AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
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Damon Landvik
Moira Landvik
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Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Aquella fatídica noche llegué casi arrastrando los pies a la Taberna. ¿Quién había dicho que no había nada más doloroso que te clavasen una estaca en el corazón? Eso sería porque no lo habría rechazado la persona a la que quería para decirle que amaba a otra persona, y que su relación solo podía ser de amistad.
Sin otro objetivo que beber para olvidar, y con un poco de suerte, alcanzar un coma etílico, me acerqué hasta la barra y pedí directamente una botella de bourbon y un vaso.
El tabernero me miró desconfiado, más las monedas que le dejé sobre la barra pagaban de sobra mi consumición.
Cogí sendas cosas y me dirigí a la mesa más alejada y oscura de la taberna, donde podría ahogar mi desdicha en el alcohol sin la atención de miradas curiosas.
La taberna estaba casi a rebosar de gente que bebía y se divertía; en la barra, en algunas mesas. Parejas de enamorados que hacían allí sus encuentros furtivos.
En aquellos momentos, ya nada tenía sentido para mí. Me había mantenido firme siglos, sin abrirme a los demás, y cuando por fin había encontrado a quien yo pensaba que sería mi alma gemela y a quien le había dado todo de mí, me había rechazado sin más.
Así que sin más motivo que pasar las horas hasta la salida del sol, me puse a beber tranquilamente, mientras algunas lágrimas traicioneras resbalaban de vez en cuando por mis mejillas.
Lo tenía decidido, después de varios milenios viviendo solo a partir del ocaso, por fin iba a ver de nuevo la luz del sol.
Sin otro objetivo que beber para olvidar, y con un poco de suerte, alcanzar un coma etílico, me acerqué hasta la barra y pedí directamente una botella de bourbon y un vaso.
El tabernero me miró desconfiado, más las monedas que le dejé sobre la barra pagaban de sobra mi consumición.
Cogí sendas cosas y me dirigí a la mesa más alejada y oscura de la taberna, donde podría ahogar mi desdicha en el alcohol sin la atención de miradas curiosas.
La taberna estaba casi a rebosar de gente que bebía y se divertía; en la barra, en algunas mesas. Parejas de enamorados que hacían allí sus encuentros furtivos.
En aquellos momentos, ya nada tenía sentido para mí. Me había mantenido firme siglos, sin abrirme a los demás, y cuando por fin había encontrado a quien yo pensaba que sería mi alma gemela y a quien le había dado todo de mí, me había rechazado sin más.
Así que sin más motivo que pasar las horas hasta la salida del sol, me puse a beber tranquilamente, mientras algunas lágrimas traicioneras resbalaban de vez en cuando por mis mejillas.
Lo tenía decidido, después de varios milenios viviendo solo a partir del ocaso, por fin iba a ver de nuevo la luz del sol.
Última edición por Moira Behaviour el Jue Jul 07, 2016 12:35 pm, editado 2 veces
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 244
Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Cabalgamos en una carrera infinita por los bosques hacia el centro de la ciudad, podía sentir la libertad del viento azuzando mi rostro con descaro.
La luna ya brillaba casi completa dejando así nuestros instintos a flor de piel. Podía apreciar cada sonido del bosque, las ramas desquebrajarse por los pasos de un depredador en busca de presa, las aves rapaces atentas al menor movimiento. Olía a tierra mojada y a la sangre de la vida que en el bosque se creaba y destruía casi a partes iguales cada noche.
Como la señora Agnes nos había indicado no tardamos en encontrar la taberna del pueblo mas afamada de París, al parecer era apreciada por la calidad de su cerveza en todas sus variantes.
Así que entre risas y empujones nos adentramos al interior de aquel lúgubre lugar donde sin duda no pasaríamos desapercibidos.
Una enorme barra al fondo atendida por un mesonero y varias mesas repartidas por la sala la inmensa mayoría ya ocupadas fue lo que encontramos.
Tomamos asiento en una de estas recias tablas de madera de roble que una doncella se esmero en recoger para nosotros tendiéndonos una amable y picara sonrisa.
-¿que os traigo de beber? -preguntó ajetreada al ser requerida por otra de las mesas mas cercanas.
Si algo estaba claro era que aquel local estaba muy concurrido al menos aquella noche.
Una especie de banda tocaba música en un lateral de la sala donde la iluminación parecía un poco mayor y a su alrededor bailaban la mayoría hombres ebrios con algunas mujeres que aparentaban mas damas de compañía que otra cosa.
La mesonera no tardo en regresar para apuntar nuestra consumición, seguía con aquella picara sonrisa mostrándonos descarada que le gustaba lo que veía de esos extranjeros que tenia frente a sus ojos.
-A mi tráeme una jarra de cerveza negra, por favor -pedí mientras mis ojos recorrían a las distintas personas del local.
Me sentía alerta aquella noche, no solo por estar en un lugar desconocido, si no porque algo me decía que la calma del viaje pronto se vería revuelta.
Mira a mis acompañantes esperando que pidieran y busque con los ojos a la loba, que aparentaba aun ligeramente molesta por lo sucedido con anterioridad.
Deposite mis labios en su hombro en un intento de que aquello no llegara a mayores
-Anda, si te portas bien te saco a bailar -bromee entre risas volviendo a mi posición inicial
La luna ya brillaba casi completa dejando así nuestros instintos a flor de piel. Podía apreciar cada sonido del bosque, las ramas desquebrajarse por los pasos de un depredador en busca de presa, las aves rapaces atentas al menor movimiento. Olía a tierra mojada y a la sangre de la vida que en el bosque se creaba y destruía casi a partes iguales cada noche.
Como la señora Agnes nos había indicado no tardamos en encontrar la taberna del pueblo mas afamada de París, al parecer era apreciada por la calidad de su cerveza en todas sus variantes.
Así que entre risas y empujones nos adentramos al interior de aquel lúgubre lugar donde sin duda no pasaríamos desapercibidos.
Una enorme barra al fondo atendida por un mesonero y varias mesas repartidas por la sala la inmensa mayoría ya ocupadas fue lo que encontramos.
Tomamos asiento en una de estas recias tablas de madera de roble que una doncella se esmero en recoger para nosotros tendiéndonos una amable y picara sonrisa.
-¿que os traigo de beber? -preguntó ajetreada al ser requerida por otra de las mesas mas cercanas.
Si algo estaba claro era que aquel local estaba muy concurrido al menos aquella noche.
Una especie de banda tocaba música en un lateral de la sala donde la iluminación parecía un poco mayor y a su alrededor bailaban la mayoría hombres ebrios con algunas mujeres que aparentaban mas damas de compañía que otra cosa.
La mesonera no tardo en regresar para apuntar nuestra consumición, seguía con aquella picara sonrisa mostrándonos descarada que le gustaba lo que veía de esos extranjeros que tenia frente a sus ojos.
-A mi tráeme una jarra de cerveza negra, por favor -pedí mientras mis ojos recorrían a las distintas personas del local.
Me sentía alerta aquella noche, no solo por estar en un lugar desconocido, si no porque algo me decía que la calma del viaje pronto se vería revuelta.
Mira a mis acompañantes esperando que pidieran y busque con los ojos a la loba, que aparentaba aun ligeramente molesta por lo sucedido con anterioridad.
Deposite mis labios en su hombro en un intento de que aquello no llegara a mayores
-Anda, si te portas bien te saco a bailar -bromee entre risas volviendo a mi posición inicial
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Por fin salimos de aquella casa donde solo había tenido problemas, y nos dirigimos a caballo hacia la taberna indicada por Agnés a unas millas de allí.
El aire fresco que chocaba en mi cara al galope de mi caballo me hizo calmarme un poco, y comprender a Damon. Supuse que para él también era complicado estar allí, y aún así trataba que la situación fuese cordial para todo el mundo.
He de reconocer que estaba tensa y enfadada, pero no por lo me había dicho él, ni siquiera por la señora cascarrabias que era nuestra anfitriona, sino porque a partir de mañana mi vida se derrumbaría, y sólo me quedaría poder mantenerme a su lado como escudera. Sabía que mi comportamiento también tendría que cambiar, y que nuestros juegos y peleas de niños desaparecerían, pues él se convertiría en un hombre prometido.
Cuando llegamos a la taberna, apenas había sido consciente del viaje. En esos momentos lo que menos me apetecía era meterme en otro sitio cerrado, pero debía aprovechar la única noche que me quedaba a su lado. Así que animándome un poco entramos en el concurrido local, donde nuestra presencia se hizo patente.
Esperaba con todas mis fuerzas que no apareciese la señora, a la que Damon había invitado; aunque algo me decía que no sería el único problema que tendría esa noche.
Nos buscaron una mesa, y una joven mesonera que estaba demasiado pendiente de Damon tomó nota de nuestras bebidas.
- Lo mismo que él.- pedí yo en tono neutro, sin tener muy claro lo que había pedido Damon.
Mi atención estaba centrada en una sombra oscura y solitaria al fondo del local, que no podía apreciar con nitidez.
-Anda, si te portas bien te saco a bailar.- susurró Damon sonriendo mientras apoyaba sus labios en mi hombro para después retirarlos. Sonreí ante la idea de imaginarnos bailando como todos esos hombres ebrios cuyo espectáculo era bochornoso.
Sabía que estaba tratando de suavizar lo ocurrido antes, y yo no era tan testaruda como para no aceptarlo. Bueno, en realidad si lo era, pero no con él, que era mi debilidad.
- Siento mucho todo lo ocurrido, siento...que haberte causado vergüenza.- susurré mientras miraba a sus ojos arrepentida.- Quizás no debería estar aquí.
"Quizás debería marcharme de la manada en cuanto regresemos a Italia con su prometida", pensé entristecida. Sería una decisión difícil, pero quizás la más acertada.
El aire fresco que chocaba en mi cara al galope de mi caballo me hizo calmarme un poco, y comprender a Damon. Supuse que para él también era complicado estar allí, y aún así trataba que la situación fuese cordial para todo el mundo.
