AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
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TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Recuerdo del primer mensaje :
Nota: esta aventura discurre en el futuro, en un universo paralelo, unos años después de la misión de la La Espada del Apocalipsis. . Mediante la magia de una bruja y el don de un oráculo, los protagonistas viajan a un futuro donde observarán qué ha sido de sus propias vidas, años depués, y lo que suceda en esa linea temporal no afectará a la trama actual.
Elora debía practicar su magia, seguía siendo algo novata en algunas especialidades y con lo que se les venía encima, debía estar preparada. Nosferatus, salvaguardas mágicas, una espada legendaria que posiblemente fue forjada por Dios y entregada a su jinete del Apocalipsis Muerte… no era moco de pavo.
Trabajaba en un plan A, un B y un C por si todo salía mal. No le temblaría el pulso si las cosas se torcían, dejaría allí a los que menos aprecio tenía y saldría huyendo. Evidentemente Xar y Höor estaban en su plan de escape, los demás, podría pudrirse en el infierno, a ella le daba igual.
Había meditado mucho sobre planes de escape: teletransportación, desintegración, parar el tiempo, retroceder en el tiempo… todos ellos eran complicadísimos y apenas habría algun hechicero en la faz de la tierra que lo hubiera conseguido realizar correctamente. Y desde luego ella no estaba preparada. Tenía que hacer un curso acelerado por si las cosas salían mal.
Xaryne cazaba de noche y vigilaba a la vampira que tan mala espina le daba a la bruja, así que de dia, la pobre estaba agotada y descansaba unas horas. Tras haber estudiado los detalles del conjuro, recogió una caja con bártulos y le pidió a Höor que la acompañase a las afueras de la ciudad. Necesitaba un lugar tranquilo donde si la magia se escapaba no hubiera consecuencias, así que necesitaba que alguien le cubriese las espaldas.
— Veas lo que veas, no te acerques. La magia podría golpearte, o matarte. No te preocupes por mí, lo máximo que me puede ocurrir es que me agote y quede inconsciente.— advirtió al vikingo, porque sabía que era un poco imprudente. Le explicó qué es lo que iba a hacer, tratar de abrir un túnel en el espacio o el tiempo para poder escapar si los emboscaban en la búsqueda de la espada. Realmente las consecuancias de la magia para Elora podían ser mucho peores, pero la base para ser bueno en algo era creérselo.
Llegaron a un claro del bosque donde sólo se escuchaba el rumor de un arroyo, Elora llevaba un vestido bastante sencillo de color negro y el pelo recogido, necesitaba estar cómoda para ejecutar TEMPORIS, un hechizo para rasgar el velo del tiempo o el espacio. La bruja dejó la caja en el suelo y extrajo un carbón con el que dibujó en el suelo un pentagrama con símbolos arcanos, escritos en la lengua enoquiana, la de los ángeles. Iba salmodiando algunas palabras que sonaban extrañas, pues tal era la pronunciación del idioma que se hablaba en el cielo y el infierno. Extrajo unos frascos y los fue vertiendo en los puntos cardinales, pronunciando el ritual. Después colocó unos pergaminos, unas runas y unos huesos en los puntos específicos, cavando en el suelo con las manos y hundiéndolos en la tierra. Trataba de fijar allí un portal a donde serían trasladados si necesitaban huir precipitadamente. Se sentó en el centro del círculo y se concentró. De su pelo comenzaron a saltar las horquillas y los mechones empezaron a flotar; sus ojos se volvieron blancos mientras pronunciaba, cada vez con mayor intensidad el conjuro. Sus manos al principio estaban quietas sobre su regazo, pero la virulencia de algo tan grande la sacudió y tuvo que agarrarse al suelo, porque empezaba a levitar sin querer. Sus manos se tornaron garras y su rostro empezó a mostrar el esfuerzo y el dolor que suponía tratar de doblegar al tiempo o al espacio. Por sus fosas nasales brotaron dos hilos de sangre, pero no se detuvo, continuó ordenandole a los elementos que la obedecieran, pero empezaba a agotarse.
Nota: esta aventura discurre en el futuro, en un universo paralelo, unos años después de la misión de la La Espada del Apocalipsis. . Mediante la magia de una bruja y el don de un oráculo, los protagonistas viajan a un futuro donde observarán qué ha sido de sus propias vidas, años depués, y lo que suceda en esa linea temporal no afectará a la trama actual.
Elora debía practicar su magia, seguía siendo algo novata en algunas especialidades y con lo que se les venía encima, debía estar preparada. Nosferatus, salvaguardas mágicas, una espada legendaria que posiblemente fue forjada por Dios y entregada a su jinete del Apocalipsis Muerte… no era moco de pavo.
Trabajaba en un plan A, un B y un C por si todo salía mal. No le temblaría el pulso si las cosas se torcían, dejaría allí a los que menos aprecio tenía y saldría huyendo. Evidentemente Xar y Höor estaban en su plan de escape, los demás, podría pudrirse en el infierno, a ella le daba igual.
Había meditado mucho sobre planes de escape: teletransportación, desintegración, parar el tiempo, retroceder en el tiempo… todos ellos eran complicadísimos y apenas habría algun hechicero en la faz de la tierra que lo hubiera conseguido realizar correctamente. Y desde luego ella no estaba preparada. Tenía que hacer un curso acelerado por si las cosas salían mal.
Xaryne cazaba de noche y vigilaba a la vampira que tan mala espina le daba a la bruja, así que de dia, la pobre estaba agotada y descansaba unas horas. Tras haber estudiado los detalles del conjuro, recogió una caja con bártulos y le pidió a Höor que la acompañase a las afueras de la ciudad. Necesitaba un lugar tranquilo donde si la magia se escapaba no hubiera consecuencias, así que necesitaba que alguien le cubriese las espaldas.
— Veas lo que veas, no te acerques. La magia podría golpearte, o matarte. No te preocupes por mí, lo máximo que me puede ocurrir es que me agote y quede inconsciente.— advirtió al vikingo, porque sabía que era un poco imprudente. Le explicó qué es lo que iba a hacer, tratar de abrir un túnel en el espacio o el tiempo para poder escapar si los emboscaban en la búsqueda de la espada. Realmente las consecuancias de la magia para Elora podían ser mucho peores, pero la base para ser bueno en algo era creérselo.
Llegaron a un claro del bosque donde sólo se escuchaba el rumor de un arroyo, Elora llevaba un vestido bastante sencillo de color negro y el pelo recogido, necesitaba estar cómoda para ejecutar TEMPORIS, un hechizo para rasgar el velo del tiempo o el espacio. La bruja dejó la caja en el suelo y extrajo un carbón con el que dibujó en el suelo un pentagrama con símbolos arcanos, escritos en la lengua enoquiana, la de los ángeles. Iba salmodiando algunas palabras que sonaban extrañas, pues tal era la pronunciación del idioma que se hablaba en el cielo y el infierno. Extrajo unos frascos y los fue vertiendo en los puntos cardinales, pronunciando el ritual. Después colocó unos pergaminos, unas runas y unos huesos en los puntos específicos, cavando en el suelo con las manos y hundiéndolos en la tierra. Trataba de fijar allí un portal a donde serían trasladados si necesitaban huir precipitadamente. Se sentó en el centro del círculo y se concentró. De su pelo comenzaron a saltar las horquillas y los mechones empezaron a flotar; sus ojos se volvieron blancos mientras pronunciaba, cada vez con mayor intensidad el conjuro. Sus manos al principio estaban quietas sobre su regazo, pero la virulencia de algo tan grande la sacudió y tuvo que agarrarse al suelo, porque empezaba a levitar sin querer. Sus manos se tornaron garras y su rostro empezó a mostrar el esfuerzo y el dolor que suponía tratar de doblegar al tiempo o al espacio. Por sus fosas nasales brotaron dos hilos de sangre, pero no se detuvo, continuó ordenandole a los elementos que la obedecieran, pero empezaba a agotarse.
Última edición por Elora Paine el Vie Nov 18, 2016 5:51 pm, editado 1 vez
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
La vida de Höor en el futuro era mucho más compleja que la de Elora. Mientras ella sólo tenía que asumir la pérdida y conformarse con que el eco rebotase en las paredes del caserón, él tenía que enfrentarse a Valeria y a su marido por sus hijas, en una situación realmente complicada. Pero en el futuro no contaban con algo, con que la lucha henchía las velas del barco de la bruja. Sólo necesitaba una chispa para prender el polvorín que era esa pequeña y oscura mujer. Y se lo acababan de proporcionar.
Mientras los viajeros del pasado permanecían ocultos en los pasadizos de la mansión, los habitantes del futuro cenaban en la sala principal.
— He estado pensando mientras tomaba un baño, que el hechizo me llevará algo de tiempo, y mientras tanto tenemos que poner orden en tu vida. Te ha disparado ese demonio por orden de Valeria, y tus hijas casi se quedan sin padre. No sé si la das por perdida Höor, pero la otra Elora dice que hay un futuro, quizás algún día volváis a estar juntos. Yo ya he perdido a Xaryne, para mí no tiene solución, pero quién sabe si para ti...— dejó las palabras en puntos suspensivos.— Lilith no es una bruja, es un oráculo, como lo era tu madre, es diferente, pero ese imbécil no entiende nada de nada. Yo también tengo dinero y las influencias que necesitemos las podemos comprar o... bueno, ya conoces mis métodos. Mañana iremos al abogado, por la via legal no pueden negarse y como dice el refrán "trabaja por la paz mientras te preparas para la guerra". Y luego iré yo a hablar con ellos, a mí no me dispararán, voy protegida.— Tenía a sus entes atados en diferentes objetos, si el marido de Valeria trataba de hacerle daño, lo más probable es que acabase haciéndoselo a sí mismo.
Jana retiró la cena cuando acabaron y ambos se sentaron frente a la lumbre. Elora se pegó a él, que la rodeó con sus brazos, como solían hacer cuando compartían confidencias y se consolaban mutuamente.
—Yo quería tener hijos, pero a Xar la idea le horrorizaba, porque evidentemente para tenerlos necesitaba estar con un hombre. Ahora me alegro de no haberlos tenido, porque no me gustaría que mis hijos no la tuvieran a ella para ser la roca en la que apoyarse, ni que me vieran así, vencida, apagada. Pero no te preocupes. Tus hijas no te verán de ese modo, voy a conseguir al menos que nos dejen traerlas aquí y podrás estar con ellas. De nuevo, me has dado una razón para levantarme cada día. Creo que estoy lista para seguir adelante. Hemos perdido lo más importante, pero no todo, al menos nos tenemos el uno al otro ¿verdad?.
Ambos eran conscientes de que sus grandes amores no estaban a su alcance, y sabían que ese tipo de amor es eterno, y nadie ni nada lo puede sustituir, pero al menos el cariño que se tenían era auténtico, siempre había estado ahí y serviría de punto de apoyo para hacer palanca y mover el mundo.
En los pasadizos, la bruja escuchaba atentamente, agarrada al brazo de Höor.
— ¿Sabes qué? que este futuro es horrible pero...al menos nos tenemos el uno al otro. Me alegro de que estés ahí cuando todo se ponga feo.— Le sonrió al vikingo.— Y eso que cuando te conocí en el anticuario pensaba que eras un chulo que se cree el partebragas del barrio.— Tuvo que taparse la boca para no soltar una carcajada y que los otros dos la oyeran.
—Bueno, ella no está sola con el hechizo, cuando no esté, seguiré trabajando en él y le dejaré textos y pistas para que avance más rápido. Dos cabezas piensan más que una. Y a una mala, se las dejaré como si fuera la Elora del futuro que le habla desde el más allá, porque se lo ha creido totalmente. ¿De verdad soy tan tonta? Meh! seguro que no, es que realmente soy una bruja muy inteligente, es difícil no caer en mis artimañas, hasta para mí misma.
Mientras los viajeros del pasado permanecían ocultos en los pasadizos de la mansión, los habitantes del futuro cenaban en la sala principal.
— He estado pensando mientras tomaba un baño, que el hechizo me llevará algo de tiempo, y mientras tanto tenemos que poner orden en tu vida. Te ha disparado ese demonio por orden de Valeria, y tus hijas casi se quedan sin padre. No sé si la das por perdida Höor, pero la otra Elora dice que hay un futuro, quizás algún día volváis a estar juntos. Yo ya he perdido a Xaryne, para mí no tiene solución, pero quién sabe si para ti...— dejó las palabras en puntos suspensivos.— Lilith no es una bruja, es un oráculo, como lo era tu madre, es diferente, pero ese imbécil no entiende nada de nada. Yo también tengo dinero y las influencias que necesitemos las podemos comprar o... bueno, ya conoces mis métodos. Mañana iremos al abogado, por la via legal no pueden negarse y como dice el refrán "trabaja por la paz mientras te preparas para la guerra". Y luego iré yo a hablar con ellos, a mí no me dispararán, voy protegida.— Tenía a sus entes atados en diferentes objetos, si el marido de Valeria trataba de hacerle daño, lo más probable es que acabase haciéndoselo a sí mismo.
Jana retiró la cena cuando acabaron y ambos se sentaron frente a la lumbre. Elora se pegó a él, que la rodeó con sus brazos, como solían hacer cuando compartían confidencias y se consolaban mutuamente.
—Yo quería tener hijos, pero a Xar la idea le horrorizaba, porque evidentemente para tenerlos necesitaba estar con un hombre. Ahora me alegro de no haberlos tenido, porque no me gustaría que mis hijos no la tuvieran a ella para ser la roca en la que apoyarse, ni que me vieran así, vencida, apagada. Pero no te preocupes. Tus hijas no te verán de ese modo, voy a conseguir al menos que nos dejen traerlas aquí y podrás estar con ellas. De nuevo, me has dado una razón para levantarme cada día. Creo que estoy lista para seguir adelante. Hemos perdido lo más importante, pero no todo, al menos nos tenemos el uno al otro ¿verdad?.
Ambos eran conscientes de que sus grandes amores no estaban a su alcance, y sabían que ese tipo de amor es eterno, y nadie ni nada lo puede sustituir, pero al menos el cariño que se tenían era auténtico, siempre había estado ahí y serviría de punto de apoyo para hacer palanca y mover el mundo.
En los pasadizos, la bruja escuchaba atentamente, agarrada al brazo de Höor.
— ¿Sabes qué? que este futuro es horrible pero...al menos nos tenemos el uno al otro. Me alegro de que estés ahí cuando todo se ponga feo.— Le sonrió al vikingo.— Y eso que cuando te conocí en el anticuario pensaba que eras un chulo que se cree el partebragas del barrio.— Tuvo que taparse la boca para no soltar una carcajada y que los otros dos la oyeran.
—Bueno, ella no está sola con el hechizo, cuando no esté, seguiré trabajando en él y le dejaré textos y pistas para que avance más rápido. Dos cabezas piensan más que una. Y a una mala, se las dejaré como si fuera la Elora del futuro que le habla desde el más allá, porque se lo ha creido totalmente. ¿De verdad soy tan tonta? Meh! seguro que no, es que realmente soy una bruja muy inteligente, es difícil no caer en mis artimañas, hasta para mí misma.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Desde los pasadizos podíamos escuchar como nuestros “yo futuros” se consolaban, tenia que admitir que esa bruja que ahora pendía de mi brazo era en el futuro lo único que me daba esperanza...algo complicado en un guerrero que quiere ir al Valhalla.
Mientras tanto...(Yos futuros)
Escuché con detenimiento las palabras de Elora mientras la copiosa cena y el buen vino saciaba mi hambre y mi sed.
Esa mujer parecía haber resucitado como un resorte tras la carta del futuro, ese que le prometía otra vida distinta.
Quizás hubiera futuro para ella, pero en mi caso, no lo veía tan claro. Valeria no me quería y de hacerlo su amor nunca fue suficiente para luchar por los dos.
No fui nunca un hombre fácil, admito que muchos errores los cometí yo..pero...tampoco ella había alzado la espada ni una sola vez para enfrentarse a todo por mi.
-Elora, no puedo dejar que vayas, ese hombre te condenará a la hoguera y si te pierdo también a ti, nada me aferrara a esta tierra.
Se que Lilith es una oráculo, como mi madre, pero en ella están despertando otras fuerzas, mas oscuras, como las de mi hermana Nessanie. Me preocupa que sin control, se pierda y acabe...
Guardé silencio, imaginando el sufrimiento de una niña, mi hija, de nueve años que no es capaz de entender nada.
-Valeria la quiere, trata de protegerla..como en el pasado hizo conmigo, no se da cuenta de que tiene un modo muy complicado de proteger lo que quiere y que al final, en su afán de que nada nos pase...nos destroza.
Medité unos segundos lo que iba a decir a continuación, lo hice el tiempo suficiente hasta que ambos tomamos asiento en el sofá, abrazando a Elora como siempre habíamos hecho al compartir ciertos momentos de intimidad.
-Te necesito -confesé, fui sincero al menos por esta vez -pero...estoy pensando en hacer una locura. Las secuestraré..tengo dinero y medios para embarcar y llevármelas al norte...es la única solución para salvarlas de ese hombre.
Solo me frena Valeria, se que la destrozaré y aun la amo..creo que siempre lo haré.
Ahí es donde entras tu Elora...vente conmigo -mi mirada se perdió en la suya -lo has perdido todo, y no seré nunca Xar ni tu Valeria pero...-guarde silencio mirándola con intensidad. -intentemoslo.
Desconocía si mis palabras la molestarían, si como de costumbre frenaría mi acto desesperado o por el contrario azuzaría el fuego que ahora ese disparo había prendido en mi.
-No tengo otra opción, lo sabes y lo se. Los abogados solo son charlatanes y al final ¿que conseguiré? ¿Unas horas al mes? No se luchar en los tribunales..lo mio es le campo de batalla y en el norte, el campo es mio y no será mi sangre la derramada.
En los pasadizos:
Busqué la mirada de Elora con necesidad frunciendo el ceño. Höor futuro se había vuelto loco, de hacer eso, la guerra por las niñas se encrudecería, no podía ni siquiera imaginar cuan desesperado estaba para renunciar a Valeria, a la que por su voz notaba que daba por perdida.
-Has de trabajar en ese hechizo Elora y yo impedir que ese hombre cometa una locura. Las niñas han de estar con Valeria...no puede arrebatarlas de sus brazos.
Iré a ver a Valeria, quizás con otra perspectiva las cosas puedan arreglarse, al menos en cuanto al tema principal..las niñas.
