Enchanté · Libre ·

por **Lorian Chevallard** Lun Ene 09, 2017 3:26 pm

Oh París. Sus calles nevadas eran lo mejor, sin embargo aunque muchos se quedaban en sus casas cobijados delante del fuego, eran acostumbradas las verbenas en las que albergaban muchas personas y no precisamente de clases bajas. Había trucos de magia, paseos a caballo, gitanos danzando pero todos de forma muy cordial en aquella pseudo feria.
Había mucha gente variopinta y no era exactamente por eso por lo que Lorian había acudido allí, sino orque fué insistido por unos amigos, por gente que iría allí en grupos y que una vez concluída la velada se concentrarían en ir a cenar.
Se trataba de una noche atípica en la que todos los hombres iban en gabardinas, mientras que las mujeres iban con sus más elegantes capas de abrigo. La élite de la élite no solía pisar esos lugares, quizás fuese un sitio en el que podía verse a todo el mundo disfrutar sin ver más allá de lo que era la persona, sin ver a qué clase pertenecía o cuán caros eran sus abalorios.

El aroma a comida ambulante también era delicioso. Lorian, ataviado con un abrigo lago de color marrón, elegantemente diseñado para él, se adentró en aquella feria sin más compañía que sí mismo, ya que ´se había separado de sus amigos en la propia puerta del recinto.

No podía negar que la magia le fascinaba. Ver cómo hacían uso de las más buenas artimañas para hacer desaparecer algo en tus narices y que ello no fuese tu cartera. Definitivamente allí se respiraban aires que nunca nadie podría imaginar, ya que los rateros mantenían sus manos alejadas, ya que sabían que sería malo para el negocio, que quizás las personas que más dinero dejaban en los puestos no volviesen y por lo tanto aquello no les saldría rentable.

Lorian dió un largo paseo, parándose enfrente de un escupefuegos. aplaudiendo como hacía el resto, fascinado por la belleza y temerosidad de alguien que para entretener a la gente, ponía en riesgo su vida de forma tan... ¿Facil?

por **Scarlett Crane** Lun Ene 09, 2017 6:58 pm

Fingir que no tenía idea alguna sobre temas relacionados con la cacería le había salido bastante caro la última vez. Apenas había pasado una semana y aún tenía un par de moretones en el cuerpo producto del ataque de aquél par de vampiros; se había salvado, sí, pero aún quedaba uno vivo que podría reconocerla en cualquier lugar y atacarla de nuevo y, a decir verdad, reconocer a una pelirroja no es para nada difícil. Sin embargo, armada con total disimulo como siempre y ataviada con una capa que la cubriera lo mayor posible, salió del lugar en el que vivía y se dirigió a esas calles parisinas que aún le faltaba recorrer, como era de esperarse, en apenas un mes que llevaba en Francia no conocía mucho.

Mientras caminaba, se preguntaba todavía como es que su padre había decidido encargarle su vida a Wyatt, un hombre descuidado y ambicioso que pretendía usarla como cebo en sus futuras cacerías. No se lo había dicho de forma clara, pero era evidente. Para ella, ese hombre no era de confiar, pero según su progenitor, no había nadie mejor que él para terminar de entrenar a su hija, o para pretender que lo hacía mientras ella fingía no saber lo que ya le habían enseñado con detalle sus hermanos y a escondidas. Y a ellos sí que les echaba de menos; desde que abandonó Canadá se había desligado de cualquier noticia de su familia por temas de seguridad. Todos eran cazadores y la amenaza aún se sentía respirarle en la nuca mientras dormía. El riesgo en su vida era constante, pero al tiempo era precisamente eso: Vida.

Mientras se “entrenaba” de noche con Wyatt, de día permanecía con su tía, la hermana gemela de su madre, quien había fallecido ya hace varios años. Ella era una mujer de clase media, dedicada a dar clases a niños ajenos a falta de propios y quien proveía a su sobrina de todo cuanto estuviera a su alcance. No obstante, ella era ya una mujer adulta, alguien que podía proveer también en casa y más que nada, porque su tía no tenía realmente la obligación de mantenerla. Sin mencionar que ya era una mujer mayor. Por lo mismo, la búsqueda de un empleo con un horario corto y que se sucediera durante el día, se convirtió en una prioridad para ella. Además, Wyatt le había pedido, o más bien, ordenado, que intentara colarse en algún lugar donde se movieran los vampiros. Por eso había salido, como si el riesgo de por sí ya no fuera suficiente.

Caminó durante al menos media hora, en silencio pero analizándolo todo, hasta que algo llamó su atención ¿Acaso? No, era imposible, su hermano no podía estar allí, aunque viéndolo desde atrás era en exceso parecido —¿Jeremmy? — se atrevió a preguntar, apoyando su mano con suavidad en la espalda ajena.

por **Lorian Chevallard** Jue Feb 09, 2017 2:22 pm

Como ya había dicho, aquel tipo de cosas le gustaban en demasía, ya que las disfrutaba como si fuese un niño. Prefería no pensar en el truco que había detrás y en el juego de manos, ya que aquello le quitaba toda la magia que pudiera tener tal entretenimiento. Sin embargo, las cosas no eran tal y como corría el rumor, ya que lo más grandioso se encontraba en el hecho de experimentar por uno mismo todo lo relacionado con la vida y sus sensaciones, de ahí que fuese un hombre sin miedo a lo nuevo, a lo peligroso, aunque sí debía de reconocer que le daba respeto.

Una mano, una voz, lo justo y suficiente como para hacerle girar sobre sus talones. Se pensaba que sería alguno de sus compañeros, pero la nítida y suave voz de real confusión hizo que simplemente se quedase parpadeando con la mirada en aquella mujer.

- Disculpe, creo que se ha equivocado. - Dijo, de forma totalmente amable. Ella, parecía haber visto a un fantasma, por lo que él tan sólo pudo quitarle hierro a la confusión creada. Su espalda fué golpeada nuevamente, pero ésto simplemente se trataba de la gente que intentaba ver el mismo espectáculo, empujando prácticamente a Lorian en dirección a la mujer. - Mi nombre es Lorian y si quiere puedo ayudarle a buscar a Jeremmy, no tengo nada mejor que hacer.- llevó las manos hacia los bolsillos de su gabardina, buscando algo de refugio del frío, pero sin embargo, sus intenciones no estaban lejos de ayudar a aquella desconocida, sino que él, solía hacer cosas que la gente no solía, como por ejemplo, aventurarse en entablar conversación con alguien a quien no conocía, o simplemente seguir caminos que alguien sensato no haría, ya que conociendo a aquel mundo tan extraño desde otros ojos, nada bueno podía salir de lo desconocido. ¿Se habría equivocado? Esa palabra jamás sería relacionada con su persona.

por Contenido patrocinado

Enchanté · Libre ·

Enchanté · Libre ·

Re: Enchanté · Libre ·

Re: Enchanté · Libre ·

Re: Enchanté · Libre ·