Paseo a caballo (privado)

por **Týr Von Streigner** Vie Feb 10, 2017 9:04 pm

Era un día tranquilo, como pocos habia tenido ultimamente, asi que decidí salir a caminar un poco por el lugar, luego de vagar por las calles pasé junto al bosque, me percaté entonces que nunca había paseado alli antes, tal vez por nostalgia, pero viviendo unos años en esa ciudad sin mucho tiempo para relajarme probablemente no me habia permitido perderme nuevamente en lugares naturales como aquellos, luego de deambular por un rato frente a el decidí adentrarme a descansar un poco del bullicio de la ciudad, mientras sentia como el tranquilo viento acariciaba los arboles y emitían con suavidad tranquilas melodias, me alejaba de mis problemas, mis inquietudes e incluso mi propia maldicion, cuando unos gritos inquietos ropieron la armonia de la brisa, salí de mi confortable tranquilidad para buscar la proveniencia de esa voz intranquila, entonces la vi buscando algo a su alrededor...pensé, "Maldicion, me aleje del bullicio de la ciudad para encontrarme con otro", pero debido a mi experiencia tanto con mi padre, como con mi maestro y en Londres, sabia que en cualquier lugar y momento habria de ser un caballero, no podia dejar pasar a esa doncella en tan apurada situación, asi que me acerqué con imponencia y le pregunté estando apenas a unos metros, al menos lo suficiente para que no se sintiera asustada
-Algo le inquieta señorita?-

por **Renata O. D´Souza** Miér Mar 29, 2017 4:07 pm

Intranquila iba y venía dentro de mi hogar, mis padres estaban planeando para mi una boda, una maldita boda concertada con un hombre que haría muy bien a su negocios, lo único que a ellos dos les importaba era el hacer crecer su empresa lo suficiente como para tener más y más poder. Si, de ese tipo son mis padres unos hambrientos de dinero y poder, siempre deseando tener más y más para así poder comprar y bañarse en lujos, poder aparentar entre la sociedad rica que son gente importante y por tal merecen ser respetados y alabados, pero son unos avaros y tacaños jamás dan para las limosnas o caridad, siempre mienten y engañan, incluso a las pobres criadas extorcionan y ahora me harán casar obligada con un tipo igual a ellos, no, no lo haré. Debo huir.

Huyo por las calles agitada, desesperada buscando alguien que pueda ayudarme pero solo veo más de ese tipo, siempre odie mi clase social nunca me sentí parte de ellos y aun así solo puedo correr en dirección opuesta, al menos hasta que una voz suave y tranquila me conforta un momento. El dueño de esa voz es un hombre de apariencia gentil, dudo al principio por si se trate de algún artilugio que he visto antes, pero no, su mirada y su preocupación es sincera, me aferro a él tratando de encontrar el aliento perdido -No, no me encuentro bien, podría ser usted tan amable de extender su mano y ayudarme, realmente necesito desaparecer de aquí- trago a consciencia sabíendo que estoy involucrando a un desconocido en mis problemas

por **Naomi / Kyle O´connell** Sáb Abr 22, 2017 9:53 pm

Los desconocidos y no tan desconocidos se agolpaban en la entrada de un tugurio lo suficientemente iluminado como para sacarme de mi abstracción. Al parecer la noche además de mágica, estaba siendo algo...movida. Quizás una pelea de bar? Un Striptease femenino que por la mañana muchos no recordarían por la resaca? Fuera lo que fuese mi curiosidad nata, no dejó que mis pies estuvieran quietos acercándome entre el suelo empedrado y ondeando un abrigo negro de cuello alto que cubría la mayor parte de mi cuerpo y mi rostro. No era ninguna de las dos cosas antes mencionadas. Un baile, el mismo tipo de baile que había visto en Oriente miles de años antes y que aún seguía existiendo para deleite de quienes lo miraran. Ensimismaba ver a aquella muchacha sobre el escenario con tan singular y hermosa vestimenta contoneando su cuerpo cual reptil entre las hojas, sus ojos se posaban sobre algún despistado chulo de manos grasientas y ese era su fin. Caía rendido a sus pies como un bebé cae ante una nana tierna y maternal. Una sonrisa apareció en mi rostro al verla. Estos humanos son tan influenciables...

Me abrí paso hasta la barra, pobremente iluminada que había al lado del escenario. El tabernero de aspecto típico y descuidado portaba un mandil de cuero, un delantal ensuciado de sangre y un puro de tamaño mordisqueado y maloliente asomaba de una boca que hacía tiempo había dejado de sonreir. Me miró con aire despreocupado y pensativo. Esperaba sin duda que le pidiera algo. -Absenta con algo de opio y azucar- Dije alzando mi voz un poco por encima de las voces de los clientes, los machos de pecho descubierto y los babosos que vestian de saliva las palabras y los cumplidos dirigidos a la bailarina, la cual hacía caso omiso.

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