Höor Futuro ha de verlas, ha de explicarles y Valeria ha de entender que Lilith es simplemente diferente...
Podía ver a Elora fruncir el ceño, creo que asustada por la idea de que no volviera, que el “medio hombre” volviera ha hacer tiro al blanco conmigo.
-No te preocupes, volveré, ¿no lo hago siempre? -un beso en su mejilla antes de perderme por los pasadizos rumbo a los establos.
Necesitaba poner fin a esta locura, necesitaba evitar que Höor cometiera el mayor error de su vida.
Mientras tanto...(Yos futuros)
Escuché con detenimiento las palabras de Elora mientras la copiosa cena y el buen vino saciaba mi hambre y mi sed.
Esa mujer parecía haber resucitado como un resorte tras la carta del futuro, ese que le prometía otra vida distinta.
Quizás hubiera futuro para ella, pero en mi caso, no lo veía tan claro. Valeria no me quería y de hacerlo su amor nunca fue suficiente para luchar por los dos.
No fui nunca un hombre fácil, admito que muchos errores los cometí yo..pero...tampoco ella había alzado la espada ni una sola vez para enfrentarse a todo por mi.
-Elora, no puedo dejar que vayas, ese hombre te condenará a la hoguera y si te pierdo también a ti, nada me aferrara a esta tierra.
Se que Lilith es una oráculo, como mi madre, pero en ella están despertando otras fuerzas, mas oscuras, como las de mi hermana Nessanie. Me preocupa que sin control, se pierda y acabe...
Guardé silencio, imaginando el sufrimiento de una niña, mi hija, de nueve años que no es capaz de entender nada.
-Valeria la quiere, trata de protegerla..como en el pasado hizo conmigo, no se da cuenta de que tiene un modo muy complicado de proteger lo que quiere y que al final, en su afán de que nada nos pase...nos destroza.
Medité unos segundos lo que iba a decir a continuación, lo hice el tiempo suficiente hasta que ambos tomamos asiento en el sofá, abrazando a Elora como siempre habíamos hecho al compartir ciertos momentos de intimidad.
-Te necesito -confesé, fui sincero al menos por esta vez -pero...estoy pensando en hacer una locura. Las secuestraré..tengo dinero y medios para embarcar y llevármelas al norte...es la única solución para salvarlas de ese hombre.
Solo me frena Valeria, se que la destrozaré y aun la amo..creo que siempre lo haré.
Ahí es donde entras tu Elora...vente conmigo -mi mirada se perdió en la suya -lo has perdido todo, y no seré nunca Xar ni tu Valeria pero...-guarde silencio mirándola con intensidad. -intentemoslo.
Desconocía si mis palabras la molestarían, si como de costumbre frenaría mi acto desesperado o por el contrario azuzaría el fuego que ahora ese disparo había prendido en mi.
-No tengo otra opción, lo sabes y lo se. Los abogados solo son charlatanes y al final ¿que conseguiré? ¿Unas horas al mes? No se luchar en los tribunales..lo mio es le campo de batalla y en el norte, el campo es mio y no será mi sangre la derramada.
En los pasadizos:
Busqué la mirada de Elora con necesidad frunciendo el ceño. Höor futuro se había vuelto loco, de hacer eso, la guerra por las niñas se encrudecería, no podía ni siquiera imaginar cuan desesperado estaba para renunciar a Valeria, a la que por su voz notaba que daba por perdida.
-Has de trabajar en ese hechizo Elora y yo impedir que ese hombre cometa una locura. Las niñas han de estar con Valeria...no puede arrebatarlas de sus brazos.
Iré a ver a Valeria, quizás con otra perspectiva las cosas puedan arreglarse, al menos en cuanto al tema principal..las niñas.
Höor Futuro ha de verlas, ha de explicarles y Valeria ha de entender que Lilith es simplemente diferente...
Podía ver a Elora fruncir el ceño, creo que asustada por la idea de que no volviera, que el “medio hombre” volviera ha hacer tiro al blanco conmigo.
-No te preocupes, volveré, ¿no lo hago siempre? -un beso en su mejilla antes de perderme por los pasadizos rumbo a los establos.
Necesitaba poner fin a esta locura, necesitaba evitar que Höor cometiera el mayor error de su vida.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
La bruja escuchó la explicación del norteño y compuso una expresión contrariada. ¿Iba a dejarla fuera de la fiesta? Ese infrahumano que era el marido de Valeria no le llegaba ni a la suela del zapato a él y mucho menos a ella con sus poderes oscuros corriendo por sus venas. Que Elora hubiese elegido usarlos sólo en su propio beneficio de vez en cuando, era fruto de la casualidad. Era un alma inclinada a la bondad, pero si le arrebataban lo último que la anclaba a su humanidad la oscuridad la engulliría y entonces podría ser la arconte más terrible que hubiera conocido su generación.
Su amor había sido su debilidad, lo que casi la destruye al morir con Xaryne, pero de la misma forma el amor era lo único que la mantenía cuerda y atada a la mortalidad. Que se cuidase mucho el marido de la rubia de atacar de nuevo a Höor o a alguna de las niñas, porque la Oscuridad era implacable y desde que Xaryne desapareció estaba vacante el apodo de "la muerte negra". Elora podría hacerle justicia y honor a ese apodo si ese desgraciado insistía en entorpecer las cosas.
Notó la energía resurgir, correr por sus venas. Estaba a punto de hacer una temeridad, pero la voz de la razón se impuso al caos. Sujetó la mano de Höor y lo miró a los ojos cuando aquellas palabras devastadoras entraron por sus oídos y recorrieron todo su ser.
— Höor...me iría contigo y con tus hijas hasta el fin del mundo.— Sus palabras salían de algún lugar recóndito de su alma, que empezaba a sentir tras la anestesia del dolor lacerante, de las largas noches de silencio sin lágrimas.— Pero no vamos a huir. Las ratas huyen. Los cobardes huyen. Nosotros luchamos o morimos.— Apretó la mano del osezno con la chispa vital de quien tiene la determinación grabada en las pupilas.— Sólo pídelo y ese hijo de perra no volverá a dormir tranquilo jamás. Aniquilaré su voluntad como lo hice con Mauritz, te obedecerá como un perro si así lo quieres. Puedo proteger a Lilith, ese cerdo jamás podrá ponerle una mano encima, puedo borrar de su cabeza que ella existe... las posibilidades son inmensas. Pero huir no. No eres un cobarde, eres su padre y verás crecer a tus hijas, aunque sea lo último que haga.— se acercó a Höor apretándose todavía más contra él, tan cerca que sus alientos se cruzaban. Susurró sobre sus labios.— Te lo prometo.— Recortó la distancia que apenas los separaba y besó sus labios despacio. Sobre ellos susurró.— Dormit.— Ese hechizo lo había practicado hasta la saciedad con las ratas y los gatos, era de la cosecha de Stein. Höor cayó en un profundo sueño al instante y la bruja se separó de él.— Lo siento... pero hoy no irás a ninguna parte... esta vez me toca a mi.
La bruja le echó una manta por encima al vikingo herido, cogió su capa y salió por la puerta rumbo al establo, a montar a Fulgrim y a plantarse en la mansión Cavey ligera como el viento.
La Elora del pasado ahogó un grito. ¿Qué hacían ahora? aquello se ponía feo.— Höor!! ve tras ella!! si se mete en líos tú podrás hablar con Valeria, yo me quedaré aquí vigilando por si se despierta y se le ocurre ir tras ella, para que no encontréis allí los tres...Mierda!!! vale... dame un minuto.— Corrió a buscar una brasa de la lumbre y regresó junto a él.— Dame tu mano, esto te va a doler, y a mi también, pero es necesario.— Se grabó una runa con la tea caliente en la mano izquierda apretando los dientes mientras murmuraba algo y luego hizo lo mismo con la de Höor.— Si me necesitas sólo abre la mano y escucharé en mi cabeza todo lo que esté sucediendo, y tú me escucharás a mi. He abierto un canal directo de comunicación en esta dimensión. Si me necesitas podré actuar a través de ti, no tengas miedo, tú solo serás un mero conductor de la magia, el precio lo sufriré yo. ¡Corre!
Su amor había sido su debilidad, lo que casi la destruye al morir con Xaryne, pero de la misma forma el amor era lo único que la mantenía cuerda y atada a la mortalidad. Que se cuidase mucho el marido de la rubia de atacar de nuevo a Höor o a alguna de las niñas, porque la Oscuridad era implacable y desde que Xaryne desapareció estaba vacante el apodo de "la muerte negra". Elora podría hacerle justicia y honor a ese apodo si ese desgraciado insistía en entorpecer las cosas.
Notó la energía resurgir, correr por sus venas. Estaba a punto de hacer una temeridad, pero la voz de la razón se impuso al caos. Sujetó la mano de Höor y lo miró a los ojos cuando aquellas palabras devastadoras entraron por sus oídos y recorrieron todo su ser.
— Höor...me iría contigo y con tus hijas hasta el fin del mundo.— Sus palabras salían de algún lugar recóndito de su alma, que empezaba a sentir tras la anestesia del dolor lacerante, de las largas noches de silencio sin lágrimas.— Pero no vamos a huir. Las ratas huyen. Los cobardes huyen. Nosotros luchamos o morimos.— Apretó la mano del osezno con la chispa vital de quien tiene la determinación grabada en las pupilas.— Sólo pídelo y ese hijo de perra no volverá a dormir tranquilo jamás. Aniquilaré su voluntad como lo hice con Mauritz, te obedecerá como un perro si así lo quieres. Puedo proteger a Lilith, ese cerdo jamás podrá ponerle una mano encima, puedo borrar de su cabeza que ella existe... las posibilidades son inmensas. Pero huir no. No eres un cobarde, eres su padre y verás crecer a tus hijas, aunque sea lo último que haga.— se acercó a Höor apretándose todavía más contra él, tan cerca que sus alientos se cruzaban. Susurró sobre sus labios.— Te lo prometo.— Recortó la distancia que apenas los separaba y besó sus labios despacio. Sobre ellos susurró.— Dormit.— Ese hechizo lo había practicado hasta la saciedad con las ratas y los gatos, era de la cosecha de Stein. Höor cayó en un profundo sueño al instante y la bruja se separó de él.— Lo siento... pero hoy no irás a ninguna parte... esta vez me toca a mi.
La bruja le echó una manta por encima al vikingo herido, cogió su capa y salió por la puerta rumbo al establo, a montar a Fulgrim y a plantarse en la mansión Cavey ligera como el viento.
La Elora del pasado ahogó un grito. ¿Qué hacían ahora? aquello se ponía feo.— Höor!! ve tras ella!! si se mete en líos tú podrás hablar con Valeria, yo me quedaré aquí vigilando por si se despierta y se le ocurre ir tras ella, para que no encontréis allí los tres...Mierda!!! vale... dame un minuto.— Corrió a buscar una brasa de la lumbre y regresó junto a él.— Dame tu mano, esto te va a doler, y a mi también, pero es necesario.— Se grabó una runa con la tea caliente en la mano izquierda apretando los dientes mientras murmuraba algo y luego hizo lo mismo con la de Höor.— Si me necesitas sólo abre la mano y escucharé en mi cabeza todo lo que esté sucediendo, y tú me escucharás a mi. He abierto un canal directo de comunicación en esta dimensión. Si me necesitas podré actuar a través de ti, no tengas miedo, tú solo serás un mero conductor de la magia, el precio lo sufriré yo. ¡Corre!
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 04/04/2016
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Höor futuro:
Siempre supe que esa mujer tenia alma norteña, allí, frente a mi, parecía resurgir el fulgor de su sangre incendiada en llamas corriendo por sus venas desbocada.
Mi vendeta parecía al ritmo de sus palabras trasformarse en suya, regalarle el motivo para vivir.
El amor la había metido en esa mansión de puertas cerradas donde apenas entraba la luz del sol, la había trasformado en un ente como los propios que dominaba. Sin embargo era ahora el odio quien la empujaba hacia el exterior ¿era el odio? Ni siquiera era capaz de vislumbrar si era cierta esa afirmación.
Su aliento se entremezcló con el mio mientras sus palabras me hacían la mayor de las promesas, que me ayudaría.
Mi mirada desfilo por sus ojos ojos muriendo en los labios una y otra vez, era complicado mantenerme atento a sus palabras cuando su cuerpo parecía reclamar algo que había permanecido dormido demasiado tiempo en ella.
Guerra, ese fuego que incendiaba nuestros cuerpos se había apoderado de nuestras almas..no se en que momento olvidé que era un vikingo, que el acero forma parte de mi ser y que fui forjado entre las llamas. Posiblemente el miedo a que a Lilith pudiera ocurrirle algo por culpa del “medio hombre” esposo de Valeria, fue lo que me atenazó a quedarme impotente peleando con palabras.
Su boca acorto la distancia que en casi un suspiro nos sustentaba a ambos y mis manos tomaron su rostro de forma apasionada entreabriendo los labios para paladear esos senderos desconocidos para mi. Una palabra contra mi boca, un conjuro, solo era eso, un beso para hacerme dormir.
Cerré los ojos mareado, tratando de mantener la cordura, mas imposible Morfeo no se apiadó de mi y caí sobre el sofá inerte.
Maldita bruja.
Höor Presente:
Enarqué una ceja mirando a la bruja mientras negaba con la cabeza.
-Norteña, eres norteña y una loca desquiciada que me acaba de noquear con un beso -alcé el dedo para señalarla con una media sonrisa -luego dices que soy el único que me meto en líos.
Salí despedido de los túneles rumbo a las caballerizas sin apenas despedirme de Elora, que vigilaría el sueño de “Höor futuro” e impediría que nos plantáramos así los dos en casa de Valeria.
Tomé aire sin parar de correr, admito que por primera vez desde que aparecí en el futuro estaba nervioso.
Iba a verla, a ella, al amor indiscutible de mi vida, la mujer por la que mataría y moriría, esa a la que le había prometido volver y lo haría.
La había echado de menos a cada paso, con cada respiración y ahora iba a verla desposada con otro, ni siquiera sabia si seria capaz de soportarlo frente a mis ojos.
Sabia que el futuro estaba perdido, pero yo necesitaba entender mirándole a los ojos ¿el por que? Si se lo di todo ¿por que eligió a otro?
Siempre me dijo que quería protegerme como lo hizo con el..pero yo no era el, nunca necesite protección, nunca la busqué..ella trataba de cargar sobre sus hombros demasiado peso, no entendía que en este caso yo podía protegerla a ella, cuidarla, salvarla.
Yo, yo la quería, maldita sea ¿que demonios no entendía? Parecía dispuesta a tirar nuestra felicidad al mar y dejar que se la llevaran las olas, cuando lo nuestro era tan perfecto que hasta un ciego lo vería.
Espoleé al caballo tratando de dar alcance a la bruja que parecía haberse metido una escoba por le culo y me sacaba una considerable ventaja.
Maldije en mi idioma mientras el viento azuzaba mi rostro y los cascos del caballo se perdían sobre el empedrado.
Así tras una buena distancia recorrida llegué frente a la mansión Cavey, la bruja parecía haberse adentrado en ella y tres hombres me cortaron el paso.
Sonreí de medio lado mirándolos, pobres infelices.
-Tenéis dos opciones, una apartaros, dos..-no acabe la frase el primer puñetazo tumbó al primero con la nariz reventada en el suelo -apartaros.
El segundo desgraciado corrió hacia el interior seguramente para avisar a los señores de la casa, el otro que al parecer era mas valiente pero igual de estúpido, oso lanzarme un puñetazo que murió contra mi mano. Le doble el brazo haciéndolo caer al suelo, una palada en la espalda y se la partí.
No estaba de buen humor, de echo, mi humor había empeorado muchísimo frente a esa casa que en el presente era nuestro nido de amor y ahora parecía una pesadilla.
Las voces de dos niñas corriendo hacia mi posición me hicieron adentrarme en el jardín, dejando atrás a los dos magullados hombres.
Papa, que bien sonaba esa palabra, admito que me lleno el alma, me desgarro la piel y retumbo en mis oídos tan fuerte que el corazón empezó a latir de otro modo, fuerte, vigoroso, salvaje.
Me arrodillé para queda a su altura mientras estas se lanzaban a mis brazos.
-¿Me habéis echado de menos? -pregunté alzando a una por los aires para subirla a caballito.
Su risa se hizo presente en todo el jardín.
Cogí la mano de la otra, un escalofrió me recorrió, ella debía ser Lilitt, la magia estaba presente en ella.
En un perfecto Noruego y como si supiera mas de lo que sus palabras decían, abrió mi mano poniendo sobre ella un colgante de conchas.
-Papa, espero que esto te ayude a encontrar el camino de vuelta a mama.
Siempre supe que esa mujer tenia alma norteña, allí, frente a mi, parecía resurgir el fulgor de su sangre incendiada en llamas corriendo por sus venas desbocada.
Mi vendeta parecía al ritmo de sus palabras trasformarse en suya, regalarle el motivo para vivir.
El amor la había metido en esa mansión de puertas cerradas donde apenas entraba la luz del sol, la había trasformado en un ente como los propios que dominaba. Sin embargo era ahora el odio quien la empujaba hacia el exterior ¿era el odio? Ni siquiera era capaz de vislumbrar si era cierta esa afirmación.
Su aliento se entremezcló con el mio mientras sus palabras me hacían la mayor de las promesas, que me ayudaría.
Mi mirada desfilo por sus ojos ojos muriendo en los labios una y otra vez, era complicado mantenerme atento a sus palabras cuando su cuerpo parecía reclamar algo que había permanecido dormido demasiado tiempo en ella.
Guerra, ese fuego que incendiaba nuestros cuerpos se había apoderado de nuestras almas..no se en que momento olvidé que era un vikingo, que el acero forma parte de mi ser y que fui forjado entre las llamas. Posiblemente el miedo a que a Lilith pudiera ocurrirle algo por culpa del “medio hombre” esposo de Valeria, fue lo que me atenazó a quedarme impotente peleando con palabras.
Su boca acorto la distancia que en casi un suspiro nos sustentaba a ambos y mis manos tomaron su rostro de forma apasionada entreabriendo los labios para paladear esos senderos desconocidos para mi. Una palabra contra mi boca, un conjuro, solo era eso, un beso para hacerme dormir.
Cerré los ojos mareado, tratando de mantener la cordura, mas imposible Morfeo no se apiadó de mi y caí sobre el sofá inerte.
Maldita bruja.
Höor Presente:
Enarqué una ceja mirando a la bruja mientras negaba con la cabeza.
