AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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We're both sinners |Diodore (+18)
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We're both sinners |Diodore (+18)
Recuerdo del primer mensaje :
Habían pasado dos semanas desde aquella vez que había acudido a la capilla del orfanato en busca de ayuda. Al joven sacerdote le había hecho la promesa de volver, de todas maneras, no podía hacer menos luego de que este me ayudara de la forma en la que lo hizo.
Caminé hacia el orfanato, lamentablemente con manos vacías -y aquello me hacía sentir mal conmigo mismo- pero de nuevo estaba escaso de dinero y solo tenía suficiente para comer los siguientes tres días a lo mucho, no podía comprar un obsequio por más pequeño que fuera.
Después de un par de horas andando, por fin divisé el viejo edificio y la capilla, aquella visión hizo que me brillaran los ojos, me sentía muy contento, había cumplido con mi promesa. Fui directo a la capilla no sin antes saludar a una monja que me reconoció de mi última visita; iba a tocar la pesada puerta pero para mi sorpresa ya estaba semi-abierta, aquello me confundió un momento pero una vez que escuché risas infantiles del interior volví a sonreír, incluso solté una risilla por mi parte, entré y me detuve en el umbral a contemplar la escena, dos niños y una niña, no mayores de 10 años estaban jugando a las traes y corrían por todo el lugar. Un niño, mucho más pequeño que ellos estaba sentado sobre la mesa utilizada para la santa misa y balanceaba sus cortas piernas mientras hablaba con la persona a quien buscaba.
-Padre Diodore. -Saludé desde la entrada con una sonrisa al tiempo que caminaba hacia ellos, mi voz resonando en un potente eco debido a la arquitectura del edificio.
Caminé hacia el orfanato, lamentablemente con manos vacías -y aquello me hacía sentir mal conmigo mismo- pero de nuevo estaba escaso de dinero y solo tenía suficiente para comer los siguientes tres días a lo mucho, no podía comprar un obsequio por más pequeño que fuera.
Después de un par de horas andando, por fin divisé el viejo edificio y la capilla, aquella visión hizo que me brillaran los ojos, me sentía muy contento, había cumplido con mi promesa. Fui directo a la capilla no sin antes saludar a una monja que me reconoció de mi última visita; iba a tocar la pesada puerta pero para mi sorpresa ya estaba semi-abierta, aquello me confundió un momento pero una vez que escuché risas infantiles del interior volví a sonreír, incluso solté una risilla por mi parte, entré y me detuve en el umbral a contemplar la escena, dos niños y una niña, no mayores de 10 años estaban jugando a las traes y corrían por todo el lugar. Un niño, mucho más pequeño que ellos estaba sentado sobre la mesa utilizada para la santa misa y balanceaba sus cortas piernas mientras hablaba con la persona a quien buscaba.
-Padre Diodore. -Saludé desde la entrada con una sonrisa al tiempo que caminaba hacia ellos, mi voz resonando en un potente eco debido a la arquitectura del edificio.
Última edición por Cailen Gowan el Sáb Abr 22, 2017 3:17 am, editado 1 vez
Cailen Gowan- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
Pensar en aquello me había bajado los ánimos. A veces soñaba con ir a la universidad, aprender algo, no solo robar, quería ser útil en algo, ser un hombre de bien. No esto, pero estaba atrapado en ese mundo. Negué con la cabeza, bueno no era, nunca lo había sido, ni siquiera un hijo medianamente decente, había hecho daño a mucha gente, tal vez con la intención o no, pero eso no cambiaba mis acciones pasadas.
Las palabras de Dio tardaron en hacerme efecto-¿Lo dices en serio? -Pregunté volteando a verle lentamente pero con emoción. -¿En verdad me enseñarías? -Apenas me lo podía creer, Dio no lo sabía pero con eso acababa de alegrarme la vida entera, no tenía por qué seguir en las calles, podía hacer algo, tal vez trabajar para alguien de verdad, no solo ir por ahí mendigando o asaltando a la gente. Por fin podré elegir…
Tuve el impulso de rodearlo con mis brazos pero logré controlarme antes de hacerlo, aquello sí que hubiera sido muy incómodo. Sin embargo le sonreí de forma amplia. Después de eso vi que se levantaba y destapaba el vino que había traído, lo único que faltaba para animar más aún el día, un poco de vino, aunque en realidad no esperé que llegara a destaparlo, mucho menos que el vaso casi lleno me lo entregara. -Deberíamos ¿no? -Dejé el vaso sobre la mesa y busqué hasta que encontré una taza vacía y afortunadamente limpia. -No sería justo que brinde yo solo. -Comenté con una sonrisilla. -A ver… brindo por… -Estaba pensando, nunca había hecho un brindis en mi vida, pero claro que me había tocado ver miles en las tabernas. -Por ti Dio, porque por años tuve una mala imagen de la iglesia, pero has roto con ese paradigma, eres una persona benevolente que merece mucho más. Salud. -Y bebí un trago.
Las palabras de Dio tardaron en hacerme efecto-¿Lo dices en serio? -Pregunté volteando a verle lentamente pero con emoción. -¿En verdad me enseñarías? -Apenas me lo podía creer, Dio no lo sabía pero con eso acababa de alegrarme la vida entera, no tenía por qué seguir en las calles, podía hacer algo, tal vez trabajar para alguien de verdad, no solo ir por ahí mendigando o asaltando a la gente. Por fin podré elegir…
Tuve el impulso de rodearlo con mis brazos pero logré controlarme antes de hacerlo, aquello sí que hubiera sido muy incómodo. Sin embargo le sonreí de forma amplia. Después de eso vi que se levantaba y destapaba el vino que había traído, lo único que faltaba para animar más aún el día, un poco de vino, aunque en realidad no esperé que llegara a destaparlo, mucho menos que el vaso casi lleno me lo entregara. -Deberíamos ¿no? -Dejé el vaso sobre la mesa y busqué hasta que encontré una taza vacía y afortunadamente limpia. -No sería justo que brinde yo solo. -Comenté con una sonrisilla. -A ver… brindo por… -Estaba pensando, nunca había hecho un brindis en mi vida, pero claro que me había tocado ver miles en las tabernas. -Por ti Dio, porque por años tuve una mala imagen de la iglesia, pero has roto con ese paradigma, eres una persona benevolente que merece mucho más. Salud. -Y bebí un trago.
Cailen Gowan- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
La emoción en su semblante fue evidente. La atmósfera había cambiado insofacto cuando le había ofrecido enseñarle a leer. Podía notar que Cailen era una buena persona que simplemente le había tocado vivir infortunios, la vida le había obligado a hacer cosas inmorales para sobrevivir, pero inclusive Diodore, un hombre que se le había enseñado a siempre hacer el bien, podía comprender que el hambre y la necesidad, podían llevar a alguien a cometer pecados.
- Por supuesto, no soy maestro ni nada por el estilo, pero al menos lo básico si puedo enseñarte - Comentó sonriendo también, contagiado de su alegría.
