AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La espada del Apocalipsis. {Privado}
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La espada del Apocalipsis. {Privado}
Recuerdo del primer mensaje :
Elora cerró la enorme biblia de un manotazo y ésta crujió, quejándose y levantando una buena polvareda que la hizo estornudar. Se pellizcó el puente de la nariz. ¿Sería posible aquello? Miró a Xaryne que estaba tumbada en la cama con las manos bajo la nuca, relajada, pensando en sus cosas. Con Mauritz muerto, el mundo era más feliz, el sol brillaba más y todo era mucho más llevadero.
— es que no lo entiendo...¿en serio el rey va buscando esta espada? hay cientos de espadas legendarias, pero como sea esta...¿acaso cree que la podrá dominar? está loco!!! Mira, esto es lo que dice el Apocalipsis de Juan: ...Y miré, y he aquí un caballo pálido; y el que estaba sentado sobre él tenía por nombre Muerte; y el infierno le seguía. Y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra...El Rey va tras la puta espada del Apocalipsis. Pero esa espada pertenecía a uno de los jinetes, y no puede empuñarla un mortal así como así...¡Dios! espero que no sea esa, que mis pistas sean incorrectas, que no tengan nada que ver...¿te das cuenta de lo que podría pasar si encuentran un objeto así?
La cosa era seria, si un descerebrado encontraba una espada que Dios había dado a un jinete del Apocalipsis para sembrar la muerte a su paso...quién sabe qué podía suceder.
Guardó la Biblia en un estante y se dejó caer al lado de la alemana resoplando. Se giró y la cogió de la mano.
—¡Ay! ¿a dónde te arrastro? siempre te estoy metiendo en líos, tú sólo querías cazar monstruos, y para variar te meto en jaleos absurdos...— pero su expresión pasó de ser de fastidio a que le brillasen los ojos de la emoción.— ¿te imaginas? y si encontrásemos una espada así? o... no sé, objetos legendarios como la lanza del Destino. ¿No te gustaría empuñarlos? saber lo que se siente?
Elora cerró la enorme biblia de un manotazo y ésta crujió, quejándose y levantando una buena polvareda que la hizo estornudar. Se pellizcó el puente de la nariz. ¿Sería posible aquello? Miró a Xaryne que estaba tumbada en la cama con las manos bajo la nuca, relajada, pensando en sus cosas. Con Mauritz muerto, el mundo era más feliz, el sol brillaba más y todo era mucho más llevadero.
— es que no lo entiendo...¿en serio el rey va buscando esta espada? hay cientos de espadas legendarias, pero como sea esta...¿acaso cree que la podrá dominar? está loco!!! Mira, esto es lo que dice el Apocalipsis de Juan: ...Y miré, y he aquí un caballo pálido; y el que estaba sentado sobre él tenía por nombre Muerte; y el infierno le seguía. Y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra...El Rey va tras la puta espada del Apocalipsis. Pero esa espada pertenecía a uno de los jinetes, y no puede empuñarla un mortal así como así...¡Dios! espero que no sea esa, que mis pistas sean incorrectas, que no tengan nada que ver...¿te das cuenta de lo que podría pasar si encuentran un objeto así?
La cosa era seria, si un descerebrado encontraba una espada que Dios había dado a un jinete del Apocalipsis para sembrar la muerte a su paso...quién sabe qué podía suceder.
Guardó la Biblia en un estante y se dejó caer al lado de la alemana resoplando. Se giró y la cogió de la mano.
—¡Ay! ¿a dónde te arrastro? siempre te estoy metiendo en líos, tú sólo querías cazar monstruos, y para variar te meto en jaleos absurdos...— pero su expresión pasó de ser de fastidio a que le brillasen los ojos de la emoción.— ¿te imaginas? y si encontrásemos una espada así? o... no sé, objetos legendarios como la lanza del Destino. ¿No te gustaría empuñarlos? saber lo que se siente?
Última edición por Elora Paine el Miér Nov 02, 2016 11:16 am, editado 3 veces
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
No me gustó como me habló Elora cuando le pregunté a ver que eran ellas. Fruncí el ceño, no me las iba a comer, sabía elegir la comida que me apetecía y ella no era una de ellas, podría estar buena por fuera pero por dentro estar podrida. Miré a Hoor un poco para intentar no enfadarme, pero volví a girar la cara cuando Elora comenzó a hablar y a hablar y a hablar del maldito plan y de lo que íbamos a hacer. ¿Qué era la orden de...? ¿Cómo se llamaba lo que había dicho? No estaba entendiendo nada, pero sabía acatar órdenes y las llevaría a cabo.
Después habló la otra chica de pelo corto, al parecer, ella y Elora tenían una relación íntima. Interesante. Coloqué mis dedos en mis labios y empecé a dar pequeños golpecitos, escuchándola con atención. ¿Nosferatu? ¿Qué era eso? Miré a todos con frustración, ellos entendían todo, pero no entendían que yo era una neófita que había mandado a la mierda a su creador y que no le había explicado nada del mundo sobrenatural y estaba más perdida que una aguja en un pajar. Por suerte, Xaryne comenzó a explicar un poco acerca de aquellos seres. Eran como los vampiros pero algo mucho más feo y más fuerte. Hice una mueca dejando de tamborilear los dedos en mis labios. Esperaba nunca llegar a ser un Nosferatu de esos, no quería ser fea.
Golpearon a la puerta y Xaryne lanzó el cuchillo, dejándolo clavado cerca de la cara del muchacho, chasqueé la lengua. Si lo mataba tendría excusa para comérmelo. —Qué pena. Podría habérmelo comido. Quizás lo busque luego.— Giré la cara de nuevo hacía Xaryne y le guiñé un ojo, al parecer, le caíamos mal por ser quienes éramos. Por suerte para ella, yo daba una oportunidad a las personas antes de comérmelas.
A continuación fue el turno de Hoor quien dio instrucciones claras de la misión. Yo iría con Lakme al final, por si ocurría algo. Me parecía bien, no tenía ganas de ir la primera y tocar algo que no debería, las culpas que se las echasen a otro, no a mí. Después habló Lakme. ¿Ahora me tocaba a mí? Miré a todos y suspiré. —Antes de ir, yo quiero comer. No se que pensáis, pero... Seguro que habrá sangre y como huela sangre de alguno de vosotros sin haber comido, habrá santaspascuas.— Miré hacía la puerta, donde hacía unos minutos había estado el muchacho.
Después habló la otra chica de pelo corto, al parecer, ella y Elora tenían una relación íntima. Interesante. Coloqué mis dedos en mis labios y empecé a dar pequeños golpecitos, escuchándola con atención. ¿Nosferatu? ¿Qué era eso? Miré a todos con frustración, ellos entendían todo, pero no entendían que yo era una neófita que había mandado a la mierda a su creador y que no le había explicado nada del mundo sobrenatural y estaba más perdida que una aguja en un pajar. Por suerte, Xaryne comenzó a explicar un poco acerca de aquellos seres. Eran como los vampiros pero algo mucho más feo y más fuerte. Hice una mueca dejando de tamborilear los dedos en mis labios. Esperaba nunca llegar a ser un Nosferatu de esos, no quería ser fea.
Golpearon a la puerta y Xaryne lanzó el cuchillo, dejándolo clavado cerca de la cara del muchacho, chasqueé la lengua. Si lo mataba tendría excusa para comérmelo. —Qué pena. Podría habérmelo comido. Quizás lo busque luego.— Giré la cara de nuevo hacía Xaryne y le guiñé un ojo, al parecer, le caíamos mal por ser quienes éramos. Por suerte para ella, yo daba una oportunidad a las personas antes de comérmelas.
A continuación fue el turno de Hoor quien dio instrucciones claras de la misión. Yo iría con Lakme al final, por si ocurría algo. Me parecía bien, no tenía ganas de ir la primera y tocar algo que no debería, las culpas que se las echasen a otro, no a mí. Después habló Lakme. ¿Ahora me tocaba a mí? Miré a todos y suspiré. —Antes de ir, yo quiero comer. No se que pensáis, pero... Seguro que habrá sangre y como huela sangre de alguno de vosotros sin haber comido, habrá santaspascuas.— Miré hacía la puerta, donde hacía unos minutos había estado el muchacho.
Dunya- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 28/07/2016
Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
La cara de la bruja era un poema conforme iban hablando todos. Enarcó una cea, luego otra, después de nuevo la primera...¿Qué demonios estaban diciendo? Ni de coña iba a quedarse ella en la retaguardia!!! ¿Quién iba a romper las salvaguardas mágicas? quién iba a trazar un plan de escape alternativo?
Resopló cuando escuchó a Xar y a Höor decir que ella se quedaba fuera.
— Incorrecto. Yo no puedo quedarme fuera, porque ahí abajo habrá magia protegiendo la espada, y en caso de que algo salga mal, estoy trabajando en un plan B y un plan C para sacarnos de allí. Os contaré más detalles cuando los tenga. Agradezco vuestra preocupación, pequeñas trituradoras, pero esta bruja sabe cuidarse. Desde luego, no iré en cabeza,no tiene sentido, no sé empuñar un arma y permaneceré en retaguardia, pero si hay trampas mágicas, que las habrá, estaréis perdidos sin mi.— Se levantó recogiendo la carpeta de papeles avanzando hacia la puerta y poniendo la mano sobre el hombro de Xar.— yo no tengo ni idea de cómo emboscar a esos seres, así que sugiero que los que sabéis más de tácticas militares sucias, exploreis un poco los túneles y valoreís con qué podemos contar. No me gustaría tener que salir corriendo de un laberinto de cloacas infinito infestado de vampiros entre cuyas disciplinas hay Comunicación con los animales, Regeneración y Potencia. Alguien tiene que ocuparse también de tener listo el escape de la ciudad en cuanto tengamos la espada, porque aunque aniquiléis a todos los Nosferatu, no dejan de ser vampiros y tener ghouls, se correrá la voz rápido.
Miró a Dunya y a Lakme y esta vez endureció los ojos. Ahora entendía por qué Xaryne les tenía tanto odio.— no quiero saber nada de vuestra cena, me revuelve las tripas. Por mi parte eso es todo, mañana explorad el terreno, pensad la mejor forma de abordarlo y los hablaremos pasado mañana.
Ella tenía que trabajar en el conjuro de teletransporte para sacarlos de los túneles sin todo iba mal.
Resopló cuando escuchó a Xar y a Höor decir que ella se quedaba fuera.
— Incorrecto. Yo no puedo quedarme fuera, porque ahí abajo habrá magia protegiendo la espada, y en caso de que algo salga mal, estoy trabajando en un plan B y un plan C para sacarnos de allí. Os contaré más detalles cuando los tenga. Agradezco vuestra preocupación, pequeñas trituradoras, pero esta bruja sabe cuidarse. Desde luego, no iré en cabeza,no tiene sentido, no sé empuñar un arma y permaneceré en retaguardia, pero si hay trampas mágicas, que las habrá, estaréis perdidos sin mi.— Se levantó recogiendo la carpeta de papeles avanzando hacia la puerta y poniendo la mano sobre el hombro de Xar.— yo no tengo ni idea de cómo emboscar a esos seres, así que sugiero que los que sabéis más de tácticas militares sucias, exploreis un poco los túneles y valoreís con qué podemos contar. No me gustaría tener que salir corriendo de un laberinto de cloacas infinito infestado de vampiros entre cuyas disciplinas hay Comunicación con los animales, Regeneración y Potencia. Alguien tiene que ocuparse también de tener listo el escape de la ciudad en cuanto tengamos la espada, porque aunque aniquiléis a todos los Nosferatu, no dejan de ser vampiros y tener ghouls, se correrá la voz rápido.
