AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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At the end we are all the same (Adaline)
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At the end we are all the same (Adaline)
Por supuesto que le parecía más apropiado. En primer lugar llevar a una dama a su casa a tan altas horas de la noche sólo significaba una cosa, si alguien lo veía pensarían lo obvio y la sola idea le parecía incómoda. Y en segundo lugar, su hogar era el sitio en el que estaba más vulnerable, durante el día dormía en un ataúd escondido en el sótano, sin embargo de enterarse alguien podrían exponerlo al sol. No era que creyera que Adaline fuera a atacarlo durante el día, pero era mejor se cuidadoso, esa era la razón por la que llevaba vivo 400 años, porque siempre era prevenido con las personas.
- Con el tiempo la medicina ha ido cambiando muchísimo - Comenzó a explicarle mientras caminaban calle abajo hacía el hospital que se alzaba no muy lejos de allí como una sombra gris contra el cielo - Cuando comencé a estudiar la medicina en mi país no existían universidades o regulaciones para el oficio, por lo que me convertí en el aprendiz de un curandero de la época y eventualmente pude ejercer el oficio yo mismo, durante mucho tiempo trabajé como Doctor de la plaga - Continuó con expresión tranquila - ¿Quizás has leído sobre la peste negra o plaga?, fueron tiempos sumamente difíciles, se encontraba uno con cadáveres en las calles en cada pueblo al que se visitaba - Meneó la cabeza recordando el horror que experimentó en sus años de juventud como aprendiz de médico.
- Perdí a casi toda mi familia con la plaga, mi madre, dos tíos y cuatro hermanos - Comentó rememorando aquellas épocas - Fui afortunado de hecho, otras personas perdieron a la familia entera, en esas épocas la plaga era devastadora y destruía cada pueblo que llegaba... por algún motivo que hasta el día de hoy desconozco, no fui infectado por la plaga y sobreviví - Dejó escapar un suspiro - Por eso decidí ser médico, quería devolverle a Dios el favor que me había hecho, tenía que hacer algo por la gente a mi alrededor... creía que Dios me había dado la oportunidad de vivir por ese motivo -
Se detuvo pues habían llegado al hospital. El edificio se alzaba unos 4 pisos por encima de sus cabezas, estaba silencioso y parecía vacío, sólo las tenues luces de los candelabros en algunas ventanas delataban la presencia de los médicos y enfermeras de turno. Empujó la puerta de la entrada principal que estaba solamente ajustada y se hizo a un lado para que Adaline entrara, el corredor estaba iluminado con candelabros y habían camillas y asientos por todo el enorme pasillo que se perdía en la oscuridad.
- Mi consultorio queda en el último piso - Le indicó mostrándole las escaleras.
- Con el tiempo la medicina ha ido cambiando muchísimo - Comenzó a explicarle mientras caminaban calle abajo hacía el hospital que se alzaba no muy lejos de allí como una sombra gris contra el cielo - Cuando comencé a estudiar la medicina en mi país no existían universidades o regulaciones para el oficio, por lo que me convertí en el aprendiz de un curandero de la época y eventualmente pude ejercer el oficio yo mismo, durante mucho tiempo trabajé como Doctor de la plaga - Continuó con expresión tranquila - ¿Quizás has leído sobre la peste negra o plaga?, fueron tiempos sumamente difíciles, se encontraba uno con cadáveres en las calles en cada pueblo al que se visitaba - Meneó la cabeza recordando el horror que experimentó en sus años de juventud como aprendiz de médico.
- Perdí a casi toda mi familia con la plaga, mi madre, dos tíos y cuatro hermanos - Comentó rememorando aquellas épocas - Fui afortunado de hecho, otras personas perdieron a la familia entera, en esas épocas la plaga era devastadora y destruía cada pueblo que llegaba... por algún motivo que hasta el día de hoy desconozco, no fui infectado por la plaga y sobreviví - Dejó escapar un suspiro - Por eso decidí ser médico, quería devolverle a Dios el favor que me había hecho, tenía que hacer algo por la gente a mi alrededor... creía que Dios me había dado la oportunidad de vivir por ese motivo -
Se detuvo pues habían llegado al hospital. El edificio se alzaba unos 4 pisos por encima de sus cabezas, estaba silencioso y parecía vacío, sólo las tenues luces de los candelabros en algunas ventanas delataban la presencia de los médicos y enfermeras de turno. Empujó la puerta de la entrada principal que estaba solamente ajustada y se hizo a un lado para que Adaline entrara, el corredor estaba iluminado con candelabros y habían camillas y asientos por todo el enorme pasillo que se perdía en la oscuridad.
- Mi consultorio queda en el último piso - Le indicó mostrándole las escaleras.
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/06/2010
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Poco a poco fueron dejando atrás las calles que les alejaban del hospital mientras caminaban bajo la luz tenue que les regalaba alguno que otro farol que hacía más pronunciado ante sus ojos el color de la tez de Erkki, a la cual de vez en cuando lanzaba breves miradas. Intentaba encontrar diferencias visibles entre él, un inmortal, y ella, una humana, pero mientras más lo veía más le parecía que no existía ninguna mayormente visible y a medida que le escuchaba hablar se olvidó de su curiosidad por su raza y regresó aquella que sentía simplemente por él.
Intentó visualizar todo aquello que le contaba, sus comienzos en la medicina, los cambios que había presenciado a lo largo de los siglos y mientras le narraba sus inicios por primera vez se permitió pensar en el enorme contraste de todo lo que había presenciado. -Lamento lo de tu familia.- respondió, y lo decía con sinceridad. Ella misma sabía lo que significaba perder a aquellos más cercanos a ti y el vacío que dejaba la pérdida. -Perdí a mis padres hace años y sé de la impotencia que se siente al no haber podido evitarlo, aunque les lleves contigo y les recuerdes, nada se compara con la compañía que te brindaban antaño.-
Presionó suavemente su brazo y reflexionó en todo aquello. -Esa es la razón por la cual eres médico.- Sonrió de medio lado, comprendiendo finalmente la razón de que se diera aquel contraste, el inmortal dedicado a curar a mortales, el que Erkki brindase a los demás algo de sosiego y se preocupase por sus penurias que en vistas de otros de su raza o de los mismos seres humanos sería fácil pasar por alto.
-No deja de maravillarme tu historia, y el mero hecho de imaginarte en medio de la plaga... el que hayas tenido que lidiar con todo aquello, con tanta enfermedad y tanto sufrimiento... No me imagino siquiera la entereza que se necesitaría para salir adelante después de sobrevivirla.- Esa parte de su vida que le había contado le hizo pensar que estaba frente a alguien fuerte. Si, había leído sobre la peste negra, pero saber que él la había sobrevivido lograba que ella le mirase de una nueva forma.
Llegaron entonces al edificio que despuntaba al cruzar la calle y que se constituía en su lugar de trabajo. Sonrió y soltó su brazo para colocar sus manos en los bolsillos de su abrigo mientras se acercaban y entraban por la puerta de la entrada. -¿A las enfermeras no les sorprenderá verte a estas horas?- Alzó una ceja mientras lo observaba pero antes de que él respondiera una uniformada de blanco que caminaba desde el lado contrario le saludó al pie de las escaleras. -Buenas noches doctor Aliranta.-
Observó como el médico devolvía el saludo, tras lo cual subieron las escaleras. -Siento una enorme curiosidad por todo lo que has visto. ¡Dios! Has presenciado el final de la edad media y el inicio de la moderna. Ni siquiera atino a imaginar los cambios de los que has sido testigo, en la humanidad, en la moda, en las costumbres...- Todo eso lo dijo en voz alta tras cerciorarse de que no había nadie cerca.
Se sentía maravillada por todo lo que descubría acerca de él. -¿De dónde eres originario?- Alcanzaron el cuarto piso y miró hacia el pasillo que se extendía frente a ellos. -Noto un acento en ti que aún no he logrado discernir, pero es el mal causado por no haber salido nunca de Francia, aún no distingo del todo bien los acentos...- Sonrió de medio lado antes de detenerse frente a una puerta y aguardar a que él indicase cual era su consultorio.
Intentó visualizar todo aquello que le contaba, sus comienzos en la medicina, los cambios que había presenciado a lo largo de los siglos y mientras le narraba sus inicios por primera vez se permitió pensar en el enorme contraste de todo lo que había presenciado. -Lamento lo de tu familia.- respondió, y lo decía con sinceridad. Ella misma sabía lo que significaba perder a aquellos más cercanos a ti y el vacío que dejaba la pérdida. -Perdí a mis padres hace años y sé de la impotencia que se siente al no haber podido evitarlo, aunque les lleves contigo y les recuerdes, nada se compara con la compañía que te brindaban antaño.-
Presionó suavemente su brazo y reflexionó en todo aquello. -Esa es la razón por la cual eres médico.- Sonrió de medio lado, comprendiendo finalmente la razón de que se diera aquel contraste, el inmortal dedicado a curar a mortales, el que Erkki brindase a los demás algo de sosiego y se preocupase por sus penurias que en vistas de otros de su raza o de los mismos seres humanos sería fácil pasar por alto.
-No deja de maravillarme tu historia, y el mero hecho de imaginarte en medio de la plaga... el que hayas tenido que lidiar con todo aquello, con tanta enfermedad y tanto sufrimiento... No me imagino siquiera la entereza que se necesitaría para salir adelante después de sobrevivirla.- Esa parte de su vida que le había contado le hizo pensar que estaba frente a alguien fuerte. Si, había leído sobre la peste negra, pero saber que él la había sobrevivido lograba que ella le mirase de una nueva forma.
Llegaron entonces al edificio que despuntaba al cruzar la calle y que se constituía en su lugar de trabajo. Sonrió y soltó su brazo para colocar sus manos en los bolsillos de su abrigo mientras se acercaban y entraban por la puerta de la entrada. -¿A las enfermeras no les sorprenderá verte a estas horas?- Alzó una ceja mientras lo observaba pero antes de que él respondiera una uniformada de blanco que caminaba desde el lado contrario le saludó al pie de las escaleras. -Buenas noches doctor Aliranta.-
Observó como el médico devolvía el saludo, tras lo cual subieron las escaleras. -Siento una enorme curiosidad por todo lo que has visto. ¡Dios! Has presenciado el final de la edad media y el inicio de la moderna. Ni siquiera atino a imaginar los cambios de los que has sido testigo, en la humanidad, en la moda, en las costumbres...- Todo eso lo dijo en voz alta tras cerciorarse de que no había nadie cerca.
