AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
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Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Recuerdo del primer mensaje :
Aquella fatídica noche llegué casi arrastrando los pies a la Taberna. ¿Quién había dicho que no había nada más doloroso que te clavasen una estaca en el corazón? Eso sería porque no lo habría rechazado la persona a la que quería para decirle que amaba a otra persona, y que su relación solo podía ser de amistad.
Sin otro objetivo que beber para olvidar, y con un poco de suerte, alcanzar un coma etílico, me acerqué hasta la barra y pedí directamente una botella de bourbon y un vaso.
El tabernero me miró desconfiado, más las monedas que le dejé sobre la barra pagaban de sobra mi consumición.
Cogí sendas cosas y me dirigí a la mesa más alejada y oscura de la taberna, donde podría ahogar mi desdicha en el alcohol sin la atención de miradas curiosas.
La taberna estaba casi a rebosar de gente que bebía y se divertía; en la barra, en algunas mesas. Parejas de enamorados que hacían allí sus encuentros furtivos.
En aquellos momentos, ya nada tenía sentido para mí. Me había mantenido firme siglos, sin abrirme a los demás, y cuando por fin había encontrado a quien yo pensaba que sería mi alma gemela y a quien le había dado todo de mí, me había rechazado sin más.
Así que sin más motivo que pasar las horas hasta la salida del sol, me puse a beber tranquilamente, mientras algunas lágrimas traicioneras resbalaban de vez en cuando por mis mejillas.
Lo tenía decidido, después de varios milenios viviendo solo a partir del ocaso, por fin iba a ver de nuevo la luz del sol.
Aquella fatídica noche llegué casi arrastrando los pies a la Taberna. ¿Quién había dicho que no había nada más doloroso que te clavasen una estaca en el corazón? Eso sería porque no lo habría rechazado la persona a la que quería para decirle que amaba a otra persona, y que su relación solo podía ser de amistad.
Sin otro objetivo que beber para olvidar, y con un poco de suerte, alcanzar un coma etílico, me acerqué hasta la barra y pedí directamente una botella de bourbon y un vaso.
El tabernero me miró desconfiado, más las monedas que le dejé sobre la barra pagaban de sobra mi consumición.
Cogí sendas cosas y me dirigí a la mesa más alejada y oscura de la taberna, donde podría ahogar mi desdicha en el alcohol sin la atención de miradas curiosas.
La taberna estaba casi a rebosar de gente que bebía y se divertía; en la barra, en algunas mesas. Parejas de enamorados que hacían allí sus encuentros furtivos.
En aquellos momentos, ya nada tenía sentido para mí. Me había mantenido firme siglos, sin abrirme a los demás, y cuando por fin había encontrado a quien yo pensaba que sería mi alma gemela y a quien le había dado todo de mí, me había rechazado sin más.
Así que sin más motivo que pasar las horas hasta la salida del sol, me puse a beber tranquilamente, mientras algunas lágrimas traicioneras resbalaban de vez en cuando por mis mejillas.
Lo tenía decidido, después de varios milenios viviendo solo a partir del ocaso, por fin iba a ver de nuevo la luz del sol.
Última edición por Moira Behaviour el Jue Jul 07, 2016 12:35 pm, editado 2 veces
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 244
Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Observé como aquella vampiresa se tambaleaba como si bajo sus pies estuviese la fina linea del bien y el mal...prácticamente lo mismo que yo había hecho durante toda la noche con Arely.
Tras muchos intentos de subir al caballo, mientras en mi rostro se dibujaba una sonrisa por la cómica situación, logro encaramarse a tan noble corcel, pues de no ser por su ayuda aun estaría pensando donde posar el pie.
Se despidió de mi con unas palabras que apenas entendí, su lengua se enredaba mientras arrastraba las palabras, si algo tenia claro es que esa dama no iba a llegar muy lejos y en otro caso la hubiera ayudado cortésmente, pero era un vampiro, esas criaturas que yo mataba en el campo de batalla.
Y como mi madre que en paz descanse decía “No hay vampiro bueno, mas que el empalado”
Así que, y aunque no pretendía arrancar su vida del pecho, tampoco pensaba mover un musculo por su bienestar.
Demasiado había intercedido ya en su destino, evitándole dolores mayores que los que pudiera ocasionarle la borrachera.
Fue entonces cuando el caballo se puso en marcha y la mujer vampiro cayo nuevamente de espaldas contra el duro suelo.
Negué con la cabeza cuando esta se levanto como un cangrejo resignada y humillada para seguir su tambaleante paso hacia Dios sabe donde.
Mire a Arely encogiéndome de hombros ante tan bochornosa escena y con un gesto le indique que pensaba entrar al interior de la taberna, a fin de cuentas allí habíamos dejado a mi otro escolta y miembro de manada, y aunque intuía estaría pasando un buen rato con la posadera, prefería interrumpir a quedarme fuera dejándome llevar por los impulsos primarios que la luna parecía estar por aquella noche causando en nosotros.
Tras muchos intentos de subir al caballo, mientras en mi rostro se dibujaba una sonrisa por la cómica situación, logro encaramarse a tan noble corcel, pues de no ser por su ayuda aun estaría pensando donde posar el pie.
Se despidió de mi con unas palabras que apenas entendí, su lengua se enredaba mientras arrastraba las palabras, si algo tenia claro es que esa dama no iba a llegar muy lejos y en otro caso la hubiera ayudado cortésmente, pero era un vampiro, esas criaturas que yo mataba en el campo de batalla.
Y como mi madre que en paz descanse decía “No hay vampiro bueno, mas que el empalado”
Así que, y aunque no pretendía arrancar su vida del pecho, tampoco pensaba mover un musculo por su bienestar.
Demasiado había intercedido ya en su destino, evitándole dolores mayores que los que pudiera ocasionarle la borrachera.
Fue entonces cuando el caballo se puso en marcha y la mujer vampiro cayo nuevamente de espaldas contra el duro suelo.
Negué con la cabeza cuando esta se levanto como un cangrejo resignada y humillada para seguir su tambaleante paso hacia Dios sabe donde.
Mire a Arely encogiéndome de hombros ante tan bochornosa escena y con un gesto le indique que pensaba entrar al interior de la taberna, a fin de cuentas allí habíamos dejado a mi otro escolta y miembro de manada, y aunque intuía estaría pasando un buen rato con la posadera, prefería interrumpir a quedarme fuera dejándome llevar por los impulsos primarios que la luna parecía estar por aquella noche causando en nosotros.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Mantuve mi posición en un árbol pegado a la taberna, mientras Damon protagonizaba al lado de aquella vampiresa una especie de escena de una tragicomedia.
Estaba claro que la hembra no estaba en posición de defenderse, y mucho menos de marcharse sola. Negué con la cabeza ante el espectáculo.
La vampiresa había conseguido salir del abrevadero al que Damon la había echado cuando estaba inconsciente, eso sí, al salir había caído de bruces, y necesitó la ayuda del lobo,que la asió del brazo cual fardo de ropa sucia, para ponerla en pie. Tras esto, y varios intentos de subirse a su caballo, acabó por caerse de espaldas contra el duro suelo cuando el corcel comenzó su trote. A duras penas se puso en pie, y comenzó a caminar de un modo un tanto irregular.
En aquellos momentos comencé a sentir pena por aquel pobre ser, que dudaba que llegase a buen puerto sola. Más, ¿qué era eso que había balbuceado de que iba a ver su último amanecer?
Negué con la cabeza tratando de olvidar el tema; bastante había hecho Damon ya, y también aquella mujer, que había interrumpido un momento único para mí y que dudaba que volviese a ocurrir.
Miré al lobo, que decidido a olvidar también a aquella vampiresa moribunda, me indicó con gestos su intención de entrar de nuevo a la taberna.
Suponía que no volvería a tener otra oportunidad, así que levantando la mano, con el indice el indique que se acercase a mí antes de entrar. Aquel sería nuestro último contacto; después, volvería a ponerme mi coraza de acero y no permitiría a nadie acercarse tanto a mí. Bastante dolor me había causado ya abrir mi corazón.
Estaba claro que la hembra no estaba en posición de defenderse, y mucho menos de marcharse sola. Negué con la cabeza ante el espectáculo.
La vampiresa había conseguido salir del abrevadero al que Damon la había echado cuando estaba inconsciente, eso sí, al salir había caído de bruces, y necesitó la ayuda del lobo,que la asió del brazo cual fardo de ropa sucia, para ponerla en pie. Tras esto, y varios intentos de subirse a su caballo, acabó por caerse de espaldas contra el duro suelo cuando el corcel comenzó su trote. A duras penas se puso en pie, y comenzó a caminar de un modo un tanto irregular.
En aquellos momentos comencé a sentir pena por aquel pobre ser, que dudaba que llegase a buen puerto sola. Más, ¿qué era eso que había balbuceado de que iba a ver su último amanecer?
Negué con la cabeza tratando de olvidar el tema; bastante había hecho Damon ya, y también aquella mujer, que había interrumpido un momento único para mí y que dudaba que volviese a ocurrir.
Miré al lobo, que decidido a olvidar también a aquella vampiresa moribunda, me indicó con gestos su intención de entrar de nuevo a la taberna.
Suponía que no volvería a tener otra oportunidad, así que levantando la mano, con el indice el indique que se acercase a mí antes de entrar. Aquel sería nuestro último contacto; después, volvería a ponerme mi coraza de acero y no permitiría a nadie acercarse tanto a mí. Bastante dolor me había causado ya abrir mi corazón.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Seguía tratando de avanzar hacia adelante, buscando un lugar elevado, o la playa, o a donde consiguiese llegar, pues en esos momentos dudaba si mi orientación era correcta, cuando en ese momento choqué contra un árbol que parecía estar jugando conmigo, pues aparecía y desaparecía ante mis ojos.