He de reconocer que estaba tensa y enfadada, pero no por lo me había dicho él, ni siquiera por la señora cascarrabias que era nuestra anfitriona, sino porque a partir de mañana mi vida se derrumbaría, y sólo me quedaría poder mantenerme a su lado como escudera. Sabía que mi comportamiento también tendría que cambiar, y que nuestros juegos y peleas de niños desaparecerían, pues él se convertiría en un hombre prometido.
Cuando llegamos a la taberna, apenas había sido consciente del viaje. En esos momentos lo que menos me apetecía era meterme en otro sitio cerrado, pero debía aprovechar la única noche que me quedaba a su lado. Así que animándome un poco entramos en el concurrido local, donde nuestra presencia se hizo patente.
Esperaba con todas mis fuerzas que no apareciese la señora, a la que Damon había invitado; aunque algo me decía que no sería el único problema que tendría esa noche.
Nos buscaron una mesa, y una joven mesonera que estaba demasiado pendiente de Damon tomó nota de nuestras bebidas.
- Lo mismo que él.- pedí yo en tono neutro, sin tener muy claro lo que había pedido Damon.
Mi atención estaba centrada en una sombra oscura y solitaria al fondo del local, que no podía apreciar con nitidez.
-Anda, si te portas bien te saco a bailar.- susurró Damon sonriendo mientras apoyaba sus labios en mi hombro para después retirarlos. Sonreí ante la idea de imaginarnos bailando como todos esos hombres ebrios cuyo espectáculo era bochornoso.
Sabía que estaba tratando de suavizar lo ocurrido antes, y yo no era tan testaruda como para no aceptarlo. Bueno, en realidad si lo era, pero no con él, que era mi debilidad.
- Siento mucho todo lo ocurrido, siento...que haberte causado vergüenza.- susurré mientras miraba a sus ojos arrepentida.- Quizás no debería estar aquí.
"Quizás debería marcharme de la manada en cuanto regresemos a Italia con su prometida", pensé entristecida. Sería una decisión difícil, pero quizás la más acertada.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Las horas pasaban lentamente, mientras una botella tras otra desaparecían delante de mí.
A este paso acabaría perdiendo el conocimiento antes de que saliese el sol y yo me decidiese por ver amanecer por primera vez desde hacía varios milenios.
Apoyé mi cabeza en mi brazo, que se encontraba sobre la mesa, y me puse a llorar. Con todo el alcohol que llevaba encima me daba igual lo que pudiesen pensar los demás si me veían.
El vacío que tenía por dentro era tan grande que apenas tenía ya fuerzas ni para respirar.
¿Por qué Erlend me había hecho esto? Pero no, no podía culparlo a él. Sabía desde el principio que el vampiro tenía una extraña relación con aquella loba por la que ahora me rechazaba. Una relación totalmente tóxica y sin sentido, pues Erlend quería recuperar a Katherine en otra persona, y estaba tan ciego por el amor a ésta, que no se daba cuenta que en quien lo estaba buscando no paraba de hacerle daño una y otra vez.
¿Y quién era yo para decírselo? ¿Quién era para decirle que cada caricia que yo presenciaba me mataba por dentro? Porque si una cosa tenía clara es que yo si lo quería, lo quería con toda mi alma, si es que tenía alguna. Y también tenía claro que las personas que se quieren no se hacen daño intencionadamente, ni se coaccionan.
Si la loba lo quisiese lo más minimo no lo trataría así, no le haría daño para luego pedirle perdón y que Erlend volviese a ceder; no intentaría cambiar a un ser perfecto en sus rarezas, y lo aceptaría tal y como es.
Pero todo eso solo lo veía yo, ¿y quién era yo para opinar?
Nadie; ya me lo había dejado claro Erlend. Yo solo era, y sería su amiga.
Levanté la cabeza y pedí otra botella. Con un poco de suerte mi vida terminaría en breve con un coma etílico.
A este paso acabaría perdiendo el conocimiento antes de que saliese el sol y yo me decidiese por ver amanecer por primera vez desde hacía varios milenios.
Apoyé mi cabeza en mi brazo, que se encontraba sobre la mesa, y me puse a llorar. Con todo el alcohol que llevaba encima me daba igual lo que pudiesen pensar los demás si me veían.
El vacío que tenía por dentro era tan grande que apenas tenía ya fuerzas ni para respirar.
¿Por qué Erlend me había hecho esto? Pero no, no podía culparlo a él. Sabía desde el principio que el vampiro tenía una extraña relación con aquella loba por la que ahora me rechazaba. Una relación totalmente tóxica y sin sentido, pues Erlend quería recuperar a Katherine en otra persona, y estaba tan ciego por el amor a ésta, que no se daba cuenta que en quien lo estaba buscando no paraba de hacerle daño una y otra vez.
¿Y quién era yo para decírselo? ¿Quién era para decirle que cada caricia que yo presenciaba me mataba por dentro? Porque si una cosa tenía clara es que yo si lo quería, lo quería con toda mi alma, si es que tenía alguna. Y también tenía claro que las personas que se quieren no se hacen daño intencionadamente, ni se coaccionan.
Si la loba lo quisiese lo más minimo no lo trataría así, no le haría daño para luego pedirle perdón y que Erlend volviese a ceder; no intentaría cambiar a un ser perfecto en sus rarezas, y lo aceptaría tal y como es.
Pero todo eso solo lo veía yo, ¿y quién era yo para opinar?
Nadie; ya me lo había dejado claro Erlend. Yo solo era, y sería su amiga.
Levanté la cabeza y pedí otra botella. Con un poco de suerte mi vida terminaría en breve con un coma etílico.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Como imaginaba finalmente Arely entro en razón, supongo que aquel carácter indomable forzaba a que necesitara tomarse su tiempo para asimilar las cosas e imagine que el viaje a caballo le habría ayudado a poner sus ideas en orden.
Me limite a sonreír, aun escuchando algo que no logre comprender ¿por que ahora parecía querer marcharse? Habíamos discutido infinidad de ocasiones ¿como no hacerlo si nos habíamos criado juntos? Aun así esta era la primera vez que me amenazaba con abandonarme, algo no me quería decir.
La posadera trajo lo pedido y yo deposite unas monedas que sin duda abonarían la consumición de los allí presentes.
Tome mi jarra de hidromiel pensativo dándole un buen tiento a esta. No tardeen percibir el aura de un vampiro que se ocultaba al fondo del local, supuse que en busca de algún incauto que cayera en su influjo y al que poder devorar esa noche.
Aun así, aquella noche no buscaba problemas, así que me limite a permanecer sentado atento a lo que aconteciera.
Si yo me había percatado de su presencia de sobra sabia que él también de la mía asi que lleve mi mano a la bota asegurándome de que uno de los cuchillos que portaba estaba perfectamente colocado para entrar en acción en caso de ser necesario, e hice lo mismo de forma instintiva con el resto.
Mas tranquilo hundí mis ojos en la loba que parecía tan enfrascada en sus propias ideas como yo, así que, como lo prometido era deuda tome su mano y tire de ella pegando su cuerpo al mio.
Intuía se moriría de vergüenza,frente a aquel arranque, pero poco me importaba a mi eso, acaso no hacia ella lo mismo conmigo cuando tenia ocasión.
-Dime lobita, ¿a que viene esa idea absurda de dejar la manada? ¿que me ocultas? -pregunte entre susurros intentando leer en la profundidad de su mirada mientras bailábamos pegados.
Me limite a sonreír, aun escuchando algo que no logre comprender ¿por que ahora parecía querer marcharse? Habíamos discutido infinidad de ocasiones ¿como no hacerlo si nos habíamos criado juntos? Aun así esta era la primera vez que me amenazaba con abandonarme, algo no me quería decir.
La posadera trajo lo pedido y yo deposite unas monedas que sin duda abonarían la consumición de los allí presentes.
Tome mi jarra de hidromiel pensativo dándole un buen tiento a esta. No tardeen percibir el aura de un vampiro que se ocultaba al fondo del local, supuse que en busca de algún incauto que cayera en su influjo y al que poder devorar esa noche.
Aun así, aquella noche no buscaba problemas, así que me limite a permanecer sentado atento a lo que aconteciera.
Si yo me había percatado de su presencia de sobra sabia que él también de la mía asi que lleve mi mano a la bota asegurándome de que uno de los cuchillos que portaba estaba perfectamente colocado para entrar en acción en caso de ser necesario, e hice lo mismo de forma instintiva con el resto.
Mas tranquilo hundí mis ojos en la loba que parecía tan enfrascada en sus propias ideas como yo, así que, como lo prometido era deuda tome su mano y tire de ella pegando su cuerpo al mio.
Intuía se moriría de vergüenza,frente a aquel arranque, pero poco me importaba a mi eso, acaso no hacia ella lo mismo conmigo cuando tenia ocasión.
-Dime lobita, ¿a que viene esa idea absurda de dejar la manada? ¿que me ocultas? -pregunte entre susurros intentando leer en la profundidad de su mirada mientras bailábamos pegados.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Estaba melancólica recordando todo lo que Damon y yo habíamos pasado juntos. Había sido perfecto; el mejor compañero que jamás habría podido imaginar, más consciente era de que aquello iba a cambiar.
Todavía debía decidir si vería el cambio o me marcharía antes; en esos momentos me sentía incapaz de ver como se casaba con aquella desconocida, y permanecer inalterable a su lado.Mala pasada me estaba gastando el destino.
Iba a dar un trago de mi jarra, cuando de pronto Damon me tomó de la mano y de un tirón me sacó a bailar.
Pegó su cuerpo al mío mientras yo me sonrojaba de vergüenza. Algunos ojos se giraron para mirarnos, ¿cómo se atrevía a hacerme eso? No me gustaba ser el centro de atención, aunque al sentir la cercanía de su cuerpo en ese momento, se lo perdonaría y me dejaría llevar.
-Dime lobita, ¿a qué viene esa idea absurda de dejar la manada? ¿qué me ocultas? -susurró mientras su mirada quedaba fijada ante mis ojos, como si quisiese descubrir que esta pensando.
- ¿Ahora te has vuelto adivino?.- sonreí de soslayo.- No es nada, solo estaba pensando que quizás ahora no tenga tanto sentido que sigamos tan...¿juntos? Dentro de poco estarás con tu prometida y yo....