Se sentía maravillada por todo lo que descubría acerca de él. -¿De dónde eres originario?- Alcanzaron el cuarto piso y miró hacia el pasillo que se extendía frente a ellos. -Noto un acento en ti que aún no he logrado discernir, pero es el mal causado por no haber salido nunca de Francia, aún no distingo del todo bien los acentos...- Sonrió de medio lado antes de detenerse frente a una puerta y aguardar a que él indicase cual era su consultorio.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/01/2016
Re: At the end we are all the same (Adaline)
Entonces Adaline también había perdido a sus padres, quizás por eso era tan madura pese a su edad, ese tipo de tragedias te hacían madurar a la fuerza sin importar la edad, la perdida de un familiar, especialmente alguien tan cercano como los padres, te hacía comprender la importancia de la vida y te hacía respetar la muerte como una fuerza abrazadora e inevitable.
Luego de saludar a la enfermera, llegaron hasta su consultorio, el piso estaba desolado, había escogido el consultorio más alejado y más cercano al techo pues a veces había tenido pacientes sobrenaturales y quería evitar que el personal del hospital se enterara de su naturaleza. Abrió la puerta y le permitió entrar, el consultorio era del tamaño de la sala de un apartamento, lo suficientemente grande como para albergar una cama donde se recostaban los pacientes, un escritorio y un enorme armario con puertas de vidrio donde se podían ver infinidad de frascos con líquidos de colores y hiervas. También había una estantería con instrumentos quirúrgicos y una camilla de metal, donde podía atender pacientes con heridas, así la sangre era más fácil de lavar si caía sobre la superficie de metal que sobre el colchón de la cama.
- Si... es increíble todas las cosas que pueden cambiar con el paso de los años, aunque algunos cambios son más lentos que otros - Le explicó indicándole que podía sentarse en la cama si quería - Pienso que los últimos 50 años han sido más significativos en términos de descubrimientos y ciencia ya que durante la plaga, realmente no había tiempo de dedicarse a estudiar otras cosas, la necesidad de sobrevivir era primordial y todo giraba en torno a ella, la plaga atrasó el desarrollo de la sociedad... en mi opinión.
Le escuchó decir que no había salido nunca de Francia y de repente quiso ver la expresión emocionada de ella cuando por fin visitara otros países, como brillarían sus ojos frente a las diferentes arquitecturas. ¡Como se aceleraría su corazón!
- Soy Filandes, de Helsinki - Respondió dirigiéndose hacía la chimenea apagada y buscando fósforos para encenderla - ¿Que países te gustaría conocer? ¿Algún lugar en particular -
Luego de saludar a la enfermera, llegaron hasta su consultorio, el piso estaba desolado, había escogido el consultorio más alejado y más cercano al techo pues a veces había tenido pacientes sobrenaturales y quería evitar que el personal del hospital se enterara de su naturaleza. Abrió la puerta y le permitió entrar, el consultorio era del tamaño de la sala de un apartamento, lo suficientemente grande como para albergar una cama donde se recostaban los pacientes, un escritorio y un enorme armario con puertas de vidrio donde se podían ver infinidad de frascos con líquidos de colores y hiervas. También había una estantería con instrumentos quirúrgicos y una camilla de metal, donde podía atender pacientes con heridas, así la sangre era más fácil de lavar si caía sobre la superficie de metal que sobre el colchón de la cama.
- Si... es increíble todas las cosas que pueden cambiar con el paso de los años, aunque algunos cambios son más lentos que otros - Le explicó indicándole que podía sentarse en la cama si quería - Pienso que los últimos 50 años han sido más significativos en términos de descubrimientos y ciencia ya que durante la plaga, realmente no había tiempo de dedicarse a estudiar otras cosas, la necesidad de sobrevivir era primordial y todo giraba en torno a ella, la plaga atrasó el desarrollo de la sociedad... en mi opinión.
Le escuchó decir que no había salido nunca de Francia y de repente quiso ver la expresión emocionada de ella cuando por fin visitara otros países, como brillarían sus ojos frente a las diferentes arquitecturas. ¡Como se aceleraría su corazón!
- Soy Filandes, de Helsinki - Respondió dirigiéndose hacía la chimenea apagada y buscando fósforos para encenderla - ¿Que países te gustaría conocer? ¿Algún lugar en particular -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/06/2010
Localización : En el hospital
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Pronto su acompañante alcanzó sus pasos y le indicó cual era su consultorio. Prendióse entonces en ella la chispa de la curiosidad pues a medida que conocía más sobre él irremediablemente más se le antojaba saber y era su lugar de trabajo un misterio para ella. ¿Cómo podía atender a pacientes heridos si la sangre, según todas las historias que había leído y escuchado se constituían en su alimento primordial?
Entró sin embargo en el recinto y sonrió lentamente al mirar las estanterías de hileras de medicinas detrás de puertas de cristal y el escritorio localizado en el centro frente a un amplio espacio que brindaba bastante intimidad a las confidencias de un paciente. -Tengo que admitir que estoy sorprendida.- Lo miró con una sonrisa ladeada y luego caminó lentamente frente a las puertas, capturándolo todo con interés. Lo cierto es que hasta el momento en que pisase ese cuarto no se había anclado del todo en ella el hecho de que en verdad fuera un médico. Una cosa era oírlo, otra verlo con sus propios ojos.
-No te importara que me acueste en ella?- Clavó su mirada en él y arqueó una ceja en forma interrogativa antes de con una mano mover una pequeña manivela que le permitió elevar la cabecera de la cama. Se despojó entonces de su abrigo, colocándolo a un lado y de esa manera permaneció cubierta por el vestido negro que contrastaba con su blanca piel y que había escogido para el encuentro que esa noche nunca llegó a efectuarse. Tomó asiento un instante en la orilla para retirar su calzado y procedió a recostarse sobre el colchón, desde cuya posición se sintió bastante cómoda y alcanzó a ver perfectamente a Erkki.
-No lo sé, siempre me han llamado poderosamente la atención las civilizaciones antiguas.- respondió tras escuchar su pregunta. -Me gustaría conocer las pirámides de Egipto y caminar por la muralla China, visitar el coliseo de Roma y evocar con la imaginación a los gladiadores que gloriosos han de haber quitado vidas o perdido las suyas en la arena. Visitar el Tah Mahal y estudiar por horas interminables su arquitectura. Deseo bañarme en las aguas del Nilo...- sonrió al decir aquello, evocando todas esas maravillas en su mente y que solo conocía por ilustraciones de libros.
-Me gustaría conocer Helsinki también si alguna vez tú fueras mi guía.- Sostuvo su mirada y suspiró. -Pero me parecen sueños que nunca han de realizarse... creo que estoy condenada a no vivirlos...- hizo una pequeña mueca con los labios. No creía poder salir nunca de Francia... Para empezar ¿de dónde obtendría los recursos? y por otro lado Gael se volvería loco si se le ocurría decirle que le abandonaría, aunque fuera por unos meses. Era demasiado atolondrado, y aunque nunca estuviera en casa, sabía que la echaría en falta y ella a él.
-¿Has visto mucho del mundo?- preguntó, regresando su atención al vampiro que ahora parado en su consultorio tenía sin lugar a dudas todo un aire profesional. Rió al cruzarse ese pensamiento por su mente. -Lo siento si no deja de resultarme entretenida la idea de que estoy en una consulta y te cuento mis más recónditos secretos.- Le guiño un ojo al decirlo y procuró ser más sobria al hablarle.
-Alguien como tú ha de haber recorrido muchos lugares, ¿por qué has decidido establecerte en Francia?- permaneció en silencio, interesada en sus posibles respuestas, y al mover una mano, sintió el corte de un escalpelo que descansaba sobre la cama. Alguien lo había dejado allí seguramente por error. -Supongo que has de tratar a muchos heridos a diario...- comentó sintiendo un ligero escozor al observar la marca que le produjera el filo del instrumento en un dedo y un par de pequeñas gotas de sangre que se formaban escurriéndose por su yema...
Entró sin embargo en el recinto y sonrió lentamente al mirar las estanterías de hileras de medicinas detrás de puertas de cristal y el escritorio localizado en el centro frente a un amplio espacio que brindaba bastante intimidad a las confidencias de un paciente. -Tengo que admitir que estoy sorprendida.- Lo miró con una sonrisa ladeada y luego caminó lentamente frente a las puertas, capturándolo todo con interés. Lo cierto es que hasta el momento en que pisase ese cuarto no se había anclado del todo en ella el hecho de que en verdad fuera un médico. Una cosa era oírlo, otra verlo con sus propios ojos.
-No te importara que me acueste en ella?- Clavó su mirada en él y arqueó una ceja en forma interrogativa antes de con una mano mover una pequeña manivela que le permitió elevar la cabecera de la cama. Se despojó entonces de su abrigo, colocándolo a un lado y de esa manera permaneció cubierta por el vestido negro que contrastaba con su blanca piel y que había escogido para el encuentro que esa noche nunca llegó a efectuarse. Tomó asiento un instante en la orilla para retirar su calzado y procedió a recostarse sobre el colchón, desde cuya posición se sintió bastante cómoda y alcanzó a ver perfectamente a Erkki.
-No lo sé, siempre me han llamado poderosamente la atención las civilizaciones antiguas.- respondió tras escuchar su pregunta. -Me gustaría conocer las pirámides de Egipto y caminar por la muralla China, visitar el coliseo de Roma y evocar con la imaginación a los gladiadores que gloriosos han de haber quitado vidas o perdido las suyas en la arena. Visitar el Tah Mahal y estudiar por horas interminables su arquitectura. Deseo bañarme en las aguas del Nilo...- sonrió al decir aquello, evocando todas esas maravillas en su mente y que solo conocía por ilustraciones de libros.
-Me gustaría conocer Helsinki también si alguna vez tú fueras mi guía.- Sostuvo su mirada y suspiró. -Pero me parecen sueños que nunca han de realizarse... creo que estoy condenada a no vivirlos...- hizo una pequeña mueca con los labios. No creía poder salir nunca de Francia... Para empezar ¿de dónde obtendría los recursos? y por otro lado Gael se volvería loco si se le ocurría decirle que le abandonaría, aunque fuera por unos meses. Era demasiado atolondrado, y aunque nunca estuviera en casa, sabía que la echaría en falta y ella a él.
-¿Has visto mucho del mundo?- preguntó, regresando su atención al vampiro que ahora parado en su consultorio tenía sin lugar a dudas todo un aire profesional. Rió al cruzarse ese pensamiento por su mente. -Lo siento si no deja de resultarme entretenida la idea de que estoy en una consulta y te cuento mis más recónditos secretos.- Le guiño un ojo al decirlo y procuró ser más sobria al hablarle.
-Alguien como tú ha de haber recorrido muchos lugares, ¿por qué has decidido establecerte en Francia?- permaneció en silencio, interesada en sus posibles respuestas, y al mover una mano, sintió el corte de un escalpelo que descansaba sobre la cama. Alguien lo había dejado allí seguramente por error. -Supongo que has de tratar a muchos heridos a diario...- comentó sintiendo un ligero escozor al observar la marca que le produjera el filo del instrumento en un dedo y un par de pequeñas gotas de sangre que se formaban escurriéndose por su yema...
