y yo recorría su espalda con mis uñas y la otra se aferraba a su pelo. Mí nombre susurrado de aquella manera me hizo volverme loca y cogí su rostro con mis manos, mirándolo en todo momento mientras el placer crecía y se extendía por mí cuerpo hasta acabar en un potente y devastador orgasmo que me hizo gemir su nombre, apretando el agarre de mis piernas a su cintura, y pegando su cuerpo al mío arqueando mí espalda. Lo miré con la respiración entrecortada por aquel intenso orgasmo que me había provocado y sonreí tras sus últimas palabras.
-Muy bien –me incliné para devorar sus labios aún con él dentro de mí y me moví creando una fricción entre nuestros sexos que me hizo jadear aún en el beso. Rodé quedando arriba y me moví para que no estuviera en mí interior, y comencé a morder y a besar su cuello completamente encendida, como si aquel orgasmo en vez de aplacarme me hubiera encendido todavía aún más. No era dueña de mis actos y no pensaba con raciocinio… tan solo me dejaba llevar. Bajé por su torso dejando un rastro de besos y mordiscos explorando por primera vez con mí boca su cuerpo, hasta que llegué al punto clave en el que… no supe qué debía de hacer. ¿Cómo le gustaría? ¿Cómo debía de hacerlo? Me encontré perdida y avergonzada de nuevo, entre sus piernas, sin saber cómo actuar. Lo miré y me mordí el labio, decirle aquello no iba a ser fácil- Efe… quiero que me enseñes –trepé por su cuerpo hasta sentarme en su estómago y lo miré- Quiero…. Bueno, ya sabes –miré hacia otro lado totalmente avergonzada por aquello. Con la de mujeres que él habría estado y que, seguramente, ninguna le haya dicho algo como aquello. Lo miré- Enséñame como… como te gusta –tragué saliva- yo también quiero darte placer, pero no sé como hacerlo –me mordí un labio, esperando su respuesta. Era una ingenua total.
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Una y otra vez vuelvo a perderme en el laberinto de tu cuerpo.
Despertó en él, un deseo enfermizo y ella , se encontraba en la misma situación. Podía notar como se volvía loca entre sus brazos, la manera en la que buscaba su boca para transmitirle sin palabras lo mucho que lo deseaba. Aún quedaba noche, ni imaginaba a cuantos juegos podían llegar a jugar y repetirlos hasta la saciedad. Mujer de fuego, ingenuidad, inexperiencia que despertaba en la joven, sensaciones nuevas. Empezaba a descubrir deseos prohibidos, callados y que ahora, gritaban en su interior dispuestos a consumir aquel acto que no pudo ser más perfecto e imperfecto por ser tan diferentes pero encontrarse en un punto exacto.
Observó su cuerpo, arqueado, ofrecido sin querer. Deliciosa, hermosa diosa nipona que esa noche le estaba volviendo completamente loco. Deseaba volver a perderse en ella, abrazarla, protegerla de cualquier mal. Cárcel, ¿qué mejor cárcel que sus propios brazos? Brazos que no dejaban que se alejasen de él ni un solo segundo. Sus orbes, se clavaron en las ajenas, regalándole besos tiernos, necesitados…apasionados, volviendo a invitarle a quemarse en las llamas de la lujuria. Bendita lujuria, en la que se perdería hasta el final de sus días.
Rió al notar sus labios por su cuerpo, un relajante gesto que le arrancó algún que otro suspiro. Sus codos, se apoyaron flexionados en la cama. Los músculos se contraían a cada caricia, él y sus lugares más débiles, vulnerables. Ronroneó al escuchar su nombre, sin esperar a aquella petición. Aún mantenía los ojos cerrados, ojos que se abrieron de golpe sin comprender. Sonrió divertido, sentándose en la cama con ella sentada en su vientre. Sus manos, traviesas, se deslizaron por su espalda para una vez más, enredarse en su cabello, peinarla de alguna forma, dejando un beso en su cuello e inclinarse hasta apoyar los labios en su oído.