No terminé la frase; no quería decir nada de lo que arrepentirme el resto de mi lobuna vida. Así que apoyé mi cabeza en su hombro con la nariz rozando su cuello. Aspirando su olor para poder recordarlo siempre. Lo iba a echar tanto de menos que una lágrima rodó por mi mejilla.
Si me hubiese dicho hace unos meses que habría bailado pegada a él, le habría dado un mordisco en el culo.
Todavía debía decidir si vería el cambio o me marcharía antes; en esos momentos me sentía incapaz de ver como se casaba con aquella desconocida, y permanecer inalterable a su lado.Mala pasada me estaba gastando el destino.
Iba a dar un trago de mi jarra, cuando de pronto Damon me tomó de la mano y de un tirón me sacó a bailar.
Pegó su cuerpo al mío mientras yo me sonrojaba de vergüenza. Algunos ojos se giraron para mirarnos, ¿cómo se atrevía a hacerme eso? No me gustaba ser el centro de atención, aunque al sentir la cercanía de su cuerpo en ese momento, se lo perdonaría y me dejaría llevar.
-Dime lobita, ¿a qué viene esa idea absurda de dejar la manada? ¿qué me ocultas? -susurró mientras su mirada quedaba fijada ante mis ojos, como si quisiese descubrir que esta pensando.
- ¿Ahora te has vuelto adivino?.- sonreí de soslayo.- No es nada, solo estaba pensando que quizás ahora no tenga tanto sentido que sigamos tan...¿juntos? Dentro de poco estarás con tu prometida y yo....
No terminé la frase; no quería decir nada de lo que arrepentirme el resto de mi lobuna vida. Así que apoyé mi cabeza en su hombro con la nariz rozando su cuello. Aspirando su olor para poder recordarlo siempre. Lo iba a echar tanto de menos que una lágrima rodó por mi mejilla.
Si me hubiese dicho hace unos meses que habría bailado pegada a él, le habría dado un mordisco en el culo.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Con su mano entre la mía y los ojos enlazados, el baile comenzó bajo las miradas indiscretas de los allí presentes.
Posiblemente porque este no tenia nada que ver con las bochornosas danzas ebrias de los borrachos, Mas bien todo lo contrario, era una bella danza de salón, el hermoso vals victoriano.
Mantuve la cabeza erguida, la espalda recta; ella poso su brazo derecho sobre mi omóplato izquierdo y yo lleve mi mano delicadamente a su cintura sujetándola con firmeza; al tiempo que nuestros otros brazos permanecen extendidos, con las manos enlazadas.
Pronto comenzamos a girar dejándonos llevar por la embaucadora música.
-No es nada, solo estaba pensando que quizás ahora no tenga tanto sentido que sigamos tan...¿juntos? Dentro de poco estarás con tu prometida y yo.... -confeso sin despegar su mirada de la mía.
Aquello ojos apagados y sin brillo se me antojaban mas tristes de lo que los había visto en mi vida.
Entendía su miedo, hasta ahora y tras la muerte de madre, había hecho las veces de hembra alfa en la manada y ahora se veía pisada en terreno por mi futura prometida. Que si los dioses lo querían, mañana dejaría de ser un fantasma para convertirse en realidad. Mi realidad.
Su nariz sobre mi cuello y su aliento en mi nuca, ambos en silencio sepulcral, tan solo dejando que la música hablara por nosotros como tantas veces lo había hecho en la corte.
-No vas a perderme -susurre finalmente en su oído -solo voy a desposarme, el campo de batalla al que acudo con frecuencia se me antoja un peor enemigo y un modo mas seguro de que no volváis a verme -bromee tratando de quitar hierro al asunto -siempre podréis contar conmigo. Ahora que madre no esta, sois mi responsabilidad. Aun así, no os impediré nada, quiero que seáis feliz y si eso lo alcanzáis lejos de mi y de la manada sois libre de hacerlo.
Deje escapar el aire resignado, a sabiendas de que a aquella hembra no se le podía imponer nada, ella tenia que encontrar su camino como yo ya tenia trazado el mio.
Quizás estuviera destinada a formar su propia manada y no quedar relegada a una segunda posición de beta y en ese caso seria tan injusto por mi parte y tan egoísta suplicarle que se quedara a mi lado, que ni por un momento me plantearía hacerlo aunque eso me doliera en estos instantes mas que nada en el mundo.
Sonreí ligeramente separándome de ella para voltearla y recuperar nuestra posición inicial
-Creo necesitaremos alguna jarra mas de esa hidromiel -bromeé guiñándole un ojo.
Posiblemente porque este no tenia nada que ver con las bochornosas danzas ebrias de los borrachos, Mas bien todo lo contrario, era una bella danza de salón, el hermoso vals victoriano.
Mantuve la cabeza erguida, la espalda recta; ella poso su brazo derecho sobre mi omóplato izquierdo y yo lleve mi mano delicadamente a su cintura sujetándola con firmeza; al tiempo que nuestros otros brazos permanecen extendidos, con las manos enlazadas.
Pronto comenzamos a girar dejándonos llevar por la embaucadora música.
-No es nada, solo estaba pensando que quizás ahora no tenga tanto sentido que sigamos tan...¿juntos? Dentro de poco estarás con tu prometida y yo.... -confeso sin despegar su mirada de la mía.
Aquello ojos apagados y sin brillo se me antojaban mas tristes de lo que los había visto en mi vida.
Entendía su miedo, hasta ahora y tras la muerte de madre, había hecho las veces de hembra alfa en la manada y ahora se veía pisada en terreno por mi futura prometida. Que si los dioses lo querían, mañana dejaría de ser un fantasma para convertirse en realidad. Mi realidad.
Su nariz sobre mi cuello y su aliento en mi nuca, ambos en silencio sepulcral, tan solo dejando que la música hablara por nosotros como tantas veces lo había hecho en la corte.
-No vas a perderme -susurre finalmente en su oído -solo voy a desposarme, el campo de batalla al que acudo con frecuencia se me antoja un peor enemigo y un modo mas seguro de que no volváis a verme -bromee tratando de quitar hierro al asunto -siempre podréis contar conmigo. Ahora que madre no esta, sois mi responsabilidad. Aun así, no os impediré nada, quiero que seáis feliz y si eso lo alcanzáis lejos de mi y de la manada sois libre de hacerlo.
Deje escapar el aire resignado, a sabiendas de que a aquella hembra no se le podía imponer nada, ella tenia que encontrar su camino como yo ya tenia trazado el mio.
Quizás estuviera destinada a formar su propia manada y no quedar relegada a una segunda posición de beta y en ese caso seria tan injusto por mi parte y tan egoísta suplicarle que se quedara a mi lado, que ni por un momento me plantearía hacerlo aunque eso me doliera en estos instantes mas que nada en el mundo.
Sonreí ligeramente separándome de ella para voltearla y recuperar nuestra posición inicial
-Creo necesitaremos alguna jarra mas de esa hidromiel -bromeé guiñándole un ojo.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Cerré los ojos e imaginé que estábamos solos en aquella taberna; pedí a todos los dioses que el tiempo se parase, que nos quedásemos así el resto de la eternidad...
-No vas a perderme -dijo en mi oído -solo voy a desposarme, el campo de batalla al que acudo con frecuencia se me antoja un peor enemigo y un modo más seguro de que no volváis a verme. Siempre podréis contar conmigo. Ahora que madre no está, sois mi responsabilidad. Aún así, no os impediré nada, quiero que seáis feliz y si eso lo alcanzáis lejos de mí y de la manada sois libre de hacerlo.
Me quedé confundida; demasiados golpes en una sola frase. ¿Su responsabilidad? Suspiré; para él siempre sería como su hermana pequeña, jamás me vería como una mujer como podía ver en las demás. Yo no quería ser ese tipo de responsabilidad, no quería depender de él como un trasto más que había heredado de su madre.
Y decía que quería que fuese feliz. ¿Es que este lobo estaba ciego? Con lo listo que era en el campo de batalla y para el resto de asuntos de estado, y lo inocente que parecía para temas del corazón. ¿Cómo decirle que la única manera de ser feliz era estar a su lado? Pero no como amiga, sino como algo más. Imposible; Damon estaba fuera de mi alcance y yo lo sabía. Lo había sabido desde siempre, pero hasta ahora no había sido consciente de lo mucho que me importaba.
Aunque lo que más me preocupó es que parecía que no le importase mucho mi marcha; no esperaba una declaración de amor, pero al menos sí que me demostrase que me necesitaba a su lado. Había hecho bien pues en no declararle mi amor hacia él.
Su mano seguía sujetando mi cintura, mientras mis dedos jugueteaban con los suyos, cuando se separó ligeramente para hacerme dar un vuelta que me hizo sonreír. Más al ponerme de nuevo frente a él, di un paso más y mis labios se quedaron a escasos milímetros de los suyos. Mi respiración se entrecortó y susurré:
-No es lejos de vos donde quiero estar..- me acerqué más a él mientras lo miraba fijamente.
-No vas a perderme -dijo en mi oído -solo voy a desposarme, el campo de batalla al que acudo con frecuencia se me antoja un peor enemigo y un modo más seguro de que no volváis a verme. Siempre podréis contar conmigo. Ahora que madre no está, sois mi responsabilidad. Aún así, no os impediré nada, quiero que seáis feliz y si eso lo alcanzáis lejos de mí y de la manada sois libre de hacerlo.
Me quedé confundida; demasiados golpes en una sola frase. ¿Su responsabilidad? Suspiré; para él siempre sería como su hermana pequeña, jamás me vería como una mujer como podía ver en las demás. Yo no quería ser ese tipo de responsabilidad, no quería depender de él como un trasto más que había heredado de su madre.
Y decía que quería que fuese feliz. ¿Es que este lobo estaba ciego? Con lo listo que era en el campo de batalla y para el resto de asuntos de estado, y lo inocente que parecía para temas del corazón. ¿Cómo decirle que la única manera de ser feliz era estar a su lado? Pero no como amiga, sino como algo más. Imposible; Damon estaba fuera de mi alcance y yo lo sabía. Lo había sabido desde siempre, pero hasta ahora no había sido consciente de lo mucho que me importaba.