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 03/01/2016
Re: At the end we are all the same (Adaline)
Adaline se acomodó en la cama y entró en confianza fácilmente. Quizás gracias a su trabajo le resultaba fácil entrar en confianza con un hombre, una mujer 'decente', especialmente de la clase alta, se sentiría avergonzada de recostarse en la cama, aún cuando se tratase de la cama de un doctor en un consultorio. Erkki había tenido pacientes así, pudorosas en todo momento y circunstancia.
- Valla... son muchos los sitios que quieres visitar - Respondió arqueando las cejas sorprendido cuando ella había dicho que deseaba conocer todos esos sitios, había notado que era una mujer inteligente pero con todo lo que acababa de decir, dejaba en claro que era una mujer a quien le interesaba la historia y los lenguajes, sintió pena por el tono que usó al final para decir que probablemente nunca saldría de Francia. - Viajar es maravilloso... pero al mismo tiempo extenuante y obviamente peligroso, especialmente si vas a lugares tan lejanos con culturas tan distintas - Se quedó unos momentos en silencio y agregó - Además... hay muchos países en los que una mujer viajando sin un hombre sería muy mal visto, muchas culturas ven a una mujer independiente o aventurera como algo ofensivo y desvergonzado -
- Hace mucho que no regreso a mi patria, pero... podría ser tu guía ¿Porqué no? a lo mejor encuentras algo de atractivo en ese frío país - Exclamó en broma, realmente no encontraba un gran atractivo turístico o histórico en su país a comparación de países como Ejipto o China - Bueno he decidido quedarme un tiempo aquí porqué... -
Se detuvo, el olor de la sangre penetró en su nariz aún estando al otro lado de la habitación al lado de la chimenea que había logrado encender. La habitación se sentía mucho más cálida ahora, suficiente como para no necesitar el abrigo.Se giró lentamente y observó la pequeña herida que se había hecho en el dedo, ella no parecía preocupada por haberse cortado ¿Lo habría hecho a propósito?.
- Ten cuidado con eso - Le indicó acercándose y tomando el instrumento para colocarlo con los demás en la bandeja - Son muy afilados y pueden atravesar la carne como si fuera mantequilla, déjame ver - Tomó la mano de Adaline y examinó el dedo, la cortada no era muy profunda afortunadamente.
- Se lo que estás pensando... ¿Cómo un vampiro como yo puede tratar heridos a diario y no sentirse tentado por la sangre? - Exclamó alzando la mirada hacía ella - ¿Me estás poniendo a prueba? - Agregó con una expresión pícara que le hacía ver más jóven de lo que era.
- Valla... son muchos los sitios que quieres visitar - Respondió arqueando las cejas sorprendido cuando ella había dicho que deseaba conocer todos esos sitios, había notado que era una mujer inteligente pero con todo lo que acababa de decir, dejaba en claro que era una mujer a quien le interesaba la historia y los lenguajes, sintió pena por el tono que usó al final para decir que probablemente nunca saldría de Francia. - Viajar es maravilloso... pero al mismo tiempo extenuante y obviamente peligroso, especialmente si vas a lugares tan lejanos con culturas tan distintas - Se quedó unos momentos en silencio y agregó - Además... hay muchos países en los que una mujer viajando sin un hombre sería muy mal visto, muchas culturas ven a una mujer independiente o aventurera como algo ofensivo y desvergonzado -
- Hace mucho que no regreso a mi patria, pero... podría ser tu guía ¿Porqué no? a lo mejor encuentras algo de atractivo en ese frío país - Exclamó en broma, realmente no encontraba un gran atractivo turístico o histórico en su país a comparación de países como Ejipto o China - Bueno he decidido quedarme un tiempo aquí porqué... -
Se detuvo, el olor de la sangre penetró en su nariz aún estando al otro lado de la habitación al lado de la chimenea que había logrado encender. La habitación se sentía mucho más cálida ahora, suficiente como para no necesitar el abrigo.Se giró lentamente y observó la pequeña herida que se había hecho en el dedo, ella no parecía preocupada por haberse cortado ¿Lo habría hecho a propósito?.
- Ten cuidado con eso - Le indicó acercándose y tomando el instrumento para colocarlo con los demás en la bandeja - Son muy afilados y pueden atravesar la carne como si fuera mantequilla, déjame ver - Tomó la mano de Adaline y examinó el dedo, la cortada no era muy profunda afortunadamente.
- Se lo que estás pensando... ¿Cómo un vampiro como yo puede tratar heridos a diario y no sentirse tentado por la sangre? - Exclamó alzando la mirada hacía ella - ¿Me estás poniendo a prueba? - Agregó con una expresión pícara que le hacía ver más jóven de lo que era.
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Observaba las pequeñas gotas rojas de sangre mientras él estaba al otro lado de la habitación, encendiendo la chimenea. -Quizás tienes razón, y una mujer que viajase sola sería mal vista, pero creo que olvidas que no cumplo exactamente con las expectativas de la sociedad con respecto a una mujer de buena cuna... Disto de serlo, por lo que tampoco temo al que dirán, o que repentinamente me señalen por el hecho de querer cumplir con un sueño así. Me gustaría visitar esos lugares, y me gustaría perderme en alguna de esas culturas, no solo aprender de ellas sino quedarme a habitar en alguna de ellas...-
Sonrió de lado cuando aceptó ser su guía en Helsinki. -Para mi sería muy grato conocer el lugar adonde naciste, y no dejaría de ser un aliciente escuchar historias tuyas al respecto. Me agradaría embarcarme en esa aventura.- El fuego de la chimenea ahora crepitaba comenzando a repartir su calor en el consultorio y apartando el frio nocturno. Hizo una pequeña mueca debido al ardor que sentía en la yema del dedo y lo observó darse la vuelta y caminar hacia ella.
Se sorprendió al escuchar sus palabras y observar como una sonrisa pícara iluminaba su rostro. -¿Y si lo hubiera hecho a propósito?- De repente jugó con la idea, especialmente al escuchar sus sospechas, aunque en realidad hubiese sido un inocente incidente. -Supongamos que quiero saber hasta que punto te atrae mi sangre.- Mantuvo su mirada en la de él al hacer la pregunta, con la sonrisa aún en sus labios. Era cierto que se preguntaba como podía mantenerse indiferente ante la vista del líquido que seguramente era tan vital para él, pero al mismo tiempo le entretenía la idea de que pudiese interesarle su sangre, lo cual no dejaba de mezclarse con otra pregunta que la asaltaba repentinamente. ¿La encontraba atractiva como mujer o ante sus ojos era demasiado joven?
-¿Qué harías si yo te la ofreciera voluntariamente?- Se puso de pie, manteniéndose a corta distancia de él. -Que te indicara que tomases de aquí.- añadió, cerrando los dedos alrededor de una de sus manos para llevarla hasta la blanca piel de su cuello mientras lo inclinaba levemente para que el tocase la suave superficie. -Supongamos que quiero saber que sentirías y como reaccionarías ante mi invitación.- Ahondó con su mirada en los oscuros ojos masculinos, mientras sus latidos adquirían mayor fuerza al bombear esa sangre que mencionaba.
Sonrió de lado cuando aceptó ser su guía en Helsinki. -Para mi sería muy grato conocer el lugar adonde naciste, y no dejaría de ser un aliciente escuchar historias tuyas al respecto. Me agradaría embarcarme en esa aventura.- El fuego de la chimenea ahora crepitaba comenzando a repartir su calor en el consultorio y apartando el frio nocturno. Hizo una pequeña mueca debido al ardor que sentía en la yema del dedo y lo observó darse la vuelta y caminar hacia ella.
Se sorprendió al escuchar sus palabras y observar como una sonrisa pícara iluminaba su rostro. -¿Y si lo hubiera hecho a propósito?- De repente jugó con la idea, especialmente al escuchar sus sospechas, aunque en realidad hubiese sido un inocente incidente. -Supongamos que quiero saber hasta que punto te atrae mi sangre.- Mantuvo su mirada en la de él al hacer la pregunta, con la sonrisa aún en sus labios. Era cierto que se preguntaba como podía mantenerse indiferente ante la vista del líquido que seguramente era tan vital para él, pero al mismo tiempo le entretenía la idea de que pudiese interesarle su sangre, lo cual no dejaba de mezclarse con otra pregunta que la asaltaba repentinamente. ¿La encontraba atractiva como mujer o ante sus ojos era demasiado joven?
-¿Qué harías si yo te la ofreciera voluntariamente?- Se puso de pie, manteniéndose a corta distancia de él. -Que te indicara que tomases de aquí.- añadió, cerrando los dedos alrededor de una de sus manos para llevarla hasta la blanca piel de su cuello mientras lo inclinaba levemente para que el tocase la suave superficie. -Supongamos que quiero saber que sentirías y como reaccionarías ante mi invitación.- Ahondó con su mirada en los oscuros ojos masculinos, mientras sus latidos adquirían mayor fuerza al bombear esa sangre que mencionaba.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Con cada respuesta que le daba, Adaline demostraba ser una mujer de carácter fuerte, desear viajar por el mundo sin temer a los riesgos que podía afrontar como mujer al viajar sola, no era algo que cualquiera asumiera, demostraba valentía y una personalidad decidida y fuerte. Le gustaba eso en una mujer, era refrescante encontrar chicas jóvenes con ese pensamiento impetuoso.
Lo siguiente le dejó mudo por la sorpresa, Adaline había pisado la raya de la valentía y se estaba encaminando en un sendero peligroso ¿Hasta que punto podía esa mujer jugar con fuego sin quemarse? Se preguntaba mientras la escuchaba decir que a lo mejor deseaba dejarle beber de su sangre ¿A que estaba jugando?.
- Quizás te he mostrado una faceta muy tranquila y predecible de mi mismo, a tal punto que, quieras tentarme de esta forma sin tener miedo a mi reacción - Comentó sin dejar de sonreír, estaba claro que ella pensaba que él no iba a hacerle daño (de haberlo querido así podría haber abusado de ella en el mismo cabaret, para alguien como él con su fuerza y poderes mentales, aprovecharse de una mujer era tan fácil como pisar incectos en un jardín) por eso había querido ir con él a su propia casa, ella no tenía ni el más mínimo temor, aún sabiendo que se trataba de un vampiro.