Miró a Dunya y a Lakme y esta vez endureció los ojos. Ahora entendía por qué Xaryne les tenía tanto odio.— no quiero saber nada de vuestra cena, me revuelve las tripas. Por mi parte eso es todo, mañana explorad el terreno, pensad la mejor forma de abordarlo y los hablaremos pasado mañana.
Ella tenía que trabajar en el conjuro de teletransporte para sacarlos de los túneles sin todo iba mal.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
Elora dio por zanjada la reunión y cada uno se dispersó hacia donde quiso. Dejé a la bruja en la habitación del hotel y tras prometerle que no me arriesgaría más de lo necesario cogí mis armas y salí del edificio. El frío otoñal de Alemania me golpeó en la cara. Me froté las manos, recubiertas con guantes de cuero elástico y reforzado, ideales para las batallas en parajes fríos. No se manejaba igual una espada con los dedos congelados. Me dirigí hacia la entrada que Elora había marcado como "menos principal" y que usaríamos para entrar nosotros. Asegurándome que llevaba estacas, dagas, cuchillo y mis fieles cimitarras a la espalda, me adentré en los oscuros túneles.
Había memorizado la estrctura de aquella parte de los túneles. Los pasadizos, acuosos, oscuros y abandonados, dieron lugar a una parte algo más iluminada con antorchas y mejor cuidado de las paredes. Eso significaban que aquellos pasadizos eran transitados. Me encontré una intersección de dos túneles cuando oí dos voces que se acercaban por la izquierda. Me agaché y me metí un poco en el túnel de la derecha sin hacer ruido. No sabía que dirección tomarían los individuos, pero agarré dos dagas, una en cada mano, preparadas para lanzárselas en cuanto se me pusieran a tiro. Olí de pronto el característico hedor ferroso que desprendían los ghouls. Eran dos, no muy grandes, e iban hablando en alemán de algo interesante:
- ... Pues dicen que está en esa sección que apareció al derrumbarse el sector F.
- ¿Crees que quedará algo? Eso no se ha pisado en siglos.
- El Amo lo cree, y eso es que ahí debe esconderse algo importante...
Bingo. Esperé a que se fueran por donde yo había venido y me quedé pensando, dándoles tiempo a salir. Así que algo importante se escondía en el sector F... y si nadie lo había pisado en siglos y de verdad guardaba lo que buscábamos, salvaguardas mágicas antiiguas protegerían la zona. Al menos, había acotado la zona de búsqueda a un área mucho menor. Exploré un poco los pasadizos, con cuidado de resultar totalmente inadvertida y vi el túnell que conducía al supuesto sector F, iluminado con faroles y con restos de piedra derrumbada por los suelos. No me aventuré más, ya que si había hechizos los notaría demasiado tarde para poder escapar. Volví al hotel al amanecer, dispuesta a contárselo a Elora y preocupada porque nos estábamos metiendo de lleno en el objetivo actual de un Nosferatu.
Había memorizado la estrctura de aquella parte de los túneles. Los pasadizos, acuosos, oscuros y abandonados, dieron lugar a una parte algo más iluminada con antorchas y mejor cuidado de las paredes. Eso significaban que aquellos pasadizos eran transitados. Me encontré una intersección de dos túneles cuando oí dos voces que se acercaban por la izquierda. Me agaché y me metí un poco en el túnel de la derecha sin hacer ruido. No sabía que dirección tomarían los individuos, pero agarré dos dagas, una en cada mano, preparadas para lanzárselas en cuanto se me pusieran a tiro. Olí de pronto el característico hedor ferroso que desprendían los ghouls. Eran dos, no muy grandes, e iban hablando en alemán de algo interesante:
- ... Pues dicen que está en esa sección que apareció al derrumbarse el sector F.
- ¿Crees que quedará algo? Eso no se ha pisado en siglos.
- El Amo lo cree, y eso es que ahí debe esconderse algo importante...
Bingo. Esperé a que se fueran por donde yo había venido y me quedé pensando, dándoles tiempo a salir. Así que algo importante se escondía en el sector F... y si nadie lo había pisado en siglos y de verdad guardaba lo que buscábamos, salvaguardas mágicas antiiguas protegerían la zona. Al menos, había acotado la zona de búsqueda a un área mucho menor. Exploré un poco los pasadizos, con cuidado de resultar totalmente inadvertida y vi el túnell que conducía al supuesto sector F, iluminado con faroles y con restos de piedra derrumbada por los suelos. No me aventuré más, ya que si había hechizos los notaría demasiado tarde para poder escapar. Volví al hotel al amanecer, dispuesta a contárselo a Elora y preocupada porque nos estábamos metiendo de lleno en el objetivo actual de un Nosferatu.
Xaryne Ackerman- Cazador Clase Media
- Mensajes : 146
Fecha de inscripción : 24/04/2016
Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
Tras las últimas palabras de Elora, esas que discutiría con ella a solas y no delante de todos los presentes, la presentación tensa se dio por concluida.
Todos nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones, individuales en su mayoría, menos la de Elora y la cazadora y la de Lakme con el orangután.
Tumbado sobre mi lecho con la vista fija en el techo blanco de aquella cámara, mi mente divagaba en demasiadas cosas que ahora no podía o debía dar importancia.
A mi regreso a París daría respuestas a muchas preguntas, mas hoy era mejor centrarme en esos túneles subterráneos de los que había hablado Elora.
Dispuesto a alzarme, sentí como mi pecho subía y bajaba de forma desorbitada, cerré los ojos sintiendo esa sensación que conocía bien, la excitación.
-Lakme -gruñí intuyendo completamente cabreado y a su vez alterado por las sensaciones que recorrían mi cuerpo lo que en la habitación de la inmortal estaba pasando.
Cerré los ojos esperando que acabará dejando que mi respiración ronca inundara la estancia, admito que me sentí tentado a aliviarme a mi mismo, mas estaba demasiado enfadado como para aceptar esa sensación que conocía bien de donde procedía.
Por suerte la señorita Lakme esa noche no fue demasiado efusiva, o al menos no prolongo en el tiempo un coito que fue mas un desfogue que otro tipo de cosa.
Me alce del lecho cuando todo hubo acabado, recolocando la espada a mi espalda y abandonando así la cámara rumbo a los subterráneos de los que había hablado Elora.
Quería investigar por mi mismo los distintos sectores, antes de meter ahí a la bruja. Así que me colé por la “entrada” que según la bruja estaría menos transitada, túneles que portaban agua estancada, sucia, ratas con ojos amarillentos que gritaban a cada uno de mis pasos y el acero de mi espada que acariciaba la vaina, por lo demás silencio, mal olor y humedad.
Así y tras un buen trecho recorrido llegué a una zona mas abierta, menos inundada, y algo mas iluminada por unas antorchas con aceite de quemar en la base.
Parecía que llevaban desde el inicio de la noche encendidas. Por lo demás ni un alma, aquella estancia por así llamarla desembocaba en varios túneles con sus sectores escritos con letras negras en la zona de arriba.
Empezaría por el principio, sector a.
Por allí adentré mis pasos, recorrí durante horas aquella zona, oscura, hasta que al fondo oí un sonido de algo que se acercaba rápido en mi dirección. Por el desplazamiento de agua, mas o menos de mi tamaño, quizás algo mas grande.
No hablaba, por lo que debía de venir solo.
Llevé la mano a la empuñadura de mi bastarda apoyándome en la pared del conducto esperando el momento para emprender lo que sin duda seria una batalla. Trataba de recordar los puntos donde según Xar esos tales “nosferatu” eran vulnerables.
Un click bajo mi pie y la pared donde estaba apoyado se abrió haciéndome caer de espaldas a otra estancia mas limpia.
La puerta improvisada se cerro frente a mis ojos mientras mi mirada buscaba como un ratón encarcelado otra salida.
-Mierda, yo y mi afán por meterme en líos.
Todos nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones, individuales en su mayoría, menos la de Elora y la cazadora y la de Lakme con el orangután.
Tumbado sobre mi lecho con la vista fija en el techo blanco de aquella cámara, mi mente divagaba en demasiadas cosas que ahora no podía o debía dar importancia.
A mi regreso a París daría respuestas a muchas preguntas, mas hoy era mejor centrarme en esos túneles subterráneos de los que había hablado Elora.
Dispuesto a alzarme, sentí como mi pecho subía y bajaba de forma desorbitada, cerré los ojos sintiendo esa sensación que conocía bien, la excitación.
-Lakme -gruñí intuyendo completamente cabreado y a su vez alterado por las sensaciones que recorrían mi cuerpo lo que en la habitación de la inmortal estaba pasando.
Cerré los ojos esperando que acabará dejando que mi respiración ronca inundara la estancia, admito que me sentí tentado a aliviarme a mi mismo, mas estaba demasiado enfadado como para aceptar esa sensación que conocía bien de donde procedía.
Por suerte la señorita Lakme esa noche no fue demasiado efusiva, o al menos no prolongo en el tiempo un coito que fue mas un desfogue que otro tipo de cosa.
Me alce del lecho cuando todo hubo acabado, recolocando la espada a mi espalda y abandonando así la cámara rumbo a los subterráneos de los que había hablado Elora.
Quería investigar por mi mismo los distintos sectores, antes de meter ahí a la bruja. Así que me colé por la “entrada” que según la bruja estaría menos transitada, túneles que portaban agua estancada, sucia, ratas con ojos amarillentos que gritaban a cada uno de mis pasos y el acero de mi espada que acariciaba la vaina, por lo demás silencio, mal olor y humedad.
Así y tras un buen trecho recorrido llegué a una zona mas abierta, menos inundada, y algo mas iluminada por unas antorchas con aceite de quemar en la base.
Parecía que llevaban desde el inicio de la noche encendidas. Por lo demás ni un alma, aquella estancia por así llamarla desembocaba en varios túneles con sus sectores escritos con letras negras en la zona de arriba.
Empezaría por el principio, sector a.
Por allí adentré mis pasos, recorrí durante horas aquella zona, oscura, hasta que al fondo oí un sonido de algo que se acercaba rápido en mi dirección. Por el desplazamiento de agua, mas o menos de mi tamaño, quizás algo mas grande.
No hablaba, por lo que debía de venir solo.
Llevé la mano a la empuñadura de mi bastarda apoyándome en la pared del conducto esperando el momento para emprender lo que sin duda seria una batalla. Trataba de recordar los puntos donde según Xar esos tales “nosferatu” eran vulnerables.
Un click bajo mi pie y la pared donde estaba apoyado se abrió haciéndome caer de espaldas a otra estancia mas limpia.
La puerta improvisada se cerro frente a mis ojos mientras mi mirada buscaba como un ratón encarcelado otra salida.
-Mierda, yo y mi afán por meterme en líos.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
"Bla bla bla bla" Eso era lo que sonaba en mi cabeza mientras Elora hablaba de que ella no quería ser la última. ¿Quién quería serlo? Todo el mundo sabía que el último y el negro siempre eran los primeros en morir. Y si había una rubia, esa también moría, pero por ser tonta. Por suerte, no teníamos a ninguna rubia y dudaba que aquí alguna fuese tonta, excepto Hoor, aunque él era tonto. Me reí un poco por mis pensamientos y me puse en pie, cuando todos se dirigieron a sus habitaciones. -Buenas... ¿Noches? ¿Días?- Dije al despedirme con una sonrisa, yo no iba a ir a mi habitación tenía hambre y ese muchacho se veía delicioso.