-Norteña, eres norteña y una loca desquiciada que me acaba de noquear con un beso -alcé el dedo para señalarla con una media sonrisa -luego dices que soy el único que me meto en líos.
Salí despedido de los túneles rumbo a las caballerizas sin apenas despedirme de Elora, que vigilaría el sueño de “Höor futuro” e impediría que nos plantáramos así los dos en casa de Valeria.
Tomé aire sin parar de correr, admito que por primera vez desde que aparecí en el futuro estaba nervioso.
Iba a verla, a ella, al amor indiscutible de mi vida, la mujer por la que mataría y moriría, esa a la que le había prometido volver y lo haría.
La había echado de menos a cada paso, con cada respiración y ahora iba a verla desposada con otro, ni siquiera sabia si seria capaz de soportarlo frente a mis ojos.
Sabia que el futuro estaba perdido, pero yo necesitaba entender mirándole a los ojos ¿el por que? Si se lo di todo ¿por que eligió a otro?
Siempre me dijo que quería protegerme como lo hizo con el..pero yo no era el, nunca necesite protección, nunca la busqué..ella trataba de cargar sobre sus hombros demasiado peso, no entendía que en este caso yo podía protegerla a ella, cuidarla, salvarla.
Yo, yo la quería, maldita sea ¿que demonios no entendía? Parecía dispuesta a tirar nuestra felicidad al mar y dejar que se la llevaran las olas, cuando lo nuestro era tan perfecto que hasta un ciego lo vería.
Espoleé al caballo tratando de dar alcance a la bruja que parecía haberse metido una escoba por le culo y me sacaba una considerable ventaja.
Maldije en mi idioma mientras el viento azuzaba mi rostro y los cascos del caballo se perdían sobre el empedrado.
Así tras una buena distancia recorrida llegué frente a la mansión Cavey, la bruja parecía haberse adentrado en ella y tres hombres me cortaron el paso.
Sonreí de medio lado mirándolos, pobres infelices.
-Tenéis dos opciones, una apartaros, dos..-no acabe la frase el primer puñetazo tumbó al primero con la nariz reventada en el suelo -apartaros.
El segundo desgraciado corrió hacia el interior seguramente para avisar a los señores de la casa, el otro que al parecer era mas valiente pero igual de estúpido, oso lanzarme un puñetazo que murió contra mi mano. Le doble el brazo haciéndolo caer al suelo, una palada en la espalda y se la partí.
No estaba de buen humor, de echo, mi humor había empeorado muchísimo frente a esa casa que en el presente era nuestro nido de amor y ahora parecía una pesadilla.
Las voces de dos niñas corriendo hacia mi posición me hicieron adentrarme en el jardín, dejando atrás a los dos magullados hombres.
Papa, que bien sonaba esa palabra, admito que me lleno el alma, me desgarro la piel y retumbo en mis oídos tan fuerte que el corazón empezó a latir de otro modo, fuerte, vigoroso, salvaje.
Me arrodillé para queda a su altura mientras estas se lanzaban a mis brazos.
-¿Me habéis echado de menos? -pregunté alzando a una por los aires para subirla a caballito.
Su risa se hizo presente en todo el jardín.
Cogí la mano de la otra, un escalofrió me recorrió, ella debía ser Lilitt, la magia estaba presente en ella.
En un perfecto Noruego y como si supiera mas de lo que sus palabras decían, abrió mi mano poniendo sobre ella un colgante de conchas.
-Papa, espero que esto te ayude a encontrar el camino de vuelta a mama.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Dicen que el tiempo, pone a todos en su lugar y aún, esperaba su sitio correspondiente. En todos estos años, en los que luchó a capa y espada, lo que otros coronarían como victoria para Valeria era como si ella misma hubiese arremetido con una espada invisible a todo lo que amó por el simple hecho de no verlo desaparecer ante sus ojos. El fruto de aquel amor, un amor reñido, apasionado, imposible y verdadero… le dio lo único bueno en su vida, sus dos gemelas Lilie y Violette. El destino quiso que ambas se parecieran a ambos, una a su padre y otra a ella misma. Las amaba más que cualquier otra cosa, el amor verdadero era eso, una parte de ambos en esas niñas que reflejaban aquello que sus padres callaron, amor.
Violette era como Hoör, la observaba en silencio, el mismo cabello, los mismos ojos… un castigo, pero uno divino porque al menos, lo podía tener de alguna forma. Lilie era especial, siempre lo supo, la magia heredada por los antepasados de su padre la ponían en peligro constantemente. Ironías de la vida, su marido era una pieza importante en la santa Inquisición, no hace mucho sospechó de la pequeña a la cual la tiene vigilada como a su esposa. Encerrada bajo llave, separada de su hermana cuando él se encontraba en la casa. Valeria, dormía al otro lado, velándola de alguna manera, no la dejó sola en ningún instante.
¿Si valía la pena las consecuencias de sus decisiones? Sí, porque él estaba vivo y lejos de sí misma, aunque fuese la misma espada que le atravesó el corazón, la misma… que le apartó de sus hijas cuando no quería eso. ¿Quién era ahora Valeria Cavey? Una mujer silenciosa, con el mismo carácter pero hundida. Sus orbes esmeraldas se apagaron hacía mucho tiempo, justo en el momento en el que le vio marchar para no volver a su lado. Una mujer que había comprendido lo que significaba la palabra amar cuando lo perdió todo y no le quedaba nada. Hoör se enamoró de esa Valeria decidida, malhumorada que egoísta lo retenía a su lado sin darle más esperanzas que ese instante, nunca miraba al futuro porque en realidad no podía. ¿cómo hacerlo con el peso de su apellido en los hombros? Prefería que otro cargase, que condenarle ¿cómo no podía entenderlo?
Una pequeña mano, tiró de su vestido escarlata. Violette le avisaba de que oyó ruido fuera. El corazón de Valeria, volvió a latir con fuerza ¿sería él? Lilie venía detrás de su hermana con esa sonrisa en los labios de total inocencia. Aceleró el paso, ellas le tomaron ventaja saliendo como un huracán hacia el jardín. La voz de Hoör la detuvo en seco, le observó un par de minutos entre las sombras de algún modo, dándole un respiro a su alma…aunque dudaba que tuviese. “Papá”. Jamás se cansaría de oírles llamarlo así, nunca lo prohibió. Lo querían, lo adoraban ¿y ella? sentía por él lo mismo, más…el tiempo le regaló eso, quererlo…amarlo ya que no podía tenerle nunca más.
Apareció en escena, acercándose despacio, en silencio. En el pasado, le habría gritado o sugerido de mala forma que no era bien recibido cuando sus orbes decían lo contrario pero ahora… era diferente. Cuidaba de que su marido no llegase, lo viese…y acabase con él, lo que no consiguió aquel disparo. Volvía a estar vivo, ante ella y las palabras volvieron a evaporarse. La imagen de los tres acaparó todos sus sentidos, Violette al darse cuenta de que su madre no llegaba, la tomó de la mano acercándola a la tierna escena, en donde Lilie le tiraba del pelo a su padre y reía a carcajadas. Aún así, los labios carmesís, ahora casi violetas…de Valeria, aquellos que dejaron de sonreír hacía mucho tiempo.
-No queda mucho para que regrese. Debes irte -Violette negó con la cabeza, tirando aún más de su madre para que no volviese a la casa. Valeria, bajó la mirada un instante, su hija la castigaba sin ser consciente de ello, se agachó para apartarle el cabello del rostro -Papá tiene que irse, cielo. Tiene que irse si quieres que vuelva ¿quieres que se vaya para siempre? -la niña negó y volvió a tirar, más delgada que de costumbre, no consiguió mantener el equilibrio y quedó de rodillas en el césped, ante él y Lilie.
La pequeña no solo contenta con eso, tiró de la mano de su padre e intentó unir ambas, como el final que las dos niñas deseaban tanto. Valeria, aprovechó aquel gesto, entrelazando los dedos un mísero segundo, apretándolo con fuerza, dándole sentido… a su vida todo lo que durase el agarre. Las orbes apagadas de Valeria, buscaron las de él. Como siempre, no hicieron falta las palabras, lo quería, siempre lo había querido y tenerlo tan cerca suponía un castigo para la mujer.
-Solo queda que ellas me odien al igual que tú lo haces -sonó desafiante, sincero porque así lo creía pero ella no mostraba eso en absoluto, intentó incorporarse sin resultado. Las fuerzas le faltaban, la falta de sueño se mostraba en las cuencas de sus ojos -Siempre he pensado que estarían mejor contigo, a tu lado -susurró a lo que una de sus pequeñas la abrazó con fuerza, un abrazo que no merecía, la separó de ella -Lo quieres tanto como yo ¿Verdad, Violette? -esa pregunta indirecta, decía mucho más… más de lo que ninguno esperaba.
Violette era como Hoör, la observaba en silencio, el mismo cabello, los mismos ojos… un castigo, pero uno divino porque al menos, lo podía tener de alguna forma. Lilie era especial, siempre lo supo, la magia heredada por los antepasados de su padre la ponían en peligro constantemente. Ironías de la vida, su marido era una pieza importante en la santa Inquisición, no hace mucho sospechó de la pequeña a la cual la tiene vigilada como a su esposa. Encerrada bajo llave, separada de su hermana cuando él se encontraba en la casa. Valeria, dormía al otro lado, velándola de alguna manera, no la dejó sola en ningún instante.
¿Si valía la pena las consecuencias de sus decisiones? Sí, porque él estaba vivo y lejos de sí misma, aunque fuese la misma espada que le atravesó el corazón, la misma… que le apartó de sus hijas cuando no quería eso. ¿Quién era ahora Valeria Cavey? Una mujer silenciosa, con el mismo carácter pero hundida. Sus orbes esmeraldas se apagaron hacía mucho tiempo, justo en el momento en el que le vio marchar para no volver a su lado. Una mujer que había comprendido lo que significaba la palabra amar cuando lo perdió todo y no le quedaba nada. Hoör se enamoró de esa Valeria decidida, malhumorada que egoísta lo retenía a su lado sin darle más esperanzas que ese instante, nunca miraba al futuro porque en realidad no podía. ¿cómo hacerlo con el peso de su apellido en los hombros? Prefería que otro cargase, que condenarle ¿cómo no podía entenderlo?
Una pequeña mano, tiró de su vestido escarlata. Violette le avisaba de que oyó ruido fuera. El corazón de Valeria, volvió a latir con fuerza ¿sería él? Lilie venía detrás de su hermana con esa sonrisa en los labios de total inocencia. Aceleró el paso, ellas le tomaron ventaja saliendo como un huracán hacia el jardín. La voz de Hoör la detuvo en seco, le observó un par de minutos entre las sombras de algún modo, dándole un respiro a su alma…aunque dudaba que tuviese. “Papá”. Jamás se cansaría de oírles llamarlo así, nunca lo prohibió. Lo querían, lo adoraban ¿y ella? sentía por él lo mismo, más…el tiempo le regaló eso, quererlo…amarlo ya que no podía tenerle nunca más.
Apareció en escena, acercándose despacio, en silencio. En el pasado, le habría gritado o sugerido de mala forma que no era bien recibido cuando sus orbes decían lo contrario pero ahora… era diferente. Cuidaba de que su marido no llegase, lo viese…y acabase con él, lo que no consiguió aquel disparo. Volvía a estar vivo, ante ella y las palabras volvieron a evaporarse. La imagen de los tres acaparó todos sus sentidos, Violette al darse cuenta de que su madre no llegaba, la tomó de la mano acercándola a la tierna escena, en donde Lilie le tiraba del pelo a su padre y reía a carcajadas. Aún así, los labios carmesís, ahora casi violetas…de Valeria, aquellos que dejaron de sonreír hacía mucho tiempo.
-No queda mucho para que regrese. Debes irte -Violette negó con la cabeza, tirando aún más de su madre para que no volviese a la casa. Valeria, bajó la mirada un instante, su hija la castigaba sin ser consciente de ello, se agachó para apartarle el cabello del rostro -Papá tiene que irse, cielo. Tiene que irse si quieres que vuelva ¿quieres que se vaya para siempre? -la niña negó y volvió a tirar, más delgada que de costumbre, no consiguió mantener el equilibrio y quedó de rodillas en el césped, ante él y Lilie.
La pequeña no solo contenta con eso, tiró de la mano de su padre e intentó unir ambas, como el final que las dos niñas deseaban tanto. Valeria, aprovechó aquel gesto, entrelazando los dedos un mísero segundo, apretándolo con fuerza, dándole sentido… a su vida todo lo que durase el agarre. Las orbes apagadas de Valeria, buscaron las de él. Como siempre, no hicieron falta las palabras, lo quería, siempre lo había querido y tenerlo tan cerca suponía un castigo para la mujer.
-Solo queda que ellas me odien al igual que tú lo haces -sonó desafiante, sincero porque así lo creía pero ella no mostraba eso en absoluto, intentó incorporarse sin resultado. Las fuerzas le faltaban, la falta de sueño se mostraba en las cuencas de sus ojos -Siempre he pensado que estarían mejor contigo, a tu lado -susurró a lo que una de sus pequeñas la abrazó con fuerza, un abrazo que no merecía, la separó de ella -Lo quieres tanto como yo ¿Verdad, Violette? -esa pregunta indirecta, decía mucho más… más de lo que ninguno esperaba.
Valeria Cavey- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 26/05/2016
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Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Alcé la vista frente al espectro en el que se había convertido Valeria. Violette tiraba de ella en mi dirección mientras mis ojos se hundían en los ajenos y el silencio pasó a reinar entre los dos.
Solo era un reflejo de lo que un día fue, demacrada, con los ojos sin brillo, la tez traslucida y los labios violetas, parecía muerta en vida.
Aun así era ella, Valeria, era tan bella, la miré con la misma intensidad con la que se miran las estrellas, con promesas de futuro, con una suplica “aguanta”
-¿que has hecho Valeria? -escapó de mis labios sin quererlo ,palabras sinceras que reflejaban el dolor que me producía verla así, apagada, sin vida.
Durante el tiempo que pase en la mansión de Elora había dado por echo que ella era feliz, que su elección la había colmado de lo que creía ella quería, un hombre de negocios, bien posicionado, que supiera mantener sus asuntos, asumir las perdidas.
Nunca creyó en mi para esos menesteres, siempre manteniéndome lejos de su vida, como si hubiera dos Valerias.
La que me amaba a escondidas y la fría, fuerte y calculadora que tomaba las riendas de su vida, una vida que no tenia cabida para mi.
Ahora me daba cuenta de la mentira, el engaño, ella no solo condeno mi vida, si no que destruyo la de los dos y ahora estaba haciendo lo propio con nuestras pequeñas.
-Maldita sea Valeria -las palabras no tenían sentido para ella, lo sabia, pero me costaba meterme en le papel cuando era ella la que estaba frente a mi -nunca necesite que me protegieras.
Sus palabras frías, echándome de su casa, aunque su mirada suplicaba justo lo contrario ¿cuando Höor dejo de leer sus ojos? Nunca había que escuchar lo que decía, si no leer entre lineas.
Violette insistió hasta de un tirón hacerla caer al suelo, le había dicho que tenían que dejarme ir, si querían volverme a ver, mas no sabia cuan equivocada estaba.
-No, no tenéis porque dejarme ir, siempre estaré, soy vuestro padre, apreté la concha contra mi mano -yo siempre encontraré el camino de vuelta a vosotras -mis ojos se hundieron en los de Lilitt -el camino que me lleve a vuestra madre. Te lo prometo hija -susurré besando su mejilla, como si esa promesa solo fuéramos capaces de entenderla nosotros.
No iba a consentir que en le pasado Valeria y sus miedos impidieran una vida juntos, no se si para nosotros aquí ya era tarde, mas el pasado estaba sin escribir y yo lucharía por cambiar cada trazo de esta historia, porque en este futuro ninguno era feliz.
-Sabéis, mama es una mujer muy valiente, tenéis que quererla mucho, porque ella hace las cosas lo mejor que puede. Los papas no nacimos con una libro bajo del brazo que guie nuestras vidas. Nos equivocamos porque a veces tenemos miedo, otras porque creemos que el camino emprendido sera el correcto. No olvidéis algo nunca, mama os quiere mas que a nada en esta vida y yo, os protegeré hasta mi último aliento, a las tres, porque sois todo cuanto tengo.
La mano de Valeria por un segundo quedo enredada en la mía, un apretón de sus dedos que lo significó todo y nada a su vez. Nuestros ojos se buscaron de nuevo, como lo hacían antaño, mirada cargada de fuego la mía, cansada la suya. Mis labios se entreabrieron ,un jadeo escapó de ellos, era increíble como ardíamos con solo tocarnos los dedos.
Su mano fue arrancada de mi piel dejándome el vació como recompensa de mi gesto, la contemplé besar a Violette, diciendo que el odio pronto alcanzaría a las pequeñas, que lo harían como yo lo hacia en este momento.
¿No leía mi mirada? ¿cuando había perdido ese poder? No era odio lo que sentía ¿no lo podía ver?
-Valeria -susurré acercando mi cuerpo al suyo mientras la pequeñas nos miraban desde el verde césped del jardín con una sonrisa que iluminaba sus rostros -nunca he dejado de quererte, no se que día decidiste condenar nuestras vidas. Cuando creíste que era un cobarde incapaz de luchar por lo que quería.
Pero te diré una cosa, aunque este fuera el último segundo de mi vida, aunque no volviera a poder veros mas, habría merecido la pena conocerte señorita Cavey.
Su vista se desvió, asustada, ya no estaba la Valeria fuerte y decidida que conocía. Atrapé su rostro entre mis manos para forzarla a mirarme, no abrían medias tintas en este instante.
-me da igual que no quieras oír la verdad, pero te quiero, no he dejado de quererte ni un solo segundo de mi vida. Te necesito como jamas he necesitado a nada ni a nadie.
Se que es tu decisión, no se cuando perdí la guerra, no se cuando Loqui se llevo mi alma, no se tantas cosas...pero estoy asustado, aterrado, porque te he pedido y no se como encontrar el camino a casa.
Dos lagrimas rodaron por mis mejillas, que sequé con rapidez con la manga de mi camisola, no quería que me vieran llorar, eso me hacia sentir débil y yo no era débil era un guerrero incapaz de llorar desde hacia demasiado tiempo.
Nuestros alientos se entremezclaron, labios entreabiertos, ojos esmeralda que por un momento atisbe a ver distintos al suplicio que hoy veía en ellos.