Las palabras del brindis de Cailen le hicieron sonrojar, rápidamente el color de sus mejillas pálidas cambio a un rosado más intenso siendo bastante obvia su vergüenza. Nunca era fácil aceptar cumplidos de la gente, especialmente cuando él siempre trataba de tener una actitud humilde.
- Gracias... - Murmuró tímidamente alzando la copa - La verdad soy yo quien se siente abrumado y feliz de saber que he cambiado tu imagen de la iglesia... nadie me había dicho algo así antes - Agregó con la mirada fija en la punta de sus zapatos y para poder pasar el momento de vergüenza se llevó la copa a los labios y bebió sendos tragos de licor, casi hasta dejarla por la mitad.
Nunca bebía más allá de lo que debía beber durante las misas, así que el fuerte sabor del alcohol le hizo fruncir el ceño y hacer una mueca, casi como un jovencillo que prueba por primera vez un vino.
- No acostumbro beber fuera de la iglesia - Comentó una vez el sabor se disipó y el estomago se le empezó a calentar - Pero al parecer el vino sabe mejor cuando se comparte ¡Salud! - Exclamó alzando la copa una vez más chocándola contra la de Cailen.
- Por supuesto, no soy maestro ni nada por el estilo, pero al menos lo básico si puedo enseñarte - Comentó sonriendo también, contagiado de su alegría.
Las palabras del brindis de Cailen le hicieron sonrojar, rápidamente el color de sus mejillas pálidas cambio a un rosado más intenso siendo bastante obvia su vergüenza. Nunca era fácil aceptar cumplidos de la gente, especialmente cuando él siempre trataba de tener una actitud humilde.
- Gracias... - Murmuró tímidamente alzando la copa - La verdad soy yo quien se siente abrumado y feliz de saber que he cambiado tu imagen de la iglesia... nadie me había dicho algo así antes - Agregó con la mirada fija en la punta de sus zapatos y para poder pasar el momento de vergüenza se llevó la copa a los labios y bebió sendos tragos de licor, casi hasta dejarla por la mitad.
Nunca bebía más allá de lo que debía beber durante las misas, así que el fuerte sabor del alcohol le hizo fruncir el ceño y hacer una mueca, casi como un jovencillo que prueba por primera vez un vino.
- No acostumbro beber fuera de la iglesia - Comentó una vez el sabor se disipó y el estomago se le empezó a calentar - Pero al parecer el vino sabe mejor cuando se comparte ¡Salud! - Exclamó alzando la copa una vez más chocándola contra la de Cailen.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
Sonreí de lado al ver la reacción de Diodore y posteriormente solté una leve risilla cuando vi sus gestos de desagrado al beber el alcohol, me recordó a mí la primera vez que me invitaron un trago de cerveza, odié por completo el sabor amargo pero eventualmente comencé a acostumbrarme y a tomarle gusto. Me pregunté entonces si Dio bebía alguna que otra vez además de lo acostumbrado durante la consagración del vino y la ostia, obtuve la respuesta sin tan siquiera pedirlo y elevé ambas comisuras de mis labios en una sonrisa amplia que mostraba mis dientes. -¡Salud! -Exclamé chocando el recipiente que usaba a modo de copa y volviéndolo a mis labios para dar otro trago, un poco más grande que el anterior.
Poco sabía de vinos en realidad, pero hasta yo podía deducir que el vino que estábamos disfrutando era bueno, el sabor dulce llenó mi paladar y me volví al vaso, comenzando a mecerlo un poco y observando cómo se colgaba del vaso, tenía cuerpo, no como esa cosa que vendían en las tabernas de mala muerte, aquello solo era agua, nada que ver. Tenía un aroma a uva fermentada que impregnaba mi nariz pero de una forma placentera. No me sorprendía del todo que en la pequeña capilla tuvieran vinos así, sin embargo y contradictoriamente, no me lo esperaba.
La noche comenzó a avanzar y conforme pasaban las horas, el vaso y la taza que usábamos eran llenados una, dos y tres veces y con esto, el ambiente se hacía cada vez menos tenso, por mi parte me sentía cada vez más alegre y la timidez que me caracterizaba se estaba quedando atrás. Hablaba con Dio como un ser humano hablaba a otro y no como si me dirigiera a una autoridad, lo hice durante la cena sin darme cuenta, pero ahora estábamos en otro nivel.
Poco sabía de vinos en realidad, pero hasta yo podía deducir que el vino que estábamos disfrutando era bueno, el sabor dulce llenó mi paladar y me volví al vaso, comenzando a mecerlo un poco y observando cómo se colgaba del vaso, tenía cuerpo, no como esa cosa que vendían en las tabernas de mala muerte, aquello solo era agua, nada que ver. Tenía un aroma a uva fermentada que impregnaba mi nariz pero de una forma placentera. No me sorprendía del todo que en la pequeña capilla tuvieran vinos así, sin embargo y contradictoriamente, no me lo esperaba.
La noche comenzó a avanzar y conforme pasaban las horas, el vaso y la taza que usábamos eran llenados una, dos y tres veces y con esto, el ambiente se hacía cada vez menos tenso, por mi parte me sentía cada vez más alegre y la timidez que me caracterizaba se estaba quedando atrás. Hablaba con Dio como un ser humano hablaba a otro y no como si me dirigiera a una autoridad, lo hice durante la cena sin darme cuenta, pero ahora estábamos en otro nivel.
Cailen Gowan- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
Bebieron por un buen rato, Diodore perdió la noción del tiempo rápidamente y como las monjas no solían interrumpirlo luego de la cena (ya que las tareas en el orfanato antes de acostar a los niños las mantenían ocupadas) no se dio cuenta de que habían pasado un par de horas. La chimenea mantenía el ambiente cálido y hacía olvidar fácilmente que afuera el invierno cobijaba la ciudad con su manto gélido.
- ¿Piensas casarte? - Preguntó de repente, ayudado por el alcohol que le aflojaba la lengua - ¿Cuantos años tienes? ¿25? - Agregó con una sonrisa, Cailen lucía joven, pero la vida en las calles era dura y a veces hacía que la gente pareciera de más edad. - ¿Tienes novia? -
No sabía porqué le estaba haciendo esas preguntas tan personales, pero sentía que en poco tiempo habían llegado a un nivel más cercano de confianza, después de todo Cailen le había contado sobre su pasado y su situación, eso también era personal.
- ¿Has estado enamorado? - Se quedó mirándolo con curiosidad y calló en cuenta de que no lo había dejado hablar con tantas preguntas, soltó una risita y se llevó una mano a los labios - Perdón... hablo demasiado -
- ¿Piensas casarte? - Preguntó de repente, ayudado por el alcohol que le aflojaba la lengua - ¿Cuantos años tienes? ¿25? - Agregó con una sonrisa, Cailen lucía joven, pero la vida en las calles era dura y a veces hacía que la gente pareciera de más edad. - ¿Tienes novia? -
No sabía porqué le estaba haciendo esas preguntas tan personales, pero sentía que en poco tiempo habían llegado a un nivel más cercano de confianza, después de todo Cailen le había contado sobre su pasado y su situación, eso también era personal.