Me acerqué a la recepción del lujoso hotel. ¿Quién iba a pagar mi parte? Porque yo no, eso estaba claro. ¿Cuál era mi numero de habitación? Tampoco lo sabía. No sabía nada. ¡Que divertido! Me apoyé en la mesa y miré al muchacho a los ojos. Los tenía bonitos, de un azul oscuro. -Hola, he perdido el número de mi habitación. ¿Usted podría decirme cuál es?- El muchacho estaba claro que había sido informado de que un grupo pintoresco de personas se iban a alojar y reunir en este hotel. Mi habitación, por lo que me dijo era una cama doble, aunque iba a dormir sola. Hice una mueca. -No me gusta dormir sola... Vaya por Dios.- Lo acompañé de una caída de pestañas y sonreí, ya tenía al muchacho donde quería.
Tras subirlo a mi habitación y darle unos cuantos mordiscos mientras él jugaba con mi entrepierna conseguí separarme de su cuello y no matarlo. No era momento para ir dejando cadáveres por ahí. Le borré la memoria con mi poder o al menos creí que lo conseguí, porque para el muchacho todo había sido una noche de sexo sin control. Y por su cara pálida, se lo había pasado muy bien. Limpié mis labios una vez que se marchó y me quedé tumbada boca arriba sobre la mullida cama, mirando al techo. -Qué aburrimiento.- Giré sobre mi cuerpo y me puse en pie, no tenía sueño, ni tampoco estaba cansada. Decidí caminar hasta la habitación de Hoor, podía saber cual era por su olor. -¿Hoor? ¿Estás despierto?- Apoyé la oreja en la puerta, no se escuchaba nada, ni siquiera el latido de su corazón así que no estaría. ¡Qué fastidio! No quería entrar en la habitación de Lakme ni del orangután, así que me acerqué a la de Elora y su cazadora.
Ellas si que estaban, podía oírlas hablar, esperaba que no estuvieran repartiéndose amor. No me apetecía interrumpir. Golpeé dos veces en la puerta rápido, estaba amaneciendo y tenía que meterme en la cama para que el sol no me fundiese como una vela. -¡Hola! Soy Dunya, solo quería deciros que Hoor no está.- Me encogí de hombros y esperé por si me abrían la puerta. Esperaba que al señorito no le hubiera pasado nada, pero si ese fuese el caso, Lakme lo sabría, tenían una especie de vínculo ¿No?
Me acerqué a la recepción del lujoso hotel. ¿Quién iba a pagar mi parte? Porque yo no, eso estaba claro. ¿Cuál era mi numero de habitación? Tampoco lo sabía. No sabía nada. ¡Que divertido! Me apoyé en la mesa y miré al muchacho a los ojos. Los tenía bonitos, de un azul oscuro. -Hola, he perdido el número de mi habitación. ¿Usted podría decirme cuál es?- El muchacho estaba claro que había sido informado de que un grupo pintoresco de personas se iban a alojar y reunir en este hotel. Mi habitación, por lo que me dijo era una cama doble, aunque iba a dormir sola. Hice una mueca. -No me gusta dormir sola... Vaya por Dios.- Lo acompañé de una caída de pestañas y sonreí, ya tenía al muchacho donde quería.
Tras subirlo a mi habitación y darle unos cuantos mordiscos mientras él jugaba con mi entrepierna conseguí separarme de su cuello y no matarlo. No era momento para ir dejando cadáveres por ahí. Le borré la memoria con mi poder o al menos creí que lo conseguí, porque para el muchacho todo había sido una noche de sexo sin control. Y por su cara pálida, se lo había pasado muy bien. Limpié mis labios una vez que se marchó y me quedé tumbada boca arriba sobre la mullida cama, mirando al techo. -Qué aburrimiento.- Giré sobre mi cuerpo y me puse en pie, no tenía sueño, ni tampoco estaba cansada. Decidí caminar hasta la habitación de Hoor, podía saber cual era por su olor. -¿Hoor? ¿Estás despierto?- Apoyé la oreja en la puerta, no se escuchaba nada, ni siquiera el latido de su corazón así que no estaría. ¡Qué fastidio! No quería entrar en la habitación de Lakme ni del orangután, así que me acerqué a la de Elora y su cazadora.
Ellas si que estaban, podía oírlas hablar, esperaba que no estuvieran repartiéndose amor. No me apetecía interrumpir. Golpeé dos veces en la puerta rápido, estaba amaneciendo y tenía que meterme en la cama para que el sol no me fundiese como una vela. -¡Hola! Soy Dunya, solo quería deciros que Hoor no está.- Me encogí de hombros y esperé por si me abrían la puerta. Esperaba que al señorito no le hubiera pasado nada, pero si ese fuese el caso, Lakme lo sabría, tenían una especie de vínculo ¿No?
Dunya- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 28/07/2016
Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
Elora abrió la puerta, Xaryne acababa de regresar de explorar or los túneles y le estaba contando lo que había visto y escuchado. Tendrían que entrar con sigilo y preparar una distracción al otro lado del entramado subterráneo para atrae su atención hacia el lado contrario. En la mente de la bruja se empezaba a formar una idea que seguramente no le hiciera gracia a Lakme, pero esa sanguijuela quizás pudiera ser útil al fin y a la postre. Los Nosferatu, aunque feos, eran vampiros realmente. Si ella los entretenía, los demás podrían colarse por otros pasadizos. O siempre podía levantar a un rebaño de vacas muertas y crear un ataque de animales zombie en los cuarteles de los Nosferatu. Pero en ese caso se olerían que era una trampa. Estaba dándole vueltas al asunto cuando Dunya aporreó la puerta.
— ¿Que Höor ha desaparecido? pffff...mecawenlamadrequeloparió!!! puto insensato!! Tendremos que ir a buscarlo.— tiró de Dunya hacia dentro de la habitación, porque no quería ojos indiscretos y se puso en modo Gorgona. El pelo empezó a flotar, electrificado, sus ojos se pusieron blancos y sobre su piel se marcaron venas negras. Estaba invocando a los muertos, y éstos realizaron la búsqueda. Tardó un buen rato en obtener alguna respuesta.— Está en los túneles, lo han visto merodeando el cementerio de la catedral. Es todo cuanto saben, en los túneles parece ser que los muertos no quieren entrar.
Se pasó la mano por el pelo, atusándose el cabello y se cambió de ropa. Xaryne siempre la animaba a ponerse pantalones, porque los vestidos no eran cómodos para ciertas cosas como por ejemplo una operación de rescate. Se colocó los de montar y las botas, que ya las había mandado confeccionar a su medida para quele fueran completamente cómodas. Pero por muy confortable que fuera todo aquello, a ella le parecían un invento del demonio, y solía tener andares de pato, no estaba hecha para las ropas masculinas.
—Joder... maldito Höor...le voy a arrancar los huevos cuando lo encontremos...pffff... odio esta ropa, se me va a escocer el higo... meh. ¡¡¡Y tú no te rias!!!.— apuntó con el dedo a Xaryne que ya estaba esbozando su media sonrisa irónica, la que siempre ponía cuando la hacía rabiar.— te juro que si existe un infierno en el que debes llevar enaguas de seda, encajes y lazos, cosidas a la piel por el resto de la eternidad, allí es donde vas a ir a parar tú!! Verás que risas!!
Salieron del hotel en dirección a las catacumbas. ¿Debería decirle algo a Lakme? sería lo suyo. Envió un ente espiritual a avisar a la vampira. Sabía que ésta tenía visiones y que sabría interpretar al muerto.
Se había colgado un cinto con la funda de un Athame, un cuchillo ritual wiccano. Tenía grabado el sello de Yogh-Sothoth, las runas que invocaban la puerta de las Piedras de los Antiguos Dioses Primigenios. Había memorizado el ritual y necesitaba dicho cuchillo para grabar el sello sobre una superficie y que a través de ésta pudieran entrar algunas monstruosidades del Vacío Exterior, obviamente controladas por la invocadora, en este caso, ella. Era sólo una medida desesperada, por si tod se torcía, ya que no tenía claro cual era el coste de dicha magia, y quizás esas criaturas una vez atravesasen el portal, ya no querrían volver a su dimensión. Era algo que, con suerte, no llegarían a comprobar.
Recorrieron el camino en silencio, a las órdenes de Xaryne que era la que más preparada estaba para realizar aquella misión.
— ¿Que Höor ha desaparecido? pffff...mecawenlamadrequeloparió!!! puto insensato!! Tendremos que ir a buscarlo.— tiró de Dunya hacia dentro de la habitación, porque no quería ojos indiscretos y se puso en modo Gorgona. El pelo empezó a flotar, electrificado, sus ojos se pusieron blancos y sobre su piel se marcaron venas negras. Estaba invocando a los muertos, y éstos realizaron la búsqueda. Tardó un buen rato en obtener alguna respuesta.— Está en los túneles, lo han visto merodeando el cementerio de la catedral. Es todo cuanto saben, en los túneles parece ser que los muertos no quieren entrar.
Se pasó la mano por el pelo, atusándose el cabello y se cambió de ropa. Xaryne siempre la animaba a ponerse pantalones, porque los vestidos no eran cómodos para ciertas cosas como por ejemplo una operación de rescate. Se colocó los de montar y las botas, que ya las había mandado confeccionar a su medida para quele fueran completamente cómodas. Pero por muy confortable que fuera todo aquello, a ella le parecían un invento del demonio, y solía tener andares de pato, no estaba hecha para las ropas masculinas.
—Joder... maldito Höor...le voy a arrancar los huevos cuando lo encontremos...pffff... odio esta ropa, se me va a escocer el higo... meh. ¡¡¡Y tú no te rias!!!.— apuntó con el dedo a Xaryne que ya estaba esbozando su media sonrisa irónica, la que siempre ponía cuando la hacía rabiar.— te juro que si existe un infierno en el que debes llevar enaguas de seda, encajes y lazos, cosidas a la piel por el resto de la eternidad, allí es donde vas a ir a parar tú!! Verás que risas!!
Salieron del hotel en dirección a las catacumbas. ¿Debería decirle algo a Lakme? sería lo suyo. Envió un ente espiritual a avisar a la vampira. Sabía que ésta tenía visiones y que sabría interpretar al muerto.
Se había colgado un cinto con la funda de un Athame, un cuchillo ritual wiccano. Tenía grabado el sello de Yogh-Sothoth, las runas que invocaban la puerta de las Piedras de los Antiguos Dioses Primigenios. Había memorizado el ritual y necesitaba dicho cuchillo para grabar el sello sobre una superficie y que a través de ésta pudieran entrar algunas monstruosidades del Vacío Exterior, obviamente controladas por la invocadora, en este caso, ella. Era sólo una medida desesperada, por si tod se torcía, ya que no tenía claro cual era el coste de dicha magia, y quizás esas criaturas una vez atravesasen el portal, ya no querrían volver a su dimensión. Era algo que, con suerte, no llegarían a comprobar.
Recorrieron el camino en silencio, a las órdenes de Xaryne que era la que más preparada estaba para realizar aquella misión.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
Ese vikingo me tenía hasta el mismísimo papo. Resoplé y maldecí en alemán lo que quedaba del camino hacia los túneles. Agucé el oído mientras los recorríamos, el imbécil del osezno había dejado un rastro claro de huellas, que misteriosamente se perdían en una pared. Comencé a tocar las rocas que la constituían, alguna tenía que abrir un dichoso pasadizo. Un sonido como de resorte me indicó que había conseguido mi objetivo. Bingo.