Aunque lo que más me preocupó es que parecía que no le importase mucho mi marcha; no esperaba una declaración de amor, pero al menos sí que me demostrase que me necesitaba a su lado. Había hecho bien pues en no declararle mi amor hacia él.
Su mano seguía sujetando mi cintura, mientras mis dedos jugueteaban con los suyos, cuando se separó ligeramente para hacerme dar un vuelta que me hizo sonreír. Más al ponerme de nuevo frente a él, di un paso más y mis labios se quedaron a escasos milímetros de los suyos. Mi respiración se entrecortó y susurré:
-No es lejos de vos donde quiero estar..- me acerqué más a él mientras lo miraba fijamente.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Volteó sacudiendo su preciosa melena dorada frente a mi acompañándola de una carcajada liberadora que esperaba destensara el momento.
Fue entonces cuando tras un mal paso, sus labios quedaron a tan escasa distancia de los míos, que casi podía notar su aliento entrecortado acaparar mi boca.
Mis ojos descendieron de modo instintivo hacia ellos motivado por su delicada cercanía, carnosos, rosados, húmedos y apetecibles. Mis labios se entreabrieron de forma inconsciente dejándome llevar por el puro deseo. Deje escapar casi un jadeo que delataba mis intenciones y cerré los ojos aun manteniendo las distancias, buscando en mi cabeza mantener la cordura que al parecer mi cuerpo no necesitaba.
Pose mi frente sobre la suya, no me había dado cuenta pero ya no bailábamos y ahora mis manos se posaban en sus mejillas impacientes.
Con nuestras respiraciones fusionadas en una, abrí los ojos negando con la cabeza, mas sin lograr alejarme de ella un ápice.
-No puedo -susurré frente a su boca,intentando llevarme por la razón, ¿por que no sucumbir al deseo? a fin de cuentas mi prometida solo era un fantasma al que ni siquiera había visto en sueños.
Cerré nuevamente los ojos acortando las distancias con los labios abiertos, mas no se por que razón me detuve. Deje caer los brazo de sus mejillas como si me pesaran y recupere mi posición erguida con sumo esfuerzo, para centrar mis ojos en ella mirándola fijamente, admire su belleza y lo sumamente cerca que había estado de echarlo todo a perder en una noche.
-No puedo, mañana buscare a mi prometida, mi destino ya esta escrito a su lado. No diré que no he estado con otras hembras, porque sabéis que no es cierto, mas igual de cierto es que han sido relaciones pasionales y esporádicas ¿creéis por un segundo que eso es lo que vos seriáis para mi?
Tome la jarra de hidromiel dándole un buen tiento hasta casi acabarla, como si aquello pudiera ayudarme ha hablar con mas fundamento.
-Arely no compliquemos mas las cosas, se que tenéis miedo de perderme y eso unido a que mañana la luna coronara el cielo nos a llevado a ambos a un abismo de difícil salida...
Acaricie su mejilla con delicadeza sin poder apartar mis ojos de los suyos.
-No me iré demasiado tarde -sentencié -mañana me espera un viaje de horas a caballo y a vosotros pertrechar las mazmorras para acomodarnos en ellas.
Tome nuevamente asiento aun con la respiración acelerada mas tratando de encontrar una calma alejada a llegar a mi aquella noche.
Fue entonces cuando tras un mal paso, sus labios quedaron a tan escasa distancia de los míos, que casi podía notar su aliento entrecortado acaparar mi boca.
Mis ojos descendieron de modo instintivo hacia ellos motivado por su delicada cercanía, carnosos, rosados, húmedos y apetecibles. Mis labios se entreabrieron de forma inconsciente dejándome llevar por el puro deseo. Deje escapar casi un jadeo que delataba mis intenciones y cerré los ojos aun manteniendo las distancias, buscando en mi cabeza mantener la cordura que al parecer mi cuerpo no necesitaba.
Pose mi frente sobre la suya, no me había dado cuenta pero ya no bailábamos y ahora mis manos se posaban en sus mejillas impacientes.
Con nuestras respiraciones fusionadas en una, abrí los ojos negando con la cabeza, mas sin lograr alejarme de ella un ápice.
-No puedo -susurré frente a su boca,intentando llevarme por la razón, ¿por que no sucumbir al deseo? a fin de cuentas mi prometida solo era un fantasma al que ni siquiera había visto en sueños.
Cerré nuevamente los ojos acortando las distancias con los labios abiertos, mas no se por que razón me detuve. Deje caer los brazo de sus mejillas como si me pesaran y recupere mi posición erguida con sumo esfuerzo, para centrar mis ojos en ella mirándola fijamente, admire su belleza y lo sumamente cerca que había estado de echarlo todo a perder en una noche.
-No puedo, mañana buscare a mi prometida, mi destino ya esta escrito a su lado. No diré que no he estado con otras hembras, porque sabéis que no es cierto, mas igual de cierto es que han sido relaciones pasionales y esporádicas ¿creéis por un segundo que eso es lo que vos seriáis para mi?
Tome la jarra de hidromiel dándole un buen tiento hasta casi acabarla, como si aquello pudiera ayudarme ha hablar con mas fundamento.
-Arely no compliquemos mas las cosas, se que tenéis miedo de perderme y eso unido a que mañana la luna coronara el cielo nos a llevado a ambos a un abismo de difícil salida...
Acaricie su mejilla con delicadeza sin poder apartar mis ojos de los suyos.
-No me iré demasiado tarde -sentencié -mañana me espera un viaje de horas a caballo y a vosotros pertrechar las mazmorras para acomodarnos en ellas.
Tome nuevamente asiento aun con la respiración acelerada mas tratando de encontrar una calma alejada a llegar a mi aquella noche.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Damon no se alejó de mí ante la cercanía de nuestros labios; es más, entreabrió los suyos y cerró los ojos. Mi corazón latía con tanta fuerza ante la posibilidad de que me besase que pensé que sería posible escuchar mis latidos desde el exterior;¿podrían cumplirse los sueños? ¿podría haber estado equivocada todo este tiempo ante sus sentimientos hacia mi?
Había imaginado aquel momento desde hacia tanto tiempo...desde que hace años comprendí que lo que sentía por Damon no era solo amistad, ni admiración. Tardé mucho en reconocer que lo que sentía por él era amor; un amor secreto que jamás me había atrevido a confesar, y que ahora parecía cumplirse.
Dejamos de bailar, y el lobo me cogió de las mejillas con delicadeza, mientras yo respiraba entrecortadamente. Estaba nerviosa, excitada...desconcertada. Había llegado el momento.
- No puedo.- me susurró ante mis labios, separando sus manos de mis mejillas ahora pálidas. Mi corazón fue atravesado en ese momento por un rayo de Zeus, destrozado y congelado para siempre.- Mañana buscaré a mi prometida.
No pude escuchar más. Cada respiro de mis pulmones eran punzadas de dolor. Su rechazo era tal que era incapaz de articular palabra ni mover mi cuerpo. Sentía que me quedaba sin aire a cada palabra suya de rechazo...
"No lo compliquemos más..decía".
¿Complicar el qué? Si acababa de ser yo quien había dejado abierto su corazón para que lo pisotease.
Damon me soltó y fue a sentarse de nuevo a la mesa. Tenía ya el día siguiente en sus planes, y yo no estaba en ellos.
Pero yo me quedé en pie, en medio de aquella taberna, muda ante la vergüenza y el dolor.
Cogí aire con fuerza y me acerqué a la mesa donde Damon apuraba su jarra de bebida. Hice yo lo mismo con la mía.
- De acuerdo, señor.- dije con la voz más neutra que pude poner.- Mañana me ocuparé de preparar las mazmorras mientras vos buscáis a su prometida. Si me disculpa, salgo un momento fuera a tomar el aire; esto está muy cargado.
Cogí mi capa, y con toda la prisa que pude salí hacia el exterior. Solo faltaba para perder mi total dignidad que Damon me viese llorar delante de él.
Había imaginado aquel momento desde hacia tanto tiempo...desde que hace años comprendí que lo que sentía por Damon no era solo amistad, ni admiración. Tardé mucho en reconocer que lo que sentía por él era amor; un amor secreto que jamás me había atrevido a confesar, y que ahora parecía cumplirse.
Dejamos de bailar, y el lobo me cogió de las mejillas con delicadeza, mientras yo respiraba entrecortadamente. Estaba nerviosa, excitada...desconcertada. Había llegado el momento.
- No puedo.- me susurró ante mis labios, separando sus manos de mis mejillas ahora pálidas. Mi corazón fue atravesado en ese momento por un rayo de Zeus, destrozado y congelado para siempre.- Mañana buscaré a mi prometida.
No pude escuchar más. Cada respiro de mis pulmones eran punzadas de dolor. Su rechazo era tal que era incapaz de articular palabra ni mover mi cuerpo. Sentía que me quedaba sin aire a cada palabra suya de rechazo...
"No lo compliquemos más..decía".
¿Complicar el qué? Si acababa de ser yo quien había dejado abierto su corazón para que lo pisotease.
Damon me soltó y fue a sentarse de nuevo a la mesa. Tenía ya el día siguiente en sus planes, y yo no estaba en ellos.
Pero yo me quedé en pie, en medio de aquella taberna, muda ante la vergüenza y el dolor.
Cogí aire con fuerza y me acerqué a la mesa donde Damon apuraba su jarra de bebida. Hice yo lo mismo con la mía.
- De acuerdo, señor.- dije con la voz más neutra que pude poner.- Mañana me ocuparé de preparar las mazmorras mientras vos buscáis a su prometida. Si me disculpa, salgo un momento fuera a tomar el aire; esto está muy cargado.
Cogí mi capa, y con toda la prisa que pude salí hacia el exterior. Solo faltaba para perder mi total dignidad que Damon me viese llorar delante de él.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Y nuevamente como vino se fue, dejando aquella fragancia a flores salvajes cuando abandono la taberna llevada por el mismísimo trueno de Thor.