-No debes avergonzarte, solo haz lo que desees hacer. ¿Sabes por qué sé lo que te gusta? Porque he explorado tu cuerpo -manos traviesas, buscaron las ajenas y obligaron a deslizar las palmas por su propio torso. El maldito truhán, se mordió el labio inferior sin dejar de mirarla, siseando para que no perdiese ni un instante su mirada -Mírame. Imagina que tus dedos, son tus labios ¿cómo crees que me gustaría? Despacio, sin prisa, como si tus labios me diesen esos besos de fuego que me arrancan gritos de placer
Dejó que las manos de la nipona tomasen su miembro y comenzasen un baile lento, dejando que las yemas se familiarizasen con el lugar y supiese a lo que se refería. Jadeó al notar como la pequeña mano tomaba el lugar y volvía a despertarlo, esa noche no dejaría ni que diese una sola cabezada. Rió, buscando sus labios, provocando que sacase la lengua para succionarla, lamerla morderla.
-Imagina lo mismo que acabo de hacerte…tómate tu tiempo. Haz lo que realmente desees, disfrutes… porque yo, disfrutaré del mismo modo -apoyó su frente en la suya, sonriendo de aquella manera arrebatadora.
Despertó en él, un deseo enfermizo y ella , se encontraba en la misma situación. Podía notar como se volvía loca entre sus brazos, la manera en la que buscaba su boca para transmitirle sin palabras lo mucho que lo deseaba. Aún quedaba noche, ni imaginaba a cuantos juegos podían llegar a jugar y repetirlos hasta la saciedad. Mujer de fuego, ingenuidad, inexperiencia que despertaba en la joven, sensaciones nuevas. Empezaba a descubrir deseos prohibidos, callados y que ahora, gritaban en su interior dispuestos a consumir aquel acto que no pudo ser más perfecto e imperfecto por ser tan diferentes pero encontrarse en un punto exacto.
Observó su cuerpo, arqueado, ofrecido sin querer. Deliciosa, hermosa diosa nipona que esa noche le estaba volviendo completamente loco. Deseaba volver a perderse en ella, abrazarla, protegerla de cualquier mal. Cárcel, ¿qué mejor cárcel que sus propios brazos? Brazos que no dejaban que se alejasen de él ni un solo segundo. Sus orbes, se clavaron en las ajenas, regalándole besos tiernos, necesitados…apasionados, volviendo a invitarle a quemarse en las llamas de la lujuria. Bendita lujuria, en la que se perdería hasta el final de sus días.
Rió al notar sus labios por su cuerpo, un relajante gesto que le arrancó algún que otro suspiro. Sus codos, se apoyaron flexionados en la cama. Los músculos se contraían a cada caricia, él y sus lugares más débiles, vulnerables. Ronroneó al escuchar su nombre, sin esperar a aquella petición. Aún mantenía los ojos cerrados, ojos que se abrieron de golpe sin comprender. Sonrió divertido, sentándose en la cama con ella sentada en su vientre. Sus manos, traviesas, se deslizaron por su espalda para una vez más, enredarse en su cabello, peinarla de alguna forma, dejando un beso en su cuello e inclinarse hasta apoyar los labios en su oído.
-No debes avergonzarte, solo haz lo que desees hacer. ¿Sabes por qué sé lo que te gusta? Porque he explorado tu cuerpo -manos traviesas, buscaron las ajenas y obligaron a deslizar las palmas por su propio torso. El maldito truhán, se mordió el labio inferior sin dejar de mirarla, siseando para que no perdiese ni un instante su mirada -Mírame. Imagina que tus dedos, son tus labios ¿cómo crees que me gustaría? Despacio, sin prisa, como si tus labios me diesen esos besos de fuego que me arrancan gritos de placer
Dejó que las manos de la nipona tomasen su miembro y comenzasen un baile lento, dejando que las yemas se familiarizasen con el lugar y supiese a lo que se refería. Jadeó al notar como la pequeña mano tomaba el lugar y volvía a despertarlo, esa noche no dejaría ni que diese una sola cabezada. Rió, buscando sus labios, provocando que sacase la lengua para succionarla, lamerla morderla.
-Imagina lo mismo que acabo de hacerte…tómate tu tiempo. Haz lo que realmente desees, disfrutes… porque yo, disfrutaré del mismo modo -apoyó su frente en la suya, sonriendo de aquella manera arrebatadora.
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Podía parecer una completa inútil en aquel momento… de hecho, no lo parecía; lo era. No sabía exactamente lo que tenía que hacer y ahí estaba él para mostrarme el camino. Se había quedado tumbado mientras mis labios y mis manos acariciaban ese torso desnudo por primera vez centrándome en él, dejando que hiciera a mí gusto y a mí antojo. Mis manos se encargaron de recorrer aquella piel tostada de forma lenta y pausada, con el notorio contraste entre mis manos y su piel siendo una tan morena y la mía tan pálida.