La pared se abrió y me adentré en el pasadizo con las cimitarras desenvainadas. Fue entonces cuando empecé a oír los siseos. Mi cuerpo se movió como por resorte. Tres vampiros se me echaron encima mientras los mandobles volaban hacia sus cuerpos. Salté y ensarté al prmero con el impulso, pero el segundo me tiró al suelo. Conseguí zafarme con una patada que lo mandó lejos y rodé hacia Elora, poniéndome de pie y delante de ella para protegerla. Mi respiración agitada parecía lo únco que se escuchaba mientras el vampiro al que había matado se volvía ceniza entre estertores. Di dos vueltas a las cimitarras y miré a las dos alimañas a los ojos. Por suerte, no eran Nosferatus. Mi sonrisa macabra les amedrentó lo suficiente para que retrocedieran un par de pasos. Ahí es cuando vi el cuerpo del vikingo.
Desconocía si estaba muerto o no, pero tenía algo brillante en las manos inertes. A juzgar por su aspecto,a quellos vampiros llevaban aquí encerrados bastante tiempo. Su piel cérea y sus ojos hundidos demostraban la sed de sangre que apoderaba sus ansias homicidas. Hablé sin quitarles la vista de encima a los monstruos.
- Elora, coge al pelele. Nos largamos ahora.
No esperé a que Elora se moviera. Me lancé a por los dos vampiros de cabeza y noté cómo mis espadas se hundían en aquellos pechos polvorientos. Sonreí mientras la adrenalina me embargaba.
La pared se abrió y me adentré en el pasadizo con las cimitarras desenvainadas. Fue entonces cuando empecé a oír los siseos. Mi cuerpo se movió como por resorte. Tres vampiros se me echaron encima mientras los mandobles volaban hacia sus cuerpos. Salté y ensarté al prmero con el impulso, pero el segundo me tiró al suelo. Conseguí zafarme con una patada que lo mandó lejos y rodé hacia Elora, poniéndome de pie y delante de ella para protegerla. Mi respiración agitada parecía lo únco que se escuchaba mientras el vampiro al que había matado se volvía ceniza entre estertores. Di dos vueltas a las cimitarras y miré a las dos alimañas a los ojos. Por suerte, no eran Nosferatus. Mi sonrisa macabra les amedrentó lo suficiente para que retrocedieran un par de pasos. Ahí es cuando vi el cuerpo del vikingo.
Desconocía si estaba muerto o no, pero tenía algo brillante en las manos inertes. A juzgar por su aspecto,a quellos vampiros llevaban aquí encerrados bastante tiempo. Su piel cérea y sus ojos hundidos demostraban la sed de sangre que apoderaba sus ansias homicidas. Hablé sin quitarles la vista de encima a los monstruos.
- Elora, coge al pelele. Nos largamos ahora.
No esperé a que Elora se moviera. Me lancé a por los dos vampiros de cabeza y noté cómo mis espadas se hundían en aquellos pechos polvorientos. Sonreí mientras la adrenalina me embargaba.
Xaryne Ackerman- Cazador Clase Media
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Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
Despedida temporal, el día está bien entrado. Puede que ellos se reúnan, pero la inmortal necesita descansar y algo más… Sidhu comparte su habitación, y su lecho. Es grande, para nada atractivo, es su protector y su alimento.
Tras haberlo tenido retenido, Lakme lo deja que desate, esa naturaleza primitiva que reside en ella desde hace demasiado tiempo. Sus gemidos y jadeos compartidos traspasan la puerta de su habitación. Es el frenesí de la sangre y el sexo lo que la sacia, adora beber ríos de escarlata oxigenado por el efecto del deseo y el orgasmo. Sidhu es vigoroso, pero a pesar de ello, como es costumbre ella lo deja medio muerto.
Una fuerza demasiado poderosa y cruel la posee en el acto, convirtiéndola en una animal furioso y salvaje que es difícil de contentar.
Tardes de plata en el cielo, y noche fría para el rostro, de nuevo. El enorme hindú sigue dormido a su lado, ella se toma un baño y luego se viste con comodidad, un vestido con pocas ataduras de elementos encorsetados. Capa negra que oculta su rostro. El “ente” le insta a que se prisa y sea precavida con sus pasos, no hay solo peligro en lo que respecta al tema de la espada; “ellos” están rondando la ciudad, sus escandalosos pasos y descubrir su rostro en sociedad los ha alertado y ahora siguen sus pasos.
Instinto y vinculo que le lleva a sentir que un peligro acecha. Höor se ha marchado, lo siente lo percibe, y deja consigo aquel rastro que solo puede ella notar y tirar como si fuese de un hilo invisible que deja marcado bien su camino.
Seguirle por las entrañas de aquella ciudad adentrándose en la oscuridad y el peligro. ¿A quién se le ocurriría? Solamente a él, que parecía tener un espíritu independiente, cuando se supone que iban a ser un peligro. Por un instante se imaginó a ella frente a él, arrancándole la cabeza de cuajo por su acción temeraria. Hablaba mucho de poner su vida en peligro, ¿y la suya?
Pasos acelerados, menos que se había puesto un vestido cómodo, odiaba las ropas de aquella época. Todo era demasiado ajustado.
Su figura en la oscuridad, y justo lo alcanzó. Sus labios se movieron para pronunciar su nombre cuando cayó al suelo del otro lado, y luego ella con él.
De repente lo notó, susurros y llamadas. El resto del grupo iba a emprender su campaña para buscar a Höor, técnicamente de camino. La bruja le había enviado almas humanas para comunicárselo.
-Te mato. -Solo dijo, y le dio un coscorrón al nórdico. -¿Meterte en líos? Meternos.
Tras haberlo tenido retenido, Lakme lo deja que desate, esa naturaleza primitiva que reside en ella desde hace demasiado tiempo. Sus gemidos y jadeos compartidos traspasan la puerta de su habitación. Es el frenesí de la sangre y el sexo lo que la sacia, adora beber ríos de escarlata oxigenado por el efecto del deseo y el orgasmo. Sidhu es vigoroso, pero a pesar de ello, como es costumbre ella lo deja medio muerto.
Una fuerza demasiado poderosa y cruel la posee en el acto, convirtiéndola en una animal furioso y salvaje que es difícil de contentar.
Tardes de plata en el cielo, y noche fría para el rostro, de nuevo. El enorme hindú sigue dormido a su lado, ella se toma un baño y luego se viste con comodidad, un vestido con pocas ataduras de elementos encorsetados. Capa negra que oculta su rostro. El “ente” le insta a que se prisa y sea precavida con sus pasos, no hay solo peligro en lo que respecta al tema de la espada; “ellos” están rondando la ciudad, sus escandalosos pasos y descubrir su rostro en sociedad los ha alertado y ahora siguen sus pasos.
Instinto y vinculo que le lleva a sentir que un peligro acecha. Höor se ha marchado, lo siente lo percibe, y deja consigo aquel rastro que solo puede ella notar y tirar como si fuese de un hilo invisible que deja marcado bien su camino.
Seguirle por las entrañas de aquella ciudad adentrándose en la oscuridad y el peligro. ¿A quién se le ocurriría? Solamente a él, que parecía tener un espíritu independiente, cuando se supone que iban a ser un peligro. Por un instante se imaginó a ella frente a él, arrancándole la cabeza de cuajo por su acción temeraria. Hablaba mucho de poner su vida en peligro, ¿y la suya?
Pasos acelerados, menos que se había puesto un vestido cómodo, odiaba las ropas de aquella época. Todo era demasiado ajustado.
Su figura en la oscuridad, y justo lo alcanzó. Sus labios se movieron para pronunciar su nombre cuando cayó al suelo del otro lado, y luego ella con él.
De repente lo notó, susurros y llamadas. El resto del grupo iba a emprender su campaña para buscar a Höor, técnicamente de camino. La bruja le había enviado almas humanas para comunicárselo.
-Te mato. -Solo dijo, y le dio un coscorrón al nórdico. -¿Meterte en líos? Meternos.
Lakme- Vampiro Clase Alta
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Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
Sonreí de medio lado intuyendo lo que Elora me diría cuando dieran conmigo, claro, que por otro lado, la curiosidad me llevo a seguir avanzando.
Si eso era una compuerta secreta, es porque en el interior de esa cámara debía haber algo valioso.
Mis pasos se perdieron por ella, no parecía estar demasiado polvorienta, lo que indicaba que se le había estado dando uso de forma regular. Las lamparillas de aceite, no estaban prendidas, sin embargo, no me costo lo mas mínimo que una llama dotara de tenue luz aquella habitación.
Parecía un despacho antiguo, como de otro tiempo, al fondo una librería de roble cargada de libros de distintas encuadernaciones, todos parecían ancestralmente viejos. Algunos con runas en idiomas que no conocía. Frente a ellos, una vieja mesa de madera maciza con una silla en apariencia bastante cómoda.
Sobre el escritorio varios papeles ordenados, un mapa recogido a modo de pergamino y otros tantos rollos de menos tamaño y sellados con un sello escarlata.
A un lado un mueble bar, me serví una copa de whisky antes de tomar asiento en la silla para inspeccionar esos documentos con tranquilidad.
El mapa era del lugar, tenia varias “x” marcadas y ciertas anotaciones en los margenes, sobre excavaciones en una de las zonas que al parecer se habían o se estaban realizando.
Dejé que el pergamino se liara solo frente a mis ojos, mientras mis manos se apoderaban de aquella encuadernación echa a mano, mas bien parecía un diario personal.
Revolví las hojas, poco o nada lograba entender, era una lengua extraña, una que yo no era capaz de reconocer.
Por las fechas ese diario se remontaba hasta hace mas de 5.000 años. Lo guardé en el bolsillo interno de mi chaleco y me puse en pie buscando en las runas de los libros, algunos símbolos que me sonaran de haberlos visto en el.
Sonreí de medio lado al sentir a mis espaldas la presencia de alguien que bien conocía, esa a la que en cierto modo había unido mi vida y que al parecer no había espacio que pudiera hacer que no diera conmigo, como yo con ella.
-shhhhhh -susurré con su primera amenaza y después un golpe en la cabeza que me hizo reír y girarme a enfrentar su mirada.
-Anda, tu que eres tan vieja como todo esto, mira a ver si encuentras algún significado a las cosas. No logro descifrar el idioma.
Sonreí con picardia al ver la expresión de su cara al llamarla vieja.
-Ahórrate el discurso, lo se, soy un irresponsable, no tenia que haber venido solo..pero te lo advertí, deja de follar con el tío ese y tu..¿me has hecho caso? No, pues necesitaba distraerme con algo y aquí estoy, si no fuera por mi, nunca habríamos llegado hasta aquí.
Si eso era una compuerta secreta, es porque en el interior de esa cámara debía haber algo valioso.
Mis pasos se perdieron por ella, no parecía estar demasiado polvorienta, lo que indicaba que se le había estado dando uso de forma regular. Las lamparillas de aceite, no estaban prendidas, sin embargo, no me costo lo mas mínimo que una llama dotara de tenue luz aquella habitación.
Parecía un despacho antiguo, como de otro tiempo, al fondo una librería de roble cargada de libros de distintas encuadernaciones, todos parecían ancestralmente viejos. Algunos con runas en idiomas que no conocía. Frente a ellos, una vieja mesa de madera maciza con una silla en apariencia bastante cómoda.
