No todos los caminos nos llevan a la libertad

por **Frany Lavoisier** Dom Feb 26, 2017 10:47 pm

Lugar: Mansión Lavoisier[/center]

Mi padre siempre está ocupado y nunca pasaba en casa, llegaba tarde vistiendo ropas extrañas y de una manera cariñosa para tratar con mi madre, aunque conmigo era más serio, sus primeras palabas cada noche eran “¿aprendió algo hoy o es tan ínutil como tu hermana?” ajá, si lindas palabras para una hija ¿verdad? Pero así eran las cosas con él, no podía culparlo el siempre quiso un niño y al final tuvo que bancarse una niña, que triste vida. Incluso ahora recuerdo sus palabras cuando era aún más pequeña que ahora.

“Qué, solo esto puede, si va a ser una Lavoisier tendrá que hacer algo más que solo esos pasos inútiles, le falta mas técnica, si fuera hombre lo entendería pero no, y jamás lo hará, es una decpción”

¡Oh si! Esas palabas me marcaron para siempre, quizás por esa razón siempre vivi alejada de ellos, siempre a mi manera, a mi ritmo propio, buscando mi libertad y propósito, pero hasta que eso ocurriese tendría que aceptar todo ese trato.

Quizás solo este juntando buenas cosas para mi próxima vida, o eso lo escuché en algún lado. La cuestión fue que cada día, a cada hora no había descanso para mí, siempre tenía que practicar la danza teatral para poder llevar el apellido en alto y con honor ser la representante de la familia, cada segundo era un infierno, un suplicio para mí que aunque pensara que no había cometido error, al parecer los cometía, en pequeñeces, pero mi madre siempre me exigió la perfección en cada momento y cuando lo lograba no había palabras alentadores o de espíritu solo su brote continuo de displicencia.

Igual seguiré buscando algún lugar para mi, mi verdadero sitio y el único en el que pueda ser yo sin tener alguna carga extra sobre mis hombros, solo mi libertad.

por **Frany Lavoisier** Mar Dic 19, 2017 10:17 pm

Siempre pense que mi vida sería sencilla pero aun así tuve que soportar la frialdad de mis padres, el ser molestada por mis hermanos y aun más aquellos momentos que vivi en casa

La respiración me falta, los pulmones se agitan fuertemente mientras corro con desesperación hasta llegar a la mansión. Jamás, jamás había llegado tan tarde siempre estuve para presenciar cuando mi señor se despertara, por razones que no mencionaré –las mejilla se tornan rojas al pensarlo– estoy a punto de llegar, podía ver la mansión a lo lejos y solo faltaba lo esencial darme un baño no quería que notará mi olor y menos que tuviera que alimentarse de mi de aquella forma.

Llegué, como pude, las piernas me tiemblan lo suficiente como para subir por las escaleras al piso superior y corre más entre los pasillos cual laberintos, vi su puerta ahora necesitaba un poco de agua y arreglarme un poco; alisé el cabello enmarañado junto al vestido, iba a tocar la puerta ya pero recordé mis mejillas, las pellizque los suficiente como para lastimarlas y que tomen un color natural, estaba perfecta, o al menos eso creía yo.

Mi corazón latía con fuerza, la noche por lo que tenía que calmarme o de lo contrario sería castatrófico para mi.

Toqué la puerta ingresando a la habitación, el aroma de mi maestro estaba más que presente por toda la casa y aunque muchos decían que era un aroma senil para mí era el aroma más embriagador del mundo, su presencia me ponía temblar tanto que ya comenzaron a fallarme las rodillas y el nudo en el estómago se hacía presente ¡oh no! Eso solo quiere decir algo. Lo último lo susurre acercándome a la cama lista para entregar al cena y lo que tendría que hacer, aunque no quisiera tendría que avisarle de las invitaciones, saludos y demás personajes que han venido a visitarlo en su ausencia y los engaños que usé para evitar que se quedaran más tiempo. Mi corazón volví a latir de solo verlo así tan indefenso que me daban ganas de besarle y jugar con él hasta que…hasta que amanezca nuevamente.

por **Frany Lavoisier** Miér Ene 24, 2018 11:54 pm

Una telaraña invisible y pegajosa de palabras es la que empieza a tejer la Reina de las Hipocresías. Una artimaña que busca consolidarse en el ambiente y así aferrarse a mí… invitándome a un pasaje oscuro, intentando remover aquello que no poseo, humanidad.

El tiempo se detiene ilusoriamente, congelando en el infinito la escena, mientras mis pensamientos inevitablemente se accionan reventando como burbujas de oscuro polvo de estrellas, dejando caer las migajas de vivencias que he tenido junto al ser que le debo todo. Sí, un respeto incalculable es el que tengo ante mí creador. Su mano me ha conducido por el camino del poder, de la sangre, de la gloria, del honor; algo que obviamente parece carecer la arpía que ante mí quiere hacerse grande. Si ella desea jugar con fuego, se equivoco de víctima, ya que el fuego es para los débiles, yo ahogo, consumo y desaparezco a mis retadores en las sombras, en la inmensa oscuridad de la que nadie regresa.