- Tengo que reconocer que me sorprende tu valentía - Dijo al fin, el olor de la sangre de ella le distraía ligeramente de sus pensamientos, pero no lo suficiente como para no poder pensar con claridad, en su profesión estaba expuesto a muchas heridas y a grandes cantidades de sangre - Esta noche en particular no me siento hambriento, así que resulta fácil controlarme, además como sabes soy cirujano y en mi trabajo veo grandes cantidades de sangre - Meneó la cabeza - No voy a mentirte y a decirte que es fácil... ahora mismo podría saltar sobre ti, aprisionarte contra esa pared y undir mis colmillos en la tienra carne de tu cuello... a lo mejor no podría evitar controlar la erección entre mis pantalones y terminaría frotándome contra ti, demostrando mi debilidad no sólo como Vampiro... sino como hombre - Hizo una pausa dejando las palabras en el aire como si realmente estuviera contemplando hacerlo - Pero no lo haré -
Buscó una dentro de un cajón y volvió con un fragmento de tela de algodón y lo presionó sobre el dedo de ella deteniendo la pequeña hemorragia.
- Eres una mujer inteligente y me interesas como persona... ¿Para que arruinar lo que podría ser una relación interesante precipitando las cosas? - Preguntó con aire pensativo. Sabía que beber su sangre le excitaría y sería muy fácil para él no terminar rendido ante sus encantos.
Lo siguiente le dejó mudo por la sorpresa, Adaline había pisado la raya de la valentía y se estaba encaminando en un sendero peligroso ¿Hasta que punto podía esa mujer jugar con fuego sin quemarse? Se preguntaba mientras la escuchaba decir que a lo mejor deseaba dejarle beber de su sangre ¿A que estaba jugando?.
- Quizás te he mostrado una faceta muy tranquila y predecible de mi mismo, a tal punto que, quieras tentarme de esta forma sin tener miedo a mi reacción - Comentó sin dejar de sonreír, estaba claro que ella pensaba que él no iba a hacerle daño (de haberlo querido así podría haber abusado de ella en el mismo cabaret, para alguien como él con su fuerza y poderes mentales, aprovecharse de una mujer era tan fácil como pisar incectos en un jardín) por eso había querido ir con él a su propia casa, ella no tenía ni el más mínimo temor, aún sabiendo que se trataba de un vampiro.
- Tengo que reconocer que me sorprende tu valentía - Dijo al fin, el olor de la sangre de ella le distraía ligeramente de sus pensamientos, pero no lo suficiente como para no poder pensar con claridad, en su profesión estaba expuesto a muchas heridas y a grandes cantidades de sangre - Esta noche en particular no me siento hambriento, así que resulta fácil controlarme, además como sabes soy cirujano y en mi trabajo veo grandes cantidades de sangre - Meneó la cabeza - No voy a mentirte y a decirte que es fácil... ahora mismo podría saltar sobre ti, aprisionarte contra esa pared y undir mis colmillos en la tienra carne de tu cuello... a lo mejor no podría evitar controlar la erección entre mis pantalones y terminaría frotándome contra ti, demostrando mi debilidad no sólo como Vampiro... sino como hombre - Hizo una pausa dejando las palabras en el aire como si realmente estuviera contemplando hacerlo - Pero no lo haré -
Buscó una dentro de un cajón y volvió con un fragmento de tela de algodón y lo presionó sobre el dedo de ella deteniendo la pequeña hemorragia.
- Eres una mujer inteligente y me interesas como persona... ¿Para que arruinar lo que podría ser una relación interesante precipitando las cosas? - Preguntó con aire pensativo. Sabía que beber su sangre le excitaría y sería muy fácil para él no terminar rendido ante sus encantos.
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
La verdad es que si estaba provocando a Erkki al haber expuesto su cuello ante él. ¿La razón? Ni ella misma estaba segura. Posiblemente tenía bastante que ver con el hecho de que fuera un vampiro y de que sintiese una inmensa curiosidad por el tipo de reacción o la manera en que podía controlarse. Por otro lado Adaline siempre había sido así, temeraria, sin meditar demasiado en las consecuencias de sus actos, aunque quizás, y a juzgar por la reacción de él había prendido demasiado la mecha esta vez.
Lo observó en silencio un momento mientras él atendía su dedo, bastante sorprendida por el tono sexual de la última parte de su respuesta. -Supongo que debería ser más cautelosa... pero yo no soy así, aunque admito que me preguntaba como reaccionarías ante esa propuesta. Lo del dedo fue un accidente, el escalpelo estaba en la cama.- Y el hecho de que le sorprendiera tenía que ver con que, a pesar de ser un ser de la noche, durante su interacción con él le había parecido un hombre... ¿cómo decirlo? Caballeroso, esa era la palabra.
-Pero tampoco quisiera que tuvieras una impresión errónea, quise prolongar nuestra velada porque hace tiempo no mantenía una conversación interesante con alguien que...- Hizo una pequeña mueca. -con alguien que tuviese más de dos dedos de frente y que a la vez resultase agradable. Aunque no te he ocultado que me intriga tu naturaleza.-
Miró a su alrededor, deteniendo la mirada en las vitrinas. -¿No tendrás algo de tomar de casualidad? Creo que me caería bien.- De repente deseaba un trago para terminar de aligerar el momento. -Esta noche no soy una cortesana Erkki, soy simplemente Adaline, por lo que voy a pedirte algo. Mi hermano no sabe a qué me dedico y nunca se sabe si por azares de la vida podrías llegar a toparte con él. Te agradecería que de ser así guardases discreción con respecto al tema. Su nombre es Gael...-
Se encogió de hombros y suspiró. -Por alguna razón siento que puedo confiar en ti... No estoy segura del por qué, a pesar de que me indiques que podrías beber mi sangre y aprisionarme contra la pared...- Alzó una ceja al decir lo último. -Creo que eso no se lo dirías a otra tan abiertamente, o ¿si?- Sonrió de medio lado, restándole importancia al asunto, aunque estaba segura de que si fuese una de sus pacientes o una dama de alcurnia su manera de expresarse hubiese sido diferente. Lo cual le llevaba a concluir, que aunque quisiese pensar otra cosa, el que fuese una cortesana siempre inevitablemente cambiaría la percepción que la gente tenía de ella...
Lo observó en silencio un momento mientras él atendía su dedo, bastante sorprendida por el tono sexual de la última parte de su respuesta. -Supongo que debería ser más cautelosa... pero yo no soy así, aunque admito que me preguntaba como reaccionarías ante esa propuesta. Lo del dedo fue un accidente, el escalpelo estaba en la cama.- Y el hecho de que le sorprendiera tenía que ver con que, a pesar de ser un ser de la noche, durante su interacción con él le había parecido un hombre... ¿cómo decirlo? Caballeroso, esa era la palabra.
-Pero tampoco quisiera que tuvieras una impresión errónea, quise prolongar nuestra velada porque hace tiempo no mantenía una conversación interesante con alguien que...- Hizo una pequeña mueca. -con alguien que tuviese más de dos dedos de frente y que a la vez resultase agradable. Aunque no te he ocultado que me intriga tu naturaleza.-
Miró a su alrededor, deteniendo la mirada en las vitrinas. -¿No tendrás algo de tomar de casualidad? Creo que me caería bien.- De repente deseaba un trago para terminar de aligerar el momento. -Esta noche no soy una cortesana Erkki, soy simplemente Adaline, por lo que voy a pedirte algo. Mi hermano no sabe a qué me dedico y nunca se sabe si por azares de la vida podrías llegar a toparte con él. Te agradecería que de ser así guardases discreción con respecto al tema. Su nombre es Gael...-
Se encogió de hombros y suspiró. -Por alguna razón siento que puedo confiar en ti... No estoy segura del por qué, a pesar de que me indiques que podrías beber mi sangre y aprisionarme contra la pared...- Alzó una ceja al decir lo último. -Creo que eso no se lo dirías a otra tan abiertamente, o ¿si?- Sonrió de medio lado, restándole importancia al asunto, aunque estaba segura de que si fuese una de sus pacientes o una dama de alcurnia su manera de expresarse hubiese sido diferente. Lo cual le llevaba a concluir, que aunque quisiese pensar otra cosa, el que fuese una cortesana siempre inevitablemente cambiaría la percepción que la gente tenía de ella...
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Notó el ligero cambio de actitud en ella, parecía sorprendida porque hubiese sido tan honesto. Aquello era un tira y afloja, ella había insinuado cosas, había tanteado provocándolo, pero cuando había visto las verdaderas intenciones, había optado una posición más conservadora y cambiado su actitud. Quizás ella no estaba del todo segura de poder afrontar una situación que se saliera de su control ¿Qué pasaría si un hombre intentaba tomarla por la fuerza? ¿Que haría Adaline si en una situación en la que no pudiera controlar su entorno? ¿Perdería entonces esa valentía?.
- Ahora que sabes que existen otros como yo - Comentó concentrado en la pequeña curación - Sería bueno que lo fueras, no todos los pueden controlar su sed de sangre y para los Vampiros, el beber sangre tiene una connotación sexual... es... complicado de explicar si no lo has experimentado, es por eso que fui honesto con lo que dije -
Se levantó y se llevó una mano al mentón, aquel era un consultorio, no un bar, no tenía ninguna bebida alcohólica ni nada por el estilo, pero podría prepararle un té de hiervas. Le indicó con la mano que esperara un segundo y se acercó a la vitrina donde comenzó a rebuscar en frascos y pequeñas cajas mientras le escuchaba hablar sobre su hermano.
- Me parece haber escuchado a alguno de mis compañeros de trabajo, que habían tenido un paciente llamado Gael Lutz, de alguna forma sabía que había escuchado ese apellido y ese nombre en otra parte - Comentó con aire pensativo mientras vertía agua caliente en una taza con las hiervas - Si llega a venir a mi consultorio, puedes estar segura que tu secreto estás a salvo conmigo... así como espero que el mio esté a salvo contigo - Concluyó entregándole el té - Es un té de Manzanilla y otras hierbas, sirve para calmar los nervios y también el dolor, se que este no es el caso, pero me temo que es lo único que puedo ofrecerte - Sonrió y se encogió de hombros antes de tomar asiento frente a ella.
- ¿Te incomoda si te hago una pregunta más personal? - Inquirió y se quedó unos momentos pensando antes de agregar - ¿Que te ha llevado a escojer esta profesión? -
- Ahora que sabes que existen otros como yo - Comentó concentrado en la pequeña curación - Sería bueno que lo fueras, no todos los pueden controlar su sed de sangre y para los Vampiros, el beber sangre tiene una connotación sexual... es... complicado de explicar si no lo has experimentado, es por eso que fui honesto con lo que dije -
Se levantó y se llevó una mano al mentón, aquel era un consultorio, no un bar, no tenía ninguna bebida alcohólica ni nada por el estilo, pero podría prepararle un té de hiervas. Le indicó con la mano que esperara un segundo y se acercó a la vitrina donde comenzó a rebuscar en frascos y pequeñas cajas mientras le escuchaba hablar sobre su hermano.
