Cazando en la oscuridad [Privado] (Flashback)

por **Ildri Persson** Sáb Dic 10, 2016 6:48 am

Aquella misma mañana mi padre se había marchado de viaje, a no sé que misión que le mantendría lejos de casa varias semanas. Me había hecho prometerle que mientras él estuviese ausente yo evitaría a toda costa salir de caza sola, promesa que yo había jurado y perjurado mientras cruzaba los dedos tras mi espalda. Si no salía a cazar, ¿qué iba a hacer si no? Era una cazadora, no una dama que hiciese punto junto a la chimenea.

Mi sitio estaba en los callejones, en los bosques, en la oscuridad de la noche donde podría encontrar a esos desgraciados seres que sembraban el terror en las calles de la ciudad. Detestaba que mi padre continuase tratándome como una niña en lugar de como la mujer en que me había convertido y que no temía a nada ni a nadie.

Esperé varias horas desde su partida, no fuese que tuviese tan mala suerte de incumplir lo prometido y que regresase a casa por cualquier imprevisto, pillándome fugándome por la puerta de atrás.
Cuando el ocaso estaba a punto de culminar pertreché mi cuerpo de todas las armas que me fueron posibles, y tomé mi montura para salir a dar un tranquilo paseo por la ciudad. No tenía un destino claro en mente, solo quería dejarme llevar esa noche hacia donde el destino tuviese preparado para mí.

El comienzo del bosque se abrió ante mis ojos en una noche en el que la luna todavía no estaba llena, pero dotaba de bastante luz al sendero trazado por el interior de éste. Desmonté del caballo para recorrer aquel camino empedrado y que con la falta de visión podía ser peligroso para el corcel; tomé las riendas, y me aventuré a atravesar el bosque que me llevaría hasta la playa donde sin duda podría disfrutar de un agradable paseo por la orilla del mar.

Todo parecía tranquilo, los animalillos nocturnos emitían sus típicos ruidos y no habían movimientos a mi alrededor. Me dediqué a silbar animada parte del camino hasta que de pronto un rápido movimiento entre la maleza de un lateral del camino llamó mi atención. Detuve mis pasos, tratando de dirigir mi mirada hacia el lugar donde me había parecido sentir algo.

-¿Hay alguien ahí?- pregunté abriendo un poco la capa para poder tener mejor acceso a la empuñadura de mi espada en caso de necesitarla. Lo más extraño de todo es que todos los animales que hasta hacía unos segundos habían estado produciendo sus propios sonidos, se habían quedado en silencio. Algo o alguien había allí que los había asustado, y yo no pensaba marcharme hasta que le diese caza.

por **Santhiago Morel** Sáb Dic 10, 2016 10:00 pm

Y al final el hombre es el lobo del mismo hombre, que no espera para devorar sus corazones con saña

El aullido ante la luna que se teñirá por siete días de tonos escarlatas, cual ríos o mares de estos; donde los gritos de la guerra se anuncia y los bandos ya han sido trazados, pero aun así en aquel lugar inhóspito al cual es imposible alcanzar a menos que uno tenga una cita o necesidad de enfrentarse a la muerte más trágica y tortuosa en las sombras es donde seres de distintas ramas y apariencias se citan con sus “mascotas” predilectas esperando; aguardan la llega de aquellas bestias un hombre con dos seres de la luna que se paran imponentes tras el hombre al que rugen y aúllan marcando la peligrosidad de la noche.

–Morel, que bueno que hayas llegado pero ¿Por qué vienen a esta reunión de nocturnos animales inferiores y de…– No terminó la frase cuando la loba de pelaje blanco lanzaba un aullido de su especialidad que es calmado por aquel vampiro con una sonrisa

–Insistieron en venir así como los suyos, ahora ¿A qué debo el honor de esta convocatoria de la camarilla?–

–No te hagas sabes muy bien lo que estás haciendo tras la espalda de la camarilla, Santhiago, y si no mira con quienes has venido como te atreves a manchar el honor y orgullo de los que representas y a tus padres– espetó uno de los más jóvenes

–Señores, insistiré en que modulen sus palabras de lo contrario no sé qué pueda ocurrirles a todos ustedes de nuestras manos– De la nada el lobo de pelaje negro atacó a aquel joven destrozándolo delante de todos.

Un gruñido y los colmillos afilados dan el inicio de una batalla entre emisarios y aquellos que son considerados herejes , algunos escapan y otros se mantienen de pie hasta volverse cenizas, el bosque deja su encanto para volverse un lugar terrorífico, los animales huyen de aquel lugar de encuentro sangriento donde un par de lobos y un vampiro milenario se enfrentan a otros, una batalla difícil de creer, al menos hasta que una voz alerta a uno de aquellos jóvenes saliendo a prisas siendo seguido por el vampiro. Una mujer a lo lejos divisan ambos y este para sortear la muerte ha optado convertirla en su cena pero antes de que lo logre Morel usa sus habilidades antiguas en el joven hasta desacelerarle el paso y poder arrancarle la cabeza con sus manos justo cuando la mujer se acerca donde quedaba un cuerpo desmembrado y aquel que sonreía cubierto de sangre.

por **Ildri Persson** Vie Dic 16, 2016 3:12 pm

Escuché atenta durante unos minutos el sepulcral silencio que me envolvía, interrumpido de vez en cuando por algún siseo lejano que no terminaba de localizar. Cerré los ojos despacio, tratando de concentrar mi sensibilidad en un solo sentido, el del oído, para poder captar mejor los sonidos que provenían de esa parte del bosque oscura y difícilmente accesible para llevar mi montura.