- ¿Has estado enamorado? - Se quedó mirándolo con curiosidad y calló en cuenta de que no lo había dejado hablar con tantas preguntas, soltó una risita y se llevó una mano a los labios - Perdón... hablo demasiado -
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
Apenas podía dar cuenta de lo que pasaba, como si el tiempo se distorsionara y pasara más lento o más rápido de a ratos, todo muy extraño pero extrañamente placentero. Di otro trago al vaso un tanto decepcionado porque estaba por acabarse y tendría que servirme nuevamente, pensaba en ello cuando la pregunta de Dio me tomó por sorpresa y a esa siguió otra y otra más hasta que él mismo se silenció. Le dirigí una risilla y con movimientos atrofiados dejé el vaso sobre la mesa.
-No lo haces, de hecho me gusta escucharte hablar. -A duras penas me concentraba en las palabras que decía o las que ya habían salido de mi boca por lo que no reparé en lo que había dicho hasta mucho después. -Pues amm… Tengo veintidós ¿me veo mayor acaso? muchos dicen que me veo como un chiquillo. -Cuando me decían eso no me causaba ni la menor gracia pero en ese momento me daba una sensación de… regocijo y no entendía el por qué. -En realidad jamás me había puesto a pensar si quiero casarme o no, y aunque estuviera seguro, no soy buen partido, nadie quisiera a un méndigo de esposo y no, no tengo pareja, nunca tendré me temo. -Por lo general eso servía para que mi ánimo se desplomara por el suelo pero esta vez solo fruncí el ceño. -Jamás me he enamorado de nadie. -No sabía cómo sentirme al respecto de eso, si tan siquiera quería enamorarme o no.
Volví a tomar el vaso y a rellenarlo, había perdido la cuenta de cuántas veces había repetido la misma acción, como fuera, procedí a hacer lo mismo con la taza que tenía él en la mano aunque esta aún estaba a medias. -¿Por qué las preguntas? -Sonreí mientras lo miraba. -¿Tú qué me puedes decir de eso? -La conversación estaba tomando un giro interesante.
-No lo haces, de hecho me gusta escucharte hablar. -A duras penas me concentraba en las palabras que decía o las que ya habían salido de mi boca por lo que no reparé en lo que había dicho hasta mucho después. -Pues amm… Tengo veintidós ¿me veo mayor acaso? muchos dicen que me veo como un chiquillo. -Cuando me decían eso no me causaba ni la menor gracia pero en ese momento me daba una sensación de… regocijo y no entendía el por qué. -En realidad jamás me había puesto a pensar si quiero casarme o no, y aunque estuviera seguro, no soy buen partido, nadie quisiera a un méndigo de esposo y no, no tengo pareja, nunca tendré me temo. -Por lo general eso servía para que mi ánimo se desplomara por el suelo pero esta vez solo fruncí el ceño. -Jamás me he enamorado de nadie. -No sabía cómo sentirme al respecto de eso, si tan siquiera quería enamorarme o no.
Volví a tomar el vaso y a rellenarlo, había perdido la cuenta de cuántas veces había repetido la misma acción, como fuera, procedí a hacer lo mismo con la taza que tenía él en la mano aunque esta aún estaba a medias. -¿Por qué las preguntas? -Sonreí mientras lo miraba. -¿Tú qué me puedes decir de eso? -La conversación estaba tomando un giro interesante.
Cailen Gowan- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
- Oh perdona... no es que te veas viejo - Se apresuró a decir cuando el chico reveló que era mejor, rio algo nervioso, pero gracias al alcohol y el ambiente más cercano entre ambos no le pareció que hubiera sonado ofensivo. Lo que si le sorprendió fue lo que dijo Cailen después de no tener novia, que no pensaba casarse y que nunca tendría pareja.
Podía comprender que en su situación actual él no fuera un candidato ideal para marido ante los ojos de alguna mujer, pero eso no significaba que no pudiera encontrar el amor. Diodore había visto muchas parejas en situaciones económicas bastante deplorables que se mantenían unidas gracias al amor que se profesaban.
Le sorprendía también que dijera que no había amado a nadie.
- ¿Yo? bueno... mi respuesta es mucho más aburrida - Respondió cuando Cailen le devolvió las preguntas - Como sabrás, los sacerdotes no podemos contemplar ese estilo de vida, no podemos casarnos o tener familia - Comentó bebiendo otro trago de vino - En mi caso es... por el estilo de vida que he escogido en la iglesia, pero ¿Y en tu caso? ¿Porqué no crees que consigas pareja nunca? ¿Porqué no te has enamorado? -
Se quedó pensativo unos segundos y agregó.
- Que no tengas dinero, no te impide enamorarte, he conocido muchos matrimonios que viven en la miseria, pero de alguna manera... el amor les ayuda a sobrellevar las dificultades - Le explicó.
Podía comprender que en su situación actual él no fuera un candidato ideal para marido ante los ojos de alguna mujer, pero eso no significaba que no pudiera encontrar el amor. Diodore había visto muchas parejas en situaciones económicas bastante deplorables que se mantenían unidas gracias al amor que se profesaban.
Le sorprendía también que dijera que no había amado a nadie.
- ¿Yo? bueno... mi respuesta es mucho más aburrida - Respondió cuando Cailen le devolvió las preguntas - Como sabrás, los sacerdotes no podemos contemplar ese estilo de vida, no podemos casarnos o tener familia - Comentó bebiendo otro trago de vino - En mi caso es... por el estilo de vida que he escogido en la iglesia, pero ¿Y en tu caso? ¿Porqué no crees que consigas pareja nunca? ¿Porqué no te has enamorado? -
Se quedó pensativo unos segundos y agregó.
- Que no tengas dinero, no te impide enamorarte, he conocido muchos matrimonios que viven en la miseria, pero de alguna manera... el amor les ayuda a sobrellevar las dificultades - Le explicó.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
De un trago casi me llevo la mitad del vaso, el vino era bueno y por un instante incluso me escuché pensar, “tengo ánimos de emborracharme” y no entendía el por qué si yo usualmente no era así, no que despreciara una buena bebida o sus efectos, pero de eso a entrar en estado de ebriedad había un largo camino.
La plática se volvía cada vez más personal y aquello era intrigante, tenía tiempo sin poder conversar, verdaderamente conversar, con otro ser humano. Solté una risilla que esforcé en ocultar. -No te disculpes, que está bien hombre. -Mientras pensaba en el buen sabor que el líquido dejaba en mi boca casi me pierdo las siguientes palabras del joven sacerdote. Por un momento arqueé la ceja ante lo que me decía, ¿lo había imaginado o era por el alcohol? juraría que alcancé a ver un ápice de temor en sus ojos y un tartamudeo al hablar, no estaba seguro. Lo dejé pasar esa vez, tal vez podría preguntarle más tarde porque definitivamente no iba a quedarme con la duda, no podría dormir.
Lo que me comentaba era algo que ya había visto muchas veces, parejas extrañas que pasaban delante de mí sin tan siquiera reparar en mi presencia, totalmente ensimismadas en los ojos del otro como para hacerlo. Exhalé profundo. -Sé de casos así pero, estoy seguro de que a mí no me va a pasar ¿sabes?. -Di otro trago, más sereno.