Sobre el escritorio varios papeles ordenados, un mapa recogido a modo de pergamino y otros tantos rollos de menos tamaño y sellados con un sello escarlata.
A un lado un mueble bar, me serví una copa de whisky antes de tomar asiento en la silla para inspeccionar esos documentos con tranquilidad.
El mapa era del lugar, tenia varias “x” marcadas y ciertas anotaciones en los margenes, sobre excavaciones en una de las zonas que al parecer se habían o se estaban realizando.
Dejé que el pergamino se liara solo frente a mis ojos, mientras mis manos se apoderaban de aquella encuadernación echa a mano, mas bien parecía un diario personal.
Revolví las hojas, poco o nada lograba entender, era una lengua extraña, una que yo no era capaz de reconocer.
Por las fechas ese diario se remontaba hasta hace mas de 5.000 años. Lo guardé en el bolsillo interno de mi chaleco y me puse en pie buscando en las runas de los libros, algunos símbolos que me sonaran de haberlos visto en el.
Sonreí de medio lado al sentir a mis espaldas la presencia de alguien que bien conocía, esa a la que en cierto modo había unido mi vida y que al parecer no había espacio que pudiera hacer que no diera conmigo, como yo con ella.
-shhhhhh -susurré con su primera amenaza y después un golpe en la cabeza que me hizo reír y girarme a enfrentar su mirada.
-Anda, tu que eres tan vieja como todo esto, mira a ver si encuentras algún significado a las cosas. No logro descifrar el idioma.
Sonreí con picardia al ver la expresión de su cara al llamarla vieja.
-Ahórrate el discurso, lo se, soy un irresponsable, no tenia que haber venido solo..pero te lo advertí, deja de follar con el tío ese y tu..¿me has hecho caso? No, pues necesitaba distraerme con algo y aquí estoy, si no fuera por mi, nunca habríamos llegado hasta aquí.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
En el momento en el que la puerta secreta se abrió encaró la miradas de Höor y Lakme, que estaban allí tan ricamente de charla bebiendo un whisky mientras Xaryne se cubría de sangre matando a aquellas bestias. La indignación corrió como la pólvora por las venas de la bruja. La mala hostia de los Paine hizo acto de presencia y fulminó con la mirada a Höor gritándole.
— ¡Eres un imbécil!! ayuda a Xaryne, joder!!!...
Pero ya no pudo decir nada más porque los gritos de los vampiros que estaba descuartizando la cazadora habían alertado a los Nosferatus que poblaban los túneles. La distracción que habían planeado no había surtido efecto porque la inconsciencia del vikingo había precipitado todo de mala manera. El caos se prodjo en cuestión de segundos y sin saber cómo, aquellas horrendas criaturas con poderes sobrehumanos los rodearon. Eran más de una veintena y sus ojos rojos demoniacos brillaban en la oscuridad.
— Mierda... mierda... mierda...— murmuró la bruja. Ella no sabía pelear con la fuerza física y en dos segundos se desató el apocalipsis. Zarpazos, gruñidos, colmillos centelleando en la luz, cimitarras de plata manchadas de sangre, espada de dos manos decapitando...y como ella no hiciera algo en menos de veinte segundos habrían muerto todos. Sacó el cuchillo ritual, el Athame, y se dibujó en la palma de la mano un sello con su propia sangre, estampó la palma sobre la pared y ésta refulgió en colores azules, creando el portal para los Yogh-Sothoth las monstruosidades del Vacío. Unas brumas negras atravesaron la puerta yse hicieron corpóreas frente a sus ojos. Eran aberraciones horrendas cubiertas de pinchos y dientes y los Nosferatus recularon mirándose entre ellos, pero poco les duró porque los bichos se lanzaron contra los vampiros y comenzó un duelo a muerte entre gritos y espamos.
Agarró a Xar por la mano y tiró de ella.
—Larguémonos!!!.— corrió túnel abajo y deseó que Höor hiciera lo mismo, pero no se detuvo a comprobarlo, su prioridad era la cazadora y no la dejaría allí en medio de aquella hecatombe sobrenatural. A lamierda la espada, a la mierda la misión, a la mierda todo. Sólo quería salir de alli y luego everiguar si podía cerrar es eportal o esas criaturas se quedarían para siempre vagando por su dimensión.
— ¡Eres un imbécil!! ayuda a Xaryne, joder!!!...
Pero ya no pudo decir nada más porque los gritos de los vampiros que estaba descuartizando la cazadora habían alertado a los Nosferatus que poblaban los túneles. La distracción que habían planeado no había surtido efecto porque la inconsciencia del vikingo había precipitado todo de mala manera. El caos se prodjo en cuestión de segundos y sin saber cómo, aquellas horrendas criaturas con poderes sobrehumanos los rodearon. Eran más de una veintena y sus ojos rojos demoniacos brillaban en la oscuridad.
— Mierda... mierda... mierda...— murmuró la bruja. Ella no sabía pelear con la fuerza física y en dos segundos se desató el apocalipsis. Zarpazos, gruñidos, colmillos centelleando en la luz, cimitarras de plata manchadas de sangre, espada de dos manos decapitando...y como ella no hiciera algo en menos de veinte segundos habrían muerto todos. Sacó el cuchillo ritual, el Athame, y se dibujó en la palma de la mano un sello con su propia sangre, estampó la palma sobre la pared y ésta refulgió en colores azules, creando el portal para los Yogh-Sothoth las monstruosidades del Vacío. Unas brumas negras atravesaron la puerta yse hicieron corpóreas frente a sus ojos. Eran aberraciones horrendas cubiertas de pinchos y dientes y los Nosferatus recularon mirándose entre ellos, pero poco les duró porque los bichos se lanzaron contra los vampiros y comenzó un duelo a muerte entre gritos y espamos.
Agarró a Xar por la mano y tiró de ella.
—Larguémonos!!!.— corrió túnel abajo y deseó que Höor hiciera lo mismo, pero no se detuvo a comprobarlo, su prioridad era la cazadora y no la dejaría allí en medio de aquella hecatombe sobrenatural. A lamierda la espada, a la mierda la misión, a la mierda todo. Sólo quería salir de alli y luego everiguar si podía cerrar es eportal o esas criaturas se quedarían para siempre vagando por su dimensión.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
Se frotó los ojos y apretó los oídos, los susurros confusos de los mensajeros espectrales de la bruja, la atolondraron por un instante.
Entrar en contacto con el otro lado, y encima no por voluntad, alteraba un tanto su estado de ánimo y aquello era un tanto molesto.
Al parecer el resto del grupo se había dado cuenta de la desaparición del nórdico, y su precipitación en ir por sí mismo a por el trozo de la espada. Al parecer el cascoporro que le había dado la inmortal no iba ser el único que iba a recibir en aquel día. Eso si antes salían con vida de aquella situación.
-Tus “amigas”, están de camino. -Solo le dijo, un poco molesta por el riesgo en el que se había puesto, o más bien le había puesto.
Vestido que comenzó a sacudirse de un modo ruidoso para quitarse todo el polvo de la caída, y luego lo siguió muy cerca ojeando los papeles de aquella habitación. Algunas páginas o libros debían de tener unos pocos siglos, cosa que no llamaba mucha su atención, lo que sí le sorprendía que el contenido era tan antiguo como ella, parecían algunas copias o transcripciones hechas de textos ancianos.
- No soy tu madre Höor, no voy a darte el discurso, ni la regañina… Si te quieres tirar por un puente, o un precipicio haz lo que quieras, pero teniendo en riesgo mi vida, recuerda consultarme. -Le regaño, y sus ojos le miraron a modo de reproche, sus labios muy al contrario intentaban aguantar la risa, en busca de ponerse serie, pero su curvatura la descubrió en sonrisa inevitable. – Y si me quiero follar a ese tío, me lo follo, y el que venga detrás, y él o la siguiente… Que culpa tengo yo que quieras preservar tu fidelidad, tengo mis necesidades, no vayas a prohibirme uno de los pocos placeres que aun puedo tener en ésta vida. Tienes dos maneras de solucionarlo, échale imaginación -Dejo a un lado un pergamino y tomó lo ofrecido. -Déjame ver, y estate quietecito, pequeño Höor. -Le dio un golpe en el pecho con aquel libro. -Y no me llames vieja, es de mala educación hablarle así a una “señorita”. -Un tono de burla en aquel comentario, y una exagerada dramatización de una falsa ofensa.
Que extraño era aquel manuscrito, la encuadernación no tenía que ver con el tiempo que tenía aquellas páginas, ni con los símbolos.
Los podía leer perfectamente, no porque hubiese nacido con aquel lenguaje, que era mucho más antiguo que ella. Sino porque alguien en un pasado, su Sire, se había encargado sin explicación de enseñárselo, cuando aún era un mortal que se dedicaba a sobrevivir a varias guerras civiles y golpes de estado que su país vivía.
-Es sumerio… Es un diario de viaje, no tiene mucha relevancia, datos numéricos de distancias, costumbres de otros lugares… -Gesto extraño, mientras sus dedos tocaban los símbolos. -Aquí hay algo interesante. Es un relato, habla de una Reina, una Reina que se sacrifica por su pueblo. -Frunció el ceño. -Yo… Yo conozco esta historia, mi Hacedor me la contó hace mucho tiempo, pero aquí hay más. -Con poco disimulo Lakme arrancó unas páginas y doblándola se la metió entre sus pechos, sabía que iban a venir preguntar, pero ella podía contestarlas o no, si lo deseaba. -Es distinta, porque habla de la “espada del guerrero”, es creada para matar a la Reina. En el relato original, la Reina se sacrifica para ayudar a su pueblo, vende su alma que poco a poco se ve corrupta y crea un ejército de muertos, sus actos hacen que destruya todo lo que ama. Y… Höor creo que tu espada no fue forjada por hombres del norte, pero su legado la llevo a ser custodiada por los hombres de allí. -El oliva, de sus ojos se dirige a Höor, hay cosas que se está saltando y reservando para ella. -Por lo que veo no eres el único que la quiere, ni la busca.
No supo cuánto tiempo llevaban allí metidos, pero de repente la aparición de la bruja, la cazadora y al otra inmortal hizó que aquel silencio se perturbase, y con ello la presencia de aquellos que habitaban aquel lugar.
Todo pasaría demasiado deprisa, el ataque, y la escapada de miembros de grupo usando portales.
Lo único que pudo hacer ella por su parte era asegurar de la vida de su enlace, y tomar los papeles que le interesaban.
No era la primera vez que hacía aquello, sangre por todos su orificios, Nosferatus cuya sangre explosionaban desde su interior, por aquel poder que la agotaba. Pronto tendría que tirar de la defensa física, el cuerpo a cuerpo, para salir de aquel lío.
Entrar en contacto con el otro lado, y encima no por voluntad, alteraba un tanto su estado de ánimo y aquello era un tanto molesto.
Al parecer el resto del grupo se había dado cuenta de la desaparición del nórdico, y su precipitación en ir por sí mismo a por el trozo de la espada. Al parecer el cascoporro que le había dado la inmortal no iba ser el único que iba a recibir en aquel día. Eso si antes salían con vida de aquella situación.
-Tus “amigas”, están de camino. -Solo le dijo, un poco molesta por el riesgo en el que se había puesto, o más bien le había puesto.