Mi boca acortó la distancia hasta rozar sus labios con cuidado, respiración ronca contra ellos antes de colisionar desesperados. Nuestras bocas parecían encajar como siempre lo habían hecho, lenguas que serpentearon contra la ajena reconociéndose, alimentándose de sentimientos cargados de verdad que sin tapujos ahora trasmitíamos entre jadeos.
-Aun estamos a tiempo -gruñí contra su boca -ayúdame a encontrarte Valeria, te lo ruego.
Solo era un reflejo de lo que un día fue, demacrada, con los ojos sin brillo, la tez traslucida y los labios violetas, parecía muerta en vida.
Aun así era ella, Valeria, era tan bella, la miré con la misma intensidad con la que se miran las estrellas, con promesas de futuro, con una suplica “aguanta”
-¿que has hecho Valeria? -escapó de mis labios sin quererlo ,palabras sinceras que reflejaban el dolor que me producía verla así, apagada, sin vida.
Durante el tiempo que pase en la mansión de Elora había dado por echo que ella era feliz, que su elección la había colmado de lo que creía ella quería, un hombre de negocios, bien posicionado, que supiera mantener sus asuntos, asumir las perdidas.
Nunca creyó en mi para esos menesteres, siempre manteniéndome lejos de su vida, como si hubiera dos Valerias.
La que me amaba a escondidas y la fría, fuerte y calculadora que tomaba las riendas de su vida, una vida que no tenia cabida para mi.
Ahora me daba cuenta de la mentira, el engaño, ella no solo condeno mi vida, si no que destruyo la de los dos y ahora estaba haciendo lo propio con nuestras pequeñas.
-Maldita sea Valeria -las palabras no tenían sentido para ella, lo sabia, pero me costaba meterme en le papel cuando era ella la que estaba frente a mi -nunca necesite que me protegieras.
Sus palabras frías, echándome de su casa, aunque su mirada suplicaba justo lo contrario ¿cuando Höor dejo de leer sus ojos? Nunca había que escuchar lo que decía, si no leer entre lineas.
Violette insistió hasta de un tirón hacerla caer al suelo, le había dicho que tenían que dejarme ir, si querían volverme a ver, mas no sabia cuan equivocada estaba.
-No, no tenéis porque dejarme ir, siempre estaré, soy vuestro padre, apreté la concha contra mi mano -yo siempre encontraré el camino de vuelta a vosotras -mis ojos se hundieron en los de Lilitt -el camino que me lleve a vuestra madre. Te lo prometo hija -susurré besando su mejilla, como si esa promesa solo fuéramos capaces de entenderla nosotros.
No iba a consentir que en le pasado Valeria y sus miedos impidieran una vida juntos, no se si para nosotros aquí ya era tarde, mas el pasado estaba sin escribir y yo lucharía por cambiar cada trazo de esta historia, porque en este futuro ninguno era feliz.
-Sabéis, mama es una mujer muy valiente, tenéis que quererla mucho, porque ella hace las cosas lo mejor que puede. Los papas no nacimos con una libro bajo del brazo que guie nuestras vidas. Nos equivocamos porque a veces tenemos miedo, otras porque creemos que el camino emprendido sera el correcto. No olvidéis algo nunca, mama os quiere mas que a nada en esta vida y yo, os protegeré hasta mi último aliento, a las tres, porque sois todo cuanto tengo.
La mano de Valeria por un segundo quedo enredada en la mía, un apretón de sus dedos que lo significó todo y nada a su vez. Nuestros ojos se buscaron de nuevo, como lo hacían antaño, mirada cargada de fuego la mía, cansada la suya. Mis labios se entreabrieron ,un jadeo escapó de ellos, era increíble como ardíamos con solo tocarnos los dedos.
Su mano fue arrancada de mi piel dejándome el vació como recompensa de mi gesto, la contemplé besar a Violette, diciendo que el odio pronto alcanzaría a las pequeñas, que lo harían como yo lo hacia en este momento.
¿No leía mi mirada? ¿cuando había perdido ese poder? No era odio lo que sentía ¿no lo podía ver?
-Valeria -susurré acercando mi cuerpo al suyo mientras la pequeñas nos miraban desde el verde césped del jardín con una sonrisa que iluminaba sus rostros -nunca he dejado de quererte, no se que día decidiste condenar nuestras vidas. Cuando creíste que era un cobarde incapaz de luchar por lo que quería.
Pero te diré una cosa, aunque este fuera el último segundo de mi vida, aunque no volviera a poder veros mas, habría merecido la pena conocerte señorita Cavey.
Su vista se desvió, asustada, ya no estaba la Valeria fuerte y decidida que conocía. Atrapé su rostro entre mis manos para forzarla a mirarme, no abrían medias tintas en este instante.
-me da igual que no quieras oír la verdad, pero te quiero, no he dejado de quererte ni un solo segundo de mi vida. Te necesito como jamas he necesitado a nada ni a nadie.
Se que es tu decisión, no se cuando perdí la guerra, no se cuando Loqui se llevo mi alma, no se tantas cosas...pero estoy asustado, aterrado, porque te he pedido y no se como encontrar el camino a casa.
Dos lagrimas rodaron por mis mejillas, que sequé con rapidez con la manga de mi camisola, no quería que me vieran llorar, eso me hacia sentir débil y yo no era débil era un guerrero incapaz de llorar desde hacia demasiado tiempo.
Nuestros alientos se entremezclaron, labios entreabiertos, ojos esmeralda que por un momento atisbe a ver distintos al suplicio que hoy veía en ellos.
Mi boca acortó la distancia hasta rozar sus labios con cuidado, respiración ronca contra ellos antes de colisionar desesperados. Nuestras bocas parecían encajar como siempre lo habían hecho, lenguas que serpentearon contra la ajena reconociéndose, alimentándose de sentimientos cargados de verdad que sin tapujos ahora trasmitíamos entre jadeos.
-Aun estamos a tiempo -gruñí contra su boca -ayúdame a encontrarte Valeria, te lo ruego.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Vivo. Ante sus ojos le veía rebosante de vida, como el primer día en el que se conocieron. Valió la pena haber arriesgado tanto , todo. Al oír “¿qué has hecho Valeria?” supuso que fue por el disparo, ante eso no podía atacarle. Gritó que disparase pero no aquel que era su marido, si no algunos de esos hombres que la protegían pero el disparo, se lo llevó él y no ese malnacido.
Ante sus ojos, tan atractivo y lleno de energía , decidido e impulsivo. Era increíble , él representaba lo que ella sería nunca más. Se estaba apagando poco a poco, no tenía sentido alguno seguir luchando por nada, le consumía la desesperación y el dolor. Por su culpa, Lilie estaba en peligro constante y ella, una mujer peligrosa que lo conseguía todo… no sabía como protegerla…cómo conseguir que sus dos pequeñas estuvieran a salvo. Violette, seguía mirando fijamente a su madre, apartándole el cabello del rostro, infundiéndole esos ánimos de los que carecía, Valeria era incapaz casi de mantener los ojos abiertos.
Sus orbes esmeralda sin brillo, la viva imagen de la desesperanza. Siseó para que se callase, oírle decirle a las niñas algo incierto sobre ella le dolía, ella no, no era valiente si lo fuese todo sería diferente. Él la odiaba por apartarle de sus hijas, incluso llegó a creer que su amor por ella… desapareció convirtiéndose en odio y rencor, no lo culpaba. Se merecía eso y mucho más después de todo lo que le hizo pasar, dándole esperanzas y pisotearlas después. “Valeria” ¿podía oírse mejor de otros labios? Su piel se erizó solo con decir su nombre, daba la impresión de haberla perdonado.
-Tú… tú no eres el padre de mis hijas -murmuró cansada, desanimada… él la odiaba, ¿cómo podía quererla después de todo? como un remanso de paz, se perdió en su mirada por un instante, le recordó tanto aquel Hoör del pasado…por unos segundos creyó que habría esperanza pero no, ya era tarde. Lo perdió y no podía dar vuelta a atrás -No. En definitiva no eres él… ¿por qué has venido por mí? creo que acabó todo ¿no? he tenido que morir… porque no puedo estar oyendo eso de tus labios -el beso , se tornó tan necesitado y emotivo que las lagrimas, las de ambos se fundieron en una sola mientras sus labios se lo decían todo sin palabras.
Sonrió ampliamente, acariciando tímidamente el rostro ajeno, agarrándose al menos a un claro de esperanza. Buscó sus ojos, los labios entreabiertos, iba a decir algo cuando el sonido de un carruaje aproximarse, rompió la magia del momento… si él volvió a por ella, creía en que podían volver a escribir un futuro diferente y proteger a las niñas ¿por qué no podría ser? Asustada, le tomó del rostro, mirándole suplicante para que se escondiese con las niñas y no fuesen visto juntos.
-Escóndelas, por favor… Hoör, si te ha disparado, no sé que es capaz de hacerte. Sé que puedes… pero no delante de las niñas. Ve a las caballerizas, yo iré en un rato. Podrás estar con ellas. Le diré que… Marie se las llevó a dar un paseo a la ciudad, no pueden veros, ni oíros…por favor, ve. No quiero que presencien nada. Si ha de pasar algo o decir, prefiero a solas. Meterlas en esto…es innecesario. -beso sus labios fugazmente, dedicándole una sonrisa de súplica. -Tú, te pareces tanto aquel que no se rendía… y seguías en pie. No terminando discutiendo… por las mismas cosas sin sentido -sonrió de medio lado, mirándole fijamente a los ojos y apartarse, para que se llevase a las pequeñas.
El carruaje, se detuvo en la misma puerta de entrada y Valeria, se quedó esperando. Sería él , su marido pero no, las sospechas fueron equivocadas, venía otra persona a verla esa tarde. ¿Quién?
Ante sus ojos, tan atractivo y lleno de energía , decidido e impulsivo. Era increíble , él representaba lo que ella sería nunca más. Se estaba apagando poco a poco, no tenía sentido alguno seguir luchando por nada, le consumía la desesperación y el dolor. Por su culpa, Lilie estaba en peligro constante y ella, una mujer peligrosa que lo conseguía todo… no sabía como protegerla…cómo conseguir que sus dos pequeñas estuvieran a salvo. Violette, seguía mirando fijamente a su madre, apartándole el cabello del rostro, infundiéndole esos ánimos de los que carecía, Valeria era incapaz casi de mantener los ojos abiertos.
Sus orbes esmeralda sin brillo, la viva imagen de la desesperanza. Siseó para que se callase, oírle decirle a las niñas algo incierto sobre ella le dolía, ella no, no era valiente si lo fuese todo sería diferente. Él la odiaba por apartarle de sus hijas, incluso llegó a creer que su amor por ella… desapareció convirtiéndose en odio y rencor, no lo culpaba. Se merecía eso y mucho más después de todo lo que le hizo pasar, dándole esperanzas y pisotearlas después. “Valeria” ¿podía oírse mejor de otros labios? Su piel se erizó solo con decir su nombre, daba la impresión de haberla perdonado.
-Tú… tú no eres el padre de mis hijas -murmuró cansada, desanimada… él la odiaba, ¿cómo podía quererla después de todo? como un remanso de paz, se perdió en su mirada por un instante, le recordó tanto aquel Hoör del pasado…por unos segundos creyó que habría esperanza pero no, ya era tarde. Lo perdió y no podía dar vuelta a atrás -No. En definitiva no eres él… ¿por qué has venido por mí? creo que acabó todo ¿no? he tenido que morir… porque no puedo estar oyendo eso de tus labios -el beso , se tornó tan necesitado y emotivo que las lagrimas, las de ambos se fundieron en una sola mientras sus labios se lo decían todo sin palabras.
Sonrió ampliamente, acariciando tímidamente el rostro ajeno, agarrándose al menos a un claro de esperanza. Buscó sus ojos, los labios entreabiertos, iba a decir algo cuando el sonido de un carruaje aproximarse, rompió la magia del momento… si él volvió a por ella, creía en que podían volver a escribir un futuro diferente y proteger a las niñas ¿por qué no podría ser? Asustada, le tomó del rostro, mirándole suplicante para que se escondiese con las niñas y no fuesen visto juntos.
-Escóndelas, por favor… Hoör, si te ha disparado, no sé que es capaz de hacerte. Sé que puedes… pero no delante de las niñas. Ve a las caballerizas, yo iré en un rato. Podrás estar con ellas. Le diré que… Marie se las llevó a dar un paseo a la ciudad, no pueden veros, ni oíros…por favor, ve. No quiero que presencien nada. Si ha de pasar algo o decir, prefiero a solas. Meterlas en esto…es innecesario. -beso sus labios fugazmente, dedicándole una sonrisa de súplica. -Tú, te pareces tanto aquel que no se rendía… y seguías en pie. No terminando discutiendo… por las mismas cosas sin sentido -sonrió de medio lado, mirándole fijamente a los ojos y apartarse, para que se llevase a las pequeñas.
El carruaje, se detuvo en la misma puerta de entrada y Valeria, se quedó esperando. Sería él , su marido pero no, las sospechas fueron equivocadas, venía otra persona a verla esa tarde. ¿Quién?
Valeria Cavey- Realeza Neerlandesa
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Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Elora había llegado a la mansión Cavey tras caerse del caballo en el cruce de Versalles a París. Fulgrim se asustó porque una serpiente cruzó el camino metiendose entre las patas del caballo, el pobre se encabritó y ella no montaba desde que Xar murió, así que se fue al suelo. Tardó un buen rato en recuperar la montura y encaminarse, dolorida y de mal humor, a la mansión de la rubia.
Su aspecto no invitaba a pedirle un baile; su vestido era negro, de luto riguroso; su cabello había crecido mucho y se lo había descuidado, ya que nadie lo acariciaba por la noches, y un mechón blanco surcaba su sien izquierda. A pesar de habérselo recogido en una moño, al caerse del caballo estaba despeinada. Pero sobre todo sus ojos; esos dos carbones encendidos no encajaban con aquel aspecto taciturno y mortecino. Sus ojos rebosaban chispa, aliento, locura quizás. Algo que la movía, algo que la empujaba y que pugnaba por salir, como si se tratase de una fiena que durante largo tiempo ha estado encerrada, apaleada y sin ganas de pelear.
Se detuvo en la puerta, erguida, con un rictus serio y los ojos entornados.
— Valeria... ha pasado mucho tiempo.— Lo cierto es que aunque recibió sus condolencias, la señorita Cavey nunca había ido a visitarla, y tampoco es que tuviera por qué. Pero si los papeles estuvieran cambiados, ella sí habría ido a verla, ya que era importante para Höor. Pasó al interior de la casa y se detuvo en un salón, pero no se sentó. Era más bajita que Valeria pero eso no le impidió mantenerle la mirada. Xaryne siempre la llamaba "pequeña" porque cuando la conoció estaba escuálida y era poca cosa. Ahora tenía un aspecto similar, comía lo justo para mantenerse en pie.— No he venido a tomar el té, seré franca contigo y espero que no te quedes en lo superficial de lo que vengo a decirte.— Cerró los puños dejando caer los brazos a los lados del cuerpo.— No me caes bien, nunca he entendido la obsesión de Hóor contigo. Pero lo respeto porque es mi amigo, y si él decide cortarse un dedo, me parece estúpido, pero a fin de cuentas es su dedo y estaré ahí para curarlo cuando lo haga. Sin embargo el asunto de las niñas es distinto. No se trata de los derechos que tengas tú como madre, o él como padre. Son los derechos de esas niñas a teneros a ambos, os guste o no, os llevéis bien o mal. Eres una cobarde, siempre lo has sido, pero veo que el destino es sabio y te está dando tu merecido en vida. Lo único bueno que puedo desearte es que te mueras tú antes que Höor , porque yo sé lo que es tener que acostumbrarse al eco del vacío, a lidiar con la cruda realidad de que jamás volveré a ver, escuchar o sentir a Xaryne porque ya no existe, sólo en mi memoria. Y con este deseo lo estoy perjudicando a él, porque creo que no lo mereces, que lo que en realidad mereces es penar hasta el fin de los días.— Le escupió a Valeria todo lo que pensaba de ella, quedándose por fin a gusto, porque se había callado todos esos años por no molestar a Höor. Si él se enteraba de que le había dicho todo eso, lo asumiría, pero no iba a callarlo más tiempo.— Y dicho esto... vengo a decirte que o frenas a tu marido o lo frenaré yo, y mis métodos no te van a gustar. Ya sabes lo que soy, y a estas alturas no tengo nada que perder. Esas niñas tienen derecho a vivir en paz, a ser como son, con sus peculiaridades incluidas, a que las comprendan, las quieran y que sus seres queridos estén orgullosas de ellas. No son trastos rotos que se deban esconder en un desván, no son monstruos malignos salidos del averno... Así que si de verdad las quieres, esto es un ultimátum. Aleja a ese hombre malvado de tu vida o tírate por un puente y déjame el camino libre, yo me encargaré de él.
Los ojos de la bruja daba a entender que iba muy en serio con lo que estaba diciendo. Valeria había tomado muy malas decisiones en su vida, pero cuando éstas ya afectaban a la vida de las pequeñas o a la del norteño, alguien tenía que decírselo. O se subía al carro o se quitaba del medio, o hacía todo lo que no había hecho en aquellos años, pero no había vuelta atrás. No podía seguir ahí mareando a todos y jodiéndole la vida a esas criaturas inocentes.
Su aspecto no invitaba a pedirle un baile; su vestido era negro, de luto riguroso; su cabello había crecido mucho y se lo había descuidado, ya que nadie lo acariciaba por la noches, y un mechón blanco surcaba su sien izquierda. A pesar de habérselo recogido en una moño, al caerse del caballo estaba despeinada. Pero sobre todo sus ojos; esos dos carbones encendidos no encajaban con aquel aspecto taciturno y mortecino. Sus ojos rebosaban chispa, aliento, locura quizás. Algo que la movía, algo que la empujaba y que pugnaba por salir, como si se tratase de una fiena que durante largo tiempo ha estado encerrada, apaleada y sin ganas de pelear.
Se detuvo en la puerta, erguida, con un rictus serio y los ojos entornados.