-Nunca me he enamorado porque nunca he conocido a nadie especial, o que tan siquiera me despierte alguna emoción, nada. Además, no conozco el amor, así de simple. Por ejemplo, tus padres te amaron, te dejaron en la abadía ¿no? lo hicieron porque te querían y querían darte una mejor vida, aún si eso significaba dejarte ir, eso fue amor. Los míos nunca hicieron nada por mí, dejé mi país ¿te comenté? No puedo amar si ni siquiera conozco cómo se siente, apenas si conozco la piedad.
La plática se volvía cada vez más personal y aquello era intrigante, tenía tiempo sin poder conversar, verdaderamente conversar, con otro ser humano. Solté una risilla que esforcé en ocultar. -No te disculpes, que está bien hombre. -Mientras pensaba en el buen sabor que el líquido dejaba en mi boca casi me pierdo las siguientes palabras del joven sacerdote. Por un momento arqueé la ceja ante lo que me decía, ¿lo había imaginado o era por el alcohol? juraría que alcancé a ver un ápice de temor en sus ojos y un tartamudeo al hablar, no estaba seguro. Lo dejé pasar esa vez, tal vez podría preguntarle más tarde porque definitivamente no iba a quedarme con la duda, no podría dormir.
Lo que me comentaba era algo que ya había visto muchas veces, parejas extrañas que pasaban delante de mí sin tan siquiera reparar en mi presencia, totalmente ensimismadas en los ojos del otro como para hacerlo. Exhalé profundo. -Sé de casos así pero, estoy seguro de que a mí no me va a pasar ¿sabes?. -Di otro trago, más sereno.
-Nunca me he enamorado porque nunca he conocido a nadie especial, o que tan siquiera me despierte alguna emoción, nada. Además, no conozco el amor, así de simple. Por ejemplo, tus padres te amaron, te dejaron en la abadía ¿no? lo hicieron porque te querían y querían darte una mejor vida, aún si eso significaba dejarte ir, eso fue amor. Los míos nunca hicieron nada por mí, dejé mi país ¿te comenté? No puedo amar si ni siquiera conozco cómo se siente, apenas si conozco la piedad.
Cailen Gowan- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
Su explicación le impactó bastante, no era la primera vez que escuchaba un tipo de situación así, de hecho los niños del orfanato, todos desconocían lo que era el amor de una madre o la protección de un padre, esos chiquillos crecerían y probablemente aprenderían a ver el mundo de la forma en como lo hacía Cailen. Un mundo sin amor. Le impactó imaginarse que, algo tan básico y que la mayoría de la gente tomaba por sentado, como lo era el amor de los padres, podía influenciar en la vida de una persona.
Tomó las manos de Cailen, que se sentían tibias y ásperas (quizás por las dificultades que el joven pasaba en las calles), y se las llevó al pecho, con una mirada sincera, directa a los ojos claros del otro.
- Hay muchos tipos de amor - Le explicó sin soltarle las manos, apretándolas contra su pecho suavemente - El amor de los padres es uno de tantos, pero no significa que no puedas experimentar el amor de otra forma - Realmente quería que Cailen descubriera que había mucho más que eso que él creía era el amor, quería que saliera de ese bloqueo mental para que así pudiera permitirse experimentar ese sentimiento hacía otras personas.
Después de todo, Jesús hijo de Dios había propagado un mensaje de amor a través de sus acciones y se había sacrificado por ese mismo amor a la humanidad. Algo tan puro como ese sentimiento, no quería que Cailen se privara de sentirlo.
Tomó las manos de Cailen, que se sentían tibias y ásperas (quizás por las dificultades que el joven pasaba en las calles), y se las llevó al pecho, con una mirada sincera, directa a los ojos claros del otro.
- Hay muchos tipos de amor - Le explicó sin soltarle las manos, apretándolas contra su pecho suavemente - El amor de los padres es uno de tantos, pero no significa que no puedas experimentar el amor de otra forma - Realmente quería que Cailen descubriera que había mucho más que eso que él creía era el amor, quería que saliera de ese bloqueo mental para que así pudiera permitirse experimentar ese sentimiento hacía otras personas.
Después de todo, Jesús hijo de Dios había propagado un mensaje de amor a través de sus acciones y se había sacrificado por ese mismo amor a la humanidad. Algo tan puro como ese sentimiento, no quería que Cailen se privara de sentirlo.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
No reaccioné a mis propias palabras sino hasta mucho después y, estaba sorprendido de mi persona, abrime de esa manera con Dio fue algo que no había podido predecir o evitar, y sin embargo no me desagradaba, al contrario, era una sensación placentera, casi podía compararla con el momento en el que encontramos al hombre de las medicinas y me concedió el perdón por hurtar. Ambas emociones eran indescriptibles pero dejaban una marca muy profunda, por un instante me sentí en paz.
Ese instante fue interrumpido por un calor sobre mis manos que me arrebató de esas distraídas ideas, observé incrédulo que sus manos estaban entrelazadas con las mías. Mis palpitaciones aceleraron de golpe al notar lo que estaba pasando, cosa increíble en medio de mi embriaguez, lentamente el sacerdote las colocó sobre su pecho que desprendía una extraña calidez, con ojos tristes y llenos de intriga lo miré como pidiendo una explicación en palabras más claras pero sin atreverme a preguntarle.
Sin darme cuenta comencé a palmear su pecho en movimientos gentiles. -¿Cómo es esa clase de amor? -Pregunté en un susurro apenas comprendiendo lo que estaba pasando. -Solo me han hablado del amor de los padres y el de una mujer. -Completé la oración y noté algo impactante, estábamos muy cerca el uno del otro.
Ese instante fue interrumpido por un calor sobre mis manos que me arrebató de esas distraídas ideas, observé incrédulo que sus manos estaban entrelazadas con las mías. Mis palpitaciones aceleraron de golpe al notar lo que estaba pasando, cosa increíble en medio de mi embriaguez, lentamente el sacerdote las colocó sobre su pecho que desprendía una extraña calidez, con ojos tristes y llenos de intriga lo miré como pidiendo una explicación en palabras más claras pero sin atreverme a preguntarle.
Sin darme cuenta comencé a palmear su pecho en movimientos gentiles. -¿Cómo es esa clase de amor? -Pregunté en un susurro apenas comprendiendo lo que estaba pasando. -Solo me han hablado del amor de los padres y el de una mujer. -Completé la oración y noté algo impactante, estábamos muy cerca el uno del otro.
- Off:
- Lamento mucho la tardanza, la escuela y roles acumuladosno me permitieron responder antes, sorry;-;
Cailen Gowan- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
No se esperaba que la situación fuera a cambiar de esa forma, no supo si fue el alcohol que estaba haciendo efecto en su cabeza, pero se sintió sumamente extraño cuando Cailen le acarició el pecho, de repente era como si una parte de si mismo que había estado dormida por mucho tiempo, estuviera despertando con ese suave contacto. Memorias de su mejor amigo con quien creció en la Abadía llegaron a su mente como flashes a su cabeza.