Mis labios recorrieron su pecho y sonreí cuando, al parecer, había encontrado cosquillas en él que me hicieron reírme entre dientes sin detener mis caricias por ello continuando el camino descendente. Dejé un mordisco justo cuando pasé su ombligo y mordí el hueso marcado de su cadera pareciéndome de lo más sexy, alzando mí vista hacia él. Pero no pude bajar más, no supe cómo debía de hacerlo y es por ello que con toda la vergüenza que sentía en mí interior… le pedí ayuda.
Sus ojos que hasta ese entonces habían estado cerrados los abrió para mirarme de forma fija, dándome aún más vergüenza si cabía. Se incorporó todavía conmigo sentada sobre él y sus manos subieron por mí espalda en una lenta caricia hasta llegar a mí pelo, dejando ahí sus manos como si me estuviera peinando, dejó un beso en mí frente de forma cariñosa y se inclinó para susurrarme al oído. ¿Qué hiciera lo que deseara hacer? Es lo que pretendía cuando la vergüenza por la torpeza que, seguramente, iba a mostrar me impedía seguir avanzando. ¿Se pensaba que no me había costado horrores pedirle aquello? Jadeé por su pregunta y me mordí el labio por ello dejando escapar un suspiro… él había hecho mucho más que explorar mí cuerpo.
Sus manos aferraron las mías y las dejó en su pecho para comenzar con un camino descendente bajando por su torso, con su mirada clavada en la mía y su labio mordido. Sus palabras hicieron que me removiera un poco sobre él y mí cuerpo se incendiara. Aquel hombre sabía cómo provocar a una mujer, qué palabras decir, en qué tono decirlas para embaucarlas… y yo me estaba dejando embaucar totalmente por él.
Sus manos acabaron por guiarme hacia su miembro y me mordí el labio presa de la vergüenza por estar haciendo aquello, pero con Efe todo parecía tan normal que mis manos pronto comenzaron a moverse con lentitud. Con mis manos exploré aquella parte de su cuerpo que me había arrancado varios orgasmos y que hasta ahora era completamente desconocida para mí. Poco a poco me fui haciendo con aquella parte siendo algo más familiar, mis manos pronto aumentaron un poco el ritmo y dejé que me besara para luego mirarme de aquella forma, me mordí el labio y decidí que quería probarlo con mí boca y saciar toda mí curiosidad. Con él mejor que con nadie.
Me separé de él aún con mis manos en su miembro, le di un empujón para que volviera a tumbarse y bajé con mis labios por su pecho mientras mí mano seguía moviéndose sobre su miembro, pero esta vez, cuando el camino descendente llegó hasta donde estaba mí mano… dudé por unos breves segundos, acomodada entre sus piernas, mirando aquella parte de su cuerpo que había vuelto a cobrar vida por mis manos. Ni siquiera lo miré a la cara o jamás podría hacer aquello… acerqué mí boca a su miembro y di una primera lamida. Fue una sensación de lo más extraña y no supe bien como describirla, pero seguí con aquello que era lo que quería intentar hacer. Probé a meterlo en mí boca y fui demasiado torpe, por lo que me separé y volví a recurrir a mis manos que era con lo que más cómoda me sentía.
-Creo que soy demasiado inexperta como para hacer lo que realmente quiero y deseo –sonreí inclinándome sobre su rostro con mis manos todavía en su duro miembro- Pero por algo se empieza –besé sus labios justo en el momento en que mí cuerpo se movía buscando volver a tenerlo en mí interior, y un gemido se escapó de mis labios al sentirlo dentro de mí, comenzando a moverme sobre él.
Mis labios recorrieron su pecho y sonreí cuando, al parecer, había encontrado cosquillas en él que me hicieron reírme entre dientes sin detener mis caricias por ello continuando el camino descendente. Dejé un mordisco justo cuando pasé su ombligo y mordí el hueso marcado de su cadera pareciéndome de lo más sexy, alzando mí vista hacia él. Pero no pude bajar más, no supe cómo debía de hacerlo y es por ello que con toda la vergüenza que sentía en mí interior… le pedí ayuda.