Mis ojos, cristales de azul escarchado se dilatan ante la intolerancia que genera la dama oscura, no sólo cuestiona mi sire, sino a un miembro distingo de los Lasombra, algo que claramente ella nunca podrá aspirar en la escuálida escalera de poderes de su ridículo clan, amantes de la belleza que nunca han resaltado por nada más que su egocentrismo.

-Así es, usted está en su derecho de clamar por el respeto en su casa, en sus tierras, ese… es un aspecto que no puedo cambiar. Más sin embargo…- un segundo de silencio se hace presente, no era más para degustar el dulce sabor de las próximas palabras que sin mencionarse ya se hacían punzantes, reflejándose claramente en la asfixiante oscuridad que de repente controla el lugar, sofocando la luz de los faroles hasta un mínimo de luminosidad, permitiendo que solo el brillo de la luna deje ver parcialmente el rostro del demonio que represento, un demonio de la noche

por **Frany Lavoisier** Sáb Mar 24, 2018 11:26 pm

La respiración me falta, los pulmones se agitan fuertemente mientras corro con desesperación hasta llegar a la mansión. Jamás, jamás había llegado tan tarde siempre estuve para presenciar cuando mi señor se despertara, por razones que no mencionaré –las mejilla se tornan rojas al pensarlo– estoy a punto de llegar, podía ver la mansión a lo lejos y solo faltaba lo esencial darme un baño no quería que notará mi olor y menos que tuviera que alimentarse de mi de aquella forma.

Llegué, como pude, las piernas me tiemblan lo suficiente como para subir por las escaleras al piso superior y corre más entre los pasillos cual laberintos, vi su puerta ahora necesitaba un poco de agua y arreglarme un poco; alisé el cabello enmarañado junto al vestido, iba a tocar la puerta ya pero recordé mis mejillas, las pellizque los suficiente como para lastimarlas y que tomen un color natural, estaba perfecta, o al menos eso creía yo.

Mi corazón latía con fuerza, la noche por lo que tenía que calmarme o de lo contrario sería castatrófico para mi.

Toqué la puerta ingresando a la habitación, el aroma de mi maestro estaba más que presente por toda la casa y aunque muchos decían que era un aroma senil para mí era el aroma más embriagador del mundo, su presencia me ponía temblar tanto que ya comenzaron a fallarme las rodillas y el nudo en el estómago se hacía presente ¡oh no! Eso solo quiere decir algo.

—Mi señor, es hora de que despierte no me obligue a usar otros métodos para sacarlo de la cama, quizás agujas o cosquillas—

Lo último lo susurre acercándome a la cama lista para entregar al cena y lo que tendría que hacer, aunque no quisiera tendría que avisarle de las invitaciones, saludos y demás personajes que han venido a visitarlo en su ausencia y los engaños que usé para evitar que se quedaran más tiempo. Mi corazón volví a latir de solo verlo así tan indefenso que me daban ganas de besarle y jugar con él hasta que…hasta que amanezca nuevamente.

por **Frany Lavoisier** Mar Abr 24, 2018 10:18 pm

Mi corazón estaba latiendo a más de mil por hora tanto que sentí que se saldría de mi pecho a caminar, o mejor dicho a saltar a las manos del dueño de esos ojos que me miran y derriten por completo, de aquel hombre que con una sonrisa me tiene develada por él colgando en un hilo deseando y soñando cosas insanas o impuras para una doncella. Si, si ya se me paso la hora del matrimonio y todo pero, pero realmente no me importan esas cosas si tan solo pudiera lograr que aquel hombre me vea como una mujer una mujer que se muere por besarlo, tocarlo y ser suya….dejamos ahí no más o me acoloraré

Sus labios me estaban matando aun con el dolor de la mordida no hacía más que excitarme y eso era malo para mí porque no solo mi corazón si no también mi cuerpo pedía a gritos que me lanzara a él, pero tenía miedo, miedo de ser rechazada por él, que me aleje y terminar demente en alguna esquina, aunque ¿se puede ser más loca de lo que estoy? No lo sé. Pero la culpa la tendría él. Si no más de ver mi sangre correr por su mentón, el tocar de sus labios, su lengua…me estaba desquiciando realmente y más con ese dolor punzando en la herida que desapareció lentamente

Tenía que encender las luces pero demoraba por una razón, si el veía el sonrojo en mi cara se daría a notar que estaba excitada por la mordida, por su presencia por tener que verlo de aquella manera al despertar. Dioses o quien sea que me de una mano para soportar o de lo contrario haría una locura, no, ya lo estaba haciendo al encender las luces tal como lo pidió, mi respiración agitada con mi pecho subiendo y bajando rápidamente, mi rostro rojo completamente hasta las orejas…mis labios apenas moviéndose al ver el rostro de mi amado, del amor de mi vida.

Mordí mi labio inferior susurrando esas palabras. Estaba loca o qué, estaba confesándome directamente a él. Demonios, demonios tenía que hacer algo. Caminé hasta el borde de la cama donde me arrodille prácticamente, mis ojos seguían perdidos en los de mi señor mientras mi mano se colaba por la mejilla de él sintiendo el frío de su piel que no hacía más que erizar la mía.

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