Cyrille no se había convertido en sacerdote pues se había retirado antes de completar sus estudios sacerdotales, sin embargo el tiempo que compartió con él fue suficiente para que desarrollara una cierta atracción que le hacía avergonzarse profundamente cada que pensaba en ello. Por eso evitaba el tema y prefería mantener en el olvido ese beso que se habían dado a escondidas detrás de la capilla.
Se encontró sintiendo como su corazón palpitaba más acelerado, tal cual como aquella vez con la cercanía de Cyrille, por unos instantes pareció olvidar con quien estaba y se inclinó cerrando los ojos dejándose llevar por el calor del vino en su cabeza. Sus labios se posaron sobre los de Cailen torpemente y fue como si volviera a vivir ese momento que había guardado recelosamente en un baúl de su memoria.
Cyrille no se había convertido en sacerdote pues se había retirado antes de completar sus estudios sacerdotales, sin embargo el tiempo que compartió con él fue suficiente para que desarrollara una cierta atracción que le hacía avergonzarse profundamente cada que pensaba en ello. Por eso evitaba el tema y prefería mantener en el olvido ese beso que se habían dado a escondidas detrás de la capilla.
Se encontró sintiendo como su corazón palpitaba más acelerado, tal cual como aquella vez con la cercanía de Cyrille, por unos instantes pareció olvidar con quien estaba y se inclinó cerrando los ojos dejándose llevar por el calor del vino en su cabeza. Sus labios se posaron sobre los de Cailen torpemente y fue como si volviera a vivir ese momento que había guardado recelosamente en un baúl de su memoria.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
Había algo de lo que siempre me avergonzaba y era, junto con las cicatrices que marcaban mi espalda, mi único secreto y el que nunca había escapado de mis labios ni siquiera por equivocación. Toda la vida me esmeré en no levantar sospechas de ningún tipo, hasta el más mínimo indicio de la condena de la culpa que cargaba encima de mí podría delatarme y las consecuencias serían inevitablemente nefastas. Sin embargo, algo pasó, todo se juntó para que todos esos años ocultando el hecho que me atormentaba floreciera sin que pudiera evitarlo, o al menos estar totalmente consciente de lo que estaba haciendo. En el fondo sentía atracción hacia los hombres. ¡Joder, si alguien más se enterara!
Lamentablemente (o tal vez lo contrario) en el momento en el que Diodore se inclinó sobre mí con movimientos pocos coordinados, poco o nada pude hacer para evitarlo o terminar con sus acciones pues, sin objeciones terminé respondiendo el gesto. No estaba enojado con él, al contrario, si Dio parecía estar en las mismas que yo, después de todo ¡Él era un sacerdote! Si pudiera confiar en alguien para confesarlo e irme tranquilo sabiendo que nadie más lo sabría era en él, y en realidad; por más vergüenza que me causara decirlo, él era atractivo. Me pregunté si se había dado cuenta de eso, o al menos se lo hubieran dicho, no estaba seguro.
El beso se prolongó un buen rato, al menos a mi parecer, no había forma de saberlo; eventualmente tuve que separarme para tomar aire, tratando de que no fuera éste un movimiento brusco. Fue en ese instante en el que recuperé el aliento que caí en la cuenta de lo que había pasado ¡Acababa de besar a un hombre! Joder, lo peor ¡Me había gustado!
Lamentablemente (o tal vez lo contrario) en el momento en el que Diodore se inclinó sobre mí con movimientos pocos coordinados, poco o nada pude hacer para evitarlo o terminar con sus acciones pues, sin objeciones terminé respondiendo el gesto. No estaba enojado con él, al contrario, si Dio parecía estar en las mismas que yo, después de todo ¡Él era un sacerdote! Si pudiera confiar en alguien para confesarlo e irme tranquilo sabiendo que nadie más lo sabría era en él, y en realidad; por más vergüenza que me causara decirlo, él era atractivo. Me pregunté si se había dado cuenta de eso, o al menos se lo hubieran dicho, no estaba seguro.
El beso se prolongó un buen rato, al menos a mi parecer, no había forma de saberlo; eventualmente tuve que separarme para tomar aire, tratando de que no fuera éste un movimiento brusco. Fue en ese instante en el que recuperé el aliento que caí en la cuenta de lo que había pasado ¡Acababa de besar a un hombre! Joder, lo peor ¡Me había gustado!
Cailen Gowan- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
Se perdió en la sensación y su mente viajó a otros parajes, como si estuviera escapando de la realidad y estuviera perdiéndose sólo en la sensación, su cuerpo reaccionaba sin pensar sobre lo que sucedía y el calor del vino se convertía en calor de excitación, un calor que, bien conocía, pues como hombre tenía también necesidades banales y aunque hubiese entregado su vida al servicio de Dios, su cuerpo seguía deseando el pecado como cualquier otro hombre.
Deseó abrazar a Cailen para que el contacto se hiciera más estrecho, su cuerpo no estaba conforme sólo con la sensación que le producía el beso y su mente nublada por el vino, no hacía nada por controlar esos deseos malsanos.
Finalmente había sido Cailen quien había detenido el beso y quizás aquello había sido una bendición, porque de no haberse detenido él, ¿Habría podido Diodore hacerlo?. Volvió a la realidad y se dio cuenta de que ese deseo continuaba allí, manifestándose en una erección entre sus piernas sin que pudiera controlarlo, sus mejillas se encendieron (aún más de lo que ya estaban gracias al vino) no quería que Cailen notara el bulto bajo su sotana, ¿Qué iba a pensar de él? ¿Que se había entregado a la tentación del Diablo en vez de continuar por el camino de Dios?.
- Lo... siento – Fue lo único que atinó a decir en el momento, no podía leer la expresión de Cailen, de repente el mareo que le producía el vino le impedía pensar con claridad – Es... sólo un beso como hermanos – Murmuró, no tenía ni idea de lo que estaba diciendo - ¿Te ha molestado? -
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
Me llevé una mano al rostro cubriéndome, de repente avergonzado por lo que acababa de suceder, se sentía surreal y apenas me podía creer que acababa de ser testigo, no testigo, uno de los protagonistas de semejante escena. -Joder. -Murmuré sin saber bien qué hacer, en otras circunstancias ni siquiera se me habría ocurrido la osadía de decir palabrotas delante de un sacerdote, pero esa no era una situación cualquiera. Dejé caer los brazos a mis piernas, cruzándolos y tratando de que fuera sutilmente y que pareciera que era por el shock o cualquier cosa semejante, pero el verdadero motivo era otro, de repente sentí mi pantalón muy ajustado y, si bien sabía perfectamente qué estaba pasando debajo de la tela, no recordaba cómo se llamaba.
Entre la vergüenza, el shock y el deseo que hacía hervir mi sangre, surgió la risa. Cuando Dio por fin habló no pude evitar esbozar una sonrisa que rápido evolucionó a una carcajada. -¿De verdad eso es lo mejor que se te ocurrió decir? -Comenté, en realidad que la cosa no era nada graciosa pero no sabía qué más podía hacer. Por fin, me calmé. -Dio. -Sin tomar conciencia plena de lo que hacía, llevé mi mano a su rostro y lo acaricié en la mejilla. ¿Y si me abofeteaba por lo que le iba a decir? -No estoy molesto contigo, en serio. - Tomé un poco de aire y me permití sonreír un poco. -¿Qué pasaría si te digo que… me gustó?