Me quedé sentada en el suelo, y comencé a sollozar. Al final iba a morir allí mismo en cuanto el sol comenzase a brillar, pues no conseguía que mis piernas me obedeciesen.
Había bebido demasiado, eso estaba claro. Debería haber dedicado mi espera a otro quehacer que no fuese alcanza un coma etílico; aunque si lo veía por el lado bueno, con tanto alcohol en mi interior, ardería con mayor facilidad. Apoyé mi espalda en mi enemigo (el árbol), y decidí esperar allí al sol, pues yo no tenía más fuerzas para buscarlo.
De nuevos pensé en Erlend. La culpa solo había sido mía. Él siempre había tenido sus ideas claras, y yo era la única que estaba confundida.
Pero no me arrepentía de nada; aunque mis actos tuviesen ahora sus consecuencias y mi final fuese una de ellas.
Haber dejado que entrase en mi corazón y amarlo era lo mejor que me había pasado; no me arrepentiría jamás de haber evitado entregarme a nadie más en ese sentido, pues Erlend era al único a quien había besado, el único a quien había deseado, y el único ser en varios milenios a quien había echado en falta durante sus ausencias.
Esa sería la última imagen que debía tener antes de morir...su rostro. El que me había hecho reír, y a su manera, también había conseguido hacerme feliz durante un breve periodo de tiempo. Así que, estaba agradecida a los dioses por haberlo conocido. Ojalá él hubiese llegado a saber todo lo que sentía por él, y lo mucho que significaba para mí.
Me quedé sentada en el suelo, y comencé a sollozar. Al final iba a morir allí mismo en cuanto el sol comenzase a brillar, pues no conseguía que mis piernas me obedeciesen.
Había bebido demasiado, eso estaba claro. Debería haber dedicado mi espera a otro quehacer que no fuese alcanza un coma etílico; aunque si lo veía por el lado bueno, con tanto alcohol en mi interior, ardería con mayor facilidad. Apoyé mi espalda en mi enemigo (el árbol), y decidí esperar allí al sol, pues yo no tenía más fuerzas para buscarlo.
De nuevos pensé en Erlend. La culpa solo había sido mía. Él siempre había tenido sus ideas claras, y yo era la única que estaba confundida.
Pero no me arrepentía de nada; aunque mis actos tuviesen ahora sus consecuencias y mi final fuese una de ellas.
Haber dejado que entrase en mi corazón y amarlo era lo mejor que me había pasado; no me arrepentiría jamás de haber evitado entregarme a nadie más en ese sentido, pues Erlend era al único a quien había besado, el único a quien había deseado, y el único ser en varios milenios a quien había echado en falta durante sus ausencias.
Esa sería la última imagen que debía tener antes de morir...su rostro. El que me había hecho reír, y a su manera, también había conseguido hacerme feliz durante un breve periodo de tiempo. Así que, estaba agradecida a los dioses por haberlo conocido. Ojalá él hubiese llegado a saber todo lo que sentía por él, y lo mucho que significaba para mí.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Localización : Paris
Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Acababa de llegar a la pequeña casa de madera y aun sin desmontar el caballo oí el ruido de los cascos del corcel de Moira galopando a toda velocidad hacia allí.
Sonreí de medio lado y detuve mi paso para esperar a la pequeña caza ardillas que sin duda había conseguido acaparar un pequeño pedazo de un corazón que hacia siglos no sentía.
Mi gesto se tenso al ver que el corcel aparecía sin jinete alguno, ¿donde estaba Moira?
Detuve al animal tomándolo de las riendas, dejando estas bien aseguradas en uno de los travesaños cercanos a nuestro hogar para que no escapara.
Y de un salto volví a montar sobre mi negro corcel que raudo se puso al galope rehaciendo las huellas pero a la inversa del animal de la vampiresa.
Por el camino sentí una punzada de miedo, no por mi, ni por mi vida, si no por la ajena, algo debía haberle pasado para que su caballo apareciera desbocado. Había tantos peligros en París y ella era tan ingenua que me temí lo peor.
Trate de no hacer conjeturas sin demasiado éxito, pues la angustia se apoderaba de mi como el día de la noche.
Las huellas me llevaron frente a una taberna, donde no tarde en vislumbrar una dantesca Imagen.
Moira se poyaba en un árbol rendida a la muerte posiblemente por heridas que le habrían infligido aquello seres cuya aura me advirtió casi de inmediato su condición , licantropos.
Un varón de aspecto salvaje, cubierto de pieles negruzcas y ojos penetrantemente oscuros, miraban impasibles como Moira moría. La otra hembra, reposaba tranquila admirando el espectáculo del mismo modo.
No detuve el caballo, y envestí al primer y mas peligroso adversario que con reflejos sobre humanos me esquivo haciéndose a un lado con el desprecio marcado en sus ojos y la sonrisa pérfida dibujada en sus labios.
Salte de mi montura colocándome frente a él, de allí solo uno saldría con vida, y por supuesto ese no seria él por muy ducho que fuera con las armas.
Mi espada prendía de mi espalda mas aquel individuo no merecía que fuera manchada con su sangre, así que asiéndolo de la pechera lo empotre contra la pared de la taberna provocando un ruido sordo contra ella.
Alce mi mano con las garras preparadas para de un golpe seco hundirlas por su esternón.
Sonreí de medio lado y detuve mi paso para esperar a la pequeña caza ardillas que sin duda había conseguido acaparar un pequeño pedazo de un corazón que hacia siglos no sentía.
Mi gesto se tenso al ver que el corcel aparecía sin jinete alguno, ¿donde estaba Moira?
Detuve al animal tomándolo de las riendas, dejando estas bien aseguradas en uno de los travesaños cercanos a nuestro hogar para que no escapara.
Y de un salto volví a montar sobre mi negro corcel que raudo se puso al galope rehaciendo las huellas pero a la inversa del animal de la vampiresa.
Por el camino sentí una punzada de miedo, no por mi, ni por mi vida, si no por la ajena, algo debía haberle pasado para que su caballo apareciera desbocado. Había tantos peligros en París y ella era tan ingenua que me temí lo peor.
Trate de no hacer conjeturas sin demasiado éxito, pues la angustia se apoderaba de mi como el día de la noche.
Las huellas me llevaron frente a una taberna, donde no tarde en vislumbrar una dantesca Imagen.
Moira se poyaba en un árbol rendida a la muerte posiblemente por heridas que le habrían infligido aquello seres cuya aura me advirtió casi de inmediato su condición , licantropos.
Un varón de aspecto salvaje, cubierto de pieles negruzcas y ojos penetrantemente oscuros, miraban impasibles como Moira moría. La otra hembra, reposaba tranquila admirando el espectáculo del mismo modo.
No detuve el caballo, y envestí al primer y mas peligroso adversario que con reflejos sobre humanos me esquivo haciéndose a un lado con el desprecio marcado en sus ojos y la sonrisa pérfida dibujada en sus labios.
Salte de mi montura colocándome frente a él, de allí solo uno saldría con vida, y por supuesto ese no seria él por muy ducho que fuera con las armas.
Mi espada prendía de mi espalda mas aquel individuo no merecía que fuera manchada con su sangre, así que asiéndolo de la pechera lo empotre contra la pared de la taberna provocando un ruido sordo contra ella.
Alce mi mano con las garras preparadas para de un golpe seco hundirlas por su esternón.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Los cascos de un caballo tan negro como la noche dirigidos hacia mi con tiento e idea de arrollarme me alertaron, sonreí de medio lado esquivando con suma facilidad al corcel de un dueño inmortal al parecer enfurecido.
Salto frente a mi cargado de odio, como si entre ambos hubieras algún tipo de rencilla oculta, mas allá que nuestra condición eternamente enfrentada.
Esta vez no me dio tiempo a reaccionar, pues con velocidad infinita me tomo de la pechera estampandome airado contra la pared, mas aquello no evito que desdibujara mi sonrisa, sobre todo cuando este con mano alzada y un golpe seco acerco sus garras a mi pecho, movimiento que no concluyo, pues en sus huevos reposaba el filo de una de mis dagas, que se balanceaba entre mis dedos mostrandole así que de algún modo u otro ambos perderíamos aquella noche.
-Dudo que esa hembra a la que hueles siga con un hombre incapaz de follársela cada noche -apunte con sarcasmo haciéndole frente -las lobas son muy impetuosas -añadí guiñándole un ojo con desprecio.
Mas su sádica sonrisa me mostraba que aquel vampiro tenia mas de un as en la manga, y que estaba dispuesto a usarlos todos conmigo, de echo a su espalda portaba una espada bastarda, posiblemente de una antigua época que a simple vista no lograba datar.
-Lobo, dudo que la hembra que te espera a mis espaldas folle mucho con un cadáver -advirtió consciente de que mi corazón estaba en sus manos, tanto como sus huevos en las mías.
Deje escapar una carcajada frente a las ocurrencias del vampiro.
-Pues tenemos un problema ambos -apunte casi disfrutando de un adversario a mi medida.
Salto frente a mi cargado de odio, como si entre ambos hubieras algún tipo de rencilla oculta, mas allá que nuestra condición eternamente enfrentada.