Sus ojos que hasta ese entonces habían estado cerrados los abrió para mirarme de forma fija, dándome aún más vergüenza si cabía. Se incorporó todavía conmigo sentada sobre él y sus manos subieron por mí espalda en una lenta caricia hasta llegar a mí pelo, dejando ahí sus manos como si me estuviera peinando, dejó un beso en mí frente de forma cariñosa y se inclinó para susurrarme al oído. ¿Qué hiciera lo que deseara hacer? Es lo que pretendía cuando la vergüenza por la torpeza que, seguramente, iba a mostrar me impedía seguir avanzando. ¿Se pensaba que no me había costado horrores pedirle aquello? Jadeé por su pregunta y me mordí el labio por ello dejando escapar un suspiro… él había hecho mucho más que explorar mí cuerpo.
Sus manos aferraron las mías y las dejó en su pecho para comenzar con un camino descendente bajando por su torso, con su mirada clavada en la mía y su labio mordido. Sus palabras hicieron que me removiera un poco sobre él y mí cuerpo se incendiara. Aquel hombre sabía cómo provocar a una mujer, qué palabras decir, en qué tono decirlas para embaucarlas… y yo me estaba dejando embaucar totalmente por él.
Sus manos acabaron por guiarme hacia su miembro y me mordí el labio presa de la vergüenza por estar haciendo aquello, pero con Efe todo parecía tan normal que mis manos pronto comenzaron a moverse con lentitud. Con mis manos exploré aquella parte de su cuerpo que me había arrancado varios orgasmos y que hasta ahora era completamente desconocida para mí. Poco a poco me fui haciendo con aquella parte siendo algo más familiar, mis manos pronto aumentaron un poco el ritmo y dejé que me besara para luego mirarme de aquella forma, me mordí el labio y decidí que quería probarlo con mí boca y saciar toda mí curiosidad. Con él mejor que con nadie.
Me separé de él aún con mis manos en su miembro, le di un empujón para que volviera a tumbarse y bajé con mis labios por su pecho mientras mí mano seguía moviéndose sobre su miembro, pero esta vez, cuando el camino descendente llegó hasta donde estaba mí mano… dudé por unos breves segundos, acomodada entre sus piernas, mirando aquella parte de su cuerpo que había vuelto a cobrar vida por mis manos. Ni siquiera lo miré a la cara o jamás podría hacer aquello… acerqué mí boca a su miembro y di una primera lamida. Fue una sensación de lo más extraña y no supe bien como describirla, pero seguí con aquello que era lo que quería intentar hacer. Probé a meterlo en mí boca y fui demasiado torpe, por lo que me separé y volví a recurrir a mis manos que era con lo que más cómoda me sentía.
-Creo que soy demasiado inexperta como para hacer lo que realmente quiero y deseo –sonreí inclinándome sobre su rostro con mis manos todavía en su duro miembro- Pero por algo se empieza –besé sus labios justo en el momento en que mí cuerpo se movía buscando volver a tenerlo en mí interior, y un gemido se escapó de mis labios al sentirlo dentro de mí, comenzando a moverme sobre él.
Asura Nanami- Vampiro Clase Alta
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Piérdete conmigo…una última vez.
La inexperiencia de ella, le daban a aquel acto un aliciente más para que provocase al italiano. Ante todo, quería que ella disfrutase de cada caricia, beso…y cuando se fundiesen sus cuerpos, pudiesen disfrutar plenamente del otro, alcanzar lo más alto y enseñarle ese lado oculto, lado que ya experimentó por primera vez con él, durante toda la noche. No sabía cuanto tiempo había pasado pero el suficiente como para que los rayos del sol los descubriesen aún enredados.
Sus orbes esmeralda, se clavaron en ella al tomar las riendas, imitarle en sus movimientos. Echó su cuerpo hacia atrás, dejando que ella se acomodase como buenamente desease y comenzase aquel ritmo que le estaba terminando de volver loco. Cerró los ojos, seguido de una risa cuando se tumbó en la cama y la dejó hacer. Se sintió bien, muy bien pero en cuanto notó los labios de la nipona darle atenciones a su miembro arqueó la espalda, buscando más…sin lograrlo. ¿Por qué se detenía? Iba tan bien desencaminada, la presión que ejercía sus labios no tenía nada que ver con la de sus manos pero no, no se atrevía y tampoco iba a obligarla.