Negué con la cabeza mirando a mi acompañante que se encogida de hombros ante el aparente desplante.
Deje escapar el aire entre mis labios, resignado, tratando de ver como podíamos haber llegado a esta situación desde que abandonamos Italia hacia unos meses.
Si bien era cierto que mi madre siempre mantuvo a la manada unida yo ahora sentía que se me desquebrajaba a pedazos entre las manos.
Me sentía incapaz de controlarla a ella y para que mentir tambien a mi mismo.
Supongo que por eso mi madre siempre tuvo interés por que antes de su falta la hembra alfa de mi esposa llegara a la manda, ella siempre soñó con ver nuestra boda y poder arropar a sus nietos en las frías noches de invierno. Mas ninguno de sus deseos cumplí,me limite a batallar y hacer lo que bien me venia en gana y ahora pagaba las consecuencias de tenerlo todo por los aires.
Necesitaba encontrarla, aquel olor de su carta a lila y grosellas frescas era lo poco que tenia de un fantasma que ahora debia encontrar por el bien de mi manada y por el mio propio.
Tome aire y me puse en pie dispuesto a explicar con paciencia a aquella mujer terca lo sucedido allí adentro.
Me encamine al exterior deseando haber consumido bastante mas Hidromiel de la que portaba en el cuerpo en aquel instante y la encontré fuera, enfurecida posiblemente conmigo y con el mundo.
Me acerque a ella recolocando la capa de pieles negruzcas sobre mis hombros.
-Arely no pretendo hacerte daño, mas creo que esto solo es fruto de la inseguridad que sientes ante la idea de la llegada de una nueva alfa a la manada. Dejemoslo correr, porque no puede ser, no contigo y no esta noche. Si nos dejáramos llevar ¿has pensado en como te sentirías mañana cuando partiera con mi montura en busca de la que se convertirá en mi esposa? Aun estamos a tiempo de no estropear lo nuestro y mantener lo que tenemos.
Hundí mis ojos en los suyos buscando su comprensión, aunque de sobras sabia que ella necesitaba su tiempo para digerir las cosas.
-Mañana con menos hidromiel en el cuerpo te darás cuenta de que tengo razón -sentencié
Negué con la cabeza mirando a mi acompañante que se encogida de hombros ante el aparente desplante.
Deje escapar el aire entre mis labios, resignado, tratando de ver como podíamos haber llegado a esta situación desde que abandonamos Italia hacia unos meses.
Si bien era cierto que mi madre siempre mantuvo a la manada unida yo ahora sentía que se me desquebrajaba a pedazos entre las manos.
Me sentía incapaz de controlarla a ella y para que mentir tambien a mi mismo.
Supongo que por eso mi madre siempre tuvo interés por que antes de su falta la hembra alfa de mi esposa llegara a la manda, ella siempre soñó con ver nuestra boda y poder arropar a sus nietos en las frías noches de invierno. Mas ninguno de sus deseos cumplí,me limite a batallar y hacer lo que bien me venia en gana y ahora pagaba las consecuencias de tenerlo todo por los aires.
Necesitaba encontrarla, aquel olor de su carta a lila y grosellas frescas era lo poco que tenia de un fantasma que ahora debia encontrar por el bien de mi manada y por el mio propio.
Tome aire y me puse en pie dispuesto a explicar con paciencia a aquella mujer terca lo sucedido allí adentro.
Me encamine al exterior deseando haber consumido bastante mas Hidromiel de la que portaba en el cuerpo en aquel instante y la encontré fuera, enfurecida posiblemente conmigo y con el mundo.
Me acerque a ella recolocando la capa de pieles negruzcas sobre mis hombros.
-Arely no pretendo hacerte daño, mas creo que esto solo es fruto de la inseguridad que sientes ante la idea de la llegada de una nueva alfa a la manada. Dejemoslo correr, porque no puede ser, no contigo y no esta noche. Si nos dejáramos llevar ¿has pensado en como te sentirías mañana cuando partiera con mi montura en busca de la que se convertirá en mi esposa? Aun estamos a tiempo de no estropear lo nuestro y mantener lo que tenemos.
Hundí mis ojos en los suyos buscando su comprensión, aunque de sobras sabia que ella necesitaba su tiempo para digerir las cosas.
-Mañana con menos hidromiel en el cuerpo te darás cuenta de que tengo razón -sentencié
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
No habían pasado ni cinco segundos desde que había conseguido salir al exterior y respirar aire fresco cuando Damon se acercó a mí por la espalda.
¿Tan difícil era dejarme unos minutos a solas para volver a ponerme mi coraza?
Escuché sus palabras sin girarme, agachando la cabeza y tapándome con la capucha de mi capa.
Cada palabra suya seguía siendo una puñalada más a mi pecho; ¿cómo podía haber sido tan ingenua y haber pensado que quizás me correspondía? ¿cómo podía decir que no quería hacerme daño si era lo único que llevaba haciendo desde que empezó a hablar de su prometida?
Dejé que hablase, más estaba engañado si pensaba que iba a callar y obedecer. Por lo menos esta vez se enteraría de una vez por todas las razones de mis actos.
Cuando terminó de hablar, o eso me pareció a mí, me giré con los ojos inundados en lágrimas; ya que mas daba humillarme un poco más.
- Por supuesto que sé como me sentiré mañana en cuanto partas a por tu prometida; me sentiré vacía. Como me siento ahora. Y te equivocas si piensas que ésto pueda ser por cuestión de grado, me da igual ser alfa que beta; lo único que he deseado toda mi vida es estar contigo, más como muy bien tú dices, conmigo no puede ser.- Susurré entre dolor y rabia.- Más ahora vuelve tranquilo, las cosas seguirán como siempre. Me merezco tu rechazo; jamás debí pensar que era digna de ti.
Se hizo el silencio.
- Vuelve dentro, por favor. En breve entraré para celebrar contigo tu deseado enlace, y volverás a tener todo bajo control, incluido mi comportamiento que tanto te increpa.- dije con voz apenas audible, pues un nudo se hizo en mi garganta, teniendo que girarme para dejar salir a aquellas lágrimas que llevaban rato amenazando.
¿Tan difícil era dejarme unos minutos a solas para volver a ponerme mi coraza?
Escuché sus palabras sin girarme, agachando la cabeza y tapándome con la capucha de mi capa.
Cada palabra suya seguía siendo una puñalada más a mi pecho; ¿cómo podía haber sido tan ingenua y haber pensado que quizás me correspondía? ¿cómo podía decir que no quería hacerme daño si era lo único que llevaba haciendo desde que empezó a hablar de su prometida?
Dejé que hablase, más estaba engañado si pensaba que iba a callar y obedecer. Por lo menos esta vez se enteraría de una vez por todas las razones de mis actos.
Cuando terminó de hablar, o eso me pareció a mí, me giré con los ojos inundados en lágrimas; ya que mas daba humillarme un poco más.
- Por supuesto que sé como me sentiré mañana en cuanto partas a por tu prometida; me sentiré vacía. Como me siento ahora. Y te equivocas si piensas que ésto pueda ser por cuestión de grado, me da igual ser alfa que beta; lo único que he deseado toda mi vida es estar contigo, más como muy bien tú dices, conmigo no puede ser.- Susurré entre dolor y rabia.- Más ahora vuelve tranquilo, las cosas seguirán como siempre. Me merezco tu rechazo; jamás debí pensar que era digna de ti.
Se hizo el silencio.
- Vuelve dentro, por favor. En breve entraré para celebrar contigo tu deseado enlace, y volverás a tener todo bajo control, incluido mi comportamiento que tanto te increpa.- dije con voz apenas audible, pues un nudo se hizo en mi garganta, teniendo que girarme para dejar salir a aquellas lágrimas que llevaban rato amenazando.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
La fria noche y el viento que este traian acariciaban el rostro y cabellos de la viajera, a decir verdad aquella noche habia un gran aura de libertad a pesar lo ocurrido en horas anteriores, sin embargo la naturaleza y los animales siempre apaciguaban y sacaban un buen animo en Agnés quien en aquel momento disfrutaba de ir a caballo, sus muslos ejercían la presión necesaria sobre la montura de su yegua, cuanto extrañaba participar en competencias ecuestres.
Sus ojos se habian adaptado ya a recibir solo la luz de la luna como único medio para alumbrar aquellos parajes mas la libertad que poseía acabo tan rápido como un relámpago al dividisar la taberna bajo la rapidez y dejo de picar las espuelas, al final se bajo como una valquiria de aquella criatura y la amarro- Has sido muy buena chica-murmuro sonriendo mientras acariciaba el lomo color arena, aquello siempre le había gustado a decir verdad le gustaban todas las nobles criaturas era a los humanos a quienes odiaba. Arreglando su chaqueta comenzó a caminar hacia la entrada de la posada, con un gesto de cabeza saludo al posadero quien le había sido presentado en un tiempo que pareciera ya un millón de años.
Whisky doble por favor -ordeno, el vaso fue dispuesto ante ella a lo cual agradeció pagando y tomando el mismo entre sus manos caminando buscando al conde y sus guardaespaldas con la mirada. El lugar estaba como lo recordaba la primera vez que coloco un pie allí, lúgubre pero con la iluminación exacta en ciertas áreas necesarias, parejas casadas y otras no tanto , apostadores empedirnidos que ponian en juego hasta a su madre si era necesario y creian que tenian buenas cartas, tomo aire y luego un trago a su bebida era como si el tiempo no repercutiera sobre este sitio.
Sus ojos se habian adaptado ya a recibir solo la luz de la luna como único medio para alumbrar aquellos parajes mas la libertad que poseía acabo tan rápido como un relámpago al dividisar la taberna bajo la rapidez y dejo de picar las espuelas, al final se bajo como una valquiria de aquella criatura y la amarro- Has sido muy buena chica-murmuro sonriendo mientras acariciaba el lomo color arena, aquello siempre le había gustado a decir verdad le gustaban todas las nobles criaturas era a los humanos a quienes odiaba. Arreglando su chaqueta comenzó a caminar hacia la entrada de la posada, con un gesto de cabeza saludo al posadero quien le había sido presentado en un tiempo que pareciera ya un millón de años.