— Valeria... ha pasado mucho tiempo.— Lo cierto es que aunque recibió sus condolencias, la señorita Cavey nunca había ido a visitarla, y tampoco es que tuviera por qué. Pero si los papeles estuvieran cambiados, ella sí habría ido a verla, ya que era importante para Höor. Pasó al interior de la casa y se detuvo en un salón, pero no se sentó. Era más bajita que Valeria pero eso no le impidió mantenerle la mirada. Xaryne siempre la llamaba "pequeña" porque cuando la conoció estaba escuálida y era poca cosa. Ahora tenía un aspecto similar, comía lo justo para mantenerse en pie.— No he venido a tomar el té, seré franca contigo y espero que no te quedes en lo superficial de lo que vengo a decirte.— Cerró los puños dejando caer los brazos a los lados del cuerpo.— No me caes bien, nunca he entendido la obsesión de Hóor contigo. Pero lo respeto porque es mi amigo, y si él decide cortarse un dedo, me parece estúpido, pero a fin de cuentas es su dedo y estaré ahí para curarlo cuando lo haga. Sin embargo el asunto de las niñas es distinto. No se trata de los derechos que tengas tú como madre, o él como padre. Son los derechos de esas niñas a teneros a ambos, os guste o no, os llevéis bien o mal. Eres una cobarde, siempre lo has sido, pero veo que el destino es sabio y te está dando tu merecido en vida. Lo único bueno que puedo desearte es que te mueras tú antes que Höor , porque yo sé lo que es tener que acostumbrarse al eco del vacío, a lidiar con la cruda realidad de que jamás volveré a ver, escuchar o sentir a Xaryne porque ya no existe, sólo en mi memoria. Y con este deseo lo estoy perjudicando a él, porque creo que no lo mereces, que lo que en realidad mereces es penar hasta el fin de los días.— Le escupió a Valeria todo lo que pensaba de ella, quedándose por fin a gusto, porque se había callado todos esos años por no molestar a Höor. Si él se enteraba de que le había dicho todo eso, lo asumiría, pero no iba a callarlo más tiempo.— Y dicho esto... vengo a decirte que o frenas a tu marido o lo frenaré yo, y mis métodos no te van a gustar. Ya sabes lo que soy, y a estas alturas no tengo nada que perder. Esas niñas tienen derecho a vivir en paz, a ser como son, con sus peculiaridades incluidas, a que las comprendan, las quieran y que sus seres queridos estén orgullosas de ellas. No son trastos rotos que se deban esconder en un desván, no son monstruos malignos salidos del averno... Así que si de verdad las quieres, esto es un ultimátum. Aleja a ese hombre malvado de tu vida o tírate por un puente y déjame el camino libre, yo me encargaré de él.
Los ojos de la bruja daba a entender que iba muy en serio con lo que estaba diciendo. Valeria había tomado muy malas decisiones en su vida, pero cuando éstas ya afectaban a la vida de las pequeñas o a la del norteño, alguien tenía que decírselo. O se subía al carro o se quitaba del medio, o hacía todo lo que no había hecho en aquellos años, pero no había vuelta atrás. No podía seguir ahí mareando a todos y jodiéndole la vida a esas criaturas inocentes.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Difícil engañar al amor de mi vida, parecía saber que no era el hombre al que amaba ahora, si no al que amo en otro tiempo.
Era cierto, el Höor del futuro estaba desesperado, dudaba que sintiera odio, eso era demasiado complicado cuando por tus venas corre la verdad de un amor que perdura tras los años, mas si la desesperanza de una vida en llamas.
De una decisión que condeno la vida de ambos y que arrastraba a esas niñas, mis hijas, a un futuro cargado de desencantos.
-Valeria -susurré contra sus labios -encuentrame y llévame a casa.
Esa fue la respuesta a la intensidad con la que su mirada se fundía en la mía, una mirada que de nuevo me lo regalaba todo, esperanza y a su vez cansada, me la arrebataba.
¿Acaso no era consciente de cuanto la amaba?
-es mi voz Valeria, son mis sentimientos, son mis lagrimas. Condéname a la eternidad entre tus brazos, estoy dispuesto a morir en ellos, pero no me vuelvas a sacar de tu vida..me lo prometiste ¿lo recuerdas? Tras irme a Alemania, al regresar, me dijiste que no volverías a dejarme marchar.
Encuentrame y tráeme de vuelta, porque estoy perdido Valeria.
El ruido en la calle, de cascos de caballo sobre el empedrado, su marido al parecer.
Tomo mi barbilla como antaño para enfrentar la profundidad de sus esmeraldas a mis pardos.
Tensé el gesto, quería matarlo, quería hacerle pagar todo el daño que hoy veía en las mujeres de mi vida. No se donde perdió el valor el Höor futuro, no se cuando le tembló el pulso y el miedo atenazó su alma dándose por vencido.
Pero yo, yo no era el, no iba a convertirme en ese títere del destino y ese “medio hombre” desconocía la fuerza de un vikingo.
Asentí poniéndome en pie, no porque pensara huir, si no porque poner a mis hijas a salvo era mi única prioridad.
Alce a Lilith por los aires para subirla sobre mis hombros mientras Violette se abrazaba con fuerza a su madre como si supiera que de dejarla sola algo malo ocurriría.
-Violette -susurré tendiéndole la mano, que esta cogió con cierta frustración mientras su madre la lanzaba hacia mi.
Sus ojos, los míos, pardos como la noche me desafiaron y una sonrisa de medio lado se dibujo en mis labios al ver el fuego del templado acero en ellos. Una guerrera, mi orgullo, mi pequeña.
Tiré de su mano, sabia que nada podría hacerla cambiar de opinión, que su corazón quedaba anclado a los brazos de su madre.
Así llegamos a las caballerizas, con Violette forcejeando con mi agarre, y Lilitt, mas dócil asustada.
-Mama, necesita que estáis aquí, que os portéis bien y que obedezcáis. Papa os quiere muchísimo, a las dos, y voy a asegurarme de que mama este bien.
Veis esa yegua, quiero que cojáis le peine y la cepilléis hasta que yo vuelva a por vosotras ¿me oís?
No estoy de broma -alce el dedo en dirección a Violette que me miraba con los ojos incendiados por la rabia.
Lilitt sollozaba tomando el peine para obedecer.
-Lilitt, tu hermana es mi corazón, pero tu eres mi alma, puede que creas por algún absurdo motivo que eres la débil de las dos, no sabes cuan equivocada estas. Eres mas fuerte que tu hermana y yo juntos, tienes el fuego de los vikingos, pero el hielo del apellido Cavey y eso te templa convirtiéndote en el ser mas perfecto que jamas a sido creado. Os quiero.
Revolví el pelo de ambas con una sonrisa de medio lado.
-No sabeis lo orgullosos que estoy de ambas..sois lo mejor que me ha pasado.
Con esa frase salí por la puerta de las caballerizas para volver junto a su madre, no podía permitir que ese tipo le pusiera un dedo encima.
Fue entonces cuando descubrí que el jardín estaba vació, intuí que el matrimonio se había adentrado en la mansión. Dispuesto a entrar estaba, cuando por mi espalda oí el gatillo de un arma de fuego.
Me giré para enfrentar mi mirada con la de un completo desconocido.
Era cierto, el Höor del futuro estaba desesperado, dudaba que sintiera odio, eso era demasiado complicado cuando por tus venas corre la verdad de un amor que perdura tras los años, mas si la desesperanza de una vida en llamas.
De una decisión que condeno la vida de ambos y que arrastraba a esas niñas, mis hijas, a un futuro cargado de desencantos.
-Valeria -susurré contra sus labios -encuentrame y llévame a casa.
Esa fue la respuesta a la intensidad con la que su mirada se fundía en la mía, una mirada que de nuevo me lo regalaba todo, esperanza y a su vez cansada, me la arrebataba.
¿Acaso no era consciente de cuanto la amaba?
-es mi voz Valeria, son mis sentimientos, son mis lagrimas. Condéname a la eternidad entre tus brazos, estoy dispuesto a morir en ellos, pero no me vuelvas a sacar de tu vida..me lo prometiste ¿lo recuerdas? Tras irme a Alemania, al regresar, me dijiste que no volverías a dejarme marchar.
Encuentrame y tráeme de vuelta, porque estoy perdido Valeria.
El ruido en la calle, de cascos de caballo sobre el empedrado, su marido al parecer.
Tomo mi barbilla como antaño para enfrentar la profundidad de sus esmeraldas a mis pardos.
Tensé el gesto, quería matarlo, quería hacerle pagar todo el daño que hoy veía en las mujeres de mi vida. No se donde perdió el valor el Höor futuro, no se cuando le tembló el pulso y el miedo atenazó su alma dándose por vencido.
Pero yo, yo no era el, no iba a convertirme en ese títere del destino y ese “medio hombre” desconocía la fuerza de un vikingo.
Asentí poniéndome en pie, no porque pensara huir, si no porque poner a mis hijas a salvo era mi única prioridad.
Alce a Lilith por los aires para subirla sobre mis hombros mientras Violette se abrazaba con fuerza a su madre como si supiera que de dejarla sola algo malo ocurriría.
-Violette -susurré tendiéndole la mano, que esta cogió con cierta frustración mientras su madre la lanzaba hacia mi.
Sus ojos, los míos, pardos como la noche me desafiaron y una sonrisa de medio lado se dibujo en mis labios al ver el fuego del templado acero en ellos. Una guerrera, mi orgullo, mi pequeña.
Tiré de su mano, sabia que nada podría hacerla cambiar de opinión, que su corazón quedaba anclado a los brazos de su madre.
Así llegamos a las caballerizas, con Violette forcejeando con mi agarre, y Lilitt, mas dócil asustada.
-Mama, necesita que estáis aquí, que os portéis bien y que obedezcáis. Papa os quiere muchísimo, a las dos, y voy a asegurarme de que mama este bien.
Veis esa yegua, quiero que cojáis le peine y la cepilléis hasta que yo vuelva a por vosotras ¿me oís?
No estoy de broma -alce el dedo en dirección a Violette que me miraba con los ojos incendiados por la rabia.
Lilitt sollozaba tomando el peine para obedecer.
-Lilitt, tu hermana es mi corazón, pero tu eres mi alma, puede que creas por algún absurdo motivo que eres la débil de las dos, no sabes cuan equivocada estas. Eres mas fuerte que tu hermana y yo juntos, tienes el fuego de los vikingos, pero el hielo del apellido Cavey y eso te templa convirtiéndote en el ser mas perfecto que jamas a sido creado. Os quiero.
Revolví el pelo de ambas con una sonrisa de medio lado.
-No sabeis lo orgullosos que estoy de ambas..sois lo mejor que me ha pasado.
Con esa frase salí por la puerta de las caballerizas para volver junto a su madre, no podía permitir que ese tipo le pusiera un dedo encima.
Fue entonces cuando descubrí que el jardín estaba vació, intuí que el matrimonio se había adentrado en la mansión. Dispuesto a entrar estaba, cuando por mi espalda oí el gatillo de un arma de fuego.
Me giré para enfrentar mi mirada con la de un completo desconocido.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
No era el carruaje de la casa, un solo caballo y no, no era su marido. Esperó pacientemente a aquella persona, hasta dejarse ver. Podía reconocerla entre un millón, durante todos estos años, había acompañado a Hoör en todos sus pasos. Le extrañó, no solía venir a su casa aunque si su amigo se encontraba allí, supuso que venía a buscarle. Hacía mucho tiempo que no se encontraban cara a cara, esa mujer perdió a alguien importante, lo sabía pero ¿qué decirle? Tampoco su presencia era bien recibida cerca de la mujer, menos después de todo lo sucedido durante esos años.
-Señorita…Paine -si estaba allí era para algo importante, así que esperó pacientemente. Intentaba mirarla fijamente pero el cansancio le hacía cerrar los ojos durante unos segundos, mientras oía palabra a palabra lo que quería decirle. La voz ajena, le devolvió a la realidad. Se mantuvo en silencio, aún quedaba más, ambas lo sabían. No se inmutó, solo la miraba fijamente, a los ojos sin poder evitar que una sonrisa se dibujase en su rostro. El tiempo había reforzado aún más esa amistad y lo envidió ¿quién tenía ella? a nadie. Una sonrisa que terminó en un risa irónica, de impotencia, triste… la misma tristeza que representaba sus ojos verdes -Bien, bruja ¿algo más? -enarcó una de sus cejas, no se iba a guardar nada, era el momento… y sí, en efecto no se equivocaba. Tomó aire y lo soltó de golpe, la conversación que estaban a punto de tener… iba a ser muy intensa.
-Siento tu perdida. Yo tampoco entiendo muchas cosas…. -se encogió de hombros, quedando de perfil y mirar hacia la casa donde se encontraban las tres personas más importantes de su vida - Y te equivocas, el destino no me ha dado mi merecido porque en todo caso… estaría bajo tierra. Yo ya estoy muerta, morí el día que le dejé marchar por ser egoísta por creer que lo salvaría de mí misma pero he conseguido lo contrario, le he condenado. Y yo también lo espero, prefiero morir antes que verle a él... mis hijas no se merecen eso. Necesitan a su padre, yo ya hace mucho dejé de ser un bien para ellas…para él. Hoör tiene suerte, te tiene a ti… y quién sabe, podríais empezar de cero los dos. Es un buen hombre, valiente, leal y apasionado, ya te quiere…quizás esto al menos sirva para algo -volvió su vista a la mujer, acercándose unos pasos, los suficientes para que apreciase que hablaba en serio -No merezco tan poco ¿penar hasta el fin de los días? No hay peor fin que perderlo todo, tenerlo delante de tus ojos y saber que nunca volverás a tenerlo . Yo ya no sé luchar , me he rendido y espero que pronto, termine esta maldita condena . Cuídale, cuídalas… sé que lo harás bien. No son Xaryne, ni él tampoco pero te querrán. -se giró dispuesta a entrar en la casa, a paso rápido. Aún seguía en el jardín.
Por una de las ventanas, apreció una escena que le heló la sangre. Él apuntaba a Hoör desde atrás como un cobarde. Valeria, ahogó un grito, reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban para correr dentro de la casa, no llegar demasiado tarde. Esa bala no para él. Con lagrimas en los ojos de la más pura impotencia, observó a ambos, rezando interiormente para que esta vez acertase en el disparo.
No lo pensó, lo haría mil veces, apartó a su marido de Hoör y ocupó el lugar de éste. Miró a los ojos a ese hombre que solo consiguió infundir odio y desolación a las personas que más amaba. Él sabía que no le importaría morir por el noruego, lo demostró cuando se interpuso entre ambos no dando tregua, esperaba de verdad que disparase. Y así fue. Un solo disparo, dirigido al centro de su corazón, rompiéndolo en miles de pedazos. Valeria cayó hacia atrás por el impacto, sobre el cuerpo de aquel a quien había amado tanto.
Sentía como el aire le faltaba, sus orbes esmeraldas brillaban a causa de las lagrimas, buscando su mirada… y al encontrarla, sonreír ampliamente. Su mano, despacio, la llevó hasta su mejilla y sus dedos acariciaron aquellos labios que tantas veces había besado, tantas promesas le habían hecho. Era feliz en ese instante, sus últimos segundos de vida se apagarían a su lado.
-Llévatelas, vete para siempre de Paris. Nadie te lo puede impedir -susurró apenas con un hilo de voz, sus ojos se cerraron un instante, en las que dos lagrimas cruzaron su rostro -Te he amado toda mi vida y lo haré hasta mi último aliento. Te pido perdón, todo lo hice por eso… ¿Ves? Te he salvado -el marido salió corriendo de la casa, preso del pánico y lo que acababa de hacer. Valeria, en los brazos de aquel que siempre sería el amor de su vida.
-Señorita…Paine -si estaba allí era para algo importante, así que esperó pacientemente. Intentaba mirarla fijamente pero el cansancio le hacía cerrar los ojos durante unos segundos, mientras oía palabra a palabra lo que quería decirle. La voz ajena, le devolvió a la realidad. Se mantuvo en silencio, aún quedaba más, ambas lo sabían. No se inmutó, solo la miraba fijamente, a los ojos sin poder evitar que una sonrisa se dibujase en su rostro. El tiempo había reforzado aún más esa amistad y lo envidió ¿quién tenía ella? a nadie. Una sonrisa que terminó en un risa irónica, de impotencia, triste… la misma tristeza que representaba sus ojos verdes -Bien, bruja ¿algo más? -enarcó una de sus cejas, no se iba a guardar nada, era el momento… y sí, en efecto no se equivocaba. Tomó aire y lo soltó de golpe, la conversación que estaban a punto de tener… iba a ser muy intensa.
-Siento tu perdida. Yo tampoco entiendo muchas cosas…. -se encogió de hombros, quedando de perfil y mirar hacia la casa donde se encontraban las tres personas más importantes de su vida - Y te equivocas, el destino no me ha dado mi merecido porque en todo caso… estaría bajo tierra. Yo ya estoy muerta, morí el día que le dejé marchar por ser egoísta por creer que lo salvaría de mí misma pero he conseguido lo contrario, le he condenado. Y yo también lo espero, prefiero morir antes que verle a él... mis hijas no se merecen eso. Necesitan a su padre, yo ya hace mucho dejé de ser un bien para ellas…para él. Hoör tiene suerte, te tiene a ti… y quién sabe, podríais empezar de cero los dos. Es un buen hombre, valiente, leal y apasionado, ya te quiere…quizás esto al menos sirva para algo -volvió su vista a la mujer, acercándose unos pasos, los suficientes para que apreciase que hablaba en serio -No merezco tan poco ¿penar hasta el fin de los días? No hay peor fin que perderlo todo, tenerlo delante de tus ojos y saber que nunca volverás a tenerlo . Yo ya no sé luchar , me he rendido y espero que pronto, termine esta maldita condena . Cuídale, cuídalas… sé que lo harás bien. No son Xaryne, ni él tampoco pero te querrán. -se giró dispuesta a entrar en la casa, a paso rápido. Aún seguía en el jardín.
Por una de las ventanas, apreció una escena que le heló la sangre. Él apuntaba a Hoör desde atrás como un cobarde. Valeria, ahogó un grito, reuniendo las pocas fuerzas que le quedaban para correr dentro de la casa, no llegar demasiado tarde. Esa bala no para él. Con lagrimas en los ojos de la más pura impotencia, observó a ambos, rezando interiormente para que esta vez acertase en el disparo.
No lo pensó, lo haría mil veces, apartó a su marido de Hoör y ocupó el lugar de éste. Miró a los ojos a ese hombre que solo consiguió infundir odio y desolación a las personas que más amaba. Él sabía que no le importaría morir por el noruego, lo demostró cuando se interpuso entre ambos no dando tregua, esperaba de verdad que disparase. Y así fue. Un solo disparo, dirigido al centro de su corazón, rompiéndolo en miles de pedazos. Valeria cayó hacia atrás por el impacto, sobre el cuerpo de aquel a quien había amado tanto.