Esta vez no me dio tiempo a reaccionar, pues con velocidad infinita me tomo de la pechera estampandome airado contra la pared, mas aquello no evito que desdibujara mi sonrisa, sobre todo cuando este con mano alzada y un golpe seco acerco sus garras a mi pecho, movimiento que no concluyo, pues en sus huevos reposaba el filo de una de mis dagas, que se balanceaba entre mis dedos mostrandole así que de algún modo u otro ambos perderíamos aquella noche.
-Dudo que esa hembra a la que hueles siga con un hombre incapaz de follársela cada noche -apunte con sarcasmo haciéndole frente -las lobas son muy impetuosas -añadí guiñándole un ojo con desprecio.
Mas su sádica sonrisa me mostraba que aquel vampiro tenia mas de un as en la manga, y que estaba dispuesto a usarlos todos conmigo, de echo a su espalda portaba una espada bastarda, posiblemente de una antigua época que a simple vista no lograba datar.
-Lobo, dudo que la hembra que te espera a mis espaldas folle mucho con un cadáver -advirtió consciente de que mi corazón estaba en sus manos, tanto como sus huevos en las mías.
Deje escapar una carcajada frente a las ocurrencias del vampiro.
-Pues tenemos un problema ambos -apunte casi disfrutando de un adversario a mi medida.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Localización : Bajo las estrellas
Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Desde mi semi-inconsciencia escuché los cascos de un caballo veloz que se acercaba hasta aquella taberna, más no conseguí identificar su sonido hasta que escuché la voz de Erlend arremetiendo contra aquel licantropo que me había salvado de las fauces de aquel hombre desgraciado.
Pero, ¿Qué hacía él aquí? ¿No me había dicho que amaba a la loba y que lo nuestro no podía ser? Pues entonces que se fuese con ella y me dejase a mí morir tranquila.
Traté de abrir los ojos para decirle que parase, pero ni la embriaguez ni el hinchazón que tenía en ellos de haber estado llorando me lo permitieron.
No sin esfuerzo conseguí ponerme en pie, sujetándome del árbol traicionero que hacia unos minutos me había nockeado en el suelo.
Ambos machos estaban amenazándose uno al otro, y conociendo a Erlend no se le ocurriría preguntar primero por lo que había pasado.
Andando con las pocas fuerzas que me quedaban llegué hasta ellos y cogí a Erlend del brazo.
Mi pena se fue durante unos segundos al poder verlo de nuevo; sentir su olor, su tacto...hasta recordé las palabras que había dicho apenas unas horas, y me volví a derrumbar.
- Basta, este lobo me ha salvado la vida.- susurré, perdiendo el conocimiento con mi última palabra.
Podía oírlos hablar, más era incapaz de abrir los ojos. Por si me quedaba alguna duda, me había excedido con el licor.
Pero, ¿Qué hacía él aquí? ¿No me había dicho que amaba a la loba y que lo nuestro no podía ser? Pues entonces que se fuese con ella y me dejase a mí morir tranquila.
Traté de abrir los ojos para decirle que parase, pero ni la embriaguez ni el hinchazón que tenía en ellos de haber estado llorando me lo permitieron.
No sin esfuerzo conseguí ponerme en pie, sujetándome del árbol traicionero que hacia unos minutos me había nockeado en el suelo.
Ambos machos estaban amenazándose uno al otro, y conociendo a Erlend no se le ocurriría preguntar primero por lo que había pasado.
Andando con las pocas fuerzas que me quedaban llegué hasta ellos y cogí a Erlend del brazo.
Mi pena se fue durante unos segundos al poder verlo de nuevo; sentir su olor, su tacto...hasta recordé las palabras que había dicho apenas unas horas, y me volví a derrumbar.
- Basta, este lobo me ha salvado la vida.- susurré, perdiendo el conocimiento con mi última palabra.
Podía oírlos hablar, más era incapaz de abrir los ojos. Por si me quedaba alguna duda, me había excedido con el licor.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Damon se acercaba a mí cuando un precioso corcel negro que iba a toda velocidad estuvo a punto de arrollarlo; con suerte lo esquivó, aunque no por mucho tiempo, ya que un apuesto vampiro lo enganchó por la pechera y lo estampó contra la pared.
Me puse en tensión, abriendo mi capa de pelo de oso para poder acceder mejor a la katana que tenía enganchada en la espalda si era necesario.
El vampiro estaba rabioso, aunque no tenía muy claro el por qué. De acuerdo que eramos enemigos naturales, pero un ataque tan personal no solía ser común sin un poco pullas entre ambos enemigos antes.
Dejé la pared donde estaba apoyada y me acerqué lo más rápido que pude a ellos, más cuando yo llegué la situación se había complicado con creces; el vampiro puso la mano en el pecho de Damon, a la altura de su corazón; mi lobo estaba perdido. Di un paso hacia adelante; más no siguió con su cometido; mantuve la mano en la empuñadura de la katana, dudando el porque el vampiro reaccionaba de esa forma tan extraña; ambos murmuraban algo, pero que los fuertes latidos de mi corazón me impedían escuchar. Estaba aterrada, pues si aquel ser despreciable se movía más rápido que yo, perdería al único amor que había tenido en mi vida. De pronto me di cuenta de que una espada de Damon se encontraba en la entrepierna del vampiro, y entonces comprendí porque este último no había ejecutado su amenaza.
- Me parece chupa sangre que estás en desventaja.- increpé mientras mis ojos brillaban por la rabia.- ¿Por qué no eres buen chico y te largas de aquí como has venido?
El movimiento de una sombra llamó mi atención; una sombra se movía lenta y torpemente hacia nosotros; de nuevo me puse en guardia, hasta que vi a la pobre vampiresa casi arrastrándose hacia el lugar de la pelea. Dudaba que ella fuera amenaza ninguna, así que seguí observándolos atentamente. Cuan fue mi sorpresa, cuando la vampiresa se agarró al brazo de él, y tras defender a Damon,, cayó al suelo inconsciente.
¿Qué era aquello? ¿una pelea de enamorados? Por segunda vez en esa noche sentí lástima por la vampiresa; pues si había llegado a ese estado, no era precisamente por algo bueno.
Aunque quizás no fuese aquello lo más sorprendente, ¿qué clase de vampiro defiende a un lobo?
Aquella mujer era de todo menos normal.
Me puse en tensión, abriendo mi capa de pelo de oso para poder acceder mejor a la katana que tenía enganchada en la espalda si era necesario.
El vampiro estaba rabioso, aunque no tenía muy claro el por qué. De acuerdo que eramos enemigos naturales, pero un ataque tan personal no solía ser común sin un poco pullas entre ambos enemigos antes.
Dejé la pared donde estaba apoyada y me acerqué lo más rápido que pude a ellos, más cuando yo llegué la situación se había complicado con creces; el vampiro puso la mano en el pecho de Damon, a la altura de su corazón; mi lobo estaba perdido. Di un paso hacia adelante; más no siguió con su cometido; mantuve la mano en la empuñadura de la katana, dudando el porque el vampiro reaccionaba de esa forma tan extraña; ambos murmuraban algo, pero que los fuertes latidos de mi corazón me impedían escuchar. Estaba aterrada, pues si aquel ser despreciable se movía más rápido que yo, perdería al único amor que había tenido en mi vida. De pronto me di cuenta de que una espada de Damon se encontraba en la entrepierna del vampiro, y entonces comprendí porque este último no había ejecutado su amenaza.
- Me parece chupa sangre que estás en desventaja.- increpé mientras mis ojos brillaban por la rabia.- ¿Por qué no eres buen chico y te largas de aquí como has venido?
El movimiento de una sombra llamó mi atención; una sombra se movía lenta y torpemente hacia nosotros; de nuevo me puse en guardia, hasta que vi a la pobre vampiresa casi arrastrándose hacia el lugar de la pelea. Dudaba que ella fuera amenaza ninguna, así que seguí observándolos atentamente. Cuan fue mi sorpresa, cuando la vampiresa se agarró al brazo de él, y tras defender a Damon,, cayó al suelo inconsciente.
¿Qué era aquello? ¿una pelea de enamorados? Por segunda vez en esa noche sentí lástima por la vampiresa; pues si había llegado a ese estado, no era precisamente por algo bueno.
Aunque quizás no fuese aquello lo más sorprendente, ¿qué clase de vampiro defiende a un lobo?
Aquella mujer era de todo menos normal.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Frente a la tensa escena que enfrentaba a muerte a un lobo y a un vampiro llego Moira, que al parecer sin un rasguño destilaba una peste a alcohol impropia de ella.
Sus enredadas palabras me hicieron comprender que el tipo al que sujetaba lejos de ser el causante de su mal había sido el hombre que había salvado su vida, no se bien aun de que peligro.
Mi gesto se mantenía inmóvil contra pecho ajeno, hasta que Moira se desmayo, afloje el agarre para tomar a esta entre mis brazos antes de que su cuerpo golpeara el suelo.
Y fuera todo pronostico el lobo aparto la daga de mi. Sin duda era hombre de palabra y honor, ya pocos quedaban de esos por el mundo.
Alzándola esta vez entre mis brazos puse rumbo hacia mi corcel dando la espalda a mis dos naturales enemigos pues algo me decía que al menos por esa noche, entre nosotros estaba firmada una tregua, mas posiblemente no por las consiguientes.
Alce el cuerpo de la vampiresa colocandolo sobre mi indómito caballo con suavidad y tras ella monte yo, sujetándola con fuerza.
-Moira vamos, despierta -susurre en su oído con la esperanza de conocer que la había llevado a tal estado de inconsciencia.
Puse rumbo a la playa, posiblemente un baño en esta le ayudaría en su estado, ya no quedaba mucho para amanecer pero por suerte nuestra casa estaba al lado...hoy no tenia muchas esperanzas de descubrir mucho, supuse que con dejarla reposar la borrachera seria mas que suficiente.