Whisky doble por favor -ordeno, el vaso fue dispuesto ante ella a lo cual agradeció pagando y tomando el mismo entre sus manos caminando buscando al conde y sus guardaespaldas con la mirada. El lugar estaba como lo recordaba la primera vez que coloco un pie allí, lúgubre pero con la iluminación exacta en ciertas áreas necesarias, parejas casadas y otras no tanto , apostadores empedirnidos que ponian en juego hasta a su madre si era necesario y creian que tenian buenas cartas, tomo aire y luego un trago a su bebida era como si el tiempo no repercutiera sobre este sitio.
Agnés de Charny- Hechicero/Realeza
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Y se desmorono frente a mis ojos, y con ella mi alma se rompió en mil pedazos. Tense el gesto sin saber como reaccionar, la razón esta vez no hablo mas alto que el corazón y simplemente volví a tomar su rostro entre mis manos, como tantas veces lo había echo de niño, secando con mis dedos sus lagrimas en silencio.
Para que mas palabras, si ya todo estaba dicho.
La luna casi completa daba a su pelo aquel tono plateado que iluminaba la mitad de su rostro dotándola de una belleza inigualable.
Mi respiración volvió a agitarse cuando sus labios centraron mi atención como si de un conjuro de luna se tratase.
Aquello era un error, mas pensaba asumirlo con creces, estaba cansado de normas y de obligaciones, ahora solo estábamos ella y yo y aquel olor a flores silvestres que desprendía su pelo y cada poro de su piel.
Acalle las voces de mi interior que me invitaban a reflexionar sobre lo absurdo de mis actos y lo mucho que me arrepentiría tras ellos mas simplemente cerré los ojos dejándome llevar hacia el único destino que necesitaban mis labios ,los suyos.
No fue otro que el olor a grosellas frescas lo que me hizo dudar Y detenerme nuevamente a escasos centímetros de ella. Mi prometida, aquella mujer a la que a partir de mañana le debería fidelidad eterna. Un fantasma que aun inexistente me obligaba a mantener la cordura en aquella situación de locos.
Para que mas palabras, si ya todo estaba dicho.
La luna casi completa daba a su pelo aquel tono plateado que iluminaba la mitad de su rostro dotándola de una belleza inigualable.
Mi respiración volvió a agitarse cuando sus labios centraron mi atención como si de un conjuro de luna se tratase.
Aquello era un error, mas pensaba asumirlo con creces, estaba cansado de normas y de obligaciones, ahora solo estábamos ella y yo y aquel olor a flores silvestres que desprendía su pelo y cada poro de su piel.
Acalle las voces de mi interior que me invitaban a reflexionar sobre lo absurdo de mis actos y lo mucho que me arrepentiría tras ellos mas simplemente cerré los ojos dejándome llevar hacia el único destino que necesitaban mis labios ,los suyos.
No fue otro que el olor a grosellas frescas lo que me hizo dudar Y detenerme nuevamente a escasos centímetros de ella. Mi prometida, aquella mujer a la que a partir de mañana le debería fidelidad eterna. Un fantasma que aun inexistente me obligaba a mantener la cordura en aquella situación de locos.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Estaba muy próxima la hora señalada para mi efímero desenlace, de modo que me levanté del asiento y abandoné la mesa donde por última vez habría hecho un repaso de toda mi vida. Una vida demasiado larga para los pocos recuerdos que me hacían feliz.
Me acerqué a la barra y dejé caer allí unas monedas ante la atenta mirada del posadero, que asintió con la cabeza. Mi deuda allí pues estaba pagada. Cogí la botella de absenta que todavía estaba sin terminar de mi mesa, y me dirigí hacia la salida de la taberna, no sin mucho esfuerzo; pues parecía que aquel suelo enlosado se movía bajo mis pies.
El bullicio del lugar, mezclado con olores diversos, me marearon todavía más, y mientras alcanzaba ya tan esperada salida, una mano fuerte me sujetó del codo. Sorprendida hacia la posibilidad de que fuese Erlend, que hubiese ido en mi búsqueda, giré la cabeza con una sonrisa. Más cual fue mi desagrado cuando lo que vi fue un hombre ebrio y rechoncho que me miraba con lujuria en los ojos.
-Oye guapa.- me dijo sin poner mucho tino en sus palabras.- Yo te he visto en el burdel.
Me zafé de aquel hombre para proseguir mi camino, y un gruñido seco fue lo único que fui capaz de articular.
Por fin alcancé la salida y me encontré en el exterior.
Un viento fresco hizo subirme el cuello del abrigo mientras daba unos pasos hacia donde estaban los caballos atados. Un poco más apartados se encontraban una pareja de enamorados, donde el hombre cogía a la mujer con pasión. Suspiré. A los pocos segundos me di cuenta que eran lobos; la misma pareja que un rato antes había estado bailando tan acarameladamente en la taberna. Seguí con mi propósito ya al lado del corcel; pensado que destino elegir para mi gran último día sobre este mundo. Con una sonrisa lo decidí "la playa". El lugar donde empezó todo sería donde también terminaría.
Más cuando iba a montar al caballo una mano ruda tiró de mí, y me hizo tambalearme hacia atrás. El alcohol no ayudaba mucho en mi equilibrio, todo sea dicho.
De nuevo aquel hombre orondo estaba allí, mirándome de forma lasciva.
- Os vi actuar en el burdel con aquella serpiente del diablo.- escupía por su boca repugnante.- ¿Por qué no me haces a mí un baile privado, preciosa?
- Señor, siento comunicarle que ya no trabajo en el espectáculo, y tampoco hago actuaciones privadas; más seguro que si vuelve al local podrá ver algo que le guste.- dije con toda la calma que pude; pues aquel hombre estaba entre mi caballo y yo.
El hombre se rió a carcajadas y cogiéndome de los brazos me tiró con fuerza contra el árbol, haciéndome una brecha en la cabeza. No supe bien si era por la bebida ingerida o por que ya había renunciado a mi vida, pero me sentí incapaz de responder.
- No, preciosa. Tu espectáculo empieza aquí; porque yo quiero que me hagas lo mismo que a aquel hombre con barba, al que le bailaste encima, y que después se largó enfadado como un diablo.- contestó mientras aplastaba su cuerpo orondo contra el mío.
Erlend, pensé. El me habría salvado de aquella situación; pero Erlend ya no estaba, ni estaría nunca. Ahora se encontraba con su loba.
- Por favor, suélteme.- sollocé, me está haciendo daño.
- Y más que te voy a hacer.- escupió el hombre hedoroso, mientras con la botella de absenta que había caído al suelo me atizaba en la cabeza.
Lo último que recuerdo fue que todo se tornó negro. No era el final que había planeado, pero por lo menos era un final.
Me acerqué a la barra y dejé caer allí unas monedas ante la atenta mirada del posadero, que asintió con la cabeza. Mi deuda allí pues estaba pagada. Cogí la botella de absenta que todavía estaba sin terminar de mi mesa, y me dirigí hacia la salida de la taberna, no sin mucho esfuerzo; pues parecía que aquel suelo enlosado se movía bajo mis pies.
El bullicio del lugar, mezclado con olores diversos, me marearon todavía más, y mientras alcanzaba ya tan esperada salida, una mano fuerte me sujetó del codo. Sorprendida hacia la posibilidad de que fuese Erlend, que hubiese ido en mi búsqueda, giré la cabeza con una sonrisa. Más cual fue mi desagrado cuando lo que vi fue un hombre ebrio y rechoncho que me miraba con lujuria en los ojos.
-Oye guapa.- me dijo sin poner mucho tino en sus palabras.- Yo te he visto en el burdel.
Me zafé de aquel hombre para proseguir mi camino, y un gruñido seco fue lo único que fui capaz de articular.
Por fin alcancé la salida y me encontré en el exterior.
Un viento fresco hizo subirme el cuello del abrigo mientras daba unos pasos hacia donde estaban los caballos atados. Un poco más apartados se encontraban una pareja de enamorados, donde el hombre cogía a la mujer con pasión. Suspiré. A los pocos segundos me di cuenta que eran lobos; la misma pareja que un rato antes había estado bailando tan acarameladamente en la taberna. Seguí con mi propósito ya al lado del corcel; pensado que destino elegir para mi gran último día sobre este mundo. Con una sonrisa lo decidí "la playa". El lugar donde empezó todo sería donde también terminaría.
Más cuando iba a montar al caballo una mano ruda tiró de mí, y me hizo tambalearme hacia atrás. El alcohol no ayudaba mucho en mi equilibrio, todo sea dicho.
De nuevo aquel hombre orondo estaba allí, mirándome de forma lasciva.
- Os vi actuar en el burdel con aquella serpiente del diablo.- escupía por su boca repugnante.- ¿Por qué no me haces a mí un baile privado, preciosa?
- Señor, siento comunicarle que ya no trabajo en el espectáculo, y tampoco hago actuaciones privadas; más seguro que si vuelve al local podrá ver algo que le guste.- dije con toda la calma que pude; pues aquel hombre estaba entre mi caballo y yo.
El hombre se rió a carcajadas y cogiéndome de los brazos me tiró con fuerza contra el árbol, haciéndome una brecha en la cabeza. No supe bien si era por la bebida ingerida o por que ya había renunciado a mi vida, pero me sentí incapaz de responder.
- No, preciosa. Tu espectáculo empieza aquí; porque yo quiero que me hagas lo mismo que a aquel hombre con barba, al que le bailaste encima, y que después se largó enfadado como un diablo.- contestó mientras aplastaba su cuerpo orondo contra el mío.
Erlend, pensé. El me habría salvado de aquella situación; pero Erlend ya no estaba, ni estaría nunca. Ahora se encontraba con su loba.
- Por favor, suélteme.- sollocé, me está haciendo daño.
- Y más que te voy a hacer.- escupió el hombre hedoroso, mientras con la botella de absenta que había caído al suelo me atizaba en la cabeza.
Lo último que recuerdo fue que todo se tornó negro. No era el final que había planeado, pero por lo menos era un final.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
A escasos centímetros de su boca y aun deliberando entre el deseo y la razón oí los gritos de una dama.