Sentía como el aire le faltaba, sus orbes esmeraldas brillaban a causa de las lagrimas, buscando su mirada… y al encontrarla, sonreír ampliamente. Su mano, despacio, la llevó hasta su mejilla y sus dedos acariciaron aquellos labios que tantas veces había besado, tantas promesas le habían hecho. Era feliz en ese instante, sus últimos segundos de vida se apagarían a su lado.
-Llévatelas, vete para siempre de Paris. Nadie te lo puede impedir -susurró apenas con un hilo de voz, sus ojos se cerraron un instante, en las que dos lagrimas cruzaron su rostro -Te he amado toda mi vida y lo haré hasta mi último aliento. Te pido perdón, todo lo hice por eso… ¿Ves? Te he salvado -el marido salió corriendo de la casa, preso del pánico y lo que acababa de hacer. Valeria, en los brazos de aquel que siempre sería el amor de su vida.
Valeria Cavey- Realeza Neerlandesa
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Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Valeria salió despedida en mi dirección interponiéndose al disparo que iba para mi y que recibió ella en le corazón.
Sus esmeraldas anegadas en lagrimas mientras mis brazos trataban de sustentar un cuerpo que se apagaba frente a mis ojos. Ella mi único amor acababa de dictar con su muerte la mía.
Un grito del dolor mas desgarrador asomó de mi garganta mientras mi mano trataba de forma inútil de parar la hemorragia de su corazón.
El mio había dejado de latir con el suyo, muerto en vida, escuché sus ultimas palabras, esas en las que decía haberme salvado mas por el contrario me había condenado.
No pude protegerla, ni siquiera cumplir con ninguna de las promesas que les hice a mis hijas. Me odiaba, me odiaba tanto que dudaba poder enfrentarles la mirada, me odiaba tanto que ponerme en pie era un suplicio y derrotado me perdí en su cuerpo consumido por el llanto, la frustración y un dolor que era tan insoportable que me arrancaba las entrañas desde dentro.
Temblé, temblé como nunca antes lo había echo, no hacia falta hablar cuando mis ojos pardos lo decían todo.
Un te quiero que si pronuncie tantas veces que ya ni recuerdo, un te necesito que hoy parecía esfumarse con el viento, y un te protegeré, seer tu espada y tu escudo que me convertían en un cobarde malnacido.
Como si fuera mi vida y no la suya la que pasara frente a mis ojos., recordé cada momento vivido. El día que la conocí y sus esmeraldas trazaron el principio de un camino que no conocía, un juego que pronto se trasformo en amor, un amor tan puro, tan fuerte, tan desgarrador que se adueño de mi alma, dándole sentido a una vida en la que solo era un guerrero adiestrado para matar y ella me convirtió en un ser humano dispuesto a vivir.
Sentía, por primera vez sentía, sentía cada caricia, cada mirada, su aliento sobre mis labios y quedaba preso de su hechizo con cada suspiro.
Puede que ella creyera que no la merecía, no sabe cuan equivocada estaba. Llegué a París muerto y ella me regalo la vida, vida que ahora no tenia sentido sin ella y maldije ser capaz de amar porque de no haberlo echo, este no seria su final.
Recordé el bosque, lo que sentí cuando la toqué por primera vez, cuando la hice mía de un modo tan distinto que cada poro de mi piel se erizo. Me hizo descubrir que los jirones de mi piel eran historias que contar, me hizo reír, soñar, creer en que otra vida podía existir para mi, confiar en que un día junto a ella podría tener una vida en paz. Esperanza, Valeria era la esperanza que le quedaba a este pobre guerrero que hoy moría con ella.
Odie mi vida, mi futuro ,odie mi presente y me odie a mi mismo.
Nada quedaba ya en mi de ese hombre que era, ella se lo estaba llevando todo mientras sus ojos se pagaban y su último aliento se convertía en el mio con los labios unidos por el amor. Amor que hoy quedaba escrito en las estrellas pues pronto me reuniría con ella.
-Espérame -susurré.
No quería el Valhalla, ya no, ahora la seguiría al tártaro, pues aunque no lo creyera, vivir era demasiado doloroso para soportarlo.
Vació, desgarrador vació que se adueñó de mi alma, ojos sin vida, perdida mirada. Arrodillado, ensangrentado temblaba como un niño mientras las lagrimas corrían salvajes entre los gritos desesperados.
Cuervos graznaban abriendo el valhalla a este guerrero. Maldito Odin, Loqui y Thor, hoy renunciaba a todos ellos, pues ya no creía en nada, ni siquiera en mi mismo.
La había matado y lo había hecho yo. Con un amor que nunca debió existir y entonces lo entendí, mi amor era su ruina, mi presencia su desasosiego y yo, su peor maldición.
Sus esmeraldas anegadas en lagrimas mientras mis brazos trataban de sustentar un cuerpo que se apagaba frente a mis ojos. Ella mi único amor acababa de dictar con su muerte la mía.
Un grito del dolor mas desgarrador asomó de mi garganta mientras mi mano trataba de forma inútil de parar la hemorragia de su corazón.
El mio había dejado de latir con el suyo, muerto en vida, escuché sus ultimas palabras, esas en las que decía haberme salvado mas por el contrario me había condenado.
No pude protegerla, ni siquiera cumplir con ninguna de las promesas que les hice a mis hijas. Me odiaba, me odiaba tanto que dudaba poder enfrentarles la mirada, me odiaba tanto que ponerme en pie era un suplicio y derrotado me perdí en su cuerpo consumido por el llanto, la frustración y un dolor que era tan insoportable que me arrancaba las entrañas desde dentro.
Temblé, temblé como nunca antes lo había echo, no hacia falta hablar cuando mis ojos pardos lo decían todo.
Un te quiero que si pronuncie tantas veces que ya ni recuerdo, un te necesito que hoy parecía esfumarse con el viento, y un te protegeré, seer tu espada y tu escudo que me convertían en un cobarde malnacido.
Como si fuera mi vida y no la suya la que pasara frente a mis ojos., recordé cada momento vivido. El día que la conocí y sus esmeraldas trazaron el principio de un camino que no conocía, un juego que pronto se trasformo en amor, un amor tan puro, tan fuerte, tan desgarrador que se adueño de mi alma, dándole sentido a una vida en la que solo era un guerrero adiestrado para matar y ella me convirtió en un ser humano dispuesto a vivir.
Sentía, por primera vez sentía, sentía cada caricia, cada mirada, su aliento sobre mis labios y quedaba preso de su hechizo con cada suspiro.
Puede que ella creyera que no la merecía, no sabe cuan equivocada estaba. Llegué a París muerto y ella me regalo la vida, vida que ahora no tenia sentido sin ella y maldije ser capaz de amar porque de no haberlo echo, este no seria su final.
Recordé el bosque, lo que sentí cuando la toqué por primera vez, cuando la hice mía de un modo tan distinto que cada poro de mi piel se erizo. Me hizo descubrir que los jirones de mi piel eran historias que contar, me hizo reír, soñar, creer en que otra vida podía existir para mi, confiar en que un día junto a ella podría tener una vida en paz. Esperanza, Valeria era la esperanza que le quedaba a este pobre guerrero que hoy moría con ella.
Odie mi vida, mi futuro ,odie mi presente y me odie a mi mismo.
Nada quedaba ya en mi de ese hombre que era, ella se lo estaba llevando todo mientras sus ojos se pagaban y su último aliento se convertía en el mio con los labios unidos por el amor. Amor que hoy quedaba escrito en las estrellas pues pronto me reuniría con ella.
-Espérame -susurré.
No quería el Valhalla, ya no, ahora la seguiría al tártaro, pues aunque no lo creyera, vivir era demasiado doloroso para soportarlo.
Vació, desgarrador vació que se adueñó de mi alma, ojos sin vida, perdida mirada. Arrodillado, ensangrentado temblaba como un niño mientras las lagrimas corrían salvajes entre los gritos desesperados.
Cuervos graznaban abriendo el valhalla a este guerrero. Maldito Odin, Loqui y Thor, hoy renunciaba a todos ellos, pues ya no creía en nada, ni siquiera en mi mismo.
La había matado y lo había hecho yo. Con un amor que nunca debió existir y entonces lo entendí, mi amor era su ruina, mi presencia su desasosiego y yo, su peor maldición.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
La bruja asistió a la escena como si de una película muda se tratase. Tras el cristal de la ventana vio al marido de Valeria amartillar el gatillo y descerrajarle un tiro a Höor que recibió la rubia en su lugar. Acababa de matar a Valeria con sus palabras. Ella le había dicho que se quitara del medio, que no le provocase más dolor a Höor ¡¡¡y la muy insensata le había hecho caso!!!!! Le entró el vértigo en la boca del estómago. No iba en serio, lo había dicho porque odiaba ver a su amigo así, a las niñas así... pero de ahí a que muriese un minuto después... Su cerebró reaccionó rápido, el marido sujetaba todavía la pistola y la bruja envió a varios entes a derribarlo, no podía dejar que abatiese a Höor mientras sujetaba el cuerpo de Valeria.
Mientras los entes lo derribaban sobre el suelo del jardín, la Elora del pasado lo vivía todo en la distancia, viéndolo a través de los ojos de Höor. Era un verdadero desastre, lo que había ocurrido iba a pasarles una profunda factura, y alguien tenía que pensar friamente. Conjuró a través de la runa que la comunicaba con el vikingo a otro ente al que obligó a ir a los establos y atrancar la puerta para que las niñas no pudieran salir y ver aquel dantesco espectáculo. Tenía mucho trabajo por delante, tenía que sacar al Höor del pasado de allí, llevar al otro Höor a la mansión Cavey y reensamblar los recuerdos de sus alter ego del futuro, porque si no, iba a ser un shock. Hizo que un ente despertase a Höor, que dormía plácidamente en el sofá, y que le susurrase malos augurios, para que se diese prisa en partir hacia la mansión. Y así fue, el vikingo se apresuró a salir en pos de la bruja que lo había dejado postrado en el sofá.
Odiaba la magia mental, era la especialidad de Stein, pero desde que lo conoció, había practicado unos hechizos para implantar o sustituir recuerdos. Necesitaba modificar los de su su yo futura. Como ahora se hallaba sola en su propia casa debía aprovechar para hacerlo. Corrió al despacho y allí reunió los ingredientes necesarios para el ritual. Tenía que darse prisa, antes de que el vikingo llegase al lugar del crimen. Se arrancó unos cabellos, que eran como los de la otra Elora y ató su voluntad. Después realizó el ritual para atrapar sus recuerdos y los envió a través de la runa que la comunicaba con su amigo. Borró partes de la escena que acababa de presenciar. Elora en su mente ya no recordaría cómo había sucedido aquello de verdad. En su lugar lo que recordaría era que fue a ver a Valeria, que su marido llegó, enfadado, y que trató de matar a la bruja y la rubia se interpuso valientemente. Y que le pidió que le dijera a Höor que siempre lo había amado. Esa historia sería más soportable para el Höor del futuro.
Ahora debía hacer regresar al Höor del pasado a la mansión, pero hacer que soltase el cuerpo de Valeria no iba a ser tan sencillo. Se hizo un corte en la mano y se ató un trozo de la camisa que llevaba él cuando le dispararon, uniendo así las sangre de nuevo, y atando la voluntad del vikingo a la suya. Se comunicó con él a través de la runa. "Höor, debes regresar. Ya no hay nada que puedes hacer ahí... regresa ahora. El otro Höor va de camino. No le robes a él su dolor o su venganza. Tu Valeria te espera en París, regresa ahora y nos iremos, regresaremos a nuestro tiempo, donde ella todavía está viva. Vamos, es hora de volver a casa." Höor debía obedecer sus órdenes, ahora su voluntad estaba atada.
Mientras tanto, en la mansión Cavey, Elora salió al jardín persiguiendo al indeseable y su pelo ya empezaba a flotar presa de la electricidad estática, sus ojos comenzaban a ponerse en blanco y murmuró palabras arcanas. El marido de Valeria comenzó a retorcerse en el suelo y su vida iba drenándose saliendo de su cuerpo como un humo grisáceo. Iba a matarlo por lo que había hecho, porque... había intentado...¿intentado qué?...mmm... ah, sí... matarla. ¿A Ella? sí, claro, a ella. Y Valeria la había defendido. Tenía que avisar a Höor para que cabalgase hasta allí porque...¿Valeria habia muerto? estaba un poco confusa asi que simplemente se quedó así manteniendo al marido de Valeria en un estado cercano a la muerte pero sin matarlo. Porque eso debía hacerlo el vikingo, era su derecho.
Mientras los entes lo derribaban sobre el suelo del jardín, la Elora del pasado lo vivía todo en la distancia, viéndolo a través de los ojos de Höor. Era un verdadero desastre, lo que había ocurrido iba a pasarles una profunda factura, y alguien tenía que pensar friamente. Conjuró a través de la runa que la comunicaba con el vikingo a otro ente al que obligó a ir a los establos y atrancar la puerta para que las niñas no pudieran salir y ver aquel dantesco espectáculo. Tenía mucho trabajo por delante, tenía que sacar al Höor del pasado de allí, llevar al otro Höor a la mansión Cavey y reensamblar los recuerdos de sus alter ego del futuro, porque si no, iba a ser un shock. Hizo que un ente despertase a Höor, que dormía plácidamente en el sofá, y que le susurrase malos augurios, para que se diese prisa en partir hacia la mansión. Y así fue, el vikingo se apresuró a salir en pos de la bruja que lo había dejado postrado en el sofá.
Odiaba la magia mental, era la especialidad de Stein, pero desde que lo conoció, había practicado unos hechizos para implantar o sustituir recuerdos. Necesitaba modificar los de su su yo futura. Como ahora se hallaba sola en su propia casa debía aprovechar para hacerlo. Corrió al despacho y allí reunió los ingredientes necesarios para el ritual. Tenía que darse prisa, antes de que el vikingo llegase al lugar del crimen. Se arrancó unos cabellos, que eran como los de la otra Elora y ató su voluntad. Después realizó el ritual para atrapar sus recuerdos y los envió a través de la runa que la comunicaba con su amigo. Borró partes de la escena que acababa de presenciar. Elora en su mente ya no recordaría cómo había sucedido aquello de verdad. En su lugar lo que recordaría era que fue a ver a Valeria, que su marido llegó, enfadado, y que trató de matar a la bruja y la rubia se interpuso valientemente. Y que le pidió que le dijera a Höor que siempre lo había amado. Esa historia sería más soportable para el Höor del futuro.
Ahora debía hacer regresar al Höor del pasado a la mansión, pero hacer que soltase el cuerpo de Valeria no iba a ser tan sencillo. Se hizo un corte en la mano y se ató un trozo de la camisa que llevaba él cuando le dispararon, uniendo así las sangre de nuevo, y atando la voluntad del vikingo a la suya. Se comunicó con él a través de la runa. "Höor, debes regresar. Ya no hay nada que puedes hacer ahí... regresa ahora. El otro Höor va de camino. No le robes a él su dolor o su venganza. Tu Valeria te espera en París, regresa ahora y nos iremos, regresaremos a nuestro tiempo, donde ella todavía está viva. Vamos, es hora de volver a casa." Höor debía obedecer sus órdenes, ahora su voluntad estaba atada.
Mientras tanto, en la mansión Cavey, Elora salió al jardín persiguiendo al indeseable y su pelo ya empezaba a flotar presa de la electricidad estática, sus ojos comenzaban a ponerse en blanco y murmuró palabras arcanas. El marido de Valeria comenzó a retorcerse en el suelo y su vida iba drenándose saliendo de su cuerpo como un humo grisáceo. Iba a matarlo por lo que había hecho, porque... había intentado...¿intentado qué?...mmm... ah, sí... matarla. ¿A Ella? sí, claro, a ella. Y Valeria la había defendido. Tenía que avisar a Höor para que cabalgase hasta allí porque...¿Valeria habia muerto? estaba un poco confusa asi que simplemente se quedó así manteniendo al marido de Valeria en un estado cercano a la muerte pero sin matarlo. Porque eso debía hacerlo el vikingo, era su derecho.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Lagrimas que se perdían sobre un cuerpo inerte, dolor que atenazaba mi cuerpo llevándome a la tortura mas dolorosa jamas hallada.
Su cuerpo aun caliente parecía suplicar que la acompañara y mis ganas de hacerlo no menguaban, saqué la daga, absorto por un pesar que me desmembraba.
Gritos de dolor que nublaban mi juicio, mi razón mientras la abrazaba arrodillado como si el reloj de arena se hubiera detenido y solo estuviéramos ella y yo.
La había perdido y con su muerte había llegado la mía, pues seguir viviendo era una condena infinita.
Mi rostro anegado en sangre, la única calidez que me quedaba de la que un día me besaba, cerré los ojos recordando el olor a lirios y violetas, sus labios rozando los míos, su aliento que me desesperaba, su voz, su infierno.
Ella mi norte y mi sur, mi brújula, mi camino, mi vida y ahora mi muerte, todo ellos se había ido.
Maldije el día que me conoció, maldije cada segundo que le arrebate, maldije desesperado el amor y maldije la vida que se nos escapo por ser unos cobardes los dos.
En mi cabeza una voz, una que me obligaba a dejar el candor del cuerpo inerte de mi único amor, me resistí, mas el bien, era certero, pero mi mente aturdida no era capaz ni siquiera de pensar en ellas dos.
Un travesaño para evitar que las niñas salieran, para evitar vieran la dantesca imagen de su madre muerta y de su padre, ese que había fracasado, ese al que odiaba sin remedio destrozado.
Yo y no otro la había matado, de yo no existir ella seguiría viva, posiblemente feliz.
Mi cuerpo volvió a orillarse contra el suyo, perdido en aquel dolor profundo que embotaba mi mente, llevándome al infierno mas profundo.
No había llamas en el, no era fuego, si no hielo lo que congelaba cada parte de mi cuerpo.
Frio, temblaba de miedo como el maldito cobarde que era, ese que incumplió su promesa de protegerla.
Quebrado escudo, rota la espada, guerrero destruido.
Daga en mano acaricie su rostro, sus esmeraldas cerradas ya no me regalaban nada y yo, yo las necesitaba, necesitaba cada ápice de su piel, cada rastro de vida que aun quedaba en un cuerpo inerte.
Labios pálidos que tomé una y otra vez, como si eso pudiera hacer que los dioses me llevaran a mi y devolvérmela a ella.
