Descubriéndo la 'cortecía' francesa (Jozséf)

por **Ethan Butler** Mar Nov 02, 2010 1:56 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Hacía apenas un día desde que había llegado a París, aún sentía las piernas entumidas por el viaje y las manos aún lucían los callos de tanto trapear y fregar la proa del barco en el que venía. Originalmente y sin dinero para pagar el pasaje desde America, había pensado colarse como polizonte en el mismo, pero sus valores inculcados con puño y letra por su abuelo y posteriormente su padre, no se lo permitieron, así que terminó convirtiéndose en el ayudante de trabajos varios de un barco pesquero que iba rumbo al país europeo.

Mientras caminaba por las calles concurridas en esa tarde soleada pero fría de Otoño, la barriga le rugía exigiéndole algo de comer. Por lo menos en el barco había podido comer pescado con los marineros y tenía asegurada las 3 raciones diarias, sin embargo ahora, sin un peso en el bolsillo, había inclusive contemplado la idea de mendigar. ¿Que diría el abuelo si lo viera? Dios, no quería no pensarlo.

Caminó con el saco raído y cosido innumerables veces por su madre, por las calles cuando el delicioso olor del pan recién horneado le hizo girar el rostro, lo contempló con sus ojos negros como el carbón, brillantes, como si de sólo mirarlo pudiera saborearlo también. Le dio un tremendo mordisco y se untó las mejillas de mermelada (en su imaginación claro) y no se dio cuenta de que una distinguida mujer y su esposo, venían en su dirección, avanzó un poco más sin dejar de mirar el pan exhibido e inevitablemente golpeó a la mujer, haciendo que la bolsa que ella traía, cayera al suelo, sendos panes y croissants salieron rodando por el suelo pedregoso.

Sucia y asquerosa alimaña – Exclamó la encopetada mujer – ¡Oh jesús y la virgen! ¡Intentaba robarme -

- No mylady ¡no es cierto! - Exclamó rápidamente agachándose a recoger el pan asustado.

por **Ethan Butler** Jue Nov 11, 2010 10:23 am

A este punto Ethan ya no sabía que hacer, había escapado de una situación peligrosa, pero comenzaba a involucrarse en otra que parecía aún peor. Por supuesto no olvidaba la gratitud que sentía por el chico por haberle salvado, de no ser por él podría estar ya camino a una mazmorra, esa gente rica podría decir cualquier cosa de él y a él no le escucharían. Seguro que no, más siendo un imigrande de sangre mixta. Siguió a Jozséf por los callejones, debatiéndose entre los deseos de huír y los deseos de conocerle más, porque no podía negar que las cosas nuevas le causaban curiosidad.

- Bueno... Madre siempre me enseñó sobre Jesus desde pequeño - Comenzó a decir, un tanto aliviado de que el chico no supiera leer, él no tenía mucha educación y eso era algo que lo avergonzaba sumamente - Nunca fuí a la escuela porque... quedaba muy lejos de la granja y no teníamos mucho dinero - Confeso y el rubor subió a sus mejillas bronceadas por el sol - Así que mi madre me enseñó a leer... para que pudiera leer la santa palabra de la biblia -

Se sentò a un lado del chico, convirtiéndo el miedo que sentía en curiosidad. Pocas veces en su vida había tenido la oportunidad de conocer algo tan distinto a todo lo que él había vivido y creído.

- El bautizo...- Iba a explicarlo y entonces se dio cuenta de que tampoco lo entendía muy bien, carraspeó un poco y jugó con los dedos por unos minutos antes de continuar - Todas las personas nacemos con el pecado original... y si eres bautizado recibes la gracia de Jesus y si mueres no irás al infierno... o algo así - Confesó, porque nunca había reflexionado al respecto pues nadie le había cuestionado sobre aquello, todos en su familia y sus conocidos eran cristianos, así que no había mucho que 'meditar' al respecto.

Negó con la cabeza al escuchar hablar sobre la ley de la naturaleza - No... no me enseñó... pero quisiera aprender -

por **József Bároti** Jue Nov 11, 2010 12:07 pm

-a mi me esta enseñando Jeanette, ahora se escribir mi nombre- aseguro saltando energéticamente al tiempo que le volteaba a ver percatándose de aquel sonrojo sobre sus mejillas ¿se sentiría mal? Seguramente el sol le habia hecho aquello conocía a un hombre que habia pasado tanto tiempo encerrado que al salir el sol le habia dejado ciego y entonces la obscuridad le acompañaba a todos lados.