- Me parece haber escuchado a alguno de mis compañeros de trabajo, que habían tenido un paciente llamado Gael Lutz, de alguna forma sabía que había escuchado ese apellido y ese nombre en otra parte - Comentó con aire pensativo mientras vertía agua caliente en una taza con las hiervas - Si llega a venir a mi consultorio, puedes estar segura que tu secreto estás a salvo conmigo... así como espero que el mio esté a salvo contigo - Concluyó entregándole el té - Es un té de Manzanilla y otras hierbas, sirve para calmar los nervios y también el dolor, se que este no es el caso, pero me temo que es lo único que puedo ofrecerte - Sonrió y se encogió de hombros antes de tomar asiento frente a ella.
- ¿Te incomoda si te hago una pregunta más personal? - Inquirió y se quedó unos momentos pensando antes de agregar - ¿Que te ha llevado a escojer esta profesión? -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Su mirada oscura siguió los movimientos del médico mientras preparaba el té. Observó su dedo recién curado unos segundos mientras pensaba. -Hay un contraste en ti que me resulta fascinante, no te mentiré al respecto.- Sonrió de medio lado, apartando los pensamientos sombríos. ¿Por qué le afectaba repentinamente el que le tratase como a una cortesana? ¿Si eso es lo que era? Y por otro lado, quizás no iba por allí la cosa, si no que como él le explicaba, su insinuación con respecto a que probara su sangre le descontrolaría de haber aceptado la propuesta y haber hincado sus colmillos en su piel.
-Por un lado me adviertes que eres un depredador a quien mi sangre probablemente enloquecería y por otro lado, acabas de curar mi dedo de una forma que...- sonrió lentamente mientras él vertía el líquido de color acaramelado en la taza. -de una forma que intuyo dedicas a tus pacientes. No sé si te percatas de que hay algo en ti que da seguridad, y pienso que de haber sido padre hubieras sido uno excelente.- lo dijo con toda la sinceridad que poseía e incluso podía haber imaginado la escena. La vida había sido injusta con él al arrebatarle la posibilidad de adueñarse de una paternidad que sin lugar a dudas le hubiese calzado a la perfección.
-Creo que por eso quise prolongar tu compañía, no solo por la charla. Me desconcierta ese contraste que posees, oscuridad y luz. Me hace preguntarme si no habrás adoptado a algún o algunos seres en tu recorrido por esta vida. ¿Acogiste a alguien bajo tus alas? ¿Tienes un hijo igual a ti?- preguntó, imaginándose que un vampiro de siglos de existencia seguramente tendría un vástago.
Tomó la taza que le ofreció con una leve sonrisa. -Gracias, esto es perfecto no te preocupes.- La alzó entre sus dedos y permitió que el caliente líquido descendiera por su garganta. -No creo poseer una respuesta exacta a tu pregunta. Mi padre falleció cuando era apenas una niña, madre tuvo que hacerse cargo de mi y de mi hermano. De una forma u otra hizo lo que podía para mantenernos. Se convirtió en una cortesana. Muchas veces la vi llegar a la casa con alguno de sus clientes. Y de alguna manera... creo que ella lo disfrutaba, por mucho que hubiese amado a mi padre en vida. Por otro lado... el mismo oficio fue su perdición, la consumió lentamente.- Dejó la taza sobre la mesa y lo miró.
-Siempre he anhelado algo, no estoy segura de qué es. Es difícil de explicar. Es algo en lo que pienso cuando me concentro en las estrellas en muchas de mis noches y que presiento que nunca ha de llegar... En un principio pensé que si hacía lo mismo que madre podría tener algún tipo de conexión con ella, de comprenderla mejor, de sentir que aún vivía. Dicho así parece muy tonto ¿no crees?-
Mordió su labio inferior con fuerza antes de proseguir. -Pero no voy a mentirte y decirte que no he disfrutado lo que hago y que en su momento la fascinación de lo prohibido y lo sensual me han incitado más que mi razón. Pero como lo hemos hablado son sensaciones engañosas y efímeras... No lo sé. Quizás soy mala hasta los huesos, de otra manera como se explica que deteste lo convencional y prefiera morir antes que convertirme en otra dama de sociedad?- dijo con intensidad en la voz antes de tomar algo más de té.
-¿Estás seguro de que esto únicamente tiene manzanilla?- preguntó antes de reir ante su propio apasionamiento. A veces... se desconocía a si misma y la plática con Erkki removía asuntos de los cuales no solía hablar con nadie.
-Por un lado me adviertes que eres un depredador a quien mi sangre probablemente enloquecería y por otro lado, acabas de curar mi dedo de una forma que...- sonrió lentamente mientras él vertía el líquido de color acaramelado en la taza. -de una forma que intuyo dedicas a tus pacientes. No sé si te percatas de que hay algo en ti que da seguridad, y pienso que de haber sido padre hubieras sido uno excelente.- lo dijo con toda la sinceridad que poseía e incluso podía haber imaginado la escena. La vida había sido injusta con él al arrebatarle la posibilidad de adueñarse de una paternidad que sin lugar a dudas le hubiese calzado a la perfección.
-Creo que por eso quise prolongar tu compañía, no solo por la charla. Me desconcierta ese contraste que posees, oscuridad y luz. Me hace preguntarme si no habrás adoptado a algún o algunos seres en tu recorrido por esta vida. ¿Acogiste a alguien bajo tus alas? ¿Tienes un hijo igual a ti?- preguntó, imaginándose que un vampiro de siglos de existencia seguramente tendría un vástago.
Tomó la taza que le ofreció con una leve sonrisa. -Gracias, esto es perfecto no te preocupes.- La alzó entre sus dedos y permitió que el caliente líquido descendiera por su garganta. -No creo poseer una respuesta exacta a tu pregunta. Mi padre falleció cuando era apenas una niña, madre tuvo que hacerse cargo de mi y de mi hermano. De una forma u otra hizo lo que podía para mantenernos. Se convirtió en una cortesana. Muchas veces la vi llegar a la casa con alguno de sus clientes. Y de alguna manera... creo que ella lo disfrutaba, por mucho que hubiese amado a mi padre en vida. Por otro lado... el mismo oficio fue su perdición, la consumió lentamente.- Dejó la taza sobre la mesa y lo miró.
-Siempre he anhelado algo, no estoy segura de qué es. Es difícil de explicar. Es algo en lo que pienso cuando me concentro en las estrellas en muchas de mis noches y que presiento que nunca ha de llegar... En un principio pensé que si hacía lo mismo que madre podría tener algún tipo de conexión con ella, de comprenderla mejor, de sentir que aún vivía. Dicho así parece muy tonto ¿no crees?-
Mordió su labio inferior con fuerza antes de proseguir. -Pero no voy a mentirte y decirte que no he disfrutado lo que hago y que en su momento la fascinación de lo prohibido y lo sensual me han incitado más que mi razón. Pero como lo hemos hablado son sensaciones engañosas y efímeras... No lo sé. Quizás soy mala hasta los huesos, de otra manera como se explica que deteste lo convencional y prefiera morir antes que convertirme en otra dama de sociedad?- dijo con intensidad en la voz antes de tomar algo más de té.
-¿Estás seguro de que esto únicamente tiene manzanilla?- preguntó antes de reir ante su propio apasionamiento. A veces... se desconocía a si misma y la plática con Erkki removía asuntos de los cuales no solía hablar con nadie.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Le escuchó decir que había un contraste de oscuridad y luz dentro de él y no pudo evitar recordar todos los años de su vida que había pasado entregado a la oración y al servicio de Dios como el más devoto de los ciervos. Hubiera podido ser sacerdote si se le hubiese dado la oportunidad, pero encontraba que como médico podía ser de más utilizad a la sociedad, aunque como Sacerdote pudiera curar algo que como médico no podía y era los problemas del espíritu.
- Me habría encantado ser padre - Aceptó con expresión sincera, una sonrisa se había vuelto a apoderar de su expresión, los halagos de aquella mujer le revolvían algo por dentro, hacía mucho tiempo no se sentía tan satisfecho consigo mismo, quizás le hacía falta eso de impresionar a una mujer, todos los hombres disfrutaban de encantar a una dama. - Y lo más parecido a ser padre, fue precisamente, haber convertido a otro ser como yo... - No solía hablar abiertamente de su relación con Soren, no vivían juntos y sus vidas no estaban ligadas más allá de la conexión de sangre, sin embargo, Soren era un hombre solitario y disfrutaba de su independencia, Erkki respetaba eso, casi 300 años de conocerlo, le había hecho aceptar muchas cosas de él que podrían parecer intolerables para otras personas y una de ellas era que habían decidido mantener su relación 'familiar' lo más discreta posible.
Escuchó la historia de la familia de Adeline sentado en una banca frente a ella con expresión consternada, siempre había pensado que las cortesanas eran las criaturas más vulnerables de toda la sociedad, aún cuando aparentaban tener el control en la cama, lo cierto era que sus corazones estaban llenos de frágiles sentimientos como los de cualquier otra mujer. Eran flores con las que los hombres jugueteaban para luego desechar a un lado de la carretera, no eran el tipo de flor que colocabas en un ramo para adornar la mesa de un banquete.
- No creo que seas mala... - Comentó y luego dejó escapar una sonrisita - Bueno ¿Y quien soy yo para decir que es maldad? - Meneó la cabeza - Todos tenemos un poco de luz y oscuridad por dentro, sin importar si somos humanos o vampiros - Agregó con aire pensativo - No creo que seas mala por no querer conformarte con las normas de la sociedad, los actos de rebeldía no te hacen una mala persona, son tus acciones las que dictan tu destino, es por eso que debes ser fiel a tus convicciones - Hizo una pausa antes de continuar - Además, uno nunca sabe a donde lo lleva la vida, hoy puedes ser cortesana, mañana ¿Quién sabe? -
- Me habría encantado ser padre - Aceptó con expresión sincera, una sonrisa se había vuelto a apoderar de su expresión, los halagos de aquella mujer le revolvían algo por dentro, hacía mucho tiempo no se sentía tan satisfecho consigo mismo, quizás le hacía falta eso de impresionar a una mujer, todos los hombres disfrutaban de encantar a una dama. - Y lo más parecido a ser padre, fue precisamente, haber convertido a otro ser como yo... - No solía hablar abiertamente de su relación con Soren, no vivían juntos y sus vidas no estaban ligadas más allá de la conexión de sangre, sin embargo, Soren era un hombre solitario y disfrutaba de su independencia, Erkki respetaba eso, casi 300 años de conocerlo, le había hecho aceptar muchas cosas de él que podrían parecer intolerables para otras personas y una de ellas era que habían decidido mantener su relación 'familiar' lo más discreta posible.
