Confidence · Libre ·

por **Rejèan de Valois** Jue Feb 02, 2017 11:54 am

Era difícil no sentirse atraído por las cosas que la gente menos esperaba. Esas cosas sencillas y aparentemente invisibles a la gente normal eran las que me hacían sentir libre, aunque claro, ahora quedaba un tanto raro ya que aun seguía sin acostumbrarme a ser una persona digamos... Normal. Eso nunca lo sería. Algunos puede que me llamen crío, que soy muy mayor como para comportarme de dicha manera, pero sin embargo eran ellos los que se perdían una gran parte de la vida que la hacía meramente divertida, llena de sensaciones y sentidos que muy pocos se dignaban a entender.
Y eso es lo fácil de ser como soy, sin preocupaciones, sin dolores de cabeza ni obligaciones.... Buenno, no hasta ahora que he logrado encontrarme con mi hermana. Ella habrá crecido, pero para mí seguirá siendo la cosa más preciosa, pequeña y delicada que jamás he podido querer en la vida. Es extraño, pero jamás he sentido un sentimiento de protección tal y como lo tengo con ella. Fuera de eso, mis días en parís se han convertido en algo más divertido que al principio. Me encantan los olores, la gente y pero sin duda es el tacto de una mujer lo que sigo echando de menos. Ellas, son las que acarician tras las orejas y cuando estoy limpio incluso me hacen retozar de las cosquillas, pero ahora que volví a ser hombre... ¿Cómo será ésto? Puedo decir por primera vez en mi vida que no sé cómo actuar.

por **Xhexania Helsting** Vie Feb 03, 2017 4:08 pm

Se sentía como si tuviera una soga en el cuello, no importaba que tanto hacías para quitártela, ni si te regañabas a ti misma diciéndote que eras dueña de tu vida o de lo que te quedaba de ella. Como miembro de la inquisición a pesar de tener ciertas libertades, no era mas que un perro con un bozal que quitaban cuando necesitaban que mordiera. Sonrió irónicamente con cierto pesar, ella lo había elegido, nadie mas. Le dejaron algo de soga para correr hacia donde quisiera, en cuanto termino el trabajo del día, pero no se engañaba, apostaba su culo a que la estaban observando. - no es como si fuera a morder al primer idiota que me cruce – murmuro con desagrado entre dientes.

Estaba a un paso de ponerse a gruñir de la frustración, o de arrancarse unos cuantos mechones de negro cabello. Con una mano en el broche de la pesada capa de lana negra, prácticamente lo arranco deformándolo en el proceso, este fue seguido por la pesada tela húmeda que apestaba a sangre. Aun en la oscuridad y con la poca luz de la luna asomando por algunos tramos de arboles, distinguía el rojo oscuro adherido a la prenda. Dichosa su buena vista.

Le dio una ultima mirada antes de agacharse y tomar algo de tierra con la que limpiaría los restos de sangre que quedaban en sus manos, deseaba borrar ese olor cuanto antes, ya que no era suyo. Por lo que se alejo de allí con rapidez, tanta que casi pasa desapercibido el hombre. Parpadeo con cierta confusión, no esperaba ver a nadie fuera con este frio. Llevo ambas manos atrás, presionándolas en la espalda en parte ocultándolas. - y yo que pensé que seria la única que saldría con este frio – dijo sonriendo levemente. El viento no estaba a su favor, por lo que no podía notar nada que delatase la condición del macho frente a ella. Arrugo la frente de solo pensar en tener que enfrentarse a alguien mas por el día.

por **Rejèan de Valois** Dom Abr 02, 2017 5:04 pm

Era realmente casual el que pensando en mujeres, definitivamente una apareciese. Era extraño, pero eso jamás había sido problema para Rejèan, dejando siempre a un lado la posibilidad de peligro y dejándose llevar por el mero insitnto, lo que quería y cuanto quisiese hacer en aquel preciso intante. Algo que había tenido siempre era la facilidad para rastrear. Sin embargo, muchas de las cosas que percibía en el viento eran tan ácidas como el óxido de unas cadenas o tan dulce como un perfume natural, uno que esperaba haber sentido y que sin embargo no notó, como en la piel de las jovenzuelas que labraban y caminaban por la ciudad atareadas con sus quehaceres.

Rejèan se acercó y lo primero que hizo fué dedicar a la mujer una sonrisa amable, pero no abierta. - ¿Se ha hecho daño?- Preguntó y sin más dilación miró aquello que ocultaba la mujer. - Huele demasiado a sangre y sus ropas están manchadas de tierra. Si quiere la podría llevar a curarse, además, ésta no es una buena zona para estar, más aún tratándose de un día en el que puede que llueva.- Definitivamente él hubiese preferido rodar y retozar en el suelo embarrado, pero de igual forma aquella actitud le parecía curiosa y qué mejor que experimentar con alguien tan desconocido como lo era aquella mujer de ojos blanquecinos cual gato para él.
Rejèan se sintió extraño, ya que no era costumbre suya hablar de forma tan fina, teniendo en cuenta que él las heridas se las lamía pero la gente normal tenía otros procedimientos que él desconocía. La amabilidad la había aprendido rápido, ya que le era innata, aunque no poco familiar

por **Rejèan de Valois** Mar Mayo 02, 2017 4:17 pm

Era realmente casual el que pensando en mujeres, definitivamente una apareciese. Era extraño, pero eso jamás había sido problema para Rejèan, dejando siempre a un lado la posibilidad de peligro y dejándose llevar por el mero insitnto, lo que quería y cuanto quisiese hacer en aquel preciso intante. Algo que había tenido siempre era la facilidad para rastrear. Sin embargo, muchas de las cosas que percibía en el viento eran tan ácidas como el óxido de unas cadenas o tan dulce como un perfume natural, uno que esperaba haber sentido y que sin embargo no notó, como en la piel de las jovenzuelas que labraban y caminaban por la ciudad atareadas con sus quehaceres.

Rejèan se acercó y lo primero que hizo fué dedicar a la mujer una sonrisa amable, pero no abierta. - ¿Se ha hecho daño?- Preguntó y sin más dilación miró aquello que ocultaba la mujer. - Huele demasiado a sangre y sus ropas están manchadas de tierra. Si quiere la podría llevar a curarse, además, ésta no es una buena zona para estar, más aún tratándose de un día en el que puede que llueva.- Definitivamente él hubiese preferido rodar y retozar en el suelo embarrado, pero de igual forma aquella actitud le parecía curiosa y qué mejor que experimentar con alguien tan desconocido como lo era aquella mujer de ojos blanquecinos cual gato para él.
Rejèan se sintió extraño, ya que no era costumbre suya hablar de forma tan fina, teniendo en cuenta que él las heridas se las lamía pero la gente normal tenía otros procedimientos que él desconocía. La amabilidad la había aprendido rápido, ya que le era innata, aunque no poco familiar

por Contenido patrocinado

Confidence · Libre ·

Confidence · Libre ·

Re: Confidence · Libre ·

Re: Confidence · Libre ·

Re: Confidence · Libre ·

Re: Confidence · Libre ·