-¿es un libro entonces?- le cuestiono comenzando a comprender, como el libro que el llevaba en el morral o como el que le habían leído días atrás, era un libro con reglas estipuladas en el, no debía ser tan difícil acatarlas si el tal Jesús era tan bueno debían ser cosas fáciles, respetar a la naturaleza, no golpear a otros, respetar la vida, seguramente era asi.

Sus parpados se abrieron desmesuradamente y sus labios formaron una regular O -¿pecado?- exclamo sorprendido creía que le pecado eran las cosas malas pero el no obraba mal ¿Cómo tenia entonces el pecado? -¿el infierno?- le volvió a cuestionar sintiendo que la cabeza le daba vueltas mareándolo, eran demasiadas cosas que no comprendía.

-¿tu estas bautizado?- le cuestiono con sobresalto ¡debía ser bautizado! ¿Cómo era posible que nadie le hubiera dicho de aquello antes? ¡Impensable! -¡tienes que bautizarme!- le pidió asintiendo al tiempo que se hincaba frente a el apoyando sus manos sobre sus rodillas, moviéndolas de un lado a otro para captar su atención además, porque no podia estarse quieto no con una duda tan grande como aquella.

-tu me bautizas yo te enseño- asevero levantándose nuevamente, extendiendo su mano hacia el para cerrar el trato, no quería ir al infierno por no estar bautizado aunque no sabia que era, si nadie mas quería estar ahí nada bueno podia ser.

por **Ethan Butler** Jue Nov 11, 2010 9:27 pm

- Si... es un libro - Comentó sorprendido por la reacción del chico, una reacción de completa sorprersa e ingenuidad. Era realmente cierto que ese chico no conocía nada de Jesus, aún no podía creerlo, siempre creyó que todas las personas 'civilizadas' como lo solía decir Madre, conocían de memoria la Biblia y se portaban de acuerdo a las leyes de la Iglesia - Fue escrito por los dicipulos de Jesus... hace casi 2000 años... -

Le observó moverse de aquí para allá, sin duda aquel era un chico lleno de energía, le recordaba así mismo más joven cuando corría por los campos y montaba lo caballos salvajes. - Si estoy bautizado - Afirmó moviéndo la cabeza - Te bautizan apenas unos meses luego de que naces - Le explicó y se sorprendió bastante cuando el chico le pidió que le bautizara.

- Oye... yo no puedo hacer eso ahora - Le responde con expresión apesadumbrada, preocupado de que si negaba su ayuda ahora el chico podría negarse a seguir guiándolo, se estaba enterando de la peor manera de que Paris era un ciudad insegura y peligrosa. No quería aprovecharse de la bondad del chico, pero etra la única persona que conocía y temía que no todos fueran tan amables - P...pero puedo enseñarte más sobre el tema si quieres... así podrás tomar la desición de bautizarte o no en la iglesia - Le explicó con sinceridad y entonces sus mejillas tomaron un color más intenso y desvió su mirada hacía los zapatos.

- Si no es mucho que pedir... - Comenzó recordando la comparación que el chico había hecho sobre la doncella y si mismo - Podrías... ¿protegerme un poco más? Soy una doncella confundida y desorientada en un reino desconocido... necesito buscar trabajo para poder sobrevivir... pero no se por donde empezar ni en quien confiar -

por **József Bároti** Vie Nov 12, 2010 11:24 am

-discípulos de Jesús- repitió en voz baja sintiendo como su cabeza daba vueltas vertiginosamente sobre su propio eje, no comprendía nada de lo que decía, porque era o que debía hacer ¿Qué sucedía si no se bautizaba? Se iba al infierno porque tenia el pecado original, pero el no habia pecado no por lo menos que el supiera ¿Cómo seria el infierno? ¿y si era en verdad un lugar agradable? Se llevo ambas manos a la cabeza sujetándola porque de lo contrario terminaría explotando.

-¿iglesia?...yo creo que las cosas en tu mundo son diferente- aseguro sentándose nuevamente, llevándose ambas manos al rostro para pensar con tranquilidad –si todo va a ser tan confuso como ahora no quiero…- aseguro negando porque en su ignorancia era feliz y el conocimiento no le haría mas feliz no veía el motivo lógico de poseerlo.

-¿protegerte?- le cuestiono asombrando dando un salto hacia atrás ¿no había dicho que no era una doncella? Vaya joven raro le estaba confundiendo –podemos ir a buscar algún lugar donde puedas tejer o cocinar- asevero pensando que eso era lo que las doncellas debían hacer, quizás también eran médicos, herreros o alfareros.