-Sé que está mal pero… -Me acerqué un poco más a él y sin dejar de acariciar su rostro llevé mi mano a su torso como había hecho anteriormente. -... no puedo evitarlo, no sé qué me pasa, ¿te doy asco?, si quieres que me vaya lo haré pero ¿podrás perdonarme? ¿seguirás hablándome?
Entre la vergüenza, el shock y el deseo que hacía hervir mi sangre, surgió la risa. Cuando Dio por fin habló no pude evitar esbozar una sonrisa que rápido evolucionó a una carcajada. -¿De verdad eso es lo mejor que se te ocurrió decir? -Comenté, en realidad que la cosa no era nada graciosa pero no sabía qué más podía hacer. Por fin, me calmé. -Dio. -Sin tomar conciencia plena de lo que hacía, llevé mi mano a su rostro y lo acaricié en la mejilla. ¿Y si me abofeteaba por lo que le iba a decir? -No estoy molesto contigo, en serio. - Tomé un poco de aire y me permití sonreír un poco. -¿Qué pasaría si te digo que… me gustó?
-Sé que está mal pero… -Me acerqué un poco más a él y sin dejar de acariciar su rostro llevé mi mano a su torso como había hecho anteriormente. -... no puedo evitarlo, no sé qué me pasa, ¿te doy asco?, si quieres que me vaya lo haré pero ¿podrás perdonarme? ¿seguirás hablándome?
Cailen Gowan- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
Se quedó callado sólo observando a Cailen reaccionar, en medio de su confusión no sabía que esperar del chico y no quería pensar en las consecuencias, era como si el alcohol en su cabeza le estuviera diciendo que todo iba a estar bien, por más alocada que pareciera la situación. Le escuchó reír y se le contagió la risa casi inmediatamente, por lo que Diodore rió con ganas también, la verdad era que, Cailen tenía razón, no se le había ocurrido algo mejor que decir y no fue hasta que Cailen lo dijo, que Diodore cayó en cuenta en lo tonto que había sonado.
Un enorme alivió le recorrió el cuerpo de arriba abajo cuando Cailen dijo que no estaba molesto por lo ocurrido, su mano se sentía tibia y suave contra su mejilla haciendo que deseara más contacto. Entonces Cailen había dicho algo que el sacerdote no había podido expresar en palabras, algo que le llenaba de profunda vergüenza y que, si hubiera estado sobrio habría sido motivo para ponerse de rodillas frente al altar para pedir misericordia por sus pecados.
-A... mi también me gustó – Respondió y un escalofrió le recorrió allí donde Cailen había puesto las manos de nuevo – No... no quiero que te vallas – Le pidió y su voz sonó casi como una súplica, en ese estado en el que estaba, su cuerpo actuó sólo y no obedeció ningún vestigio de razón, sabía que estaba mal, sabía que era un pecado imperdonable, pero se encontró rodeando a Cailen con sus brazos y atrayendolo contra su cuerpo en un abrazo estrecho.
La tibieza del cuerpo de Cailen y el olor de su piel mezclado con el dulzón del vino, le embriagó por unos instantes, no sabía que hacer, lo único que sabía era que deseaba ese contacto.
- Quédate... esta noche – Murmuró cerca de su oído.
Un enorme alivió le recorrió el cuerpo de arriba abajo cuando Cailen dijo que no estaba molesto por lo ocurrido, su mano se sentía tibia y suave contra su mejilla haciendo que deseara más contacto. Entonces Cailen había dicho algo que el sacerdote no había podido expresar en palabras, algo que le llenaba de profunda vergüenza y que, si hubiera estado sobrio habría sido motivo para ponerse de rodillas frente al altar para pedir misericordia por sus pecados.
-A... mi también me gustó – Respondió y un escalofrió le recorrió allí donde Cailen había puesto las manos de nuevo – No... no quiero que te vallas – Le pidió y su voz sonó casi como una súplica, en ese estado en el que estaba, su cuerpo actuó sólo y no obedeció ningún vestigio de razón, sabía que estaba mal, sabía que era un pecado imperdonable, pero se encontró rodeando a Cailen con sus brazos y atrayendolo contra su cuerpo en un abrazo estrecho.
La tibieza del cuerpo de Cailen y el olor de su piel mezclado con el dulzón del vino, le embriagó por unos instantes, no sabía que hacer, lo único que sabía era que deseaba ese contacto.
- Quédate... esta noche – Murmuró cerca de su oído.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
Paseaba mi mano por su torso con movimientos un tanto tímidos, a veces era un tacto firme pero por lo general eran caricias y roces por encima de la ropa, por el momento no me atrevía a hacer más que eso. Sin embargo, para mí, aquel gesto era de lo más osado. Como fuera, parecía estar teniendo cierto efecto en Dio, pues alcancé a notar que por un momento se le fue el aire, o algo parecido, por lo que, motivado por la curiosidad y el calor que emanaba de mi cuerpo, proseguí con la misma cautela; en el fondo temiendo que me apartara la mano bruscamente.
Lo que escuché a continuación era la cereza en el pastel de la noche. No sabía que él… -¿También tú? -Inquirí con incredulidad y por un segundo detuve mis movimientos, sentía las manos temblorosas. -Si me lo pides entonces no me voy, te acompañaré ¿de acuerdo? -La respuesta que recibí me tomó por sorpresa, de repente suficientemente prudente como para intentar apartarme, no porque me causara desagrado, no de su parte al menos, nada más que una reacción involuntaria de la que cedí y permití que me estrujara, encontrando una extraña pero intensa sensación de bienestar alrededor de sus brazos.
Terminé recargándome en él y asentí débilmente a sus palabras antes de susurrar a su oído, temeroso de que alguien, aunque fuera por error, nos escuchara. -Pensé que era el único que se sentía así. -Confesé en su oído antes de darle un beso en la mejilla y posteriormente buscar sus labios otra vez sin soltarme del abrazo, incluso me atreví a corresponder el gesto, apretándolo con mis delgados brazos.
Lo que escuché a continuación era la cereza en el pastel de la noche. No sabía que él… -¿También tú? -Inquirí con incredulidad y por un segundo detuve mis movimientos, sentía las manos temblorosas. -Si me lo pides entonces no me voy, te acompañaré ¿de acuerdo? -La respuesta que recibí me tomó por sorpresa, de repente suficientemente prudente como para intentar apartarme, no porque me causara desagrado, no de su parte al menos, nada más que una reacción involuntaria de la que cedí y permití que me estrujara, encontrando una extraña pero intensa sensación de bienestar alrededor de sus brazos.