Gruñidos y algún gemido de dolor fue lo que esperé escuchar para dejar las riendas de mi caballo sujetas a un tronco del camino e introducirme sin dilación alguna entre maleza y arbustos medianos que arañaban mi piel a su paso, provocándome varias heridas que terminarían siendo un simple arañazo al final de la noche. Sentía como mi corazón palpitaba con fuerza a cada paso que daba, como mi cuerpo se cargaba de esa adrenalina que en caso necesario me empujaría a blandir mis espadas.

Me dirigí con premura hacia esos gritos ahogados de dolor, que cada vez parecía escuchar más de cerca, confirmándome para mi satisfacción que había escogido el camino correcto.
No entendía muy bien que podía ser aquello que me había puesto sobre alerta, puesto que no era luna llena y era extraño el ataque de hombres lobo en ese caso. Tal vez fuese una manada de lobos que buscaban alguna presa y habían encontrado algún pobre ciudadano lejos del camino y estaban dando buena cuenta de su cena.

Comencé a correr cuando el sonido se volvió más perceptible, enarcando una ceja confundida cuando vi una silueta humana erguida e inmóvil a varios metros delante de mí. Por un momento pensé que sería el tronco de un árbol que me estaba creando una ilusión, pero ésta se movió ligeramente, quitándome esa idea de la cabeza. Algo en ella me decía que no era de este mundo, que se trataba de un sobrenatural. Aminoré el paso para asegurarme de a qué me enfrentaba, cuando una dantesca imagen se abrió ante mis ojos. El cuerpo sin vida de un hombre sin cabeza y la sonrisa ladina de su verdugo, un hombre de piel pálida que cubierto de la sangre ajena parecía disfrutar de lo lindo.

Solté un jadeo al ser consciente de a lo que me enfrentaba, desenvainando las dos katanas que llevaba sujetas a mi espalda y blandiéndolas frente a ese no-muerto que me observaba de forma jocosa.

-¿Con quién más estabas y a cuántos has matado?- pregunté con tono amenazante, colocando un pie hacia atrás dispuesta a coger impulso para darle una estocada mortal.

por **Santhiago Morel** Mar Ene 10, 2017 10:07 pm

El hombre es el lobo del hombre

Sangre que corría sobre las manos y rostro de Morel que simplemente sacudió entre sus afiladas garras en el momento perfecto que a quien ha salvado de una muerte violenta y asquerosa se atreve a hablarle de aquella manera; al principio le había dado la espalda para continuar con su batalla en los interiores del bosque pero cuando el sonido de las espadas se dejaron presentes no tuvo más opción que girarse a la mujer con una expresión en su rostro muy distinta a la que posee cuando es una real batalla.

Una sonrisa tenía en su rostro, si, pero era diferente había algo de cordialidad y desinterés completo, como si aquello fuera algo normal que acaba de suceder; Santhiago se acerco a la mujer en marco de un segundo quedando a su flanco derecho –Mujer ¿Crees que puedes ganar a un ex soldado romano de legiones? No lo creo, por lo tanto baja tus espadas o te las hare baja de la forma más dolorosa posible– su habilidad de infligir dolor es la que se alista en el mínimo movimiento que vea en aquellos filos de espadas

No pierde tiempo y ve que la mujer se mantiene en posición, resopla, cerrando los ojos para de igual manera acercarse a ella quitándole una de las espadas –Tiene un buen filo y está algo desgastada no has tenido un verdadero cuidado y está a punto de ser rota– es su mano la espada se rompe y con ello Morel sonríe complacido dándole la advertencia a la mujer de rendición y que guarde el arma, la segunda no será tan complaciente y benévolo.

A lo lejos el aullido de sus dos familiares así como el sonido de las espadas y armas de fuego que resuenan con fuerza, sabe que tiene que ir allá, pero si deja a la mujer ella terminará descuartizada por algún otro de las sanguijuelas de los emisarios de la camarilla; maldice por lo bajo y en un momento mira a la mujer con desprecio –He matado tantos que no tienes idea incluso de peores maneras que la de aquel hijo de perra ¿numero? Somos muchos y a la vez pocos ¿contenta?– nuevamente un aullido que retumba en la habilidad de aquellos dos seres que dan hasta la última gota de sangre entre los demonios que huyen y terminan como cadáveres. –Ahora no me des las gracias y márchate de este bosque o la próxima que terminará así serás tú, esta noche el bosque es el campo de batalla de otros y no tenemos tiempo de educar a niñas como– sonríe despidiéndola con la mano.

Nuevamente otro de los seres mal herido baja por el mismo sendero donde Morel estaba, al verlo con la mujer pega un grito de desesperación pero de la nada, este se termina ahogando en su propia sangre gritando de dolor para terminar cortándose la cabeza con su propia espada mientras Morel camina pasándole por encima al cadáver regresando la vista a la mujer diciéndole claramente “ves a lo que te puedes enfrentar, esta noche”.

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