-puedes confiar en mi- asevero sonriendo ampliamente –yo voy a protegerte de todos los ogros y gigantes de metal que rondan estas calles- rebusco en su morral algun frasco que entregarle a la doncella como el que el habia dejado en mano de los hombres instantes atrás, algo con lo cual pudiese defenderse.

-¿quieres acompañarme? Puedo mostrarte este lugar aunque yo tampoco conozco demasiado- se confeso encogiéndose de hombros, todas las ciudades se parecían, en todas habia cosas que hurtar, gente que le perseguía, todas olian a pan y monotonía, la gente parecía siempre sumida en un letárgico sueño, y siempre habia alguien diferente, si, la mayoría de las ciudades se parecían.

-ven vamos- le pidió tomando su mano para comenzar a tirar suavemente de el, con animos, queriendo que descubriera su hogar, las calles.

por **Ethan Butler** Vie Nov 12, 2010 5:23 pm

¿Sus mundos eran distintos? ¿Pero no venían los misioneros católicos del viejo mundo? Abuelo le había contado siempre que, los misioneros se habían aventurado a la salvaje America, para enseñar a los salvajes indios la palabra de Jesus y así ayudarlos a alcanzar la salvación. Según esa lógica...¿Era Jozséf un salvaje? ¿Iba a condenarse si no era bautizado?. Por primera vez se encontró preguntándose así mismo esas cosas, cuestionándose si lo que había creído ciegamente en toda su vida era cierto o no.

- ¡No se cocinar ni tejer! - Exclamó con una risa cantarina, valla si el chico se tomaba a pecho lo de la doncella - Soy una doncella sólo porque me has salvado esta vez, pero te apuesto a que en una próxima oportunidad seré tu caballero y tu mi doncella, porque seré yo quien te proteja - Aseguró siguiéndole a donde fuera que este le llevarse, aunque seguía sintiéndose prevenido con eso de la brujería y de no creer en el santo padre, no tenía otra opción y a veces era mejor jusgar a las personas no por su credo sino por sus acciones.

- Puedo criar animales, en eso soy un experto - Exclama con renovado entusiasmo - Me encargaba de alimentar los cerdos y gallinas todos los días, también ordenaba a las vacas y adiestraba los salvajes corceles de las colinas - Le explica siguiéndole el paso - También se como trabajar en las minas y encontrar oro en los rios y rocas - Concluyó, era el oficio de su padre y así mismo el de su abuelo y había pasado así mismo como una herencia familiar.

- ¿Te gustan los animales? - Le preguntó caminando a su lado. - A mi me encantan -

por **József Bároti** Sáb Nov 13, 2010 12:49 pm

Rio sonoramente negando, dejándose contagiar de la alegría de la vida porque la vida por ser ella misma será alegre, no existían tormentos ni pesares esos las personas se encargaban de colocarlos como en un escenario, para montar su propio drama –tu seras siempre mi doncella…te prometo cuidarte y asi lo hare- asevero asintiendo energéticamente, porque una doncella no dejaba de serlo nunca.

-¿oro? ¿qué no es eso la cosa brillante que los ricos codician tanto?- le cuestiono pensándolo varios instantes antes de recordar y dar un amplio salto –¿en verdad? ¿y tenias gansos?- le cuestiono recordando haber visto de aquellos animales en algun lugar quizas en una visita al circo, aunque siempre se quedaba fuera si bien la gente de esos lares no era en extremo amargada solian molestarse si veian a alguien que no habia pagado dentro.

-¡claro que me gustan!- aseguro como si lo contrario no fuese posible –y puedo hablar con algunos de ellos- sonrio no en esencia podia entablar una comunicación pero reproducía sus sonidos con una perfección tal que los animales parecían entenderle, lo habia hecho con la paloma en la estación de los monstruos de metal, con ardillas y perros, los gatos le seguían también, las avecillas y sus trinados eran de las cosas mas sencillas, quizas después pudiera mostrarle todo aquello, aquel mundo que tanta gente desconocía.