Una vez en la playa desmonte del caballo arrastrando su cuerpo que apenas se sostenía en pie y tomándola nuevamente en volandas nos introduje con suavidad en las gélidas aguas de la playa, capaces en aquella época del años de despertar a un muerto.
Sus enredadas palabras me hicieron comprender que el tipo al que sujetaba lejos de ser el causante de su mal había sido el hombre que había salvado su vida, no se bien aun de que peligro.
Mi gesto se mantenía inmóvil contra pecho ajeno, hasta que Moira se desmayo, afloje el agarre para tomar a esta entre mis brazos antes de que su cuerpo golpeara el suelo.
Y fuera todo pronostico el lobo aparto la daga de mi. Sin duda era hombre de palabra y honor, ya pocos quedaban de esos por el mundo.
Alzándola esta vez entre mis brazos puse rumbo hacia mi corcel dando la espalda a mis dos naturales enemigos pues algo me decía que al menos por esa noche, entre nosotros estaba firmada una tregua, mas posiblemente no por las consiguientes.
Alce el cuerpo de la vampiresa colocandolo sobre mi indómito caballo con suavidad y tras ella monte yo, sujetándola con fuerza.
-Moira vamos, despierta -susurre en su oído con la esperanza de conocer que la había llevado a tal estado de inconsciencia.
Puse rumbo a la playa, posiblemente un baño en esta le ayudaría en su estado, ya no quedaba mucho para amanecer pero por suerte nuestra casa estaba al lado...hoy no tenia muchas esperanzas de descubrir mucho, supuse que con dejarla reposar la borrachera seria mas que suficiente.
Una vez en la playa desmonte del caballo arrastrando su cuerpo que apenas se sostenía en pie y tomándola nuevamente en volandas nos introduje con suavidad en las gélidas aguas de la playa, capaces en aquella época del años de despertar a un muerto.
Erlend Cannif**- Vampiro Clase Baja
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Había cosas de aquellos inmortales que jamás conseguiría comprender; pues tras coger a la vampiresa antes de que alcanzase el suelo, el vampiro dejó de amenazar a Damon con su puño, y éste al mismo tiempo retiró su daga de los atributos del vampiro. El inmortal cogió a la mujer en brazos, y montándola en su corcel, salió con la misma velocidad con la que había venido.
Descansé mi mano sobre la empuñadura de la katana, y corrí lo escasos metros que me separaban de Damon.
-¿Estás bien?- pregunté preocupada mientras ponía mi mano donde hacia unos instantes había estado ejerciendo presión el vampiro. Mi respiración se entrecortaba al pensar que podía haberlo perdido para siempre.- Perdóname, no me atreví a acercarme más por si daba un paso en falso y el vampiro cumplía su amenaza.
Miré a Damon fijamente a los ojos. Sabía que no podía vivir sin él, más de una forma u otra estaba claro que el destino quería separar nuestros caminos.
Cuando una lágrima amenazó con salir de mis ojos, lo abracé con fuerza, colocando con delicadeza mi nariz en su cuello.
Suspiré. Que el mundo se parase en aquel instante. Ese momento sería el último en que podría estar tan cerca de él, pues aunque Damon no fuese consciente, su prometida no vería con buenos ojos nuestra relación, y acabaríamos separándonos.
Me dolía tanto pensar en aquello, que por unos instantes hasta dejé de respirar; como si mi alma tratase de marcharse y evitar así el acto que me mataría por completo cuando Damon contrajese matrimonio.
Descansé mi mano sobre la empuñadura de la katana, y corrí lo escasos metros que me separaban de Damon.
-¿Estás bien?- pregunté preocupada mientras ponía mi mano donde hacia unos instantes había estado ejerciendo presión el vampiro. Mi respiración se entrecortaba al pensar que podía haberlo perdido para siempre.- Perdóname, no me atreví a acercarme más por si daba un paso en falso y el vampiro cumplía su amenaza.
Miré a Damon fijamente a los ojos. Sabía que no podía vivir sin él, más de una forma u otra estaba claro que el destino quería separar nuestros caminos.
Cuando una lágrima amenazó con salir de mis ojos, lo abracé con fuerza, colocando con delicadeza mi nariz en su cuello.
Suspiré. Que el mundo se parase en aquel instante. Ese momento sería el último en que podría estar tan cerca de él, pues aunque Damon no fuese consciente, su prometida no vería con buenos ojos nuestra relación, y acabaríamos separándonos.
Me dolía tanto pensar en aquello, que por unos instantes hasta dejé de respirar; como si mi alma tratase de marcharse y evitar así el acto que me mataría por completo cuando Damon contrajese matrimonio.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
El vampiro tomo entre sus brazos a la dama, como si en ese momento poco le importase el resto, no sé que le hizo confiar en mi buena disposición, mas tal y como había prometido aparte el filo del cuchillo de sus atributos y lo deje marchar.
Una última mirada fue lo que me dedico cuando nuestros ojos se encontraron de forma furtiva, había honor en ambos, algo difícil de encontrar en un inmortal, algo me decía que aquel favor me sería devuelto de un modo u otro, pues creo que aquel hombre odiaba deber favores.
Fue entonces cuando el cuerpo de Arely se abrazo al mío, casi temblando tratando con sus manos de buscar en mi pecho herida alguna. Se tranquilizo al ver como mi pequeño rasguño sanaba por sí solo y fue entonces cuando derrotada hundió su cabeza en mi cuello rozando este con su pequeña nariz.
-Estoy bien –susurre posando mis labios en su clavícula con suavidad. Rodeé su cuerpo tembloroso entre mis brazos y la presione contra mí tratando de calmar así su ataque de ansiedad repentino, no entendía porque estaba así, me había visto combatir infinidad de veces y había salido mucho mas herido de otras batallas.
Aquella noche parecía tan inestable como la misma luna que nos alumbraba, acaricie su cintura con suavidad infundiendo en ella el valor que parecía esfumarse de su cuerpo por momentos.
-Ya esta –susurre de nuevo al sentir como las lágrimas resbalaban por su mejilla y morían en mi cuello -¿Qué pasa?
Algo me decía que aquel llanto no era por miedo a mí perdida, al menos no a la que hubiera sucedido si aquel vampiro me arrancaba el corazón.
-Entremos y bebamos algo que nos ayude a calmarnos ¿quieres? –pregunté incapaz de saber cómo controlar aquella situación que se escapaba de mis manos una y otra vez.
Una última mirada fue lo que me dedico cuando nuestros ojos se encontraron de forma furtiva, había honor en ambos, algo difícil de encontrar en un inmortal, algo me decía que aquel favor me sería devuelto de un modo u otro, pues creo que aquel hombre odiaba deber favores.
Fue entonces cuando el cuerpo de Arely se abrazo al mío, casi temblando tratando con sus manos de buscar en mi pecho herida alguna. Se tranquilizo al ver como mi pequeño rasguño sanaba por sí solo y fue entonces cuando derrotada hundió su cabeza en mi cuello rozando este con su pequeña nariz.
-Estoy bien –susurre posando mis labios en su clavícula con suavidad. Rodeé su cuerpo tembloroso entre mis brazos y la presione contra mí tratando de calmar así su ataque de ansiedad repentino, no entendía porque estaba así, me había visto combatir infinidad de veces y había salido mucho mas herido de otras batallas.
Aquella noche parecía tan inestable como la misma luna que nos alumbraba, acaricie su cintura con suavidad infundiendo en ella el valor que parecía esfumarse de su cuerpo por momentos.
-Ya esta –susurre de nuevo al sentir como las lágrimas resbalaban por su mejilla y morían en mi cuello -¿Qué pasa?
Algo me decía que aquel llanto no era por miedo a mí perdida, al menos no a la que hubiera sucedido si aquel vampiro me arrancaba el corazón.
-Entremos y bebamos algo que nos ayude a calmarnos ¿quieres? –pregunté incapaz de saber cómo controlar aquella situación que se escapaba de mis manos una y otra vez.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Damon me rodeó con sus brazos, en un intento de restaurar en mi el miedo que sentía, más ese miedo no era solo por aquel ataque repentino del vampiro, si no por un suceso que estaba a punto de acontecer sin más remedio.
Posó sus carnosos labios sobre mi clavícula, murmurando que estaba bien; calmándome de que todo había pasado. Todo no, pensé. Lo peor está por llegar.
Sus caricias en mi cintura instauraron en mí la valentía para disparar mi último cartucho; de intentar por todos los medios un cambio de opinión.
Me separé un poco de su hombro, dejando mi mejilla junto a la suya; deslizando mis labios por su barba con un pequeño giro de cabeza.
-Entremos y bebamos algo que nos ayude a calmarnos ¿quieres?- preguntó un tanto desorientado sobre mi comportamiento de aquella noche.
No era la luna la que me alteraba, ni siquiera aquella nueva ciudad...era el corazón el que latía con más fuerza que nunca dentro de mí por el miedo a perderlo; porque sabía que aquella noche era mi única oportunidad...
Me mordí el labio con picardía, y mirándolo fijamente a los ojos une mis labios a los suyos, en el único beso, para que engañarme, que esperaba recibir de él.
Quizás aquella rebeldía causase mi expulsión de la manada; más, ¿qué importaba si con su enlace yo estaría muerta en vida?
Posó sus carnosos labios sobre mi clavícula, murmurando que estaba bien; calmándome de que todo había pasado. Todo no, pensé. Lo peor está por llegar.