Vestido que comenzó a sacudirse de un modo ruidoso para quitarse todo el polvo de la caída, y luego lo siguió muy cerca ojeando los papeles de aquella habitación. Algunas páginas o libros debían de tener unos pocos siglos, cosa que no llamaba mucha su atención, lo que sí le sorprendía que el contenido era tan antiguo como ella, parecían algunas copias o transcripciones hechas de textos ancianos.
- No soy tu madre Höor, no voy a darte el discurso, ni la regañina… Si te quieres tirar por un puente, o un precipicio haz lo que quieras, pero teniendo en riesgo mi vida, recuerda consultarme. -Le regaño, y sus ojos le miraron a modo de reproche, sus labios muy al contrario intentaban aguantar la risa, en busca de ponerse serie, pero su curvatura la descubrió en sonrisa inevitable. – Y si me quiero follar a ese tío, me lo follo, y el que venga detrás, y él o la siguiente… Que culpa tengo yo que quieras preservar tu fidelidad, tengo mis necesidades, no vayas a prohibirme uno de los pocos placeres que aun puedo tener en ésta vida. Tienes dos maneras de solucionarlo, échale imaginación -Dejo a un lado un pergamino y tomó lo ofrecido. -Déjame ver, y estate quietecito, pequeño Höor. -Le dio un golpe en el pecho con aquel libro. -Y no me llames vieja, es de mala educación hablarle así a una “señorita”. -Un tono de burla en aquel comentario, y una exagerada dramatización de una falsa ofensa.
Que extraño era aquel manuscrito, la encuadernación no tenía que ver con el tiempo que tenía aquellas páginas, ni con los símbolos.
Los podía leer perfectamente, no porque hubiese nacido con aquel lenguaje, que era mucho más antiguo que ella. Sino porque alguien en un pasado, su Sire, se había encargado sin explicación de enseñárselo, cuando aún era un mortal que se dedicaba a sobrevivir a varias guerras civiles y golpes de estado que su país vivía.
-Es sumerio… Es un diario de viaje, no tiene mucha relevancia, datos numéricos de distancias, costumbres de otros lugares… -Gesto extraño, mientras sus dedos tocaban los símbolos. -Aquí hay algo interesante. Es un relato, habla de una Reina, una Reina que se sacrifica por su pueblo. -Frunció el ceño. -Yo… Yo conozco esta historia, mi Hacedor me la contó hace mucho tiempo, pero aquí hay más. -Con poco disimulo Lakme arrancó unas páginas y doblándola se la metió entre sus pechos, sabía que iban a venir preguntar, pero ella podía contestarlas o no, si lo deseaba. -Es distinta, porque habla de la “espada del guerrero”, es creada para matar a la Reina. En el relato original, la Reina se sacrifica para ayudar a su pueblo, vende su alma que poco a poco se ve corrupta y crea un ejército de muertos, sus actos hacen que destruya todo lo que ama. Y… Höor creo que tu espada no fue forjada por hombres del norte, pero su legado la llevo a ser custodiada por los hombres de allí. -El oliva, de sus ojos se dirige a Höor, hay cosas que se está saltando y reservando para ella. -Por lo que veo no eres el único que la quiere, ni la busca.
No supo cuánto tiempo llevaban allí metidos, pero de repente la aparición de la bruja, la cazadora y al otra inmortal hizó que aquel silencio se perturbase, y con ello la presencia de aquellos que habitaban aquel lugar.
Todo pasaría demasiado deprisa, el ataque, y la escapada de miembros de grupo usando portales.
Lo único que pudo hacer ella por su parte era asegurar de la vida de su enlace, y tomar los papeles que le interesaban.
No era la primera vez que hacía aquello, sangre por todos su orificios, Nosferatus cuya sangre explosionaban desde su interior, por aquel poder que la agotaba. Pronto tendría que tirar de la defensa física, el cuerpo a cuerpo, para salir de aquel lío.
Lakme- Vampiro Clase Alta
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Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
Negué sin dejar de sonreír de medio lado escuchando la larga explicación de que ella no era mi madre, daba gracias a Odin de que no lo fuera, aunque también es verdad que mi madre hacia mucho tiempo que había dejado de darme el sermón de las doce por mi ímpetu.
Su sonrisa ladina, esa que intentaba ocultar se encontró con la mía, una que se ensancho cuando empezó a narrarme sin escatimar en detalles como pensaba seguir follándose a unos y a otros y que dos opciones tenia si quería resarcirme.
Enarqué una ceja acercándome a ella ligeramente para hablar en su oído.
-Pues eso he hecho pequeña inmortal, mientras tu follabas yo me he ido a descargar adrenalina, creo que estamos en empate técnico ¿no crees?
Triunfal me separe de su menudo cuerpo, de sobra sabia a lo que se refería, y admito que tentado estuve de darme en la habitación yo mismo alivio, mas eso hubiera sido extraño, pues ella también lo hubiera sentido y a fin de cuentas ¿no hubiera sido en cierto modo como practicar sexo juntos? Este vinculo era complicado, no sabia bien hasta donde llegaban esas lineas infranqueables y donde podía surcarlas sin necesidad de estropear mi fidelidad y traicionar a Valeria.
La inmortal dejo a un lado el pergamino y golpeó mi pecho con el libro, algo que me hizo sonreír.
-Para follar tanto estas de muy mala hostia ¿que el orangután ese no te sacia? -bromeé ahora is centrándome en lo que Lakme me explicaba sobre las letras esas raras que yo no entendida pero ella por su avanzada edad si.
Sin pensárselo dos veces y mientras me contaba una fabula de las que se narran a los niños para dormir, sajo dos hojas y se las guardo entre los pechos.
-¿eso de la propiedad privada no es para ti no? -bromeé mirando sus pardos.
Sabia que había detalles de la historia que no me contaba, los secretos se afianzaban entre sus labios, mas en algo no se equivocaba, no eramos los únicos que buscabamos la espada.
De pronto Elora irrumpió en la sala, la cazadora luchaba sin tregua, un portal se abrió, todo sucedía tan deprisa que era complicado entenderlo
¿en que lio se habían metido estas mujeres con lo tranquilos que estábamos leyendo libros en la biblioteca?
Sonreí de medio lado desenvainando el acero, para sajar la primera cabeza de uno de los nosferatú que corría hacia una Lakme mas que concentrada en crear un infierno con su poder mental.
Elora tomo a la cazadora de la mano y ambas se perdieron por los pasadizos, admito que respiré aliviado, pues la seguridad de Elora para mi era prioritaria, no era un secreto que mi relación con ella era muy estrecha.
Ahora, sin tener que preocuparme mas que por Lakme, las cosas serian mas fáciles, bueno, o no, pero sin duda si mas divertidas.
Afiancé los pies al suelo, mientras dos de los vampiros ancianos corrían hacia mi.
-Joder, pero que feos sois, otros que no se sacian -bromeé esquivando la garra de uno de ellos ladeando ligeramente el cuerpo.
Mi acero pronto entro en juego, haciendo jirones la piel de esos antiguos, hasta que por atrás, sentí como uno me agarraba hundiendo sus colmillos en mi cuello.
Gruñí por el dolor, volteando la espada entre mis manos con un giro de muñecas, para pasarla por mi costado y hundirla en su estomago forzándolo a soltarme.
Aun así, caí al suelo de rodillas, había extraído gran parte de la sangre de mi cuerpo.
Jadeé extenuado bañado en sangre mas de ellos que propia, cuando uno de los monstruos que Elora había convocado se acerco a mi, gruñendo.
Su aliento en mi rostro, y la primera zarpa contra mi pecho que me lanzó varios metros mas allá, logrando que mi bastarda cayera al suelo.
La bestia, con los ojos inyectados en sangre y con la presa en su iris marcada corrió hacia mi posición. Sendas dagas saqué de mis botas, alzándome en pie para esperar su embestida que no tardo en producirse.
Pies contra la pared, salte por encima del demonio, subiéndome en su grupa para hundir allí mi afilado acero.
Ambos gruñíamos en un duelo en el que no sabia bien quien saldría victorioso. El tratando bajarme de su lomo golpeando mi cuerpo contra las paredes como si de un búfalo se tratara. Yo hundiendo el acero cada vez mas profundo, desgarrando su carne, hasta casi hundir mis puños.
Su sonrisa ladina, esa que intentaba ocultar se encontró con la mía, una que se ensancho cuando empezó a narrarme sin escatimar en detalles como pensaba seguir follándose a unos y a otros y que dos opciones tenia si quería resarcirme.
Enarqué una ceja acercándome a ella ligeramente para hablar en su oído.
-Pues eso he hecho pequeña inmortal, mientras tu follabas yo me he ido a descargar adrenalina, creo que estamos en empate técnico ¿no crees?
Triunfal me separe de su menudo cuerpo, de sobra sabia a lo que se refería, y admito que tentado estuve de darme en la habitación yo mismo alivio, mas eso hubiera sido extraño, pues ella también lo hubiera sentido y a fin de cuentas ¿no hubiera sido en cierto modo como practicar sexo juntos? Este vinculo era complicado, no sabia bien hasta donde llegaban esas lineas infranqueables y donde podía surcarlas sin necesidad de estropear mi fidelidad y traicionar a Valeria.
La inmortal dejo a un lado el pergamino y golpeó mi pecho con el libro, algo que me hizo sonreír.
-Para follar tanto estas de muy mala hostia ¿que el orangután ese no te sacia? -bromeé ahora is centrándome en lo que Lakme me explicaba sobre las letras esas raras que yo no entendida pero ella por su avanzada edad si.
Sin pensárselo dos veces y mientras me contaba una fabula de las que se narran a los niños para dormir, sajo dos hojas y se las guardo entre los pechos.
-¿eso de la propiedad privada no es para ti no? -bromeé mirando sus pardos.
Sabia que había detalles de la historia que no me contaba, los secretos se afianzaban entre sus labios, mas en algo no se equivocaba, no eramos los únicos que buscabamos la espada.
De pronto Elora irrumpió en la sala, la cazadora luchaba sin tregua, un portal se abrió, todo sucedía tan deprisa que era complicado entenderlo
¿en que lio se habían metido estas mujeres con lo tranquilos que estábamos leyendo libros en la biblioteca?
Sonreí de medio lado desenvainando el acero, para sajar la primera cabeza de uno de los nosferatú que corría hacia una Lakme mas que concentrada en crear un infierno con su poder mental.
Elora tomo a la cazadora de la mano y ambas se perdieron por los pasadizos, admito que respiré aliviado, pues la seguridad de Elora para mi era prioritaria, no era un secreto que mi relación con ella era muy estrecha.
Ahora, sin tener que preocuparme mas que por Lakme, las cosas serian mas fáciles, bueno, o no, pero sin duda si mas divertidas.
Afiancé los pies al suelo, mientras dos de los vampiros ancianos corrían hacia mi.
-Joder, pero que feos sois, otros que no se sacian -bromeé esquivando la garra de uno de ellos ladeando ligeramente el cuerpo.
Mi acero pronto entro en juego, haciendo jirones la piel de esos antiguos, hasta que por atrás, sentí como uno me agarraba hundiendo sus colmillos en mi cuello.
Gruñí por el dolor, volteando la espada entre mis manos con un giro de muñecas, para pasarla por mi costado y hundirla en su estomago forzándolo a soltarme.
Aun así, caí al suelo de rodillas, había extraído gran parte de la sangre de mi cuerpo.
Jadeé extenuado bañado en sangre mas de ellos que propia, cuando uno de los monstruos que Elora había convocado se acerco a mi, gruñendo.