-¿quieres aprender?- le cuestiono volteándole a ver ilusionado con la idea de tener un alumno y no un maestro, porque tan inculto era en tantos temas pero aquel, el arte de la naturaleza lo dominaba con crecer.

por **Ethan Butler** Lun Nov 15, 2010 9:21 pm

No supo que decir cuando el chico le aseguraba que siempre sería su doncella. Que cosa más extraña era pensar en algo así, imaginarse así mismo con vestido elegante y rostro maquillado lleno de polvo en las mejillas y con tiznes de carmín en sus labios. Que mal se vería su cuerpo masculino metido en un corsé, sus brazos musculosos y bien formados por los años de trabajo, cubiertos con finos guantes blancos, sacudió la cabeza con una mueca imaginándose aquello y luego dejando escapar una risa, porque además de horrible, le parecía sumamente gracioso. - Gracias... pero en serio, no tienes que... aprenderé a cuidarme sólo -

Asintió con la cabeza entusiasmado con lo que decía el chico, el oro era su especialidad, había bastante en América, pero generalmente eran los terratenientes y dueños de las tierras quienes se quedaban con gran parte de la ganancia y mineros como él sólo conseguían una que otra migaja del real precio.

-Hay mucho oro en América – Comenzó a decir – Muchas personas han viajado allí sólo en su búsqueda, le llaman la fiebre del oro, mi padre es un gran minero, me enseñó todo lo que sabe, al igual que el abuelo, también aprendí a criar animales gracias a él, teníamos patos... pero no gansos, los Rodrigues que vivían a medio kilometro de nosotros si tenían 3 -

Se detuvo por segunda vez cuando el chico había dicho que podía hablar con alguno de ellos. Parpadeó rápidamente como creyendo que quizás el chico se había equivocado al hablar o él le había entendido mal.

-¿En serio puedes hacerlo? ¡Valla! Pues claro que me gustaría, siempre he creído que los animales tienen algo que decir... ¿sabes? Mi yegua Dulcinea parecía querer decirme cosas a veces – Comentó sintiéndose un poco avergonzado de decir esas cosas, si lo escuchara Madre pensaría que estaba loco.

por **József Bároti** Mar Nov 16, 2010 10:24 pm

-¿aprenderás? Para aprender hay que practicar y tu no practicaras porque no te meterás en problemas- asevero asintiendo con autosuficiencia, porque era capaz de cuidar de alguien mas aunque usualmente sus hermanos parecían cuidar de el, no siendo el mas pequeño quizas si el mas inocente y despistado de todos, el de menos malicia al alcance de sus pensamientos y por ende quien con mayor facilidad podia verse en problemas sin desearlo ni caer en cuenta de ello, un verdadero peligro aunque bien sabia el que no necesitaba de nanas, podia valerse por si mismo aunque en aquellos símbolos radicaba el aprecio.

Ignoro aquella charla del oro porque sencillamente no la comprendía ni era de mayor relevancia llegar a hacerlo en algun momento ¿poseia el oro? No ¿queria poseerlo? No, en ese caso sus respuestas y dudas se veian contestadas por aquellas dos simples preguntas, no tenia ni le interesaba llegar a tenerlo a su parecer eran solo ataduras a una vida con cadenas de oro, porque el oro no era del mismo material que el de los sueños y por ende sus cadenas no podían amarse.

-¡claro que puedo!-exclamo como si el joven fuera sordo y no hubiera logrado escuchar lo que decían sus labios, sus labios cantaban en una risa melodiosa que le remontaba a mejores eras –esque no debes escuchar con los oídos- asevero negando con tranquilidad ¿Dulcinea? Que bello nombre era aquel con el cual se reconocía a una yegua.

Avanzo con mayor rapidez entre las calles tarareando alguna canción que antes habia escuchado y en su memoria habia solo quedado grabada la eterna melodía que se repetía una y otra vez como un canto existencial, como si sin el no pudiese avanzar mas, tan esencial como el respirar o comer aunque según habia escuchado habia gente que no necesitaba dormir, ni ingerir alimentos en demasía, su energía la sacaban del sol…quizas su piel tragaba los rayos volviéndolos comida, no estaba seguro.

-¿quieres conocer al señor conejo?- le cuestiono entonces ladeando el rostro, podría asi enseñarle como si podia comunicarse con los animales.

por **Ethan Butler** Dom Nov 21, 2010 12:15 pm

Ethan no tenía pensado (por lo menos no dentro de sus inmediatas actividades) meterse en problemas. Nunca había robado o hecho algo fuera de la ley, aunque claro debía aceptar que, había robado unas manzanas estando más niño, del huerto de la señora Mary, cercano al pueblo. Pero nunca se le había cruzado por la mente pensamientos bélicos en donde hiciera mal a otros por puro placer o por codicia. Asi que hacer cosas que le trajeran problemas, no estaba en sus planes. Esperaba ser un hombre de bien, como esperaba su madre y padre.

Aunque la idea de casarse no le llamaba la atención, en otros aspectos, esperaba poder cumplir con las espectativas de ellos. Mientras durara su estadía en Francia, no se metería ne problemas, ¡no señor! Pensó con determinación.