Sus caricias en mi cintura instauraron en mí la valentía para disparar mi último cartucho; de intentar por todos los medios un cambio de opinión.
Me separé un poco de su hombro, dejando mi mejilla junto a la suya; deslizando mis labios por su barba con un pequeño giro de cabeza.
-Entremos y bebamos algo que nos ayude a calmarnos ¿quieres?- preguntó un tanto desorientado sobre mi comportamiento de aquella noche.
No era la luna la que me alteraba, ni siquiera aquella nueva ciudad...era el corazón el que latía con más fuerza que nunca dentro de mí por el miedo a perderlo; porque sabía que aquella noche era mi única oportunidad...
Me mordí el labio con picardía, y mirándolo fijamente a los ojos une mis labios a los suyos, en el único beso, para que engañarme, que esperaba recibir de él.
Quizás aquella rebeldía causase mi expulsión de la manada; más, ¿qué importaba si con su enlace yo estaría muerta en vida?
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Sus labios casi rozando mi cuello se alzaron junto a su mirada, recorrió mi mandíbula acariciando con ellos mi incipiente barba encaminandolos de forma perdida había mis labios donde murió su boca inevitablemente encontrándose con la mía. Solo un ligero roce que invitaba al peligroso juego del deseo.
Cerré los ojos sin hallar mas compostura que la encontrada hasta ese preciso instante donde sus labios se entreabrían suplicantes y su cuerpo temblaba ligeramente entre mis manos que poco a poco fueron suavizante el ferro abrazo para posarse así en su cintura.
Abrí mis labios frente a los suyos dejando que nuestros alientos se entremezclaran acompasando a nuestras alteradas respiraciones.
Era incapaz de aguantar mas, mi cuerpo suplicaba guerra aquella noche de luna casi llena y esa loba estaba tan dispuesta a dármela que por un segundo olvide quien era.
Abrí los ojos color ámbar, los naipes estaba echados sobre la mesa y por desgracia no había guardado ningún as bajo mi manga, mi lengua cruzo el precipicio de sus labios introduciéndose en su interior de forma apasionada y con ello se intensifico mi agarre que ahora ascendía furtivo por su espalda para apresar su nuca envolviendo así aquel beso de pasión desmedida.
-Esto es una locura -es cuanto fui capaz de apuntar entre jadeos antes de que su espalda golpeara la pared de la taberna atrapada por mi ansioso cuerpo, pose mi mano en la pared de ladrillo sin dejar de besarla ni un minuto, enredando ya nuestros cuerpos casi del mismo modo que nuestras lenguas.
Cerré los ojos sin hallar mas compostura que la encontrada hasta ese preciso instante donde sus labios se entreabrían suplicantes y su cuerpo temblaba ligeramente entre mis manos que poco a poco fueron suavizante el ferro abrazo para posarse así en su cintura.
Abrí mis labios frente a los suyos dejando que nuestros alientos se entremezclaran acompasando a nuestras alteradas respiraciones.
Era incapaz de aguantar mas, mi cuerpo suplicaba guerra aquella noche de luna casi llena y esa loba estaba tan dispuesta a dármela que por un segundo olvide quien era.
Abrí los ojos color ámbar, los naipes estaba echados sobre la mesa y por desgracia no había guardado ningún as bajo mi manga, mi lengua cruzo el precipicio de sus labios introduciéndose en su interior de forma apasionada y con ello se intensifico mi agarre que ahora ascendía furtivo por su espalda para apresar su nuca envolviendo así aquel beso de pasión desmedida.
-Esto es una locura -es cuanto fui capaz de apuntar entre jadeos antes de que su espalda golpeara la pared de la taberna atrapada por mi ansioso cuerpo, pose mi mano en la pared de ladrillo sin dejar de besarla ni un minuto, enredando ya nuestros cuerpos casi del mismo modo que nuestras lenguas.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Damon respondió de forma inesperada a mis expectativas. Sus labios se entreabrieron frente a los míos mientras nuestras respiraciones agitadas se unían al sonido de mi corazón. Sabía que mi deseo de ser besada estaba pendiente de un hilo.
De pronto el único dueño de mi corazón, juntó sus labios a los míos con pasión, introduciendo su lengua en mi boca y entrelazándola con la mía. Todo esto era nuevo para mí; jamás había permitido que ningún otro hombre me tocase, así que el miedo que ahora corría por mi cuerpo era si podría estar a la altura de aquel dios terrenal que en aquellos momentos me sujetaba con fuerza la nuca asegurando su beso y juntando su cuerpo con el mío.
"Es una locura", susurró. ¿Solo una locura? Era todo aquello que había anhelado tanto tiempo, y que sabiendo que no era digna de él no me había atrevido a desear. Para mí no solo era una locura, era tocar el cielo con las manos; aún a sabiendas que mañana sería otro día, y que todo habría terminado.
Pasé mis manos por debajo de su ropa, acariciando así la desnuda piel de su espalda; más lo que primero fueron simples caricias llenas de ternura se fueron transformando en movimientos de pasión desmedida. Finalmente, posé mis manos en su cintura, tomando así impulso para pegar por completo mi cuerpo al suyo, que se estimulaba por momentos en búsqueda de algo más.
De pronto el único dueño de mi corazón, juntó sus labios a los míos con pasión, introduciendo su lengua en mi boca y entrelazándola con la mía. Todo esto era nuevo para mí; jamás había permitido que ningún otro hombre me tocase, así que el miedo que ahora corría por mi cuerpo era si podría estar a la altura de aquel dios terrenal que en aquellos momentos me sujetaba con fuerza la nuca asegurando su beso y juntando su cuerpo con el mío.
"Es una locura", susurró. ¿Solo una locura? Era todo aquello que había anhelado tanto tiempo, y que sabiendo que no era digna de él no me había atrevido a desear. Para mí no solo era una locura, era tocar el cielo con las manos; aún a sabiendas que mañana sería otro día, y que todo habría terminado.
Pasé mis manos por debajo de su ropa, acariciando así la desnuda piel de su espalda; más lo que primero fueron simples caricias llenas de ternura se fueron transformando en movimientos de pasión desmedida. Finalmente, posé mis manos en su cintura, tomando así impulso para pegar por completo mi cuerpo al suyo, que se estimulaba por momentos en búsqueda de algo más.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
No es fácil seguir la pista de un alfa y menos cuando no lo has visto nunca sin su ropa mas formal, aunado a todo esto estaba la luna en lo mas alto del cielo aquella noche, y esto no permitía que Daeron se concentrara por completo, Damon y el habían quedado en verse en una taberna pero a pesar de seguir las instrucciones y las señas al pie de la letra no conseguía dar con el establecimiento mencionado, por lo que en un acto de desesperación comenzó a correr, sin la esperanza de encontrarlo rápido, pero si pensando que haría lo necesario para llegar.
-Creo que es momento de apurar un poco el paso- Decia mientras aumentaba poco a poco la velocidad con la que recorría aquel sendero.
Para su suerte el bullicio que caracterizaba a una taberna típica de cualquier lugar, llamo su atencion y le regreso un poco de esperanza mientras apresuraba el paso hacia esa dirección. Cuando logro ver la edificación y estar justo frente a sus puertas, noto algo que no le parecía del todo tranquilizador y eso era que en aquel lugar todavía se podía percibir la ligera y sutil esencia que deja un vampiro cuando pasa por algún sitio, por lo que se puso un poco a la defensiva antes de entrar y notar que sus sospechas en parte eran erroneas, ya que si habia algun vampiro ya no estaba presente.
Daeron se sentó en uno de los lugares libres que encontró y pidió que le trajeran un tarro de de cerveza bien frió para poder pasar el tiempo mientras esperaba a que Damon llegara a por el, cuando por fin le trajeron lo pedido, el comenzó a saborearla y poco a poco beberla con el fin de que no terminara con resaca al día siguiente, pero al poco tiempo se dio cuenta de que no llegaría el Alfa, por lo que pidió el ultimo tarro y al terminar de beberlo se dispuso a salir por un poco de aire fresco, vaya sorpresa tuvo que llevarse cuando apareció ante el un hombre de casi dos metros medio borracho y atontado contra el cual choco y le tiro el tarro, Daeron se mojo un poco pero esto no le importo, mas no puede decirse lo mismo del otro hombre el cual le cogió de la camisa y le amenazo con estrellar su cara contra el suelo si no le compraba una nueva, a lo que el joven lobo respondió con una sonrisa y acercándose para susurrarle que se pirara de una buena vez si no quería que su garganta desapareciera como por arte de magia.
Estamos de acuerdo que las cosas se salieron un poco de contexto, pero la cerveza había aflojado la lengua y aumentado la valentía del joven lobo, el cual recibió un golpe en el rostro al separarse de aquel hombre gordo y un tanto debilucho para gusto de Daeron, que acomodándose un poco la camisa le miro y cogió aquel gordo cuello, apretándolo y viendo como el hombre se asustaba, viendo como la luz de sus ojos poco a poco se apagaba.
Sus garras comenzaron a crecer y sus ojos se pusieron rojos, cuando menos cuenta se dio aquel hombre estaba en las ultimas, por lo que le solto y este tosiendo le miro asustado, Daeron rapidamente cubrio su mano y salio con la vista baja de la taberna.
-Tranquilo....la luna no te afecta.....tranquilo....lo tienes bajo control-
Cuando menos cuenta se dio, ya las cosas estaba mejor para el, pero aun así decidió quedarse un poco mas afuera, le gustaba el aire fresco y ademas de todo dentro apestaba horrible...pero que se podía esperar de una taberna, Daeron contemplo la luna, tan bella...postrada en aquel eterno firmamento oscuro.