La observó sobre él, ¿buscaba que volviese a ocurrir? Rió por lo bajo, no parecía conformarse con dejarlo tal y como estaba, necesitaba más. uno de sus brazos, la rodeó por la cintura a la vez que movió sus caderas. Sus ojos verdes se clavaron solo en ella y sus movimientos se volvieron más constantes, rápidos, haciéndole perder el norte, volviese a perderse en los brazos del placer y el descontrol. Enterró su rostro en su cuello, besando el lugar, regalándole pequeños mordiscos que junto con sus gemidos la llamaban a gritos.
-Asura -susurró por lo bajo , tentador y provocador, mientras su dedos se deslizaban por su espalda, tiró de su cabello para morder con más fuerza su cuello y estallar en un intenso orgasmo, dejándose caer en la cama junto a ella. Estaba agotado, ya no podía más -Necesito dormir y comer un poco -rió acariciando con mucho tacto la piel de su espalda, relajándola…volviendo a la normalidad.
-Espero que no te haya defraudado, pena de mi reputación…-bromeó besando su cabeza, dejando que sus párpados se cerrasen y poco a poco se abandonasen al sueño más placentero. -Ahora duerme, debes estar cansada... no prometo que esté aquí cuando despiertes, sabes que tengo asuntos que atender
La inexperiencia de ella, le daban a aquel acto un aliciente más para que provocase al italiano. Ante todo, quería que ella disfrutase de cada caricia, beso…y cuando se fundiesen sus cuerpos, pudiesen disfrutar plenamente del otro, alcanzar lo más alto y enseñarle ese lado oculto, lado que ya experimentó por primera vez con él, durante toda la noche. No sabía cuanto tiempo había pasado pero el suficiente como para que los rayos del sol los descubriesen aún enredados.
Sus orbes esmeralda, se clavaron en ella al tomar las riendas, imitarle en sus movimientos. Echó su cuerpo hacia atrás, dejando que ella se acomodase como buenamente desease y comenzase aquel ritmo que le estaba terminando de volver loco. Cerró los ojos, seguido de una risa cuando se tumbó en la cama y la dejó hacer. Se sintió bien, muy bien pero en cuanto notó los labios de la nipona darle atenciones a su miembro arqueó la espalda, buscando más…sin lograrlo. ¿Por qué se detenía? Iba tan bien desencaminada, la presión que ejercía sus labios no tenía nada que ver con la de sus manos pero no, no se atrevía y tampoco iba a obligarla.
La observó sobre él, ¿buscaba que volviese a ocurrir? Rió por lo bajo, no parecía conformarse con dejarlo tal y como estaba, necesitaba más. uno de sus brazos, la rodeó por la cintura a la vez que movió sus caderas. Sus ojos verdes se clavaron solo en ella y sus movimientos se volvieron más constantes, rápidos, haciéndole perder el norte, volviese a perderse en los brazos del placer y el descontrol. Enterró su rostro en su cuello, besando el lugar, regalándole pequeños mordiscos que junto con sus gemidos la llamaban a gritos.
-Asura -susurró por lo bajo , tentador y provocador, mientras su dedos se deslizaban por su espalda, tiró de su cabello para morder con más fuerza su cuello y estallar en un intenso orgasmo, dejándose caer en la cama junto a ella. Estaba agotado, ya no podía más -Necesito dormir y comer un poco -rió acariciando con mucho tacto la piel de su espalda, relajándola…volviendo a la normalidad.
-Espero que no te haya defraudado, pena de mi reputación…-bromeó besando su cabeza, dejando que sus párpados se cerrasen y poco a poco se abandonasen al sueño más placentero. -Ahora duerme, debes estar cansada... no prometo que esté aquí cuando despiertes, sabes que tengo asuntos que atender
Éferon Gianetti- Prostituto Clase Alta
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Re: Una Cena A La Italiana ~ Privado +18
Era una completa inexperta que no sabía exactamente lo que debía de hacer en aquel momento, jamás me habían dicho cómo era que debía de satisfacer a un hombre y aunque Efe me hubiera indicado el camino… no me sentía preparada para aquello. Lo había intentado y ante la vergüenza de lo desconocido y no saber realmente lo que tenía que hacer pese a que notaba moverse debajo de mí, arqueando su espalda, moviendo sus caderas para darme a entender que siguiera… no pude. Aquello me sobrepasaba para ser la primera vez, había descubierto muchas cosas y por aquel día, había llegado a mí límite.