Terminé recargándome en él y asentí débilmente a sus palabras antes de susurrar a su oído, temeroso de que alguien, aunque fuera por error, nos escuchara. -Pensé que era el único que se sentía así. -Confesé en su oído antes de darle un beso en la mejilla y posteriormente buscar sus labios otra vez sin soltarme del abrazo, incluso me atreví a corresponder el gesto, apretándolo con mis delgados brazos.
Cailen Gowan- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
No quería ponerlo en palabras y aceptar que era un sentimiento mutuo y que deseaba continuar con lo que estaban haciendo, si lo ponía en palabras se volvería algo real y tangible, además, si se dejaba llevar por el impulso, podría culpar al vino al día siguiente y no le parecería tan terrible. No sería la primera vez en la historia en la que un sacerdote caía en la tentación ¿Verdad?.
Sonrió cuando Cailen le habló cerca del oído produciéndole cosquillas con su aliento cálido, de alguna forma le tranquilizó saber que lo que fuera que estaba a punto de suceder era algo, recíproco y no tendría que preocuparse por haber 'incitado' a Cailen al pecado. Correspondió el segundo beso quizás con más entusiasmo del necesario, su lengua invadió la boca de Cailen sin atisbo de timidez.
Sentía como si, todo el deseo que había estado cohibiendo y escondiendo en lo más recóndito de su mente, de repente explotara luego de estar reprimido toda la vida. Ni siquiera en fantasías se había permitido imaginarse así mismo con otro hombre, se había obligado a imaginar mujeres mientras se masturbaba para sentirse más 'normal' y menos culpable.
Pero tener a Cailen allí, era completamente otra cosa. Su cuerpo estaba reaccionando por si sólo ignorando toda lógica o moralidad que hubiese tenido horas antes de que empezara a beber. Sus manos viajaron por el la espalda de Cailen y luego hacía el pecho donde comenzó a desabrochar los botones de la camisa. La habitación estaba tibia gracias a la chimenea y la luz del fuego titilante reflejaba sombras juguetonas sobre ambos mientras el beso continuaba.
Por momentos olvidaba que tenía que tomar aire y de repente se encontraba cortando el beso, para volver a besarlo sin titubear, una sed inconmensurable se estaba forjando en su garganta y sentía como si sólo los besos pudieran apasiguarla. Pronto terminó con los botones y la camisa quedó abierta, dejando al descubierto el pecho de Cailen.
Dudó unos segundos antes de que sus manos viajaran por la piel del chico, disfrutando de la tibieza y suavidad contra sus dedos.
Sonrió cuando Cailen le habló cerca del oído produciéndole cosquillas con su aliento cálido, de alguna forma le tranquilizó saber que lo que fuera que estaba a punto de suceder era algo, recíproco y no tendría que preocuparse por haber 'incitado' a Cailen al pecado. Correspondió el segundo beso quizás con más entusiasmo del necesario, su lengua invadió la boca de Cailen sin atisbo de timidez.
Sentía como si, todo el deseo que había estado cohibiendo y escondiendo en lo más recóndito de su mente, de repente explotara luego de estar reprimido toda la vida. Ni siquiera en fantasías se había permitido imaginarse así mismo con otro hombre, se había obligado a imaginar mujeres mientras se masturbaba para sentirse más 'normal' y menos culpable.
Pero tener a Cailen allí, era completamente otra cosa. Su cuerpo estaba reaccionando por si sólo ignorando toda lógica o moralidad que hubiese tenido horas antes de que empezara a beber. Sus manos viajaron por el la espalda de Cailen y luego hacía el pecho donde comenzó a desabrochar los botones de la camisa. La habitación estaba tibia gracias a la chimenea y la luz del fuego titilante reflejaba sombras juguetonas sobre ambos mientras el beso continuaba.
Por momentos olvidaba que tenía que tomar aire y de repente se encontraba cortando el beso, para volver a besarlo sin titubear, una sed inconmensurable se estaba forjando en su garganta y sentía como si sólo los besos pudieran apasiguarla. Pronto terminó con los botones y la camisa quedó abierta, dejando al descubierto el pecho de Cailen.
Dudó unos segundos antes de que sus manos viajaran por la piel del chico, disfrutando de la tibieza y suavidad contra sus dedos.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
A pesar de la influencia del alcohol que provocaba que hiciera cosas que sobrino si siquiera sería capaz de imaginar, lo que pasó a continuación del beso fue, simplemente inesperado en todas sus formas, pensaba que el beso sería como el anterior, algo lento pero lleno de energía; sentí la lengua de Dio deslizarse hacia mi boca y sin darme cuenta abrí mis labios para darle acceso y su lengua comenzó a moverse dentro de mi boca. Mientras él hacía eso, mis dedos se movieron tímidamente por su espalda, ascendiendo, pasando por su cuello y finalmente llevé mi mano hacia su cabeza, la cual sujeté con moderada fuerza mientras las yemas de mis dedos paseaban por su cabello.
En mi mente pensaba que lo que estábamos haciendo nos metería en problemas si es que alguien se llegara a enterar, ya podía imaginarme la reacción de la gente, las mil y un posibles consecuencias y las represalias que habríamos de recibir los dos. A pesar de esa ola de pensamientos tormentosos que me asaltaban, no podía detenerme, mi cuerpo ya no obedecía mis órdenes, tampoco razonaba, los últimos pensamientos coherentes que tuve se desvanecieron en el momento en el que, continuando los besos a veces torpes, mordí su labio inferior con mesura. Ya no había palabras, no hacían falta.
Sentí sus manos calientes subir por mi espalda por encima de la camisa y no pude suprimir un jadeo que me pegó más a él, usualmente el contacto físico era algo que a duras penas podía tolerar, en la espalda era algo inadmisible, un punto mucho más que débil; pero eso era cuando me encontraba sobrio, la historia era diferente en ese momento. Me aferré a él con fuerza, por completo olvidando dominar la rudeza de cómo lo hacía y posiblemente clavando mis uñas. En ese momento busqué consuelo en los besos que se hacían cada vez más voraces y cuando faltaba el aire de Dio, buscaba su frente, su mejilla o cualquier cosa que estuviera a mi alcance.
Una brisa un tanto fría recorrió mi torso y me aparté un instante sin dejar de pasear mis manos por su cabello. Su mano estaba caliente contra mi piel. Sin pensarlo volví a acercarme y posé mis labios sobre su cuello, mientras sus palmas recorrían mi piel, dejé de enfocarme en su pelo y antes de que me diera cuenta estaba sentado en sus piernas mirándolo de frente.
En mi mente pensaba que lo que estábamos haciendo nos metería en problemas si es que alguien se llegara a enterar, ya podía imaginarme la reacción de la gente, las mil y un posibles consecuencias y las represalias que habríamos de recibir los dos. A pesar de esa ola de pensamientos tormentosos que me asaltaban, no podía detenerme, mi cuerpo ya no obedecía mis órdenes, tampoco razonaba, los últimos pensamientos coherentes que tuve se desvanecieron en el momento en el que, continuando los besos a veces torpes, mordí su labio inferior con mesura. Ya no había palabras, no hacían falta.