-Creo que es momento de apurar un poco el paso- Decia mientras aumentaba poco a poco la velocidad con la que recorría aquel sendero.
Para su suerte el bullicio que caracterizaba a una taberna típica de cualquier lugar, llamo su atencion y le regreso un poco de esperanza mientras apresuraba el paso hacia esa dirección. Cuando logro ver la edificación y estar justo frente a sus puertas, noto algo que no le parecía del todo tranquilizador y eso era que en aquel lugar todavía se podía percibir la ligera y sutil esencia que deja un vampiro cuando pasa por algún sitio, por lo que se puso un poco a la defensiva antes de entrar y notar que sus sospechas en parte eran erroneas, ya que si habia algun vampiro ya no estaba presente.
Daeron se sentó en uno de los lugares libres que encontró y pidió que le trajeran un tarro de de cerveza bien frió para poder pasar el tiempo mientras esperaba a que Damon llegara a por el, cuando por fin le trajeron lo pedido, el comenzó a saborearla y poco a poco beberla con el fin de que no terminara con resaca al día siguiente, pero al poco tiempo se dio cuenta de que no llegaría el Alfa, por lo que pidió el ultimo tarro y al terminar de beberlo se dispuso a salir por un poco de aire fresco, vaya sorpresa tuvo que llevarse cuando apareció ante el un hombre de casi dos metros medio borracho y atontado contra el cual choco y le tiro el tarro, Daeron se mojo un poco pero esto no le importo, mas no puede decirse lo mismo del otro hombre el cual le cogió de la camisa y le amenazo con estrellar su cara contra el suelo si no le compraba una nueva, a lo que el joven lobo respondió con una sonrisa y acercándose para susurrarle que se pirara de una buena vez si no quería que su garganta desapareciera como por arte de magia.
Estamos de acuerdo que las cosas se salieron un poco de contexto, pero la cerveza había aflojado la lengua y aumentado la valentía del joven lobo, el cual recibió un golpe en el rostro al separarse de aquel hombre gordo y un tanto debilucho para gusto de Daeron, que acomodándose un poco la camisa le miro y cogió aquel gordo cuello, apretándolo y viendo como el hombre se asustaba, viendo como la luz de sus ojos poco a poco se apagaba.
Sus garras comenzaron a crecer y sus ojos se pusieron rojos, cuando menos cuenta se dio aquel hombre estaba en las ultimas, por lo que le solto y este tosiendo le miro asustado, Daeron rapidamente cubrio su mano y salio con la vista baja de la taberna.
-Tranquilo....la luna no te afecta.....tranquilo....lo tienes bajo control-
- Tranquilo Daeron....:
Cuando menos cuenta se dio, ya las cosas estaba mejor para el, pero aun así decidió quedarse un poco mas afuera, le gustaba el aire fresco y ademas de todo dentro apestaba horrible...pero que se podía esperar de una taberna, Daeron contemplo la luna, tan bella...postrada en aquel eterno firmamento oscuro.
Daeron Lună- Licántropo Clase Media
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Volvíamos del callejón con mi brazo sobre sus hombros cuando encontré a Daeron en la puerta de la taberna, por su gesto intuía que algo había pasado y supuse que la cercanía de la luna llena en el también estaba causando sus propios estragos.
Sonreí al verle de medio lado y mire a la loba que reposaba entre mis brazos
-Creo que no soy el único que necesita una jarra de hidromiel o dos para pasar esta noche endemoniada.
Camine hacia el lobo que sin duda se alegraba de vernos e imitando el gesto que hacia escasos minutos había tenido con la loba, pase mi brazo por su cuello tirando de ambos hacia el interior de la taberna.
Tomamos asiento en una mesa de madera bastante sombría que había al final del todo, cercana a una chimenea de piedra encendida que chisporroteaba casi dotando ese trozo de la taberna de la única luz existente.
Supuse que allí pasaríamos mas desapercibidos si es que eso era posible en nosotros y por aquella noche no tendríamos mas problemas que los ya ocasionados.
Desde la penumbra visualice a la señora Agnes, mas decidido camine hacia ella para invitarla a sentarse con nosotros y disculpar así nuestro lamentable comportamiento pues al parecer nuevamente la habíamos hecho esperar.
Esa mujer estaba teniendo una paciencia infinita con nosotros, la verdad no merecida, pues desde que habíamos puesto los pies en París parecíamos mas bestias que humanos, supuse que de algún modo tendria que agradecer su hospitalidad, así que trate de ser completamente caballeroso con ella en mi invitación. Incluso y con sinceridad infinita piropeé su nuevo aspecto, pues su cabello ahora lejos de andar recogido, ondeaba al viento dotándola de un aspecto mucho mas juvenil.
Tomé su delicada mano entre mi brazo y la guie como la dama que era hasta nuestra mesa, por fin todos reunidos era el momento de comenzar a beber.
Alce la mano y pronto una lozana camarera que flicteo sin hacer ascos a ninguno de lso dos varones presentes nos tomo nota de lo pedido y tras unos minutos volvió servicial a traernos varias jarras de hidromiel y una ronda de chupitos de absenta que según ella nos invitaba la casa.
Agradecí el gesto y deposite unas monedas en su mano mas que suficientes para pagar la consumido de la noche y tomando la jarra la alce en alto dispuesto a brindar por la manada.
Sonreí al verle de medio lado y mire a la loba que reposaba entre mis brazos
-Creo que no soy el único que necesita una jarra de hidromiel o dos para pasar esta noche endemoniada.
Camine hacia el lobo que sin duda se alegraba de vernos e imitando el gesto que hacia escasos minutos había tenido con la loba, pase mi brazo por su cuello tirando de ambos hacia el interior de la taberna.
Tomamos asiento en una mesa de madera bastante sombría que había al final del todo, cercana a una chimenea de piedra encendida que chisporroteaba casi dotando ese trozo de la taberna de la única luz existente.
Supuse que allí pasaríamos mas desapercibidos si es que eso era posible en nosotros y por aquella noche no tendríamos mas problemas que los ya ocasionados.
Desde la penumbra visualice a la señora Agnes, mas decidido camine hacia ella para invitarla a sentarse con nosotros y disculpar así nuestro lamentable comportamiento pues al parecer nuevamente la habíamos hecho esperar.
Esa mujer estaba teniendo una paciencia infinita con nosotros, la verdad no merecida, pues desde que habíamos puesto los pies en París parecíamos mas bestias que humanos, supuse que de algún modo tendria que agradecer su hospitalidad, así que trate de ser completamente caballeroso con ella en mi invitación. Incluso y con sinceridad infinita piropeé su nuevo aspecto, pues su cabello ahora lejos de andar recogido, ondeaba al viento dotándola de un aspecto mucho mas juvenil.
Tomé su delicada mano entre mi brazo y la guie como la dama que era hasta nuestra mesa, por fin todos reunidos era el momento de comenzar a beber.
Alce la mano y pronto una lozana camarera que flicteo sin hacer ascos a ninguno de lso dos varones presentes nos tomo nota de lo pedido y tras unos minutos volvió servicial a traernos varias jarras de hidromiel y una ronda de chupitos de absenta que según ella nos invitaba la casa.
Agradecí el gesto y deposite unas monedas en su mano mas que suficientes para pagar la consumido de la noche y tomando la jarra la alce en alto dispuesto a brindar por la manada.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Volvíamos a la taberna hablando de trivialidades, mientras Damon seguía con su brazos sobre mis hombros, y yo cogida a su cintura; mi mente no paraba de repetir una y otra vez las imágenes de lo sucedido durante la última hora, hasta que reconocí el olor de aquel lobo que el macho alfa había acogido como escudero en nuestro viaje a París.
Apenas conocía a Daeron; era un lobo joven, y como tal, solían traer problemas. Además, no me gustaba tener que hacer de canguro de nadie.
Lo vi en la entrada de la taberna, un tanto ofuscado. O bien estaba aburrido de esperar, o acababa de tener problemas en el interior y se había visto obligado a esperar fuera. Apostaría por esto último cuando Damon bromeó de nuevo sobre la necesidad que teníamos todos de tomarnos una jarra de hidromiel y olvidar aquella noche, tan cercana a la luna llena que nos alteraba casi por igual.
Cuando nos acercamos a la altura de Daeron, mi macho alfa lo cogió también por el hombro, y yo retiré un poco mi mano para darle espacio al otro escudero. No era por nada en especial, sino porque no me gustaba que me tocasen. Sonreí ante mi pensamiento y la ironía de éste aquella noche. Entramos en la bulliciosa taberna, donde Damon encontró una mesa vacía junto a la única chimenea del local, y un tanto más intima que el resto de asientos disponibles. Me quité la capa de pieles, dejando a la vista mis hombros, y la coloqué con armonía sobre el respaldo del asiento que ocupé después.
Estaba cansada y un poco dolorida, de modo que me senté con cuidado y me dejé llevar por las comodidades de tener un macho alfa que se ocupa de todo lo demás.
Daeron también se sentó y esperamos mientras Damon continuaba con su papel conciliador con la dueña de la casa donde nos alojariamos durante el viaje; y a quien yo debía una disculpa sincera por mi comportamiento durante la cena. Observé como se acercaba a Agnès, que seguramente llevaba tiempo esperando, pues no la había visto entrar cuando habíamos salido...ni tampoco cuando nos dirigíamos al callejón...en fin, que no la había visto desde la cena. Parecía molesta, pero tras unas elocuentes palabras de Damon, se sumó a compartir nuestra mesa.