Me sentí como una tonta pese a que él no me dijo nada mientras me subía sobre él y me sentaba encima, haciendo que nuestros sexos se rozaran. Podía notar lo duro que estaba y yo no había podido hacer nada para aliviarlo, sabía que él no me iba a pedir algo para lo que no estaba preparada, lo había intentado y no había podido… y me sentía como una idiota y una tonta. ¿Por qué? Porque debería de haber seguido hasta que me hubiera acostumbrado, pero ya no podía volver atrás. Sus ojos se fijaron en los míos cuando comencé de nuevo a sentirlo en mí interior y jadeé cuando lo estuvo por completo, sentí su brazo rodear mí cintura y a él levantándose para quedar cerca de mí.
Sus caderas se movían al igual que las mías y pronto comenzó a moverse con más rapidez mientras yo también aumentaba el ritmo, sus labios por mí cuello dejando mordiscos y besos me estaban volviendo loca mientras sentía de nuevo el placer recorrer mí cuerpo, mis brazos rodearon su cuello facilitándome que me moviera sobre él y cuando se separó de mí cuello busqué sus labios con los míos, besándolos y dejando un mordisco en el inferior tras separarme, cerrando los ojos y jadeando cada vez que sentía que me llenaba por completo.
-Efe –le respondí tras llamarme de aquella forma, arqueando mí espalda y aferrando su pelo con una de mis manos mientras la otra bajaba por su pecho y sentía que el orgasmo estaba próximo. Una de sus manos bajaba por mí espalda y la otra tiró de mi pelo para tensar mí cuello, gemí por aquello y me mordió de nuevo a lo que yo me aferré a su brazo y contuve la respiración cuando finalmente alcancé el orgasmo. Me dejé caer sobre él y dejé que me tumbara sobre él en la cama, con la respiración agitada y el corazón bombeando con rapidez. Sentí sus manos acariciar mí cuerpo y sonreí cuando dijo que debería de dormir. Si, estaba bastante cansada y podía notar como los párpados comenzaban a pesarme- Estoy tan cansada… -susurré acomodándome mejor y, sin decir mucho más, comencé a quedarme dormida con su fragancia envolviéndome.
Me sentí como una tonta pese a que él no me dijo nada mientras me subía sobre él y me sentaba encima, haciendo que nuestros sexos se rozaran. Podía notar lo duro que estaba y yo no había podido hacer nada para aliviarlo, sabía que él no me iba a pedir algo para lo que no estaba preparada, lo había intentado y no había podido… y me sentía como una idiota y una tonta. ¿Por qué? Porque debería de haber seguido hasta que me hubiera acostumbrado, pero ya no podía volver atrás. Sus ojos se fijaron en los míos cuando comencé de nuevo a sentirlo en mí interior y jadeé cuando lo estuvo por completo, sentí su brazo rodear mí cintura y a él levantándose para quedar cerca de mí.
Sus caderas se movían al igual que las mías y pronto comenzó a moverse con más rapidez mientras yo también aumentaba el ritmo, sus labios por mí cuello dejando mordiscos y besos me estaban volviendo loca mientras sentía de nuevo el placer recorrer mí cuerpo, mis brazos rodearon su cuello facilitándome que me moviera sobre él y cuando se separó de mí cuello busqué sus labios con los míos, besándolos y dejando un mordisco en el inferior tras separarme, cerrando los ojos y jadeando cada vez que sentía que me llenaba por completo.
-Efe –le respondí tras llamarme de aquella forma, arqueando mí espalda y aferrando su pelo con una de mis manos mientras la otra bajaba por su pecho y sentía que el orgasmo estaba próximo. Una de sus manos bajaba por mí espalda y la otra tiró de mi pelo para tensar mí cuello, gemí por aquello y me mordió de nuevo a lo que yo me aferré a su brazo y contuve la respiración cuando finalmente alcancé el orgasmo. Me dejé caer sobre él y dejé que me tumbara sobre él en la cama, con la respiración agitada y el corazón bombeando con rapidez. Sentí sus manos acariciar mí cuerpo y sonreí cuando dijo que debería de dormir. Si, estaba bastante cansada y podía notar como los párpados comenzaban a pesarme- Estoy tan cansada… -susurré acomodándome mejor y, sin decir mucho más, comencé a quedarme dormida con su fragancia envolviéndome.
Asura Nanami- Vampiro Clase Alta
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