Para ser maligno, hay que haber sufrido antes (Týr)

por **Sylmeria Øybiorndottir** Mar Nov 01, 2016 5:07 pm

De noche. Un lugar y una hora.

¿Estaría aquel con el que había quedado? Me dijo que estaría en la taberna a mediados a eso de la medianoche. ¿Pretendía dejarme tirada acaso? Me parecía un gesto de mal gusto que una mujer como yo tuviera que irme a un antro de tal categoría para que me dejara tirada en la mugre. Si, era dama de compañía pero si le encontraba por alguna parte de Paris tras días después de dejarme plantada se las iba a ver conmigo. No se iba a librar. A pesar de ser una mujer de ciudad, soy hija de un general de guerra nórdico y ascendiente de Odín…en parte sus creencias.

- Dame una cerveza fría pero sin mucha espuma querida –Una cerveza fría me haría acortar debidamente la espera que estaba sobre mis nervios. Oh, música. Era agradable escuchar una melodía alegre en mitad de la muchedumbre que aumentaba su tono de voz haciendo del sitio un lugar bastante desagradable – Ains…-suspiré o estaba empezando a demostrar desesperanza, impaciencia, ambas cosas son lo mismo. Maldita sea, ahora mismo Valentina debe de estar sola, necesita una figura paterna, no puedo criarla sola y se ve mal ante la sociedad. A veces envidio a Solveig. Su esposo vivo y coleando la anda buscando, eso espero que esté haciendo el susodicho, porque si no le cortaba la colita que le cuelga de delante. Vamos, lo tenía súper claro.

- Aquí tiene madame – Dijo la mesera, una linda joven de cabellos oscuros y ojos claros, de rostro dulce y terso – Me encanta tu piel –dije sonriendo – Toma, para ti –Dije tras darle una propina además del pagar el precio de la cerveza que comencé a tomarme, sentada en una esquina alrededor de una mesa mugrienta de polvo y suciedad. Dios mío, que no tardara demasiado aquel cliente que quería vernos acá. Este lugar comenzaba a ser repugnante comparado a los lugares que suelo frecuentar, pero ¿Por qué cogí este trabajo? Porque quien me iba a pagar, va a darme una asquerosa cifra de dinero por hacer lo que él quisiera que hiciera. No tenía ganas de buscar otro trabajo ya que esto era lo único que sabía hacer.

Escuche tras mi segundo trago que alguien entraba al interior de la taberna.

¿Quién era?

Cuando miré, vi que un hombre joven me devolvía la mirada. ¿Sería él mi cliente?