Ilusa inocencia /libre.

por **Nick Rhodes** Sáb Feb 04, 2017 10:20 pm

La función había sido entretenida, no lo negaría. Pero el rostro de La mujer jamás se daba el gusto de reflejar contento ante los presentes. Cuando la fama ya está generada, perderla por un simple desliz, un gesto amable hacia otros sería todo un desperdicio. Ella ya era conocida a lo largo y ancho de toda Europa por su complejo gusto, casi indescifrable para todos aquellos anfitriones que una y otra vez renovaban las formas de intento de agasajo hacia ella. Mientras algunos continuaban en aquel intento casi imposible, otros habían optado por rendirse asumiendo de una vez por todas que la vampira era una maldita caprichosa e insaciable mujer que jamás estaría conforme con algo.

- La obra se sintió fresca, hasta ciertamente interesante - susurró con aquel tono firme y casi inexpresivo de emociones hacia el organizador del evento, que contaba con una representación de “Edipo” del reconocido francés Voltaire y luego proseguía con un banquete en el que los interesados podían interactuar hasta con los mismos actores de la obra.

Si bien aquella singularidad en la velada no llamaba en absoluto la atención de Esa mujer en particular, ésta había optado por comentar a sus allegados que la idea era original. De sus labios, eso podría tomarse como un halago inmenso.

Arropada con las telas más exquisitas, traídas de recónditos lugares solo para la confección de sus atuendos, ella se paseaba delicadamente, casi como levitando entre los numerosos invitados que se detenían para saludarle, regalándolo los agasajos verbales que toda dama en la sala desease para sí. La Vampira era sumamente envidiada, pero eso era algo que ella asumía venía enlazado a la naturaleza de su Clan, que impregnaba a sus hijos de una apariencia visual tal que no existía ojos capaces de pasar tal belleza por alto. Pero claro estaba, todo beneficio tiene su contraparte y los susurros maliciosos a su espalda era algo que ya sentía como cotidiano. Si fuese por el, todas y cada una de esas chismosas no tendría cabeza para aquellas alturas, pero lamentablemente no todos los gustos eran tan fáciles de llevar a cabo, no sin represalias… Maldito Circulo Interno.

La polución sonora que tantas conversaciones simultaneas generaban ya comenzaba a molestar su fino, quien en un pestañeo había desaparecido silenciosamente en busca de un poco de aire fresco y paz. A veces ser el centro de atención agota mas de lo esperado…

Se adentró a la habitación contigua al salón principal donde se llevaba la velada, era uno de esos salones "escondidos". Una especie de biblioteca donde se presentaban un par de sillones aterciopelados y una mesita de té. Un lugar cómodo para relajarse con una lectura pensó para sí. Siguió adelante hasta detenerse frente al balcón de dicha recamara; allí encontraría su escape momentáneo.

El cielo se encontraba particularmente oscuro, y las estrellas casi imperceptibles. La luminosidad opaca de la Luna apenas bañaba con su brillo plateado los jardines que rodeaban a la mansión inglesa donde había sido invitada con el lujo que una persona como ella merecía.

Callada se mantuvo allí, permitiéndose sentir el soplar fresco de la brisa nocturna sobre su pálido, perfecto y gélido rostro. Repentinamente sus parpados se retrajeron, escucho un sonido a sus espaldas. Sabia que alguien estaba allí pero en ningún momento se despertó en ella la necesidad de voltearse.

Yo, estaba al acecho. Desde que la ví, supe que tenía que ser mi cena. Pobre ilusa...

por **Hellä Linna** Dom Abr 02, 2017 9:22 pm

Fue así como me acerqué y llame a la puerta de aquella habitación en espera de una respuesta, pero ella ignoró el llamado. Si ella pensó que me iba a dar por vencido se equivoco, un buen manjar nunca se me escapa y menos cuando me ha llamado tanto la atención.

No tuve que esperar mucho tiempo hasta que la escuche caminar desde lo que supuse ella se encontraba hasta la puerta y sin preguntar la identidad de quien llamaba me permitió entrar.

-¿Lo conozco?, fue su pregunta inicial.
-La verdad es que no señorita, mi nombre es Nick Rhodes.
Ella, en el acto típico de las mujeres de su clase social, levantó su mano y me la ofreció para que yo le diera un beso, lo cual hice y aproveche para embriagarme del dulce y tentador aroma de su sangre, liquido vital que cada vez ansiaba con mayor intensidad.

Pude notar como los latidos de su corazón se aceleraron a medida que mi tacto la acariciaba y note en ella atracción hacia mi.

Pero yo no pretendía hacer todo a la ligera, no señor, todo sería como lo había planeado desde que la vi en la función, por andar planeando me había perdido de un fabuloso espectáculo y tendría que pagar por haberme distraído.

-Aun no me ha dicho cual es su nombre.
-¡Oh! si perdóneme, es que estoy algo cansada y con un poco de jaqueca. Mucho Gusto Señor Rhodes, mi nombre es Sarah Deveraux.

Ese no era su verdadero nombre, sabía que me estaba mintiendo pero no me interesaba intimar con ella, lo único que deseaba es que fuera mi cena, y eso es en lo que se convertiría.

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