La necesitaba mas que beber, mas que el aire que había dejado de respirar, pues sin su aliento el mio se apagaba.
La daga sajo mi cuello guiada por la mano que firme me regalaba la muerte que ansiaba, con una sonrisa infinita en mis labios, una promesa que si cumpliría, un “espérame” anclado en sus ojos esmeralda.
Sangré brotó otorgándome la calidez de una muerte placida, podía verla mientras mi cuerpo caía sobre el suyo y mis ojos se cerraban. Sentí sus labios, eran tibios y mi boca se entreabrió para acoger la ajena. Susurros cargados de una vida entera.
En una agónica muerte que no llegaba, ella empezaba a desvanecerse frente a mis ojos pardos, sus esmeraldas se apagaban. Lancé mi mano a la nada tratando de aferrar su alma a la mía, mas nada, solo eso, efímera sensación de felicidad que termino en vació.
Entonces lo entendí, el vinculo que me ataba a la inmortal salvaba mi vida, cerrando la brecha de mi garganta, no habría paz para ese ser que errante se atormentaba.
-Te quiero -gruñí hundido en el mas profundo de los llantos, en la desesperación mas absoluta, en al perdida mas dolorosa, la que te deja sin respiración, sin paz, y sin consuelo.
De nuevo aquella voz, Elora, me pedía que volviera, mas bien lo exigia. Y yo, yo no era capaz de moverme del lado de esa mujer que había puesto mi piel en carne viva, desgarrado, con las entrañas fuera. El dolor era inhumano, y mis brazos eran incapaces de soltar un cuerpo que había tomado tantas veces, mas ninguna como aquella.
Conocía lo que Elora había hecho, un vinculo de sangre que me forzaba a obedecer, aun sin querer, aun muerto, mis pasos se dirigieron a la montura, no había un ápice de mi sobre esta, mi corazón no latía, se había quedado anclado en el pecho de Valeria, allí, sobre la suave hierba.
Höor Futuro tenia que llorar su perdida, vengar su muerte y perderse después en la tiniebla.
Yo ya estaba perdido en la profundidad del abismo en el que ahora me había metido...y así, con los cascos del caballo emprendí mi camino a la muerte, las hojas pronto caerían y con la ultima mi vida.
Höor Futuro:
Despertar cargado de desasosiego, voces que no queria creer y que me hacían enloquecer.
Grito cargado de dolor que atenazo mi cuerpo mientras las lagrimas sobrevinieron a la ira, mientras aun sin creérmelo corrí hacia mi espectro. El me llevaría a los brazos del único ser por el que aun me mantenía en vida.
Nunca perdí la esperanza en un nuevo amanecer,de esa utopía que solo ella podía crear junto a las niñas. Hoy ,de ser ciertas las voces, la ilusión de un nuevo día se desvanecía frente a mis ojos con tibias caricias mudas.
Apenas recordaba el tacto de su piel ,demasiado tiempo sin sentir su candor, su olor, mas aun así, hoy parecía grabado a fuego en mi piel, haciendo arder de dolor.
Sus esmeraldas, mi aliento, necesitaba verlas de nuevo, necesitaba entender ¿por que ella y no yo?.
No existía consuelo para un alma que había perdido a su gran amor.
Cascos perdidos por la ciudad, odio, rabia, y venganza que iba a ejecutar.
Su cuerpo aun caliente parecía suplicar que la acompañara y mis ganas de hacerlo no menguaban, saqué la daga, absorto por un pesar que me desmembraba.
Gritos de dolor que nublaban mi juicio, mi razón mientras la abrazaba arrodillado como si el reloj de arena se hubiera detenido y solo estuviéramos ella y yo.
La había perdido y con su muerte había llegado la mía, pues seguir viviendo era una condena infinita.
Mi rostro anegado en sangre, la única calidez que me quedaba de la que un día me besaba, cerré los ojos recordando el olor a lirios y violetas, sus labios rozando los míos, su aliento que me desesperaba, su voz, su infierno.
Ella mi norte y mi sur, mi brújula, mi camino, mi vida y ahora mi muerte, todo ellos se había ido.
Maldije el día que me conoció, maldije cada segundo que le arrebate, maldije desesperado el amor y maldije la vida que se nos escapo por ser unos cobardes los dos.
En mi cabeza una voz, una que me obligaba a dejar el candor del cuerpo inerte de mi único amor, me resistí, mas el bien, era certero, pero mi mente aturdida no era capaz ni siquiera de pensar en ellas dos.
Un travesaño para evitar que las niñas salieran, para evitar vieran la dantesca imagen de su madre muerta y de su padre, ese que había fracasado, ese al que odiaba sin remedio destrozado.
Yo y no otro la había matado, de yo no existir ella seguiría viva, posiblemente feliz.
Mi cuerpo volvió a orillarse contra el suyo, perdido en aquel dolor profundo que embotaba mi mente, llevándome al infierno mas profundo.
No había llamas en el, no era fuego, si no hielo lo que congelaba cada parte de mi cuerpo.
Frio, temblaba de miedo como el maldito cobarde que era, ese que incumplió su promesa de protegerla.
Quebrado escudo, rota la espada, guerrero destruido.
Daga en mano acaricie su rostro, sus esmeraldas cerradas ya no me regalaban nada y yo, yo las necesitaba, necesitaba cada ápice de su piel, cada rastro de vida que aun quedaba en un cuerpo inerte.
Labios pálidos que tomé una y otra vez, como si eso pudiera hacer que los dioses me llevaran a mi y devolvérmela a ella.
La necesitaba mas que beber, mas que el aire que había dejado de respirar, pues sin su aliento el mio se apagaba.
La daga sajo mi cuello guiada por la mano que firme me regalaba la muerte que ansiaba, con una sonrisa infinita en mis labios, una promesa que si cumpliría, un “espérame” anclado en sus ojos esmeralda.
Sangré brotó otorgándome la calidez de una muerte placida, podía verla mientras mi cuerpo caía sobre el suyo y mis ojos se cerraban. Sentí sus labios, eran tibios y mi boca se entreabrió para acoger la ajena. Susurros cargados de una vida entera.
En una agónica muerte que no llegaba, ella empezaba a desvanecerse frente a mis ojos pardos, sus esmeraldas se apagaban. Lancé mi mano a la nada tratando de aferrar su alma a la mía, mas nada, solo eso, efímera sensación de felicidad que termino en vació.
Entonces lo entendí, el vinculo que me ataba a la inmortal salvaba mi vida, cerrando la brecha de mi garganta, no habría paz para ese ser que errante se atormentaba.
-Te quiero -gruñí hundido en el mas profundo de los llantos, en la desesperación mas absoluta, en al perdida mas dolorosa, la que te deja sin respiración, sin paz, y sin consuelo.
De nuevo aquella voz, Elora, me pedía que volviera, mas bien lo exigia. Y yo, yo no era capaz de moverme del lado de esa mujer que había puesto mi piel en carne viva, desgarrado, con las entrañas fuera. El dolor era inhumano, y mis brazos eran incapaces de soltar un cuerpo que había tomado tantas veces, mas ninguna como aquella.
Conocía lo que Elora había hecho, un vinculo de sangre que me forzaba a obedecer, aun sin querer, aun muerto, mis pasos se dirigieron a la montura, no había un ápice de mi sobre esta, mi corazón no latía, se había quedado anclado en el pecho de Valeria, allí, sobre la suave hierba.
Höor Futuro tenia que llorar su perdida, vengar su muerte y perderse después en la tiniebla.
Yo ya estaba perdido en la profundidad del abismo en el que ahora me había metido...y así, con los cascos del caballo emprendí mi camino a la muerte, las hojas pronto caerían y con la ultima mi vida.
Höor Futuro:
Despertar cargado de desasosiego, voces que no queria creer y que me hacían enloquecer.
Grito cargado de dolor que atenazo mi cuerpo mientras las lagrimas sobrevinieron a la ira, mientras aun sin creérmelo corrí hacia mi espectro. El me llevaría a los brazos del único ser por el que aun me mantenía en vida.
Nunca perdí la esperanza en un nuevo amanecer,de esa utopía que solo ella podía crear junto a las niñas. Hoy ,de ser ciertas las voces, la ilusión de un nuevo día se desvanecía frente a mis ojos con tibias caricias mudas.
Apenas recordaba el tacto de su piel ,demasiado tiempo sin sentir su candor, su olor, mas aun así, hoy parecía grabado a fuego en mi piel, haciendo arder de dolor.
Sus esmeraldas, mi aliento, necesitaba verlas de nuevo, necesitaba entender ¿por que ella y no yo?.
No existía consuelo para un alma que había perdido a su gran amor.
Cascos perdidos por la ciudad, odio, rabia, y venganza que iba a ejecutar.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Elora empezaba a agotarse, hacer magia a través de Höor, hechizar las mentes de la Elora y Höor del futuro, y obligar a su vikingo a volver, le estaban drenando las fuerzas. Pero era consciente de que tenía que resistir a toda costa.
El Höor del pasado venía de camino a la mansión y el del futuro desmontó en la residencia Cavey, para alcanzar el jardín donde yacía el cuerpo sin vida de Valeria con un tiro en el pecho. Cerca de ella, casi levitando, estaba Elora con el pelo flotando y los ojos en blanco, manteniendo inmovilizado al marido en el suelo, retorciéndose de dolor, todavía con la pistola en la mano. La bruja murmuraba cosas en algún idioma extraño.
Su mente ya no conservaba los recuerdos originales de lo sucedido y cuando saliese del trance mágico, le contaría a Höor su versión de los hechos: ella se presentó allí para hablar con Valeria y que le dejara ver a las niñas, el marido llegó, se enfadó y trató de matarla pero la rubia se interpuso. Esa versión era la más adecuada para los habitantes de aquella realidad. Un cabrón que moriría pronto cuando el vikingo ejecutase su venganza, había acabado con la historia y el drama que Valeria y Höor arrastraban y que ninguno habia sido capaz de solucionar a los largo de los años.
Cuando el norteño regresó a la mansión de la bruja, ésta lo recibió con un abrazo. Sabía el infierno que estaba pasando porque ella había pasado uno similar pocos días antes al saber de la muerte de Xaryne.
— Lo siento mucho Höor, lo siento de verdad. Es una tragedia… pero al menos tus hijas podrán estar contigo, con tu otro yo, quiero decir. Si te hubieran matado, Lilith estaría en manos de ese desgraciado. Y nosotros regresaremos a nuestra realidad y allí Valeria estará viva.— Lo acunó unos instantes acariciando su cabeza, podía entenderlo a la perfección, porque ella no tenía consuelo cuando leyó el diario, sencillamente no estaba preparada para seguir viviendo si Xar no existía. Pero veía algo de esperanza, el Höor del futuro tenía a sus preciosas hijas, el legado de Valeria, por las cuales tenía que luchar y vivir, sacarlas adelante. Para la Elora del futuro era más complejo, porque nada la ataba a esa vida vacía, y sin embargo, había decidido acompañar a los Cannif hasta que las Parcas se la quisieran llevar.
— Estarán bien, tú tienes a tus niñas que te necesitan y pelearás por ellas contra viento y marea. Y parece ser que ahora yo también tengo ua razón para vivir, que es cuidaros a los tres. Vamos, tenemos que volver a nuestro a tiempo.
El Höor del pasado venía de camino a la mansión y el del futuro desmontó en la residencia Cavey, para alcanzar el jardín donde yacía el cuerpo sin vida de Valeria con un tiro en el pecho. Cerca de ella, casi levitando, estaba Elora con el pelo flotando y los ojos en blanco, manteniendo inmovilizado al marido en el suelo, retorciéndose de dolor, todavía con la pistola en la mano. La bruja murmuraba cosas en algún idioma extraño.
Su mente ya no conservaba los recuerdos originales de lo sucedido y cuando saliese del trance mágico, le contaría a Höor su versión de los hechos: ella se presentó allí para hablar con Valeria y que le dejara ver a las niñas, el marido llegó, se enfadó y trató de matarla pero la rubia se interpuso. Esa versión era la más adecuada para los habitantes de aquella realidad. Un cabrón que moriría pronto cuando el vikingo ejecutase su venganza, había acabado con la historia y el drama que Valeria y Höor arrastraban y que ninguno habia sido capaz de solucionar a los largo de los años.
Cuando el norteño regresó a la mansión de la bruja, ésta lo recibió con un abrazo. Sabía el infierno que estaba pasando porque ella había pasado uno similar pocos días antes al saber de la muerte de Xaryne.
— Lo siento mucho Höor, lo siento de verdad. Es una tragedia… pero al menos tus hijas podrán estar contigo, con tu otro yo, quiero decir. Si te hubieran matado, Lilith estaría en manos de ese desgraciado. Y nosotros regresaremos a nuestra realidad y allí Valeria estará viva.— Lo acunó unos instantes acariciando su cabeza, podía entenderlo a la perfección, porque ella no tenía consuelo cuando leyó el diario, sencillamente no estaba preparada para seguir viviendo si Xar no existía. Pero veía algo de esperanza, el Höor del futuro tenía a sus preciosas hijas, el legado de Valeria, por las cuales tenía que luchar y vivir, sacarlas adelante. Para la Elora del futuro era más complejo, porque nada la ataba a esa vida vacía, y sin embargo, había decidido acompañar a los Cannif hasta que las Parcas se la quisieran llevar.
— Estarán bien, tú tienes a tus niñas que te necesitan y pelearás por ellas contra viento y marea. Y parece ser que ahora yo también tengo ua razón para vivir, que es cuidaros a los tres. Vamos, tenemos que volver a nuestro a tiempo.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 04/04/2016
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Mi espectro cabalgaba desbocado por el empedrado de la ciudad, luces y sombras nos dotaban de un aspecto fantasmagórico mientras la respiración de ambos se fundía en una.
Campanas de muerte que solo yo era capaz de oír en mi mente, su muerto conllevaba la mía, pues nunca volvería a amar como con ella lo hacia.
Tenia dos hijas, la razón de mi vida, mas del mismo modo sabia, que mi corazón se apagaba con el ultimo latido del suyo. Suplique a la parca que me llevara, y no porque me faltara valor, para yo mismo darme el merecido descanso que anhelaba, si no porque sabia que mis hijas me necesitaban.
Desmonté en el jardín ,solo tuve ojos para un cuerpo sin vida que era mi anhelo, mi esperanza y mi utopía.
Un grito desgarrador que se llevo consigo todo aquello, pues aunque el tiempo hubiera pasado, nunca deje de soñar con sus labios.
El amor, siempre tendría nombre de mujer, Valeria Cavey.
Entre mis brazos la alcé, como quien alza el vuelo por primera vez. Desgarrado, me apoderé de sus labios, tratando de encontrar un aliento que ya no me daba sustento. Era una broma del destino, que tras tanto tiempo luchado por que su boca fuera mía de nuevo, tuviera que robarle un beso cuando ni siquiera era capaz de sentirlo.
La amaba, nunca deje de amar ni siquiera cando ella me odiaba.
-Maldita mujer, como me dejas solo, te necesito tanto que siento que la muerte no será ya ni siquiera un descanso.
Me has condenado a vagar vivo con tu recuerdo eterno, no sabes cuanto te necesito, no sabes canto te he soñado, ni siquiera sabrás ya nunca lo desesperado que he estado.
Lagrimas de impotencia rodaban por mis mejillas, tratando como si pudiera oírme de mostrarle lo que había sido mi vida.
-Te maldigo Valeria, y me maldigo a mi mismo, a ti por ser una cobarde y a mi por no servirte de abrigo, ni escudo, ni espada. Soy un atisbo de lo que un día fui
Nunca me rendí, porque tu eres el final de mi sino, nunca bajé la guardia, te buscaba, te observaba como un loco entre las sombras, tratando de encontrar una sonrisa ilusoria.
Tu no eras feliz y yo me torturaba contigo ¿dime Valeria? ¿que hago ahora que te has ido? ¿como afronto una vida que no quiero vivir sin tu risa? ¿como miro a la luna si tus esmeraldas ya no la reflejan?
Siempre te necesite, quizás no me creíste, o quizás si lo hiciste, pero ahora mi mundo esta tan vació como las botellas.
No quiero una vida si tu no estas en ella.
Supliqué tantas veces contra su pecho que ni lagrimas, ni suplicas me quedaban.
Solo odio y el inmenso vació de un corazón apagado que se iba con ella.
Deposité su cuerpo sobre la mullida hierba.
Sangre en mis manos de ella, todo había acabado.
Camine hacia Elora, toqué su hombro con la mirada tan perdida como la misma noche en la que se había convertido mi vida.
Aquel hombre estaba allí, llorando por lo que el creía una vida.
-No hay vida sin ella -susurré en su oído alzándole del pelo para que me mirara.
-Fíjate bien en estos ojos sin vida, me has arrancado lo que mas quería. Mírame bien porque este es el rostro de la desesperación, del que lo ha perdido todo...
Clavé dos estacas en el jardín, allí até sus manos. Esto iba a disfrutarlo, camine a su alrededor, como el depredador mas sanguinario hasta detenerme en su espalda.
La daga mas afilada, dibujo el contorno de su columna, abriéndola con destreza.
Lo oía gritar del dolor, mas eso ni siquiera se parecía a lo que sentía yo.
Incrusté mis manos en la herida, apoderándome de sus costillas, hasta fracturarlas y sacarlas hacia afuera.
Sangraba como un cerdo, su dolor era tremendo, y yo lo oía gritar aun vivo mientras sus pulmones decoraban las alas de esa tortura vikinga que me encendía la sangre que hervía.
Camine de nuevo para acuclillarme frete a el, quería ver sus ojos mientras la parca venia a por el.
-Me has quitado todo y yo no te voy a dejar nada.
Hoor presente:
Inerte, sin vida, así me sentía entre los brazos de Elora que trataban de darme ánimos, pues ambos habíamos descubierto lo mismo...el fin de nuestra felicidad arrebatada.
Era hora de volver a casa.
Campanas de muerte que solo yo era capaz de oír en mi mente, su muerto conllevaba la mía, pues nunca volvería a amar como con ella lo hacia.
Tenia dos hijas, la razón de mi vida, mas del mismo modo sabia, que mi corazón se apagaba con el ultimo latido del suyo. Suplique a la parca que me llevara, y no porque me faltara valor, para yo mismo darme el merecido descanso que anhelaba, si no porque sabia que mis hijas me necesitaban.
Desmonté en el jardín ,solo tuve ojos para un cuerpo sin vida que era mi anhelo, mi esperanza y mi utopía.