Su aliento en mi rostro, y la primera zarpa contra mi pecho que me lanzó varios metros mas allá, logrando que mi bastarda cayera al suelo.
La bestia, con los ojos inyectados en sangre y con la presa en su iris marcada corrió hacia mi posición. Sendas dagas saqué de mis botas, alzándome en pie para esperar su embestida que no tardo en producirse.
Pies contra la pared, salte por encima del demonio, subiéndome en su grupa para hundir allí mi afilado acero.
Ambos gruñíamos en un duelo en el que no sabia bien quien saldría victorioso. El tratando bajarme de su lomo golpeando mi cuerpo contra las paredes como si de un búfalo se tratara. Yo hundiendo el acero cada vez mas profundo, desgarrando su carne, hasta casi hundir mis puños.
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Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
Caos y destrucción traído por sus compañeros de campaña, en un momento todo se había dado la vuelta, y esperando cierto apoyo al parecer encontró acto contrario. ¿Acaba de dejarlos solos y a merced de toda esa caterva de criaturas? Pues sí, la bruja y la cazadora acaban de quitarse del medio, al parecer su ayuda en aquella campaña se había desvanecido. Poco le importo qué era lo que ellas buscaban en aquella aventura, ya que al parecer había perdido su interés.
Empezaba a notar el efecto de ejercer aquel poder sobre lo que les rodeaba, aquel pitido, el mareo y primero rastros de hemorragia nasal. Había despejado bien el camino, a pesar de que se habían incorporado extrañas criaturas a la fiesta, así que aquello se iba a convertir en algo más físico.
Ojos escarlatas ante el frenesí de sangre que los embadurnaba, Lakme no sostenía arma alguna, ni llevaba nada encima. Tenía sus propias manos, sus colmillos, tenía su propio cuerpo… Había pasado demasiados siglos, y ella sabía luchar como el que más.
Su cuerpo flexible era capaz de esquivar los golpes, su tremenda velocidad y agilidad perfecta para ir desmembrando y desquebrajando huesos, casi iba arrancando corazones a cuajo en su ferocidad animal. Una aparente doncella inocente, que perdía las formas ante aquel éxtasis.
-Entonces pequeño Höor… Si te follas a tu dama, y yo disfruto de ese momento por nuestro enlace, ¿es cómo si yo también me la estuviese follando? Porque esa idea me gusta. -Comenzó gritarle desde donde se situaba mientras se acercaba. Ahora ella buscaba molestarle de algún modo, ya que su insinuación de que fuese una “vieja malfollada”, no iba a quedar atrás. -Vaya, si es así, también te has follado a Sidhu… Que mal.
Se río divertida, parecía una niña en un parque de juegos, estaba en su total salsa, su corazón latía embravecido y aquel peligro lo único que hacía era excitarla y hacerla sentirse viva dando muerte a otros.
Se había situado a su lado con una enorme sonrisa, parecía estar disfrutando de la brutalidad de sus acciones, tanto que en su demencia parecía la misma diosa Kali poseída por alguno de sus demonios.
Empezaba a notar el efecto de ejercer aquel poder sobre lo que les rodeaba, aquel pitido, el mareo y primero rastros de hemorragia nasal. Había despejado bien el camino, a pesar de que se habían incorporado extrañas criaturas a la fiesta, así que aquello se iba a convertir en algo más físico.
Ojos escarlatas ante el frenesí de sangre que los embadurnaba, Lakme no sostenía arma alguna, ni llevaba nada encima. Tenía sus propias manos, sus colmillos, tenía su propio cuerpo… Había pasado demasiados siglos, y ella sabía luchar como el que más.
Su cuerpo flexible era capaz de esquivar los golpes, su tremenda velocidad y agilidad perfecta para ir desmembrando y desquebrajando huesos, casi iba arrancando corazones a cuajo en su ferocidad animal. Una aparente doncella inocente, que perdía las formas ante aquel éxtasis.
-Entonces pequeño Höor… Si te follas a tu dama, y yo disfruto de ese momento por nuestro enlace, ¿es cómo si yo también me la estuviese follando? Porque esa idea me gusta. -Comenzó gritarle desde donde se situaba mientras se acercaba. Ahora ella buscaba molestarle de algún modo, ya que su insinuación de que fuese una “vieja malfollada”, no iba a quedar atrás. -Vaya, si es así, también te has follado a Sidhu… Que mal.
Se río divertida, parecía una niña en un parque de juegos, estaba en su total salsa, su corazón latía embravecido y aquel peligro lo único que hacía era excitarla y hacerla sentirse viva dando muerte a otros.
Se había situado a su lado con una enorme sonrisa, parecía estar disfrutando de la brutalidad de sus acciones, tanto que en su demencia parecía la misma diosa Kali poseída por alguno de sus demonios.
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Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
Ardí en cólera cuando las palabras de la sanguinaria inmortal llegaron a mis oídos.
Rabia, eso sentía cuando decía que si me follaba a Valeria ella también lo sentiría. Quizás era porque la batalla me arrastraba al infierno, quizás solo mis celos desmedidos, o el sentir la sangre brotar y cerrarse casi a la vez por mi cuerpo.
Rugí sobre la bestia que daba tumbos, una y otra vez hundí sendos puñales en su cuerpo, hasta que la sangre salpicó mi rostro, lamí su sabor férreo completamente excitado por el momento.
Ambos eramos dos bestias fuera de si, salvajes, inhumanas.
El demonio cedió bajo mi cuerpo, el suelo su lecho, ultimas bocanada de aire, sentía su muerte bajo mis dedos.
Aun así, sajé su yugular, ahogándolo en su propia sangre, disfrutando de sus últimos coletazos de vida que me regalaba presto.
Los ojos de la inmortal en los míos, poco quedaba en pie frente a nosotros, le gruñí con la respiración agitada, pecho que subía y bajaba completamente anegado de rabia.
Salté de la bestia para correr hacia la inmortal a la que alcancé del cuello estampandola contra el viejo escritorio.
-No juegues conmigo, no cuando estoy así. No nombres a Valeria, es mía, ¿lo entiendes? -presioné su cuello con mis dedos, podía sentir su excitación contra mi cuerpo.
Aquello era una locura, todo se mezclaba, rabia, maldito vinculo que me costaba gestionar.
Ambos eramos dos monstruos, ambos teníamos un pasado que nos había convertido en seres despiadados.
Un nosferatiu corrió hacia nosotros aprovechando aquella situación que no esperaba, una en la que dos aliados se enfrentaban sin un atisbo de cordura.
Arranqué del mueble, un trozo de madera astillada y casi sin mirar, la hundí en el pecho del vampiro que se reflejaba en los ojos de Lakme expirando su ultimo aliento.
Ambos nos miramos sedientos., Aflojé mi agarre, deslizando mis dedos por su cuello.
Me separé de su piel, la distancia el único remedio, para calmarme.
Cerré los ojos de espaldas a ella, mi cuerpo temblaba, mis puños cerrados por la furia, sentía el frenesí de su sangre corriendo por sus venas, la excitación propia y la sed, era una bomba de relojería en ese instante, imposible canalizar el caos que sentía en un cuerpo humano.
-Coge lo que necesitemos, no creo que lo echen de menos y vamonos.
Me acerqué al portal abierto, no sabia nada de magia, pero algo me decía que eso no podía quedar así o vendrían mas demonios de esos.
Acerqué la mano lentamente hacia la esfera hundida en la pared, esa que parecía llevar a otra dimensión. Ladeé la cabeza ligeramente acercándome a ella. Introduje la mano, era atrayente, mi mano desapareció, mi brazo tras ella.
Un paso mas, la mitad de mi cuerpo se perdía en otro mundo.
Un tirón y un grito de la inmortal me atrajo de nuevo a esta realidad.
Fue como despertar de un sueño, uno en el que me alejaba en una dimensión paralela.
Mis ojos buscaron los de Lakme, ella enfadada, volvió a enfrentar mi mirada.
-¿que pasa? ¿ahora si vas a echarme la bronca como si fueras mi madre? Hay que cerrar eso -dije señalando la pared.
Rabia, eso sentía cuando decía que si me follaba a Valeria ella también lo sentiría. Quizás era porque la batalla me arrastraba al infierno, quizás solo mis celos desmedidos, o el sentir la sangre brotar y cerrarse casi a la vez por mi cuerpo.
Rugí sobre la bestia que daba tumbos, una y otra vez hundí sendos puñales en su cuerpo, hasta que la sangre salpicó mi rostro, lamí su sabor férreo completamente excitado por el momento.
Ambos eramos dos bestias fuera de si, salvajes, inhumanas.
El demonio cedió bajo mi cuerpo, el suelo su lecho, ultimas bocanada de aire, sentía su muerte bajo mis dedos.
Aun así, sajé su yugular, ahogándolo en su propia sangre, disfrutando de sus últimos coletazos de vida que me regalaba presto.
Los ojos de la inmortal en los míos, poco quedaba en pie frente a nosotros, le gruñí con la respiración agitada, pecho que subía y bajaba completamente anegado de rabia.
Salté de la bestia para correr hacia la inmortal a la que alcancé del cuello estampandola contra el viejo escritorio.
-No juegues conmigo, no cuando estoy así. No nombres a Valeria, es mía, ¿lo entiendes? -presioné su cuello con mis dedos, podía sentir su excitación contra mi cuerpo.
Aquello era una locura, todo se mezclaba, rabia, maldito vinculo que me costaba gestionar.
Ambos eramos dos monstruos, ambos teníamos un pasado que nos había convertido en seres despiadados.
Un nosferatiu corrió hacia nosotros aprovechando aquella situación que no esperaba, una en la que dos aliados se enfrentaban sin un atisbo de cordura.
Arranqué del mueble, un trozo de madera astillada y casi sin mirar, la hundí en el pecho del vampiro que se reflejaba en los ojos de Lakme expirando su ultimo aliento.
Ambos nos miramos sedientos., Aflojé mi agarre, deslizando mis dedos por su cuello.
Me separé de su piel, la distancia el único remedio, para calmarme.
Cerré los ojos de espaldas a ella, mi cuerpo temblaba, mis puños cerrados por la furia, sentía el frenesí de su sangre corriendo por sus venas, la excitación propia y la sed, era una bomba de relojería en ese instante, imposible canalizar el caos que sentía en un cuerpo humano.
-Coge lo que necesitemos, no creo que lo echen de menos y vamonos.
Me acerqué al portal abierto, no sabia nada de magia, pero algo me decía que eso no podía quedar así o vendrían mas demonios de esos.
Acerqué la mano lentamente hacia la esfera hundida en la pared, esa que parecía llevar a otra dimensión. Ladeé la cabeza ligeramente acercándome a ella. Introduje la mano, era atrayente, mi mano desapareció, mi brazo tras ella.
Un paso mas, la mitad de mi cuerpo se perdía en otro mundo.
Un tirón y un grito de la inmortal me atrajo de nuevo a esta realidad.
Fue como despertar de un sueño, uno en el que me alejaba en una dimensión paralela.
Mis ojos buscaron los de Lakme, ella enfadada, volvió a enfrentar mi mirada.
-¿que pasa? ¿ahora si vas a echarme la bronca como si fueras mi madre? Hay que cerrar eso -dije señalando la pared.
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Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
Era evidente que lo había provocado, su mirada fulminante y luego con el camino se despejo, su mano férrea sobre su cuello, y su cuerpo aprisionando el suyo, aquella peligrosidad le excitaba como era evidente. Sentimiento que le regalaba a él, junto con aquella sobrenatural fuerza.