Escuchó la historia de la familia de Adeline sentado en una banca frente a ella con expresión consternada, siempre había pensado que las cortesanas eran las criaturas más vulnerables de toda la sociedad, aún cuando aparentaban tener el control en la cama, lo cierto era que sus corazones estaban llenos de frágiles sentimientos como los de cualquier otra mujer. Eran flores con las que los hombres jugueteaban para luego desechar a un lado de la carretera, no eran el tipo de flor que colocabas en un ramo para adornar la mesa de un banquete.
- No creo que seas mala... - Comentó y luego dejó escapar una sonrisita - Bueno ¿Y quien soy yo para decir que es maldad? - Meneó la cabeza - Todos tenemos un poco de luz y oscuridad por dentro, sin importar si somos humanos o vampiros - Agregó con aire pensativo - No creo que seas mala por no querer conformarte con las normas de la sociedad, los actos de rebeldía no te hacen una mala persona, son tus acciones las que dictan tu destino, es por eso que debes ser fiel a tus convicciones - Hizo una pausa antes de continuar - Además, uno nunca sabe a donde lo lleva la vida, hoy puedes ser cortesana, mañana ¿Quién sabe? -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Sonrió lentamente. Ah, entonces Erkki había creado a un hijo de la noche como él. Intentó imaginarse a su vástago de sangre y no pudo visualizarlo. ¿Sería elegante y educado como el doctor? Él no le dió muchos detalles por lo que pensó que quizás era un tema demasiado delicado como para compartirlo con ella, apenas acababan de conocerse. Y sin embargo era ella quien se había sincerado con él más, sin haberse ni siquiera percatado de que lo hacía.
-Me gustaría conocerlo... algún día, si en algún momento crees que soy digna de tu confianza.- lo miró por encima de la taza de té, que llevó lentamente hasta sus labios. De repente le entraba la curiosidad, ¿qué se requería para ser transformado en vampiro? La información que tenía era mínima y no se podía fiar de las historias que había leído. ¿Qué había visto Erkki en su hijo de sangre para desear convertirle?
Eran dudas que rondaban su mente y que sin embargo decidió no preguntarle por ahora. Lo siguiente que le respondió le hizo meditar. -Luz y oscuridad mezclados en todos nosotros... es un interesante modo de ver las cosas... Supongo que aunque sea cierto a menudo no lo dejamos ver e inevitablemente terminamos mostrando una cara de la balanza, aquella a la que nos inclinamos más.- De todas maneras de una forma u otra el inmortal se las había ingeniado para hacerla sentir bien a pesar del tema que tocaban. No era fácil abrirse con otros, contarles por qué era cortesana, y sobretodo toparse con que quien le escuchaba no la juzgaba por ser como era.
-No sé si respondo precisamente a mis convicciones pero si a lo que me indican mi instinto y mis impulsos. Es difícil para mi no ser así, a veces soy demasiado franca, pero al menos hago lo que pienso que quiero hacer en el momento en lugar de razonarlo demasiado.- Y todo eso le llevo a preguntar. -¿Qué hay de ti? Según veo pasas bastante tiempo en el hospital, podrías salir más, conocer más gente.- sugirió con una sonrisa ladeada. -No es bueno encerrarse, aunque sea en la profesión, y pienso que alguien como tú no debería estar solo en un cabaret. Seguramente habrá gente muy interesante en lugares como la biblioteca o el teatro que se sentirán ávidas de mantener una conversación contigo.-
Lo último que dijo le hizo sonreir con un tono un poco sombrío. -Aaaah, no sé. Quizás es muy tarde para mi por más vueltas que dé la vida.- La idea de dejar de ser cortesana le parecía un concepto demasiado abstracto, por no decir irrealizable. Tenía demasiados demonios que la atosigaban día tras día y que inevitablemente tironeaban de ella, provocando que regresase a la inconsistencia de un lecho extraño, que buscase aquello que nunca habría de encontrar.
-He perdido demasiado... creo que por eso comencé a abrir los ojos a mi alrededor y a percatarme de la existencia de inmortales. La vida es demasiado efímera y pienso... que existe una gran belleza en vencer a la muerte y vivir para siempre.- comentó envidiándole, envidiándo a su vástago, envidiando a todo aquel que fuese poseedor de la inmortalidad, y por primera vez, se percató de que verdaderamente la deseaba para si misma.
-Me gustaría conocerlo... algún día, si en algún momento crees que soy digna de tu confianza.- lo miró por encima de la taza de té, que llevó lentamente hasta sus labios. De repente le entraba la curiosidad, ¿qué se requería para ser transformado en vampiro? La información que tenía era mínima y no se podía fiar de las historias que había leído. ¿Qué había visto Erkki en su hijo de sangre para desear convertirle?
Eran dudas que rondaban su mente y que sin embargo decidió no preguntarle por ahora. Lo siguiente que le respondió le hizo meditar. -Luz y oscuridad mezclados en todos nosotros... es un interesante modo de ver las cosas... Supongo que aunque sea cierto a menudo no lo dejamos ver e inevitablemente terminamos mostrando una cara de la balanza, aquella a la que nos inclinamos más.- De todas maneras de una forma u otra el inmortal se las había ingeniado para hacerla sentir bien a pesar del tema que tocaban. No era fácil abrirse con otros, contarles por qué era cortesana, y sobretodo toparse con que quien le escuchaba no la juzgaba por ser como era.
-No sé si respondo precisamente a mis convicciones pero si a lo que me indican mi instinto y mis impulsos. Es difícil para mi no ser así, a veces soy demasiado franca, pero al menos hago lo que pienso que quiero hacer en el momento en lugar de razonarlo demasiado.- Y todo eso le llevo a preguntar. -¿Qué hay de ti? Según veo pasas bastante tiempo en el hospital, podrías salir más, conocer más gente.- sugirió con una sonrisa ladeada. -No es bueno encerrarse, aunque sea en la profesión, y pienso que alguien como tú no debería estar solo en un cabaret. Seguramente habrá gente muy interesante en lugares como la biblioteca o el teatro que se sentirán ávidas de mantener una conversación contigo.-
Lo último que dijo le hizo sonreir con un tono un poco sombrío. -Aaaah, no sé. Quizás es muy tarde para mi por más vueltas que dé la vida.- La idea de dejar de ser cortesana le parecía un concepto demasiado abstracto, por no decir irrealizable. Tenía demasiados demonios que la atosigaban día tras día y que inevitablemente tironeaban de ella, provocando que regresase a la inconsistencia de un lecho extraño, que buscase aquello que nunca habría de encontrar.
-He perdido demasiado... creo que por eso comencé a abrir los ojos a mi alrededor y a percatarme de la existencia de inmortales. La vida es demasiado efímera y pienso... que existe una gran belleza en vencer a la muerte y vivir para siempre.- comentó envidiándole, envidiándo a su vástago, envidiando a todo aquel que fuese poseedor de la inmortalidad, y por primera vez, se percató de que verdaderamente la deseaba para si misma.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Se imaginó como sería una reunión en la que pudiera presentarle a Soren. ¿Una cena por ejemplo? probablemente Soren se pondría nervioso ante la belleza de Adeline y terminaría rompiendo alguna copa y haciéndole pasar una vergüenza. No se trataba de confiar o no confiar en Adeline.
Asintió sonriendo. Y le escuchó decir que era una muejer que fácilmente se dejaba llevar por los impulsos, algo que no lo sorprendió, era una chiquilla después de todo ¿Cuantos años tendría? No le calculaba más de 25. Un respiro de vida tenía, era normal que se apresurara y tomara decisiones basadas en su corazón más que en su cabeza, ese era el encanto de la juventud después de todo.
- ¿Tarde dices? pero si eres tan joven - Comentó al escucharle hablar como si estuviese en el lecho de su muerte - Mirame a mi por ejemplo ¿Cuando crées que vine a conocer el amor por primera vez? - Le preguntó aunque sabía que ella no lo podría adivinar - Pasé 45 años de mi vida dedicado al servicio del prójimo, viajando de pueblo en pueblo como sanador, ayudando a las víctimas de la peste negra... ¿Y crees que tuve tiempo para casarme y formar una familia? - Inquirió haciendo una pausa - No... nunca me di la oportunidad de enamorarme, nunca permití que alguien entrara en mi corazón ¡45 años de solitud! - Meneó la cabeza - Lo que quiero decir, es que nunca es tarde para cambiar el rumbo de tu vida -
Adeline decía que había belleza en vencer la muerte con la inmortalidad.
- Si... pero también hay belleza en la vida misma, en vivir cada momento como si fuera el último, en tener el deseo de cambiar y mejorar porque sabes que el tiempo corre, eso es algo que sólo los vivos pueden experimentar - Comentó con expresión sombría - Para nosotros... la chispa de la vida desaparece y tenemos que esforzarnos por recordar la razón por la cual seguimos aquí... es fácil perder la motivación y llevar una existencia vacía y sin significado-
Asintió sonriendo. Y le escuchó decir que era una muejer que fácilmente se dejaba llevar por los impulsos, algo que no lo sorprendió, era una chiquilla después de todo ¿Cuantos años tendría? No le calculaba más de 25. Un respiro de vida tenía, era normal que se apresurara y tomara decisiones basadas en su corazón más que en su cabeza, ese era el encanto de la juventud después de todo.
- ¿Tarde dices? pero si eres tan joven - Comentó al escucharle hablar como si estuviese en el lecho de su muerte - Mirame a mi por ejemplo ¿Cuando crées que vine a conocer el amor por primera vez? - Le preguntó aunque sabía que ella no lo podría adivinar - Pasé 45 años de mi vida dedicado al servicio del prójimo, viajando de pueblo en pueblo como sanador, ayudando a las víctimas de la peste negra... ¿Y crees que tuve tiempo para casarme y formar una familia? - Inquirió haciendo una pausa - No... nunca me di la oportunidad de enamorarme, nunca permití que alguien entrara en mi corazón ¡45 años de solitud! - Meneó la cabeza - Lo que quiero decir, es que nunca es tarde para cambiar el rumbo de tu vida -
Adeline decía que había belleza en vencer la muerte con la inmortalidad.
- Si... pero también hay belleza en la vida misma, en vivir cada momento como si fuera el último, en tener el deseo de cambiar y mejorar porque sabes que el tiempo corre, eso es algo que sólo los vivos pueden experimentar - Comentó con expresión sombría - Para nosotros... la chispa de la vida desaparece y tenemos que esforzarnos por recordar la razón por la cual seguimos aquí... es fácil perder la motivación y llevar una existencia vacía y sin significado-
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Sonrió de forma espontánea al escuchar el apasionamiento de Erkki al responderle que había encontrado pareja después de haber pasado cuarenta y cinco años en soledad. Terminó finalmente el té y dejó la taza sobre el escritorio delante de ella. -Cuando lo pones así me haces sentir como si fuera una chiquilla.- Se echó a reír.