Un grito desgarrador que se llevo consigo todo aquello, pues aunque el tiempo hubiera pasado, nunca deje de soñar con sus labios.
El amor, siempre tendría nombre de mujer, Valeria Cavey.
Entre mis brazos la alcé, como quien alza el vuelo por primera vez. Desgarrado, me apoderé de sus labios, tratando de encontrar un aliento que ya no me daba sustento. Era una broma del destino, que tras tanto tiempo luchado por que su boca fuera mía de nuevo, tuviera que robarle un beso cuando ni siquiera era capaz de sentirlo.
La amaba, nunca deje de amar ni siquiera cando ella me odiaba.
-Maldita mujer, como me dejas solo, te necesito tanto que siento que la muerte no será ya ni siquiera un descanso.
Me has condenado a vagar vivo con tu recuerdo eterno, no sabes cuanto te necesito, no sabes canto te he soñado, ni siquiera sabrás ya nunca lo desesperado que he estado.
Lagrimas de impotencia rodaban por mis mejillas, tratando como si pudiera oírme de mostrarle lo que había sido mi vida.
-Te maldigo Valeria, y me maldigo a mi mismo, a ti por ser una cobarde y a mi por no servirte de abrigo, ni escudo, ni espada. Soy un atisbo de lo que un día fui
Nunca me rendí, porque tu eres el final de mi sino, nunca bajé la guardia, te buscaba, te observaba como un loco entre las sombras, tratando de encontrar una sonrisa ilusoria.
Tu no eras feliz y yo me torturaba contigo ¿dime Valeria? ¿que hago ahora que te has ido? ¿como afronto una vida que no quiero vivir sin tu risa? ¿como miro a la luna si tus esmeraldas ya no la reflejan?
Siempre te necesite, quizás no me creíste, o quizás si lo hiciste, pero ahora mi mundo esta tan vació como las botellas.
No quiero una vida si tu no estas en ella.
Supliqué tantas veces contra su pecho que ni lagrimas, ni suplicas me quedaban.
Solo odio y el inmenso vació de un corazón apagado que se iba con ella.
Deposité su cuerpo sobre la mullida hierba.
Sangre en mis manos de ella, todo había acabado.
Camine hacia Elora, toqué su hombro con la mirada tan perdida como la misma noche en la que se había convertido mi vida.
Aquel hombre estaba allí, llorando por lo que el creía una vida.
-No hay vida sin ella -susurré en su oído alzándole del pelo para que me mirara.
-Fíjate bien en estos ojos sin vida, me has arrancado lo que mas quería. Mírame bien porque este es el rostro de la desesperación, del que lo ha perdido todo...
Clavé dos estacas en el jardín, allí até sus manos. Esto iba a disfrutarlo, camine a su alrededor, como el depredador mas sanguinario hasta detenerme en su espalda.
La daga mas afilada, dibujo el contorno de su columna, abriéndola con destreza.
Lo oía gritar del dolor, mas eso ni siquiera se parecía a lo que sentía yo.
Incrusté mis manos en la herida, apoderándome de sus costillas, hasta fracturarlas y sacarlas hacia afuera.
Sangraba como un cerdo, su dolor era tremendo, y yo lo oía gritar aun vivo mientras sus pulmones decoraban las alas de esa tortura vikinga que me encendía la sangre que hervía.
Camine de nuevo para acuclillarme frete a el, quería ver sus ojos mientras la parca venia a por el.
-Me has quitado todo y yo no te voy a dejar nada.
Hoor presente:
Inerte, sin vida, así me sentía entre los brazos de Elora que trataban de darme ánimos, pues ambos habíamos descubierto lo mismo...el fin de nuestra felicidad arrebatada.
Era hora de volver a casa.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Elora del futuro:
La bruja observó cómo Cannif ejecutaba su venganza sangrienta sobre el asesino de Valeria. No se la devolvería, pero al menos su rabia tendría alguna salida a tanta presión. Fue un espectáculo, los gritos, los gemidos y la sangre... pero sobre todo la bruja se alegró porque ninguna luz vino a reclamar a ese bastardo cuando exhaló su último aliento. Puso los ojos en blanco, su cabello comenzó a flotar y una salmodia extraña rompió el silencio. Levantó una piedra del tamaño de una nuez y el aire se arremolinó a su alrededor. Cuando acabó el hechizo, estaba muy cansada, pero sobreviviría. Se acercó a Höor y le tendió la piedra.
— Su espíritu está aquí atado, jamás ascenderá ni se abrirán las puertas del Valhalla para él. Haz con ella lo que quieras.— Sacó un pañuelo del bolsillo y le limpió la cara de sangre.— Valeria se ha ido, no puedo verla. Finalmente alcanzó el Valhalla donde volverás a verla cuando sea tu hora. Vamos, llévatela de aquí, yo me encargo de llevarme a las niñas, no tienen por qué ver esto.
La bruja fue a buscarlas y las encontró en el establo, allí las recogió y las convenció para irse a la mansión Paine, porque darles la noticia de que su madre había muerto iba a ser algo muy duro y quería que estuvieran en un ambiente que no fuera hostil para ellas. Les preparó galletas y un baño con mucha espuma y el agua con chispas plateadas. Ya no tenía que fingir delante de ellas, así que hizo magia cuando lo necesitó, provocando cierto asombro en las pequeñas.
Le diría a Jana que se ocupase de ellas después y ella iría a buscar a alguno de sus antiguos amigos cazadores para que los ayudasen a colocar la escena del crimen de forma que nada les incriminase y que hicieran desaparecer el cadáver del marido de Valeria, que estaba claro que había sufrido un ritual vikingo e inmediatmente los gendarmes atarían cabos. Ya tenía en mente todo el plan, porque sabía que Höor no tenía cabeza para eso ahora, y alguien necesitaba ser práctico y estar despierto.
La Elora del pasado consoló a Höor durante un buen rato, entendiendo su dolor a pesar de que él volvería a su tiempo y allí Valeria estaría viva. Le sucedía lo mismo con Xaryne, y aunque era una buena noticia, sabía que ese viaje en el tiempo los marcaría para siempre. Tiró del vikingo hacia fuera de la mansión pero antes dejó una nota escrita sobre la chimenea.
" Queridos Höor y Elora,
Lamento los acontecimientos que habréis vivido, yo también los he sufrido en mis carnes. Pero no podía avisaros, cuando se cambia el futuro no se sabe qué consecuencias va a tener. No lo hice porque os espera un buen futuro, tened esperanza, criad a esas niñas con amor y comprensión y haced que el sacrificio de Valeria tenga sentido.
Os deseo todo lo mejor,
Elora. "
Caminaron un buen rato hasta donde aprecieron al viajar en el tiempo y allí la bruja dibujó en el suelo el pentagrama con los símbolos que había encontrado entre los libros del despacho. Recitó el hechizo Temporis y se agarró fuerte a Höor, necesitaba de su don como oráculo para potenciar la magia y deshacer el camino andado. Todo se hizo negro, sus conciencias se desvanecían a la par y no pudo evitar pensar que ojalá saliese bien aquello, porque realmente nada le garantizaba que no viajaran a otro tiempo o se quedasen atrapados en algun punto indefinido en la dimensión espacio-temoporal.
La bruja observó cómo Cannif ejecutaba su venganza sangrienta sobre el asesino de Valeria. No se la devolvería, pero al menos su rabia tendría alguna salida a tanta presión. Fue un espectáculo, los gritos, los gemidos y la sangre... pero sobre todo la bruja se alegró porque ninguna luz vino a reclamar a ese bastardo cuando exhaló su último aliento. Puso los ojos en blanco, su cabello comenzó a flotar y una salmodia extraña rompió el silencio. Levantó una piedra del tamaño de una nuez y el aire se arremolinó a su alrededor. Cuando acabó el hechizo, estaba muy cansada, pero sobreviviría. Se acercó a Höor y le tendió la piedra.
— Su espíritu está aquí atado, jamás ascenderá ni se abrirán las puertas del Valhalla para él. Haz con ella lo que quieras.— Sacó un pañuelo del bolsillo y le limpió la cara de sangre.— Valeria se ha ido, no puedo verla. Finalmente alcanzó el Valhalla donde volverás a verla cuando sea tu hora. Vamos, llévatela de aquí, yo me encargo de llevarme a las niñas, no tienen por qué ver esto.
La bruja fue a buscarlas y las encontró en el establo, allí las recogió y las convenció para irse a la mansión Paine, porque darles la noticia de que su madre había muerto iba a ser algo muy duro y quería que estuvieran en un ambiente que no fuera hostil para ellas. Les preparó galletas y un baño con mucha espuma y el agua con chispas plateadas. Ya no tenía que fingir delante de ellas, así que hizo magia cuando lo necesitó, provocando cierto asombro en las pequeñas.
Le diría a Jana que se ocupase de ellas después y ella iría a buscar a alguno de sus antiguos amigos cazadores para que los ayudasen a colocar la escena del crimen de forma que nada les incriminase y que hicieran desaparecer el cadáver del marido de Valeria, que estaba claro que había sufrido un ritual vikingo e inmediatmente los gendarmes atarían cabos. Ya tenía en mente todo el plan, porque sabía que Höor no tenía cabeza para eso ahora, y alguien necesitaba ser práctico y estar despierto.
La Elora del pasado consoló a Höor durante un buen rato, entendiendo su dolor a pesar de que él volvería a su tiempo y allí Valeria estaría viva. Le sucedía lo mismo con Xaryne, y aunque era una buena noticia, sabía que ese viaje en el tiempo los marcaría para siempre. Tiró del vikingo hacia fuera de la mansión pero antes dejó una nota escrita sobre la chimenea.
" Queridos Höor y Elora,
Lamento los acontecimientos que habréis vivido, yo también los he sufrido en mis carnes. Pero no podía avisaros, cuando se cambia el futuro no se sabe qué consecuencias va a tener. No lo hice porque os espera un buen futuro, tened esperanza, criad a esas niñas con amor y comprensión y haced que el sacrificio de Valeria tenga sentido.
Os deseo todo lo mejor,
Elora. "
Caminaron un buen rato hasta donde aprecieron al viajar en el tiempo y allí la bruja dibujó en el suelo el pentagrama con los símbolos que había encontrado entre los libros del despacho. Recitó el hechizo Temporis y se agarró fuerte a Höor, necesitaba de su don como oráculo para potenciar la magia y deshacer el camino andado. Todo se hizo negro, sus conciencias se desvanecían a la par y no pudo evitar pensar que ojalá saliese bien aquello, porque realmente nada le garantizaba que no viajaran a otro tiempo o se quedasen atrapados en algun punto indefinido en la dimensión espacio-temoporal.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: TEMPORIS. (Un viaje al tiempo futuro) {Privado}
Höor Futuro:
Elora se acerco a mi, estaba destrozado, ella parecía capaz de leer a través de mi alma, fue entonces cuando me entregó lo que según ella era el alma de ese desgraciado.
No iba a guardarla, quería que bagara por el infierno, condenado como me había condenado el a mi, a una vida sin Valeria, sin amor.
El pañuelo de Elora limpio mi ensangrentado rostro, una caricia que agradecí, casi tanto como sus palabras.
Unas que me daban el descanso de que el lama de la mujer a la que amaba, a la que siempre amé había cruzado al otro lado.
Solo quedaba un cuerpo vació, uno al que había deseado desde que lo conocí, uno al que hubiera deseado hasta el final de nuestros días. Días que habían terminado demasiado pronto para ambos ¿donde quedo el fuego en el que ambos nos quemábamos?
-Elora, dime que puedo ir por ella al tártaro, al Valhalla o al infierno, no habrá espada que no empuñe por traerla de vuelta a mi lado.
Mis hijas la necesitan a ella, dime como puedo cambiar mi vida por la de ella.
Una suplica que regalé contra sus labios, mientras nuestras frentes quedaban unidas en una y sus manos mecían un rostro desesperado, anegado en lagrimas que se esforzaba por secar con la yema de sus dedos.
Sabia que esas palabras no eran justas, no porque yo era todo cuanto le quedaba, no porque solo conmigo veía esperanza, lo vi en ese beso en el sofá, uno que acepté, y que me gusto.
Mas era evidente, que ambos seguíamos enamorados del pasado, solo eramos el parche, la sutura de una herida que sangraba en ambos profundamente.
Mis dedos acariciaron su mejilla mientras nos mirábamos a los ojos, no sabia que me quería decir, estaba tan perdido, que ni siquiera fui capaz de interpretar si es que hubo alguna palabra que escapó de sus labios.
Distancia para ir por el cuerpo de mi amada, era consciente de que Elora cuidaría de las niñas, pero y yo ¿yo estaba muerto, no quedaba nada de mi, ni siquiera un poco de alma con la que subsistir.
Tomé su cuerpo entre mis brazos, mis labios la tomaron de nuevo, como si eso pudiera darme algun tipo de sustento, y junto a ella me perdí por un bosque desierto, sabia el lugar perfecto para poner fin a este infierno.
El arroyo, la gruta, el lugar donde se confirmo lo nuestro, donde por primera vez nos amamos, donde la lluvia arrecio nuestros cuerpos.
Cavé un profundo hoyo, donde dar descanso a su vació cuerpo, no pude evitar regar la tierra con lagrimas, impotencia, desazón y dolor era todo cuanto encontraba en un ser ya perdido.
Allí deposité el cuerpo mas perfecto jamas hallado. Maldije a Valkyria por sentir de ella celos, pues nuca habría parangón, ni en belleza, ni en fuerza, ni en fuego interior, ella era mi vikinga, siempre lo fue.
La noche encontró el día, un hombre sin fe volvió a la casa de Elora tenia que ver a mis hijas, explicarles ..si es que eso era posible, que su madre ya no volvería.
Atravesé el umbral de la puerta, destrozado, sucio, muerto.
Como siempre Elora salio a mi encuentro, la única luz entre tantas sombras.
Höor presente:
Volvimos al punto de partida, ambos habíamos perdido el motivo de nuestras vidas, ambos sabíamos que teníamos la oportunidad de cambiarlo, no poda consentir que Valeria muriera entre mis brazos.
No dejaría a mis hijas huérfanas, yo era un vikingo, luchar siempre fue mi sino y esta vez lucharía acero en mano, corazón en la otra, hasta que uno u otro ganara la batalla.
Elora volvió a dibujar en la tierra aquellas runas mágicas, silencio era lo que se abría entre nosotros, un duelo de tristes miradas en el que nos fundimos ambos completamente desesperados.
-Vayámonos de aquí -susurré adentrándome en el circulo y rodeando su cintura con mi brazo -cambiemos el futuro.
Elora se acerco a mi, estaba destrozado, ella parecía capaz de leer a través de mi alma, fue entonces cuando me entregó lo que según ella era el alma de ese desgraciado.
No iba a guardarla, quería que bagara por el infierno, condenado como me había condenado el a mi, a una vida sin Valeria, sin amor.
El pañuelo de Elora limpio mi ensangrentado rostro, una caricia que agradecí, casi tanto como sus palabras.
Unas que me daban el descanso de que el lama de la mujer a la que amaba, a la que siempre amé había cruzado al otro lado.
Solo quedaba un cuerpo vació, uno al que había deseado desde que lo conocí, uno al que hubiera deseado hasta el final de nuestros días. Días que habían terminado demasiado pronto para ambos ¿donde quedo el fuego en el que ambos nos quemábamos?
-Elora, dime que puedo ir por ella al tártaro, al Valhalla o al infierno, no habrá espada que no empuñe por traerla de vuelta a mi lado.
Mis hijas la necesitan a ella, dime como puedo cambiar mi vida por la de ella.
Una suplica que regalé contra sus labios, mientras nuestras frentes quedaban unidas en una y sus manos mecían un rostro desesperado, anegado en lagrimas que se esforzaba por secar con la yema de sus dedos.
Sabia que esas palabras no eran justas, no porque yo era todo cuanto le quedaba, no porque solo conmigo veía esperanza, lo vi en ese beso en el sofá, uno que acepté, y que me gusto.
Mas era evidente, que ambos seguíamos enamorados del pasado, solo eramos el parche, la sutura de una herida que sangraba en ambos profundamente.
Mis dedos acariciaron su mejilla mientras nos mirábamos a los ojos, no sabia que me quería decir, estaba tan perdido, que ni siquiera fui capaz de interpretar si es que hubo alguna palabra que escapó de sus labios.
Distancia para ir por el cuerpo de mi amada, era consciente de que Elora cuidaría de las niñas, pero y yo ¿yo estaba muerto, no quedaba nada de mi, ni siquiera un poco de alma con la que subsistir.
Tomé su cuerpo entre mis brazos, mis labios la tomaron de nuevo, como si eso pudiera darme algun tipo de sustento, y junto a ella me perdí por un bosque desierto, sabia el lugar perfecto para poner fin a este infierno.
El arroyo, la gruta, el lugar donde se confirmo lo nuestro, donde por primera vez nos amamos, donde la lluvia arrecio nuestros cuerpos.
Cavé un profundo hoyo, donde dar descanso a su vació cuerpo, no pude evitar regar la tierra con lagrimas, impotencia, desazón y dolor era todo cuanto encontraba en un ser ya perdido.
Allí deposité el cuerpo mas perfecto jamas hallado. Maldije a Valkyria por sentir de ella celos, pues nuca habría parangón, ni en belleza, ni en fuerza, ni en fuego interior, ella era mi vikinga, siempre lo fue.
La noche encontró el día, un hombre sin fe volvió a la casa de Elora tenia que ver a mis hijas, explicarles ..si es que eso era posible, que su madre ya no volvería.
Atravesé el umbral de la puerta, destrozado, sucio, muerto.
Como siempre Elora salio a mi encuentro, la única luz entre tantas sombras.
Höor presente:
Volvimos al punto de partida, ambos habíamos perdido el motivo de nuestras vidas, ambos sabíamos que teníamos la oportunidad de cambiarlo, no poda consentir que Valeria muriera entre mis brazos.
No dejaría a mis hijas huérfanas, yo era un vikingo, luchar siempre fue mi sino y esta vez lucharía acero en mano, corazón en la otra, hasta que uno u otro ganara la batalla.
Elora volvió a dibujar en la tierra aquellas runas mágicas, silencio era lo que se abría entre nosotros, un duelo de tristes miradas en el que nos fundimos ambos completamente desesperados.
-Vayámonos de aquí -susurré adentrándome en el circulo y rodeando su cintura con mi brazo -cambiemos el futuro.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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