Gire mi rostro para encontrarme con un hombre completamente ebrio y de gran corpulencia tomando contra su voluntad a una mujer que por su aura parecía inmortal.
Dude en intervenir, pues poco me importaban a mi esos seres, mas algo llamo mi atención, aquella mujer que de sobra podría haber reducido a aquel tipo no lo hacia, como si o buscase ser violada o no quisiera dañar vida humana por despreciable que esta resultara frente a mis ojos en aquel preciso instante.
Separe mi cuerpo del de la loba cuando el botellazo acabo en la cabeza de la vampiresa y con el iris cubierto de ámbar camine con decisión hacia aquel tipo que ya empezaba a sajar el corsee para recibir su premio.
Un toque en la espalda del abusador y este se giro con cara de pocos amigos cabreado por ser molestado en tal noble propósito.
No Necesitaba ver más, así que tal y como se giraba le propiné un puñetazo en la cara que lo derribo al suelo haciéndolo sangrar por el labio en abundancia.
Sonrisa ladina asomo de mis labios cuando me percate de que alzaba la vista para mirar mis ojos, los ojos de una bestia que lo aterrorizaron tanto que se hizo orín en los pantalones.
Poco podía esperar de un hombre que forzaba mujeres y no se atrevia con hombres, pero que desde luego y con el rabo entre las piernas se ponía en pie a trancas y barrancas para salir escopeteado de la escena.
Me acerque a la mujer vampiro y alce ligeramente su rostro comprobando con alivio como la brecha empezaba a cerrarse por la regeneración rápida que estos seres inmortales poseían.
Era una mujer de cabellos castaños claros con reflejos dorados, de pequeña constitución, cuerpo bien definido y carnosos labios.
La vampiresa apestaba a alcohol, estaba tan ebria que dudaba fuera capaz de ponerse en pie por si sola y no se porque empece a dudar si su inconsciencia era propinada por el golpe o por el coma etílico que llevaba encima.
Tome su cuerpo entre mis brazos sintiéndolo pesado, muerto y me acerque hacia la barra donde quedaban sujetos los corceles de los allí presentes. Junto a los caballos había un pequeño abrevadero.
Sonreí con picarda dejando caer ahí a la vampiresa sin demasiada sutileza, al fin y al cabo eramos enemigos sobrenaturales y aquel inesperado chapuzon posiblemente la ayudaría a despejarse un poco.
Gire mi rostro para encontrarme con un hombre completamente ebrio y de gran corpulencia tomando contra su voluntad a una mujer que por su aura parecía inmortal.
Dude en intervenir, pues poco me importaban a mi esos seres, mas algo llamo mi atención, aquella mujer que de sobra podría haber reducido a aquel tipo no lo hacia, como si o buscase ser violada o no quisiera dañar vida humana por despreciable que esta resultara frente a mis ojos en aquel preciso instante.
Separe mi cuerpo del de la loba cuando el botellazo acabo en la cabeza de la vampiresa y con el iris cubierto de ámbar camine con decisión hacia aquel tipo que ya empezaba a sajar el corsee para recibir su premio.
Un toque en la espalda del abusador y este se giro con cara de pocos amigos cabreado por ser molestado en tal noble propósito.
No Necesitaba ver más, así que tal y como se giraba le propiné un puñetazo en la cara que lo derribo al suelo haciéndolo sangrar por el labio en abundancia.
Sonrisa ladina asomo de mis labios cuando me percate de que alzaba la vista para mirar mis ojos, los ojos de una bestia que lo aterrorizaron tanto que se hizo orín en los pantalones.
Poco podía esperar de un hombre que forzaba mujeres y no se atrevia con hombres, pero que desde luego y con el rabo entre las piernas se ponía en pie a trancas y barrancas para salir escopeteado de la escena.
Me acerque a la mujer vampiro y alce ligeramente su rostro comprobando con alivio como la brecha empezaba a cerrarse por la regeneración rápida que estos seres inmortales poseían.
Era una mujer de cabellos castaños claros con reflejos dorados, de pequeña constitución, cuerpo bien definido y carnosos labios.
La vampiresa apestaba a alcohol, estaba tan ebria que dudaba fuera capaz de ponerse en pie por si sola y no se porque empece a dudar si su inconsciencia era propinada por el golpe o por el coma etílico que llevaba encima.
Tome su cuerpo entre mis brazos sintiéndolo pesado, muerto y me acerque hacia la barra donde quedaban sujetos los corceles de los allí presentes. Junto a los caballos había un pequeño abrevadero.
Sonreí con picarda dejando caer ahí a la vampiresa sin demasiada sutileza, al fin y al cabo eramos enemigos sobrenaturales y aquel inesperado chapuzon posiblemente la ayudaría a despejarse un poco.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Seguía llorando cuando Damon se acercó a mi y cogiéndome el rostro entre sus manos, secó con sus dedos las lágrimas que caían por mis mejillas; sonreí al recordar las veces que había hecho lo mismo cuando éramos niños.
Pero esta vez era diferente; sus ojos denotaban deseo mientra me miraba los labios que anhelaban ser besados.
Él cerró los ojos, y yo lo seguí. Al final si que íbamos a tener una oportunidad, más Damon dudaba. Pero, ¿por qué? Su respiración entrecortada demostraba que deseaba hacerlo. ¿Qué era pues lo que lo detenía? ¿una promesa hecha de chiquillo a la que ni siquiera conocía?
Sentí de pronto que las manos de Damon se aflojaban; abrí un ojo para ver que estaba sucediendo, para no quitar el encanto del momento. Y cual fue mi sorpresa, cuando vi al lobo girado, mirando hacia los caballos, en lugar de estar centrado en besarme.
Giré la cabeza, aún sujetada por sus manos, para descubrir que era tan importante como para destrozar mi deseo. Y cuán indignada me sentí, cuando me dí cuenta que lo que observaba era una disputa entre un hombre ebrio y una joven vampiresa. La miré bien; era la mujer que estaba sentada en el fondo de la taberna, en la oscuridad. Ella no parecía defenderse, y de pronto el hombre le atizó en la cabeza dejándola inconsciente. "Un vampiro menos", pensé. Más Damon salió enfurecido hacia aquel desgraciado al ver que trataba de aprovecharse de la mujer.
La magia del momento desapareció sola. Y mis ganas de matar a alguien aparecieron al mismo tiempo.
Observé incrédula, y sin intención de ayudar a Damos a defender a la vampiresa, como éste de un puñetazo revolcaba al hombre, quien asustado y tropezando salió corriendo como alma que lleva el diablo.
Cuan fue mi sorpresa, cuando en lugar de volver junto a mí, Damon cogió en brazos a la vampiresa que permanecía inconsciente. ¿se había vuelto loco? Ella era nuestra enemiga...
Se acercó a los caballos con ella, pensé que para llevársela de allí,, más cuan grata fue mi sorpresa, cuando la tiró de lleno en el abrevadero para los caballos.
Observé como Damon sonreía, y aunque la escena acabó siendo divertida, nuestro momento había pasado para siempre. No habrían más lágrimas ni más oportunidades para mí.
Pero esta vez era diferente; sus ojos denotaban deseo mientra me miraba los labios que anhelaban ser besados.
Él cerró los ojos, y yo lo seguí. Al final si que íbamos a tener una oportunidad, más Damon dudaba. Pero, ¿por qué? Su respiración entrecortada demostraba que deseaba hacerlo. ¿Qué era pues lo que lo detenía? ¿una promesa hecha de chiquillo a la que ni siquiera conocía?
Sentí de pronto que las manos de Damon se aflojaban; abrí un ojo para ver que estaba sucediendo, para no quitar el encanto del momento. Y cual fue mi sorpresa, cuando vi al lobo girado, mirando hacia los caballos, en lugar de estar centrado en besarme.
Giré la cabeza, aún sujetada por sus manos, para descubrir que era tan importante como para destrozar mi deseo. Y cuán indignada me sentí, cuando me dí cuenta que lo que observaba era una disputa entre un hombre ebrio y una joven vampiresa. La miré bien; era la mujer que estaba sentada en el fondo de la taberna, en la oscuridad. Ella no parecía defenderse, y de pronto el hombre le atizó en la cabeza dejándola inconsciente. "Un vampiro menos", pensé. Más Damon salió enfurecido hacia aquel desgraciado al ver que trataba de aprovecharse de la mujer.
La magia del momento desapareció sola. Y mis ganas de matar a alguien aparecieron al mismo tiempo.
Observé incrédula, y sin intención de ayudar a Damos a defender a la vampiresa, como éste de un puñetazo revolcaba al hombre, quien asustado y tropezando salió corriendo como alma que lleva el diablo.
Cuan fue mi sorpresa, cuando en lugar de volver junto a mí, Damon cogió en brazos a la vampiresa que permanecía inconsciente. ¿se había vuelto loco? Ella era nuestra enemiga...
Se acercó a los caballos con ella, pensé que para llevársela de allí,, más cuan grata fue mi sorpresa, cuando la tiró de lleno en el abrevadero para los caballos.
Observé como Damon sonreía, y aunque la escena acabó siendo divertida, nuestro momento había pasado para siempre. No habrían más lágrimas ni más oportunidades para mí.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Voces irreconocibles en mi cabeza, ¿serían los espíritus que me llevarían con ellos? ¿habría sido mi muerte tan rápida y sin dolor?
Más de pronto noté como el agua rodeaba mi cuerpo, y con una inspiración el agua se metía en mis pulmones. Abrí los ojos, y me encontré sumergida boca arriba en una especie cajón de madera ¿cómo habia llegado hasta allí? Una sombra reflejada por la luz de la luna dibujaba una silueta masculina, más no era la misma que me había atacado instantes antes.
Saqué la cabeza del agua, tratando de no ahogarme en aquel recipiente cuya salubridad del agua dejaba mucho que desear.
Comencé a toser, tratando de echar todo el agua tragada, con las manos apoyadas en la madera y la cabeza mirando hacia el suelo.