-Perdona es que, no puedo evitar sentirme mucho mayor de lo que soy. Supongo que tiene que ver con todo lo que he vivído. Gael se encargó de mi cuando nuestros padres fallecieron y tuvo que madurar con rapidez. Lo mismo me sucedió a mi, de repente vi la vida de forma distinta, me volví demasiado consciente de que no es un camino de rosas. También conocer a mucha diversidad de personas me ha abierto las percepciones. Supongo que siento que conozco más acerca de como marcha el mundo y la sociedad que si digamos fuese alguien que se quedara en casa zurciendo y pintando o aprendiendo a tocar el piano.-
Por supuesto, había conocido a un amplio espectro de personalidades y por eso también se había llevado sus golpes en ocasiones, pero eso era algo en lo que no quería pensar ahora porque no era un tema agradable y le iba a cambiar el estado de ánimo.
-Además, creo que ambos sabemos que siendo lo que soy no soy precisamente la primera opción de un hombre cuando se trata de escoger una compañera de vida.- Lo observó sin inmutarse demasiado al decirlo, no se estaba lamentando, simplemente decía lo que pensaba.
-Pero cambiemos el tema que realmente estamos hablando demasiado de mi. Siento que te equivocaste de profesión y que en lugar de médico debiste ser sacerdote.- bromeó, pero al escuchar sus últimas palabras su semblante se tornó más grave, con unas palabras tan sencillas el doctor había expresado muchísimo.
-Entiendo tu punto de vista, pero no crees que llevar una vida vacía y carente de significado también puede aplicarse a tantos seres humanos...- meditó sin mirarlo, observando su dedo curado y vendado. -¿Cuántos realmente llegamos a vivir una vida plena?- Hizo una pausa y al devolver la mirada hacia su rostro lo notó sombrío lo cual le conmovió. -¿Te ha pasado a menudo?- preguntó suavemente y no añadió más, aguardando su respuesta.
-Perdona es que, no puedo evitar sentirme mucho mayor de lo que soy. Supongo que tiene que ver con todo lo que he vivído. Gael se encargó de mi cuando nuestros padres fallecieron y tuvo que madurar con rapidez. Lo mismo me sucedió a mi, de repente vi la vida de forma distinta, me volví demasiado consciente de que no es un camino de rosas. También conocer a mucha diversidad de personas me ha abierto las percepciones. Supongo que siento que conozco más acerca de como marcha el mundo y la sociedad que si digamos fuese alguien que se quedara en casa zurciendo y pintando o aprendiendo a tocar el piano.-
Por supuesto, había conocido a un amplio espectro de personalidades y por eso también se había llevado sus golpes en ocasiones, pero eso era algo en lo que no quería pensar ahora porque no era un tema agradable y le iba a cambiar el estado de ánimo.
-Además, creo que ambos sabemos que siendo lo que soy no soy precisamente la primera opción de un hombre cuando se trata de escoger una compañera de vida.- Lo observó sin inmutarse demasiado al decirlo, no se estaba lamentando, simplemente decía lo que pensaba.
-Pero cambiemos el tema que realmente estamos hablando demasiado de mi. Siento que te equivocaste de profesión y que en lugar de médico debiste ser sacerdote.- bromeó, pero al escuchar sus últimas palabras su semblante se tornó más grave, con unas palabras tan sencillas el doctor había expresado muchísimo.
-Entiendo tu punto de vista, pero no crees que llevar una vida vacía y carente de significado también puede aplicarse a tantos seres humanos...- meditó sin mirarlo, observando su dedo curado y vendado. -¿Cuántos realmente llegamos a vivir una vida plena?- Hizo una pausa y al devolver la mirada hacia su rostro lo notó sombrío lo cual le conmovió. -¿Te ha pasado a menudo?- preguntó suavemente y no añadió más, aguardando su respuesta.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Le escuchó compartir la historia de su niñez, de como había tenido que madurar rápidamente debido a las circunstancias, era cierto que la gente maduraba de forma diferente y muchas veces esa madurez no dependía del la edad. Además la profesión de Adeline le hacía conocer a muchos hombres y enfrentar muchos retos a diario, comprendía porque tenía cierta forma de pesar fatalista y cierto desgano por la vida, era natural que la idea de vivir eternamente le llamara la atención.
No parecía alguien que hubiese experimentado la felicidad en el corto periodo de tiempo que llevaba con vida.
- Bueno en eso ti tienes razón - Comentó al escucharla decir que una prostituta no era la mujer ideal - Muchos hombres buscan a una mujer virtuosa como esposa - Agregó recordando a sus tres ex esposas, todas habían sido básicamente la típica mujer sumisa y decorosa que la sociedad dictaba como modelo.
- La verdad es que... lo contemplé - Confesó con algo de verguenza - Antes de ser doctor, pensé en la posibilidad de convertirme en sacerdote... ¿Te imaginas la ironía? Si hubiese sido sacerdote y me hubiesen convertido en Vampiro... ¿Que habría pasado con mi fe? - Se preguntó pensativo.
Asintió a lo que ella decía, pues tenía razón, no lo había pensado así, hacía mucho tiempo que no tenía una conversación filosófica con un humano y olvidaba que la vida podía también ser tan vacía aún cuando la persona no estuviese condenada a la eternidad como un Vampiro.
- Me pasa constantemente - Admitió y su semblante volvió a mostrar una sonrisa - Pero no soy pesimista, siempre me gusta ver el lado amable de las cosas - Se encogió de hombros - La medicina es uno de mis motivos a seguir en este mundo... es un oficio que me hace sentir útil -
No parecía alguien que hubiese experimentado la felicidad en el corto periodo de tiempo que llevaba con vida.
- Bueno en eso ti tienes razón - Comentó al escucharla decir que una prostituta no era la mujer ideal - Muchos hombres buscan a una mujer virtuosa como esposa - Agregó recordando a sus tres ex esposas, todas habían sido básicamente la típica mujer sumisa y decorosa que la sociedad dictaba como modelo.
- La verdad es que... lo contemplé - Confesó con algo de verguenza - Antes de ser doctor, pensé en la posibilidad de convertirme en sacerdote... ¿Te imaginas la ironía? Si hubiese sido sacerdote y me hubiesen convertido en Vampiro... ¿Que habría pasado con mi fe? - Se preguntó pensativo.
Asintió a lo que ella decía, pues tenía razón, no lo había pensado así, hacía mucho tiempo que no tenía una conversación filosófica con un humano y olvidaba que la vida podía también ser tan vacía aún cuando la persona no estuviese condenada a la eternidad como un Vampiro.
- Me pasa constantemente - Admitió y su semblante volvió a mostrar una sonrisa - Pero no soy pesimista, siempre me gusta ver el lado amable de las cosas - Se encogió de hombros - La medicina es uno de mis motivos a seguir en este mundo... es un oficio que me hace sentir útil -
Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Lo escuchó relatarle que había estado a punto de convertirse en sacerdote, y aunque apenas comenzaba a conocerlo, de alguna forma esa revelación no le sorprendió. Quizás porque era bueno para escuchar, pero lo cierto es que podía imaginarse a la gente buscando a un Erkki humano en las iglesias para confesarse con él o para descargar sus penas y sus pecados.
-Hubiese sido bastante irónico pero interesante.- afirmó, con una sonrisa de medio lado. Las cosas más interesantes de la vida surgían cuando de alguna forma se rompían cánones y se burlaba a lo establecido. -Supongo que podríamos hablar toda una noche acerca del alma y de lo que sucede con ella una vez te conviertes en inmortal.- Lo observó pensativa, reflexionando en algunas cosas que había escuchado de su parte hasta ahora.
-Hemos hablado de muchas cosas pero hay algo que inevitablemente voy a tener que preguntarte. ¿Lamentas ser inmortal? ¿Preferirías haber vivido una vida corta? Tengo la impresión de que es esa vida que has llevado lo que te orilla a hablarme así hoy. ¿Cómo sería Erkki si no hubiera vivido y visto todo lo que ha hecho hasta ahora? ¿Si no hubiera tenido la oportunidad de tener una o más esposas?- Alzó una ceja porque se imaginaba que habría tenido más de una compañera. -¿O de tener un vástago, de ser testigo de todos los avances que habrás presenciado en la medicina?- reflexionó en ello, aunque ya se había formado su propia respuesta. Algo que creía a pie juntillas y haberle conocido esa noche había acabado de afianzar en ella esa certeza. La inmortalidad valía la pena... solo era cuestión de buscarla... y encontrarla.
-Alguna vez, cuando salga de este consultorio me gustaría verte de nuevo.- No lo dijo con segundas intenciones, lo dijo porque le gustaba conversar con él y estaba segura de que en el futuro podrían extenderse en muchos tópicos, especialmente por qué él había visto tanto que seguramente tendría muchas perspectivas con las cuales enriquecer los temas en los que se embarcaran y que a ella le encantaria escuchar.
-Quien sabe, tal vez tengas razón y cuando nos veamos de nuevo alguno de los dos tendrá más anécdotas para contar acerca de la posibilidad de haberse topado con más razones para tener una vida plena, o incluso encontrar a su media naranja.- Sonrío divertida, bromeaba por lo que habían hablado en el cabaret aunque de cierta forma quería creer en algunas cosas que él le había dicho, como en la posibilidad de que el mañana le sorprendiese.
-Te agradezco que me hayas escuchado esta noche y que no me hayas juzgado en ningún momento. Es refrescante.- Apenas podía creer en las manecillas del reloj que colgaba de la pared detrás de él. Las horas habían transcurrido volando y lamentaba el tener que regresar pronto a casa. No solo debía llegar antes que su hermano lo hiciera para que no notara su ausencia si no que seguramente el propio doctor debía dirigirse también a descansar.
-Hubiese sido bastante irónico pero interesante.- afirmó, con una sonrisa de medio lado. Las cosas más interesantes de la vida surgían cuando de alguna forma se rompían cánones y se burlaba a lo establecido. -Supongo que podríamos hablar toda una noche acerca del alma y de lo que sucede con ella una vez te conviertes en inmortal.- Lo observó pensativa, reflexionando en algunas cosas que había escuchado de su parte hasta ahora.
-Hemos hablado de muchas cosas pero hay algo que inevitablemente voy a tener que preguntarte. ¿Lamentas ser inmortal? ¿Preferirías haber vivido una vida corta? Tengo la impresión de que es esa vida que has llevado lo que te orilla a hablarme así hoy. ¿Cómo sería Erkki si no hubiera vivido y visto todo lo que ha hecho hasta ahora? ¿Si no hubiera tenido la oportunidad de tener una o más esposas?- Alzó una ceja porque se imaginaba que habría tenido más de una compañera. -¿O de tener un vástago, de ser testigo de todos los avances que habrás presenciado en la medicina?- reflexionó en ello, aunque ya se había formado su propia respuesta. Algo que creía a pie juntillas y haberle conocido esa noche había acabado de afianzar en ella esa certeza. La inmortalidad valía la pena... solo era cuestión de buscarla... y encontrarla.