-Ahí tienes de nuevo a mí sangre… -Le da un golpecito en la nariz y le sonríe divertida, aproxima su rostro mientras sus ojos verdes se fijan en los pardos, hace ademán de que querer besarlo, pero se detiene justo cuando un Nosferatu se aproxima.
Ambos están desatados, y ella nota como Höor de repente se comporta como los suyos, mas monstruo que humano, el vínculo llega a extremos inimaginables.
Se separa de ella, le ha costado, se retiene, sabe dónde reside su pensamiento.
Suspira, y recorre la sala, ya llevaba demasiadas páginas de aquel diario embutido entre los pechos, así que no va a necesitar nada más. Sin quererlo ahora su mirada se dirige a aquel portal abierto, un descuido por parte de la bruja, un acto un tanto irresponsable.
Se acerca detrás de Höor, como siempre tan impulsivo en sus actos. Por un momento solo lo observa, cuando ve como poco a poco su cuerpo desaparece corra hacía él y tira de él asustada, con su sobrenatural fuerza lo lanza al suelo de un modo doloroso.
-Un día te arranco la cabeza, ¿lo sabes? Ya me ocupo yo. -Su voz suena un tanto enfadada, puede notar en su interior la peligrosidad del portal, no es la primera vez que veo uno, o incluso lo abre.
Por un momento cierra los ojos, e intenta escuchar en su interior esa parte de ella, busca el conocimiento. De repente al abrirlos sus ojos se vuelvo completamente negros y aquel oscuro humano comienza a salir por su boca y su nariz, esa sombra, el otro, la tiene sujeta a aquel trance mientras envuelve el portal y lo devora con sus fauces incorpóreas.
La piel de Lakme se empieza a tornar pálida, un tono azulado que es señal de fría muerte. Se está dejando perder, estaba agotada, y se está dejando todas sus energías en cerrar el desastre.
De repente el portal explosiona y el humo oscuro lo arrastra consigo volviendo al interior de Lakme.
Un sonido metálico, cae al suelo… El trozo de espada que estaban buscando.
Lakme se deja caer al suelo, esta mareada, pero su rostro no da fe de ello, más bien aún sigue sumida en ese trance por un momento, parece una escultura de mármol con ojos de espectro perdidos en pozos negros. Es carente del sentir, es ajena a nada. Está ahí y está allí, y “ellos” quieren arrastrarla consigo, y ella… Se deja.
Una bocana da aire que inunda sus pulmones, los verdes vuelven a ser limpios en mirada, pierde el conocimiento.
-Ahí tienes de nuevo a mí sangre… -Le da un golpecito en la nariz y le sonríe divertida, aproxima su rostro mientras sus ojos verdes se fijan en los pardos, hace ademán de que querer besarlo, pero se detiene justo cuando un Nosferatu se aproxima.
Ambos están desatados, y ella nota como Höor de repente se comporta como los suyos, mas monstruo que humano, el vínculo llega a extremos inimaginables.
Se separa de ella, le ha costado, se retiene, sabe dónde reside su pensamiento.
Suspira, y recorre la sala, ya llevaba demasiadas páginas de aquel diario embutido entre los pechos, así que no va a necesitar nada más. Sin quererlo ahora su mirada se dirige a aquel portal abierto, un descuido por parte de la bruja, un acto un tanto irresponsable.
Se acerca detrás de Höor, como siempre tan impulsivo en sus actos. Por un momento solo lo observa, cuando ve como poco a poco su cuerpo desaparece corra hacía él y tira de él asustada, con su sobrenatural fuerza lo lanza al suelo de un modo doloroso.
-Un día te arranco la cabeza, ¿lo sabes? Ya me ocupo yo. -Su voz suena un tanto enfadada, puede notar en su interior la peligrosidad del portal, no es la primera vez que veo uno, o incluso lo abre.
Por un momento cierra los ojos, e intenta escuchar en su interior esa parte de ella, busca el conocimiento. De repente al abrirlos sus ojos se vuelvo completamente negros y aquel oscuro humano comienza a salir por su boca y su nariz, esa sombra, el otro, la tiene sujeta a aquel trance mientras envuelve el portal y lo devora con sus fauces incorpóreas.
La piel de Lakme se empieza a tornar pálida, un tono azulado que es señal de fría muerte. Se está dejando perder, estaba agotada, y se está dejando todas sus energías en cerrar el desastre.
De repente el portal explosiona y el humo oscuro lo arrastra consigo volviendo al interior de Lakme.
Un sonido metálico, cae al suelo… El trozo de espada que estaban buscando.
Lakme se deja caer al suelo, esta mareada, pero su rostro no da fe de ello, más bien aún sigue sumida en ese trance por un momento, parece una escultura de mármol con ojos de espectro perdidos en pozos negros. Es carente del sentir, es ajena a nada. Está ahí y está allí, y “ellos” quieren arrastrarla consigo, y ella… Se deja.
Una bocana da aire que inunda sus pulmones, los verdes vuelven a ser limpios en mirada, pierde el conocimiento.
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Re: La espada del Apocalipsis. {Privado}
La inmortal se acercó al portal, de nuevo y como muchas otras veces había visto, el ente abandonó su cuerpo dejándolo en trance.
La oscura masa envuelve el portal devorándolo entre su oscuridad. Lakme miraba agotada, pálida la escena. Me acerqué para sujetar su cuerpo que rígido recibía de nuevo al espectro dejándose caer en el suelo. Mis brazos acompañaron cada uno de sus movimientos, perdidos en la nada, su mirada esta vacía.
Parecia estar muerta, mis manos recorren su cintura atrayendola mas hacia mi, dejándome caer en el suelo ,siento el mismo vació que la corroe.
-Vamos Lakme, joder -rujo contra su cuello mirandola fijamente.
Una bocanada de aire la devuelve a mi realidad, sonrió de medio lado al verla abrir los ojos verdes que clava en mis pardos un instante antes de desfallecer de nuevo.
Parece agotada, en el suelo un trozo de espada que ni siquiera he tomado. Lakme es mas importante que todo ello, puede que no lo parezca, pero durante este tiempo el vinculo a estrechado nuestra relación ,es complicado...demasiado.
Contemplo a la mujer que tengo entre los brazos, recuerdo el día que la conocí, el pacto, dejo escapar el aire de forma pesada.
Se que es inmortal, pero una parte de mi quiere protegerla, recuerdo lo que me contó, su afán por terminar con su propio sire, eso suena peligroso, se que el pacto me obliga a llevarla frente a mi tío.
Mas si lo hago, saldrá con vida la inmortal.
Dos guerreros luchan a muerte en mi interior, uno el orgulloso guerrero del honor, que siempre cumple las promesas que hace y que respeta lso pactos olvidando las consecuencias.
Otro el que siente algo por esa inmortal, no es amor, pero la quiere proteger de todo mal y la idea de llevarla de frente ante el que la convirtió se le antoja condenarla a la muerte.
Cojo el cuchillo de mi cinto, sajo la muñeca y la acerco a sus labios, manchados ahora de carmesí, la inmortal parece despertar, sus ojos enrojecen y sus manos me agarran de forma desesperada, esta sedienta, lo noto y para que mentir, una parte de mi también necesita saciarse de algún modo.
Cerré los ojos sintiendo sus colmillos hundirse, jadeo ronco, brusco. La volteé de golpe, ambos somos dos bestias en ese momento, demasiada adrenalina contenida, demasiada destrucción en la camara, sangre que nos anima a seguir creando el caos.
Poco queda humano en nosotros en ese momento, solo la imagen que pasa por mis ojos una y otra vez, mi demonio.
Valeria me calma, aunque de normal hace todo lo contrario cuando ambos estamos de frente, cierro los ojos, como si pudiera sentir sus caricias
Aflojé el agarre y me puse en pie tendiéndole la mano con la respiración agitada
-¿donde llevaba el portal? -pregunté hundiendo mi mirada en ella.
Algo me decía que Lakme sabia algo de esos portales que parecían llevar a mundos muy distintos.
Cogí el trozo de la espada, guardándolo junto al otro, cada vez estábamos mas cerca de completarla, cuando lo hiciéramos tendría que ser forjada.
-cuando esto termine acabaras echándome de menos -dije con una picara sonrisa tratando de poner humor a aquella situación en la que de nuevo ambos habíamos arriesgado nuestras vidas.
La oscura masa envuelve el portal devorándolo entre su oscuridad. Lakme miraba agotada, pálida la escena. Me acerqué para sujetar su cuerpo que rígido recibía de nuevo al espectro dejándose caer en el suelo. Mis brazos acompañaron cada uno de sus movimientos, perdidos en la nada, su mirada esta vacía.
Parecia estar muerta, mis manos recorren su cintura atrayendola mas hacia mi, dejándome caer en el suelo ,siento el mismo vació que la corroe.
-Vamos Lakme, joder -rujo contra su cuello mirandola fijamente.
Una bocanada de aire la devuelve a mi realidad, sonrió de medio lado al verla abrir los ojos verdes que clava en mis pardos un instante antes de desfallecer de nuevo.
Parece agotada, en el suelo un trozo de espada que ni siquiera he tomado. Lakme es mas importante que todo ello, puede que no lo parezca, pero durante este tiempo el vinculo a estrechado nuestra relación ,es complicado...demasiado.
Contemplo a la mujer que tengo entre los brazos, recuerdo el día que la conocí, el pacto, dejo escapar el aire de forma pesada.
Se que es inmortal, pero una parte de mi quiere protegerla, recuerdo lo que me contó, su afán por terminar con su propio sire, eso suena peligroso, se que el pacto me obliga a llevarla frente a mi tío.
Mas si lo hago, saldrá con vida la inmortal.
Dos guerreros luchan a muerte en mi interior, uno el orgulloso guerrero del honor, que siempre cumple las promesas que hace y que respeta lso pactos olvidando las consecuencias.
Otro el que siente algo por esa inmortal, no es amor, pero la quiere proteger de todo mal y la idea de llevarla de frente ante el que la convirtió se le antoja condenarla a la muerte.
Cojo el cuchillo de mi cinto, sajo la muñeca y la acerco a sus labios, manchados ahora de carmesí, la inmortal parece despertar, sus ojos enrojecen y sus manos me agarran de forma desesperada, esta sedienta, lo noto y para que mentir, una parte de mi también necesita saciarse de algún modo.
Cerré los ojos sintiendo sus colmillos hundirse, jadeo ronco, brusco. La volteé de golpe, ambos somos dos bestias en ese momento, demasiada adrenalina contenida, demasiada destrucción en la camara, sangre que nos anima a seguir creando el caos.
Poco queda humano en nosotros en ese momento, solo la imagen que pasa por mis ojos una y otra vez, mi demonio.
Valeria me calma, aunque de normal hace todo lo contrario cuando ambos estamos de frente, cierro los ojos, como si pudiera sentir sus caricias
Aflojé el agarre y me puse en pie tendiéndole la mano con la respiración agitada
-¿donde llevaba el portal? -pregunté hundiendo mi mirada en ella.
Algo me decía que Lakme sabia algo de esos portales que parecían llevar a mundos muy distintos.
Cogí el trozo de la espada, guardándolo junto al otro, cada vez estábamos mas cerca de completarla, cuando lo hiciéramos tendría que ser forjada.
-cuando esto termine acabaras echándome de menos -dije con una picara sonrisa tratando de poner humor a aquella situación en la que de nuevo ambos habíamos arriesgado nuestras vidas.
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