Le molestó un poco que el chico le dijera que no escuchaba, aunque su voz fuera amable, Ethan sintió como si le estuviéra diciéndo estúpido por no comprender, todo en ese chico era misterioso y distinto y tenía la impresión de que no comprendía ni siquiera un poco de ese mundo en el que parecía estar metido, pensó en replicar, pero decidió callar, no quería crear un problema de una tontería, ya había aprendido su lección aquella vez que un tipo le había quebrado una botella de ron en la cabeza en una cantina.

- ¡Si quiero! - Exclanó entonces siguiéndolo, intrigado por quien sería esa persona que el chico llamaba Conejo, que apodo más particular para un hombre - Guíame-

por **József Bároti** Mar Nov 30, 2010 10:46 pm

Asintio energéticamente sin tomar su mano, comenzando a andar por las calles con rapidez, rodeando a las personas y el gentío como quien danza sobre tizones ardientes aunque su gracia hacia dudar si realmente aquellos objetos siguiesen aun encendidos, sus crespos cabellos se agitaban contras las ráfagas de aire gélido, sus pies descalzos llevaban consigo la suciedad del suelo y de los años, los dedos aun y pese a no tener las paredes que la gente llamaba zapatos no habían decidido extenderse en libertad, abrirse hasta no parecer pies, seguían derechos, erguidos como los de cualquier otro hombre.

-pero debes escucharlo con los oídos del corazón, deber ver lo que no es visible- le indico sabiendo que cualquier persona no podría comprender la lengua del conejo o cualquier otro animal el por suerte habia aprendido a soñar con los ojos abiertos, a disparar colores de alegría y disipar las dudas y los miedos, se habia enseñado aquel lenguaje por medio de ver, oir y aprender, aveces cerraba su ojo, aquel con el cual podia ver y parecía captar los colores de las persona y parecía encontrarle forma a todo.

Se detuvo de golpe echando la nuca sobre la espalda para ver el linde del bosque alla a lo lejos, algunos metros mas e inclusive quizas un kilometro –se encuentra ahí dentro- le indico señalando el lugar, quizás nunca antes habia puesto pie en un sitio como aquel, debia antes asegurarse de que le seguía por voluntad y no cualquier otro extraño factor –solo te dejare seguirme si prometes intentar comunicarte con el- aseguro mirándole con seriedad una que no logro apoderarse de su rostro poco mas de algunos segundos, fue sustituida casi al instante por una amplia sonrisa antes de seguir su andar.

-seguramente le gustan las visitas ¿traes comida?...creo que traigo una zanahoria por aquí- murmuro rebuscando en su morral.

por **Ethan Butler** Miér Dic 01, 2010 11:38 am

Le siguió en silencio, de repente sentía que con ese chico debía escuchar más y hasblar menos. Venían de mundos muy distintos, no sólamente por estar distantes y ser culturalmente diversos, sino porque, el material del mundo de Jozséf parecía ser el material del mundo de los sueños, uno en donde las fantasías se hacían tan reales y perdías la noción de lo que era y no era realidad. Cuando Ethan era pequeño, vivía perdido en ensoñaciones en las que podía hablar con sus 8 gatos y con Dulcinea, pero cuando alcanzó los 10 años, su Madre le había advertido que debía convertirse en el nuevo hombre de la casa, en un adulto y que debía vivir en la realidad.

Así pues que Ethan dejó de lado ese mundo mágico en el que podía ser un jinete de armadura plaeada y su dulcinea un pegazo que volaba por los aires, para convertirse en un campesino que labraba la tierra , el oficio de su padre y su caballo una simple ayuda en el oficio. Escucharle hablar de ver lo invisible o escuchar con el corazón, le rememoró a esos días de inocencia infantil, cuando todo era posible si cerrabas los ojos.

- Lo... intentaré - Comentó cuando habían llegado al borde del bosquel, no podía asegurar de que lograra lo que Jozséf estaba esperando de él, pero si por lo menos prometía intentarlo. - Me gustan los bosques, me gusta más que la ciudad - Admitió con una sonrisa un tanto nerviosa. Aquello era cierto, había crecido en una granja, los edificios muy altos y el constante ruido de las carretas le intimidaban y lastimban sus oídos. Si por él fuera viviría en una casa en el campo.

- No traigo nada... aún no consigo trabajo - Admitió avergonzado - Espero poder conseguir uno pronto y recompensarte - Le prometió siguiéndolo por entre las ramas y los arbustos.

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