No tardamos en poder degustar esas ansiadas jarras de hidromiel, que esta vez sí, necesitaba con desesperación. Y un taponcito con líquido de color verde que no había probado antes, pero que olía un tanto mentolado, invitación de la casa ésto último, según una joven camarera que trataba de flirtear con Damon; lo cual tampoco le reproché, era imposible no enamorarse de él.
Observé entonces como mi alfa levantaba su jarra para brindar, y asiando la mía, imité su gesto, tocando la mía y la suya mientras cruzaba nuestras miradas.
Apenas conocía a Daeron; era un lobo joven, y como tal, solían traer problemas. Además, no me gustaba tener que hacer de canguro de nadie.
Lo vi en la entrada de la taberna, un tanto ofuscado. O bien estaba aburrido de esperar, o acababa de tener problemas en el interior y se había visto obligado a esperar fuera. Apostaría por esto último cuando Damon bromeó de nuevo sobre la necesidad que teníamos todos de tomarnos una jarra de hidromiel y olvidar aquella noche, tan cercana a la luna llena que nos alteraba casi por igual.
Cuando nos acercamos a la altura de Daeron, mi macho alfa lo cogió también por el hombro, y yo retiré un poco mi mano para darle espacio al otro escudero. No era por nada en especial, sino porque no me gustaba que me tocasen. Sonreí ante mi pensamiento y la ironía de éste aquella noche. Entramos en la bulliciosa taberna, donde Damon encontró una mesa vacía junto a la única chimenea del local, y un tanto más intima que el resto de asientos disponibles. Me quité la capa de pieles, dejando a la vista mis hombros, y la coloqué con armonía sobre el respaldo del asiento que ocupé después.
Estaba cansada y un poco dolorida, de modo que me senté con cuidado y me dejé llevar por las comodidades de tener un macho alfa que se ocupa de todo lo demás.
Daeron también se sentó y esperamos mientras Damon continuaba con su papel conciliador con la dueña de la casa donde nos alojariamos durante el viaje; y a quien yo debía una disculpa sincera por mi comportamiento durante la cena. Observé como se acercaba a Agnès, que seguramente llevaba tiempo esperando, pues no la había visto entrar cuando habíamos salido...ni tampoco cuando nos dirigíamos al callejón...en fin, que no la había visto desde la cena. Parecía molesta, pero tras unas elocuentes palabras de Damon, se sumó a compartir nuestra mesa.
No tardamos en poder degustar esas ansiadas jarras de hidromiel, que esta vez sí, necesitaba con desesperación. Y un taponcito con líquido de color verde que no había probado antes, pero que olía un tanto mentolado, invitación de la casa ésto último, según una joven camarera que trataba de flirtear con Damon; lo cual tampoco le reproché, era imposible no enamorarse de él.
Observé entonces como mi alfa levantaba su jarra para brindar, y asiando la mía, imité su gesto, tocando la mía y la suya mientras cruzaba nuestras miradas.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/06/2016
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
La cosas no habían salido bien para nuestro joven lobo, pero al poder sentir la presencia del Alfa, las cosas fueron mas fáciles de digerir, ademas el tenia algo que tranquilizaba a Daeron casi al instante, como si pudieras depositar toda tu confianza en ese lobo sin ser defraudado. Para cuando escucho su voz, ya tenia la mente completamente en equilibrio, ademas de que el comentario sobre la hidromiel le pareció de lo mas acertado, a pesar de haber bebido con anterioridad, parecía que era necesario seguir haciéndolo todo con el fin de relajar el ambiente y pasarlo mejor en manada.
Lo único que le resulto raro al mirarlo venir hacia el, fue la confianza con la que Arely "La Beta" como el la denominaba en las muy contadas ocasiones que tenían de verse o saber algo el uno del otro, le tenia cogido con mucha confianza, parecía que no sabia su lugar dentro de la manada, ademas del propósito por el que habían llevado a Damon a Francia, en ultima instancia su mirada reprobatoria era un poco molesta, ademas el no necesitaba de nadie que le cuidara, suficiente con saber que tenia que aprender a controlarse mas como para que alguien te lo reprochara solo por gozar con unos años mas de experiencia.
Para el momento en que sus pensamientos dejaron de fluctuar en la mente, pudo notar el brazo del Alfa alrededor de el y arrastrándolo por llamarlo de una manera meramente burda dentro de la taberna, el único miedo que le quedaba era que alguien lograra reconocerlo por sus acciones pasadas, mas todos estaban una ocasión mas sumergidos en sus propios mundos de alcohol e historias de valentía.
Daeron sabia de primera mano que una mujer "Humana" tuvo la amabilidad de prestarse a acogerles en la calidez de su casa, mas no tenia conocimiento de quien era, hasta que pudo contemplar su belleza y un tanto avergonzado por lo sucedido por culpa suya no se atrevió a mirarla directamente, por respeto mas que nada, pero esto no quitaba el notar su cabello y aquellos ojos tan lindos de los que era propietaria.
Con respecto a lo que sucedía dentro de la taberna una ves mas era Damon el que acompaño a Lady Agnes hasta la mesa y se tomo la molestia de ordenar por todos los lobos algo de beber y ademas unos pequeños chupitos de Absenta con aquel color digno de admiración, otorgados por una chica que parecía atraída por el atractivo visual del que gozaba el Alfa, Daeron simplemente se digno a beber y sumergirse en sus recuerdos del pasado, en aquellas tierras custodiadas por la manada Rumana, las luchas con otras manadas y la desgracia de tener que casi matar a su hermana menor por traicionarle.
Al final cuando todos sus pensamientos se volcaron sobre el, y logro regresar a la cruda y alcohólica realidad en la que se encontraba solo se digno a escuchar las palabras de los demás y mantenerse alerta por cualquier cosa que pudiera requerir su atencion absoluta, mas lo único que había a su alrededor eran borrachos, jóvenes con delirios de grandeza y una que otra mujer de dignidad dudosa que hacia lo que fuera por unas cuantas monedas.
Lo único que le resulto raro al mirarlo venir hacia el, fue la confianza con la que Arely "La Beta" como el la denominaba en las muy contadas ocasiones que tenían de verse o saber algo el uno del otro, le tenia cogido con mucha confianza, parecía que no sabia su lugar dentro de la manada, ademas del propósito por el que habían llevado a Damon a Francia, en ultima instancia su mirada reprobatoria era un poco molesta, ademas el no necesitaba de nadie que le cuidara, suficiente con saber que tenia que aprender a controlarse mas como para que alguien te lo reprochara solo por gozar con unos años mas de experiencia.
Para el momento en que sus pensamientos dejaron de fluctuar en la mente, pudo notar el brazo del Alfa alrededor de el y arrastrándolo por llamarlo de una manera meramente burda dentro de la taberna, el único miedo que le quedaba era que alguien lograra reconocerlo por sus acciones pasadas, mas todos estaban una ocasión mas sumergidos en sus propios mundos de alcohol e historias de valentía.
Daeron sabia de primera mano que una mujer "Humana" tuvo la amabilidad de prestarse a acogerles en la calidez de su casa, mas no tenia conocimiento de quien era, hasta que pudo contemplar su belleza y un tanto avergonzado por lo sucedido por culpa suya no se atrevió a mirarla directamente, por respeto mas que nada, pero esto no quitaba el notar su cabello y aquellos ojos tan lindos de los que era propietaria.
Con respecto a lo que sucedía dentro de la taberna una ves mas era Damon el que acompaño a Lady Agnes hasta la mesa y se tomo la molestia de ordenar por todos los lobos algo de beber y ademas unos pequeños chupitos de Absenta con aquel color digno de admiración, otorgados por una chica que parecía atraída por el atractivo visual del que gozaba el Alfa, Daeron simplemente se digno a beber y sumergirse en sus recuerdos del pasado, en aquellas tierras custodiadas por la manada Rumana, las luchas con otras manadas y la desgracia de tener que casi matar a su hermana menor por traicionarle.
Al final cuando todos sus pensamientos se volcaron sobre el, y logro regresar a la cruda y alcohólica realidad en la que se encontraba solo se digno a escuchar las palabras de los demás y mantenerse alerta por cualquier cosa que pudiera requerir su atencion absoluta, mas lo único que había a su alrededor eran borrachos, jóvenes con delirios de grandeza y una que otra mujer de dignidad dudosa que hacia lo que fuera por unas cuantas monedas.
Daeron Lună- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 30/06/2016
Edad : 266
Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Pocas Personas eran aquellas que podían conservar la paciencia ante una situación o evento, pero estaba claro que Agnés merecía que se realizara una estatua en reconocimiento a su tolerancia a todo aquello, de alguna forma aquella alianza parecía mas una ultimamos de la vieja bruja desgraciada que era su madre, como si aquello le demostrara que la joven morena no era tan fuerte o ingeniosa como lo había pensado, pues podía pudrirse y fritarse en el infierno pensó.
Tomando aire vio como la rubia que horas a tras le había dicho “amargada” salir de la taberna seguida de su líder, era de esperarse no necesitaba de sus poderes ni disecciones una rana para saber como terminaría aquella trama de “amor”, solo con ese discernimiento la bruja sintió una pequeñas arcadas. Sentándose en la barra observo la taberna y a las personas que allí hacían su vida nocturna si podía decirles así, si algo podría decirse sobre Agnés que fuera cierto es que siempre tenia el porte un tanto engreído y altivo que toda persona nacida y criada en la nobleza Francesa poseía.