-Alguna vez, cuando salga de este consultorio me gustaría verte de nuevo.- No lo dijo con segundas intenciones, lo dijo porque le gustaba conversar con él y estaba segura de que en el futuro podrían extenderse en muchos tópicos, especialmente por qué él había visto tanto que seguramente tendría muchas perspectivas con las cuales enriquecer los temas en los que se embarcaran y que a ella le encantaria escuchar.
-Quien sabe, tal vez tengas razón y cuando nos veamos de nuevo alguno de los dos tendrá más anécdotas para contar acerca de la posibilidad de haberse topado con más razones para tener una vida plena, o incluso encontrar a su media naranja.- Sonrío divertida, bromeaba por lo que habían hablado en el cabaret aunque de cierta forma quería creer en algunas cosas que él le había dicho, como en la posibilidad de que el mañana le sorprendiese.
-Te agradezco que me hayas escuchado esta noche y que no me hayas juzgado en ningún momento. Es refrescante.- Apenas podía creer en las manecillas del reloj que colgaba de la pared detrás de él. Las horas habían transcurrido volando y lamentaba el tener que regresar pronto a casa. No solo debía llegar antes que su hermano lo hiciera para que no notara su ausencia si no que seguramente el propio doctor debía dirigirse también a descansar.
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Se quedó pensativo frente a la pregunta y lo que ella decía. No dejaba de sorprenderle que una mujer tan joven como ella pudiese tener pensamientos tan profundos y cuestionarse sobre cosas que normalmente la gente de su edad no se preocupaba. La prioridad de la gente era generalmente sobrevivir, conseguir el pan de cada día, más allá que filosofar sobre la inmortalidad.
- Lo he pesando muchas veces ¿Qué tipo de vida habría tenido? - Comentó al fin llevándose una mano al mentón y rascándose la barbilla - Creo que habría dedicado mi vida al servicio de la comunidad de todas formas, me habría convertido en médico, eso no habría cambiado - Agregó y por unos momentos pareció perderse en recuerdos - A lo mejor me habría ido a la tumba virgen - Dejó escapar una risita - Era un hombre muy distinto cuando estaba vivo, era demasiado tímido y ensimismado... siempre buscando no cometer ningún pecado -
Sonrió cuando ella dijo que le agradecía por la charla, él también se sentía feliz de haberse encontrado con ella en el cabaret. Había sido un encuentro inesperado y había terminado en una conversación bastante peculiar, había aprendido muchas cosas de ella, aún cuando sólo hubiesen pasado un par de horas, pero era consciente que pronto llegaría el amanecer, y aunque las horas se hubiesen pasado en un respiro, era necesario para ambos descansar.
- Yo también te agradezco por la compañía - Comentó desviando la mirada hacía la ventana que dejaba entrever el cielo nocturno - Ya sabes donde trabajo, así que, cuando quieras verme, aquí me encontrarás - Le explicó, después de todo pasaba la mayor parte del tiempo en ese consultorio.
- También se hace tarde para mi...quiero decir... el amanecer está por llegar - Comentó el Vampiro, necesitaba regresar a su hogar antes de que los primeros rayos de sol despuntaran el alba.
(( OFF ROL: Creo que podemos dar por terminado el tema luego de tu respuesta ^^ ))
- Lo he pesando muchas veces ¿Qué tipo de vida habría tenido? - Comentó al fin llevándose una mano al mentón y rascándose la barbilla - Creo que habría dedicado mi vida al servicio de la comunidad de todas formas, me habría convertido en médico, eso no habría cambiado - Agregó y por unos momentos pareció perderse en recuerdos - A lo mejor me habría ido a la tumba virgen - Dejó escapar una risita - Era un hombre muy distinto cuando estaba vivo, era demasiado tímido y ensimismado... siempre buscando no cometer ningún pecado -
Sonrió cuando ella dijo que le agradecía por la charla, él también se sentía feliz de haberse encontrado con ella en el cabaret. Había sido un encuentro inesperado y había terminado en una conversación bastante peculiar, había aprendido muchas cosas de ella, aún cuando sólo hubiesen pasado un par de horas, pero era consciente que pronto llegaría el amanecer, y aunque las horas se hubiesen pasado en un respiro, era necesario para ambos descansar.
- Yo también te agradezco por la compañía - Comentó desviando la mirada hacía la ventana que dejaba entrever el cielo nocturno - Ya sabes donde trabajo, así que, cuando quieras verme, aquí me encontrarás - Le explicó, después de todo pasaba la mayor parte del tiempo en ese consultorio.
- También se hace tarde para mi...quiero decir... el amanecer está por llegar - Comentó el Vampiro, necesitaba regresar a su hogar antes de que los primeros rayos de sol despuntaran el alba.
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Erkki Aliranta- Vampiro Clase Media
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Re: At the end we are all the same (Adaline)
Escuchó su descripción de si mismo en aquel entonces y no pudo evitar echarse a reir. Negó enfáticamente con un movimiento de cabeza. -Permíteme ponerlo en duda. No creo que hubieses muerto virgen.- Le sonrió con un deje de picardía pero lo decía convencida.
Le intrigaron sus palabras, el hecho de que hubiese cambiado después de su conversión. El médico llamaba la atención, había llamado la suya si había de ser honesta, y si él no hubiese tenido el mejor juicio de los dos no habrían continuado la velada en su consultorio. Para qué negarlo, no estaba acostumbrada a toparse con un hombre maduro (en este caso quedaba claro que era infinitamente mayor de lo que aparentaba) con quien simplemente entablase una conversación hasta casi la salida del sol. Le hacía sentir… diferente, normal casi, y lo apreciaba.
Lo miró con cierta renuencia a marcharse, pero comprendía que era lo debido además de que seguramente para él implicaba mucho más, la mera supervivencia, y eso que ella no conocía de inmortales pero algún que otro conocimiento tenía por lo que había escuchado y este se afianzó al seguir la mirada de sus ojos oscuros hacia la ventana, se le veía inquieto por la llegada del alba.
Después de esa noche se embarcaría en una afanosa lectura al respecto en la biblioteca. Así de ávida se encontraba de saber mucho más sobre esa raza. Esta noche le había cambiado todas sus perspectivas al hacerle comprender que lo imposible en realidad existía y que había mucho más para ver de lo que simplemente resaltaba a la vista. Era como si de alguna manera ese descubrimiento la renovara y le llenara de una enigmática esperanza que nunca antes experimentó.
Sonrió lentamente percatándose de que él no le había dicho que lamentase ser inmortal, a pesar de todo lo expuesto sobre su vida. Incluso parecía que aquel hecho le había ayudado a afianzar su personalidad y, según lo expuso, a adquirir mayor confianza en si mismo.
Le agradó que le agradeciera la compañía y se acercó. -No olvides salir del consultorio a veces Erkki.- Mantuvo su mirada en él intentando dejarle esa inquietud, orillarlo a salir más a menudo de allí, que no solo se concentrara en su profesión.
-No descarto que mis pies me vuelvan a traer por acá.- Le guiñó el ojo y se puso de puntillas besando espontáneamente su mejilla. Era su manera de darle las gracias por la velada compartida y porque esta le había animado el espíritu de una forma completamente inusitada. Se separó de él y se acercó a la puerta, deteniéndose un momento ante ella y mirando una última vez sobre su hombro. Pensó que podía decir algo pero tan solo sostuvo su mirada, sonrió y giró el pomo para salir del consultorio.
Devolvió las manos a los bolsillos de su abrigo y caminó para abandonar el hospital. Ante la inminente llegada de la aurora el edificio ya se llenaba de movimiento con la entrada y salida de nuevo personal y pacientes, al igual que lo hacían las calles de la ciudad. Se encaminó hacia ellas con presteza percatándose de que aquella sensación de ánimo en su espíritu aún perduraba.
Le intrigaron sus palabras, el hecho de que hubiese cambiado después de su conversión. El médico llamaba la atención, había llamado la suya si había de ser honesta, y si él no hubiese tenido el mejor juicio de los dos no habrían continuado la velada en su consultorio. Para qué negarlo, no estaba acostumbrada a toparse con un hombre maduro (en este caso quedaba claro que era infinitamente mayor de lo que aparentaba) con quien simplemente entablase una conversación hasta casi la salida del sol. Le hacía sentir… diferente, normal casi, y lo apreciaba.
Lo miró con cierta renuencia a marcharse, pero comprendía que era lo debido además de que seguramente para él implicaba mucho más, la mera supervivencia, y eso que ella no conocía de inmortales pero algún que otro conocimiento tenía por lo que había escuchado y este se afianzó al seguir la mirada de sus ojos oscuros hacia la ventana, se le veía inquieto por la llegada del alba.
Después de esa noche se embarcaría en una afanosa lectura al respecto en la biblioteca. Así de ávida se encontraba de saber mucho más sobre esa raza. Esta noche le había cambiado todas sus perspectivas al hacerle comprender que lo imposible en realidad existía y que había mucho más para ver de lo que simplemente resaltaba a la vista. Era como si de alguna manera ese descubrimiento la renovara y le llenara de una enigmática esperanza que nunca antes experimentó.
Sonrió lentamente percatándose de que él no le había dicho que lamentase ser inmortal, a pesar de todo lo expuesto sobre su vida. Incluso parecía que aquel hecho le había ayudado a afianzar su personalidad y, según lo expuso, a adquirir mayor confianza en si mismo.
Le agradó que le agradeciera la compañía y se acercó. -No olvides salir del consultorio a veces Erkki.- Mantuvo su mirada en él intentando dejarle esa inquietud, orillarlo a salir más a menudo de allí, que no solo se concentrara en su profesión.
-No descarto que mis pies me vuelvan a traer por acá.- Le guiñó el ojo y se puso de puntillas besando espontáneamente su mejilla. Era su manera de darle las gracias por la velada compartida y porque esta le había animado el espíritu de una forma completamente inusitada. Se separó de él y se acercó a la puerta, deteniéndose un momento ante ella y mirando una última vez sobre su hombro. Pensó que podía decir algo pero tan solo sostuvo su mirada, sonrió y giró el pomo para salir del consultorio.
Devolvió las manos a los bolsillos de su abrigo y caminó para abandonar el hospital. Ante la inminente llegada de la aurora el edificio ya se llenaba de movimiento con la entrada y salida de nuevo personal y pacientes, al igual que lo hacían las calles de la ciudad. Se encaminó hacia ellas con presteza percatándose de que aquella sensación de ánimo en su espíritu aún perduraba.
FIN DEL TEMA
Adaline Cannif- Humano Clase Alta
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