Sentí sus manos calientes subir por mi espalda por encima de la camisa y no pude suprimir un jadeo que me pegó más a él, usualmente el contacto físico era algo que a duras penas podía tolerar, en la espalda era algo inadmisible, un punto mucho más que débil; pero eso era cuando me encontraba sobrio, la historia era diferente en ese momento. Me aferré a él con fuerza, por completo olvidando dominar la rudeza de cómo lo hacía y posiblemente clavando mis uñas. En ese momento busqué consuelo en los besos que se hacían cada vez más voraces y cuando faltaba el aire de Dio, buscaba su frente, su mejilla o cualquier cosa que estuviera a mi alcance.
Una brisa un tanto fría recorrió mi torso y me aparté un instante sin dejar de pasear mis manos por su cabello. Su mano estaba caliente contra mi piel. Sin pensarlo volví a acercarme y posé mis labios sobre su cuello, mientras sus palmas recorrían mi piel, dejé de enfocarme en su pelo y antes de que me diera cuenta estaba sentado en sus piernas mirándolo de frente.
Cailen Gowan- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
Perdía la noción del tiempo entre caricias y besos, era como si su cuerpo estuviera en piloto automático y su mente no estuviera ejerciendo ningún control sobre sus acciones. Se encontró desabotonando la camisa de Cailen y quitándosela para dejarla caer a un lado de la cama en el suelo de madera. La cama era pequeña, por supuesto pensada para que sólo una persona durmiera en ella pues, un sacerdote no tendría necesidad de albergar a otra persona en su habitación, por lo que no tenían mucho espacio.
Se encontró con Cailen sentado sobre sus piernas y se preguntó si el chico podría sentir la erección en sus pantalones a través de la tela en aquella vergonzosa posición.
Paseó sus manos por la espalda de Cailen acariciándolo y entonces notó las cicatrices. La piel se hacía mas áspera en algunas partes que en otras y se notaban las magulladuras. Aún dentro de su deseo de continuar, la curiosidad fue más grande y se encontró deteniendo sus caricias para mirar a su amigo en el rostro.
- ¿Que te sucedió aquí? - Preguntó con expresión algo preocupada, era su amigo de todas formas, aún estando tan deseoso, se sentía preocupado por su bienestar y esas cicatrices eran demasiado grandes y profundas como para ser un simple descuido. Tenía la impresión de que había una historia oscura detrás de ellas.
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
Perdía la noción del tiempo entre caricias y besos, era como si su cuerpo estuviera en piloto automático y su mente no estuviera ejerciendo ningún control sobre sus acciones. Se encontró desabotonando la camisa de Cailen y quitándosela para dejarla caer a un lado de la cama en el suelo de madera. La cama era pequeña, por supuesto pensada para que sólo una persona durmiera en ella pues, un sacerdote no tendría necesidad de albergar a otra persona en su habitación, por lo que no tenían mucho espacio.
Se encontró con Cailen sentado sobre sus piernas y se preguntó si el chico podría sentir la erección en sus pantalones a través de la tela en aquella vergonzosa posición.
Paseó sus manos por la espalda de Cailen acariciándolo y entonces notó las cicatrices. La piel se hacía mas áspera en algunas partes que en otras y se notaban las magulladuras. Aún dentro de su deseo de continuar, la curiosidad fue más grande y se encontró deteniendo sus caricias para mirar a su amigo en el rostro.
- ¿Que te sucedió aquí? - Preguntó con expresión algo preocupada, era su amigo de todas formas, aún estando tan deseoso, se sentía preocupado por su bienestar y esas cicatrices eran demasiado grandes y profundas como para ser un simple descuido. Tenía la impresión de que había una historia oscura detrás de ellas.
Diodore Pomeroy- Humano Clase Baja
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Re: We're both sinners |Diodore (+18)
Una tibia corriente de aire pareció atravesar la habitación en ese momento y me separé un breve instante de su cuerpo un tanto sorprendido. La razón pareció volver por una milésima de segundo y quise acabar con lo que estábamos haciendo y cubrirme, no lo hice porque una vez que volví a envolverlo con mis brazos aquella inseguridad desapareció. A pesar del poco tiempo que llevábamos conociéndonos confiaba en que no tenía que preocuparme, no con Diodore: estaba seguro que él no diría palabra alguna sobre las marcas en mi espalda, por un momento me sentí a salvo.
Busqué una posición más cómoda sobre sus piernas y fue ahí que noté el bulto en sus pantalones, hasta entonces no se me había ocurrido si él también podría sentir mi creciente entusiasmo. Probablemente. No pensaba mucho en eso, estaba ocupado deslizando mis manos por su cara y pelo en una combinación de deseo y extraña curiosidad por explorar su cuerpo, pronto aquello quedó, no en el olvido, sino en segundo término.
Volví a sus labios con más lentitud esta vez, mientras mis manos comenzaban a pasearse juguetonamente por su torso intentando descubrir su pecho de la misma manera en la que estaba yo. Sentí sus palmas ascendiendo de forma lenta y gentil por mi espalda, enviando tenues corrientes eléctricas por todo mi cuerpo. En ese momento noté que se detuvo y fue entonces que supe que se había percatado.
Me abracé con fuerza contra él, tal vez en busca de confort, de repente sentí un atisbo de pena. Tal vez en otra situación no hubiera contado la historia, no la completa al menos. Incliné mi cabeza y le di un suave beso en la mejilla, de repente hacer eso no se sentía raro o… malo; parecía de lo más natural y comprensible. Se sentía bien.
-¿Te conté por qué huí de casa? -Murmuré recargando mi cabeza en su hombro sin soltarle. -Las tengo desde niño, me las hizo mi padre. -Admití tratando de acortar la historia lo mejor que podía. -Soy horrible, lo sé.
Busqué una posición más cómoda sobre sus piernas y fue ahí que noté el bulto en sus pantalones, hasta entonces no se me había ocurrido si él también podría sentir mi creciente entusiasmo. Probablemente. No pensaba mucho en eso, estaba ocupado deslizando mis manos por su cara y pelo en una combinación de deseo y extraña curiosidad por explorar su cuerpo, pronto aquello quedó, no en el olvido, sino en segundo término.
Volví a sus labios con más lentitud esta vez, mientras mis manos comenzaban a pasearse juguetonamente por su torso intentando descubrir su pecho de la misma manera en la que estaba yo. Sentí sus palmas ascendiendo de forma lenta y gentil por mi espalda, enviando tenues corrientes eléctricas por todo mi cuerpo. En ese momento noté que se detuvo y fue entonces que supe que se había percatado.
Me abracé con fuerza contra él, tal vez en busca de confort, de repente sentí un atisbo de pena. Tal vez en otra situación no hubiera contado la historia, no la completa al menos. Incliné mi cabeza y le di un suave beso en la mejilla, de repente hacer eso no se sentía raro o… malo; parecía de lo más natural y comprensible. Se sentía bien.
-¿Te conté por qué huí de casa? -Murmuré recargando mi cabeza en su hombro sin soltarle. -Las tengo desde niño, me las hizo mi padre. -Admití tratando de acortar la historia lo mejor que podía. -Soy horrible, lo sé.
Cailen Gowan- Humano Clase Baja
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