El tiempo pasaba lentamente y sus huéspedes no retornaban la idea de irse era una tentación bastante grande que cada momento sonaba en su cabeza como si de los acordes de un reloj cucu se tratar, tomando un ultimo respiro de aire la noble mujer se preparaba para irse de aquel sitio justo cuando se topo con el Lobo alfa, quien se excusaba nuevamente de aquel comportamiento y la invitaba a tomar asiento junto a ellos no claro sin antes hacerle algún tipo de halago, ¿quizás creía que por que era una mujer noble siempre necesitaba ser elogiada por su aspecto? , asintió en realidad sin muchas ganas mientras caminaba hacia la mesa se sentó hacia una esquina observando nuevamente las acciones de todo en aquel sitio y recordando porque sentía en realidad un amor grande por las criaturas salvajes del reino animal y por que tenia problemas con la raza humana.
Agnés de Charny- Hechicero/Realeza
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Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Pose la jarra en mis labios dando un profundo trago mientras miraba a los dos miembros de mi manada que sumergidos en alcohol apenas se dirigían la palabra, intuía que entre ellos la relación no era demasiado fluida. Supongo que en el caso de mi loba beta porque su carácter indomable hacia que en contadas ocasiones conectara con alguien a la primera. En el del lobo porque su juventud e ímpetu lo hacían desconfiar de una hembra cuyo rango estaba por encima del suyo y que se situaba muy cerca de mi en la cadena de mando. Ademas al parecer detestaba las confianzas que Arely se tomaba conmigo, lo podía notar en como se revolvía nervioso cada vez que apreciaba nuestros íntimos contactos.
Por otro lado observe a la dama que nos había acogido, silenciosa, miraba a su alrededor dando pequeños sorbos de aquella bebida que posiblemente jamas había probado y que distaba mucho de los vinos que tenia en su mansión que tan amablemente nos había ofrecido antes.
Deje escapar el aire entre mis labios admirando tan silenciosas compañías, y como no, de nuevo tome la iniciativa para romper aquel incomodo silencio.
-Señora de Charny, he pensado que si no es demasiada molestia me gustaría aceptar la propuesta que me hizo en su casa. Conocer a la aristocracia de París seria algo muy positivo para mi condado, ademas intuyo que a mi futura esposa le agradar anunciar nuestro compromiso frente a los de su condición.
Quizás cuando estos días de luna llena pasen -dije con una picara sonrisa hundiendo mis ojos en los ajenos -podría organizar un baile de mascaras.
Sin duda muy típicos en Italia y que siempre gozaban de esa clandestinidad que cubrir el rostro nos garantizaba.
Ladee la cabeza mirando a Arely a sabiendas de que mi idea le parecería estúpida, ella jamas gozaba en las fiestas de esa clase, encorsetada se sentía prisionera, mas supuse que al menos a esa debería asistir.
-Quizás señora de Charny podría ayudar a mi loba beta a buscar un atuendo correcto en las calles comerciales de París -dije guiñándole un ojo esperando la patada que sin duda recibiría por debajo de la mesa.
-Y de paso..compráis uno para mi que se adapte a la ocasión.
Por supuesto no llevaba ningún traje con mascara, así que, la idea de no tener que ser yo quien fuera a comprarlo se me antojaba aun mejor.
Por otro lado observe a la dama que nos había acogido, silenciosa, miraba a su alrededor dando pequeños sorbos de aquella bebida que posiblemente jamas había probado y que distaba mucho de los vinos que tenia en su mansión que tan amablemente nos había ofrecido antes.
Deje escapar el aire entre mis labios admirando tan silenciosas compañías, y como no, de nuevo tome la iniciativa para romper aquel incomodo silencio.
-Señora de Charny, he pensado que si no es demasiada molestia me gustaría aceptar la propuesta que me hizo en su casa. Conocer a la aristocracia de París seria algo muy positivo para mi condado, ademas intuyo que a mi futura esposa le agradar anunciar nuestro compromiso frente a los de su condición.
Quizás cuando estos días de luna llena pasen -dije con una picara sonrisa hundiendo mis ojos en los ajenos -podría organizar un baile de mascaras.
Sin duda muy típicos en Italia y que siempre gozaban de esa clandestinidad que cubrir el rostro nos garantizaba.
Ladee la cabeza mirando a Arely a sabiendas de que mi idea le parecería estúpida, ella jamas gozaba en las fiestas de esa clase, encorsetada se sentía prisionera, mas supuse que al menos a esa debería asistir.
-Quizás señora de Charny podría ayudar a mi loba beta a buscar un atuendo correcto en las calles comerciales de París -dije guiñándole un ojo esperando la patada que sin duda recibiría por debajo de la mesa.
-Y de paso..compráis uno para mi que se adapte a la ocasión.
Por supuesto no llevaba ningún traje con mascara, así que, la idea de no tener que ser yo quien fuera a comprarlo se me antojaba aun mejor.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: Amistad sin prejuicios (Damon, Arely, Agnes,Erlend, Daeron)
Movía como un autómata mi vaso para darle vueltas a lo que quedaba de hidromiel, aburrida cual marmota en aquella velada donde yo no había elegido la compañía. Todavía estaba exhausta y dolorida; me preguntaba si sería normal aquel pinchazo que notaba en mi interior.
Damon tomó las riendas de la hasta ahora ausente conversación, y trató de amenizar el ambiente, dirigiéndose de nuevo a nuestra anfitriona, mientras yo trataba de desconectar de todo.
Estaba sumida en un plácido trance, hasta que Damon dijo aquellas palabras malditas: Baile de máscaras. Abrí los ojos de golpe mientras me incorporaba en mi asiento, ahora tensa como la cuerda de un arco. Miré a Damon fijamente. Al parecer, no le bastaba con hacerme asistir al anuncio de su compromiso, y como si eso no fuese bastante castigo ya, quería que acompañase a Agnés a buscar nuestros disfraces, que según él, debían ser los correctos. Intuí a que se refería ese tipo de disfraces con corsé, que cubrían de más para mi gusto y que no dejaban respirar. Por si no tenía bastante el día siguiente con preparar las mazmorras, tendría que ir de compras con aquella mujer que sin duda tendría un gusto totalmente distinto al mío.
Una sonrisa maliciosa se instauró en mi rostro. La venganza era un plato que se servía frío, y ésta vez, iba a quedarme bien a gusto eligiendo mi disfraz para el baile, y si era posible, también el suyo. Se me estaban ocurriendo unas ideas un tanto divertidas ¿Qué tal una fiesta de disfraces bíblica? Damon de podría ir de Adán, y yo de Eva..lo que me iba a ahorrar en tela para los disfraces no tenía precio...sonreí al pensarlo mientras Damon me miraba de reojo.
Un instante después mi sonrisa se desvaneció, y un fuerte pinchazo en la parte inferior de mi cuerpo, junto al olor a sangre me hizo estremecerme. Necesitaba salir de allí.
- Estaré encantada de acompañar a Agnés en tan agradable encargo.- dije con una sonrisa fingida tratando de no mostrar mi dolor.- Si me disculpan, necesito ir un momento al aseo.
Me levanté despacio, con calma, temiendo que aquel dolor punzante me atravesase de nuevo, y miré a lo largo de la taberna buscando los aseos...en cuya ausencia me haría salir de nuevo al exterior.
Esperaba que Damon no se percatase de la excusa de mi ausencia. A partir del día siguiente él estaría prometido, y yo tendría que aprender a cuidarme sola.
Damon tomó las riendas de la hasta ahora ausente conversación, y trató de amenizar el ambiente, dirigiéndose de nuevo a nuestra anfitriona, mientras yo trataba de desconectar de todo.
Estaba sumida en un plácido trance, hasta que Damon dijo aquellas palabras malditas: Baile de máscaras. Abrí los ojos de golpe mientras me incorporaba en mi asiento, ahora tensa como la cuerda de un arco. Miré a Damon fijamente. Al parecer, no le bastaba con hacerme asistir al anuncio de su compromiso, y como si eso no fuese bastante castigo ya, quería que acompañase a Agnés a buscar nuestros disfraces, que según él, debían ser los correctos. Intuí a que se refería ese tipo de disfraces con corsé, que cubrían de más para mi gusto y que no dejaban respirar. Por si no tenía bastante el día siguiente con preparar las mazmorras, tendría que ir de compras con aquella mujer que sin duda tendría un gusto totalmente distinto al mío.
Una sonrisa maliciosa se instauró en mi rostro. La venganza era un plato que se servía frío, y ésta vez, iba a quedarme bien a gusto eligiendo mi disfraz para el baile, y si era posible, también el suyo. Se me estaban ocurriendo unas ideas un tanto divertidas ¿Qué tal una fiesta de disfraces bíblica? Damon de podría ir de Adán, y yo de Eva..lo que me iba a ahorrar en tela para los disfraces no tenía precio...sonreí al pensarlo mientras Damon me miraba de reojo.
Un instante después mi sonrisa se desvaneció, y un fuerte pinchazo en la parte inferior de mi cuerpo, junto al olor a sangre me hizo estremecerme. Necesitaba salir de allí.
- Estaré encantada de acompañar a Agnés en tan agradable encargo.- dije con una sonrisa fingida tratando de no mostrar mi dolor.- Si me disculpan, necesito ir un momento al aseo.
Me levanté despacio, con calma, temiendo que aquel dolor punzante me atravesase de nuevo, y miré a lo largo de la taberna buscando los aseos...en cuya ausencia me haría salir de nuevo al exterior.
Esperaba que Damon no se percatase de la excusa de mi ausencia. A partir del día siguiente él estaría prometido, y yo tendría que aprender a cuidarme sola.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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