Cuando conseguí de toser, aunque no de evitar que mi cabeza diese vueltas cual noria, acabé levantando mi cabeza y traté de enfocar la vista hacia aquel hombre que permanecía en pie junto a mí.
No fue por su aspecto, pues no lo distinguía muy bien, fue por su olor por lo que me alarmé. Era un licántropo. Un enemigo al que temer y del que huir.
Vaya, mi noche iba de mal en peor. ¿podía pasarme algo más? Con la suerte que tenía me imaginaba que el día saldría tan nublado que no me quemaría el sol.
Preparándome para huir, di un salto de aquel abrevadero para caballos, con la mala suerte que me enganche el vestido con la madera y acabé cayendo de bruces.
Más humillada que nunca, miré desde el suelo al que probablemente fuese mi verdugo.Quería que mi final llegase, ¿no? Pues un licantropo también era una opción. Aún así, supliqué por mi vida; no quería que me desmembrasen, no lo tenía muy claro..pero seguro que esta muerte no era rápida ni agradable.
-Por favor, no me hagáis daño.- supliqué mientras mi cuerpo mojado tiritaba por el frío.- No he hecho nada malo.
Aquel hombre permanecía inmóvil, mirándome fijamente; seguramente prejuzgándome y decidiendo la mejor manera de matarme.
Más de pronto noté como el agua rodeaba mi cuerpo, y con una inspiración el agua se metía en mis pulmones. Abrí los ojos, y me encontré sumergida boca arriba en una especie cajón de madera ¿cómo habia llegado hasta allí? Una sombra reflejada por la luz de la luna dibujaba una silueta masculina, más no era la misma que me había atacado instantes antes.
Saqué la cabeza del agua, tratando de no ahogarme en aquel recipiente cuya salubridad del agua dejaba mucho que desear.
Comencé a toser, tratando de echar todo el agua tragada, con las manos apoyadas en la madera y la cabeza mirando hacia el suelo.
Cuando conseguí de toser, aunque no de evitar que mi cabeza diese vueltas cual noria, acabé levantando mi cabeza y traté de enfocar la vista hacia aquel hombre que permanecía en pie junto a mí.
No fue por su aspecto, pues no lo distinguía muy bien, fue por su olor por lo que me alarmé. Era un licántropo. Un enemigo al que temer y del que huir.
Vaya, mi noche iba de mal en peor. ¿podía pasarme algo más? Con la suerte que tenía me imaginaba que el día saldría tan nublado que no me quemaría el sol.
Preparándome para huir, di un salto de aquel abrevadero para caballos, con la mala suerte que me enganche el vestido con la madera y acabé cayendo de bruces.
Más humillada que nunca, miré desde el suelo al que probablemente fuese mi verdugo.Quería que mi final llegase, ¿no? Pues un licantropo también era una opción. Aún así, supliqué por mi vida; no quería que me desmembrasen, no lo tenía muy claro..pero seguro que esta muerte no era rápida ni agradable.
-Por favor, no me hagáis daño.- supliqué mientras mi cuerpo mojado tiritaba por el frío.- No he hecho nada malo.
Aquel hombre permanecía inmóvil, mirándome fijamente; seguramente prejuzgándome y decidiendo la mejor manera de matarme.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
La vampiresa temblaba frente a mis ojos, no sabia bien si por el frio que calaba sus ropas o por el miedo que sentía frente a mi sobrenatural condición.
Para no mentir tampoco es que aquello me importase mucho en aquel preciso instante.
-Deberíais beber menos si no sois capaz de protegeros a vos misma -añadí con voz neutra mirando hacia el suelo donde la mujer había caído de bruces.
La tome del brazo y ayude a alzarse con indiferencia, mas que nada porque con la que llevaba encima dudaba fuera capaz ella misma de ponerse en pie.
-¿Habéis venido a caballo? -pregunté sin mirarla a los ojos, pues mi odio hacia los inmortales empezaba a hacerme dudar si mis actos rescatándola habían sido los correctos en aquella noche extraña donde sentía que todo escapaba de mis manos.
Con la mirada busque a Arely, a la que momentos antes había dejado abandonada en aquel árbol. No diré que no deseaba besarla y ser besado, pero ahora viendo las cosas desde la distancia me daba cuenta de que no hacerlo era lo correcto.
Estaba completamente decidido a convertir mi compromiso en una realidad, así que dejar las cosas como estaban era lo correcto para ambos.
Otra cosa nos hubiera traído problemas irreconciliables y posiblemente la hubieran forzado a abandonar la manada, por orgullo, perjuicio o sendas cosas.
Quizás por la cercanía de mi enlace las cosas las habíamos sacado de madre y posiblemente mañana con menos hidromiel en el cuerpo ambos veríamos las cosas como un suceso que dejar en el recuerdo.
Volví a centrarme en el ser que tenia entre las manos y que apenas era capaz de mantenerse en pie.
Negué con la cabeza pensando que hacer con esa criatura a la que en el campo de batalla hubiera desmembrado sin compasión, pero que aquí se me antojaba tan miserablemente debil que me daba hasta pena imaginarlo.
Para no mentir tampoco es que aquello me importase mucho en aquel preciso instante.
-Deberíais beber menos si no sois capaz de protegeros a vos misma -añadí con voz neutra mirando hacia el suelo donde la mujer había caído de bruces.
La tome del brazo y ayude a alzarse con indiferencia, mas que nada porque con la que llevaba encima dudaba fuera capaz ella misma de ponerse en pie.
-¿Habéis venido a caballo? -pregunté sin mirarla a los ojos, pues mi odio hacia los inmortales empezaba a hacerme dudar si mis actos rescatándola habían sido los correctos en aquella noche extraña donde sentía que todo escapaba de mis manos.
Con la mirada busque a Arely, a la que momentos antes había dejado abandonada en aquel árbol. No diré que no deseaba besarla y ser besado, pero ahora viendo las cosas desde la distancia me daba cuenta de que no hacerlo era lo correcto.
Estaba completamente decidido a convertir mi compromiso en una realidad, así que dejar las cosas como estaban era lo correcto para ambos.
Otra cosa nos hubiera traído problemas irreconciliables y posiblemente la hubieran forzado a abandonar la manada, por orgullo, perjuicio o sendas cosas.
Quizás por la cercanía de mi enlace las cosas las habíamos sacado de madre y posiblemente mañana con menos hidromiel en el cuerpo ambos veríamos las cosas como un suceso que dejar en el recuerdo.
Volví a centrarme en el ser que tenia entre las manos y que apenas era capaz de mantenerse en pie.
Negué con la cabeza pensando que hacer con esa criatura a la que en el campo de batalla hubiera desmembrado sin compasión, pero que aquí se me antojaba tan miserablemente debil que me daba hasta pena imaginarlo.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 06/06/2016
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Localización : Bajo las estrellas
Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
El licantropo me asió del brazo para levantarme cual fardo, acción que agradecí pues dudaba mucho de mi capacidad de ponerme en pie.
- ¿Y quien le ha dicho a usted que yo quiera defenderme?- traté de decir con coherencia, mientras en mi mente todo daba vueltas sin cesar.
Dudé de la intención del lobo al prestarme su ayuda, pero no estaba en esos momentos para pensar algo distinto que no fuese andar y marcharme a la playa donde cumplir mi último cometido; tostarme al sol.
Me zafé del brazo del apuesto lobo, que según deduje me había salvado de aquel bastardo de la taberna, para después tirarme al abrevadero, y me dirigí dando tumbos hacía mi caballo, que estaba suelto cerca del árbol donde acababa de ser atacada.
"Puedes hacerlo", me dije a mi misma mientras trataba de poner en pie en el estribo para subir; tras varios intentos en los que aquel maldito artilugio no paraba de moverse, mi caballo se agachó para facilitarme la montura.
Agradecida le di un terrón de azúcar y cogiéndome de sus crines conseguí montar sobre él dando un pequeño salto.
-Gracias por vuestra ayuda, caballero.- susurré mientras giraba la cabeza para dirigirme al lobo.- Me marcho pues a ver mi último amanecer.
Cogí las riendas de mi caballo, y dándole un par de golpes con los talones, éste se puso a trotar; más cuan fue mi mala suerte, que con el movimiento me mareé y caí de espaldas sobre la mojada hierba, mientras mi caballo seguía corriendo en dirección a la playa.
Sollocé. Tenía tanta mala suerte que ni siquiera era capaz de cumplir mi deseo de cómo morir.
Me puse en pie como pude, y andando cuál cangrejo empecé la marcha hacia donde deducía que estaba el mar.
- ¿Y quien le ha dicho a usted que yo quiera defenderme?- traté de decir con coherencia, mientras en mi mente todo daba vueltas sin cesar.
Dudé de la intención del lobo al prestarme su ayuda, pero no estaba en esos momentos para pensar algo distinto que no fuese andar y marcharme a la playa donde cumplir mi último cometido; tostarme al sol.
Me zafé del brazo del apuesto lobo, que según deduje me había salvado de aquel bastardo de la taberna, para después tirarme al abrevadero, y me dirigí dando tumbos hacía mi caballo, que estaba suelto cerca del árbol donde acababa de ser atacada.
"Puedes hacerlo", me dije a mi misma mientras trataba de poner en pie en el estribo para subir; tras varios intentos en los que aquel maldito artilugio no paraba de moverse, mi caballo se agachó para facilitarme la montura.
Agradecida le di un terrón de azúcar y cogiéndome de sus crines conseguí montar sobre él dando un pequeño salto.
-Gracias por vuestra ayuda, caballero.- susurré mientras giraba la cabeza para dirigirme al lobo.- Me marcho pues a ver mi último amanecer.
Cogí las riendas de mi caballo, y dándole un par de golpes con los talones, éste se puso a trotar; más cuan fue mi mala suerte, que con el movimiento me mareé y caí de espaldas sobre la mojada hierba, mientras mi caballo seguía corriendo en dirección a la playa.
Sollocé. Tenía tanta mala suerte que ni siquiera era capaz de cumplir mi deseo de cómo morir.
Me puse en pie como pude, y andando cuál cangrejo empecé la marcha hacia donde deducía que estaba el mar.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
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